Revista 10 noviembre

Curso de ajedrez
POR QUÉ JUEGO AL AJEDREZ.
Curso de ajedrez
1- Porque soy mujer y porque soy de
“mediana edad”.
Cuándo yo era niña el ajedrez era un juego
para chicos y además listos, por eso nadie
se molestó en enseñarme. Uno más de los
cientos de techos por romper pero en este
ni había vuelto a pensar, hasta hace dos
años que aparece en mi vida una persona,
gran profesor, buen amigo,y gran persona
(Ramón, no os perdáis su curso!) que tira
por tierra esas dos verdades incuestionables
y se compromete a enseñarme. Ninguna
de las dos era cierta.
FUNCIONÓ, pasito a pasito, desde cero y
con paciencia me descubrió el juego del
ajedrez, aprendí a mover las piezas claro,
pero también a pensar antes de mover, a
adivinar las intenciones de mi contrincante,
a considerar un aprendizaje cada partida
perdida… pero descubrí algo más.
2- Porque es más rápido, más barato y
más sano que un “Lexatín”
Hace unos meses en una situación emocional difícil y fuera de mi ciudad, no podía hacer otra cosa que sentarme a esperar
que las circunstancias se desarrollaran, mi cabeza daba vueltas sin parar y notaba como mi tensión se iba disparando. Decidí
sacar el móvil y jugar al ajedrez, movía automáticamente, sin pensar; perdía una partida detrás de otra pero yo seguía, poco a
poco fui atendiendo cómo movía mis piezas, poco a poco mi cabeza se concentraba y se iba poniendo en orden, poco a poco
mi ritmo cardíaco volvía a la normalidad y mi ánimo se estabilizaba.
FUNCIONÓ, el ajedrez me ayuda a calmar mi estado de ánimo a ordenar mis ideas y a pensar más allá de la inmediatez y de lo
absoluto. En la vida, como en el ajedrez, estoy aprendiendo a dominar el primer impulso en situaciones complicadas.
y ayudando a que se mantenga más activa ahora y en el futuro, pues mejor que mejor.
FUNCIONÓ porque ahora uso menos la calculadora y más el cálculo mental, alboroto menos la cabeza y organizo mejor las
tareas.
4- Porque alcanzo y rompo techos todos los días.
Cada día rompo un techo y lo mejor es que voy a por el siguiente sabiendo que lo voy a lograr, eso produce una satisfacción
inmensa. Tanto si gano como si pierdo partidas, si practico unos pocos minutos o me paso horas, todos los días estoy un poco
más arriba, en el ajedrez y en mi autoestima.
FUNCIONA, empiezo el día con unos minutos de ajedrez y dejo para después las preocupaciones cotidianas, una forma de no
comenzar con angustia.
Podría seguir contando infinidad de detalles en los que el ajedrez me ha ayudado en estos dos últimos años pero os dejo a
cada una y cada uno de los que jugáis que contéis vuestra experiencia y a las que no y a los que no jugáis os animo a seguir el
curso de esta revista y que os acerquéis a este fantástico mundo que es el ajedrez.
3- Porque mi mente se ejercita.
Seguro que si me propongo hacer cada día media hora de gimnasia mental y/o física me dura la intención un mes, nunca he
sido una maravilla en esto de los propósitos así que cuando me di cuenta que jugando al ajedrez estaba ejercitando mi mente
Una última confidencia, cada vez que Ramón, el autor de este curso, me da clase me voy pensando que seré la próxima campeona
del mundo de ajedrez.
La Revista de Carabanchel
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Pilar Palao.