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<strong>Las</strong> <strong>Bel<strong>la</strong>s</strong> <strong>Historias</strong> De La <strong>Biblia</strong><br />
forma b<strong>la</strong>nca <strong>de</strong>l Maestro, que avanzaba hacia ellos.<br />
—¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo” —les dijo Jesús.<br />
Los discípulos no podían creer lo que les <strong>de</strong>cían sus ojos y sus<br />
oídos. ¿Cómo era posible que Jesús se encontrara allí, en el medio<br />
<strong>de</strong>l <strong>la</strong>go, sin hal<strong>la</strong>rse sobre un bote? Pedro siempre tenía a mano<br />
una i<strong>de</strong>a bril<strong>la</strong>nte. Dijo:<br />
—Señor, si eres tu... mándame que vaya a ti sobre el agua.<br />
—“Ven —dijo Jesús”.<br />
Es muy probable que Pedro no esperara recibir una respuesta<br />
así. Pero el hecho es que se bajó <strong>de</strong> <strong>la</strong> barca y comenzó a caminar<br />
sobre el agua hacia su amado Maestro. ¡Debe haberse necesitado<br />
mucha valentía para caminar sobre el agua agitada en una noche tan<br />
oscura! Pero Pedro fue bien recompensado.<br />
¡Era maravilloso! Le parecía increíble caminar sobre el agua,<br />
tal como lo había hecho Jesús. ¿Por qué no lo había intentado antes?<br />
Pero su alegría y su valentía no duraron mucho. Al <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />
mirar a Jesús, empezó a observar <strong>la</strong>s temibles o<strong>la</strong>s que lo rodaban.<br />
¿Que ocurriría si una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s lo tumbaba? ¿Qué suce<strong>de</strong>ría si tropezaba<br />
y se caía? Comenzó entonces a dudar. Y en ese mismo instante<br />
empezó a hundirse.<br />
—“¡Señor, sálvame!” —gritó.<br />
En un segundo, Jesús estuvo a su <strong>la</strong>do y, tomándolo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
mano, lo levantó.<br />
- “¡Hombre <strong>de</strong> poca fe! ¿Por qué dudaste?”<br />
Y cuando los dos subieron a <strong>la</strong> barca, repentinamente, el <strong>la</strong>go<br />
se calmó. Entonces, los discípulos, al recordar el extraordinario mi<strong>la</strong>gro<br />
que Jesús había efectuado el día anterior y al pensar en lo que<br />
acababan <strong>de</strong> ver, se postraron ante él y exc<strong>la</strong>maron:<br />
“ -Verda<strong>de</strong>ramente tú eres el Hijo <strong>de</strong> Dios”. ^