DIALOGOS EN LA MORGUE

muestran el mundo de afuera, pero la luz, en porfía rara, no me
permita verlas; los sonidos llegan a mí para encontrarme indiferente
a todo son; los besos que fueron vuelven, pero lo hacen
sólo como la promesa de que volverán, aumentando mi ansiedad
hasta la línea de ínfimo grosor que anuncia el punto de no retorno
−…te necesito; necesito todo de ti: la ternura, tu ser, tu aliento…el
día es noche, noche siempre fría; noche que se hace doblemente
fría porque estoy y no estás; ¿qué hago con la vida, si
me quita todo sustento de vida? necesito que me digas cosas,
que me comentes, que me preguntes…pero no sólo necesito tu
espíritu; necesito que me digas las palabras locas…quiero sentirte
en la plenitud misma, beber con placer loco el elixir que
brota de ti …necesito tenerte, quiero que me tengas… recibir el
bálsamo que brota de ti, por las tres sendas que penetras para
llegar a mí…recibir en cada una el brebaje que revitaliza mi
ser…la pócima que cae y hace de mí una ninfa plena, después de
haber sido una bacante en pos de su Dionisos…exploto de una
lascivia discriminadora, pues sólo ansía lo tuyo, al que ve venir
como una vela veloz por la ensenada anunciando que llega ya al
puerto…te he bebido, te he succionado y te he comprimido en
un intento de transferirte a mí…¡he hecho tantas cosas por las
cosas que me has hecho!… por eso somos cómplices…
−con cuánto ardor añorabais los momentos en que disfrutabais
de tu cuerpo como nunca lo habéis hecho antes
−…la verdad es que yo no disfrutaba de mi cuerpo…él era el que
lo disfrutaba; yo gozaba de su gozo, del placer que encontraba
en mí y del que me daba, al mismo tiempo…me sentía una mujer
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