AguaTinta Nº27
La Locura - Agosto de 2017
La Locura - Agosto de 2017
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La genialidad de la escultora<br />
Su manera de trabajar era muy innovadora. Rodin,<br />
que en un principio la corregía, con el paso del tiempo<br />
comprendió que ése era su estilo, imaginativo, original y de<br />
gran observación de la naturaleza humana y lo cotidiano.<br />
Buscaba el movimiento, logrando en el socavado de la<br />
pieza a modelar una vitalidad y una fuerza nunca vistas.<br />
Esculpía directo en el mármol, el que a veces mezclaba<br />
para jugar con los colores de la piedra. Es un trabajo arduo<br />
y difícil, que no admite errores por lo delicado y caro del<br />
material. Rodin, en cambio, esculpía primero en arcilla y<br />
después lo llevaba a la piedra.<br />
En suma, osaba probar técnicas nuevas, romper los<br />
esquemas de la escuela rodantina. Y, aunque la influencia<br />
fuese primero desde Rodin hacia ella, luego es Camille<br />
quien le muestra su intuitiva, poderosa e incluso febril<br />
manera de esculpir.<br />
En 1888 su obra Sakountala, inspirada en una<br />
leyenda india, recibe una mención de honor en el Salón de<br />
los Campos Elíseos. Trata de un amor desafortunado entre<br />
Sakountala y el rey Duchmanta, quien, caído de rodillas, le<br />
implora perdón por no haberla reconocido como amante<br />
ni tampoco al hijo de ambos. Esculpe en mármol la misma<br />
leyenda, llamándola Vertumno y Pomona. Y luego en<br />
bronce, llamándola El abandono.<br />
Pese al galardón, nadie le hizo pedidos. La figura<br />
omnipresente de su amante la perjudicaba, los pedidos<br />
iban dirigidos a él, aunque les pareciera genial el trabajo<br />
de ella.<br />
Tras un aborto obligado –se dice que por Rodin–,<br />
Camille sintió que era necesario alejarse de su maestro.<br />
También para hacer valer su obra en un medio artístico<br />
misógino. Logró independizarse instalando su propio<br />
taller. Después de una estadía en el Castillo de la Islette,<br />
en Azay le Rideau, crea La petite châtelaine (La pequeña<br />
castellana), busto de la hija de la dueña del castillo. Algunos<br />
atribuyen esta obra al deseo de sublimar la ausencia<br />
de maternidad. Más allá del contexto personal, el busto<br />
transmite la mirada entre ingenua y curiosa de la niña y,<br />
técnicamente, destaca por el drapeado de la trenza.<br />
La crítica especializada comenzó a aplaudir su<br />
labor, aunque con comentarios no exentos de misoginia.<br />
El propio Rodin había intentado un elogio con una frase<br />
que hoy reconocemos como lamentable: “tú esculpes<br />
como un hombre”, aludiendo a la fuerza masculina,<br />
considerada condición necesaria para ese extenuante<br />
trabajo. En los círculos artísticos, la fustigaban con críticas<br />
ácidas diciendo, por ejemplo, que era ayudada por Rodin<br />
(aunque hacía tiempo que no trabajaban juntos) y que sus<br />
esculturas, tan bien acabadas, no podían ser obra de una<br />
mujer. Incluso bustos suyos fueron firmados por Rodin al<br />
momento de la fundición del bronce, autoría que hoy está<br />
rectificada. Rodin también declaró: “Yo le mostré dónde<br />
encontrar el oro, pero el oro que encuentre es totalmente<br />
de ella”.<br />
Camille Claudel no sólo esculpió piezas de grandes<br />
dimensiones, sino también de alta complejidad, rompiendo<br />
los códigos de sus tiempos. Innumerables son sus croquis,<br />
obras en yeso, mármol y bronce. Entre ellos destacan, por<br />
su destreza, belleza de movimiento y representación de la<br />
realidad, Clotho, que retrata una de las parcas en la imagen<br />
de una decrépita mujer, símbolo de la vejez y la muerte; El<br />
vals, en la que una pareja danza casi al punto de perder<br />
el equilibrio, en un movimiento muy bien realizado;<br />
L’age mur (La edad madura), de una extraña belleza,<br />
que representa el alejamiento de la juventud. Algunos la<br />
simplifican diciendo que interpreta la vida sentimental<br />
de Claudel y Rodin. Las dobles lecturas son válidas, tanto<br />
la autobiográfica como la inspiración literaria, mitológica<br />
y psicológica, que se funden en un resultado artístico<br />
sorprendente.<br />
Reconocimiento y caída<br />
A propósito de que, en el período en que vivió la<br />
escultora, las mujeres que comenzaban una actividad<br />
considerada masculina eran catalogadas como andróginas,<br />
la comisaria o curadora de arte María López Fernández,<br />
en una ponencia titulada Camille Claudel: todo en contra,<br />
argumentó que esas seudoteorías científicas estaban<br />
influenciadas por la neurofisiología, y citó al naturalista<br />
Herbert Spencer quien creía que si la mujer usaba su<br />
“reserva de vitalidad” en actividades intelectuales podía<br />
quedar estéril. Estas corrientes positivistas y darwinianas<br />
influyeron en la sociedad de la época de la primera etapa<br />
como escultora de la joven Claudel, cuando se pensaba que<br />
las mujeres debían abocarse a oficios relacionados con la<br />
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