DIALOGOS EN LA MORGUE

por ejemplo, la gran necesidad, tan diseminada por el mundo,
que tiene la gente de confiar en algo. La vida es muy difícil para
los débiles, para quienes no han nacido con la capacidad de
competir, sino con la destreza para obedecer; creo que hay
causas biológicas determinantes que hacen la gran diferencia y
que las leyes naturales son las que dictan el lugar que cada uno
debe ocupar en la desigual distribución de tareas, debida a la
desigual distribución de talentos y de inteligencias. Creo que
hay seres superiores y seres inferiores y que los ha habido en
todos los tiempos pasados y los habrá en todos los futuros. La
muestra empírica de lo que afirmo es el hecho de que siempre
han existido seres que sirven a las órdenes de los que mandan.
Los que mandan son los superiores, puesto que han alcanzado la
situación de mandar sobre los débiles (cierra un puño para golpear
con él la palma de la otra mano) Desde los faraones de la
antigüedad hasta los millonarios del presente, el hecho se repite
con sistematicidad comprobada: quienes han dominado a las
masas fueron pocos en comparación con el número de los dominados,
gente que, siendo tan infinitamente superiores en número,
han tenido que obedecer a los pocos triunfadores. Los dictadores
modernos de cualquier país que los tenga o hubiera tenido,
no son sino una muestra de que sólo los superiores pueden
mandar y que los inferiores están para obedecer.
–¿…?
–Creo que se debe a que los superiores se convierten en una especie
de reflejo de lo que los inferiores quisieran ser; de lo
que, en el fondo, quisieran alcanzar. Creo también que los pocos
triunfadores dan a las masas de débiles una seguridad que los
débiles, por sí solos no pueden encontrar; una especie de garantía
de que los superiores saben lo que hacen y que harán lo
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