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Restauracion ecologica ecosistemas nativos

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RESTAURACIÓN ECOLÓGICA PARA ECOSISTEMAS NATIVOS AFECTADOS POR INCENDIOS FORESTALES<br />

obstante, la degradación y hasta eliminación de comunidades post-fuego es evidente y cada vez más<br />

sostenida. La vegetación tiende a disminuir y el matorral semixérico ya recubre más del 50% de las<br />

colinas del relieve occidental de Chile central. Esta formación es fundamentalmente un resultado<br />

de la transformación del ecosistema primitivo a causa de los incendios forestales (Quintanilla &<br />

Castro, 1998).<br />

Otras agrupaciones consideradas como el producto final de la degradación sucesiva del matorral<br />

primitivo corresponden al espinal de A. caven y al matorral bajo, con dominio de Baccharis rosmarinifolia<br />

(romerillo). Estas dos agrupaciones, al desarrollar una fisonomía abierta, mantienen un estrato<br />

herbáceo muy abundante, el cual se seca en verano. Estas agrupaciones actualmente cubren una<br />

gran parte de la superficie de la Región de Valparaíso, lo que incide fuertemente en la ocurrencia<br />

de incendios en estos sectores. A proposito, incendios en estos sectores provocaron la combustión<br />

total de los estratos herbáceo y arbustivo, y alrededor de un 50 a 60% del estrato arbóreo. Además<br />

los suelos de las quebradas con pendiente superior al 15% evidenciaron claras muestras de procesos<br />

erosivos (Quintanilla & Castro, 1998). En las comunidades recién incendiadas se encontró un alto<br />

desarrollo herbáceo atribuible tanto a la liberación de semillas retenidas por las plantas como a la<br />

germinación de las semillas transportadas desde fuentes vecinas, o bien que permanecían latentes<br />

en el suelo. E. paniculatum (chupalla), M. hastulata y B. rosmarinifolia, tendieron a colonizar los espacios<br />

abiertos dejados por el fuego, actuando así como pioneras. Entre los arbustos, M. hastulata,<br />

P. mitiqui y B. rosmarinifolia demostraron una mayor capacidad de recuperación y colonización, no<br />

así Baccharis paniculata (chilca), T. trinervis, C. odorifera, Adesmia phylloidea y Adesmia arborea. Como<br />

arbustos tolerantes se pueden mencionar a P. chilensis, P. mitiqui, B. rosmarinifolia y B. paniculata. Las<br />

especies introducidas invaden hábitat de especies nativas como A. celastrina, Q. saponaria, B. miersii<br />

y C. alba, aunque algunas nativas también pueden colonizar nuevas áreas, por ejemplo P. mitique y<br />

las especies del género Baccharis. En zonas húmedas, la mayor invasión es efectuada por Chusquea<br />

cumingi, también lo hace Rubus ulmifolius pero en menor magnitud. Sólo Puya berteroniana (Chagual)<br />

y J. chilensis parecieran no ser afectadas de manera importante por el fuego (Quintanilla & Castro,<br />

1998). También se detectó que en las áreas de arbustos recuperados después del fuego, se desarrolla<br />

una gran cantidad de flores en la primera estación de crecimiento, lo que puede ser atribuible en<br />

parte al aumento de la intensidad lumínica a la que quedan expuestas las plantas. Araya & Ávila<br />

(1981) registran un área foliar de las hojas de arbustos rebrotados post-fuego mayores que aquellas<br />

de individuos presentes en la zona control. Esta diferencia desaparece con el tiempo y se debería al<br />

efecto mineralizador del fuego.<br />

El reestablecimiento o colonización vegetacional tras un incendio, puede verse facilitado por la<br />

acción de las aves (Rodríguez & Vargas, 1997). En el matorral y bosque esclerófilo de Chile, tanto M.<br />

hastulata como T. tetrandrus poseen frutos dispersados por ornitofauna. Las semillas de T. tetrandrus,<br />

tienen además el potencial de soportar incendios. De esta forma, el esquema sucesional de invasión<br />

de espacios vacíos, corresponde a una colonización por T. trinervis y M. hastulata junto a los rebrotes<br />

de las especies preexistentes y más tardíamente se incorpora B. linearis. Tanto T. trinervis como M.<br />

hastulata poseen un fuerte desarrollo inicial post-fuego, que declina tras el tercer año, favoreciéndose<br />

especies rebrotadas como L. caustica (Villaseñor & Sáiz, 1990a).<br />

Según Villaseñor & Sáiz (1990b), el efecto del fuego sobre la vegetación herbácea es dependiente<br />

de la combustibilidad, de la condición de anual o perenne de la especie, de la intensidad y frecuen-<br />

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