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Edición 18 de agosto de 2018

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Viene <strong>de</strong> página 4/<br />

Tú<br />

(po-Ética)<br />

X<br />

Performativo<br />

Yo X<br />

Sonido ≠ Sentido<br />

Metáfora<br />

Cuatro puntos cardinales <strong>de</strong> la<br />

lengua<br />

(se excluye el tiempo gramatical al<br />

centro)<br />

*****<br />

Para complejizar el concepto <strong>de</strong><br />

poética, <strong>de</strong> nuevo se retoma la<br />

obra <strong>de</strong> Aristóteles. La dicotomía<br />

opone la historia —hecho concreto<br />

<strong>de</strong> un antiguo acontecer— con la<br />

generalización <strong>de</strong> la poética. Si<br />

la historia consigna “RLM comió<br />

pupusas ayer”, la poética afirma<br />

“los salvadoreños comen pupusas”.<br />

En sentido estricto, la hipótesis<br />

hacia lo universal —“las guayabas<br />

son <strong>de</strong>liciosas”— contrasta<br />

con lo específico comprobado,<br />

“esta guayaba está <strong>de</strong>liciosa”.<br />

El traspaso <strong>de</strong> lo concreto a lo<br />

abstracto implica adjuntar un<br />

carácter tildado <strong>de</strong> ficción, en<br />

el sentido actual <strong>de</strong>l término.<br />

Empero, esta dimensión resulta<br />

ineludible, ya que la historia utiliza<br />

los mismos recursos lingüísticos<br />

que preten<strong>de</strong> rebasar en su apego<br />

referencial a lo concreto.<br />

La narrativa y el relato ofrecen<br />

la manera <strong>de</strong> exponer los datos.<br />

El narrar y relatar no señalan<br />

fronteras estrictas entre lo factual<br />

y la invención. En cambio, la<br />

flui<strong>de</strong>z migratoria diluye toda<br />

<strong>de</strong>marcación entre ambos ámbitos<br />

vecinos a recursos idiomáticos<br />

semejantes. A<strong>de</strong>más, para<br />

completar ese concepto <strong>de</strong> ficción,<br />

lo general conlleva un propósito<br />

<strong>de</strong> resolución. La cuestión no<br />

consiste en <strong>de</strong>scribir sino en<br />

plantear resultados racionales a los<br />

problemas al examinar los hechos.<br />

Valgan dos ejemplos, uno natural y<br />

el otro social. El estudio químico<br />

<strong>de</strong> aguas en un laboratorio <strong>de</strong>tecta<br />

la contaminación. Falta inferir el<br />

procedimiento más a<strong>de</strong>cuado para<br />

limpiarlas y volverlas potables.<br />

Este pro-yecto hacia el porvenir<br />

semeja al <strong>de</strong> la ficción poética.<br />

Una novela también aísla ciertas<br />

variables sociales a fin <strong>de</strong> imaginar<br />

cómo limar conflictos <strong>de</strong> hecho.<br />

Así, un relato <strong>de</strong>l siglo XIX imagina<br />

que la hija <strong>de</strong> un hacendado —<br />

blanca por supuesto— se enamora<br />

<strong>de</strong> un esclavo negro. Juntos forman<br />

una nueva sociedad i<strong>de</strong>al más justa<br />

en una pequeña finca remota. Tal<br />

es la ficción que inventa soluciones<br />

a la disyuntiva social <strong>de</strong> su época.<br />

Nadie imaginaría que la raza no la<br />

<strong>de</strong>fine el color sino una estructura<br />

<strong>de</strong>l genoma imperceptible, salvo<br />

la ficción. Descontaminar el agua<br />

sería en hidrología un problema<br />

técnico similar a justificar la<br />

igualdad racial en la poética.<br />

Por ello, quizás, el género <strong>de</strong> la<br />

política-ficción anteceda la moda<br />

actual <strong>de</strong> la ciencia-ficción, ambas<br />

narrativas comunes en su proce<strong>de</strong>r<br />

literario.<br />

Esta compleja trama idiomática<br />

conforma el cimiento más<br />

sólido <strong>de</strong> la sociedad humana.<br />

Reiterando, el sustrato no facilita<br />

la co-municación social sino en<br />

un segundo momento. A un nivel<br />

más elemental, primario, la lengua<br />

instaura la sociedad humana<br />

misma y la sub-jetividad <strong>de</strong> cada<br />

uno <strong>de</strong> sus miembros. Sólo luego<br />

<strong>de</strong> forjar ese principio social y<br />

personal, se posibilita la siguiente<br />

etapa tal cual la ciencia.<br />

La prece<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la lengua a<br />

todo acto humano —al saber <strong>de</strong> lo<br />

natural— clasifica la lingüística<br />

como un “ars poética” (Borges)<br />

secundaria, ante el acto <strong>de</strong><br />

habla. Sin <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar su alto valor<br />

utilitario, —principio lógico <strong>de</strong><br />

los lenguajes artificiales— el<br />

concepto clave <strong>de</strong> creatividad guía<br />

cualquier tentativa <strong>de</strong> aplicación<br />

teórica y práctica. Despojado<br />

<strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> producir<br />

(poiesis) nuevos enunciados —<br />

incluso agramaticales y textos<br />

inéditos— el ser humano <strong>de</strong>teriora<br />

su facultad <strong>de</strong> inventar otros<br />

mundos posibles. Jamás hallaría<br />

conclusiones técnicas a los<br />

dilemas presentes.<br />

Por esta bifurcación, habría un<br />

contraste entre dos lingüísticas,<br />

a saber: la conciencia que vive y<br />

habita en la lengua, poéticamente,<br />

en oposición a la ciencia que la<br />

cosifica en objeto. El verda<strong>de</strong>ro<br />

diálogo <strong>de</strong> disciplinas conlleva la<br />

lectura conjunta <strong>de</strong> los opuestos<br />

complementarios. Las Arles<br />

Liberales (Liberal Arts) leerían<br />

ciencia <strong>de</strong>l lenguaje, viceversa,<br />

los científicos (STEM), poesía<br />

y filosofía poética. Acaso los<br />

dos ámbitos se unifican en su<br />

<strong>de</strong>signio <strong>de</strong> “unicidad” <strong>de</strong>l<br />

lenguaje humano. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

una gramática universal —“math<br />

is the universal language”— la<br />

anticipa la poesía que <strong>de</strong>stina<br />

un “reencuentro con esa lengua<br />

única” (Giorgio Agamben, “Idée<br />

<strong>de</strong> la prose” (1988)). Aun si<br />

“los comienzos” —feto, larva e<br />

infancia— siempre <strong>de</strong>claran su<br />

falta. Hacia esa “vocación infantil<br />

<strong>de</strong>l lenguaje humano” (Agamben)<br />

se remota la poesía —anhelo “<strong>de</strong>l<br />

tiempo original”— y acaso las<br />

matemáticas, al (con)fundir los<br />

nombres y las cosas.<br />

A continuar...<br />

“TENTACIONES Y<br />

ESTROPICIOS”<br />

HISTORIA, MEMORIA Y<br />

LITERATURA<br />

TANIA BELLO REGALADO,<br />

Colaboradora<br />

| Artículo |<br />

Lo primero que noté al leer Tentaciones y Estropicios fue que la arquitectura diseñada<br />

en los personajes y sus historias, es el producto <strong>de</strong> una relación íntima y cálida entre<br />

el autor, Carlos Henríquez Consalvi, Santiago, y el texto literario. Esta relación nos<br />

es sustancialmente in<strong>de</strong>scifrable para quien lo lee, porque nunca sabremos, al menos<br />

con la misma claridad <strong>de</strong> Santiago, cómo le fueron revelados estos nueve relatos.<br />

Probablemente esta revelación se dio en los sueños diurnos <strong>de</strong>l quehacer cotidiano,<br />

esos sueños, que <strong>de</strong>spierto, Santiago tuvo al hojear los archivos documentales que en<br />

distintas etapas <strong>de</strong> su vida llegaron a sus manos. O también pudo suce<strong>de</strong>r en un día <strong>de</strong> absoluta luci<strong>de</strong>z o<br />

en una noche <strong>de</strong> absoluto insomnio cuando Santiago hacía un repaso en la dimensión <strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong> sus<br />

recuerdos y fantasías más preciadas.<br />

Quiero <strong>de</strong>cir que este libro es, en primer lugar, un viaje por la historia y los recuerdos que se confun<strong>de</strong>n<br />

con los sueños y, en segundo lugar, un testimonio <strong>de</strong> las revelaciones literarias que complementan a esa<br />

historia y a esos recuerdos.<br />

La parte histórica <strong>de</strong>l viaje inicia con el relato “La muerte los miraba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mar”, un retrato <strong>de</strong><br />

la tragedia tropical que parte <strong>de</strong> lo ordinario a lo extraordinario y nos <strong>de</strong>muestra cómo un hecho<br />

aparentemente insignificante pue<strong>de</strong> provocar gran<strong>de</strong>s calamida<strong>de</strong>s. Luego pasamos por “Tentaciones<br />

y estropicios” que juega, astutamente, con la dialéctica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminismo divino y el pecado que es<br />

practicado sin remordimientos. Un tercer relato es “La pluma sobre el colchón”, narración sobre un<br />

crimen insólito que representa que la justicia, aparte <strong>de</strong> ser ciega, es también muda y sorda según la<br />

conveniencia <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos. Y esta primera parada histórica termina con “El clavo <strong>de</strong> llamarse<br />

Miguel”, en don<strong>de</strong> Santiago toma la voz <strong>de</strong> Miguel Mármol a través <strong>de</strong> Roque Dalton para que<br />

consi<strong>de</strong>remos como, en algunas ocasiones, son las circunstancias las que hacen al revolucionario y no<br />

viceversa.<br />

La segunda parte <strong>de</strong>l viaje parece ser una amalgama literaria que explora la ciencia ficción y la fantasía<br />

con relatos como “El día que <strong>de</strong>sapareció Notre Dame” en el que saboreamos la lengua francesa, así<br />

como el titulado, “Los gnomos <strong>de</strong> Herguijuela”, caracterizado por expresar una dulzura muy palpable<br />

que causa nostalgia por revivir un recuerdo tiernamente atesorado. Casi terminando el recorrido,<br />

se encuentra el texto “Vadre retro Satanás” que, aunque es introducido con una expresión <strong>de</strong>l latín<br />

medieval, nos transporta a los olores y albores <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Latinoamérica; mientras que “El aparecido” nos<br />

recuerda que las más gran<strong>de</strong>s personalida<strong>de</strong>s literarias son fantasmas <strong>de</strong>l pasado que inspiran el presente<br />

y mol<strong>de</strong>an nuestro futuro. Finalmente, llegando a nuestro <strong>de</strong>stino, el último relato “La Leyenda <strong>de</strong>l<br />

Chongue” <strong>de</strong>muestra con naturalidad la belleza <strong>de</strong> la inocencia, que es casi ingenuidad, <strong>de</strong> la tradición<br />

oral salvadoreña.<br />

Si bien los archivos históricos fueron una fuente importante <strong>de</strong> inspiración para esta obra, la imaginación<br />

literaria hace <strong>de</strong> las suyas, es la gran victoriosa: crea diálogos, dota <strong>de</strong> vida a personajes, embellece<br />

paisajes y colorea una historia que fácilmente podría ser simplemente gris.<br />

Y esto nos obliga a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado, al menos por un momento, el puritanismo histórico. No es ilegítimo<br />

que en el mundo literario creemos nuestra propia versión <strong>de</strong> la historia con el fin <strong>de</strong> reanimarla y<br />

realzarla, tal y como lo hizo Santiago en su libro. Es un placer culposo querer aceptar las narraciones<br />

basadas en hechos históricos como las certeras: nos provocan un sinfín <strong>de</strong> sensaciones, constituyen parte<br />

<strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la belleza y la tragedia poética; y nos hacen apreciar todavía más la literatura como una <strong>de</strong><br />

las expresiones artísticas más sublimes.<br />

Sábado <strong>18</strong> / <strong>agosto</strong> / 20<strong>18</strong> TRESMIL 5

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