DIALOGOS EN LA MORGUE

al admirarlos una y otra vez, siempre vislumbraremos la mente
del empresario en la construcción de esas maravillas. Visitemos
los cines y las discotecas, las salas de teatro y de conciertos…
en fin, veamos donde veamos, siempre nos encontraremos con la
imagen del empresario combinando factores de producción,
reuniendo gente y dinero para llevar adelante proyectos que
nadie más que él está dispuesto y capacitado para convertirlos
en realidad. El empresario es el nervio motor y el cerebro del
mundo y de la especie (los gestos ya se vuelven altaneros, como
los de un moderno Napoleón, que en vez de mirar el mapa de
Europa, analiza el plano del próximo supermercado)
–¿…?
–Las negociaciones entre dos empresarios participan de las que
existen entre los jefes de Estado por una parte y los sectores
que componen el conglomerado social de la nación respectiva,
por la otra. Así, el Jefe de Estado debe decidirse sobre las intenciones
de quienes vienen a hablar con él. Si los dirigentes
desean mantener el statu quo, es decir el sistema de gobierno
imperante en ese momento, el estadista sabrá que cometería un
error imperdonable si no dialogara con esos señores, puesto
que lo único que desearán será mejorar el status de los miembros
del grupo al que representan, dentro del statu quo imperante,
lo que es legítimo en una sociedad civilizada. Por el contrario,
si el estadista observa que la parte contraria no quiere
mejorar su status en el statu quo del sistema vigente, sino destruirlo,
entonces el hombre de Estado sabrá que el error estará
en pretender dialogar con esa gente, puesto que no importará
lo que se proponga, el diálogo sólo servirá para hacer ganar
tiempo al enemigo. Lo mismo sucede con la negociación entre
empresarios: cuando el más fuerte recibe a los más débiles de-
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