DIALOGOS EN LA MORGUE

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–¿…? –claro que volvimos al tema de mi aventura electrónica; esa tarde le mostré algunos de los escritos que él me había enviado a pedido mío –¿…? –los aprendí de memoria…trataré de recordar algunos; es posible que logre transmitirles parte del placer que me causaron…por ejemplo, el que retrata el día en que se encontraba parado en una esquina de Estocolmo esperando a alguien; nevaba… de improviso una hermosa sueca pasó cerca de él y dejó su huella en la nieve… él rememoró ese instante del siguiente modo: La Nieve en Estocolmo… se desliza con el destino luna sobre luna blanca Viene desde un misterio morada de un blanco magma Escribe el raro designio en el agua De pronto, el rastro tibio se estampa La nieve en Estocolmo es una plegaria –Señora, los versos de vuestro “alguien”, sin duda han causado en vos sentimientos fuertes y definitivos, habiendo dejado en vuestra alma el rastro sutil y permanente de una emoción que se multiplica con la simple evocación de sus sonidos. Esa inefable sensación ha llegada hasta nosotros por la trémula voz con 213
que los habéis repetido y la forma tan serenamente apasionada con que pronunciabais cada una de sus sílabas –…¡cuántas veces me han acompañado en la mente y en cada una de mis entrañas! ¡con cuánto abandono han rociado en mi cuerpo-mente las gotas mágicas, para hacer de mis días un haz de luz almibarada…pero las lucubraciones de la tarde con mi amiga no terminaron donde las de-jamos, más bien siguieron en una exploración lunar que se prolongó hasta que los días se confundieron con las noches, para unirse ambos y recordarme de la urgencia de decidir, ya por el encuentro, ya por la negación de toda posibilidad de hacerlo… uno de esos días mi marido me sorprendió con su llegada…acostumbrada a su no-estar, su presencia me resultó extraña y sentí que nada llenaba: ni las habitaciones de la casa ni la otra mitad de la cama; los días semiplenos habían erosionado su imagen de tal modo que el original me pareció más borroso que el recuerdo que de él tenía entonces…seguía siendo brillante y su personalidad, envolvente; pero me daba la impresión de que era irreal, como una figura salida de algún cuadro que, de pronto, se pusiera a caminar y a conversar; parecía sobrar en todos lados y no ocupar espacio, al mismo tiempo…yo quería asirlo no con la manos, sino en la percepción, pero parecía que siempre se escapaba de mí, que resbalaba fuera del ámbito de mi aprehensión; era una figura afantasmada que carecía de textura vital y de solidez real…su conversación, que yo siempre había considerado perfecta, sonaba como surgida de una grabadora preinstalada; mi piel ni siquiera sintió el encandilamiento que tanto había propiciado su primer acercamiento…hice todo lo posible para llevar una conversación que revitalizara en algo nuestra relación 214
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El Ritual (En una morgue cerrada y
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Vemos que vuestra vida de niño y d
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jada, llena de reminiscencias antes
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esa mano tendida en aquella memorab
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saba que decididamente no podía es
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para comprender vuestra complicidad
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Vayamos al primer encuentro con el
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enemigo. Cuando se vive en una dime
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mano y comprobé que era verdadero
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que todos los hombres modestos ten
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Bueno; ese es siempre el objetivo p
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su situación laboral. Esa fue una
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(Pone un índice en los labios, mov
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mujer pudiera ser mujer sin serlo,
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niéndolos al borde de la muerte. L
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-Los rebeldes quieren ser líderes
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-El Egoísmo Ético postularía que
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ideología política, sostiene que
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tomé un bate de base ball y le rom
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los goznes, sentí que algo me empu
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−Cuando Jennifer me hablaba de ti
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−tu soledad y la de mi padre, ya
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