Restauracion ecologica ecosistemas nativos
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CAPÍTULO 7:<br />
Conceptos de Priorización de Hábitats, Sucesiones<br />
y Modelos Ecológicos.<br />
La restauración ecológica de hábitats o <strong>ecosistemas</strong> degradados es un componente de creciente<br />
importancia para la conservación biológica, ya que algunos hábitats han sido tan severamente degradados,<br />
que su conservación requiere necesariamente el desarrollo de iniciativas tendientes a su<br />
recuperación (Primack & Massardo, 2001). Sin embargo, y como generalmente ocurre en el ámbito<br />
de la conservación biológica, los recursos son limitados (Wilson et al., 2006), por lo que el desarrollo<br />
de metodologías que permitan priorizar aquellos hábitats o <strong>ecosistemas</strong> que necesitan medidas urgentes<br />
de conservación puede ser una herramienta clave para destinar los esfuerzos de restauración<br />
de forma eficiente (Palik et al., 2000).<br />
7.1 Priorización de Hábitats<br />
Las metodologías utilizadas en el área de la conservación biológica para priorizar hábitats han sido<br />
diversas y basadas en diferentes enfoques según los objetivos planteados y las escalas de trabajo<br />
(Redford et al., 2003; Brooks et al., 2006). Sin embargo, por lo general las iniciativas de priorización,<br />
ya sean para rehabilitación, restauración y/o conservación, comparten el hecho de incluir diferentes<br />
criterios, que al ser combinados entregan un valor de prioridad para el área en cuestión (Marjokorpi<br />
& Otsamo, 2006). Estos criterios usualmente se encuentran basados en información científica, sin<br />
embargo su selección e importancia relativa generalmente incluye la opinión de expertos, lo que da<br />
a la priorización una naturaleza tanto objetiva<br />
como subjetiva (Palik et al., 2000; Rodríguez & Young, 2000; Cipollini et al., 2005).<br />
Los criterios seleccionados dependerán en gran medida del ¿por qué? y ¿para qué? priorizar.<br />
En este sentido pueden haber iniciativas que responden a situaciones de crisis (reactivas), mientras<br />
otras buscan evitar que se llegue a situaciones críticas (proactivas) (Brooks et al., 2006). Por ejemplo,<br />
algunas iniciativas de priorización proactivas, como los «Centros de Diversidad de Plantas» (Davis<br />
et al., 1997), buscan mantener aquellas eco-regiones que aún conservan una gran diversidad y endemismo<br />
de especies, mientras otras, denominadas reactivas, como los «Hot-Spots» de Biodiversidad<br />
(Mittermeier et al., 1997; 2004) y las «Eco-regiones Críticas» (Hoekstra et al., 2005), buscan evitar<br />
que zonas de alto valor ecológico sigan deteriorándose por la presión antrópica. Así las iniciativas<br />
reactivas, a diferencia de las proactivas que se basan mayoritariamente en el valor actual del hábitat,<br />
también deben incluir criterios que establezcan el grado de deterioro y amenaza en el que se encuentran<br />
las zonas evaluadas (Brooks et al., 2006). Dentro de las variables que suelen ser utilizadas para<br />
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