DIALOGOS EN LA MORGUE

podría tomar clases conjuntas para esperar juntos al nuevo ser,
ni podría ser parte de algún grupo de terapia sobre el tema. No
sé qué traumas tuve en mi infancia, pero no pienso exhibirlas a
la mirada analítica de algún freudiano consuetudinario
–Y ¿...?
Tampoco podría. No sé si mi anormalidad es patológica, sólo
sé que es muy fuerte. No podría cambiarle los pañales a mi propio
hijo, si es que algún día tuviera uno. No importaría cuánto
amaría a mi esposa y a mis hijos: no podría hacer nada de lo que
me preguntas
…como comprenderán, al escuchar esto de uno de los miembros
del grupo, que lo decía con tanta franqueza, no pude menos que
recordar a mi marido
Me imagino que el trauma ha debido ser muy profundo y seguramente
ha modelado en ti una repulsa irresistible por los
gays
Mi repulsa no es por lo que puedan hacer con sus cuerpos.
Cada ser humano debe usar de su cuerpo del modo cómo le place
mejor (“sin dañar a terceros”, ya sabemos) Lo que sí me repugna
en un hombre es que tenga modales femeninos. Nada hay
tan característico de una mujer que sus modales; pero todas
ellas dentro de un marco de femineidad que yo capto con gran
regocijo. Sin embargo, esos movimientos, cuando trasladados a
un hombre, me parecen excesivamente repulsivos
Hay muchos gays que son muy masculinos, tanto en sus movimientos
como en su porte y actitudes. García Lorca es un
buen ejemplo. Él era homosexual pero no un afeminado; al contrario,
detestaba sin di-simulo a todo tipo de afeminamiento en
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