REVISTA OCTUBRE

Mundo Plural
LA “VAR”A CON LA QUE SE MIDE
“El futuro ya llegó. Todo un palo, ya lo ves”
es una aferrada frase del mundo del rock que
puede aplicarse a diversas situaciones de
nuestra vida cotidiana.
Esta vez, parece aplicable al fútbol y la inclusión
de la tecnología. De ninguna manera debemos
ser necios y negar que la aplicación del
“VAR” es lo que se viene de ahora en adelante
para el arbitraje.
Pero, desde el comienzo de su utilización, el
sistema de ayuda arbitral está en la discusión
permanente. De un lado se ubican quienes
aseguran que es una buena opción para evitar
errores groseros que influyan en el resultado
final de los partidos. Del otro, se paran los más
conservadores que argumentan que se va perdiendo
la esencia del juego.
De ambos lados tienen argumentos que
sustentan sus ideas y parece que es complicado
terminar de resolver si la nueva tecnología
es un punto a favor o en contra.
Ya, durante la Copa del Mundo disputada en
Rusia se había utilizado, en general, de buena
manera y empezaba a tener muchos adeptos.
Pero a medida que fue avanzando su puesta
en práctica, los encargados de administrar justicia
encontraron la forma de transformarlo en
una “herramienta” inútil.
El principal problema del uso de la tecnología
no es la tecnología en sí, sino justamente
su uso. Parece una frase muy rebuscada, pero
la realidad es que el VAR funciona perfecto, el
problema es que quienes deben utilizarlo no
saben bien cuando hacerlo o se hacen los tontos
y lo aplican cuando quieren o les conviene.
La última Copa América fue una nueva
muestra de que cuando se quiere inclinar la
cancha desde el arbitraje no hay nada que lo
impida.
Los árbitros siguen siendo la mayor autoridad
dentro del campo de juego y eso parece
estar correcto. Lo que ocurre es que su egocentrismo
muchas veces hace que no quieran
recurrir a la ayuda de la tecnología para no
quedar en evidencia por un error y a veces,
aun acudiendo a la pantalla donde el error se
ve claramente, prefieren quedarse con su
“particular” interpretación.
Si usted es un seguidor del fútbol, habrá notado
que, en el último torneo de selecciones
sudamericanas jugado en Brasil, donde el local
se consagró campeón, fue más un circo que
una ayuda el hecho de tener VAR.
En jugadas puntuales que podían perjudicar
al local, los jueces ni se acercaron a la pantalla
por las dudas de que esto los obligara a anular
un gol y cobrar un penal en contra, por ejemplo.
Estos hechos trajeron aparejadas una enorme
cantidad de críticas y de sospechas o suspicacias
que obviamente tienen un fundamento
en lo que uno ve en el campo de juego. Si a
todo esto sumamos los ya conocidos funcionamientos
impresentables de la CONMEBOL,
nada debería sorprendernos.
Es que la institución encargada de organizar
a las Confederaciones Sudamericanas de Fútbol,
hace un papelón tras otro. Recordemos
que en la última Copa Libertadores varios clubes
fueron sancionados por incluir en sus formaciones
a jugadores que se encontraban
suspendidos por este organismo, pero que en
dicho ente no existía un registro que pudiera
garantizar cual futbolista estaba sancionado.
Como si toda esa desorganización fuera poca,
llevaron la final del mayor torneo sudamericanos
de clubes a jugarse en Europa.
Pero como para ser impresentables, nunca
es suficiente, hicieron un papalón tras otro con
el VAR en la copa a nivel selecciones y, finalmente,
quisieron demostrar que son una asociación
seria que hace respetar sus reglamentos.
Entonces encontraron que la mejor forma .