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ORGULLO<br />
emocionalmente con alguien más, especialmente si sólo es<br />
para coger. Se siente muy nasty el sólo pensarlo”.<br />
mí por la formalidad de que esa falta de libido o atracción sexual<br />
tenga un nombre”.<br />
Para las personas arrománticas, también es vital la comunicación.<br />
“Nunca miento en mis relaciones, siempre soy clara<br />
con lo que quiero y lo que puedo dar”, dice María Laura. “En el<br />
momento en que dejo de sentir deseo sexual, aborto la misión<br />
de estar con esa persona”.<br />
“Pasé años en terapia preguntándome por qué estoy tan jodido<br />
que no puedo entablar una relación romántica en los términos<br />
tradicionales y por qué”, recuerda Karl. “Un arromántico<br />
no disfruta el proceso de seducción (¿incertidumbre y drama?<br />
No gracias)”.<br />
En este proceso no hay nada que escape a la sana crítica, ni<br />
siquiera las identidades y acciones propias. “Hay otra cuestión<br />
que es ser arromántica y ser [alosexual]”, dice Jing. “A veces<br />
me lo problematizo porque me cuestiono esto de dejársela ‘fácil’<br />
a los maes con los que mantengo relaciones sexuales en el<br />
sentido de que los estoy mal acostumbrando y/o alimentando<br />
todas estas nociones patriarcales de tengo una novia y tengo<br />
otra chica con la que cojo y no tengo responsabilidades emocionales”,<br />
se cuestiona.<br />
G R I S E S I N V I S I B L E S<br />
Ella ya ha vivido estas burlas antes. “Salen con la frase “es que no<br />
se la han cogido bien y por eso no le gusta” y pues uno sabe que<br />
las experiencias que ha tenido han sido suficientes para saber qué<br />
le gusta y qué no, por qué sí y por qué no”, dice Dianna.<br />
Este rechazo social genera estigmatización y discriminación. Para<br />
Rodolfo, “gran parte de no poder aceptarme como una persona en<br />
el espectro gris es ver la cantidad de comentarios en Twitter donde<br />
se desvalidan y se ridiculizan estas formas de ejercer la identidad<br />
sexual”.<br />
Gaby menciona una serie de supuestos sobres las personas grises,<br />
como daño y trauma emocional, miedo a la intimidad y al compromiso,<br />
promiscuidad, inseguridad y egoísmo. Esto lo comparte<br />
María Laura, que dice que “la gente siempre está insinuando que<br />
pobrecitas las personas que salen con uno porque van a sufrir y<br />
se la van a pasar mal”.<br />
A María Laura también con frecuencia le preguntan por qué está<br />
sola, experiencia que Jing también comparte. “A veces me sentía<br />
incómoda cuando alguien me preguntaba por el novio y sólo respondía<br />
‘no tengo’ ... La gente me cuestionaba ‘tan linda, tan inteligente<br />
y sin novio’”.<br />
Muchas personas que entrevistamos afirman haberse sentido<br />
así todas sus vidas. Por ejemplo, Caro se dio cuenta a los 9<br />
años que no le gustan ni los hombres ni las mujeres. “Tampoco<br />
era como que me disgustaran, a mis ojos simplemente eran<br />
otros humanos y ya, no entendía el porqué de “verles algún<br />
atractivo” pero asumí que quizás estaba muy niña para ello.”<br />
“Existe esa presión social de que todo es sexual, todas las<br />
conversaciones, interacciones, absolutamente todo tiene<br />
una sub-intención sexual, y es demasiado obsesivo”, afirma<br />
Alonso. “Desde el kinder, la escuela, que intentan emparejarlo,<br />
hasta el punto de que uno inventa que le gusta alguien para<br />
que dejen de insistir”.<br />
La invisibilización de las orientaciones grises es un problema<br />
real. Fabrizio nos comenta que “no es un argumento nuevo,<br />
pero solo puedo imaginar que tan diferente habría sido mi niñez<br />
y juventud, y la de muchas otras personas, si estos temas<br />
se hablaran desde la infancia”.<br />
Tanto Fabrizio como Germán, María Laura, Gaby y Alonso<br />
mencionan que no han tenido mayor problema en cuanto a<br />
aceptación familiar. “Ha sido un proceso más bien personal y<br />
de introspección. Además de que soy un hombre hetero con<br />
todos los privilegios que eso significa, empezando porque nunca<br />
o pocas veces se me cuestiona mi comportamiento sexual”,<br />
dice Alonso.<br />
Gaby es muy hermética, tanto con su familia como amistades<br />
“no por miedo sino porque no siento deberle explicaciones a<br />
nadie sobre qué me interesa hacer o no ni con quiénes”. Por<br />
su parte, Dianna afirma que sus papás “estarían felices de saber<br />
que no ando por la vida nada más cogiendo a diestra y<br />
siniestra”, pero no se los ha dicho. “Siento que se burlarían de<br />
Hay una ausencia muy notoria de espacios de discusión y de<br />
encuentro. Acá hay crítica prevalente hacia las poblaciones LGB-<br />
TIQ+ por desestimar las vivencias, experiencias y demandas de<br />
visibilización de las poblaciones grises. “Es muy importante que<br />
el espectro asexual tenga más visibilidad a la hora de hablar de<br />
orientaciones sexuales, aun en la comunidad LGBTIQ+ pareciera<br />
que no es un tema tan relevante”, dice Fabrizio.<br />
Caro es más aguda en su crítica. “Muchas personas asexuales no<br />
nos sentimos bienvenidas en la comunidad [LGBTIQ+] puesto que<br />
cuando nos acercamos hemos sentido el mismo desprecio que se<br />
nos da en la sociedad en general”. A esta experiencia, Pavlo añade<br />
que “he tenido muchas discusiones en espacios de activismo sobre<br />
cómo desde las diversidades sexuales tenemos hipersexualizada<br />
la vivencia”.<br />
Gaby agrega otro elemento sobre las consecuencias sociales que<br />
se viven. “En términos de población económicamente activa hay<br />
discriminación clara: muchos servicios de entidades financieras, espacios<br />
comerciales o recreativos suelen estar diseñados para que<br />
solamente parejas tengan acceso”.<br />
“Yo posiblemente termine mi vida sola y con 24 gatos, entonces<br />
¿por qué necesito luchar si nadie me lo está impidiendo?”, se cuestiona<br />
Mauren. “Pero ahí está el asunto: no necesariamente quiero<br />
terminar con 24 gatos porque la asexualidad no significa necesariamente<br />
que no seamos capaces de sentir o necesitar afecto”.<br />
“La visibilidad y desmitificación podría ayudar a que las personas<br />
puedan decir sin vergüenza que el sexo no es su prioridad, y por<br />
ende no vernos obligades a tener más sexo del que queremos o<br />
necesitamos para complacer a nuestras potenciales parejas, o bien,<br />
un futuro solitario”, concluye.<br />
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