DIALOGOS EN LA MORGUE

igía a algún lugar) en la escuela encontré un ambiente hostil,
especialmente por parte de los niños, quienes molestaban a las
niñas como si fuera un deber que debían cumplir con gran esmero;
así nos tiraban de las trenzas, ponían insectos y batracios
en nuestras mochilas (eso nunca me causaba inquietud ni
zozobra, realmente) y muchas otras cosas que consideraban serían
desagradables para nosotras… todos se parecían a mi hermano;
todos parecían haber sido hechos para hacer lo mismo
(de pronto, sus facciones iluminaron de colores la pantalla) pero
fue en la escuela que conseguí una amiga; amiga que fue amiga
mientras tuve vida… desde entonces estuvimos juntas y aumentaron
los miembros de la comitiva de los paseos con Espúler, la
Loca Hortensia y doña Clotilde… mi amiga tenía también su perrito,
al que aceptamos como parte de la comitiva… se llevaba
muy bien con Espúler, aunque éste fue muy desconfiado al principio;
seguramente se preguntaba si no era un peligro para mí o
para la Loca Hortensia o para Doña Clotilde… cuando se convenció
de que más bien nos traía una alegría adicional, Espúler dejó
su natural recelo y lo consideró uno de los nuestros
(Percibir una sonrisa que denota pena, melancolía, frustración y
resignación, es como tomar una mirada y pretender asirla entre
las dos palmas)
─aprendí a tocar el piano, pues mamá decía que una dama debía
saberlo a costa de cualquier cosa… también aprendí el arte
de bordar y de cocinar… por lo general, lo que cocinaba lo disfrutábamos
mi amiga, Espúler, la Loca Hortensia y yo, que también
lo hacía por doña Clotilde… así, creo que mi niñez transcurrió
más bien plácida, como el agua de la fuente que había en
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