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Aguja colinegra y vuelvepiedras en descanso y aseo (salinas de Santa María).<br />
Sobre la biota de la isla de Sal (Cabo Verde)<br />
168<br />
Correlimos tridáctilo (ad. priv.).<br />
Chorlitejo grande ( ♂ ad. ver.).<br />
dra de Lume (las mejor conservadas y vigiladas),<br />
las salinas de Santa María y su vecino lago<br />
de Cabeça Salina (ambos en deplorable estado<br />
de conservación), así como los pequeños y<br />
temporales humedales de Parda, Murdeira y<br />
Bahía do Algodoeiro, saladares muy maltratados<br />
que sirven de escombreras. Todos ellos,<br />
como también la Reserva Natural de Punta<br />
de Sinó, representan áreas idóneas para el descanso<br />
y alimentación de aves migratorias, un<br />
atractivo para naturalistas y ornitólogos profesionales<br />
venidos de toda Europa como observadores,<br />
anilladores o simples aficionados<br />
“birdwatchers”. Deben tener un tratamiento<br />
especial, fácilmente compaginable con las visitas<br />
guiadas para escolares y naturalistas, un<br />
aula de la naturaleza.<br />
Las plusvalías que generan los grandes<br />
superficies hoteleras dedicadas al turismo de<br />
lujo deben repercutir en la población salense,<br />
en especial en el cuidado al medio ambiente,<br />
la mejora de las infraestructuras poblacionales<br />
locales y la sanidad. Debe ser una exigencia,<br />
con un seguimiento estatal pleno de luz y taquígrafos.<br />
Lo contrario pasa por convertir este<br />
menguado territorio en un estercolero que colapsará<br />
en poco tiempo.<br />
DEDICATORIA Y<br />
AGRADECIMIENTOS<br />
Boletín de la Asociación Amigos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife<br />
Ofrecemos nuestro esfuerzo investigador al<br />
noble pueblo insular de la República de Cabo<br />
Verde, con el que nos sentimos hermanados y<br />
al que rendimos respeto. Un archipiélago muy<br />
singular en la tierra y en el mar, rebosante de<br />
biodiversidad y necesitado de la ayuda y comprensión<br />
internacionales para lograr el ansiado<br />
desarrollo sostenible de su frágil territorio.<br />
En nuestra mente ocupa un lugar destacado<br />
el ornitólogo y conservador de vertebrados<br />
del Museo de Ciencias Naturales<br />
de Tenerife, Guillermo Delgado Castro,<br />
que participó activamente en el empeño.<br />
Loor a su memoria.<br />
Una buena parte de nuestras expediciones<br />
y proyectos de investigación fueron financiados<br />
por el Organismo Autónomo de<br />
Museos y Centros del Cabildo de Tenerife,<br />
fundamentalmente el emblemático y exitoso<br />
MACARONESIA 2000, del Museo de<br />
Ciencias Naturales de Tenerife. Otros muchos<br />
han sido autofinanciados por los propios<br />
investigadores, contando con ayudas<br />
paralelas de algunas empresas: Madroño de<br />
Tenerife, Sand and Sea Resorts y Binter Canarias.<br />
Nuestra gratitud a todas ellas.<br />
Sería prolijo una lista pormenorizada de<br />
todos(as) los(as) naturalistas, científicos y<br />
personal técnico y ayudante que, de alguna u<br />
otra manera, han estados ligados a los diversos<br />
proyectos y expediciones a Cabo Verde, especialmente<br />
a “MACARONESIA 2000”. Vaya<br />
para ellos(as) nuestro sincero agradecimiento.<br />
Gloria Ortega Muñoz, Pedro Oromí<br />
Masoliver y Antonio Machado Carrillo resolvieron<br />
algunas dudas entomológicas.<br />
Fernando Hernán Reguera nos ilustró en algunas<br />
peculiaridades geológicas. Guillermo<br />
García Díaz colaboró de forma importante<br />
en la obtención de algunas referencias bibliográficas<br />
y acompañó a uno de los autores<br />
(R. Barone) en sus viajes por el archipiélago<br />
de Cabo Verde, incluida la isla de Sal. Juan<br />
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<strong>MAKARONESIA</strong>