Pisada de Bruja No. 5. Beltane 2018

espirituales con la naturaleza el feminismo rescata la conexión de la mujer con
la naturaleza y la pone en valor. En concreto existe una corriente llamada
ecofeminismo que habla que las mismas lógicas de dominación y explotación
que se aplicaban a la mujer se aplicaban del mismo modo a la naturaleza.
Silvia Federici, escritora, profesora y activista feminista, explica en su libro
Calibán y la bruja: Mujeres, cuerpo y acumulación primitiva (Traficantes, 2010)
que la bruja era toda mujer que practicase la sexualidad fuera de los vínculos
de matrimonio. Es decir las brujas se salían de las normas, daban poder a
quienes eran valiosas solo por su cuerpo y les mostraban su capacidad para
controlar sus vidas.
Durante las últimas décadas hemos comprobado como la brujería y el
feminismo se han visto mezcladas y potenciadas la una a la otra. Grupos como
W.I.T.C.H. o Moon Church rescataron la imaginería tradicional de las brujas para
crear un activismo donde la feminidad y ser feminista estaban íntimamente
ligadas. Pero también lo hemos visto desde el punto de vista pagano donde
colectivos como Reclaiming o determinados grupos de brujería con un fuerte
énfasis en la feminidad han llevado los rituales y la magia para producir
cambios y protestas frente a la opresión.
Pero todavía hay mucha gente que no entiende que es en realidad el
feminismo y que este no debería ligarse o mezclarse con la brujería.
El feminismo busca la igualdad de género y que no haya discriminación solo
por pertenecer a uno u otro. En la brujería, y sobre todo en la Wicca, se hace
mucho hincapié en la dualidad, en el equilibrio de fuerzas complementarias y
eso llevado a un plano sociales es simplemente feminismo.
El arquetipo de la bruja se ha estado utilizando durante siglos para
demonizar a las mujeres y de paso a la naturaleza y a toda la espiritualidad
vinculada con ella. El efecto “civilizador” del patriarcado convirtió a toda la
brujería en algo salvaje, indómito e incómodo porque potenciaba otras formas
de poder que era más difíciles de controlar en una jerarquía cerrada
y piramidal.
Precisamente cuando rescatamos ese poder al practicar brujería nos
hacemos dueños de nosotros mismos, cruzamos los velos y vamos perdiendo
esas ilusiones que nos implantan sobre cómo es o cómo debe ser el mundo.
Tanto la brujería como el feminismo les devuelve un gran poder a las mujeres,
consigue que dejen de ser algo que haya que controlar y dominar y a los
hombres nos ofrece la posibilidad de experimentar cosas que nos han sido
negadas durante muchos siglos.