AguaTinta Nº27
La Locura - Agosto de 2017
La Locura - Agosto de 2017
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No sólo ante el señor de la comarca el loco disponía<br />
de un espacio privilegiado. También lo tuvo en el teatro,<br />
hasta el Renacimiento, porque era poseedor de una verdad<br />
inquietante y elusiva que se mantenía velada hasta el final<br />
de la obra. En las villas y castillos eran libres y, en muchos<br />
casos, eran mantenidos por la comunidad, a menos que<br />
se volvieran violentos y peligrosos: entonces llegaba<br />
para ellos el momento del ostracismo, en los límites de lo<br />
poblado, donde empezaba el terror de la oscuridad y la<br />
soledad.<br />
Pese a esa tolerancia, ya sea simbólica o físicamente,<br />
al loco se lo consideraba fuera del medio. Y en el siglo XV<br />
se los podía mandar a vagar río abajo en una barca por los<br />
canales de Flandes y Renania. Asiéndose de esa realidad,<br />
Sebastián Brant, publicó un extenso poema irónico sobre<br />
la sociedad: Das Narrenschiff (La nave de los locos, Basilea,<br />
1494), ilustrado por Durero y en el que luego Jheronimus<br />
Bosch, El Bosco, se basaría para su conocida obra.<br />
“Cualquiera viene informado sobre lo que ellos son<br />
se mira por bien en el espejo de los locos<br />
si uno bien se refleja, toma por verdad<br />
lo que no debe tenerse por sabiduría,<br />
presumir de sí mismo sin tener:<br />
no existe de hecho ninguno al que no falte algo<br />
o que pueda decir sinceramente<br />
que es sabio y no un loco”.<br />
Pero no fue hasta el Iluminismo –cuando la luz de<br />
la razón ubicó en las sombras todo lo que no estaba bajo<br />
su férula– que la locura fue relegada al encierro, tras las<br />
rejas y los candados. Los locos, tratados como prisioneros<br />
o criminales, pasaron a compartir destino, en la primera<br />
mitad del siglo XVII, con los ociosos sin recursos para<br />
mantenerse, los dilapidadores, los enfermos que no podían<br />
trabajar, los libertinos y las prostitutas.<br />
Sólo fue hasta el siglo siguiente que, en un acto<br />
inspirado en los principios de la Revolución Francesa, y<br />
en pleno desarrollo del Terror, en 1792, Phillipe Pinel, en<br />
Francia, y William Tuke, en Inglaterra, liberan a quienes<br />
por razones no mentales estaban en estos establecimientos<br />
y declaran que éstos dejarán de ser prisiones para<br />
convertirse en hospitales, donde los médicos y la sociedad<br />
tendrán el deber de sanarlos. Nace así lo que comenzaría a<br />
llamarse “tratamiento moral”.<br />
Ambos discursos, bajo la luz de la razón, despojarán<br />
a la locura del sentido que poseyó hasta el Renacimiento,<br />
y terminarán por encasillarla en los límites de una<br />
enfermedad.<br />
Y aquí, en este punto, es cuando nos introduciremos<br />
en el pensamiento del filósofo francés contemporáneo<br />
Michel Foucault.<br />
p Das Narrenschiff (La nave de los locos), vista general y detalles. Escultura del artista Jürgen Weber (1928-2007), realizada entre 1984 y 1987,<br />
situada en Núremberg, Alemania. Está inspirada en la ilustración de Alberto Durero (1471-1528) para la obra homónima de Sebastián Brant (1458-1521).<br />
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