You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
"Este cuento breve, publicado en 2011 en Córdoba, es prácticamente
inexistente como todo lo que sale en libros de distribución local
o que solo se mueve por circuitos cerrados, sin el «amparo» del sello
editorial. Hace rato que elegí dejar lo que escribo a la suerte de los
concursos en vez de hacer cola por las editoriales. Tal vez porque fui
testigo del peregrinar de muchos autores buscando editor o una nota
de «la crítica». Me atrevo, por eso, a presentarlo como inédito.
Pero me desmiento y digo: «falso». Que sea mitad y mitad.
¿O de qué se trata la ficción?"
La que sueña que me mata
un cuento (casi) inédito de alejandro stilman
Me abraza. Viene y me abraza como si acabara de escaparse
de un incendio. Me abraza y llora. Y me toma la
cara entre las manos y me llena de besos la frente. Tranquila,
le digo, tranquila. ¿Qué pasa? Ay, Dios, dice, ay.
Tranquilizate, mujer. No sabés, no sabés, dice, y sigue
dándome besos. Bueno, pará un poco, por favor, contame.
Ay, sí, dice, con lágrimas en los ojos. Tuve un sueño
horrendo. Soñé que te mataba. Soñé que te llenaba la
panza y el pecho de cuchilladas y que te dejaba tirado
en el piso, agonizando, y que salía corriendo por la calle
toda enchastrada en tu sangre. Uf, bueno, tranquila, le
digo y ahora soy yo el que la abraza. Tranquila, querida,
fue un sueño, una pesadilla. Ya está. ¿Me disculpás?, me
pregunta. Y se ríe. ¿Me disculpás por haber soñado eso?
Fueron demasiadas cuchilladas, bromeo, pero está bien,
te disculpo. Nos reímos. Y pasan los días y seguimos
viviendo. No le digo nada, pero quedo preocupado con
sus sueños. Preocupado por ella, que cuando se duerme
se pierde en esos corredores siniestros. Pobre, pobre. En
fin, así estamos. Y seguimos viviendo y pasan los días y
una noche que vamos de visita a lo de unos amigos la
oigo conversar en la cocina. En realidad oigo otra voz
que le pregunta ¿qué pasa, de qué te acordaste? Y después
el golpe de la puerta. Un portazo que nos paraliza a
todos. Ella salió, se fue corriendo, despavorida, porque
dijo que me había matado. Otra vez, digo, esta mujer
anda mal de la cabeza, y explico que fue un sueño que
tuvo, que me lo había contado hacía una semana. Se
ve que anda con la idea fija, dice alguien. ¿Y ahora a
dónde fue?, pregunto. A la comisaría. Fue a entregarse,
me dicen, y mientras me lo dicen empiezo a ponerme
el abrigo y voy saliendo a la calle, tras ella, a correrla,
a buscarla, a detenerla. Pero no la alcanzo. Llego a la
comisaría cuando ella ya está siendo atendida. Debo
de parecer extraño, un poco desaforado, si es que uno
puede desaforarse solo un poco. ¿Qué pasa con usted?,
me pregunta un oficial. Vengo a denunciar una falsa
denuncia, un falso asesinato, explico. Y entonces veo
la foto de ella pegada en la pared, entre la de otros prófugos
de la justicia. Pase por aquí, me dice el oficial, y
entro en una sala privada. El oficial empieza a cargar los
datos en la computadora. ¿Nombre? Le digo. ¿Apellido?
Le digo. ¿Fecha de nacimiento? Le digo. ¿Fecha de fallecimiento?
Le digo.
36
36
Ayesa 08-A4Tripa (fin 30oct2017).indd 36 1/11/17 19:07