Abril 2020 Emprendedores

22 • Impulsando al Emprendedor
TODO, ABSOLUTAMENTE TODO HA
CAMBIADO. A raíz del coronavirus y del
movimiento de mujeres, nuestro país se ha cimbrado en
lo más profundo. Miles y miles de palabras se han escrito en
relación a estos dos fenómenos. Uno buscado durante décadas,
el otro, sorpresivamente invadiendo el mundo y poniéndolo de
cabeza en unas cuantas semanas. Muchas lecciones se pueden
extraer de ambos acontecimientos. El movimiento de mujeres con una
marcha que convoco a más de 280 mil mujeres solo en la ciudad de
México y después el paro laboral de miles y miles, dejo de manifiesto que
la conformación de nuestra sociedad en definitiva ha cambiado y que las
mujeres están dispuestas a reclamar que cese la violencia, los feminicidios y
que se reconozca la igualdad en salarios. Hoy a pesar de que cada vez somos
más mujeres en puestos de alta dirección, la compensación es en promedio
30 por ciento más baja que lo que se paga a un hombre por el mismo trabajo.
La marcha que arrancó del monumento a la Revolución y culminó en el Zócalo
tenía un enorme corazón que vibraba al mismo tiempo: un reclamo de justicia.
Madres y hermanas, hijas, amigas, nietas, unieron sus voces para exigir a las
autoridades mayor seguridad y un alto a la impunidad a la hora de impartir
justicia. Basta de ineficiencia, de ineptitud, de minimizar los delitos de
violencia doméstica y violaciones a la integridad de las mujeres. Ser mujer
en nuestro país se ha convertido en un verdadero viacrucis, comenzando
desde el núcleo familiar, donde siempre se privilegia al varón.
Desigualdad que se extiende a la escuela, los transportes, la pareja y el
entorno laboral, donde de manera “normal” se fomenta el acoso y los
favores sexuales a cambio de un ascenso o de conservar el empleo. El
movimiento, cuyo alcance todavía no podemos vislumbrar debido a que
de manera inmediata explotó la crisis de la pandemia del
corona virus y la atención se centró en lo urgente,
tendrá que ser analizado en
otro momento.