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DIALOGOS EN LA MORGUE

El desarrollo de la novela se realiza en una morgue, la que sirve de sala de reuniones a unos seres extraños y con el poder de convocar el pasado. En una de las paredes de la morque hay una pantalla donde aparecen, intermitentemente, los personajes para contar sus respectivas versiones de los hechos. El nombre principal de la novela es “Diálogos en la Morgue” y lleva el Subtítulo de “Jennifer: Historia de un Adulterio” La obra relata la historia de ese adulterio.

El desarrollo de la novela se realiza en una morgue, la que sirve de sala de reuniones a unos seres extraños y con el poder de convocar el pasado. En una de las paredes de la morque hay una pantalla donde aparecen, intermitentemente, los personajes para contar sus respectivas versiones de los hechos. El nombre principal de la novela es “Diálogos en la Morgue” y lleva el Subtítulo de “Jennifer: Historia de un Adulterio”
La obra relata la historia de ese adulterio.

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1


Derechos de autor protegidos por ley<br />

Registro de depósito legal: 4-1-1681-07<br />

Derechos de autor:<br />

Resolución Administrativa Nro. 554/2007<br />

I.S.B.N 978-99954-0-267-9<br />

Dedico esta obra con el cariño, el respeto y la admiración que siento por<br />

todas las mujeres del mundo: las de ayer, las de hoy, las del mañana.<br />

Ésta es la historia de una de ellas.<br />

1


El Ritual<br />

(En una morgue cerrada y desierta el silencio se hace espacio,<br />

espacio-tiempo, como el perfil de algún espíritu<br />

Sólo los pensamientos resuenan, hasta que vienen los moradores<br />

de las dimensiones no develadas y empiezan el ritual<br />

Los cadáveres, apilados en tren de exterminio crematorio, renuevan<br />

los álgidos hálitos de muerte que plasman la vida<br />

Los hombres, de negro y las mujeres, de blanco, pintan una<br />

acuarela de luz embriagada alrededor de la mesa:<br />

La mesa: inmensa, caobiana, ostia lunar en un andarivel de sombras<br />

y de claros; de claros y de sombras<br />

Círculo donde el dodecaedro estampa la última de las formas<br />

La voz del mando alumbra la conciencia todavía helada de los<br />

asistentes y despierta el eco dormido en las paredes)<br />

Empecemos el Ritual, el que evoca el Estado Puro del Ser<br />

El Ritual que invoca el Estado de Existencia por igual<br />

El que lo conjura desde la corola donde florece el tiempo<br />

El Único que cabe en una eternidad o en un segundo<br />

2


Cóncava hagamos la mente para que refleje con lealtad<br />

Cóncava hagamos la mente y viva la intuición<br />

Estrecha hagamos la diferencia de ayer, hoy y mañana<br />

Estrecha hagamos la aparente diferencia<br />

Consagremos la Ceremonia, así podamos ser consagrados<br />

Consagremos la Ceremonia Vital<br />

Empecemos el Ritual de la Vida y de la Muerte<br />

Recibamos la vida como recibimos la muerte<br />

¿Quiénes son los nuevos huéspedes de la última morada, del<br />

lugar donde se adereza el próximo banquete del gusano?<br />

Un marido inquisitivo y victimador de la causa del celo; suicida<br />

después, en justa distribución de su sentido de justicia<br />

Por lo visto, otro que tenía el honor en la testosterona y la<br />

ética depositada en la entrepierna de su mujer<br />

Que hable el victimador suicida<br />

Que diga su testimonio ante sí y ante lo ignoto<br />

(A pesar de que el cuerpo del victimador-suicida está en la pila<br />

de cadáveres, con un brazo colgando -péndulo de gravedad siniestra-<br />

su imagen, la que refleja sus mejores tiempos, aparece<br />

en la gran pantalla, dominando toda la pared frontal, cubierta<br />

ahora de fondo blanco, con esa personalidad que parece hecha<br />

3


para inhibir todo y a todos, especialmente ahora que muestra<br />

una calma que exaspera)<br />

Nada habréis de reprocharme, excepto el haber detenido<br />

por tanto tiempo la bala vengadora: tardé tres largos minutos<br />

en decidirme al lanzamiento desagraviador. He tomado decisiones<br />

mucho más importantes acerca de la fusión de dos empresas,<br />

en la mitad de ese tiempo, perdido en un extraño intento<br />

atrevido de vacilación<br />

No estamos para el reproche; lo estamos sí para la pregunta<br />

inevitable: ¿por qué? ¿Por qué una muestra tan letal de<br />

desatino, en medio de una vida que tenía en su panorama todos<br />

los posibles horizontes?<br />

Porque era necesario. Una estrategia de vida se formula<br />

con la misma pulcritud que exige un plan de adquisición de alguna<br />

empresa: nada debe fallar en el acto de señalar la presa, ni<br />

en la respiración con que se concretan los términos ya delineados<br />

con antelada intención<br />

(La pantalla, hecha de la gama completa de los blancos, camaleón<br />

al revés, tomaba la textura de gamas múltiples para resaltar<br />

la figura del personaje)<br />

¿No tenía una reputación que defender y fortalecer? ¿No tenía<br />

la admiración incondicional de mis compinches? ¿No tenía su<br />

lealtad para guardar los secretos hasta el momento oportuno y<br />

hablar bien de mí, de mi valentía, de mi inteligencia y de mis<br />

cualidades, ante todas las chicas conocidas y por conocer? (el<br />

orgullo se personifica en la silueta que, en movimientos pausados,<br />

traza rasgos abstractos en el fondo de la pantalla) Mi vida<br />

4


en el colegio fue plena de aventuras y de experiencias sublimes.<br />

Siempre fui un ejemplo de autoconfianza; más bien, de extrema<br />

autoconfianza, dirían mis profesores. Hice lo que un estudiante<br />

audaz hace. Allí me preparé para la vida: nadie estudió tanto<br />

como yo; nadie puso en sus ejercicios físicos tanto empeño como<br />

puse yo. Sabía que a la par de la mente, debía entrenar mi<br />

cuerpo. Nunca sería débil, siempre sería fuerte. Obtuve mi<br />

primer cinturón negro en Artes Marciales cuando cumplí los 15<br />

años; desde entonces nunca dejé de practicar y subir en los<br />

peldaños que llevan de un dan a otro; de una nueva seguridad a<br />

otra<br />

¿ ...?<br />

Discipliné mi mente. También me hice indiferente al dolor.<br />

Cuando recibía un golpe lo absorbía con la misma naturalidad<br />

con que se recibe una palmada o una noticia acerca de la muerte<br />

de un soldado en Afganistán. Nunca experimenté nada especial<br />

al golpear a un rival o a un enemigo; cuando lo golpeaba sentía<br />

que en vez de ladrillo o de madera, era una masa de carne y<br />

huesos la que crujía bajo mis golpes: eso, carne y huesos, nada<br />

más. Nunca participé en un deporte de conjunto; siempre escogí<br />

el que se hacía individualmente. Practiqué tenis y natación porque<br />

sabía que algún día me servirían para llevar adelante mi vida<br />

social y en vez de gimnasia, tomé las artes marciales<br />

¿...?<br />

No; nunca abusé de nadie. Más bien, defendí a muchos. A<br />

propósito, debo decir que la mayor parte de las peleas que sostuve,<br />

tuvieron como causa la defensa de alguien que estaba<br />

siendo abusado con desventaja. El abuso gratuito siempre me<br />

pareció una muestra de estupidez; yo no podía ser estúpido: ni<br />

de una ni de otra manera<br />

5


Vemos que vuestra vida de niño y de adolescente fue una<br />

época de entrenamiento para librar las batallas que, según vos,<br />

vuestro destino os presentaría. Nacisteis, al parecer, con el<br />

don de prever y de obrar en consecuencia. Sin embargo, hay<br />

algo que acucia nuestros cerebros, impeliendo a que hagamos la<br />

pregunta urgente: conocidas las actitudes para con vuestros<br />

amigos, es preciso saber ¿cómo eran las relaciones con vuestros<br />

padres?<br />

Mi padre asumió mi autosuficiencia con gran orgullo. A cada<br />

nuevo rumor que le llegaba de mí o a cada nueva revelación de<br />

mi parte, sonreía con orgullo que no deseaba disimular (las estañas<br />

repetían un movimiento de asombro ante el recuerdo evocado<br />

con algo parecido al cariño) A veces me le acercaba y le<br />

decía que algún día yo sería como él<br />

No, hijo; serás mucho más que yo; mucho más que el 99 por<br />

ciento de la población del mundo.<br />

─…yo lo veía como un guerrero que sabía que la vida era la<br />

agenda de los combates y que le gustaba que yo me preparara<br />

con anticipación. Quise a mi padre con el cariño que un hijo<br />

siente por el padre perfecto<br />

¿...?<br />

Adoraba a mi madre. Habría dado cualquier cosa por ella;<br />

habría renunciado a cualquier cosa por ella; habría hecho cualquier<br />

cosa por ella (la dureza de la mandíbula cedió en un intento<br />

de anular todo lo que pudiera ser amenazador y dar paso a<br />

todo lo que podría ser ternura) Yo estaba allí para protegerla.<br />

Mi padre y yo estábamos para amarla y protegerla. Amarla,<br />

protegiéndola; y protegerla, amándola. Sin embargo, cuando es-<br />

6


tábamos solos, ella parecía sentir que yo era el que necesitaba<br />

ser protegido; que ella sí se bastaba siendo lo que era, estando<br />

donde estaba y teniéndonos a nosotros. Nunca pidió nada. De<br />

niño, después de escuchar mi relato de una pelea con algún<br />

grandote, o de esperar con la tarea terminada en las respuestas<br />

de un test de inteligencia traído por mi padre el día anterior,<br />

solía hacer que apoyara mi cabeza en su regazo y decirme<br />

que algún día comprendería que el ser valiente significaba también<br />

vivir con los sentimientos; que vivir era vivir los momentos<br />

en que somos felices sin saber por qué. Ya en mi adolescencia,<br />

me decía que realmente no estaba segura de que yo sería verdaderamente<br />

feliz algún día. Me pedía que no me olvidara de<br />

que todos necesitamos siempre de alguien:<br />

-si no hay alguien por quien vivir, hijo, nadie sabrá de nuestra<br />

felicidad; nunca la veremos reflejada, ni en el rostro ni en la<br />

actitud de nadie.<br />

Yo le contestaba que los tenía a ambos: a ella y a papá<br />

-nos tienes ahora, pero algún día tendremos que marcharnos<br />

y no quiero que te quedes solo. Nada es peor que la soledad,<br />

nada es peor que darse cuenta que no dejamos alguna huella<br />

nuestra en el corazón de alguien y que nadie deje un rastro<br />

en el propio corazón, porque entonces queda cubierto por el<br />

polvo, como un mausoleo que nadie visita<br />

Nunca pude entenderla. Nunca comprendí que alguien podría<br />

necesitar de otra persona para ser feliz, excepto de mi madre<br />

y de mi padre. Pero seguí amándola y cuidando de protegerla,<br />

7


cuidando de cuidarla (a medida que rememoraba a los seres<br />

queridos de su infancia, una niebla de cansancio parecía envolverlo,<br />

debilitándolo progresivamente)<br />

Percibimos que el cansancio ha fatigado vuestro cuerpo y<br />

que la energía de vuestra mente vaga por el infinito, buscando<br />

la energía plena. Id. Volveremos después, cuando sintáis que las<br />

fuerzas del ser todavía laten en vos con todo su esplendor<br />

(La pantalla se apaga y los presentes vuelven a la actitud inicial)<br />

Sigamos con el ritual<br />

Sigamos<br />

El mundo de la Ilusión tiene todos los reflejos<br />

La Ilusión es de los sentidos<br />

Todo está reflejado, forjado, devuelto por la Mente<br />

Los sentidos perciben la montaña no como es<br />

Sino como la perciben<br />

Sólo la Mente sabe que la Montaña es algo que no es<br />

Los sentidos ven al Ser, la Mente ve la Existencia<br />

La Mente ve la Existencia sólo a través de la Intuición<br />

La Mente ve al Ser a través de la IntuRazón<br />

Veamos al Ser en su ritual circular de la evolución<br />

8


Veamos al Ser de ayer y al ser de hoy<br />

−Ahora es el turno de la mujer que fue víctima del feminicidiosuicidio,<br />

para que nos cuente la primera parte de su versión<br />

(Su imagen aparece y, al hacerlo, hace que hasta la pantalla retroceda<br />

para apreciarla mejor. Es una mujer para quien lo hermoso<br />

es pequeño, puesto que es bella. Los rasgos de su rostro y<br />

de su cuerpo sólo expresan la textura de un alma que debió ser<br />

plácida, querible, adorable...)<br />

…por favor, ya no quiero que se me juzgue. Fui juzgada como<br />

hija, como hermana, como novia y como esposa, sin contar<br />

los juicios que, sobre mi memoria deben estar lloviendo de todos<br />

los cielos… por favor, ya no lo hagan<br />

no estamos aquí para juzgaros, Señora; lo estamos para que<br />

digáis vuestro testimonio; quizá haya alguna mujer que quiera<br />

compararlo con el suyo; quizá haya millones de mujeres que<br />

deseen hacerlo<br />

sólo quise ser feliz por lo menos una vez; eso quise... me<br />

atreví a intentarlo cuando todo ya parecía perdido y yo, condenada<br />

a morir de vida (mira algún punto a su derecha en la pantalla)<br />

de niña, fui el vaso de cristal que se pone en el escaparate<br />

para el disfrute de los demás; eso era... sin embargo, yo tenía<br />

que limpiar el cuarto de mi hermano, lavar la ropa de mi<br />

hermano y ceder mis deseos a los de mi hermano… no me importaba;<br />

ya estaba acostumbrada a la idea de que debía acostumbrarme<br />

a ser mujer, por lo que cumplía los preceptos sin mucha<br />

pena, aunque siempre con preguntas sin respuesta... por supuesto<br />

que debo reconocer que mi hermano se trenzaba a puñetazos<br />

9


con cualquiera que se atreviese a molestarme o a hablar mal de<br />

mí… pero creo que lo hacía para demostrar su valentía y la eficiencia<br />

con la que supuestamente me protegía (no había rencor,<br />

ni en la voz, ni en el tono, ni en la emoción del rostro; sólo había<br />

cambios de resplandores en los rasgos; cambios de tonos dulces<br />

a otros tonos también dulces: era una mujer hecha de pedazos<br />

de azul) tenía tres cosas que adoraba y que realmente sentía<br />

mías: mi perrito (se llamaba Espúler (Spooler)) mi tortuguita<br />

(se llamaba la Loca Hortensia) y mi muñeca (doña Clotilde)<br />

Cuando estábamos los tres, nada era mejor, puesto que teníamos<br />

la tranquilidad de las horas que danzaban para nosotros, en<br />

una especie de flujos que iban y volvían para llevar y recoger<br />

más tiempo… Espúler era el gran alborotero, especialmente<br />

cuando anunciaba que ya había llegado la hora de salir. Entonces<br />

lo hacíamos, de tal manera, que a los transeúntes debió parecerles<br />

la caravana de vanguardia que anunciaba algún pequeño<br />

circo de pueblo: Espúler iba al frente, marcando sus territorios<br />

con inspecciones de gran estratega; atrás quedábamos la Loca<br />

Hortensia, yo y doña Clotilde, para llevar el paso de la tortuguita…<br />

con intermitencia de minutero, Espúler volvía hacia nosotros<br />

y lamía la caparazón de la tortuguita... no; no era para que<br />

se apurase, sino para hacerle saber que no se preocupara, que<br />

tenía todo el tiempo de la mañana para hacerlo (o de la tarde)<br />

luego se volvía a mí para asegurarse de que todo estuviera en<br />

orden, como diciéndome que no me preocupara, que él estaba<br />

allí para protegerme… al final, cuando creía que no habría ningún<br />

problema, tornaba a su inspección y a la tarea de marcas<br />

nuevos territorios o de remarcar aquéllos que hubiesen sido<br />

irrumpidos (la ternura de la mujer hecha imagen hacía ruborizar<br />

la pantalla. Su mirada parecía tener densidad cuando la di-<br />

10


igía a algún lugar) en la escuela encontré un ambiente hostil,<br />

especialmente por parte de los niños, quienes molestaban a las<br />

niñas como si fuera un deber que debían cumplir con gran esmero;<br />

así nos tiraban de las trenzas, ponían insectos y batracios<br />

en nuestras mochilas (eso nunca me causaba inquietud ni<br />

zozobra, realmente) y muchas otras cosas que consideraban serían<br />

desagradables para nosotras… todos se parecían a mi hermano;<br />

todos parecían haber sido hechos para hacer lo mismo<br />

(de pronto, sus facciones iluminaron de colores la pantalla) pero<br />

fue en la escuela que conseguí una amiga; amiga que fue amiga<br />

mientras tuve vida… desde entonces estuvimos juntas y aumentaron<br />

los miembros de la comitiva de los paseos con Espúler, la<br />

Loca Hortensia y doña Clotilde… mi amiga tenía también su perrito,<br />

al que aceptamos como parte de la comitiva… se llevaba<br />

muy bien con Espúler, aunque éste fue muy desconfiado al principio;<br />

seguramente se preguntaba si no era un peligro para mí o<br />

para la Loca Hortensia o para Doña Clotilde… cuando se convenció<br />

de que más bien nos traía una alegría adicional, Espúler dejó<br />

su natural recelo y lo consideró uno de los nuestros<br />

(Percibir una sonrisa que denota pena, melancolía, frustración y<br />

resignación, es como tomar una mirada y pretender asirla entre<br />

las dos palmas)<br />

─aprendí a tocar el piano, pues mamá decía que una dama debía<br />

saberlo a costa de cualquier cosa… también aprendí el arte<br />

de bordar y de cocinar… por lo general, lo que cocinaba lo disfrutábamos<br />

mi amiga, Espúler, la Loca Hortensia y yo, que también<br />

lo hacía por doña Clotilde… así, creo que mi niñez transcurrió<br />

más bien plácida, como el agua de la fuente que había en<br />

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una de las tantas y hermosas plazas de mi ciudad (baja la cabeza,<br />

como tratando de ocultar algo que pugna por salir desde los<br />

recuerdos) después vino el descubrimiento de ser mujer al sentir<br />

y también al palpar el propio cuerpo… ya era importante<br />

lucir bien para que los chicos nos vieran… algo raro ocurrió entonces:<br />

los mismos chicos que habían atormentado nuestra estadía<br />

en la escuela, eran ahora los que pugnaban por acompañarnos<br />

a la casa o pedirnos salir con ellos… mi amiga era mucho<br />

más consciente del cambio y le daba mayor importancia que yo…<br />

siempre estaba pendiente de la presencia o de la ausencia de un<br />

chico, de sus propias palpitaciones y de su transformación gradual<br />

en una chica a quien ya no querían tirarle de las trenzas,<br />

sino, tocarle los senos… yo también sentía la inquietante urgencia<br />

con que las manos de los muchachos querían recorrer mi<br />

cuerpo; pero no les permitía… las profesoras ya nos habían advertido<br />

que eso pasaría; también nos habían mostrado las diferencias<br />

de las hormonas y del papel que nosotras desempeñábamos<br />

en su diario alboroto… yo ansiaba que un chico me acariciara,<br />

pero no encontraba el que debía ser apropiado para mí<br />

(se sonroja y, al hacerlo, un color nuevo se desprende de alguna<br />

gama agitada) en general, me sentía muy extraña y muy incómoda,<br />

sabiendo que cualquier chico que me besara, estaba teniendo,<br />

al mismo tiempo, una erección… en el colegio vi muchas cosas<br />

todavía temerarias para mí: besos que abarcaban mucho<br />

más que la boca; manos apuradas y temblorosas perderse bajo<br />

las faldas de mis compañeras; manos ansiosas que recorrían<br />

cuerpos vacilantes, buscando algo que, al parecer, nunca encontraban…<br />

todo eso vi y aún más, en los nocturnos de los veranos,<br />

en los crepúsculos de los inviernos, en las tardes de la primavera<br />

y en las horas del otoño… en los días de todos los días y en<br />

12


los comienzos de las noches de todas las noches… todo eso vi…<br />

también lo escuché cuando las chicas comentaban sus experiencias<br />

y las comparaban entre sí… en realidad, comparaban no sólo<br />

sus experiencias con un solo galán, sino también las que experimentaban<br />

con diversos chicos: algunos, al parecer, eran los<br />

agresivos y “salvajes”; otros, más calmos… los había quienes<br />

embestían de entrada y, por último, aquellos que eran los “zonzos”,<br />

los que nada hacían a pesar de las oportunidades que supuestamente<br />

se les daba (el cómo decía su verdad era algo que<br />

no podía olvidarse… había en cada palabra un remanso de quietud<br />

y de paz; las palabras se desplazaban de sus labios como<br />

una gama de tonos acordes y libres al mismo tiempo, cada una<br />

gozando del mensaje que llevaba y embelesada en su propia melodía)<br />

mi amiga gustaba de los enredos amorosos y comentaba,<br />

con gran libertad, lo que hacía con los muchachos en la intimidad,<br />

o lo que los muchachos le hacían… cuando hablábamos sobre<br />

el tema, siempre surgía el asunto del desenfado que tenían<br />

los varones para comportarse del modo que les parecía más cómodo<br />

para cualquier situación… por ejemplo, recuerdo una vez<br />

que estábamos en una fiesta de cumpleaños de una de las chicas<br />

de mayor nivel económico en el colegio… en un momento determinado,<br />

cuando todos estábamos bailando, se escucharon<br />

rudos golpes en la puerta de entrada; eran dos amigos que pugnaban<br />

por entrar... cuando la anfitriona en persona abrió la<br />

puerta para ver quienes interrumpían de ese modo, los intrusos<br />

hicieron lo posible por abrirla del todo… la anfitriona, a su vez,<br />

pretendía cerrarla, pero los otros habían puesto el pie entre la<br />

puerta y el dintel:<br />

no fueron invitados, les gritaba a viva voz, la dueña de la<br />

fiesta<br />

13


no importa, comprendemos que se olvidaron de hacerlo, no<br />

somos rencorosos, le respondían los otros dos… el forcejeo siguió<br />

hasta que los no invitados lograron entrar… algunas amigas<br />

comentaban sobre la sinvergüenzura de los muchachos, especialmente<br />

cuando los dos foráneos ya bebían, comían y bailaban<br />

con las demás como si nada hubiera ocurrido… una chicha nunca<br />

podría hacer eso, decían las más criticonas… y era cierto; particularmente,<br />

yo jamás podría haber ido a una fiesta sin estar<br />

invitada y mucho menos, forcejear en la puerta para que me<br />

dejaran entrar… pero los varones parecían ser inmunes a la opinión<br />

de los demás y así la pasaban de maravilla dondequiera que<br />

estuviesen (una sonrisa de ternura se hace color en su rostro y<br />

la luz se agolpa en los corazones de todos quienes escuchan)<br />

tuve varias oportunidades para constatar que los varones no<br />

dan mayor importancia al asunto de la vergüenza, excepto<br />

cuando tiene que ver con su masculinidad… una vez, mi amiga y<br />

yo estábamos en el autobús de la escuela… mi amiga había discutido<br />

con su enamorado por asuntos de infidelidad de parte de<br />

él, quien, después de la felonía, había hecho todo lo posible para<br />

disculparse, intentos que habían encontrado un fuerte atajo<br />

en la actitud de mi amiga, que, si bien no quería romper del todo<br />

con él, sin embargo, como ejemplo de escarmiento, deseaba<br />

dejarlo en el congelador por algunos días… el autobús se había<br />

detenido por la luz roja; el galán vio que mi amiga estaba en el<br />

interior, entonces desde la esquina, a grito desenfrenado, rogó<br />

a la señora que guiaba el bus para que le abriera la puerta; la<br />

conductora le hizo señas de que no podía, dado que no estaban<br />

en una parada oficial; el chico juntó las manos en señal de plegaria<br />

y empezó a rogar con mayor fuerza, la conductora le hizo<br />

señas negativas por segunda vez; el chico se hincó en la acera y<br />

14


adoptando la posición de los musulmanes, empezando a hacer<br />

reverencias levantando los brazos y luego tocando con la frente<br />

las baldosas de la acera, como si estuviera implorando al mismo<br />

Alá (los presentes empezaron a representarse la imagen de alguien<br />

en plena calle implorando con la frente pegada al suelo y<br />

el trasero en altorrelieve) los estudiantes se agolparon alrededor<br />

de él; la gente que pasaba por allí hizo lo mismo; todos empezaron<br />

a pedirle a la conductora que le abriera la puerta, hasta<br />

que ésta no tuvo más remedio y le franqueó la entrada con<br />

una sonrisa entre divertida y resignada a la situación… al ver<br />

eso, mi amiga dijo:<br />

parece que estos sarnas tienen el exclusivo privilegio de ser<br />

sinvergüenzas impunemente<br />

me imagino que no debe caerte mal que un chico haga esas<br />

cosas, con tal de acercarse a ti<br />

lo que hace no le causa ninguna vergüenza ni, por lo tanto,<br />

esfuerzo alguno…<br />

−…al final, el sarna terminó acercándose a nosotras, pero<br />

cuando lo hacía, mi amiga me pidió que nos riéramos de algo que<br />

supuestamente yo le estaba contando, cosa que hicimos con<br />

gran muestra de histrionismo… todo se reducía a fingir que no<br />

nos importaba la presencia del infiel… pero no era él alguien a<br />

quien la indiferencia pretendida o genuina de una persona pudiera<br />

desanimarlo… en medio de nuestras risas, cada vez más<br />

histéricas, nos tocó el hombro con el dedo índice para hacernos<br />

saber de su presencia, al mismo tiempo que me pedía que me<br />

15


etirara para hacer conocer también, a quien debía conocer, el<br />

motivo de esa presencia… me levanté, con gran consternación<br />

de mi amiga, pero creí que el chico se merecía otra oportunidad...<br />

inclusive llegué a pensar que eso, lo que mi amiga llamaba<br />

sinvergüenzura, formaba parte del atractivo particular de los<br />

chicos… si no fueran así, me dije, muchos romances no se concretarían<br />

y muchas reconciliaciones permanecerían frustradas<br />

en el fondo de los ánimos femeninos (su rostro era toda una<br />

gama de pequeños resplandores que acentuaban o velaban alguna<br />

expresión que todos adivinaban como irremediablemente<br />

nostálgica) mi hermano se fue a la Universidad… algunos días<br />

antes lo había visto ya con cierto temor; él, que se jactaba de<br />

que nunca tenía miedo de nada, ahora parecía más preocupado…<br />

a mí me tocaba aún el penúltimo año de bachillerato, aunque ya<br />

no sentía la ansiedad y el excesivo temor de los primeros años<br />

(de pronto, su silueta parece cambiar, no de forma, sí de actitud;<br />

se vuelve más sólida, más “presencia”, más vital) mi hermano<br />

volvió de vacaciones de Navidad… no había pasado seis<br />

meses desde su partida y sin embargo lo noté diferente… sus<br />

movimientos, antes tan cortantes y arbitrarios, parecían ahora<br />

más serenos y calmados… abrazó a mi padre y a mi madre…<br />

cuando me tocó el turno, lo hizo con una dulzura tan grande y<br />

una ternura tan profunda que me conmovió como nunca lo había<br />

hecho hasta entonces… luego me miró, con un velo que bien podía<br />

ocultar cariño como pena o melancolía… desde entonces me<br />

trató de forma muy diferente; al día siguiente de su llegada me<br />

aprestaba a arreglar su cuarto, como lo había hecho siempre,<br />

por instrucciones de mi mamá, pero ahora él me tomó de la<br />

mano, me miró muy profundamente y me dijo que nunca más<br />

permitiría que yo hiciese algo que le correspondía hacer a él y<br />

16


que más bien se sentiría feliz de hacer algo por mí… fuimos<br />

amigos desde entonces; grandes amigos... me contaba algunos<br />

detalles sobre su estadía en la universidad y de lo que ofrecía<br />

ser universitario es un privilegio; también es la última oportunidad<br />

de hacer una que otra cosa indebida y quedar aún impune<br />

(la mujer de la pantalla, siendo la misma, trae consigo alguna<br />

epifanía que entibió con hálito de brisa mágica el alma de todos)<br />

−…al abordar el avión de regreso a la Universidad, me dijo:<br />

cuánto siento no haberte querido como debía; no en el sentimiento,<br />

pues siempre te quise, sino en mostrar mi cariño por<br />

ti… yo sé que siempre creíste que no me importabas; pero eso<br />

no era cierto, siempre te quise, pero los hombres somos tan<br />

imbéciles, que muchas veces no sabemos cómo expresar el cariño<br />

que sentimos por alguien… es cierto que las veces que me<br />

trencé a puñetazos para defenderte, lo hacía porque consideraba<br />

de mi deber el hacerlo; pero lo hacía siempre pensando en<br />

ti, no en la familia o en mi prestigio… fuiste muy delicada, de<br />

facciones finas y bellas… los muchachos me decían que parecías<br />

sacada de algún cuadro de un pintor de vírgenes... el avión partió<br />

y yo creí haber ingresado en una nueva dimensión, en un<br />

nuevo prisma con que era preciso ver el mundo; pero sentí también<br />

que el cristal estaba algo empañado todavía … presentí que<br />

mi hermano quería decirme algo que en ese momento yo no podía<br />

percibir con claridad; supe que eran los años, los que tenían<br />

la misión de cambiarnos del modo cómo lo habían hecho con mi<br />

hermano; en todo caso, intuí que el cambio sólo se daba en quienes<br />

habían nacido con la predisposición a aceptarlo en el mejor<br />

sentido de la palabra (hubo un silencio que pareció traer un há-<br />

17


lito de serenidad renovada en la pantalla que cobijaba su figura)<br />

no quisiera hablar de mis padres; sólo decirles que él era<br />

como cualquier otro padre normal: me quería y su modo de expresarlo<br />

era preocupándose de que yo no fuera víctima de algún<br />

chico que me arrebatara “mi honra de mujer”, parecía obsesionado<br />

con la idea de que alguna noche de fiesta yo volviera con la<br />

ropa a jirones, despeinada, toda pintarrajeada, tatuada con alguna<br />

sonrisa siniestra y anunciando a todos, que el desfloramiento<br />

mortal ya se había llevado a cabo en la intimidad dudosa<br />

de un auto aparcado en medio de un parque arropado en tinieblas<br />

naranjas y negras (por vez primera, hay un signo de sombra<br />

en algún vértice del hasta entonces rostro fluido, un rasgo<br />

que parecía el responsable de forjar el comentario sardónico<br />

que cambió la frecuencia de la atmósfera del ambiente) mi madre<br />

vivió con la urgencia de prepararme para mi destino final:<br />

ser el ama de casa perfecta y así conservar al que algún día sería<br />

mi marido... nada más tengo que decir sobre eso<br />

os notamos cansada Señora; ¿tal vez querríais tomaros un<br />

breve descanso, para permitir que los recuerdos se corporicen<br />

otra vez en imágenes vivas y deseosas de desgranarse en vuestra<br />

memoria?<br />

sí<br />

(Las voces se trasladaron de la pantalla a la platea donde los<br />

cadáveres yacían y los mortales continuaban con su reunión de<br />

los viernes)<br />

Convoquemos otra vez al victimador<br />

Lo convoquemos otra vez<br />

18


(La pantalla se llena otra vez con la figura del hombre que, a su<br />

vez, parece considerar como algo natural que la pantalla se llene<br />

con sólo él. Había arrogancia en su presencia, pero no una<br />

arrogancia cualquiera; más bien una arrogancia que surgía de<br />

una personalidad que era recibida y rechazada, al mismo tiempo.<br />

Alguien a quien deseamos tener en el avión que anuncia el<br />

paro de un motor en pleno vuelo, porque sabemos que estando él<br />

presente nada malo puede ocurrir; pero también es alguien de<br />

quien huimos instintivamente, cuando no hay peligro, como agobiados<br />

por una presencia que parece robar la nuestra)<br />

─Sabemos que en la millonésima de segundo que dejasteis la<br />

pantalla, tuvisteis tiempo de clasificar, con gran eficiencia, tus<br />

recuerdos<br />

Los recuerdos son como puntas de agujas imantadas que<br />

punzan con avidez continua; son también bordados de algún<br />

mantel de prima-vera que testimonian el trabajo de quien les ha<br />

dado la textura y el color, atributos que lucen a la luz de alguna<br />

felicidad escondida<br />

¿Podrían ser pinturas que pinten figuras extrañas, nunca<br />

adheridas a la piel del que los convoca?<br />

Cuando los recuerdos traen los momentos vitales, no hay<br />

color extraño que deforme las formas<br />

Por favor, seguid. Nada podemos dudar que esté en ti o<br />

venga de ti. Sabemos que lo que decís es tan cierto, o de veras<br />

creéis que lo es, como que pasado, presente y futuro son uno y<br />

diferentes<br />

La Universidad siempre ha sido la contraparte adecuado de<br />

las academias griegas, de las pirámides egipcias y de los tem-<br />

19


plos donde los grandes iniciados se han iniciado. Todos los<br />

alumnos de la escuela secundaria que piensan ser más que los<br />

demás, piensan en la Universidad como los delfines piensan en<br />

el momento en que serán coronados. Hay una imagen de velo y<br />

de fuego, de llama y de cáliz, de bruma y de cielo en la imagen<br />

que tenemos de la Universidad. No todos llegan; no todos los<br />

que no llegaron merecían no llegar; no todos los que llegaron<br />

merecían hacerlo. Winston Churchill lo expresaría con gran<br />

temperamento y sabiduría: cuando un joven colega de su mismo<br />

partido se glorificaba al descubrir que su curul, como miembro<br />

de la Cámara de los Comunes, limitaba con el del gran bulldog,<br />

éste le contestó: “escucha bien; los primeros seis meses te<br />

sorprenderás de haber llegado aquí; después te sorprenderás<br />

de cómo pudieron llegar los demás”… en la manera de forjar mi<br />

manera de ser, siempre he tenido en cuenta la figura del infaltable<br />

cigarro. Lo único que nunca pude igualar fue la certera<br />

sutileza de su sentido del humor: era demasiado para mí. Yo no<br />

estaba dispuesto a jugar a la finura del sarcasmo, despreciaba<br />

demasiado a mis enemigos para darles esa distinción<br />

¿ ...?<br />

Me atraía sobre todo su personalidad, la personalidad churchillana.<br />

Era frondosa y sobria en la simultaneidad; jovial y anciana<br />

en el mismo instante; lúcida y pícara al unísono. Pero<br />

siempre astuto (aquí se sorprende de sus propias palabras, a las<br />

que pretende atrapar de vuelta de un zarpazo emocional) les<br />

ruego que no confundan su astucia con la del mercader cuyo objetivo<br />

es lograr un mejor precio; no era tan vulgar ni detestable,<br />

más bien participaba del que fortalece a la madre que debe<br />

engañar al verdugo para salvar a su hijo. Aún la astucia tiene el<br />

privilegio de la preciosa precariedad, pues tiene diferentes ri-<br />

20


etes que la salvan de la condena a la que la sometería la permisiva<br />

promiscuidad de una ausencia definitoria<br />

¿...?<br />

... elegir una profesión es una tarea que exige años, largos<br />

momentos de autoconocimiento y de preguntas perspicaces:<br />

¿para qué sirvo? me gusta? tengo vocación? vale la pena...? preguntas<br />

que atraen las respuestas en fila disciplinada y discriminatoria.<br />

Aprendí el gran secreto: se sabe que uno tiene vocación<br />

para algo, cuando se entera que le pagarán por hacer lo que<br />

haría gratis, por el placer de hacerlo<br />

¿ ...?<br />

mi madre quería que fuera médico, pero yo no tenía la predisposición<br />

natural. Por alguna razón que aún desconozco, y<br />

creo que nunca conoceré, no puedo tocar a la gente, excepto a<br />

mi esposa o a mis padres. Hay una repulsión en este acto de<br />

acercamiento físico, que nunca pude controlar. El contacto con<br />

la gente, especialmente si son hombres, me molesta en extremo:<br />

Huyo de los lugares congestionados y del roce de pieles en<br />

cualquier ocasión. Con esos melindres, era del todo imposible<br />

que escogiera la medicina como mi campo de actividades. No<br />

puedo imaginarme auscultando a un anciano; pasando mi mano<br />

por un cuerpo que se hace rugoso, o de una piel que está pegada<br />

al hueso, dando la impresión de una tela emplástica que envuelve<br />

pedazos óseos con olor de carne seca. Me daría la sensación<br />

de estar quitándole a la muerte la presa que hace tiempo ha<br />

elegido como suya; de estar arrebatando a la fosa la escualidez<br />

que el gusano reclama como suya<br />

(Su rostro es la personificación del asco, en el que la repulsión<br />

parece haberse hecho gesto incuestionable)<br />

21


─…no podría asistir a un parto, porque me moriría de horror<br />

y de asco al comprobar que el lugar del cuerpo femenino donde<br />

tenemos el máximo gozo, es también algo así como una tumba<br />

del que se expulsa un feto tatuado de flemas y de sangre. No,<br />

no podría ser médico<br />

(La imagen del médico de provincia, de aquél que cura el cuerpo<br />

y es amigo de los vecinos, del que escucha todos los síntomas,<br />

del que pregunta por la familia del enfermo, del que recibe gallinas<br />

como honorarios, pareció pasar a la historia en una marcha<br />

que la tecnología y la competencia hacían forzada)<br />

─¿la ingeniería?<br />

─la ingeniería me gustaba mucho, en cualquiera de sus especialidades.<br />

Siempre fui muy bueno en matemáticas y sentía una<br />

placentera atracción por ver una obra que cobraba vida a medida<br />

que la idea se objetivaba en los planos y éstos, en la realidad<br />

(sus manos construyen la idea que nace en la visión anticipada)<br />

¡Eso si es crear de verdad: tener una represa en la cabeza y<br />

verla luego descolgándose por sus cascadas!. Recordemos que<br />

las Pirámides estuvieron en la una neurita antes de asentar su<br />

majestad en las arenas y asombrar a los hombres por más de<br />

cuatro mil años. Pero no tengo ningún afecto a las actividades<br />

de campo: mi hábitat es una oficina<br />

(Se evoca las grandes construcciones, las maravillas del mundo,<br />

las inmensas represas, cristales de agua que se resolvían en<br />

burbujas de colores a lo largo de las caídas inclinadas; los subterráneos<br />

y los espectaculares caminos; edificios que respira-<br />

22


an directamente desde las nubes, jets supersónicos, balanzas<br />

que pesan el átomo, máquinas que aceleran los electrones, máquinas<br />

que fragmentan el diseño del cerebro para encontrar algún<br />

tumor oculto...)<br />

─¿militar?<br />

─nunca podía haber sido militar; para mí es inconcebible que<br />

alguien tenga que esperar órdenes para actuar, para decidir,<br />

para vivir<br />

(Figuras de uniformados que trotan al compás del uno-dos; unodos;<br />

uno-dos; que dicta otro uniformado; seres anónimos camaleonados<br />

en un mismo uniforme y que tienen prohibida la iniciativa<br />

propia)<br />

─…yo creo que nadie es tonto por ser militar; más bien<br />

postulo que se es militar porque se es tonto. En cuanto a la profesión<br />

de abogado, declaro que está hecha para quienes han<br />

desarrollado el arte de vivir de las desgracias ajenas; La política<br />

parecía avenirse bien a mi personalidad, excepto por la necesidad<br />

de aprender a reptar en vez de andar y a ser un pedazo<br />

moviente hecho de servilismo y de astucia<br />

─seguramente el sacerdocio ya estaba eliminado<br />

─detesto a los serviles, tanto como a quienes llevan la astucia<br />

hasta el grado de la perversión. En esto, nadie le gana al cura.<br />

Ser cura es ser la expresión fatídica y brutal de la astucia<br />

llevada a su máximo nivel de maldad<br />

─¿la física, la química, las matemáticas...?<br />

─me atraían en principio, pero tenían el inconveniente de que<br />

me ofrecían un gabinete de investigación o una cátedra en algu-<br />

23


na universidad. El gabinete de investigación es demasiado solitario<br />

para mí. A pesar de que no aguanto el contacto de otros<br />

seres, necesito saber que están ahí. Los necesito como un firme<br />

recordatorio de que no estoy solo en el planeta y también como<br />

una imperiosidad de tener alguien importante que vea lo que<br />

hago y cómo logro los objetivos. En cuanto a la cátedra, decidí<br />

que yo no tenía la vocación ni el interés de transmitir nada a<br />

nadie: ni el conocimiento sistematizado, ni la motivación para<br />

convertirse en un gran hombre. Yo sólo estaba dispuesto a ser<br />

un líder de gente formada y a quien había que reformar para la<br />

tarea concreta. La economía me parecía atractiva: estudiar la<br />

actividad humana que trata de lograr cada vez más por me-nos;<br />

tener la responsabilidad de concebir y ejecutar la política económica<br />

de una nación y contrastar la teoría con la práctica en<br />

una especie de gran laboratorio en que se convertía un país y<br />

todo lo demás, pero había un gran pero, tendría que trabajar<br />

para el Gobierno y yo detesto trabajar para el Gobierno (hay<br />

una pausa, la que exige la evocación de los recuerdos que atropellan)<br />

En este quita y toma con el gran sumario de las ciencias,<br />

me decidí por la Administración de Empresas. No sería todo un<br />

país al que usaría como experimento, pero, por lo menos, tendría<br />

una gran empresa; más aún, una súper corporación cuyos<br />

reflejos llegarían hasta el confín mismo de los horizontes del<br />

planeta. Así fue cómo me inscribí en la Facultad de Ciencias<br />

Empresariales, cumpliendo de este modo con la primera de las<br />

tres tareas más importante que debía realizar, después de mi<br />

llegada a la Universidad<br />

vemos que escogisteis vuestra profesión con la meticulosidad<br />

con que un joyero escoge la perla que adornará la vitrina de<br />

los más deli-cados regalos, algo que vuestra personalidad, por lo<br />

24


visto, exige y logra, no importa el tamaño ni la textura de los<br />

eventuales obstáculos. Sin embargo, queda aún por saber si la<br />

vocación estaba al servicio de la oportunidad o si ésta servía de<br />

asidero a la primera<br />

vocación y oportunidad fueron una sola bocanada de aire<br />

para el soplo que daría comienzo a la acción<br />

así lo entendemos; ahora queremos recordaros que habéis<br />

hablado acerca de la urgencia de cumplir con cuatro tareas al<br />

ingresar a la universidad. La primera fue dicha, explicada y ratificada,<br />

pero las demás aún guardan su oportunidad<br />

(Sonríe: pícaro y juguetón)<br />

─tenía que hacerles saber quién era yo, cómo era yo y que<br />

tendrían que esperar y no esperar de mí. Ya dije anteriormente<br />

que la reputación propia es lo primero que un hombre debe forjar<br />

en cualquier nuevo hábitat. La ocasión se me presentó cuando<br />

participé del ritual de inicio como miembro de una de las<br />

fraternidades. Después de cumplir con lo que el reglamento imponía,<br />

se hizo una celebración muy rociada de alcohol y matizada<br />

de marihuana, a la que todos se adhirieron con buen contento<br />

y mejor disposición. De pronto, uno de los iniciados sacó un<br />

revólver, metió una bala en uno de los cilindros, puso el tambor<br />

en su lugar después de haberlo hecho girar y apuntó el caño del<br />

arma en su sien derecha para jalar del disparador. La probabilidad<br />

de que se metiera un balazo en la cabeza era de un quinto.<br />

Todos quedaron muy impresionados y la atmósfera pareció convertirse<br />

algo así como un gigante ecran, donde el nuevo héroe<br />

del revólver se transformaba en el personaje más alabado de<br />

esa fiesta y como el hombre imprescindible en las venideras<br />

25


(Sus ojos parecen encenderse ante la perspectiva de que alguien<br />

fuera más que él, no importaba dónde; y sus manos discurrían<br />

argumentos adelantados para mostrar la imposibilidad de<br />

que él lo permitiera)<br />

─…así, que antes de que la imagen del héroe se consolidara<br />

en el ambiente, tomé el arma, saqué el cartucho usado, agarré<br />

dos balas, encajé una en el primer cilindro que encontré, hice<br />

dar vueltas el tambor y cerrando los ojos introduje la otra, al<br />

azar, en otro agujero del tambor al cual hice girar otra vez, para<br />

luego presionarlo con mi palma y dejarlo en su lugar. De inmediato<br />

dirigí el caño hacia mi sien y realicé el primer disparo.<br />

El “clic” del percutor fue más bien inocuo, ante la espera del<br />

próximo... hay momentos en que parecería que el sino del hombre<br />

se empeñara en demostrar que los antojos del azar hacen<br />

que el ser sea piltrafa o sea realmente Hombre. Cuando ya<br />

apretaba el gatillo para el segundo disparo, uno de los asistentes<br />

que había salido por un momento y que no había presenciado<br />

las faenas, entraba de nuevo. Al verme, creyó que yo estaba<br />

tratando de suicidarme, corrió hacia mí justo para desviarme el<br />

codo y hacer que el disparo abriera un agujero tenebroso en el<br />

techo. El silencio que siguió duró menos de un segundo, sólo el<br />

que yo le permití antes de sacar los dos cartuchos usados, poner<br />

otro en el tambor y disparar nuevamente... el renovado<br />

“clic” anunció a los rostros sorprendidos y corazones azorados,<br />

quién era yo, cómo era yo y qué debían esperar y no esperar de<br />

mí<br />

26


(La escena parece reproducirse en la pantalla a la evocación de<br />

los recuerdos conjurados, mientras que los cuerpos apilados en<br />

la morgue, silentes rígidos, muestran con su inercia ausente de<br />

extravíos, la seña mortal de lo mortalidad de los seres)<br />

jugabais con la vida poniendo en el juego la seriedad que los<br />

niños tienen en los suyos: Jugabais con tu destino con el cálculo<br />

sereno que el apostador ofrece de soborno a la probabilidad de<br />

salir ganancioso de la aventura en el tapete verde. Muy grande<br />

ha debido ser vuestra urgencia de valer ante los demás, lo mismo<br />

que valíais ante vos mismo; que los otros os dieran por lo<br />

menos el valor equivalente al que vos mismo os asignabais por<br />

evalúo propio. Muy porfiada ha debido ser la voluntad de conquistar<br />

la admiración ajena para equiparar la que os llenaba el<br />

espíritu por dentro<br />

sobre todo, ha sido siempre muy grande mi deseo de vivir<br />

sin condiciones de nada ni de nadie. Yo no estaba dispuesto a<br />

ser chantajeado por el destino y condenado a vivir con miedo,<br />

tal como lo hacen los espíritus cobardes, especialmente los religiosos.<br />

Descubrí que, si se decide que no hay temor a la muerte,<br />

se podrá vivir sin miedo la vida. Únicamente enfrentando<br />

con audacia la última morada, se logra el valor de enfrentarte a<br />

cualquier obstáculo que se presente en tu línea marcada. Así,<br />

solucionado existencialmente el problema de la sombra, tienes<br />

la solución perfecta para resolver la ecuación de la luz<br />

nacemos para vivir en la contradicción. La misma muerte es<br />

también la contradicción perenne de la vida, por ello es que debemos<br />

ser acuciosos en la pregunta como atentos y perceptivos<br />

al escuchar la res-puesta: la necesidad de que los demás os<br />

evalúen, por lo menos en el mismo grado en que lo hacíais vos,<br />

27


¿no implica una dependencia excesiva que tenéis de la opinión<br />

de los demás? Es decir, vos, el hombre independiente por definición<br />

y propósito, ¿No estaríais pendiente de la aprobación<br />

ajena? ¿No sería vuestro existir una secuela de actos pendientes<br />

de aprobación?<br />

esta contradicción también tiene sus fases principales.<br />

Buscamos la aprobación de los demás, pero no la de cualquiera,<br />

sino de aquéllos a quienes creemos dignos; aquéllos a quienes<br />

consideramos, por lo menos, nuestros pares, aunque debemos<br />

reconocer que hay una implicación dialéctica en este asunto,<br />

que vale la pena tomarla en cuenta. No estoy interesado en la<br />

aprobación de un mendigo en particular, tampoco en la de un<br />

imbécil; pero si muchos mendigos o muchos imbéciles van a decidir<br />

sobre mi suerte, entonces sí me va a interesar la opinión<br />

de cual-quiera de esos colectivos, por lo que estaré dispuesto a<br />

impresionarlos, al igual que a los superiores, pero en otro nivel<br />

así, vuestra actitud de evaluación permanente tiene varias<br />

facetas lunares. Si nos permitís, cambiemos ahora el puntero<br />

de la brújula expedicionaria para conocer vuestras percepciones.<br />

Hablasteis de cuatro tareas principales, de las que dos ya<br />

fueron logradas: la primera antes de llegar a la universidad, es<br />

decir, la que te permitió decidir sobre tu profesión; la segunda,<br />

terminada al iniciarse, con la demostración de altanería a la<br />

misma muerte. Faltaría conocer la tercera y la cuarta<br />

ya me había acostumbrado a ser siempre el mejor en cualquiera<br />

de las dimensiones en que me encontrara. En la escuela y<br />

en el colegio siempre lo había sido, la Universidad no tendría<br />

por qué ser una excepción<br />

28


(Su parada es una mezcla de arrogancia legítima, de altanería<br />

natural que se resuelve sin recelo en la atmósfera prendida)<br />

─no quiero aparecer altanero, aunque parece que soy altanero<br />

por naturaleza, pero debo hacerles saber que mi cociente<br />

intelectual siempre ha sido muy superior al promedio. Lo digo<br />

sin presunción; más aún, alego que la modestia es para los harapos<br />

y que la soberbia es para la estupidez, pero que hay una<br />

gama completa de grados de dignidad en el medio<br />

no dejáis una impresión desleal a la admiración que ya has<br />

despertado en nosotros; al contrario, el acto de compartir<br />

nuestros afectos con los vuestros, ya parece ser una constante<br />

en nuestro diálogo. En efecto, creemos con vos que nada es tan<br />

soberbio y procaz como la falsa modestia<br />

tenía mucha facilidad para aprender, para aprehender, para<br />

entender, captar, comprender. Podía llegar a deducir muchos<br />

principios de la ciencia con sólo conocer las premisas planteadas.<br />

Pero esta vez quise ser verdaderamente genial. Con ese<br />

deseo es que decidí aprenderme de memoria todos y cada uno<br />

de los conceptos encerrados en cualquier libro que fuera fundamental<br />

para mi profesión. Con la determinación de obligarme<br />

a mí mismo al cumplimiento de esta dura faena, establecí una<br />

regla que he mantenido tanto durante mi vida de universitario<br />

como en la de profesional: leería con tal dedicación y con tal<br />

concentración, que cada hoja leída sería arrancada del libro y<br />

arrojada al cesto de basura; así estaría seguro de que mi comprensión<br />

de la idea quedaría para siempre en mi conciencia, debidamente<br />

archivada en mi memoria y lista para interactuar en<br />

cualquier momento con cualesquiera de las demás<br />

29


nos asombráis en una sucesión de asombros renovados. Insistís,<br />

con éxito reiterado, en reiterar con repetición nuestro<br />

asombro ya repetitivo. ¡Cuánto os preparasteis para la vida!<br />

¡Cuánto invertisteis en ser lo que tu destino te había señalado<br />

que seríais bajo la presión de vuestra propia insistencia! Despertáis<br />

nuestra admiración, como las olas de las aguas azules<br />

despiertan al paso de las notas de alguna marimba lejana, que el<br />

viento deja caer en el lago<br />

vencido mi miedo a la muerte, sólo me quedaba enfrentarme<br />

cada día a la vida. Yo no estaría desprevenido. Mi cuerpo era<br />

sano, mi mente era sana, mi perseverancia y mi voluntad eran<br />

perfectas, mi seguridad en mí y en mi destino era perfecta, mi<br />

entereza era perfecta, todo era perfecto en mí, inclusive lo<br />

fue la última bala, la que recorrió mi cerebro en busca de alguna<br />

aventura perfecta<br />

no queremos perturbar la línea recta de vuestra perfección,<br />

pero se nos hace imperioso rememorar lo que vuestra madre<br />

os decía en momentos de solitaria clarividencia y preguntaros<br />

si habéis sido igual de perfecto en el sentir, en el necesitar<br />

de alguien, en el entregar la confidencia vital en cruce maravilloso<br />

con la confidencia vital recibida<br />

no me gustaría hablar de ello; lo dejemos para después<br />

sería algo extraño y hostil a nuestra voluntad el convertirnos<br />

en inquisidores arbitrarios de las luces y de las sombras<br />

que dan forma a vuestro espíritu. Descansad otra vez. Vendréis<br />

cuando decidáis que queréis venir: quien ha modulado su destino<br />

con la potencia de un láser, no puede ser obligado a mostrar los<br />

claros y los oscuros de su propia obra, sin el consentimiento<br />

propio a iniciativa propia<br />

30


El acero no es acero; el acero es su temple<br />

el temple es el acero; el acero sin temple es masa<br />

El camino sin destino no es camino<br />

el destino hace el camino y está en el camino<br />

Escuchemos a la víctima en su segunda evocación<br />

veámosla y escuchémosla<br />

(Otra vez la pantalla se alumbra por doble faceta: la luz que<br />

hace que sea y la que le brinda la imagen aparecida)<br />

Os conjuramos por segunda vez Señora, con la seguridad de<br />

que vuestra benevolencia perdona que lo hagamos nuevamente,<br />

pero tal es nuestra prisa por saber vuestros recuerdos, por<br />

rememorarlos con vos, que corremos, con pleno asentimiento, el<br />

riesgo de ser arbitrarios con vuestra disposición y deseo<br />

…no se preocupen…nada hay que me moleste en eso; al contrario,<br />

ante la espera de reflejar mis evocaciones en ustedes,<br />

éstas se hacen más fáciles a la imagen...dos años después de<br />

que mi hermano se fuera a la Universidad, me tocó hacerlo a<br />

mí… pero hubo una gran diferencia en la actitud con que cada<br />

uno lo hizo (su rostro parece escrutar algún lugar inter-no para<br />

sacar de allí el recuerdo) mi hermano estudiaría lo que deseaba<br />

estudiar, no otra cosa...así descubrí que había profesiones que<br />

“no eran compatibles con mi sexo”; me lo hicieron saber mis padres,<br />

luego de escuchar mi preferencia: yo quería ser médica…<br />

el lamento unísono de ambos me anunció que eso no sería posible:<br />

31


la medicina no es ni puede ser para una mujer… es larga,<br />

muy larga; es complicada, muy complicada y...todo lo demás, mi<br />

padre<br />

nunca se ha dado el caso de una doctora que fuera feliz en<br />

su matrimonio, mi madre<br />

−…entonces les hice saber mi segunda preferencia:<br />

¿veterinariaaaa? ¿pero que tiene esta chica? ¿se ha propuesto<br />

hacer de nuestra vida un calvario de penas? mi padre<br />

¿veterinariaaaa? mi madre, tal vez te sirva para que les<br />

cuentes a tus gatos acerca de tus diálogos con los conejos<br />

(ahora su sonrisa, al pretender ser comprensiva, se hace algo<br />

pálida) quise rebelarme, pero, al final, decidí que no valía la pena,<br />

al fin y al cabo, por lo menos no me negaban la oportunidad<br />

de ir a la Universidad, así que la profesión era lo de menos: estar<br />

lejos de allí, era lo de más…escogí una al azar: me fijé en el<br />

tiempo que tomaba el graduarse; la profesión señalada por la<br />

suerte, duraba un año menos que el promedio de las demás, entonces<br />

les dije:<br />

–…quiero ésta<br />

muy bien; ahora estás siendo práctica y serena.<br />

−…le avisé a mi amiga y juntas aplicamos a la misma universidad;<br />

juntas fuimos aceptadas, aunque ella estudiaría comunicación<br />

social<br />

(Los asistentes miran la pantalla en una hipnosis colectiva que<br />

hace de cada uno, un receptor de frecuencia constante)<br />

─… mis padres nos llevaron hasta el campus mismo de la Universidad<br />

para ver cómo sería nuestro cuarto de estudiantes y<br />

cerciorarse de que cumplía con todos los requerimientos que la<br />

32


seguridad y el decoro; que el confort y el decoro; que la ubicación<br />

y el decoro...en fin, se cumplieran…se apersonaron a las<br />

ventanillas de atención al alumno y demandaron hablar con el<br />

encargado de dormitorios…una vez allí, exigieron pruebas de<br />

que no se permitía visitas de chicos<br />

hasta cierta hora, sí se permiten<br />

¿hasta qué hora?<br />

hasta el crepúsculo<br />

pero esa no es una hora constante, varía con las estaciones.<br />

Yo le pido que mi hija tenga un horario de visitas que sea o hasta<br />

las 6 de la tarde en verano o hasta que venga el crepúsculo<br />

en invierno… la encargada me miró, y al hacerlo, creyó ver la<br />

imagen de una descocada que gustaba de hacer orgías comunales,<br />

o descomunales, en cuanto se le presentaba la oportunidad<br />

no hay problema; les diremos a los encargados que redoblen<br />

la vigilancia en el caso de la habitación de su hija<br />

(Mueve la cabeza en un ademán de desconcierto resignado; de<br />

triste incredulidad; de inconformidad doblegada)<br />

me sonreí por dentro, puesto no sabían el temple que tenía mi<br />

amiga, a quien consideraban un modelo de sobriedad y decoro;<br />

de seriedad y decoro; de austeridad y decoro... fue como un acto<br />

de venganza planificado y feroz… visitaron la biblioteca,<br />

buscaron el lugar más visible y me dijeron que debía escogerlo<br />

para estar al “salvo de molestias”; les dije que sí; visitaron el<br />

comedor y encontraron un lugar que compatibilizaba con el primero<br />

por lo conspicuo y rodeado de muchas mesas… visitaron<br />

los campos deportivos y me recomendaron que no hiciera mucho<br />

33


uso de los mismos, puesto que no estaba bien que una señorita<br />

se destacara en juegos<br />

lo femenino debe conservarse a cualquier precio, sentenció<br />

mamá<br />

además, la honra debe estar siempre a cubierto, papá, no<br />

les interesó mucho ni las aulas ni los laboratorios; pero había<br />

llegado la hora de ir a ver mi dormitorio, el que sería compartido<br />

con mi amiga<br />

(Otra vez una sonrisa resignada dibuja sus labios dándoles perfiles<br />

más bien sombríos. Era extraño ver cómo una sonrisa podía<br />

mostrar tanto y tan diferente de lo que una sonrisa generalmente<br />

muestra)<br />

─…apenas entramos en el dormitorio, mi papá se dirigió a la<br />

ventana para cerciorarse de que estaba a una buena altura y de<br />

que “ningún muchacho podía trepar por la pared”, la constatación<br />

pareció reconfortarlo y calmar sus sospechas de romances<br />

nocturnos, de ladrones de virtudes y asaltantes de honras… mi<br />

mamá abrió los cajones del ropero empotrado que me correspondía,<br />

me dijo que no me olvidara de lavar mi ropa en la noche,<br />

cuando nadie viera, especialmente la ropa interior, que no sólo<br />

era “fea por naturaleza” sino que solía atraer la atención de los<br />

hombres “que son unos cochinos”… mis padres se transformaron<br />

entonces en una caricatura insoportable para mí, en una imagen<br />

que hasta ahora no he podido mejorar, a pesar de mis esfuerzos<br />

por hacerlo<br />

(Mueve las manos con las palmas hacia arriba, en movimientos<br />

ascendentes y descendentes que mostraban el grado de impa-<br />

34


ciencia que crecía a cada minuto de la inspección paternal de<br />

las instalaciones que estructuraban su morada universitaria)<br />

─… por fin se fueron… mi amiga y yo respiramos, acomodamos<br />

nuestras cosas y nos pusimos a revisar la oferta académica<br />

de la universidad y los formularios de inscripción… fuimos a cada<br />

una de las ventanillas respectivas y al final, ya tenía mi carnet<br />

que anotaba, entre otras cosas, la carrera que yo, en el<br />

colmo de la desesperación, había elegido: “Control de Calidad”<br />

(ahora la risa es más franca y casi cómplice con la de los asistentes)<br />

desde entonces me he preguntado por qué mis padres<br />

no pusieron objeción alguna a una profesión de la que seguramente<br />

no habían oído hablar; por qué no pidieron más información<br />

y detalles sobre lo que se suponía que tenía que hacer algún<br />

día para ganarme la vida... ¿acaso el Control de Calidad no<br />

parecía una actividad típicamente masculina, aunque más no<br />

fuera basándonos en el nombre y no necesariamente en lo que<br />

había que hacer para practicarla? Creo que les bastaba saber<br />

que mis actividades no incluirían la posibilidad de tener contacto<br />

directo con personas, “con hombres”, sino más bien con cosas,<br />

como eran, seguramente, los bienes, cuya calidad yo tendría<br />

que controlar en algún gabinete de investigación<br />

(Parecía un poco más divertida con la idea de que la tranquilidad<br />

de sus padres dependía, en grado extremo de su capacidad para<br />

mantener la ropa interior en su lugar, excepto que se la sacara<br />

para dormir)<br />

ha debido ser muy duro para vos, Señora, vivir en una atmósfera<br />

familiar creada por vuestros padres y tan sospechosa<br />

35


a la dignidad de una mujer, pero no de cualquier mujer, sino de<br />

una mujer como vos<br />

–así es; pero, una ya en la universidad supe que por lo menos<br />

ya estaba lejos…<br />

por favor, seguid. La interrupción no tuvo la intención de<br />

apartaros de vuestras evocaciones, sino más bien de haceros<br />

saber cuánto nos impresionaba la textura de cada una de ellas<br />

–una vez que nos convencimos de que mis padres realmente<br />

se habían ido (¡se fueron!) mi amiga y yo empezamos a planear<br />

nuestros futuros modos de convivencia…cada cual tendría su<br />

lado del cuarto y sería responsable de él; en cuanto al orden y<br />

la limpieza no habría excusas (uno de sus índices toca una de<br />

sus mejillas, en un ademán de reflexión profunda) en este punto<br />

debo reconocer que las enseñanzas de mamá sobre lo que<br />

“una mujer de su casa debe saber”, fueron muy útiles y portadoras<br />

de grandes verdades y ventajas…con ellas supe mantener<br />

la disciplina administrativa del cuarto; a veces, con roces más<br />

que tibios con mi amiga, la que, al parecer, tenía una opinión más<br />

despreocupada al respecto...un día antes de ir a clases, sola en<br />

el dormitorio, empecé a indagar en lo que sería mi nueva vida y<br />

cuáles habían sido mis principales ataduras en el pasado; todo<br />

apuntaba a mis padres…yo había sido criada para casarme, oficiar<br />

de ama de casa y de madre...no habría una realización como<br />

persona, siempre debería estar supeditada a alguien... después<br />

vendría mi marido, el que limitaría el horizonte de mi vida hasta<br />

hacerme terrible la existencia… esa noche soñé cosas muy extrañas<br />

y muy lindas al mismo tiempo… ¿les gustaría escuchar<br />

algo de las visiones que tuve?<br />

claro que estamos interesados; todo lo que os ha provocado<br />

atención exige la nuestra<br />

36


−…me encontraba en un espacio increíblemente oscuro y sólo<br />

podía ver mis pensamientos que surgían, formando algo así como<br />

un soliloquio, el que parecía preanunciar lo que tendría que escuchar<br />

en el futuro:<br />

─sabed Señora que nos identificamos plenamente con vuestra<br />

identificación en el oleaje de vuestro subconsciente. En ese<br />

soliloquio se consolida el proceso de alienación que la sociedad<br />

impone en la mujer, proceso que empieza con los padres<br />

–…me alegro que me entiendan. ¿Quieren que siga evocando<br />

mi estadía en la U?<br />

si no empaña vuestra disposición, por supuesto; más aún,<br />

sentimos ahora una imperiosa urgencia de seguir escuchándoos<br />

–así llegó el primer día de clases…cuando era alumna de segundo<br />

o tercero de bachillerato nos imaginábamos a los universitarios<br />

como grandes caballeros, maduros y llenos de seguridad,<br />

sobriedad y templanza… para mis amigas, salir con uno de<br />

ellos era llegar a la cumbre misma de la realización en la escalada<br />

romántica… los veíamos distantes, lejanos, inalcanzables,<br />

seres revestidos de un magnetismo casi metálico por la fuerza<br />

de su presencia… ahora me encontraba en la U y, supuestamente,<br />

ya era uno de esos seres apabullantes<br />

(La palma de su mano derecha cubre la parte superior del pecho<br />

izquierdo, en uno de esos ademanes tan femeninos y tan sugerentes<br />

a las miradas masculinas de cualquier condición)<br />

la caminata hasta mi primera clase fue muy linda: árboles, césped<br />

y chicos y chicas aparentemente despreocupados… localicé<br />

el aula, revisé el número y la materia que debía cubrir y, llenándome<br />

de valor abrí la puerta y entré (lanza una pequeña carca-<br />

37


jada, llena de reminiscencias antes ocultas) hasta entonces,<br />

siempre había tratado de mantenerme lo más desapercibida posible<br />

ante las miradas de los demás; esta vez quise extremar la<br />

intención, pero no fue posible: había llegado cuando el profesor<br />

ya había empezado la clase y todos dirigieron sus miradas hacia<br />

mí, incluyendo, claro está, el profesor, quien, con una sonrisa<br />

entre divertida e irónica me preguntó si ya estaba dispuesta a<br />

participar de la tarea común de ingresar en la introducción de<br />

lo que era el proceso productivo y la cadena de valor...en mi<br />

atolondramiento, le dije que estaba dispuesta a formar parte<br />

de la cadena sea cual fuere el valor que tuviera, lo que atrajo<br />

toda una avalancha sonora de risas en coro (hay una mezcla se<br />

risa contenida y de pequeños susto reactualizado en la expresión<br />

defensiva que aparece en su rostro) el profesor me miró<br />

en un intento, creo yo, de medir la presencia de ánimo de una<br />

novata que se atrevía a hacer chistes en su primera clase; al<br />

parecer no encontró mucho que sopesar, por lo que pude sentarme<br />

en mi pupitre, sacar mi block de notas y empezar a prestar<br />

toda la atención del mundo a lo que decía el maestro... nunca<br />

había sido una mala alumna, aunque tampoco había sobresalido<br />

por mi genialidad en los años de escuela y de colegio, pero ahora<br />

estaba decidida a poner todo de mi parte para aprender lo<br />

que debía aprender y ser algún día una profesional eficiente,<br />

pero el asunto es que me había concentrado tanto en concentrarme,<br />

que no había dejado nada para captar lo que se estaba<br />

tratando en la clase; sólo cuando todos me miraban otra vez<br />

supe que la pregunta estaba dirigida a mí, repetida, con gran<br />

tolerancia, por mi profesor:<br />

─¿cuál es la tarea de un buen administrador?<br />

38


(yo estaba tan perdida, como podría estarlo una tortuguita en<br />

una autopista y contesté lo primero que se me ocurrió)<br />

─debe ser la que hace posible que los demás empleados cumplan<br />

con su tarea como Dios manda<br />

─muy buena su respuesta, señorita: esa es, precisamente, la<br />

definición de la tarea principal de un administrador: hacer que<br />

cada uno de los demás cumpla eficientemente con la suya; veo<br />

con satisfacción, que usted ha leído con la debida anticipación<br />

el material entregado en la ventanilla<br />

(yo ni sabía que había algo que debía ser leído)<br />

─… por su respuesta, debo colegir que usted considera que el<br />

ser humano es el principal factor de la producción, más allá del<br />

capital, los insumos, la tierra, la tecnología, etc...<br />

─respondí con un sí muy, muy tímido, al mismo tiempo que<br />

sentía en el sonrojo de mis mejillas el peso inconcebible de todas<br />

las miradas, las que cobraban aún más peso por el hecho de<br />

que yo había ingresado a la clase con la intención de pasar como<br />

el objeto más desapercibido posible... pero debo reconocer que<br />

ese profesor intuyó lo que sucedía en mí; seguramente lo había<br />

observado en muchos casos y, sobre todo, tenía una disposición<br />

amigable y que inspiraba confianza, lo que me ayudó mucho para<br />

despejar la mayor parte de mis temores acerca del futuro... a<br />

lo largo de los años, no dejé de rememorar de vez en cuando lo<br />

sucedido entonces y siempre me percaté de cuánto me sirvió<br />

39


esa mano tendida en aquella memorable introducción a la cadena<br />

de valor (su tono se desliga del temor) las clases se hicieron<br />

rutina de todos los días y de la mayor parte de las preocupaciones<br />

diarias... por alguna razón que nunca llegué a entender, los<br />

profesores se dirigían a mí para preguntarme conceptos que<br />

aún no habían desarrollado en clases, lo que me dio alguna fama<br />

de pequeña visionaria... por ejemplo, una vez me preguntaron<br />

qué creía que era la eficiencia, apelando a mi sentido común le<br />

respondí que posiblemente sería la capacidad de hacer lo que<br />

debía hacerse, del modo como debía ser hecho y en el momento<br />

en que era preciso hacerlo<br />

(Su pequeña risa emula el acorde de un arpa que pretende describir<br />

una risa pequeña)<br />

Inmediatamente me volvieron a preguntar<br />

─ahora díganos que sería la eficacia<br />

─no hacer lo que no debe hacerse, aunque resulte más barato<br />

hacerlo...<br />

─…en general salía bien librada de los exámenes y los ensayos...<br />

era mi amiga la que al principio tuvo problemas con las<br />

clases, puesto que se dedicó a gozar de la vida como nunca antes<br />

lo había hecho... para ella “gozar” significaba estar con muchachos<br />

y asistir a cualquier lugar o acontecimiento donde cupiera<br />

la posibilidad de encontrarlos... sus amoríos colmaban su<br />

tiempo y no le dejaban prácticamente nada para sus exámenes,<br />

esto le deprimía bastante, lo que empeoraba su rendimiento<br />

académico... desde el comienzo quedó establecido que yo no la<br />

40


acompañaría en sus correteos nocturnos ni mucho menos en sus<br />

maratones amorosas...ella entendió que yo no apreciaba las<br />

aventuras y que más bien esperaba un amor que deseaba fervientemente<br />

que fuera el primero y el último<br />

parece que quisieras reservarte para tu futuro marido<br />

… no me reservo para nadie, excepto para mí, puesto que<br />

hasta ahora no he encontrado a alguien cuya vista o imagen<br />

haga vacilar mi sostén<br />

en cambio, yo, al parecer, tengo un sostén inestable, tolerante,<br />

displicente y moldeable<br />

… mientras no te traiga algún sentido de culpabilidad, no<br />

creo que haya algún problema<br />

me siento culpable por descuidar mis obligaciones académicas<br />

y mis deberes, pero el caso es que cada vez que me<br />

acuerdo de ellas me entero de lo atrasada que estoy; esto<br />

me frustra más y me obliga a no acordarme del asunto hasta<br />

el próximo examen (decidí que necesitaba ayuda y le propuse<br />

hacer un horario razonable de actividades en el que tuvieran<br />

adecuada cabida estudio y diversión)<br />

…acuérdate que, si no tienes buenas calificaciones, tus padres<br />

te sacarán de la U y tendrás que trabajar de asistente<br />

de tu papá<br />

−...eso pareció ponerla al ritmo del momento (su palma derecha<br />

cruza su cintura para abrazar el codo izquierdo, en una<br />

postura que denotaba decisión evocada) desde entonces salió a<br />

flote sin perder un ápice de sus gozos sensuales... en verdad, yo<br />

disfrutaba con sus aventuras de romance... a veces me confe-<br />

41


saba que decididamente no podía estar sin el peso de un hombre<br />

encima de ella<br />

el sexo, dijo, es parte de mi vida; sin él me siento aislada<br />

del diario vivir y del significado mismo de la vida; con él, todo<br />

cobra sentido y provecho; la naturaleza ha hecho muy bien lo<br />

que ha hecho: diferenciar a hombre y mujer por algo más que<br />

las escalas acústicas de las voces<br />

−…también afirmaba que estaba segura de ser ninfómana, puesto<br />

que la saciedad era tan extraña a ella como podría serlo la<br />

intención puramente platónica con relación a un hombre:<br />

cuando un hombre te penetra, cree que te posee, es bueno<br />

que crea eso, puesto que entonces se esmera más; pero, una<br />

vez terminada la exuberancia de los poros, tú lo dejas y te<br />

buscas otro, el que también cree que te posee y así sucesivamente.<br />

Darse sólo a uno es entregarse a él y ser verdaderamente<br />

poseída, algo que erecta ambos, pene y orgullo masculinos<br />

por igual, en una especie de contienda velada en la<br />

psique escondida del varón<br />

−…a veces le preguntaba qué sentía cuando la mano exploratoria<br />

de un hombre indagaba en los recovecos de su cuerpo; (para<br />

decirles lo que ella pensaba voy a tener que dar mi versión de<br />

sus palabras, pues las considero demasiado… digamos… expresivas)<br />

éxtasis; éxtasis puro y solemne; en esos instantes la mano<br />

del hombre se convierte en la de algún mago que atrae el<br />

42


placer del mundo, para dejarlo correr en tu piel y en todo lo<br />

que hay debajo de ella. Cuando un hombre sabe cómo hacerlo,<br />

su mano en tu entrepierna es lo más próximo a la epifanía<br />

galáctica que alguien pueda sentir; luego, cuando desabrocha<br />

tu blusa y te chupa los senos, sientes que nada vale nada en<br />

comparación a ese momento y cuando, finalmente, empieza a<br />

bajarte el calzón, crees que estás siendo transportada al lugar<br />

donde se han esculpido, con mano propia, los mandamientos<br />

(sacude la cabeza con la mirada al suelo, para mostrar su<br />

resignación ante la avalancha de sensaciones que su amiga dice<br />

experimentar)<br />

así, según tú ya nada queda para el momento cúlmine<br />

hay muchos momentos cúlmines: sus labios y su lengua en tu<br />

entrepierna, la postura que él decide, la penetración y... el<br />

orgasmo, que es la culminación de todos los cúlmines que caben<br />

en el universo<br />

(Ríe, como si se estuviera pretendiendo estimar los “culmines<br />

del universo” para poder evaluar el cúlmine amiguero. Seguramente<br />

el placer que invadía a su amiga podía contarse con instrumentos<br />

siderales más que tradicionales, si es que hubiera<br />

habido un modo de medir, en unidades cuantificables, el placer<br />

de alguien)<br />

─…a veces traía a su amigo de turno al cuarto, mientras yo<br />

dormía, en arranques, al parecer, incontenibles de estar con él;<br />

a mí no me molestaba, me quedaba dormida igual<br />

permitidnos una pregunta que, siendo muy indiscreta, parece<br />

reclamar una respuesta, seguramente indiscreta por igual,<br />

43


para comprender vuestra complicidad pasiva en los exabruptos<br />

amorosos de vuestra amiga<br />

…adelante<br />

¿Fue muy difícil para vos conservaros, a pesar de todas las<br />

tentaciones que vuestra amiga ponía ante vos y las situaciones<br />

que os imponía casi a diario?<br />

–no; no tuve dificultades... más bien me divertía verla tan feliz<br />

y tan aventurera... ella representaba la parte de mí que no<br />

necesitaba manifestarse, o tal vez la que deseaba manifestarse<br />

y, de algún modo, yo no la dejaba... en el fondo creo que la<br />

aplaudía, puesto que se había liberado de esas terribles inhibiciones<br />

que tan innecesariamente ríspidas hacen la vida...ahora<br />

que les he evocado algunas de mis memorias, les ruego que me<br />

disculpen; de pronto me sentí cansada, terriblemente cansada,<br />

como si la masa del universo hubiera decidido apoyarse en mi<br />

cuerpo<br />

Id señora. Os esperaremos hasta cuando queráis desgajar<br />

más hojas de vuestro árbol<br />

Convoquemos las fuerzas del universo para ser fuertes<br />

y sobrellevar la pena del ser que aún no puede ser<br />

Exploremos los vórtices vitales<br />

allí donde reside el hálito de la vida y de la muerte<br />

Juntadas sean nuestras voluntades<br />

para vencer toda ocasión de miedo y superstición<br />

44


Repitamos el ritual del remolino vital<br />

el que mueve nuestro mundo después del miedo<br />

¿Qué es el sexo ritual?<br />

es la unión del espíritu y el cosmos que devienen Uno<br />

¿Por qué?<br />

Por el conjuro del jadeo junto<br />

¿Cómo sabemos que se ha conseguido la unión cósmica?<br />

a través del sentido de unión perfecta en la diversidad<br />

¿Cómo logramos esa unión perfecta con la diversidad?<br />

perfeccionando la alegría de sentir que no estamos solos<br />

¿Quién nos introdujo a la alegría que el sexo depara?<br />

los hindúes, budistas, tibetanos, taoístas<br />

¿Qué hace del sexo compartido una experiencia vital?<br />

la unión del yin con el yang, principios del Ser<br />

¿Para qué recurrimos a la práctica del sexo compartido?<br />

para devolver a la Empatía su condición de ser la fuerza<br />

¿Somos religiosos por practicar el sexo compartido?<br />

nuestra ética no está basada en los genitales<br />

¿Qué beneficios nos trae el Sexo Ritual?<br />

el encuentro con nuestro YO íntimo que es el YO total<br />

45


Vayamos al primer encuentro con el YO compartido<br />

Vayamos<br />

Las voces sin voz han hablado. Sin una sola mueca, lentamente<br />

los vestidos blancos en la morgue empiezan a alzarse más allá<br />

de las rodillas; más allá de los muslos. Las piernas cimbrean y se<br />

encajan ante el contacto evocado, invocado ahora. Manos de<br />

nervios azules se pierden en los pliegues de encaje y el misterio<br />

de las sensaciones turbia de naranja la lobreguez del negro,<br />

hecho volcán de cuarzo rojo. Los gemidos hilvanan el dolor y el<br />

placer. Cada mujer es una salamandra dispuesta a ser tomada,<br />

poseída, posesa en el tiempo que se ha hecho espacio. El frenesí<br />

es ritmado, fuelle de sensaciones liberadas, ahogadas durante<br />

los años que dura un microsegundo. Los vestidos protegen las<br />

manos invasoras, exploradoras de un mundo siempre nuevo;<br />

nuevo, no renovado. Nuevo en la sensación, nuevo en el éxtasis<br />

que se recibe con la desesperación de quien muere si la caricia<br />

falta. La extraña mesa empieza a bifurcar las bifurcaciones<br />

primeras, hasta que es carrusel lento que atrae los vértigos<br />

vedados. Ya los vasos de licor verde han sido servidos, los calzones<br />

blancos caen al piso y los vestidos flotan. A una orden no<br />

dada, las trece mujeres corren a formar un nuevo círculo en la<br />

alfombra esponjosa: Es el Reloj del Destino. Las trece forman<br />

el Zodíaco que dictamina el ritmo de los destinos. Las trece, de<br />

rodillas y con el rostro en posición de plegaria hacia fuera del<br />

círculo tántrico. Trece lotos blancos. Ahora los vestidos se levantan<br />

y dejan al descubierto las trece corolas desnudas apuntado<br />

al centro del círculo zodiacal. Trece traseros palpitantes<br />

y húmedos. Los trece miembros erectos buscan la entrepierna<br />

estremecida de la pareja instantánea, donde liban el instante<br />

46


para el instante. Cuatro o cinco ritmos después, cambian de<br />

turno, en dirección contraria al reloj, para introducirlos, con<br />

celeridad exigida, en nuevas corolas que arden ante el abandono<br />

temporario. Los turnos rotan, rotan en coros disonantes de gemidos<br />

y rugidos; rugidos y gemidos (el licor verde ha prestado,<br />

otra vez, su gran potencia) el silencio, hecho espacio, espasma<br />

la sombra de los estertores renovados...los cadáveres, apilados<br />

en un tren de ritmo crematorio, cuelgan los brazos laxos, y la<br />

piel crispada. El único diálogo que se escucha, es el de los estertores<br />

repetidos...la calma vuelve. La mesa torna a círculo<br />

ventral; el Zodíaco se pierde en el espacio por donde ha venido<br />

desde un gusano galaxial; el silencio es otra vez espacio. Los<br />

vestidos moran sobre las pieles aún temblorosas...<br />

–veamos ahora algunos de los otros visitantes a la última morada,<br />

antes de convocar al mujercida-suicida<br />

–aquí tenemos algunos casos de personas que murieron de<br />

forma más bien extraña. Escojo los primeros al azar. Se encontraban<br />

bebiendo, con gran entusiasmo, en una cabaña invernal.<br />

Uno de ellos, el dueño de la cabaña, sugirió a sus amigos una sesión<br />

de pesca en el lago congelado. Para abrir un agujero en el<br />

lago, prendieron un cartucho de dinamita, lo dejaron allí y empezaron<br />

a correr hacia el vehículo en el que habían venido, al<br />

que habían estacionado cerca, también sobre el lago congelado.<br />

Lo que no se fijaron fue que, detrás de ellos, el perro del dueño<br />

del auto, creyendo que se trataba de un juego, como el que<br />

acostumbraba a jugar con su amo, había cogido el cartucho de<br />

dinamita entre los dientes y corría detrás de ellos. Cuando ce-<br />

47


aron la puerta del automóvil se dieron cuenta de que el perro<br />

les había dejado la dinamita delante del vehículo y se alejaba<br />

hacia el lugar original para recibir, seguramente, otro objeto<br />

que llevar hasta su dueño. La dinamita explotó, rompió la capa<br />

de hielo que sostenía el vehículo y el coche se hundió con los<br />

cuatro individuos dentro, quienes, con los últimos inciensos del<br />

alcohol, no salían de su asombro ante el proceso que habían seguido<br />

las circunstancias...<br />

-por lo menos el medio ambiente se libró de cuatro depredadores<br />

de gran calibre<br />

–este otro señor murió debido a que, estando borracho, se le<br />

ocurrió dormir en la pala de basura de un camión basurero.<br />

Cuando el chofer vació el contenido de la pala al interior, el feliz<br />

durmiente fue preso del apisonador que lo modeló muy bien<br />

para el viaje definitivo<br />

¿Cuántos años tenía el feliz durmiente?<br />

35<br />

no había llegado ni siquiera a la mitad de la esperanza de<br />

vida que le correspondía, lo cual muestra que la naturaleza nos<br />

protege constantemente de la imbecilidad<br />

–aquí tenemos un volador frustrado. Quería probar su teoría<br />

demostrando, en la práctica, que el hombre podía volar al igual<br />

que las aves, con solo vestirse adecuadamente y sujetar debidamente<br />

un par de alas a sus espaldas. Cazó un cóndor con su<br />

escopeta, se fue al pueblo, subió al campanario de la iglesia en<br />

la mañana de un domingo y vestido con una especie de uniforme<br />

muy pegado al cuerpo, al estilo de los hombres rana, a la hora<br />

en que la gente salía de la misa. Desde allí anunció que usaría las<br />

alas del cóndor para volar. Se las sujetó muy bien a la espalda y<br />

se lanzó desde el campanario. Recorrió con furor los 25 metros<br />

48


que lo separaban del suelo, con el vértigo de la velocidad dándole<br />

en la cara. Cuando llegó a destino, su cabeza explotó como<br />

una molotov<br />

–por lo menos el cóndor fue debidamente vengado<br />

el que vemos ahora tiene el rostro feliz: es que murió durmiendo,<br />

que es la forma de muerte deseada por todos<br />

excepto por los héroes de coraza y espada, que quieren morir<br />

matando<br />

el occiso al que nos referimos tenía una costumbre muy singular<br />

para dormir: lo hacía poniéndose un pañuelo empapado de<br />

cloroformo en la cara.<br />

apostamos a que la última vez, se extralimitó en la cantidad<br />

estimada<br />

no; usualmente, su esposa le quitaba el pañuelo luego de un<br />

tiempo prudencial, pero esta vez se olvidó de hacerlo<br />

ésa sí fue una esposa con gran sentido de oportunidad. ¿Tenemos<br />

algunos otros casos?<br />

es posible que éste atraiga la atención general. Había ido a<br />

un zoológico con un buen cargamento de latas de cerveza, a las<br />

cuales atendió con esmero a lo largo de su visita. Una vez frente<br />

al foso del tigre, le pareció que el felino era tan hermoso<br />

que bien merecía un homenaje de admiración y respeto. Consiguió<br />

una guirnalda de flores, trepó la valla de alambre, cruzó el<br />

fosa de agua, llegó hasta ponerse frente al felino, que lo miraba<br />

incrédulo, y quiso encajarle la guirnalda, acompañando el acto<br />

con lo que parecían ser palabras cabalísticas. El tigre le agradeció<br />

sacándole la cabeza de dos zarpazos, en señal de bienvenida<br />

un tigre muy efusivo, por lo visto<br />

49


epasemos el penúltimo caso de la temporada. Un ejecutivo<br />

quiso que su abuela sacara su licencia de conducir, a pesar de<br />

que las autoridades se la habían negado por tercera vez consecutiva,<br />

alegando que ya estaba senil. El nieto insistió para que le<br />

tomaran una prueba más. Escuchada que fue la petición, fueron<br />

a su casa, ingresaron al garaje, el inspector se puso de copiloto,<br />

la señora se sentó al volante, el nieto se puso entre el vehículo,<br />

que era una camioneta, y la pared del garaje...<br />

... la vieja dio marcha atrás<br />

... así es. La pared quedó un asco<br />

para el último de hoy, queda el caso de este señor. En vida<br />

fue muy severo con su hijo; siempre le estaba ordenando cosas<br />

y criticándolo. El niño apenas contaba con nueve años de edad y<br />

no comprendía por qué su padre se la había tomado de ese modo<br />

con él. Un buen día, después de la riña de rigor, el padre notó<br />

que su hijo lo miraba con furia. Decidido a darle un escarmiento,<br />

descolgó el rifle de la pared, le encajó un cartucho, se<br />

lo dio a su hijo y le desafió para que le apuntara y disparara:<br />

vamos a ver si tienes las bolas para hacerlo, le dijo<br />

seguramente el chico las tenía bien puestas<br />

el disparo retumbó en toda el vecindario, haciendo saber<br />

que el nombre de un padre aterrorizante y desafiador, había<br />

pasado al figurar en el libro de defunciones<br />

Se ve de todo y se escucha de todo en el planeta<br />

la visión del hombre es infinita para expresar la estupidez<br />

Nada iguala a la variedad con que la estupidez se expresa<br />

Ni siquiera el miedo<br />

50


Convoquemos al feminicida-suicida<br />

convocado que sea<br />

El Ser<br />

Competitivo<br />

−Os convocamos otra vez, señor, con la creencia antelada de<br />

que os encontréis con la disposición de hablar; de no estarlo, os<br />

rogamos que disculpéis la ruptura de vuestro descanso<br />

El descanso es sólo un esfuerzo improductivo; estoy a su<br />

disposición<br />

¿Hemos de asumir que el capítulo relativo a la universidad<br />

ha sido concluido en su parte principal?<br />

Básicamente sí. Ahora me gustaría referirme a mi actividad<br />

profesional, si eso tiene algún interés para ustedes<br />

Por supuesto que la tiene, por lo que nos aprestamos a escucharos,<br />

no sin antes recordaros que no estamos para juzgar,<br />

sino para comprender<br />

Así lo entiendo. Terminada mi preparación académica con un<br />

doctorado en Estrategia Empresarial, me presenté ante los directivos<br />

de la empresa que ya había contratado mis servicios<br />

desde que yo hacía el masterado. De las muchas firmas que vinieron<br />

a reclutarme, escogí una que a mi parecer, reunía las<br />

condiciones para ampliar sus operaciones y sus horizontes. Una<br />

empresa que no tenga un horizonte cada vez más lejano para<br />

seguirlo constantemente, no es una empresa, es apenas un antro<br />

de mercachifles. Algún día tendrá que saberse que un em-<br />

51


presario no es un mercachifle, es más bien un visionario cuya<br />

tarea es producir hoy para producir más mañana<br />

¿Hay en el empresario el deseo de servir a la sociedad en<br />

que vive?<br />

No en el verdadero empresario. Éste más bien se parece a<br />

un artista que realiza su obra sin preocuparse del público. Sólo<br />

una vez concluida se pregunta si el público gustará o no de él.<br />

Un empresario no está para hacer lo que el cliente desea; al<br />

contrario, está para decirle lo que debe desear. Recordemos<br />

que el cliente es parte de la masa y que la masa no tiene opinión<br />

propia; por eso es que la tarea del verdadero ejecutivo está en<br />

educar a esa masa y cómo habrá de vivir mejor<br />

¿Quizá el empresario se preocupe por el bienestar de sus<br />

accionistas?<br />

Los accionistas se conforman con tener un dividendo que les<br />

permita vivir con la incertidumbre al mínimo. Tienen alma de<br />

siervos, mitad libres y mitad esclavos del miedo. Démosle al accionista<br />

su dividendo anual y estaremos fuera de su alcance.<br />

Mientras que el cliente es un ente al que hay que orientar, el<br />

accionista es un ente al que hay que darle su ración<br />

¿Tal vez sea el Gobierno el referente más importante a<br />

quien satisfacer en todo caso?<br />

El Gobierno está hecho de políticos. No debemos olvidar<br />

que el político, el militar y el empresario tienen mucho en común,<br />

aunque esta tarea no sea del todo conocida por el público:<br />

la tarea principal de los tres no es atender a la sociedad; más<br />

bien, es eliminar al enemigo, cada uno a su manera. Tanto la estrategia<br />

empresarial como la de gobierno, se basan principalmente<br />

en la militar: la estrategia del militar no es enviar a sus<br />

soldados para que mueran por la patria; es lograr (tal como lo<br />

52


puso Patton) que los otros mueran por la suya. Análogamente,<br />

diremos que la obligación de un empresario no es atender al<br />

cliente con la máxima eficiencia, es evitar que otra empresa lo<br />

atienda. La estrategia de los políticos en función de gobierno,<br />

por su parte no es servir al pueblo, es evitar que otros lo sirvan<br />

He ahí algo que nunca habíamos pensado, dedicados como<br />

estábamos a interpretar la idea tradicional de que un empresario<br />

se ocupaba de mantener contento al cliente<br />

Hay muchas cosas que la gente común no piensa; por ejemplo,<br />

no debe encontrarse incompatibilidad entre lo que acaba<br />

usted de decir y lo que sostengo: se mantiene contento al cliente<br />

porque se le dice lo que debe hacer y qué debe comprar. La<br />

gente común no está hecha para tomar decisiones; huye de esa<br />

responsabilidad con el instinto del que huye de la paternidad<br />

responsable. El cliente es un niño ante un mostrador de golosinas<br />

Nos imaginamos que a la larga, el bienestar de la humanidad<br />

debería ser el objetivo común de todos, incluyendo a los empresarios<br />

Es preciso preguntarse por qué razón el deber de una persona<br />

sería esforzarse por el bien de la humanidad. En principio,<br />

ningún postulado parecería más extraño a la percepción del empresario,<br />

dado que él se desenvuelve en el mundo en el que la<br />

impronta fundamental es la competencia. Es por la competencia<br />

y para la competencia que el empresario vive, actúa y palpita.<br />

Su contextura emocional está impregnada de la necesidad de<br />

eliminar al contrario, no de ayudarlo a que viva mejor. En esto<br />

también se parece al político y al militar: ninguno de los tres<br />

tiene en el horizonte el bienestar de nadie, excepto del propio,<br />

dado que viven en un mundo en el que cada minuto trae un nuevo<br />

53


enemigo. Cuando se vive en una dimensión como ésa, las energías<br />

no alcanzan a perfilar la figura de alguien o algo ajeno a la<br />

tarea de sobrevivir. Es preciso estar alerta, siempre alerta; el<br />

golpe puede venir de cualquier lado, a cualquier instante<br />

(Todos parecen evocar la imagen del rey-sacerdote, haciendo<br />

guardia al pie de la gran piedra antes de ser derribado por el<br />

golpe definitivo por haber caído en la permisividad de parpadear<br />

una vez en todos los días y las noches de vigilia continua)<br />

Sin embargo, creo que el bienestar social debe ser una preocupación<br />

constante de todo político o empresario, pero no por razones<br />

éticas ni filosóficas, sino por imperativos estrictamente<br />

prácticos: evitar que el descontento de los mediocres altere la<br />

tranquilidad de la sociedad. Si no hay tranquilidad, la incertidumbre<br />

aumenta y, con ella, disminuye el espíritu optimista del<br />

potencial inversionista. Por otra parte, las masas empobrecidas<br />

no demandan lo que se produce y el circuito productivo se resiente<br />

por ello. Encuentro pues dos razones prácticas para que<br />

la sociedad se preocupe por los pobres<br />

Entonces, es preciso aceptar que la tarea del empresario se<br />

circunscribe al objetivo, continuamente renovado, de eliminar al<br />

competidor, tomando la tarea de preocuparse por el bien de los<br />

pobres, como algo colateral a su tarea<br />

Así es. En el intento, debe mejorar su competitividad a través<br />

de la tecnología y de la formulación y ejecución de hábiles<br />

estrategias, abrir nuevos mercados e imaginar nuevos productos.<br />

Lo demás, esto es, el cliente, la sociedad, el gobierno y<br />

otros, son simples secuelas del objetivo principal. En este sentido,<br />

el empresario es un gran jugador, para quien la empresa es<br />

54


el conjunto de cartas que le corresponde y el merca-do, la mesa<br />

de juego. En ese juego puede mejorar sus cartas y empeorar<br />

las cartas de los competidores y viceversa<br />

Y vos ingresasteis a ese mundo para vivir en vuestras verdaderas<br />

realidades y dimensión<br />

Sí. Como de costumbre, lo primero que hice fue dejar testimonio<br />

adelantado de quien era yo. La oportunidad se me presentó<br />

al poco tiempo<br />

Ha debido ser muy propicia y seguramente vos la aprovechasteis<br />

de inmediato<br />

Así fue. A los pocos días de mi nombramiento, el Presidente<br />

de la Corporación comentó con mi superior que tenía un grave<br />

problema. Hacía tiempo que había firmado un pagaré, en el que<br />

reconocía deber una buena cantidad por razones de juego. Ese<br />

pagaré había sido comprado por los directivos de una empresa<br />

competidora y querían ejecutarlo con gran despliegue de publicidad.<br />

Esto le traería serios problemas a él y, por supuesto, a<br />

su firma, sobre todo, por el hecho de que se conociera de que<br />

“era afecto al juego” El desprestigio sería total y él sería despedido.<br />

Le dije a mi superior que yo me encargaría del asunto.<br />

Mi superior le comunicó al Presidente, éste me llamó y me preguntó<br />

si sabía lo que tenía que hacer sin levantar olas, le dije<br />

que sí. Averigüé el nombre del abogado que tenía el pagaré en<br />

cuestión (su rostro irradia una alegría tal que no hace sino adelantar<br />

algún acontecimiento realmente extra-ordinario) y lo invité<br />

a un almuerzo “para discutir el asunto”. Cuando él llegó yo<br />

ya estaba en la mesa. En el momento oportuno, pedida ya la sopa,<br />

le dije que sabíamos que no existía tal pagaré, que todo era<br />

una simple mentira para ser usada como extorsión. El abogado<br />

sacó el papel de su maletín y me lo mostró. Apenas lo tuve en la<br />

55


mano y comprobé que era verdadero y legal, lo metí en mi plato<br />

de sopa, lo remojé bien y me lo tragué<br />

(¡!)<br />

El buen hombre hizo el alboroto más grande del mundo,<br />

después de haber quedado asombrado primero, y gesticulando<br />

como un poseso, después. Los otros clientes se dieron la vuelta<br />

para ver lo que sucedía. Todos se encontraban con la misma escena:<br />

el buen hombre gritando a decibles altísimos y yo mirándolo<br />

tranquilo, aunque mascando sistema-ticamente lo que quedaba<br />

del papel. Cuando terminé de engullirlo, pedí la cuenta, le<br />

dije al abogado que acabado el perro acabadas las pulgas, di una<br />

buena propina al mozo y abandoné el local, con la satisfacción<br />

de quien ha cumplido con el objetivo, esto es, a paso sereno y<br />

pausado<br />

(¿?)<br />

Entré en su oficina para hacerle conocer sobre los resultados.<br />

Me preguntó si todo estaba resuelto<br />

cien por ciento<br />

¿habrá repercusiones?<br />

nada que un buen digestivo no pudiera solucionar<br />

comprenderás que esto no te libra de la obligación de acumular<br />

los méritos necesarios para ascender en el escalafón<br />

de la compañía<br />

no se preocupe señor, sólo aceptaría un ascenso si yo estuviera<br />

convencido de que lo merecería. Mas, quiero decirle que<br />

lo que hice hoy fue hecho por la inspiración que usted es para<br />

nosotros; especialmente, en momentos de apuro. Todos<br />

conocemos su capacidad, confiamos en sus decisiones y seguimos<br />

su liderazgo. De no ser por usted, yo nunca habría<br />

podido hacerlo. Jamás volvimos a hablar sobre el asunto, pe-<br />

56


o él ya supo quién era yo y lo que podía esperar de mí, inclusive<br />

en la solución de problemas que nada tenían que ver con<br />

mis funciones, pero que de todas maneras reclamaban acciones<br />

de emergencia<br />

Hay algo que no parece ensamblar completamente en este<br />

comportamiento, puesto que incluye un acto de alabanza a vuestro<br />

jefe, alabanza que por su magnitud no parecía venir al caso<br />

ni tampoco aconsonantaba con vuestra personalidad<br />

Lo hice para darle la sensación de que mi intención no era la<br />

de opacarlo, sino la de crearle la impresión de que yo siempre<br />

había considerado que él estaba por encima de mí. Si no lo hubiera<br />

hecho, sólo habría logrado que apañara un resentimiento<br />

latente, que con el tiempo se habría ido acumulando y expresando<br />

con gran sesgo en contra mía, tal como sucede con los<br />

todos los mediocres. Eso no estaba en mis planes, puesto que yo<br />

pensaba llegar muy alto en la Corporación<br />

¿Entonces, vos considerabais un legítimo mediocre al presidente<br />

de la corporación?<br />

Por supuesto; su mediocridad participaba del promedio de<br />

quienes llegan a esos cargos, con las excepciones debidas, por<br />

supuesto. Poco a poco pude constatar lo que por intuición ya sabía:<br />

el 99% de la población es imbécil o mediocre; el otro 1%<br />

está constituido por la élite y por lo tanto, por los que tenemos<br />

el irrenunciable deber de cuidarnos del mortal contagio<br />

Por lo visto, sobresalís por muchas cosas, meritorias todas<br />

ellas, mas, no por vuestra modestia<br />

La modestia es para los harapos: harapos del cuerpo y harapos<br />

del alma (la energía que exuda al decirlo, tensa su rostro<br />

al punto de una ballesta lista para el disparo) Churchill decía<br />

57


que todos los hombres modestos tenían razones de sobra para<br />

serlo. La élite, la que es responsable de la historia del hombre,<br />

está conformada por los adelantados de la especie; por los que<br />

miran más allá de los propios horizontes; por los que perciben lo<br />

que sucede y por qué sucede de ese modo; los que pueden prever<br />

lo que sucederá; los que aprehenden las causas y los efectos.<br />

Los demás conforman una masa pura, maleable, reducible,<br />

acomodable, amoldable: materia prima usable<br />

Nos disteis muestras muy contundentes de lo que es dejar<br />

en claro la propia personalidad ante los demás y lo que deben<br />

esperar de uno. Después de haber conocido algunas de tus opiniones,<br />

nos imaginamos que no es la única fuerza motriz que pone<br />

en movimiento tu personalidad, cuando va en busca de objetivos<br />

En verdad, tengo varios principios, los que se imbrican unos<br />

con todos en el comportamiento de todos los días, aunque algunas<br />

veces, claro está, con menos energía que en otras. Una vez<br />

instalado en mi fuente de trabajo, puse en práctica lo que<br />

aprendí en la universidad, esto es, la pertinencia de hacerse<br />

imprescindible para los demás. Cuando era estudiante lideraba<br />

varios grupos: desde los de estudio hasta los de aventuras de<br />

todo tipo. En cada uno de ellos dejé mi impronta, por lo que, aún<br />

transcurrido un tiempo respetable desde mi titulación, seguía<br />

recibiendo mensajes de muchos de aquellos que fueron mis acólitos.<br />

Así, en la aplicación de ese principio a las tareas propias<br />

de mi cargo en la Corporación, empecé a dominar todos los<br />

campos de interés para la Empresa, fueran éstos externos o<br />

internos (hay en una comisura del labio una especie de escenario<br />

invocado con gran tenacidad) desde el entorno político, económico<br />

y social del país, hasta el flujo continuo de lo que suce-<br />

58


día en la economía y en la política mundiales. En lo interno tomé<br />

nota de todos los pasos que había en cada una de las secciones<br />

de cada departamento de cada división de la Empresa: desde la<br />

planta de producción hasta la oficina del ejecutivo mayor. Tuve<br />

muchas recompensas por el esfuerzo adicional desplegado (de<br />

pronto, por primera vez, hay un acento de suave ternura en su<br />

voz) pero debo evocar la más importante: allí conocí a una chica<br />

que hacía poco había entrado al departamento de control de<br />

calidad<br />

(La pausa que hace, parece encerrar todo un torbellino, un tifón,<br />

una tormenta increíble de emociones que lo dejan casi sin<br />

aliento. Su pausa recibe recuerdo tras recuerdo, sensación tras<br />

sensación, sentimiento después de sentimiento, emoción después<br />

de emoción. Los recibe como el blanco en el que cimbran<br />

las dagas que son lanzadas desde el otro lado de la dimensión<br />

tiempo-espacio, con una puntería infalible. En una sucesión de<br />

planos emocionales, los recuerdos evocados inician una danza<br />

frenética, salvaje, loca; cometas vivenciales se entrecruzan en<br />

un firmamento que quiere hacerse infinito para permitir la libre<br />

atracción de los momentos infinitos y de la infinitud de las<br />

sensaciones que cada uno trae. Hasta la pantalla se siente sobrecogida<br />

por un poder tan grande y, al mismo tiempo, tan increíblemente<br />

reprimido por una voluntad que se estructura en<br />

la infinita soledad de un átomo. La fuerza de los megatones<br />

asoma a los rostros de los presentes, ante las ansias contenidas<br />

por la contención tan potente de la propia ansiedad del que habla<br />

desde la pantalla)<br />

59


…por supuesto que en la Universidad, yo había asistido a las<br />

clases de control de calidad, por eso es que empecé a hacerle<br />

preguntas sobre su campo. A cada nueva pregunta, la respuesta<br />

venía fluida y como arropada en alguna tibieza que su aliento le<br />

prestaba. Había en cada una de sus expresiones una sencillez<br />

tan cándida y tan digna, que a su lado, mi tono me sonaba hueco,<br />

pretensioso y raquítico. Pocas veces me había desconcertado en<br />

mi vida; pocas veces había sentido la influencia de una personalidad<br />

que se atreviera a la pretensión de hacer tambalear la<br />

mía. Acostumbrado a imponerme la gran mayoría de las veces a<br />

fuerza de presión de mi propia personalidad, en choques sicológicos<br />

de gran envergadura con otras personalidades como la<br />

mía, no estaba acostumbrado a que se desafiara la influencia<br />

que mi energía ejercía en las energías de los demás. Yo estaba<br />

acostumbrado a resistir los empellones energéticos de mis contrincantes<br />

o a dejarlos pasar sin que mellaran mi predisposición<br />

a imponerme una vez más; pero ahora no podía dejar de notar<br />

que una nueva fuerza se presentaba ante la mía: una fuerza que<br />

no pujaba por nada y que, al parecer, no le importaba en absoluto<br />

que yo dejara o no dejara de mostrar la mía. No encontraba<br />

un escudo al que había que mellar, ni una lanza a la que había<br />

que esquivar. En realidad, no encontraba nada, excepto una atmósfera<br />

plena de serenidad que lo envolvía todo y que no se<br />

asombraba en absoluto en envolverme a mí… decidí seguir haciendo<br />

el papel de cretino con mi tono de autosuficiencia y simular<br />

que el suyo no me importaba nada; sin embargo, me daba<br />

cuenta de que los demás estaban allí y que seguramente notaban<br />

mi desconcierto, algo que yo no podía permitir bajo ninguna<br />

excusa, por lo que aumenté mis esfuerzos por parecer más dominante<br />

aún y con ello aumenté mi desconcierto hasta niveles<br />

60


jamás sospechados en mí. No sé de qué manera habría terminado<br />

la cosa si es que no se me hubiese ocurrido decir que tenía<br />

una reunión urgente y que continuaríamos luego. Me fui, llevándome<br />

su imagen, su voz, su figura, su tibieza, su todo y llevando<br />

en la mente la silueta, apenas en pie, de un payaso que nunca se<br />

había dado cuenta, hasta entonces, de que podía parecer un payaso<br />

(Su rostro parece rememorar el enojo de entonces y al hacerlo,<br />

da la impresión de que la vergüenza otra vez se gratifica al mofarse<br />

de él)<br />

Yo estaba furioso, indignado hasta la suela del zapato y lo peor<br />

es que pretendía que no sabía por qué. Una hora después volví<br />

para decirle que era necesario hacer el plan de la gestión de<br />

calidad<br />

Es preciso hacer el plan de la calidad, puesto que sin él no será<br />

posible que podamos tener los indicadores necesarios para<br />

ver las fragilidades y las fortalezas de nuestra empresa<br />

…necesitamos las directivas y el compromiso formal de la<br />

alta dirección de que dará la prioridad necesaria al proyecto<br />

En este caso, yo soy la alta dirección<br />

…de acuerdo; vayamos al primer interrogante ¿cuál habrá<br />

de ser el principal objetivo de la empresa?<br />

Ampliar nuestro mercado y satisfacer a los clientes<br />

…muy bien; por mi parte me parecen dos objetivos loables,<br />

aunque siempre creí que el objetivo más importante de una empresa<br />

era aumentar los beneficios en el corto plazo y el valor<br />

de las acciones, a la larga<br />

61


Bueno; ese es siempre el objetivo principal, pero, para alcanzarlo,<br />

se necesita aumentar nuestra participación en el mercado<br />

y satisfacer plenamente al cliente<br />

…no creo que eso sea necesariamente cierto. Recuerde usted<br />

que en la industria del acero, por ejemplo, tener más del<br />

25% del mercado significa ingresar en tramos descendentes<br />

del beneficio<br />

Es que en nuestro caso yo creo que es necesario aumentar<br />

la participación en el mercado para incrementar el beneficio<br />

…¿cómo lo sabe? ¿sería posible que usted tuviera información<br />

que los demás no tenemos?<br />

No. No tengo información adicional, sólo que me parece que<br />

aumentar la participación en el mercado nos dará más beneficios<br />

¿lo sabe usted intuitivamente?<br />

Yo no me baso en intuiciones; al contrario, siempre decido<br />

racionalmente sobre la base de un análisis bien estructura en<br />

cada caso<br />

…¿podríamos conocer las bases de su análisis racional con el<br />

objeto de participar en él?<br />

Es que las bases del análisis no están explícitas; más bien<br />

los tengo en un solo paquete lógico<br />

…pero me imagino que puede usted transmitirnos ese paquete<br />

lógico, algo que a usted, que es tan racional, le será<br />

muy fácil (los demás empleados miraban con interés creciente<br />

la escena; algunos ya habían apostado a favor de ella,<br />

mientras que los demás ya se habían decidido en contra mía)<br />

Mire señorita...<br />

…doctora<br />

62


(la cosa se ponía de peor en peor) mire doctora; vamos a<br />

poner las reglas del juego; las directivas las doy yo, y yo digo<br />

que los objetivos principales son los de aumentar nuestra<br />

participación en el mercado<br />

…no quería decirlo al comienzo, pero el incremento de la<br />

participación en el mercado, como usted sabe, no es un objetivo<br />

de calidad sino de estrategia empresarial, por lo que deberíamos<br />

ponernos de acuerdo sobre lo que usted quiere<br />

exactamente<br />

–Tuve que acordarme de otra reunión y salí apresuradamente<br />

de la planta de producción. Luego, le mandé un recado en el<br />

que le decía que preparara un informe, en el que se detallara<br />

la clase de datos que se requería para hacer un plan de calidad.<br />

Al día siguiente lo recibí; en él se Empezaba por definir<br />

la Gestión del Conocimiento<br />

¿qué es la gestión del conocimiento?<br />

…la reunión de seis tareas principales, las que, en conjunto,<br />

conforman la base fundamental de un plan o de una gestión<br />

de calidad<br />

¿...?<br />

…primero: compartir el conocimiento... aquí es preciso compartir<br />

las experiencias que cada uno ha tenido en cuestiones<br />

de calidad, de técnicas... en fin, de todo lo que se considere<br />

necesario. Algo muy importante es permitir el aprendizaje<br />

de los demás<br />

¡..!<br />

…no necesariamente… la mayor parte de la gente no quiere<br />

compartir con los demás lo que sabe; creen que al hacerlo,<br />

están poniendo en riesgo su propia supervivencia dentro de la<br />

empresa… lo que les interesa es convertirse en “imprescindi-<br />

63


les”, de tal manera que sin ellos, sea muy difícil resolver un<br />

problema que estaba bajo su jurisdicción… por eso es tan importante<br />

el intercambio sistemático de conocimientos entre<br />

todos los empleados de una compañía, incluso, de una tan<br />

grande como esta corporación<br />

¿...?<br />

…no es posible saberlo todo, aunque siempre es necesaria la<br />

gente como usted que quiere tener un panorama general de<br />

la empresa<br />

¿...?<br />

…por su intención de preguntar sistemáticamente a todos<br />

qué es lo que hacen, cómo lo hacen, para quién, para cuándo,<br />

en qué condiciones y un largo etcétera… eso es muy importante,<br />

sobre todo, si se tiene las condiciones para percibir<br />

una imagen integral de la empresa… sin embargo, debo recordarle<br />

sobre la imposibilidad física de “saberlo todo” a la<br />

perfección<br />

¿...?<br />

no tengo la más pequeña idea. Todo lo que ella decía era<br />

simple y era cierto. Nunca entendí las razones por las que me<br />

ponía furioso cada vez que hablaba con ella; era como si me sintiera<br />

descubierto, agredido en el fondo de mí mismo. Por ejemplo,<br />

tomen ustedes el siguiente diálogo<br />

los ejecutivos estamos aquí para enseñar y guiar a los demás<br />

sobre qué, cómo y cuándo deben hacerse las cosas<br />

…yo creo que están aquí para aprender<br />

–debo asegurarle que ya aprendí lo necesario en la universidad…<br />

inclusive, más de lo necesario<br />

…es muy posible que nuestro verdadero aprendizaje empiece<br />

cuando interactuamos con los demás… cada uno tiene su pro-<br />

64


pia experiencia y el compartirla con los otros, es un acto de<br />

mutuo aprendizaje<br />

me pregunto que podría aprender de un obrero de planta,<br />

excepto el trabajo rutinario que realiza todos los días de su<br />

vida<br />

…puede aprender que el trabajo rutinario cansa, desmotiva<br />

y desmoraliza… seguramente aprenderá sobre el sentido de<br />

responsabilidad que otorga el hecho de que se le permita participar<br />

en las decisiones sobre el presente y el futuro de la empresa<br />

para eso tenemos gente como usted y yo, que fuimos contratados,<br />

precisamente, con el objeto de tomar las decisiones<br />

correctas<br />

… no en mi caso…. yo vivo aprendiendo de los demás; en<br />

forma especial, de los trabajadores de planta y de los que conforman<br />

el personal administrativo que ustedes llaman de “bajo<br />

nivel”…es más, creo que nunca había aprendido tanto como en el<br />

corto tiempo que llevo en la empresa, preguntando a diestra y<br />

siniestra. Por eso es que me impresionó que usted hiciera lo<br />

mismo con tanta perseverancia<br />

Como pueden observar, conversaciones como ésa producían resultados<br />

ambiguos en mí. Ella describía un hecho real en este<br />

caso, mi necesidad de preguntar a cada uno acerca de lo que<br />

hacía en su puesto de trabajo, pero yo no preguntaba con el objeto<br />

de averiguar si se sentían bien o mal haciendo lo que cada<br />

uno hacía, sino, para ver de qué manera podía mejorar esas tareas<br />

a través de un estudio de tiempos y de movimientos que<br />

minimizara el costo y aumentara la eficiencia. Pero ella asumía<br />

que yo obraba por interés de aprender de los demás y mejorar<br />

65


su situación laboral. Esa fue una de las primeras características<br />

que me percaté de su personalidad: la capacidad que tenía<br />

de poner de relieve lo bueno de los demás sin pensar en segundas<br />

opciones egoístas; la otra característica que observé en<br />

ella (aquí dibuja modula una sonrisa) era la de hacerme sentir<br />

indefenso y tímido; inseguro y balbuciente, algo que ni los competidores<br />

más feroces habían logrado nunca<br />

(Una misteriosa energía surge de la pantalla; en ella se sumerge<br />

algún recuerdo cuya presencia no se quiere por ser demasiado<br />

comprometedora; de aquéllos que nos traen escenas que nos<br />

avergüenzan, con reiterada insistencia, en la intimidad)<br />

─…finalmente terminamos el plan y lo presenté ante el Directorio<br />

de la Corporación haciendo constar que el trabajo había<br />

sido realizado en un equipo en el que sobresalía la encargada<br />

de la calidad. Al parecer, cayó muy bien y fui tomado en<br />

cuenta como candidato para la Vicepresidencia Ejecutiva de Estrategia<br />

y Desarrollo. Para lograrlo, tenía que competir con alguien<br />

que había estado esperando el puesto por mucho tiempo y<br />

no dejaría que un primerizo le tomara la delantera. Pero, en el<br />

proceso de hacer el plan, había tenido la oportunidad de conocer<br />

a casi todos los empleados de la corporación, incluyendo los<br />

de planta, quienes tendrían un papel decisivo en mi promoción<br />

(Se mira las manos, como tratando de encontrar en ellas algo<br />

que alguna vez pudieron estar allí)<br />

─…pero me di cuenta de que había conocido algo más; la necesidad<br />

de estar para siempre al lado de alguien, de ese alguien<br />

66


que el destino parece gratificarse en esculpirla para nosotros,<br />

poniendo en la obra la genialidad que sólo el azar y la necesidad<br />

juntos pueden lograr. Cuando sentí que sentía, tuve miedo: por<br />

vez primera en mi vida necesitaba a alguien cerca de mí y no<br />

sabía cómo habría de ser mi vida desde entonces (cierra los puños,<br />

en la pretensión de agarrar algo que ya es inasible)<br />

Todo nos muestra que la roca y la tempestad se encontraron<br />

con el agua y la vara de mimbre; la energía agresiva con la<br />

energía en serenidad; el espíritu belicoso con el que sólo pide<br />

vivir sin molestar a los demás. Descansad, volveremos, después<br />

de que vuestro peregrinaje por la sensación dormida os exija el<br />

recuento de lo vivido<br />

Volvamos al Maestro; pidamos ver otra imagen prístina<br />

Volvamos<br />

Le pidamos que nos diga sobre alguna condición del Ser<br />

le pidamos<br />

La mesa se convirtió en un carrusel que gira contra el tiempo;<br />

los hombres fueron desprendidos de los trajes negros, esculpidos<br />

en el espacio en carne y temblor; las ropas fueron cayendo<br />

del carrusel girante. Trece cuerpos musculados irisaron en<br />

amarillo y trece erecciones apuntaron las gravedades que los<br />

atraía. Los trece del Zodíaco fueron sentados en la forma de<br />

loto. Trece lotos blancos se arrodillaron delante de miembros<br />

romos y palpitantes. Trece bocas frenéticas buscaron trece<br />

penes en busca de lo recóndito. Veintiséis manos se perdieron<br />

en trece cabelleras rubias y negras, en caza venturosa de la<br />

67


conciencia anhelante. Las bocas succionaban, cada vez más febriles,<br />

con ritmos más exigentes y ufanos; la luz se tornaba naranja<br />

tenue y emergía de las cabelleras alborotadas que irradiaban<br />

humo verde. Luego de cada libación, las bocas dejaban<br />

su lugar para circular dentro del carrusel girante y buscar el<br />

próximo pene que sería absorbido para reencontrar el néctar<br />

vital. ¡Cuántas veces lo encontraron! ¡Cuánta placer sintieron al<br />

constatar el placer que daban! Luego, los hombres, todavía sentados<br />

en la forma de loto, reciben a las mujeres que se insertan<br />

en las picas de carne, en una reedición de la tortura draculeana,<br />

pero esta vez en pos de placenteras agitaciones enloquecedoras.<br />

Los ritmos se hacen más rápidos ante el requerimiento de<br />

los orgasmos acompañados. Los vestidos se levantan para posarse<br />

en el próximo cilindro de carne cimbreante, reiniciar el<br />

ritual de ser clavada otra vez por voluntad del espasmo reiterado.<br />

Las Terribles Vírgenes renovadas en cada cambio, buscan<br />

la desvirgación repetida, la que les había sido prohibida y, por<br />

ello, marginadas detrás de una jaula de platino y de hierro que<br />

la sociedad sobre ellas había cerrado por años; por miles, y miles<br />

de años. Ahora, las diosas buscan el placer que la sotana les<br />

había arrebatado. Ahora eran dueñas de todos los falos, ninguno<br />

era su amo... la morgue se vuelve desierto de dunas rutilantes,<br />

sobre los que caballos cabalgantes dejaban huellas del<br />

paso encabritado. Sobre cada caballo, el albornoz de un árabe<br />

flota al sol, mientras que una Terrible Virgen desnuda, con la<br />

piel reflejando miles de soles excitados, sentada sobre el urgente,<br />

rodeando con espasmo el cuello de su siempre primer<br />

profanador, es penetrada otra vez por vez primera, al ritmo del<br />

lomo ondulante...<br />

68


Convoquemos a la mujer que ha encontrado el Cariño<br />

Y que fue asesinada por la misericordia del amor utilitario<br />

Escuchemos las palabras de la palabra<br />

La palabra de la Virgen Renovada<br />

(La pantalla en su blancura desafiadora aparece dispuesta a<br />

mostrar que puede mostrar las dimensiones desconocidas)<br />

–Os rogamos, señora, que disculpéis por vez segunda el veros en<br />

tren de convocatoria. Lo hacemos porque vuestro testimonio es<br />

importante al ser del Ser, en su necesidad de encontrar la razón<br />

de las razones que pulsan la arbitrariedad, tal como ha sucedido<br />

en contra vuestra<br />

…no se preocupen, yo hablo porque deseo comunicarme con<br />

quienes quieran hacerlo conmigo<br />

la última vez, dijisteis que habíais sido presa de los arrebatos<br />

de la ética depositada en la entrepierna femenina, en su intención<br />

de cercenar la sensación y la urgencia de sensación<br />

…sí… mientras tanto, mis estudios terminaron, logré acabar<br />

el doctorado, con la consecuente consternación de mis padres;<br />

pero pude hacerlo porque me gané una beca para continuar mis<br />

estudios y fui reclutada por una corporación que se había interesado<br />

por mis trabajos de investigación sobre la calidad…<br />

acepté los términos del contrato que me proponían, especialmente<br />

por uno que decía que debía trabajar en una ciudad cuyo<br />

gran atractivo para mí, era que estaba lejos de la que vivían mis<br />

padres<br />

69


(Pone un índice en los labios, moviéndolo de izquierda a derecha<br />

y mirando de frente, dando a entender que la frase no debía<br />

ser tomada en su sentido literal)<br />

… siempre quise a mis padres, pero ya iba siendo hora de que<br />

viviera mi propia vida sin el constante catálogo de prescripciones<br />

sobre lo que debía ser una mujer, a diferencia de un hombre…<br />

pasé algunos días de vacación con ellos y finalmente les<br />

anuncié lo que había decidido (otea un horizonte perfilado y terroso)<br />

mi madre me dijo que no olvidara que la virtud era lo que<br />

hacía a una mujer; mi padre me dijo que no olvidara que la virtud<br />

era el tesoro de la familia… así es que me marché con la<br />

grave responsabilidad de llevar el tesoro de la familia entre las<br />

piernas… mi hermano, que ya estaba próximo a casarse, me dijo<br />

que no olvidara que mi ocupación principal tenía que ser la de<br />

buscar mi propia felicidad, aunque para ello tuviera que dilapidar<br />

el tesoro familiar (su risa ahora es pícara e intencionada;<br />

alegre y desprejuiciada)<br />

Por lo visto, las relaciones con vuestro hermano se habían dimensionado<br />

desde ángulos más perceptivos y de mayor acercamiento<br />

…¡cuánto llegué a querer a mi hermano!… lo extrañé desde entonces,<br />

aunque nuestra comunicación a distancia siempre fue<br />

fluida… en los años que siguieron a la iniciación de mi aventura<br />

profesional, siempre tuve su apoyo y lo tuve presente en todos<br />

mis recuerdos (calla por unos instantes, homenaje que la palabra<br />

hace, otorgando el privilegio al silencio) una vez llegada a la<br />

empresa, fui presentada, elogiada, llevada a mi oficina y depositada<br />

en mis nuevas responsabilidades…había llegado el día<br />

temido… tal como les dije, escogí una profesión para la que no<br />

70


tenía vocación, sólo para satisfacer a mis padres en su deseo<br />

de que no me embarcara en los diez años de tiempo que llevaba<br />

ser médica y aprovechando la oportunidad de estudiar alguna<br />

profesión, que al menos me ofrecían…aunque nunca pensaron<br />

que podía embarcarme en tres años más para lograr el doctorado…<br />

ahora tenía que practicarla durante el resto de mis días<br />

productivos (observen cómo se me quedó inclusive el vocabulario)<br />

al comienzo fue un poco difícil…el control de calidad es, generalmente,<br />

una profesión para hombres y llamaba la atención<br />

que una mujer se hiciera cargo de esas actividades… algo así<br />

como si una falda tuviera que dirigir un batallón de soldados o<br />

un equipo de fútbol… lo que me salvó de las arremetidas iniciales,<br />

fue mi poca predisposición para el antagonismo; si los hombres<br />

de la planta creían que había algo raro en que yo tuviera<br />

que fiscalizar su productividad, pues tendrían que vivir con ese<br />

algo raro, sin que yo tuviera la mínima intención de llevarles la<br />

contra…la verdad es que fui muy poco convencional en cuanto a<br />

las reglas de jerarquía y de mando: simplemente trataba a cada<br />

obrero, funcionario o ejecutivo con el mismo respeto que siempre<br />

había tratado a todos, pero me sentía mejor con los trabajadores<br />

de planta, los funcionarios de bajo rango y las secretarias…<br />

una vez que los trabajadores de planta y los demás se<br />

dieron cuenta de que yo no estaba allí para mostrar alguna “superioridad<br />

femenina” o simplemente individual, empezaron a<br />

descorrer los velos invisibles que tantas veces ocultan los verdaderos<br />

sentimientos<br />

(Las mujeres del Zodíaco miraban a la víctima, cuya imagen se<br />

reflejaban en la pantalla, con algo de respeto, más de admiración<br />

y mucho de curiosidad por saber cómo era posible que una<br />

71


mujer pudiera ser mujer sin serlo, de acuerdo con sus propias<br />

percepciones)<br />

… pasaron algunos meses y un buen día apareció en mi oficina<br />

uno de las jóvenes promesas de la empresa… en varias ocasiones<br />

había escuchado hablar de él, por lo general, con el mismo<br />

acento… se suponía que era muy inteligente, activo, con gran<br />

autoridad e increíblemente eficaz y efectivo… cuando ingresó a<br />

mi oficina, lo hizo con los ademanes seguros y desinhibidos que<br />

me recordaban a los de mi hermano antes de que fuera a la<br />

Universidad y cambiara tanto en su actitud para conmigo…<br />

acostumbrado a que todos rindieran pleitesía a la sola constatación<br />

de su presencia, entró, saludó, miró y preguntó<br />

(Adopta la actitud de severidad fingida, de aplomo singular y<br />

de la seguridad que traen consigo los que han nacido para ser<br />

seguros, autosuficientes y nada modestos)<br />

Tanto me recordaba tanto a mi hermano, que no tuve para el<br />

joven ejecutivo sino la tolerancia que solía desplegar en las relaciones<br />

fraternales… al parecer, tenía la intención de arrasar<br />

con todo, de aprender todo, de saber de todo y de elevar a la<br />

corporación a algún rango de sacro modelo empresarial… cualquier<br />

otro con esas aspiraciones y esa personalidad habría levitado<br />

en vez de andar, pero este señor no era de los vacuos; su<br />

autosuficiencia no estaba asentada en un vano exhibicionismo<br />

de soberbia… nuestros primeros diálogos fueron cortantes y<br />

muy profesionales; entonces fue que me percaté de que en el<br />

fondo, era una persona de una naturaleza muy receptiva, pero<br />

que parecía avergonzarse de que alguien se enterara de ello;<br />

más bien, creo que descubrí que pretendía ocultar todo eso con<br />

72


algunos inciensos modernos de deificación a la eficiencia y, por<br />

lo tanto, a la impersonalidad… hicimos el plan de calidad, el que<br />

sirvió para formular el plan estratégico general de la empresa…leí<br />

éste último y me pareció muy pertinente… tenía ideas<br />

nuevas y preguntas nuevas, a las que debía responderse con iniciativas<br />

nuevas… inscribía también el principio tan importante<br />

de que “La satisfacción del cliente empieza con la satisfacción<br />

del empleado”. Este principio obligó a los ejecutivos de la firma<br />

a ejecutar programas de seguridad industrial, de seguridad social<br />

y de participación de los beneficios a todos los empleados<br />

(Parecía como si reeditara la alegría que debió sentir cuando la<br />

política por el que tanto había luchado, por fin se cumplía)<br />

Todo parece indicar que el principio fue una idea vuestra, aunque<br />

no lo digáis explícitamente<br />

…él se encargó de decir que lo hicimos ambos, y al decirlo, no<br />

faltaba a la verdad… pero hay algo que yo comprendía con todos<br />

sus ribetes: a mí no me importaba a quien se atribuía una iniciativa,<br />

en cuanto fuera implementada para el bien de los empleados<br />

y de la empresa; en cambio, para él era muy importante que<br />

se diera publicidad a su capacidad, dado que su espíritu de<br />

competencia le exigía mostrar lo que podía hacer… él necesitaba<br />

ser respetado y admirado; su espíritu de competencia se lo<br />

exigía… yo no: sólo necesitaba trabajar en un ambiente de cordialidad<br />

y poner todo lo que podía de mí, sin esperar que alguien<br />

se fijara en mis méritos; había pues un gran abismo de predisposición<br />

que nos separaba… de este modo compartimos muchas<br />

horas, inclusive los almuerzos que se convirtieron en una prolongación<br />

de las oficinas, debido a que utilizamos las mesas de<br />

73


los restaurantes para seguir anotando las ideas (se concentra<br />

en la evocación que llega: oportuna y certera) como todos los<br />

triunfadores, él parecía atraer a la buena suerte; así fue que<br />

uno de esos días apareció la noticia de que se necesitaba un<br />

nuevo vice-presidente ejecutivo… al parecer había dos candidatos;<br />

uno, antiguo, conocido por la alta administración y repelido<br />

por los empleados; el otro, no muy conocido por la administración,<br />

pero muy respetado por los empleados, especialmente<br />

desde que se logró que se aceptara la política de que “La satisfacción<br />

del cliente empieza con la satisfacción del empleado”…<br />

también se decía que gozaba de la preferencia del propio presidente<br />

de la corporación… de cualquier manera, los accionistas<br />

principales tenían que reunirse muy pronto y cada uno de los<br />

candidatos empezó a mover sus resortes…los accionistas principales<br />

requerían conocer las opiniones de los principales ejecutivos<br />

de la corporación y todo hacía suponer que el detestado<br />

sería elegido…fue en esos momentos que sucedió algo extraño:<br />

todo el personal decidió apoyar a la joven promesa del mejor<br />

modo posible…la cosa era rara, puesto que los empleados no tenían<br />

ni voz ni voto para apoyar a alguno de los candidatos<br />

(Su rostro expresa ahora una satisfacción tan grande, que pre<br />

anuncia la ocurrencia de algo tan importante, que bien valía la<br />

pena decirlo y escucharlo con énfasis)<br />

… pero nunca se debe subestimar a los grupos solidarios, especialmente<br />

a los que comparten la tarea de ganarse el día con el<br />

esfuerzo compartido…para ponerles un simple ejemplo de la<br />

presión que ejercieron entonces, bastará con decirles que una<br />

semana antes del nombramiento, la jefa de secretarias reunió a<br />

74


todas las secretarias a la hora del descanso de medio día…lo<br />

que se dijo entonces podría resumirse, más o menos, por lo que<br />

recuerdo, en los siguiente términos:<br />

–Señoritas; nos hemos reunido para lograr que nuestro candidato<br />

sea el próximo Vicepresidente Ejecutivo<br />

–Así es; gracias a él ha sido posible que obtengamos ventajas<br />

que nos han favorecido grandemente<br />

–De hoy en adelante (la jefa) cada secretaria se encargará<br />

de hacer saber a su superior por quién debe votar<br />

–¿…?<br />

–Cada superior tiene un superior, hasta la cima del escalafón.<br />

El asunto es que nuestro mensaje llegue hasta los que votarán,<br />

a través de la tarea de presión que harán nuestros respectivos<br />

superiores, acicatea-dos por nosotras<br />

–¿…?<br />

–¡no seas pendeja!; todo el mundo sabe que una secretaria,<br />

cualquiera que sea, tiene un grado mayor o menor de influencia<br />

sobre todo ejecutivo. Toda mujer tiene un grado mayor o menor<br />

de influencia sobre un varón. Si alguna no lo tiene, que revise<br />

bien su anatomía, pues es posible que no tenga los ovarios<br />

bien puestos<br />

(ríe a carcajadas y logra también arrancar la carcajada unísona<br />

de las eternas vírgenes renovadas, las que ya le habían rendido<br />

un pequeño homenaje de reconocimiento)<br />

lo que sucedió después fue algo que nadie pudo explicarse: de<br />

pronto, los ejecutivos andaban diciendo flores sobre nuestro<br />

candidato y las secretarias aparecían altaneras y con una segu-<br />

75


idad que nadie les había notado antes. Llegado el día de la<br />

elección, los resultados anunciaron que nuestro candidato había<br />

ganado por una amplísima mayoría de votos (hay una gran satisfacción<br />

en la morgue, una especie de complicidad implícita que<br />

todos festejan con las expresiones llenas de contento) después<br />

de haber sido nombrado, reunió al personal (por supuesto que a<br />

las secretarias también) y les hizo saber que si bien nadie le<br />

había dicho nada sobre la campaña anónima, el dedujo que su<br />

nombramiento se los debía a todos los empleados Administrativos<br />

y obreros de planta:<br />

–nunca olvidaré lo que hicieron; aunque estoy seguro que, de<br />

hoy en adelante, nadie permitirá que lo olvide<br />

todos se rieron de la ocurrencia…después me llamó aparte y me<br />

invitó a festejarlo…me preguntó a dónde quería ir para hacerlo<br />

“como se debía”; le dije que para mí era igual ir a un pequeño<br />

restaurante o ir al cine, con la condición de que nuestra conversación<br />

se orientara hacia cosas que no fueran relativas ni a la<br />

empresa, ni a la productividad ni a los negocios; me dijo que<br />

deseaba que “todos vean lo que la empresa contaba entre sus<br />

mejores atributos: una mujer hermosa y una funcionaria perfectamente<br />

eficiente, todo en uno”<br />

(Al enfatizar con el tono, intencionalmente formal y solemne, y<br />

acompañarlo con ademanes de graciosa exageración, ríe otra<br />

vez; ríe con una innata y genuina elegancia y con un ritmo de arpegios<br />

arpados, cromados en escalas reiteradamente fluidas)<br />

… la verdad es que hasta en sus cumplidos dejaba la huella digital<br />

de su personalidad… aquella noche puse especial cuidado en<br />

76


vestirme con esmero; quería estar linda, especialmente linda…<br />

al darme cuenta de ello, me sorprendí; me sorprendí agradablemente:<br />

el delfín de la corporación (¡Corporación!) me invitaba<br />

a salir en una cita formal y yo no debía olvidarme de que,<br />

después de todo, era una mujer, aparentemente con capacidad<br />

para atraer la atención de los hombres, algo que satisface a<br />

cualquier mujer, por más mojigata que sea… como muy pocas<br />

veces antes, el acto de vestirme se convirtió casi en un ritual<br />

frente al espejo: sentía, con delicia, el roce de la seda y la textura<br />

de los colores; sentía, con una especie de excitación sensual,<br />

la caricia de las medias y el brillo de las gemas (adopta un<br />

aire de confidencia) hubo inclusive el pálpito gozoso de algo parecido<br />

a la lujuria, al ponerme el corpiño<br />

–La primera cita ha debido ser espectacular, dados los preparativos<br />

previos al encuentro<br />

–…fue muy gratificante; lleno de energía y de lo que llaman<br />

“glamour” puesto que me llevó (¡por supuesto!) al mejor restaurante<br />

de la ciudad, donde fue saludado y fui presentada, debidamente<br />

cumplementada y atendida…pidió los platos, los vinos y<br />

los postres, los que estuvieron deliciosos…la conversación no<br />

pudo abstraerse, finalmente, de cuestiones que tenían que ver<br />

con la tarea común en la corporación (¡Corporación!) repasamos<br />

a los grandes estrategas del pasado, coincidiendo en la opinión<br />

de que la estrategia empresarial participa de los mismos principios<br />

que rigen la estrategia militar…así nos acordamos de Sun<br />

Tzu y su famoso principio de que es preciso resolver las dificultades<br />

antes de que aparezcan y vencer al enemigo, antes de que<br />

éste se con-vierta en una amenaza real…el diálogo sobre el tema<br />

se desarrollaba más o menos como sigue:<br />

77


–…si bien el hacer desaparecer al enemigo, aún antes de que<br />

este se materialice en un amenaza real, es algo que todos los<br />

grandes empresarios hacen, cabe preguntarse si al obrar de<br />

ese modo no están ignorando por completo los conceptos éticos<br />

que rigen las relaciones humanas en todas las esferas del comportamiento<br />

−De acuerdo; pero es imperativo decidir cuáles principios<br />

habrán de servir de marco al comportamiento del empresario<br />

–…creí que los principios éticos era universales<br />

–No necesariamente. Lo que es ético en un grupo social no lo<br />

es en otro; inclusive, lo que es considerado como ético bajo<br />

ciertas circunstancias no lo será bajo otras diferentes, aún<br />

dentro del mismo grupo. Me gustaría dar un ejemplo. Tomemos<br />

al más alto ejecutivo de una Corporación en su labor de llevar<br />

adelante los objetivos de la compañía. Tal como usted dijo en<br />

nuestra primera conversación, el objetivo más importante que<br />

debe cumplir un ejecutivo empresarial es el de incrementar los<br />

beneficios en el corto y el valor de las acciones, en el largo plazo.<br />

Ahora bien, el ejecutivo tiene que responder a miles de accionistas<br />

que han depositado en él su confianza y sus ahorros;<br />

pero, cada uno de esos accionistas tiene su propio sentido de la<br />

Ética y habrá tantas percepciones como número de accionistas<br />

haya. En este sentido, diremos que la ética del ejecutivo es sólo<br />

una más entre miles, por lo que cabría también preguntarse qué<br />

derecho tendría de obrar con su propio criterio ético, si es que<br />

está representando los intereses de miles de seres que tienen<br />

percepciones diferentes. En este sentido, es obligatorio conceder<br />

que debe existir una ética que sea independiente de la que<br />

tienen todos y cada uno de ellos; aquí es donde aparece la Ética<br />

del empresario, que en su impersonalidad se rige por principios<br />

78


objetivos y no subjetivos de la moral. De ahí la legitimidad de<br />

los aforismo de Sun Tzu para la guerra y su aplicación a la empresa<br />

…la convicción y la seguridad con que hablaba reforzaba su lógica<br />

con una fuerza que a mí me parecía incontenible…me gustaba<br />

su modo expresivo: era seguro y sereno, aunque dejaba traslucir<br />

una frialdad para la que yo nunca estuve del todo preparada…también<br />

me gustaba que se dirigiera a mí sin ninguna consideración<br />

especial, dándome el trato que daba a cualquier otro<br />

en un intercambio de opiniones: eso es algo que las mujeres sabemos<br />

valorar<br />

–¿…?<br />

–…era fascinante; esa es la mejor palabra para definirlo…era<br />

fascinante en su conversación, en sus modales, en su altivez y<br />

en sus apreciaciones<br />

–¿…?<br />

–…tenía el secreto de tratarme como a una colega y, al mismo<br />

tiempo, como a una mujer, sin entrar en ninguna contradicción<br />

–¿…?<br />

–…el champán ya estaba empezando a mostrarme el otro lado<br />

de la luna; sus burbujas parecían perfilar una nueva forma de<br />

las cosas y de las sensaciones…las luces fueron más nítidas y la<br />

música sonaba como nunca la había sentido antes…las mesas y<br />

sus manteles; las vajillas y los vasos de cristal…todo, todo parecía<br />

emerger de alguna cueva encantada, al conjuro de una voz<br />

que llegaba de alguna esquina del universo (vuelve a reír, pero<br />

esta vez hay un trasfondo que cree de justicia debe ser develado)<br />

les ruego que me disculpen; ese modo de expresarme lo<br />

79


aprendí después, pero no con él: lo aprendí de alguien, del único<br />

alguien que fue verdaderamente alguien para mí<br />

(la emoción no la deja seguir por un momento y es preciso acudir<br />

en su ayuda)<br />

–Por lo que dejáis entrever señora, esa noche marcó el color de<br />

las otras noches, de los otros días, de todos los momentos posteriores.<br />

¿Podría decirse, quizá, que esa noche partió vuestro<br />

derrotero en dos: antes y después?<br />

–…diría más bien que culminó una espera que había pasado de<br />

ser curiosa a ser acuciante; yo misma me impuse la tarea de introducir<br />

el romance en mi vida…creo que necesitaba amar y ser<br />

amada; necesitaba realizarme como una mujer que viviera el encanto<br />

de saber que un hombre está pendiente de ella… esa noche<br />

fue luminosa y fragante a la que siguieron otras de igual<br />

intensidad… estaba deslumbrada, encandilada por una personalidad<br />

que había sido hecha para envolver, para liderar en todo<br />

el sentido de la palabra… encontré en él una seguridad que nunca<br />

había tenido antes; a pesar de ello, creí que ese liderazgo<br />

podía tomarme en cuenta en la acción de compartir la responsabilidad<br />

de tomar decisiones, de discutir los asuntos inherentes<br />

a la dicha común<br />

(Hay un tono de desaliento en el modo en que ahora habla, en<br />

las vacilaciones que se hacen más lánguidas y cansinas, mientras<br />

que su voz parece perder el timbre de optimismo que había tenido<br />

la mayor parte del tiempo)<br />

80


pero fueron semanas en las que el futuro parecía haberse decidido<br />

por nosotros, y el pasado, anunciar su retirada definitiva<br />

de mi existencia diaria, tan irrelevante hasta entonces<br />

–¿…?<br />

–…a su estilo… restaurantes caros, recepciones, presentaciones<br />

a personas importantes…el romance tomó un ritmo de vértigo<br />

en el que las emociones y las sensaciones pasaban ante mí, como<br />

las imágenes de una película que enfoca un carrusel en movimiento:<br />

vértigo, vorágine, torbellino, remolino…son palabras que<br />

explicarían aproximadamente el desfile de sensaciones…la verdad<br />

es que no tuve tiempo de paladear cada momento, puesto<br />

que cada uno de ellos parecía pasar a la velocidad de la sensación<br />

misma (ahora en sus mejillas revientan juegos de artificio<br />

en gamas rosadas y rojas) así llegó la noche que forzosamente<br />

tenía que llegar; aquélla en que la piel tendría que recibir la urgencia<br />

de la otra piel, en la que tendría que responder con urgencia<br />

igualmente sentida, tal como debe responder una mujer<br />

cuando ha decidido dar placer a su hombre y espera recibir<br />

placer de él (el rostro convoca un momento que ha debido ser<br />

vital en la decisión, en la sensación y en el descubrimiento) con<br />

la noche ya anticipada llegó también el momento en que tenía<br />

que decirle (hay embarazo en la expresión, un embarazo que<br />

parece un verano duraznero en las mejillas) lo que aún no le había<br />

dicho<br />

–¿…?<br />

–…así es; fue en el preciso momento en que empezó a desabrochar<br />

mi blusa… yo sentía las pulsaciones de su ansia que pretendía<br />

adelantar los instantes, embeleso autorreciclable en una<br />

porfiada intención de posesión inmediata y decisiva… le dije que<br />

a pesar de mi doctorado y todo lo demás, yo era aún virgen<br />

81


–¿…?<br />

–quedó inmovilizado, aunque sus ojos parecieron latir a la velocidad<br />

del deseo multiplicado… creo que si alguien le hubiera dicho<br />

que las acciones de la Corporación habían triplicado su valor,<br />

su asombro no habría sido más auténtico… pero se repuso y<br />

reaccionó como sólo él podía haberlo hecho<br />

–¿…?<br />

–dejó de tocarme, me miró con una profundidad que no pretendía<br />

leer sino transmitir y con una emoción visible hasta en la<br />

cola de los cometas, me pidió que fuera su esposa… la escena<br />

habría parecido inspirada para cualquier representante del expresionismo<br />

abstracto (eso también lo aprendí después) ahí estaba<br />

él, tieso y tembloroso, con los ojos convertidos en dos<br />

prismas en movimiento; y estaba yo, encandilada hasta la ceguera,<br />

a punto de ser desabrochada, desprovista de mi estado<br />

civil, pronta a ser desvirgada y, así, en trance de sentir el peso<br />

de un hombre sobre mí… porque debo decir que me gustó el<br />

modo cómo se habían presentado las cosas y el momento que<br />

escogió para pedirme que me casara con él; comprometida la<br />

virginidad, ahora debía comprometer mi palabra y con todo el<br />

arco iris del cosmos rutilando a mi alrededor, le dije que sí; que<br />

me gustaría ser su esposa<br />

(Las pitonisas de la morgue la miraron con un nuevo resplandor<br />

que empezó a nimbarlas, tal el intencionado reconocimiento a<br />

quien, a su juicio, había demostrado ser una verdadera mujer,<br />

después de todo)<br />

la noche me trajo la nueva sensación, aunque no pude enhebrar<br />

bien el ritmo del jadeo que se estrellaba en mi cuello con arre-<br />

82


atos extraños… pero ya lo había oído antes: la primera vez de<br />

una mujer no siempre es gratificante… mi amiga me había dicho<br />

que entre los hombres los había quienes eran bien dotados y<br />

quienes no; por el gran dolor que sentí, deduje que él era de los<br />

muy bien dotados…aunque sí quedaba la sensación de que era<br />

necesario aprender el secreto del gemido que debe ser compartido…<br />

sentir al hombre vuelto ya nuestro hombre, gozando<br />

de su conquista, en movimientos fogosos y urgentes, saber que<br />

el clímax de la satisfacción propia no siempre vendría desde el<br />

alboroto de las hormonas, sino de la seguridad de haber dado<br />

placer a quien debemos darlo, por el hecho de que merece darlo…<br />

así, fui desvestida, besada toda, apretada, acariciada con<br />

una premura que nunca había permitido antes, penetrada, dada<br />

a la revelación y devuelta otra vez al tiempo real (con una sonrisa,<br />

entre maliciosa y tolerante, pone cara de asombro inaudito<br />

y de remedo que profana sólo al ridículo) el epílogo llegó con la<br />

constancia de que por fin había pignorado la virtud de la familia,<br />

el tesoro de la familia, el honor de la familia… al darme<br />

cuenta plenamente de ello, sentí que con el simple movimiento<br />

de una pelvis masculina, la más grande responsabilidad que había<br />

tenido hasta entonces, la de ser la Venerable Cancillera del<br />

Gran Tesoro de la Familia, había desaparecido para siempre<br />

–Vemos señora que el recuerdo pesa sobre el recuerdo como el<br />

segundo sobre la millonésima del segundo mismo. Si os parece<br />

bien, os daremos instantes vitales para que recuperéis los eslabones<br />

faltantes aún en la cadena de los recuentos<br />

–…gracias<br />

Volvamos al Universo de los universos<br />

volvamos<br />

83


Volvamos a la Existencia Inexpresada a través del Ser<br />

que es su Reflejo<br />

El Universo de universos está conectado a nosotros<br />

y nosotros a él, en cadena de eslabones de doble vía<br />

Vayamos en busca de la visión compartida<br />

hagamos una de todos en cada una<br />

Shakti, Siva y Kali son algunos nombres de la Voluntad de Ser<br />

diferentes nombres para sus varias expresiones<br />

Shakti es la energía sexual de las personas<br />

es la reina del jadeo ritmado<br />

La sexualidad libera los poderes del espíritu<br />

hace que el Ser tenga plenitud de su Ser<br />

Siva pretende esclavizar a la mujer en el placer del varón<br />

sabemos que ambos, esclavo y esclavizador, son presos<br />

Shatki por si sola tiene grandes poderes<br />

pero juntada con Siva nos lleva al máximo nivel<br />

Kali es una fuerza dentro de la fuerza Shakti<br />

destruye los sentimientos inútiles y aumenta la energía<br />

Los nueve brazos de Kali tienen nueve campos de acción<br />

es preciso conocerlos poco a poco<br />

Nuestra energía está conectada a la energía de la Tierra<br />

84


la energía de la Tierra, a la del Sol<br />

La del Sol, a la de la Galaxia<br />

la de la Galaxia a la del Universo conocido<br />

La del universo conocido a la del Gran Universo<br />

a la Existencia Inexpresada<br />

La Voluntad de Ser ha abierto las puertas del destino<br />

allí el azar es generoso y hace necesario lo necesario<br />

Estamos sintonizados al Gran Cosmos<br />

donde se decide el azar de nuestro destino<br />

Todo está orientado a ser reproducido<br />

nuestro propósito primario es la reproducción<br />

Cultivemos también el arte del reproducir el placer<br />

lo hagamos con pleno conocimiento y convicción<br />

Los vestidos blancos empiezan a deslizarse de los cuerpos ya<br />

activados por la energía conectada con la energía vital.<br />

Lentamente los sostenes, erectos en pos de alientos tibios, caen<br />

al ritmo de respiraciones acicateadas por el placer anticipado. La<br />

mujer se descubre como mujer y como pitonisa en acto de<br />

trance; la mujer devela a la mujer como Kundalina y como<br />

sacerdotisa; como objeto de placer que busca objetivarse como<br />

placer en el objeto mismo. Ondulan ya las caderas que muestran<br />

el brillo de lo que cimbra en la penumbra, de lo que electriza en la<br />

sombra, de lo que magnetiza en el claroscuro. Las miradas de<br />

85


negro recorren las figuras en ademán de caricia y las<br />

respiraciones cruzan los espacios que dividen lo ahora de lo<br />

después, en simultaneidad que la curvatura final desenrosca en<br />

espirales de tiempo, que de tan intenso, se hace sólido; de<br />

espacio, que de tan vital, se vuelve diacrónico. Pero no es la<br />

penetración lo que buscan los cuerpos tendidos en girasol sobre<br />

la alfombra de terciopelo, no es la mano urgente que explora,<br />

cada vez por vez primera, la zona siempre desconocida; más bien<br />

es la vibración de la piel y piel conectadas entre sí por la energía<br />

primera; la palpitación común que las palpitaciones repiten en<br />

frenesí infinitamente amplificado; la piel conecta con la piel sin<br />

que piel alguna rozara a otra piel. El orgasmo compartido se<br />

realiza sin el roce. El estremecimiento inicial sobresalta los poros<br />

llevados a la enajenación, a la exaltación suprema, por el placer<br />

que vibra a la velocidad de la sensación; luego llegan los espasmos<br />

que fluyen en la cadena que las manos han conformado en el<br />

círculo heterogéneo, ahora revolcado en la alfombra<br />

terciopelada. Círculo inmenso que se retuerce en su propia<br />

circunferencia, que retiembla en simultaneidad, que trepida en<br />

olas de placer que hacen otras olas de placer más y más grandes,<br />

en oscilaciones de onda corta que luego asombran a las<br />

microondas entrañables … y llega otra vez el orgasmo colectivo,<br />

astillado en veintiséis orgasmos que reproducen el gran original,<br />

urgiendo el gemido y el grito común repartido en gritos y<br />

gemidos de histeria sin medida y de delirio sin linderos… el placer<br />

explota en cada poro, acelerando cada electrón para que gire en<br />

su órbita con la fuerza de fisionarse en cadena mortífera de<br />

extinción; el placer duplica la gran explosión original, cuando las<br />

galaxias fueron formadas por levísimos desniveles de un grado de<br />

calor en el millón por el millón y, finalmente, una nueva Vía Láctea<br />

86


fluye en causes hechos de savia que autor recicla las nuevas<br />

cadenas de las manos crispadas. Los gritos, que habían reverberado<br />

en las dimensiones paralelas, convirtiendo la morque en un<br />

centro acústico paradisíaco, ahora dejan sólo el eco que va por el<br />

Cosmos repitiendo los ecos. El silencio apaga los jadeos, la<br />

sombra se apodera del brillo, el claroscuro pierde el naranja y el<br />

girasol humano apaga su aura<br />

Las Percepciones<br />

(La pantalla se prende y en ella aparece otra vez la figura masculina<br />

que cuenta su historia)<br />

–Nos causa gran displacer, sólo comparable con el placer de Escucharos,<br />

el tener que molestaros otra vez<br />

–No se preocupen. Sigamos, para ello, me pregunto de qué querrían<br />

hablar ahora<br />

–Sobre vuestra opinión acerca de algunos comportamientos humanos<br />

–De algunos comportamientos humanos de gran importancia.<br />

Creo que, sin estar consciente de ello, mi comportamiento implicaba<br />

algunas actitudes que bien podrían decirse que coadyuvaban<br />

a la tarea de atraer la atención y la confianza de la gente.<br />

Una pequeña revisión de esas pautas, nos diría, por ejemplo,<br />

que el no presentarse muy a menudo ante los demás, es una<br />

forma adecuada de mantener la imagen de eficiencia que se<br />

tiene. Por lo general, la presencia siempre renovada devalúa a la<br />

persona, puesto que se vulgariza sin quererlo. Los demás no deben<br />

vernos mucho; por supuesto, no deben dejar de vernos, pero<br />

no deben acostumbrarse demasiado a nuestra presencia. Eso<br />

87


es algo que los políticos y los especialistas en marketing nunca<br />

toman en cuenta (hay un ademán de desdén para ambos géneros<br />

de la especie) Los políticos llegan a aburrir cuando aparecen en<br />

todo tiempo y en todo lugar. Sus discursos se hacen insufribles;<br />

sus voces, anquilosadas y sus figuras, deformadas. Por su<br />

parte, los publicistas deberían saber que una publicidad que se<br />

repite una y otra vez, sin piedad y sin consideración para con<br />

nadie, no sólo aleja al consumidor de esa marca o de ese producto,<br />

sino que hace que se declare enemigo. Claro está que esto<br />

sucede con la gente que tiene cierto grado de inteligencia y<br />

sentido crítico, personas que, por supuesto, no tienen gran peso<br />

ni para los políticos ni para los publicistas, debido a que su número<br />

es muy reducido en comparación con el total. Los políticos<br />

y publicistas, por igual, se dirigen principalmente a la masa, a<br />

esa arcilla maleable y deforme, a quienes se dedica los productos<br />

de consumo masivo, pobres o ricos, precisamente, porque<br />

con-forman la gran mayoría de cualquier sociedad. Pero, cuando<br />

se debe tratar con personas de criterio, es necesario ser muy<br />

prudente para evitar convertirse en una figura “familiar”<br />

–A menudo se piensa que la figura es más requerida mientras<br />

más familiar sea a quienes la requieren<br />

–Se piensa mal. Pero hay algo peor que la aparición constante<br />

ante los ojos de los demás: tratar con familiaridad a todo el<br />

mundo. Creo que na-da degrada tanto el valor de un ejecutivo<br />

como el que pretenda ser demasiado “familiar” con los empleados.<br />

En este sentido, creo que los mayordomos ingleses tienen<br />

al perspectiva correcta: el patrón no debe tratar con familiaridad<br />

al mayordomo, puesto que ese trato no hace sino rebajar la<br />

importancia del primero y disminuir la categoría del segundo (el<br />

aire de distinción genuina que lo singulariza se expresa ahora<br />

88


en toda su dimensión) Algo similar decía un crítico de cine, al<br />

instruirnos sobre el hecho de que un rey nunca podría actuar<br />

como un rey en una película, puesto que lo sacaría de su molde<br />

original, genuino. Un rey actuando en el papel de rey, parecería<br />

un almacenero o un boticario, pero no un rey.<br />

–Nos imaginamos que en el continuo contacto con una gama amplia<br />

de personalidades, os habrá permitido establecer algunas<br />

pautas de comportamiento, de acuerdo con las características<br />

psicológicas de cada uno, o por lo menos, de cada tipo<br />

–Así es; tuve la oportunidad de catalogar algunos prototipos de<br />

gran importancia para saber cómo debemos comportarnos con<br />

cada uno de ellos (su semblante adopta un aire de gran seriedad<br />

y concentración, en el afán de convocar las clasificaciones<br />

logradas) En primer lugar, tendremos dos peligrosos extremos<br />

que se unen: el soberbio y el humilde. La diferencia entre ambos,<br />

por lo menos, cuando se trata de negocios, estriba en el<br />

hecho de que el verdadero soberbio está seguro de que todos<br />

valen menos de lo que parecen valer; mientras que el otro cree<br />

que todos valen más de lo que parecen. La diferencia sin embargo<br />

es muy importante y requiere diferentes métodos de<br />

tratamiento en cada caso. El soberbio, cuando cree que ha sido<br />

ofendido, se ofende porque está seguro de que lo afrenta un<br />

ente inferior; esto es algo que no puede soportar y que lo lleva<br />

a grados muy avanzados de furia auto-reciclable. Su actitud de<br />

ofendido participa de la de algún duque o marqués del siglo XVI<br />

(pone cara de marqués y de duque) En cambio, el humilde, cuando<br />

se siente ofendido, cree que lo ha hecho alguien superior a<br />

él; por ello es que recibe la ofensa como el vago recibe el empujón<br />

que lo aparta de la acera. El resultado, claro está, es el<br />

mismo: ambos buscarán venganza; aunque el primero lo hará pa-<br />

89


a castigar la afrenta, y el segundo sólo para vengarse (todos<br />

ríen) Para estos dos casos, el gran secreto está en hacerlos<br />

enojar, puesto que al devenir furiosos perderán toda perspectiva,<br />

inclusive grandes beneficios por el placer de “dar su merecido”<br />

al afrentador. Por otra parte, una discusión de negocios<br />

con estos caballeros puede terminar abruptamente si es que<br />

uno los ha ofendido, con intención o sin ella. Como respuesta,<br />

irán a negociar con la competencia aunque para ello tengan que<br />

renunciar a beneficios muy grandes<br />

–La experiencia diaria parece mostrar que tenéis razón señor,<br />

por lo que no hacemos sino estar pendiente de las otras actitudes<br />

–En el medio de ambos, está el que ostenta una falsa modestia.<br />

Ese es el peor de todos. Por lo general, es mediocre, astuto, intrigante<br />

y poco inteligente. Es el que cuando recibe un homenaje<br />

o un cumplido afirma que “no merecía ese honor por la modesta<br />

contribución de mi modesta persona”. Sin embargo, en el<br />

fondo, bulle una hoguera de soberbia que recalentaría el mismo<br />

infierno y pondría en apuros al mismo Satanás (adopta una imitación<br />

inimitable de la falsa modestia y de las otras actitudes a<br />

las que se ha referido, con entusiasmo reeditado)<br />

–La verdad es que ese tipo de supuesta modestia es la más común<br />

y la vemos todos los días en la mayor parte de las personas<br />

–El de la falsa modestia es un gran hipócrita, un gran astuto y<br />

un gran intrigante. Hay que cuidarse de él<br />

(Por alguna razón desconocida, la imagen en la pantalla adopta<br />

un aire de gladiador que nadie puede dejar de notar, tal es la<br />

intensidad con que cada descripción es transmitida)<br />

90


No olvidemos al sabelotodo; al que nada le es extraño, aunque<br />

nunca sabe algo significativo de algo. Por lo general pretende<br />

adelantarse a los acontecimientos más obvios y disfrutar con<br />

gran algarabía la comprobación de que sus “predicciones han<br />

sido ciertas”. El amor propio de estos señores es muy grande<br />

en comparación a cualquier otro amor que puedan sentir por algo.<br />

Para negociar con ellos, basta hacerles creer que son unos<br />

grandes analistas y que su conocimiento de las cosas y de la<br />

“naturaleza humana” es, en verdad, incomparable. Hay que decirles<br />

que la especie humana se retroalimenta de creaciones<br />

tan gratas a la sociedad y a la naturaleza. Una vez dicho lo dicho,<br />

entonces se tiene a un gorrión entre las manos aunque según<br />

él, nadie “le mete el dedo a la boca”<br />

(Muestra una mano abierta, mientras que con la otra parece<br />

acariciar la cabecita de algún gorrión que recoge granos con el<br />

pico en la palma abierta, todo esto con gestos histriónicos de<br />

gran valía)<br />

En verdad, el sabelotodo es el enciclopedista de lo obvio y de<br />

las grandes nimiedades<br />

–Por lo escuchado, debemos deducir que el conocer la tipología<br />

general de los humanos y saber cómo identificar a un representante<br />

de cual-quiera de los tipos, es una gran ventaja en el<br />

mundo de los negocios. Esto nos da pie para apresurar una deducción<br />

y afirmar que hay otros conocimientos que robustecen<br />

el poder personal de negociar, cuando se los aplica debidamente<br />

–Hay varios y yo me ocupé de identificar algunos que creí eran<br />

los más importantes (reflexiona un poco, tratando de poner orden<br />

al gran número de casos que acuden a la memoria) Tomemos<br />

91


por ejemplo, la gran necesidad, tan diseminada por el mundo,<br />

que tiene la gente de confiar en algo. La vida es muy difícil para<br />

los débiles, para quienes no han nacido con la capacidad de<br />

competir, sino con la destreza para obedecer; creo que hay<br />

causas biológicas determinantes que hacen la gran diferencia y<br />

que las leyes naturales son las que dictan el lugar que cada uno<br />

debe ocupar en la desigual distribución de tareas, debida a la<br />

desigual distribución de talentos y de inteligencias. Creo que<br />

hay seres superiores y seres inferiores y que los ha habido en<br />

todos los tiempos pasados y los habrá en todos los futuros. La<br />

muestra empírica de lo que afirmo es el hecho de que siempre<br />

han existido seres que sirven a las órdenes de los que mandan.<br />

Los que mandan son los superiores, puesto que han alcanzado la<br />

situación de mandar sobre los débiles (cierra un puño para golpear<br />

con él la palma de la otra mano) Desde los faraones de la<br />

antigüedad hasta los millonarios del presente, el hecho se repite<br />

con sistematicidad comprobada: quienes han dominado a las<br />

masas fueron pocos en comparación con el número de los dominados,<br />

gente que, siendo tan infinitamente superiores en número,<br />

han tenido que obedecer a los pocos triunfadores. Los dictadores<br />

modernos de cualquier país que los tenga o hubiera tenido,<br />

no son sino una muestra de que sólo los superiores pueden<br />

mandar y que los inferiores están para obedecer.<br />

–¿…?<br />

–Creo que se debe a que los superiores se convierten en una especie<br />

de reflejo de lo que los inferiores quisieran ser; de lo<br />

que, en el fondo, quisieran alcanzar. Creo también que los pocos<br />

triunfadores dan a las masas de débiles una seguridad que los<br />

débiles, por sí solos no pueden encontrar; una especie de garantía<br />

de que los superiores saben lo que hacen y que harán lo<br />

92


correcto al tomar las decisiones comunes en nombre de todos.<br />

Una persona débil es alguien que no sabe tomar decisiones, que<br />

no tiene la audacia de asumir responsabilidades ni riesgos, por<br />

lo que está dispuesta a sacrificar gran parte de su propia libertad<br />

de acción a cambio de que alguien decida por él. La superioridad<br />

de los pocos no sólo se debe a que sean más aguerridos o<br />

más fuertes individualmente; se debe, principalmente, a la disposición<br />

natural que tienen para decidir en nombre de los demás.<br />

De este modo, el debate sobre la superioridad o inferioridad<br />

de los seres puede resolverse en el siguiente resumen: nacer<br />

con el don de decidir en cualquier circunstancia, especialmente<br />

bajo presión, es la característica que singulariza al hombre<br />

superior y lo distingue de los inferiores. Se sabe decidir<br />

porque se es superior, algo que no se aprende ni con la teoría ni<br />

con la práctica, sino que es congénito al individuo de que se trate.<br />

Recordemos que a un presidente de un país no se le paga por<br />

las horas diarias de trabajo que realiza; lo que el Estado le da<br />

como un sueldo es la contraparte que premia su capacidad de<br />

decidir. Cuando el verdadero político (no el politicastro, el advenedizo)<br />

decide, sabe que juega con el destino de miles, tal<br />

vez, de millones de personas, responsabilidad que no está disponible<br />

para ninguna otra persona a quien el don de decidir le<br />

sea ajeno. También recordemos que cuando los historiadores se<br />

preguntan cómo fue posible que una nación tan civilizada como<br />

era la alemana, permitiera que un demente como Hitler llegara<br />

a hacer lo que hizo, la respuesta es siempre la misma: Hitler,<br />

independientemente de la opinión que se tenga sobre sus actos,<br />

era un hombre que sabía lo que quería, sabía lo que los demás<br />

querían y sabía decidir por ellos: tenía el don de la decisión (hace<br />

una pausa que a los ojos de los demás le permite buscar un<br />

93


caso para ejemplificar sus afirmaciones; al parecer lo encuentra<br />

y decide exponerlo) Si no les parece superficial, me gustaría<br />

traer a vuestra memoria lo que sucedió en la llamada “Noche<br />

de los Cuchillos Largos”<br />

–Os pedimos que lo hagáis, pues todo lo que avala vuestra opinión<br />

aclara la que tenemos nosotros de ella<br />

–Corrían los años de 1933. Hitler tenía que tomar una decisión<br />

por demás difícil: apoyarse en el ejército formal o en las milicias<br />

creadas por Roen. El ejército tenía apenas cien mil hombres,<br />

pero a él pertenecía la gran aristocracia alemana; en<br />

cambio, las milicias (los famosos “Camisas Pardas”) sumaban dos<br />

millones de militantes, al mando de Roen, pero no contaba con la<br />

aprobación de la aristocracia germana. Cualquier político miope<br />

habría elegido contando con los dedos de las manos y de los<br />

pies y se habría decidido por las milicias. No era el caso de<br />

Hitler. Se apoyó en el ejército e hizo matar a todos los principales<br />

responsables de la organización de los “Camisas Pardas”,<br />

entre ellos, al propio Roen, a quien había invitado algún tiempo<br />

atrás para que se trasladara desde un país sudamericano en el<br />

que prestaba asistencia técnica militar, para que fuera Jefe de<br />

Estado Mayor del Ejército Alemán. En el ínterin, Roen había<br />

concebido las milicias como un ente institucional paralelo al<br />

ejército, lo que despertó la desaprobación de los militares alemanes,<br />

pues el poder de Roen crecía a ritmos muy intensos. La<br />

decisión tomada implicaba el tener que matar al único hombre<br />

que según dicen las crónicas, se dirigía a Hitler tuteándolo.<br />

Gracias a esa decisión el “Cabo Hitler” cambiaría la historia del<br />

mundo, a la manera de un Napoleón moderno (hace otra pequeña<br />

pausa, con el objeto de poner el remache final en la estructura<br />

figurativa que había hecho) Señores: eso es saber decidir;<br />

94


mostrar que se tiene la facultad de ser superior y, por lo tanto,<br />

el aval natural de dominar a los demás<br />

–Sin duda es una muestra muy objetiva de que se tiene un gran<br />

don para tomar decisiones de gran importancia. Deducimos de<br />

ello que el hombre de empresa también debe tener facultades<br />

similares<br />

–Claro que sí. A un ejecutivo empresarial no se le paga por el<br />

horario de trabajo que cumple, sino por las decisiones que toma,<br />

dado que de ellas depende el futuro mismo de la empresa y<br />

los ahorros de miles de accionistas. Si ustedes me permiten les<br />

mostraré un ejemplo que es el opuesto al anterior, el mismo que<br />

nos muestra no lo correcto de la decisión, sino el error cometido<br />

al tomarla.<br />

–¿…?<br />

–Los automóviles Ford habían alcanzado fama mundial y no tenían<br />

ni la sombra de alguna competencia que amenazara su liderazgo.<br />

Los “Ford” llenaban las calzadas de las calles y las carreteras<br />

de muchos países del mundo. Un “Ford” era confiable, duradero,<br />

económico y… negro. Pero, todo evoluciona; así es que<br />

llegó el momento en que los otros competidores empezaron a<br />

lanzar coches de colores llamativos, además de nuevas mejoras<br />

en la construcción y el desempeño de los mismos. Cuando los hijos<br />

de Henry Ford, que era el mandamás en la Corporación, le<br />

hicieron notar que esa estrategia les estaba quitando mercado,<br />

el viejo (la vejez degenerativa se convierte en enemigo de uno<br />

mismo y de todos los demás) dijo su última palabra: “la Ford<br />

fabrica sus automóviles de cualquier color que deseen, siempre<br />

que sea negro”. Los efectos de esta decisión no dejaron de expresarse<br />

en la rápida reducción de las ventas y de los beneficios,<br />

ocasionando que la empresa afrontara uno de los peores<br />

95


momentos de su historial. Nada es peor que el subjetivismo<br />

cuando se debe tomar una decisión importante<br />

–¿…?<br />

–Por supuesto que habrá personas que podrán llegar a la silla<br />

presidencial o al escritorio ejecutivo sin tener la capacidad de<br />

decidir. En este caso estaremos ante individuos que fueron<br />

puestos por otros y que sus decisiones no serán sino las de las<br />

personas que hicieron posible que llegara allí.<br />

–Hay algo que no nos queda muy claro y que excita la necesidad<br />

de hacerse transparente: este asunto de los superiores y de los<br />

inferiores, ¿implica necesariamente que los primeros tendrían<br />

el derecho de explotar a los segundos?<br />

–Eso se da por sentado (una dureza recrudecida transforma la<br />

palidez, hasta entonces casi traslúcida del rostro, para hacerla<br />

un pálido brutalmente sólido) la lucha por la vida es la lucha por<br />

los privilegios. Toda la energía puesta en trepar la escala que<br />

mide los grados de superioridad, está orientada a aumentar las<br />

propias prerrogativas con relación a las ajenas; así, el privilegio<br />

de disponer a discreción de la voluntad de los demás es algo<br />

que otorga a la vida su verdadera razón de ser. Es que realmente<br />

somos en cuanto decidimos cómo serán los demás, en el proceso<br />

de usarlos para deleite propio<br />

–¿Encontráis entonces deleite renovado en el hecho de saber<br />

que tenéis a vuestra disposición la voluntad de los demás?<br />

–No sólo de saber que se la tiene, sino del acto de distribuir<br />

esas voluntades a voluntad. Esa satisfacción está en razón directa<br />

al número de voluntades que se dispone: más voluntades<br />

sometidas a la voluntad propia, significa más satisfacción de<br />

estar vivo y de vivir. Por el lado de los débiles, podría decirse<br />

que habrá mayor renunciamiento a la propia voluntad, en la me-<br />

96


dida en que la tarea de decidir garantice un modo de vida con<br />

menos incertidumbre<br />

(No es franco desprecio, pero una mueca muy parecida aparece<br />

en el movimiento casi invisible de sus labios, a la medida en que<br />

su cerebro evoca figuras concretas de gente dependiente que<br />

ha conocido)<br />

Los mediocres se valen de este principio para tratar de hacerse<br />

“imprescindibles”; con este objeto mantienen en secreto la<br />

manera de hacer la tarea concreta que les corresponde. Esta<br />

clase de individuos siempre aparece recolectando datos, haciendo<br />

paquetes de información y elaborando formularios que<br />

sólo ellos entienden. Lo que no saben es que no importará los<br />

subterfugios usados: a pesar de su configuración nunca lograrán<br />

subir a la cima, puesto que el que no ha nacido con la capacidad<br />

de decidir nunca entrará en la selecta élite de aquéllos<br />

que han sido privilegiados con el potente don (la seguridad plena,<br />

la convicción sólida y la serenidad más fuerte se tatúan en<br />

palpitaciones intensas y urgentes que su cuerpo irradia y que su<br />

cuerpo recibe) Es importante hacerse necesario en todo lo que<br />

emprendemos, pero eso surge de la propia naturaleza del individuo,<br />

nunca de la acción premeditada que caracteriza el accionar<br />

del mediocre<br />

–Al parecer, asignáis al dominio de los individuos una gran ponderación<br />

en vuestras preferencias vivenciales<br />

–Creo que la Voluntad de Poder nietzscheana es la gran verdad.<br />

La naturaleza discrimina entre fuertes y débiles; es preciso<br />

dominar a los débiles, puesto que para ser dominados han venido<br />

al mundo. Si un individuo no cumple con ese precepto vital,<br />

97


no pertenece a la élite de los fuertes; al contrario, es uno más<br />

de los del rebaño y merece ser tratado como tal. La diferencia<br />

hace la jerarquía y la jerarquía hace el dominio: dominar es el<br />

destino de los fuertes; ser dominado, la gracia de vida de los<br />

débiles. El que decide domina, el que domina decide. El que es<br />

dominado no decide porque su mentalidad no está estructurada<br />

para decidir; el deber de decidir lo aterra y por eso agradece a<br />

los que decidimos por él. Sobre la base de esa premisa es que<br />

en mi escala de jerarquías, yo pongo primero que nadie al empresario<br />

y al político por igual; ellos son los que verdaderamente<br />

han nacido con la facultad de decidir; los demás, en menor o<br />

mayor grado, carecen de esa facultad y se contentan con dejar<br />

que los demás decidan por ellos<br />

–Esto excluiría a los científicos, escritores, poetas y hombres<br />

que tienen otras profesiones, sin contar a los trabajadores que<br />

producen en las plantas de producción o en los campos de cultivo<br />

o en los talleres artesanales<br />

–Los excluye. Empecemos por los científicos. Si no fuera por el<br />

empresario, los inventos o los descubrimientos de los científicos<br />

quedarían sin ser conocidos. Solo la iniciativa del hombre de<br />

empresa conecta el invento con la producción; a ese proceso es<br />

que se llama innovación. Tomemos como ejemplo el chip que<br />

ahora es tan importante en la comunicación y en los sistemas de<br />

información (mira a todos, como el que tiene cuatro ases en la<br />

mano y los juegos de los otros contrincantes ya están descubiertos<br />

sobre la mesa) De no haber sido por el empresario, el<br />

invento habría quedado en el archivo de algún genio desconocido<br />

y no habría servido para nada. Únicamente la capacidad de<br />

innovación del empresario ha permitido que ese invento fuera<br />

puesto en servicio de la humanidad. En verdad, toda aplicación<br />

98


de la ciencia al proceso productivo, lo que conocemos con el<br />

nombre de tecnología, se ha con-vertido en la variable más importante<br />

para consolidar y fortalecer el bienestar y el crecimiento<br />

de las naciones. No importa el invento o el descubrimiento<br />

que deseen analizar; si ahora sirve para algo es debido a<br />

que un empresario lo hizo conocer al mundo y lo aplicó a un proceso<br />

productivo (todo su cuerpo se yergue como animado por<br />

energía recurrentes que parecen llegar a él desde los confines<br />

de los universos) En cuanto a los escritores, poetas y demás,<br />

debemos reconocerles que su imaginación desborda la del hombre<br />

promedio, por lo que pueden concebir diferentes modos de<br />

vida y de relaciones, aunque la mayor parte de las veces, imperdonablemente<br />

utópicas. La tarea es importante, pero adolece<br />

de la debilidad de no poner en acción la gran facultad humana:<br />

la de decidir; decidir para uno mismo y sobre todo, para y<br />

en nombre de los demás. En lo que se refiere a los profesionales<br />

liberales, nada hay que puedan hacer si es que no lo hacen al<br />

servicio de un empresario o del gobierno. Por su parte, la fuerza<br />

de trabajo es una masa maleable que sólo está interesada en<br />

cumplir con su ciclo a condición de que se le otorgue lo necesario<br />

para vivir con la incertidumbre reducida al mínimo. Si no se<br />

le concede ese deseo habrá problemas que el empresario genuino<br />

nunca dejará sin resolver (con una nueva muestra de<br />

triunfo que recorre todo su campo visual, se apresta a dar la<br />

síntesis de su percepción) El empresario es el nervio motor de<br />

toda corriente civilizadora: para constatarlo, salgamos mentalmente<br />

a la calle. Allí veremos edificios inmensos, puentes maravillosos,<br />

calles y avenidas grandiosas. Lo hicieron los arquitectos<br />

y los ingenieros; pero el que los contrató para ello, fue un<br />

empresario. Veamos el flujo de automóviles, de trenes, subtes,<br />

99


al admirarlos una y otra vez, siempre vislumbraremos la mente<br />

del empresario en la construcción de esas maravillas. Visitemos<br />

los cines y las discotecas, las salas de teatro y de conciertos…<br />

en fin, veamos donde veamos, siempre nos encontraremos con la<br />

imagen del empresario combinando factores de producción,<br />

reuniendo gente y dinero para llevar adelante proyectos que<br />

nadie más que él está dispuesto y capacitado para convertirlos<br />

en realidad. El empresario es el nervio motor y el cerebro del<br />

mundo y de la especie (los gestos ya se vuelven altaneros, como<br />

los de un moderno Napoleón, que en vez de mirar el mapa de<br />

Europa, analiza el plano del próximo supermercado)<br />

–¿…?<br />

–Las negociaciones entre dos empresarios participan de las que<br />

existen entre los jefes de Estado por una parte y los sectores<br />

que componen el conglomerado social de la nación respectiva,<br />

por la otra. Así, el Jefe de Estado debe decidirse sobre las intenciones<br />

de quienes vienen a hablar con él. Si los dirigentes<br />

desean mantener el statu quo, es decir el sistema de gobierno<br />

imperante en ese momento, el estadista sabrá que cometería un<br />

error imperdonable si no dialogara con esos señores, puesto<br />

que lo único que desearán será mejorar el status de los miembros<br />

del grupo al que representan, dentro del statu quo imperante,<br />

lo que es legítimo en una sociedad civilizada. Por el contrario,<br />

si el estadista observa que la parte contraria no quiere<br />

mejorar su status en el statu quo del sistema vigente, sino destruirlo,<br />

entonces el hombre de Estado sabrá que el error estará<br />

en pretender dialogar con esa gente, puesto que no importará<br />

lo que se proponga, el diálogo sólo servirá para hacer ganar<br />

tiempo al enemigo. Lo mismo sucede con la negociación entre<br />

empresarios: cuando el más fuerte recibe a los más débiles de-<br />

100


e darse cuenta de las intenciones de estos últimos y sólo entonces<br />

decidir si debe dialogar o no con ellos. Lo que venga<br />

después, corresponde a la formulación de su propia estrategia<br />

(Las miradas de los presentes parecen percibir en la pantalla no<br />

al que presta un testimonio, sino al que dicta las condiciones<br />

para una rendición incondicional en una guerra ganada)<br />

En estos diálogos, es muy importante saber esconder lo que se<br />

pretende y las cartas que se tiene para jugar. Aquí es invalorable<br />

el halago para el opositor y la mimetización de las intenciones<br />

reales. Hay personas más dependientes que otras de la<br />

aprobación ajena, por lo que se solazan cuando reciben testimonios<br />

de reconocimiento a sus destrezas o habilidades, ciertas<br />

o supuestas, tal como ya lo expuse hace unos instantes. Todos<br />

esos individuos finalmente caen por tener esa debilidad, lo<br />

que demuestra que no son seres superiores, sino, entes camuflados,<br />

entes que por azar llegaron a la posición que tienen y<br />

que no hacen sino des-prestigiar al verdadero ser que decide.<br />

Estar pendiente de la opinión que los demás tengan de uno, es<br />

uno de las maneras más directas de expresar la propia falta de<br />

personalidad, de convicción en las propias capacidades y de autonomía<br />

de acción. El hombre que decide no tiene necesidad de<br />

la aprobación ajena; no le interesa recibir aplausos indiscriminados;<br />

más bien selecciona las fuentes de aprobación, a<br />

las que identifica por el grado de importancia que han alcanzado<br />

en la carrera de ser importantes, precisamente, por saber<br />

decidir para los demás. La aprobación de cien mil pordioseros<br />

no vale nada en comparación con la del Vicepresidente Ejecutivo<br />

de la Corporación. Sólo los espíritus débiles están pendien-<br />

101


tes de la aprobación ajena, indiscriminada. En cuanto a nosotros,<br />

sólo buscamos la aprobación selectiva (apunta hacia sí<br />

mismo con gran energía, para anular cualquier posibilidad de<br />

error, por parte de los demás, en la identificación)<br />

–Seguramente en este caso también tendremos algún Hitler<br />

que nos deslice hasta la sensación de independencia y autonomía<br />

absolutas que debe tener cualquiera de los elegidos, para<br />

ser líderes de los demás<br />

–Sin duda. He aquí una de las tantas ocasiones que mostraron la<br />

personalidad del Furher. Por la misma época a la que nos referimos<br />

anteriormente, 1933, cuando Hitler se aprestaba a ser<br />

Canciller de Alemania, sabía que necesitaba el visto bueno del<br />

entonces Presidente y héroe de la Primera Guerra Mundial,<br />

Hindelburg, quien no veía con buenos ojos la escalada del futuro<br />

hombre fuerte de los germanos. Conociendo su soberbia y con<br />

el propósito de no acicatear sus aspa-raciones, lo obligó a hacer<br />

antesala en su Despacho durante días y noches antes de recibirlo.<br />

Hitler se aguantó todo esto sin chistar ni quejarse. Estuvo<br />

día y noche; días y noches en la antesala, hasta que finalmente<br />

tuvo que ser recibido y confirmado. Obtenido el nombramiento<br />

ya no volvió a pedir la aprobación de nadie, dando así un<br />

ejemplo de lo que es la búsqueda de una aprobación selectiva (si<br />

hubiera llevado una capa, un par de botas, un uniforme y una<br />

gorra, la imagen de la pantalla habría mostrado algún Sigfrido<br />

moderno desafiando al destino) Ustedes pueden tener la opinión<br />

que quieran de Adolfo Hitler, pero ninguno negará que su<br />

ejemplo exterioriza, con gran ventaja, el con-tenido de lo que<br />

quiero decir, por eso es que en las respuestas que doy a las diatribas<br />

que se hacen a su memoria, pregunto a mi vez: ¿cómo fue<br />

posible que todo un pueblo −y el mundo mismo− haya permitido<br />

102


que un solo hombre llevara al planeta entero a la conflagración<br />

más terrible de todas las épocas? ¿Se sentían, acaso, tan inferiores<br />

con relación a él que no se animaban a frenarlo desde el<br />

comienzo? (gamas de sardonia, nubes errantes de pasión reprimida,<br />

pasan y dejan sombras en el rostro, comprimido ya a una<br />

presión amenazante)<br />

–Hay muchas cosas que la historia aún debe explicar, sin duda;<br />

pero ahora tenemos la seguridad de que tenéis más para mostrar<br />

las facetas del hombre, desde vuestro ángulo perceptivo,<br />

tan agudo y perspicaz a nuestro entender<br />

–Entre las diferentes clases de hombres de pensamiento y de<br />

acción, hay algunos que caen por la intención de ir más allá de la<br />

meta propuesta originalmente. Ese es un error, puesto que pretender<br />

ir más allá de lo planeado significa que se quiere improvisar<br />

sobre la marcha, lo que constituye una muestra de insensatez<br />

imperdonable. Sobre el particular, podríamos decir que<br />

hay tres clases de individuos: los que planifican por encima de<br />

sus capacidades reales, los que lo hacen por debajo de ellas y<br />

los que generalmente identifican más o menos acertadamente la<br />

textura de la meta con la capacidad propia. Los primeros viven<br />

en perpetua frustración, porque no llegan a entender que tienen<br />

la ambición en un grado tal, que excede en mucho al talento.<br />

Estos entes generalmente son los actores de las grandes quiebras<br />

y, en el peor de los casos, de los grandes fraudes. Los segundos<br />

se dividen en dos grupos. El primero está conformado<br />

por los que planifican por debajo, a sabiendas de que dan para<br />

más. En este caso, estamos ante seres más bien timoratos y<br />

que son adversos al riesgo. A ellos es que los pequeños ahorristas<br />

confían su dinero. El segundo grupo incluye a quienes programan<br />

por debajo, pero no saben que lo hacen, debido a que no<br />

103


conocen sus potencialidades plenas. Son seres con grandes habilidades<br />

y destrezas, pero no se aquilatan en todo su valer y<br />

dejan pasar oportunidades que otros jamás ignoran. Estos son<br />

los hombres a quienes una mujer de carácter empuja hacia<br />

arriba<br />

(hay un consenso colectivo en quienes miran la pantalla, en sentido<br />

de que esta afirmación confirma lo que ya habían notado:<br />

los ejemplos que pone el personaje se refieren a hombres solamente,<br />

nunca a mujeres, a las que parece ignorar, no por intención,<br />

sino por sentido de omisión innato)<br />

Por último, tenemos a los realistas. Esos son los verdaderos<br />

triunfadores porque no sólo evalúan muy bien sus propios talentos,<br />

sino que también son expertos en evaluar a los demás. Raras<br />

veces se equivocan, pero nunca juzgan. Conocen las debilidades<br />

y las fortalezas propias como las ajenas. Para ellos no<br />

existen los “malos” ni los “buenos”, simplemente los que pueden<br />

ser usados en un momento determinado y los que no son útiles<br />

para ese momento, en una constante actitud de clasificar a todos<br />

como “usables” y “no usables” de acuerdo con las circunstancias.<br />

Nunca se ofenden ante un insulto; saben que el hacerlo<br />

los pondría en inferioridad de condiciones en el acto de decidir<br />

qué debe hacerse en tales circunstancias. Unen el presente, el<br />

pasado y el futuro en un entrecruzamiento temporal y anímico<br />

muy difícil de desentramar. Tienen paciencia y saben escoger el<br />

momento oportuno para decidir y actuar (su entusiasmo es tan<br />

grande que parece materializarse en la pantalla y abultarla sin<br />

interrupción) No llegan a genios, pero sí a hombres de gran talento.<br />

Fouché era uno de estos hombres. Tal vez, el arquetipo<br />

104


de todos los tiempos (mira a los que lo miran en la pantalla) Recordemos<br />

que cuando rompió lanzas con Robespierre, éste, el<br />

hombre fuerte de la Revolución Francesa, le prometió la guillotina.<br />

Fouché serpenteó con pausa apresurada y al final, fue Robespierre<br />

el que terminó ofrendando la cabeza. Con Napoleón<br />

fue el segundo hombre del Imperio, sin embargo, cuando el Emperador<br />

fue enviado a la isla de Elba, estuvo en la ceremonia de<br />

despedida, para recibir, casi simultáneamente, a Luis XVIII.<br />

Cuando Napoleón volvió de la isla para hacer temblar durante<br />

cien días a todas las dinastías de Europa, Fouché estuvo para<br />

recibirlo y luego despedirlo otra vez, en el peregrinaje final a<br />

Santa Elena. De este modo, el hijo de un fraile, terminó siendo<br />

el hombre más fuerte de la Francia revolucionaria y terminó<br />

como miembro de la nobleza, en la Francia otra vez monárquica.<br />

Fouché es la encarnación misma de la astucia hecha persona y a<br />

veces llega a repugnar, pero ante él todos los demás, excepto el<br />

genio, palidecen (sólo falta el saludo militar, el que se da a la<br />

bandera, para completar la actitud admiradora del personaje)<br />

–La lucha entre empresarios rivales debe competir con las más<br />

encarnizadas de los combates militares<br />

–Sin duda. Cuando dos bando enemigos se enfrenta, el ganador<br />

debe asegurarse de que el vencido no pueda volver a levantarse;<br />

por lo menos, no en mucho tiempo. Dejar un enemigo vencido<br />

pero sin re-matarlo es un error por el que muchos han pagado<br />

precios exorbitantes. Muchas veces no se acaba del todo con el<br />

enemigo por compasión y otras por descuido o negligencia. Sobre<br />

el particular recordemos que la Batalla de Waterloo fue<br />

perdida por Napoleón debido a una negligencia imperdonable.<br />

Una buena parte del ejército enemigo se había batido en retirada,<br />

por lo que Napoleón ordenó a uno de los generales para<br />

105


que lo persiguiera y aplicara la operación de limpieza, esto es, la<br />

matanza de todos los que estaban huyendo. El general francés<br />

no pudo alcanzar a los prófugos, los que volvieron al campo de<br />

batalla para asegurar la derrota del Emperador, quien, al verlos<br />

venir a lo lejos, por el polvo que levantaban, creyó que era su<br />

general el que venía en su ayuda, después de haber aniquilado a<br />

los prófugos. En vez de eso, se encontró con que la ayuda era<br />

para el enemigo, al que faltaba muy poco para vencerlo definitivamente.<br />

Esta negligencia causó la derrota final de Napoleón y<br />

cambió la historia misma de Europa<br />

(Misiles de ferocidad parten desde el rostro convertido en una<br />

plataforma lunar, desde donde surgen sombras nucleares de<br />

pasión y de impotencia ante el relato que él mismo estructura.<br />

¿Cuántas veces ha rumiado la misma escena, reeditada una y<br />

otra vez, por la incredulidad aumentada en cada evocación?)<br />

No cuesta imaginarse la desilusión y la rabia de Napoleón al ver<br />

que un error había impedido para siempre llevar adelante la posibilidad<br />

de una Europa unificada. No olvidemos que él fue quien<br />

dijo que el aroma más grato a cualquier nariz, era aquél que salía<br />

de las hogueras que volvían ceniza los despojos mortales de<br />

los soldados enemigos. Ahora bien, con las debidas distancias,<br />

es necesario parangonar lo que sucede cuando una corporación<br />

aplica una estrategia que anula a su competidor, pero que no lo<br />

inhabilita del todo. La compañía competidora se recuperará, se<br />

fortalecerá y entonces tendrá un solo objetivo: anular al que<br />

antes la había vencido. Pero, como habrá aprendido por sí misma<br />

los efectos de una acción aniquiladora incompleta, cuando<br />

lance su estrategia hará todo lo posible para aplastar definiti-<br />

106


vamente al rival y lo hará de tal manera, que no dejará la menor<br />

posibilidad de que haya recuperación alguna (las manos adoptan<br />

la forma de zarpas hechas de hierro; de garfios engarzados en<br />

un solo garfio)<br />

–¿…?<br />

–Sí. Yo he ideado estrategias que han acabado con firmas enteras<br />

y he disfrutado –como lo habría hecho Napoleón con el<br />

aroma de las hogueras– con los anuncios de la quiebra de la<br />

competencia. ¡Qué satis-facción tan grande! ¡Qué deliciosa sensación<br />

de poder! ¡Qué recompensa tan reconfortante para la<br />

tarea cumplida!<br />

–¿…?<br />

–Es difícil de creer, pero las estrategias más grandes se basan<br />

más en la psicología de las personas que en la adopción de planes<br />

y programas de elaboración erudita. Como decía un experto<br />

en administración de empresas, al presidente de una corporación<br />

le interesará más saber con quién ha jugado golf el presidente<br />

de la competencia el día anterior, que el contenido de las<br />

páginas y páginas de información especializada sobre las variables<br />

micro y macroeconómicas que el estadístico de la empresa<br />

laboriosamente recopila durante el mes, para dejarlo en grandes<br />

remesas de papel en el escritorio del ejecutivo. Conocer<br />

con antelación el contenido de un anuncio emitido por algún secretario<br />

de Estado sobre una medida gubernamental, puede valer<br />

más que los pronósticos de todo el conjunto de analistas financieros<br />

de una nación. La información es, con la tecnología<br />

(aunque no hay la una sin la otra) la variable más importante, ya<br />

en el mundo empresarial, ya en la dimensión política<br />

–Por lo que hemos escuchado, vos debéis ser un contrincante de<br />

primer nivel cuando se trata de discutir, presentar argumen-<br />

107


tos, arrinconar al rival y, finalmente convencerlo para que haga<br />

lo que vos tenéis en voluntad que haga<br />

–Al contrario; nunca discuto. ¿Recuerdan lo que les conté acerca<br />

del pagaré comprometedor y la forma en que solucioné el<br />

asunto?<br />

–Lo recordamos con permanente regocijo y admiración<br />

–Pues bien; si en vez de hacer lo que hice, me hubiera puesto a<br />

discutir con el abogado, ¿habría logrado, con un tomo completo<br />

de palabras, lo que logré con una sola acción? ¿habría convencido<br />

al abogado de que dejara en paz al presidente de mi Corporación?<br />

–Debemos rendirnos ante el peso inmensurable de la acción hecha<br />

sobre las palabras del tomo<br />

–Nunca se debe discutir; más bien es de necesidad imprescindible<br />

mostrar la idea en acción que poner la acción en un rosario<br />

de ideas. Es que la acción puede atemorizar, algo que la simple<br />

palabra nunca logra real-mente. La amenaza no sólo pone en<br />

guardia al amenazado, sino que no tiene sentido práctico. Si se<br />

va a llevar a cabo alguna acción contra alguien, mientras la víctima<br />

eventual menos sospeche de ello, mejor habrá de ser el<br />

resultado. Algunos nacen con la idea de que quieren ser amados<br />

por los demás; en cuanto a mí se refiere, yo prefiero ser respetado<br />

y temido y a nadie habré de respetar si es que primero<br />

no le temo; lo demás es para damas parlanchinas y curas de parroquia.<br />

Nada rebaja tanto a una persona como la hipocresía: un<br />

hombre a quien se le ve los dobleces más allá de las mangas y<br />

por debajo del pantalón, es un ser en ruinas. Cuando se tiene<br />

todo listo, es preciso anunciarlo con voz fuerte, serena y definitiva.<br />

Nada de eufemismos ni de excusas tontas: los primeros<br />

molestan, las segundas ofenden<br />

108


–Por lo que hemos escuchado, tendríamos serias razones para<br />

afirmar que sois muy independiente y, en consecuencia, reacio a<br />

solicitar ayuda, aunque la necesitareis<br />

–Nadie es auto-suficiente a ese extremo. Tarde o temprano<br />

necesitará la ayuda de los demás, pero considero un error el<br />

acudir en pos de ayuda tratando de apelar a la sensibilidad de<br />

aquél a quien se pide. Cuando se trata de prestar recursos financieros<br />

o de comprometer la realización de una acción a favor<br />

de alguien, lo verdaderamente efectivo es poner en conocimiento<br />

de la persona a quien pedimos un favor, las eventuales<br />

ganancias que ese favor le producirá en el futuro, ganancias que<br />

no se miden necesariamente por la cantidad de dólares que se<br />

recibirá, sino por que compromete la obligación de devolver ese<br />

favor con otro de parecidas características. De ahí que es muy<br />

difícil que alguien que carece de todo pueda pedir un favor a<br />

otra persona, puesto que no tendrá el aval de devolverle lo que<br />

ha recibido<br />

–En otras palabras: los pobres no pueden pedir favores<br />

–Excepto a otros tan pobres como ellos. En el mundo de los<br />

sentimientos, la generosidad hacia el prójimo está en proporción<br />

directa a la capacidad de ese prójimo para garantizar la<br />

devolución de lo que recibe, lo que me parece justo y lógico: la<br />

asimetría en el mundo de los favores no puede lograr el equilibrio<br />

necesario en la acción de dar y de recibir. Pero en el juego<br />

de los favores, hay sutilezas que deben ser tomadas en cuenta.<br />

Psicológicamente, cuando se pide un favor, el que pide está en<br />

inferioridad de condiciones con relación al que concede el favor;<br />

esto, generalmente, no es nada reconfortante para el que<br />

solicita. Sin embargo, esa misma cualidad puede ser aprovechada<br />

en ganancia propia, en circunstancias que no son realmente<br />

109


excepcionales por la frecuencia con que se presentan en el<br />

mundillo de los juegos psicológicos que forman parte del mundo<br />

de los negocios. A veces, con el acto de pedir un favor a alguien<br />

se obtiene su apoyo, dado que se le da la impresión de que es<br />

importante y que al pedirle ese favor, se le reconoce esa importancia.<br />

De este modo, yo he pedido pequeños favores a personas<br />

cuya influencia me sería de ayuda alguna vez, favores que<br />

no necesitaba en absoluto. Por otro lado, en circunstancias especiales,<br />

es muy importante adelantarse a la persona y ofrecerle<br />

el favor antes de que se vea obligado a pedírselo a uno.<br />

Esto sucede, por lo común, cuando alguien de rango superior<br />

tiene alguna dificultad y cree que acudir en ayuda de los demás,<br />

es rebajar su posición y su dignidad. En esos casos, la sutileza<br />

en ofrecerle el favor, como si fuera un privilegio para el que lo<br />

ofrece, es un arte de gran rendimiento. Nada es peor, sin embargo,<br />

que ofrecer un favor a alguien y no obtener su reconocimiento,<br />

sino su desprecio. Ese sujeto es el gran enemigo, del<br />

que uno debe cuidarse con asiduidad permanente y aniquilarlo<br />

por completo, tal como lo y lo expuse<br />

–Algunos tratadistas han dicho que la necesidad de aumentar<br />

los beneficios es propio de los empresarios de Occidente, pero<br />

que este comportamiento no puede generalizarse a todas las<br />

civilizaciones del mundo<br />

–La afirmación me parece muy pertinente. Por ejemplo, los pueblos<br />

hindú, chino y pre colombino nunca tuvieron el deseo de<br />

acumular riqueza como base de una felicidad permanente. Las<br />

enseñanzas hinduistas y budistas son muy explícitas al respecto:<br />

renunciar al mundo material para encontrar la felicidad en<br />

la meditación y en el Nirvana. La máxima budista importante en<br />

este aspecto es “reduce tus deseos”, mientras que la hindú ins-<br />

110


truye de que un escalón más en el logro del placer espiritual,<br />

equivale a cualquier placer mundano multiplicado por un millón.<br />

De este modo, la economía no tuvo ninguna importancia en el<br />

devenir de estas dos civilizaciones. Tampoco la tuvo en el mundo<br />

precolombino, por las mismas razones (se pone reflexivo y<br />

anhelante al mismo tiempo, como lo hace cada vez que va a<br />

efectuar una afirmación atrevida) Yo afirmo que sólo la raza<br />

blanca ha sido dotada de la necesidad de crear más y más riqueza<br />

y, en el proceso, de alcanzar nuevas cimas de crecimiento<br />

–¿…?<br />

–Debido a que es la única que no sólo se contenta con adaptarse<br />

a la naturaleza, sino que se preocupa de transformarla en grados<br />

tales que ninguna otra raza jamás ha concebido. Todo esto<br />

lo hace por la necesidad de confort que tiene. Ninguna otra raza<br />

exige con tanto celo, el goce de los niveles de comodidad que<br />

demanda la raza blanca. Veamos un ejemplo a través de la historia.<br />

Cuando un grupo de raza no blanca siente frío, entonces<br />

prende una hoguera y sigue adelante; por el contrario, cuando<br />

los miembros de la raza blanca sienten frío, prenden la fogata,<br />

con lo que se adaptan, como los demás a las condiciones del<br />

mundo externo. Pero, ya con la fogata prendida, empiezan a<br />

pensar en el modo de superar la tarea de prender fuego cada<br />

vez que hace frío, así es que inventan la calefacción artificial.<br />

Particularmente, yo creo que los grupos de razas no blancas,<br />

jamás habrían llegado, ni en todos los años de la eternidad –a<br />

no ser que hubiera habido alguna mutación genética– a imaginarse<br />

la posibilidad de transformar la naturaleza en tales grados.<br />

Todo esto nos lleva a una verdad irrefutable: no hay grupos<br />

humanos iguales. La naturaleza se ha encargado de hacer<br />

grupos desiguales dentro de la especie, entre los que destaca,<br />

111


como el más apto, el grupo conformado por la raza blanca. Antes<br />

de que el escándalo se expanda por este reciento, me gustaría<br />

hacerles una pregunta; ¿es posible?<br />

–Por supuesto que es posible. Las respuestas complementan las<br />

preguntas y ambas hacen un discurso que no fatiga sino que<br />

contenta al entendimiento armoniza la conversación<br />

–Gracias. Aquí va: ¿Creen ustedes por casualidad, que los hindúes,<br />

dejados en su proceso de desarrollo, sin la influencia de<br />

la raza blanca, habría llegado a inventar las escaleras mecánicas?<br />

¿la televisión?<br />

(Junta las yemas de los cinco dedos de una mano con las de los<br />

cinco de la otra, para efectuar un movimiento que permita<br />

apuntar con los pares de dedos mayores y anulares a quienes se<br />

encuentran al frente de él, mirando la pantalla)<br />

… los indios de este continente, ¿habrían inventado la computadora?<br />

los negros ¿habrían llegado al jet por sí solos? (mira<br />

con humedad complacida el silencio de los que lo miran)<br />

–Nos sorprendéis sin una respuesta que iguale en contundencia<br />

la agudeza de la pregunta<br />

–No hay sino una respuesta: si dejáramos pasar mil millones de<br />

años, ninguno de esos grupos llegaría jamás al nivel de conocimiento<br />

científico que tiene la raza blanca y no lo haría por una<br />

simple razón: debido a que están en niveles inferiores en la escala<br />

zoológica, no buscan modificar el mundo externo, sino<br />

adaptarse lo mejor que pueden a él; por lo tanto, no tienen el<br />

sentido del “confort” que es propio únicamente de la raza blanca.<br />

De ahí que yo debo afirmar que la raza blanca se diferencia<br />

de las demás por su exigencia irrenunciable y progresiva de<br />

112


confort y, con ello, de su capacidad de transformar el mundo<br />

externo a la medida de sus deseos y comodidad, después de<br />

haberse adaptado al medio ambiente<br />

–La teoría del “confort” que propiciáis parecería ubicar al ser<br />

humano únicamente en la dimensión material de la existencia,<br />

mostrando despreocupación soberana de otras dimensiones, tales<br />

como la espiritual, por ejemplo<br />

–La “dimensión espiritual”, a la que ustedes se refieren, no es<br />

sino una idealización de la superstición institucionalizada por<br />

estratos interesados en vivir en virtud de esa superstición, tal<br />

como lo hace el político a costa de la creencia popular en la democracia<br />

y la supuesta igualdad entre los hombres (hay un vestigio<br />

de risa feroz reprimida ferozmente en la acústica, pero<br />

expresada sin inhibiciones en el gesto) La verdadera espiritualidad<br />

del hombre se sustenta y supera cada día con el cumplimiento<br />

de los fines y de los objetivos que se impone como individuo.<br />

Cumplidos esos objetivos y fines, el espíritu goza, se solaza,<br />

por ser la objetivación de lo que ha logrado. Todo lo demás:<br />

religión, fe, misticismo y el largo etcétera supersticioso,<br />

son nieblas conceptuales arrancadas del miedo a la muerte y la<br />

dubitación ante la vida<br />

–¿Dónde quedaría entonces las escalas de valores que la humanidad<br />

ha ido esculpiendo a lo largo de los años, de los siglos y<br />

de lo milenios, para sustentar su razón de ser y su justificación<br />

ante el destino?<br />

–Las escalas de valores son variadas, de acuerdo con los intereses<br />

de los grupos en pugna y de las condiciones de miseria en<br />

que se desenvuelven. Observen ustedes que mientras más pobres<br />

son esos grupos, más abundante es el miedo a un ser que<br />

supuestamente les dio la vida y que se autosatisface mante-<br />

113


niéndolos al borde de la muerte. Las mismas palabras no significan<br />

lo mismo para dos grupos desiguales; así, la palabra “honestidad”,<br />

por ejemplo, será diferente para el miembro de la mafia,<br />

para el cura y, digamos, para el empleado público. Para el<br />

primero, “honestidad” servirá para designar a cualquier criminal<br />

que es sincero y no juega sucio a los otros criminales de su<br />

mismo grupo. Para el cura, la palabra servirá para designar el<br />

comportamiento de una mujer que no le abre las piernas a nadie,<br />

sino al que ha firmado un contrato matrimonial con ella. Para<br />

el empleado público, el vocablo significa que el dinero que<br />

robe de la Administración pública, será debidamente repartido<br />

entre los miembros de su partido<br />

–¿…?<br />

–Como ya lo dijimos, para el empresario, “honestidad” será una<br />

palabra que designará la responsabilidad de cumplir con la confianza<br />

que en él han depositado los accionistas de la empresa<br />

(Calla por unos instantes, como si tratara de evaluar la importancia<br />

de decir algo más; al cabo de los mismos, al parecer, decide<br />

que es importante y, al hacerlo, muestra una sonrisa realmente<br />

franca y espontánea, de las muy pocas que se le han visto<br />

en la pantalla)<br />

Si ustedes tienen el tiempo suficiente, tal vez me permitan dar<br />

un ejemplo muy gráfico acerca de lo que significan las palabras,<br />

de una escala de valores determinada, en una situación concreta<br />

–Por supuesto que tenemos el tiempo que necesitéis para darnos<br />

ese ejemplo que será, sin duda, muy pertinente a vuestro<br />

caso<br />

114


–La vejez es uno de los grandes enemigos de la humanidad. Por<br />

supuesto que cuando hablo de “vejez” no me refiero simplemente<br />

a la que estructuran los años, sino a la que hace que las víctimas<br />

no cambien con los tiempos. Ser viejo es no querer cambiar,<br />

no poder cambiar, no concebir el cambio como una variable<br />

continua y, en el proceso, es convertirse en un obstáculo para la<br />

sociedad. El caso de Ford, al que hice referencia, es un ejemplo<br />

certero. Por mi parte he conocido muchos de estos trastos y<br />

sus intentos de cubrirse con su capullo de telaraña para negar<br />

el movimiento del mundo. Los dos habían ocupado cargos muy<br />

importantes en sus respectivos países en los niveles de la burocracia<br />

más parasitaria de cuántas uno podría imaginarse (mira a<br />

un ángulo de la pantalla, exigiendo que por alguna fuerza misteriosa<br />

reflejara la imagen de los dos individuos puestos al inminente<br />

proceso de escarnio) Cuando yo los conocí eran miembros<br />

principales del directorio de una empresa a la que yo pretendía<br />

fusionar con otra. Cuando llegamos a un arreglo satisfactorio<br />

sobre el precio de la transferencia, ambos quisieron imponerme<br />

la condición de que los procesos de producción utilizados no<br />

fueran cambiados por otros nuevos. Por supuesto que esto era<br />

una estupidez, pero ellos aducían que “así lo habían hecho siempre<br />

y querían que así se hiciera en el futuro” dado que “la tradición<br />

es la fuerza que permite afrontar las tempestades del<br />

destino” En ese momento quise mandarlos a la mierda, pero les<br />

pedí unas horas para “consultarlo con mis superiores” (una pequeña<br />

corriente de ironía pareció hacer pequeñas olas al lado<br />

de las comisuras labiales) Utilicé esas horas para ahondar mis<br />

averiguaciones sobre algunas de las actividades de los venerables<br />

en la empresa. Dos datos de interés fustigaron mi temperamento.<br />

Uno de los viejos no aceptaba ni mandaba ninguna nota<br />

115


edactada con el uso de una computadora, porque consideraba<br />

que “era una descortesía usar esos medios para la comunicación<br />

formal” El otro no aceptaba una fotocopia de un documento,<br />

puesto que “no era legítima”; por lo tanto, era preciso que alguien<br />

escribiera a máquina y sacara una copia en papel de seda<br />

usando papel carbónico para el caso (mira a la audiencia con el<br />

asombro rubricado en los ojos, en el rostro, en las manos, en el<br />

cuerpo todo, esperando una respuesta cómplice y justiciera por<br />

ello mismo) Cuando volví a encontrarlos, les dije que mis superiores<br />

habían considerado el asunto y estaban dispuestos a darles<br />

por la empresa el 75% de lo convenido originalmente, con “el<br />

compromiso de hacer todo lo posible para seguir conservando la<br />

venerable tradición de sus mentores” (hace un ademán de incredulidad<br />

en el movimiento de la cabeza) Los viejos aceptaron<br />

el trato y de ese modo ahorramos más de 20 millones de dólares<br />

con relación al precio fijado en principio (reflexiona) La vejez<br />

es horrible; debería tener pena de muerte<br />

–Tal como la describís, la vejez es un miedo agudo y reiterativo<br />

de perder el motivo de la propia existencia. Pero, no negaréis<br />

que, en compensación, ofrece el asidero de la prudencia y, con<br />

ello, el balance necesario en la ejecución de las acciones conjuntas<br />

–No es posible negarlo, por lo que, sobre la base de mi anterior<br />

expresión acerca de la vejez, tal vez hayan podido ustedes intuir<br />

una de mis principales debilidades: a veces soy muy impetuoso,<br />

muy impaciente, algo que en verdad no puedo reprimir en<br />

algunos casos, aun sabiendo que la impaciencia es una prueba<br />

irrefutable de inseguridad. La planificación de un programa, de<br />

una campaña o de un simple acto, sobreentiende que habrá la<br />

paciencia necesaria para esperar el o los momentos propicios<br />

116


para la acción. Es imperativo tener paciencia, paciencia siempre<br />

renovada, pues el tiempo exige su propio tiempo y como no tiene<br />

apuros ni deseos, se comporta con impertérrita indiferencia<br />

con relación a la ansiedad de los mortales. Dicen que un hombre<br />

admira en otros lo que él, por sí, no tiene. Yo admiro la paciencia;<br />

pero no cualquier paciencia, sino la paciencia activa. Esa especie<br />

de manto de terciopelo negriazul que parece suavizarlo<br />

todo: desde la indiferencia del tiempo hasta las urgencias más<br />

combativas del ser. La paciencia activa reposa, como si su razón<br />

de ser fuera el reposar, pero, reposa con un propósito, al que<br />

tiene por seguro y por digno. Nunca debe confundirse la paciencia<br />

activa con la mansedumbre o la resignación, que es lepra<br />

que llevan los frailes con respecto a la humanidad, no necesariamente<br />

para con ellos mismos. La paciencia activa es una virtud<br />

que muy pocos tienen. Claro está que también es una objetivación<br />

de la astucia, de aquel privilegio de los mediocres, de<br />

quienes no han recibido del destino la fuerza de la genialidad<br />

(se yergue con la firmeza de un miembro de la guardia del palacio<br />

real)<br />

–Esa distinción entre paciencia como mansedumbre y resignación,<br />

por una parte, y paciencia activa por la otra, nos parece<br />

muy importante y muy útil (otro pequeño silencio ocupa el espacio<br />

dejado por el tiempo) Sin embargo, cuando hablamos de la<br />

paciencia como una forma de expresar la mansedumbre, no es<br />

posible dejar de tomar en cuenta a los rebeldes, precisamente<br />

a todos aquellos cuya capacidad para la paciencia es mucho más<br />

limitada que la de los demás. ¿Tenéis algún comentario sobre<br />

estos individuos? ¿Cómo debe comportarse un ejecutivo como<br />

vos en los enfrentamientos con estos hombres?<br />

117


–Los rebeldes quieren ser líderes de masas y saben que sólo<br />

siendo rebeldes podrán lograrlo. Usualmente, un rebelde típico<br />

es muy dependiente de la aprobación de los demás; su rebeldía<br />

es sólo un medio para llamar la atención y lograr esa aprobación.<br />

Los dependientes de la aprobación ajena son muy vulnerables,<br />

precisamente por ese deseo de agradar a la masa. En las<br />

relaciones de negocios con esos furibundos anti establishment,<br />

es necesario tomar en cuenta ese punto débil. La mejor arma es<br />

desprestigiarlos con cualquier estratagema inteligente y sin ir<br />

contra la ley<br />

(Murmullos de risa contenida provienen de todos los rasgos del<br />

personaje, ante la tarea de mostrar alguna faceta divertida del<br />

asunto; los espectadores de la pantalla, conocen ya esa expresión<br />

y se aprestan a disfrutar lo que ahora, con debida antelación,<br />

anuncia)<br />

Recuerdo una de las más exitosas campañas que tuvimos contra<br />

uno de estos especímenes, cuando quiso llevar adelante una<br />

huelga por un in-cremento salarial muy desproporcionado. El<br />

sindicatero había elegido una estrategia basada en la “virilidad<br />

del trabajador”, para aparecer en las reuniones de sus cofrades<br />

con posturas supuestamente viriles e inequívocas, de<br />

acuerdo con lo que decía. A mayor energía desplegada en el intento,<br />

mayor era la cantidad de trabajadores que parecían apoyarlo.<br />

Cuando se encontraba en un punto muy prometedor en la<br />

ascensión hacia el liderazgo total, apareció un panfleto que en<br />

letras muy sólidas y nítidas mostraba un título que decía:<br />

“afirmamos que el señor tal no es maricón y emplazamos a cualquiera<br />

que pretenda demostrar lo contrario” (ríe a carcajadas,<br />

118


ememorando momentos de genuino deleite) por supuesto que<br />

aparecieron artículos que ponían en duda su virilidad, señalando<br />

ciertos o presuntos comportamientos que habían notado en su<br />

personalidad. No faltaba quienes lo defendían con furia y convicción<br />

y quienes lo acusaban desaforadamente, con ello, el objetivo<br />

había sido logrado: se había empezado a hablar de él<br />

desde ángulos muy dudosos, lo que ocasionó que se achicara,<br />

gradualmente primero, luego en forma progresiva, hasta desparecer<br />

por completo, después de lo cual, todo volvió a la calma.<br />

Yo me río de los rebeldes, seres inseguros y neuróticos siempre<br />

en busca de aprobación ajena<br />

–Sin duda, son variadas las expresiones de la inseguridad humana,<br />

de su vulnerabilidad y fragilidad, características que, al ser<br />

conocidas por hombres como vos, los pone en desventaja definitiva<br />

–Por eso es que muy pocas veces yo me he dignado discutir con<br />

alguien, dado que la experiencia ha demostrado que es muy poco<br />

lo que se gana en una discusión. Observen ustedes los famosos<br />

debates que los políticos entraman para hacer conocer sus opiniones<br />

acerca de la situación del país y de lo que debería hacerse<br />

para solucionarlos. Convocan la atención de las masas, pero<br />

nada más, puesto que la atención de las masas no sirve para nada<br />

útil<br />

–Algunos dicen que la historia del ser humano toma un nuevo<br />

punto de inflexión en estas épocas; todo parece mostrar que la<br />

intromisión del postmodernismo hace vacilar los fundamentos<br />

de la Razón. ¿Tenéis alguna opinión sobre el particular?<br />

–Por supuesto. Tal como ustedes dicen, el debate intelectual<br />

occidental se ha escindido en dos campos principales: por un<br />

lado están los modernistas, que defienden la modernidad y, por<br />

119


el otro, los postmodernistas, que se inclinan por la postmodernidad.<br />

Si bien es posible establecer una dicotomía real entre<br />

los modernistas y los postmodernistas, éstos, a su vez, se dividen<br />

prácticamente en tantas escuelas como individuos que las<br />

defienden. Las diferencias, todas ellas, pueden ser clasificadas<br />

desde el campo de la epistemología y el de la Ideología propiamente<br />

dicha. Definamos, en primera instancia los siguientes<br />

términos. Empecemos con “Modernidad”; Este vocablo ha sido<br />

acuñado por historiadores posteriores al Renacimiento e identificado<br />

con la evolución del capitalismo. Se caracteriza por el<br />

imperio de la Razón y su periodo más importante culminaría con<br />

la Revolución Francesa. “Postmodernidad”, es decir, la percepción<br />

que en antropología y sociología desdeña las generalizaciones<br />

en beneficio de un particularismo morfológico, pretende<br />

una crítica a la modernidad. Para el postmodernista, todas las<br />

orientaciones valorativas tienen el mismo derecho de ser, basado<br />

en la deconstrucción de los significados; “quien vive por el<br />

significado, muere por el significado”, dicen los teóricos más<br />

recalcitrantes. Por supuesto que esto se refiere a los acólitos<br />

incondicionales de la reconstrucción, de ninguna manera deberíamos<br />

generalizarla a todos sus representantes. El postmodernismo<br />

se refiere a la estética, la filosofía, la sociología, la<br />

literatura, la psicología, la arquitectura... y es muy escéptico<br />

con relación a la validez de la teoría. Prefieren la observación<br />

directa; tal como lo hace el antropólogo. La orientación del<br />

postmodernista a las diferencias más que a las similitudes, no<br />

siempre garantiza que sepan identificar las diferencias específicas<br />

en cada caso. Decir, por ejemplo, que un adobe es diferente<br />

de un camión, no es decir gran cosa; pero si se determina<br />

la diferencia específica en el contexto del tema que se trata,<br />

120


entonces sí tendremos un aporte, aunque no parece que este<br />

principio de la diferenciación específica sea del dominio o del<br />

agrado o del interés de los postmodernistas radicales. Por otra<br />

parte, su predilección por la historia puede convertirlos en historicistas,<br />

empeñados en mostrar hechos sobre hechos, sin<br />

aportar con un solo ápice a la estructuración de una teoría. Para<br />

ellos, el conocimiento científico no es posible debido a su<br />

creencia de que no existe verdadera objetividad, aunque no<br />

siempre explican a que se debería esta falta de objetividad.<br />

Hay dos ramas en que se dividen los postmodernistas: los escépticos<br />

y los afirmativos. Los escépticos son los representantes<br />

más críticos del comportamiento y la razón de ser del hombre;<br />

sus críticas apuntan fundamentalmente a la imposibilidad<br />

de lograr un sistema articulado de conocimiento. Los postmodernistas<br />

afirmativos no niegan la posibilidad de concebir un<br />

sistema articulado de conocimiento, pero critican la posición de<br />

quienes toman la Razón como único instrumento cognoscitivo del<br />

ser y postulan que junto a ella está la Intuición, una especie de<br />

“sexto sentido” abstracto y, para mí, producto de la estupidez.<br />

–Quedaría entonces por establecer cuáles, según vos, serían los<br />

principios filosóficos y éticos que avalan la práctica del sistema<br />

capitalista actual<br />

–El Consecuencialismo; es decir la teoría normativa que afirma<br />

la moralidad de una acción si las consecuencias de esta acción<br />

son más favorables que desfavorables, por lo que sólo el resultado<br />

final de la acción es el único determinante de su moral. A<br />

partir de esta definición se establece tres subdivisiones: el<br />

Egoísmo Ético, el Altruismo Ético y el utilitarismo<br />

–¿…?<br />

121


–El Egoísmo Ético postularía que una acción es ética si las consecuencias<br />

son más favorables que desfavorables sólo para el<br />

que la realiza. Habría Altruismo Ético si el resultado de una acción<br />

tuviera consecuencias más favorables que desfavorables<br />

para todos, excepto para el que lleva a cabo la acción y el Utilitarismo<br />

afirmaría que una acción sería correcta si los resultados<br />

fueran más favorables que desfavorables para todos y cada<br />

uno.<br />

–¿Cómo se determina que los resultados de una acción son más<br />

beneficiosos y favorecen a más personas, que los resultados de<br />

otra acción cualquiera?<br />

–Para eso es oportuno referirnos al postulado fundamental del<br />

liberalismo: la interacción de los intereses egoístas coincide<br />

con el interés general, proceso que se lleva adelante por las<br />

fuerzas del mercado, metaforizado por la figura de una “mano<br />

invisible. De este modo, el egoísmo del panadero lo lleva a ofertar<br />

pan al mercado, no por amor al prójimo, sino por egoísmo; lo<br />

mismo para el carnicero y el transportista. Así, la interacción<br />

de todos esos egoísmos permite la existencia de pan, carne,<br />

transporte… en una sociedad plenamente establecida. Si no<br />

existieran esos egoísmos, no habría posibilidad de existencia<br />

para nadie.<br />

–Todo esto parece muy natural y razonable, pero sólo a condición<br />

de que hablemos de seres abstractos que viven en un paraíso<br />

donde cada uno consigue lo necesario, sin tener que afectar<br />

los intereses de los otros. Pero el mundo real no es ese paraíso,<br />

mucho menos, cuando se vive en un mundo capitalista, debido<br />

a que en el capitalismo hay una fuerza que tiende a separar<br />

lo que el interés común quiere unir: la competencia<br />

122


–La competencia es la característica más importante, el cimiento<br />

donde se estructuran las relaciones entre los capitalistas y<br />

se concreta en la necesidad que tiene cada uno de “ser mejor”<br />

que el otro. Sólo siendo más productivo que todos los demás<br />

capitalistas, se les puede arrebatar sus ganancias para incrementar<br />

las propias; en ese proceso la tecnología avanza y hay<br />

crecimiento; con ello, mayor bienestar para todos.<br />

–En el proceso de la competencia, los más productivos eliminan<br />

a los menos productivos, causando problemas tales como el<br />

desempleo, la marginalidad y la pobreza ¿Cabría en la lógica de<br />

la competencia la posibilidad de ayudar a los necesitados, lanzar<br />

programas de lucha contra la pobreza?<br />

–El verdadero meollo del problema es identificarse o no con el<br />

siguiente principio: ¿se rige la humanidad, o no se rige, por el<br />

principio la selección natural? La respuesta a esta pregunta<br />

condiciona la actitud que se tomará ante la vida y los problemas<br />

sociales<br />

–¿…?<br />

–Yo soy partidario de la idea necesaria de que cada grupo está<br />

en continua lucha con los demás, cada nación en pugna con las<br />

demás. Sobre la base de esa percepción es que yo he desarrollado<br />

mi propia definición de Nacionalismo; ¿les gustaría escucharla?<br />

–¡Claro que sí!<br />

–El Nacionalismo es el conjunto de un principio sociológico, una<br />

percepción filosófica, una ideología política y un credo económico.<br />

Desde el punto de vista sociológico afirma que la unidad<br />

fundamental de la existencia del ser humano es el grupo. Desde<br />

la percepción filosófica, postula que la lucha por la sobrevivencia<br />

de cada grupo es el principio general de existencia; desde la<br />

123


ideología política, sostiene que en el proceso de sobrevivir, cada<br />

grupo deviene antagónico de todos los demás y, desde el<br />

punto de vista económico, establece que lo que pierde un grupo<br />

es relativa o absolutamente ganado por los demás. Como pueden<br />

observar, yo soy de los que postula la selección natural como el<br />

modo natural de coexistencia entre los grupos humanos y trato<br />

de obrar en consecuencia. Por eso es que yo debo salir en defensa<br />

del grupo en el que tengo mis intereses. Yo pertenezco al<br />

grupo de los empresarios y si hay una contradicción con los asalariados,<br />

yo estaré del lado de los empresarios. Si alguna vez<br />

debo ayudar al asalariado, no será por beneficencia, sino para<br />

mantener la demanda por lo que mi empresa produce; a pesar<br />

de eso, tal como ya lo dije, no creo que el empresariado tenga<br />

la tarea de luchar por el bienestar de la sociedad, tarea que en<br />

el peor de los casos, le corresponde al Estado; en el mejor, a<br />

cada uno de los individuos que conforma el grupo al que pertenece<br />

–Al parecer, tenéis vuestra ideología muy bien delimitada. Pero<br />

debemos intentar conocer que cabida tiene en esa ideología<br />

conceptos tales como “Libertad” y “Democracia”, para poner<br />

dos ejemplos<br />

–Entiendo por libertad la facultad natural que tiene el ser humano<br />

de actuar sin estar sometido a la voluntad de nadie. Entiendo<br />

por democracia, el sistema político por el que los miembros<br />

de una sociedad, eligen libremente a sus gobernantes por<br />

voto directo y secreto, sin la coerción de nadie<br />

–De acuerdo con lo habéis dicho antes, la “masa”, como vos la<br />

llamáis, sería la encargada de elegir a esos gobernantes; por lo<br />

tanto, los representantes así elegidos serían responsables ante<br />

124


es “masa”, que para vos no tiene ningún valor. ¿Habría una contradicción<br />

en ello?<br />

–No, no la habría, debido a que en realidad los que eligen no son<br />

los miembros de esa masa zoológica, sino los líderes de los partidos<br />

políticos, quienes ponen a disposición de esa masa amorfa<br />

el “menú” de posibilidades que delimita el radio de acción de<br />

cada uno de los sujetos que pertenecen a esa masa. Por eso es<br />

que la “elección libre y soberana” es un acto digitado desde<br />

esas grandes corporaciones llamadas partidos políticos, quienes<br />

tienen un aparato de mercadotecnia tan sofisticado como cualquiera<br />

de las grandes empresas. En este sentido, el ciudadano<br />

que vota ante la urna tiene el mismo poder del consumidor que<br />

compra en un supermercado: ninguno. Lo que yo afirmo es consecuente<br />

de mi opinión acerca de los grupos y la imposibilidad<br />

de encontrar igualdad entre ellos, tal como lo dije anteriormente<br />

–Nos imaginamos que esos principios son aplicados con gran<br />

destreza y fluidez en el manejo de los recursos humanos de una<br />

empresa, con el fin de hacerlos más productivos y cosechar dividendos<br />

más generosos<br />

–Por supuesto que sí. Pero, todo lo que ponen los teóricos de la<br />

administración de recursos humanos es un eufemismo para<br />

adornar el fin y darle a la materia un halo de jerarquía teórica<br />

que no tiene.<br />

–Con seguridad, será todo un descubrimiento oír algunas más de<br />

vuestras recetas para lograr lo que se quiere. Todo lo que habéis<br />

dicho es valioso por el mérito de la observación que lo avala.<br />

Pero hay algo que se hace explícito por su propia ausencia.<br />

Durante vuestros comentarios acerca de vuestras experiencias,<br />

os habéis referido a varios tópicos, pero nunca habéis di-<br />

125


cho nada sobre vuestro matrimonio. ¿Sería una indiscreción<br />

preguntaros si tenéis algunos comentarios sobre el mismo?<br />

–Sí; sería extremadamente indiscreto e impertinente<br />

(Mira a todos, tratando de abarcarlos en el tamaño de la pupila;<br />

tal vez de absorberlos en la mente ya vacía. La amargura inicial<br />

vuelve a buscar acomodo en su rostro y en sus manos. Su cuerpo<br />

cesa de irradiar energía y se vuelve, poco a poco, el reflejo<br />

de un holograma que pierde consistencia a medida que cada pulsar<br />

del tiempo infinito lo priva de agitación vital)<br />

Ahora voy a pedir su permiso para retirarme a descansar. Siento<br />

que debo dejarme flotar, que debo convertirme en un flote<br />

continuo y liviano, como el de un recuerdo alejado de otros recuerdos<br />

y cobijado en la serenidad de un mar que no se agita.<br />

Adiós.<br />

Dejemos que la vida vuelva a la muerte<br />

dejemos que la muerte recobre lo que le corresponde<br />

Mientras más sabemos, más sabemos qué ignoramos<br />

saber más es tener conciencia de lo que no se sabe<br />

Pero ahora sabemos más acerca de la energía del aura<br />

sabemos que es una energía electromagnética<br />

Sabemos que es nuestro qi y nuestro yin-yang<br />

todo en uno solo<br />

126


El Yin-Yang es uno solo, pero toma muchas frecuencias<br />

es el espíritu o el alma de los seres<br />

Hay quienes viven para encontrar hierro en las montañas<br />

hay quienes viven para encontrar aura en los seres<br />

El hombre normal juega con la energía de la electricidad<br />

el hombre sabio palpa la energía del ser<br />

La energía del ser se palpa en el cuerpo del ser<br />

en el cuerpo no cubierto por nada, excepto la piel<br />

La piel concentra el aura del cuerpo<br />

la ropa la modifica y deforma<br />

El ser genera energía en forma de electricidad<br />

también en forma de electromagnetismo<br />

La energía de los cables se mide con instrumentos<br />

la energía del ser se mide mejor con el tacto<br />

La energía de los demás puede ser cambiada por la propia<br />

el intercambio de energías es el intercambio de vidas<br />

Procedamos a intercambiar energías entre ser y el ser<br />

lo hagamos con éxtasis radiante<br />

La ropa de cada mujer y de cada hombre parece flotar en el<br />

aire, una vez liberada del peso de los cuerpos aprisionados. En<br />

una atmósfera hecha de luces que juegan con las sombras, los<br />

127


cuerpos, liberados, a su vez, de la prisión a que les sometían las<br />

prendas, emiten auras reflejantes de los colores que distinguen<br />

a los chacras principales. Los flujos de energía surgen de las<br />

manos que tocan los cuerpos del que está más cerca. Manos de<br />

hombre que se hacen delicadas para deslizarse por la piel de la<br />

mujer, bajo la cual mora el placer. Manos de mujer que cobran<br />

vigor al convocar la energía del varón en trance. Poco a poco, las<br />

auras se hacen visibles a los ojos, después de haberse hecho<br />

perceptibles a la visión in-terna. Ahí está la energía negrirroja:<br />

flamas de fuego negro que vibran en el fondo rojo; flamas de<br />

fuego rojo que vibran en el fondo negro. Fuerzas de la existencia<br />

que penetran la energía del Ser. La Energía del Ser penetra<br />

la Fuerza original de la Existencia. El negro absorbe al rojo del<br />

primer chacra. La Fuerza vitaliza la Energía del Ser. La Primera<br />

Fuerza-Energía del Ser es roja Flamas negras y rojas vienen<br />

desde la Existencia y desde el Ser, en flujo cósmico que atraviesa<br />

los cuerpos. Es la Energía Roja, la que se lleva todos los<br />

temores, todas las incertidumbres, todos los complejos y las<br />

inhibiciones. La Energía Roja, con la que los seres realizan las<br />

actividades de todos los días y los grandes objetivos confiados<br />

a ellos por la Voluntad de Ser y por el Azar a la par que los dones.<br />

Los objetivos serán cumplidos y los dones, utilizados. La<br />

FE-Roja fluye a través de los cuerpos-mente. Ni los miedos, ni<br />

los complejos, ni las incertidumbres podrán nada contra ellos,<br />

pues están protegidos por la FE-Roja, la que nunca los abandona,<br />

hasta conducirlos a la muerte, después de la rotación completa<br />

del ciclo de vida de cada uno…. Ahora las mujeres se convocan<br />

y tocan entre sí, los hombres quedan inmóviles; las manos<br />

finas hacen filigranas en las pieles cimbradas. La caricia repetida<br />

en cada piel es nueva en cada segundo nuevo. Sólo una mu-<br />

128


jer sabe exactamente lo que place a una mujer. Las teclas del<br />

piano activan los diapasones de las cuerdas más íntimas y las<br />

melodías mudas anuncian los espasmos. Ahora, a la par con las<br />

manos, los labios absorben y dejan las fuerzas-energía vitales<br />

en las cuerdas que vibran con acordes felinos. El primer chacra<br />

en cada cuerpo se activa y empieza a vibrar a la velocidad de la<br />

luz, porque la lengua ha provocado el primer derrame de supremo<br />

éxtasis en el refugio donde el placer ha sido congregado.<br />

Las lenguas succionan y torpedean sin asomo de violencia en el<br />

cerco de sensaciones; los clítoris vibran, palpitan con furia que<br />

no violenta; las lenguas penetran más y los vórtices del placer<br />

se revuelven en búsqueda des-esperada de algo que exige nuevas<br />

dimensiones, hasta la locura que está encandilada. Las yemas<br />

de los dedos, teclas negras y blancas al unísono, pulsan las<br />

cuerdas vitales; las lenguas, émbolos delicados y únicos, hacen<br />

que las piernas se abran, implorando la continuidad del asedio<br />

sollozante .… los éxtasis se apresuran para no quedar excluidos,<br />

los cuerpos, epilepsados, se contorsionan trabando las formas y<br />

formando los caprichos de la forma .… luego el reposo, la inmovilidad<br />

y la vuelta ... las flamas palpitan, titilan, las bocas se<br />

desprenden de las entrepiernas y las manos dejan de filigranear<br />

el placer en las pieles; ahora son las que permanecerán a la<br />

espera de las otras manos y de las otras lenguas que habían estado<br />

recibiendo el placer y que tienen que darlo; los cuerpos se<br />

mueven: los que estaban de espaldas tornan a estar de hinojos<br />

ante las piernas activadas que se abren exigiendo el privilegio<br />

de gozar de aquello que antes habían dado. El ciclo se renueva<br />

… los hombres han observado el secreto de la mujer, develado<br />

por la mujer; intuyen que el placer será mayor, pues todo secreto<br />

trae la primicia de algo que nos torna más completos…..<br />

129


El otro lado<br />

del sol<br />

En la morgue, la luz se alimenta de penumbra y deja en el aire<br />

los corpúsculos de los restos mortales de sombra. Las paredes<br />

flexúan en ondas cadenciosas antes de recobrar su verticalidad<br />

severa, mientras que los cuerpos amontonados, unos sobre<br />

otros, testimonian la unión de lo que no es con aquello que aún<br />

persiste en ser. Lo que más impresiona de un cadáver es la imagen<br />

que nos transmite la forma con que ha percibido el mundo<br />

cuando eran síntesis del existir y del ser. Hay cadáveres que<br />

muestran una arruga diminuta que parece crecer alrededor de<br />

los ojos: en ella exponen los secretos que se atiborraban en las<br />

mentes; los desencantos de la conciencia; la impotencia enardecida<br />

de la voluntad. Otros sólo exhiben la expresión neutra de<br />

una máscara tapada por una piel continua y sin dobleces: son los<br />

celosos vigilantes de la intensa fuerza interna que lucha por<br />

expresarse, pero que se encuentra con el imperativo de no<br />

claudicar ante nada ni nadie, por lo que los espasmos del espíritu<br />

no llegan a la superficie y se arrinconan en algún lugar escondido,<br />

por debajo de la epidermis. Hay quienes muestran la<br />

última mueca, acostumbrados a exponer la sorpresa siempre<br />

reiterada que trae cada día: son los que han vivido con los ojos<br />

en perpetuo asombro, los que han sentido la alegría de estar<br />

vivos para encontrar en la muerte la sorpresa definitiva….los<br />

asistentes al ritual reabren el ritual:<br />

Disipemos por un instante la niebla que cubre la Existencia<br />

y develemos también los Estados Puros del Ser<br />

130


–Os hemos convocado otra vez señora, para deleitarnos con el<br />

toque emocional, siempre anhelante, que desea palpar otra vez<br />

la exquisita textura de vuestro testimonio<br />

–…aún no comprendo por qué les parece tan importante que yo<br />

les haga un diseño de lo que ha sido mi vida; pienso que hay<br />

otras personas mucho, pero mucho más importantes que yo, para<br />

mostrarles perfiles más emocionantes que los míos<br />

–porque hay millones de mujeres en el mundo que desean conocer<br />

los vericuetos de vuestra existencia; así, el mundo podrá<br />

ser más tibio con el destino de la mujer, para compensar lo frío<br />

que ha sido<br />

–… ¿desde qué parte les gustaría que reiniciara mi relato?<br />

–desde el punto donde lo habéis dejado; esto es, desde las sábanas<br />

que cubrieron o descubrieron vuestra primera experiencia<br />

con el amor en estado de jadeo ritmado<br />

–…esa noche fue una mezcla de ansia y de miedo; de dolor físico<br />

y de anhelo no logrado…yo había decidido que esa noche sería la<br />

primera en que accedería a la acuciante urgencia del hombre y<br />

la última en que dejaría de imaginármela cómo habría de ser…en<br />

el colegio y en la universidad mis amigas comentaban sobre el<br />

placer de ser acariciada, de sentir la mano exploradora recorriendo<br />

los poros, el placer de ser activada por la pasión desbordante<br />

que hacía desbordar la propia, de ser penetrada y,<br />

finalmente, transportada al éxtasis, pero nunca podían explicar<br />

en qué consistía ese éxtasis…decían que no era posible describirlo<br />

si no se lo había sentido nunca…poco a poco me fui preguntando<br />

si yo no sufriría de alguna anormalidad, puesto que jamás<br />

había sentido más de una tibia sensación de bienestar al ser<br />

besada y acariciada, lo que distaba un mundo de lo que escu-<br />

131


chaba en los testimonios repetidos de quienes sí habían visto<br />

las luces de color en variadas gamas<br />

(un velo de niebla tenue intenta cubrir su rostro, pero se disipa<br />

ante la determinación de expresar con fidelidad intencionada lo<br />

que siempre le había sido difícil hacerlo ante alguien que no<br />

fuera ese “alguien”)<br />

pero esa noche no hubo grandes novedades para mí: al parecer,<br />

el éxtasis, tantas veces proclamado, no quiso hacerse en<br />

mí…pero no fue una experiencia fea; aunque dolorosa, trajo<br />

momentos de emoción al comprobar lo que yo podía despertar<br />

en un hombre tan importante…al parecer, el placer sí respondió<br />

a las expectativas del hombre, al menos por lo que me dijo, y<br />

eso bastó para mí<br />

–¿…?<br />

–…estaba encandilada; lo que faltó en el éxtasis sobró en el encandilamiento;<br />

las luces de colores fueron reemplazadas por<br />

una sola, blanca y amarilla al mismo tiempo…la verdad es que los<br />

próximos seis meses viví tapada de luz, pues el noviazgo fue<br />

toda una sucesión de citas en lugares llenos de glamour, paseos<br />

en autos de marcas monárquicas, en botes, en yates, en helicópteros,<br />

en carrozas… banquetes, asistencias a representaciones<br />

de ballet y de ópera, regalos, flores, mensajes, teléfonos<br />

repetitivos…la boda fue un acontecimiento que atrajo la<br />

atención de los periódicos y de los compañeros de oficina, los<br />

que expresaron su satisfacción al prever un destino feliz para<br />

mí, pero también su pena por saber que mi nuevo estado civil<br />

me privaría de trabajar en mi puesto de siempre<br />

–¿…?<br />

132


–…por dos cosas: las reglas de la corporación no permitían que<br />

dos de sus empleados fueran familiares, mucho menos, marido y<br />

mujer y porque él consideraba que el papel de la esposa era el<br />

de estar en el hogar y, el rol del marido, el de proveer el sustento<br />

y la seguridad física de ese hogar…en realidad no había<br />

nada nuevo para mí en ese sentido, puesto que había sido criada<br />

en un hogar de esas características y, al mismo tiempo, siempre<br />

quise ser una esposa con un marido, dos niños, un perrito y una<br />

tortuga para objetivar en ellos mi amor de mujer feliz y realizada…los<br />

compañeros de oficina me dieron una fiesta de despedida<br />

en la que cantamos y bailamos; los ejecutivos nos dieron<br />

otra más convencional… finalmente me encontré entrando en la<br />

iglesia con un vestido que se prolongaba en una cola inmensa, un<br />

velo que me dificultaba mirar y un bouquet en las manos, para<br />

luego salir en medio de fanfarrias de una banda, lluvia de arroz<br />

por todas partes y voces deseándonos felicidad eterna…la luna<br />

de miel nos destinó a una isla llena de azul, de verde y de arena<br />

blanca<br />

–¿…?<br />

–…no llegaba a percibir bien lo que sucedía ni a disfrutar con<br />

la intensidad que era de esperarse; toda esa sucesión de cosas<br />

extraordinarias me parecía ajena, y me hacía ver a mí misma<br />

como una in-trusa extraña…yo misma me reprochaba por no<br />

sentir con mayor intensidad la felicidad que todo eso debía depararme;<br />

pero, por más esfuerzos que realizara, no podía reemplazar<br />

con el gozo la sensación de extrañamiento que se había<br />

adueñado de mí…no sé qué faltaba o qué sobraba, sólo sé<br />

que una sensación de constante melancolía cubría todos mis deseos<br />

de gozar de lo que realmente era digno de ser gozado<br />

–¿…?<br />

133


–…no, al parecer, él no se daba cuenta de nada y creo que más<br />

bien estaba seguro que había logrado impactarme tanto, que<br />

era natural que lo visto y experimentado me apabullara (hace<br />

pequeños dengues con el torso y los hombros, tratando de dar<br />

un énfasis muy sutil a lo que decía) por fin terminó la olimpiada<br />

de grandes asombros y fuimos a vivir a nuestro departamento…quedaba<br />

en una de las más elegantes calles de la gran ciudad<br />

y lo que tenía adentro confirmaba con gran autoridad lo<br />

que mostraba fuera…había cuatro dormitorios, una gran sala de<br />

estar, tres comedores de distinto estilo y tamaño para otras<br />

tantas jerarquías de invitados y de ocasiones…la cocina parecía<br />

traída de algún restaurante de grandes estrellas…en fin, todo<br />

era descomunal y con un gusto impecable, aunque a mí me parecía<br />

un poco frío…todo era moderno y fino, desde la pintura de<br />

las paredes hasta las piezas de las diferentes vajillas que debían<br />

relucir en los grandes y pequeños acontecimientos …todo<br />

esto no hacía sino aumentar mi sentido de soledad, puesto que<br />

él no estaba en el departamento durante el día y yo tenía que<br />

almorzar y comer sola en una de las mesas de cualquiera de los<br />

comedores…a veces me entraban ganas de ir a comer con los<br />

empleados de la limpieza y de la cocina, pero sabía que esto habría<br />

de causar pesadumbre irritable, irritante, en el ánimo de<br />

mi marido<br />

–entendemos el porqué de vuestra soledad señora; pero, ¿no<br />

habéis pen-sado en tener un bebé que os acompañara en todos<br />

los momentos y a quien dedicarle todo vuestro tiempo disponible?<br />

–…él no quería que tuviéramos hijos; decía que primero tenía<br />

que cumplir ciertos objetivos fundamentales y que luego se<br />

pensaría en la posibilidad de tenerlos, lo que, como ustedes ya<br />

134


intuyeron, aumentaba mis frustraciones (las palabras parecen<br />

ser arrastradas por la forma y el tono con que las iba pronunciando)<br />

así pasaron dos años; dos años de vacío y de soledad<br />

constantes…uno de esos días me trajo un anuncio: iríamos a radicar<br />

por algún tiempo a Madrid, pues lo habían elegido para<br />

llevar adelante una aventura empresarial de quilates incalculables<br />

–esto ha debido ser una buena noticia para vos, señora<br />

–…sin duda; por lo menos venía a romper la monotonía diaria…así,<br />

sin más preámbulos fuimos y nos instalamos en una casa<br />

que era una especie de castillo restaurado de algún descendiente<br />

de algún Felipe…la ciudad era hermosa; al comienzo tuvimos<br />

tiempo de visitar juntos algunos lugares, pero continuaba<br />

en mí esa especie de melancolía que no me permitía disfrutar<br />

del todo…un buen día me anunció que debía irse de viaje y, lo<br />

que era peor, que los viajes menudearían, puesto que debía<br />

comprar empresas en diferentes países del mundo, adscribirlas<br />

a otras más grandes o, a través de un proceso de reingeniería<br />

industrial, aumentar su productividad y venderlas a un precio<br />

mucho mayor (pálpitos de tristeza se proyectan en todo su ser,<br />

con pequeños temblores fríos y casi imperceptibles) usualmente<br />

pasaban meses enteros antes de que lo volviera a ver<br />

–nos imaginamos que vuestra soledad ha debido ser muy grande<br />

señora y que eso aumentaba aún más vuestra ya inmensa melancolía<br />

–…la aumentaba progresivamente…a la vuelta de uno de esos<br />

viajes, le pregunté si podía invitar a mi amiga para que pasara<br />

algún tiempo conmigo (observen que me sentía en la obligación<br />

de pedir permiso, incluso para una cosa tan ajena a su radio de<br />

acción) así no me sentiría tan sola; dijo que no había problema,<br />

135


que se alegraba de que pudiera tener compañía… mi amiga vino y<br />

mi soledad disminuyó apreciablemente…había abandonado sus<br />

estudios universitarios sin haber concluido el primer año; quería<br />

casarse y lo hizo; ahora estaba reponiéndose de su segundo<br />

divorcio, después de azarosas experiencias matrimoniales que<br />

le permitieron formarse una opinión muy consolidada de los<br />

hombres:<br />

–son una mierda; los hombres son subhumanos, cuesta creer<br />

que pertenezcan a la misma especie que nosotras, dijo, cuando<br />

la recibí en el aeropuerto<br />

–…no debe ser para tanto, después de todo, la naturaleza nos<br />

creó juntos<br />

–no hay duda; en lo que la naturaleza se equivocó fue en hacerles<br />

creer que valen tanto como nosotras y en otorgarles la<br />

estúpida idea que somos iguales en jerarquía y en todos los<br />

atributos que distinguen a las personas de los reptiles en la escala<br />

zoológica (mientras me decía todo eso, yo no podía dejar<br />

de notar que miraba a todo hombre que aparecía por las instalaciones<br />

del aeropuerto, con una actitud de catadora o conocedora<br />

de un producto tradicional) pero hay algo más: de alguna<br />

manera han llegado a la asombrosa creencia de que son superiores<br />

a nosotras, algo que es una estupidez elevada a todas las<br />

potencias<br />

–…apuesto a que tienes mucho que contarme sobre tus dos<br />

experiencias casorias y tal vez sobre algo más<br />

–no hay mucho que contar; me casé con un imbécil, al que<br />

mandé de paseo y me casé con otro imbécil después, el que tuvo<br />

que ir al mismo lugar donde mandé al primero; cuando llegamos<br />

a esa especie de castillo donde yo vivía, no pudo esconder su<br />

136


asombro ante la presencia “de una obra que estaba hecha para<br />

que vivieran quienes habían sido nacidas bajo toda una pila de<br />

signos zodiacales venturosos, generosos, pródigos…” cuando recorríamos<br />

las instalaciones, su admiración inicial se trocó en lo<br />

que ella denominó una “verdadera maravillación” que causaba<br />

“un permanente y epifánico estado de éxtasis coital”<br />

–querida, mientras tu marido siga enhebrando empresas en<br />

los con-fines del planeta, el castillo siga donde está, tú vivas en<br />

él y yo esté junto a ti para asesorarte en todo lo que es realmente<br />

importante, no habrá de qué preocuparse: te lo juro por<br />

todos los santos del calendario Bristol y por los que no están en<br />

él (hablaba, temblaba y miraba en un solo acto tridimensional<br />

de intensidad amenazadora)<br />

–…ya verás cómo en un tiempo relativamente corto te cansas<br />

de todo esto y de todo lo demás<br />

–cansarse de tooooodo esto (sus manos hacían un globo imaginario<br />

e inmenso) es convertirse en prueba indiscutible de que<br />

no se ha nacido para ser mujer, sino para eunuca (“sin ofensa<br />

querida”) de que las hormonas se han declarado en huelga permanente,<br />

exigiendo agitación renovada, y de que las glándulas<br />

recreativas han decidido que no vale la pena vivir en el cuerpo<br />

de una momia todo lo que decía lo decía con mucha gracia y énfasis<br />

a la que yo estaba acostumbrada y había extrañado por<br />

mucho tiempo; no me molestaba sus alusiones a mi persona,<br />

pues sabía que trataba de hacerlo por lo que ella consideraba<br />

sería mi bien…el castillo se volvió menos vacío con su presencia<br />

y pronto recobré algo de mi alegría de vivir, la que, de todas<br />

maneras, nunca había sido muy grande…instalada en su dormitorio,<br />

empezó a hacer planes acerca de lo que supuestamente haríamos<br />

mientras “él” estaba ausente… el programa era largo y<br />

137


habría dejada atrás la agenda de cualquier político en viaje<br />

electoral…salimos a conocer lugares a los que nunca había ido<br />

antes; ella era una experta en manejar, así es que nos desplazábamos<br />

a libertad plena por todos los barrios de Madrid; visitábamos<br />

los museos, el Retiro, las cercanías, los monumentos y<br />

todo lo que había que visitar y más…comíamos en restaurantes<br />

que ofrecían diferentes gustos y formas; hacíamos compras,<br />

íbamos al Corte Inglés<br />

(ella no tenía problemas de dinero, pues sus dos ex maridos le<br />

habían dejado sumas respetables; yo tampoco los tenía)<br />

todo iba muy bien; pero había algo que le faltaba:<br />

−hombres<br />

una noche decidimos tomar unos tragos… para ello fuimos al bar<br />

de la casa, abrimos la puerta de vidrio y nos encontramos con<br />

una licorería completa…había botellas de todas clases, formas y<br />

colores; vinos de etiquetas imponentes, whisky con tantos años<br />

de maduración, que, en conjunto, sobrepasaban los milenios; licores…<br />

mi amiga dijo que lo mejor era una botella de whisky para<br />

ella y uno de vodka con jugo de naranja, para mí… nos sentamos<br />

en el sofá y empezamos a conversar de todo; como es de<br />

suponer la conversación tuvo que llegar al tema de los hombres:<br />

–los hombres son unos sarnas cuya presencia estorba y cuya<br />

ausencia es insoportable (decía con aire de impotencia, algún<br />

día alguien inventará un sustituto perfecto de ellos, pero sin la<br />

138


idiosincrasia que los caracteriza (hizo una pausa y luego preguntó<br />

con tono sugestivo)<br />

-…y él que tal es?<br />

–…ya te dije: con una personalidad envolvente<br />

–no te hagas la del otro día; me refiero a su performance en<br />

la cama; alcance y rendimiento, ¿es un zonzo en la cama o es<br />

toda energía, fuerza y salvajismo?<br />

–…eso no se lo digo a nadie; pero (quise volver a la faceta<br />

original de la conversación) por lo general, yo me siento intimidada<br />

cuando debo hablar o trabajar con hombres; al parecer,<br />

todos tienen una personalidad fuerte y dominadora que inhibe<br />

de inmediato<br />

–en algunos, esa personalidad no es sino brutalidad, bestialidad<br />

agravada; en otros, es una deformación consciente de la<br />

propia personalidad para ocultar muchas miserables debilidades;<br />

pero tampoco podemos negar que sí, que hay hombres cuya<br />

personalidad es sólida y sin disimulos; los hay, no cabe duda,<br />

pero es tan difícil encontrarlos como hallar un trébol de cinco<br />

hojas y media. La pregunta es: ¿qué hace una mujer cuando encuentra<br />

un hombre así? y la respuesta es siempre la misma:<br />

alegrarse cada día por su suerte<br />

–… ¿hay alguna singularidad que caracterice a una mujer con<br />

tanta suerte?<br />

–en su mayoría, todas son como tú, pero tienen el aditamento<br />

de que saben luchar y reaccionar sin que alguna extraña inhibición<br />

las estorbe<br />

–¿…?<br />

–eres hermosa, eres sosegada (tal vez en demasía, lo que sería<br />

tu única desventaja) inteligente, con gran sentido común y<br />

139


perfecta sensibilidad. Eres un pozo de agua de alguna noria a<br />

la que nadie va, porque creen que de ella no fluye agua. Si pudieras<br />

vencer tus inhibiciones y hacer conocer tus desacuerdos,<br />

serías la mujer perfecta para el tipo de hombre perfecto.<br />

Tu pasividad te oculta méritos y te aumenta desventajas; a veces<br />

eres tan pasiva, que podría considerarte la contraparte extrema<br />

de una amiga que conozco<br />

–¿…?<br />

–teme tanto que algún hombre le cause inhibiciones, que si<br />

siente que alguno de ellos le inspira cualquier clase de respeto,<br />

lo abandona de inmediato<br />

–…eso me parece extraño, pues yo no podría estar con un<br />

hombre al cual no respetara; inclusive podría estar con uno al<br />

que no amara, pero sería imposible vivir con uno si no le tuviera<br />

respeto (mi amiga me observaba, como si tratara de decirme<br />

que eso era precisamente lo que yo hacía entonces, pero no se<br />

animaba a decírmelo todavía) aunque es necesario aceptar que<br />

en el asunto de nuestras preferencias con relación a hombres,<br />

las mujeres somos muy contradictorias (el vodka ya estaba exponiendo<br />

sus cualidades)<br />

–veamos; ya que no quieres hablarme sobre el performance<br />

de tu marido, por lo menos podrás decirme qué clase de hombre<br />

es el que se perfila para ser tu compañero de toda la vida y de<br />

todas las aspiraciones<br />

(el vodka se paseaba con gran señorío por los poros de mi cuerpo<br />

para darme una rara sensación de seguridad y deshinibición)<br />

−…me gustaría alguien que no fuera autoritario y que no formara<br />

una barrera que impidiera hablarle sin sentirme presiona-<br />

140


da por su autoritarismo; algo parecido a lo de tu amiga, pero sin<br />

llegar a esos extremos; al mismo tiempo, que tuviera la iniciativa<br />

y el coraje suficientes para hacerme sentir bien cuando crea<br />

que me siento mal<br />

–esa es un estado emocional que todas las mujeres deseamos,<br />

en menor o mayor grado y que muy pocos hombres tienen la capacidad<br />

de crearla en nosotras; por ahí no vas mal encaminada,<br />

más bien me haces saber que tus preferencias nos representan<br />

–…me gustaría que no fanfarroneara pretendiendo demostrar<br />

que puede más que otro, pero que tampoco se dejara opacar...<br />

que, sin ser prepotente, sepa cómo poner en su lugar a cualquier<br />

arrogante, por más dinero y poder que tenga… ella notó<br />

que yo vacilaba y me instó a que largara todo el rollo, lo que hice<br />

después de consultar con otro trago del vaso<br />

−…la verdad es que me gustaría fuerte como persona, pero<br />

con una vulnerabilidad masculina que me permitiera protegerlo,<br />

dado que el hombre de mis sueños no tendría una pizca de astucia…la<br />

sensación es muy contradictoria, pues él me salvaría<br />

constantemente del mundo y, a mi vez, yo lo salvaría continuamente:<br />

él, con el peso de su integridad; yo, con la sutileza que<br />

sólo nosotras tenemos con legitimidad<br />

–¿…?<br />

–…un hombre astuto es un hombre a medias, demasiado femenino<br />

para mi gusto; alguien con el cual yo no podría sentirme<br />

a gusto como mujer<br />

otra vez ella nota mi vacilación, otra vez me alienta a seguir<br />

hablando sobre lo que siento y otra vez acudo al consejo del va-<br />

141


so y, sin saber cómo, dije lo que jamás creía que podía decir a<br />

alguien<br />

−…yo no amo a mi marido<br />

–lo sabía<br />

volví al vaso con mayor ansiedad… sentía que el corazón galopaba<br />

dentro de mí en una carrera desbocada que anunciaba una<br />

llegada plena de arrebato<br />

−…pero, independientemente de ello, a la par de las cosas que<br />

me disgustan, encuentro en él virtudes que, de algún modo, contrapesan<br />

los defectos<br />

–¿…?<br />

–…es muy varonil; su astucia es su arma de trabajo contra<br />

otros hombres de negocios, los que lo anularían si él no supiera<br />

cómo defenderse; pero no es una astucia femenina, no es flemosa<br />

ni reptilosa; al contrario, es fuerte y predecible, algo que<br />

lo pone en inferioridad de condiciones si debe tratar con mujeres<br />

-¿tuviste alguna ocasión de confirmar esa impresión?<br />

–sí; lo he visto y escuchado negociando con empresarias, mujeres<br />

de astucia terrible y pude constatar sus puntos vulnerables<br />

cuando eso sucedía<br />

–¿…?<br />

–…se enoja; algo que no le sucede cuando trata con hombres…<br />

cuando se siente preso de alguna sutileza que amenaza con envolverlo,<br />

tiene arranques de furia, puesto que no se atreve a<br />

utilizar las mismas armas; no sé si lo hace debido a que su contrincante<br />

es mujer o por la gran autoestima que se tiene o porque<br />

no posee el arsenal necesario…por eso es que yo nunca uso<br />

142


nada parecido a sutilezas femeninas, simplemente no doy batalla<br />

–entonces debe ser un rival fácil para cualquier mujer con la<br />

intención ya diseñada<br />

–…no, porque su personalidad es tan fuerte, que cuando se<br />

indigna asume una actitud tan atemorizante y decisiva, que nadie<br />

queda con ganas de un nuevo intento de engaño astuto; yo<br />

he visto esa mirada y esa expresión en varias ocasiones, con<br />

ella es que poner punto final a un pleito con una mujer de negocios<br />

(puso más hielo y bebida en su vaso, y pidió que siguiera<br />

desenrollando lo que tenía adentro) me gustaría un hombre que<br />

tuviera una gran sensibilidad, sin ponerse a llorar de fruslerías;<br />

siempre me ha parecido que una lágrima de varón es intensa,<br />

realmente intensa y que no viene por aparición espontánea, como<br />

la mayoría de las nuestras, sino por la fuerza de un sentimiento<br />

verdaderamente profundo, rabia, impotencia… a veces<br />

pienso que una lágrima de hombre, la más densa, es la que acude<br />

no por dolor físico o por la pena, sino por sentirse herido ante<br />

un acto desleal de una mujer; creo que una lágrima así, es una<br />

lágrima valiente y verdaderamente digna<br />

mi amiga bajó los ojos para dirigir su mirada al vaso que tenía<br />

en las manos; lo balanceó varias veces, haciendo sonar el hielo;<br />

después me miró con una calma que se hacía más húmeda a cada<br />

segundo<br />

−creo que tienes razón; yo he visto esa lágrima en alguna que<br />

otra mejilla; generalmente es solitaria, única y deja una huella<br />

perdurable (entonces vi algo que no había visto antes: mi amiga<br />

guardaba cosas dentro de sí misma, que no eran frívolas ni pa-<br />

143


sajeras; intuí que algún día me las diría, cuando sintiera que su<br />

confianza en mí se hubiera consolidado definitivamente; se sirvió<br />

otro sorbo de whisky y me pidió que siguiera…disimulé el<br />

impacto que me causó mi descubrimiento y continué el hilo de lo<br />

que había estado diciendo)<br />

−…que se sintiera feliz compartiendo ideas y cambiando opiniones<br />

conmigo, pero no para demostrar su superioridad, sino<br />

para encontrar en mí, un interlocutor de gran preferencia…también<br />

lo percibo como querendón de los animales, especialmente<br />

de los perros<br />

–¿…?<br />

–…la apariencia física no es importante; al contrario, más me<br />

gustaría un hombre que no fuera muy atractivo físicamente;<br />

por alguna razón, creo que los que son muy atractivos pierden<br />

su atracción al ponerse en competencia con nosotras; la verdad<br />

es que me disgustaría un hombre que esté pendiente de su cabello<br />

o que se pusiera a discutir conmigo sobre las propiedades<br />

de las cremas para el cutis o que intentara ponerse mis ruleros…no<br />

por el sentido de propiedad, sino por la exclusividad que<br />

exijo, como mujer, en ese y otros campos parecidos<br />

–tu marido actual es muy, como dicen aquí, guapo, y tiene una<br />

gran personalidad: avasalladora, envolvente …<br />

–es cierto, es muy varonil en ese sentido...su prepotencia aún<br />

no llega a tapar su encanto…tú sabes que un hombre prepotente<br />

pierde la capacidad de fascinar; puede encandilar, pero no fascinar…creo<br />

que la fascinación masculina requiere cierto recato,<br />

cierto misterio<br />

–¿…?<br />

–…eso tampoco es importante; creo que, en verdad, es lo menos<br />

importante, basta que tenga el mínimo requerido<br />

144


–la verdad es que en cuestiones de “mínimos requeridos” hay<br />

diversidad de indicadores; yo por ejemplo, voy por los calibres<br />

altos: tanto en alcance como en rendimiento… (ambas hicimos<br />

un buen dúo de carcajadas y yo continué, amparada por el vodka)<br />

–…si yo encontrara el hombre de mis sueños, le brindaría<br />

servicio completo en todo momento y ocasión (se rió de lo que<br />

consideró un “avance temerario” de mi personalidad, lo cual<br />

provocó un nuevo brindis) quisiera un hombre con muchas facetas;<br />

entre ellas, las de niño… tomaría como pequeñas virtudes<br />

sus pequeños defectos y daría gusto a sus pequeños caprichos…me<br />

gustaría mimarlo, cuidarlo cuando esté enfermo y que<br />

me contara sobre las cosas que lo afligen y sobre lo que no le<br />

gusta… quisiera que fuera tierno para arrullarlo y que se entregara<br />

por completo a mí; que me necesitara como algo imprescindible,<br />

tal como yo lo necesitaría a él… en fin, que fuera una<br />

compañía permanente y perfecta…me gustan los niños y quisiera<br />

tener dos hijos, con él serían tres sarnas a los cuales me dedicaría<br />

con todo y en todo<br />

–¿…?<br />

–…en ese mundo, yo me veo como el centro gravitatorio del<br />

hogar, allí donde todo sentimiento se concentra y de donde<br />

surge todo un remolino permanente de cariño y consuelo<br />

el vodka ya había tomado posesión completa de mí…de súbito<br />

me quedé mirándola, fijamente, con unos ojos y una expresión<br />

que han debido causarle un trauma instantáneo, sobre todo,<br />

cuando mi voz se alzó para resonar en todo el ambiente con el<br />

afán de decir algo de lo cual hasta el vodka quedaría sorprendido<br />

145


−…en este mundo que cambia apresuradamente los roles y las<br />

percepciones, nace en mí la íntima convicción de que he nacido<br />

para ser esposa y madre: ¡Dios mío! ¡yo soy algo así como la última<br />

mujer!<br />

nos miramos para compartir la intensidad del descubrimiento<br />

que hacía de mí un ser vivo, activo y dispuesta a luchar por serlo<br />

(más tarde comprendería el significado completo; más tarde,<br />

cuando mi único alguien llegara y me lo enseñara; entonces diría:<br />

para ser lo que debo ser por mi Voluntad de Ser) la emoción<br />

que el supuesto descubrimiento causó en nosotras, pareció<br />

infinita…los tragos hicieron su parte en todo esto, cierto, pero<br />

no fueron los suyos la fuerza determinante en esta emoción;<br />

hubo algo más, algo que parecía el anuncio de que yo, al fin,<br />

descubriría nuevas fuentes, de las que manarían emociones<br />

desconocidas en mi ser… terminamos esa noche con la promesa<br />

de reiniciarla alguna otra y con sentido de conquista y de logro<br />

que nunca más me abandonaría… por su lado, acostumbrada<br />

como estaba a compartir gran parte de su tiempo con hombres<br />

de diversidad variada, quería que fuéramos en busca de aventuras,<br />

pero en eso yo era inflexible: nunca iríamos juntas en afán<br />

de conquista; si ella quería hacerlo, podía irse sola, yo no la<br />

acompañaría en sus expediciones lunares… como no dese-aba<br />

dejarme abandonada exploró las posibilidades existentes…en<br />

el proceso descubrió algo que nunca había conocido antes: el<br />

Internet: allí “había mucho por hacer”… apenas descubierto “el<br />

mundo de posibilidades” empezó a buscar todas las páginas web<br />

que anunciaban “amistad y amor”, “compañía y citas” y cosas por<br />

el estilo… al final descubrió que había dos modalidades principales<br />

en el sistema: aquélla que permitía contactar a un hom-<br />

146


e, chatear seguido y, finalmente, concertar una primera cita<br />

para lo que después pudiera venir, y la otra, que era mucho más<br />

fulminante, dado que se trataba de anunciar que se quería pasar<br />

la noche con alguien, para lo que había que describir las características<br />

físicas y las preferencias sexuales…no hubo ninguna<br />

posibilidad para la primera clase, por ser “muy conservadora<br />

(“querida, nadie quiere hablar con un hombre; lo que se<br />

quiere es exprimirlo hasta lo último y luego dejarlo en el camino,<br />

que, en este caso, nunca es de vuelta”) lo primero que tenía<br />

que hacer era encontrar un pseudónimo; después de escoger<br />

entre los infinitos, se decidió por “lobalobita” y empezó a lanzar<br />

mensajes por todos lados<br />

–¿…?<br />

–cosas como ésta: mujer hermosa (no era modesta, pero tampoco<br />

mentía) de 30 años, ojos almendrados, cabello negro, 90-60-<br />

90, apasionada, busca hombre de 20 a 40 años si no es rico y,<br />

de cualquier edad, si lo es; en ambos casos debe tener largo alcance,<br />

gran autonomía de vuelo y que sepa complacer a una mujer<br />

con propuestas imaginativas…las respuestas no tardaban,<br />

aunque el lenguaje era mucho más directo y, la mayor parte de<br />

las veces, procaz<br />

–¿…?<br />

–no creo que pueda repetir ninguna de ellas<br />

–porfa<br />

–bueno; aquí van algunas que recuerdo:<br />

“nena, yo tengo alcances de tanto calibre, que después de mí<br />

sólo te quedará probar un misil”<br />

147


“si 20 cms te parecen un buen alcance y cuatro polvos al hilo, un<br />

buen record, ya tienes a tu hombre”<br />

“la tengo tan grande como mi imaginación; además soy muy perdurable;<br />

quien ha estado conmigo, no querrá a nadie más”<br />

después de pensarlo, se decidió por el de “calibre 20”, arregló<br />

una cita, me pidió que la acompañara para verlo de lejos antes<br />

de decidir, dar mi aprobación y “empezar la faena”, todo esto,<br />

después de asegurarnos que llevaba su celular (“móvil” en Madrid)<br />

de tal manera que ante cualquier emergencia pudiera comunicarse<br />

conmigo…así, fuimos, vimos y se quedó… regresó a<br />

eso de las cuatro de la mañana con unos tragos en las entrañas<br />

y un rostro de auto-reconciliación innegable; se echó en mi cama<br />

y empezó a relatar cosas que la discreción manda a evitar su<br />

repetición para preservar la capacidad imaginativa del ser (ante<br />

el airado e insistente pedido de todos los presentes, dijo<br />

que quizá relataría algunos detalles más tarde) sus aventuras<br />

sexuales fueron extendiéndose progresivamente; una noche me<br />

pidió que repitiéramos la farra anterior, pues quería contarme<br />

lo que había hecho los dos últimos fines de semana… con tal fin,<br />

acudimos otra vez al bar y saludamos con gran entusiasmo al<br />

whisky y al vodka…el sofá más cómodo del living nos acogió con<br />

renovado confort y empezamos el ritual del “salud” y de las<br />

confidencias vitales<br />

–estamos ansiosos de oír lo que hizo una señora que parecía ser<br />

la energía en persona<br />

–…dijo que con su pareja (el de “calibre magnun 44”) había ido a<br />

uno de esos clubes tan de moda, llamados de swingers<br />

–¡…!<br />

148


–…por lo que dijo, el tono con que lo dijo y los ademanes que usó<br />

para complementar lo dicho, se pudo deducir que el último fin<br />

de semana fue un arrebol coloreado…pero antes de relatarme<br />

las aventuras de la diversidad, se puso seria y desenrolló gran<br />

parte de lo que tenía guardado en sí y para sí, desde hacía varios<br />

años<br />

–yo no abandoné la Universidad; fui obligada a dejarla. Al parecer,<br />

mis notas no satisficieron las expectativas de mis padres<br />

y decidieron que lo único que quedaba para mí, era convertirme<br />

en la esposa de alguien respetable (tomó un trago largo<br />

de un whisky ansioso y dominante) Es cierto que fui muy disipada,<br />

ya desde el colegio y mucho más en la universidad, pero sentía<br />

que era un modo de liberarme de la tutela tan arbitraria y<br />

opresora de mis padres. Llegó momentos terribles en mi vida en<br />

los que creí odiarlos como nunca había odiado a nadie y cuando<br />

me obligaron a dejar la universidad, sentí que nunca más los cobijaría<br />

en mí. A diferencia tuya, mi rebeldía se hizo imperativa,<br />

incontrolable y pertinaz. Aún antes de pasar el primer día con<br />

mi primer marido, ya había decidido odiarlo para siempre y hacerle<br />

pagar a precio de vida, la vida que me quitaba a mí. Fui terrible,<br />

fui pantera y genio del mal. Programé y ejecuté un plan<br />

persistente de humillación permanente; lo humillé de todos los<br />

modos que pude, en todas las situaciones que pude bajo todas<br />

las formas que pude. Decidí que su humillación era el pago por<br />

ser hombre y yo, supuestamente, “su” mujer. Fue entonces que<br />

vi la “lágrima de hombre” a la que tú te referiste el otro día.<br />

Surgió de una mirada dolida, triste, corrida en la mejilla de un<br />

ser que siente todo el peso de un castigo no merecido. Al verla,<br />

no hice sino simular que mi desprecio aumentaba; di la vuelta y<br />

me fui al dormitorio. Allí lloré como jamás había llorada en toda<br />

149


mi vida. Lloré por él; lloré por mí; lloré por mis padres; lloré por<br />

todas las mujeres del mundo. Tocó la puerta y me dijo, con una<br />

frialdad que me congeló la conciencia: puedes pedir el divorcio,<br />

y se fue. Sólo volví a verlo cuando firmamos el contrato de divorcio;<br />

aún entonces quise abalanzarme a sus brazos y pedirle<br />

que me perdonara, pero los años de rencor y de dolor sentidos<br />

no me lo permitieron. Por otra parte, no creo que él me hubiese<br />

recibido otra vez, lo noté en toda su piel y en la atmósfera que<br />

lo rodeaba: del hombre que había conocido quedaba un ser a<br />

quien la vida tendría que darle mucho para que volviera a ser un<br />

ser otra vez (fumó con fruición, casi con desesperación; daba la<br />

impresión de que el humo del cigarrillo volvía desde sus pulmones,<br />

descargando en velos de humo azul un dolor que ya no cabía<br />

en sí) desde entonces, he sentido que esa lágrima nunca habrá<br />

de abandonarme. La he visto todos los días; la he visto en cada<br />

gota de lluvia que cae en las calles y en mis manos; en cada relámpago<br />

que corta en pedazos el cielo. Me tiene en la mira desde<br />

el reflejo de los cubos de hielo en el vaso, en las grietas de<br />

las paredes, en las luces de los letreros y en cada hombre que<br />

me encima… (calla y sólo el nuevo trago de whisky la salva de<br />

morir ahogada en el dolor que brota a borbollones desde toda<br />

su piel) El dinero que me dejó no era poco y me fue suficiente.<br />

Me dediqué a vivir sólo en pos de la sensación; sólo el momento<br />

que el presente me brindaba; abandoné todo sentido de pudor y<br />

fui en busca del cinismo, único amigo en la soledad de todos los<br />

desamparos; pero amigo cruel, amigo que al acompañarte, deja<br />

en ti la huella indeleble de su presencia; la rúbrica atroz que<br />

anuncia para siempre la muerte de la alegría. Sentí que perdía<br />

el sentido de la lógica y que me acostumbraba a la rutina del<br />

absurdo. En el proceso sucedió algo extraño: con un instinto de<br />

150


sobrevivencia extremo, transformé la culpabilidad que sentía,<br />

la terrible tristeza que esto me producía, en una rabia cada vez<br />

más grande y profunda. Así, tal como el genio del cuento, que<br />

luego de haber prometido por mil años conceder tres gran-des<br />

deseos al que lo sacara de la botella, al ver que nadie viene,<br />

cambia su recompensa y promete que castigará al que lo libere,<br />

así me prometí hacerle la vida un infierno a cualquier hombre<br />

que me propusiera compartir su vida conmigo (su rostro asumió<br />

una aparente neutralidad de máscara faraónica, pero sus uñas<br />

pretendía horadar el cristal del vaso, a cada nueva pulsación de<br />

la angustia y del remordimiento) usé de todo mis encantos, artes<br />

de seducción y cinismo; jugué con hombres de todas las latitudes<br />

geográficas y emocionales; los conocí de todos los ángulos<br />

y perspectivas y, al hacerlo, siempre me enardecí con el<br />

descubrimiento de lo vulnerables que son, de lo estúpidos que<br />

son, mientras están en el afán de mostrar su supuesta sabiduría<br />

y falso sentido de superioridad. Apareció uno que me pareció<br />

perfecto para ser la próxima víctima. Era millonario y todo<br />

lo que un machista debía ser: atractivo, arrogante, autoritario,<br />

insensible y en extremo conservador con la ética de los demás,<br />

pero muy indulgente con la propia, aunque debo reconocer que<br />

era muy bueno en la cama. Una vez identificado, lo obnubilé con<br />

mi actuación de mujer desamparada y que personificaba la obediencia<br />

mis-ma. Me pidió en matrimonio con el tono de quien me<br />

hacía el favor más grande del planeta; lo acepté con el tono de<br />

quien lo recibe inmerecida-mente. Luego de la luna de miel, quiso<br />

que yo estuviera siempre en casa y, a la primera advertencia,<br />

me golpeó ferozmente en el rostro con la intención de hacerme<br />

saber quién mandaba y quien era el emperador del hogar. Absorbí<br />

los golpes; pero en la noche, mientras dormía, me levanté,<br />

151


tomé un bate de base ball y le rompí la dentadura, las dos canillas,<br />

los dos brazos y unas cuantas costillas. Estuvo seis meses<br />

en el hospital; nunca lo fui a visitar. Su machismo no le permitió<br />

denunciarme a la policía para no quedar como un maricón ante<br />

sus amigos. Cuando volvió, le dije que si quería una dosis actualizada<br />

de la receta, no tenía más que volver a tocarme. Desde<br />

entonces lo hice vivir en la amenaza perenne de que lo envenenaría,<br />

o que lo estaba envenenando lentamente. Me suplicó el<br />

divorcio y accedió a darme lo que yo pidiera. Por eso es que el<br />

dinero no me faltará mientras viva. La cartera se llenó pero yo<br />

quedé vacía. Fue entonces que recibí tu invitación para venir a<br />

vivir un tiempo contigo, la que no pudo llegar en momento más<br />

oportuno ni provenir de ninguna persona más adecuada que tú<br />

–…eres hermosa, joven, inteligente, con gran conocimiento<br />

del mundo y, por lo visto, con una voluntad a toda prueba; esas<br />

son ventajas que no todas las mujeres tienen y que tú pretendes<br />

ignorar, sin la menor consideración por quienes darían mucho<br />

por tener una parte de lo que tienes<br />

–por eso vine aquí; cuando recibí tu invitación supe que vendría<br />

al lugar adecuado y que ambas nos cuidaríamos mutuamente<br />

(a todas luces, se podía percibir que el peor momento había<br />

pasado y que ahora recobraba una serenidad ya no fingida, sino<br />

genuina) tú serás la con-ciencia de mi conciencia y yo seré la<br />

conciencia de tu cuerpo, ¿qué te parece?<br />

–¿…?<br />

–significa que me convertiré en la voz permanente de un<br />

cuerpo que quiere ser tomado en cuenta como un conjunto vivo<br />

de células vivas; que iremos a pasear, a bailar…<br />

–…como sabes, yo voy a un gimnasio todos los días y mantengo<br />

una dieta muy bien balanceada<br />

152


–esa es una prueba de que te aún te preocupa la opinión de<br />

los hombres, que te cuidas para alguien; que aún conservas la<br />

inquietud de parecer lo que eres: hermosa (adoptó un tono de<br />

gran suficiencia) así es que empezamos desde hoy; por alguna<br />

razón, he llegado a la conclusión de que yo empezaré a ser una<br />

chica buena, cuando tú realices la primera (única) acción mala<br />

de tu vida<br />

−antes de que nos contéis sobre lo que pasó después, quisiéramos<br />

pedirte que no olvidéis la promesa hecha hace poco: hacernos<br />

saber cómo fue el asunto de los swingers<br />

–muy bien; allá voy...me contó que su enamorado le había dicho<br />

que siempre había querido experimentar lo que era una sesión<br />

de swingers y si no estaba interesada en ser su compañera para<br />

aplicar a uno de los clubes existentes en Madrid; le dije que sí;<br />

que me gustaría explorar una zona aún no conocida por mis andanzas.<br />

De este modo empezamos a buscar en Internet y encontramos<br />

un lugar que parecía colmar nuestras exigencias.<br />

Después de llenar formularios y demás requisitos (hablar de<br />

preferencias sexuales, enviar fotografías, certificados de salud,<br />

números de tarjetas de crédito y todo lo demás) nuestra<br />

solicitud fue aprobada. Nos citaron para la noche del viernes<br />

pasado, en lo que resultó ser una casa muy linda en la que se<br />

habían reunido varias parejas, la mayor parte de ellas casadas<br />

entre sí o en proceso de romance, como nosotros, y con una<br />

edad entre 25 y 40 años. Apenas llegados, fuimos recibidos en<br />

una pequeña ceremonia, en la que se habló sobre los objetivos<br />

de la asociación: “buscamos el placer” nos dijeron, “por el placer<br />

mismo, por el amor al placer y por el placer del amor que en<br />

manifestación colectiva, de un modo que redime la legitimidad<br />

153


de hacer, reunidos en grupo, lo que los demás pretenden ocultar<br />

en acto privado, pleno de complejos culpables y acusadores”.<br />

Después de las presentaciones, fuimos confundiéndonos<br />

entre todos y a bailar al son de música sugerente. La regla general<br />

prohibía rechazar a alguien que se acercara en tren de<br />

mayor acercamiento ulterior, lo que parecía lógico, dado que, a<br />

la larga, todos tendríamos que conocer a todos. Sólo se podía<br />

rechazar el requerimiento de un homosexual o de una lesbiana,<br />

si es que no se participaba de esas inclinaciones, algo que no se<br />

daba en la práctica, pues los interesados tenían mucha experiencia<br />

en identificarse recíprocamente. No se hablaba mucho<br />

durante el baile, más bien se trataba de establecer nexos y conexiones<br />

mutuas, como un modo exploratorio de anticipar lo que<br />

debería venir después. De pronto, en media melodía, la luz se<br />

cortó y una voz anunció que era el momento de cambiar parejas<br />

al azar, lo que se hizo con gran temperancia y sin apuros a los<br />

que habríamos estado sometidos, si hubiéramos tenido preferencias<br />

pre establecidas<br />

–…esto significa que una pareja que es presentada ya no se<br />

comporta como tal, sino que cada uno va por su lado, conformando<br />

un todo constituido por individuos y no por parejas…es<br />

decir, no hay una pareja que espera que otra se acerque y le<br />

ofrezca la suya a cambio de la propia<br />

–no hay tal cosa; cada mujer busca o es buscada por un hombre;<br />

todo desde la iniciativa individual. Una vez que te topas con un<br />

hombre en la oscuridad, sabes que él será tu primera pareja de<br />

la noche<br />

–¡…!<br />

–(vuelve a reír con ganas renovadas) no se espera que pases<br />

toda la noche con el primero; en realidad, el primero es un ape-<br />

154


itivo que anuncia lo que vendrá después: los miembros de esos<br />

clubes no son pollos de un solo hervor. El que me tocó sabía muy<br />

bien lo que tenía que hacer y lo hacía con gran despliegue de<br />

energía y voluntad, aunque siempre con el desparpajo que agradecemos<br />

en esas ocasiones, en las que el hielo parece un poco<br />

duro al comienzo (vaciló un momento, para hacer memoria) entonces<br />

recordé lo que tú decías de los chicos en el colegio: te<br />

referías al desparpajo con que hacen lo que hacen, con franca<br />

superioridad a la inhibición con que las mujeres teníamos que<br />

hacer lo que hacíamos<br />

–¿…? (mi curiosidad estaba en aumento)<br />

–escogió el 69, después de los besos y exploraciones de rigor,<br />

lo cual hacía muy bien<br />

–¿…?<br />

–¡¿pero, qué clase de marido tienes que nunca ha practicado<br />

el 69 contigo?!!<br />

–¿…?<br />

–bueno; el 69 es la figura que se adopta cuando tú quieres<br />

chuparle el pene y él quiere excitar tu clítoris con la lengua<br />

–¡…!<br />

–¡vamos, no es para tanto! Cuando volvimos al salón, la mayor<br />

parte ya había hecho lo mismo. Lo primero que quise ver era el<br />

rostro de aquél con el que yo había ido a la cita colectiva; cuando<br />

lo ubiqué es-taba charlando de lo más tranquilo en una rueda<br />

de hombres y mujeres, sobre temas diversos; al verme, me<br />

preguntó con la mirada, le contesté con la mirada y la velada<br />

continuó… (sorbió un trago con gran placer, con lo que dio la impresión<br />

de que la calma había vuelto a visitarla) de pronto la<br />

música cesó y el que vendría a ser el maestro de ceremonias,<br />

155


anunció que llegaba el momento de dar comienzo a la tribuna<br />

libre<br />

–¿…?<br />

–algo excepcional. En la noche que estuvimos allí, una pareja<br />

se desvistió, pasó al centro del ambiente y empezó a mostrar<br />

diversas técnicas de acariciamiento; finalmente, él la alzó, la<br />

hizo girar de manera tal que ella quedó con la cabeza abajo,<br />

mientras él la sostenía por la cintura; de este modo. Ella podía<br />

chuparle el pene, estando con la cabeza abajo, mientras que él<br />

hacía lo mismo con la vagina, la que se le ofrecía a la altura de<br />

la boca, dado que ella abría las piernas o rodeaba con ellas la<br />

cabeza de su pareja. Cuando creíamos que la cosa terminaría<br />

allí, nos dimos cuenta que todos empezaron a desvestirse para<br />

adoptar la misma posición y gozar del placer que eso les causaba<br />

–¿…?<br />

–me tocó un verdadero Tarzán, el que me alzó como si yo<br />

fuera una ballerina y, en menos de lo que se tarda en relatarlo,<br />

me encontré sostenida de la cintura, boca abajo y chupando un<br />

pene de gran cuerpo, mientras que sentía su lengua explorando<br />

mi clítoris ya enloquecido<br />

mi asombro continuaba asombrándose ante las experiencias<br />

nunca imaginadas ni remotamente por mí... en realidad yo nunca<br />

había tendido fantasías de gran envergadura, por lo que no hacía<br />

sino maravillarme con la representación mental de los sucesos<br />

que mi amiga inventariaba esa noche<br />

–vuestra amiga parece una persona a quien le gustan las emociones<br />

y las experiencias renovadas<br />

156


–…a primera vista, podría parecer insaciable en la búsqueda de<br />

nuevas sensaciones; pero, en el fondo, lo hacía para ocultar la<br />

amargura que tenía por todo lo que le había sucedido desde que<br />

era pequeña…en realidad no es relevante para mí el decidir si su<br />

búsqueda de emociones era desmañada o muy grande o descontrolada;<br />

para mí, todo lo que hacía parecía tener un justificativo<br />

que inhibía cualquier intento de juzgarla con imparcialidad<br />

de juez neutral y probo, aunque yo nunca había sido una persona<br />

muy llevada a juzgar a los demás…después de reponerme del<br />

efecto de sus revelaciones, bajo la mirada divertida de ella,<br />

cambió de tono y, con una voz muy suave y fina para ser natural,<br />

me dijo si yo había pensado en acudir al Internet en busca<br />

de compañía<br />

–¡¡¡…!!!??????<br />

–es que “el algo así” que sugiero no es el “así” al que yo me<br />

atrevo; más bien te propongo que hagamos un pequeño repaso<br />

de las propuestas que hay en las secciones dedicadas a entablar<br />

amistad, más que romance, por el Internet. Es posible que un<br />

encuentro a distancia te resulte atractivo si te convences de<br />

que las intenciones de quienes acuden a esos servicios no son<br />

necesariamente las que yo te he relatado; ¡vamos! por lo menos<br />

salgamos de la curiosidad; si no te gusta, lo dejas y asunto concluido<br />

–…en este punto es necesario afirmar que los seductores tienen<br />

la facilidad de acorralar a la víctima de un modo tal, que no le<br />

permite una salida decorosa, algo que las víctimas agradecemos<br />

con grandes latidos internos, puesto que nos aliviana del peso<br />

con que se alojaría en nosotros el consabido sentido de culpabilidad,<br />

el mismo que de otro modo, nunca nos dejaría en<br />

paz…ella se dio cuenta de que yo estaba acorralada cuando em-<br />

157


pecé a pedirle garantías de que no habría la mínima posibilidad<br />

de que el asunto se supiera<br />

–…si hay una probabilidad mayor del uno por ciento de que<br />

alguien pueda identificarme sin que yo lo quiera, no entro a la<br />

sección de “amistades”, ni en ninguna otra parecida, por nada<br />

del mundo<br />

–ni siquiera los máximos responsables de identificar a los<br />

usuarios del Internet pueden hacerlo y eso que son profesionales<br />

en su campo… asamos la próxima media hora en buscar un<br />

pseudónimo y en reafirmar la imposibilidad práctica de que<br />

fuera descubierta… después de muchas alternativas consideradas<br />

y eliminadas, respectivamente, nos decidimos por el nombre<br />

de una diosa de la mitología oriental…en los próximos dos días<br />

hicimos la solicitud pertinente, recibimos las instrucciones, enviamos<br />

el pago respectivo (utilizando su tarjeta de crédito) y<br />

envié mi primer mensaje:<br />

Mujer de 30 años busca persona que quiera iniciar una amistad<br />

por correo electrónico para intercambiar ideas y opiniones sobre<br />

temas de interés mutuo. Neshamanú<br />

Al día siguiente empezamos a leer las respuestas (es necesario<br />

aclarar que, cuando se trata de relaciones por Internet, una<br />

mujer de 30 años es una gran cosa)<br />

–¿…?<br />

–…no creo que les interese conocer la mayoría de las respuestas<br />

–nos interesa mucho<br />

–…bien; aquí va algunas de las que todavía recuerdo<br />

158


“Mucho gusto de conocerte Nesha. Digo conocerte, porque todos<br />

los que participamos en esta red somos, de alguna manera,<br />

viejos conocidos. Nos gusta charlar de todo un poco y contarnos<br />

las peripecias de todos los días, sin que nos interese nada<br />

que parezca trascendental o demasiado serio. Personalmente,<br />

yo saboreo una conversación sobre chismes acerca de los artistas<br />

de cine y de noticias sorprendentes. Espero que te sientas<br />

a gusto. Besos Trudi”<br />

–…imposible comunicarme con alguien así: ¿no es cierto?<br />

–completamente cierto<br />

“Querida Nesha: debes estar muy desesperada para mandar un<br />

anuncio sin hacer saber cómo eres. Está bien, sé que tienes 30<br />

años, pero eso no dice mucho, es necesario saber cómo es tu<br />

figura, tu cuerpo, tu rostro, cómo te vistes y que colores te<br />

sientan. Pero no te preocupes, si quieres puedes hablar conmigo.<br />

Besos, Werner<br />

–éste, dijo mi amiga, es un hijo de puta, nieto de puta y hermano<br />

de puta: no vale la pena… así fueron sucediéndose los<br />

mensajes, uno tras otro, sin que despertaran en mí ni una pizca<br />

de interés… algo que no me inquietaba, era mi amiga la que no<br />

se resignaba al hecho de que no hubiera alguien que me simpatizara…<br />

seguimos leyéndolos y comentándolos simultáneamente,<br />

hasta que llegó uno que atrajo nuestra atención:<br />

Hola Neshamanú: me gustó tu manera de presentarte: rápida,<br />

como quien desea terminar la cosa cuanto antes; impersonal,<br />

para desanimar las eventuales pretensiones de algún despistado,<br />

interesado en cambiar la intención original; un párrafo de<br />

159


presentación como el tuyo es un desafío a la imaginación, juguetona<br />

incansable de la conciencia, pero liberadora consecuente<br />

de la manía opresora que tiene la razón, de tutelarnos sistemáticamente…<br />

así, hay cosas sugerentes en el párrafo, por lo que<br />

me gustaría imaginar que habrá también la oportunidad de comentarlo<br />

con mayor detalle. Balkan<br />

las dos guardamos silencio… estábamos impresionadas por un<br />

mensaje directo pero no brusco; elegante pero no cursi; conciso<br />

pero claro… ella se puso seria; conocedora de los recovecos más<br />

íntimos de la masculinidad, se encontraba ahora con algo, al parecer,<br />

diferente<br />

–esta clase de hombres es la más peligrosa, puesto que vienen<br />

en dos modelos diferentes: o con demasiada confianza en sí<br />

mismos y un aire paternalista insufrible o con un altruismo que<br />

asombra. Tratemos de averiguar a cual pertenece<br />

Cuando mi amiga se ponía a analizar estas cosas, no había la mínima<br />

posibilidad de que yo pudiera contradecirla; así es que siguió<br />

−la primera frase es muy importante: “hola Neshamanú”; hay<br />

en ella cierta familiaridad, no excesiva, aparte de que le gusta<br />

nombrarte (observa que, a diferencia de los demás, repite tu<br />

nombre íntegro, eso es muy importante en un primer encuentro)<br />

el tono muestra que no es un elogio destinado a ganar tu<br />

simpatía, sino una opinión cierta de tu mensaje; las razones que<br />

expone después, fortalecen la impresión de que su interés es<br />

verdadero y de que no habla de cumplidos baratos; la referen-<br />

160


cia a la imaginación muestra el carácter abierto de un hombre<br />

que, por la síntesis con que se expresa, debe ser muy parco con<br />

los extraños; la intención de contactarse contigo nuevamente<br />

es manifiesta, pero puesta con gran delicadeza y, por último, la<br />

manera cómo dice lo que quiere decir, es muy atrayente (todo<br />

esto lo explicaba con un tono doctoral y pleno de autoridad) para<br />

estar seguras, podríamos iniciar un diálogo exploratorio<br />

–¿…?<br />

–comprobaremos su grado de vanidad (“todos los hombres<br />

son vanidosos: es el grado en que lo son y lo que causa su vanidad,<br />

lo que los diferencia unos de los otros”)<br />

La primera respuesta que se nos ocurrió fue la siguiente:<br />

“no parece que la imaginación sea un firme puntal para llegar a<br />

conclusiones muy confiables sobre los demás; por otra parte, lo<br />

racional es algo que, por supuesto, no todos tienen en el grado<br />

que sería de desear. Creo que si todos los seres fueran más accesibles<br />

a la razón, los problemas del mundo se resolverían más<br />

fácilmente”<br />

después nos dimos cuenta que ésa era una agresión sin fundamento<br />

alguno y digna de una amargada sin remedio… pero a él,<br />

la cosa pareció divertirle<br />

“Nada tiene de malo la razón; todos tenemos amigos que la usan<br />

en todo y para todo, con grandes anuncios, orgullosos de mostrar<br />

un inventario inmenso de logros racionales al que pretenden<br />

incrementar con meticuloso cuidado; pero, si observamos el<br />

asunto desde otros ángulos y matices, es muy posible que lle-<br />

161


guemos a la conclusión de que las máquinas podrían ser tan racionales,<br />

que fácilmente nos dejarían muy atrás en cualquier<br />

torneo de racionalidad, si una competencia de esa clase se llevara<br />

a cabo en éste u otro continente. Creo que la humanidad<br />

obraría con mayor y acertado sesgo hacia su propia naturaleza,<br />

si le diera a la imaginación un poco más de crédito. Por ejemplo,<br />

en este instante, mi razón la quiere severa y definitiva, disciplinando<br />

eficientemente un escuadrón de gatos en el arte de<br />

cazar mejor un ratón, mientras que mi imaginación se solaza<br />

con la figura de alguien a quien perfila sensible y dispuesta a<br />

llamar a los bomberos, a la policía y al ejército, si fuera necesario,<br />

para salvar la vida de un ratoncito amenazado por una lechuza.<br />

De las dos visiones, escojo la última con gran contento,<br />

regocijo y alborozo a la par”<br />

–por lo visto, el señor Balkan se divierte y encuentra, para<br />

ello, motivos variados de diversión. Pues habrá que hacerle saber<br />

que no estamos para servir de “divertimento” al primer humorista<br />

que se presente con ganas de hacer burla de lo que lee<br />

(les admirará saber que estas protestas no eran de mi amiga,<br />

sino mías) vamos a enseñarle al señor alegre lo que es divertirse<br />

con gente seria, responsable y racional<br />

“Pues bien señor imaginativo, ahora me doy cuenta de que su<br />

razón se encuentra abollada por todos los costados, motivo suficiente<br />

para que no se le otorgue la primacía que tiene sobre la<br />

invención de fábulas. Deducir que soy una criadora eficiente<br />

de gatos es demostrar una falta casi absoluta de razón, de entendimiento<br />

y de muchas otras cosas a las que no vale la pena<br />

referirse, al menos, no por ahora”<br />

162


La respuesta vino de inmediato<br />

“Pero, ¿que tienen de malo los gatos? Muchos de mis mejores<br />

amigos tienen gatos y nunca se han quejado de ellos. Es cierto<br />

que son extremadamente independientes y que consideran que<br />

todos los seres del planeta han sido hechos para su disfrute<br />

personal –no olvidemos que ya competían con el mismo faraón<br />

cuando las demás especies apenas empezaban a ser conocidas<br />

en la domesticidad– pero eso no es motivo para marginarlos de<br />

la vida y de la percepción. Por otra parte, tal vez haya adelantado,<br />

con apuro no intencionado, una opinión con el calificativo<br />

de “eficiente”, pero no creo que haya errado en ello; después<br />

de todo, cuando se escoge una profesión que implica educar gatos,<br />

ésta debe partir de una vocación genuina y sólida, de ahí mi<br />

presentimiento de eficiencia, la que emití posiblemente con el<br />

velado deseo de conocer algo sobre el comportamiento de los<br />

gatos, aprovechando que esta es la primera vez que trato con<br />

una experta en el rubro; ¡quién sabe!, puede que sea usted la<br />

responsable de un gran aporte a la ciencia de la coordinación de<br />

felinos, ya sea de sofá, ya de tejado. Sin embargo, si el papel<br />

de sargento gatuno no le gusta, debe abandonarlo. Hay muchas<br />

otras y variadas ocupaciones dignas que pueden competir con la<br />

de encargarse de hacer marchar a un montón de gatos al son<br />

del tambor. Pero, si está interesada en recobrar energías para<br />

llevar adelante su actividad de rutina, quizá le interese conocer<br />

una sabrosa anécdota que se cuenta por ahí, acerca de una gata<br />

proletaria y otra de salón, en una noche de desenfreno felino”<br />

–…pero ¿qué se ha creído este engreído de pacotilla? ¿de<br />

dónde saca la idea de que yo crío y amaestro gatos y que soy<br />

163


una experta en la materia?... ¡creo que voy a gritar!… ¡creo que<br />

voy a aullar!... creo que voy a decirle a este pirata de e-mails lo<br />

que pienso de él y de sus ridículas suposiciones<br />

–querida, hay muchas clases de hombres seductoramente peligrosos;<br />

sin embargo, todos ellos tienen algo en común<br />

–¿…?<br />

–logran sacarnos de nuestras casillas. Nunca supe cómo lo<br />

hacen, pero sé que tienen el don de hacerlo<br />

de pronto me di cuenta de que nunca –aparte de mi hermano,<br />

cuando éramos niños– hombre alguno había logrado sacarme de<br />

mis casillas... en realidad, parece que nunca me importaba mucho<br />

lo que decía uno u otro; al contrario, usualmente me hablaban<br />

tratando de halagarme y ser simpáticos en todo momento,<br />

lugar y ocasión, lo que siempre me hacía sentir algo incómoda…<br />

agarro una computadora, mando un mensaje de franco acercamiento<br />

y me toca entrabarme en una lid, con un ser al que nunca<br />

había visto ni oído y del cual jamás había tenido noticia de que<br />

existiera hasta entonces, y que parece encontrar motivo de diversión<br />

en mis arrebatos; esto era algo nuevo<br />

–es en estos momento que debemos acudir a la sutileza femenina,<br />

dijo mi amiga −riendo de mi cólera y de mis intenciones−<br />

a esto es lo que se llama apelar al instinto. ¿Se ha referido<br />

a ti como una criadora de gatos? pues portémonos con él<br />

como se portaría una verdadera gata: con gran astucia<br />

–¿…?<br />

–alábalo sin reparos; no hay hombre que se resista a las alabanzas<br />

femeninas. La vanidad del hombre no es sólo el talón de<br />

Aquiles, es el cuerpo todo, con las células completas de adentro,<br />

debajo y encima de la piel; con la energía completa del alma<br />

164


y del espíritu. Alábalo sin límites, apelando a tu ser de mujer, a<br />

los dones que la naturaleza nos ha dado. Después vendrá el<br />

martillazo o los martillazos con los que habrá de romperse la<br />

arcilla que nutre la escultura que sobre tus elogios él mismo se<br />

habrá levantado (Me dediqué con alma y cuerpo a la tarea de<br />

empezar a esculpir el ídolo que luego sería derribado de un certero<br />

mazazo; de modo que volví a escribir)<br />

“Es posible que yo haya pasado por alto la perspicacia con que<br />

usted parece reconocer las diferentes facetas del ser humano,<br />

especialmente si se trata de una mujer. Por lo visto, tiene mucha<br />

experiencia y conoce mujeres muy interesantes, al lado de<br />

las que yo me considero insignificante. Sin embargo, abrigo la<br />

esperanza de que sabré portarme a la altura de las circunstancias,<br />

aprendiendo de sus observaciones y consejos, tan válidos<br />

y útiles en toda su variedad”<br />

“Estimada señora: veo que por alguna razón ha existido un cruce<br />

de comunicación entre nuestras computadoras, a pesar de<br />

que la dirección de la que parte su mensaje es la misma. El caso<br />

es que yo estaba intercambiando ideas con una dama espontánea<br />

y transparente; de pronto aparece usted, que debe ser su<br />

mamá, a juzgar por la forma y la intención de su mensaje, para<br />

deshacer con un solo párrafo toda la estructura comunicativa<br />

que estábamos logrando con su hija. Por lo tanto, le ruego ponerme<br />

otra vez en contacto con ella para seguir departiendo<br />

del modo cómo ambos sabemos hacerlo: es decir, con transparencia<br />

cristalina, ajena a cualquier sutileza astuta y turbia”<br />

165


Mi cólera llegó hasta donde antes no había llegado; ¡decirme<br />

que estaba hablando con mi mamá!… esto era algo que no podía<br />

quedar así; no debería quedar así… miré a mi amiga con el objeto<br />

de recibir sus instrucciones para programar un plan de ataque<br />

que lo escarmentaría para siempre<br />

–no creo que necesites una estrategia ofensiva pues se ve<br />

que no es un hombre de dobleces ni de personalidades múltiples;<br />

más bien parece directo y, a pesar de su, por lo menos,<br />

aparente masculinidad, se lo nota bien intencionado, algo que es<br />

muy difícil de encontrar entre los miembros de esa subespecie<br />

humana<br />

–… ¿qué debería hacer?<br />

–correr el riesgo; nada se alcanza si no se corre algún riesgo<br />

y a esta altura del partido, creo que no te queda otra que lanzarte<br />

de cabeza a la piscina; luego veremos si había agua o estaba<br />

vacía<br />

“Hay varias razones por las que una persona es desconfiada; a<br />

pesar de ellas, yo lo soy sin haber tenido alguna que sea verdadera,<br />

puesto que nunca he sido ni defraudada ni desengañada<br />

por nadie, aunque parece necesario aceptar la posibilidad de<br />

que alguna vez lo sea… creo que mi desconfianza no es realmente<br />

tal, más bien parece surgir de mi propia naturaleza, de una<br />

especie de temor congénito a ser causa de molestias… si usted<br />

lo entiende así yo estoy dispuesta a correr el riesgo de mantener<br />

una relación de amistad con un hombre al que no conozco y<br />

a quien probablemente nunca conoceré en carne y hueso; a<br />

cambio, le prometo que “ mamá” nunca más participará en nuestros<br />

diálogos”<br />

166


Me había lanzado de cabeza a la piscina antes de cerciorarme<br />

de que tuviera agua… no sé por qué lo hice, tal vez haya sido<br />

por la necesidad de saber que había alguien con quien compartir<br />

mis ideas (no tenía intención de que también compartiera mis<br />

sentimientos) y de sentirme viva y de que alguien se interesaba<br />

por mí… sobre todo, si era un hombre<br />

Hola Neshamanú:<br />

Yo también soy de aquellos que se inhiben debido a una psique<br />

tímida y retraída, la que se libera de frenos invisibles sólo<br />

cuando siento que hay alguien que es igual que yo, aunque, a diferencia<br />

suya, yo he tenido muchos desengaños y muchas razones<br />

para ser como soy. Por eso es que le digo con todo sentimiento<br />

de aprecio y de acercamiento genuino: si es de la clase<br />

de persona que anda en puntas de pie en este mundo por temor<br />

a molestar a alguien, bienvenida sea al mío. Si siente que no hay<br />

melancolía, sino nostalgia en todos los días y en todas las horas<br />

de todos los días, yo quiero neutralizarla con la mía. Si percibe<br />

la presencia constante de una soledad que pesa, yo quiero<br />

acompañarla con la que pesa en mí y lo hago con gran optimismo,<br />

pues en la historia de las relaciones entre un hombre y una mujer,<br />

nunca hubo compañía más perfecta que la que surge del encuentro<br />

de dos soledades. En cuanto a no conocerme jamás en<br />

carne y hueso, no se preocupe, no habrá perdido mucho, aunque<br />

mamá solía repetirme, una y otra vez, que tenía “unas orejas<br />

muy bonitas”<br />

Ese mensaje no significó nada para nadie, claro está, pero fue<br />

el impulso más fuerte que me permitiría el salto más grande<br />

que jamás había dado yo en toda la historia de mi existencia…<br />

167


con él terminaron 30 años de una vida al margen de las grandes<br />

sensaciones y empezó una dedicada a gozar de la dicha de saberse<br />

plena… con ese mensaje dejé de existir simplemente y<br />

devine en un ser consciente de ser lo que debía ser por la Voluntad<br />

de Ser (como les dije, esto lo aprendí después)… ahora<br />

les pido que me dejen por un momento… el solo hecho de rememorar<br />

ese crucial instante despierta en mí una energía tan<br />

grande e intensa que no puedo abstraerme a la plenitud que<br />

exige todo mi mente-cuerpo<br />

–idos en paz señora; descansad por una millonésima de segundo<br />

en la fracción de tiempo que media entre el disparo que os quitó<br />

la existencia y el desfile de los acontecimientos más importantes<br />

de vuestra vida<br />

Vayamos al oráculo y atisbemos sus encuentros<br />

vayamos y veamos<br />

Convoquemos el poder de la premonición<br />

Convocado que sea<br />

Rondemos alrededor del misterio que rodea lo que es<br />

al misterio que rodea lo que existe y es<br />

… el tiempo cura llagas y enluta alegrías, pero cuando se une a<br />

la tierra es creador de vida. La hoguera se prende con espinas<br />

de cardo y hojas de menta en las estancias de adobe; se nutre<br />

de fetos de llama en su pureza única e intocada; surge el humo<br />

de colores ardientes, colores que se entreveran en el aire, haciendo<br />

del humo un trenzado irisado: ese humo se lleva todo el<br />

168


mal... en cada una de sus gamas lo maligno perece y es arrojado<br />

al espacio, por eso es que los hombres no se acercan al fuego, si<br />

lo hicieran, el mal se arroparía en ellos para siempre… lo maligno<br />

se retuerce y porfía quedarse en el espíritu de algún mortal,<br />

pero nadie le ofrece abrigo y tiene que ir al vacío del arriba,<br />

del muy arriba… cuando el último vestigio del mal ha sido<br />

arrojado por el humo de los fetos, cardos y hojas de menta, los<br />

hombres vuelven y lanzan confites a los cuartos de adobe, confites<br />

que ruedan por el suelo dejando estelas de colores; nadie<br />

debe alzar esos confites, sólo el tiempo sabrá recogerlos y hacer<br />

de ellos el germen de la nueva vida… ha llegado la hora de<br />

mostrar las casas donde la muerte ha llegado traída por manos<br />

humanas, donde el crimen ha profanado la pureza de la Pachamama;<br />

entonces, los techos empiezan a chorrearse, como alquitrán<br />

caliente y pegajoso que se derrite ante el peso de la culpa<br />

del hombre… nadie podrá vivir en el aire herido por el crimen;<br />

los adobes se calcinarán, uno a uno, y las paredes caerán en<br />

montones de adobe quemado; la mano que había sido la causa de<br />

la muerte intencionada empezará a temblar y de ella surgirán<br />

gusanos verdes que corroerán las uñas y los dedos; el criminal<br />

gritará en son de piedad, pero los muñones sangrantes aparecerán<br />

muy pronto allí donde antes había manos; por esos muñones<br />

escapará el alma ululando letanías aprendidas del diablo; el criminal<br />

quedará sin alma y sin manos; nadie lo alimentará y el<br />

tiempo recogerá lo que las lombrices dejen después de haberlo<br />

devorado vivo; las fogatas serán prendidas en los otros cuartos<br />

y otra vez el humo de fetos de llama secuestrará al maligno,<br />

para llevarlo hasta el confín donde terminan todos los confines;<br />

los hombres y las mujeres beberán trago, mascarán coca y luego<br />

cada pollera será alzada por la urgencia del hombre vuelto<br />

169


sátiro, cabruno, dionisiaco… las nubes se llenan de luces que<br />

pugnan por alumbrar la niebla que envuelve la pampapaja<br />

Demos paso a la urgencia que reclama derecho a ser atendida<br />

demos paso a la Kundalini en pleno forcejeo<br />

Que la sombra del deseo descanse en cada regazo<br />

que el original de cada sombra beba de la fuente que lo bebe<br />

Que el placer invada los poros y la conciencia<br />

que el placer impere indesafiado<br />

Las luces se van y pequeñas llamas naranjas flaman en fondo<br />

negro, alternando con pequeñas llamas negras que flaman en<br />

fondo naranja; todo es un conjunto de flamas naranjas y negras<br />

que se mueven en ritmos rápidos, lentos, curvos, rectos; descienden,<br />

se alzan, giran en círculos girantes; giran en espirales<br />

arremolinantes. Negrinaranja el aire, cambia a narannegro con<br />

fuegos que no queman, pero que enardecen los poros. Es FE Naranja,<br />

la vida entera concentrada en el centro del placer. Es el<br />

placer que danza, que vaivenea de vaivén en vaivén; es la Fuerza<br />

que salpica de dicha al Ser, que lo vigoriza con la vitalidad de lo<br />

ígneo, de lo que hierve en el fondo mismo del magma que se hace<br />

cuarzo helado para horadar la alquimia del acero…las mujeres<br />

forman una serpentina que se contorsiona cuando recorre<br />

las dimensiones salpicadas de negrinaranja; los hombres forman<br />

otra que se intercala con la primera, para lograr juntos una fila<br />

de a uno, donde todos se sostienen de la cintura al que languidece<br />

adelante de la propia; serpentina de carne donde los verbos<br />

hechos falo imperdonantes exploran las grietas que abren y<br />

170


cubren, con intermitencia consonante, sus pliegues, en son de<br />

convocatoria inaplazable… los penes se incrustan en el ojo único<br />

que los mira dispuesto, cada uno, a ofrendar la nueva virginidad<br />

trasegada, con un compás de frenesí negrialbo…de pronto, la<br />

metamorfosis se lleva a cabo en un acto que asombra al asombro<br />

mismo: el yin y el yang se jun-tan en uno solo; cada mujer<br />

se convierte en una Kundalini, hermafrodita cósmica con la corola<br />

vuelta tallo; penetra a cada varón que tiene delante y la<br />

fila viviente se vuelve continua en la que hombre y mujer, por<br />

igual, es penetrado y penetrante …. la FE Naranja es el placer<br />

que hace objeto de placer todo lo que ve y toca; por ella todo<br />

es placer. Toda actividad es placer; el desgano muere, la fatiga<br />

cede, claudica el cansancio; el tedio y el hastío desfallecen en<br />

la punta de un pene hermafroditado que penetra y sale, que penetra<br />

y sale con la asiduidad que sólo el placer otorga a los privilegiados…voces<br />

hechas carne, gemidos hechos contorsión,<br />

quejas de lujuria hechas espasmos montan el escenario sonoro<br />

donde el placer todo, todo lo invade .… el ritmo ahora se vuelve<br />

lánguido y laxo… el tiempo toca tiempo y poco a poco las flamas<br />

naranjas ceden y las negras se desdibujan en el oscuro de la<br />

morgue que vuelve a ser morgue…<br />

El reclamo<br />

del alma<br />

−bienvenida seáis otra vez señora. Esperamos que vuestro descanso<br />

infinitesimal os haya aliviado, no de la pena, sí del peso<br />

que a veces deja en nosotros la emoción plena. Por favor, seguid<br />

vuestro relato<br />

171


−…lo haré; dicen que nada es tan triste como recordar momentos<br />

felices en un presente desdichado, que en mi caso me pesca<br />

caída ya en el pozo de la muerte… pero yo no lo siento así: soy<br />

feliz en el sólo recuerdo de haberlo sido, en la sola evocación<br />

de una imagen, por más tímida que sea, que me traiga un eco interno<br />

que vibre sin sonido, pero con íntegro reverbero<br />

–“me dijiste que la gestión de calidad, una especie de disciplina<br />

relativamente nueva, tenía varias facetas, las que, aplicadas a<br />

la empresa, daban resultados de gran alcance; sin embargo, me<br />

gustaría saber si se puede aplicar con igual o parecido éxito, a<br />

un sistema de enseñanza superior, tal como el que caracteriza a<br />

una universidad, por ejemplo”<br />

–“…claro que sí; una de las formas de la Gestión de Calidad es la<br />

calidad centrada en el proceso de formación... como en todo aspecto<br />

relativo a la gestión de calidad, lo primero que tienes que<br />

hacer es identificar al cliente. ¿Alguna vez has tratado de<br />

identificar cuál es el cliente en una universidad?”<br />

–“bueno, parecería que el cliente tendría que ser el mismo<br />

alumno; no veo otro que pueda disputarle el título”<br />

–“…el alumno sería uno de los clientes; pero, supongamos que<br />

defines al cliente no por aquél que recibe el producto, sino por<br />

el que lo paga; en ese caso ¿quién sería el cliente?<br />

–“los padres”<br />

–“…así es; pero habría también otros clientes no menos importantes;<br />

tal sería el caso de las instituciones que contratan a los<br />

profesionales que se titulan en las universidades… ahora bien;<br />

cada grupo de clientes exigen cosas diferentes, por lo que una<br />

gestión de calidad, por lo menos desde el punto de vista teórico,<br />

deberá ser integral y capaz de satisfacer a todos por igual…<br />

172


pero ahora hablemos de ti; ¿cómo se combina la profesión de<br />

economista con la de literato y filósofo? ¿no es una especie de<br />

“contrasentido intrínseco, una muestra equivalente de negación<br />

de la ley del tercero excluido, algo así como una oda a las ganancias<br />

del usurero, todo en uno?<br />

−te burlas, pero yo soporto con el estoicismo necesario que<br />

exige la responsabilidad de llevar adelante un fenómeno antinatural.<br />

Así como el personaje de la leyenda cobra nuevas energías<br />

cada vez que es arrojado al suelo por Hércules, yo cobro<br />

nuevo vigor con cada burla que recibo sobre la mezcla que resulta<br />

de la alquimia extraña que forma mi profesión tripartita<br />

–…al grano, al grano<br />

–empecé a estudiar economía porque creía que con el conocimiento<br />

de sus principios podría presentar alternativas de solución<br />

a problemas básicos del ser en su vivir de todos los días,<br />

pero descubrí que la habían inutilizado como ciencia viva para<br />

convertirla, por encargo del súper ejecutivo de la corporación<br />

transnacional, en una especie de recetario para que pudiera ganar<br />

más, aportando cada vez menos a la sociedad. De este modo,<br />

sólo llegué al grado de masterado y seguí con la otra carrera,<br />

paralela, que había estado cursando: filosofía, recordando<br />

que Adam Smith había sido primero un buen moralista, antes de<br />

consagrarse como el iniciador del modelo clásico de la ciencia<br />

económica<br />

–…pero, como eso significaba una sola carrera, decidiste que<br />

era muy poco y optaste por cursar otra simultánea, en este caso,<br />

la literatura<br />

–descubrí que el poema era el modo natural de expresión de la<br />

filosofía. Los poetas más grandes de la humanidad han sido<br />

grandes filósofos<br />

173


–…por extraño que te parezca, nunca se me hubiera ocurrido<br />

asociar la filosofía con la poesía, pues siempre he creído que la<br />

primera es estrictamente racional, mientras que la segunda, sería<br />

más bien una expresión estética de la emoción<br />

–estabas con la corriente tradicional; lo que yo propongo es una<br />

percepción nueva de ambas expresiones; así por ejemplo, sostengo<br />

que la filosofía es intuitiva y es racional, mientras que la<br />

poesía es estrictamente intuitiva<br />

–…lo que implica que es preciso conocer una definición de lo que<br />

es la intuición<br />

–yo la defino como el conocimiento directo de la cosa, con independencia<br />

completa de la razón<br />

–¿…?<br />

Como sabes, hay varias corrientes filosóficas que afirman la<br />

imposibilidad de conocer el mundo objetivo, debido a que para<br />

hacerlo, es preciso acudir a los sentidos, los que, como todo<br />

instrumento, deforman lo que se quiere conocer, vetando de<br />

esta manera la pretensión racional de conocer “la cosa tal como<br />

es”<br />

–… ¿llega la intuición a conocerla sin acudir a los sentidos?<br />

–no todavía; antes de aceptar la posibilidad de que la Intuición<br />

logre su objetivo, es necesario tomar en cuenta que el ser humano<br />

se encuentra, todavía, en una etapa muy incipiente de<br />

evolución biológica e histórica, por lo que tiene muy poco desarrollada<br />

la Intuición, en comparación con la Razón, aunque ésta<br />

tampoco ha llegado a la cima de su desenvolvimiento.<br />

–…me gustaría conocer un verso que tú llamas “intuitivo” y compararlo<br />

con otro que vendría a ser “racional”<br />

174


–muy bien. Comparemos entre sí dos versos de otros dos grandes<br />

poetas españoles: Antonio Machado y García Lorca. Del<br />

primero tomemos la última estrofa del poema XVI<br />

Detén el paso, belleza<br />

esquiva, detén el paso.<br />

Besar quisiera la amarga,<br />

amarga flor de tus labios<br />

Puedes observar que pesar de la metáfora, los versos describen<br />

algo perfectamente racional: besar los labios de la amada.<br />

A diferencia de la expresión clara de ese deseo, veamos ahora<br />

la primera estrofa del “Romance Sonámbulo” de Lorca:<br />

Verde que te quiero verde.<br />

Verde viento. Verdes ramas.<br />

El barco sobre la mar<br />

y el caballo en la montaña<br />

en esta estrofa, cuyo misterio es al poema lo que el de la sonrisa<br />

de la Mona Lisa es al cuadro, hay la descripción de lo que yo<br />

llamo un “Estado Puro del Ser” no un inventario de lo visto por<br />

los ojos, más bien una síntesis de lo que la Intuición aprehende<br />

sin ayuda de los primeros. Ni el mismo Lorca sabía el significado<br />

de lo que había escrito; pero es una estrofa que anuncia el<br />

advenimiento definitivo de la Intuición como uno de los instrumentos<br />

cognoscitivos del Ser<br />

–…ahora que me lo haces notar, veo que sí hay una gran diferencia<br />

entre ambos, algo que nunca había percibido antes<br />

175


–también notarás que el verso racional está dirigido a la Razón;<br />

sólo una vez que lo entendemos racionalmente, como en el<br />

caso de Macha-do, recién podemos emocionarnos con él; pero el<br />

de Lorca está dirigido a la Emoción, sin pasar por la aduana racional;<br />

a pesar de ello, despierta nuestra emoción; tal vez una<br />

emoción más intensa aún<br />

(ahora se dirige a los hombres y mujeres que la contemplan<br />

embelesados desde el recinto de la morgue)<br />

–en estas conversaciones yo sentía que era el auditorio exclusivo<br />

de alguien que se dirigía a mí y que me daba, al mismo tiempo,<br />

la oportunidad de aprender, con gran disfrute, cosas que de<br />

otra manera me habrían resultado mucho más difíciles<br />

–ya hubiésemos querido nosotros, señora, tener el mismo privilegio;<br />

pero sentimos que lo compartimos en la intensidad de<br />

vuestro relato<br />

–pero él también quería aprender lo que yo tenía para enseñarle;<br />

eso era algo que me gustaba mucho, aunque prefería que no<br />

lo hiciera a menudo, pues yo no era una experta en el arte de<br />

explicar algo (vuelve al relato de los diálogos que sostenía a<br />

través de Internet, en el Chat)<br />

–por lo visto, la gestión de calidad parece ser una disciplina más<br />

bien nueva<br />

–…sus principios existen desde tiempos inmemoriales, pero la<br />

sistematización de los mismos sí es nueva… ¿alguna vez has<br />

sentido la necesidad de medir el espesor de una hoja de papel<br />

bond, antes de meterla en tu impresora? ¿o de medir el ancho y<br />

el largo, para compararlos con lo que dicen las especificaciones<br />

respectivas?<br />

176


–no; nunca se me ocurrió hacer algo así<br />

–…eso se debe a que tomaste como un hecho que cada papel<br />

reunía las cualidades anunciadas<br />

–no hay discusión al respecto; por otro lado ¿cuál sería, para ti,<br />

el factor más importante para lograr una calidad de primera?<br />

–…creo que sería el consumidor: nada es tan motivador como la<br />

actitud de un consumidor exigente…si te fijas en los grandes<br />

productos de exportación mundial, tales como los vinos franceses,<br />

los automóviles alemanes o los relojes suizos, comprobarás<br />

que provienen de países cuyos consumidores fueron muy exigentes,<br />

cuando aún no formaban parte del mercado mundial… un<br />

consumidor exigente vale más que cualquier receta que sobre la<br />

calidad puedan dar los manuales<br />

–¿tal vez eso explique en parte, por qué los países subdesarrollados<br />

no pueden producir productos de consumo de primera calidad?<br />

–…sin duda alguna; la falta de consumidores exigentes hace que<br />

las empresas de los países subdesarrollados –me refiero a los<br />

que producen en gran escala– lo hagan para satisfacer consumos<br />

masivos del mercado mundial, no para mercados diferenciados<br />

o de élite…en realidad, lo que se vende con los productos<br />

que han pasado exitosamente la prueba de un consumidor exigente,<br />

es la garantía, la credibilidad que han ido adquiriendo a<br />

lo largo del tiempo…esa imagen de honestidad lograda a través<br />

de las décadas, es el mejor de los incentivos para que el consumidor<br />

extranjero adquiera esos productos<br />

–la honestidad es una dama muy poderosa, aunque no estoy seguro<br />

que su poder alcance al de don dinero, el poderoso caballero<br />

177


–…la honestidad es la garantía más perfecta en cualquier campo<br />

de las relaciones humanas; cuando la honestidad está vigente,<br />

no hay lugar para el malentendido ni el engaño… pero estos diálogos<br />

a veces se hacen un poco pesados; para amenizarlos en<br />

algo, me gustaría que me hicieras conocer alguna de tus creaciones,<br />

de tal modo que, aunque yo no sea ninguna experta en la<br />

crítica literaria, pueda tener una muestra de lo que haces y<br />

cómo lo haces<br />

–muy bien; pero queda establecido y registrado que es a tu<br />

propio riesgo; aunque también debo decirte que en las NN.UU<br />

si alguien se duerme durante el discurso del orador de turno,<br />

nadie puede despertarlo, puesto que el acto de dormir es también<br />

una opinión que la persona tiene acerca de lo que está<br />

oyendo; por esta razón y, en aplicación plena de estos principios<br />

democráticos, que no te asalte ni el mínimo temor si te quedas<br />

dormida, pues con ello estarás dando tu opinión sobre lo que<br />

escuches<br />

−…me arriesgo<br />

−¿te gustaría un pequeño cuento?<br />

–…me encantaría<br />

–se llama “Pobre pero honrada”; te lo voy a enviar por pequeños<br />

párrafos, así los vas leyendo a medida que yo los voy estructurando<br />

–…adelante<br />

Mr. White era soltero<br />

Sin embargo, sería un tremebundo error considerar el celibato<br />

whiteano como una expresión concreta de alguna misoginia latente<br />

o de un presunto desconocimiento de lo que se debe hacer<br />

en una noche de bodas. Se elevaría el error a potencias<br />

178


progresivas si se dedujera que Mr. White era soltero porque<br />

aún no habría llegado a núbil, puesto que seis décadas ininterrumpidas<br />

de existencia, avalaban un desarrollo fisiológico suficiente<br />

para garantizar desempeños promediales<br />

–…el señor White parece todo un personaje<br />

Claro está que no debemos negar que el siempre reeditado solterío<br />

de Mr. White había despertado sospechas en varios de<br />

sus contemporáneos, quienes ejercían el título de abuelos, con<br />

dignidad cesárea; la desaprobación murmuradora de aquellas<br />

señoras dedicadas a contrabalancear predicciones poblacionales<br />

sobre la base de cierta simetría identificada entre edad y<br />

casorios; la burla de los jóvenes (que parecían llegar a este<br />

mundo en “remesas cada vez más bestiales”) y la curiosidad de<br />

las casaderas, que especulaban sobre las potencialidades de un<br />

hombre que por no haber hecho mucho de joven, podría ser un<br />

Hércules enlatado, de viejo. Pero también era cierto que el estado<br />

civil de Mr. White no había acaparado la atención de las<br />

NN.UU y que nadie lo usaba como una muestra de perversión<br />

neoliberal<br />

–…jaja jaja jaja! el solterío de Mr. White ya ha convocado<br />

toda mi atención y curiosidad<br />

Esta especie de equilibrio entre las opiniones ofrecía a Mr.<br />

White una seguridad emocional que lo reconciliaba periódicamente<br />

con el mundo.<br />

179


Acostumbrado a dormir en cuartos de hotel, a comer en mesas<br />

de restaurantes y a practicar su hombría en camas de burdel,<br />

Mr. White había desarrollado anticuerpos sicológicos y mecanismos<br />

neurasténicos de defensa, que lo ponían al cubierto de<br />

cualquier estrategia acerca-dora femenina, por sorpresiva, sutil<br />

y astuta que ésta fuera. La descripción de semejante aspecto<br />

de su personalizad nos obliga a desenvolver otra de inusitado<br />

interés: Mr. White era un hombre rico<br />

–…Mr. White era todo un caso<br />

Debemos apresurarnos a recalcar que sería un esfuerzo prodigioso<br />

de la imaginación comparar la riqueza de Mr. White con<br />

las de los Huges o las de los Onassis. Pero también sería un acto<br />

de extrema injusticia reducir su importancia pretendiendo<br />

arrebatarle el título de hombre rico, forjado con irreductible<br />

voluntad durante lustros<br />

En el transcurso de sus innumerables batallas financieras, este<br />

sarraceno de la máquina de calcular había estructurado una filosofía<br />

íntima que podía competir con los sistemas de pensamiento<br />

más descollantes en la historia del pensar humano. La<br />

síntesis de este prodigio del saber podría ser condensada en el<br />

siguiente principio general: el perro es el enemigo natural del<br />

gato; el competidor rival es el enemigo natural del honrado negociante;<br />

el comunismo lo es de la civilización entera y la mujer<br />

es la más despiadada enemiga del ahorro<br />

–…muy bien, ya sabemos por qué Mr. White no se casó<br />

180


Es aquí donde se nos obliga a descubrir otro de los perfiles más<br />

representativos de este remarcable hombre: Mr. White era<br />

tacaño<br />

Claro que se hace imprescindible echar por la ventana algunas<br />

vocales y consonantes para tratar de hacer un diseño aproximado<br />

de la tacañería de Mr. White. En primer lugar, no es posible<br />

responder a ninguna pregunta que pretenda indagar sobre<br />

el grado de tacañería de Mr. White. Las expresiones cuantitativas<br />

serían tan unilaterales e inservibles, que no valdría la pena<br />

tomarse la molestia de iniciar siquiera un cuadro aproximado.<br />

Es decir, el cuanto no tiene lugar aquí. A pesar de ello, es posible<br />

diseñar un boceto –más o menos confiable– de su espíritu<br />

tacañeril<br />

–…valor Mr. White; el mundo de los pobres es duro con los<br />

avaros y lo es con gran intuición y certeza<br />

Su tacañería es simultáneamente general y particular; es decir,<br />

indiscriminada y selectiva al mismo tiempo<br />

Como es bien sabido por los revolucionarios del pensamiento, la<br />

tacañería, como cualquier otro fenómeno, es la expresión de la<br />

unidad de contrarios, a través de los cuales se hace objetiva.<br />

Por un lado, tenemos la tacañería adquisitiva, llamada así, porque<br />

su expresión concreta se corporiza en el acto de acumular<br />

riqueza. El proceso de acumulación, a pesar de estar regido por<br />

leyes particulares, se encuentra determinada por una ley general:<br />

Acumulad todo cuanto puedas, del modo cómo mejor puedas,<br />

en el momento en que puedas y a costa del que puedas<br />

181


Nadie fue un discípulo tan abnegado en hacer acto de fe de este<br />

principio, como Mr. White. Su fervor fue siempre tan totalizador,<br />

que nunca dudó de la legitimidad de que estaban investidas<br />

todas las acciones orientadas al mejor cumplimiento del<br />

mandato acumulacionista. Para él, la industria, el comercio, las<br />

finanzas, el derecho, la ética y la geografía eran simple instrumentos<br />

destinados a la consecución del fin último y primero:<br />

acumular<br />

Quien no acumula será acumulado, era una de sus máximas sagradas<br />

Así, compraría bonos cuando la tasa de interés estaba alta y<br />

los vendería cuando consideraba que el proceso de baja había<br />

llegado a un límite prudente. Prestaría dinero sobre prendas<br />

que costaban diez veces más que el préstamo y las remataría a<br />

los cinco minutos de haberse vencido el plazo. Cobraría intereses<br />

varias veces mayores que la tasa oficial y embargaría departamentos,<br />

camas, veladores, cocinas, bacines, medicamentos,<br />

dentaduras postizas y piernas ortopédicas a quienes no<br />

hubiesen pagado puntualmente la cuota correspondiente. Adelantaría<br />

pequeñas cantidades de dinero para que los artesanos<br />

le vendieran su producción y los campesinos, sus cosechas, a<br />

precios por él establecidos. Depositaría grandes sumas en bancos<br />

pequeños y luego amenazaría con retirarlas, si es que no recibiera<br />

una tasa diferencial a su favor en relación a otros ahorristas.<br />

En fin, vendería el nicho de su madre y rifaría sus huesos,<br />

si en ello encontraba algún vestigio de oportunidad ganancial<br />

182


–…de estas características, se podría deducir que Mr. White<br />

contaba los fósforos que venían en cada cajita<br />

Inició dos juicios a otras tantas compañías de fósforos, debido<br />

a que en cada caso encontró menos fósforos que los que se<br />

anunciaban<br />

−…¡no puede ser! yo lo decía en broma<br />

precisamente, a él se debe que ahora las cajitas de fósforos<br />

digan por ejemplo, “40 fósforos en promedio” para prever la<br />

posibilidad de que las máquinas pudieran llenar alguno menos de<br />

los cuarenta… como todo guerrero, Mr. White hacía pausas en<br />

su eterna guerra acumulativa para limpiar espadas y curar heridas.<br />

Era en esos momentos de con-movedor recogimiento que<br />

lanzaba suspiros, lamentos y maldiciones contra aquellos endemoniados<br />

monopolistas que no le permitían extender su hábitat<br />

financiero. Ante la amenaza perenne del monopolio avasallador,<br />

Mr. White se convertía en el juez más severo de cuantos hubiera<br />

Así, juzgaría a todos los billetes y monedas de su utilidad<br />

neta, para condenarlos a cadena perpetua en cajas de ahorros y<br />

dedicarse a orgías emocionales con los saldos, siempre en azul,<br />

que resaltaban de sus variadas libretas de banco<br />

–…de acuerdo con la descripción, podría deducirse que si Mr.<br />

White se hubiera casado no habría perdido la oportunidad de<br />

pedirle a su mujer que trabajara dos turnos diarios en una fábrica,<br />

aparte de hacerla responsable de la cocina y de los deberes<br />

domésticos<br />

183


La indiscriminación de su tacañería adquisitiva en el proceso de<br />

acu-mular, se disciplinaba franciscanamente en el molde reducido<br />

y espinoso de la tacañería selectiva en el acto último de<br />

gastar, aunque debe quedar definitivamente claro que las dos<br />

operaciones no eran sino la expresión de una sola esencia. También<br />

debe recordarse que este par de contrarios podía ser separado<br />

por medio de la abstracción mental y afirmar que Mr.<br />

White, al ser extremadamente dadivoso consigo mismo al recibir,<br />

se portaba intransigentemente severo con todos los demás<br />

en la contra-acción de dar: a peso gastado, peso llorado<br />

Discutía con la dueña de la pensión (algunas veces aducía que<br />

los agujeros del queso eran muy grandes) con el encargado del<br />

hotel, con el mozo del restaurante y con el chofer del ómnibus<br />

Debatía con tintoreros, disputaba con sastres, impugnaba la<br />

tarifa de los peluqueros, argumentaba con los zapateros, ignoraba<br />

a los maleteros y botones y trataba de conseguir rebajas<br />

y cuotas mensuales en los prostíbulos<br />

–…esa sí es una tacañería fenomenal<br />

Era en este cause de tormentas cotidianas donde transcurría el<br />

calendario vital de Mr. White. Infinita diversidad dentro de la<br />

monotonía de un túnel con volumen, generatriz y radio constantes<br />

Pero una partícula del polvo cósmico que configura el infinito<br />

cometa del destino se fijó en él y determinó que bien merecía<br />

la oportunidad de llevar su túnel a otras regiones del planeta.<br />

184


De este modo, vemos al de la mano segura polemizando por el<br />

precio de los pasajes, negándose a pagar la tasa internacional<br />

del aeropuerto y, finalmente, llevado a un país de Latinoamérica<br />

Por cuestiones de negocios, que era lo que allí lo había llevado,<br />

vio que su estadía sería relativamente prolongada<br />

Por razones prácticas y sensatas, vio que necesitaba alquilar un<br />

departamento amueblado<br />

Por causas acomodatorias y de confort, vio que era preciso tomar<br />

los servicios de un ama de llaves<br />

Así, se quedó, alquiló, contrató<br />

Juanita le fue recomendada por todo el vecindario. Cocinaba<br />

como un chef, bordaba como las hadas, planchaba como cuarentona<br />

en fiesta de raperos, limpiaba como un recaudador de impuestos,<br />

era más des-confiada que judío en Palestina, sacrificada<br />

como chofer de ministro, humilde como candidato ganador<br />

en discurso de agradecimiento, leal como militante nuevo … pero,<br />

por sobre todas las cosas, Juanita era pobre pero honrada.<br />

Mr. White no podía pedir más (¿o menos?)<br />

Las cualidades de la una se acoplaban perfectamente con las<br />

exigencias del otro; es decir, con la precisión con que las promesas<br />

de un demagogo encajan en las expectativas del votante<br />

primerizo. El vecindario se extasiaba ante el decoroso par conformado<br />

por una señora pobre pero honrada y un honorable caballero<br />

185


¿No era extranjero?<br />

¿No había venido desde el epicentro de la civilización?<br />

¿No era pobre pero honrada?<br />

Mr. White estaba maravillado<br />

–…la ganga que se le presentó a Mr. White parece que cayó<br />

de algún Olimpo redentor<br />

En sus meditaciones acerca de las relaciones de la dupla esfuerzo-éxito,<br />

donde el primero antecedía siempre al segundo,<br />

Mr. White llegaba a conclusiones contradictorias. Llevado por<br />

la admiración que sentía por Juanita, le parecía cruelmente injusto<br />

que un ser humano que surtía es-fuerzo y voluntad a chorros,<br />

que recibía felicidad a gotas y que nada exigía de nadie,<br />

no tuviera como contraparte la recompensa que el Creador había<br />

fijado para semejantes atributos. Dios tiene misteriosos<br />

caminos, sin duda, decía con gran aporte de resignación<br />

Por el otro flanco, las costumbres morales de Juanita parecían<br />

más sólidas que los cimientos del Empire State. Nunca se la<br />

veía con brillos extraños en los ojos ni con faldas rasgadas de<br />

licencia ni con escotes rellenados de desvergüenza, ni mucho<br />

menos con andares cerca de abismos con fondos inciertos<br />

Apuesto a que es virgen, decía para sí Mr. White y, al decirlo,<br />

pensaba también que si las cajas fuertes de los bancos supieran<br />

guardar los te-soros de los clientes con la misma convicción y<br />

seguridad con que Juanita guardaba el suyo, no habría lugar para<br />

ningún asalto exitoso. Se imaginaba a Juanita como a una ca-<br />

186


jera colosal y omnipresente, protegiendo las bóvedas bancarias<br />

de todas las ciudades para sosiego reciclado de todos los clientes.<br />

Cada vez que pensaba así, suspiraba<br />

Pasó el tiempo. Mr. White no tenía un kilo demás ni uno de menos<br />

y la moral de Juanita persistía ingrávida. Llegó también el<br />

momento de cobrar los réditos del negocio (¡con cifras de siete<br />

dígitos!) Los bancos anunciaban huelgas, por lo que Mr. White<br />

prefirió llevarse la maleta de billetes a su departamento para<br />

retornar a su país al día siguiente. Esa noche había fiesta de<br />

despedida en su honor. Mr. White se acicaló; puso cada cabello<br />

en su puesto (cada uno de holgura generosa) vistió de oscuro y<br />

de camisa blanca, encargó a Juanita que le cuidara bien la maleta<br />

y salió silbando un pedazo de melodía que le había llegado<br />

desde su juventud. Terminada que fue la fiesta y la orgía de<br />

burdel de rigor, Mr. White volvió al departamento y, a pesar de<br />

no querer molestar a Juanita, tocó su puerta para tomar la maleta<br />

y dormir abrazado a ella…<br />

Tocó de nuevo …<br />

Tornó a tocar …<br />

La sospecha, como la punta de una barrena empezó a taladrarle<br />

rítmicamente el cerebro<br />

Golpeó la puerta …<br />

Volvió a golpear …<br />

187


La sospecha se hizo un conjunto de mil barrenas que le taladraban<br />

el cerebro, las orejas, las amígdalas, el apéndice y el paladar<br />

Pateó la puerta …<br />

Metió la puerta de un gran cabezazo<br />

–…me pregunto a qué hora le da el ataque; porque para un caso<br />

así, el ataque tiene que ser fulminante<br />

Salió. Revisó cada habitación del departamento: comedor, living,<br />

dormitorio propio, baño propio y ajeno. La sospecha se<br />

metamorfoseaba; se volvía certidumbre. Los taladros martirizadores<br />

eran eléctricos. Volvió a revisar. Pensó que tal vez se<br />

había equivocado de departamento. Llamó a las puertas de todos<br />

los demás. Los vecinos lo vieron entrar como ráfagas repetidas.<br />

Subió las gradas con agilidad de bombero. Tornó a bajarlas<br />

como amante al escape. Salió a la calle, trepó por las ventanas,<br />

arremetió contra las paredes, se clavó de cabeza en el<br />

suelo… vino la policía, se llamó a un psiquiatra y la calma volvió al<br />

manzano…<br />

El informe del siquiatra, al dictaminar que Mr. White podía volver<br />

sin problemas a su país, explicó que el subconsciente, en celosa<br />

defensa de la integridad emocional y mental de su persona,<br />

se había superpuesto al consciente por medio de una amnesia<br />

parcial. Mr. White nunca había salido de su país; no existía esta<br />

parte del continente; nunca hubo negocio; no había habido maleta<br />

billetera y, por sobre todas las cosas, jamás de los jamases<br />

Juanita había existido ni habría de existir en su memoria<br />

188


Los comentarios se convirtieron en una costumbre guardada<br />

con sistematicidad envidiable. Cada aniversario de la protectora<br />

amnesia, los vecinos repasan una y otra vez lo ocurrido, para<br />

terminar afirmando lo que todos conocen por experiencia de<br />

centurias: cuando por estos pagos se dice que un hombre es<br />

pobre pero honrado, se quiere significar que es pobre pero no<br />

ladrón. En cambio, cuando se dice que una mujer es pobre pero<br />

honrada, se está afirmando que no es promiscua, pero que la<br />

expresión no garantiza nada, absolutamente nada más<br />

Mr. White y su amnesia nunca lo supieron<br />

–…me pareció muy lindo y también me pareció que querías dar<br />

tu opinión acerca de la relatividad de lo honesto; pero hay algo<br />

más, el relato me hizo reflexionar sobre la necesidad de reflexionar,<br />

precisamente<br />

–es posible que algún día podamos hablar sobre la capacidad<br />

de meditar y, con ello, develar estados puros del ser, algo que<br />

sólo puede expresarse con el poema<br />

–así fueron nuestras conversaciones iniciales, las que marcaron<br />

la textura de las que vendrían después…hablamos de todo; intercambiamos<br />

ideas de todo lo que se nos venía a la cabeza: política<br />

internacional, el subdesarrollo, el arte, los chismes de los<br />

artistas, los escándalos de los políticos...nada había que no exigiera<br />

nuestra atención y comentarios… desde entonces ya no<br />

sentí mi soledad, una nueva sensación de estar acompañada me<br />

acompañó, a su vez… esto lo comentaba con mi amiga, a la que<br />

agradecía reiteradamente la sugerencia de ingresar en los programas<br />

de chat y de correo electrónico… cada día esperaba con<br />

189


grandes deseos la hora de escribirle y de leerle… mi amiga fue<br />

testigo de este proceso y cada vez se interesaba más por el<br />

modo cómo se desenvolvía; la verdad era que la evolución de mi<br />

amistad electrónica había desplazado en importancia a los encuentros<br />

tórridos de mi amiga, pues nuestras conversaciones se<br />

centraban principalmente en lo que sucedía entre él, yo y la<br />

computadora<br />

–¿cómo te lo imaginas?<br />

–…con dos ojos, una nariz, en fin, todo normal<br />

–¡vamos! no te hagas la sueca; quiero saber cómo previsualizas<br />

algunos de sus rasgos físicos: ¿alto, delgado, buen<br />

mozo? ¿Ojos negros, boca sensual, manos grandes, musculoso,<br />

bien dotado, mezcla de tigre y conejo?<br />

–…me lo imagino de estatura media; tal vez un poco más alto<br />

que yo; cabello negro y rebelde, un poco descuidado en el vestir<br />

y sin ninguna pretensión de Don Juan<br />

–querida, de esos hay por centenas de millones en el mundo;<br />

la subespecie masculina está prácticamente conformada por<br />

esos señores de calidad promedio, excepto en lo que se refiere<br />

a eso de Don Juan, pues todo hombre se cree un conquistador<br />

nato e infalible<br />

–…pero su personalidad no representa ningún promedio<br />

–¡Bueno! ¡Aquí vamos! don Perfecto ya parece tener algo de<br />

distintivo. Veamos, cómo es, más o menos esa, al parecer, portentosa<br />

personalidad?<br />

–…poderosa… yo percibo una serenidad que cubre un espíritu<br />

in-quieto, penetrante y acucioso… una vida interna potente, inmensa…<br />

un espíritu que parece tener el don de entender y de<br />

abstenerse de juzgar por la dupla bien o mal… tampoco se refiere<br />

a los seres como eficientes o ineficientes; creo que no<br />

190


acostumbra a clasificar a la gente, ni mucho menos, a emitir<br />

opiniones gratuitas de nadie<br />

–recuerda que yo soy en este caso, el abogado del mal; un<br />

abogado que necesitas antes de apilar sobre ti ilusión tras de<br />

ilusión hasta formar una fortaleza tan pesada, que se convierta<br />

en una terrible amenaza cuando se derrumbe. No te olvides que<br />

te sientes muy vulnerable y que la vulnerabilidad es el peor<br />

enemigo que una mujer tiene cuando debe tratar con un hombre.<br />

Por ejemplo, ¿Por qué no tratas de ver si esa un sabelotodo<br />

o realmente alguien que tiene una personalidad sólida y que<br />

su interés no es sólo el de impresionarte con su supuesta sabiduría?<br />

Después de todo, un hombre que no tiene un gran pene<br />

para exhibirlo, puede recurrir a la exhibición de un alma cultivada,<br />

como un espejismo adecuado para llegar al interés de una<br />

mujer. Para tener una pequeña prueba sobre este aspecto haz<br />

la prueba de plantearle alguna idea sobre algo que te parezca<br />

original y acertada<br />

−…yo no estaba aún segura y me mostraba muy frágil; así es que<br />

puse manos a la obra de inmediato<br />

−…se me ocurre que tal vez podría pedirle su opinión acerca<br />

de lo que alguna vez había dicho mi marido sobre la dignidad,<br />

algo que a mí, particularmente, me gustó mucho<br />

–“…me gustaría saber qué opinas acerca de la siguiente afirmación<br />

que alguna vez hizo un señor en una conversación de<br />

tertulia:<br />

191


La humildad es para los harapos, la soberbia para la estupidez,<br />

entrambos están los diversos grados de dignidad<br />

…cuando le hice la pregunta sentí un miedo atroz de que me decepcionara,<br />

diciéndome que eso no estaba mal, pero que él tenía<br />

una definición mejor<br />

–esa concepción me parece formidable: es cierta y también<br />

es bella ¡qué más se puede pedir en una expresión figurada!<br />

quien lo dijo debe ser una persona que reflexiona y percibe con<br />

claridad, al mismo tiempo que se expresa con gran autoridad…<br />

si me das su nombre y me permite, la usaré alguna vez citándolo<br />

…me gustó que alabara de ese modo a mi marido<br />

–…ya te lo diré; mientras tanto, te desafío a que trates de<br />

mostrarme algún comportamiento válido que refleje un acto de<br />

verdadera dignidad, tal como lo prefigura la expresión que causó<br />

tu interés<br />

–un momentito… a ver; alguna vez hice un artículo sobre eso<br />

precisamente… ¡aquí está! creo que tengo dos ejemplos que<br />

pueden satisfacerte, sobre todo el primero, una respuesta que<br />

es la dignidad misma en movimiento. La dio Cervantes como<br />

respuesta a varios de los insultos que le habían dirigido; insultos<br />

llenos de arbitrariedad y rencor inexplicables… el original<br />

está en la dedicatoria que Cervantes hace con motivo de la publicación<br />

del primer tomo de “El Quijote”; pero, asumiendo la<br />

misma actitud de los músicos del siglo XIX, he tratado de hacer<br />

una variación de ese tema, transformando algunas palabras,<br />

sin cambiar un ápice el contenido… ¡aquí va!<br />

192


Me dicen viejo. Como si ser viejo fuera un delito inherente<br />

sólo a mí; como si en mí estuviera el detener el tiempo<br />

Me tildan de manco. Como si hubiera perdido esta mano en<br />

una riña de taberna y no en la batalla más gloriosa de todos<br />

los tiempos<br />

Me dicen “viejo” y me dicen “manco” con desprecio y en el<br />

supuesto insulto sólo veo su terrible desgarramiento<br />

–…hermoso… hermoso; creo que has escogido un ejemplo que<br />

rebasa con ventaja o, por lo menos iguala, las bondades de cualquier<br />

otro… veamos el segundo<br />

Díganme ustedes, señores de los rituales y de los secretos,<br />

¿cómo podría una mujer no quedar impresionada ante expresiones<br />

tan nítidas que develan otros tantos “Estados Puros del<br />

Ser”?<br />

–¿…?<br />

–¿no les había dicho? (recurre a una actitud de sorpresa burlona)<br />

pues habrán de saber ustedes que un “Estado Puro del Ser”<br />

es una vivencia emocional que el hombre experimenta cuando<br />

cobra conciencia de que existe y de que es; cuando intuye que<br />

la Existencia y el Ser conforman la síntesis que le da vida;<br />

cuando se da cuenta que es Encarnación Vital de Existencia y<br />

Realización Humana Plena de la Voluntad de Ser<br />

(Ahora adopta un comportamiento de sabihonda que cruza los<br />

brazos, como quien lo hace para mostrar que lo que ha dicho<br />

193


fue dicho sin oportunidad de refutación posible, algo que hace<br />

con una gracia sin par)<br />

–Señora, nosotros hemos estado buscando por mucho tiempo la<br />

expresión que defina con autoridad indesafiada la sensación de<br />

plenitud que algunas veces se cobija en cada uno de los presentes,<br />

sin haber podido encontrarla jamás. Mas, al visualizar las<br />

imágenes que habéis proyectado sobre nuestras mentes y conciencias,<br />

nos damos cuenta de que el “Estado Puro del Ser”, tal<br />

como lo habéis expuesto, es el Estado Supremo que sentimos al<br />

final de nuestra expedición semanal por el mundo de las sensaciones<br />

sin sensación, es decir, por el de la Emoción. Nunca olvidaremos,<br />

Señora, que vos nos habéis mostrado que es en la<br />

Emoción y no en el Sentimiento, la dimensión en la que encontramos<br />

esos Estados Puros, cuyo develamiento nos lleva al éxtasis<br />

de la felicidad de vivir; poniéndolo en vuestras palabras,<br />

tan oportunas: de existir y de ser<br />

–…el agradecimiento de ustedes debe acompañar al mío y juntos,<br />

dirigirse hacia mi compañero, mi alguien, de ese único alguien<br />

que he tenido en mi vida<br />

–nada será obstáculo para expresar nuestra seguridad de que<br />

seréis generosa y compartiréis con nosotros los tesoros encontrados<br />

en la relación con vuestro “único alguien”<br />

–…no habrá generosidad en ello; más bien, fuente de alegría revivida<br />

de poder rememorar, por última vez, la felicidad que<br />

sentí cuando lo des-cubrí yo misma en la entremezcla viviente<br />

de emoción con emoción y de poro con poro entre yo y aquél que<br />

llenó con su ser mi ser y mi propia existencia…pero antes, debo<br />

inventariar un resumen del modo cómo lo compartí con mi única<br />

amiga<br />

194


–hacedlo Señora; que la inventariación nos traerá motivos de<br />

nuevo placer y efectiva exhortación para seguir en nuestra<br />

búsqueda de todas las semanas<br />

–…recordemos que la pregunta sobre la dignidad había partido<br />

por iniciativa de mi amiga, para ver si el que escribía al otro final<br />

de la computadora, era un vulgar sabelotodo o un hombre al<br />

que valía la pena tomar en cuenta…cuando le mostré el resultado<br />

de la indagación primera, me dijo:<br />

–querida, si lo dicho por ese hombre te causa, como veo que<br />

lo hace, una especie de levitación sentimental, quiere decir que<br />

has encontrado, por lo menos, la huella de lo que podría ser un<br />

Hombre para ti<br />

Un poco sorprendida, le pregunté sobre el significado el uso de<br />

palabras tan prudentes<br />

No sabrás nada de él, sino hasta que la realidad te muestre si<br />

la imagen coincide con el original; si las palabras constituyen<br />

una verdadera proyección del hombre real; si los poros se agitarán<br />

con el encuentro, del mismo modo cómo ahora se te agitan<br />

en la imaginación<br />

–¿…?<br />

–está en ti, y sólo en ti, la decisión de conocer un Hombre o<br />

quedarte con un holograma de él; optar entre el compartir la<br />

emoción de saberlo real o sentirlo conformado únicamente por<br />

una mezcla de letras y signos en una pantalla electronizada<br />

–¿…?<br />

–La única manera de conocer a un hombre, es conociéndolo:<br />

en cuerpo y en alma; en expresión de los ojos y de la piel; en<br />

195


eacción real ante el mundo de todos los días, dentro y fuera<br />

de la palabra<br />

…me quedé extática; me quedé sin poder pronunciar una sola<br />

sílaba, ni siquiera una interjección; sin poder esgrimir un solo<br />

argumento que no me convirtiera en un ser ridículo y deformado<br />

por la fantasía pura, cuando había la posibilidad misma de<br />

dar a la sensación el testimonio del estímulo que otorgaría el<br />

original y sólo el original… ¿era mi necesidad de compañía la que<br />

me instaba a ver sin ver? ¿era mi urgencia de ingresar al mundo<br />

de las vivencias reales, la que me alentaba a sentir el deseo de<br />

encontrar en una pantalla de electrones, el reflejo de un original<br />

ideal no conocido?... por otra parte, ¿qué significaba, en este<br />

caso, para una mujer casada como lo era yo, el hecho de<br />

“conocer” al original?... me siento tan cansada…<br />

–descansad Señora; sabemos que el mundo de la Emoción es<br />

denso y exige espíritus en armonía y en paz, espíritus no agitados<br />

por la constancia de que ya no se existe, de que ya no se<br />

es…<br />

Invoquemos los Estados Puros del Ser<br />

llamemos a la Supra energía de lo Pleno<br />

Que los velos intangibles de los sentidos se disuelvan<br />

en la tarea vital de develar un Estado Puro del Ser<br />

Invoquemos también los Estados de Existencia<br />

los busquemos en el fondo mismo de la subconsciencia<br />

Que el Oráculo nos devele un Estado de Existencia<br />

196


que nos deje atisbar una brizna del Poder de Existir<br />

Sin aviso previo, la morgue se convierte en un prado de brillante<br />

sol, de tierno pasto y de verde luna, mientras que el aire cobra<br />

consistencia y se ondula en largas filas de aire denso que<br />

flamean con los jadeos despiertos. Las trece y los trece del<br />

Zodiaco aparecen en resplandores de marfil y de bronce, esculpidos<br />

por las ondas que palpan los cuerpos. Las pieles cimbran y<br />

fosforecen al son de copos tibios de nieve que caen y humedecen<br />

las sensaciones, haciendo que broten en armas de colores<br />

multiplicados. El aire hecho forma se hace más urgente y las<br />

trece cabelleras languidecen de placer al roce de las ondas<br />

etéreas que tocan pechos, besan labios, auscultan piernas y exploran<br />

dentro de lo no conocido ¡Nada hay como la caricia del<br />

viento! Es el mismo que iba detrás de la niña que llevaba el pandero<br />

y quería ver la rosa azul del vientre. Ahora las cabelleras<br />

no huyen, más bien imploran ser alcanzadas con mayor textura<br />

para el mayor deleite. Los hombres sienten la succión incorpórea<br />

que reclama con autoridad blanda el plasma blanco que se<br />

forma para cobrar consistencia, inundar el aire y tornar a formarse<br />

otra vez, por repetidas veces, en repetidos transportes,<br />

en repetidos raptos, en repetidos estertores. El aire goza de<br />

dar y recibir placer por igual, mientras que sus ondas, incoloras<br />

primero, ahora son naranja; el aire es rojo, el aire es bermellón,<br />

el aire es carmesí…el aire cae lánguido y las ondas se pierden<br />

en la cadencia de acordes ambulantes. Hombres y mujeres han<br />

copulado con la naturaleza y, tal como tanto lo quiso Marx alguna<br />

vez, la naturaleza humana se ha encarnado en la naturaleza<br />

misma…<br />

197


La Decisión<br />

–vemos con placer, Señora, que habéis decidido volver a la infinitésima<br />

de segundo que habéis dejado por otro lapso igual,<br />

pues allí donde la vi-da y la muerte se encuentran, el tiempo no<br />

tiene mandato ni puede par-celar la cronología de los acontecimientos.<br />

Aquí todo es simultáneo, todo sucede en la dimensión<br />

temporal de un infinitésima parte de un segundo, esa infinitésima<br />

parte que es al tiempo, lo que el punto de densidad infinita<br />

–y que sirve de comienzo al Big Bang– es al espacio-tiempo<br />

–…gracias otra vez; siento que voy y vuelvo de y a esa fracción<br />

pe-quemita que señala el fin de mi vida y el comienzo de una<br />

nada que se anuncia, pero que aún deja la uña de un cuarto menguante<br />

por el que se filtra un chorrito de luz vital…mi dubitación<br />

ante la necesidad de enfrentar la realidad que se formaba<br />

con mi complicidad, convocó otra vez al whisky con hielo y al<br />

vodka con zumo de naranja, en una tarde que habría de traer a<br />

mi vida arduas decisiones de la mano de una realidad que empezaba<br />

a rasgar velos…el diálogo con mi amiga fue largo, sólo evocaré<br />

lo más importante de los detalles<br />

–Querida, cuando sugerí la posibilidad de acudir al electrón<br />

en pos de ayuda comunicacional, lo hice porque estaba segura<br />

que en vez de crear un nuevo problema, resolveríamos con generosidad<br />

el original; al hacerlo, no me di cuenta de la diferencia<br />

sustancial que había entre tu mundo sentimental y el mío y,<br />

al no hacerlo, concebí una receta que para mí hizo un guiso caliente,<br />

aun habiéndola apresurado hasta convertirla en un depósito<br />

de pólvora, que revienta con gran fuerza y cuyas ondas expansivas,<br />

previstas con antelación, nada dañaron, más bien agi-<br />

198


taron células en demasiado reposo. Pero en tu caso, aún sin haber<br />

conocido al interlocutor, la receta ha producido un guiso<br />

tan caliente y tan picante a la vez, que te ha revuelto todas las<br />

entrañas asignadas a la tarea de digerir la posibilidad de lo<br />

prohibido. Con el objeto de plantear alguna solución, repasemos<br />

el asunto desde el comienzo, en un torneo combinado que yo<br />

inicio con la pregunta y con el beso apasionado a mi vaso (lo besa<br />

con pasión desbordada): ¿cuál fue la razón que nos motivó<br />

adentrarnos por el fabuloso mundo del Internet y su telaraña<br />

almibarada de e-mails?<br />

–…la verdad… no sé… exactamente…<br />

–¡vamos! dejemos las mojigaterías para otra ocasión: ¿querías<br />

tirar con alguien que no fuera tu marido?<br />

–¡noooo!!!!<br />

–eso lo sé; ¿querías saber si otro hombre podría encontrar<br />

satisfacción en conocerte?<br />

–…es posible… tal vez<br />

–¿querías saber si otro hombre, diferente a tu marido podía<br />

encontrarte atractiva como mujer?<br />

–… la verdad es que no… mi intención era más bien…<br />

–¿deseabas tener una compañía virtual, sin que tu conciencia<br />

te reprochara a cada instante?<br />

–… creo que eso era más o menos… en fin… algo parecido<br />

–¿creías que si encontrabas una compañía virtual de tu agrado,<br />

nunca se presentaría la necesidad de la confrontación real<br />

con el que te acompañaba desde el otro teclado?<br />

–…a medida que pasaba el tiempo, consideré esa posibilidad,<br />

y aunque lo hacía cada vez con mayor determinación, nunca quise<br />

imaginar que el momento decisivo se apareciera como un<br />

huésped no invitado, que fue como se apareció<br />

199


–déjame servirte y servirme otro trago. Me gusta ver cómo<br />

el líquido se amolda al vaso a medida que cae; cómo toma su<br />

forma y cómo lo hace sin oponer ninguna resistencia: sin roce y<br />

sin huella de agravio; mientras que el vaso retoza en sensación<br />

de plenitud, sin dureza, sin invasión arbitraria, sin ocupación<br />

impuesta, mucho menos, tosca<br />

…con el segundo vodka, la valentía, siendo aún suave, se hizo<br />

definitiva en mí, tal como había sucedido en el primero de nuestros<br />

encuentros rociados; por eso era que sus alusiones eróticas<br />

no me espantaban, sino que me causaban un placer que gozaba<br />

en emerger, cada vez más audaz pero cada vez menos culpante<br />

–veamos: ¿te consideras una mujer normal, una mujer que tiene<br />

los ovarios bien puestos, por lo que sientes que necesitas un<br />

hombre, un verdadero hombre en tu vida?<br />

–…sí (esto lo dije con una convicción que me atropelló en su<br />

deseo de ser expresión no deformada ni con la más pequeña de<br />

las vacilaciones mojigatas)<br />

–¡bravo! brindo por eso y por mucho más. ¡Salud!<br />

–… ¡salud! (otro triángulo vodkqueño fue a buscar una nueva<br />

forma en el fondo de mi estómago)<br />

–ya sabemos que, al igual que todas nosotras, las mujeres<br />

normales, tú también reconoces que necesitas un hombre, por<br />

lo menos uno, en tu vida. Ahora vayamos a la segunda pregunta:<br />

¿para qué lo necesitas?<br />

–… qué quieres decir con “¿para qué?”<br />

–exactamente lo que dije, ¿para qué?<br />

200


–… pues… bueno… para tener una compañía… para charlar con<br />

alguien… para confiar en alguien, para… compartir con alguien…<br />

–para tirar con alguien, sintiendo que el calzón se te ha mojado<br />

sólo al pensarlo<br />

–…creo que sí (esto amerító un nuevo ósculo, pleno de devoción<br />

y fe a la copa de vodka zumado)<br />

–muy bien; ya que hemos mostrado el otro lado de la sombra,<br />

exploremos las recónditas grietas por las que se filtran nuestros<br />

deseos, urgencias, motivos, fuerzas ocultas que como remeros<br />

clandestinos mueven el barco de nuestro cuerpo-mente,<br />

al son con que palpita cada uno de los seres (hablaba como una<br />

sacerdotisa inspirada en alguna ceremonia dedicada a algún Belial)<br />

Sabemos que somos superiores a los hombres, ahora debemos<br />

saber exactamente en qué somos superiores. Creo que lo<br />

somos en la fuerza y la constancia que hemos acumulado en milenios,<br />

durante ese larguísimo periodo que fuimos sojuzgadas y<br />

tratadas como objetos. Esa fuerza poco a poco se plasma y poco<br />

a poco emerge de nosotros con nuestro propio aliento. Pero<br />

no es una fuerza brutal y concreta; es más bien un modo de<br />

reaccionar ante el mundo con la seguridad de que el futuro ya<br />

no es de escarnio y zozobra, sino de libertad y de autorrealización.<br />

Tú, querida mía, eres un ejemplo perfecto de esa metamorfosis<br />

evolutiva en la historia. Tú, que siendo tan reservada<br />

y tan mojigata, has tenido la valentía de plantearte –por lo menos<br />

plantearte– la posibilidad de que alguien reemplace a tu marido<br />

como hombre, con o sin su ausencia, planteamiento que en<br />

tu caso es casi existencial, dado que para hacerlo has tenido<br />

que salir de la burbuja de hierro en que te encontrabas encerrada<br />

desde el día en que viniste al mundo. Tú, querida mía,<br />

eres una Ulises moderna que va en busca del mundo para que el<br />

201


mundo venga a ti; contigo, las penélopes ya no destejen en la<br />

noche lo tejido en el día, sino que terminan de tejer con tanta<br />

prontitud como pueden. Tú, querida mía, en el acto de redención<br />

definitiva, nunca serás una madam Bobary, porque no vivirás<br />

un mundo imaginado, sino un mundo real, en el que te desenvolverás<br />

con plena conciencia de lo que eres y de lo que quieres;<br />

tendrás el bien y el mal que tú ocasiones, no el bien o el mal que<br />

otro habrá ideado para ti. Serás una persona, no un sujeto; un<br />

individuo, un actor y un compositor de su propia obra. ¡Salud!<br />

–…¡salud!<br />

…mi amiga se puso de pie, empezó a dar algunos pasos con ese<br />

envidiable garbo que tenía en el andar y en el moverse… al mirarla,<br />

todo me pareció más liviano y colorido; más diáfano y<br />

transparente… no sé si el vodka profundizaba ya su tarea, pero<br />

el caso es que me sentí eufórica y todo pareció fácil… nunca me<br />

había sentido de esa manera: tan libre, tan plena, con tanta<br />

confianza en mí, en el mundo, en el futuro…<br />

–al parecer, Señora, habéis logrado en esa ocasión lo que nosotros<br />

intentamos alcanzar en cada ritual: la armonía plena con<br />

todo; el arraigo pleno con todo; la empatía plena con todo. Pero<br />

no queremos interrumpiros, Señora; hacerlo sería no sólo privaros<br />

de vuestro instante infinitesimal, sino privarnos a nosotros<br />

del gran placer de compartirlo<br />

…después que mi amiga se pusiera de pie, yo la imité y empezamos<br />

a bailar una melodía cadenciosa que salía de algún CD oportuno;<br />

a cada cadencia de mi cuerpo sentía que el aire me daba<br />

una atención especial, de que se convertía en ondas aéreas de<br />

202


presión, en caricias continuas, en flujos prolongados y continuos<br />

de un solo halago táctil tibio, insinuante, poderosamente<br />

sugerente…finalmente nos sentamos y continuamos con la conversación<br />

–¿crees en el feminismo, querida?<br />

–… no; pero creo en la necesidad de luchar por lograr igualdad<br />

de oportunidades… no considero que el hombre sea enemigo<br />

de la mujer y que, en falsa reciprocidad, la mujer se convierta<br />

en enemiga del hombre<br />

–yo tampoco soy feminista, pero guardo una intención más<br />

con-tundente para el hombre, una actitud de mayor sigilo, prudencia,<br />

mejor dicho, astucia, cuando debo tratar con uno de<br />

ellos. Cada vez que me encuentro con un espécimen masculino,<br />

lo percibo mirándome sólo con deseo. Me gusta que me miren<br />

con deseo, por supuesto, pero quisiera que el deseo viniera como<br />

un complemento de una actitud de acerca-miento humano,<br />

no únicamente en pos de conquista para dar satisfacción a las<br />

hormonas testiculares. Siento que nos consideran algo así como<br />

un depósito de semen, donde, al igual que los escupideros de las<br />

viejas tabernas, se descargan para lograr el ensamble psicológicofisio-lógico;<br />

es decir, tallar una marca más en el récord y,<br />

de paso, desembarazarse del fluido, como una especie de evacuación,<br />

no del estómago, sino del pene directamente. Esa actitud<br />

me humilla y, al hacerlo, despierta en mí deseos inequívocos<br />

de venganza, deseos de herir, de hacer que conozcan de mi<br />

desprecio y de humillarlos hasta el límite<br />

Estaba realmente enfurecida y alzaba la voz con un acento que<br />

expresaba toda la rabia contenida<br />

203


–…en este caso, el condón vendría a ser una especie de salvaguardia<br />

para nosotras, no sólo por la seguridad que nos brinda,<br />

sino porque nos libra también de recibir lo que no deseamos recibir<br />

dentro de nosotras<br />

–(me miró con gran sorpresa y hasta, yo diría, con cierta admiración)<br />

¡vaya, vaya! empezamos con las sorpresas; acabas de<br />

dar al condón una tarea mucho más digna: la de borrar en nosotras<br />

la calidad de sementero de los hombres. De hoy en adelante,<br />

yo me encargaré de llevarlos hasta el basurero, a la vista y<br />

conocimiento de mi semental de turno<br />

–…¿dime, encuentras algún desahogo personal en el hecho de<br />

ser tan enfática para proclamar tu odio a los hombres?... siempre<br />

se ha dicho que el odio continuo corroe el espíritu, la vida<br />

misma, en una acción sistemática, continua y efectiva… a veces<br />

me pregunto si no sería mejor hacer las paces con ellos, tomarlos<br />

como lo que son, sin necesidad de odiarlos y, por supuesto,<br />

sin convertirse en un objeto presto a satisfacer sus deseos… tú<br />

tienes una personalidad fuerte y conoces cómo son…por otra<br />

parte, eres muy inteligente y de grandes sentimientos…¿acaso<br />

no habrá la posibilidad de que todos esos puntos a favor logren<br />

hacer que un hombre te ame de veras, sin el miedo de que te<br />

use y te abandone después?<br />

–dime, cuál es la palabra más triste del diccionario para ti?<br />

–…“nunca” ¿para ti?<br />

–para mí es “adiós”; fue la última palabra que escuché del<br />

hombre verdaderamente amado<br />

–¿…?<br />

–es la que pronunció mi primer marido, después de firmar el<br />

documento del divorcio<br />

204


Me miró y descubrí una sombra muy densa que subía desde el<br />

fondo del alma hasta la pupila de los ojos, una sombra que parecía<br />

un cielo hecho de luz negra y de pavor y de miedo y de vergüenza<br />

y de des-amparo<br />

–decidí que merecía sufrir y que la vida debía darme cuanto<br />

más sufrimiento más vida para seguir sufriendo; tal es la tristeza,<br />

la pesadumbre que llevo en mí<br />

–¿…?<br />

–por lo que le hice. Yo lo amaba y él me amaba hasta el delirio.<br />

Al comienzo lo dejé disfrutar de una apariencia de amor<br />

perfecto, pero era tanta mi decepción de los hombres que me<br />

vi, tal como te lo conté, en la imperiosa exigencia de humillarlo,<br />

de crear una vida amarga y áspera para él, en representación<br />

de todos ellos y de todas nosotras. Ese dolor que yo veía en su<br />

rostro, cada día de todos los meses y de todas las semanas, lo<br />

sentía yo con igual desesperación. En una cadena sin fin de sensaciones<br />

malvadas, yo sentía que ese dolor le hacía pagar el pecado<br />

de ser hombre y a mí, el de amarlo como lo amaba, a pesar<br />

de cuánto deseaba odiarlo. ¡Cuánto lloré cada vez que lo adivinaba<br />

llorando! ¡Cuánto sufrí cada vez que lo sabía sufriendo! pero<br />

ese sufrimiento, en perversa conversión, me daba fuerzas<br />

para seguir desgastando su vida, tratando de todos los modos<br />

posibles de destruir para siempre su dignidad, amargarle la vida<br />

–¿…?<br />

–el último día que pasamos juntos, antes de que saliera para<br />

siempre de la casa y, cosa extraña, entrara para siempre en mi<br />

vida, me dijo: debo irme, a pesar mío he intuido que amarte es<br />

205


hacerte daño, es redoblar el temple de tu secreto deseo de<br />

concretar en mí, alguna extraña venganza. No sé si merezco<br />

tanto odio, sólo sé que nunca lo había imaginado. Nada me llevo<br />

de ti y espero que nada se quede de mí. Ojala encuentres la paz<br />

y la serenidad que con tan perversa persistencia rechazas.<br />

Adiós<br />

–…¿nunca más volvió?<br />

–nunca; nunca más…. tal vez tengas razón, la palabra más<br />

triste del diccionario quizá no sea “adiós”, sino, “nunca”<br />

–…yo creo que esos días van a volver; no es posible que el<br />

destino se gratifique en mostrarnos la felicidad sólo cuando ésta<br />

ya ha pasado; en señalarnos lo que dejamos pasar sin ninguna<br />

posibilidad de alcanzarlo otra vez; si el destino no nos diera una<br />

segunda oportunidad, nadie podría ser feliz… por todo lo que<br />

hemos visto, la dicha sólo aparece después de la primera oportunidad<br />

de encuentro, ocasión en que siempre pasa de largo;<br />

nosotros no hemos venido al mundo con la capacidad congénita<br />

de reconocer la dicha cuando ésta nos visita, si así fuera, nadie<br />

sería infeliz en este mundo; toda la alegría de vivir viene con la<br />

experiencia de haber sentido la amargura de hacerlo; la inexperiencia<br />

instintiva no nos permite apresar el momento de felicidad<br />

cuando aparece, del modo cómo hace el felino con la presa<br />

identificada de antemano; el momento de felicidad no es reconocible<br />

sino hasta que lo evocamos sin haberlo experimentado;<br />

por eso es que tengo la plena seguridad de que tú volverás a<br />

tener el momento feliz, para prolongarlo en todos los momentos<br />

que luego vengan<br />

–en ese caso, nos deberíamos preguntar qué sucederá contigo,<br />

pues, a toda vista, no eres feliz y no sé si alguna vez la felicidad<br />

te visitó; de acuerdo con lo que dices, tú aún no tienes la<br />

206


oportunidad de evocar un momento que se te haya escapado para<br />

desear asirlo otra vez, ¿cómo reconocerás entonces que lo<br />

dejaste ir? al parecer, no tuviste oportunidad de ser acechada<br />

por felicidad alguna, por la simple razón de que nunca se te ha<br />

presentado, independientemente del hecho de que siempre viviste<br />

con seguridad económica y libre de la incertidumbre<br />

acerca de lo que el mañana habrá de traerte. Como una especie<br />

de compensación cósmica, parece ser que la falta de sobresalto<br />

en tu vida, trajo también la ausencia de ocasión feliz. Daría la<br />

impresión de que tu vida hubiera transcurrido en una temperatura<br />

medida por un termómetro de grado constante; por un nivel<br />

puesto encima de otro, en la perfecta horizontalidad no alterada<br />

ni por la más leve inclinación a algún lado del término<br />

medio (calló por algunos instantes para tomar un trago) a riesgo<br />

de provocar en ti una reacción rápida en la sorpresa escandalizada<br />

y, haciendo uso de la prerrogativa que me otorga el que<br />

seamos amigas, debo decirte que, por lo que veo, ahora tendrías<br />

la primera oportunidad de averiguar si la felicidad podría pasar<br />

a tu lado; de probar si puedes reconocerla sin haberla visto<br />

nunca; de constatar si eres capaz de volverte pantera presta al<br />

arrebato del momento feliz que inaugura todos los demás<br />

…aunque sabía que esa era mi situación, el hecho de que lo dijera<br />

explícitamente, no dejó de causar en mí una impresión terrible<br />

de culpabilidad que nunca había experimentado antes<br />

–…si el momento feliz, aquél que inaugura todos los demás,<br />

viene bajo la condición de que yo abandone una promesa de fidelidad<br />

¿debería decidirme por darle cobijo a mi lado y vivir<br />

presa de autoacusaciones y arrepentimientos reiterados?<br />

207


–desde mi punto de vista, si la felicidad te visita y promete<br />

que todos los días venideros serán felices, nada habrá que sirva<br />

de motivo auto-acusatorio, puesto que todas las doctrinas del<br />

mundo coinciden en afirmar que el primer deber del ser humano<br />

es ser feliz<br />

–…sin causar la desdicha de alguien<br />

–si crees que tu peregrinación hacia las afueras de la burbuja<br />

ceniza que te envuelve, habrá de causar la desdicha de alguien,<br />

seguramente aquilatarás también la posibilidad de que la<br />

felicidad de ese alguien no esté causando la desdicha tuya. Si<br />

tienes el privilegio de reconocer la felicidad sin haberla hecho<br />

pasar de largo en el pasado, no creo que el destino quiera brindarte<br />

una segunda oportunidad cuando pretendas recobrarla,<br />

luego de haberte convencido, definitivamente, de que tu permanencia<br />

en la burbuja gris no habría valido la pena, después de<br />

todo<br />

–…el dilema parece claro: ser flexuosa rosada o ser angulosa<br />

gris; ser onda de agua o tapa de féretro; ser espiral que se<br />

abre o espiral que se cierra<br />

–ser estrella que muere por la explosión o que muere por haber<br />

colapsado por el terrible peso de la nada. Querida, morir en<br />

el confesionario es declarar que viviste muerta; la caricia última<br />

de la hoguera es testimonio de que viviste viva<br />

–… ¿debo ir si soy convocada?<br />

–debes convocar si no lo eres<br />

–… salud<br />

…después de eso, cada una se dedicó a ensayar pasos de baile<br />

con una nueva melodía en cada nuevo CD y un vaso en la mano;<br />

208


esta vez ya no con la piel en apronte, sino con la sensación de<br />

que una paz infinita se había asentado en el ambiente… volvimos<br />

a las copas y a la conversación, la que se generalizó a diferentes<br />

temas, pero siempre con la mujer como punto de referencia<br />

–…claro que es preciso aceptar la diferencia entre hombre y<br />

mujer, diferencia que, al parecer, da cierta ventaja al hombre,<br />

debido a que, sin ser inferior en nada con relación a nosotras,<br />

es superior en su fuerza física<br />

–en ese caso, el cálculo de probabilidades le asigna una ventaja,<br />

por muy pequeña que sea, a su favor… es sorprendente lo<br />

que un pequeño desbalance en las probabilidades puede hacer<br />

por el que las tiene a su favor; por ejemplo, tomemos los grandes<br />

casinos<br />

–¿…?<br />

–los grandes casinos gastan fuertes sumas para garantizar<br />

que ninguno de sus empleados haga trampa y para mantener en<br />

perfecto estado las cartas de juego, en impecable balance la<br />

rueda de la ruleta, el equilibrio de los dados…<br />

–¡…!<br />

–cuando se dice que la “casa siempre gana” se afirma algo que<br />

es cierto, pero no debido al uso de trampa o fraude, sino al privilegio<br />

de contar con una pequeña diferencia de probabilidad a<br />

su favor… así, cuando tú apuestas a un número de la ruleta, ya<br />

sea par o impar, rojo o negro, o cualquier otra posibilidad, los<br />

que pierden pagan a los que ganan, fuera de la pequeña comisión<br />

que la casa recupera en cada jugada; pero a veces sale un número<br />

al que nadie apostó, entonces la casa gana por encima de<br />

la comisión que recobra en la compensación de los perdedores<br />

con los ganadores… esa pequeña probabilidad, la que salga un<br />

209


número no elegido por nadie es ya una gran ventaja para la casa,<br />

no en cada jugada, pero sí en el largo plazo, a medida que las<br />

jugadas se van acumulando unas encima de otras; de este modo,<br />

si el hombre promedio tiene más fuerza física que la mujer<br />

promedio, siendo igual a nosotras en cuestiones de inteligencia,<br />

carácter y los demás atributos, sin duda, tienen una ventaja<br />

real. Pero esa ventaja puede ser compensada, creo que siempre<br />

lo ha sido, por otras que nosotras poseemos y que ellos no<br />

–¿…?<br />

–la mujer promedio posee un grado de astucia que el hombre<br />

pro-medio no tiene; una sutileza que el otro desconoce y una<br />

intuición que el hombre ni siquiera sospecha. Por supuesto que<br />

hay hombres que tienen estas características, incluso en proporción<br />

mayor a la mujer, pe-ro son hombres cuyas hormonas<br />

no están muy bien balanceadas, unas con las otras. El hombre<br />

promedio no las contabiliza en esa proporción, algo que he podido<br />

comprobar en mis relaciones con los diferentes individuos<br />

con los que he salido; más aún, creo que puedo afirmar que<br />

mientras un hombre es más “hombre”, menos astucia tiene;<br />

usando tu lenguaje estadístico, podría decirse que hay una relación<br />

inversa entre la astucia y la condición de ser hombrehombre<br />

–… creo que tienes razón… un hombre de astucia fina parece<br />

flexuoso, da la impresión de ser reptiloso y, en ambos caso, detestable<br />

–pero también creo que somos más conservadoras en cuestiones<br />

de moral y esas cosas, algo que muestra una contradicción<br />

extraña, pues nosotras deberíamos ser las más revolucionarias<br />

en los cambios sociales y culturales, especialmente en lo<br />

210


que se refiere a las actitudes hacia el sexo, ámbito en el que la<br />

mujer vive en perpetua desventaja<br />

–…confirmado; en todas las sociedades las mujeres son más<br />

reacias al cambio; por ejemplo, en los EEUU, una vez que la mujer<br />

logró su derecho al voto, lo usó para que se lanzara la ley de<br />

prohibición del alcohol, del juego y de la prostitución, con el objeto<br />

de “reducir la permisividad” y “vivir más acorde con los<br />

preceptos morales tradicionales” modulando con ello casi dos<br />

décadas que permitieron la aparición definitiva, el fortalecimiento<br />

y la consolidación de lo que hoy se llama “la mafia” en el<br />

país<br />

–siguiendo por ese mismo tramo argumental, recordemos que<br />

en los países de mayoría musulmana, el papel de la mujer es más<br />

conservador aún, pues son ellas las que en primer lugar se oponen<br />

a la consideración de leyes que pretenden liberarlas del terrible<br />

yugo en el que viven, yugo que deben soportar por ser<br />

una especie de “perdición de los hombres” y otras cosas raras<br />

–…supongamos que las mujeres tomamos el poder en un país<br />

cual-quiera del llamado primer mundo: ¿qué haríamos en esa situación?...<br />

recordemos que hubo y hay reinas y emperadoras y<br />

toda clase de autoridades femeninas, cuyo comportamiento en<br />

la detentación del poder no ha demostrado ni demuestra alguna<br />

diferencia significativa con el de los hombres<br />

–parece que el poder homogeniza las hormonas<br />

–…por otro lado, hay debilidades típicamente femeninas que<br />

no se expresan necesariamente en los hombres; tomemos por<br />

ejemplo, su afición a las joyas y a los abrigos de piel y a la moda<br />

en general<br />

–creo que eso es parte del deseo de engalanarse que tiene la<br />

mujer, más allá de la simple sensación de poder que esos imple-<br />

211


mentos puedan transmitir; pero tienes razón, los diamantes<br />

causan una atracción casi hipnótica que parece afectarnos, por<br />

sobre todo, a las mujeres; sin embargo, una observación más<br />

detenida del fenómeno muestra que no es la mera contemplación<br />

del objeto lo que embelece, sino el contacto directo de la<br />

piedra con la carne; lo mismo sucede con las pieles finas y los<br />

perfumes y las ropas suaves y bellas, hay en su contacto una<br />

sensación, si no sexual, por lo menos sensual, que transporta en<br />

delicia y placer<br />

–…las mujeres gozamos más de las cosas bellas, en eso los<br />

hombres no nos superan… nos gustan los olores suaves, los perfumes,<br />

las flores, los colores delicados y balanceados; disfrutamos<br />

con mayor deleite de la buena música, del ballet, del teatro<br />

y de ópera; del cine y del paisaje<br />

–y sin embargo tenemos que casarnos con los sarnas a quienes<br />

no les llega el placer que produce un ramo de flores, un<br />

perfume suave o una escena del “Lago de los Cisnes”<br />

–…inclusive, cuando nos bañamos, sentimos una especie de<br />

placer sensual que el hombre no siente; por ello, el baño es para<br />

nosotras una especie de ritual que nos causa un placer que nosotras<br />

quisiéramos extender al máximo<br />

–en cambio, el hombre se baña con la actitud de quien va al<br />

dentista y debe terminar de una vez; los hombres soportan muchas<br />

cosas, pero muy pocos son los que aguanten dos sesiones<br />

de tina o de ducha en un mismo día<br />

…la conversación siguió esos vericuetos impresionistas a través<br />

de los que encontramos cierto desahogo emocional…por supuesto<br />

hay que tomar en cuenta que el whisky y el vodka allanaron<br />

mucho el camino<br />

212


–¿…?<br />

–claro que volvimos al tema de mi aventura electrónica; esa<br />

tarde le mostré algunos de los escritos que él me había enviado<br />

a pedido mío<br />

–¿…?<br />

–los aprendí de memoria…trataré de recordar algunos; es posible<br />

que logre transmitirles parte del placer que me causaron…por<br />

ejemplo, el que retrata el día en que se encontraba parado<br />

en una esquina de Estocolmo esperando a alguien; nevaba…<br />

de improviso una hermosa sueca pasó cerca de él y dejó su huella<br />

en la nieve… él rememoró ese instante del siguiente modo:<br />

La Nieve en Estocolmo…<br />

se desliza con el destino<br />

luna sobre luna blanca<br />

Viene desde un misterio<br />

morada de un blanco magma<br />

Escribe el raro designio en el agua<br />

De pronto, el rastro tibio se estampa<br />

La nieve en Estocolmo es una plegaria<br />

–Señora, los versos de vuestro “alguien”, sin duda han causado<br />

en vos sentimientos fuertes y definitivos, habiendo dejado en<br />

vuestra alma el rastro sutil y permanente de una emoción que<br />

se multiplica con la simple evocación de sus sonidos. Esa inefable<br />

sensación ha llegada hasta nosotros por la trémula voz con<br />

213


que los habéis repetido y la forma tan serenamente apasionada<br />

con que pronunciabais cada una de sus sílabas<br />

–…¡cuántas veces me han acompañado en la mente y en cada una<br />

de mis entrañas! ¡con cuánto abandono han rociado en mi cuerpo-mente<br />

las gotas mágicas, para hacer de mis días un haz de<br />

luz almibarada…pero las lucubraciones de la tarde con mi amiga<br />

no terminaron donde las de-jamos, más bien siguieron en una<br />

exploración lunar que se prolongó hasta que los días se confundieron<br />

con las noches, para unirse ambos y recordarme de la<br />

urgencia de decidir, ya por el encuentro, ya por la negación de<br />

toda posibilidad de hacerlo… uno de esos días mi marido me<br />

sorprendió con su llegada…acostumbrada a su no-estar, su presencia<br />

me resultó extraña y sentí que nada llenaba: ni las habitaciones<br />

de la casa ni la otra mitad de la cama; los días semiplenos<br />

habían erosionado su imagen de tal modo que el original<br />

me pareció más borroso que el recuerdo que de él tenía entonces…seguía<br />

siendo brillante y su personalidad, envolvente; pero<br />

me daba la impresión de que era irreal, como una figura salida<br />

de algún cuadro que, de pronto, se pusiera a caminar y a conversar;<br />

parecía sobrar en todos lados y no ocupar espacio, al<br />

mismo tiempo…yo quería asirlo no con la manos, sino en la percepción,<br />

pero parecía que siempre se escapaba de mí, que resbalaba<br />

fuera del ámbito de mi aprehensión; era una figura<br />

afantasmada que carecía de textura vital y de solidez real…su<br />

conversación, que yo siempre había considerado perfecta, sonaba<br />

como surgida de una grabadora preinstalada; mi piel ni siquiera<br />

sintió el encandilamiento que tanto había propiciado su<br />

primer acercamiento…hice todo lo posible para llevar una conversación<br />

que revitalizara en algo nuestra relación<br />

214


–…me imagino que habrá muchos resultados positivos de las<br />

gestiones realizadas en tus viajes<br />

–muchas y muy fructíferas. Por una parte, creo que perfeccioné<br />

el arte de estimar el patrimonio de una empresa y de los<br />

réditos que dará su eventual compra y su correspondiente reventa.<br />

Digo “arte” porque lo es. La estimación del valor de mercado<br />

de una empresa supone la destreza de captar lo intangible,<br />

lo que no se ve a primera vista, ya sea a favor o en contra;<br />

eso es lo difícil y complementa con gran utilidad los cálculos<br />

que hacen los contables acerca del valor de cada activo y de<br />

cada pasivo de la empresa o las predicciones de los economistas,<br />

que tratan de averiguar cuál será el ingreso anual de sus<br />

operaciones y el número de años que será rentable, aunque no<br />

es posible minimizar la importancia de ambos, claro<br />

–…al parecer, lo que tú haces es identificar una empresa que<br />

pasa apuros, estimarla, decidir si vale la pena comprarla y, en<br />

su caso, evaluarla para revenderla posteriormente, sin anular la<br />

posibilidad de que la estrategia aconseje fusionarla con una de<br />

las corporaciones que ustedes manejan<br />

–En el segundo caso, no habría ningún problema. En el primero,<br />

se tendría que reconvertirla en una empresa productiva sobre<br />

la base de procesos de reingeniería. Una vez terminada la<br />

primera fase, esto es, la de estimar el valor de mercado de la<br />

empresa, será necesario encarar el arte de comprarla por mucho<br />

menos de lo que vale, fase que es tan importante como la<br />

primera<br />

–¿…?<br />

–Tienes que ser muy fuerte y acordarte de lo que los militares<br />

les dicen a sus soldados antes de tomar una trinchera por<br />

asalto: “si sienten que van a ser presa de alguna debilidad para<br />

215


con el enemigo vencido, piensen en lo que ellos les harían a ustedes<br />

en las mismas circunstancias; recuerden a sus esposas, a<br />

sus hijos y a los compatriotas, quienes no tienen a nadie en<br />

quien confiar, excepto nosotros. Cuando llenen vuestros cerebros<br />

y vuestros corazones con todo eso, se darán cuenta de que<br />

no habrá lugar para el perdón”. La situación es la misma entre<br />

empresarios: ambos tienen la obligación de considerar al otro<br />

como al enemigo y tratarlo como a tal. Ambos son responsables<br />

ante sus accionistas, los que les han confiado sus ahorros para<br />

que produzcan dividendos; los accionistas no han confiado en<br />

nadie más sino en nosotros. Por todo ello es que en un buen negociador<br />

de empresas, la compasión no tiene lugar; en realidad,<br />

la compasión para con el enemigo es un acto de terrible deslealtad<br />

para con los accionistas propios; más aún, es un acto de<br />

traición<br />

–…<br />

–La diferenciación que haces es muy pertinente: una cosa es<br />

sentir compasión, pero no ceder ante ella por la lealtad que se<br />

tiene con los nuestros y otra es no sentir compasión en modo<br />

alguno. Por lo general, se empieza por lo primero y se termina<br />

con una especie de nihilismo salvador, que te libera por completo<br />

de cualquier complejo de culpabilidad. En esto estriba la<br />

cualidad más importante del empresario: no sentir por los demás;<br />

en realidad, no sentir por nada, no sentir por nadie, excepto<br />

por el ritmo de los beneficios. Un empresario sentimental<br />

es una no ubicuidad extraña y perversa; un desdoblamiento maligno<br />

del ser; maligno y antinatural<br />

–…¿qué pasaría en el caso hipotético en que tuvieras que elegir<br />

entre llevar adelante un hogar y concretar la comprareingeniería-venta<br />

de una empresa?<br />

216


–ese caso no dejaría de ser siempre hipotético, nunca se<br />

presentaría, dado que yo nunca mezclaría hogar con trabajo.<br />

Por otra parte, tú serías siempre la encargada de llevar adelante<br />

el hogar y yo, de decidir sobre la bondad de una operación<br />

mercantil. Como vez, las tareas y las responsabilidades están<br />

muy bien delimitadas y distribuidas<br />

…yo sabía que ésa era su personalidad y que lo dicho por él era<br />

bastante lógico: si no obrara de ese modo, no cumpliría con los<br />

objetivos propuestos y no sería eficiente, mucho menos, eficaz…pero,<br />

a pesar de que entendía perfectamente todo eso no<br />

lograba que ese entendimiento despertara mi simpatía…tal vez<br />

fue mucho el tiempo que esperé ser parte de su mundo y muchas<br />

las veces que me sentí frustrada por el reiterado marginamiento…después<br />

de esa conversación fuimos a cenar a un<br />

restaurante con más estrellas que la Vía Láctea, donde todo<br />

era rutilante, glamoroso, alucinante y vacío…casi cada uno de<br />

los presentes se conocía con los demás; así es que mi marido se<br />

pasaba saludando y siendo saludado, en un desfile interminable<br />

de personas vestidas de negro y haciendo comentarios frívolos<br />

de ocasión…él pidió por ambos y yo comí porque no había más<br />

remedio que hacerlo…cuando volvimos a la casa, el vacío que yo<br />

sentía se prolongó a lo largo de las sábanas… después de algunos<br />

días muy parecidos entre sí volvió a viajar, prometiendo<br />

llamar en cuanto pudiera y volver en cuanto le fuera posible…<br />

había cuatro o cinco empresas que esperaban su reconversión<br />

de cenicientas a princesas<br />

–¿…?<br />

−…durante su estadía no tuve contacto alguno con el teclado de<br />

la computadora, la que parecía llamarme a cada instante, tanto<br />

217


como las empresas llamaban a mi marido…después de volver del<br />

aeropuerto, donde fui a despedirlo, me eché en la cama y de<br />

inmediato me quedé dormida en una mini transición de la realidad<br />

al sueño…el aeropuerto se convirtió en una inmensa niebla<br />

donde las personas deambulaban buscando algo, un algo que no<br />

se concretaba…los aviones eran calderos de luz que se tragaba<br />

pedazos de niebla y a quienes se acercaban; la sensación de que<br />

todo flotaba y yo con todo, era especialmente vertiginosa; las<br />

cosas cambiaban de sitio, de forma, de condición: de pronto yo<br />

era un caldero de luz y me tragaba máquinas, herramientas, escritorios<br />

enteros; súbitamente, el restaurante era un inmenso<br />

hangar donde se asentaban y de donde partían fogonazos de luz<br />

y acequias de aceite…cuando me desperté vi que era de noche;<br />

me levanté, me dirigí al bar, me serví una buena ración de vodka<br />

con jugo de naranja, mi amiga no estaba, empecé a sorberlo y,<br />

cuando hube terminado mi segunda copa empecé a pensar en lo<br />

que sucedería, en lo que sería mi vida, en una especie de soliloquio<br />

tan inquieto que hasta ahora lo recuerdo<br />

–(…)<br />

–el CD pentagramaba el “Sueño de Amor” de List” y a medida<br />

que lo escuchaba, me daba la impresión de que las teclas se esparcían<br />

por el suelo, dejando huellas blancas y negras, mientras<br />

la notas, todas de colores, saltaban de una sobre la otra, en pequeñas<br />

cascadas abrillantadas de sonido… empecé a cavilar<br />

¿Debo traicionarme para no traicionar; ser desleal conmigo para<br />

no ser desleal?…¿es posible que cada ser humano tenga que<br />

decidirse siempre entre ser desleal consigo mismo o con los<br />

demás? ¿hay algo que, por más remoto que sea, nos libere de la<br />

libertad de optar sin libertad?...he venido desde el pasado y<br />

218


sólo tengo esta centésima de segundo para testimoniar que estoy<br />

viva, que estuve viva; ¿qué hago estando viva y que hacía<br />

estando viva en los días que transcurrían, sin que ninguno se<br />

preocupara de averiguar cómo era la vida y cómo era el no estar<br />

muerta?...quiero la vida mientras pueda tenerla, pero no deseo<br />

verla pasar delante de mí, como si en su paso me ignorara,<br />

marginara y dejara en la orilla de alguna acera… quiero que la<br />

vida me lleve por delante, o que me arrastre tras de sí; ¡mejor!<br />

quiero la vida a través de mí; quiero la caricia de la hoguera;<br />

quiero ser rosa de volcán y no de rosal, quiero sentir mi voz en<br />

su aliento, mi cuerpo en sus manos, mi alma en su beso; quiero<br />

un minuto, un solo minuto de intensidad, un soplo de vértigo que<br />

me empuje a un vacío lleno…tengo un sueño de amor: ser el<br />

amor definitivo, perfecto y permanente del sueño de alguien,<br />

de “mi alguien”, del que sea para mí y del que yo sea sólo para<br />

él…¡cómo surge el sentido de propiedad cuando el amor se anuncia!;<br />

el amor, el más grande de todos los desprendimientos, exige<br />

la propiedad, la única, la pertenencia exclusiva, yo lo creí<br />

más benigno, más generoso, pero no; es exigente y avaro; yo no<br />

me pertenezco, soy de aquél que me pertenece; él no debe pertenecerse,<br />

es mío porque yo soy de él…¿no es extraño? quiero<br />

ser y no puedo ser si no soy en alguien, en él…quiero que él sea,<br />

pero no quiero que sea en él, sino en mí…ese es mi sueño de<br />

amor…las teclas hacen minués en el piso, las notas bailan sobre<br />

las teclas…las teclas…las teclas…el teclado me llama, es el emisario<br />

de mi ventura y de mi deseo de saber si me pertenezco en<br />

mi soledad o si ya soy de alguien, de “mi alguien” a quien tal vez<br />

he quitado la suya…venga, que venga el teclado… no, más bien yo<br />

voy… Balkan<br />

219


–quise imaginar situaciones ideales en un diálogo íntimo e intenso<br />

que quise ideal<br />

– …Balkan ¿eres mi amigo?<br />

–no sé exactamente lo que soy Neshamanú; pero en “mi no<br />

saber lo que soy”, sólo quiero estar contigo, cualquier cosa que<br />

yo sea en ese estar<br />

–¿hablas acaso mi lenguaje Balkan? ¿Qué lenguaje habla alguien<br />

que sólo pulsa el teclado, produciendo vibraciones que<br />

alimentan un chip lleno de electrones?<br />

–el lenguaje que vacila ante la idea de que en su desvarío exprese<br />

lo que no le está permitido; lo que le está vedado<br />

–…¿por qué estaría vedado Balkan?<br />

–por la incertidumbre de que la palabra sea motivo de huida<br />

del ser a quien va dirigida<br />

–…¿te acobardas de intentarlo Balkan?<br />

–nada me atemoriza tanto como la posibilidad de la ausencia<br />

fatal provocada por mi desvarío<br />

–…somos dos seres que viven del miedo Balkan<br />

–mi temor se nutre de la sola posibilidad de tu ausencia<br />

–…tal vez mi ausencia se nutra de la sola posibilidad de tu<br />

temor Balkan… aterroriza mi miedo; hazlo escapar, tú eres<br />

hombre, puedes hacerlo: ¿volveré a tener miedo alguna vez?<br />

–sólo si el mío no está con el tuyo<br />

–¡con cuánta urgencia quise que el diálogo fuera cierto y que yo<br />

fuera, a mi vez, de alguien que quisiera ser mío en acuciante<br />

exclusividad!…sin embargo, pude retomar la serenidad antes de<br />

ponerme al diálogo con él… estaba claro que mi mojigatería natural<br />

podía más que cualquier explosión sentimental…cuando ac-<br />

220


tivé el teclado sólo tenía la intención de seguir charlando de<br />

cosas interesantes, pero ya al comienzo del nuevo diálogo noté<br />

la sospecha a flor de su palabra, como si las ondas del aire le<br />

hubieran llevado mi ansiedad, a pesar de que mi tono y temas<br />

pare-cían ser los mismos de siempre<br />

–te noto presa de una tensión que se anuncia a sordina a través<br />

de tu aparente calma Neshamanú, ¿hay algo que te perturba?<br />

¿Algún presentimiento agorero? ¿algún motivo de ansiedad?<br />

–…nada hay que sea nuevo en mí<br />

–¿tal es la monotonía con que nuestro diálogo parece empezar<br />

a languidecer en ti?<br />

–…hay languidez en mí, pero no por el diálogo, sino por algo<br />

que no puedo definir ni expresar<br />

–languidez que permanece después de los grandes arrebatos,<br />

como si el espíritu necesitara un poco de reposo después de<br />

aventurarse dentro de sí mismo<br />

–…y no es laxitud; simplemente languidez…el cuerpo se desmorona<br />

dentro y fuera de sí, y el consciente se adormece, como<br />

queriendo ser arropado por algo…<br />

–yo también siento que esta noche se hace más cristalina y, por<br />

ello, más fría; poco a poco siento que la noche se me hace más<br />

sola<br />

–…la soledad parece alimentarse de sí misma sin posibilidad<br />

de redención final<br />

–alguna vez te dije que dos soledades hacían la perfecta<br />

compañía; ¿tanto me equivoqué?<br />

–…no te equivocaste Balkan; ahora sé que dos soledades hacen<br />

la perfecta compañía sólo cuando ambas se juntan en dos<br />

manos que, estando vacías, cada una llena la otra que la sostiene<br />

221


–imagino mi mano rozando la tuya<br />

–…dijiste que éramos seres que vivían en puntas de pie por<br />

temor a molestar a alguien…¿cuándo lo dijiste, querías significar<br />

que éramos dos cobardes?<br />

–no; la cobardía obra por miedo al daño que el cobarde teme<br />

que le asalte; nosotros, por el contrario, tenemos miedo de causar<br />

daño, de molestar, de ser inoportunos<br />

–…como si todos nos miraran con rostro de asombro, pidiéndonos<br />

explicaciones de nuestra presencia en este mundo<br />

–quizá la generosidad en exceso no sea sino el reflejo del<br />

temor de ser además de existir; porque es necesario saber que<br />

debemos ser existiendo y siendo<br />

–…¿siendo qué?<br />

–lo que debemos ser por la Voluntad de Ser<br />

–…yo quiero ser<br />

–seamos; es preciso tener conciencia de que se existe y de<br />

que se es al mismo tiempo; de que no estamos marginados de<br />

todo lo que existe y es, sino que somos parte, porque estamos<br />

en el pleno existir y en el pleno ser de nuestro ser<br />

–…seamos<br />

–seamos en el existir y en el ser; que nada exista o sea sin nosotros<br />

existiendo y siendo; que nosotros no existamos ni seamos<br />

sino en el existir y en el ser de todo…<br />

–…de escuchar mi voz en tu aliento…yo quiero ser en ti<br />

–y yo he descubierto que ser es no ser si tú no eres<br />

–…mañana<br />

–mañana<br />

–…el ser es pleno sólo cuando se lo nomina<br />

–soy Alejandro<br />

–…soy Jennifer<br />

222


–hoy existimos<br />

–…mañana seremos<br />

…tal como alguna vez dijo Alejandro, la noche se convirtió en el<br />

único azul que siendo azul también fue cálido…sé que todos necesitamos<br />

una excusa para hacer algo; nosotros no fuimos una<br />

excepción, en este caso usamos la filosofía como el justificativo<br />

para dar el paso determinante… confieso que al hacerlo,<br />

mostramos nuestras grandes dubitaciones, pues en vez de expresar<br />

directamente los deseos que ambos teníamos, recurrimos<br />

al eufemismo artificioso, aunque eso podría explicarse en<br />

parte por nuestros modos de ser, tímidos, inseguros…de cualquier<br />

modo, después prometimos que nunca más habríamos de<br />

apelar al rodeo para decir y hacer lo que deseábamos decir uno<br />

al otro y hacer uno con el otro…no dormí durante las primeras<br />

horas de esa no-che; no anticipaba la escena del día siguiente,<br />

sino que deseaba adelantar el momento en que, una vez sola,<br />

recordaría lo vivido, algo así como mi primer recuerdo del futuro…tuve<br />

el primer sueño erótico de mi vida…¿quieren que les<br />

cuente?<br />

–(¡…!)<br />

– mi marido me lleva a una gran fiesta, donde hay música suave<br />

y luz menguada; mi marido está bailando con alguien y yo lo veo<br />

cómo se mueve, casi sin moverse; de improviso, alguien me toca<br />

el brazo, doy la vuelta y lo veo; a su vez me mira como queriendo<br />

penetrar en mí sus pupilas, frescas y brillantes; su mano<br />

presiona sobre mi brazo y lo sigo sin preguntarme a dónde me<br />

lleva; nos abrimos campo entre parejas que se apretujan en sus<br />

propios mundos, para dejarlas atrás y subir unas escaleras de<br />

cristal y alfombra blanca; muy cerca hay un pasillo silencioso<br />

223


que conduce a una puerta entreabierta; él me toma de la mano y<br />

me tira hacia la puerta que ahora se abre y se cierra detrás<br />

nuestro; estamos en un cuarto pequeño, casi vacío, con una pequeña<br />

ventana hacia el salón de baile, a través de la cual veo a<br />

mi marido que continúa bailando…me apoya en una de las paredes,<br />

se aproxima y siento sus labios y una brisa que el desierto<br />

de la mañana parece lanzar a mi cuello; sus manos recorren mis<br />

brazos desnudos, una y otra vez, mientras su boca ha alcanzado<br />

la mía; no quiero abrir los labios, pero hay una leve presión que<br />

es muy fuerte en su levedad misma y comprendo que la primera<br />

penetración ha roto el misterio de mi boca; ahora sus manos<br />

tocan mis pechos, en una caricia que es también dulce tormento<br />

por que no se resuelve de una sola vez, sino que despierta<br />

una a una las fibras dormidas que ahora quieren más de un solo<br />

golpe; es entonces que empiezo a llamar a mi marido: ven; ven,<br />

¿no ves que me besan y que con ello, han descubierto la clave<br />

que abre el sello de mi corpiño?...ven, ven, que sus manos aprisionan<br />

mis muslos, esculpidos ahora en jade, por los que resbala,<br />

con roce de seda y de niebla, el último baluarte de mi recato…ven,<br />

ven que sus manos están en mi entrepierna todavía cerrada<br />

pero convertida en vertedero de urgencias nunca sentidas…ven,<br />

ven, que sus dedos se abren entre mis piernas con una<br />

fuerza que no viola y una energía que no lastima, obligando a<br />

que yo las abra aún más ven, ven, que ahora se arrodilla ante mí<br />

y su lengua explora, mientras que mis manos sostienen, crispadas,<br />

el vestido…ven, ven, que su lengua ha pulsado la cuerda íntima<br />

y empieza a tañerla con el ritmo repetido de un ansia que<br />

sigue a otra, de un placer que exige el siguiente ven, ven, que su<br />

lengua ha ingresado en mí y busca, con intención decidida,<br />

traerme la locura reiterada…ven, ven, que ahora se levanta y,<br />

224


cual mago y prestidigitador, me encandila con la tensión rígida<br />

que ha surgido de entre sus manos, luego de haber sido liberada<br />

de su prisión…ven, ven, que la tensión rígida me toca con jadeante<br />

reclamo que exige y me obliga a abrir totalmente las<br />

piernas en un acto de entrega incondicional…ven, ven, que<br />

me…¡ah!, ¡ah! ¡ah! soy penetrada, soy desflorada, soy esclava de<br />

una erección que ha decidido quitarme la vida a cambio del placer…los<br />

arrebatos llegan, las palpitaciones crispan, los estremecimientos<br />

energetizan un cuerpo que toma conciencia de sí y<br />

de que ha sido hecho para ser penetrado… vengan flamas de la<br />

hoguera; vengan carbones encendidos, nada quema más dulcemente<br />

que el bálsamo que queda en mí, después de que el conquistador<br />

ha plantado una bandera en la ciudadela conquistada…<br />

−…siento que la sensación sube en mí a medida que el recuerdo<br />

me mira desde la vida…pero también siento que el cansancio<br />

quiere proteger-me de alguna melancolía triste y solitaria, como<br />

la muerte de un lamento que nadie oye…<br />

Sinfonía<br />

Sincopada<br />

−…a medida que las horas me llevaban a las cinco de la tarde, mi<br />

cuerpo y mi mente se debatían entre el ansia de anticipar el<br />

momento del encuentro y la urgencia de posponerlo hasta el infinito…a<br />

pesar de que lo intentaba, no podía establecer claramente<br />

quién quería posponerlo y quien deseaba anticiparlo: mi<br />

mente o mi cuerpo…luego aprendí que no era posible una separación:<br />

mente-cuerpo es una unidad inseparable, pe-ro si lo hubiera<br />

sabido ese día, no me hubiese servido de nada…las cinco<br />

225


de la tarde…me pareció una hora fatídica y que habría de ser<br />

anunciada por cinco campanadas de eco temblante, como cinco<br />

lamen-tos que se resisten a perderse en el aire, para seguir<br />

anunciando la hora de un crepúsculo adelantado que sentencia la<br />

ocurrencia de algún suceso funesto y feroz…las cinco de la tarde;<br />

una hora irrelevante que los ingleses usan para tomar el té;<br />

una vertical que a último momento se retrocede en la esfera<br />

del reloj; los cinco anillos olímpicos, férreos en su ligazón mutua,<br />

representando la superación del cuerpo-mente y logran-do<br />

nuevas conquistas para la especie; los cinco sentidos alertas en<br />

busca de la vida por el tacto…después de la ducha vino el dilema<br />

de los vestidos: ¿cuál, el perfecto para la cita con las llamas de<br />

la hoguera y los carbones encendidos subiendo por mi<br />

seno?...blanco? azul? rojo? Vestido? falda? joyas?...quería estar<br />

realmente hermosa; quería ser la imagen que se estampara por<br />

siempre en la retina y la imaginación de ese primer encuentro<br />

furtivo; quería ver mi hermosura tatuada en su asombro… ¿le<br />

pareceré hermosa? centellará su mirada al primer vistazo escudriñador?<br />

acelerará mi pálpito su latido? ...vino mi amiga y me<br />

tomó a su cargo; cuando terminó, todo motivo de incertidumbre<br />

se volvió pálido y escaso de importancia<br />

–tu belleza natural resplandece; ese resplandor único es el<br />

sello que la felicidad anticipada pone en tu rostro y en tu cuerpo.<br />

No habrá hombre cuyo pulso no se acelere ante la marcha<br />

de tu paso. No importa dónde vayas, tu ingreso cambiará el ambiente,<br />

al hacerlo eléctrico, deslumbrante y magnético, al mismo<br />

tiempo<br />

−…con palabras de aliento como esas no hubo lugar a la duda...<br />

final-mente, decidimos que iríamos juntas; ella me acompañaría<br />

226


por dos razones fundamentales; una, por cuestiones de seguridad;<br />

no vaya a ser que resulte un pervertido. Quiero ver adónde<br />

van. Los seguiré en el auto que usaremos para llevarte al lugar<br />

de la cita y así determinar exactamente adónde te llevará.<br />

La otra, porque quiero saber cómo es; qué de especial tiene el<br />

hombre que te ha llevado a la hoguera con sólo escribir mensajes<br />

en un chateo de Internet, aunque sé que no importará cómo<br />

habrá de ser, el solo hecho de que tú vayas a verlo en ronda<br />

clandestina y excomulgada, lo califica como lo máximo. La hora<br />

ha llegado, tu destino toma su primer punto de inflexión y conmueve<br />

a los astros. Vamos<br />

−…era un pequeño bar en la calle Saínz de Baranda, detrás de El<br />

Retiro. Bajamos del auto, que mi amiga estacionó en cualquier<br />

lugar, como todos lo hacen en Madrid. Él tendría que llevar traje<br />

gris y un libro de tapas azules…lo vimos por el vidrio de la<br />

ventana; estaba al fondo, en una mesa para dos y tenía el libro<br />

cerrado al lado de un vaso…mi amiga dio su visto bueno, abrí la<br />

puerta y entré… no sé la impresión que habré causado a quienes<br />

estaban allí (mi amiga diría después que había “con-mocionado<br />

el local”) solo recuerdo que avancé directamente hacia la mesa<br />

para dos, mirando fijamente el libro y el vaso…me puse frente a<br />

la mesa, él me miró por un segundo y volvió a sus meditaciones;<br />

en ese momento pensé en salir corriendo: ¿tanta ansia y anhelo<br />

acumulado para esto? pero de inmediato me di cuenta de que yo<br />

no le había dicho cómo estaría vestida, por lo que no tenía modo<br />

de reconocerme; sentí que todos me miraban y parecían sonreír;<br />

me armé de valor<br />

–Alejandro?<br />

227


alzó la vista y todo lo que había deseado ver entonces, lo<br />

vi…todo lo que había ansiado sentir, lo sentí…sus ojos eran luminosos,<br />

las pupilas anunciaban la brisa de la mañana en el desierto;<br />

frescas, primero, fueron ardientes después…se levantó<br />

con una calma de cámara lenta (“el peso de la felicidad que sentí<br />

era casi inaguantable”, diría después) empezó a recorrer hacia<br />

atrás su silla y a pesar de que sus ojos parecían no haberse<br />

apartado de mi rostro, vi cómo se tomaban una centésima de<br />

segundo para pasar revista al conjunto, en un reflejo acondicionado<br />

que todo hombre tiene, independientemente de su voluntad<br />

(de acuerdo con lo que alguna vez me había dicho mi amiga)<br />

terminó de ponerse de pie con la aparente intención de hablar<br />

sin que pudiera emitir un solo sonido articulado…era la primera<br />

vez que veía a un hombre tan indefenso…me pareció que debía<br />

tomar la iniciativa, por lo cual le pregunté si podía sentarme; en<br />

el ínterin, mi emoción había pasado de temerosa a laxa y hasta<br />

diría, divertida…recorrí la silla y me senté; él hizo lo mismo y<br />

entonces pudo hablar<br />

– Nesha? Jennifer?<br />

–…ambas en una<br />

el camarero salvó el silencio subsiguiente: un vodka con jugo de<br />

naranja para mí, un whisky con hielo para él (la verdad es que el<br />

vodka llegó a ser un gran amigo para momentos de alta turbación<br />

como para los de baja presión)<br />

–Nesha, perdón, Jennifer, debo decirte que nunca había visto<br />

una mujer tan bella como tú<br />

228


–…sin embargo, cuando me viste la primer vez, no pareciste<br />

estar muy entusiasmado<br />

–no esperaba que fueras tú…es decir, yo estaba imaginando<br />

una mujer de treinta años, medianamente pasable, gafas gruesas<br />

y una falda que le llegaba más abajo de la canilla, sin la mínima<br />

posibilidad de distinguirse, físicamente, entre un millón…<br />

la excusa me gustó, pues significaba que por estar pensando en<br />

mí nada más tenía el poder de desviar su atención…al evocar la<br />

imagen que se había hecho de mí, nada más debía serle importante,<br />

por más atrayente que fuera…de improvisó empezó a reponerse<br />

excepto la tez, a la que siempre había imaginado así<br />

de límpida…<br />

−creo que merezco una explicación<br />

–…una explicación de qué?<br />

–de lo que sea; pero antes, permíteme brindar<br />

–…adelante<br />

–brindo por mí<br />

–¿…?<br />

–porque en el mundo entero nadie concentra en sí más felicidad<br />

que yo; creo que ese es motivo necesario y suficiente; salud<br />

–…salud<br />

…su atuendo era lo normal y corriente para un profesor universitario<br />

preparado para una ocasión especial, tal como los conocí<br />

cuando asistía a la Universidad…traje gris y corbata (corbata!)<br />

eso era más de lo que se puede pedir a un intelectual de la academia<br />

229


–cada vez que recibía un mensaje tuyo o me ponía al teclado<br />

para hacerte llegar uno mío, me forjaba una imagen de lo que<br />

serías…a cada respuesta tu rostro cambiaba y las facciones parecían<br />

diferentes, pero tu piel quedaba siempre, tu expresión<br />

de serenidad radiante, tal como la veo ahora, quedaba siempre;<br />

únicamente te imaginaba radiante, radian-te, entonces me preguntaba<br />

cómo sería rozarla con la mano; sentir su textura…<br />

–…pues aquí estoy<br />

estiró la mano, con un ademán entre ansioso, calmo y desconfiado…<br />

finalmente tocó una de mis mejillas y sentí que lo trémulo<br />

de la caricia se confundía con el estremecimiento de todo<br />

mi cuerpo…ya no cupo duda alguna: mi destino era marchar a la<br />

hoguera…puse mi mano sobre el dorso de la suya y quise mirarlo<br />

con toda la intensidad que bullía en mí, con toda la emoción que<br />

me causaba su presencia y su caricia…el tiempo debió marcar<br />

varios vuelcos en los relojes del desierto…fiel a la promesa que<br />

nos habíamos hecho alguna vez, de decir siempre lo que sentiríamos,<br />

sin eufemismos de por medio, dije:<br />

–…ahora soy yo la que quiere brindar<br />

–adelante<br />

–…brindo por mí<br />

–¿…?<br />

–…porque he superado el record de felicidad que tú te habías<br />

adjudicado hacía poco; salud<br />

–salud<br />

230


…de algún lugar surgió una melodía que hablaba de Lisboa y,<br />

aunque nada tenía que ver con Madrid, se nos quedó impregnada<br />

para siempre…<br />

la melancolía de calles perdidas que huelen a mar… barcos<br />

que parten… y cierro los ojos, puedo ver las calles por donde<br />

anduvimos, escuchar canciones que hablan del destino que<br />

nunca tuvimos… poemas del aire vendrán hasta aquí, lejos de<br />

Lisboa y lejos de ti, amor recordado, tristeza sin fin, lejos<br />

de Lisboa y lejos de ti<br />

…Alejandro me dijo que la intérprete era Pasión Vega y desde<br />

entonces fue nuestra intérprete favorita y nuestra canción favorita…la<br />

penumbra empezó a barrer poco a poco la curiosidad<br />

de la luz, y el tiempo hizo un alto para ambos; de pronto, a una<br />

señal no dada por nadie, nos urgió llamar al camarero… pagó la<br />

cuenta y al salir pidió un taxi (en ese momento me acordé de mi<br />

amiga; seguramente había visto todo, por una parte y, por la<br />

otra, se estaría asombrando de que el Sr. ideal fuera un rasca<br />

que carecía hasta de coche propio) subimos y no tardamos mucho<br />

en llegar a destino, después de haber pasado cerca del Pirulí,<br />

el que nos pareció un ser cósmico transmitiendo en las frecuencias<br />

de todos los espacios…llegamos a un edificio de departamentos<br />

que los españoles llaman “finca”; mole de cinco a seis<br />

pisos que se extendía por más de medio bloque a lo largo de la<br />

acera…la puerta era una típica puerta madrileña: dos hojas inmensas<br />

de hierro, bronce y vidrio grueso (puerta segura, confiable<br />

y discreta) la hoja derecha se abrió con holgura para cerrarse<br />

después en silencio (escudo impenetrable que nos defendería<br />

del mundo) las luces se prendieron y pudimos ubicar la<br />

231


cuarta escalera, al pie de la cual el ascensor pareció haber estado<br />

esperándonos, para ponerse en marcha, lo que hizo apenas<br />

el botón señaló el quinto piso, para detenerse, sin interrupciones<br />

previas, en el lugar señalado…lo primero que vi fue una<br />

puerta con la letra “d”…Alejandro la abrió, prendió la luz para<br />

que ingresara a lo que sería nuestra cueva de Aladino para el<br />

futuro…Alejandro vivía en un departamento de un dormitorio,<br />

un pequeño living-comedor, una cocina y un baño…el alquiler incluía<br />

los muebles de chapa de madera clara y el piso de parqué…nada<br />

mal para un soltero, si lo comparamos con el desorden<br />

del cuarto de mi hermano cuando yo tenía la tarea de limpiarlos<br />

cada día…a primera vista ubiqué la computadora y evoqué su figura<br />

frente al teclado, imaginándome en cada tecla pulsada<br />

cuando me enviaba sus mensajes…ya no había nada más por hacer…fue<br />

entonces que comprobé que la importancia de un vestido,<br />

cuando se trata de tu hombre, se expresa en dos momentos<br />

sublimes: cuando te lo pones para él y cuando él te lo quita…se<br />

inició así un ritual que no iba al apuro, que no se detenía<br />

en la pausa, que se desarrollaba en forma continua y cada vez<br />

más intensa… mi corpiño amenazó desflorarse, algo que encontró<br />

pronto remedio en la seguridad tibia de sus manos… al igual<br />

que lo había visto en mi sueño erótico, el último bastión empezó<br />

a resbalar por mis muslos, vueltos de jade… ahora el parafrasear<br />

a Lorca se hace imprescindible:<br />

…no quiero decir, por mujer, las cosas que me dijo, las que<br />

me hizo, pero fui sucia de besos y perfumada de aliento,<br />

afuera los aires empezaban su diaria caricia con el rocío…<br />

232


(aprendí a expresarme de esta manera después de haberlo escuchado<br />

tantas veces, cuando me hablaba de literatura) al día<br />

siguiente me llevó a mi casa con la promesa de encontrarnos esa<br />

tarde; no queríamos perder una sola hora que pudiéramos dedicarla<br />

al éxtasis de estar juntos… cuando entré, comprobé que<br />

mi amiga se había levantado de cama al presentir que el automóvil<br />

que se había detenido en la puerta de calle, era el que me<br />

traía de vuelta de mi primera circunvalación al infinito… no hubo<br />

manera de irme directamente a mi habitación, tampoco lo<br />

deseaba yo, sin darle por lo menos una síntesis de lo ocurrido,<br />

exigencia mínima del inminente interrogatorio ya iniciado<br />

–¿…?<br />

–…más de lo que había esperado; más de lo que me había imagi-nado;<br />

más de lo que jamás había sentido…todo fue perfecto<br />

desde el comienzo (le conté de cómo no había reparado en mí<br />

cuando me puse frente a la mesa)<br />

–seguramente estaba tan concentrado pensando en ti que<br />

nada que no fueras tú le parecía importante; ni siquiera una mujer<br />

tan bella que se pusiera ante sus narices, por considerar<br />

que no eras tú<br />

–…es lo mismo que yo pensé después del primer segundo de<br />

des-concierto total<br />

–por mi parte, cuando lo vi supe que satisfaría tus estándares,<br />

algo que se confirmó a medida que la conversación entre ustedes<br />

dos continuaba, al parecer, con fluidez<br />

–…te quedaste en la ventana todo el tiempo?<br />

–claro que sí; no podía permitir que mi amiga enfrentara sin<br />

respaldo su primera exploración por el mundo de la felicidad<br />

clandestina<br />

–…primera, única, última y definitiva<br />

233


–que así sea; continuando con mi impresión primera, debo decir<br />

que no era muy alto, aunque estaba muy lejos de ser petiso; su<br />

rostro me pareció muy varonil; sus movimientos, serenos, con<br />

despliegues de una seguridad íntima que es muy difícil de ocultar<br />

o de fingir, aunque esto sólo pude verlo después de que pasara<br />

el primer instante de estupefacción; hasta ahí llega mi representación<br />

mental de lo que vi, algo que fue seguramente nada<br />

en comparación a lo que viste y sentiste<br />

–…lo vi perfecto; varonil, como dices; sereno, con una gran<br />

fuerza interior, pero vulnerable al mismo tiempo; su mirada fue<br />

decisiva para el trance de fascinación, una mirada que supo pasar<br />

del completo des-concierto a la admiración y luego a la ternura,<br />

en un desfile de gamas y de brillos intensos; una mirada<br />

que supo transmitirme y despertar en mí confianza, alegría y<br />

serenidad compartida<br />

–¿…?<br />

–…su conversación es fascinante; nunca escuché a nadie con el<br />

placer y el éxtasis con que lo escuché a él; pero no es el gran<br />

monopolizador de la palabra; al contrario, quiere escuchar, preguntar,<br />

averiguar, aprender…pero yo gozaba más escuchándolo<br />

que hablando, por lo que me las arreglé para que hablara más de<br />

lo que tenía planeado…ahora me doy cuenta que al hacerlo, fue<br />

la primera vez que manipulaba a un hombre para que hiciera lo<br />

que yo quería sin que se diera cuenta…creo que tus enseñanzas<br />

fueron determinantes… descubrí que cuando estás con un verdadero<br />

hombre, sientes que confía en ti y que puedes guiarlo no<br />

con fines astutos, sino con la intención de que dé lo máximo de<br />

sí para deleite de todos…al percibirlo así, algo raro sucedió en<br />

mi interior; descubrí que una nueva fuerza, una nueva energía<br />

empezaba a fortalecer mi mente y mi cuerpo, energía que pug-<br />

234


naba por objetivarse en una obra de alcances desconocidos; tan<br />

fuerte fue su conjuro y tan grave su insistencia, que decidí<br />

convertirme en una protectora, en alguien que lo protegería en<br />

todo y en no importara dónde; yo, que siempre había sido protegida<br />

y nunca protectora; yo, que hasta mi perrito Espúler se<br />

había impuesto la tarea de protegerme, estaba segura de que<br />

mi tarea de mujer era hacer que él realizara toda su plenitud<br />

de hombre….ya te dije alguna vez que yo sentía que había nacido<br />

para ser la última mujer; ahora sentí que se generaba en mí<br />

una gran alegría al saber que mi misión histórica de mujer, como<br />

la última de ellas, era ser la fuerza catalizadora para que un<br />

hombre, mi hombre, realizara su razón de ser…no, no me siento<br />

disminuida ni inhibida por ello, dado que nadie me obliga a serlo<br />

sino mi propia satisfacción y disposición emocional y anímica…amiga<br />

mía, yo quiero ser mujer, mujer íntegra, haciendo que<br />

él realice plenamente su capacidad de hombre íntegro; quiero<br />

ser la artesana, la orfebre que haga una obra maestra de Alejandro<br />

–¿…?<br />

–…el hombre por antonomasia; el nuevo hombre; así yo, la última<br />

mujer, mostraré al mundo la imagen del hombre nuevo; el<br />

prototipo del hombre sensible y libre de complejos<br />

–tu entusiasmo es contagioso, aunque todavía no estoy segura<br />

de que le hayas provisto de bases fuertes y seguras en las<br />

que se apoye libre de incertidumbre, dado que sólo ha pasado<br />

una noche desde que estuviste con él y, por más intensa que haya<br />

sido, no parece suficiente para plantar allí alguna piedra<br />

inaugural de alguna obra sólida, duradera y debidamente cimentada<br />

235


–…la noche sólo sirvió para ratificar la impresión que había<br />

causado en mí durante los meses de comunicación a través de<br />

mensajes por Internet; si yo no hubiese tenido esa impresión<br />

anterior, jamás habría existido la noche ratificadora; no fue<br />

pues la penumbra en la que se entramaron nuestros alientos, la<br />

que dio vida a mi intención, pero sí, debo reconocer, que ofició<br />

de cincel con el que se estampó la rúbrica final de mi propósito<br />

–¿…?<br />

–…desde ahora nada importa, sino la tarea de compartir con<br />

él la maravillosa aventura de vivir…el pasado no tiene sustancia,<br />

es solo una imagen que queda en el recuerdo y que nunca tendrá<br />

vigencia en el presente ni en el futuro; desde ahora nada importa,<br />

nada, nada, excepto vivir para él y por él…he encontrado<br />

un punto magnético que me guía hacia mi destino: no quiero ni<br />

debo perderlo; de hacerlo, perdería para siempre, esta vez, el<br />

interés por vivir<br />

–muy bien; muy bien: hemos encontrado una senda en la senda y<br />

hemos develado el motivo de una existencia; hecho eso, ahora<br />

hablemos de cosas importantes y de verdadera trascendencia:<br />

¿cómo es él en la cama?<br />

–¡Nathalie!!!<br />

–Jennifer; es preciso que tengas en cuenta que para una mujer,<br />

ya sea en acto o en potencia, antigua o nueva, realizada o por<br />

realizar, la cama es el verdadero escenario donde se desarrollan<br />

los diálogos vitales del ser, por lo que, su forma, textura,<br />

fortaleza, ánimo y aguante, son atributos de importancia suprema<br />

en el acto de llevar adelante una vida o en el intento de<br />

modelar una ajena<br />

−…siempre he tenido curiosidad cómo era un verdadero beso de<br />

amor; nunca lo había sentido antes: ni en el colegio, ni en la uni-<br />

236


versidad ni en el noviazgo ni, finalmente, en mi matrimonio…en<br />

realidad, empecé a mitificar el beso de amor y esperé, sin esperar,<br />

que algún día lo sentiría…y fue así, cuando estuvimos en<br />

su departamento y me tomó por la cintura, esperé ese primer<br />

beso, literalmente el primero que recibía en trance de verdadero<br />

amor…lo recibí como la objetivación misma de una sensación<br />

que había sido anticipada en años, forjada en años, idealizada<br />

por años…pero cuando sentí que el beso se posaba en mí,<br />

sólo me acordé de la poeta hondureña en su evocación que hacía<br />

del río de su pueblo: “el único que al besarme el cuerpo, también<br />

me besa el alma”…no encuentro ningún modo de definir la<br />

suprema sensación de mi primer beso de amor, que esas palabras…desde<br />

ese momento supe que había llegado hasta mí lo<br />

que tanto había esperado, sin haber esperado nada<br />

−¿se ratificó la sensación del beso cuando explotó en la cama?<br />

–…esa cama la multiplicó…despertó en mí la ninfa que nunca<br />

había creído que existía… fue la realización de mi sueño<br />

−¿pronuncia en tu oído las palabras locas?<br />

−…sí; pero no te las diré<br />

−una frasecita por lo menos<br />

−…bueno, pero sólo una; aunque no de las realmente locas que<br />

se dicen en el momento de estremecimiento final: me dijo que<br />

nada es tan emocionante para un hombre, que bajar el calzón de<br />

la mujer amada<br />

−¡bravo! ¡ese es nuestro hombre! ¡con eso basta y sobra! por<br />

todo lo que habéis dicho, por haber encontrado la materia prima<br />

perfecta para iniciar y concluir vuestra obra de objetivar al<br />

hombre nuevo, con la propia voluntad para hacerlo y en pleno<br />

uso de las hormonas satisfechas, os declaro la Ultima Mujer de<br />

todos los Milenios. ¡Salud!<br />

237


–…¡salud<br />

−…desde entonces mi vida cambió y se convirtió en un torbellino,<br />

en un frenesí constante…aprendí a percibir mi ser y mi<br />

existencia; mi cuerpo-mente, mi pensamiento y mi espíritu;<br />

aprendí a palparme a mí misma; supe que yo era ser-existir;<br />

parte del todo y el todo en la parte; supe conectarme con todo<br />

lo que es y todo lo que existe; supe que era fuente de fuerza y<br />

de energía; que era receptora de fuente y de energía; que la<br />

Fuerza y la Energía eran las esencias reales que conformaban la<br />

FE, dejando de lado dioses y supersticiones vergonzosas…recién<br />

pude admirar Madrid, recién pude percibirla, desgarrado<br />

el velo con que mi conciencia siempre la había cubierto…un<br />

día, que amaneció de un gris denso y pesado, me di cuenta<br />

de que mi vida, antes de la noche del encuentro, había sido<br />

así: gris, nebulosa, fría y sin color; sólo negro y gris; gris y negro…ahora<br />

era diferente; podía captar la gama completa de los<br />

colores, escoger cualquiera de ellos para pintar mi día sabiendo<br />

que lo compartiría con Alejandro…tomados de la mano recorrimos<br />

las calles de Madrid (me aprovisioné de una buena peluca y<br />

de un par de lentes oscuros) él había empezado su año sabático<br />

en Madrid y tenía todo el tiempo del mundo para mí…de la mano<br />

paseamos nuestras calles favoritas: la Sainz de Baranda, con<br />

su paseo en el medio, donde ha-vía bancos paras sentarse bajo<br />

los árboles perennes y sus mesitas para tomar una caña y unas<br />

tapas siempre iguales y siempre diferentes; la Narváez, con sus<br />

tiendas en ambas aceras y sus vitrinas expositoras de vestidos<br />

etéreos y de comidas tentadoras; la Ibiza, similar a la Sainz de<br />

Baranda con mesitas al aire libre, protegidas por los árboles; la<br />

venera-bel calle Alcalá, donde los autos transitaban por los<br />

238


mismos lugares en que aún se desplaza la tradición; la Velázquez,<br />

con su alcurnia de Barrio Salamanca y la calle Goya, con<br />

su cosmopolitismo andante, y la Plaza Colón, allí donde unas piedras<br />

de inmensas toneladas eternizan las carabelas y una cascada<br />

de agua que cubre casi un lado de la plaza, cae en ritmo de<br />

alegría y asombro, acompañando el ritmo de las otras fuentes<br />

que vierten sus aguas, como el espíritu vierte vida… percibí,<br />

¡cuánto percibí!… y en todos los lugares, nuestra canción parecía<br />

perseguirnos, ya en la mente, ya en el parlante cómplice de<br />

alguna radio activa:<br />

la melancolía de calles perdidas que huelen a mar .. . barcos<br />

que parten …y cierro los ojos, puedo ver las calles por donde<br />

anduvimos, escuchar canciones que hablan del destino que<br />

nunca tuvimos… poemas del aire vendrán hasta aquí, lejos de<br />

Lisboa y lejos de ti, amor recordado, tristeza sin fin, lejos<br />

de Lisboa y lejos de ti<br />

Conversamos sobre temas interminables; caminamos por las<br />

aceras y por las calzadas, como si en cada caso cambiáramos de<br />

nivel y de dimensión; las casas sobresaltaban la visión en ecuaciones<br />

de notas espaciales sobre pentagramas hechos de ángulos<br />

y de aristas…una señora pasaba lanzando al cielo sus más<br />

comprometidos agradecimientos… indagada por Alejandro con<br />

la pregunta, respondió:<br />

¡Cuánto agradezco a Dios! ¡Cuánto agradezco al Ser Creador<br />

de la vida, de la tierra y de los cielos! ¡Mi hija se ha salvado de<br />

un terrible accidente! Un avión cayó y 180 pasajeros murieron,<br />

pero la gracia de Dios es tan generosa que salvó la vida de mi<br />

239


hija. Agradezco infinita-mente Su Bondad…eso prueba que Dios<br />

es Grande e infinitamente generoso, infinitamente bondadoso<br />

…cuando Alejandro le preguntó si creía que los deudos de los<br />

180 muertos, también debían agradecer esa muestra de filantropía<br />

divina, la señora nos miró con ojos arrancados de las<br />

cuencas y, persignándose, empezó a acercarse a lo lejos con<br />

ritmo de precipitada urgencia…en otro lugar de la acera rutilante,<br />

una inmigrante mendigaba, hincada y con los brazos en<br />

cruz, conjuraba la piedad desde las baldosas...nada parecía expresar<br />

la desdicha humana con mayor nitidez que su figura,<br />

turboneada de harapos en los que cada hilacha era una pena llena<br />

de penas, rodeadas de una aureola hecha de vientos congelados<br />

en soles desligados de la luz y del calor…la figura arrodillada,<br />

se autoesculpía en el aire, con el trazo perfecto que sólo<br />

un excelso artífice del dolor podía otorgarle...rogaba a su dios y<br />

al humano el obsequio de una moneda que le permitiera a ella y<br />

a su hijo, dos años, trazando círculos con una tiza a su lado, el<br />

privilegio de no ir todavía al paraíso y gozar de los arrebatos<br />

que el mundo le tenía deparados (ya les dije que aprendí a expresarme<br />

así, luego que conociera a Alejandro y que cuando hablo<br />

utilizando ese lenguaje, lo hago como un homenaje al hombre<br />

de mi vida; por eso es que les ruego que no se extrañen por<br />

su aparente artificiosidad) la visión era de espanto surgida del<br />

espanto; de espectros modelados por los espectros; de purgatorios<br />

erigidos sobre los cimientos de la piedra hecha losa y<br />

cemento; el rostro absoluto de la miseria tenía arrugas que los<br />

abuelos no habían sembrado en 80 años. En ese momento, otro<br />

inmigrante-mendigo se le acercó para decirle que esa zona no le<br />

correspondía a ella sino a él, puesto que el hombre que los había<br />

240


traído desde sus países, le había dado el derecho de mendigar<br />

donde la intrusa se había estacionado en una hora breve de ausencia<br />

del legítimo dueño...<br />

ya le he pagado al protector por la semana pasada y ahora debo<br />

pagarle también por la presente …decía con un labio tejedor<br />

de saetas hechas de sonidos que parecían palabras…si no le pagamos<br />

a tiempo, todos tendremos que volver a nuestro país<br />

desde donde nos ha sacado para alquilarnos las aceras de este<br />

barrio, nos apartamos con esfuerzo por las pesadas sombras<br />

que nos seguían desde el asfalto, desde las ruedas de los autos,<br />

desde el comienzo de la historia hecha superstición y terror...llegamos<br />

al departamento y nos pusimos a conversar sobre<br />

nosotros<br />

–…me imagino que sabías que era casada<br />

–sí; lo intuí desde el primer día<br />

–…por ahora no quisiera que me preguntaras nada<br />

–no lo haré; sin embargo es preciso que tú sepas que yo también<br />

fui casado alguna vez<br />

–…quiero saberlo todo<br />

–no hay mucho que decir. Era brillante, era un volcán en permanente<br />

erupción; ansiaba vivir cada instante y quería hacerlo<br />

con toda intensidad. Realmente era tal su deseo de vivir que<br />

creo que se olvidaba de hacerlo. Para ella vivir era estar en acción<br />

continua, en movimiento perpetuo. Yo sabía que le gustaba<br />

la política, pero no sospechaba hasta qué punto le gustaba.<br />

Creía que yo tenía las cualidades para triunfar en el juego político<br />

y nunca se resignó al hecho de que no las tuviera. Finalmente<br />

conoció a un político de verdad y me pidió el divorcio. No<br />

puse ningún reparo; ahora es esposa feliz de un político que<br />

promete mucho. Nunca la volví a ver, pero he escuchado alguna<br />

241


vez de ella y de su marido; siempre le he deseado que lograra<br />

en él todo lo que no pudo lograr en mí…<br />

–…como verán, me puse un poco inquieta por lo que me dijo, dado<br />

que yo también tenía mi objetivo para con él…pero había<br />

también experiencias de diferente tamiz, Alejandro me llevó a<br />

las reuniones que tenía los viernes por la tarde con sus amigos<br />

más dilectos, todos ellos catedráticos de la Universidad; la mayoría,<br />

latinoamericanos, aunque había algunos españoles…me recibieron<br />

con gran deferencia…desde el primer instante me sentí<br />

muy cómoda y cada viernes disfruté de conversaciones que<br />

me llenaron de satisfacción y me deleitaron como nada lo había<br />

hecho antes en un grupo colectivo…¿les gustaría escuchar trozos<br />

de algunas de las conversaciones que allí se desarrollaban?<br />

aunque debo advertirles que para ello, usaré el lenguaje que<br />

aprendí de Alejandro: ya les dije que hablar así era hacerle un<br />

homenaje, después de haber leído una y otra vez todos sus libros<br />

−nada nos placería más Señora<br />

−…llovía…la lluvia, como cualquier hecho objetivo, es porfiada;<br />

pero es también carente del sentido de oportunidad o inoportunidad;<br />

cae y eso es todo…nadie sabe a ciencia cierta por qué<br />

debe ser tan incongruente; tal los estadounidenses: nadie sabe<br />

por qué son así: simple-mente son; en este sentido, no hay una<br />

gran diferencia entre la lluvia que cae y el ser del estadounidense,<br />

ambos están unidos por el privilegio de ser como son;<br />

ser, sin tener que explicar nada, a cerca de su ser, a nadie…los<br />

taxis estaban repletos: ni el cacumen más inmenso del planeta<br />

242


podrá explicar alguna vez las arcanas leyes que determinan que<br />

los taxis estén siempre llenos cuando uno necesita desesperadamente<br />

de ellos…el tráfico era imposible: sería un atrevimiento<br />

de quilates gravemente onerosos, pretender averiguar por<br />

qué el tráfico está siempre denso cuando imploramos que esté<br />

llano…el Jefe de Registros no estaba: si se dedicara un montón<br />

de años equivalente al que tomó la formación del sistema solar,<br />

en averiguar las razones por las que los burócratas nunca están<br />

donde deben estar en el momento preciso, constataríamos que<br />

no alcanzarían para realizar ni los prolegómenos de la tarea…la<br />

secretaria no sabía nada: nunca, nunca traten de averiguar si la<br />

secretaria sabe algo de algo cuando no está de humor para saberlo…Luciano<br />

Arredondo Obregón está en la acera de la calle<br />

donde vive, listo para dirigirse a una de las oficinas gubernamentales:<br />

llovía, los taxis estaban repletos, el tráfico era imposible,<br />

el Jefe de Registros no estaba, la Secretaria no sabía<br />

nada…Luciano Arredondo Obregón era posiblemente el único<br />

ser humano en el planeta que renegaba dos veces por un mismo<br />

proceso: la primera, cuando se imaginaba lo que iba a ocurrir y,<br />

la segunda, cuando efectivamente ocurría de ese modo...su intuición<br />

para el desastre era prácticamente infalible; no con la<br />

infalibilidad del Papa en cuestiones sacras, infalibilidad que no<br />

tiene parámetros de comparación, no; el sentido de predicción<br />

del desastre Arredondiano era natural, como el que tienen las<br />

esposas cuando anticipan que, precisamente el día de sus cumpleaños,<br />

el marido habrá de presentarse con cuatro amigotes<br />

para ver por T.V el partido del siglo…Luciano, El Renegón, era<br />

habitué de “El Bar”, el lugar favorito de Alejandro; pues en él<br />

se reunía con el grupo de académicos que asistía con puntualidad<br />

todos los viernes en las tardes. Su dueño era amigo del<br />

243


grupo…me llevó y es ahí donde participé de las tertulias más<br />

hermosas de las que tengo memoria…el Renegón llegó, a nadie<br />

saludó, pero tomó asiento, todos supieron que algo había sucedido<br />

también esta vez...era entrado en colesterol; sanguíneo y<br />

afanoso; tenía los cachetes en eterno estado de apronte, como<br />

dos montículos que el enemigo jamás habría de tomar…cada ojo,<br />

en su propio sentido de independencia, parecía responder a estímulos<br />

que el otro no siempre llegaba a percibir…alto y descuajaringado,<br />

llevaba su anatomía con un ritmo cadencioso de bamboleo<br />

tras bamboleo…en fin, siendo ingeniero de minas, era<br />

también catedrático…venía de un país que carecía de puerto,<br />

pues el mar le había sido arrebatado en una guerra realizada<br />

más de cien años atrás…una vez había escuchado que la mediterraneidad<br />

de la Nación jamás debería impedir el comercio eficiente<br />

de los minerales que exportaba:<br />

no tener salida al mar no significa no tener salida al mundo, le<br />

habían dicho; los barcos, esos colosos de perfil fino y de panza<br />

grande, no son los únicos que pueden acarrear las toneladas<br />

como el camello acarrea su propia agua, hay otros vehículos que<br />

pueden realizar la tarea con igual eficiencia aunque con menor<br />

costo y mayor eficacia…tomen por ejemplo el Dirigible; portentoso<br />

logro de los más respetables esfuerzos imaginativos para<br />

establecer un delicado equilibrio entre el volumen y el aire. No<br />

tiene el estruendo horroroso del avión, ni sus arrogantes exigencias<br />

para levantar vuelo y para tomar suelo…el dirigible se<br />

desliza entre el azul y los blancos, como una idea cruza el espacio<br />

infinito de la mente: en digno, pero definitivo silencio… su<br />

forma de lacayote no es forma de lacayote, es la de una elipse<br />

tridimensional que ha girado sobre los ejes hasta formar la<br />

244


forma perfecta; concebir la forma de un Dirigible, es acudir a<br />

las más extrañas combinaciones con que el ingenio supremo ha<br />

diseñado el cosmos; en ella, la infinitud se muestra en lo finito<br />

de una superficie no limitada…concebid un dedo magno en cualquier<br />

punto de su contextura para verlo recorrer la extensión<br />

del universo, sin necesidad de alejarse de la elipse ingrávida ni<br />

por el tiempo que dura el comienzo de un suspiro…el Dirigible<br />

es lo inefable hecho figura; la idea perfecta que ha tomado la<br />

forma perfecta; en la armonía de sus líneas, sólo cede belleza a<br />

la inconmensurabilidad de un punto blanco clavado en el centro<br />

mismo de un círculo negro... tal es la omnibelleza de su configuración<br />

Una vez que el Renegón escuchara la apología del lacayote idealizado,<br />

intuyó que su destino le había sido revelado: él y sólo él<br />

sería el Midas moderno que convertiría no en oro lo que tocase,<br />

sino en solución final la dificultad que se había entronizado en<br />

el arte de llevar estaño de un lugar del globo terráqueo a otro<br />

Lo llevaremos desde la cima del mundo, hasta los puertos heredados<br />

de los invencibles vikingos por sus, a su vez, invictos<br />

descendientes hamburgueses: ¡pistilo y corola de la germanería<br />

universal!<br />

su admiración por la germanería no tenía topes vislumbrables;<br />

admiraba todo lo que sugiriera la simple posibilidad de alguna<br />

influencia teutónica en cualquier acto, fenómeno, cosa, idea o<br />

consagración detectada en la humanidad y en su historia…la<br />

idolatría por la “raza alemana” llegaba al delirio emocional, de<br />

tal manera que el éxtasis puro era concebido cuando hacía un<br />

245


pequeño repaso de los hombres que habían labrado el surco incandescente,<br />

del que brotarían semillas de germinación cuasidivina…pero<br />

la cosa nunca pasaría de una cantata de virtudes a<br />

los elegidos, si es que El Renegón se contentara con decirlas en<br />

privado; no, había que reivindicar la teutonía en público, allí<br />

donde los encéfalos más urdientes detectasen la verdad irrefutable<br />

de lo testimoniado con cívica convicción<br />

Goethe es la cúspide de todas las cúspides humanas que en la<br />

esferoide terráquea han sido son o serán; dudar de ello es<br />

mostrar inclinación desconcertante hacia la bestialidad desbocada<br />

Donde hay unos hay otros, respondía el afrancesado. Recordemos<br />

que Descartes ya había enseñado al mundo cómo debía<br />

pensar, siglos antes de que Goethe y consortes hubieran manchado<br />

el primer pañal<br />

No olvidemos que Hobbes ya había mostrado a todos los cerebros<br />

activos del mundo que en la realidad sólo existían cuerpos<br />

en movimiento, negando así, con la inteligencia privilegiada,<br />

la noción cartesiana de algún espíritu errante por el limbo o la<br />

de un diablo cornudo, como el abominable Fausto Goetheano<br />

No quito ni pongo rey, a fe mía; pero defiendo a mi Señor; y<br />

mi Señor es en realidad mi Señora, la Gran España, y al heraldo<br />

del mensaje secreto que guarda el misterio terráqueo: el sin<br />

par, el ángulo perfecto de algún triángulo divino que bifurca en<br />

dos momentos dimensionales el bien y el mal, como ningún mortal<br />

podría jamás hazerlo; os lo reitero para beneficio vuestro y<br />

en descargo de mi conzienzia: a Ortega y Gasset (así declamaba<br />

un allegado a la Castellanía, Alonzo del Valle Pascual, experto<br />

en gramática y reeditador del lenguaje quijotino) nuestro<br />

246


idioma no necesita que nos abacoremos con desenfado hazia<br />

otras lenguas, puesto que eso significaría abajar su propia prosapia,<br />

brechando así, la solidez y el lustre que los siglos le han<br />

dado. Noto que varios rostros empiezan a cuquear con signos de<br />

injustificada impazienzia ante la declaración de defensa forzosa<br />

y dignamente irrenunciable de la flor de los lenguajes<br />

Es que nadie parece entender lo que pretendes decir, puesto<br />

que palabras tales como abacoremos, abaja, brechar o cuquear,<br />

parecen proceder de una lengua que nosotros no conocemos<br />

Pero es preziso conocerlas. Está en nuestra responsabilidad<br />

desempolvar las alazenas cuasi dinosaúricas en que se ha archivado<br />

la mayor parte de nuestro léxico, lo que ha empobrezido<br />

con injustizia y con creziente agravio, la límpida evoluzión de la<br />

Lengua por antonomasia<br />

Creo que podríamos llegar a un cordial acuerdo colectivo,<br />

tanto para aprovechar de la erudición de Alonzo, como para entendernos<br />

sin mayores barreras comunicacionales. Después de<br />

todo, es necesario aquilatar los esfuerzos de Alonzo para conocer<br />

los grandes recovecos del idioma y compartir sus descubrimientos<br />

con nosotros. Ahora está con la manía del léxico,<br />

mañana nos las tendremos que ver con las etimologías, después,<br />

estoy seguro, con la sintaxis, la gramática...<br />

De acuerdo; pero, lo menos que podemos pedirle es que nos<br />

transmita también el significado de cada nueva palabra que introduce<br />

en el laberinto expresivo con que nos rocía cada vez<br />

que abre la boca<br />

Descuidad; lo haré con satisfaczión, voluntad y gran decoro.<br />

Abacorar es una palabra, cuyo significado original era “aproximarse<br />

a un baile en forma indecorosa”; por supuesto que ahora<br />

247


no la utilizaremos como tal, ¡voto a bríos! más bien podemos<br />

aprovecharla para dar a entender cualquier intento de aproximación<br />

rastrera y astuta<br />

Concedido<br />

Abajar es mucho más que rebajar, puesto que a la aczión de<br />

éste le añade, con magnánimo recozijo, el modo, generalmente<br />

despectivo, con que se rebaja el valor de algo. Brechar es abrir<br />

brecha, con la diferenzia de que en vez de usar dos recurrimos<br />

a una sola palabra para dezir lo mismo, mostrando que la brevedad<br />

no tiene sustitutos. Cuquear significa hazer gestos o muecas,<br />

esta vez, en manifestación de desagrado. Ahora bien; no<br />

siempre utilizaremos estas palabras –ni otras similares– con los<br />

significados originales; al contrario, el sentido figurado de estas<br />

vozes casi en desuso, será un invalorable aporte a la revitalizazión<br />

de nuestro común Idioma.<br />

Creo que entiendo lo que quiere decir Alonzo; por ejemplo, al<br />

leer “Las Flores del Mal”, siempre me pareció que la palabra Estulticia<br />

(la que usa en su primer poema “Al Lector”) es una palabra<br />

muy grande, muy sugestiva...es, permítanme la expresión,<br />

mucha palabra para significar simplemente “necedad” o “tontería”.<br />

Estulticia me sugiere una condición de un ser que es astuto,<br />

malicioso, hipócrita, servil, traidor, desleal....<br />

Ahora que lo dices, yo también creo que hay palabras que<br />

merecen ser más de lo que la etimología les confiere. Por lo<br />

tanto, dejemos que Alonzo nos martirice, puesto que con ello<br />

expandiremos la vitalidad del idioma<br />

Alonzo se sintió flotar, no en nubes, sí en las capas y capas de<br />

nuevas palabras que conformaban el arsenal lexicográfico que<br />

248


había ido sedimentando en años y años de estudio intenso y desinteresado<br />

−Cada país tiene sus modos expresivos, el que incluye en el<br />

lenguaje formal, palabras que en otras naciones no se pronuncian<br />

sino a escondidas; así por ejemplo, los primeros días de recién<br />

llegado a Madrid, me asombró escuchar la palabra “pija” la<br />

que, luego me enteré, servía para referirse a una mujer snob o<br />

perteneciente a los círculos sociales de altos ingresos. En mi<br />

país, “pija” es la palabra más vulgar que se puede encontrar para<br />

referirse al miembro masculino y, por lo tanto, nunca se la<br />

escucha en una reunión mixta, ni mucho menos, en una de carácter<br />

formal y mixta, al mismo tiempo<br />

−Lo mismo sucede con las palabras “clavar” y “pico” en Chile;<br />

allí expresa sin tapujos el acto de la penetración por parte del<br />

“pico”; de este modo, cuando en mi país se dice que bebí hasta<br />

“clavar el pico”, lo que significa, “hasta que puse la cabeza en la<br />

mesa” en Chile significa lo que ya se puede deducir<br />

−Lo mismo con “cajetilla” en Argentina. Allí, cuando se quiere<br />

comprar cigarrillos se pide por “un paquete de cigarrillos” no<br />

por una “Cajetilla”, si lo pides de este modo, el vendedor creerá<br />

que lo estás provocando y la vendedora asumirá que te estás<br />

echando el lance<br />

−…la conversación se reanudaba con nuevo ímpetu cada vez que<br />

los circunstantes se encontraban en “El Bar”…en los mejores<br />

días, la mesa, modular por excelencia, también cobijaba en sillas<br />

de tapiz obscuro a los admiradores de los romanos, de los<br />

griegos, de los estadounidenses, de los soviéticos (“aunque ya<br />

vencidos, incólumes en la historia”) de los chinos, de los cuba-<br />

249


nos, de los arameos…cuando los vasos ya habían tintineado varias<br />

veces al compás de los renovados hielos y el licor reiterado,<br />

toda la gama de psicologías, como convocada por alguna gravedad<br />

misteriosa, se concentraba en analizar no las huellas que<br />

habían dejado los grandes de los grandes pueblos, sino el reguero<br />

inconfundible y execrable que dejaba cada día, el típico<br />

individuo nacido en las entrañas de la nación a la que pertenecía<br />

Pertinaz es la obsecuenzia con que la inmadurez de los días se<br />

apropia del fruto aún verde a las glándulas ignotas, el que sólo<br />

es maduro a las aves errantes con porfía por los siglos de la<br />

historia<br />

Hemos pasado directamente de las cavernas al teléfono celular<br />

sin ningún periodo de transición que avale el derecho de ser<br />

un ser digital. Cada vez que una llamada timbra desde un telefonín<br />

con pilas hasta otro similar, los vigilantes de la historia<br />

anotan en un libro de quejas, los reclamos de los pueblos civilizados<br />

que claman justicia por el gravamen impuesto a quienes<br />

hicieron posible ese gran avance de la tecnología, contra los<br />

que, sin haber hecho nada, lo dan por descontado y lo utilizan<br />

con desconsideración y abuso, como si hubieran realizado algo<br />

para merecerlo<br />

–gran parte de los accidentes automovilísticos se realizan por<br />

culpa de los imbéciles que manejan a grandes velocidades, utilizando<br />

una sola mano, para sostener con la otra el celular correspondiente.<br />

Si estos idiotas se mataran entre ellos no habría<br />

problema, pero el caso es que matan a personas inocentes<br />

por los accidentes que provocan<br />

–yo tengo pruebas horripilantes del abuso del celular (El Renegón)<br />

Como ustedes saben yo soy muy detallista y tomo apuntes<br />

de todo lo que veo. Una de mis investigaciones rutinarias me<br />

250


llevó a observar que las mujeres (El Renegón estaba muy lejos<br />

de ser un feminista) usan y abusan del teléfono móvil, como<br />

usan y abusan de todo. Por ejemplo, cada vez una mujer entra<br />

en el bus, lo primero que hace es sacar su celular y empezar a<br />

llamar a cualquier persona cuyo número haya encontrado a<br />

mano. No habla para pedir información, sino para perder el<br />

tiempo con expresiones que hielan o elevan la sangre a punto de<br />

ebullición; por ejemplo: “¿qué hiciste ayer? o cosas por el estilo<br />

(miró a todos tratando de enfocar los dos ojos en un solo punto,<br />

con gran fracaso de coordinación en el intento de orientar<br />

armoniosamente los oculares) Para dar un ejemplo de esta plaga,<br />

debo contarles que el otro día vi que una de las mujeres en<br />

el bus hablaba por su celular; naturalmente había varias otras<br />

también hablando, pero me llamó la atención una en particular.<br />

Estaba en la parte trasera del bus y hablaba y haciendo señas y<br />

saludos con la mano. Cuando conecté la dirección de las señas<br />

con la persona a la que iban dirigidas, me encontré con que la de<br />

atrás y la de adelante hablaban entre ellas y complementaban<br />

el diálogo con señas, provocando con esto que yo no pudiera<br />

aguantar más y me bajara del bus en la siguiente parada que no<br />

era la mía<br />

Educación. Sólo educación y más educación, podrá salvar a<br />

nuestro pueblo de las terribles dentelladas del destino vengador.<br />

Los seres débiles desaparecen no porque nosotros los hacemos<br />

desaparecer, simplemente lo hacen porque el desaparecer<br />

en ellos es como el ser amarillo en el tulipán, rugido en el<br />

león o el permanecer existiendo en los fuertes. La división entre<br />

los últimos y los primeros es nada más ni nada menos que:<br />

educación. Educar es hacer por los demás lo que quisiéramos<br />

251


que los demás hicieran por nosotros, si los demás fueran tan<br />

educados como se debería ser<br />

Conciencia de clase; nada, sino conciencia de clase es lo que<br />

nos falta. Somos errantes en el creer y somos errantes en el<br />

cambiar; somos barro al que potentes badilejos aplastan contra<br />

paredes hechas de fieros espinos, brotados desde la tradición<br />

y la ignominia, mecidos en un solo cajón de brujo<br />

Diseminadores de la estultizia sois, sin miras de ser alguna<br />

vez otra cosa. Vosotros no sembráis al diseminar; propagáis<br />

ansiosos lo que el sembrador arroja cuando abre el refugio de<br />

la semilla: el yerbajo, la maleza, la hidra. Sois sembradores al<br />

revés; protegéis ufanos la herbaza que creze en el jardín y<br />

desecháis, despreziativos, la espiga y el grano vital. Sois horrendos<br />

…las expresiones eran variadas; unas menos solemnes que las<br />

otras; algunas más grandilocuentes, pero, a veces, con gran artificio<br />

de pomposidad formal. En esas ocasiones, la superficie<br />

de la mesa parecía perder su natural contextura de madera,<br />

recta e inmaleable, para volverse dúctil, estirarse como los relojes<br />

de Dalí, expandirse o contraerse como el elástico de una<br />

honda o amasijarse en consistencias de ancuco y mazapán…cuán<br />

terrible debe ser nacer para la soledad; haber nacido en estado<br />

de absoluta autonomía propia; mirar con la ausencia detectada<br />

en las pupilas… irradiar una especie de aureola suave, nimbadora<br />

de toda su imagen; nunca hablar, excepto para lo imprescindible;<br />

ocupar siempre el mismo asiento…creo que yo estuve<br />

en situaciones como ésa… agradecí fervorosamente que<br />

Alejandro me hubiera llevado a esa reunión de los viernes, pues<br />

en ellas no solo aprendí muchísimo, sino que me deleité escu-<br />

252


chando y aportando con anécdotas y conocimientos…la conversación<br />

siguió su ritmo, siempre animado por el chin chin de los<br />

vasos; de pronto, uno de los académicos, con una pena que llenaría<br />

cinco catedrales, dijo que debía irse, pues le habían encomendado<br />

la tarea de tabular los datos de dos mil formularios<br />

llenados ya y que reflejaban una encuesta realizada a una<br />

muestra de alumnos, catedráticos y administrativos de su universidad,<br />

con relación al sistema educativo<br />

–no sé por qué me dieron este trabajo, pues mi campo no es<br />

la estadística y tendré que ir a buscar a alguien que tabule los<br />

datos y logre sistematizar la información sobre las distribuciones,<br />

sus gráficos, las medidas de tendencia, las probabilidades,<br />

los intervalos de confianza, las inferencias que de esos datos<br />

puedan lograrse, en fin, todo ese mare-magnum que sólo los especialistas<br />

pueden desentrañar con la compón-che número uno<br />

que tienen: la computadora<br />

al escuchar lo que el académico decía, miré a Alejandro, él entendió<br />

mi mirada y dijo<br />

–me gustaría hacerte saber que Jennifer es una de esas especialistas,<br />

de las que saben desentrañar esa clase de marañas;<br />

si te parece bien, ella podría ayudarte<br />

el académico me miró con ojos de gran asombro; me dedicó<br />

gestos de gran agradecimiento y, sin más ceremonias, me dio el<br />

maletín en el que llevaba los dos mil formularios, a cambio de<br />

asegurarse que yo le entregaría el trabajo terminado el siguiente<br />

lunes…finalmente la reunión terminó con la promesa de<br />

253


que todos volveríamos el viernes siguiente… Alejandro y yo volvimos<br />

a pie por las calles vacías de Madrid; tomados de la mano,<br />

nuestros pasos resonaban en las aceras de cemento adoquinado;<br />

había una luna intimidante…<br />

(Y cierro los ojos, puedo ver las calles por donde anduvimos,<br />

escuchar canciones que hablan del destino que nunca tuvimos…<br />

poemas del aire vendrán hasta aquí, lejos de Lisboa y lejos de<br />

ti, amor recordado, tristeza sin fin, lejos de Lisboa y lejos de<br />

ti)<br />

…parecía exigir la devoción contemplativa sin lugar a interrupciones<br />

ni distracciones; los árboles de las avenidas mecían sus<br />

ramas, como si se consultasen entre ellas o se transmitiesen<br />

ocurrencias no percibidas aún por el ser humano…pasaron varios<br />

minutos de caminata silenciosa y plena de perfecta compañía;<br />

de pronto nos dimos cuenta que llegábamos a la Puerta de<br />

Alcalá: soberbia construcción de piedra, resabio de épocas en<br />

que las ciudades todavía podían defenderse de los invasores<br />

erigiendo un muro de piedra que las cercaba en un abrazo protector;<br />

la Puerta de Alcalá era una de las salidas o entradas<br />

abiertas en el muro original y quedaba como una contraseña por<br />

la que se podía volver al pasado; nosotros lo intentamos, bajamos<br />

de la acera y nos encaminamos directamente al centro de<br />

la gran puerta intemporal; el espacio verde que le sirve de base<br />

parecía el centro mismo de un cosmos que proyectaba hacia<br />

arriba la gravitación inversa de su propio peso…sentados en el<br />

medio de la Puerta, los años nos bañaron de aconteceres…en<br />

medio de una noche plena luna y de claroscuro, la brisa pareció<br />

traernos la canción llena de oportunidad para el momento vital:<br />

254


ahí está, ahí está, la Puerta de Alcalá; le dimos nuestro saludo<br />

de despedida y continuamos nuestra caminata de la noche por<br />

las calles de Madrid…yo me sentía plena y realizada; mis sensaciones<br />

eran tan nítidas y perfectas que me maravillé de constatar<br />

que no había alguna droga de por medio (sin contar los vodcas<br />

que tomé en El Bar) sino mi propio estado de ánimo…al caminar<br />

por las calles de la mano de Alejandro, sentí que las descubría<br />

por primera vez…Madrid no tiene las fachadas de sus<br />

edificios inundadas en luces de neón, tal como Nueva York,<br />

donde la luz avanza en cascadas multicolores por las paredes,<br />

dando la impresión de que ondean suavemente…las calles de<br />

Madrid son más íntimas porque se repliegan en una atmósfera,<br />

en verdad, negriazul; muchas veces había recorrido esas mismas<br />

calles con mi marido, pero en esas ocasiones sólo me fijaba<br />

en las vitrinas o dejaba vagar mi mente en otros recorridos…<br />

pero con Alejandro, cada calle parecía mostrarme un espíritu<br />

propio que aumentaba incesantemente mi sorpresa y el placer<br />

de estar allí y no en otro lugar; eran calles diferentes a las que<br />

yo había recorrido tantas veces…las que deben buscar la penumbra<br />

para mostrarnos los secretos que los siglos han amontonado<br />

en ellas; códigos que exigen la lectura de los libros de<br />

historia para ser decodificados con cierta autoridad, aunque el<br />

secreto de las calles nunca ha podido ser aprisionado por el relato<br />

sistematizado…cada calle es una página que ha escapado de<br />

la encuadernación del libro y que descifra su arcano sólo a la<br />

mirada visionaria, a la que sabe ver más allá de la penumbra y<br />

más allá de los siglos… página que exige ser leída empezando la<br />

lectura del futuro, el único que puede comprender los vaticinios<br />

que guardan en las noches en que la luna es exigente, sobre una<br />

penumbra que bruñe la lucidez del poeta, en su intuición del se-<br />

255


creto de las páginas hechas amarillas por la luz de los faroles y<br />

el peso de los siglos…en este ondular encandilante, yo supe que<br />

las calles de Madrid coqueteaban con la mirada seria del que<br />

desea averiguar…como buenas españolas, muestran ocultando y<br />

ocultan encandilando; por eso es que mientras Alejandro hacía<br />

una reminiscencia de la historia de España, tomando las calles<br />

como un escenario a escala, yo veía la picardía de cada una en el<br />

claroscuro del plenilunio; es preciso la intuición de una mujer<br />

para darse cuenta cuándo otra mujer coquetea y quiere atraer<br />

al escogido…al constatarlo esta vez, decidí que las calles de<br />

Madrid son la única mujer con la que yo compartiría a Alejandro…parece<br />

que así lo entendieron y un rápido zig-zag de un rayo<br />

de luna entre una nube, fue el guiño de complicidad que todas<br />

compartimos… llegamos al departamento de Alejandro y el<br />

coqueteo de las calles se hizo concreto; el devenir borrascoso<br />

de las Castillas y de los Aragones se suavizó primero con el ondeo<br />

de los cuerpos y luego enloqueció en la crispación confiada<br />

de las manos<br />

–vuestro idilio fue pleno e intenso en toda su amplia irradiación,<br />

Señora; como si el destino hubiera querido daros toda la felicidad<br />

que hasta entonces os había negado<br />

−…creo que sí…tuve de todo: noches convertidas en las más leales<br />

compinches, días claros y llenos de percepciones diferentes,<br />

aprendizajes de cosas que hasta entonces nunca habían sido<br />

motivo de atención por mi parte…todo fue ideal, demasiado<br />

perfecto para ser cierto o para durar…el fin de semana lo dediqué<br />

a tabular y analizar las encuestas; lo hice en el departamento<br />

de Alejandro, quien me dictaba la información contenida<br />

256


en los formularios, información que clasifiqué debidamente con<br />

programas de software; al final me salió un trabajo muy bien<br />

hecho; el día lunes, Alejandro lo llevaría a la Universidad para<br />

entregarlo al interesado…(el que, el viernes siguiente, me agradeció<br />

con muestras realmente ufanas por hacerme saber cuánto<br />

le había servido el trabajo realizado) intermitentemente yo<br />

iba a mi casa a averiguar lo que sucedía….el ama de llaves se<br />

había convertido en mi cómplice y me brindaba todo su apoyo…por<br />

otra parte, mi marido, cuando llamaba, lo hacía siempre<br />

a mi celular, de manera tal que no había mucho problema en<br />

ello…ese día encontré a Nathalie, quien aún no se había decidido<br />

del todo a iniciar su plan de reconquista de su primer marido<br />

–me da miedo que el amor que tenía por mí se haya convertido<br />

en odio feroz y vengativo, debido al gran daño que le hice,<br />

algo que, desde luego, no sería reprochable<br />

–…es posible que así sea, aunque también hay la posibilidad<br />

de que él quisiera que volvieras…de cualquier manera, la única<br />

manera de saberlo es intentando un viaje exploratorio de gran<br />

avanzada<br />

–creo que lo haré; no sé si mañana o el próximo mes, pero te<br />

juro que lo haré<br />

…las aventuras de Nathalie eran, claro está, muy diferentes a<br />

la mía, tanto en cantidad como en calidad: Nathalie quería un<br />

repertorio amplio de aventuras románticas y una gran variedad<br />

de candidatos, algo que distaba una infinitud de lo que yo disfrutaba;<br />

todo esto se expresaba en la actitud que cada una<br />

asumía ante la vida… Nathalie se cobijaba más y más en el cinismo;<br />

daba la impresión de que sentía algo así como un perver-<br />

257


so placer en retozar con su propia amargura, enlodarse en ella y<br />

castigarse de ese modo con grave continuidad; poco a poco su<br />

rostro fue adquiriendo una que otra mueca salvaje y despiadada,<br />

las que en con-junto adquirían la forma de cicatrices inconsútiles<br />

que parecían pro-clamar su desprecio y resentimiento<br />

por sí y por todo…cada vez que la observaba, descubría algún<br />

nuevo rasgo en su rostro, huella de un nuevo zarpazo, arañazos<br />

que las horas dejaban al caer en lentos tumbos por las mejillas…el<br />

sufrimiento no tenía una causa externa, dado que era<br />

sana, joven, hermosa y rica; no, la causa venía desde la base de<br />

una profundidad abisal que se alcantarillaba en el subconsciente,<br />

dejando el testimonio de su cuasi materialidad, tal como lo<br />

dije, en gestos que se plasmaban en sombras de desesperantes<br />

ángulos y vértices…en cambio, yo sentía que me deslizaba con<br />

una suavidad casi aérea por el mundo; sentía el pálpito de la vida<br />

en cada pálpito propio; pero no es el efecto en mí, sino la<br />

causa, lo que realmente importa en la declaración de mis sensaciones…<br />

–notamos señora que vuestro lenguaje cambia a medida que las<br />

emociones se hacen más vívidas en vuestros recuerdos<br />

–…ya les dije que desde mi primer encuentro con Alejandro,<br />

cuando yo hablo, es Alejandro el que habla: tal ha sido la identificación<br />

de mi ser con el suyo que no sólo sus actos reflejan<br />

mis pensamientos, sino que mi boca reproduce sus palabras…el<br />

viernes siguiente fuimos a “El Bar”; como de costumbre allí estaban<br />

los amigos y amigas más queribles de Alejandro… eentre<br />

las circunstantes había dos feministas del lado radical de las<br />

radicales, que habían querido participar de las tertulias, con lo<br />

258


cual el diálogo se hizo plural, pero, amenazador al comienzo, por<br />

la actitud inicial, muy agresiva, de las feministas<br />

No crean que estamos aquí porque disfrutamos de vuestra<br />

compañía (el índice señaló a todos los varones) sino para mostrarles<br />

que nada nos achica ni nada nos es mucho ni poco<br />

Y a nosotros qué nos importa,<br />

Extraña manera de presentarse, en todo caso, por dos razones:<br />

primero, porque hay ciertas reglas de cortesía que constituyen<br />

la base de una coexistencia razonable entre los seres<br />

humanos; segundo, porque no veo que haya motivo alguno para<br />

que alguien se interese en saber lo que a ustedes las achica o<br />

las agranda. En esta mesa no todo el tiempo se discuten cosas<br />

que se consideran fundamentales, pero siempre, no importa lo<br />

trivial del tema, evitamos usar como puntos de referencia los<br />

afectos o desafectos de alguna persona extraviada en sus complejos<br />

No era nuestra intención...<br />

Pero era la nuestra aclarar bien las cosas<br />

los pedidos ya venían en fuentes cargadas de licores en gama<br />

rutilante de colores que las tamizaban; alguien comentó<br />

Yo tomé un whiskey, “Etiqueta Azul” de 30 años, lo que me<br />

pareció algo así como una zambullida en algún arco iris olímpico.<br />

El con-junto era perfecto: un dedo de licor en un vaso de cristal<br />

de cuarzo; un cubo de hielo, un aroma límpido y dorado y un<br />

gusto que había sido hecho para cortejar a cada una de las papilas<br />

catadoras del ser<br />

Faltaba algo para completar el detalle<br />

(¿?)<br />

259


La ocasión para el deleite. Nadie toma un licor de ese tamiz<br />

sólo porque se le ocurre; debe haber un motivo excepcional<br />

que exija un brindis también excepcional<br />

Por mi parte, la ocasión excepcional es la oportunidad de<br />

beberlo; ninguna otra podría merecer tanto festejo<br />

Pero en mi caso sí hubo uno: el motivo tenía la mirada espejada,<br />

la silueta fina y el aliento tibio<br />

Me imagino que cada sorbo del vaso habrá sido un repetido<br />

homenaje al motivo y a la motivación que había causado en el<br />

motivado<br />

Lo fue<br />

Díganme (una de las feministas) ustedes los hombres ¿sienten<br />

real-mente alguna clase de retribución en comentar los<br />

pormenores de vuestras seducciones nocturnas? ¿hay algo que<br />

les impulse a ser dadivosos con los oyentes, relatando lo que,<br />

supuestamente, hicieron con una mujer en la víspera afortunada?<br />

Depende; si se tratara de ti, yo no invertiría un solo segundo<br />

en decir nada, por miedo a que me expulsaran de la mesa bajo<br />

acusaciones de desprestigio contagioso, inmisericorde e injustificado<br />

Noto cierta dosis de agresividad en la respuesta<br />

Y notarás mucha más, si la respuesta se vuelve silencio<br />

−Cada vez que me encuentro con hombres, doy razón a las<br />

esposas que, más tarde o más temprano, buscan un amante<br />

−Ahí es donde los maridos estamos en desventaja como maridos<br />

y en ventaja como amantes<br />

−¿…?<br />

−Para empezar, si una mujer busca un amante, con toda seguridad<br />

que su motivación se basará en el hecho de haber decidi-<br />

260


do que el sexo conyugal se ha vuelto rutinario o en la necesidad<br />

de venganza por algún ultraje recibido por parte del marido. En<br />

cualquier caso, debido a que la mujer promedio que busca un<br />

amante ya ha pasado los 30 años de edad, es muy posible que su<br />

amante sea un hombre casado. Por lo tanto, el cambio se realiza<br />

de la cama del marido propio a la cama del marido de otra, tal<br />

como hacemos, nosotros los hombres, con las mujeres…<br />

en este punto podría haberme dado por aludida, pero el hecho<br />

era que las razones dadas por el orador no habían hecho alusión<br />

a la mía… pues en mi caso no había habido la sensación de rutina,<br />

dado que nunca había conocido nada diferente… por otra<br />

parte, no trataba de vengarme de algún agravio, en realidad, mi<br />

marido nunca me había ofendido ni de palabra ni de hecho… en<br />

realidad, a diferencia de las esposas que se casan enamoradas,<br />

que han sentido la sensación de estarlo y luego han cambiado a<br />

otro estado emocional, yo lo que buscaba era lo que ellas habían<br />

tenido al principio: el vértigo de estar enamoradas<br />

−…ahora bien, cuando la mujer va en busca de su amante, lo<br />

hace porque tiene ganas de tirar; si no tuviera ganas de hacerlo,<br />

no iría. Ahí es donde los maridos que oficiamos de amantes<br />

obtenemos la ventaja que perdemos como maridos, pues cuando<br />

nuestra conquista viene, después de haber tomado todas las<br />

precauciones para evitar la posibilidad de que el marido sospeche<br />

algo, ya viene pensando en el placer que recibirá de nosotros:<br />

en otras, palabras, ya llega a la cita con las hormonas dispuestas<br />

y el calzón mojado. En cambio, en nuestro papel de maridos,<br />

nos damos cuenta que nuestra esposa ha descubierto<br />

que, por lo general, puede tirar con nosotros cuando quiere, al-<br />

261


go que le quita gran parte de la emoción a todo encuentro conyugal.<br />

He ahí, repito, una de las causas de la ventaja del amante<br />

sobre el marido<br />

−Parecería que hubieras tenido alguna que otra experiencia muy<br />

específica con tu esposa<br />

−Esa es otra razón por la que no se puede conversar con una<br />

mujer sobre temas como estos, pues cuando alguien les descorre<br />

el velo de pudor con que pretenden cubrirse y las identifica<br />

en la lujuriosa desnudez en que siempre viven, lo único que hacen<br />

es recurrir al eterno contra-ataque de tildar de cornudo al<br />

que descorre ese velo<br />

−Muy bien, por lo que hemos escuchado de vuestra conversación,<br />

la mujer busca un amante porque la posibilidad de hacerlo<br />

con su marido se ha vuelto rutinaria o por concretar alguna<br />

venganza. Ahora nos gusta-ría saber la opinión de los caballeros<br />

aquí reunidos acerca de las razones por las que el marido busca<br />

una amante<br />

otro de los concurrentes usó de la palabra y dijo:<br />

−Habría por lo menos tres razones para ello. La primera:<br />

puede hacer con la amante lo que no podría con la esposa. Para<br />

dar un testimonio de ello, recuerdo las palabras de una de las<br />

trabajadoras del sexo, quien, en una declaración franca expresó<br />

que ellas entrarían en quiebra si es que las esposas dejarían<br />

de pensar que tienen la concha de oro. En ello le encuentro mucha<br />

razón, pues es muy conocido por todos nosotros que una<br />

esposa promedio en la cama siempre está poniendo límites sobre<br />

lo que el marido hace: “así no”; “no de ese lado”; “te estás<br />

propasando”… son expresiones comunes. Inclusive hay mujeres<br />

262


que no quieren desvestirse delante de sus maridos, algo que hacen,<br />

con gran despliegue de talento, delante de los amantes. De<br />

este modo, si un marido promedio viera cómo se comporta su<br />

mujer en la cama del amante, de seguro que no la reconocería.<br />

Por supuesto, esto es algo que también se puede aplicar a las<br />

esposas, aunque bien podría decirse que en el mejor de los casos,<br />

las inhibiciones de la mujer con respecto al marido derivan<br />

del temor a que éste las considere vulgares y las rebaje en su<br />

escala de respeto y con-sideración; en este caso, la esposa se<br />

resiste a probar nuevas aventuras sexuales en la cama conyugal;<br />

pero como no está muy interesada en lograr el respeto,<br />

sino la pasión, del amante, le permite que éste le haga todo lo<br />

que no le permite al marido. Observen la risueña paradoja: los<br />

maridos, en este caso, vamos en busca de una amante para hacer<br />

con ella lo que ella no se deja hacer con el marido, a pesar<br />

de que éste ha cumplido con las etapas del cortejo, de las flores,<br />

de las cenas en los restaurantes de moda, del “te amo”, del<br />

cura y del registro civil. Con estas y otras paradojas encima,<br />

entenderán por qué nos es tan difícil comprender a nuestras<br />

esposas. La segunda razón: porque se ha perdido todo deseo de<br />

hacerlo con la esposa (tal vez por alguna derivación de la primera)<br />

algo que es muy común. La tercera: nos gusta la variedad;<br />

creo que hemos nacido polígamos y que lo somos por naturaleza<br />

los amigos de Alejandro, la mayor parte, latinoamericanos, eran<br />

muy francos, rudos en su franqueza, y no estaban dispuestos a<br />

dejar que el diálogo intencionado desfigurara el motivo de las<br />

reuniones de los viernes… alguien sugirió que sería buena que<br />

cada uno pidiera lo que quisiera comer<br />

263


Paella a la Valenziana; nada hay en el mundo civilizado y por<br />

zivilizar, que una buena paella, donde los gustos y las fraganzias<br />

forman inziensos salidos del secreto de las combinaziones<br />

azertadas y perfectas en su azierto<br />

Salchichas, papas y chucrut. Sabremos de la culturización<br />

final del mundo, cuando los inferiores aprendan a valorar lo que<br />

es bueno, sano, nutritivo y selecto<br />

¡Langosta a la termidor...!<br />

no hay<br />

Donde no hay langosta a la termidor no puede haber nada<br />

bueno; hay cocido?<br />

Callos a la madrileña<br />

Gambas a la plancha<br />

Bacalao a la Vizcaína<br />

.....<br />

…a pesar del respiro, algunos no sentían que hubieran sentado<br />

con toda claridad las bases de una conversación civilizada y<br />

cargaron con todo<br />

–Ya que tú has hecho tus preguntas, permítenos algunas a nosotros.<br />

En primer lugar ¿por qué todas las feministas son feas?<br />

Nunca he tenido la oportunidad de conocer a una de ellas que<br />

fuera hermosa<br />

No nos interesa ser hermosas, sino inteligentes<br />

Es que no está en vosotros ser hermosas; lo está en natura,<br />

que por lo visto ya ha tomado una drástica decisión el mismo día<br />

en que fuisteis concebidas, ambas, y todas las de la manada<br />

irracional<br />

No vamos a contestar a los insultos<br />

264


Me imagino que, por lo menos, querrán aquietar algunas inquietudes<br />

sobre el porqué de vuestra apariencia. Tú, por ejemplo,<br />

tienes casi la mitad de la cabeza rapada; tu compañera lleva<br />

más argollas que un toro campeón y ambas visten con tal calidad<br />

de pordioseras, que no parecería sino que en vez de vestirse<br />

se taparan<br />

Vestimos como se nos venga en gana<br />

No. Visten con la intención velada de llamar la atención Ustedes<br />

pretenden hacernos creer que no les importa la opinión<br />

ajena, sin embargo el modo de vestir, la altanería, que por lo<br />

visto, utilizan en sus relaciones con los hombres, los peinados,<br />

los modales, todo nos muestra que están pendientes del qué dirán,<br />

pues de otro modo no tratarían con tanta desesperación de<br />

llamar la atención de los demás, cuya opinión, dicen, supuestamente<br />

no les interesa<br />

Deseamos dar más importancia a lo espiritual y al intelecto<br />

que al aspecto externo de nuestras personas<br />

Pues si ese es el motivo, debo inferir que no deben hacer<br />

esfuerzos muy grandes para lograrlo; cualquier grado de espiritualidad<br />

o de inteligencia, digamos, las que tiene una lombriz,<br />

correspondería a una fachada mejor que la de ustedes<br />

No hemos venido a que se nos insulte<br />

¡Qué raro! Creí que no les importaba la opinión de los demás,<br />

mucho menos, de algún hombre, a pesar de que sabemos<br />

que las mujeres en general (con las excepciones hechas) gustan<br />

de traicionar a sus parejas y andarse con otros (en este punto,<br />

una de las feministas dejó la actitud defensiva y ofensiva, para<br />

adoptar una táctica que, pretendiendo ser descriptiva, no era<br />

sino una terrible bofetada en cualquier rostro masculino)<br />

265


−Lo hacemos porque tenemos diferentes necesidades y prioridades<br />

que ustedes, los hombres<br />

−¿…?<br />

−Cuando cualquiera de ustedes encuentran a la mujer de sus<br />

sueños, ella representa el mundo para cada uno; para nosotros<br />

no; un hombre no representa el mundo, son tan mezquinos e incompletos<br />

que necesitamos más de uno para poder conocer el<br />

mundo con ellos; así, necesitamos la seguridad que nos da el que<br />

tiene plata, la diversión que encontramos con el que gusta de<br />

bailar, el placer con el que es un buen amante, los momentos ligeros<br />

con los que tienen sentido del humor….como ninguno de<br />

ustedes reúne en uno esta diversidad de exigencias, no nos<br />

queda otro remedio que satisfacerlas en la diversidad<br />

…esta era una afrenta dirigida al hombre con el que ella había<br />

tenido el encuentro verbal y a quien miraba mientras lanzaba,<br />

uno a uno, los dar-dos mortales…el hombre aludido recibió la<br />

andanada con una actitud que ninguno de nosotros había previsto<br />

−Señora, debo reconocer que yo fui el primero en usar de la<br />

artillería pesada. Le ruego que tenga la bondad de disculparme<br />

y aceptar mis agradecimientos por haberme puesto en mi lugar<br />

…esos eran los amigos con los que nos reuníamos en “El Bar”…en<br />

este punto miré a Alejandro, quien había seguido el intercambio<br />

de ideas con curiosidad…ante mi consternación, se decidió a<br />

participar, dirigiéndose a las miembros femeninos del grupo:<br />

Deseo asegurarles que ninguno de quienes se encuentran en<br />

esta mesa ha dejado los modales en la guardarropía, aunque<br />

266


debo admitir que todos nos caracterizamos por mantener un<br />

grado muy flexible de informalidad en el cambio de ideas. De<br />

este modo, ante el respeto íntimo que sentimos los unos por los<br />

otros (y las otras) suponemos que nadie pretende herir a otro<br />

con algún comentario, puesto que lo que se dice no oculta segundas<br />

intenciones. Ésa siempre ha sido la regla de la mesa: a<br />

no ser que se diga lo contrario, nunca se dice más de lo que se<br />

dice. En el caso de ustedes (dirigiéndose a las feministas recién<br />

incorporadas al grupo) debo hacerles saber que han iniciado<br />

una conversación con segundos mensajes, de tal manera que<br />

la ironía velada ha aparecido muy nítida en las preguntas y comentarios,<br />

no por las palabras, sino por el tono con que fueron<br />

dichas, lo que nos mostraba que vuestra intención no era informarse,<br />

sino, imprecar sin o con motivo. Eso es algo a lo que no<br />

estamos acostumbrados, razón por la que nos pareció extraño;<br />

así, nos sentimos desorientadas y obramos en consecuencia;<br />

aunque tal vez sería decir, con mayor propiedad, que obramos<br />

en desconsecuencia. Para alejar definitivamente los resquemores,<br />

debo pedirles que nos tomen como a personas que expresan<br />

sus ideas sin menoscabo de nadie y, más bien, en beneficio de<br />

cada uno. Debo también aprovechar la oportunidad para darles<br />

la bienvenida en nombre de todos, y decirles que desde este<br />

momento consideramos que todas ustedes, feministas y no feministas,<br />

son miembros oficiales del grupo de amigos de “El<br />

Bar”<br />

Brindo por eso y por lo que venga<br />

por las mujeres sin complejos<br />

por las mujeres perfectas<br />

−por la diversidad y la variedad<br />

por la tripa gorda<br />

267


las aguas dejaron de ser tormentosas, aunque el humor caustico<br />

y felino, continuó a lo largo de la velada<br />

Tengo la impresión que con la mesa ampliada, las percepciones<br />

serán también mucho más variadas; especialmente desde hoy,<br />

que contamos con la presencia de varias damas y de dos feministas<br />

las feministas dejaron que la alusión les rozara las orejas y<br />

continuaron participando del diálogo, pues habían comprendido<br />

que no estaban allí para buscar rivales sino para conversar sobre<br />

diferentes aspectos…la conversación siguió su ritmo con<br />

participaciones intermitentes de todos<br />

Por lo que he visto a lo largo de mi existencia, en muchas<br />

facetas del diario vivir, la mujer parece estar más interesada<br />

en la opinión de las otras mujeres que en la de los hombres<br />

Sí; por ejemplo, ya hemos confirmado que una mujer no se<br />

viste con arte para impresionarnos a nosotros, los hombres; eso<br />

es una fantasía: las mujeres se visten con elegancia, buen gusto<br />

y a la moda para impresionar a las otras mujeres, en una especie<br />

de competencia siempre latente<br />

Esa afirmación es muy cierta, porque según he constatado,<br />

cuando quieren homenajearnos a los hombres, más bien se desvisten<br />

…me pareció oportuno alzar la copa y ofrecer un brindis...estaba<br />

claro que en aquella mesa no había la intención manifiesta<br />

o velada de ofender a nadie, fieles a las promesas que<br />

cada uno había hecho antes de que el grupo se consolidara co-<br />

268


mo tal…las ideas no se ofendían entre ellas; por ello, no había<br />

porqué ofenderse de nada<br />

No debemos olvidar que los hombres damos y las mujeres sólo<br />

reciben. En este sentido, hay una gran asimetría por parte de la<br />

naturaleza en contra de nosotros, los hombres. Precisamente,<br />

los que más estamos dispuestos a hacerlo no podemos lograrlo<br />

sino en sesiones discretas; mientras que ustedes, que generalmente<br />

son más bien indiferentes, pueden hacerlo, por lo menos<br />

teóricamente, en sesiones continuas, alternas y toda la gama<br />

completa<br />

Tal vez somos mucho más selectivas que ustedes<br />

Lo que sucede es que ustedes necesitan ciertos prolegómenos<br />

indispensables antes de hacerlo; una especie de excitación psicológica:<br />

caricias progresivas y cosas por el estilo; algo que, sin<br />

embargo, rara vez nos permiten cuando somos adolescentes y<br />

cuando más sentimos la necesidad de “agarrar, agarrar” todo lo<br />

que sea “agarrable”. En cambio, lo exigen cuando ya hemos pasado<br />

gran parte del periodo de la inflación hormonal y estamos<br />

más atraídos por acción directa que por los tanteos exploratorios,<br />

aunque, por supuesto, éstos nunca deben faltar<br />

Es posible que la naturaleza nos permita vengarnos con<br />

anticipación, en la adolescencia, de todo lo que vendrá después<br />

Me pregunto si esa necesidad de exploración previa y excitativa<br />

es un fenómeno biológico o uno histórico. Si fuera biológico,<br />

los hombres estaríamos condenados a sufrir siempre lo<br />

mismo: estar a la espera de la decisión final de una mujer sólo<br />

cuando esté lista, mientras que nosotros ya estamos en estado<br />

de exasperación total. Si es histórico, es decir, si se debe a la<br />

continua censura que las sociedades han impuesto a la mujer,<br />

269


inhibiéndolas de todo acto que demuestre la satisfacción de<br />

estar con un hombre, entonces, la cosa, como lo veo, tiende a<br />

mejorar progresivamente<br />

¿Qué significa “la cosa tiende a mejorar progresivamente”?<br />

Significa que la mujer empieza a civilizarse<br />

Creí que lo éramos infinitamente más civilizadas que ustedes<br />

Creías mal. Veamos. Cada vez que una mujer es llevada a la<br />

cama lo toma como una batalla perdida, como si su “enemigo”, el<br />

hombre, hubiera conquistado una ciudadela reservada únicamente<br />

para nadie sabe qué otros motivos. Pero, poco a poco,<br />

vemos que la mujer ya toma la iniciativa con menos complejos,<br />

más libertad y, por ello, con mayor aporte a la felicidad común<br />

de la humanidad<br />

¿Creen que llegue el día en que las cosas hayan cambiado tanto<br />

que ustedes serán la ciudadela y nosotras los hunos descalabrados?<br />

Esperamos que así sea; y lo esperamos pronto. Queremos que<br />

suceda cuando estemos todavía en circulación. Queremos mujeres<br />

perfectas, tal como las concibe este señor (señalando al<br />

más truhán del grupo)<br />

–Nos gustaría saber qué es lo que tu amigo define como una<br />

“mujer perfecta”<br />

Les contaré tal como sucedió, esperando que vuestra sensibilidad<br />

no se ofenda por el modo expresivo de mi amigo; es que si<br />

lo cuento con eufemismos, la cosa pierde gran parte de su valor<br />

anecdótico<br />

–Por favor hazlo; algún día tal vez les contemos el modo expresivo<br />

que tenemos las mujeres cuando ningún hombre anda cerca<br />

Estudió en un país europeo. Una vez nos contaba de las características<br />

de esa nación. Por supuesto, no podía faltar las pre-<br />

270


guntas de los circunstantes acerca de cómo eran las mujeres:<br />

¡perfectas hermano! ¡perfectas! ¿qué quiere decir “perfectas”<br />

en este caso?<br />

quiere decir que son hermosas y puuuuuutas<br />

…todas las mujeres, feministas y no feministas, que estaban en<br />

la mesa reflexionamos por un momento….creí que explotaríamos<br />

en incontables pompas de jabón a todo color y rutilancia… pero<br />

no; más bien mostramos una de esas sonrisas mitad maternales,<br />

mitad fraternas, mitad piadosas, mitad perversas, mitad enigmáticas,<br />

mitad tolerantes, mitad divertidas... de las cuales<br />

siempre tenemos en resguardo, una reserva inacabable<br />

Me imagino que la mayor parte de los hombres, por instinto,<br />

buscan mujeres perfectas, sobre todo, después de la delimitación<br />

conceptual del gran describidor aquí presente (el sarna<br />

que había definido a la “mujer perfecta” se hacía el ausente)<br />

Sobre el particular podríamos hacer una división bipartita. Los<br />

del primer grupo serían los que se pasan la vida correteando a<br />

toda mujer que encuentran. A este grupo pertenecería el famoso<br />

Don Juan. Su máxima satisfacción es identificar un prospecto<br />

y poner todos sus esfuerzos hasta verla rendida. De acuerdo<br />

con lo que afirmaba alguna vez, ustedes son las que han modelado<br />

la actitud de los donjuanes, al haberse creído doncellasciudadelas<br />

dispuestas a caer ante el asedio del ninfo masculino<br />

–En eso tienen razón. La mujer ha sentido tanto más su propia<br />

importancia en cuanto más ha sido asediada. Hasta ahí no<br />

habría habido ningún problema; sin embargo, el caso es que,<br />

acostumbrada al asedio, no ha desarrollado una iniciativa propia<br />

expresa que le habría permitido una autonomía mucho mayor y,<br />

271


por ello, más en su provecho, aunque, por lo general, ha sabido<br />

escoger con gran precisión a quien debería “es-cogerla” con una<br />

sutileza que ustedes jamás podrían imaginar<br />

El segundo grupo está constituido por quienes, como yo, por<br />

ejemplo, no se pasa la vida correteando a ninguna mujer, pero<br />

que, si la oportunidad se presenta, tampoco la dejamos pasar;<br />

hacerlo sería un crimen que jamás podríamos perdonar. Es una<br />

gran adquisición encontrar lo que se quiere, sin que la búsqueda<br />

haya requerido los esfuerzos sistematizados de un Jaques Custeau<br />

en las profundidades del mar<br />

Me parece que después de este pequeño inventario de caracteres,<br />

sería posible hacer un pequeño resumen de las preferencias<br />

hombrunas en cuanto al romance. Pondré mi caso, pues es<br />

el que más lo conozco y el que más ha sido objeto de comparación<br />

con los demás, por mi parte, claro. Cuando se trata de presentar<br />

uno de mis libros, por ejemplo, el momento más placentero<br />

es cuando el acto de presentación termina y yo me hago<br />

humo. Sin embargo, cuando se trata de romance, nada hay para<br />

mí tan emocionante como la anticipación de saber que lo voy a<br />

hacer. Esto es extraño, puesto que en el primer caso me gusta<br />

lo que ya ha terminado y en el segundo, lo que va a comenzar<br />

Bueno; entre la presentación de un libro y el preludio de un romance<br />

activo, hay una gran diferencia<br />

No tanto. Ambos representan una actividad que reafirma la<br />

auto-estima, en el caso que hablamos, del hombre. Si le preguntamos<br />

a un verdadero artista sobre el nivel de satisfacción que<br />

siente al concebir un cuadro o preludiar un momento febril en<br />

una alcoba discreta, es posible que nos encontremos con muchas<br />

respuestas no programadas. En todo caso, en lo que a mí<br />

se refiere, debo decir que si bien los seres humanos usualmen-<br />

272


te se sienten en la cúspide del placer cuando las circunstancias<br />

los convierten en el centro de la atención general, como en el<br />

ejemplo de la presentación de un libro propio con grandes perspectivas,<br />

por mi parte, yo prefiero el epílogo. En el caso del<br />

romance, creo que soy muy diferente a los donjuanes, dado que<br />

ambos encuentran el epicentro de su éxtasis en la comprobación<br />

del objetivo cumplido, mientras que yo percibo la culminación<br />

en los instantes que lo preceden, claro que solamente<br />

cuando existe el rango de seguridad de que el objetivo será<br />

particularmente, disfrutaba de la descripción y no me perdía<br />

una palabra de lo que se decía allí<br />

Los momentos previsibles parecen variar en la emoción<br />

que nos despiertan, dependiendo del lugar, de la circunstancia,<br />

del tiempo y de las expectativas. Pero hablando de expectativas,<br />

creo que hay algo que une definitivamente a todos los<br />

hombres del planeta: su obsesión por el tamaño de sus penes.<br />

Nos preguntamos a qué se debe una idea tan generalizada y tan<br />

fija en el cacumen de cada varón<br />

En mi opinión, se debe en parte al espíritu de diferenciación<br />

que existe en las personas como en los grupos. Como grupo<br />

masculino, consideramos que la diferencia física más importante<br />

entre hombre y mujer es el pene, por lo tanto, mientras más<br />

destacable sea la diferencia, tanto mayor la identificación con<br />

la identidad de varón. Lo que más atrae a un hombre en una mujer<br />

es algo que el hombre no tiene; así por ejemplo, el busto, la<br />

cintura....<br />

¿Habrá algún complejo oculto de sadismo en la necesidad<br />

imperiosa de ostentar un pene inmenso y desafiante?<br />

273


Puede ser; la introducción de un pene allí donde debe ser<br />

introducido ofrece un placer que va en proporción directa al<br />

tamaño del prime-ro e inversa al volumen del recipiente<br />

Noto que evitas algunos vocablos, necesarios a la exposición,<br />

como si éstos te quemaran la lengua y el paladar; no me<br />

digas que eres de aquéllos a quienes les cuesta pronunciar palabras<br />

como “vagina” por ejemplo<br />

…se produjo un silencio comprometedor y pesado.....<br />

Soy de los peores. Nunca he podido comprender bien las<br />

razones por las que ciertas palabras y actos me resultan extremadamente<br />

chocantes, impronunciables o imposible de realizarlos<br />

–¿...?<br />

Por ejemplo: (tomó un largo trago en busca de valor) vagina,<br />

menstruación, periodo, ovarios, útero, placenta, embarazada,<br />

próstata ....<br />

–¿..?<br />

No podría. Así, cuando me encuentro en un vehículo de<br />

transporte público, no soporto el contacto de alguna persona,<br />

sobre todo si es hombre o anciana, por lo cual, en el vehículo<br />

estoy tratando de reducirme al mínimo. Pero no solo es el contacto;<br />

cuando voy al baño de un restaurante busco siempre el<br />

lugar más alejado de todos los urinarios o di-rectamente, me<br />

encierro en uno de servicio completo. Tampoco podría lavar el<br />

cabello de una mujer, como me lo preguntas<br />

Entonces ¿…?<br />

No podría. Nunca podría estar al lado de una mujer, aun<br />

siendo mi esposa, en el momento en que está dando a luz. Jamás<br />

274


podría tomar clases conjuntas para esperar juntos al nuevo ser,<br />

ni podría ser parte de algún grupo de terapia sobre el tema. No<br />

sé qué traumas tuve en mi infancia, pero no pienso exhibirlas a<br />

la mirada analítica de algún freudiano consuetudinario<br />

–Y ¿...?<br />

Tampoco podría. No sé si mi anormalidad es patológica, sólo<br />

sé que es muy fuerte. No podría cambiarle los pañales a mi propio<br />

hijo, si es que algún día tuviera uno. No importaría cuánto<br />

amaría a mi esposa y a mis hijos: no podría hacer nada de lo que<br />

me preguntas<br />

…como comprenderán, al escuchar esto de uno de los miembros<br />

del grupo, que lo decía con tanta franqueza, no pude menos que<br />

recordar a mi marido<br />

Me imagino que el trauma ha debido ser muy profundo y seguramente<br />

ha modelado en ti una repulsa irresistible por los<br />

gays<br />

Mi repulsa no es por lo que puedan hacer con sus cuerpos.<br />

Cada ser humano debe usar de su cuerpo del modo cómo le place<br />

mejor (“sin dañar a terceros”, ya sabemos) Lo que sí me repugna<br />

en un hombre es que tenga modales femeninos. Nada hay<br />

tan característico de una mujer que sus modales; pero todas<br />

ellas dentro de un marco de femineidad que yo capto con gran<br />

regocijo. Sin embargo, esos movimientos, cuando trasladados a<br />

un hombre, me parecen excesivamente repulsivos<br />

Hay muchos gays que son muy masculinos, tanto en sus movimientos<br />

como en su porte y actitudes. García Lorca es un<br />

buen ejemplo. Él era homosexual pero no un afeminado; al contrario,<br />

detestaba sin di-simulo a todo tipo de afeminamiento en<br />

275


un hombre; seguro que recuerdas el mariquita se peina/ con su<br />

peinador de seda…<br />

Por supuesto que me acuerdo; pero debo traer a colación<br />

que sobre el asunto de los gays, parece que ustedes, las mujeres,<br />

son mucho más tolerantes que nosotros, a pesar de que toda<br />

lógica debería establecer lo contrario. Por otra parte, muchas<br />

mujeres modernas se refieren a un hombre calificando su<br />

trasero; me gustaría saber para qué necesita una mujer un<br />

“buen trasero” masculino<br />

Hay diferentes apreciaciones, por supuesto<br />

También me gustaría saber si cuando dicen que un hombre<br />

tiene un buen trasero, expresan los deseos de llevarlo a la cama.<br />

Nosotros no separamos, por lo general, nuestra admiración<br />

por una mujer hermosa y los deseos de llevarla a la cama, cuanto<br />

más rápido, mejor<br />

Hablando de eso, me gustaría saber que parte del cuerpo<br />

femenino atrae vuestra primera mirada, me imagino, no con<br />

desfachatez, pero sí con algún grado de avidez<br />

La experiencia demuestra que la primera mirada de un<br />

hombre hacia una mujer va a lo general más que al detalle; en<br />

cambio, ustedes parecen captar algún detalle que sobresale,<br />

más que el aspecto general de un hombre. Una vez perfilada la<br />

silueta general, yo prefiero con-centrarme en las piernas. Mirar,<br />

aunque más no sea de reojo, un par de piernas femeninas<br />

bien modeladas, desde cualquier ángulo hasta cualquier ángulo,<br />

es un motivo de placer que exige otros motivos más concretos<br />

cada vez. Hay algo en las piernas de una mujer que inhabilita la<br />

capacidad de pensar inmediatamente en otro algo más atrayente<br />

276


Al parecer, no hay unanimidad en los grados de atracción<br />

primera por parte de quienes nos aquilatan como el carnicero al<br />

filete...<br />

Pero en este caso, el filete no debe ser blando; al contrario,<br />

debe ser firme, cimbreante, fuerte y tierno, todo en uno. No<br />

es un pedazo de carne muerta la que buscamos agarrar por todos<br />

lados, es la creación por excelencia de la naturaleza, puesto<br />

que afirmo, tal como un día lo afirmó Alejandro, con plena<br />

convicción, que nada es más hermoso que una mujer hermosa y<br />

espero que así yo lo crea hasta el día en que ya no crea en nada<br />

Pero, esa “hermosura” a la que te refieres, no es nada pero<br />

carne; ¿no faltaría “algo”, por impreciso que ese “algo” fuera,<br />

para determinar que una mujer es hermosa?<br />

Claro que falta algo (aquí se sonríe con gran desenfado)<br />

falta que sea perfecta<br />

No voy a entrar en juegos infantiles de palabras; pero me<br />

gustaría dejar explícita mi afirmación de que el modo como ustedes<br />

nos aprecian a primera vista es muy superficial<br />

Es que ustedes son muy diferentes. Por ejemplo, para juzgar<br />

si un hombre es “sexy”, primero deben conocerlo, catalogarlo,<br />

constatar su sentido del humor, su cultura, su sensibilidad,<br />

sus modales, su inteligencia.... eso les toma mucho tiempo.<br />

En cambio, nosotros con una sola mirada de reojo y de duración<br />

instantánea ya sabemos si la mujer es sexy, lo único que falta<br />

es averiguar el grado de su perfección…<br />

Hombres y mujeres pueden realizar cualquier tarea, excepto<br />

quizá, las que requieren un esfuerzo físico considerable<br />

Así es; a veces pienso que el machismo del macho ha entrabado<br />

las relaciones sociales de una manera muy negativa. Las<br />

declaraciones de guerra, por ejemplo, se han debido, sobre to-<br />

277


do, a demostraciones de fuerza por parte de algún Francisco,<br />

Luis, Bismarck y consortes<br />

Pero hay que tomar en cuenta que ese machismo ha sido expuesto,<br />

no tanto para obnubilar a los otros hombres; ha sido,<br />

sobre todo, para impresionar a las mujeres de todas las épocas.<br />

La necesidad de la aprobación social es propia de todos los seres,<br />

pero la necesidad del varón de ser aprobado por la mujer<br />

es todavía más imperativa; de ahí que la expresión borgeana de<br />

que “la mujer como la guerra sirve para probar a los hombres”,<br />

me parece muy pertinente<br />

¿Habría una doble interpretación en ese postulado?<br />

…es posible que sí, aunque yo me inclino por la positiva: sólo<br />

una mujer puede avalar con autoridad probada la calidad de<br />

hombre de un hombre…como contraparte asimétrica, debemos<br />

observar que la mujer no parece necesitar de algún aval, ni de<br />

hombre ni de mujer, para afirmarse en su condición de “ser mujer”<br />

Sólo las jóvenes quieren ser bellas para rodearse de galanes<br />

obsecuentes; las mujeres que ya han pasado esas fruslerías<br />

prefieren ser admiradas por otras cualidades que no serían inherentes<br />

al sexo femenino únicamente<br />

Pero hay, sobre todo en arte y, particularmente en poesía y<br />

literatura, la posibilidad de diferenciar si una obra ha sido hecha<br />

por una mujer o por un hombre<br />

¿..?<br />

De todos los poetas, hombres y mujeres, las que más se<br />

refieren a algún dios en sus versos, son las mujeres. Está claro<br />

que tanto hombres como mujeres escriben sobre alguna divinidad,<br />

pero la proporción en que lo hacen las mujeres parece ser<br />

278


muy significativamente superior a la que les corresponde a los<br />

hombres<br />

Concedido; las razones para ello pueden tener diferentes<br />

orígenes, desde el papel de segunda mano que la mujer ha tenido<br />

en el proceso de tomar decisiones sobre el curso de la historia,<br />

hasta su proximidad más pronunciada con las experiencias<br />

trascendentales<br />

Por otra parte, la escritora es más proclive a mezclar sus<br />

propias percepciones y recuerdos con el relato; de este modo,<br />

vemos obras escritas por mujeres en las que casi siempre se<br />

acuerdan de su mamá, de la abuela, del perrito, del lorito…muy<br />

pocas se deciden por cuestiones de tipo abstracto universal<br />

Es posible que así sea. La mujer parecería menos cosmopolita<br />

que el hombre. Creo que sería difícil encontrar, por ejemplo,<br />

una contraparte femenina del Borges universal, o de Goethe;<br />

pero, sin desconocer esa posibilidad, tal vez sería bueno realizar<br />

repetidos intentos de investigar más sistemáticamente sobre<br />

el particular. Es posible también que el grupo social al que<br />

la escritora (promedio, se entiende) se dirige, sea diferente al<br />

que identifica el escritor promedio. Pero, la pretensión de que<br />

todos los segmentos de la sociedad conformen el “público” de<br />

un escritor, es por demás descabellada, desde luego<br />

No creo que el escritor, el poeta o el artista en general,<br />

cuando auténtico, tengan un segmento social de su preferencia.<br />

Ese podría ser el caso del que pretende usar el libro como un<br />

panfleto con intenciones de llegar a best seller, pero no lo será<br />

para el escritor genuino. El artista auténtico hace su obra con<br />

prescindencia del lector, del escuchador o del veedor. Sólo<br />

después de terminada la obra, sentirá deseos de que guste a la<br />

mayor cantidad de público; nunca antes<br />

279


–Participo de esa convicción. Nada peor que un artista que<br />

edifica su obra pensando en la reacción de algún público. Esos<br />

que escriben para un público o crean para uno, son, v.g, el guionista,<br />

el productor o el di-rector de una película.<br />

así es; nunca debemos confundir al escritor comercial con<br />

el ver-dadero: el primero piensa en las ganancias, el segundo en<br />

expresar algún momento vital<br />

…la reunión terminó con una sensación de solidaridad entre todos<br />

y los deseos, también de todos, de estar presentes el próximo<br />

viernes…<br />

–esas reuniones han debido ser muy reconfortantes, Señora,<br />

especial-mente por el tono tan franco, donde la palabra franca<br />

sólo decía lo que decía sin intención de decir otra cosa, algo que<br />

todos deberíamos aprender<br />

–… fueron oportunidades invalorables de conocer gente que no<br />

quería sino compartir sin intención de mostrar que era mejor<br />

que otros…eso era algo que comentábamos muy a menudo con<br />

Alejandro<br />

–…¿dime Alejandro, cómo lograron reunir un grupo tan compacto<br />

en la actitud volitiva hacia la vida y hacia los demás?<br />

–de uno en uno. Primero me encontré, cosa que parecerá rara,<br />

con el Renegón, quien me trajo por primera vez a “El Bar”; a<br />

medida que mis actividades académicas se efectuaban con regularidad,<br />

conocí a otros y otros catedráticos latinoamericanos<br />

de esta y otras universidades y así surgió la idea de reunirnos<br />

cada viernes en el mismo lugar, con la in-tención de mantener<br />

charlas amables sin que ninguno deseara mostrar alguna superioridad<br />

sobre los demás<br />

280


–…por lo visto, no estuviste solo, pues tus amigos son verdadera-mente<br />

solidarios y parecen disfrutar la mutua compañía<br />

–estuve acompañado, es cierto, pero siempre sentía ese vacío<br />

que un hombre percibe cuando no tiene la mujer con la cual hace<br />

la pareja perfecta<br />

–¿…?<br />

−a la mujer que le está destinada a un hombre para formar<br />

con ella la unidad existencial de la especie, esa unidad hombremujer<br />

que es el núcleo que configura luego el grupo, hasta<br />

abarcar toda la especie misma. Es cierto que tuve algunos romances,<br />

pero ninguno me permitió identificar la pareja existencialmente<br />

perfecta. Después escuché a los amigos comentar<br />

sobre esos programas por Internet que sirven para encontrar<br />

amistades: así es como te conocí; es sorprendente los caminos<br />

que están disponibles para guiarnos a la felicidad<br />

…conversamos largamente y, a medida que lo hacíamos, yo iba<br />

experimentando accesos arrebatadores de alegría íntima; daba<br />

la impresión de que había nacido en mí una fuente permanente<br />

de emociones de gran intensidad…tocar sus manos se convertía<br />

en algo parecido a la felicidad que seguramente sentía un prisionero<br />

cuando le daban la llave que habría el candado aprisionador;<br />

escuchar su voz era como despertar al total de las cadencias<br />

sonoras que la naturaleza guarda en todos los recovecos,<br />

encima y bajo del suelo, en las playas de arena blanca y en<br />

el fondo de las grutas donde el agua toma los nuevos colores;<br />

en los para-dos y en los rincones oscuros de la selva, en los<br />

acantilados encima del mar y en el pavimento de las calles de la<br />

gran ciudad…creo que vivía en continuo trance…ante este asalto<br />

del sentimiento de felicidad y llevada de una alegría serena<br />

281


que, sin embargo salía fuera de mí, quise preguntarle cuál había<br />

sido la escena más tierna que había visto o imaginado<br />

–…la que más te llegó hasta la fibra más sensible…la escena<br />

que más emoción te causó (reflexionó un poco y luego dijo)<br />

–creo que fue en una serie de TV. La escena era más bien<br />

sencilla y sin ninguna pretensión. Ahí estaban el padre y los hijos<br />

de nueve, ocho, seis y cuatro años en la cocina de la casa de<br />

la granja, preparando una merienda. El padre pelaba una manzana,<br />

los cuatro niños y niñas estaban de pie delante de él, mirando<br />

en atento silencio; la leche se calentaba en la cocina a leña y<br />

en la mesa había un mantel a cuadros. En medio del silencio se<br />

escuchó la voz del padre que dijo, mientras continuaba pelando<br />

la manzana: “¿saben?, la mami podía pelar una manzana sacando<br />

una sola franja larga y perfecta de cáscara; luego me abría la<br />

mano y me la ponía en la palma, enroscada como una cinta de<br />

terciopelo rojo”… entonces todos los niños se miraban unos a<br />

otros, con un asombro inmenso, una alegría llena de complicidad<br />

y un orgullo inocultable al saber que la mami podía hacer<br />

eso…no sé porque esa es-cena me siguió siempre<br />

escuchar canciones que hablan del destino que nunca tuvimos…<br />

poemas del aire vendrán hasta aquí, lejos de Lisboa y<br />

lejos de ti, amor recordado, tristeza sin fin, lejos de Lisboa<br />

y lejos de ti; …<br />

yo estaba realmente emocionada, pues no sólo su emoción despertó<br />

la mía, sino que el cuadro mismo que relató me pareció<br />

hermoso…para que mi turbación no interrumpiera nuestro diálogo,<br />

le pregunté:<br />

282


…¿cómo fue tu infancia?...la verdad es que siento una necesidad<br />

imperiosa de saberlo todo sobre lo que fuiste, lo que eres y<br />

lo que imagino habrás de ser<br />

–no hay mucho que decir sobre mí..<br />

–…no quiso decir más y no quise insistir; pero supe que había<br />

nacido en algún país andino de Sudamérica y que había llegado a<br />

España con una beca universitaria… una vez logrado su doctorado<br />

ingresó a la cátedra y a escribir sus obras…decidimos acostarnos<br />

y dormí con un sueño compartido…nada mejor que el<br />

sueño verdaderamente acompañado, cuando el último pestañeo<br />

te anuncia la noche cálida y el primer parpadeo te muestra la<br />

vida en el rostro amado que aún duerme a tu lado…me levanté y<br />

preparé un desayuno ejemplar; desperté a Alejandro, desayunamos,<br />

fuimos cada uno al baño y luego le dije que había llegado<br />

la hora de hacer los ejercicios de dicción, mientras yo hacía mi<br />

sesión de gimnasia aeróbica de todos los días…a media mañana<br />

fui a mi casa, Nathalie no había regresado, el ama de llaves me<br />

recibió con una actitud que denotaba la complicidad y el mensaje<br />

mudo, como si quisiera decirme que una mujer no debe estar<br />

sola… cuando le dije que saldría otra vez, me dijo que no me<br />

preocupara, que ella estaba allí para cuidar de la casa y que<br />

cualquier emergencia me sería comunicada a mi teléfono celular<br />

(móvil, en España) tranquilizada de ese modo, me cambié de ropa<br />

y salí de compras, pues quería mejorar en algo el aspecto del<br />

departamento y darle una atmósfera menos académica y más<br />

casera, más calidez y ambiente…quería poner el sello distintivo<br />

que anuncie la presencia de una mujer, pero no de una mujer<br />

cualquiera, sino de una mujer enamorada…compré adornos, sábanas,<br />

cubrecamas, fundas, plantas, alfombras, muebles, en fin,<br />

283


detalles…les dije a los dependientes de la tienda que necesitaba<br />

todo eso de inmediato; cuando vieron mi tarjeta de crédito,<br />

con fondo ilimitado, se apresuraron a llenar un camión y disponer<br />

del personal para que llevaran e instalaran todo al instante…llegamos<br />

con todo lo que había en el camión, y la grúa empezó<br />

a subir y bajar muebles por las ventanas del departamento,<br />

Alejandro se sorprendió; luego me miró y apretó mi mano en<br />

una clara señal de asentimiento…cuando todo estuvo en su lugar,<br />

el departamento parecía realmente otro; Alejandro miraba<br />

una y otra vez cada una de las habitaciones, cada uno de los<br />

cuadros, de los muebles, de los detalles y la decoración… en fin,<br />

miraba todo con gran contento; finalmente dijo:<br />

–Jennifer: quiero que sepas que no importa lo que sea, lo que es<br />

bueno para ti será bueno para mí<br />

…con eso yo tenía más que suficiente…después me puse a buscar<br />

en Internet; en una de esas encontré una página de grafiti<br />

puesto por internautas argentinos; me pareció que eran digno<br />

de leerse, pues habían sido escritos en los peores momentos de<br />

la historia presente de Argentina, cuando algunos grupos de<br />

gente habían salido a las calles a asaltar tiendas para llevar algo<br />

de comer a sus familias…se los mostré a Alejandro y juntos<br />

pudimos leer cosas que hasta ahora recuerdo:<br />

Estaremos siempre al lado del gobierno… porque si vamos adelante<br />

nos coge, y si vamos detrás nos caga<br />

La patria dejará de ser colonia o moriremos todos perfumados<br />

284


El país estaba al borde del abismo y con Duhalde hemos dado un<br />

paso adelante<br />

La deuda que le estoy dejando al país no es externa, es eterna<br />

(Menem)<br />

Las inundaciones no se producen porque los ríos crecen, sino<br />

porque el país se hunde<br />

Algunos nacen con suerte, otros en Argentina<br />

Prohibido robar, el gobierno no admite competencia<br />

Este gobierno es como un bikini, nadie sabe cómo se sostiene<br />

pero todos quieren que se caiga<br />

No se tome la vida tan seriamente: igualmente no va a salir vivo<br />

de ella; Argentina es una granja cerrada por falta de huevos<br />

Las putas al poder, porque con los hijos, no nos fue bien<br />

Basta ya de realidades, queremos promesas<br />

el dolor ajeno duele, sobre todo, cuando nada se puede hacer<br />

para aliviarlo; pero, cuando el puño convoque al puño, muchos<br />

acompañarán a estos seres en la gran marcha de las convicciones<br />

hacia la purificación de nuestros sistemas<br />

Descubrimos una sección de avisos clasificados que dejaban saber<br />

los servicios de damas, gays y bisexuales todos con fotos<br />

promocionales, mostraban bellas mujeres en actitudes muy pro-<br />

285


vocativas y con leyendas tentadoras y ambientes propicios en<br />

clubes privados<br />

–…parece que los hombres tienen mucho para elegir, algo que es<br />

muy importante, dado que para ustedes, como lo dijo uno de los<br />

amigos de “El Bar”, la variedad parece ser el mejor afrodisiaco<br />

la verdad es que no sé de esos lugares. Algunos me hablaron<br />

pero nunca presté atención; me parece que asistir a uno de<br />

esos antros debe ser una especie de ofensa para la mujer y de<br />

frustración para el varón<br />

…antes de casarte y luego del divorcio no tenías a quien dar<br />

cuentas sobre tus trasnochadas, por lo tanto, no veo la necesidad<br />

de acudir a los subterfugios y mentiras<br />

bueno, yo...<br />

…la mojigatería femenina es más bien tolerable, puesto que la<br />

sociedad está acostumbrada a considerarla como una especie<br />

de holograma carente de sensaciones, excepto las que servirían<br />

para perpetuar su condición de tal; pero, la mojigatería en un<br />

hombre es detestable; y no me refiero a la mojigatería como<br />

una actitud de austeridad cierta, si-no como una fachada para<br />

preservar la virtud ante los demás, virtud que un hombre no parece<br />

haber recibido de madre natura ni de padre conocido; así<br />

es que no me vengas con que “asistir a uno de esos antros debe<br />

ser una especie de ofensa para la mujer…” y puritanismos hipócritas<br />

por el estilo...este aviso, por su parte, promete una tarifa<br />

que incluye ocho servicios; me pregunto qué hombre tiene el<br />

grandísimo privilegio de gozar de “ocho servicios”<br />

no tengo la más angustiante idea, aunque tampoco es asunto<br />

de subestimar así nomás … debe saberse que cada uno, por su<br />

lado puede ... yo, por ejemplo, para no comprometer a nadie en<br />

alguna declaración sospechosa … debo decir que en momentos<br />

286


de real inspiración ... en fin...hay potencialidades no declaradas<br />

todavía y...<br />

...no sigas; por favor, no sigas…más bien me disculpo por haber<br />

tocado un punto tan sensible, que al ubicarse en la entrepierna<br />

masculina, se conecta directamente en su ego, infraego,<br />

superego, multiego... (me di cuenta que, después de todo, Alejandro<br />

era un hombre y que, por lo tanto, nada masculino le era<br />

ajeno en cuestiones de sexo; por eso es que pretendí no dar<br />

importancia a un asunto que, realmente, no tenía importancia,<br />

en cuanto hubiera entre ambos la confianza de que mientras<br />

estuviéramos juntos no habría desvaríos, aunque, claro está, yo<br />

tenía a mi marido, pero eso no contaba) … de pronto, sentí una<br />

ternura y un amor tan grande por Alejandro, que no pude contenerme<br />

y le dije<br />

…cuando te conocí supe que eras mi Hombre. Ahora sé que<br />

también eres mi héroe. Te mostraré lo que hace una mujer para<br />

hacer feliz a su hombre, ya desde la compañía completa, ya<br />

desde la cama. Nosotras hemos aprendido a ser felices, verdaderamente<br />

felices, siendo felices y haciéndoles felices...¿qué<br />

me dijiste el otro día acerca de cuál era la emoción más grande<br />

en un hombre…bajar el calzón de la mujer ama-da…? El CD lanzaba<br />

al aire las notas y las palabras queridas:<br />

…escuchar canciones que hablan del destino que nunca tuvimos,<br />

poemas del aire vendrán hasta aquí, lejos de Lisboa y lejos de ti<br />

amor recordada tristezas sin fin, lejos de Lisboa y lejos de ti…<br />

−…ahora debo ir, volveré si ustedes quieres<br />

–Id Señora<br />

287


Sigamos con el mundo de los sueños<br />

y que se proyecten otra vez en la pantalla<br />

(Nuevamente la pantalla se ilumina y donde estaba Jennifer,<br />

aparece ahora una imagen que representa al hombre histórico<br />

concreto, el que habla)<br />

Yo soy con la magia, porque el mundo tiene el espíritu y, siendo,<br />

como soy, parte de él, debo buscar un talismán<br />

El espíritu cósmico no puede dejarme en esta caverna hecha de<br />

rojos y de negros, el fuego me ha dicho que lo caliente es frío<br />

Yo soy en el ser-siendo, pero siento que me alejo<br />

Mío es el jabalí cazado con mi arco y no quiero que nadie lo toque<br />

Siento que lo mío me obliga a no ser-siendo<br />

Me obliga a ser-poseyendo<br />

Ayer he construido un templo para guardar en él lo mío<br />

He dicho que hay un Dios que lo cuida<br />

Hoy he dicho que todo lo mío es mío y que también es mío lo que<br />

no es Mañana diré que todo es mío y que Dios está a mi favor<br />

¡Un cura! necesito un cura que avale al Dios<br />

El cura será el experto en institucionalizar la superstición<br />

288


Él será experto en crear infiernos para los que no respeten lo<br />

mío; hará hogueras para defender mis posesiones<br />

Pondrá de verdugo al mismo Dios<br />

–Pido permiso para desarrollar la intención<br />

–Hablad hermana<br />

Al igual que las matemáticas, que crearon sus propios números<br />

pares, el cura ha cobrado vida propia y ha dominado a su hacedor.<br />

Con el pene en constante erección, ha decretado que su<br />

uso va contra Dios, algo que el propietario original no había<br />

pensado que pudiese ocurrir. El sexo empezó a heder en la sotana<br />

y entonces descubrió que la represión de la cópula era la<br />

verdadera represión; que en ella había imagen de suciedad y<br />

textura de lo prohibido. En el proceso, transformó el Dios y lo<br />

hizo nacer de una virgen, alguien que supuestamente nunca había<br />

sentido la penetración de un pene, ni siquiera de un dedo. En<br />

un acto de bestialismo sacramentado, hizo que una paloma la<br />

fertilizara, y la llamó Espíritu Santo. El marido de la virgen,<br />

elevado a categoría de santo por no haber enfundado su prerrogativa<br />

de macho en entrepierna de hembra, empezó a desarrollar<br />

un genuino sentido de repulsión por las palomas. Mientras<br />

tanto, el cura, que ahora vivía en luminosos palacios, convertido<br />

en banquero del mundo, se dio cuenta que prohibiendo<br />

el sexo a los demás, podría aumentar sus rentas si lo hacía divino<br />

para el feudal, otorgándole el privilegio de desvirgar a todas<br />

las novias que vivían en el feudo. Para que el orden social<br />

permaneciera, lucubró que el matrimonio debía ser indisoluble y<br />

prohibió a la mujer la apertura de piernas a quien no fuera su<br />

marido. Pero la paloma pareció haberse independizado de su<br />

289


hacedor y continuó fertilizando a mujeres que daban hijos que<br />

nada tenían que ver con los maridos, convertidos éstos, en San<br />

José hechos en serie (Ford vio que el método era bueno y lo<br />

usó para hacer modelos negros) Pero las que más aprovecharon<br />

de esta bula vaticanal fueron las mujeres, las que decidieron<br />

aumentar sus ganancias, llevando el comercio de la entrepierna<br />

a niveles tales, que tuvieron que desflorarse en métodos masivos<br />

de servicios siempre renovados.<br />

(La voz femenina resonaba en el ámbito, proclamando su versión,<br />

mientras los muertos apilados en un costado de la morgue,<br />

asistían con vahos y humores que se licuaban en otros vahos y<br />

humores)<br />

Gracias Hermana<br />

La verdad es la verdad; no importa la clase de verdad<br />

–…al despertarme, encontré a Alejandro preparando un gran<br />

desayuno; llevaba una remera, pantalón y un delantal de cocina;<br />

sentí por él una ternura que jamás había sentido para con nada<br />

ni para con nadie; excepto tal vez, para Espúler, la Loca Hortensia<br />

y Doña Clotilde de mi infancia… al verlo sentí que era<br />

cierto lo que decía mi sueño repetido: al revés de lo que parecía<br />

en la realidad diaria, todo hombre íntegro entregaba su destino<br />

a una mujer…nosotras sabíamos el secreto de guiarlos; siendo<br />

frágiles sabíamos, a pesar de ello, cómo desplazarnos por las<br />

dunas de los desiertos, por las orillas de los acantilados, por los<br />

puentes colgantes sobre los abismos, por los pantanos en las<br />

selvas y los prados en medio de las estepas…sentados a la mesa,<br />

290


le pregunté dónde guardaba sus obras y por qué no las había<br />

publicado<br />

–nunca se me había ocurrido que mis obras pudiesen ser publicadas;<br />

a diferencia de las tesis y ensayos que debo escribir<br />

como catedrático, los que deben tener una calidad de excelencia<br />

para ser publicados, mis creaciones literarias son escritas<br />

sólo con el afán deleitarme con ellas, tal como hacen los coleccionistas<br />

de cosas raras<br />

–…la analogía con los coleccionistas va más allá, pues, con el<br />

objeto de gozar de lo que se posee en exclusividad, se priva de<br />

ese gozo a todos los demás<br />

–la verdad es que nunca pensé que mis obras pudiesen interesar<br />

a alguien, habiendo escritores tan grandes<br />

–…¿recuerdas cuando te pregunté, durante nuestros primeros<br />

encuentros de chateo por computadora, que opinabas sobre<br />

la expresión “la humildad es para los harapos, la soberbia para<br />

la estupidez, en el medio siempre hay un grado de dignidad que<br />

nos pertenece”?<br />

–¡claro que sí! recuerdo que me pareció una frase muy bien<br />

concebida y muy bien expresada<br />

–…lo dijo mi marido; un hombre al que me fue imposible amar<br />

pero al que es imposible no admirar…su tenacidad y disciplina<br />

en el diseño de su propio destino le quitó gran parte de su humanidad,<br />

es cierto, pero le otorgó el valor y la fuerza para luchar<br />

contra todos los que son iguales que él…a ti te amo y te<br />

admiro por todo lo opuesto que tienes con relación a mi marido,<br />

pero debo traer algo de él para que nos ayude: la confianza en<br />

todo lo que haces, tal como debe ser hecho y como sólo tú puedes<br />

hacerlo… no quiero, cariño mío, ponerte parches con re-<br />

291


miendos volitivos de otros hombres, pero sí quiero que por lo<br />

menos intentes saber si lo que haces puede o no beneficiar a<br />

los demás, antes de descalificarte por ti mismo ante ellos<br />

–sé que no tengo la capacidad de salir con mis manuscritos y<br />

ofrecerlos ante los editores, para eso se necesita cierto espíritu<br />

mercantil que yo no tengo<br />

–…pues lo haré yo; para mí será más fácil…para empezar necesito<br />

leer lo que hayas escrito<br />

me dio la clave de su archivo donde guardaba sus obras… durante<br />

muchos días me dediqué a leer todas y cada una de<br />

ellas…había escrito sobre teoría literaria, ensayos, novelas,<br />

cuentos, poemas, además de sus ensayos y tesis sobre economía,<br />

y todo estaba debidamente organizado …grabé todo en<br />

cuatro CD’s y un buen día, sin decirle nada me fui a la editorial<br />

más prestigiosa de España, pedí hablar con el mandamás y, de<br />

entrada, al entregarle el CD le dije:<br />

–Me gustaría que leyeran y consideraran la publicación de estos<br />

cuatro originales. Si les gusta, las publican. Si no les gusta,<br />

entonces quisiera que publicaran diez mil ejemplares de cada<br />

una, tal como están diagramadas en estos CD’s. Para ello, les<br />

agradeceré que preparen un prepuesto que incluya no sólo la<br />

publicación de las mismas, sino todo el marketing necesario para<br />

que las obras lleguen a todos los mercados de habla hispana;<br />

después veremos sobre las traducciones<br />

…el gerente quedó algo sorprendido, pero me dijo que tendría<br />

su decisión para fin de mes, una vez que la editora en jefe las<br />

hubiere leído y dado su opinión…quedamos para una fecha de-<br />

292


terminada y salí con la seguridad de que, le gustara o no a la<br />

editora, las obras se publicarían… de pronto me di cuenta de lo<br />

agresiva que me había portado con el gerente de la editora…<br />

¿de dónde había sacado yo esa energía y esa autoridad para<br />

hablarle como lo había hecho, yo, que nunca le alzaba la voz a<br />

nadie y que vivía, como dijo Alejandro, “en puntas de pie para<br />

no perturbar la vida de nadie”?...rememorando la entrevista,<br />

encontré que había asumido la actitud de mi marido…¡no podía<br />

creerlo! me estaba comportando como una hábil discípula de mi<br />

marido, después de haberlo visto y escuchado tantas veces…descubrí<br />

que me había impregnado de una buena parte de<br />

su autoridad, confianza y determinación…él recibía un salario<br />

anual de 150 millones de dólares por comprar empresas y venderlas<br />

una vez reestructuradas…una pequeña parte de ese ingreso<br />

era mensualmente depositada en una cuenta corriente a<br />

mi nombre, y, aunque la cantidad era pequeña con relación al<br />

total ganado por mi marido, me había hecho millonaria, sobre<br />

todo, porque casi nunca la había utilizado hasta entonces…el<br />

amor hace fuertes a los más débiles… quizá yo no tendría el valor<br />

para luchar por mí, pero sí lo tenía para luchar por Alejandro…había<br />

pues que descubrir que el amor y el dinero otorgaban<br />

fuerza, confianza y determinación como no lo hacía nada<br />

más en este mundo<br />

–¿deduciremos entonces, Señora, que habéis cambiado de personalidad?<br />

¿Os habéis dado cuenta que no teníais que andar en<br />

puntas de pie y de que podíais conseguir muchas cosas con el<br />

poder que el dinero os había concedido de improviso?<br />

–…no cambié en ese sentido, pero sí, desde entonces se apoderó<br />

de mí una energía tan machacona que era imposible resistirse:<br />

no quedaría satisfecha hasta haber realizado todo lo que era<br />

293


necesario que fuera realizado para lograr lo que me había propuesto…<br />

los días fueron pasando y nuestro vivir juntos se hacía<br />

cada vez más hermoso: cada día era más feliz que el anterior, a<br />

pesar de que el anterior creía colmada mi felicidad; cada momento<br />

era un testimonio pleno de que estaba viva, de que disfrutaba<br />

con ansia desbocada el hecho de estar viva y de que el<br />

momento posterior también me ofrecería la dicha de vivirlo con<br />

redoblado contento… se despertó en mí un ansia irrefrenable<br />

de palpar cada instante, de sorberlo y retenerlo con una manía<br />

acaparadora que sobrepasaba la de cualquier recolector de monedas<br />

de oro…¡qué intensidad tan gran-de! ¡Qué intensidad tan<br />

preciosa! ¡Qué intensidad tan generosa!...ese viernes fuimos a<br />

“El Bar”, como de costumbre, los amigos nos esperaban ya, había<br />

un catedrático boliviano que habló, en síntesis, de la Historia<br />

de su país, bajo el nombre de Una Historia en Barroco;<br />

cuando terminó todos quedamos impresionados…alguien alzó la<br />

copa y sin decir una sola palabra nosotros hicimos lo mismo y<br />

brindamos por nuestro amigo boliviano… la reunión terminó un<br />

poco más temprano, pero cuando llegamos al departamento,<br />

…nuestra charla terminó con un dejo amargo… cuando decidimos<br />

ir a dormir, Alejandro me miró intensamente y me dijo:<br />

–quisiera escucharlo otra vez<br />

−¿…?<br />

−¿no te arrepientes de haber dado el gran paso?<br />

–…no me arrepiento en lo mínimo<br />

–¿no hay complejos de culpabilidad?<br />

–…de ninguna clase, condición o textura<br />

–en las pocas semanas que hemos estado juntos he experimentado<br />

cambios extraños y bienaventurados en mí. Cada día<br />

294


siento una alegría renovada, como si cada despertar no fuera<br />

sino ingresar a una dimensión de privilegio. Te veo y se plasma<br />

en mí la emoción desconocida de saber que soy en ti, de que soy<br />

para ti, por ti. No uso la palabra “amor”, puesto que está muy<br />

desprestigiada por el utilitarismo que le ha dado la religión; sólo<br />

puedo reemplazarla con “Cariño” y, al hacerlo, concebir el<br />

verbo “cariñar”, conjugarlo tal como el verbo “amar” y decirte<br />

que te cariño, Cariño mío, con toda la energía y la voluntad de<br />

ser que hay en mí (sus manos acariciaban mi rostro con una suavidad<br />

y energía, al mismo tiempo, que sentía cómo el alma trasvasaba<br />

al alma) mi cariño ha nacido espontáneo, pero yo lo he<br />

tomado como una expresión de existencia y de ser y lo he apañado<br />

como tal; como te dije aquella vez, ser es no ser si tú no<br />

eres. Mi mundo no existe si no es en el tuyo, sólo en él yo existo<br />

y yo soy. A veces, siento que soy una proyección de ti; otras<br />

te siento como una proyección de mí, tal una célula que se hace<br />

dos siendo una sola, en el milagro de la multiplicación dividida.<br />

Pero mi Cariño no es abstracto ni existe sólo en lo íntimo de mi<br />

conciencia; más bien se concreta en la imposibilidad de concebir<br />

una sola acción que no esté inspirada por ti, en una actitud<br />

que debo llamar de La Buena Voluntad, aquella que no depende<br />

de los resultados, sino de la intención con que realizo un acto<br />

de cariño. Por eso es que mis actos son, todos, una constante<br />

manifestación de Cariño a través de La Buena Voluntad que<br />

guardo para ti. La Buena Voluntad, siendo la expresión vital del<br />

Cariño, es la fuerza que hace que cada uno vea en los actos del<br />

otro el reflejo de sus propias ideas y que el uno sepa que son<br />

suyas las palabras dichas por el otro (tomó mis manos y las cubrió<br />

con las suyas, como una constante actitud de dejar en mí,<br />

la emoción que en él crecía) Hay un lago en la cima de las mon-<br />

295


tañas de Sur América. Sus aguas son azules, grises y verdes,<br />

de acuerdo con la serenidad, con el misterio o con el viento.<br />

Cuando el sol refleja su sino en el azul más azul de las aguas del<br />

lago, la luna muestra al orbe el rostro del fuego hecho cristal<br />

de vino, dos miradas se miran de igual a igual en una sola mirada,<br />

dos manos se estrechan para reconfortar sus miedos, y las aguas<br />

intuyen que un nuevo ser, de los infinitos, ha sido creado…así yo<br />

te cariño, de infinito en infinito, Cariño mío…<br />

–…qué importante es que un hombre haga sentir a su mujer lo<br />

que siente por ella; no en un momento planificado, sino en cualquier<br />

instante, aun hablando de Kautsky y de la globalización…<br />

algunos serán más toscos, otros más refinados, pero ella siempre<br />

sabrá diferenciar si lo dicho habrá sido o no auténtico… yo<br />

sé que él tenía razón: la palabra “amor” no servía para expresar<br />

lo que sentíamos, puesto que lo que él sentía por mí era lo que<br />

yo sentía por él, aunque Alejandro supiera expresarlo con mayor<br />

autoridad que yo…no supe qué contestarle, sólo lloré y eso<br />

bastó para los dos…<br />

–¡qué gama tan amplia de emociones, Señora; y qué intensidades<br />

tan sublimes las que se han cobijado en vuestro ser!<br />

–…en esas semanas viví la intensidad de las constelaciones juntas…de<br />

haber vivido cien años más en la misma neutralidad vivencial<br />

de antes, nunca habría acumulado un minuto de la vitalidad<br />

de cada una de esas semanas…mis instantes fueron vitales…pero<br />

esa vitalidad se extendía también más allá del coloquio<br />

íntimo, para desplegarse por los lugares que visitábamos<br />

juntos…era una suerte que él estuviera gozando, como ya dije,<br />

de su año sabático, por lo que disponíamos de todo el tiempo<br />

296


necesario para hacer juntos lo que nos viniera en gana…nuestros<br />

paseos por las calles de Madrid, sus bares, sus<br />

teatros, sus cercanías…en ese momento sonó el teléfono;<br />

−lo que ha dicho Berzeck es una Profecía; la ha lanzado al<br />

rostro y a la conciencia de todos, tal el lanzamiento de una verdad<br />

irrefutable… pero yo no te quiero heroína, yo no te quiero<br />

muriendo de Cariño; te quiero a mi lado, en mí, a través de mí,<br />

proyección de mí. Es que yo soy, te lo repito, la prolongación de<br />

ti, palpitando con la fuerza de los latidos irrepetibles; nunca<br />

podrás morir antes que yo; sería imposible, puesto que el infinito<br />

no alcanzaría para contener el dolor; la infinitud comprobaría<br />

la limitación de su frontera<br />

−…no moriré antes que tú; lo haré una vez que te vea a salvo<br />

en la muerte; cuando esté segura de que mi ausencia no te causará<br />

sufrimiento…cuando esté completamente segura de que no<br />

te quedarás solo…pero no lloraré por tu muerte, pues habré sido<br />

tan feliz en el momento de vida, que el instante de muerte<br />

no se atreverá a quitarme un solo ápice de esa felicidad…más<br />

bien sonreiré, mirando a la vida por última vez para agradecerle<br />

por haberme dado tanto, tanto, cuando yo no esperaba ya nada,<br />

nada…no moriré antes que tú, nunca te abandonaré, nunca; yo sé<br />

que la muerte será mi cómplice, tal como ha sido mi vida…lo único<br />

que me daría un dolor infinito sería saber que muero antes<br />

que tú; pero sé que ese dolor me dignificará, como dignifica a<br />

toda mujer, tal como lo dijo Berzeck, algo que no hace con el<br />

hombre, a quien el dolor no ensalza, sino que hiere de herida<br />

letal<br />

−Señora, ¡cuánto habéis disfrutado de la dicha que la vida os<br />

ha dado<br />

297


−…mucho…harto…serví una copa de vino, la tomamos en silencio,<br />

hasta que yo lo rompí preguntándole que le había parecido la<br />

parte relativa al encuentro fatal de las dos naves en cada una<br />

de las torres…<br />

−me pareció que la descripción de los aviones en su arremetida<br />

a las torres gemelas y las causas que el mundo tiene para haberlos<br />

impulsado, fue algo que sólo es dado a quienes miran<br />

desde adentro al interior de los demás<br />

−…cada uno se sintió culpable y víctima de la inmolación,<br />

mientras que su dictamen sobre el ser y las profecías sobre el<br />

futuro del ser, traían mensajes que parecían sacados de algún<br />

cofre hecho de tiempo, de tiempo puro (Alejandro me miró con<br />

una expresión que me pareció de sorpresa y de encanto, en un<br />

instante simultáneo)<br />

−Jennifer, tu modo expresivo se hace cada vez más sugerente,<br />

como si empezaras a aquilatar cada palabra para formar expresiones<br />

que parecen entrar en la profundidad misma del alma de<br />

cada cosa<br />

−…aprendo, Alejandro; aprendo a valorar cada palabra y, en<br />

el placer de hacerlo, me duele el recuerdo de las palabras perdidas,<br />

¡de tantas palabras perdidas!, ya en la conversación fútil,<br />

ya en el derroche del comentario sin nada que lo avale…aprendo,<br />

Alejandro, porque si hoy tuve a Berzeck en el teatro,<br />

te tengo a ti todos los días<br />

Pasaron los días y fui otra vez a la editorial a la que había llevado<br />

las obras de Alejandro…apenas llegué, el editor me hizo<br />

pasar a su oficina, me dijo que todo el equipo de críticos de la<br />

Editorial se había puesto a analizar las obras, una por una, capí-<br />

298


tulo por capítulo, página por página, párrafo por párrafo, para<br />

decidir que esas obras debían ser publicadas y que la editorial<br />

financiaría todas publicaciones<br />

−eso fue un verdadero triunfo para el talento de Alejandro,<br />

Señora, triunfo que no habría sido posible sin vuestra intervención<br />

−…debo reconocer que yo perseguí la oportunidad; pero no quería<br />

que la cosa quedase allí; les dije que deseaba la máxima publicidad;<br />

les dije que deseaba a los mejores publicistas y expertos<br />

en mercadotecnia para lanzar los libros al torrente del<br />

mercado mundial y dar al planeta la oportunidad de encontrar<br />

en su lectura la misma satisfacción íntima que yo encontré…les<br />

dije que no me importaba el costo, que yo lo pagaría, inclusive<br />

añadiendo la inmediata traducción en tres o cuatro idiomas, a<br />

condición de que Alejandro nunca lo supiera<br />

−¿…?<br />

−…firmamos el contrato, pagué el presupuesto que me hicieron<br />

y les aseguré que si no cumplían con lo estipulado del mismo<br />

modo como yo lo había hecho, tendrían serios y fundados motivos<br />

de preocupación… (otra vez noté que hablaba y me comportaba<br />

como mi marido) me dijeron que no podrían dejar pasar<br />

una oportunidad como esa y que el cumplirlo redundaría en el<br />

beneficio no sólo de Alejandro, sino de la misma editorial…abandoné<br />

el olor a imprenta que empaque-taba los mundos<br />

de la creación…cuando volví al departamento, le dije a Alejandro<br />

que los de la editorial se habían interesado mucho en publicar<br />

sus obras y que creían necesario hacer una ofensiva publicitaria<br />

en todos frentes porque estaban seguros de que constituirían<br />

un gran éxito de ventas y de ganancias para ellos…él se<br />

299


extrañó de que sus obras merecieran tanta deferencia, pero no<br />

dijo nada más, aunque noté que había algo que parecía causarle<br />

cosquilleos en el cerebro…recordemos que como todo gran escritor,<br />

era intuitivo e intuitivista y había cosas que presentía o<br />

visualizaba cuando las mentes puramente racionales estaban<br />

imposibilitadas de hacerlo…para evitar que siguiera cavilando,<br />

le recordé que eran las cinco de la tarde, que era viernes y que<br />

nuestros amigos debían estar esperándonos en “El Bar”…antes<br />

de relatar lo que sucedió allí, les pido que me den un pequeña<br />

milésima de milésima de según-do… debo remover una y otra<br />

vez el recuerdo para alimentarme de él en intentos renovados<br />

de volver el tiempo…debo abrazar la venerable imagen una y<br />

otra vez en esta milésima de segundo que aún me une a la vida…debo<br />

fundar mi vida entera en el último recuerdo, en la última<br />

evocación, en la última palabra dirigida a mi Cariño primero,<br />

a mi Cariño único, a mi Cariño último<br />

−os dejamos que nos dejéis Señora, sabedores de que todavía<br />

hay esa partícula elemental del tiempo que nos queda para el<br />

recuerdo por vos compartido, con tanta generosidad, con nosotros<br />

Dejemos que el tiempo sobrevuele al tiempo en su infinito espiral;<br />

lo dejemos remontando del pasado al presente y al futuro<br />

Averigüemos que nos depara el destino de todos los tiempos<br />

(En la pantalla aparece Alejandro, mirando por la ventana donde<br />

el día apresura su llegada remontando estrellas y dejando<br />

atrás cometas… no sabe aún que el infinito se ha interpuesto<br />

entre él y su verdadera vida, por lo que aún evoca el recuerdo<br />

300


del ayer, del encuentro que fue y del encuentro que espera que<br />

le espere… sus pensamientos y sus recuerdos le hablan)<br />

Recuerdo cómo iba yo solapado en pliegues de banderas cenizas,<br />

ocultando mis deseos de acariciar para siempre el fuego y<br />

de entibiar el hielo con mi aliento. En esos momentos los nichos<br />

asfaltados, pero en pie, bruñían las gotas que habían querido<br />

ser una piel encima de la piel negrosa. Me parecía que los recuerdos<br />

del mañana dolían por lo que pudo haber sido el ayer;<br />

en cada gota, en cada una, se reflejaba la luna entera o el foco<br />

de una esquina. Quería ser encarnado en el color de alguna nostalgia;<br />

pero no podía, sólo era melancolía viviente, alquitrán encima<br />

de asfalto (así iba diciendo entonces) Las visiones remodelan<br />

el mundo con gustos plurales y ajenos a lo que somos o<br />

seremos o fuimos; una visión es el último hálito de alguna sombra<br />

que al ser rozada con la luz, ha dejado de ser lo que es para<br />

ser lo que no era; tal vez, lo que no quería ser. Pero esta visión<br />

no parecía venir de la umbría hecha espectro; más bien era la<br />

luz de alguna llama sin fuego, de algún rayo blanco emergiendo<br />

de la nada incolora. Su cabellera podía ser el cometa errante<br />

concentrado en chispas compactas, antes de circunvalar otra<br />

vez la parte del infinito que ahora debía circunvalar; el cuerpo<br />

se movía con la gracia que sólo la mujer que sabe que es mujer y<br />

que es feliz siendo y sabiendo que es mujer, despliega dentro y<br />

fuera de su propia burbuja. Era imposible verla sin cuidar de<br />

los ojos y del rostro y del seno y de la cintura y de las piernas;<br />

la mirada se asombraba ante la aparición de lo hermoso, de lo<br />

verdaderamente hermoso, atestiguando nuestra vieja creencia<br />

de que la naturaleza no había hecho nada más hermoso que una<br />

mujer hermosa. Era la mujer que jamás, en los hoyos de los si-<br />

301


glos, pudimos concebir en la descripción racional de lo hermoso.<br />

Era mucho, mucho más; era la mujer prototipo, la que intuimos<br />

que fuera, la que siempre intuimos que sea y, sin embargo, era<br />

una mujer de verdad. Estaba como la noche, plena en la noche;<br />

cadenciosa en la lluvia, pero las gotas parecían no mojarla; cadencia<br />

tras cadencia, sus pasos fueron las fases de una luna<br />

que nace y que muere en el mismo menguante; así fue cómo la vi<br />

cuando salimos del lugar donde el encuentro primero marcó el<br />

inicio vital. Ven, dijeron sus ojos; ven, ratificó su mano dirigida<br />

a mi mano. No temas, me dijo; la noche es sólo el brillo del otro<br />

lado de la luz; encandila de negro a las retinas acostumbradas a<br />

la seda encandilante de lo blanco. Ella pisaba el asfalto pero yo<br />

parecí levitar cuando sentí cómo el roce de su roce rozaba mi<br />

piel en un encuentro de abismo con abismo, de vacío con vacío,<br />

de nube con nube, de llama que no quema con llama que dejó de<br />

quemar. Nunca olvidaré lo que me dijo: Tu tristeza es tan grande<br />

que algún vórtice lejano debe sentirse débil; siendo hombre,<br />

crees que la melancolía no debe convocar a la lágrima; tu alma,<br />

presa del desencanto, quiere libertad y tú la encadenas en esa<br />

rara razón de pretender encubrir con la apariencia, el dolor que<br />

abre precipicios en la mirada ¿Acaso no has aprendido que la<br />

melancolía es celosa, que se apodera imponente de los recuerdos,<br />

que los separa y los segrega en campos crisoles y hace de<br />

cada uno, la melancolía de los otros? ¿Acaso no sabes que la<br />

melancolía es silenciosa, quita la voz a los ayeres, los convierte<br />

en fantasmas que se retuercen en señas y que gesticulan sin<br />

habla? ¿No has aprendido que, entonces, viene lo inconsútil, la<br />

nostalgia, y la melancolía se vuelve lágrima?... ¿Fue ella la que<br />

me dijo esas palabras? ¿Soñé que me las dijo? No importa; las<br />

dijo y yo las guardo como sustento de mi propia vida. Pronto la<br />

302


veré otra vez y entonces será la última, puesto que nunca más<br />

dejaré de verla<br />

(La ironía del deseo, de “verla por última vez”, aflige al mismo<br />

viento, que todavía no se atreve a traer el mensaje que la dimensión<br />

oscura le ha encomendado)<br />

El hombre aún no sabe del refucilo que ha surgido desde la<br />

montaña no sabe que el mañana ha terminado<br />

Ignora que las teclas negras han quedado solas,<br />

Que el son será monodia ignora que el arco iris ha perdido el<br />

más hermoso de sus colores<br />

En su ignorancia, revive recuerdos que ya nunca más serán; revive<br />

añoranzas que desde mañana sólo le desagarrarán el alma<br />

El recuerdo del ayer ahora será cruel<br />

es que mostrará que se fue feliz ahora que se es desdichado<br />

Nada duele tanto como la felicidad recordada en la soledad<br />

nada duele tanto<br />

(La pantalla vuelve a iluminarse y la figura de Jennifer aparece<br />

en todo su esplendor, alumbrando ojos y espíritus por igual)<br />

−…he vuelto para decirles la última parte de mi historia… he<br />

prometido ser fuerte y llegar al final; mas, no he prometido ser<br />

sombra que reproduce la figura que la perfila en la pared de la<br />

303


calle, sino cuerpo-mente que diseña su propia visión…fuimos a<br />

“El Bar” y los amigos ya nos esperaban con grandes intenciones<br />

de discutir como nunca…voy a repetir el resumen de lo que se<br />

dijo, no como fue en la realidad, sino como me pareció, después<br />

de ordenar el orden de las conversaciones… una obra de Asimov<br />

dice que la lógica simbólica puede mostrar que un diálogo de<br />

días no ha tenido absolutamente ninguna sustancia… pero no<br />

creo que eso sea posible; hay afectos y desafectos en las palabras<br />

del diálogo que la lógica simbólica no puede percibir… sin<br />

embargo, yo trataré de reordenar el diálogo como si los personajes<br />

que lo sostuvieron lo leyeran de un libreto escrito para<br />

todos…así se conocerá la armonía que hubo en ésa y las demás<br />

ocasiones…se habló de mucho, por eso es que quisiera sintetizar<br />

cada uno de los temas…espero que os parezca bien<br />

−claro que nos parecerá muy bien, no sólo porque lo decís vos,<br />

sino porque el método expositorio nos parece renovado e interesante<br />

−tal vez haya sido Nietzsche el grave sistematizador de la tesis<br />

de las jerarquías del ser sobre la base de las diferencias. El<br />

filósofo alemán, a pesar de su genialidad en otros aspectos, lleva<br />

a extremos la identificación entre los conceptos de diferencia<br />

y jerarquía<br />

−desde la geovisión del filósofo, “las razas superiores” estarían<br />

en el derecho, el que sería también una obligación ineludible, de<br />

considerar como esclavas a las que denomina “razas inferiores”<br />

y explotarlas hasta la muerte<br />

−para él, la vida de esas supuestas razas inferiores es algo así<br />

como el pecado original del Ser y, por ello, el atentado más espantoso<br />

en contra la supervivencia de la especie<br />

304


−…sólo repetía lo que la historia le mostraba, es decir, la inmadurez<br />

del ser, debido a su incipiente evolución como especie<br />

(había empezado a leer con fruición, desde que conociera a Alejandro)<br />

−cuarenta años después de Nietzsche, los hornos crematorios,<br />

testigos de otros tantos, de la barbarie humana, relataron al<br />

mundo el holocausto de seis millones de judíos, que pagaron con<br />

sus cenizas palpitantes la concepción del bárbaro hecho hombre.<br />

Los campos de concentración y la arbitrariedad en todas<br />

sus formas diseñaron la rúbrica que dejó estampada el famoso<br />

Superhombre nietzscheano y su terrible Voluntad de Poder<br />

−por esas ironías de la vida, las que fueron víctimas de tan terrible<br />

arrebato, ahora son verdugos que no permiten que otros<br />

puedan ser bajo el lugar que el sol los ha cobijado, por milenios,<br />

en la historia<br />

−al evocar estas dubitaciones del espíritu humano, todavía con<br />

evolución incipiente, ondas azules hacen que mi percepción se<br />

vuelva sentimiento para obligarme a dejar constancia de la gran<br />

diferencia que hay entre la jerarquía de la bestialidad arbitraria<br />

del ser desarraigado, por una parte, y la jerarquía, tal como<br />

la entendemos que la entiende el Ser<br />

−la primera es la costra espantosa con que los harapos cubren<br />

el alma; prueba irrefutable del arduo camino que, como hombres,<br />

todavía nos toca recorrer en busca del advenimiento del<br />

Ser<br />

−la segunda, la jerarquía sin subordinación, se expresa en el<br />

deber que tienen los que saben, de guiar a los que no saben, por<br />

la senda de la perfección individual y grupal, en la senda amplísima<br />

de la tolerancia y de la solidaridad<br />

305


−no hay jerarquía, pero el hombre-bestia de la historia ha hecho<br />

de su complemento natural, la mujer, un ser rebajado en su<br />

condición de ser, tal como lo ha dicho hace algún tiempo Berzeck<br />

−y sin embargo, la pareja hombre-mujer es la unidad existencial<br />

del Ser; un hombre no podría realizarse como hombre, sin formar<br />

esa unidad existencial con su complemento natural, la mujer<br />

−…del mismo modo que una mujer no podría consolidar su identidad<br />

completa sino a través de un hombre<br />

−hay en los pueblos andinos, de aquellos que viven en la línea nivel<br />

del espacio-tierra, el concepto de complementariedad: un<br />

individuo es sólo a través de su complemento; como el sol es sólo<br />

en la luna; el hombre es sólo en la mujer<br />

−hay en las culturas africanas las palabras guardadas como tesoros<br />

de vida “umuntu gumuntu ngabantu", que quiere decir<br />

"una persona es una persona a través de las personas"<br />

−desde las culturas más antiguas del mundo, llegamos a los versos<br />

que sintetizan el precioso concepto: ser es no ser si tú no<br />

eres<br />

−el así saberlo y el así entenderlo nos otorga el derecho de<br />

sentirnos orgullosos por ser tal como pretendemos ser; por ello<br />

es que no olvidemos:<br />

la feroz prevención escrita por el Dante a la entrada de su infierno,<br />

“Dejad aquí toda esperanza” cambia, para que a la puerta<br />

de todas las almas, se lea con reverencia, dictada por el espíritu<br />

que despierta, “dejad aquí, hombre-bestia, toda arrogancia”<br />

306


−…al rememorar éstos y otros encuentros, a menos de un cuarto<br />

de pestañada para partir hacia la muerte, decido que cuando<br />

se vive con la intensidad que yo viví la última parte de mi existencia<br />

junto con Alejandro, y se tiene el privilegio de participar<br />

en conversaciones como ésa, no hay vida corta…pero, a pesar de<br />

que siempre fui muy discreta, nunca fui alguien que participara<br />

marginalmente en las conversaciones…<br />

−las estadísticas que anunciaban que el 50% de los matrimonios<br />

terminaba en divorcio<br />

−se debe a la intransigencia de los hombres que siguen considerando<br />

a la mujer como un ser pasivo, a quien la historia y<br />

los curas le han señalado las tareas de la cocina y el pañal, sin<br />

entender que la mujer quiere ser algo más que hermana, novia,<br />

esposa o madre; que quiere ser mujer, tal como se ha determinado<br />

hace más de una hora en esta misma mesa<br />

−…pero también se debe a cuestiones que bien podrían ser<br />

solucionadas, dentro del espíritu que tú invocas…creo que muchos<br />

de los matrimonios fracasan debido a que la pareja de casados<br />

toma muy en serio sólo el papel de marido y mujer, tratando,<br />

cada uno, de cumplir con esa especie de contrato que el<br />

oficial de registro civil o el cura lee al momento de unirlos…algunos<br />

llegan a la segunda etapa<br />

−¿…?<br />

−…la de amigos; en esta condición ambos disfrutan de cosas que<br />

no podrían sólo en la condición de marido y mujer…<br />

¿…?<br />

−…la de ser amantes; verdaderos amantes (me puse audaz) aquí<br />

reside la cualidad del hombre-amante: aquél que le dice a su<br />

307


mujer que bajarle el calzón es la emoción más grande que tiene<br />

como hombre<br />

…las mismas feministas me miraron con una expresión que denotaba<br />

toda su sorpresa y satisfacción…nunca habrían creído<br />

que yo podría expresarme de ese modo…continué<br />

–¿…?<br />

−…la de compañeros…esta cualidad les permite concebir y luchar<br />

por objetivos comunes, algo que va más allá de cumplir<br />

simplemente con el contrato de matrimonio<br />

−¿…?<br />

por último, únicamente los privilegiados llegan a la quinta etapa,<br />

la de ser compinches<br />

−¿…?<br />

−ser cómplices en algo; compartir un alegre secreto; sentir<br />

que los une alguna culpabilidad inocente o menos inocente<br />

−¿…?<br />

−…puede variar, desde sacarle y ponerle gasolina al auto de<br />

algún vecino que se precia del “gran rendimiento de su coche” y<br />

desconcertarlo de esta manera, hasta algún secreto de cama y<br />

de sábanas compartidas<br />

−¿…?<br />

−…ante la pregunta, Alejandro y yo nos ruborizamos…él ya se<br />

había ruborizado cuando hablé del buen amante y de su principal<br />

emoción… causamos una irrupción de franca hilaridad en la<br />

mesa…pero era cierto, teníamos secretos que sólo nos pertenecían<br />

a nosotros y que sólo nosotros los conservaríamos… la conversación<br />

acerca de la incipiente evolución del ser continuó…el<br />

cincuenta por ciento de los asistentes fumaba, algo que los no<br />

fumadores teníamos que aceptar por una especie de código im-<br />

308


plícito que así lo determinaba…cuando el humo parecía formar<br />

una tenue penumbra azul a la luz del día que insistía en quedarse<br />

por algunas horas más, Alejandro señaló un cenicero y<br />

dijo:<br />

−éste…<br />

−¿…?<br />

−este es uno de los artefactos que formará parte de una de<br />

las secciones más extrañas y visitadas de los museos del futuro.<br />

Cuando los visitantes lleguen a esa sección del museo preguntarán:<br />

¿qué es eso? entonces, el encargado del museo les<br />

responderá: es un cenicero −¿…? servía para recibir las cenizas<br />

de los cigarrillos − ¿…? el cigarrillo era un cilindro hecho de tabaco<br />

picado y envuelto en papel muy delgado. El tabaco era una<br />

sustancia que contenía nicotina, brea, monóxido de carbono,<br />

dióxido de carbono y 3900 componentes más, aparte de las<br />

esencias que los fabricantes de cigarrillos les añadían para darles<br />

un olor perfumado<br />

−¿…?<br />

los fumadores encendían el cilindrito de más o menos 10 cms.<br />

de longitud; así prendido, lo llevaban a la boca por el otro extremo<br />

y absorbían el humo para introducirlo en sus pulmones. El<br />

Estado, que recibía impuestos y sobornos por parte de los fabricantes,<br />

sólo llegó a dictar leyes que exigían que en cada cajetilla<br />

de cigarrillos se pusiera un aviso que dijera: se ha demostrado<br />

que el tabaco es muy dañino para su salud. El guía del<br />

museo dirá que, en efecto, era muy dañino, pues causaba muchas<br />

enfermedades, entre ellas, endurecimiento de las arterias<br />

y cáncer por las que morían millones de personas al año<br />

309


−lo que tú quieres decirnos es que el cenicero quedará como<br />

una prueba más de la increíble estupidez de la especie humana,<br />

cuando no había evolucionado aún ni biológica ni históricamente<br />

−exacto; (Alejandro dio una mirada a los fumadores y, con<br />

abierta intención dijo) desgraciadamente nosotros no estaremos<br />

para describirles a los visitadores de esos museos, con pelos<br />

y señales, la forma que tenían esos mutantes subhumanos,<br />

que al fumar en público no sólo fumaban con sus pulmones, sino<br />

también con los pulmones de los circunstantes, quienes teníamos<br />

que soportarlos como se soporta un día de lluvia en invierno<br />

(algunos de los fumadores apagaron inmediatamente sus cigarrillos,<br />

pero todos ellos estuvieron fumando otra vez a los diez<br />

minutos)<br />

−…en ese momento una de las feministas empezó a hablar con un<br />

todo que de inmediato aprisionó nuestra atención…tal la<br />

estupidez que existe en el macho-hombre que pretende la<br />

propiedad del cuerpo y del alma de quien considera su hembra. Si<br />

me permitís, yo quiero contaros algo que surgió no sé de donde,<br />

pero que vino a mí como la voz de una mujer que transmite un<br />

secreto pícaro a otra mujer<br />

−Adelante, adelante, que veo en el relato motivo redoblado de<br />

brindis<br />

−Tal vez la sabiduría popular sea la única sabiduría. No sabe<br />

exactamente por qué sabe, que en razón de cuentas, es el mejor<br />

modo de saber. O el único. Los académicos parecen estar siempre<br />

majaretas. El hecho es que en algún lugar dentro de otro, un buen<br />

vecino de un pueblo glácil y dulzón, se objetivó completamente<br />

gracias a una enajenación de su subjetividad. Esa objetivación<br />

310


adquirió la imagen de un demente entreverado a trompadas con<br />

el cielo, cuya vehemencia de sonidos guturales empezó a<br />

zarandear las nubes, mientras que sus uñas se dedicaban a<br />

gironear el aire. A cada nuevo zapateo, un puñado de pelos era<br />

descepado del cráneo. Quería morderse las orejas después de<br />

haber arrancado, de tres en cuatro, las pestañas. El pueblo se<br />

reunió a su alrededor para persuadirlo a la sensatez. El molinero<br />

dejó el molino; el herrero olvidó la fragua; el borracho se creyó<br />

en fiesta. Las señoras diagnosticaban falta de mujer; las mozas<br />

miraban por todos los costados, mientras que el enajenado<br />

brincaba en el mismo lugar como si cada retorno al suelo hubiera<br />

sido un contacto repetido sobre brasas blanquiamarillas<br />

Qué pasaba? La pregunta se hizo una cadena de preguntas a<br />

medida que cada uno era receptor y transmisor intermitentemente.<br />

Qué pasaba? Pasaba que el vecino era novio, Que la<br />

novia no sólo era novia; era también veleta; vela, velamen<br />

completo. Pasaba que el honor había sido mancillado, afrentado,<br />

muerto y sepultado. Sin esperanza de resurrección. El pueblo se<br />

puso a analizar la novedad sin novedad y filosofó sobre la<br />

perseverancia de la inconstancia. La marejada iba y venía de<br />

acuerdo a la atracción gravitatoria de los gritos reivindicadores,<br />

hasta que una voz de mujer -conocedora de experiencias ajenas y<br />

propias- sobrepasó la velocidad del rumor exclamando:<br />

“Pero miren el lugar que había escogido ese merluzo para<br />

depositar nada menos que su honor”<br />

Ante una observación tan aguda, los munícipes coincidieron en<br />

aconsejar al convecino que en el futuro escogiera lugares menos<br />

311


vulnerables para depositar su honor. Se cuenta que desde<br />

entonces los hombres encontraron rincones menos asequibles<br />

para celo del pundonor, las mujeres dejaron de ser consideradas<br />

honoricidas y la villa vivió en paz. Pero, a pesar de la práctica<br />

diariamente corroborada en todos los lugares y años del planeta,<br />

el complejo divino de sensaciones que formaba el Consejo de<br />

Viejos del pueblo de Pillapavos decidió que el vértice estructurado<br />

por las entrepiernas mujeriles era por naturaleza el<br />

guardián de la honra colectiva, a pesar de las grandes masacres<br />

de honores que se sucedían a diario<br />

−…todos festejamos el relato y al constatar tanto talento, decidí<br />

que había que hacer algo estupendo…la idea se posó en mí y<br />

ya no quiso alzar vuelo; sólo a condición de que la consolidara<br />

ante todos…<br />

−…conozco a alguien que estaría decidido a comprar para nosotros<br />

un ambiente grande, moderno, lleno de luz de todos los<br />

días…serviría para varias cosas a la vez: sería sala de exposición<br />

de posters de cuadros de los grandes pintores de la historia…supongamos<br />

que en una de las exposiciones escogemos, digamos,<br />

un poster tamaño natural de “Impresión” de Monet…a su<br />

izquierda habría, en otro cuadro en blanco, con letras grandes y<br />

visibles, un análisis crítico del cuadro, de tal manera que las características<br />

que singularizan al cuadro sean conocidas por<br />

quienes asisten a la exposición…a la derecha habría un poema<br />

concebido no para hacer una alabanza de la obra en cuestión,<br />

sino para expresar en palabras lo que el cuadro expresa en el<br />

color y la disposición…<br />

−sería estupendo; de ese modo, aunque no tengamos los originales<br />

haríamos conocer a una buena cantidad de personas las<br />

312


ondades y singularidades de los cuadros de los grandes maestros<br />

universales de la pintura<br />

−eso no sería todo…una vez concluida la exposición, el ambiente<br />

sería utilizado para presentar obras de teatro de vanguardia;<br />

conciertos musicales, áreas de óperas famosas, recitales poéticos…en<br />

fin, toda una gama de expresiones artísticas, inclusive<br />

conferencias sobre teorías e historia del mismo arte…en fin, se<br />

convertiría en una especie de puerta de entrada para todos<br />

aquellos artistas que aún no han tenido la oportunidad de presentarse<br />

ante una audiencia formal<br />

−¡ya lo tengo! habrá un pequeño escenario que servirá tanto para<br />

un concierto de música de cámara, como para la representación<br />

de una obra de teatro de vanguardia, pasando por cantantes<br />

noveles, pintores desconocidos que nos hablarán de sus<br />

cuadros y también nos hablarán de los grandes cuadros de<br />

otros pintores; músicos ignorados que nos abrirán los oídos con<br />

las vibraciones logradas por el sonido de los grandes espíritus,<br />

críticos que nos darán las justificaciones de los alientos plasmados<br />

−se mostraría al público las singularidades de las diferentes<br />

expresiones artísticas y, al mismo tiempo, se le resumiría una<br />

explicación de las principales opiniones acerca del por qué esa<br />

obra en particular es considerada una obra magistral; ya nunca<br />

más se necesitará ser “un experto” para gozar de las bondades<br />

del arte<br />

−…tendremos algo más…allá por el año 1916 hubo intentos de<br />

combinar el cine con el teatro en escenas que fluirían de la pantalla<br />

al escenario y viceversa…el proyecto no pudo cumplirse,<br />

debido a que la tecnología aún no permitía una concatenación<br />

perfecta…pues bien, ahora existe la tecnología adecuada para<br />

313


ello, por lo que también concibo la posibilidad de que el ambiente<br />

sería usado para hacer el verdadero Cine-Teatro, es decir,<br />

la concatenación de una obra teatral o cinematográfica entre la<br />

pantalla y el escenario real…en ambas dimensiones, los actores<br />

cubrirían a la vez, el papel de actores de teatro desde el escenario<br />

y de actores de cine, desde la pantalla, con la intención de<br />

lograr una nueva dimensión del teatro y del cine combinados<br />

−el entusiasmo fue general; todos estuvieron de acuerdo y cada<br />

uno y cada una, prometieron cumplir con la tarea que le fuere<br />

asignada… cuando me preguntaron quién era ese misterioso mecenas<br />

que compraría ese ambiente para que se pudiera hacer<br />

todo lo establecido, les dije que era alguien que no deseaba que<br />

su nombre fuera hecho público, pues te-mía que si se conocía su<br />

identidad, sufriría la avalancha de centenas de solicitudes parecidas<br />

y él quería circunscribir su donación sólo a este proyecto<br />

−¿…?<br />

−…la idea se me ocurrió casi al mismo tiempo que la expuse; por<br />

supuesto que no les dije que mi mesada mensual, guardada y casi<br />

intocada por varios años, era suficiente para cubrir los gastos<br />

de adquisición y preparación de cada temporada…cuando<br />

sentí el entusiasmo de todos y la mirada sorprendida y agradecida<br />

de Alejandro, sentí también que mi vida había establecido<br />

un nuevo objetivo por cuyo logro yo dedicaría gran parte de todos<br />

los días de mi existencia…fui nombrada gerente general de<br />

lo que se llamó:<br />

−en realidad se trataría de una especie de Artedromo<br />

314


−¡Un Artedromo! Sí señores; un espacio en el que el arte en<br />

general, desfilaría en todas sus expresiones y convocaría tiempos<br />

del pasado y del presente, de autores conocidos, desconocidos<br />

y por conocer, en legítima igualdad, para anticipar los recuerdos<br />

de un futuro<br />

−…así quedó constituida la Fundación para el Arte de la cual sólo<br />

las mujeres del grupo ocuparían funciones directivas y ejecutivas<br />

−¿…?<br />

−…fue una solicitud especial de los hombres del grupo…dijeron<br />

que era una buena oportunidad para que las mujeres tuviéramos<br />

nuestro espacio y concibiéramos y ejecutáramos nuestras propias<br />

iniciativas<br />

−al fin y al cabo, algún día, no muy lejano, se formarán gobiernos<br />

presididos por otras tantas mujeres, como algo natural<br />

y ya no como una cosa excepcional<br />

−esos gobiernos nombrarán gabinetes mixtos<br />

−a este paso, los hombres tendremos que retirarnos a tejer<br />

calceta y a chismear con los demás en los parques infantiles<br />

−no habrá tal; recuerden lo que se dijo: la pareja hombremujer<br />

es la unidad existencial de la especie<br />

…en este punto, una de las lesbianas quiso decir algo, pero parece<br />

que lo pensó mejor y decidió callar; actitud que yo agradecí<br />

íntimamente… esa noche fue una noche increíble; la imagen<br />

del Artedromo se nos presentaba en sucesión de vagón tras de<br />

vagón; de huella después de huella; de palpitación después de<br />

palpitación; de estremecimiento con estremecimiento…esa no-<br />

315


che soñé que mi cuerpo desnudo estaba pintado en todos los<br />

cuadros de la exposición inaugural; y que cada hombre se acercaba<br />

para mirarme…veía sus erecciones, aquéllas que tanto me<br />

inhibían cuando presentía que un chico que me besaba tenía la<br />

misma erección que ahora veía en cada hombre que se acercaba<br />

a mirar mi cuerpo pintado… en el éxtasis de la contemplación,<br />

sentí que cada figura mía se desprendía del cuadro y se juntaba<br />

a cada hombre que se gratificaba mirando…sentía la simultaneidad<br />

de las caricias en cada una de mis figuras revividas…como<br />

en un espejo de infinitas superficies, mis ademanes<br />

se multiplicaban en las otras corporizaciones y sentía en cada<br />

una de ellas, la mano que exploraba con apremio reciclado…cada<br />

hombre apareció desnudo y sus erecciones reclamaban un cobijo<br />

para cesar su temblor…aparecí con calzón y vi cómo las vibraciones<br />

eréctiles aumentaban su urgencia cuando cada lengua<br />

empezó a lamer por encima de la tela suave e inconsútil… las<br />

manos empezaron con la emoción más grande: bajaban mi calzón<br />

y la sensación se multiplicaba en todas las fases del ambiente<br />

que no era espejo…las lenguas empezaron su labor y se volvieron<br />

increíblemente audaces: llegaron por atrás y pretendieron<br />

abrir una senda que sólo Alejandro, el gran explorador, había<br />

iniciado y transitado, para hacer de una sola muchas; tantas,<br />

como cada safari iniciado…las lenguas se hacían más golosas en<br />

su nuevo descubrimiento; pero eran suaves, aunque insistentes…yo<br />

quería resistirme, pero no era posible, las lenguas me<br />

habían transmitido su irreversible ansia de culminar con la exploración…de<br />

pronto me sentí completamente indefensa para<br />

resistir una nueva sensación de placer al saber que sería pasada,<br />

otra vez, por las armas…así, la penetración multiplicada se<br />

hizo una sensación de gozo, de plenitud en el gozo, de violación<br />

316


voluntaria en el gozo…al día siguiente no le conté mi sueño a<br />

Alejandro; más bien pasamos retozando por un buen rato…en<br />

eso sonó mi celular: era mi marido que me llamaba para anunciarme<br />

que llegaría en un vuelo de la tarde…su llamado no me<br />

asustó, pues, tal como les hice saber anteriormente, siempre<br />

acostumbraba a llamarme a mi celular y no al teléfono fijo de la<br />

casa, lo cual era una gran ventaja para mi in-certidumbre siempre<br />

en apronte…me vestí, besé a Alejandro, le dije que mientras<br />

estuviera mi marido sólo nos comunicaríamos por e-<br />

mail…cuando llegué a casa, mi ama de llaves me saludó con una<br />

sonrisa de picardía…el lugar donde Alejandro tenía su departamento<br />

estaba muy cerca de nuestra residencia…una vez en casa<br />

me bañe en una tina que no sé por qué, se llenó de espuma y de<br />

lujuria… me pareció una gran cosa, así mi marido sentiría que lo<br />

esperaba… algo que sintió, aunque no quise mostrarme muy<br />

atrevida, pues entonces sospecharía que habría estado practicando<br />

con alguien… pero antes fuimos a cenar, me contó sobre<br />

las principales transacciones que había realizado y las grandes<br />

ganancias obtenidas… a ese paso sería Presidente de la Corporación<br />

en poco tiempo.. .ya en la cama sentí su deseo, su penetración<br />

y su placer, siempre agresivos y potentes… estuvimos<br />

cuatro días sin salir de nuestra residencia, días que él los dedicó<br />

a un descanso merecido, aunque siempre salpicado de consultas<br />

por teléfono…por mi parte, cuando él se encontraba ocupado<br />

con sus papeles, me dedicaba a planear mentalmente la forma<br />

que tendría el Artedromo y su funcionamiento; nuestras<br />

charlas se realizaban especialmente en las horas de comida…al<br />

quinto día, lunes, se fue a la oficina principal de Madrid y volvió<br />

a las cinco de la tarde; me dijo que estaría unas semanas planificando<br />

un nuevo tour empresarial por el mundo y que trabaja-<br />

317


ía hasta las cinco de cada día para dedicar tiempo a nuestra<br />

vida en común…dos días después, a las 10 de la mañana, el ama<br />

de llaves llamó, por teléfono a Alejandro, cumpliendo un encargo<br />

mío, para decirle que podíamos chatear sin peligro…de inmediato<br />

ingresamos en el Internet y nos pusimos a comentar cómo<br />

habían sido esos seis días sin vernos…en un momento determinado,<br />

le dije que esperara un minuto, pues debía ir al baño, para<br />

lo cual dejé la pantalla iluminada con el texto completo de nuestro<br />

chateo…en el ínterin mi marido llegó porque había olvidado<br />

unos papeles…por curiosidad se acercó a ver la pantalla de la<br />

computadora y leyó los mensajes que nos habíamos intercambiado<br />

entre Alejandro y yo<br />

−¿había mucho de comprometedor en esos mensajes electrónicos,<br />

Señora?<br />

−…mucho…aún recuerdo los textos más importantes de lo que<br />

nos escribimos…<br />

−…hola Cariño mío<br />

−hola Cariño mío<br />

−…estos seis días me parecieron eternos; los conté uno a uno y,<br />

al hacerlo, conté también los días que faltaban para que estuviéramos<br />

juntos otra vez…sabía cuánto te amaba, pero nunca<br />

creí que seis días, sin ti, fueran tan solitarios<br />

−seis días; seis siglos, seis segundos, seis eternidades, todo al<br />

mismo tiempo; cada día pasó como una pesada página de bronce,<br />

cuya caída estrepitosa en un nuevo amanecer, llamaba a los milenios<br />

y a los segundos por igual<br />

−…nada parece tener sentido sin ti; sólo la lluvia del mes de<br />

abril que nos acompañaba con tanta devoción…las ventanas me<br />

318


muestran el mundo de afuera, pero la luz, en porfía rara, no me<br />

permita verlas; los sonidos llegan a mí para encontrarme indiferente<br />

a todo son; los besos que fueron vuelven, pero lo hacen<br />

sólo como la promesa de que volverán, aumentando mi ansiedad<br />

hasta la línea de ínfimo grosor que anuncia el punto de no retorno<br />

−…te necesito; necesito todo de ti: la ternura, tu ser, tu aliento…el<br />

día es noche, noche siempre fría; noche que se hace doblemente<br />

fría porque estoy y no estás; ¿qué hago con la vida, si<br />

me quita todo sustento de vida? necesito que me digas cosas,<br />

que me comentes, que me preguntes…pero no sólo necesito tu<br />

espíritu; necesito que me digas las palabras locas…quiero sentirte<br />

en la plenitud misma, beber con placer loco el elixir que<br />

brota de ti …necesito tenerte, quiero que me tengas… recibir el<br />

bálsamo que brota de ti, por las tres sendas que penetras para<br />

llegar a mí…recibir en cada una el brebaje que revitaliza mi<br />

ser…la pócima que cae y hace de mí una ninfa plena, después de<br />

haber sido una bacante en pos de su Dionisos…exploto de una<br />

lascivia discriminadora, pues sólo ansía lo tuyo, al que ve venir<br />

como una vela veloz por la ensenada anunciando que llega ya al<br />

puerto…te he bebido, te he succionado y te he comprimido en<br />

un intento de transferirte a mí…¡he hecho tantas cosas por las<br />

cosas que me has hecho!… por eso somos cómplices…<br />

−con cuánto ardor añorabais los momentos en que disfrutabais<br />

de tu cuerpo como nunca lo habéis hecho antes<br />

−…la verdad es que yo no disfrutaba de mi cuerpo…él era el que<br />

lo disfrutaba; yo gozaba de su gozo, del placer que encontraba<br />

en mí y del que me daba, al mismo tiempo…me sentía una mujer<br />

319


que complacía a su hombre y que cumplía con su deseo en grado<br />

supremo<br />

−entendemos; fuisteis mujer, feliz de ser mujer, dichosa de<br />

encontraros con el ser que os hacía ser sublime siendo mujer<br />

−así es… fue en ese momento que abandoné por un instante la<br />

pantalla, momento que bastó para que mi marido leyera su contenido…cuando<br />

lo vi supe que mi vida había llegado a su<br />

fin…conocía esa mirada y esos músculos de la cara, tensos y ausentes<br />

al mismo tiempo; sólo la palidez en su rostro cambia, para<br />

hacerse más pálida a medida que la fuerza de su ser crece,<br />

crece, hasta no encontrar sitio en el cuerpo-alma que pare-ce<br />

hacerse más y más pequeños, ante la inmensidad de la fuerza<br />

con que el tiempo se reduce hasta el microsegundo<br />

−Sólo hay una expresión para describir esto: puta; puta por<br />

todos los lados; puta sucia y confesa<br />

−ante la inminencia de mi muerte, anunciada por sus palabras y<br />

por el revólver que me apuntaba, me hice audaz y respondí<br />

−…más bien, Mujer; algo que nunca fui contigo…no puta; puta<br />

fui a tu lado, porque, en verdad, encandilada de luces fatuas, te<br />

vendí mi cuerpo al firmar un contrato formal que tu estúpida<br />

sociedad llama “matrimonio”, sin que tú hicieras nada para cambiar<br />

el forzado status… nunca me hiciste mujer; sólo hembra<br />

desechada al término de cada sesión de almohadas… nunca fuiste<br />

un hombre que supiera comprender cuánto ansiaba ser madre,<br />

esposa… pero, sobre todo, Mujer<br />

320


−…una extraña valentía vino en mi ayuda y, aunque parezca irónico,<br />

fueron las palabras que una vez dijo lo que me hizo audaz<br />

como nunca… recordé lo que siempre había postulado: que sólo<br />

cuando se había resuelto el asunto de la muerte, era posible<br />

dedicarse a los asuntos de la vida… eso es lo que sentí cuando<br />

supe que yo habría de morir en instantes contados… entonces<br />

hablé por todas las mujeres que en el mundo han sido… porque<br />

me sentí la última mujer, la que sólo era porque un hombre<br />

era…y hablé<br />

−…dime hombre que sobrevive en la selva de cemento:<br />

¿Alguna vez fuimos amigos?<br />

¿Compartimos algún coloquio sobre intrascendencias?<br />

Alguna vez fuimos compinches?<br />

¿Compartimos un secreto o una travesura?<br />

Alguna vez fuimos Compañeros?<br />

¿Luchamos por objetivos comunes?<br />

¿Alguna vez fuimos amantes?<br />

¿Intentaste que mi corpiño latiera ante la presencia del hombre?<br />

Nada de Eso<br />

Sólo fuimos marido y mujer<br />

no hombre fuerte; no fui puta en el sentido que tú lo dices…<br />

nunca hiciste nada para ganarte mi amor, mi cariño… sólo esta-<br />

321


as interesado en tener mi respeto y mi admiración, a los cuales<br />

siempre diste por dados… tus besos nunca fueron besos,<br />

fueron parte de la rutina mecánica que se da, no a una boca<br />

palpitante, sino a la que se tiene como un complemento necesario<br />

para cumplir con el ritual del frío renovado… me tomabas<br />

siempre con la seguridad que el macho tiene por la propiedad<br />

privada, después de haber marcado en ella su territorio…nunca<br />

me trataste con violencia, es cierto, pero hasta en eso fuiste<br />

cortesano: no lo hacías, simplemente porque considerabas que<br />

era de mal gusto para tu aristocracia, para no rebajarte a la<br />

altura de alguien a quien siempre consideraste una persona inferior,<br />

como a todas aquéllas que no tienen un ingreso de 100<br />

millones al año… ahora mismo, me apuntas con tu revolver, pero<br />

tu superioridad no te permite darme la bofetada atroz que tu<br />

conciencia de hombre exige…mi presencia en tus compromisos<br />

era siempre formal y decoradora; yo debía ser lucida pero no<br />

activa en la relación con esos seres que son igual que tú y que<br />

por ser como tú, al describirlos, te describo a ti en especial…<br />

¿has tenido, alguna vez, la felicidad de escuchar tus palabras<br />

repetidas en los labios de la mujer amada, la que las pronuncia<br />

como si fueran las frases cabalísticas de algún ídolo divino?...<br />

hombre frío y feroz, ¿sabes lo que significa para una mujer<br />

comprobar que sus pensamientos se reflejan en los actos del<br />

hombre amado, en una especie de desdoblamiento de la misma<br />

persona en el hombre que es su hombre?… nunca podrías saberlo,<br />

eres demasiado egoísta para que te importe… eres hombre<br />

pequeñito, pero fuiste más pequeñito que el de Alfonsina,<br />

pues nunca fuiste lo suficientemente hombre para que te amara<br />

por lo menos media hora<br />

322


−Te di todo lo que una mujer necesita: seguridad, confort, dinero…<br />

…pero nunca me diste la dicha de saber que tenía un hombre a<br />

mi lado; siempre quise que comprendieras la frustración perenne<br />

de vivir contigo, pero no hubo ocasión de decírtelo… traté<br />

de amarte… me propuse hacerlo en días y en noches plenas de<br />

voluntad y de esperanza… pero nunca me ayudaste en el gran<br />

empeño… entonces, en otras noches de cavilación desconsolada<br />

y solitaria pensaba, como lo había hecho en mi cuarto de hija<br />

criada para ser esposa y madre:<br />

¿Debo ser lo que debo ser, sólo a condición de ser en otro?<br />

¿Filtro fatal que cercena mi conciencia<br />

que deja en mí un yo mutilado?<br />

Escucha Xantos, yo soy yo, mi obra y mi lugar en la historia<br />

si de ellos te apropias me quitas mi derecho de ser<br />

Dejas en mí nada más que la cicatriz<br />

(que siendo cicatriz sangra en plena herida)<br />

de mi yo inexpresado<br />

(¡Pero cuán terrible dejas también<br />

mi anhelo de ser lo que debo ser!)<br />

Sin embargo, por ahora, condenada a ser en otro<br />

soy sólo el mármol<br />

323


otro es el cincel, otra es la mano…<br />

−… ¿Ves cómo aprendí de Alejandro? hice ese verso, gracias a<br />

que él, mi único él, supo inspirarme, aún muchos años antes de<br />

que lo conociera ¿Sentiste alguna vez el rumor de ese mensaje?<br />

No creo, no estaba en términos de activos y pasivos corporativos<br />

−el gatillo ha sido presionado y el percutor ha golpeado; en ese<br />

instante vi en sus ojos el destello que anunciaba su descubrimiento<br />

de que su vida había sido un vacío lleno de vacíos y que<br />

al descubrirlo, ya nada valía la pena… qué atrozmente contradictorio,<br />

vi al hombre que se descubría por vez primera, en el<br />

preciso momento en que lo hacía para matarme… ¿no es extraño?...<br />

la pólvora estalla y el proyectil está saliendo del caño<br />

vuelto incandescente… ¡Alejandro!<br />

Calla y escucha tu voz<br />

En el palpitar azul del magma<br />

En el trepidar del volcán subterráneo<br />

Que ríe la ocurrencia de algún relámpago<br />

¡Alejandro!<br />

En el incendio con que las llamas devoran<br />

La hoja seca de un otoño que preludia un invierno<br />

Calla, cariño mío,<br />

y escucha tu palabra<br />

en el latido con que la saluda el alma<br />

324


¡No! ahora no puedo callar, debo pronunciar tu nombre como lo<br />

último que me une a la vida<br />

Sumérgete en la tromba de aire<br />

Que galopa gozosa en las venas dilatadas del universo<br />

Trayendo algún suspiro del Ser<br />

Algún sonrojo de no sé qué cósmicos deseos<br />

¡Quiero repetir el sonido de tu nombre y escuchar el dueto fatal<br />

de tu palpitar con mi palpitar<br />

Calla Cariño mío<br />

y escucha tu voz en mi aliento<br />

−…el proyectil ha visto ya mi pecho como el blanco en el que dejará<br />

su voluntad de muerte…<br />

¡Alejandro!<br />

… sólo la lluvia de abril<br />

−…el proyectil ha logrado la penetración fatal, la última, la que<br />

anuncia que Alejandro quedará solo…la vida me deja y yo lo dejo…<br />

yo era imprescindible para él, lo sé, porque él era imprescindible<br />

para mí…<br />

Puedo ver las calles por donde anduvimos, escuchar canciones<br />

que hablan del destino que nunca tuvimos…<br />

325


−…todas las mujeres sabrán que fui la última mujer… no permitirán<br />

que la historia se haga otra vez la misma historia:<br />

… poemas del aire vendrán hasta aquí, lejos de Lisboa y lejos<br />

de ti, amor recordado, tristeza sin fin, lejos de Lisboa y lejos<br />

de ti<br />

− Juana de Ibarború, la poeta que Alejandro quiso como a ninguna<br />

otra, vino a mí… repetí los versos que tantas veces habíamos<br />

repetido<br />

Caronte: yo seré un escándalo en tu barca…/Yo iré como una<br />

alondra cantando por el río/Y llevaré a tu barca mi perfume<br />

salvaje…E irradiaré en las ondas del arroyo sombrío/Y extenuada<br />

de sombra, de valor y de frío,/cuando quieras dejarme a<br />

la orilla del río/Me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.<br />

−…siento el segundo disparo y veo cómo entra en la sien derecha<br />

de mi marido y empieza a desparramar sesos por todos lados…¡pobre<br />

mi marido!… a la par de brillante, tuvo la desgracia<br />

de creer que ser macho era la manera vital de ser hombre… no<br />

es su culpa, es nuestra; nosotras las mujeres hacemos a estos<br />

hombres-macho, para exponerlos a la altura de las cabezas de<br />

los venados y de los osos, en una sala fría de trofeos… pobre mi<br />

Marido, no tuvo la culpa: él así fue criado, aunque su madre<br />

siempre le había dicho:<br />

326


…Si no hay alguien por quien vivir, hijo, nadie sabrá de nuestra<br />

felicidad; nunca la veremos reflejada, ni en el rostro ni<br />

en la actitud de nadie<br />

si yo hubiera tenido un hijo, sería como Alejandro, no como mi<br />

marido ¿dónde mi Espúler y la Loca Hortensia? y Doña Clotilde...<br />

¿todos idos? ¿Todos ausentes para siempre?… ¿dónde está<br />

mi hermano?... ¿dónde está Nathalie?... ¿dónde Alejandro... se<br />

ha ido, porque yo me voy...<br />

(El Ritual se restablece)<br />

***<br />

Acabemos el ritual de la ciclicidad vida-muerte<br />

lo terminemos en el eterno comienzo: muerte-vida<br />

Apaguemos la luz; que la oscuridad inicie otra sesión con los<br />

muertos<br />

las confesiones en la morgue se reproducen<br />

Alejandro nos visitará pronto<br />

así iniciaremos otro diálogo con los muertos<br />

(La luz se apaga y todo es una sola tiniebla siniestra; los cadáveres,<br />

apilados en tren de exterminio crematorio, renuevan los<br />

álgidos hálitos de muerte que plasman la vida. Todo es oscuridad<br />

y silencio)<br />

327


¡Alejandro! ¡Mi primer Cariño! ¡Mi único Cariño! Mi último Cariño!<br />

¡Cariño Mío! ¡Alejandro!<br />

Alejandro<br />

(Los chirridos, ecos de las celdas donde el hierro se quema para<br />

quemar los cuerpos y de los quejidos del potro del tormento,<br />

cuando obligado a descoyuntar los huesos, anuncian que los goznes<br />

de las enormes puertas de madera, acerada por clavos de<br />

cabezas oblongas, han decidido rotar en la dirección de los meridianos<br />

para dividir el mundo, dejando afuera el de la ilusión y,<br />

adentro, el de la realidad<br />

La morgue ha recibido a nuevos huéspedes, los que han venido<br />

en pos de visita redentora para pagar la culpa de haber vivido<br />

Los últimos alientos han sido dados y en los cuerpos nada queda,<br />

excepto la cena siempre reeditada para el gusano<br />

El ritual, el de todos los viernes va a empezar, después de que<br />

en el mundo de la ilusión, el de afuera, década y media han pasado<br />

desde que Jennifer pagara con la vida su ansia de vivir<br />

Adentro, en la morgue, el tiempo se ha condensado para hacer<br />

simultáneo el ayer, el hoy y el mañana; los cuerpos, flácidos y<br />

amorfos, edifican un montón de adobes para chozas quietas en<br />

los mares petrificados<br />

El silencio apaga su frecuencia y el sonido inunda la resonancia<br />

de las paredes convertidas en escenarios de pantallas blancas)<br />

328


Empecemos el ritual del diálogo con los muertos<br />

que nos transmitan la palabra congelada<br />

el mensaje que el humo ha descifrado<br />

en las grietas de las estepas heladas<br />

no es vano el objeto último de dialogar con los muertos<br />

son las suyas voces sin eco, pero no son voces muertas<br />

la resonancia no se pierde al no encontrar frontera<br />

como el universo, busca espacios no ocupados para el sonoro<br />

¿cómo sabremos que lo que dice la imagen del que tuvo vida<br />

fue dicho por él sin nosotros dudarlo?<br />

El diálogo será con espíritus que han vuelto al Ser<br />

de donde, en principio, vinieron<br />

Hablemos con la imagen perfecta del ser que en vida no lo fue<br />

dialoguemos con los muertos<br />

La muerte del hombre es la absorción de su cuerpo<br />

por la savia vital de la tierra<br />

es la circunvalación completa en torno a la engañosa<br />

inmortalidad de los huesos<br />

pero queda el símbolo concretado en la conciencia<br />

que se retuerce en la fogata aqua de la silente gruta<br />

329


Los Verdaderos Diálogos han sido en la historia<br />

los que separaron las cabezas para que hablara la Intuición<br />

No enfademos el derecho que tiene el ser humano<br />

de intuir su arraigo con el Ser<br />

en intención ingenua, pero cierta, de encontrase en todos<br />

más allá de la impávida lápida<br />

granito que es horadado con el humo inconsútil<br />

de los alientos tras de los alientos<br />

humo que pesa sobre los enormes peñones<br />

humo que pesa sobre cada una de las piedras<br />

Nuestro diálogo con los muertos no es como el balde<br />

que se llena de agujeros para que pese menos<br />

sino como el cedazo de mimbre que coge unas gotas<br />

en su inseguro designio de atrapar la totalidad del viento<br />

Déjennos el privilegio de dialogar con los muertos<br />

a través de la Intuición viva<br />

Los vivos están muy ocupados en adornar el traje<br />

que estrenarán en la tumba<br />

Con esta súplica terminamos<br />

con esta súplica empezamos<br />

330


el peregrinaje por los caminos tatuados<br />

de pisadas indelebles de los Pedros Páramos<br />

por eso pedimos:<br />

dejadnos dialogar con los muertos…<br />

*<br />

Es hora de ocuparnos de quienes encontraron la muerte en los<br />

últimos días.<br />

¿Hay alguno que merezca el resplandor de la pantalla<br />

y la atención de todos?<br />

Hay alguien cuya imagen en la pantalla despertará en todos nosotros<br />

una tristeza que creíamos olvidada<br />

Decidnos su nombre<br />

Alejandro<br />

(La figura de Alejandro aparece en la pantalla y su imagen se<br />

desdobla en una especie de sombra gemela que trajo a todos el<br />

recuerdo de Jennifer, quien estuvo allí hacía quince años)<br />

−no vengo a quejarme; pero debo reeditar lo que las hojas de<br />

los árboles murmuraban aquel día, el de mi muerte en vida…<br />

Jennifer y yo estábamos conversando por Internet...de improviso<br />

ella interrumpió sus últimas frases, dejando el resto de la<br />

pantalla en espera de que los electrones hicieran que la palabra<br />

escrita tomara, otra vez, forma…me levanté para mirar por la<br />

331


ventana… el parque se esparcía a lo largo del césped, verde<br />

lleno de verdes…las fuentes jugaban haciendo guiños irreverentes<br />

al sol… (Las palabras dejaban escuchar un son de tristeza,<br />

pero no eran tristes; no había dolor en ellas, más bien, algo así<br />

como el alivio que nos trae la resignación) de pronto hubo algo<br />

que atrajo mi atención: los árboles parecían haber decidido vaivenear<br />

sus ramas en movimientos rítmicos y, al parecer, coordinados…<br />

pero eran las hojas las que atrajeron mi más rendida<br />

curiosidad: vibraban… lo hacían en movimientos temblorosos<br />

que convertían los rayos del sol en algo así como pequeños buriles,<br />

deseosos de grabar en el aire lo que el viento contaba a las<br />

hojas... césped, agua, sol, árboles, hojas y viento, todo se hizo<br />

un solo pergamino en el que pude leer lo que el destino había<br />

decidido para mi destino… recordé aquel soldado bosnio que<br />

había sabido leer el mensaje de las hojas y de las ramas y entonces<br />

supe que mi vida sería una tumba…..<br />

−cuando hablamos con Jennifer, nos dijo que sabía que ella era<br />

imprescindible para vos, puesto que vos habíais devenido imprescindible<br />

para ella<br />

−fuimos un sol dentro de una luna…. un reflejo de luna-sol en<br />

algún lago… una sola palma que aplaudía en el bosque... fuimos<br />

precarios, únicos en nuestra unicidad y sin embargo, plurales en<br />

la imagen que reflejaba la felicidad del otro (de pronto parece<br />

recuperar la energía que tanto lo había distinguido en vida)<br />

¿Les contó el diálogo de una señora y de un mendigo, a quién lo<br />

increpó por vivir de la limosna?<br />

−claro que sí; lo contó con tal maestría y lo orló con tal histrionismo<br />

desprejuiciado, que no hizo sino embelesar el embeleso<br />

de escucharla<br />

332


−pues bien… al igual que el mendigo, yo también desestimé el<br />

suicidio… me propuse enfrentarme a los designios del sino para<br />

decirle que no le temía, que podía decretar mi muerte cuando<br />

quisiera, pero que yo no le daría el gusto de convocarla por mi<br />

propia mano… llamé a gritos a la muerte para desafiarla a meterse<br />

en mi vida… invoqué a los espíritus, a las fuerzas del bien<br />

y del mal para mofarme de ellos… reté a las tormentas que bullían<br />

más allá del misterio para reírme de sus tontos ajetreos<br />

alrededor de los agujeros negros… conjuré a las energías malignas<br />

en pos de escupirles en el rostro y medir con ellas la turbulencia<br />

de mi propia alma: blanca de rojo, lava por voluntad del<br />

hielo… quise medir fuerzas con algún dios de cualquier Olimpo y<br />

lidiar con la fuerza misma que realizó las doce hazañas… quise<br />

alguna medusa gigante para estrangular cada áspid de su pelo<br />

con la sola presión de mis dedos… algún minotauro furioso que<br />

quisiera hendir en mí sus astas de azufre y de estaño… sentí<br />

que había dejado de ser humano y más bien convertido en el<br />

hierro que golpea el yunque, para sacar de él la espada con que<br />

partiría en dos el más grande de los meridianos (sólo las respiraciones,<br />

fuelles que forjaban la luz encandilante en cada espíritu,<br />

hacían vibrar el diapasón invisible que medía los decibeles<br />

desencadenados de las palabras)<br />

−habéis traspasado más de alguna dimensión, las que han debido<br />

sentir que las partíais en grietas, como el puño enfurecido astilla<br />

el espejo que no responde a sus deseos<br />

−deambulé en la forma de una sombra que no encuentra su sombra…<br />

abandoné todo, a todos, pues sentía que cada uno era una<br />

constelación que amenazaba explotar en mí… jamás había sentido<br />

tan nítida la presencia de cada poro, de cada célula en mi<br />

cuerpo… entonces sí los sentí, uno a uno, en una acción solidaria<br />

333


de juntar en una neurona toda la potencia de los cosmos para<br />

descargarla con toda la violencia de un alma atormentada… tomé<br />

cualquier calle y desemboqué en cualquier camino para llegar<br />

a cualquier parte… viví de raíces y del agua de la lluvia… dormí<br />

bajo los árboles, sobre los bancos o en la orilla del asfalto… fui<br />

cadáver que andaba, cuerpo que se movía, alma en busca de un<br />

alma… fue entonces que sentí que la muerte había escuchado mi<br />

voz y que vino a mí, mas no para mostrarme mi fosa, sino para<br />

mitigar mi dolor con una benévola locura<br />

−¿…?<br />

−la imagen de Jennifer, holograma fúlgido, tomó forma y cuerpo<br />

a mi lado y empezó a acompañarme… recorrimos juntos la<br />

dimensión de la locura… hablamos, comentamos, miramos juntos<br />

las ventanas de las casas y escuchamos juntos el punteo de la<br />

lluvia sobre las hojas… veíamos un árbol y descubríamos que no<br />

era sólo un símbolo lo que los ojos mostraban a las retinas, sino<br />

que era el árbol mismo el que veíamos, el árbol completo, sus<br />

raíces, sus hojas, su tronco, sus ramas, su savia… lo percibimos<br />

en toda su calidad y su condición de árbol… descubrimos cada<br />

célula de cada hojita y cada célula de cada tallo… vimos, con los<br />

ojos cerrados, la interacción de todo aquello que conformaba el<br />

árbol y la interacción del árbol con todo lo que lo rodeaba…vimos<br />

“el árbol en sí”… tal como lo habría querido Kant, tal<br />

como lo había intuido Platón…mi razón se hizo incandescente,<br />

mientras que Jennifer me lo mostraba con el ademán lánguido y<br />

suave que tanto había seducido mi adoración… volvimos a nuestro<br />

departamento y vivimos allí por mucho tiempo… a veces salíamos<br />

y la gente se detenía a escucharnos hablar y comentar y<br />

reír y expresar nuestro embeleso por haber encontrado en la<br />

locura lo que la razón nos había negado… no le importaba ni mi<br />

334


melena sucia, ni mi barba arremolinada ni mis harapos…pero poco<br />

a poco empezó a distanciarse… ya no me acompañaba el día<br />

entero, sólo algunas horas de algunos cuadrantes del día… salíamos<br />

cuando el crepúsculo nos llamaba y recorríamos las mismas<br />

calles todos los días… algunas veces Jennifer venía conmigo,<br />

otras no… como si hubiera tenido otras tareas… así me dejaba,<br />

así me acompañaba… yo no le pedía nada, sólo la espera<br />

recompensada… uno de esos crepúsculos… uno de esos días,<br />

Jennifer no vino… más solitario que nunca decidí ir por otra calle,<br />

una que tenía cuadraditos pícaros en la acera… tomé el<br />

rumbo que me obligaba a entrar más en el crepúsculo negro ya<br />

de noche…me pareció que cruzaba el aliento de alguna morada<br />

desconocida en el instante en que se hace cosa, como aquél en<br />

que el agua se hace sólida o se vuelve vapor…fue como si hubiera<br />

llegado al momento preciso en que las cosas dejaban de ser<br />

lo que eran, para devenir otras cosas, como si estuviéramos<br />

presenciando el momento exacto en que se realizaba la transformación<br />

vital de lo aparente en lo real… en verdad, estaba<br />

descubriendo el secreto de la eterna transformación del universo…<br />

fui testigo de cómo la finitud se hacía infinita y de cómo<br />

el cosmos se volvía una infinitud de infinitudes… creo que<br />

viví una de las infinitas epifanías del universo… de pronto escuché<br />

las sombras de sonidos muy, pero muy raros… salían a la calle<br />

desde el otro lado de una puerta de garaje…las sombras de<br />

las notas se movían en círculos tras de círculos, haciendo un<br />

pentagrama de blancas y negras coloreadas de amarillo, verde,<br />

rojo y azul… la música que desprendía era como la de alguna excelsitud<br />

desgranada en pequeñísimos diapasones bailadores…<br />

seguí con la mirada la trayectoria de los sonidos coloreados y<br />

los ojos me llevaron hasta la puerta del garaje… vacilante ante<br />

335


los goznes, sentí que algo me empujaba suavemente para que la<br />

traspusiera… lo hice, la penumbra fue hospitalaria y gentil al<br />

mostrarme las formas vacilantes de unas sillas que parecían llevar<br />

el compás de los acordes reiterados… algunas siluetas de<br />

las sillas estaban superpuestas por siluetas de cuerpos sentados,<br />

pero todas, sillas vacías y sillas con torsos erguidos, aunque<br />

estaban alineadas unas detrás y al lado de otras, parecían<br />

representar una entidad autónoma de las demás… como si no<br />

estuvieran en un recinto donde la música cobraba materia, sino<br />

más bien en una formación de lápidas estáticas y solitarias, pedazos<br />

de hielo inmóviles, sorprendidos en el acto mismo de congelarse…<br />

la música venía de un pequeño escenario donde departían<br />

los instrumentos extraños, heraldicios en su intención de<br />

mostrar las entrañas musicales que palpitaban azoradas o embelesadas…<br />

uno de los miembros de la orquesta hacía vibrar,<br />

con los labios, un papel de seda puesto sobre un peine, al que<br />

arrancaba sonidos suaves en su dulce rispidez… otro flexionaba<br />

un serrucho, de esos que se usan para cortar madera el que, al<br />

ser golpeado diestramente por un pequeño martillo forrado de<br />

gamuza, desprendía arpegios que ni las arpas de agua, agitada<br />

por los vientos, podían hacerlo mejor… arrancaba vibraciones<br />

de diferente frecuencia de las flexuosas ondulaciones del metal<br />

dentado… un tercero soplaba una réplica en arcilla de un caracol<br />

marino, cuyo sonido evocaba el espíritu mismo del mar…<br />

había un jarro de metal del que salía un alambre cuya punta se<br />

envolvía en una especie de clavija atornillada en un pedazo de<br />

madera que formaba parte del instrumento… alguien usaba un<br />

juego de ollas como batería de percusión, mientras que otro<br />

hacía lo mismo con 7 latas de sardina, pero de diferente tamaño<br />

y contextura… lo único que pude identificar con certeza fue<br />

336


la zampoña, conjunto de tubos de cañahueca alineados en dos<br />

filas de 7 tubitos cada uno, pero de diferente tamaño, todos<br />

ellos sujetos entre sí por una cinta áspera de colores y que<br />

despedían notas al requerimiento del soplo de los labios ágiles y<br />

amoldantes… la orquesta estaba en plena ejecución y el sonido<br />

de los instrumentos era lo único que se percibía en la semipenumbra...<br />

acostumbrado ya a nadar por el mundo escondido de<br />

la subconsciencia, no me sentí extraño en el ambiente y tomé<br />

asiento detrás de torsos erguidos y apoyados en los espaldares<br />

rectilíneos de las sillas lapidarias… los miembros de la orquesta<br />

eran señores de edad, entre cincuenta y sesenta años y cada<br />

uno tocaba ensimismado en lo que hacía y ocupado únicamente<br />

en la tarea de buscar y liberar los sonidos adecuados que se<br />

escondían en cada uno de los instrumentos, para que conformaran<br />

en total, la melodía, el ritmo y el contrapunto requeridos…<br />

terminado el solitario recital, los torsos se levantaron de las<br />

sillas para dirigirse a la puerta, pero, por alguna razón que no<br />

pude explicarme, yo no me levanté junto con ellos, sino que me<br />

quedé sentado en espera de no sé qué acontecimientos, cuya<br />

procedencia o expresión, por más inusual, no me habría causado<br />

ningún sobresalto… las luces del pequeño escenario fueron apagadas<br />

y la penumbra se hizo aún más espesa, pero dejó el suficiente<br />

reflejo para darme cuenta de que en la fila delante de<br />

mi asiento, un poco a la izquierda, había un torso que tampoco<br />

se había movido de la silla… acostumbrado a mi locura, la que<br />

me traía las escenas más raras, la atmósfera de una penumbra<br />

corva, de sillas en forma de lápidas y de un torso que no se movía<br />

en una de ellas, no me llamó la atención… convencido de que<br />

era otra de mis alucinaciones, me levanté y salí a la calle, donde<br />

la noche ya se había acostado con el asfalto… esa noche hablé<br />

337


con Jennifer, a quien encontré en el departamento: los sonidos<br />

no venían por los oídos, sino por los poros... no escuchabas los<br />

sonidos, dijo, sino directamente la frecuencia de cada onda sonora<br />

que se introducía por tu cuerpo... los instrumentos parecían<br />

ser recipientes donde alguien guardaba las notas y otros<br />

los destapaban, para liberarlas en su ansia de encuentro con las<br />

demás... no eran las notas, eran las almas de las notas, sonidos<br />

que ahora se liberan para traer al mundo la acústica del nuevo<br />

milenio<br />

−creemos que Jennifer se refería al ritmo de la Tierra, el que<br />

se ha cobijado en todas las cosas que existen en el planeta a la<br />

espera de que el hombre las descubra, las valore, se extasíe<br />

con ellas y sepa que el mundo está hecho de sonidos, todos<br />

ellos, provenientes de las partículas más elementales de la materia-energía,<br />

llamadas “cuerdas”<br />

−desde entonces asistí al garaje todos los martes, que era el<br />

día, mejor dicho, el crepúsculo señalado para las audiciones…<br />

cada vez me sentaba en el mismo lugar y observaba que por lo<br />

general había muy pocos torsos en las sillas… también constataba<br />

que la mujer, me di cuenta que era una mujer, delante y a<br />

la izquierda de mi asiento siempre permanecía en la misma silla<br />

y se quedaba aún después que yo había salido ya del recinto…<br />

mientras que nuevos instrumentos venían a enriquecer los sonidos<br />

de la orquesta, cuyos miembros tocaban siempre en silencio<br />

una, tras otra, las diferentes melodías, generalmente antiguas,<br />

aunque con un repertorio de colección… las conversaciones con<br />

Jennifer continuaron, aunque mucho más espaciadas… había<br />

más días de ausencia que de visita, algo que me pareció lógico,<br />

338


debido a las responsabilidades que, me imagino, tenía que cumplir<br />

en el mundo paralelo en el que ahora habitaba<br />

−nos preguntamos si durante todo ese tiempo nunca os habéis<br />

acercado a la persona, imaginamos mujer, que se sentaba sola<br />

delante de vuestra silla<br />

−uno de esos días, ya habían transcurrido varios desde que<br />

Jennifer no venía a acompañarme, me animé a sentarme a su<br />

lado… la penumbra pareció titilar un poco ante la audacia expresada<br />

como un ex abrupto irreverente… pero ella no se sorprendió<br />

ni dio muestras de haber notado mi presencia… la semisombra<br />

me permitía apreciar su perfil, de reojo, claro, y ver<br />

cómo permanecía atenta al desarrollo de las melodías, con movimientos<br />

de aprobación que, a veces, acompañaba con una expresión<br />

de alegría, la misma que se abría paso en la semiluz para<br />

mostrarse auténtica y fresca… los días pasaban dando la sensación<br />

de que cada uno se convertía en un féretro que era llevado<br />

al nicho por las horas que precedían y antecedían al crepúsculo…<br />

cada martes era un punto más de referencia para llevar la<br />

cuenta de cuantos días habían muerto y cuántos otros morirían…<br />

una vez, estaba yo caminando solitario y todo desvencijado,<br />

cuando sentí que alguien me tomaba del brazo y con una autoridad<br />

que nunca había pensado que podría tener, me hizo detener<br />

y dar la vuelta para obligarme a mirarla… al comienzo no<br />

pude reconocerla, por más esfuerzos que hacía para lograrlo…<br />

pero poco a poco, en mi mente, un pedazo de sombra empezó a<br />

recibir algunas luces hasta conformar el rostro entero… antes<br />

de que mi asombro pudiera tomar todo su cuerpo, empezó a hablar<br />

en un tono entre amargo y severo<br />

339


−Cuando Jennifer me hablaba de ti, (dijo) siempre se refería<br />

a un hombre, a un verdadero hombre; en verdad decía que había<br />

encontrado al único hombre de su vida. ¡Cuántas veces te evocó<br />

y te puso como ideal y como concreción perfecta de ese ideal!<br />

¡Cuántas veces me alegré de verla transfigurada por el amor<br />

que guardaba para ti y sólo para ti!. Lo expresaba a cada instante,<br />

con cualquier motivo, con infinitos pretextos. Era feliz<br />

de amarte, de respetarte y de admirarte. Cada detalle, cada<br />

expresión de tu rostro y de tu manera de ser y de tus reacciones;<br />

cada tamiz de tu mirada y de tu talento era evocado con<br />

amorosa ternura. Yo acrecentaba mi alegría y, al mismo tiempo,<br />

mi envidia, porque ella te tuviera envuelto en arrebatos de intransigente<br />

adoración y a fuerza de escucharla, la imagen que<br />

ella tenía de ti fue transmitida a mí, en un acto cómplice arcillada<br />

por ambas. Pero ahora, al verte, debo expresar mi hosca<br />

decepción ante la caricatura que quedó de quien fuera el ideal<br />

de mi primera amiga, de mi última amiga, de mi única amiga. No<br />

veo sino una piltrafa, donde debería erguirse un héroe, tal como<br />

ella te concebía; no veo sino un ser débil donde debería contemplar<br />

al hombre íntegro por el que ella te tenía; no veo sino<br />

un montón de harapos de tela y de recuerdos fermentados<br />

donde debería haber un hombre moldeado por la dignidad de la<br />

que ella tanto se preciaba en ti. ¿No te da vergüenza insultar<br />

de este modo su recuerdo; vejarlo de esta manera; avergonzarla,<br />

mostrando que ella se enamoró de un ente de melcocha<br />

amartelada y no de un hombre de espíritu templado y de voluntad<br />

a prueba de auto-compasiones? ¿Qué ha sucedido, hombre<br />

de cartón? ¿Dónde la entereza que sabías transmitir a Jennifer<br />

en momentos de ternura y de amor guardados por ella en la<br />

mente y en cada poro de su cuerpo?<br />

340


−no eran las palabras solas, sino el tono y los gestos de desencanto<br />

y desprecio con que fueron dichas, lo que me impresionó<br />

y obnubiló por completo… al comienzo no supe qué responderle,<br />

pero el orgullo herido quiso hablar en mi nombre para decirle<br />

que yo era dueño de hacer lo que mi gana me predisponía a hacer,<br />

sin importarme el rebote que mi comportamiento podría<br />

tener en el ánimo de no importaba quien… pero ella no era de<br />

aquellas personas que se dejaban avasallar, al contrario, mi<br />

respuesta no hizo sino aumentar el brío y la fortaleza de la suya<br />

−¿No te das cuenta de que al apabullarte con lamentos no<br />

haces sino desfigurar su memoria? ¿No te da vergüenza desplomarte<br />

ante el dolor de la ausencia, sin tomar en cuenta los<br />

días y semanas y hasta meses de felicidad que tuviste con su<br />

presencia? ¿De nada vale acaso, en tu menguado recuerdo, lo<br />

feliz que fue ella contigo? ¿Haces de la felicidad pasada el dolor<br />

presente? ¿No tiene cabida en el hoy, la dicha que tuviste<br />

en el ayer? ¿Conviertes todo en dolor? Alquimista al revés, que<br />

pretende cambiar la textura de todo lo que la vida te ha dado<br />

en una perenne tristeza, de la cual pareces ufanarte y agrandar<br />

con una especie de orgullo insano; aférrate con las uñas a cualquier<br />

molécula de dignidad que aún encuentres en ti para devolver<br />

a Jennifer la dignidad que le arrebatas con estos arrebatos<br />

de dolor autoinflingido. ¿Supiste, por lo menos, que te dejó<br />

gran parte de su dinero? ¿Fuiste donde el Notario?<br />

−me entregó una tarjeta con el nombre de un abogado… me<br />

miró con una de esas miradas que sólo las mujeres saben fraguar,<br />

en la que imbrican rabia, desilusión y piedad… se fue, dejando<br />

en mí el pálpito de un solo deseo: morir, morir de inme-<br />

341


diato, acabar con la felicidad vuelta dolor y con todo lo que significara<br />

vida… volví a mi departamento, quedaba aún el dinero<br />

que alguna vez guardamos con Jennifer y que ella había aumentado<br />

sin yo saberlo… permanecí echado, entre comida y comida,<br />

durante un mes, en una especie de fiebre de pantano y de selva…<br />

las imágenes venían para tornar a irse con la consigna de<br />

tornar con más saña para dejar en mí nuevos ardores y presagios…<br />

unas veces eran remolinos de lodo ardiente los que saturaban<br />

mi cuerpo y mi cerebro… otras, astillas de hielo que se<br />

incrustaban en la piel hasta derretirse dentro de mí… simún y<br />

arena, vendaval y hielo… tempestad y trueno, lava y fuego… así<br />

pasaron las noches sin que yo tuviera conciencia de los días, en<br />

una caravana de jorobas y dunas oscuras y persistentes…hasta<br />

que un día…<br />

−¿…?<br />

−desperté como si hubiera vuelto de algún peregrinaje al infierno…<br />

desperté lúcido, pleno de energía, con un optimismo incontenible<br />

y unos deseos de vivir que nunca había tenido antes,<br />

excepto cuando estaba Jennifer… me levanté y un impulso determinante<br />

me hizo ir al cuarto de baño… sentí las delicias del<br />

agua al resbalar por el cuerpo y las del peine, ordenando, enérgico,<br />

mi cabello… me afeité, busqué algún traje en el ropero,<br />

escogí una remera… el espejo, poco a poco, me devolvió el rostro<br />

que creía perdido para siempre… y me di cuenta de que tenía<br />

hambre: ¡yo tenía hambre otra vez! pero no cualquier hambre,<br />

sino un deseo de comer lo que la vida tuviera para darme…<br />

salí a la calle, tomé un bus para ir a uno de los lugares donde<br />

tomábamos un café de vez en cuando con Jennifer, llegué y entré<br />

en uno de esos bares madrileños donde hombres y mujeres<br />

toman el desayuno juntos, comentan y ríen y discuten como si<br />

342


en ello les fuera la vida y como si estuvieran a punto de retarse<br />

a duelo… pedí café con leche y magdalenas (las que tanto nos<br />

gustaba) cuando el encargado de mostrador vino trayendo lo<br />

pedido, me miró… volvió a mirarme… yo también lo miré extrañado<br />

por una mirada tan llena de sorpresa que él convocaba a<br />

sus pupilas y a su rostro… se dirigió a todos y con esa soltura y<br />

familiaridad que los españoles tienen para dirigirse entre ellos<br />

dijo:<br />

−¡Eh, vosotros! sabed que aquí tenemos a Alejandro, el amante<br />

de Jennifer y el gran escritor del momento<br />

−el silencio de las voces dio paso al sonido de las cafeteras y<br />

a la acuciosidad de las miradas… sentí que las pupilas me enfocaban<br />

en grandes pretensiones de describir mi rostro y todo<br />

yo, en busca de detalles que pudieran describir los rasgos…<br />

primero fue una mujer la que se acercó a mí, me besó y me pidió<br />

que le firmara un libro que tenía en la mano… lo reconocí por<br />

el título: era uno de los que yo había escrito hacía tiempo, mucho<br />

tiempo… luego se acercó otra señora y luego otra, para que<br />

viniera otra y otra más, cada una con un libro a ser autografiado<br />

y con títulos que hacía tiempo yo había olvidado por completo…<br />

algunos de los hombres presentes allí quisieron pagar la<br />

cuenta de mi desayuno… pasada la euforia, salí otra vez a la calle<br />

en busca de alguna librería… la encontré en la que había en la<br />

esquina al frente del Corte Inglés, en un entrevero conformado<br />

por calles como la Alcalá, Alfonso XII y un conjunto de casetas<br />

verdes donde vendían productos baratos… habíamos ido a esa<br />

librería muchas veces a escoger libros y a curiosear… entonces,<br />

vi que en los escaparates, desde afuera y, en los estantes de<br />

últimos lanzamientos, desde adentro, que mis libros se exhibían,<br />

uno tras otro en ediciones elegantes y llamativas… no po-<br />

343


día entender que es lo que había pasado… hasta que recordé el<br />

día en que Jennifer me dijo que ella se encargaría de que mis<br />

obras llegaran a las editoriales y que les haría una oferta “que<br />

no podrían rechazar”… una de las dependientes me reconoció,<br />

pues todos los libros llevaban fotografías mías en la contraportada<br />

y, al parecer, yo no había cambiado mucho desde entonces…<br />

la señorita llamó al gerente, el que vino de inmediato para<br />

saludarme y preguntarme si había escrito nuevas obras… salí en<br />

un día de sol que era el primero que había sentido desde que<br />

decidí seguir viviendo para no vivir… tomé un metro y allí pude<br />

observar que las cosas seguían como de costumbre: las mujeres<br />

leyendo alguna obra y los hombres con la página matutina de los<br />

deportes… muchas de las señoras y señoritas leían libros con<br />

títulos de mis obras… cuando me reconocieron tuve que firmar<br />

muchos de ellos ante el entusiasmo de todas ellas… bajé del<br />

metro para dirigirme donde el abogado, cuyo nombre estaba<br />

impreso en la tarjeta que Nathalie me había dado… cuando me<br />

hice anunciar, un señor de traje azul a rayas me abrió la puerta<br />

de su oficina y en síntesis me dijo que Jennifer había hecho su<br />

testamento poco antes de morir: dejaba una fortuna de 20 millones<br />

de euros, la mitad para su hermano y la mitad para mí<br />

(recordé que alguna vez me había dicho que su marido ganaba<br />

150 millones de dólares al año y que lo que le daba cada mes,<br />

durante los cinco años de matrimonio, se había convertido en<br />

una “pequeña fortuna” que ella no gastaba, puesto que nunca se<br />

compraba joyas ni vestidos caros ni tenía manías de gastadora)…<br />

salí otra vez, almorcé un arroz a la valenciana y fui a la<br />

editorial donde publicaban mis libros… el gerente me hizo conocer<br />

mi estado de cuentas por derechos de autor, recursos depositados<br />

en mi cuenta bancaria por sumas astronómicas que ni<br />

344


siquiera intenté estimar, sólo supe que había pasado a la categoría<br />

de archimillonario… pleno de euforia me dediqué a pasear<br />

por todas las calles que habíamos recorrido con Jennifer, pero<br />

esta vez ya no con pena, sino con una alegría recobrada por los<br />

momentos felices que, a mi vez, recobré en el recuerdo… Nathalie<br />

tenía razón: yo había sido presa de una locura autocompasiva…<br />

de pronto me di cuenta que el crepúsculo se levantaba y<br />

de que era martes… entonces enfilé hacia el garaje, al que no<br />

había asistido durante todo un mes… cuando llegué, la orquesta<br />

tocaba unos sones de entramado lejano, repetido en ecos en<br />

espiral que dejaban la sensación de un relato cuasi existencial…<br />

en el garaje cobijador de penumbras sólo estaba la silueta solitaria<br />

de siempre, apoyada en el respaldo de la única silla ocupada…<br />

sin decir nada me senté a su lado… la muchacha, que<br />

permanecía erguida en el asiento, mirando al escenario, desvió<br />

la vista para mirarme y decirme, como si el mes de ausencia no<br />

hubiera existido:<br />

−la mayor parte de las veces yo soy la única audiencia de estas<br />

sesiones musicales; es como si yo también formara parte<br />

del concierto de notas<br />

‒su voz era pura y clara; pero cálida y cómplice… no quise<br />

hablar, me pareció que de hacerlo, habría desgarrado toda la<br />

magia que había en el garaje… le tendí la mano con la palma hacia<br />

arriba y el dorso apoyado en su muslo izquierdo, a la que ella<br />

sobrepuso la suya y sin una sola palabra de por medio, nuestros<br />

dedos se entrelazaron en la penumbra que se movía de un lado a<br />

otro, escurriéndose de silla en silla y de pared en pared… el<br />

silencio y la penumbra se pusieron en alerta cuando ella habló<br />

otra vez:<br />

345


−tu soledad y la de mi padre, ya empezaban a conspirar para<br />

incubar la mía<br />

Cuando terminó la sesión de música, salimos juntos a la calle…<br />

allí, la penumbra seducía a la luz tentándola a descolgarse desde<br />

los postes… entonces hablé:<br />

−iremos al mejor club nocturno de Madrid y les haremos ver<br />

la importancia que tiene el que contraten a la orquesta de tu<br />

padre, sobre todo, por los extraños instrumentos y los lejanos<br />

sonidos que evocan, algo que no es común<br />

−en esos clubes sólo tocan los conjuntos muy reconocidos a<br />

nivel mundial y no creo que tengan mucho entusiasmo por la<br />

banda de mi padre<br />

−no te preocupes, les haremos una propuesta que no podrán<br />

rechazarnos; nos apoyaremos uno al otro y nos contaremos<br />

nuestras cuitas: ¿quieres que seamos amigos<br />

–sí<br />

–pero esto deberá quedar entre nosotros; será, como dicen<br />

los gringos, nuestro secreto… para ello, necesitamos ser compinches:<br />

¿quieres ser mi compinche?<br />

−sí<br />

−haremos cosas; no sé en este momento qué cosas, pero haremos<br />

muchas cosas, juntos: ¿quieres que seamos compañeros?<br />

−sí, sí<br />

… entonces acercó mi rostro al suyo, apoyando la palma de su<br />

mano en mi nuca y me besó, con un beso tibio y fresco; profundo<br />

y etéreo; real y de sueño… al separase me miró con toda su<br />

belleza al descubierto y me dijo: ¿seremos también amantes?<br />

346


−sí<br />

… sentí una sensación de felicidad infinita, de identificación<br />

con el mundo y con cada cosa que había en el mundo… el tiempo<br />

de insistente sufrimiento había exorcizado mi alma y mi cuerpo,<br />

la noche-día no fue ya el desfile de las gibas en el desierto<br />

oscuro, más bien fue la otra fase del día, la cara que hace la<br />

dupla de la vida y, en un impulso que llegaba desde el cosmos<br />

para reciclarse en el mi mente-cuerpo, le dije: ¿quieres ser mi<br />

esposa?<br />

−sí<br />

−ninguno sabía nada del otro, ni siquiera el nombre de cada<br />

uno; pero supimos que el tiempo había planeado todo: la soledad,<br />

la fiebre y el hielo; el sufrimiento y la dicha; la vida y la<br />

muerte juntos… fue en ese momento que la vi… estaba en la esquina…<br />

llevaba un vestido de tela liviana, de aquéllos que tanto<br />

me gustaban y que esculpía su cuerpo, sin apretarlo… nunca la<br />

había visto tan hermosa… tenía en el rostro la paz encarnada y<br />

la sonrisa dejaba traslucir toda la ternura y la felicidad que<br />

sentía… levantó el brazo con la palma abierta, para agitarlo, yo<br />

alcé el mío y lo agité del mismo modo<br />

−¿A quién saludas? preguntó Carmen<br />

−no saludo, me despido<br />

−¿…?<br />

−de mi locura<br />

Jennifer dio vuelta la esquina; nunca más la volví a encontrar…<br />

en la lejanía, los ojos de la noche miraron extasiados los entreveros<br />

de las almas y, como las ramas y las hojas de los árboles,<br />

las estrellas guiña-giñaron para transmitir al infinito que una<br />

vida, una felicidad, habían sido reencontradas.<br />

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