DIALOGOS EN LA MORGUE

podrá explicar alguna vez las arcanas leyes que determinan que
los taxis estén siempre llenos cuando uno necesita desesperadamente
de ellos…el tráfico era imposible: sería un atrevimiento
de quilates gravemente onerosos, pretender averiguar por
qué el tráfico está siempre denso cuando imploramos que esté
llano…el Jefe de Registros no estaba: si se dedicara un montón
de años equivalente al que tomó la formación del sistema solar,
en averiguar las razones por las que los burócratas nunca están
donde deben estar en el momento preciso, constataríamos que
no alcanzarían para realizar ni los prolegómenos de la tarea…la
secretaria no sabía nada: nunca, nunca traten de averiguar si la
secretaria sabe algo de algo cuando no está de humor para saberlo…Luciano
Arredondo Obregón está en la acera de la calle
donde vive, listo para dirigirse a una de las oficinas gubernamentales:
llovía, los taxis estaban repletos, el tráfico era imposible,
el Jefe de Registros no estaba, la Secretaria no sabía
nada…Luciano Arredondo Obregón era posiblemente el único
ser humano en el planeta que renegaba dos veces por un mismo
proceso: la primera, cuando se imaginaba lo que iba a ocurrir y,
la segunda, cuando efectivamente ocurría de ese modo...su intuición
para el desastre era prácticamente infalible; no con la
infalibilidad del Papa en cuestiones sacras, infalibilidad que no
tiene parámetros de comparación, no; el sentido de predicción
del desastre Arredondiano era natural, como el que tienen las
esposas cuando anticipan que, precisamente el día de sus cumpleaños,
el marido habrá de presentarse con cuatro amigotes
para ver por T.V el partido del siglo…Luciano, El Renegón, era
habitué de “El Bar”, el lugar favorito de Alejandro; pues en él
se reunía con el grupo de académicos que asistía con puntualidad
todos los viernes en las tardes. Su dueño era amigo del
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