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A sangre fría - Truman Capote

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

A sangre fría (título original en inglés: In Cold Blood) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Fue comenzada en 1959 y finalmente publicada en 1966. Para hallar la documentación necesaria para el libro el autor realizó un exhaustivo trabajo de campo. A sangre fría explica cómo una familia de un pueblo rural de Estados Unidos es asesinada sin ningún sentido y cómo los asesinos son capturados y sentenciados a pena de muerte. En la novela se quieren mostrar las dos caras del sistema judicial, la humanidad que está detrás de un crimen y, especialmente, el motivo de este.

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-Quizá duerman todavía.<br />

-Eso es imposible. ¿Te imaginas al señor Clutter dejando de ir a la iglesia? ¿Y sólo para<br />

dormir un poco más?<br />

-Vámonos, entonces. Iremos al Profesorado. Susan debe de saber qué ha pasado.<br />

La casa del Profesorado, que se halla enfrente del colegio nuevo, es una construcción<br />

antigua, pardusca y patética. Sus veintitantas habitaciones están divididas en apartamentos<br />

gratuitos destinados a los miembros de la facultad que no pueden encontrar o permitirse otro<br />

alojamiento. Sin embargo, Susan y su madre habían conseguido dorar la píldora y dar<br />

ambiente íntimo y personal a su apartamento, que constaba de tres habitaciones en la planta<br />

baja. Era increíble lo que contenía aquella reducidísima sala de estar: además de los asientos,<br />

un órgano, un piano, un jardín de plantas en tiestos llenos de flores y, generalmente, un perrito<br />

muy vivaz y un enorme gato soñoliento. Aquella mañana de domingo, Susan, una alta y<br />

lánguida damita de cara pálida oval, con hermosos ojos de color gris azulado y manos<br />

extraordinarias de largos dedos flexibles y elegantes, estaba asomada a la ventana de su<br />

habitación observando la calle, vestida para ir a la iglesia y esperando de un momento a otro<br />

ver el Chevrolet de los Clutter, pues ella también iba al servicio religioso dominical<br />

acompañada por los Clutter. En lugar de los Clutter vio aparecer a los Ewalt, que le contaron<br />

la rara historia.<br />

Pero Susan tampoco le supo encontrar explicación, ni su madre, que dijo:<br />

-Si hubiera algún cambio de plan, vamos, estoy segura de que hubiesen llamado. Susan,<br />

¿por qué no les llamas tú? Puede que estén todavía durmiendo, supongo.<br />

-De modo que lo hice -dijo Susan en una declaración de fecha posterior-. Llamé a la<br />

casa y dejé que el teléfono sonara (o por lo menos me dio la impresión de que sonaba), oh,<br />

durante un minuto o más. No contestó nadie y entonces el señor Ewalt sugirió que<br />

volviésemos a la casa y tratáramos de «despertarles». Pero cuando llegamos allí..., yo no<br />

quería hacerlo. No quería entrar en la casa. Me daba miedo y no sé por qué, porque ni me<br />

había pasado por la cabeza. Bueno, algo así nunca se le ocurre a uno. Pero el sol era tan<br />

fuerte, todo parecía demasiado brillante y tranquilo. Y después vi que todos los coches<br />

estaban allí, incluso el viejo Vagón Coyote de Kenyon. El señor Ewalt llevaba ropa de diario<br />

y las botas llenas de barro; le pareció que no iba vestido como para hacer una visita a los<br />

Clutter. Especialmente porque nunca lo había hecho. Quiero decir que nunca había estado en<br />

la casa. Al fin, Nancy dijo que entraría conmigo. Nos fuimos hacia la puerta de la cocina y,<br />

claro, no estaba cerrada con llave, pues la única persona que cerraba puertas con llave en casa<br />

de los Clutter era la señora Helm. Nadie de la familia lo hacía. Entramos y en seguida me di<br />

cuenta de que los Clutter no habían tomado el desayuno: nada de platos, nada en el fuego.<br />

Entonces vi algo extraño: el bolso de Nancy. Estaba en el suelo, abierto. Atravesamos el<br />

comedor y nos detuvimos al pie de la escalera. La habitación de Nancy queda exactamente<br />

arriba. La llamé y empecé a subir los escalones, seguida de Nancy Ewalt. El ruido de nuestros<br />

pasos me asustó más que nada: sonaban tan fuertes y todo estaba tan silencioso... La puerta de<br />

la habitación de Nancy estaba abierta. Las cortinas no habían sido corridas y el cuarto estaba<br />

lleno de sol. No recuerdo haber gritado. Nancy Ewalt dice que grité sin parar. Sólo recuerdo<br />

el osito de peluche de Nancy que me miraba. Y Nancy. Y que eché a correr...<br />

Mientras tanto, el señor Ewalt había decidido que quizá no debió haber dejado entrar a<br />

las chicas solas en la casa. Bajaba del coche para reunirse con ellas cuando oyó los alaridos.<br />

Pero antes de que pudiera llegar a la casa, las jóvenes corrían ya a su encuentro. Su hija<br />

gritaba:<br />

-¡Está muerta! -y refugiándose en sus brazos, añadió-: De verdad, papá. ¡Nancy está<br />

muerta!<br />

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