DIALOGOS EN LA MORGUE

terminada y salí con la seguridad de que, le gustara o no a la
editora, las obras se publicarían… de pronto me di cuenta de lo
agresiva que me había portado con el gerente de la editora…
¿de dónde había sacado yo esa energía y esa autoridad para
hablarle como lo había hecho, yo, que nunca le alzaba la voz a
nadie y que vivía, como dijo Alejandro, “en puntas de pie para
no perturbar la vida de nadie”?...rememorando la entrevista,
encontré que había asumido la actitud de mi marido…¡no podía
creerlo! me estaba comportando como una hábil discípula de mi
marido, después de haberlo visto y escuchado tantas veces…descubrí
que me había impregnado de una buena parte de
su autoridad, confianza y determinación…él recibía un salario
anual de 150 millones de dólares por comprar empresas y venderlas
una vez reestructuradas…una pequeña parte de ese ingreso
era mensualmente depositada en una cuenta corriente a
mi nombre, y, aunque la cantidad era pequeña con relación al
total ganado por mi marido, me había hecho millonaria, sobre
todo, porque casi nunca la había utilizado hasta entonces…el
amor hace fuertes a los más débiles… quizá yo no tendría el valor
para luchar por mí, pero sí lo tenía para luchar por Alejandro…había
pues que descubrir que el amor y el dinero otorgaban
fuerza, confianza y determinación como no lo hacía nada
más en este mundo
–¿deduciremos entonces, Señora, que habéis cambiado de personalidad?
¿Os habéis dado cuenta que no teníais que andar en
puntas de pie y de que podíais conseguir muchas cosas con el
poder que el dinero os había concedido de improviso?
–…no cambié en ese sentido, pero sí, desde entonces se apoderó
de mí una energía tan machacona que era imposible resistirse:
no quedaría satisfecha hasta haber realizado todo lo que era
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