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Una parada en la Macaronesia (I)<br />
102<br />
que agrupa todas las especies de poliquetos<br />
bentónicos citados para las costas caboverdianas,<br />
en el marco del proyecto “Evaluación<br />
de los recursos naturales litorales de las<br />
islas de Cabo Verde” realizadas en <strong>19</strong>96-97<br />
y la campaña Cabo Verde <strong>19</strong>99 del proyecto<br />
“Macaronesia 2000”; el referido elenco<br />
incluye 213 especies, la mayoría de ellas<br />
macrofaunales, siendo la familia mejor representada<br />
Syllidae, con 51 especies, muchas<br />
de ellas de la fracción meiofaunal (López<br />
& San Martín, <strong>19</strong>94) como resultados<br />
más destacables de la “I expedición Ibérica”<br />
a las islas de Cabo Verde.<br />
A la luz de ese primer catálogo, el modelo<br />
biogeográfico revela una gran afinidad<br />
con el área atlanto-mediterránea, con<br />
la que comparte el 25% de las especies,<br />
seguido de los elementos de Senegal y el<br />
golfo de Guinea, un <strong>18</strong>%, con un bajo<br />
porcentaje de endemismos, 2%. Sin duda,<br />
manejamos referencias provisionales que<br />
pueden cambiar a medida que el esfuerzo<br />
investigador se haga más notable en las<br />
áreas costeras de mayor concentración de<br />
corales y en el infralitoral profundo.<br />
<strong>LA</strong> ICTIOFA<strong>UNA</strong> DE CABO<br />
VERDE: <strong>UNA</strong> BIODIVERSIDAD<br />
SINGU<strong>LA</strong>R<br />
La ictiofauna caboverdiana presenta un<br />
marcado carácter tropical, con una elevada<br />
biodiversidad y un considerable número de<br />
endemismos (Brito et al., 2007; Wirtz et al.,<br />
2013; Freitas, 2014), patrones muy bien representados<br />
en Sal, la isla que nos ocupa.<br />
Biogeográficamente se compone de una<br />
combinación de modelos de distribución<br />
en la que dominan las especies guineanas<br />
o distribuidas por el Atlántico oriental tropical,<br />
seguidas por las anfiatlánticas tropicales<br />
y subtropicales, las pantropicales, las<br />
distribuidas por sectores cálido-templados<br />
del Atlántico oriental, las endémicas y, por<br />
último, un pequeño e interesante grupo de<br />
especies insulares solo compartidas con las<br />
islas macaronésicas (Azores, Madeira, Salvajes<br />
y Canarias) (Brito et al., op. cit,), como<br />
por ejemplo Mureana augusti, Bodianus<br />
scrofa y Mycteroperca fusca.<br />
Wirtz et al. (2013) registran un total<br />
de 315 especies hasta 60 m de profundidad,<br />
incluyendo las pelágicas, la gran mayoría<br />
presentes en la isla de Sal, pero el<br />
número total de especies para el conjunto<br />
de los hábitats marinos probablemente se<br />
acerque a las mil, pues se sigue registrando<br />
la aparición de especies en cada nuevo<br />
estudio e incluso de especies nuevas para<br />
la ciencia (Freitas, op. cit.).<br />
El número de especies endémicas supera<br />
la veintena (Brito et al., 2007; Wirtz<br />
et al., 2013; Freitas, 2014) y ha crecido<br />
notablemente en tiempos recientes con<br />
el estudio de la fauna de los ambientes<br />
crípticos costeros (Freitas, 2014). Las<br />
especies de fondo litorales, como era de<br />
esperar, son las que presentan mayor tasa<br />
de endemicidad, destacando los blénnidos,<br />
góbidos y espáridos; entre estos<br />
últimos cabe mencionar que son tres las<br />
especies de sargos (Diplodus) endémicas.<br />
Área protegida de Costa da Fragata, lugar de desove de la tortuga boba.<br />
Conchero de Persististrombus latus en Calheta Funda, suroeste de la isla.<br />
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Paisaje protegido de Buracona, en el noroeste de Sal.