Gaceta UAQ 10 | Octubre 2018

OCTUBRE 2018
ésto era completamente imposible
e insólito.
Lo anterior remite a recordar
varias películas que pueden servir
como ejemplo de la evolución de
los videojuegos a través del propio
desarrollo de los servicios de internet,
de los sonidos, de la calidad
del video, de la complejidad y de
la gran variedad de escenarios
sin límite que se pueden tener programados
desde la web. Algunos
títulos que lo ejemplifican son:
Ready Player one
Warcraft
Doom
Hitman
Se dice que un buen videojuego
puede llegar a ser adictivo debido
a la facilidad con la que se puede
jugar, provocando que “el tiempo
pase rápidamente sin darnos cuenta”.
Hay unos que tienen partidas
de corta duración, por lo que se
dice “una partida más”, lo que se
convierte realmente en más tiempo.
Cada videojuego cuenta con
un aspecto agradable y vistoso, lo
que provoca que los usuarios puedan
engancharse. El aspecto online
lo vuelve más ameno, ya que se
interactúa con más gente y eleva el
nivel del reto. De esta manera, se
llega a ser un jugador de alto
nivel en la red. El carácter global
de este entretenimiento facilita
la creación de círculos de amigos
con un mismo propósito, sin la
necesidad de estar en la misma
habitación, casa, estado o país.
Por otro lado, debido al gran
contenido con el que cuenta la
red, los videojuegos pueden resultar
educativos, didácticos o en en
caso contrario, nocivos.
Hay para chicos, medianos y
grandes; el género no importa; la
cultura, la religión y la ideología
política dejan de existir en este
mundo virtual.
¿Qué se espera de los videojuegos
en línea? es una cuestión que
no se puede responder fácilmente,
pero lo cierto es que evolucionarán
a la par de internet. Los artefactos
que se agreguen le darán mayor
realidad a la acción ejecutada
dentro del juego.
Se puede hablar de la realidad
virtual o aumentada; de sistemas
expertos que permiten al juego
aprender habilidades que tiene
el participante para poder contraatacar,
etcétera. Además, la sensación
por parte del participante
será más real, conectando sus
sentidos y provocando experiencias
como gusto, placer, enojo y
hasta dolor.
Los límites son inciertos. La tecnología
nos puede llevar a olvidarnos
de nosotros mismos, del contacto
físico y del diálogo básico entre humanos.
Una suerte de Game
Over de la vida real.
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