DIALOGOS EN LA MORGUE

que se alegraba de que pudiera tener compañía… mi amiga vino y
mi soledad disminuyó apreciablemente…había abandonado sus
estudios universitarios sin haber concluido el primer año; quería
casarse y lo hizo; ahora estaba reponiéndose de su segundo
divorcio, después de azarosas experiencias matrimoniales que
le permitieron formarse una opinión muy consolidada de los
hombres:
–son una mierda; los hombres son subhumanos, cuesta creer
que pertenezcan a la misma especie que nosotras, dijo, cuando
la recibí en el aeropuerto
–…no debe ser para tanto, después de todo, la naturaleza nos
creó juntos
–no hay duda; en lo que la naturaleza se equivocó fue en hacerles
creer que valen tanto como nosotras y en otorgarles la
estúpida idea que somos iguales en jerarquía y en todos los
atributos que distinguen a las personas de los reptiles en la escala
zoológica (mientras me decía todo eso, yo no podía dejar
de notar que miraba a todo hombre que aparecía por las instalaciones
del aeropuerto, con una actitud de catadora o conocedora
de un producto tradicional) pero hay algo más: de alguna
manera han llegado a la asombrosa creencia de que son superiores
a nosotras, algo que es una estupidez elevada a todas las
potencias
–…apuesto a que tienes mucho que contarme sobre tus dos
experiencias casorias y tal vez sobre algo más
–no hay mucho que contar; me casé con un imbécil, al que
mandé de paseo y me casé con otro imbécil después, el que tuvo
que ir al mismo lugar donde mandé al primero; cuando llegamos
a esa especie de castillo donde yo vivía, no pudo esconder su
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