DIALOGOS EN LA MORGUE

cia a la imaginación muestra el carácter abierto de un hombre
que, por la síntesis con que se expresa, debe ser muy parco con
los extraños; la intención de contactarse contigo nuevamente
es manifiesta, pero puesta con gran delicadeza y, por último, la
manera cómo dice lo que quiere decir, es muy atrayente (todo
esto lo explicaba con un tono doctoral y pleno de autoridad) para
estar seguras, podríamos iniciar un diálogo exploratorio
–¿…?
–comprobaremos su grado de vanidad (“todos los hombres
son vanidosos: es el grado en que lo son y lo que causa su vanidad,
lo que los diferencia unos de los otros”)
La primera respuesta que se nos ocurrió fue la siguiente:
“no parece que la imaginación sea un firme puntal para llegar a
conclusiones muy confiables sobre los demás; por otra parte, lo
racional es algo que, por supuesto, no todos tienen en el grado
que sería de desear. Creo que si todos los seres fueran más accesibles
a la razón, los problemas del mundo se resolverían más
fácilmente”
después nos dimos cuenta que ésa era una agresión sin fundamento
alguno y digna de una amargada sin remedio… pero a él,
la cosa pareció divertirle
“Nada tiene de malo la razón; todos tenemos amigos que la usan
en todo y para todo, con grandes anuncios, orgullosos de mostrar
un inventario inmenso de logros racionales al que pretenden
incrementar con meticuloso cuidado; pero, si observamos el
asunto desde otros ángulos y matices, es muy posible que lle-
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