Edición 03 de Octubre de 2018
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Opinión<br />
14 Miércoles 3 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> <strong>2018</strong> Diario Co Latino<br />
Editorial Sociología y otros Demonios (920)<br />
Lo que Estados<br />
Unidos <strong>de</strong>be<br />
apren<strong>de</strong>r o...<br />
Lo que los salvadoreños <strong>de</strong>bemos exigir. Durante<br />
el viaje a República Popular China, la <strong>de</strong>legación<br />
<strong>de</strong> periodistas <strong>de</strong> diferentes medios <strong>de</strong> comunicación<br />
sostuvo una plática con la embajadora <strong>de</strong>l<br />
Gobierno Chino para Asuntos <strong>de</strong> América Latina Liu<br />
Yuqin, que Diario Co Latino publicará en el transcurso<br />
<strong>de</strong> esta semana. En su discurso, garantizó el respeto <strong>de</strong><br />
la soberanía <strong>de</strong> los países con los que tienen relaciones<br />
diplomáticas y comerciales.<br />
“China no exporta su i<strong>de</strong>ología”, afirmó la diplomática<br />
china, al referirse al rol que ha <strong>de</strong>sempeñado el Gobierno<br />
<strong>de</strong> Estados Unidos a través <strong>de</strong> su embajadora en<br />
El Salvador, que ha manifestado públicamente su oposición<br />
a que El Salvador estableciera relaciones diplomáticas<br />
con República Popular China.<br />
El Salvador, que recién ha celebrado el 197 aniversario<br />
<strong>de</strong> su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la corona española, parece<br />
que no lo ha hecho <strong>de</strong> los Estados Unidos, pues, ante<br />
cada presentación pública que hace la señora embajadora,<br />
pareciere que El Gobierno <strong>de</strong> El Salvador no pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cidir su <strong>de</strong>stino.<br />
Estados Unidos <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> China, que pese a<br />
que son países con un gran po<strong>de</strong>río económico o militar,<br />
como República Popular China en lo económico y<br />
Estados Unidos en los dos campos, no <strong>de</strong>bería presionar<br />
a sus socios, a pesar <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s económicas,<br />
políticas y sociales como El Salvador.<br />
Los salvadoreños, lamentablemente, ven hasta natural<br />
que Estados Unidos <strong>de</strong>cida con quiénes <strong>de</strong>bemos tener<br />
relaciones diplomáticas, pareciera que en efecto somos<br />
un protectorado <strong>de</strong> nuevo tipo.<br />
Los salvadoreños <strong>de</strong>bemos levantar cabeza, y no solo<br />
asentir lo que otros nos dicen o nos imponen.<br />
Levantar la cabeza es la herencia <strong>de</strong> Anastasio Aquino,<br />
<strong>de</strong> Farabundo Martí, <strong>de</strong> Simón Bolívar, <strong>de</strong> José Martínez,<br />
<strong>de</strong> Cuba, y por qué no <strong>de</strong> nuestros próceres <strong>de</strong> la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />
Estados Unidos <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> República Popular<br />
China que los países amigos <strong>de</strong>ben respetarse, y los salvadoreños<br />
<strong>de</strong>bemos exigir a Estados Unidos que nuestro<br />
carácter tercermundista no le da <strong>de</strong>recho a violentar<br />
nuestra soberanía.<br />
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127 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD<br />
La encrucijada <strong>de</strong> la sociología:<br />
¿qué hacer? (1)<br />
René Martínez Pineda<br />
Director Escuela <strong>de</strong> Ciencias Sociales, UES<br />
Producto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sencanto pragmático <strong>de</strong><br />
los jóvenes y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>silusión utopista <strong>de</strong><br />
los mayores, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dos gobiernos<br />
<strong>de</strong> izquierda -ambos sentimientos forjados<br />
por la impaciencia como argumento electoral<br />
y, en el caso <strong>de</strong> la sociología, como argumento<br />
teórico- la sociedad salvadoreña es una encrucijada<br />
que tiene caminos claros y <strong>de</strong>stinos evi<strong>de</strong>ntes: ¿el<br />
camino <strong>de</strong> la izquierda o el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha? ¿El <strong>de</strong>l pensamiento<br />
crítico o el <strong>de</strong>l pensamiento neocolonizado?<br />
¿El compromiso social que transforma o el individualismo<br />
que <strong>de</strong>forma? Sin embargo, la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l rumbo<br />
a tomar es muchas veces oscura y con un <strong>de</strong>stino<br />
como regreso epistémico y político. Para la sociología,<br />
la encrucijada es una pugna entre las preguntas y las<br />
respuestas como acto simbólico <strong>de</strong> la pugna entre el<br />
cuerpo y la palabra; entre la ciencia pura y el compromiso<br />
mundano; entre la frontera norte y la utopía sur;<br />
entre la gnoseología <strong>de</strong>l victimario o la <strong>de</strong> la víctima.<br />
El problema <strong>de</strong> la encrucijada es que las preguntas que<br />
manan <strong>de</strong> la <strong>de</strong>silusión y <strong>de</strong>sencanto <strong>de</strong>l salvadoreño<br />
son fuertes y apasionadas porque tienen que ver con<br />
el futuro (leer para memorizar o caminar para escribir<br />
lo inédito), y las respuestas son frías y frágiles, y hacen<br />
<strong>de</strong>l pasado el <strong>de</strong>stino (porque el pasado nunca pasa, en<br />
palabras <strong>de</strong> Boaventura <strong>de</strong> Sousa).<br />
En lo que concierne a los sociólogos, la encrucijada<br />
es inexorable y las preguntas son agudas, y no solo tienen<br />
que ver con nuestra formación, sino también con<br />
nuestras <strong>de</strong>cisiones políticas y opciones i<strong>de</strong>ológicas, o<br />
sea con nuestra i<strong>de</strong>ntidad cultural y <strong>de</strong> clase que son las<br />
que <strong>de</strong>finen cuál <strong>de</strong> los caminos seguir -como sociólogos<br />
<strong>de</strong> carne y hueso y como ciudadanos- al llegar al<br />
cruce: el <strong>de</strong> las respuestas que caminan y transforman,<br />
o el <strong>de</strong> las evasiones que frenan y <strong>de</strong>forman. A diferencia<br />
<strong>de</strong> los años 70 y 80 <strong>de</strong>l siglo XX (en que la sociología<br />
optó, calurosamente, por aban<strong>de</strong>rar el compromiso social<br />
como <strong>de</strong>ber y la revolución como utopía con uñas<br />
y dientes que redacta constructos teóricos, así como antes<br />
lo había hecho en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l capitalismo) en la actualidad<br />
el camino más transitado es el <strong>de</strong> las evasiones<br />
–teóricas y políticas- que frenan y <strong>de</strong>forman al no ser<br />
capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>codificar la realidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la piel <strong>de</strong>l indigente<br />
y, por tanto, la reducen y complejizan más allá <strong>de</strong><br />
sí misma (el sociólogo preocupado por el papel y las citas<br />
bibliográficas, no por los sujetos que investiga, a tal<br />
punto que se tienen miles <strong>de</strong> estudios que no han resuelto<br />
el problema <strong>de</strong> la distribución <strong>de</strong> la riqueza, aunque<br />
en el papel hacen <strong>de</strong>saparecer la miseria con falacias<br />
numéricas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo humano poniendo la palaba<br />
sobre los cuerpos), pues eso es otra forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>sligarse<br />
<strong>de</strong> la práctica que obliga a tomar una posición en<br />
y frente a la realidad.<br />
Parados en el centro <strong>de</strong> la encrucijada po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>ducir<br />
que son tres los problemas que acosan a la sociología<br />
crítica en los últimos veinticinco años (lo epistemológico,<br />
lo político y lo cultural) y po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir,<br />
también, que ella se los buscó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que fue parida en<br />
una fábrica textil. Son problemas paradójicos porque se<br />
producen en el imaginario que fundó a la sociología al<br />
tiempo que la negó en los márgenes <strong>de</strong> la Comuna <strong>de</strong><br />
Paris. En los congresos, conversatorios, cátedras y tertulias,<br />
los sociólogos hablan <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad social,<br />
<strong>de</strong> revolución, <strong>de</strong> pensamiento crítico, <strong>de</strong> equidad<br />
social, pero todo queda encarcelado en el papel,<br />
en la computadora, en la palestra, en los bares<br />
<strong>de</strong> los hoteles <strong>de</strong> lujo y en las ciuda<strong>de</strong>s conocidas<br />
gracias al dinero público, y no se produce<br />
la transmisión hacia las calles y caseríos <strong>de</strong> la sociedad;<br />
hacia los sujetos sociales que la conforman<br />
y forman. Difícilmente encontraremos sociólogos que<br />
nieguen el cambio, pero niegan la revolución buscando<br />
sus <strong>de</strong>fectos; rara vez hallaremos sociólogos que se <strong>de</strong>claren<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>recha, siéndolo, tanto por lo que dicen como<br />
por lo que callan; no encontraremos sociólogos que nieguen<br />
la necesidad <strong>de</strong>l pensamiento crítico, aunque nunca<br />
toman una posición <strong>de</strong> clase en la lucha contra la injusticia<br />
que se libra en la calle y en los libros, porque para ellos<br />
la sociología crítica es aquella que solo critica a la revolución<br />
y sus intentos por instaurar la utopía. Sin embargo,<br />
para mí es difícil pensar en una sociología que no sea<br />
crítica y militante, así como es difícil pensar en una crítica<br />
que no tenga como objeto, refugio epistemológico y<br />
campo <strong>de</strong> batalla la sociedad.<br />
Eso ha llevado, tanto a la sociología como a los partidos<br />
políticos, a barajar opciones diferentes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
crítica y <strong>de</strong> la izquierda para hallar su i<strong>de</strong>ntidad, opciones<br />
que, si son superficiales, se acomodan a las intenciones<br />
ontológicas para justificar las <strong>de</strong>cisiones tomadas. En<br />
ambas, cuando toman el camino <strong>de</strong> la reproducción <strong>de</strong>l<br />
capitalismo se observa un abandono <strong>de</strong>: los conceptos<br />
verticales; las calles como fuente <strong>de</strong> la teoría y la concientización;<br />
la dimensión política como razón <strong>de</strong> ser y, con<br />
ello, le hacen el juego a la burguesía, <strong>de</strong>shacen el juego<br />
<strong>de</strong> la revolución social como sustento teórico, y se ponen<br />
al servicio <strong>de</strong> la clase dominante vía consultorías, ambigüeda<strong>de</strong>s<br />
conceptuales y eternos estudios <strong>de</strong> posgrados,<br />
pongamos por pecuniarios y eruditos casos. Para quienes<br />
el capitalismo sigue siendo la mejor opción <strong>de</strong> los pobres,<br />
la sociología es científica cuando es pulcra y asexuada;<br />
cuando es directamente proporcional a la cantidad <strong>de</strong> citas<br />
bibliográficas en una página, e inversamente proporcional<br />
a la observación militante, acción que mal <strong>de</strong>finen<br />
como “activismo político” para <strong>de</strong>preciarla como ejercicio<br />
intelectual.<br />
En mi opinión, los sociólogos que se posicionan<br />
al lado <strong>de</strong>l capitalismo y su clase hegemónica han sido<br />
neocolonizados intelectualmente, y por eso, para ellos:<br />
el burgués es empresario; la reacción histórica es <strong>de</strong>recha<br />
social; el individualismo es educación por competencias;<br />
el capitalismo es globalización; la hegemonía<br />
es sociedad <strong>de</strong> la información; la conciencia <strong>de</strong> clase es<br />
una tara social, es un espejismo o, en el más patético <strong>de</strong><br />
los casos, es una marca mercantil o un título académico<br />
que los hace vivir como cierta, sin serlo, la movilidad social<br />
y el papel <strong>de</strong> opresor; la revolución social es una locura<br />
<strong>de</strong> los militantes que quedaron perdidos en las décadas<br />
<strong>de</strong> los 70 y 80 o, a lo sumo, es una alternancia en<br />
el gobierno que apenas cambia las reglas <strong>de</strong>l juego; la<br />
muerte <strong>de</strong> la utopía es <strong>de</strong>silusión porque vista así es menos<br />
comprometedora.