14.05.2020 Views

PC1_Material(INTRODUCCION A LA SEMIOTICA)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Introducción a la

semiótica

CHRISTIAN WIENER FRESCO


Serie: Cuadernos de comunicaciones


Introducción a la

semiótica

C h r i s t i a n Wiener Fresco


FICHA TÉCNICA

Título:

Introducción a la semiótica

Autor:

Christian Wiener Fresco

Categoría: Cuadernos/Comunicación

Código: CU/148–2009

Edición: Fondo Editorial de la UIGV

Formato: 170 mm. X 245 mm. 168 pp.

Impresión: Offsett y encuadernación en rústica

Soporte: Cubierta: folcote calibre 12.

Interiores: Bond alisado de 80 g.

Publicado: Lima, Perú. Junio de 2009.

Universidad Inca Garcilaso de la Vega

Rector: Luis Cervantes Liñán

Vicerrector: Jorge Lazo Manrique

Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Turismo: Ramiro Alonzo Gómez Salas

Jefe del Fondo Editorial: Lucas Lavado

Secretario Técnico de Consejo Ejecutivo de Educación a Distancia: José Ochoa Pachas

© Universidad Inca Garcilaso de la Vega

Av. Arequipa 1841 – Lince

Teléf.: 471–1919

Página web: www.uigv.edu.pe

Fondo Editorial

Editor: Lucas Lavado

Correo electrónico: llavadom@hotmail.com

Jr. Luis N. Sáenz 557 – Jesús María

Teléf.: 461–2745 Anexo: 3712

Correo electrónico: fondo_editorial@uigv.edu.pe

Blog: fondouigv.blogspot.com

Secretaria Técnica del Consejo Ejecutivo de Educación a Distancia

Av. Petit Thouars 421 – Lima

Teléf.: 433–5755 / 433–0111 Anexos: 1330, 1331 y 1337

Coordinación académica: Carmen Zevallos Choy

Diseño: Mario Quiroz Martínez

Diagramación: Jessica Romina Aramburú Peña

Estos textos de educación a distancia están en proceso de revisión y adecuación a los estándares internacionales de

notación y referencia.

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2009–07157


ÍNDICE

Presentación 9

Introducción 11

Orientaciones metodológicas 13

PRIMERA UNIDAD

La semiótica 17

Competencias 18

Esquema conceptual 19

Lección 1

Origen de la semiótica 21

II 22

III 25

Lectura 1 26

Lección 2

Definición y tipos de semiótica 31

II 32

Lectura 2 34

Exploración on line 38

Autoevaluación Nº 1 39

Actividades de autoaprendizaje 40

SEGUNDA UNIDAD

El signo 41

Competencias 42

Esquema conceptual 43

Lección 3

Signos: fundamentos y estructura 45

z5 z


II 46

III 47

IV 48

Lectura 3. 50

Lección 4

Tipos de signos 53

II 53

III 55

Lectura 4. 57

Lección 5

Signos verbales 59

II 60

III 61

Lección 6

Signos icónicos 63

Lectura 5. 66

Exploración on line 70

Autoevaluación Nº 2 71

Ejercicio de autoconocimiento 72

TERCERA UNIDAD

Procesos de significación 73

Competencias 74

Esquema conceptual 75

Lección 7

Paradigma y sintagma 77

Lección 8

Significación de segundo orden 81

II 82

Lección 9

Semiótica de la cultura 85

II 86

Lectura 6 87

Exploración on line 90

Autoevaluación Nº 3 91

Ejercicio de autoconocimiento 92

CUARTA UNIDAD

Retórica e imagen 93

Competencias 94

Esquema conceptual 95

Lección 10

La retórica 97

II 98

Lectura 7103

Lección 11

Figuras Retóricas107

II109

z6 z


Lectura 8115

Lección 12

Semiótica del texto audiovisual119

II120

III121

Lectura 9.123

Exploración on line131

Autoevaluación Nº 4132

Ejercicio de autoconocimiento133

QUINTA UNIDAD

Análisis del discurso135

Competencias136

Esquema conceptual137

Lección 13

Semiótica narrativa139

II140

III141

Lección 14

Componente narrativo143

II146

III146

IV148

V149

VI150

Lección 15

Estructura discursiva153

II154

Lectura 10

Exploración on line162

Autoevaluación Nº 5163

Ejercicio de autoconocimiento164

Bibliografía165

z7 z


z8 z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

PRESENTACIÓN

Esta serie, Cuadernos, reúne los trabajos que los docentes han

elaborado como parte de un proyecto mayor. Son textos breves con

orientaciones y contenidos precisos para el desarrollo de una materia,

que, a manera de apuntes de clase, están dirigidos al programa de

educación a distancia.

El diseño, elaboración y edición de textos para educación a

distancia es una tarea apasionante. Es una labor que compromete

a profesionales de diversas áreas empeñados en buscar medios y

procedimientos para que la transmisión de contenidos sea eficiente.

En esta perspectiva se plantea la utilización de estos materiales

con un sentido práctico, no solo para atender los requerimientos

inmediatos de la educación a distancia, sino para iniciar un proceso

de seguimiento y control que permita, luego de una rigurosa revisión

y actualización, convertirlos en libros concluidos y abiertos a todos

los lectores.

La educación a distancia es una experiencia, en la galaxia

Internet, de un proyecto universitario globalizado cada vez más

competitivo. La universidad que enfrente esta tarea con visión

multidisciplinar y con enfoque sistémico tendrá éxito. En este sentido

va esta propuesta: interacción permanente e investigación para

la docencia y el aprendizaje en un complejo mundo de cambios

vertiginosos y retos permanentes.

Jefe del Fondo Editorial

z9 z


z10z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

INTRODUCCIÓN

Este es un libro de introducción a la semiótica. Introducción porque

no pretende ser un desarrollo exhaustivo y especializado de esta

ciencia, sino un acercamiento inicial y abierto a los diversos conceptos

y aplicaciones de esta disciplina del conocimiento. La semiótica,

también conocida como semiología, alcanzó gran auge como tema

de estudio y desarrollo analítico en el campo comunicativo durante

las décadas de los 60 y 70 del siglo XX.

En aquellos años, como señala Lorenzo Vílchez, la perspectiva

semiótica llegó en algunos casos a propuestas maximalistas,

que pretendían explicarlo todo, olvidando que los fenómenos

comunicativos son, por naturaleza, multidisciplinarios.

Sin embargo, pasados los años y cierta moda intelectual, la

semiótica sigue siendo una disciplina científica vigente y necesaria,

no para explicarlo todo, pero sí para lo que siempre fue su campo

de estudio central: los signos y su proceso de significación. Y,

como sabemos, ambos son elementos esenciales del quehacer

comunicativo.

Cuando revisamos un periódico, observamos un anuncio

publicitario, escuchamos un noticiero radial, vemos un programa

de televisión, espectamos una película, etc.; nos encontramos ante

multiplicidad de signos, textos y significados que están más allá de

la mera interpretación de los códigos, para acceder al proceso de

significación y el sentido más profundo y complejo de los discursos

enunciados en los diversos medios mencionados.

z11z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Pero los signos no solo se encuentran en los mensajes

intencionales y codificados de la comunicación masiva, sino que

rodean diversas manifestaciones de nuestra vida, muchas veces de

manera involuntaria e inconsciente, como los actos y expresiones

de la cultura.

Por esa razón, el estudio de la semiótica es de gran importancia

y actualidad para el estudiante de ciencias de la comunicación,

en cualquiera de sus especialidades, tanto por la materia que la

conforma y ámbito de aplicación, así como por la metodología lógica

e inductiva que desarrolla en sus estudios analíticos.

Este libro es introductorio, también, porque el estudio semiótico

es muchas veces altamente complejo, y con un lenguaje cifrado para

los no adentrados en su estudio, lo que termina circunscribiendo

los textos y trabajos de análisis a los especialistas. En el texto se ha

propendido a un lenguaje más llano y accesible en general, tratando

de conservar las planteamientos fundamentales de las diferentes

corrientes semióticas, sin vulgarizarlas o simplificarlas hasta su

desnaturalización, para que los estudiantes y no iniciados en general

en esta disciplina científica, puedan conocer y dominar los aspectos

básicos de este campo.

El texto busca hacer un recorrido diacrónico y sincrónico por las

principales corrientes y propuestas teóricas y prácticas del estudio

semiótico, empezando por sus fundadores, Saussure y Pierce, para

abordar también los trabajos de Barthes, Greimas, Lotman, Eco;

entre otros nombres imprescindibles en este campo. En cuanto

a la aplicación, se revisan modalidades de análisis para los textos

publicitarios, audiovisuales y periodísticos, entre otros.

Como este libro es también un Cuaderno, se incluye al final

de cada unidad un breve cuestionario sobre los principales puntos

desarrollados, para evaluar su aprendizaje; así como ejercicios

de análisis, aplicando la metodología explicada en cada unidad.

Asimismo, una guía on line de páginas web referidas a los puntos

de cada capítulo, lecturas de textos fundamentales sobre temas

específicos y, al final del libro, además, una extensa bibliografía en

español existente en el país, para poder ampliar y contrastar las ideas

y ejemplos avanzados en este libro.

Debo decir que este libro no hubiera sido posible sin los

conocimientos y vocación ilustrada que durante la etapa universitaria

tuve la suerte de aprender de mis maestros en semiótica en la

Universidad de Lima: Guillermo Dañino, Desiderio Blanco y Oscar

Quezada. A los tres, mi gratitud y reconocimiento. Y también a las

decenas de estudiantes, que durante más de diez años han asistido

z12z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

a la cátedra de semiótica y otras materias en la Facultad de Ciencias

de la Comunicación y Turismo de la Universidad Inca Garcilaso de la

Vega, y en otras instituciones académicas del país; pues gracias a su

retroalimentación, cuestionamientos y aportes personales, he podido

corregir y perfeccionar a lo largo del tiempo, el currículo del curso.

Finalmente, agradecer a las autoridades de la Universidad Inca

Garcilaso de la Vega, en la persona del rector, doctor Luís Cervantes

Liñan, por la oportunidad para poder editar este libro para los

estudiantes de las modalidades a Distancia y Presencial. Y al decano

y la secretaría académica de la Facultad de Ciencias de Comunicación

y Turismo de la Universidad, doctor Ramiro Gómez Salas y licenciado

Flor de María Quiñónez, respectivamente, así como a la coordinadora

de Distancia, licenciada Helen Yarushka Pebe Niebuhr. Y dedicar,

con todo cariño, este pequeño libro introductorio a mi esposa Inés,

y mis hijas, Nayarit y Bárbara, quienes me enseñaron el verdadero

sentido del signo amor.

Christian H. Wiener Fresco

Enero 2009

z13z


z14z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

orientaciones

METODOLÓGICAS

El libro y cuaderno sobre introducción a la semiótica comprende

la siguiente estructura:

a) Estructura del texto

• Consta de cinco unidades secuenciadas en función a los

contenidos curriculares del curso; las que están articuladas

en lecciones.

• Cada unidad desarrolla los temas del curso, apoyándose en

bibliografía pertinente a la materia, e incluyendo lecturas

de autores especializados sobre los temas abordados.

Previamente, se presenta el esquema conceptual del

capítulo, planteando algunas preguntas iniciales sobre los

puntos principales de las diferentes lecciones temáticas.

b) Metodología

• En cada unidad se aconsejará la visita a páginas web que

refuercen el tema tratado. Esto permitirá la verificación

de datos y las herramientas necesarias para actualizar la

información en cualquier momento.

c) Evaluación

• Cada Unidad contiene un examen autoevaluatorio con las

z15z


respuestas al finalizar el libro. Constarán de cinco preguntas

objetivas relacionada a los temas tratados en la unidad

correspondiente, y la proposición de ejercicios de análisis

de textos en los tres últimos capítulos Esto servirá para

adecuar el método de evaluación, tanto para el examen

parcial como final del curso.

z16z


p r i m e r a

UNIDAD

La semiótica

¿Cuál es el objetivo de estudio de la semiótica?

¿Es la semiótica lo mismo que lingüística?

¿Quiénes pueden considerarse padres de esta disciplina?

¿Cuántos tipos de semiótica existen?


COMPETENCIAS

CONCEPTUAL:

• Explica la trayectoria e importancia de la disciplina semiótica, así

como los aportes de los principales teóricos y estudiosos de esta

nueva ciencia.

PROCEDIMENTAL:

• Conceptúa los elementos básicos de la semiótica y su desarrollo

analítico, como forma de estudio y aplicación profesional.

ACTITUDINAL:

• Reconoce la importancia del análisis sobre el lenguaje y la

significación, con métodos rigurosos, para el ejercicio del trabajo

comunicativo.

z18z


Esquema conceptual

ANTECEDENTES

DEFINICIÓN Y

EVOLUCIÓN

SEMIOLOGÍA

&

SEMIÓTICA

z19z


z20z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1

ORIGEN DE LA SEMIÓTICA

Los orígenes de la semiótica se confunden con el de la propia filosofía. En el dialogo

de Sócrates con Cratilo, Platón discute sobre el origen de las palabras y, en particular,

sobre la relación que existe entre ellas y las cosas que designan. Tiempo después, Aristóteles

analiza los signos verbales y su significación, en sus escritos sobre la poética,

retórica e interpretación. En el campo de la medicina, el término semiología fue utilizado

por Galeno, filósofo y médico griego de la primera centuria después de Cristo, para

designar el estudio e interpretación de los síntomas de las enfermedades, abriéndose el

debate sobre los signos “naturales” y “convencionales”.

En la Edad Media, San Agustín enuncia la idea de signum como un instrumento o

medio universal para efectuar la comunicación de cualquier tipo y a cualquier nivel,

z21z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

estableciendo que el signo se compone de dos elementos: uno sensible y perceptible

(signas) y otro abstracto y pensable (signatum). Sin embargo, es el pensador inglés

John Locke, en el siglo XVII, que en su Ensayo sobre el entendimiento humano, utiliza

por primera vez el término griego semeiotiké como sinónimo de lo que podría estimarse

como “filosofía del lenguaje” (entendiéndose como ciencia que estudia la naturaleza

esencial de los signos).

Hay que mencionar que desde el siglo XVIII se inicia en Europa el estudio sistemático

del lenguaje humano, combinando el campo normativo de la gramática y la filología, es

decir la investigación del origen y evolución del lenguaje y signos verbales. Con posterioridad,

en la segunda mitad del siglo XIX, se constituye la lingüística, como una disciplina

científica dedicada al estudio de la lengua, así como la naturaleza y leyes que gobiernan

el lenguaje humano.

II

En 1916, sus alumnos y discípulos publican el Curso de lingüística general, escrito

póstumo del maestro ginebrino Ferdinand de Saussure, que inaugura la llamada lingüística

moderna. El texto se aleja de la tendencia “histórica” o diacrónica que estudiaba la

lengua a través de los cambios producidos en el tiempo, para proponer un estudio sincrónico,

que analice los elementos que componen el lenguaje. Considera a la lengua no

como un catálogo de nombres y palabras sino como un “sistema”, vale decir un conjunto

interrelacionado de partes donde cada elemento está distribuido y organizado para actuar

de forma unificada. Saussure estima que el sistema de la lengua debe formar parte

de una ciencia general, que incluya a la lingüística, y que él llamó “semiología”:

“La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por tanto,

comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos

simbólicos, a las formas de urbanidad, a las señales militares, etc.

Solo que es el más importante de esos sistemas. Puede por tanto

concebirse una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de

la sociedad: formaría una parte de la psicología social, y, por consiguiente,

de la psicología general: la denominaremos semiología (del

griego semeion, signo).

z22z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Ella nos enseñará en qué consisten los signos, qué leyes los rigen.

Puesto que todavía no existe, no pude decirse lo que será; pero tiene

derecho a la existencia, su lugar está determinado de antemano. La

lingüística no es más que una parte de esta ciencia general”. 1

El término semiología (tratado del signo) adoptado por Saussure designará a esta

nueva ciencia, ubicada en el campo de las ciencias sociales, y durante muchos años

estará asociado a la escuela europea del estudio de los signos, en contraposición al concepto

de semiótica, utilizado por los teóricos estadounidenses y británicos.

Por la misma época, el filósofo y matemático norteamericano Sanders Pierce, Charles

, siguiendo el pensamiento del filósofo alemán Immanuel Kant, propone una teoría científica

de los signos a la que denomina “semiótica”. Sus diversos escritos serán publicados

y reconocidos muchos años después de su muerte (Collected Papers):

“La lógica, en su sentido general es, como creo haberlo demostrado,

solo otro nombre de la semiótica (semiotiké), la doctrina cuasi–necesaria,

o formal de los signos. Al describir la doctrina como ‘cuasi–

necesaria’ o formal, quiero decir que observamos los caracteres de los

signos y a partir de tal observación, por un proceso que no objetaré

sea llamado abstracción, somos llevados a aseveraciones, en extremo

falibles, y por ende en cierto sentido innecesarias, concernientes a lo

que deben ser los caracteres de todos los signos usados por una inteligencia

científica, es decir por una inteligencia capaz de aprender a

través de la experiencia”. 2

Como puede verse, la semiótica peirceana se diferencia radicalmente de la semiología

de Saussure no solo en el nombre que designa a la disciplina, sino en la base epistemológica,

que adscribe su objeto de estudio, el signo, como parte consustancial de la

filosofía y la lógica, y no solo como una ampliación del campo de la lingüística. Según

el semiótico italiano Umberto Eco, el esquema de Saussure considera implícitamente al

signo como artificio comunicativo. “Todos los ejemplos de sistemas semiológicos ofreci-

1 Saussure, Ferdinand de. 1982. México, Curso de Lingüística General. Editorial Nuevo Mar, p. 42–43

2 Sanders Pierce, Charles. 1974. Buenos Aires, La Ciencia de la Semiótica. Ediciones Nueva Visión. p. 21

z23z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

dos por Saussure son sin la menor duda sistemas de signos artificiales, profundamente

convencionalizados, como las señales militares, las reglas de etiqueta o los alfabetos”. 3

Quiere decir que en la teoría saussureana, el signo debía ser artificial e intencional, dejando

de lado las manifestaciones naturales y no intencionales. Por el contrario, Pierce

no requiere, para ser definido como signo, que se emita intencionalmente o se produzca

artificialmente. “La tríada de Pierce puede aplicarse también a fenómenos que no tienen

emisor humano, aun cuando tengan un destinatario humano, como ocurre, por ejemplo,

en el caso de los síntomas meteorológicos o de cualquier otra clase de índice. Quienes

reducen la semiótica a una teoría de los actos comunicativos no pueden considerar los

síntomas como signos ni pueden aceptar como signos otros comportamientos, aunque

sean humanos, de los cuales el destinatario infiere algo sobre la situación de un emisor

que no es consciente de estar emitiendo mensajes en dirección de alguien”. 4

A partir de la segunda mitad del siglo XX las teorías de ambos autores y sus continuadores

van a dar lugar a dos marcadas corrientes en el estudio de los signos. El semiólogo francés

Roland Barthes, siguiendo a Saussure, propone inicialmente que la semiología “tiene como

objeto todo sistema de signos cualquier fuera su sustancia: las imágenes, los gestos, los

sonidos melódicos, los objetos y los complejos de sustancias que se encuentran en los ritos,

los protocolos o los espectáculos que constituyen sino verdaderos ‘lenguajes’ por lo menos

sistemas de significación”. 5 Pero luego invertiría el presupuesto saussureano, considerando a

la semiología como parte de la lingüística (translingüística), que examina todos los sistemas

de signos como reductibles a las leyes del lenguaje. Para Barthes, todo sistema semiológico

tiene que ver con el lenguaje, resultando imposible concebir un sistema de imágenes u objetos

cuyos significados puedan existir fuera del lenguaje.

La discrepancia, por lo menos a nivel de la nomenclatura, se zanjó con la decisión

adoptada en enero de 1969 en París por un comité internacional que dio lugar a la

“Internacional Association for Semiotic Studies” y que ha aceptado el término general

de semiótica (sin excluir el uso definitivo de semiología) – el inglés semiotics le da a la

palabra una forma plural y sirve para denominar una ciencia–, para abarcar el estudio

de las tradiciones de la semiología y la semiótica.

3 Sanders Pierce, Charles. 1974 La ciencia de la semiótica., Buenos Aires. Ediciones Nueva Visión. p. 21.

4 Ibid. p.. 33.

5 Barthes ,Roland. Semiología. 1970. Editorial Tiempo Contemporáneo. Buenos Aires, Presentación. p. 11

z24z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

III

A lo largo de su breve y agitada existencia, la semiótica ha tenido diversas aproximaciones

conceptuales, que han marcado diversas líneas metodológicas y teoréticas,

gracias a las propuestas de importantes teóricos e investigadores en esta disciplina.

Haciendo un ejercicio de síntesis, muy esquemático, podemos mencionar a la corriente

estructuralista, heredera de Saussure y los formalistas rusos de inicios del siglo XX, que

se proponen el estudio de los sistemas de signos y la significación que se produce en

los discursos, verbales o no verbales. Entre los representantes más significativos se incluyen

Louis Hjelmslev, Claude Lévi Strauss, Tzevtan Todorov, Christian Metz y el antes

mencionado Barthes.

Una segunda etapa se abre en el estructuralismo, con los aportes de la gramática

generativa del lingüista norteamericano Noam Chomsky, orientándose esta corriente

hacia “la descripción de la generación del sentido en los discursos bajo diversas materias

significantes”. 6 Algirdas Julián Greimas, Joseph Courtés y la denominada Escuela

de París se ocupan fundamentalmente de un determinado tipo de materia significante:

discursos narrativos, y el estudio de su recorrido generativo, valiéndose de una metodología

analítica rigurosa para llegar al sentido del texto. Mientras tanto, otros importantes

semióticos exploran nuevas líneas de investigación que relacionan esta ciencia con otras

disciplinas y áreas de desarrollo. Es el caso del ruso Yuri Lotman y la Escuela de Tartu,

que aborda la “semiosfera” dentro de una semiótica de la cultura; o el italiano Umberto

Eco y el holandés Teun Van Dijk que inciden en el acto del habla, conocido como pragmática

en el concepto de semiosis de Pierce. Asimismo los estudios de la semióloga y crítica

feminista Julia Kristeva sobre la intertextualidad, y acercando el psicoanálisis de Freud

y especialmente Jacques Lacan, quien proponía que el inconsciente estaba estructurado

como un lenguaje.

Posteriormente surge un cuestionamiento radical de las bases teóricas de la semiótica

a cargo de la crítica postestructuralista, que alerta sobre la imposibilidad de encerrar

el significado, porque el lenguaje es un proceso temporal, una especie de fluctuación

constante y simultánea de la presencia y de la ausencia (la “différance”). Para acceder

a estos significados, el texto deberá ser deconstruido, como propone el filósofo francés

Jacques Derrida, quien tilda de metafísico cualquier sistema de pensamiento que dependa

de un principio o fundamento sobre el cual puede edificarse toda una jerarquía de

significados. “La deconstrucción propone que toda escritura es una construcción intencional,

no la representación de la realidad. La ausencia marca la naturaleza de un texto

del mismo modo que su presencia”. 7 Las propuestas de Derrida y otros, son complejas,

provocadoras y polémicas; cuestionando la ingenua creencia en la verdad de los significados

y el conocimiento, y la teoría representacional del lenguaje, heredada de Saussure.

Por último, y en un retorno renovado a la semiótica greimaciana, una propuesta

fenomenológica que ha venido a denominarse la semiótica tensiva y de las pasiones de

Jacques Fontanille y Claude Zilberberg, poniendo en un lugar de importancia a la tensividad

en la teoría semiótica, así como el afecto en la generación del sentido.

6 Blanco, Desiderio. 1989. Claves Semióticas. Universidad de Lima.Lima. p. 20

7 Huamán, Miguel Angel. 2003. Lecturas de Teoría Literaria II. Lima, Fondo Editorial UNMSM. p. 93.

z25z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Lectura I

El estatuto científico de la semiótica

Por Nélida Sosa*

Si por disciplina científica entendemos, siguiendo a Schwab (1973: 249), “un

cuerpo de conocimiento en el que podemos identificar una estructura semántica

o substancial propia, o lo que es lo mismo, un contenido propio, una estructura

conceptual subyacente, y una forma también propia de verificarlo y ampliarlo”,

podemos decir que la semiótica recién adquiere este estatuto a partir del siglo XX.

Sin embargo, sus cultores diferirán en su designación: doctrina, ciencia, proyecto

científico, campo de estudios, metodología...

Para Charles Peirce, semiótica es “la doctrina de la naturaleza esencial de las

variedades fundamentales de toda posible semiosis”. Como lógico, se interesa

fundamentalmente por la función lógica de los signos, y trata de elaborar una

“doctrina cuasiformal, o formal”. Para Ferdinand de Saussure, se trata de “una

ciencia que estudiará la vida de los signos en el seno de la vida social”. Charles

Morris la define como una “doctrina comprehensiva de los signos”. En sus Fundamentos

de la Teoría de los Signos (1938), sus principales aportaciones son

el concepto de semiosis –”el proceso en el que algo funciona como signo”–, la

doble instrumentalización de la semiótica como ”herramienta analítica ocupada

del estudio de los signos y metateoría de las otras disciplinas” y la división de la

semiótica en tres ramas (semántica, sintaxis y pragmática). Para Morris, la “teoría

de los signos” extiende su ámbito de estudio no solo a los signos y sus significados,

no solo a los sistemas en los que los signos se organizan, sino también a los

distintos usos que hacemos de los signos, y en definitiva a cómo nos comunicamos

con ellos. Así, la semiótica tiene por objeto estudiar no solo qué son los signos, su

naturaleza, sus clases y tipos sino también, y de manera especial, la función como

instaurador de sentido y facilitador de relaciones comunicativas y configurador de

universos culturales.

Roland Barthes, con sus Elementos de semiología (1964), marcará el inicio de

un proyecto científico. Reservorio de modelos que asocian rigor y poder descriptivo,

la lingüística aparecía como la fuente ideal de donde tomar las herramientas

de la nueva ciencia de los signos. De allí la tentación irresistible de abordar los

nuevos objetos –los signos no verbales– con modelos de la lingüística estructural.

En La estructura ausente, Umberto Eco considera que la semiótica no posee aún

z26z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

suficiente coherencia interna para ser considerada una ciencia, pero sí los criterios

para que una investigación pueda legítimamente inscribirse en el campo de la

semiótica: “Una investigación semiótica queda establecida cuando se supone que

todas las formas de comunicación funcionan como emisión de mensajes basados

en códigos subyacentes. Es decir, que todo acto de performance comunicativa se

apoya en una competencia preexistente.”

Más recientemente, Magariños de Morentín considera a la Semiótica “como

una teoría y una práctica analítica y productiva” (1996:8) que proporciona las

operaciones mediante las cuales pueda realizarse la “arqueología foucaultiana

capaz de romper la dura corteza de una ciencia que se encarniza en existir bajo

la forma de una disciplina esencial, originaria, reproductora fiel y certera de una

“realidad en sí” y operar el desocultamiento escudriñando la dimensión histórica,

plural y discursiva del conocimiento”.

La semiótica es una disciplina que se inserta dentro del marco de las llamadas

ciencias sociales. Saussure la inscribe dentro de la psicología social por la naturaleza

psíquica del signo lingüístico; Peirce dentro de la lógica; Barthes dentro

de la Lingüística –perspectiva dominante en Europa–; Eco –que primero sostuvo

una posición convencionalista, contractualista del sentido, basada en su análisis

de los códigos como centrales a la preocupación semiótica–, la inscribe luego

en una descripción de los procesos culturales como procesos de significación, en

una suerte de antropología cultural de la que son herederos los actuales estudios

culturales, pero finalmente termina definiéndola como una reflexión de naturaleza

filosófica. El último Eco, el de Kant y el ornitorrinco, coloca a la semiótica en la

base de los procesos de percepción humana, necesariamente terciaria.

La semiótica, en cuanto disciplina, está en proceso de constitución. En efecto,

la comunidad científica en su conjunto aún no ha logrado un acuerdo acerca de

cómo abordar su objeto de conocimiento. Este es su primer escollo: ¿abordarlo

como objeto construido?, ¿abordarlo como objeto observable? Efectivamente,

para algunos el signo es, en principio, un objeto construido; para otros es, en

principio, un objeto observable, y otros solo tienen en cuenta sistemas de signos

previamente establecidos; entre ellos, algunos se limitan a los sistemas intencionalmente

construidos, mientras que otros extienden esas nociones a la investigación

de los sistemas de significación implícitos en toda práctica social.

Lo que hay, en definitiva, detrás de estas concepciones, son dos opciones paradigmáticas:

la semiótica anglosajona –de origen peirceano– que enfatiza en

la semiosis como proceso, y la semiótica europea –de origen saussureano– que

enfoca predominantemente en las estructuras semióticas que hacen posible tal

proceso. Violi (1999) las denomina, respectivamente, Semiótica interpretativa y

Semiótica estructural. Como aspecto común de ambos enfoques, señala Violi los

z27z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

dominios del objeto de estudio: los procesos de significación y de comunicación.

Los estudios de la significación son aquellos donde no interviene la voluntad del

hombre para su realización. El ejemplo clásico es la arquitectura: no construimos

para decir algo sino para guarecernos de la intemperie; solo secundariamente

podemos encontrar en los sistemas arquitectónicos la capacidad de emitir mensajes.

La comunicación, en cambio, se define como todo intercambio voluntario

de mensajes (el lenguaje, códigos, señales, etc.). Significación y comunicación

abarcan la totalidad del sentido que producimos habitualmente. Esto incluye desde

el saludo más trivial y automático hasta las grandes configuraciones cuyo fin es dar

una explicación a toda una comunidad y que reciben el nombre de ideologías.

Pero al mismo tiempo, Violi explica que ambas semióticas constituyen dos

paradigmas, dos proyectos teóricos en gran medida diversos y no superponibles, en

cuanto se plantean preguntas diversas: la semiótica estructuralista “quiere en primer

lugar establecer procedimientos precisos de descripción de los propios objetos”; la semiótica

interpretativa se interesa sobre todo en “comprender el modo en que llegamos

a dar sentido a todo lo que nos circunda a través del uso constante de signos”.

La semiótica estructuralista fue el paradigma hegemónico en los comienzos

de la constitución de la disciplina. Ese paradigma ha sido desplazado, en la

actualidad, por el de la semiótica interpretativa.

El cambio de paradigma ocurrió porque la semiótica de primera generación

se mostraba cada vez más incapaz de resolver las cuestiones que los semiólogos

se planteaban y estos optaron por la semiótica peirceana a través de lo que el

mismo Kuhn ha denominado “switch gestáltico”: el nuevo paradigma propone

otra forma de ver las cosas, novedosos métodos de análisis y diferentes problemas

a qué dedicarse.

La semiótica estructuralista partía del lenguaje. Es este el que permite reconocer

el rasgo fundamental del hombre. Es la capacidad de identificar los objetos,

de reconocerlos, de hablar acerca de ellos, lo que distingue al hombre de otras

especies. El hombre es lo que nombra: es su capacidad de nombrar. La semiótica

interpretativa parte de otro lugar. No es la lengua el modelo de análisis. Esta es

una parte de un sistema mayor, como lo son el pensamiento y el razonamiento.

Es este último el que permite reconocer la existencia de signos. El lenguaje es el

resultado de un fenómeno anterior que es el advertir que las cosas a las que se

nombra son, antes que nada, signos que desencadenan mecanismos de razonamiento

en donde “algo” está en lugar de otra cosa y un nombre ocupa el lugar

de la cosa y ese nombre a su vez permite que se lo interprete, que se lo traduzca

en otros signos y así hasta el infinito. Y eso que sucede con los signos le ocurre

también a los pensamientos–signos, que están encadenados en un pasado y en

un futuro inevitable.

z28z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Además, la semiótica interpretativa piensa a la disciplina desde un lugar

diferente a la estructuralista. Peirce, su fundador, clasifica las ciencias y ubica

dentro de ellas a la semiótica con una función bastante similar a la de la lógica.

Otra diferencia no menor se refiere a la significación. Para la semiótica interpretativa,

los signos determinan acciones y ellas son las que importan. El significado

se extrae no internamente del signo sino externamente, a partir de la acción que

el signo provoca.

Si bien se parte desde posiciones muy diferentes, no por ello se puede afirmar

que se trata de proyectos antagónicos, aunque tampoco son equivalentes. Implican

supuestos y determinan consecuencias diferentes. Ambos tienen en común

el hecho de señalar un ámbito como lo es el signo y un fenómeno complejo de

resolver como es el de la significación y, sobre todo, el de la significación social.

Dado que ambos paradigmas se enfocan y parten de diferentes problemas y

presupuestos, no existe una medida común de su éxito que permita evaluarlos

o compararlos unos con otros. A esta característica de los paradigmas, Kuhn la

llama “inconmensurabilidad”, que significa “sin medida común”.

* Profesora asociada en la cátedra de Semiótica en la

Licenciatura en Comunicación Social de la FADECS –UNC (Argentina)

z29z


z30z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 2

DEFINICIÓN Y TIPOS

DE SEMIÓTICA

¿Qué es la semiótica? Como se vio en el capítulo anterior, es un término de larga data,

y que se ha usado muchas veces de manera alterna con semiología. Saussure la definió

como “ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”, y Pierce

habla de una “doctrina cuasi–necesaria, o formal de los signos”. Más adelante, el francés

Pierre Guiraud, siguiendo al lingüista ginebrino, dice que es una disciplina que “estudia

las distintas señales, signos y códigos de comunicación lingüísticos y no lingüísticos” 8 ,

mientras el semiótico norteamericano Charles Morris, heredero de Pierce, lo caracteriza

como “una doctrina comprehensiva de los signos”. 9

Una definición más concreta y didáctica es dada por los semióticos peruanos Blanco,

Desiderio y Bueno, Raúl : “Entendemos por semiótica la disciplina que se ocupa de la

descripción científica de los signos y de los sistemas de significación, cualquiera sea

su materia significante”. 10 Por su parte, Eco manifestó inicialmente que la semiótica se

ocupaba de todos los procesos culturales como procesos de comunicación (la estructura

ausente), para luego precisar su alcance, afirmando que “la semiótica se ocupa de cualquier

cosa que pueda considerarse como signo”.

Signo es cualquier cosa que pueda considerarse como substituto significante de cualquier

otra cosa. Esa cualquier otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir

de hecho en el momento en que el signo la represente. En ese sentido, la semiótica es,

en principio, la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir...Si una cosa

8 Guiraud, Pierre. 1972. La semiología. Buenos Aires, Siglo XXI. p. 7

9 Morris, Charles. 1994. Fundamentos de la teoría de los signos. Barcelona. Planeta. p. 23

10 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl. 1980. Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima. p. 17

z31z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

no puede usarse para mentir, en este caso tampoco puede usarse para decir la verdad;

en realidad, no puede usarse para decir nada”. 11

De estas y otras definiciones similares, podemos concluir que la semiótica es considerada

una ciencia, un saber científico, vale decir, un modo de producción del conocimiento

que se vale de un riguroso método de análisis e interpretación, para llegar a conclusiones

valederas y verificables (queda por discutir si se trata de una ciencia social o lógico

formal; nos inclinamos por un poco de ambas cosas). Su objeto de estudio son los signos

y su proceso de significación. En otras palabras, no solo los signos como elemento

aislado o intrínseco, sino el recorrido discursivo de ellos en los textos y en el proceso

comunicativo para alcanzar un sentido en la sociedad.

Por ende, la semiótica es una disciplina fundamental para el estudio de las diferentes

estrategias comunicacionales, no solo porque nos valemos siempre de signos y mensajes

para comunicarnos, y debemos acceder a su sentido más profundo, aún a despecho

de las intenciones del emisor; sino porque el propio acto comunicativo, determina el

quehacer discursivo y las instancias de su enunciación y decodificación.

II

Hay diferentes clasificaciones respecto a los tipos o clases de semiótica. Una primera

división, en lo que respecta a su campo de estudio, puede establecerse entre la semiótica

de la comunicación y semiótica de la significación. La primera se refiere a la realidad

significante como parte de un proceso comunicativo, lo que implica el uso de signos con

una intencionalidad significativa por parte del emisor. Es una propuesta en la línea de

los postulados de Saussure. La segunda, en cambio, considera a la realidad significante

como un proceso de significación “más allá o más acá de la intención del emisor” 12 y al

margen de cualquier función comunicativa; lo que significa una acepción del signo más

vasto, como propuso Pierce.

Una segunda distinción se plantea por la forma y contenido en el análisis de los

mensajes, y consta de semiótica discursiva y semiótica narrativa. La SD “estudia a los

mensajes y discurso como realidades significantes que están constituidas por una serie

de niveles y planos organizativos sucesivos y solidarios, y que van de lo superficial a lo

profundo, de la expresión al contenido, de lo manifiesto a lo latente”. 13 Se vale de un

método descriptivo y sincrónico para estudiar los signos y mensajes en profundidad. De

otro lado, la SN “estudia un texto o mensaje cualquier como relato, es decir como una

unidad en la cual existe una representación de sucesos o acciones que se verifican en un

devenir espacio–temporal”. 14 Es decir, una metodología diacrónica, que permite descubrir

la dinámica interna de la producción de sentido, a través del recorrido generativo

aportado por el modelo de Greimas y otros autores.

Por otra parte, y tomando como base la teoría sobre el signo de Pierce, y su articulación

con el mensaje, el semiólogo norteamericano Charles Morris habla de tres tipos

de posibles corrientes semióticas:

11 Umberto Eco. 2000. Tratado de Semiótica General. Barcelona, Editorial Lumen. p. 22

12 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl. 1980. Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima. p. 18.

13 Gonzáles Montes, Antonio. 1989. Semiótica. Lima, Editorial Wari. p. 12

14 Ibid. p. 12

z32z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

• Sintáctica: estudia el signo según la forma percibida.

• Semántica: se refiere a la forma en que el significado se encuentra conectado con

el signo, la relación entre la forma y lo que significa la forma.

• Pragmática: la utilización y uso del signo, los efectos del mismo en el proceso

comunicativo.

Finalmente, otra posible clasificación de la semiótica es por el área de su investigación,

y en ese sentido, aunque el campo es amplísimo, podemos incluir la:

• Semiótica literaria

• Semiótica iconográfica

• Semiótica publicitaria

• Semiótica audiovisual

• Semiótica artística

• Semiótica arquitectural

• Semiótica musical

• Semiótica de la cultura (semiósfera)

• Semiótica social (sociosemiótica)

z33z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Lectura 2

El umbral inferior y superior de la semiótica

Umberto Eco*

Siguiendo las definiciones de Saussure y de Pierce, deberían excluirse de la

semiótica los estudios neuro–fisiológicos sobre fenómenos sensoriales vistos

como paso de señales desde las terminaciones periféricas a la zona cortical del

cerebro (cfr. Ashby, 1960); las investigaciones cibernéticas aplicadas a los organismos

vivientes (cfr. Sabih, 1960; Shannon y Weaver, 1949; Ruyer, 1958), o las

investigaciones genéticas –en la que por otra parte se habla constantemente de

códigos y de mensajes.

Esta limitación podría parecer embarazosa, cuando precisamente de las investigaciones

de este orden extrae la semiótica muchos de sus instrumentos (por

ejemplo, la noción de “información” como elección binaria). Pero se trata precisamente

de individualizar estas investigaciones, como si fueran un límite inferior

de la semiótica, el punto en que la semiótica surge de algo que todavía no lo es,

el anillo de conjunción –como el del último primate con el primer homo sapiens

en la antropología física– entre el universo de la señales y el universo del sentido.

Una investigación sobre este primer “umbral” semiótico ha de servir, por lo tanto,

más que para caracterizar a la semiótica desde dentro, para circunscribirla desde

el exterior. Y a la vez le ha de suministrar los instrumentos que, una vez precisadas

las correspondientes diferencias, han de servir para definirla en su propia

naturaleza específica.

z34z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Por otra parte, decir que la semiótica comienza donde se perfila aquella entidad

oscura que es el “sentido” no ha de inducir a confundirla con la semántica, que

tradicionalmente se ocupa (o finge ocuparse) del “sentido” o del “significado”. La

semiótica debe abarcar también aquellos procesos que, sin incluir directamente

al significado, permiten su circulación.

Digamos, pues, en una primera aproximación, que la semiótica estudia todos

los procesos culturales (es decir, aquellos en los que entran en juego agentes

humanos que se ponen en contacto sirviéndose de convenciones sociales) como

procesos de comunicación.

Téngase en cuenta que esta definición excluye por ahora dos formulaciones que pudieran

dar lugar a equívocos. La primera es “sistemas de signos” y la segunda, “sistemas

de comunicación”. En realidad, no sabemos aún si en los procesos de comunicación

intervienen solamente los “signos” o estos se basan en “sistemas”. Y el propio concepto

de “comunicación” no está claro todavía. Si el umbral inferior de la semiótica estaba

representado por el linde entre señales y signos, el umbral superior está representado

por el linde entre aquellos fenómenos culturales que sin lugar a dudas son “signos”

(por ejemplo, las palabras) y aquellos fenómenos culturales que parecen tener otras

funciones no comunicativas (por ejemplo, un automóvil sirve para transportar y no para

comunicar). Si no resolvemos ante todo el problema del umbral superior ni siquiera

podemos aceptar la definición de semiótica como disciplina que estudia todos los

fenómenos culturales como procesos de comunicación.

Si aceptamos el término “cultura” en un sentido antropológico correcto, inmediatamente

se perfilan dos fenómenos culturales a los que no puede negárseles

la característica de ser fenómenos comunicativos: a) la fabricación y el empleo

de objetos de uso; b) el intercambio parental como núcleo primario de relación

social institucionalizada.

No hemos escogido casualmente esos dos fenómenos: son fenómenos constitutivos

de toda cultura, junto con el nacimiento del lenguaje articulado, y los hemos

individualizado al ser objeto de diversos estudios semio-antropológicos, para demostrar

que toda cultura es comunicación y que existe humanidad y sociabilidad

solamente cuando hay relaciones comunicativas.

Este tipo de investigación se puede articular por medio de dos hipótesis, una

más radical –una especie de exigencia “no negociable” de la semiótica– y la otra

aparentemente más moderada. Las dos hipótesis son: a) toda cultura se ha de

estudiar como un fenómeno de comunicación; b) todos los aspectos de una cultura

pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación.

La primera hipótesis suele circular en su forma más radical: “la cultura es

comunicación”. Como ya veremos, no solo se puede estudiar la cultura como co-

z35z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

municación, sino que para esclarecer algunos de sus mecanismos fundamentales

se ha de estudiar precisamente como tal.

Vamos a exponer algunos ejemplos. En el momento en que el australopiteco

utiliza una piedra para descalabrar el cráneo de un mono, todavía no existe cultura,

aunque en realidad transforma un elemento de la naturaleza en utensilio. Digamos

que surge la cultura cunado (y no sabemos si el australopiteco se encuentra en esas

condiciones) : a) un ser pensante establece una nueva función de la piedra (no es

necesario pulirla para convertirla en buril); b) lo denomina “piedra que sirve para

algo” (no es necesario denominarla en alta voz o comunicarlo a los demás); c) la

reconoce como “la piedra que corresponde a la función X y que tienen el nombre

Y” (tampoco hace falta denominarla una segunda vez: basta con reconocerlo).

Estas tres condiciones ni siquiera implican la existencia de dos seres humanos

(la situación es posible incluso para un Robinson o un náufrago solitario). Pero

es necesario que quien utiliza la piedra por vez primera considera la posibilidad

de transmitir al día siguiente y a sí mismo la información adquirida, y que para

ello elabore un artificio mnemotécnico. Utilizar una piedra por primera vez no es

cultura. Establecer que y cómo la función puede repetirse y transmitir esta información

del náufrago solitario de mañana, esto sí lo es. El solitario se convierte en

emisor y destinatario de una comunicación. Queda claro que una definición como

esta (absolutamente sencilla en sus términos) puede implicar una identificación de

pensamiento y lenguaje: queremos decir, como a su vez lo hace Pierce, que las

ideas también son signos. Pero el problema se plantea solamente de una manera

extrema si se queda en el ejemplo límite del náufrago que comunica consigo mismo.

Hay una forma para transponer el problema en términos no de ideas, sino de

vehículos ségnicos observables apenas los individuos ya son dos.

En el momento en que se produce la comunicación entre dos hombres, es fácil

imaginar que lo observable es el signo verbal o pictográfico con el cual el emisor

comunica al destinatario el objeto piedra y su posible función, por medio de un

nombre (por ejemplo: “hundecráneos” o “arma”). Pero con esto solo llegamos a

nuestra segunda hipótesis: el objeto cultural se ha convertido en el contenido de

una posible comunicación verbal. La primera hipótesis presupone en cambio, que el

emisor puede comunicar la función del objeto incluso sin denominarlo verbalmente,

sino tan solo mostrándolo. La primera hipótesis supone que desde el momento

en que el posible uso de la piedra ha sido conceptualizado, la propia piedra se

convierte en signo concreto de su uso virtual. Por lo tanto, se trata de afirmar (Barthes)

que desde el momento en que existe sociedad, cualquier función se convierte

automáticamente en signo de tal función. Esto es posible a partir del momento en

que hay cultura. Pero existe la cultura solamente porque esto es posible.

Queda claro entonces que nuestra primera hipótesis convierte la semiótica en

una teoría general de la cultura y en último análisis, en un sustituto de la antropo-

z36z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

logía cultural. Pero reducir toda la cultura a comunicación no significa reducir toda

la vida material a “espíritu” o a una serie de de acontecimiento mentales puros.

Ver a toda la cultura sub specie communicationis no quiere decir que la cultura sea

solamente comunicación sino que ésta puede comprenderse mejor si se examina

desde el punto de vista de la comunicación. Y que los objetos, los comportamientos,

las relaciones de producción y los valores funcionan como tales desde el punto de

vista social, precisamente porque obedecen a ciertas leyes semióticas.

La segunda hipótesis establece que todos los fenómenos de cultura pueden

convertirse en objetos de comunicación. Si profundizamos en esta formulación

nos daremos cuenta de que simplemente quiere decir lo siguiente: cualquier

aspecto de la cultura se convierte en una unidad semántica. En otras palabras:

una semántica desarrollada no puede ser otra cosa que el estudio de todos los

aspectos de la cultura vistos como significados que los hombres van comunicando

paulatinamente. Esta última formulación es muy restrictiva: decir que un objeto

(por ejemplo, un automóvil) se convierte en entidad semántica en el momento en

que con el vehículo ségnico /automóvil/ se transmite el significado “automóvil”,

es decir muy poco. En este sentido, es evidente que la semiótica se ocupa también

del cloruro de sodio (que no es una entidad cultural sino una entidad natural) en

el momento que lo ve como el significado del significado /sal/ (o viceversa).

Nuestra segunda hipótesis intenta decir algo más. Afirma que los sistemas de

significados (entendido como sistemas de entidades o unidades culturales) se

constituyen en estructuras (campos o ejes semánticos) que obedecen a las mismas

leyes de las formas significantes, en otras palabras, “automóvil” no es solamente

una entidad semántica a partir del momento en que se pone en relación con la

entidad significante /automóvil/. Es unidad semántica a partir del momento en que

se dispone de un eje de oposiciones o de relaciones con otras unidades semánticas

como “carro”, “bicicleta” o incluso “pie”. Un automóvil puede ser considerado

desde diversos niveles (desde diversos puntos de vista): a) nivel físico (tiene un peso,

está hecho de metal y otros materiales); b) nivel mecánico (funciona y cumple una

función determinada con arreglo a ciertas leyes); c) nivel económico (tiene un valor

de cambio, un precio determinado); d) nivel social (tiene cierto valor de uso a la

vez que indica cierto valor de status); e) nivel semántico (se inserta en un sistema

de unidades semánticas con el que guarda algunas relaciones estudiadas por la

semántica estructural, relaciones que siempre son las mismas aunque cambien

las formas significantes con las cuales las indicamos; es decir, aunque en vez de

/automóvil/ digamos /carro/ o /coche/).

Con todo lo dicho basta para dejar sentado que al menos hay una manera

de considerar a nivel semiótico todos los fenómenos culturales. Todo lo que la

semiótica no puede abordar de otro modo, lo estudia a nivel de la semántica

estructural. Pero el problema no se resuelve tan fácilmente. Por ejemplo, volvamos

z37z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

al nivel d), es decir, el nivel social. Si el automóvil indica determinado status social,

adquiere un valor simbólico no solamente cuando se comunica como contenido

de una comunicación verbal o icónica, es decir, cuando la unidad semántica

“automóvil” viene designada por medio del significante /car/, o /voiture/ o /

coche/. Tiene igualmente valor simbólico cuando se usa como objeto. Es decir, el

objeto /automóvil/ se convierte en el significante de una unidad semántica que

no es “automóvil”, sino, por ejemplo, “velocidad”, “comodidad” o “riqueza”.

El objeto /automóvil/ se convierte también en el significante de su uso posible.

A nivel social, el objeto en cuanto a tal tiene su función ségnica propia y por lo

tanto su naturaleza semiótica. Así, pues, la segunda hipótesis, según la cual los

fenómenos culturales son contenidos de una comunicación posible, nos remite a

la primera hipótesis según la cual los fenómenos culturales se han de considerar

como fenómenos comunicativos.

La segunda hipótesis remite a la primera. En la cultura cada entidad puede

convertirse en un fenómeno semiótico. Las leyes de la comunicación son las leyes

de la cultura. La cultura puede ser enteramente estudiada bajo un punto de vista

semiótico. La semiótica es una disciplina que puede y debe ocuparse de toda la

cultura.

* Umberto Eco.(1986) ,La estructura ausente. Barcelona, Editorial Lumen. pp 21 – 28.

EXPLORACIÓN ON LINE

Para mayor información ingresa a:

http://www.uca.edu.sv/deptos/letras/sitio_pers/amarroc/document/sc/clase3.pdf

http://leonorpereira.com/SEMIOTICA/DOMINIO%20DE%20LA%20SEMIOTICA.pdf

http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/030614003225.html

http://www.latarea.com.mx/articu/articu13/gomez13.htm

http://www.sepln.org/revistaSEPLN/revista/14/14–Pag79.pdf

http://www.geocities.com/semiotico/ensayos

http://www.text–semiotics.org/spanish1.html

http://www.lapaginadelguion.org/semionar.htm

http://nevada.ual.es/decahuma/Programas05_06/12938317.DOC

http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6387/1/ELUA_10_09.pdf

. http://www.ugr.es/~mcaceres/entretextos.htm

z38z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

AUTOEVALUACIÓN Nº 1

1. Semiótica y semiología pueden considerarse:

a. Dos corrientes de un mismo campo de estudio

b. Términos sinónimos

c. Etapas en el desarrollo de una nueva ciencia

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

2. El objeto de la semiótica:

a. Buscar la significación en la comunicación

b. Determinar el significado de las palabras

c. El estudio de los signos

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

3. Quien relaciona los estudios semióticos con la filosofía y lógica:

a. Pierce

b. Barthes

c. Saussure

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

4. La relación del signo con la comunicación es materia de la:

a. Semántica

b. Pragmática

c. Sintáctica

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

5. La semiótica de la significación propone:

a. Uso de signos de manera intencional

b. Un significado para cada signo

c. La realidad significante como un proceso de significación

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

Respuestas de control

1 d, 2 c, 3a, 4 b, 5 c

z39z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

ACTIVIDADES DE AUTOAPRENDIZAJE

Elabore un cuadro sinóptico sobre el origen y evolución de la semiótica, así como

de los diversos tipos y corrientes de esta disciplina.

z40z


s e g u n d a

UNIDAD

El signo

¿Qué es un signo y cómo está compuesto?

¿En qué se diferencia la noción del signo de Saussure, de la de Pierce?

¿Cuántos y cuáles tipos de signos pueden determinarse?

¿Por qué se caracteriza el signo verbal y el no verbal?

¿Qué diferencia al signo icónico de los restantes signos?


COMPETENCIAS

CONCEPTUAL:

• Describe los elementos básicos del signo, sus partes y clasificación;

así como las características semióticas de los signos verbales, no

verbales e icónicos.

PROCEDIMENTAL:

• Identifica el signo y sus particularidades; así como su variada

taxonomía y formas de significación.

ACTITUDINAL:

• Desarrolla capacidad de observación y analítica frente a diversas

expresiones de los signos y lenguajes.

z42z


Esquema conceptual

EL SIGNO:

Características y partes

TIPOLOGÍA DE LOS

SIGNOS

SIGNO VERBAL

SIGNO NO VERBAL

SIGNO ICÓNICO

z43z


z44z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 3

SIGNOS: FUNDAMENTOS

Y ESTRUCTURA

El signo es el elemento nuclear de la semiótica. Por esa razón, las principales corrientes

semióticas parten por definirlo, establecer su ámbito, determinar sus elementos y

funciones, y ensayar una posible taxonomía.

Para Saussure el signo es la base de la lengua (sistema de signos) “parte social del lenguaje

exterior al individuo, que por sí solo no puede crearla ni modificarla; solo existe en virtud de

una especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad”. Debe recordarse que

para el semiólogo esta acepción se refiere solo a los signos creados expresamente para cumplir

una función comunicativa, empezando por los lingüísticos, e incluyendo al código morse, señales

militares, gestuales, indicaciones de tránsito, notas musicales, ritos simbólicos, etc.

z45z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Saussure dice que el signo es una “díada”, que esta compuesto de dos elementos

conexos entre sí: la representación señorial y perceptible (significante) y su concepto

(significado), ambos asociados en nuestra mente. Pone por ejemplo la palabra “árbol”, y

como se relaciona el aspecto sensorial con la idea que tenemos del término. “Llamamos

signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica: pero en el uso corriente

este término designa generalmente la imagen acústica sola, por ejemplo una palabra

(arbor, etc.). Se olvida que si llamamos signo a arbor no es más que gracias a que conlleva

el concepto ‘árbol’, de tal manera que la idea de la parte sensorial implica la del

conjunto. La ambigüedad desaparecería si designáramos las tres nociones aquí presentes

por medio de nombres que se relacionen recíprocamente al mismo tiempo que se

opongan. Y proponemos conservar la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar

concepto e imagen acústica respectivamente con significado y significante.” 15

En la teoría saussureana, el significante y significado son dos elementos indesligables

y mutuamente necesarios entre sí, no puede existir uno sin el otro, pues no hay

significante que carezca de significado, ni viceversa (lo que sí puede haber es un signo

“polisémico”, es decir un significante con varios posibles significados; o un significado

que puede incluir diversos significantes –caso de las palabras sinónimas–). La relación

entre ambos se denomina significación, y según Saussure, en el caso del signo lingüístico

es arbitraria.

“El lazo que une el significante al significado es arbitrario; o bien, puesto que entendemos

por signo el total resultante de la asociación de un significante con un significado,

podemos decir más simplemente: el signo lingüístico es arbitrario” 16 . La arbitrariedad

del signo quiere decir que no existe relación fónica ni gráfica “natural” entre las palabras

que usamos para designar algo (mesa, por ejemplo) y su idea o referente. La significación

es pues arbitraria, lo que no quiere decir que es producto del libre albedrío del

hablante, sino más bien resultado de un contrato o convención social, o “tradición y

herencia” en palabras del autor.

II

Para Pierce el signo es “algo que esta en lugar de otra cosa bajo algún aspecto o

capacidad”. En otras palabras, una representación como sujeto de intercambio, por la

cual alguien puede mentalmente remitirse a un objeto. El signo es una tríada formada

por tres elementos formales: objeto o referente, representamen, fundamento o signo,

e interpretante.

El objeto o referente es aquello a lo que alude y sustituye el signo o representamen.

El objeto sería entonces la “realidad” denotada por el signo. “El signo puede solamente

representar al objeto y aludir a él. No puede dar conocimiento reconocimiento del objeto…objeto

es aquello acerca de lo cual el signo presupone un conocimiento para que

sea posible proveer alguna información adicional sobre éste.” Pierce distingue además

entre objeto inmediato y objeto dinámico o “designatum”, en relación a su ubicación al

interior del signo o fuera de él. “Debemos distinguir el objeto inmediato, que es el objeto

tal como es representado por el signo mismo, y cuyo ser es, entonces, dependiente de

15 Ferdinand de Saussure. 1982. Curso de lingüística general. México, Editorial Nuevo Mar, pp. 92 – 93

16 Ibid. P. 93

z46z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

la representación de él en el signo; y por otra parte el objeto dinámico que es la realidad

que, por algún medio, arbitra la forma de determinar el signo a su representación”. 17

El representamen o fundamento es la representación de algo, el signo en sí mismo.

Según Pierce, el signo se dirige a alguien en forma de estímulo, “en lugar de otra cosa”,

para la formación de otro signo equivalente que será el interpretante, “crea en la mente

de esa persona un signo equivalente o tal vez, un signo aún más desarrollado”. 18

El interpretante es lo que produce el representamen en la mente de la persona, “el

signo creado”. No la persona que decodifica el signo sino la repercusión del signo en su

mente. Pierce habla también de dos interpretantes, inmediato y dinámico. El primero

corresponde al significado del signo, a lo que representa, mientras que el segundo se

refiere a la cadena de repercusiones y asociaciones que el interpretante produce en la

mente del sujeto. Por ejemplo, la expresión “vale un Perú” puede ser interpretada inmediatamente

de forma casi literal, pero en una segunda instancia, se puede establecer significados

variables y dinámicos a nivel mental, que constituyan “otra representación”.

La tríada del signo se puede representar con un triángulo:

EL SIGNO SEGÚN PIERCE

Representamen

Objeto

Interpretante

III

Siguiendo el modelo de Saussure, el semiólogo danés Louis Hjelmslev elabora un

cuerpo teórico lingüístico que denomina “glosemática”. Allí prolonga y desarrolla la propuesta

del signo “díada”, planteando que el signo se divide en dos partes, expresión y

contenido (lo que equivale a significante y significado). Pero en ambos niveles, se dará,

a su vez, una subdivisión entre los planos de la forma y sustancia. En su Diccionario de

semiótica, Greimas y Courtes señalan que “en la terminología de L. Hjelmslev, se entien-

17 Sanders Pierce, Charles. (1974) La ciencia de la semiótica. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.

18 Ibid. P. 228.

z47z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

de por sustancia la ‘materia’ o el ‘sentido’ cuando son tomados a su cargo por la forma

semiótica con vistas a la significación”. 19

Expresión

Contenido

Sustancia

Forma

Forma

Sustancia

Si tomamos por ejemplo la bandera como signo, podríamos decir que el plano de la

sustancia de la expresión es la tela y los colores de que se compone, mientras la forma

de expresión es la manera como se combinan formas y colores, creando un signo reconocible

(la rojiblanca). Por su parte, la forma del contenido se refiere a la gramática,

es decir a la manera como se forma el signo (morfología) y su relación con los otros

signos (sintaxis): por ejemplo, otras banderas u otra forma de representarla. Finalmente,

la sustancia del contenido esta en relación al componente semántico, vale decir, al

conjunto de significados expresados por el signo (peruanidad, patria, sacrificio, honor,

historia, etc.)

Para el danés, el signo es resultado de la semiosis, es decir de su practica social. No

solo contiene una relación entre una sustancia material (significante) y un concepto

mental (significado), sino que además contiene una relación entre sí mismo y sistemas

de signos que están fuera de sí mismos.

La propuesta de Hjelmslev no es una mera ampliación del esquema saussureano,

pues su esquema implica que un signo y un texto (entendiéndolo como un conjunto de

signos) se articulan en diferentes planos interrelacionados, al punto que si aplicamos la

prueba lingüística de la conmutación, se podrá descubrir que el cambio en uno de ellos

produce variaciones en el otro. El estructuralismo de Barthes y la semiótica generativa

de Greimas parten de esta clasificación, para acceder deductivamente a los niveles superficial

y profundo del sentido en un mensaje.

IV

En su Diccionario…, Greimas y Courtes definen al signo como “una unidad del plano

de la manifestación, constituida por la función semiótica, es decir, por la relación de

presuposición recíproca (o solidaridad) que se establece entre las magnitudes del plano

de la expresión (o significante) y del plano del contenido (o significado) durante el acto

del lenguaje”. 20 Esta explicación aborda al signo en tanto sus componentes más que por

su naturaleza o función.

Por su parte, Blanco y Bueno proponen una definición más escueta, concreta y accesible:

“Signo es todo objeto perceptible que de alguna manera remite a otro objeto.

19 Greimas, A.J.; Courtés, J. Semiótica. Diccionario razonado de la Teoría del Lenguaje. Tomo I. Editorial Gredos. Madrid, 1982. P. 398.

20 Ibid. p. 376.

z48z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

La semiótica se encarga de estudiar las diferentes formas de esta remisión”. 21 En otras

palabras, el signo se puede considerar un elemento de intercambio comunicativo, compuesto

por un elemento material, perceptible (significante, expresión) que remite a otro

(significado, contenido). En la lección siguiente veremos como esa remisión depende del

tipo de signo que sea.

21 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl . 1980. Metodología del análisis semiótico. Lima. Universidad de Lima. p. 17

z49z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Lectura 3

El signo según Saussure

Juan Magariños de Morentin*

Es preciso situarse, desde el comienzo, en el terreno de la lengua y tomarla por

norma de todas las restantes manifestaciones del lenguaje” (p. 25). La afirmación

de Saussure exige partir de un conjunto con la calidad de sistema, dentro del cual

y solo en virtud del cual quedarán ordenados todos los fenómenos que derivan

de la facultad del lenguaje.

Este sistema está constituido por elementos de naturaleza específica, los signos–

lengua, que solo pueden ser definidos en interacción con el sistema al que, simultáneamente,

estructuran y por el cual resultan estructurados. No hay signos, si no

es en función de un sistema; tampoco existe sistema más que en función de los

signos que contiene. El estudio de un tipo específico de signos (en este momento

particular de nuestro trabajo, el estudio de los signos de la lengua) requiere que

cuanto de ellos se diga, sea coherente (y constitutivo) respecto a cualquier afirmación

que pueda plantearse acerca de la totalidad del sistema.

De aquí las particularidades que atribuye Ferdinand de Saussure al signo–lengua.

Debe contener todas las características y solo aquéllas mediante cuya expansión

pueda producirse el sistema de la lengua. y así, la lengua, en la lingüística estructural,

no será considerada como cosa, o sea, como fenómeno existente, sino

como conocimiento acerca de determinados fenómenos.

Por eso, los signos de la lingüística (los signos–lengua) no son las palabras, sino

un tipo particular de entidades cuya estructura es preciso elaborar. Puede decirse

que la palabra es la cosa, mientras que el signo–lengua es el resultado de pensar

científicamente tal palabra–cosa. Esta reflexión es fundamental para que podamos

situarnos en la perspectiva adoptada por Saussure cuando afirma la estructura

dual del signo–lengua, constituida por un significante y un significado.

Del par significante–significado se habían ocupado ya Aristóteles, San Agustín,

la escolástica, los gramáticos de Port–Royal, etc. Pero solo captando el particular

sentido que recibe esta bipolaridad en el pensamiento saussuriano podremos enfrentar

la problemática de la lingüística estructural y de la semiología a que da lugar.

No es un problema complejo, pero tampoco es fácil verlo. Sugiere una de esas

ilusiones ópticas en que la perspectiva de un cubo, tan pronto se nos aparece en

su aspecto cóncavo como en el convexo. Lo peligroso es afirmar aspectos relativos

z50z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

a su convexidad cuando lo que se está percibiendo es su concavidad y viceversa.

La causa principal de ambigüedad en los signos–lengua está constituida por su

aspecto significante, ya que él mismo nunca lo es de modo totalmente originario,

sino que siempre puede ser considerado como transportando el significado de otro

significante que pertenece a un nivel “más” originario. Someramente enunciado,

la palabra “cielo”, en su forma escrita o verbal, es un significante. Su significado

no es el cielo cuya inmensidad contemplamos en el campo o entrevemos sobre

los edificios de la ciudad; su significado es un lugar conceptual que, en el orden

de nuestros conocimientos, vulgares o científicos, ocupa el cielo visible. Pero también

el cielo con su falsa coloración azul es un significante, ya que lo percibimos

como forma a la que atribuimos un valor, o sea, como forma de la cual podemos

afirmar que sabemos lo que es; y tal es, como veremos, el sentido fundamental

del concepto de significante, Ahora bien, el significado del significante “cielo”, en

cuanto signo–lengua, es algo que acontece, conceptualmente, en el ámbito de la

lengua, sin transgredir sus límites; mostrar qué es lo que acontece en el sistema

de la lengua y cómo acontece, es el tipo de transformación a que tenemos que

someter la palabra “cielo” para pensarla lingüísticamente.

Es evidente entonces que el problema de la semántica se plantea, no como

problema puramente lingüístico, sino como problema de interrelación entre lugares

determinados de sistemas–lengua distintos. Cuando hablamos comúnmente del

significado de un término, no solicitamos una respuesta que nos lo ubique en el

interior del correspondiente sistema de la lengua (salvo que el significado solicitado

sea metalingüístico, pero ello suele ser la excepción) sino que la respuesta solicitada

habrá de encontrarse en otro sistema diferente al lingüístico (sin que deba

desorientarnos el hecho de que se nos enunciará mediante signos–lengua).

Nos enfrentamos, por lo tanto, a la equivocidad del concepto de significado.

No debe extrañarnos, ante la muy abundante literatura al respecto que, no obstante,

no ha logrado clarificar el tema adecuadamente. Posiblemente el desarrollo

que procederemos a hacer de la famosa propuesta Saussureana siga el mismo

camino; pero, al menos, habrá demostrado algunos aspectos del análisis que no

podrán dejar de ser tomados en cuenta.

Las definiciones, aparte de sus características lógicas y que hacen a su calidad

en cuanto tales, deben ser consideradas como enunciados lingüísticos acerca de

características de entidades no lingüísticas; o sea, generalmente, a través de una

definición, se relaciona un significante lingüístico con otro significante de naturaleza

no lingüística, lo cual cumple dicha definición mediante la descripción de ciertas

calidades de tal significante no lingüístico. El concepto de “sentido” suele complicar

más el problema por cierta superposición con el “significado”. Greimas no logra

diferenciarlos adecuadamente, pero adopta una perspectiva totalmente coherente

con lo que venimos enfocando: “La significación no es, por tanto, más que esta

z51z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

transposición de un nivel de lenguaje en otro, de un lenguaje en un lenguaje

diferente, y el sentido no es más que esta posibilidad de transcodificación”.

¿Cuál es, entonces, el valor de la expresión de Saussure: “El signo lingüístico

une, no una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica” (98)?

Estudiando los dos pares que contrapone, podemos ubicar del lado del significante,

ya bien al nombre (lo que niega), ya bien a la imagen acústica (que es lo que

afirma); y del lado del significado estarían, ya bien la cosa (con la que niega la

relación), ya bien el concepto (término aceptado de la relación que plantea).

De los cuatro elementos enunciados, tres pueden calificarse como “materiales”:

la cosa, el nombre y la imagen acústica. Solo el cuarto, el concepto, surge a primera

vista como abstracto y como tal lo califica el mismo Saussure. Pero, respecto

a la imagen acústica también nos dice que la considera como “la huella psíquica

de ese sonido, la representación que nos proporciona el testimonio de nuestros

sentidos”, eliminando, así, la calidad material de tal sonido.

Dejemos de lado el psicologicismo del que se le ha acusado; es un rastro, en su

texto, del paradigma científico (en el sentido en que habla Thomas S. Kuhn) que le

es contemporáneo. Lo importante es que Saussure está afirmando la inmaterialidad

de las perspectivas componentes que integran las dos caras del signo, tal como

él lo define: “El signo lingüístico es, pues, una entidad psíquica de dos caras...

Proponemos conservar la palabra signo para designar a la totalidad y reemplazar

concepto e imagen acústica respectivamente por significado y significante” (p. 99).

Dentro de aquella inmaterialidad, se limita a afirmar que el hecho de “llamarlo

‘material’ (al sonido) es solo por oposición al otro término de la asociación, el

concepto, generalmente más abstracto” (p. 98). Es importante comprender las dos

afirmaciones que este texto implica: 1) El signo, en cuanto tal, es una estructura

cuyas componentes son ambas inmateriales; 2) el concepto posee “generalmente”

una mayor abstracción.

* Magariños, Juan El Signo. Las fuentes teóricas de la semiología: Saussure, Peirce, Morris.

Edicial. Buenos Aires, 1983

z52z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 4

TIPOS DE SIGNOS

Tomando como base la definición del signo antes mencionada de Blanco y Bueno,

puede hablarse de dos tipos básicos de signos. Los signos propiamente dichos, aquellos

creados de forma expresa y específica para nominar otros objetos, como las palabras

naturales en el lenguaje oral y escrito, las señales de tránsito, el código morse, las notas

musicales, el protocolo, etc. Existen, de otro lado, objetos que se han convertido en

signos (signos objetos) por su uso social. No fueron creados o diseñados para cumplir

una función significante, sin embargo se convierten en lo que Barthes llamaba funciones

signo, por sus efectos de sentido. Tal es el caso, por ejemplo, de la vestimenta, el automóvil,

la alimentación, el trabajo, etc.

A su vez, los signos propiamente dichos pueden subdividirse por la materialidad de su

significante (sonoro, visual, táctil) y/o la cualidad de su representación (verbal, icónico);

mientras en el otro tipo, se encuentran los naturales, aquellos que no son creados por el

hombre pero él les da significado (el oscurecimiento del cielo antes de llover, los ruidos

de la naturaleza, los síntomas de enfermedades) y, por otra parte, los convencionales,

que corresponden a la invención humana, y cuyo uso puede ser consciente y voluntario,

o inconsciente y no premeditado. En ambos casos estamos en una función comunicativa,

en tanto se produce sentido.

II

Coincidente con su concepción “tríada” del signo, Pierce propone la división tomando

en cuenta su triple relación: consigo mismo, con el objeto que alude y para alguien (interpretante);

enlazando estas categorías con las etapas del signo: primeridad, secundidad

z53z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

y terceridad. “Los signos son divisibles según tres tricotomías: primero, según que el

signo en sí mismo sea una mera cualidad, un existente real o una ley general; segundo,

según que la relación del signo con su objeto consista en que el signo tenga algún carácter

en sí mismo, o en alguna relación existencial con ese objeto o en su relación con

algún interpretante; tercero, según que su interpretante lo represente como un signo de

posibilidad, como un signo de hecho o como un signo de razón”. 22

CLASES DE SIGNOS PRIMERIDAD SECUNDIDAD TERCERIDAD

Consigo mismo

representamen

Objeto que alude

fundamento

Para alguien

interpretante

Cualisigno Sinsigno Legisigno

Icono Índice Símbolo

Rema Decisigno Argumento

• Cualisigno. es el signo en su aspecto de cualidad (“una cualidad que es un signo”).

Es lo más general del signo, que le da su característica diferencial (por

ejemplo: el tono de voz sugerido, el “color” posible de un objeto, el estilo de un

grafismo, etc.).

• Sinsigno. es la presencia concreta del signo, tal como es percibido. (“Se trata de

un signo que toma del objeto y transfiere al interpretante las características formales

que pueden existir en tal objeto”). Por ejemplo: el color de una imagen, un

sonido específico, una grafía reconocible.

• Legisigno. es la norma o modelo sobre el cual se construye el sinsigno. Vale decir,

lo establecido respecto a los signos y el lenguaje en la gramática (“Es una ley que

es un Signo. Esta ley es una creación de la humanidad. Todo signo convencional

es un legisigno –pero no a la inversa–. No es un objeto singular, sino un tipo general

que, por convención, será significante”). Tal es el caso de las definiciones

semánticas, el uso impuesto de colores, o el reconocimiento social de ciertos

signos (masculino, femenino).

• Icono. Según Pierce es el signo que se relaciona con su objeto por razones de

semejanza (“es un signo que se refiere al objeto al que denota meramente en

virtud de caracteres que le son propios, y que posee igualmente, exista o no exista

tal objeto”). Lo considera una “imagen mental”, por tanto no representa solo

lo que percibimos sino lo que evocamos. En otro capítulo abordaremos con más

profundidad este tema.

• Índice. es el signo que conecta directamente con su objeto (“en la medida en

que el índice es afectado por el objeto, tiene, necesariamente, alguna cualidad

22 Sanders Pierce, Charles . La Ciencia de la Semiótica. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 1974. p. 243.

z54z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

en común con el objeto, y es en relación con ella como se refiere al objeto”).

Pierce lo considera un “icono muy especial” que señala o indica algo concreto

(una huella, el sonido de un motor, el humo, etc.).

• Símbolo. es el signo convencional y arbitrario, como el lenguaje verbal, el código

Morse o las señales de tránsito (“es un signo que se refiere al objeto que denota

en virtud de una ley, usualmente una asociación de ideas generales que operan de

modo tal que son la causa de que el símbolo se interprete como referido a dicho

objeto”).

• Rema. es el signo percibido en su forma abstracta, vale decir como la asociación

que establece el sujeto con el representamen de manera general (“es un signo

que, para su interpretante, es un signo de existencia real”). Tal es el caso de los

conceptos bandera, comida o nombres.

• Dicisigno. equivale a un interpretante con contenido concretizado (“un dicisigno

necesariamente involucra, como parte de él, a un rema, para describir el hecho

que se interpreta que él indica”). Siguiendo el ejemplo anterior, se referiría a la

bandera peruana, el arroz con pollo o Juan como signos particularizados.

• Argumento. es el signo cuya interpretación se infiere en el campo de la cultura,

que requiere un bagaje contextual e informativo (“un argumento es un signo que

se entiende representa a su objeto en su carácter de signo”). Podemos abordar

uno de los dicisignos anteriores, y desarrollar, a partir de su nivel lógico, las operaciones

argumentativas para llegar al conocimiento pleno del signo (junto a los

métodos de la deducción e inducción, Pierce propone incluir también la “abducción”

como otra forma de explorar la realidad y verificar la verdad de las cosas,

como la ciencia del lenguaje).

III

Otra tipología de los signos es la propuesta por el semiótico húngaro, nacionalizado

norteamericano, Thomas Sebeok, que distingue seis variantes de signos, partiendo de

lo biológico para arribar a lo social. Esta clasificación considera los siguientes tipos de

signos:

• Señal. es un signo “que mecánica (naturalmente) o convencional (artificialmente)

provoca alguna reacción en un receptor”. 23 Se refiere al nivel inicial del signo, a su

capacidad de establecer una relación directa entre significante y significado. Las

unidades de transmisión que se estudian en la teoría de la comunicación (según

el modelo matemático de Shannon y Weaver) se componen de señales básicas

–dígitos, impulsos electrónicos– que se intercambian entre emisor y receptor, a

través de un medio o canal. “La actividad de las señales, en su forma más simple,

está producida por un organismo individual; representa información; está mediada

por un portador físico, y es percibida y respondida por uno o más individuos”. 24

Puede considerarse también señales a los signos con carácter convencional e

23 Thomas A. Sebeok. 1994. Signos: Una Introducción a la Semiótica. Barcelona. Paidos. p. 38.

24 Ibid. p. 40.

z55z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

intencional que establecen una relación arbitraria –no motivada entre signo y objeto–

para significar: la tela blanca en señal de paz, el aro matrimonial, etc.

• Síntoma. Es un signo “compulsivo, automático, no arbitrario, como el del significante

unido al significado a la manera de un enlace natural. Un síndrome es una

configuración de signos regida por normas con una designación estable. Ambos

términos tienen fuertes connotaciones médicas, aunque no exclusivamente; de

este modo podemos decir, por extensión metafórica: ‘el origen de la antropología

moderna fue un síntoma del colonialismo’”. 25 El síntoma es un signo que opera en

la sustancia de la expresión según Hjelmslev, es decir en la parte exterior del significante,

donde la denotación es siempre equivalente a su causa en el origen. Un

síntoma se convierte en signo a partir de la decodificación que realizan el emisor

o receptor. Ejemplo de ellos son los signos exteriores analizados por los médicos

(temperatura, pulso, manifestaciones cutáneas) o expresiones conductuales y

sociales que estudian psicólogos y científico sociales.

• Icono. Tomando como base el esquema de Pierce, propone que se trata de un

signo que tiene una similitud topológica entre el significante y su objeto referente.

Es decir, si existe una relación de tipo material, representa o imita a su objeto. Se

dividen en tres clases: imágenes, diagramas y metáforas. Ampliaremos el punto

en el capítulo sobre signos icónicos.

• Índice. “Se dice que un signo es indexical cuando su significante es contiguo

a su significado, o es una muestra de él. El término contiguo no tiene porque

ser interpretado literalmente en esta definición con el significado de ‘adjunto’ o

‘adyacente”. 26 En otras palabras, el signo indica lo que representa, como el humo

que anuncia fuego, o la sirena que anuncia el paso de un carro de emergencia.

• Símbolo. Es un signo “sin semejanza ni contigüidad, sino solamente con un vínculo

convencional entre su significante y su denotado, además de con una clase

intencional para su designado”. 27 La definición toma como base la propuesta de

Pierce, a lo que habría que agregar la particularidad del símbolo de funcionar en

forma sistemática, es decir en relación con otros signos. Tal es el caso de la cruz

como símbolo de la cristiandad o la media luna del islamismo. O en el ejemplo

del semáforo, donde cada color representa un significado solo decodificable en

función de los otros símbolos.

• Nombre. Es un signo “que tiene una clase extensional para su designado”. 28 Una

definición extensional es la que viene dada por la enumeración de sus miembros,

o bien por la capacidad de señalar a cada uno de sus miembros sucesivamente.

Tiene capacidad al mismo tiempo representativa y singular, pues permite un único

denotado. Es un signo que sirve para diferenciar a los miembros de una especie,

no es igual José que Juan, así como tampoco María de Rosa (incluye los nombres

de especies y científicos para los diversos objetos naturales y/o convencionales,

sean del origen que sean).

25 Ibíd. p. 40

26 Ibíd. p. 47

27 Ibid. P. 49.

28 Ibíd. P. 52

z56z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Lectura 4

El signo según Pierce

Juan Magariños de Morentin*

El signo se produce en un ámbito semiótico que es la condición lógica de su

existencia. Así, la estructura teórica en la que puede fundamentarse la investigación

semiológica requiere la elaboración y el ajuste lógico de tal ámbito semiótico, en

cuya interioridad, el signo es la estructura estructuran te en cuanto unidad mínima

de análisis: no hay signo en tanto no se establece el ámbito semiótico que lo genera;

pero cuando se ha logrado determinar un ámbito semiótico correctamente

acotado, se puede reconocer, simultáneamente, el pertinente signo particular.

Poniendo en relación el esquema (D) con el esquema (A) puede comprenderse

la riqueza inherente al carácter afásico de la definición que formula Peirce del

signo. Esta debe contener la posibilidad de relación en los tres aspectos que

requiere su existencia: el “por algo”, el “para alguien” y el “en alguna relación”.

Mediante el primero, el signo captará lo que de conocimiento (fundamento) le

interesa del objeto; mediante el segundo, se instituirá a sí mismo como forma

perceptual y soporte sustitutivo (representamen) de tal intervención; y, mediante

el tercero, proporcionará la posibilidad de modificación que, en un determinado

sistema (interpretante), afecta al conocimiento o desconocimiento (pero no, no–

conocimiento) acerca de dicho objeto. Es suficiente, en esta aproximación a los

fundamentos de la semiología, con esta interpretación directamente semiótica

de los conceptos de primeridad, segundidad y terceridad propuestos por Peirce;

han dado lugar a excesivas y excesivamente gratuitas especulaciones metafísicas

acerca de su carácter apriorístico y a escasas reflexiones epistemológicas respecto

al aporte de racionalidad de que provee a la teoría del signo.

Lo tradicional ha sido ver al signo como una réplica del objeto; este era su referente

y él era la simbolización de tal referente. La fundación de la ciencia de la lingüística

fue posible quebrando esa dependencia. El par significante– significado, de Saussure,

pone el acento en el tercer aspecto; ser tal para alguien o para algún sistema de conocimiento,

en cuanto toda forma perceptual puede ser portadora de un concepto (para

alguien). Esto elimina como problemática científica la vinculación biunívoca (cosa a

cosa) entre signo y referente, lo cual se replantea como determinación del lugar lógico

correspondiente a cada uno de ellos en el respectivo sistema (de interpretantes y de

z57z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

fundamentos). Desde otra perspectiva, a Hjelmslev le interesan las cualidades del signo

que se deriven de sus características en cuanto representamen; son formas sintácticas

y problemas de reacción los que encadenan secuencias de formas interdependientes y

con las cuales acota los conceptos de signo y de un no–signo en lingüística. Esto le lleva

a concebir cada elemento de la lengua “como una categoría determinada, definida

por ciertas posibilidades de combinación determinadas y por la exclusión de otras”.

Relegando el aspecto sustancial de la lengua, establece la glosemática como estudio

que insiste sobre la forma (representamen) y situando a “la lingüística en el marco

de una semiótica (o semiología) general”; definiendo “formalmente a una semiótica

como una jerarquía cuyos componentes, cualquiera sean, admiten un análisis ulterior

en clases definidas por relaciones mutuas, de modo tal que no importa cuál de esas

clases admita un análisis en derivados definidos por mutación mutua”.

Por otra parte, el aspecto dinámico del signo, considerado en relación con el

interpretante, ha dado lugar a las corrientes praxiológicas de la lingüística que

toman especialmente en cuenta el aspecto comunicativo en su definición del

lenguaje. En general derivan del tercer concepto de Ch. Morris, que caracteriza

como “La dimensión pragmática de la semiosis”, planteándola en un definido

sentido de información biológica: “El intérprete de un signo es un organismo; el

interpretante es el hábito del organismo de responder, a causa del signo vehículo,

frente a objetos ausentes que son relevantes para una situación problemática

presente, como si estuvieran presentes”. Ello le conduce a plantear la relación con

el “designatum” (lo que Peirce denomina “fundamento”) como un “actual tomar

en cuenta, en la conducta del intérprete, a una determinada clase de cosas en

virtud de la respuesta al signo vehículo, y que tales cosas tomadas en cuenta son

los designata”. Incurro en este atisbo de expansión hacia otras estructuras del

signo, pese a mis buenos propósitos, por haber tocado uno de los puntos más

sensibles en la sistematización de la semiología como ciencia de la producción

de la significación, íntimamente dependiente del concepto de signo que se adopte.

El cúmulo de elaboraciones existentes con respecto al concepto de signo lo

señalan como el problema definitorio de esta disciplina y establece la necesidad

de enunciarlo a partir de fundamentos axiomáticos para conferir a la semiología

el lugar epistemológico que le corresponde.

*Saussure, Peirce, Morris.

1983 El Signo. (Las fuentes teóricas de la semiología): Buenos Aires, Edicial.

z58z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 5

SIGNOS VERBALES

Se entiende por signos verbales a aquel conjunto de signos elaborados por los seres

humanos para el hacer comunicativo, que atañe a las relaciones intersubjetivas y pone

en juego objetos pragmáticos y/o cognoscitivos. Según el canal utilizado, tomará la

forma verbal o somática (gestos, mímica, actitudes, etc.). A su vez, el quehacer comunicativo

verbal se subdivide en oral y escrito, según el significante (fonético o gráfico)

empleado.

Considerado durante mucho tiempo el tipo de comunicación superior y racional de los

seres humanos, el lenguaje verbal fue calificado por Lotman como sistema modelador

primario, del cual todos los demás son variaciones. Barthes a su vez establecía que todo

sistema de significados tiene que pasar por el lenguaje. Para el francés, el lenguaje humano

es el más amplio y complejo porque atraviesa todos los sistemas de significación

dotados de profundidad sociológica. “Todo otro sistema semiológico (imágenes, gestos,

objetos) se mezcla con el lenguaje verbal; de donde la Semiología será una translingüística

que atraviesa hasta el lenguaje interior”. 29

Eco objeta esta absolutización del lenguaje verbal al afirmar que “es cierto que cualquier

contenido expresado por una unidad verbal puede ser traducido por otras unidades

verbales; es cierto que gran parte de los contenidos expresados por unidades no verbales

pueden ser traducidos igualmente por unidades verbales; pero igualmente cierto

es que existen muchos contenidos expresados por unidades complejas no verbales que

29 Barthes, Roland. Semiología. 1970. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo, p 14

z59z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

no pueden ser traducidos por una o más unidades verbales, a no ser mediante aproximaciones

imprecisas”. 30 Ello quiere decir que si bien el lenguaje verbal es tal vez el

más avanzado y complejo de los sistemas de signos que usan los seres humanos para

comunicarse, no todos los contenidos (significados) pueden ser expresados exclusiva ni

satisfactoriamente por estos signos. De ahí la necesidad de una ciencia como la semiótica

que estudie a todos los signos y no solo a los verbales que es materia central de la

lingüística. Basta ver cómo una información verbal periodística requiere cada vez más

complementarse (o subordinarse) a la fotografía o gráfico, por la fuerza de sus significado,

que muchas veces no puede ser alcanzado por la expresión escrita (u oral).

II

Cuando Saussure aludía al signo tomaba como base al signo verbal o lingüístico, y su

clasificación partía de ellos para extenderse a otras materias significativas “en el seno de

la vida social”. Su visión dual o dicotómica de los signos se presenta en diversos niveles.

Así parte en sus escritos por diferenciar entre las nociones de lengua y habla. “El estudio

del lenguaje comporta, pues, dos partes: la una, esencial, tiene por objeto la lengua,

que es social en su esencia e independiente del individuo; este estudio es únicamente

psíquico; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje, es decir,

el habla, incluida la fonación y la psicofísica”. 31

El concepto de lengua se refiere al cuerpo social del lenguaje, al conjunto de códigos

y significados que comparten un conjunto de individuos (“solo existe en virtud de una

especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad”); mientras el habla

es el uso particular, específico y concreto que cada hablante hace de la lengua en su

practica comunicativa, sus “manifestaciones son individuales y momentáneas”.

Como hemos visto en un acápite anterior, Saussure divide al signo en significante y

significado, pero el principio que unen los significantes con sus respectivos significados,

es para el maestro ginebrino una operación arbitraria: “El lazo que une el significante al

significado es arbitrario; o bien, puesto que entendemos por signo el total resultante de

la asociación de un significante con un significado, podemos decir más simplemente: el

signo lingüístico es arbitrario”. 32 Eso quiere decir que la relación que existe entre el signo

verbal y su significado es arbitrario, producto de una convención social.

Así el sustantivo “caballo” no tiene ninguna relación fónica o gráfica con la idea u objeto

de referencia. Es un enlace no natural sino arbitrario (esta noción no significa que el

significante dependa de la libre determinación del hablante, quien no puede modificarlo

más que socialmente, sino que es inmotivado, es decir, el signo no guarda relación con

el significado). Este tipo de relación se repite en otros idiomas o acepciones del significante:

“horse” (inglés), “cheval” (francés), “pferd” (alemán), “cavallo” (italiano).

Sin embargo la generalización de que todo signo es siempre arbitrario e inmotivado

se pondrá en cuestión cuando se analicen otros sistemas de signos como el caso de los

icónicos.

30 Eco, Umberto. 2000. Tratado de Semiótica General. Barcelona. Editorial Lumen. p. 261

31 Saussure, Ferdinand de. 1982. Curso de lingüística general. México, Editorial Nuevo Mar. p. 42.18 Ibíd. p. 228.

32 Ibíd. p. 88.

z60z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

III

Complementariamente a la comunicación verbal, se ha establecido que una de las

formas más importantes de expresión entre los seres humanos lo constituye la comunicación

no verbal. Entendemos por ella a los conjuntos de signos que se utilizan por fuera

o complementariamente a los lingüísticos, para comunicar o transmitir una determinada

significación. Estos signos pueden presentarse de forma intencional o no intencional,

como el tono de la voz, la posición del cuerpo, la gesticulación al expresarse, y los síntomas

corporales (sonrojo, sudoración, humedecimiento de los ojos, etc.).

Fernando Poyatos la define como aquellas “emisiones de signos activos o pasivos, constituyan

o no comportamiento, a través de los sistemas no léxicos somáticos, objetuales y

ambientales contenidos en una cultura, individualmente o en mutua coestructuración”. 33

Su significación es siempre cultural, dependiendo de cada grupo social darle un significado

a cada signo utilizado en determinada circunstancia.

Algunos de los signos no verbales más relevantes son:

• Paralenguaje. Comprende las variaciones fónicas, signos sonoros fisiológicos o

emocionales, elementos cuasi–léxicos, pausas y silencios que por su significado

dentro de la comunicación, generan un significado o lo modifica. Puede incluir el

tono o énfasis de la expresión (se acentúa un significante para relevar su significado);

los sonidos fisiológicos y emocionales como el llanto, carraspeo, risa, grito,

jadeo, bostezo; los sonidos cuasi–léxicos, que son vocalizaciones convencionales,

de escaso contenido léxico pero con gran valor expresivo y funcional (onomatopeyas,

interjecciones); y la ausencia de sonido, corta o prolongada, que es también

una forma de comunicar.

• Kinésica. Se relaciona al aspecto corporal, como los movimientos o posturas corporales

que comunican o matizan enunciados verbales. Dentro de la kinésica

podemos encontrar los gestos, que se refiere a los movimientos de la cabeza,

el rostro o las extremidades de forma dependiente o independiente del lenguaje

verbal y paralingüístico (sonrisa, guiño, pestañeo, agitación de las manos). La

maneras son formas ritualizadas de acciones, casi siempre aprendidas, como el

toser, la forma de llevarse la comida a la boca, el tipo de saludo, etc. Finalmente

se encuentra la postura, que se refiere a la forma estática como se expresan los

cuerpos comunicándose (parado, sentado, durmiendo).

• Proxémica. Es un sistema de signos cultural, puesto que forma parte y sentido

en su entorno con otros interlocutores. Se refiere a la concepción, estructuración

y uso del espacio. Es decir, como cada posición y ubicación transmiten un determinado

significado. Por ejemplo, el ubicarse en una posición más elevada que

otro, y el alejarse o acercarse para la comunicación (lo que variará de sentido de

acuerdo a cada cultura) es altamente significativo, sea consciente o inconciente.

Los signos proxémicos son plurifuncionales, como los kinésicos o paralingüísicos,

y pueden cumplir una o varias de sus funciones. Por ejemplo, una separación

33 Fernando Poyatos. La comunicación no verbal. Ediciones Istmo. Madrid. p. 17.4

z61z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

brusca de nuestro interlocutor puede significar rechazo, enfado o desaprobación;

un acercamiento a la otra persona, mientras se le dice “te quiero”, reforzaría el

significado de estas palabras.

• Cronémica. Es otro sistema de signos que se refiere a la concepción, estructuración

y uso del tiempo. Poyatos distingue tres tipos de tiempo: conceptual, social

e interactivo. El primero comprende “los hábitos de comportamiento y las creencias

relacionados con el concepto que tienen del tiempo las distintas culturas” El

tiempo social, que es dependiente del conceptual, está compuesto por los signos

culturales que muestran el uso del tiempo en las actividades sociales. Dentro de

este apartado se estudia la duración de los diferentes tipos de encuentros sociales

(reuniones, entrevistas de trabajo, visitas, etc.), la estructuración de las actividades

diarias (desayunar, comer, merendar y cenar) y los momentos del día adecuados

para realizar determinados actos sociales. Finalmente el tiempo interactivo

está en referencia a la duración del uso de signos lingüísticos y paralingüísticos

como los intervalos entre palabras, la velocidad de la dicción y el mayor o menor

tiempo de un abrazo o un beso.

La comunicación no verbal, ampliamente estudiada por antropólogos y psicólogos,

es también muy relevante en el campo de la semiótica, en tanto constituye parte de la

semiosis, entendiendo como tal “la operación productora de signos mediante la instauración

de una relación de presuposición recíproca entre la forma de la expresión y la contenido

(en la terminología de Hjelmslev) o entre el significante y el significado (Saussure).

En este sentido, todo acto de lenguaje constituye una semiosis”. 34

34 Greimas, A.J.; Courtés, J. 1982. Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Tomo I. Madrid. Editorial Gredos. p. 364.

z62z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 6

SIGNOS ICÓNICOS

Se refiere a los signos en los cuales interviene la imagen en cualquiera de sus múltiples

variantes. Se emplea el término icono, originario del griego eikon que significa

imagen, y que se utilizaba en la iglesias del cristianismo ortodoxo en los siglos V y VI en

relación a las figuras religiosas representadas en sus paredes.

Pierce calificaba al signo icónico como aquel que tiene una relación de semejanza

con el objeto representado, es decir, que comparte algunos elementos comunes entre

significante y significado. Morris establecía a su vez que se denominaba signo icónico en

cuanto posee las propiedades de su denotado.

z63z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

A diferencia del signo verbal, la relación entre el significante y el significado en el signo

icónico no sería arbitraría e inmotivada, sino mucho más cercana y relacionada. Así

por ejemplo, una representación gráfica del caballo, desde el más simple hasta el más

complejo, tiene mayor relación que la expresión verbal “caballo” con respecto al objeto

representado.

La imagen tiene dos características que la tipifican: figuratividad e iconicidad. La

primera hace referencia a todo aquello que la imagen representa, reconocible a través

del sentido de la vista (por trazos, líneas, volumen, profundidad) y con un nombre en el

repertorio del lenguaje verbal. La segunda esta relacionada al mayor o menor sensación

de realismo, o parecido con el objeto representado que la imagen proyecte. De esta

manera, tendrá una mayor iconicidad una fotografía que una pintura, y esta a su vez de

un dibujo o esbozo gráfico.

Eco difiere de la definición de Pierce, al negar que el signo icónico posea algunas de

las cualidades del objeto representado. El signo icónico tiene también un grado de convencionalidad

y por tanto es producto de una relación cultural entre el significante y el

significado. El semiótico italiano cita la experiencia de un niño que invitado a dibujar un

auto, diseña a este de perfil con las cuatro ruedas visibles (detalle imposible de captar

a simple vista). Ello porque el dibujante ha identificado y reproducido las propiedades

que conoce del objeto. En otro caso menciona que en África, los nativos no representan

distintivamente a la cebra por las líneas sobre el cuerpo (como se estila en Occidente)

sino por su silueta equina. En otras palabras, no es lo mismo el ver y el conocer, menos

aún el reconocer.

Al analizar la evolución del arte pictórico, dice que mientras el arte figurativo buscaba

reproducir lo que el artista veía o creía ver, el artista moderno, no figurativo, reproduce

lo que conoce y siente antes que lo que ve. De hecho, el artista tampoco puede transcribir

lo que ve, puede traducirlo a los términos propios del medio que dispone (pintura,

dibujo, fotografía). El signo icónico no reproduce las propiedades que posee el objeto,

puesto que ellas son de diverso orden y naturaleza. “El signo icónico puede pues poseer,

entre las propiedades del objeto, las propiedades ópticas (visibles), ontológicas (supuestas)

y convencionales (adaptadas a un modelo de las que se saben que no existen,

pero que tienen capacidad de denotar eficazmente: por ejemplo los rayos de sol como

z64z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

varillas). Un esquema gráfico reproduce las propiedades relacionales de un esquema

mental”. 35

Más adelante, y partiendo del concepto de la Gestalt sobre la percepción –en su sentido

fenomenológico, como una experiencia inmediata, no viciada por el aprendizaje y el

conocimiento; y que se produce de manera global, no aislada ni fuera de contexto– Eco

plantea que los signos icónicos “no poseen las propiedades del objeto representado sino

que reproducen algunas condiciones de la percepción común, basándose en códigos

perceptivos normales y seleccionando los estímulos que –con exclusión de otros– permiten

construir una estructura perceptiva que –fundada en códigos de experiencia adquirida–

tenga el mismo ‘significado’ que el de la experiencia real denotada por el signo

icónico”. 36

Más adelante precisa que “el signo icónico construye un modelo de relaciones (entre

fenómenos gráficos) homólogo al modelo de relaciones perceptivas que construimos al

conocer y recordar al objeto. Si el signo tiene propiedades comunes con algo, ese algo

no es el objeto, sino el modelo perceptivo del objeto; el signo icónico puede construirse

y reconocerse con las mismas operaciones mentales que realizamos para construir lo

percibido, con independencia de la materia en que esas relaciones se realizan” 37

EL signo icónico como modelo perceptivo en Eco

Podemos concluir que el signo icónico, si bien tiene relación de aparente semejanza

o aproximación entre el signo y el objeto denotado, (lo que lo hace menos arbitrario e

inmotivado que el signo verbal), está es “perceptiva”, puesto que el signo no reproduce

aspectos del objeto sino de lo que percibimos de él. En el caso de la fotografía, por

ejemplo, donde la reproductibilidad mecánica de la imagen debería asegurar una “copia

objetiva” del original, esta no es tal, pues depende de una serie de factores y mediaciones

como la posición, tamaño, plano, ángulo, luminosidad con que puede ser registrado,

variando en cada caso significativamente.

35 Eco, Umberto. 1972. “Semiología de los mensajes visuales”. En Comunicaciones: análisis de las imágenes. Editorial Tiempo Contemporáneo.

Buenos Aires, p. 33.

36 Eco, Umberto.. La Estructura Ausente. Editorial Lumén. Barcelona, 1986. p. 172

37 Eco, Umberto. 1972. “Semiología de los mensajes visuales”. En Comunicaciones: Análisis de las imágenes. Editorial Tiempo Contemporáneo.

Buenos Aires, pag 37.

z65z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Lectura 5

Ideología de la mediación icónica

Desiderio Blanco*

Al iniciarse el análisis de los sistemas de signos no verbales, en los primeros

años de la década del sesenta, los creadores de la semiótica hicieron apresuradas

afirmaciones sobre la naturaleza sígnica de la imagen. Roland Barthes (1961),

por ejemplo, no dudó en asegurar que la imagen fotográfica era un mensaje sin

código. Por otra parte, Christian Metz (1964), al referirse al cine, lo calificó como

un lenguaje sin lengua. De lo que se trataba en ambos casos era de negar a la

imagen su condición de signo. L.O. Reznikov, aplicando mecánicamente la teoría

del reflejo, asegura que la imagen en general y la imagen fotográfica en particular

no es signo: “La fotografía no designa el objeto, sino que constituye su reproducción

óptica sobre una superficie plana”. Todavía en 1967, un teórico como Jean Mitry

insiste en afirmar que “el cine es un lenguaje sin signos”, ya que las imágenes “no

son signos como las palabras, sino objeto, realidad concreta”.

Estas diferentes afirmaciones se basan en una confusión permanente entre signo

lingüístico y signo en general, reduciendo todas las posibilidades de existencia del

signo lingüístico. A partir del desarrollo de la teoría de la Información (Shannon

& Weaver, 1949), comienza a conocerse el funcionamiento de los diferentes

códigos que circulan en la sociedad, uno de los cuales es la lengua. Gracias a

los aportes de Abraham Moles (1963, 1967, 1972), Umberto Eco (1971, 1972,

1976, 1978), Luis J. Prieto (1967), Roman Jakobson (1967, 1975), Thomas A.

Sebeok (1964, 1972) y Eliseo Verón (1972, 1974), entre otros, ha sido posible

avanzar en la comprensión de la naturaleza sígnica de la imagen. Autores como

Ch. Metz, U. Eco y E. Garroni han sufrido una notable evolución en su pensamiento

al calor de la polémica. No se trata ya de identificar la imagen como ningún otro

tipo de signo sino de reconocer su propia naturaleza sígnica y analizarla en sus

adecuadas dimensiones.

Los signos son fenómenos sociales, y solamente pueden ser comprendidos en

esa perspectiva. Su constitución depende de reglas sociales que intervienen en su

formación. Toda regla constitutiva es convencional. Por lo tanto, cuando se habla

de semejanza de la imagen, por ejemplo, se alude a la naturaleza convencional

de lo analógico. La imagen retiniana es el producto de selecciones impuestas por

z66z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

la cultura. Cada cultura selecciona de entre los estímulos sensoriales aquellos

que necesita para organizar su percepción de la realidad, de conformidad con

las necesidades que le plante su existencia material. Para un beduino del desierto

la diferenciación entre los camellos resulta de fundamental importancia, dada su

relación existencial con esos animales, cosa que no es imprescindible para nosotros,

que no tenemos necesidad de utilizar tales diferencias en nuestra vida práctica.

Nuestra visión de un camello resulta diferente de la visión obtenida por el beduino

del desierto: el conjunto de de sensaciones seleccionadas para formar la percepción

del camello es materialmente diferente. La percepción es una actividad cultural,

basada en condiciones materiales y en la organización de la vida social.

Del mismo modo, la imagen fotográfica/cinematográfica resulta de una selección

de rasgos del objeto fotografiado. El lente de la cámara esta construido para

operar esa selección. No todos los reflejos luminosos del objeto llegan a la cámara,

ni todos los que llegan a la cámara impresionan la emulsión del celuloide. Existen

conocidos trucos en el oficio fotográfico para obtener una visión normal de ciertas

cosas, que tomadas en su natural apariencia dejarían de sernos familiares. Uno

de esos trucos son los filtros. Pero interviene además el punto de vista, el ángulo

de toma y tantos otros, que constituyen otras tantas convenciones para obtener

una imagen fotográfica común y corriente. Como señala Eco (1978): “un código

de representación icónica establece qué artificios gráficos corresponden a los

rasgos de contenido o a los elementos pertinentes establecidos por los códigos de

reconocimiento. La mayoría de las representaciones icónicas verifican literalmente

esta hipótesis (el sol como círculo con rayos, la casa como cuadrado rematado

por un triángulo, etc.). Pero incluso en los casos de representación más realista se

puede individuar bloques de unidades expresivas que remiten no tanto a los que

se ve del objeto, sino a lo que se sabe o a lo que se ha aprendido a ver”.

Aplicando a la imagen fotográfica y cinematográfica las dimensiones establecidas

por E. Verón, podemos afirmar que el signo cinematográfico, desde el punto

de vista visual, está constituido por los rasgos de sustitución, continuidad, no arbitrariedad

y similaridad. La imagen cinematográfica es un sustituto de los objetos

fotografiados; en la pantalla no hay nada más que luces y sombras distribuidas

de una determinada manera sobre una superficie blanca. Dicha distribución determina

condiciones perceptivas semejantes a las que se presentan cuando vemos

los objetos en la visión normal. En virtud de las diversas formas que adopta la

materia luminosa sobre la pantalla, reconocemos los diferentes objetos representados.

Solamente algunas de sus características han pasado a formar parte de

su representación. Por otro lado, la imagen cinematográfica está formada por un

continuum inseparable de luz y sombra; no es posible seccionar esta continuidad

en fragmentos discontinuos con individualidad propia, como se puede separar las

letras de una palabra. En esta condición se basaba otra de las objeciones de los

z67z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

primeros semiólogos contra la imagen como signo: no tienen doble articulación

como la lengua. Luis J. Prieto demostró que la doble articulación es una característica

de la lengua pero no de todos los códigos, y que su ausencia no impide la

naturaleza de código de muchos sistemas de significaciones. Existen códigos con

una sola articulación, con dos y hasta con tres articulación. La sola articulación

puede ser tanto la primera (que da por resultado unidades significativas) como

la segunda (que da por resultado unidades distintivas). La línea de ómnibus 43

señala el recorrido de la Plaza de Armas a Monterrico, por ejemplo. Este enunciado

puede ser descompuesto en unidades de la segunda articulación solamente, ya

que ni el 4 ni el 3 por separado contienen información alguna sobre el recorrido;

son solamente elementos distintivos, diferenciales, del código numérico. El mismo

enunciado aplicado dentro del código de las habitaciones de un hotel tiene un

comportamiento diferente: aquí, además de indicarnos el número de la habitación

nos informa que se encuentra en el cuarto piso y en la fila impar, por ejemplo.

Estas dos últimas informaciones son vehiculadas por el 4 y el 3, respectivamente.

En este caso se trata de unidades de la primera articulación, que no pueden ser

descompuestas en unidades más simples, en unidades distintivas de la segunda

articulación.

Según Eco (1972), la imagen cinematográfica ofrece tres articulaciones, pues

además de la articulación de las unidades espaciales, integra las unidades de

tiempo con la acumulación de fotogramas en el encuadre, dando origen a las

unidades gestuales significantes. Años más tarde, Eco (1978) matiza su propuesta

al respecto de las articulaciones de los códigos icónicos, llegando a afirmar que

“en el caso de las imágenes tenemos que ocuparnos de bloques macroscópicos,

textos, cuyos elementos articulatorios son indiscernibles”. “En definitiva, al llegar

a este punto nos vemos obligados a considerar los llamados signos icónicos

como (a) textos visuales que (b) no son analizables ulteriormente ni en signos ni

en figuras”.

En resumen, se trata del problema de la posible digitalización de lo analógico.

Una fotografía, considerada como continua, puede ser sometida a un proceso de

granulación hasta separar sus unidades integrantes y perder su naturaleza analógica.

Sin embargo, dentro de los límites de la semejanza, existe un margen de

discontinuidad operable. En el caso de ciertas fotografías ampliadas o trabajadas

con métodos de separación diversos que la publicidad emplea frecuentemente en

sus carteles. Es la característica de la televisión frente al cine: aquella trabaja con

una imagen electrónica, de naturaleza discontinua; este con imágenes continuas.

Esta simple diferencia determina un distinto tratamiento del código audiovisual,

llegando a constituir una norma en el sentido de Coseriu.

En conclusión, la discontinuidad no está necesariamente asociada ni a la arbitrariedad

ni a la ausencia de semejanza (Verón).

z68z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

La no–arbitrariedad de la imagen cinematográfica radica en las condiciones

de su producción. Los reflejos luminosos que actúan sobre la emulsión fotográfica

parten de los objetos mismos, están motivados y condicionados por los objetos

que se encuentran delante del objetivo. Esta condición determina la presencia en

la imagen de unos reflejos y la ausencia de otros. El resultado operado sobre la

emulsión no es arbitrario, sino que responde a determinaciones concretas y verificables.

La imagen fotográfica y cinematográfica no es, pues, arbitraria, como lo

es la palabra “perro” en relación con el objeto perro, sino motivada.

En cuanto a la semejanza, el problema se presenta más complejo. Según Peirce,

el signo icónico es semejante a la cosa denotada en algunos aspectos. El problema

consiste en determinar qué sentido tiene eso de “en algunos aspectos”. Si vemos

la fotografía de una rosa en la que se concentran unas gotas de rocío, percibimos

la imagen de una determinada rosa y de unas gotas de agua que identificamos

culturalmente como “rocío”, aunque hayan sido puestas por el fotógrafo momentos

antes de la toma, de un vaso de agua. Por tanto lo que sentimos es una cosa y lo

que percibimos es otra. Sentimos estímulos visuales, colores, relaciones espaciales,

incidencias de luz sobre una superficie, etc.; y los coordinamos hasta generar una

estructura percibida, que en virtud de códigos de reconocimiento, nos permite

decir que vemos una rosa con unas gotas de rocío fresco. En conclusión, como

señala Eco (1972: 222) “los signos icónicos no poseen las propiedades del objeto

representado sino que reproducen algunas condiciones de la percepción común

de ese objeto, basándose en códigos perceptivos normales y seleccionando los

estímulos que –con exclusión de otros– permite construir una estructura perceptiva

que, fundada en códigos de experiencia adquirida, tenga el mismo ‘significado’

que el de la experiencia real denotada por el signo icónico”.

La semejanza, pues, está codificada y depende de ciertas reglas de constitución

como las demás características que venimos estudiando. El criterio de semejanza

se basa en reglas precisas que hacen pertinentes ciertos aspectos y relegan otros a

la irrelevancia. Como dice Gibson, la semejanza se produce y debe aprenderse.

No cabe duda, pues, de que la imagen es un signo y está, como todo signo,

codificada. Resumiremos con Eco, el recorrido de esta primera proposición: “Podemos

hablar de código icónico como del sistema que hace corresponder a un

sistema de vehículos gráficos, unidades perceptivas y culturales codificadas, o bien

unidades pertinentes de un sistema semántico que depende de una codificación

precedente de la experiencia perceptiva”.

Publicado en claves semióticas. Universidad de Lima, 1989.

z69z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

EXPLORACIÓN ON LINE

Para mayor información ingresa a:

www.monadas.net/amartin/cursos/peirce/seven/acevedo.PDF

www.unav.es/gep/Signo.html

www.linse.uni–due.de/linse/cell/spanish/downloads/readsampsp.pdf

www.galeon.com/didacticacisocial/semiotica/cuadrotipolog.htm

www.humanidades.uach.cl/documentos_linguisticos/docannexe.php?id=462

http://docencia.udea.edu.co/comunicaciones/bajopalabra/capitulos/Unidad1LenguajeySemiotica.PDF

http://www.artedinamico.com/tips/257

z70z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

AUTOEVALUACIÓN Nº 2

1. ¿Qué clasificacion del signo no corresponde al autor mencionado?

a. Saussure: significante y significado

b. Pierce: objeto, representamen e interpretante

c. Hjelmslev: forma y sustancia de la expresión y el contenido.

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

2. Un relampago podria considerarse:

a. Signo objeto

b. Símbolo

c. Signo propiamente dicho

d. Todos los anteriores

e. Ninguno de las anteriores

3. ¿En cuál tipo de signo, según Sebeok, su significante es contiguo a su significado?

a. Señal

b. Índice

c. Nombre

d. Todos los anteriores

e. Ninguno de los anteriores

4. Se dice que el signo verbal es arbitrario porque:

a. El signo no guarda relación con el significado

b. Es un enlace natural del significante y significado

c. Es resultado de una convención social

d. Todas las anteriores

e. Ninguno de los anteriores

5. Para Eco, el signo icónico:

a. Guarda semejanza con el objeto representado

b. Es copia de la realidad

c. No puede ser analizado como lenguaje

d. Todas las anteriores

e. Ninguno de los anteriores

Respuestas de control

1 d, 2 a, 3 b, 4 c, e

z71z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

EJERCICIO DE AUTOCONOCIMIENTO

Realizar un análisis comparativo de los signos no verbales, expresados en el

accionar de los candidatos políticos en campaña electoral

z72z


t e r c e r a

UNIDAD

Procesos de significación

¿En qué consisten las operaciones paradigmáticas y sintagmáticas?

¿A qué se denomina la significación de segundo orden, y qué niveles de significado existen?

¿Cómo se presenta el mito como mensaje, según Barthes?

¿Qué estudia la semiótica de la cultura


COMPETENCIAS

CONCEPTUAL:

• Describe procesos básicos de significación como las operaciones

paradigmáticas y sintagmáticas y los significados denotativos

y connotativos. Asimismo, en referencia a la semiótica de la

cultura.

PROCEDIMENTAL:

• Reconoce y aplica procedimientos básicos de significación en

el análisis y producción de mensajes comunicacionales, y como

parte de la cultura.

ACTITUDINAL:

• Valora la importancia de los procesos de significación para la

elaboración y decodificación de signos y textos.

z74z


Esquema conceptual

OPERACIONES

PARADIGMÁTICAS Y

SINTAGMÁTICAS

NIVELES DE

SIGNIFICADO:

DENOTATIVO Y

CONNOTATIVO

SEMIÓTICA DE

LA CULTURA

z75z


z76z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 7

PARADIGMA Y SINTAGMA

Un conjunto organizado y significativo de signos constituye un texto. En semiótica,

este concepto no se refiere solo al lenguaje verbal, sino a cualquier otra materia significante

(sonora, icónica, gestual, etc.). Hjelmslev utiliza el término texto para designar

la totalidad de una cadena lingüística, ilimitada por el hecho de la productividad del

sistema. Es decir, un corpus de signos diferenciados, que permite un nivel de análisis

pertinente. Difiere de la noción de discurso, considerado como un proceso semiótico,

que comprende la totalidad de planos, niveles, operaciones y hechos de significación

contenidos en un enunciado.

No existe texto que no se presente como una asociación de varias unidades (sucesivas

o simultáneas), susceptibles de aparecer también en otro texto. Esta combinación

de signos, a su vez, esta precedida por una selección de los mismos, es decir la escogencia

de su uso y sus posibles variables alternativas de los signos presentes en el texto.

Estos procesos de selección y combinación de signos son definidos como operaciones

paradigmáticas y sintagmáticas. En su clásico libro, Saussure se refiere a estas relaciones

en la lengua, definiendo su ámbito: “De un lado, en el discurso, las palabras

contraen entre sí, en virtud de su encadenamiento, relaciones fundadas en el carácter

lineal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Los

elementos se alinean uno tras otro en la cadena del habla.

Estas combinaciones que se apoyan en la extensión se pueden llamar sintagmas. El

sintagma se compone siempre, pues, de dos o más unidades consecutivas (por ejemplo:

z77z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

re–leer; contra todos; la vida humana; Dios es bueno; si hace buen tiempo, saldremos,

etc.). Colocado en un sintagma, un término solo adquiere su valor porque se opone al

que le precede o al que le sigue o a ambos.

Por otra parte, fuera del discurso, las palabras que ofrecen algo de común se asocian

en la memoria, y así se forman grupos en el seno de los cuales reinan relaciones muy

diversas. Así la palabra francesa enseignement, o la española enseñanza, hará surgir

inconscientemente en el espíritu un montón de otras palabras (enseigner, renseigner,

etc., o bien armement, changement, etc., o bien éducation, apprentisage); por un lado

o por otro, todas tienen algo de común. Las llamaremos relaciones asociativas”. 38

Saussure utiliza el término de “relaciones asociativas” para referirse a las operaciones

paradigmáticas. “El paradigma está constituido por una clase de elementos capaces de

ocupar un mismo lugar en la cadena sintagmática o –lo que vienen a ser igual– por un

conjunto de elementos sustituibles entre sí en un mismo contexto. Los elementos así reconocidos

por la prueba de conmutación mantienen entre sí relaciones de oposición que

el análisis ulterior puede formular en términos de rasgos distintivos”. 39 Cuando se habla

de paradigma se suele asociar a los conceptos de “modelo”, “ejemplo” o “referente”;

entendiendo como tal un signo que representa mejor que a los otros, que pueden evocar

un significado semejante u opuesto. Por ejemplo la imagen del sol puede evocarme

paradigmáticamente a la luna, las estrellas, los planetas; pero también a la ausencia del

sol (noche, nubes).

Sintagma designa “una combinación de elementos copresentes en un enunciado (frase

o discurso) definibles –fuera de la relación ‘y….y’ que permite reconocerlos– por las

relaciones de selección o de solidaridad que mantienen entre sí”. 40 La ubicación y relación

que los signos establecen en un texto organiza la operación sintagmática, variando el

significado con el cambio de sus elementos (por ejemplo en un afiche, al modificar el

tamaño, relación o posición de las imágenes presentes).

Estas operaciones pueden graficarse en un eje de coordenadas:

38 Saussure, Ferdinand de. 1982. Curso de lingüística general. México, Editorial Nuevo Mar, pp. 142 – 143

39 Greimas, A.J.; Courtés, J. 1982. Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Tomo I. Madrid, Editorial Gredos. P. 297

40 Ibíd. p. 381

z78z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

En el caso del semáforo como elemento significativo, los significantes que son los

colores que se usan para orientar el transito no pueden existir simultáneamente (pues

carecerían de valor significante) sino de manera alterna. Es decir la combinación posible

se manifiesta siempre en un signo presente y los otros ausentes, pero latentes. El color

vigente sería pues la operación sintagmática (en relación a la luz y la estructura del

aparato) y los otros colores, las opciones paradigmáticas. Por eso decía Saussure que

“la conexión sintagmática es in praesentia; se apoya en dos o más términos igualmente

presentes en una serie efectiva. Por el contrario, la conexión asociativa une términos in

absentia en una serie mnemónica virtual”. 41

El paradigma es un conjunto de unidades que pueden conmutar entre sí, es decir, que

pueden manifestarse en el mismo contexto y, por tanto, las unidades de un “paradigma”

están en oposición entre sí, o sea, rivalizan por manifestarse en el sintagma. Los paradigmas

se plantean en los planos de las intenciones y opciones de nuestro conocimiento,

es decir en la ideología. Los sintagmas se asientan en convenciones y reglas que rigen

los diversos lenguajes, como la gramática.

Barthes, tomando como base al semiótico checo Roman Jakobson, plantea la existencia

de textos donde predomina una de las dos operaciones paradigmática o sintagmática

(puesto que no puede prescindirse de una de ellas). Uno sería de tipo “metafórico”, porque

está dominada por las evocaciones sustitutivas entre los signos –paradigmáticas–,

como en la poesía, pintura surrealista o la música. La otra es “metonímica”, con predominio

de las relaciones asociativas del eje sintagmático, como en los relatos realistas, la

pintura figurativa o el cine documental.

41 Saussure, Ferdinand de. 1982. Curso de lingüística general. México, Editorial Nuevo Mar, p. 143

z79z


z80z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 8

SIGNIFICACIÓN DE

SEGUNDO ORDEN

Siguiendo el modelo de Hjelmslev, Barthes propone que en todo texto existen dos sistemas

de significación imbricados uno en otro, pero también desligados uno del otro. En

un caso se refiere al significado inmediato, de primer nivel, que evoca el significante al

decodificarse. Es la denotación. “Un término se dice denotativo cuando comprende una

definición que tiende a agotar un concepto desde el punto de vista de su extensión”. 42

Pero cuando el signo no se agota en un nivel del significado, sino que se amplia a diversos

planos semánticos, permitiendo múltiples significaciones, estamos en la connotación.

“Un término es connotativo cuando, al designar a uno de los atributos del concepto

considerado desde el punto de vista de su comprensión, remite al concepto tomado en

su totalidad”. 43

Todo texto evoca un sistema de significación directo, en primera instancia, que es la

denotación, al tiempo que remite a otras más amplias posibilidades de significados en la

connotación. En muchos textos puede evocarse la figura del “iceberg” para ilustrar estar

relación, pues lo que está en la superficie, lo denotado, resulta apenas una pequeña

parte del otro nivel, en lo profundo, que es lo connotado. En el caso de un aviso publicitario,

por ejemplo, lo denotativo nos permite reconocer los signos presentes en el texto,

pero para acceder a toda la amplitud y complejidad de su significado nos ubicamos en

el plano de lo connotativo.

42 Greimas, A.J.; Courtés, J. 1982. Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Tomo I. Madrid, Editorial Gredos. p. 107

43 Ibíd. p. 82.

z81z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Por el contrario, en un signo predominantemente referencial, como las señales, su

nivel de significación es casi en exclusiva denotado.

La connotación es siempre cultural y se articula en el eje paradigmático, formando

parte de la ideología. “Un fragmento de ideología: el conjunto de mensajes franceses

remite, por ejemplo, al significado ‘francés’; una obra puede remitir al significado ‘literatura’.

Estos significados están en estrecha comunicación con la cultura, el saber, la historia;

mediante ellos, si es lícito expresarse así, el mundo penetra el sistema. La ideología

sería en suma, la forma (en el sentido Hjelmslev) de los significados de connotación”. 44

Barthes establece una importante distinción entre lo que él se refiere a diferentes

órdenes de significación. Por ejemplo, el primer orden es el signo icónico, donde la fotografía

del automóvil significa el automóvil. En el segundo orden de significación hay

todo un rango de connotaciones. Barthes, en la retórica de la imagen, sostiene que en la

fotografía, el significado denotado (el primero–orden) es realizado a través del proceso

mecánico de reproducción. Los significados connotativos (el segundo–orden) son introducidos

por la intervención humana: iluminación, poses, ángulo de la cámara, etc.

II

La significación del segundo orden es lo que se denomina connotación. Pero también

es aquello a lo que Barthes llama mito. En mitologías, Barthes cita el ejemplo de una

fotografía en la tapa de la revista París Match. Es de un soldado negro que lleva un

uniforme francés. Él está haciendo el saludo militar y sus ojos están mirando fijamente

hacia arriba, sin duda a la bandera tricolor francesa. Esa, dice Barthes, es el significado

de la fotografía. Ése es el significado en términos del primer orden de significación, eso

es lo que la fotografía denota

El significado total, el segundo orden de la significación (la connotación) debe surgir

de las experiencias que hemos tenido y las asociaciones (las connotaciones) que hemos

aprendido para con los signos.

44 Barthes, Roland 1985. La aventura semiológica. Barcelona. Paidos. . p. 77

z82z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Sin embargo, tales connotaciones no pueden ser independientes de la cultura en que

vivimos y dentro del cual operan nuestros sistemas de signos. El signo de este soldado

particular se vuelve el significante de los valores culturales que él representa en la

fotografía. Eso nos lleva a lo que Barthes se refiere como mito. Bajo el funcionamiento

de este mito, el signo se vuelve un significante de segundo orden. El significado es:

“ingenuo o no percibo lo que significa: que Francia es un gran imperio; todos sus hijos,

sin distinción de color, sirven fielmente bajo su bandera, y que no hay mejor respuesta

a los detractores de un pretendido colonialismo que el celo de ese negro en servir a sus

pretendidos opresores”. 45

El mito tiene una doble función: designa y notifica, hace comprender e informa. El

mito es un mensaje que se define por cómo expresa su mensaje, es habla en la acepción

de Sausssure. En el mito es esencial como se dice, y por eso distorsiona. A diferencia

de la ideología que sirve para ocultar, el mito no oculta, “es un escándalo que ocurre a

la luz del día”. Para Barthes, el mito tiende al proverbio, universaliza para mostrar una

jerarquía inalterable del mundo. Un ejemplo de ello es el llamado “sentido común” que

funciona como una verdad no verificada pero incuestionable, asentada como metalenguaje

en la tradición y sociedad.

45 Barthes, Roland. 1994, Mitologías, México, Siglo XXI. p. 207.

z83z


z84z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 9

SEMIÓTICA DE

LA CULTURA

Desde el punto de vista semiótico, la cultura puede ser definida como la totalidad de

la información no hereditaria (“como la memoria común de la humanidad o de colectivos

más restringidos nacionales o sociales”) adquirida, preservada y transmitida por los

diferentes grupos sociales. El semiótico ruso Yuri Lotman y la Escuela de Tartu propone

que “es posible describir los diversos tipos de cultura como tipos de lenguajes particulares

y que, de esta manera, pueden aplicárseles los métodos usados en el estudio de los

sistemas semióticos”. 46 Al tomar la forma del lenguaje, la cultura deviene en un sistema

modelizador, es decir, capaz de organizar según determinadas reglas, los elementos

que la constituyen. Los textos manifestados por una cultura determinada son también

modelizadores secundarios.

“Los sistemas comunicativos son al mismo tiempo sistemas de modelización, y la

cultura, construyendo un modelo del mundo, construye al mismo tiempo el modelo de sí

misma, condensando y acentuando algunos de sus elementos, y eliminando una parte

como insignificante”. Para el semiótico ruso, un estudioso que examine un texto puede

descubrir en él una jerarquía compleja de sistemas de codificación, mientras que un

contemporáneo, sumergido en ese sistema, se siente inclinado a reducirlo todo al tal sistema.

“Así, pues, es posible que varios colectivos histórico–sociales creen o reinterpreten

los textos, escogiendo de entre un complejo conjunto de posibilidades estructurales

aquello que responda a sus modelos del mundo”. 47 Al ser un lenguaje, la cultura esta

formada por signos, dándole valor semántico (sentido) a los hechos y acciones sociales

46 Lotman, Yuri y la Escuela de Tartu. 1979 Semiótica de la cultura. Madrid, Editorial Cátedra. p. 41

47 Ibíd. p. 42

z85z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

históricos. La relación entre los signos y los no–signos son de sustitución y se dan el

plano paradigmático, mientras la relación entre signos –de conjunción– se presenta en

el plano sintagmático.

Para Lotman, la cultura puede representarse como un conjunto de textos, pero es

más exacto “hablar de la cultura como mecanismo que crea un conjunto de textos y hablar

de los textos como realización de cultura”. 48 En ese sentido, manifiesta que existen

culturas donde prevalece la expresión, que se representa como un conjunto de textos

regulados (libros, códigos); y otras culturas son dirigidas hacia el contenido, modelizando

un sistema de reglas que determinan la creación de textos (ritos, reglas mágicas).

Junto con el antes mencionado concepto de sistema modelizador, otra noción clave de

Lotman es memoria, 49 entendida como experiencia de vida del género humano, que

quedará registrada como un elemento de la cultura. La cultura, en tanto que memoria

no hereditaria exige, para su propia existencia, de una organización sistémica y su

dimensión comunicacional. Una cultura es, por tanto, memoria, sistema, comunicación.

II

En un escrito posterior, Lotman, plantea que no existen sistemas sígnicos por si solos,

sino que estos se construyen en relación con otros sistemas, necesitan estar inmersos

en un continuum semiótico, ocupado por formaciones semióticas de diversos tipos y que

se hallan en diversos niveles de organización. Esto sería lo que denomina semioesfera,

en analogía con la bioesfera, del bíoquímico ruso Vladimir Ivanovich Vernardiski. “Se

puede considerar el universo semiótico como un conjunto de distintos textos y de lenguajes

cerrados unos con respecto a los otros. Entones todo el edificio tendrá el aspecto

de estar constituido de distintos ladrillos. Sin embargo, parece más fructífero el acercamiento

contrario: todo el espacio semiótico puede ser considerado como un mecanismo

único (si no como un organismo). Entonces resulta primario no uno u otro ladrillo, sino el

“gran sistema”, denominado semiosfera. La semiosfera es el espacio semiótico fuera del

cual es imposible la existencia misma de la semiosis”. 50 Lotman señala que es imposible

la existencia del lenguaje si no está inmerso en el contexto de una cultura. La semiosfera

es el espacio semiótico en el cual estamos inmersos, allí se incluyen las lenguas naturales,

como los signos, sea señales, iconos, símbolos, y cualquier fenómeno cultural.

El concepto de semiosfera es de gran utilidad, susceptible de utilizarse en estudios

culturales, lingüísticos, artísticos, etnográficos; abriendo el campo de acción en los estudios

de las ciencias humanas. Permite estudiar, por igual, la incidencia de la música y

danza en la conformación del imaginario social, como cualquier lengua, al ver la cultura

como un todo dinámico, que se entrecruza y forma textos complejos. La importante obra

de Lotman y la escuela de Tartu a los estudios semióticos ha permitido ampliar su campo

de estudio al vasto terreno de la cultura y los signos objeto, proponiendo una metodología

de análisis de la cultura como cuerpo semiótico que recoge aportes de Barthes y del

sistema dialógico desarrollado por su compatriota Bajtin., abriendo un amplio campo de

estudio en el campo comunicacional.

48 Ibid. p. 77

49 Lotman dice que utiliza el término en el sentido que le da la teoría de la información y cibernética: es decir, facultad que poseen determinados

sistemas de conservar y acumular información (Ver Semiótica de la cultura, p. 41).

50 Yuri Lotman. La semiosfera I. Ediciones Cátedra. Madrid, 1996. p. 23 y 24.

z86z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Lectura 6

El mensaje fotográfico

Roland Barthes*

La fotografía periodística es un mensaje. El conjunto de ese mensaje está

constituido por una fuente emisora, un canal de transmisión y un medio receptor.

La fuente emisora es la redacción del diario, el grupo de técnicos, algunos de los

cuales sacan la fotografía, otros la seleccionan, la componen, la tratan y otros, por

fin, le ponen un título, le agregan una leyenda y la comentan. El medio receptor

es el público que lee el diario. Y el canal de transmisión, el diario mismo, o más

precisamente, un complejo de mensajes concurrentes, cuyo centro es la fotografía

y cuyos contornos están representados por el título, la leyenda, la compaginación,

y de manera más abstracta, pero no menos “informante”, el nombre mismo del

diario (pues ese nombre constituye un saber que puede desviar notablemente la

lectura del mensaje propiamente dicho: una foto puede cambiar de sentido al

pasar del derechista L’Aurore al comunista L’Humanité). Estas constataciones no son

indiferentes, pues vemos claramente que las tres partes tradicionales del mensaje

no exigen el mismo método de exploración. Tanto la emisión como la recepción

del mensaje dependen de una sociología: se trata de estudiar grupos humanos,

de definir móviles, actitudes y de intentar relacionar el comportamiento de esos

grupos con la sociedad total de la que forman parte. Pero para el mensaje en sí,

el método debe ser diferente: cualesquiera sean el origen y el destino del mensaje,

la fotografía no es tan solo un producto o una vía, sino también un objeto dotado

de una autonomía estructural. Sin pretender en lo más mínimo separar este objeto

de su uso, es necesario prever en este caso un método particular, anterior al

análisis sociológico mismo, y que no puede ser sino el análisis inmanente de esa

estructura original que es una fotografía.

Es evidente que incluso desde el punto de vista de un análisis puramente inmanente,

la estructura de la fotografía no es una estructura aislada; se comunica por

lo menos con otra estructura, que es el texto (título, leyenda o artículo) que acompaña

toda fotografía periodística. Por consiguiente la totalidad de la información

esta sostenida por dos estructura diferentes (una de las cuales es lingüística). Estas

dos estructuras son concurrentes, pero como sus unidades son heterogéneas, no

pueden mezclarse. En un caso (el texto), la sustancia del mensaje está constituida

por palabras; en el otro (la fotografía) por líneas, planos, tintes. Además las dos

z87z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

estructuras del mensaje ocupan espacios reservados, contiguos, pero no “homogeneizados”,

como por ejemplo en un jeroglífico que funda en una sola línea la

lectura de las palabras y las imágenes. De este modo, y aunque no haya nunca

fotografías periodísticas sin comentario escrito, el análisis debe apuntar en primer

término a cada estructura por separado; y solo cuando se haya agotado el estudio

de cada estructura podrá entenderse la forma en que se complementan. De estas

dos estructuras, una, la de la lengua, ya es conocida; la otra, la de la fotografía

propiamente dicha es prácticamente desconocida. Nos limitaremos aquí a definir

las primeras dificultades de una análisis estructural propiamente dicho.

La paradoja fotografica

¿Cuál es el contenido del mensaje fotográfico? ¿Qué transmite la fotografía?.

Por definición la escena en sí, lo real literal. Del objeto a su imagen hay por cierto

una reducción: de proporción, de perspectiva y de color. Pero esta reducción no

es en ningún momento una transformación (en el sentido matemático del término).

Para pasar de lo real a su fotografía, no es necesario segmentar esa realidad en

unidades y erigir esas unidades en signos sustancialmente diferentes del objeto

cuya lectura proponen. Entre ese objeto y su imagen, no es necesario disponer

de un relevo (relais), es decir de un código. Si bien es cierto que la imagen no es

lo real, es por lo menos su “analogon” perfecto, y es precisamente esa perfección

analógica lo que, para el sentido común, define la fotografía. Aparece así

la característica particular de la imagen fotográfica: es un mensaje sin código,

proposición de la cual es preciso deducir de inmediato un corolario importante:

el mensaje fotográfico es un mensaje continuo.

¿Existen otros mensajes sin códigos? A primera vista sí, precisamente todas

las reproducciones analógicas de la realidad: dibujos, pinturas, cine, teatro.

Pero en realidad cada uno de estos mensajes desarrolla de manera inmediata

y evidente, además del contenido analógico en sí (escena, objeto, paisaje), un

mensaje suplementario, que es lo que llamamos corrientemente “estilo” de la

reproducción. Se trata en este caso de un sentido secundario, cuyo significante es

un cierto “tratamiento” de la imagen por parte del creador, y cuyo significado, ya

sea estético o ideológico, remite a una cierta “cultura” de la sociedad que recibe

el mensaje. En suma todas estas “artes” imitativas contienen dos mensajes: un

mensaje denotado que es el analogon en sí, y un mensaje connotado, que es la

manera como la sociedad hace leer, en cierta medida, lo que piensa. Esta dualidad

de los mensajes es evidente en todas las reproducciones no fotográficas: no hay

dibujo, por “exacto” que sea, cuya exactitud misma no se cierta en estilo; no hay

escena filmada cuya objetividad no sea finalmente leída como el signo mismo de

la objetividad. Tampoco en este caso se llevó a cabo el estudio de estos mensajes

connotados (en primer lugar habría que decidir si lo que se llama obra de arte

puede reducirse a un sistema de significaciones). Solo puede preverse que en el

z88z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

caso de que todas estas artes imitativas sean comunes, es verosímil que el código

del sistema connotado esté constituido ya sea por una simbólica universal, ya

sea por una retórica de época, en una palabra, por una reserva de estereotipos

(esquemas, colores, grafismos, gestos, agrupación de elementos).

En principio nada de todo esto se da en la fotografía, en todo caso en la fotografía

periodística, que no es nunca una fotografía “artística”. Al hacerse pasar por

una analogía mecánica de lo real, en cierta medida su mensaje primario llena por

completo su sustancia y no deja lugar para el desarrollo de un mensaje secundario.

En suma, de todas las estructuras de información, la fotografía sería la única que

está exclusivamente constituida y ocupada por un mensaje “denotado”, que agotaría

por completo un ser. Ante una fotografía, el sentimiento de “denotación”, o si

se prefiere de plenitud analógica, es tan fuerte, que su descripción es literalmente

imposible, puesto que describir es precisamente adjuntar al mensaje denotado,

un relevo o un mensaje secundario, tomado de un código que es la lengua, y

que constituye fatalmente, por más cuidados que se tomen para ser exactos, una

connotación respecto de lo análogo fotográfico. Por consiguiente, describir no

es tan solo ser inexacto o incompleto, sino cambiar de estructura, significar algo

distinto de lo que se muestra.

Este carácter puramente “denotante” de la fotografía, la perfección y la plenitud

de su analogía, en una palabra su “objetividad” (es decir las características que el

sentido común asigna a la fotografía) corren el riesgo de ser míticos, pues de hecho

hay una gran probabilidad (y esto será una hipótesis de trabajo) de que el mensaje

fotográfico (al menos el mensaje periodístico) sea connotado. La connotación no

se deja necesariamente captar de inmediato a nivel del mensaje en sí(es, si se

quiere, a la vez invisible y activa, clara e implícita), pero se la puede inducir de

ciertos fenómenos que tienen lugar a nivel de la producción y de la recepción del

mensaje. Por una parte, una fotografía periodística es un objeto trabajado, seleccionado,

compuesto, construido, tratado según normas profesionales, estéticas o

ideológicas, que son otros tantos factores de connotación; y por otra, esta misma

fotografía no es solamente percibida, recibida, sino también “leída”, relacionada

más o menos conscientemente por el público que la consume, con una reserva

tradicional de signos.

Ahora bien, todo signo supone un código, y es precisamente este código (de

connotación) lo que habría que tratar de establecer. La paradoja fotográfica sería

la coexistencia de dos mensajes, uno sin código (lo analógico fotográfico) y otro

con código (el “arte”, o el tratamiento o la “escritura” o la retórica fotográfica).

Estructuralmente, la paradoja no es la colusión de un mensaje denotado y de un

mensaje connotado: esa es la caracterización probablemente fatal de todas las

comunicaciones de masas. Lo que sucede es que el mensaje connotado (o codificado)

se desarrolla en este caso a partir de un mensaje sin código. Esta paradoja

z89z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

estructural coincide con una paradoja ética cuando queremos ser “neutros”, “objetivos”,

nos esforzamos por copiar minuciosamente lo real como si lo analógico

fuera un factor que se resiste a la incorporación de valores (esta es, al menos, la

definición del “realismo” estético). ¿Cómo la fotografía puede ser al mismo tiempo

“objetiva” y contener valores, natural y cultural?. Esta pregunta podrá tal vez

ser contestada solo cuando haya sido posible captar el modo de imbricación del

mensaje denotado es absolutamente analógico, es decir, que no recurre a código

alguno, es “continuo”. Por consiguiente, no hay motivos para buscar unidades

significantes del primer mensaje. Por el contrario, el mensaje connotado contiene

un plano de expresión y un plano de contenido, significantes y significados; obliga,

pues, a un verdadero desciframiento. Este desciframiento sería actualmente prematuro

para aislar las unidades significantes y los temas ( o valores) significados,

habría que realizar lecturas dirigidas (quizá por medio de tests), haciendo variar

artificialmente ciertos elementos de la fotografía para observar si esas variaciones

de forma provocan variaciones de sentido. Al menos, podemos prever desde ahora

los principales planos de análisis de la connotación fotográfica.

*Barthes Roland. 1972. La semiología. Serie comunicaciones. Buenos Aires.

Editorial Tiempo Contemporáneo.

EXPLORACIÓN ON LINE

Para mayor información ingresa a:

http://www.uca.edu.sv/deptos/letras/sitio_pers/amarroc/document/sc/clase3.pdf

www.portalaled.com/files/82Jofre.pdf

www.cyberhumanitatis.uchile.cl/14/tx20mjofre.html

www.upf.edu/materials/fhuma/oller/generes/tema2/lectures/barthes.pdf

www.culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Foro–preguntas/ARCHIVO–Foro/Paradigma–sintagma.htm

www.descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79104953118572617422202/010760_7.pdf

www.ugr.es/~mcaceres/Entretextos/entretextos5.htm

www.infoamerica.org/teoria/lotman1.htm

http://books.google.com.pe/books?id=7EDaWAJCIkIC&pg=PA129&lpg=PA129&dq=sintagma+

paradigma&source=web&ots=bHo2RWFVBc&sig=aHl90G3vBcsTELjQFi0434uYNS8&hl=es&sa=X&oi=

book_result&resnum=8&ct=result#PPA129,M1

http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n21/21_mrivas.html

z90z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

AUTOEVALUACIÓN Nº 3

1. Son definidas como operaciones paradigmáticas y sintagmáticas

a. La organización del mensaje

b. Los procesos de selección y combinación de signos

c. Formas de significación

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

2. La operación paradigmática se da con los signos

a. En ausencia

b. Del mismo tipo

c. En presencia

d. Todos los anteriores

e. Ninguna de las anteriores

3. El mensaje fotográfico sería mas denotativo porque

a. Tiene mayor iconicidad

b. Es más directo

c. Su significado es predominantemente literal

d. Todos los anteriores

e. Ninguno de los anteriores

4. El mito, según Barthes, seria un mensaje donde predomina lo:

a. Denotativo

b. Paradigmático

c. Connotativo

d. Todos los anteriores

e. Ninguno de los anteriores

5. Lotman considera que la cultura es

a. Un sistema de comunicación

b. Una forma de lenguaje

c. La memoria de las persona

d. Todos los anteriores

e. Ninguno de los anteriores

Respuestas de control

1 b, 2 a, 3 d, 4 c, 5 b

z91z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

EJERCICIO DE AUTOCONOCIMIENTO

Analizar la edición de páginas web, tomando como base los procesos de significación

descritos en esta unidad.

z92z


c u a r t a

UNIDAD

Retórica e imagen

¿Qué es la retórica y cómo se relaciona con la semiótica?

¿Cuál es el objetivo de la publicidad y de qué procesos se vale para lograrlo?

¿Qué elementos y procedimientos retóricos se pueden encontrar en un aviso publicitario?

¿Es posible una semiótica del audiovisual? ¿Qué presupuesto semiótico requiere el texto

fílmico, televisivo o videográfico?


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

COMPETENCIAS

CONCEPTUAL:

• Distingue los conceptos de la retórica clásica y su aplicación en

la imagen publicitaria, como forma de identificar el proceso de

persuasión. Desarrolla, a su vez, elementos para una semiótica

del audiovisual.

PROCEDIMENTAL:

• Reconoce y analiza los diferentes recursos retóricos que pueden

presentarse en la imagen publicitaria, y la estrategia de significación

que conllevan.

ACTITUDINAL:

• Aprecia la utilidad del análisis de los recursos retóricos para

reconocer y aplicar estrategias de persuasión. Valora la importancia

de la semiótica en el campo audiovisual.

z94z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Esquema conceptual

LA RETÓRICA:

Procedimientos y figuras

EL AVISO

PUBLICITARIO

Elementos retóricos y análisis

de su significación

SEMIÓTICA DEL TEXTO

AUDIOVISUAL

z95z


z96z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1 0

LA RETÓRICA

Se denomina retórica –del griego rethor, orador– al conjunto de reglas y preceptos

para “hablar bien”. La retórica clásica surgió en la antigüedad, al parecer en Sicilia hacia

el siglo V a.C, donde para superar los juicios populares se requería defenderse a sí

mismo y, por tanto, dominar el arte de convencer. En el diálogo de Platón que lleva su

nombre, Georgias define el arte retórico como “el arte de la palabra”, y Sócrates precisa

que tal arte es “creadora de persuasión”, pero una persuasión que “produce una creencia,

no una persuasión que instruya sobre lo justo e injusto”.

Así se caracteriza la función primordial de la retórica: la capacidad de poder servirse

de la lengua –con su poder de sugestión y emoción– para convencer a un auditorio y

lograr su aquiescencia. Evolucionó a partir de los trabajos, entre otros, de Aristóteles

(s. IV a.C.) Cicerón y Quintiliano (s 1 d.C.) que escribió un influyente tratado en doce

volúmenes sobre la Oratoria. La retórica, entendida como metodología de la oratoria, y

no como reemplazo de ella, gozó de prestigio en la antigüedad hasta los siglos XVIII y

XIX, cuando entró en desuso por considerarse un adorno del lenguaje.

Según la tradición grecolatina, la retórica consta de cinco partes:

• Inventio o heuresis. hallazgo de las ideas

• Dispositio o taxis. ordenación de lo que ha hallado

• Elocutio o lexis. organización del discurso con elegancia

• Actio o hipócrisis. preparación de los gestos y entonaciones adecuadas al discurso.

• Memoria o mneme. memorización del discurso.

z97z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

De estas partes, es el Elocutio el más desarrollado porque corresponde al plano de

la expresión y el lenguaje, e incluye a las llamadas figuras retóricas, aplicadas tradicionalmente

en la poética y la literatura, y reutilizado por el análisis lingüístico y semiótico

moderno.

Podemos resumir que el objetivo de la retórica era (y es) persuadir mediante el lenguaje.

La retórica, actualmente dejada de lado por la enseñanza oficial y por la “literatura

superior”, parece encontrar su refugio en la publicidad. El semiótico francés Jacques

Durand define a la retórica, por lo menos sumariamente, como “el arte de la palabra

fingida”. 51

II

Aprendemos el lenguaje de la publicidad a partir de nuestra experiencia con ella,

pero este proceso se relaciona con nuestras experiencias fuera de la publicidad. La

efectividad del mensaje publicitario se fundamenta en el propio carácter de los procesos

cognoscitivos. El éxito de un anuncio depende de su capacidad de evocar determinadas

sensaciones y sentimientos. Compraremos una marca de café si en el aviso descubrimos

esa mesa preparada para el desayuno, la familia feliz que se reúne frente a las paneras,

tazas y tarros de leche es capaz de hacernos pensar en figuras hechas, imágenes esteriotipadas:

“hogar dulce hogar”, “tradición familiar”. En otros casos, la publicidad parece

no estar relacionada con el producto ofertado, como la presencia de bellas mujeres en

los avisos de cerveza. Sin embargo, su presencia connota una sensualidad asociada a la

marca, una insinuación de algo más que el mismo producto; lo que se ha convertido en

un esteriotipo y convención aceptada por el público consumidor masculino. El lenguaje

del mensaje publicitario es sustancialmente persuasivo y apela a la emotividad del consumidor,

antes que a su razón. No es “objetivo”, lo que supondría una descripción del

producto, sino más bien “subjetivo”. En la medida que el bien o servicio publicitado, debe

competir con los otros anunciantes, la posibilidad de venta esta ligada a la personalidad

del producto. Es decir, los atributos casi mágicos que lo distinguen de los demás. Uno

de ellos es, por ejemplo, la atribución que le brinda un personaje famoso a un producto,

una suerte de aval que liga su prestigio (en este caso belleza) con la marca.

51 Durand, Jacques. 1972. “Retórica e imagen publicitaria”. En Comunicaciones: análisis de las imágenes. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo. p. 81.

z98z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

En su ensayo La retórica de la imagen 52 , Barthes analiza un aviso publicitario de pasta

Panzani. Allí separa e aviso en tres mensajes:

• Mensaje lingüístico: todas las palabras que aparecen en el anuncio.

• Mensaje icónico codificado: Las connotaciones (derivadas del sistema de signos

–más amplio– de la sociedad) de la fotografía. Por ejemplo. frescura, regreso del

mercado, una red de pesca, naturaleza muerta, italianidad.

• Mensaje icónico no codificado: Las denotaciones de la fotografía. Denotación literal.

A nivel del mensaje lingüístico, Barthes reconoce dos funciones en el aviso:

• Función de anclaje.– sostiene o apoya la imagen, la función es denominativa y

corresponde al anclaje de todos los posibles sentidos denotados. Contribuye a

una conveniente identificación de los objetos. “En toda sociedad se desarrollan

técnicas diversas destinadas a fijar la cadena flotante de los significados, de modo

de combatir el terror de los signos inciertos: el mensaje lingüístico es una de esas

técnicas. A nivel del mensaje literal, la palabra responde de manera, más o menos

directa, más o menos parcial, a la pregunta: ¿qué es? Ayuda a identificar pura

y simplemente los elementos de la escena y la escena misma: se trata de una

descripción denotada de la imagen (descripción a menudo parcial), o, según la

terminología de Hjelmslev, de una operación (opuesta a la connotación)”. 53

• Función de relevo.– es menos frecuente que la anterior y se la encuentra frecuentemente

en las historietas (comic). Se trata de una intercalación inseparable

entre el texto y la imagen, no se encarga de otorgarle sentido a esta última sino

que constituye un elemento más del sintagma icónico. En los casos en que el

mensaje lingüístico cumple una función de relevo, posee una carga informativa

mucho mayor que cuando se trata de anclaje.

La retórica de la imagen en el análisis de Barthes se establece en el campo de lo que

denomina connotadores, o el significado en segundo término, cultural e ideológico. “A

la ideología general corresponden, en efecto, significantes de connotación que se especifican

según la sustancia elegida. Llamaremos connotadores a estos significantes, y

retórica al conjunto de connotadores: la retórica aparece así como la parte significante

de la ideología”. 54

En cuanto a la imagen denotada, “naturaliza el mensaje simbólico, vuelve inocente

el artificio semántico, muy denso (principalmente en publicidad), de la connotación. Si

bien el afiche Panzani está lleno de símbolos, subsiste en la fotografía una suerte de

estar–allí natural de los objetos, en la medida en que el mensaje literal es suficiente: la

naturaleza parece producir espontáneamente la escena representada; la simple validez

de los sistemas abiertamente semánticos es reemplazada subrepticiamente por una

seudo verdad: la ausencia de código desintelectualiza el mensaje porque parece proporcionar

un fundamento natural a los signos de la cultura. Esta es sin duda una paradoja

52 Barthes, Roland. Semiología. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo. 1970. pp 128 – 138.

53 Ibíd. p. 132.

54 Ibíd. p. 138.

z99z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

histórica importante: cuanto más la técnica desarrolla la difusión de las informaciones (y

principalmente de las imágenes), tanto mayor es el número de medios que brinda para

enmascarar el sentido construido bajo la apariencia del sentido dado”. 55

Concluye el texto, diciendo: “la connotación no es más que sistema, no puede definirse

más que en términos de paradigma; la denotación icónica no es más que sintagma,

asocia elementos sin sistema; los connotadores discontinuos están relacionados, actualizados,

a través del sintagma de la denotación” 56

III

A nivel semiótico, podemos reconocer tres grandes variedades de mensaje publicitario:

• Mensaje de aparición, que aspira a que el público se entere que ha irrumpido en

el mercado un nuevo producto o una variante de uno ya conocido

• Mensaje de exposición, que se propone recordar la existencia de un producto.

• Mensaje de atribución, que pretende valorizar tal o cual conjunto de cualidades

del producto.

Estas 3 categorías de mensajes conectan con 3 tipos de imágenes:

• Imagen epifánica: el significado esencial del mensaje no es tanto el producto,

sino más bien su irrupción en el mercado. Semejante imagen suele construirse

“en base a una dinámica de irrupción: el objeto que surge del fondo de la imagen

[…] estalla en primer plano, de forma casi hipertrofiada”. 57 Corresponde al mensaje

de aparición.

55 Ibid p. 136

56 Ibid. p. 138

57 Péninou, Georges. 1972. “Física y metafísica de la imagen publicitaria”. En Comunicaciones: Análisis de las imágenes. Buenos Aires, Editorial Tiempo

Contemporáneo. p. 127

z100z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

• Imagen ontológica: tiende a recordar la existencia de un producto ya posicionado

en el mercado. “Son aquellos en que el producto aparece único, como arquetípico

–arquetípico por ser único– proclamando la eminencia de su perfección por la

evidencia misma de sus existencia. Estos mensajes en los cuales la cualidad es

consustancial al ser”. 58 Corresponde al mensaje de exposición.

• Imagen predicativa: intenta esencialmente significar una cualidad o un conjunto

de cualidades de un objeto. Su mensaje esencial no es el bien o servicio sino una

cualidad inherente al producto. Para representar visualmente esa cualidad, el

publicista recurre preferentemente a las figuras retóricas, que permiten sugerir lo

que no puede representarse directamente (“suavidad”, “lozanía”, “vigor”, “afecto”,

etc.). Corresponde al mensaje de atribución.

58 Ibid. p. 128.

z101z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Según el semiótico francés Georges Péninou, el mensaje publicitario puede presentarse

también con un personaje en primera persona, de tipo apelativo, que se dirige al

espectador – consumidor. Es el régimen de discurso, que permite la implicación directa

del receptor. Otra modalidad es la del régimen del relato, donde se presenta una situación

que el receptor observa “desde fuera”, sin ser directamente implicado (como en la

ficción de cine y TV). Finalmente el mensaje publicitario se puede presentar de modo

secuencial, estableciendo una relación sintáctica entre las imágenes del anuncio, a modo

de fotogramas de una película en un caso, o como contraposición de situaciones o momentos,

o fruto de una evolución, etc. Las dos o más imágenes que se presentan en el

anuncio, son las que dotan de sentido en conjunto al mensaje icónico.

Discurso Relato Secuencia

z102z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Lectura 7

Retórica de la imagen

Roland Barthes*

Según una etimología antigua, la palabra imagen debería relacionarse con la

raíz de imitari. Henos aquí de inmediato frente al problema más grave que pueda

plantearse a la semiología de las imágenes: ¿puede acaso la representación analógica

(la) producir verdaderos sistemas de signos y no solo simples aglutinaciones

de símbolos? ¿Puede concebirse un analógico, y no meramente digital? Sabemos

que los lingüísticos consideran ajena al lenguaje toda comunicación por analogía,

desde el de las abejas hasta el por gestos, puestos que esas comunicaciones no

poseen una doble articulación, es decir, que no se basan como los fonemas, en

una combinación de unidades digitales.

Los lingüistas no son los únicos en poner en duda la naturaleza lingüista de la

imagen. En cierta medida, también la opinión corriente considera a la imagen

como un lugar de resistencia al sentido, en nombre de una cierta idea mítica de

la vida: la imagen es representación, es decir, en definitiva, resurrección, y dentro

de esta concepción, lo inteligible resulta antipático a lo vivido. De este modo,

por ambos lados se siente a la analogía como un sentido pobre: para unos, la

imagen es un sistema muy rudimentario con respecto a la lengua, y para otros, la

significación no puede agotar la riqueza inefable de la imagen.

Ahora bien, aún cuando la imagen sea hasta cierto punto límite de sentido

(y sobre todo por ello), ella nos permite volver a una verdadera ontología de la

significación. ¿De qué modo la imagen adquiere sentido? ¿Dónde termina el

sentido? y si termina, ¿qué hay más allá? Tal lo que quisiéramos plantear aquí,

sometiendo la imagen a un análisis espectral de los mensajes que pueda contener.

Nos daremos al principio una facilidad considerable: no estudiaremos más que

la imagen publicitaria.

¿Por qué? Porque en publicidad la significación de la imagen es sin duda intencional:

lo que configura a priori los significados del mensaje publicitario son

ciertos atributos del producto, y estos significados deben ser transmitidos con la

mayor claridad posible; si la imagen contiene signos, estamos pues seguros que

en publicidad esos signos están llenos, formados con vistas a la mejor lectura

posible: la imagen publicitaria es franca, o, al menos, enfática.

z103z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Los tres mensajes

He aquí una propaganda Panzani: saliendo de una red entreabierta, paquetes

de fideos, una caja de conservas, un sachet, tomates, cebollas, ajíes, un hongo,

en tonalidades amarillas y verdes fondo rojo. Tratemos de esperar los diferentes

mensajes que puede contener.

La imagen entrega de inmediato un primer mensaje cuya sustancia es lingüística;

sus soportes son la leyenda, marginal, y las etiquetas insertadas en la naturalidad

de la escena, como en; el código del cual está tomado este mensaje no es otro

que el de la lengua francesa; para ser descifrado no exige más conocimientos que

el de la escritura y del francés. Pero en realidad, este mismo mensaje puede a su

vez descomponerse, pues el signo Panzani no transmite solamente el nombre de

la firma, sino también, por su asonancia, un significado suplementario, que es, si

se quiere, la “italianidad”; el mensaje lingüístico es por lo tanto doble (al menos

en esta imagen); de denotación y de connotación; sin embargo, como no hay

aquí más que un solo signo típico, a saber, el del lenguaje articulado (escrito), no

contaremos más que un solo mensaje.

Si hacemos a un lado el mensaje lingüístico, que da la imagen pura (aún cuando

las etiquetas forman parte de ella, a título anecdótico). Esta imagen revela de

inmediato una serie de signos discontinuos. He aquí, en primer término el orden

es indiferente pues estos signos no son lineales. La idea de que se trata, en la

escena representada, del regreso del mercado. Este significado implica a su vez

dos valores eufóricos: el de la frescura de los productos y el de la preparación

puramente casera a que están destinados. Su significante es la red entreabierta

que deja escapar, como al descuido, las provisiones sobre la mesa. Para leer este

primer signo es suficiente un saber que de algún modo está implantado en los usos

de una civilización muy vasta, en la cual se opone al aprovisionamiento expeditivo

(conservas, heladeras, eléctricas) de una civilización más. Hay un segundo signo

casi tan evidente como el anterior; su significante es la reunión del tomate, del

ají y de la tonalidad tricolor (amarillo, verde, rojo) del afiche. Su significado es

Italia, o más bien la italianidad; este signo está en una relación de redundancia

con el signo connotado del mensaje lingüístico (la asonancia italiana del nombre

Panzani). El saber movilizado por ese signo es ya más particular: es un saber

específicamente (los italianos no podrían percibir la connotación del nombre

propio, ni probablemente tampoco la italianidad del tomate y del ají), fundado

en un conocimiento de ciertos estereotipos turísticos.

Si se sigue explorando la imagen (lo que no quiere decir que no sea completamente

clara de entrada), se descubren sin dificultad por lo menos otros dos signos.

En uno, el conglomerado de diferentes objetos transmite la idea de un servicio

culinario total, como si por una parte Panzani proveyese de todo lo necesario para

z104z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

la preparación de un plato compuesto, y como si por otra, la salsa de tomate de

la lata igualase los productos naturales que la rodean, ya que en cierto modo la

escena hace de puente entre el origen de los productos y su estado último. En

el otro signo, la composición, que evoca el recuerdo de tantas representaciones

pictóricas de alimentos, remite a un significado estético: es la, o, como mejor lo

expresan otras lenguas, él. El saber necesario es en este caso fuertemente cultural.

Podría sugerirse que a estos cuatro signos se agrega una última información: la

que nos dice, precisamente, que se trata de una imagen publicitaria, y que proviene,

al mismo tiempo, del lugar de la imagen en la revista y de la insistencia de

las etiquetas Panzani (sin hablar de la leyenda). Pero esta última información es

extensiva a la escena; en la medida en que la naturaleza publicitaria de la imagen

es puramente funcional, escapa de algún modo a la significación: proferir algo

no quiere decir necesariamente yo hablo, salvo en los sistemas deliberadamente

reflexivos como la literatura.

He aquí, pues, para esta imagen, cuatros signos que consideraremos como

formando un conjunto coherente, pues todos son discontinuos, exigen un saber

generalmente cultural y remiten a significados globales (por ejemplo la italianidad),

penetrados de valores eufóricos. Advertiremos pues, después del mensaje

lingüístico, un segundo mensaje de naturaleza icónica. Equivalencia (propia de

los verdaderos sistemas de signos) y posición de una cuasi–identidad. En otras

palabras, el signo de este mensaje no proviene de un depósito institucional, no

está codificado, y nos encontramos así frente a la paradoja (que examinaremos

más adelante) de un mensaje sin código. Esta particularidad aparece también al

nivel del saber requerido para la lectura del mensaje: para.

Si nuestra lectura es correcta, la fotografía analizada nos propone entonces tres

mensajes: un mensaje lingüístico, un mensaje icónico codificado y un mensaje

icónico no codificado. El mensaje lingüístico puede separarse fácilmente de los

otros dos; pero ¿hasta qué punto tenemos derecho de distinguir uno de otro los dos

mensajes que poseen la misma sustancia (icónica)? Es cierto que la distinción de

los dos mensajes no se opera espontáneamente a nivel de la lectura corriente: el

espectador de la imagen recibe al mismo tiempo el mensaje perceptivo y el mensaje

cultural, y veremos más adelante que esta confusión de lectura corresponde a la

función de la imagen de masa (de la cual nos ocupamos aquí). La distinción tiene,

sin embargo, una validez operatoria, análoga a la que permite distinguir en el signo

lingüístico un significante y un significado, aunque de hecho nunca nadie pueda

separar la de su sentido, salvo que se recurra al metalenguaje de una definición:

si la distinción permite describir la estructura de la imagen de modo coherente y

simple y si la descripción así orientada prepara una explicación del papel de la

imagen en la sociedad, entonces la consideramos justificada.

z105z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Es preciso pues, volver a examinar cada tipo de mensaje para explorarlo en su

generalidad, sin perder de vista que tratamos de comprender la estructura de la

imagen en su conjunto, es decir, la relación final de los tres mensajes entre sí. Sin

embargo, ya que no se trata de un análisis sino de una descripción estructural,

modificaremos ligeramente el orden de los mensajes, invirtiendo el mensaje cultural

y el mensaje literal. De los dos mensajes icónicos, el primero está de algún

modo impreso sobre el segundo: el mensaje literal aparece como el soporte del

mensaje. Ahora bien, sabemos que un sistema que se hace cargo de los signos de

otros sistemas para convertirlos en sus significantes, es un sistema de connotación.

Diremos pues de inmediato que la imagen literal es denotada, y la imagen simbólica

connotada. De este modo, estudiaremos sucesivamente el mensaje lingüístico, la

imagen denotada y la imagen connotada.

Roland Barthes. (1972). La semiología – serie comunicaciones,

Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo

z106z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1 1

FIGURAS RETÓRICAS

De acuerdo a Jacques Durand, la retórica pone en relación dos niveles del lenguaje: el

“lenguaje mismo” y el “lenguaje figurado”, en la que la figura de la operación permite el

paso de uno a otro. En el caso del mensaje publicitario, se va de la literalidad del discurso

a su significación en segundo grado, transgrediendo muchas veces las “normas”, sean

del lenguaje, ortografía, morales, físicas y hasta de la propia “realidad”, deviniendo en

fantástica. De este modo, el deseo de transgresión se ve satisfecho, sin por ello causar

una censura real, pues al ser fingida es impune.

De este modo, la función de las figuras retóricas en la imagen publicitaria es la de

provocar el placer del espectador, ahorrándole el esfuerzo psíquico necesario por un lado

y por otro, permitiéndole soñar con un mundo en el que todo es posible. “En la imagen,

las normas en cuestión son sobre todo las de la realidad física. La imagen retorizada, en

su lectura inmediata, se emparenta con lo fantástico, con el sueño, con las alucinaciones.

La metáfora se vuelve metamorfosis, la repetición en desdoblamiento, la hipérbole

en gigantismo, la elípsis en levitación, etc“. 59

Propone Durand considerar la retórica de la imagen publicitaria como una retórica de

la búsqueda del placer, para lo que se vale de una serie de figuras que favorecen una

significación “hedonista”.

Roland Barthes proponía clasificar las figuras retóricas en dos grandes familias:

59

Durand, Jacques. 1972. “Retórica e imagen publicitaria”. En Comunicaciones: Análisis de las imágenes. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo.

z107z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

• Metábolas. que operan sobre la sustitución de un significante por otro: chiste,

metáfora, metonimia.

• Parataxias. que modifica las relaciones que normalmente existen entre signos

sucesivos: anáfora. Elipsis, suspensión.

Las primeras se sitúan en el nivel del paradigma; las segundas, en el nivel del sintagma.

Durand define la figura retórica como una operación que partiendo de una proposición

simple, modifica ciertos elementos de esa proposición. Las figuras se clasifican en

dos dimensiones:

• Por la naturaleza de esta operación

• Por la naturaleza de esta relación

Y dos operaciones derivadas:

• Sustitución: que se analiza en una supresión seguida de una adjunción, se quita

un elemento para reemplazarlo por otro.

• Intercambio: que comprende dos sustituciones recíprocas.

En cuanto a las relaciones elementales, que unen sus elementos respectivos, pueden

ser:

• Identidad (relación consigo mismo)

• Similitud (relación consigo mismo y con otro)

• Oposición (relación con uno opuesto)

• Diferencia (relación con otros)

Esto se deriva en el siguiente cuadro de clasificación general de figuras retóricas:

RELACIONES

OPERACIONES

Adjunción Supresión Sustitución Intercambio

Identidad Repetición Elipsis Hipérbole

litote

Similitud Comparación Circunloquio Alusión

metáfora

Inversión

Homología

Diferencia

Acumulación

Suspensión

digresión

Metonimia

sinécdoque

Asíndeton

Oposición

Enganche

Dubitación

reticencia

Perífrasis

eufemismo

Anacoluto

Falsa

Homología

Doble sentido

Paradoja

Tautología

Preterición

Retruécano

Antífrasis

Antilogía

Oxímoron

z108z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

II

Las figuras retóricas son una forma de encubrir el mensaje publicitario, de “transgresión

fingida a la norma” que facilita las libertades que la publicidad se toma con la ortografía,

la gramática, la “realidad”, el uso del erotismo y del humor en los textos. Estas

figuras, que actúan a nivel de operaciones y relaciones, se pueden presentar de manera

excluyente o con otras figuras en los avisos publicitarios. Algunas de las figuras retóricas

más recurridas en publicidad son:

• Repetición. Es la reiteración gráfica de una misma figura para reforzar, por acumulación,

el significado de la misma.

Comparación. Consiste en establecer similitud, de forma o contenido, entre dos o más

figuras diferentes.

z109z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

• Antítesis. Se refiere al uso de imágenes opuestas en forma o contenido, contrapuestas,

cuyo sentido se produce por contraste entre ambas figuras.

• Elipsis. Se refiere a la presencia por ausencia, es decir que el vacío de una imagen

o elemento que debería formar parte del mensaje, remarca su importancia.

z110z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

• Hipérbole. Establece una exageración y el sobredimensionamiento de una figura

por encima de lo “normal”, para condensar significados exaltadores que conmuevan

al consumidor.

• Metáfora. Es aludir a otro significante para reforzar un significado, estableciendo

una comparación entre sentidos visuales.

z111z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

• Metonimia. Supone aludir a un objeto o idea por otra que lo sustituya. Es un efecto

de desplazamiento del sentido.

• Eufemismo. Es una sustitución sígnica que busca atenuar el significado de un

significante.

z112z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

• Sinécdoque. Es la utilización de una parte, o referencia de una figura, para aludir

al todo.

• Perífrasis. Es el discurso alusivo, por el cual se indica un significado de manera

indirecta.

z113z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

• Paradoja. Es una figura de doble sentido, donde una oposición de forma encierra

una identidad de contenido.

z114z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Lectura 8

Retórica e imagen publicitaria

Retórica y publicidad

La retórica, actualmente dejada de lado por la enseñanza oficial y por la “literatura

superior”, parece encontrar su refugio en la publicidad.

Puede definirse la retórica, por lo menos sumariamente, como “el arte de la

palabra fingida”. En literatura, desde el romanticismo, reina el culto de lo “natural”

y la “sinceridad”. La publicidad se presenta por el contrario como artificio, exageración

voluntaria, esquematismo rígido. Pregona sus convicciones y el público

entra en el juego, discerniendo de modo claro lo que es verdad de lo que es

fingido. El descrédito de la retórica puede explicar, en parte, el descrédito de la

publicidad. Hoy, en la corriente estructuralista, se manifiesta un nuevo interés por

la retórica. Se percibe entonces que, si la publicidad tiene un interés cultural, se

lo debe a la pureza y riqueza de su estructura retórica: no a lo que puede aportar

como información verdadera, sino a su parte de ficción.

Roland Barthes en el número 4 de Communication (versión española: Comunicaciones

Nº 5: La semiología) propuso un primer análisis de la imagen publicitaria

con la ayuda de conceptos retóricos: el análisis profundo de un aviso lo conducía

a echar las bases de una “retórica de la imagen”. Añadía que “esa retórica solo

podría constituirse a partir de un inventario bastante amplio”, pero que se podía

“prever desde ahora que allí volverían a encontrarse algunas de las figuras señaladas

antes por los antiguos y los clásico”.

Se intentó realizar este inventario a partir de miles de avisos diferentes. Y este

inventario permitió volver a encontrar en la imagen publicitaria, no algunas, sino

todas las figuras clásicas de la retórica. Y, en sentido inverso, se observó que la

mayor parte de las “ideas creativas” que se encuentran en la base de los mejores

avisos pueden interpretarse como la transposición (consciente o no) de las figuras

clásicas.

Función de la retórica

Jacques Durand

Admitiremos, según una antigua tradición, que la retórica pone en juego dos

niveles de lenguaje (el “lenguaje propio” y el “lenguaje figurado”), y que la figura

z115z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

es una operación que permite pasar de un nivel de lenguaje a otro: consiste en

suponer que lo que se dice de modo “figurado” podría haberse dicho de modo

más directo, más simple, más neutro.

Este pasaje de un nivel a otro se realizaría, de modo simétrico, en dos momentos:

en el momento de la creación (el emisor del mensaje parte de una proposición simple

para transformarla con la ayuda de una “operación retórica”) y en, el momento

de la recepción (el oyente restituye la proposición a su simplicidad primera).

Por supuesto, esta tesis es en parte mítica: positivamente, la “proposición simple”

no se formula y nada nos asegura su existencia. Esta solo podría establecerse

mediante una investigación específica: ya sea mediante entrevistas a una muestra

de lectores (para reconstituir su proceso de lectura), ya sea mediante el análisis

de una muestra de textos (la “proposición simple” es entonces la proposición más

probable dado el contexto). Esta “proposición simple”, virtual, ofrece en todo caso

un interés operatorio, y con ese título la utilizaremos.

Más importante es este otro problema: ¿qué hay en la proposición figurada que

no haya en la proposición simple? ¿Qué es lo que, en la proposición figurada,

advierte al oyente que no debe tomarse en sentido literal? Y si el oyente restituye

la proposición simple, ¿qué recibió que no hubiera recibido si esta proposición

simple hubiera sido pronunciada sola? Si se quiere hacer oír una cosa, ¿por qué

se dice otra?

Para resumir el problema de modo paradojal: estamos ante dos proposiciones:

una es la real pero no tiene sentido (o más bien: ... no tiene el sentido) y la otra

tiene un sentido, pero no existe. Se echará un poco más de luz si (como Freud

en El chiste…) se hacen intervenir los conceptos de deseo y censura. Tomemos

un ejemplo: “Me casé con un oso”, declara una lectora en el correo del corazón

de Bonnes Soirées (11 de febrero de 1968). Esta proposición, en su literalidad,

transgrede algunas normas, aquí de orden jurídico, social, sexual: no es lícito, en

nuestra sociedad, casarse con un animal.

Esta trasgresión desempeña un doble papel. En primer lugar, la improbabilidad

de un rechazo real de las normas, en el contexto en que se encuentra, advierte al

lector que no debe atenerse al sentido literal y lo conduce a restablecer la proposición

inicial: “Mi marido es (salvaje como) un oso” o, simplemente, “Mi marido

es salvaje”. Pero, por otra parte, incluso cuando es fingida, la trasgresión aporta

una satisfacción a un deseo prohibido y, por ser fingida, aporta una satisfacción

no castigada.

Toda figura retórica podrá analizarse así en la trasgresión fingida a una norma.

Según los casos, se tratará de las normas del lenguaje, de la moral, de la sociedad,

de la lógica, del mundo físico, de la realidad, etc. Se comprenden así las libertades

z116z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

que la publicidad se toma con la ortografía, la gramática, el empleo intensivo que

hace del humor, el erotismo, lo fantástico y, al mismo tiempo, la poca seriedad que

otorga a esas transgresiones: esas licencias, que irritan a tantos buenos espíritus,

no son duplicidad o indigencia de pensamiento, sino estricto ejercicio retórico.

En literatura, las normas atacadas son esencialmente las del buen lenguaje,

y las figuras presentan cierta similitud con las perturbaciones de la palabra. En

la imagen, las normas en cuestión se refieren sobre todo a la realidad física, tal

como la transmite la representación fotográfica. La imagen retorizada, en su lectura

inmediata, se emparenta con lo fantástico, el sueño, las alucinaciones: la metáfora

se convierte en metamorfosis, la repetición en desdoblamiento, la hipérbole en

gigantismo, la elipsis en levitación, etc.

A veces aparece la preocupación de dar una justificación realista, a estos

procedimientos: el desdoblamiento se “justifica” por la presencia de un espejo, el

aumento de tamaño por la presencia de una lupa, etc. Por supuesto, la irrealidad

no es eliminada, solo se la desplaza: la presencia de un espejo sobre una playa

(campaña Jantzen 1966) es muy incongruente.

Vuelve a encontrarse la misma transgresión en un dibujo humorístico de Kiraz:

una niñita mira a un oso de peluche rodeado de ositos y declara: “Una vez que

encuentro un oso que me gusta, resulta que es casado” (Jours de France, 24 de

diciembre de 1966).

Durand Jacques. (1972) Análisis de las imágenes – serie comunicaciones, Buenos Aires.

Editorial Tiempo Contemporáneo.

z117z


z118z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1 2

SEMIÓTICA DEL TEXTO

AUDIOVISUAL

Una de las aproximaciones que más encendidos debates provocó en el campo de

los estudios semióticos en la décadas del 60, 70 y 80 fue respecto a la especificidad

y características particulares de esta disciplina aplicada al campo de los mensajes audiovisuales,

primero en el espectáculo cinematográfico, luego también en el video y la

televisión.

La imágenes fijas secuenciales, como el caso de la historieta o comic, o la fotonovela;

introduce al análisis icónico, además de una serie de estilemas (textos, ideogramas,

diseño de las viñetas), la variable temporal, expresada por la sucesión de imágenes que

“narran” una historia. El texto audiovisual es aún más complejo, pues añade la sensación

de movimiento de las imágenes (al interior del plano así como en relación yuxtapuesta

entre planos), así como la dimensión sonora. “El texto fílmico está constituido

por múltiples códigos, que se ubican en distintos niveles de pertinencia. Los códigos que

intervienen en la configuración del texto se interrelacionan unos con otros en un tejido

inconsútil, determinándose mutuamente y generando efectos de sentido particulares en

cada texto singular en el que intervienen. El código dominante en el texto imponen sus

condiciones a los demás códigos, los cuales, sin dejar de ser lo que son, sin perder su

autonomía de códigos, se contagian de ciertos rasgos de la materia y de la forma significante

del código dominante. En el texto fílmico los códigos no cinematográficos se tiñen

de iconicidad y, más ampliamente, de ‘cinematograficidad’. Porque –ya lo hemos dicho–

la forma de un código se modula de acuerdo con la materia en la que se inscribe.” 60

60 Blanco, Desiderio. 2003. Semiótica del texto fílmico. Lima, Universidad de Lima. p. 59.

z119z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

En sus inicios la semiótica del cine está dominada por los conceptos de la semiología

saussureana, y el modelo lingüístico, buscando sus principales investigadores (Christian

Metz, Roland Barthes, Jean Mitry, Umberto Eco, Gianfranco Bettetini, Pier Paolo Pasolini)

dilucidar sobre la naturaleza sígnica y lingüística del cine, si se trata de un lenguaje o

una lengua, y si posee una sola, dos o hasta tres articulaciones. En un ensayo clásico, 61

el semiótico francés Metz manifestaba que el cine no puede reducirse a las convenciones

de una lengua puesto que no es descomponible en unidades discretas como el lenguaje

verbal, sino que su funcionamiento se basaría en una combinación de grandes unidades

sintagmáticas. “El cine se construye alineando encuadres, es decir trabajando más con

la combinación de elementos dispersos que con la selección entre miembros del mismo

paradigma”. 62 Los complejos códigos que conforman el cine formarían entonces un lenguaje

pero no una lengua, analizable no desde los actos del habla sino del discurso.

En discrepancia con Metz, el cineasta italiano Pasolini afirma que si puede establecerse

una lengua de cine aunque no se articule en unidades mínimas, porque constituye un

sistema de significaciones. Bettetini por su parte sostiene que existe una doble articulación,

formado por “iconemas” y “elementos técnicos”; y Eco plantea que el cine consta

de tres articulaciones (figuras icónicas, semas icónicos, y fotogramas), que sería lo que

permite explicar “el efecto de realidad de la comunicación cinematográfica”. 63

Posteriormente, Metz marca distancia de sus trabajos iniciales de semiótica del cine,

recurriendo a la teoría de los códigos, poniendo en relieve la heterogeneidad de lenguajes

y sistemas, de códigos que configuran el discurso fílmico, dándole una gran capacidad

comunicativa. “El lenguaje cinematográfico es una realidad con dos caras; por una

parte es un conjunto de códigos específicos (eso y solo eso es lo que hace el cine) por

otro, sin embargo, es el conjunto de todos los códigos lo que construye el filme (lo que

el cine aprovecha aunque venga de otros ámbitos)”. 64 Deja así de lado los intentos de

definir el cine en relación a los otros medios, pasando a la descripción y aplicación de

sus códigos inherentes.

II

Un segundo momento en la semiótica fílmica es lo que Casetti califica como el giro

textual. El análisis del cine abandona “el planteamiento estático y taxonómico típico del

estructuralismo”; es decir, la definición y estudio de los signos, códigos y lenguaje que

lo conformaba; y se traslada al cine como proceso y “campo de realizaciones”. “Se mira

a las formas y condiciones de una forma concreta de operar. El filme (o el conjunto de

filmes, o una parte del filme) 65 se convierte en el centro de interés).“El texto fílmico es

analizado no tanto desde su lenguaje sino desde su práctica significante.

Varias corrientes se abren en esta disciplina. Una primera (Worth, Ropars) centra

su atención a las condiciones que debe respetar un filme para ser reconocido como tal,

importando ver como se vincula su texto a un uso social, desmantelando los efectos

61 Metz, Christian. (1972) Ensayos sobre la significación en el cine. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo.

62 Casetti, Franceso. (1993) Teorías del Cine. Madrid, Editorial Cátedra. p. 155.

63 Eco, Umberto. (1972) “Semiología de los mensajes visuales”. En Comunicaciones: Análisis de las imágenes. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo.

pag 76.

64 Casetti, Franceso. (1993) Teorías del Cine. Madrid, Editorial Cátedra. p. 165.

65 Ibíd. P. 167.

z120z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

ideológicos que comporta, como la ilusión de realidad. La segunda, apoyada en los preceptos

de la semiótica pragmática (Van Dijk, Schmidt) propone definir el texto fílmico

“como una entidad coherente, acabada y comunicativa, que cuando aparece en pantalla,

igual que cualquier discurso de los que pueblan nuestro espacio social, tiende a girar en

torno a un tema central, a desarrollarse entre un comienzo y un final y a evidenciar un

sentido reconocible. Esto ocurre gracias a maniobras internas que permiten vincular elementos

disímiles entre sí (por ejemplo, el montaje) o gracias a la contribución del espectador,

que dota de forma y significado a lo que ve”. 66 En un caso se ve al discurso fílmico

como compacto y funcional, y en el otro, como lugar de tensiones, siempre abierto.

Otra línea de investigación es la llamada semiótica del texto narrativo o narratología

fílmica. Si todo texto fílmico siempre narra algo, aun cuando no sea su propósito, por la

propia naturaleza espacio–temporal de su manifestación discursiva, la narratología analiza

lo que se narra y como se organiza la narración. El inglés Seymour Chatman estudia

las relaciones entre cine y literatura, y como se construyen las instancias narrativas en

ambos textos, aplicando los preceptos del semiótico francés Gerard Genette respecto

a la existencia de una fuente ilocutoria en el texto (¿quién narra?) y su descodificación

(¿a quién se narra?), que es paralela al responsable del relato en la ficción. Según Nick

Browne, “el narrador se asocia a la aparición de las imágenes, pero ambiguamente se

encuentra tanto dentro como detrás de ellas. El toma posición en su historia y sobre su

historia”. 67 Conceptos como “plano diegético”, “punto de vista”, “focalización”, “enunciador

fílmico”, han sido aportados por esta corriente al análisis del cine clásico y moderno.

III

En cuanto al texto televisivo, no se han desarrollado investigaciones tan amplias desde

el punto de vista semiótico como en el cine; sin embargo se encuentran los estudios

escritos por Eco, en que sus textos primigenios como indagación semiológica del mensaje

televisivo, donde establece los fundamentos del medio, su lenguaje, y sus particularidades

semióticas con respecto al cine, tanto en su estructura como recepción. Años

después, otro trabajo fundamental es la Estrategia de la ilusión, libro que documenta el

pase de la paleotelevisión a la neotelevisión, en referencia a la televisión privada y por

cable, una televisión que habla cada vez menos del mundo exterior y más de sí misma

y del contacto que establece con su público.

Por su parte, el español Jesús González Requena plantea que la televisión es un sistema

semiótico “pansincrético”, que integra en su interior todos los sistemas semióticos

actualizables, acústica y/o visualmente. Tal pansincretismo permite integrar y articular

géneros discursivos y sistemas semiológicos de referencia extremadamente variados.

En tal sentido, la programación no debe ser vista como una reunión de discursos

(programas) sino como un discurso único y continuo “entendido este ya no como el

mero resultado de la competencia semiótica del sistema, sino como el ámbito de una

productividad semiótica específica que, lejos de hallarse totalmente sometida al sistema,

constituye el lugar donde este se diacroniza y deviene objeto de transformación”. 68

66 Ibíd. p. 16962 Casetti, Franceso. 1993. Teorías del Cine. Madrid. Editorial Cátedra. p. 155.

67 Ibíd. p. 17464 Casetti, Franceso. 1993. Teorías del Cine. Madrid. Editorial Cátedra. p. 165.

68 González Requena, Jesús. 1995. El discurso televisivo: espectáculo de la posmodernidad. Madrid, Editorial Cátedra. p. 25

z121z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Eso quiere decir que el análisis del discurso televisivo debe involucrar a la programación

televisiva como (macro) discurso y totalidad, con sus características de fragmentación,

continuidad y multiplicidad; estudiando no solo a las unidades discursivas (programas)

sino a la manera como se articulan y forman un conjunto significante.

z122z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Lectura 9

El discurso televisivo

Jesús González Requena *

Creemos que solo la comprensión del fenómeno de la programación en el

marco de la semiótica de la significación puede permitir analizar en profundidad

el papel estructural desempeñado por la televisión en la cultura de masas.

Pues este papel desborda la eficacia concreta de los diversos mensajes –de

los diversos “programas”– generados por las instituciones emisoras para actuar,

fundamentalmente, como programación, es decir como un discurso de orden

superior que determina los efectos psicológicos, ideológicos y sociales de los

mensajes concretos que lo constituyen.

En este sentido, la semiótica de la significación debe conducir a una revisión de

la definición tradicional de comunicación que se descubre, incluso tal y como ha

sido enunciada por Eco en la cita que acabamos de recoger, un tanto restrictiva.

Todo hecho de significación es un fenómeno cultural que afecta necesariamente

a los individuos que participan de la cultura de la que tal hecho forma parte. Son,

por tanto, sus destinatarios objetivos aún cuando carezcan de conciencia de ello.

Más allá de las definiciones abstractas, como la que Eco propone, es necesario

reconocer que la significación no es una propiedad de la cosa, sino de la constitución

de esta como signo en función de un sujeto, independientemente del grado

de conciencia que el sujeto tenga de tal proceso.

Desde este punto de vista, todo hecho de significación puede y debe ser considerado

como un acto de comunicación. Así concluye Garroni:

“Todo lo que puede ser analizado de acuerdo con una instancia de analizabilidad

(una forma) determinada y especificada diversamente, respecto a una

sustancia que a su vez puede ser analizada de acuerdo con una condición

específica (la comunicación) y se presenta como un conjunto de valoraciones

sociales propiamente y de una manera general es una fenómeno semiológico

o una acto comunicativo”.

Solo en el marco de esta definición ampliada de la noción de comunicación

como integradora de todo proceso de significación, cobra su plena dimensión

z123z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

antropológica la definición que propusiera Abraham Moles de la cultura como

producto de los procesos de comunicación que atraviesan el cuerpo social:

“La cultura es el producto residual de una comunicación entre los hombres,

seguida de una cristalización de todo o de parte de los actos de comunicación

en soportes materiales que se llaman conservas comunicacionales. La cultura

está por consiguiente ligada a la sedimentación en la memoria, de los actos,

de los estímulos o de los mensajes que han penetrado en el entorno”.

Estructura funcional

Pero es necesario todavía justificar nuestra propuesta teórica, mostrar en qué

medida el conjunto de la programación constituye una unidad discursiva de

rango superior a las unidades que lo contiene y capaz de someterlos a su propia

lógica.

Siegfried Schmidt ha definido así la noción del texto –y recuérdese que, en el

ámbito de la “lingüística textual” las nociones de “discurso” y “texto” son usadas

indistintamente “como estructuras funcionales de organización para los constituyentes

cuya importancia es sociocomunicativa)”.

El concepto de función comunicativa resulta aquí fundamental para la definición

del texto:

“Solo por la función ilocutiva (sociocomunicativa) realizada en una situación

comunicativa, provocada por un hablante y perceptible para los interlocutores,

una cantidad de enunciaciones del lenguaje se convierten en un proceso

de texto (una manifestación de textualidad) coherente, regulado por reglas

constitutivas y que funciona sociocomunicativamente con éxito”.

La actuación de la institución emisora televisiva como destinador del conjunto de

mensajes que constituyen la programación y que son ofrecidos como tal conjunto

– las “presentaciones” diarias de la programación, al igual que las “despedidas”

que anticipan la programación del día siguiente lo acreditan de manera sobrada–

a los telespectadores permite reconocer en la programación televisiva esa función

sociocomunicativa que caracteriza al discurso unitario.

Por ello mismo, la considerable longitud y complejidad de estos discursos no

es obstáculo para su reconocimiento como tales. Schmidt ha insistido en ello de

manera precisa al referirse a los discursos lingüísticos:

“La caracterización es independiente del número de elementos y la complejidad

de la enunciación. De esta forma el problema de que longitud o complejidad

ha de tener una sucesión verbal para que sea un texto, es totalmente superfluo,

si la definición del texto se realiza por medio de la función comunicativa”.

z124z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Fragmentación

Nada se opone, por tanto, a que existan discursos compuestos por gran número

de elementos y que presupongan formas complejas y variadas de articulación

enunciativa.

Nada se opone, tampoco, como ha señalado García Berrio, a que estos discursos

se hallen a su vez compuestos por otros discursos de orden inferior, los diversos

programas, por ejemplo. Pero es, sin embargo, necesario que estos elementos

(consistentes en discursos de orden inferior como los programas, o en fragmentos

carentes de entidad discursiva autónoma, como los segmentos de continuidad)

se hallen sometidos a una fuerza integradora de orden superior constituida, en

nuestro caso, por la programación como estructura discursiva autónoma. Porque,

como ha indicado Schmidt:

“Los textos parciales son componentes integrados, o subsistemas, en el sistema

de conjunto ‘texto’; se definen por su función en el sistema de conjunto del

texto (sistema de coherencia)”.

Esta fuerza integradora ha de someter a los textos parciales a las exigencias de la

estructura de orden superior que constituye el texto global a costa, necesariamente,

de una cierta violencia que relativiza su autonomía discursiva.

En el ámbito del discurso televisivo, esta fuerza integradora se manifiesta prioritariamente

en la intensa fragmentación de la que son objeto los textos parciales

para someterlos a las exigencias de la funcionalidad que les asigna su lugar en la

estructura general de la programación. Enumeraremos a continuación, algunas

de las formas más características de este proceso de fragmentación:

• Las emisiones televisivas son las primeras en poner en cuestión la autonomía

de los programas que contienen. De hecho, estos son constantemente

fragmentados, ya sea por la introducción en su interior de mensajes

extraños, spots publicitarios, informaciones de última hora, advertencias

sobre futuros programas, etc.

• División de multitud de programas en capítulos u otros tipos de subunidades

emitidos periódicamente (telefilms, telediarios, informativos,

concursos....)y, por lo tanto, interrumpidos por programas totalmente

diferentes.

• Existe cierto tipo de programas, como los informativos diarios y los magazines,

cuyos límites –esos mismos límites que debiera definir su entidad

autónoma– son netamente indeterminables y que, sin embargo, se hallan

compuestos por subunidades internas –“noticias”, “entrevistas”, “números

musicales”, etc.– dotadas de una autonomía mucho más fuerte.

z125z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

• Algunas de estas subunidades, como las “noticias” y ciertos spots que

constituyen unidades de campañas más amplias, configuran mensajes

que, sin respetar las fronteras de la emisión diaria, se prolongan durante

un tiempo variable de duración difícilmente determinable. Una unidad

temática (por ejemplo, las elecciones en Estados Unidos) se prolonga así

a lo largo de una serie intermitente de telediarios poseyendo una continuidad

de la que carece el propio marco programático (el telediario) y

poseyendo además un punto final bien preciso. En cierta ocasión – cada

vez más frecuentes–, la continuidad de esta unidad puede romper incluso

el marco programático desarrollándose a través de diversos programas:

Telediarios, En portada, Punto y aparte (y cabe todavía la posibilidad de un

diseño programático intermedio: un determinado debate puede comenzar

en Televisión Española y prolongarse luego en Radio Nacional).

• Existe otro tipo de programas que, aun poseyendo límites temporales más

precisos, carecen de toda autonomía temática, pues su único objeto es

remitir –anunciar, presentar, publicitar– otros programas de la emisora.

• Otra forma de violencia habitual sobre la autonomía de los programas

consiste en la referencia, desde el interior de uno de ellos, a otro u otros

programas de la misma emisora.

• Un amplio grupo de segmentos de la emisión no pueden ser en ningún

caso considerados como mensajes autónomos, pues se explicitan como

fragmentos carentes de toda autonomía discursiva que reducen su función

a la de garantizar la conexión entre los segmentos que les preceden y les

siguen. Nos referimos a los llamados “segmentos de continuidad” –carta

de ajuste, cabeceras de programas, presentaciones de la programación

diaria, temas musicales o visuales de continuidad, etc.

La evidencia del fenómeno de fragmentación a la que el discursivo televisivo

somete los programas que constituyen sus unidades permite definir éstos, desde

la perspectiva de la semiótica textual, y de acuerdo con la expresión escogida por

Schmidt como “intextos”:

“Las porciones de enunciaciones que realizan actos ilocutivos integrados y

diferenciados se llaman intextos...también tales porciones de enunciaciones

(interrumpidas como enunciaciones por lo demás interlocutores, pero desde

la perspectiva del hablante pertenecen a una acto ilocutivo) son válidas como

textos continuos”.

La referencia contenida en esta cita a los textos en que intervienen varios interlocutores

en forma de un diálogo múltiple resulta por lo demás apropiada para

pensar el efecto “polifónico” de la enunciación televisiva, generado no tanto por

z126z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

la existencia de programas de debates o entrevistas como, en un nivel estructural

más profundo por las múltiples y muy diversificadas estrategias enunciativas de

los diferentes programas.

COHERENCIA TEXTUAL DE LA SUPERFICIE

Existe, en el ámbito de las emisiones televisivas, toda una amplia serie de elementos

constitutivos de la programación que sin embargo carecen de la autonomía

–relativa– discursiva de los programas.

Nos referimos a los segmentos de continuidad: cartas de ajuste, cabeceras

de programas, presentaciones de la programación diaria, temas musicales o

visuales de continuidad, etc. Su mera existencia, carente, como hemos dicho, de

toda autonomía discursiva, es ya una prueba inequívoca de que la programación

posee los mecanismos semióticos de cohesión que ponen las bases de su unicidad

discursiva. Además de actuar como constantes actualizadores de la función fática

del lenguaje según el modelo de Jakobson, constituyen inequívocos conectores

semióticos.

Algunos de ellos, como los temas musicales o visuales de continuidad, actúan a

la vez como elementos de puntuación y como elementos copulativos (y en tal caso

desempeñan un papel bien semejante al de las conjunciones lingüísticas). Otros,

como las presentaciones de la programación diaria, son en todo equivalentes a

los índices que sintetizan las diversas partes constitutivas de un discurso literario.

Pero el fenómeno de la continuidad no debe reducirse a estos elementos. Hay

que considerar, para comprender toda su magnitud, otros factores relevantes

como son:

• La referencia, desde el interior de un programa, a otro u otros programas

de la propia emisora.

• La intercalación, junto a los spots publicitarios, de otros segmentos discursivos

que tienen por objeto publicitar futuros programas.

• La existencia de programas, a veces, de duración considerable, que tienen

por único objeto presentar y publicitar el conjunto de la programación

semanal.

• La presencia recurrente de ciertos fragmentos (spots publicitarios, segmentos

de continuidad) o ciertas figuras (presentadores, locutores).

No pretendemos trazar ahora un inventario sistemático de los procedimientos

de continuidad –y de cohesión– de los discursos televisivos. Nos interesa, en

cambio, anotar que en todos ellos, por su reaparición constante a lo largo de la

emisión, actualizan en el conjunto programático el procedimiento genérico de la

z127z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

recurrencia, que consiste, como ha señalado García Berrio: “la presencia periódica

(en el texto) de uno o varios elementos (que) va determinando su continuidad

ininterrumpida)”.

Y constituyen, por ello, mecanismos conectores que garantizan la coherencia

del discurso global en lo referente a sus estructuras de superficie.

Combinación heteregenea de géneros

El fenómeno de la continuidad (que, obviamente, tiene por función conectar y

cohesionar algo que le excede) nos ha permitido identificar un tipo de discurso de

grandes dimensiones que, como hemos visto, se articula sobre una sistemática de

la fragmentación. Pues bien, proseguir con la caracterización del discurso televisivo

dominante no será otra cosa, en cierta medida, que atender a las consecuencias

de estas dos cualidades básicas.

Uno de los efectos de esta compleja articulación de procesos de fragmentación

y continuidad reside precisamente en su carácter heterogéneo, es decir, en su capacidad

de integrar en el interior del macrodiscurso televisivo multitud de géneros,

tanto por lo que respecta a sus referentes (ficticios, reales –o documentales, y es

sin duda esta una expresión más apropiada, pues excluye cualquier reminiscencia

ontológica– culturales, espectaculares, etc.), como a sus características discursivas

–o registros genéricos– (dramáticos, informativos, musicales, cómicos, etc.).

La profunda solidaridad entre esos mecanismos de fragmentación y de continuidad

caracteriza, por tanto, al discurso televisivo dominante: no es, después

de todo, más que el resultado de esta tendencia a la combinación sistemática de

géneros diversos, presente en esta institución comunicativa desde sus orígenes y

que tiende, lógicamente, a acentuarse progresivamente manifestándose de manera

especialmente patente en ciertas articulaciones discursivas de nuevo tipo que,

como los magazines, prolongan considerablemente su duración introduciendo en

su interior fragmentos que remiten a géneros muy diversificados.

No creemos, sin embargo, que esto se traduzca en una crisis de los tipos de

géneros tradicionales; estos se mantienen perfectamente reconocibles, aumentando

tan solo la velocidad y la intensidad de su fragmentación y combinación múltiple,

lo que da lugar a la aparición de nuevos tipos –o “formatos”– de programas –y

esta podría ser la más precisa definición del magazine– caracterizados por la presencia

en su interior de esta heterogeneidad de géneros que distingue al discurso

televisivo dominante.

Multiplicidad

Pero esta heterogeneidad genérica que caracteriza al discursos televisivo no

z128z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

solo se manifiesta en el nivel diacrónico (horizontal: multitud diversificada de programas),

en términos de una sucesión de programas o fragmentos de programas

adscribibles a géneros diferenciados, sino también en el nivel sincrónico (vertical:

multitud de emisiones paralelas en el tiempo) , a través de la diversificación de la

oferta programática en varios canales de emisión simultánea.

A través de esta vía, las poderosas instituciones televisivas rompen con la linealidad

de la emisión para acceder a la organización de la programación como

un discursos que alcanza la multiplicidad – y la heterogeneidad– ya no solo en la

yuxtaposición temporal, sino también en la simultaneidad.

Debemos anotar, finalmente, que el efecto de esta articulación sincrónica del

discurso televisivo introduce un nuevo factor potencial de fragmentación, relacionado

con la forma dominante de consumo de estos medios: a través del simple

expediente del cambio de cala, que no exige más que el contacto con un botón de

mando a distancia, el destinatario (el consumidor) puede desplazarse constantemente

a través de la oferta programática múltiple a la que tiene acceso de manera

simultánea, realizando así nuevas y aleatorias operaciones fragmentadoras.

Es así cómo la multiplicidad horizontal –y por tanto, diacrónica– de la oferta

televisiva (diversificación de programas, de referentes y de registros de género) se

hace también vertical, sincrónica, y por ello, absolutamente accesible en el instante.

Debe anotarse, en este sentido, que salvo escasas excepciones, esta multiplicidad

–y esta heterogeneidad– vertical, sincrónica, no aumenta en términos absolutos la

diversidad de la oferta televisiva –pues los diversos canales accesibles al consumidor

son esencialmente idénticos– pero sí aumenta, en cambio, su accesibilidad

en el parámetro temporal, pues hace sincrónica, automáticamente accesible, la

diversidad que cada canal despliega en un período temporal determinado.

Es en este contexto donde deben ser analizadas las llamadas “programaciones

monográficas”, dedicadas de manera exclusiva a un único género: emisiones sin

duda monográficas –en el eje diacrónico– pero que se inscriben en una programación

–en un discurso programático global– de carácter heterogéneo.

Debe tenerse en cuenta, a este propósito, que la existencia de una institución

emisora independiente dedicada en exclusiva a una única emisión de carácter monográfico

en nada cuestiona esta afirmación: su posibilidad misma se fundamenta

en la integración de hecho en un sistema televisivo más amplio caracterizado por

la multiplicidad y la heterogeneidad sincrónica.

Carencia de clausura

Quizá el aspecto más sorprendente del discurso televisivo es su tendencia a

negar toda forma de clausura y, por ello, a prolongarse ininterrumpidamente hacia

el infinito. Se presenta, así, como un discurso permanente, interminable.

z129z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

En semiótica, la clausura es no solo un rasgo necesario de todo discurso, sino

también, y sobre todo el rasgo esencial del que depende la fijación del sentido de

aquel. Pues un discurso adquiere sentido por las elecciones que opera y por lo que

excluye de entre una totalidad necesariamente más amplia. Para poder entender

cuáles son estas elecciones, tanto las realizadas como las negadas, es necesario

que el discurso defina con precisión sus límites, su comienzo y su final, es decir,

los términos de su clausura.

Evidentemente, no se plantea aquí una cuestión irresoluble: ninguna forma

de experiencia humana puede escapar a la finitud y por tanto, el hecho de que

estos discursos se prolonguen de manera inusual no impide reconocer en ellos la

necesidad, más o menos demorada, de clausura.

Lo nuevo, para la semiótica, no es, por tanto, la mera ausencia de clausura,

sino la necesidad de hacerse cargo de un discurso en proceso de producción y

que se caracteriza por una tendencia interna –que encuentra su parangón en la

“voluntad” de sus destinadores– a prolongarse de manera indefinida.

Esta tendencia interna del discurso televisivo a negar toda clausura es en cierto

sentido solidaria con las otras tendencias, recién analizadas, como la heterogeneidad

genérica y la multiplicidad sincrónica.

En su conjunto, estos factores ponen sobre el tapete una tendencia global de

estos macrodiscursos a romper las fronteras de lo sintagmático para terminar por

materializar algo en apariencia impensable: un discurso ya no caracterizable por

sus elecciones sintagmáticas sobre el volumen global del paradigma, sino uno

que tiende a agotar, tanto en lo horizontal (eje diacrónico), como en los vertical

(eje sincrónico), todos los decibles, todas las articulaciones posibles previstas por

el paradigma. Un discurso, en suma, que se quiere, y ésta es una asombrosa

paradoja, paradigmático.

ANALISIS DE LAS IMÁGENES – Serie Comunicaciones

(Editorial Tiempo Contemporáneo – Buenos Aires – 1972).

z130z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

EXPLORACIÓN ON LINE

Para mayor información ingresa a:

Retórica e imagen publicitaria

http://es.geocities.com/tomaustin_cl/semiotica/barthes/retoricaimg.htm

http://www.newsblog.e–pol.com.ar/usr/10/25/durand_texto1.pdf

http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1012–15872004000300006&script=sci_arttext

http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/185/18501721.pdf

http://www.eictv.co.cu/miradas/index.php?option=com_content&task=view&id=773&Itemid=99

999999

http://www.dialogosfelafacs.net/77/articulo_resultado.php?v_idcodigo=83=11

http://flowtv.org/?p=333–

z131z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

AUTOEVALUACIÓN Nº 4

1. La retórica puede considerarse:

a. Una forma de comunicación humana

b. El arte de la palabra fingida

c. La persuasión en el mensaje

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

2. La lectura, escritura y el lenguaje se encuentran en:

a. Mensaje icónico no codificado

b. Mensaje icónico codificado

c. Mensaje lingüístico

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

3. La elipsis es una figura retórica que se ubica como :

a. Operación de adjunción

b. Relación de identidad

c. Operación de intercambio

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

4. La imagen predicativa:

a. Busca presentar una cualidad del producto

b. Se dirige de manera directa al consumidor

c. Ratifica las bondades de una marca conocida

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

5. La semiotica del cine:

a. Analiza los encuadres como signos independientes

b. Estudia los procesos de significación del texto fílmico

c. Es imposible porque el cine no es un lenguaje

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

Respuestas de control

1 d, 2c, 3e, 4 a, 5 b

z132z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

EJERCICIO DE AUTOCONOCIMIENTO

Realizar el análisis de la campaña publicitaria en revistas de productos o servicios

en competencia, utilizando los recursos retóricos descritos en esta unidad.

z133z


z134z


q u i n t a

UNIDAD

Análisis del discurso

¿Qué es el sentido y cómo lograr descifrarlo?

¿Qué plantea frente al texto la semiótica narrativa y en qué consiste su metodología de

análisis?

¿Cuáles son los elementos y procesos fundamentales presentes a nivel del componente

narrativo?

¿Cómo se expresa el enunciado a nivel discursivo?


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

COMPETENCIAS

CONCEPTUAL:

• Describe todos los pasos y procedimientos lógicos para el análisis

del relato propuesto por la semiótica narrativa, desde el nivel

profundo a la expresión discursiva del enunciado.

PROCEDIMENTAL:

• Analiza, valiéndose de las herramientas desarrolladas por la

semiótica narrativa, los diferentes signos y textos que conforman

el entorno comunicacional.

ACTITUDINAL:

• Valora la importancia de una metodología analítica rigurosa para

el conocimiento de los procesos de significación de los mensajes

comunicativos.

z136z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Esquema conceptual

UNIDADES

MÍNIMAS DE SENTIDO

ESTRUCTURA ELEMENTAL

DE SIGNIFICACIÓN

COMPONENTE

NARRATIVO:

Actantes y predicados

ESTRUCTURA

DISCURSIVA

z137z


z138z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1 3

SEMIÓTICA NARRATIVA

Todo texto puede ser entendido en términos de discurso y de relato simultáneamente.

Un discurso es una forma textual en la que se ponen en relación distintos componentes

que se articulan con una determinada coherencia. Cada uno de los componentes del

discurso, en virtud de operaciones especificas, están en continua transformación. La

semiótica narrativa es aquella que investiga la lógica de ese tipo particular de discursos

que adquieren la forma de relato.

La semiótica narrativa desarrollada por el semiótico francés Julien Greimas, busca

poder explicar las leyes y recursos que permiten contar algo (mediante cualquier significante)

y que se constituye en una de las formas más importantes de construir sentido.

El sentido es anterior a la producción semiótica. La investigación semiótica toma ese

sentido ya dado, estudia su lógica y produce un nuevo discurso. Según Greimas, la semiótica

no produce sentido sino que lo reformula, procurando dotarlo de significación.

El modelo de análisis semiótico desarrollado por Greimas fue influenciado por la noción

lógica de Pierce, el estructuralismo lingüístico de Hjelmslev y los estudios de los

formalistas rusos, especialmente los aportes de Vladimir Propp y su investigación sobre

los procedimientos formales y las constantes narrativas en los cuentos y relatos maravillosos

tradicionales.

60 Blanco, Desiderio. (2003) Semiótica del Texto Fílmico. Lima, Universidad de Lima. p. 59.

z139z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

II

En el nivel profundo del análisis semiótico de Greimas se procura proveer al analista

de las unidades mínimas que hacen posible el sentido (semántica) y la forma como se

articulan esas unidades para producir sentido (sintaxis). Es en este nivel donde se definen

las condiciones de existencia de los objetos semióticos.

La semántica fundamental se ocupa del análisis del plano del contenido y se caracteriza

por su alto nivel de abstracción: Partamos de un ejemplo. Supongamos una información

periodística deportiva que indistinta o alternativamente, alude a un deportista

olímpico como “atleta”, como “record” o como “bala”. Las tres expresiones aluden en

realidad al mismo objeto semiótico.

La significación adquiere presencia de dos maneras: inmanente y manifiesta. Nosotros

tomamos contacto con el modo manifiesto de la significación, es decir con los

términos del discurso (“atleta”, “record”, “bala”). Los términos que se presentan en el

discurso, Greimas los denomina lexemas. Pero lo que liga a esos términos dentro del

discurso, no se percibe, es abstracto. Ese es el nivel inmanente, y el contenido de cada

uno de esos términos se llama semema. Se puede decir que el semema es el sentido de

los lexemas, en tanto se presentan como una organización sintáctica de las propiedades

que componen o dan sentido a ese término.

Lo que articula a las propiedades en común de los sememas son categorías sémicas

que permiten vincular los términos del discurso y, darnos cuenta que son tomados como

equivalentes. ¿Qué categoría sémica es la que vincula los lexemas “atleta”, “record”,

“bala”? Podría ser “velocidad”. Pero cada uno de esos lexemas tiene otras propiedades

que no son comunes a los otros. Por ejemplo /hombre/ es una cualidad que “atleta” no

comparte con “record” ni “bala”, y /muerte/ es una propiedad de la bala y no (necesariamente)

del “atleta” o el “record”.

Las propiedades de los términos son denominadas por Greimas como semas. Los semas

son la unidades elementales de la significación, son propiedades o elementos de los términos

y estos pueden definirse como una colección de semas. El sema es de naturaleza relacional.

Esto quiere decir que cada sema aislado no significa nada, pero en relación con otro sema

perteneciente a la misma red relacional produce un determinado resultado que adquiere un

determinado contenido en el acto de la articulación. La categoría sémica “velocidad” es lógicamente

anterior a los semas que la constituyen (deporte, fuerza, impacto, etc.) y al tener

estos una función diferencial solo pueden ser aprehendidos dentro de una estructura.

Una vez que el lexema forma parte de un enunciado, puede producir uno o más efectos

de sentido, significados o sememas. Esto depende de la presencia de semas contextuales

que son variables, que nos permiten darnos cuenta de los cambios de los significados

que se registran dentro del discurso. Como su nombre lo indica, estos semas

están determinados por el contexto. Siguiendo con el ejemplo, si nos encontramos con

el enunciado “corrió como una bala”, el sema /velocidad/ operará como un sema contextual

que servirá para explicar y diferenciar la carrera del hombre con el arma. Para

Greimas, el sema es un elemento tanto del lexema como del semema, y por lo tanto está

relacionado con los dos niveles de la significación: de la inmanencia y la manifestación.

z140z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

En su libro Metodología del análisis semiótico, Blanco y Bueno hacen referencia a las

isotopías, que se presenta cuando se produce una redundancia de determinados núcleos

sémicos al interior del mismo discurso. En este caso, nos encontramos ante la isotopía

semiológica. En cambio, la permanencia del mismo clasema (complejo semiótico producto

de la relación inmediata de dos lexemas), o de la misma base clasemática, da

por resultado la isotopía semántica del texto, “en virtud de la cual, el texto habla de lo

mismo (isotopía semiológica) bajo un mismo punto de vista que permanece invariable

a lo largo del discurso. La isotopía semántica permite la inteligencia global del discurso,

la manifestación de las diversas dimensiones del sentido del texto y la constancia de los

diferentes niveles de lectura”. 69

A modo de ejemplo sobre la isotopía semántica, puede observarse en la conocida frase

de poeta peruano Martín Adán, luego del golpe militar del general Odría en 1948:

“El Perú ha vuelto a la normalidad”. Esta expresión da un salto de isotopía de acuerdo

al contexto donde se presenta. En una situación de guerra y caos, la base clasemática

nos llevaría a una dimensión del sentido determinado (orden/paz); que en el caso del

poeta, se convierte en ironía política, modificando su sentido al modificarse la isotopía

de base (militar/autoritarismo).

III

El otro componente de la estructura profunda que analiza Greimas es la sintaxis

fundamental. Este se concibe como un conjunto de operaciones lógicas que ponen en

relación los elementos semánticos que configuran un determinado universo discursivo.

La sintaxis fundamental descubre el modo de existencia y funcionamiento de la significación.

Se presentan dos operaciones básicas o transformaciones: la negación y la

aserción. La negación es la operación que se utiliza para manifestar una contradicción

lógica. La forma que asume es la de oponer a un término (vivo), su negación (no vivo).

La aserción, en cambio, vincula afirmativamente dos términos que son contrarios pero

que pueden cohabitar en el mismo eje semántico (vivo–muerto).

Lo que hace la sintaxis fundamental es articular la estructura elemental de la significación

vinculando o desvinculando aquellas unidades elementales y sus derivados de la

semántica fundamental. Esto quiere decir que la sintaxis fundamental es el aporte lógico

relacional a la construcción del sentido.

Para representar esta estructura elemental de significación, los semióticos recurren a la

figura del cuadrado semiótico, inspirado en categorías lógicas, y en el que se hace visible

la interacción de las dos categorías sémicas. “El cuadrado semiótico organiza la semántica

fundamental que postula la axiología del universo discursivo, al articular los valores del

mundo representado: el mismo cuadrado regula la sintaxis fundamental, estableciendo las

relaciones básicas entre los términos diferenciales del universo semántico. Las operaciones

sintácticas fundamentales son la negación y la aserción: la negación relaciona los términos

contradictorios; la aserción, los términos contrarios y subcontrarios”. 70

69 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl. (1980) Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima. p. 41

z141z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

La diferencia que hay entre la contradicción y la contrariedad es que en el primer

caso, los elementos relacionados no pueden coexistir (vivo–no vivo) y en el segundo sí

(vivo–muerto). El esquema permite visualizar tanto las oposiciones semánticas como las

operaciones lógico–gramaticales. Así la oposición vivo–muerto es una oposición semántica

mientras la oposición vivo–no vivo expresa una contradicción lógica.

El cuadrado semiótico de Greimas sirve para expresar visualmente la lógica (de oposición

o acercamiento) que se da entre los componentes semánticos de un determinado

relato (mito, novela, artículo periodístico, afiche publicitario, filme). Las relaciones de

oposición que se suceden en un relato son múltiples y constantes; pero todas ellas están

englobadas en una relación que le da sentido general a todo el relato. Cualquier relato

pondrá en relación componentes vinculados dentro de un mismo eje semántico: vida–

muerte, libertad–esclavitud, vigilia–sueño, placer–dolor, riqueza–pobreza, luminosidad–

oscuridad, etc. Eso implica que el sentido se construye lógicamente, a partir de relaciones

de oposición, es decir, que no se puede entender qué significa la vida sino existiera

la muerte.

70 Blanco, Desiderio. 1989. Claves Semióticas. Lima, Universidad de Lima. p. 25

z142z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1 4

COMPONENTE NARRATIVO

Siguiendo el esquema analítico de Greimas, entre la estructura profunda antes vista

y la estructura discursiva, se presenta un nivel intermedio de operaciones lógicas que

constituyen el ámbito de la sintaxis narrativa.”El plano del contenido se hace visible al

observador (lector, espectador) a través de los esquemas narrativos que gobiernan el

nivel superficial de la manifestación del sentido”. 71 El componente narrativo o narratividad,

es un conjunto de esquemas formales que dan cuenta del proceso discursivo, el

cual nunca es estático sino dinámico y temporal. “De lo conceptual se pasa lo figurativo,

dándole la forma de las visicitudes humanas a los componentes del nivel anterior. Los

sujetos y objetos que intervienen son de una determinada manera, sufren transformaciones,

hacen cosas y cumplen con determinadas finalidades”. 72

Para desarrollar este nivel, Greimas propone el modelo actancial, tomando como base

el estudio de roles en el cuento maravilloso ruso de Vladimir Propp. En su Diccionario de

semiótica, define al actante como “los seres o las cosas que, por cualquier razón y de

una manera u otra –incluso a título de simples figurantes y del modo más pasivo– participan

en el proceso”. Por otro lado, a nivel de la sintaxis que articula el enunciado, “los

actantes deben ser considerados como términos resultantes de esa relación que es la

función”. 73 Estamos entonces ante una categoría formal, que puede ocupar en el plano

de la discursividad, distintos contenidos específicos y concretos. “Un actante es lo que es

(su ser) más lo que hace (su hacer). Técnicamente hablando, en este nivel se formulan

71 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl. Metodología del análisis semiótico. Universidad de Lima. Lima, 1980. p. 67

72 Zecchetto, Victorino (coordinador). (2002) Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ediciones Ciccus La Crujía. p. 140

73 Greimas, A.J.; Courtés, J. (1982) Semiótica. Diccionario razonado de la Teoría del Lenguaje. Tomo I. Madrid, Editorial Gredos. pp. 23 y 24

z143z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

dos tipos de enunciados elementales: enunciados de estado que ponen de manifiesto el

ser del actante, y enunciados del hacer, que explicitan el conjunto de acciones de los actantes

que les sirven para transformar su estado (o los estados de otros actantes)” 74 .

El modelo actancial se compone de seis términos que resumen las diferentes relaciones

actanciales (tres ejes, seis actantes), en la siguiente representación básica:

De este cuadro, resalta el eje fundamental sujeto–objeto (S–O), conocido como el eje

del deseo. Todo argumento, relato o historia base de cualquier narración parte siempre

de uno o más personajes que buscan o desean algo. “Toda narración está sustentada

sobre la acción de un sujeto que desea establecer un tipo de relación con un objeto. El

nexo es el deseo”. 75 Existen dos tipos de sujetos: los sujetos de estado, cuya propiedad

es la de unirse con el objeto deseado; y los sujetos del hacer, que son aquellos que realizan

transformaciones en los estados de otros sujetos u objetos.

Por su parte el objeto es “lo buscado” y representa lo que el sujeto, con su hacer,

desea alcanzar, vencer, conquistar, convencer, etc. El objeto es una categoría actancial,

que puede ser afectado por el hacer del sujeto o por determinaciones propias que lo especifican

(objetos de estado).No debe confundirse la proposición de Greimas con el uso

común de los términos. Veamos en los siguientes ejemplos:

Sujeto

Futbolista

Policía

Familia

Perú

Objeto

Gol

Delincuente

Casa propia

Desarrollo

La relación que los define mutuamente esta determinada por la “intencionalidad” del

sujeto hacia el objeto. Esos objetos pueden ser “deseables” como en los ejemplos anteriores,

o “indeseables” (negativos) como podría ser autogol/ traición/ alquiler/ atraso/

ignorancia. Por ello, es bueno no olvidar que el actante es solo un lugar sintáctico dentro

de la narración, que define una posición, y no un sujeto u objeto particular.

El segundo eje es el de la comunicación:

Destinador Objeto Destinatario.

74 Zecchetto, Vittorino Op. Cit. P. 145

75 Ibid. p. 146.

z144z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Greimas llama destinador a aquel actante que induce o manda a otro a cumplir una

determinada misión o tarea. El destinatario es el que recibe el mandato, y por lo general

este rol se funde con el sujeto. El eje de la comunicación, como su nombre lo indica,

sirve para explicar los fenómenos de comunicación que se producen entre los personajes

de un relato. Por ejemplo:

Destinador Objeto Destinatario

Publicidad Aviso Consumidores

Parlamento Ley Ciudadanos

Profesor Saber Alumno

Madre Comida Hijo

Como puede observarse, en este caso los roles actanciales pueden representar aspectos

más abstractos y genéricos en el quehacer comunicativo, independientemente

incluso de la intencionalidad del destinador. El tercer y último eje es el del Poder:

Ayudante Sujeto Oponente

La función del ayudante consiste en coadyuvar el acercamiento del destinatario–sujeto

al objeto de deseo, facilitando la comunicación entre ambos (sujeto–objeto). La función del

oponente es crear obstáculos, tratando de evitar la realización del deseo o la comunicación

con el objeto. Ambas funciones se construyen y realizan en torno al sujeto, y no requieren

intencionalidad pero si intención que los haga operar en ese rol. Ejemplos:

Ayudante Sujeto Oponente

Lluvia Cosecha Sequía

Comida Persona Hambre

Hincha Deportista Rival

Médico Paciente Virus

Veamos finalmente, de manera esquemática, cómo estos actantes se presentan en la

historia del Señor de los Anillos de Tolkien:

• Sujeto : Frodo

• Objeto : Anillo

• Destinador : Gandalf

• Destinatario : Comarca, Tierra Media

• Ayudantes : Gandalf, Aragon, Elfos, etc.

• Oponentes : Sauron, Orcos

En otro ejemplo, a nivel político, desde el punto de vista gubernamental, se puede

presentar así:

• Sujeto : Perú

• Objeto : Desarrollo

• Destinador : Gobierno

• Destinatario : Peruanos

• Ayudantes : Empresarios, funcionarios, FF.AA.

• Oponentes : Opositores, terroristas

z145z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

II

A lado de los actantes, uno de los elementos esenciales del acto narrativo es el

predicado. En este caso se entiende el término como una de las funciones sintácticas

constitutivas del enunciado. Greimas concibe el predicado “como la relación constitutiva

del enunciado, es decir, como una función, en la que los términos–resultados son los

actantes”. 76

Existen dos tipos de predicados: funcionales y cualificativos; o simplemente funciones

y cualificaciones.

Las cualificaciones hablan sobre el SER y el estado de los actantes: José es católico /

Mamá esta preocupada / El profesor fue pobre.

Las funciones hablan sobre el HACER y la transformación de los actantes: José va a

misa / Mamá atiende a su hijo enfermo / El profesor buscaba nuevo trabajo.

Según Blanco y Bueno, “la singularidad de los predicados radica en su posible convertibilidad.

Una cualificación puede ser ‘traducida’ en una función y a la inversa”. 77 Eso

quiere decir que los predicados pueden cambiar de estado, modificando la situación de

los actantes en los enunciados.

III

En el nivel de la manifestación discursiva, los actantes pueden mantener múltiples

tipos de relaciones. Para el análisis narrativo, Greimas propone, tomando como base el

eje del deseo, que todas estas relaciones se construyen solo con dos nexos: conjunción

(Λ ) y disyunción (V). Con el uso lógico–sintáctico de estos dos nexos se construyen dos

clases de enunciados: enunciados conjuntivos y enunciados disyuntivos.

El enunciado conjuntivo se refiere a las adquisiciones: el Sujeto tiene / es / esta con

el Objeto (S Λ O):

Manuel compró pan

Perú ganó el partido

Ella esta cada vez más delgada

El enunciado disyuntivo se refiere a las privaciones: el Sujeto no tiene / no es / no

esta con el Objeto. (S V O):

Manuel no compró pan

Perú perdió el partido

Ella ha decidido estar cada vez más delgada.

“Las funciones son las que actualizan a los sujetos y los objetos. Por lo tanto, antes

de esas funciones entren en relación con ellos, los sujetos y los objetos son virtuales, es

76 Greimas, A.J.; Courtés, J. (1982) Semiótica. Diccionario razonado de la Teoría del Lenguaje. Tomo I. Madrid, Editorial Gredos. p. 314

77 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl . (1980) Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima. p. 75

z146z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

decir, no poseen todavía la entidad de actantes, no están ‘actualizados’, no son actantes

‘en acto’ (recordemos que para eso es necesario que el sujeto o el objeto estén ligados

a una función que los determine). Si la función se adosa al sujeto o al objeto mediante

una disyunción hablamos de una función de actualización. En cambio, si se lleva a cabo

mediante el nexo de la conjunción hablamos de una función de realización”. 78

El relato consiste en hacer pasar al sujeto de un estado a otro por medio de una transformación.

Esta puede ser del estado disyuntivo al conjuntivo o viceversa:

EN 1

Transf.

EN 2

: El alumno puede perder el curso

: El alumno estudia

: El alumno aprueba el curso

(S V O) (S Λ O)

El programa narrativo se instaura por la transformación de los estados, como en el

ejemplo anterior. En el otro caso se puede presentar así:

EN 1

Transf.

EN 2

: La familia compra una casa

: La casa tiene una hipoteca

: La familia abandona la casa

(S Λ O) (S V O)

Greimas plantea el concepto de performance para referirse al desempeño que realiza

el sujeto operador con el hacer transformacional para que el enunciado inicial (EN 1

) se

transforme en el enunciado final (EN 2

).

Para que la perfomance del sujeto sea posible y pueda realizar la transformación; este

tiene que ser competente para el hacer transformacional. La competencia, correlato de

la perfomance, “consiste en un conjunto de modalidades que afectan al hacer transformacional”

Esta competencia viene determinada por el deber, querer, el saber y el poder

hacer. “El relato puede suponer que el sujeto operador está en posesión de la competencia

cuando inicia su hacer transformacional, en cuyo caso no se explicita este proceso

en el texto narrativo. En otras ocasiones, el relato tiene especial interés en explicitar el

proceso de adquisición de la competencia por parte del sujeto operador. En este caso,

la perfomance principal o de base, se interrumpe para dar lugar a programas narrativos

modales, llamados también programas narrativos de uso”. 79

S 3

[(S 1

Λ O V S 2

) ≠ (S 1

V O Λ S 2

)]

“Luis fue al dentista a curarse las muelas, pero no estaba y se quedó con los dientes

cariados”. En ese caso:

Luís es S 3

y también S 2

, que empieza como sujeto disjunto y busca una conjunción

que no logra.

78 Zecchetto, Victorino (coordinador). (2002) Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ediciones Ciccus La Crujía. p. 152.

79 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl . (1980) Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima. p. 82.

z147z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Competencia y perfomance son las fases centrales del esquema narrativo, en relación

con el actante que realiza determinadas acciones. Pero en los extremos del esquema

narrativo se encuentran otras dos fases que lo ponen en marcha y lo cierra.

La manipulación es una particular forma de perfomance que ejerce en el comienzo del

relato el destinador que hace hacer al sujeto–destinatario, con el propósito de hacerle

hacer algo. “La manipulación presupone entre destinador (que hace hacer) y destinatario

(que lleva a cabo el hacer) una estructura contractual de carácter comunicativo. Por

eso, al hacer manipulatorio del destinador, Greimas lo llama hacer persuasivo, que hace

creer y hace hacer al sujeto manipulado”. 80

En el otro extremo del esquema narrativo está la fase de cierre, denominada sanción

o reconocimiento. Terminada la perfomance principal, se evalúa el estado productivo y

si la sanción es positiva, asume la forma de premio o compensación. Si por el contrario,

el juicio de la acción es negativo, la sanción asume la forma de castigo (formulas

habituales en los cuentos de hadas, donde se premian a los héroes y se sanciona a los

antagonistas).

IV

Según Greimas, “todo objeto de deseo es un objeto investido de valor”. En ese sentido,

y desde una perspectiva narrativa, los objetos que interesan para la progresión del

relato son aquellos investidos por el deseo o el temor del sujeto. La conjunción de un

sujeto con un objeto significa paradigmáticamente la disyunción con el otro sujeto y a

la inversa:

S 1

V O Λ S 2

S 1

Λ O V S 2

Esto da lugar a dos tipos fundamentales de transformación: transformación conjuntiva

y transformación disyuntiva. “Estas transformaciones pueden tener un carácter reflexivo

o transitivo según sea la condición del sujeto operador en su relación con el Sujeto de

estado del enunciado principal”. 81

Estas transformaciones dan origen a los cuatro programas básicos, dos de tipo conjuntivo

(apropiación y atribución) y dos de tipo disyuntivo (renuncia, desposesión):

• Apropiación: el sujeto de estado es el sujeto que realiza la transformación; en

consecuencia, el mismo Sujeto de estado pasa, por su propio hacer, de un estado

de disyunción a un estado de conjunción con el objeto. Es el que se apropia del

Objeto de deseo.

S 2

[(S 1

V O) (S 1

Λ O)]

“Alan García ganó la elecciones presidenciales”

Donde S 1

y S 2

es Alan García, y O: elecciones presidenciales.

80 Zecchetto, Victorino (coordinador). (2002) Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ediciones Ciccus La Crujía. p. 154.

81 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl . Op. Cit. p. 91.

z148z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

• Atribución: donde el sujeto es distinto a el que realiza la transformación que beneficiara

a este último. En este caso, el sujeto de estado recibe el objeto de deseo

de una tercera persona por atribución o donación.

“Gracias a los votos de UN, el APRA obtiene el triunfo en la segunda vuelta electoral”.

En este caso, S 1

es el APRA, S 2

la UN (que le facilita el triunfo) y O: triunfo en la segunda

vuelta electoral.

• Renuncia: El sujeto de la disyunción se desprende del objeto que posee, renunciado

a su posesión.

S 2

[(S 1

Λ O) (S 1

V O)]

“Maradona dijo adiós al fútbol”

Donde S 1

= S 2

y O es la practica del fútbol (al que renuncia voluntariamente)

• Desposesión; El sujeto que se encuentra en conjunción con el objeto, es separado

por un tercero de su objeto de deseo, quien se lo arrebata a la fuerza.

“Futbolistas multados no podrán seguir jugando”.

En este caso, S 1

son los futbolistas, S 2

serían los dirigentes deportivos y el O, el juego

de fútbol.

V

El objeto en circulación no es posible compartirlo en conjunción sin perder su valor.

Es decir que para que el sujeto 1 este en posesión de determinado objeto (conjunción),

el sujeto 2 debe pasar a la disyunción. Esa es la característica de los objetos de tipo

pragmático, como por ejemplo dinero, propiedades, bienes.

En otro casos, existen otros objetos cuya naturaleza les permite ser compartidos, es

decir que dos sujetos eventualmente están en conjunción con el mismo objeto, al mismo

tiempo. Son los objetos cognoscitivos. Es el caso, por ejemplo, del saber y conocimientos

que el profesor comparte con sus alumnos.

S 3

[(S 1

Λ O V S 2

) (S 1

Λ O Λ S 2

)]

El objeto es inmaterial: información, saber, conocimiento. El S 1

viene a ser el destinador

y S 2

el destinatario, y lo que se pone en circulación es un mensaje. Este programa

narrativo es también conocido como programa narrativo de la comunicación.

Otro programa narrativo complejo es el intercambio, en el que se conjugan dos sujetos

y dos objetos en tránsito:

S 3

[(S 1

Λ O 1

V S 2

) (S 1

V O 1

Λ S 2

)]

[(S 1

V O 2

Λ S 2

) (S 1

Λ O 2

V S 2

)]

z149z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

En este programa narrativo, se establece una relación entre dos sujetos, que entregan

algo (O 1

) a cambio de algo (O 2

) (compra–venta, trueque).

En la lógica narrativa existen también los programas que proponen el mismo estado

al inicio y al final de su recorrido. Es un programa estacionario, que expresa también un

hacer o acción concreta del Sujeto en el relato:

“Alcalde realiza obras, asiste a inauguraciones y promueve su imagen para no perder

votantes”.

S 2

[(S 1

V O) (S 1

V O)]

En este caso, el sujeto operador (alcalde) hace cosas para mantenerse disjunto del

objeto final (perder votantes) de valor negativo.

En general, en todos los programas presentados, suponen un hacer específico y concreto

por parte del sujeto operador. Existe, en contraparte, el no–hacer, que consiste

en la inacción por parte del sujeto operador, la que puede derivar en un cambio o a la

permanencia del estado en cuestión.

“Por no pagar sus deudas, la empresa fue embargada”

S 2

[(S 1

V O) (S 1

Λ O)]

Donde S1 es la empresa, O: embargo y el no pagar (deuda), es el No hacer del

relato.

Consecuencia del No Hacer: S Λ O (valor negativo).

VI

Greimas llama modalizaciones al modo como quedan afectados el ser y las acciones

de los actantes. “Esta idea deriva de la noción tradicional de modalización que quiere

decir modificación del predicado de una enunciado.

Ahora bien, las modalidades afectan no solo a las acciones que un actante ejecuta

con respecto a otro en sus relaciones de interacción, sino también a las relaciones que

el sujeto puede entablar consigo mismo respecto de lo que es (con respecto a lo que parece)

y respecto de lo que puede (o no puede) hacer. Esto quiere decir que en un propio

actante, respecto de su propio ser y hacer, pueden cohabitar más de un sujeto”. 82

El ser y hacer son dos modalidades básicas sobre las que pueden recaer cuatro predicados

modales capaces de actualizar el estado potencial de los enunciados del hacer

y ser. Los cuatro predicados modales son: querer, deber, saber y poder. Ellos funcionan

como sobredeterminaciones modales, ya que actúan sobre el ser y hacer, afectándolo y

dando lugar a la configuración de ocho categorías modales que surgen de la dos modalizaciones

básicas con las cuatro sobremodelizaciones.

82 Zecchetto, Victorino (coordinador). (2002)Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ediciones Ciccus La Crujía. p. 156.

z150z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

“Estas ocho combinaciones pueden ser desplegadas en respectivos cuadros semióticos

que dan lugar a ocho lógicas posibles para el desarrollo del sujeto afectado. Estos

cuadros permitirían realizar una clasificación virtual de las existencias semióticas de los

sujetos, para que el analista pueda comprender la competencia pragmática de estos

(es decir, lo que el sujeto es capaz de hacer a partir de las sobremodalizaciones de su

ser)”. 83

Esta modalidad es la que Greimas denomina deóntica, y se aplica en el hacer. La aplicación

de las mismas modalidades al ser, da por resultado las modalidades atléticas:

Ambas son las modalidades básicas, sobre la cual se estructuran los otros niveles

modales.

Para Greimas, en suma, la teoría de las modalidades permite el uso de un recurso

lógico operativo, capaz de permitirle al analista entender en toda su complejidad como

se estructura el ser y el hacer de los actantes en cada instancia del recorrido narrativo.

83 Ibid. p. 158

z151z


z152z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

L e c c i ó n 1 5

ESTRUCTURA DISCURSIVA

Como señalamos antes, el objetivo de la semiótica narrativa es determinar cómo se

manifiesta el sentido. El esquema de Greimas pasa del nivel superficial del plano narrativo,

desarrollado en los capítulos previos, al plano discursivo, que es el plano donde se

manifiestan los contenidos del relato, mediante el procedimiento de enunciación. “El

componente figurativo es el que hace posible la manifestación de la narratividad. Los esquemas

del relato solamente alcanzarán su manifestación en el discurso cuando puedan

ser asumidos por la estructura actorial”. 84

En esta última instancia, el semiótico francés observa también la presencia de una

sintaxis discursiva y una semántica discursiva.

“En primer término, mediante los procesos de actorialización, temporalización y espacialización,

toman cuerpo y entidad tanto los actores como los ámbitos temporales y espaciales

en los cuales se inscriben el conjunto de secuencias y viscitudes que dan lugar

al desarrollo de los programas narrativos analizados en el nivel de superficie del plano

narrativo. Podríamos decir que el nivel de superficie en el plano narrativo construye los

moldes y las formas que luego en el plano discursivo se rellenan con los contenidos específicos

de cada discurso. Así, por ejemplo, siguiendo con el recorrido trazado desde el

principio, el molde del actante, propio de la estructura narrativa de superficie se ‘rellena’

con actores que cumplen roles y llevan a cabo acciones especificas.

84 Blanco, Desiderio y Bueno, Raúl. (1980) Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima. p. 135

z153z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

En segundo lugar, dentro de la sintaxis discursiva, se realizan procedimientos de discursivización

llamados embrague y desembrague. Estos dos procedimientos dependen

uno del otro. Greimas llama desembrague al ‘efecto de salida’ de la estructura de base

(actorial, espacial o temporal) de la enunciación. Tanto el embrague como el desembrague

pueden afectar a los tres tipos de procedimientos de la enunciación: la actorialización,

la temporalización o la espacialización. Esto significa, por lo tanto, que a lo largo

del relato es posible detectar procedimientos de desembrague y embrague referidos a

los actores, el espacio y el tiempo del relato”. 85

El enunciado, como resultado del acto de la enunciación, es el objeto, el texto. La

enunciación es un acto concreto de apropiación de la lengua por parte de un sujeto

discursivo, no empírico. El sujeto de la enunciación es una entidad propia, construida

dentro del discurso que toma a su cargo la realización de ese acto. Su desplazamiento

hacia adentro o afuera de la instancia discursiva, constituye el “embrague” o “desembrague”.

El sujeto de la enunciación es una entidad semiótica distinta de los contenidos

específicos de los discursos. Greimas explica además que la semántica discursiva cuenta

con dos procedimientos fundamentales: la tematización y la figurativización.

“La sintaxis discursiva da cuenta de los procesos de actorialización, en virtud de los

cuales, los actantes del nivel superficial se concretan en actores con cualidades concretas

y definidas, ubicados en un espacio y tiempo determinados, y sometido al juego de

sus transformaciones. La semántica discursiva comprende los procesos de tematización

y figurativización, en virtud del cual los actores asumen roles temáticos que los individualizan,

y los inscriben en un universo semántico con funciones específicas, que habrán

de manifestarse por medio de figuras concretas del ámbito de la percepción”. 86

Greimas denomina actor a una figura con una posición determinada, construida con

caracteres, y modos de ser y hacer concretos. ”Desde ese lugar y con ese rol actancial,

los protagonistas (actores) del relato, se hacen cargos de asuntos que toman el cuerpo

de roles temáticos ejecutados por cada personaje en tal o cual discurso concreto”. 87

II

Veamos ahora, un pequeño ejemplo de aplicación del metodología de análisis semiótico

propuesta por Greimas:

Tomaremos cuatro titulares de diarios limeños del día 11 de agosto del 2008, referidos

al referéndum realizado en Bolivia, y por el cual se ratificó el mandato del Presidente

Evo Morales:

• EL COMERCIO

Tema del día

Un país que sigue polarizado

REFERÉNDUM RATIFICÓ A EVO MORALES EN BOLIVIA

En consulta revocatoria de prefectos oposición gana en 5 de 8 departamentos

85 Zecchetto, Victorino (coordinador). (2002) Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ediciones Ciccus La Crujía. . p.160.

86 Blanco, Desiderio. (1989) Claves Semióticas. Lima, Universidad de Lima, p. 26

87 Zecchetto, Victorino (coordinador). Op. Cit. p. 162.

z154z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

• LA REPÚBLICA

EVO RECARGADO

Pero Bolivia sigue dividida

Gobernadores opositores de la “Media Luna” también fueron ratificados y amenazan

con radicalizar su posición.

• CORREO

¿Tiene lo que se merece?

EVO HABRÍA SIDO RATIFICADO EN BOLIVIA

• LA PRIMERA

EVO MORALES TRIUNFA EN REFERÉNDUM

Respaldo supera el 60% de votos.

La primera constatación que podemos realizar es que los diferentes medios no se

limitan a dar la noticia del resultado del referéndum en el país altiplánico, agregándole

una interpretación política de acuerdo al sesgo ideológico de cada diario.

Haciendo un breve recorrido generativo, desde el nivel profundo hasta los niveles de

discursivización, podemos encontrar la oposición básica poder/no poder, que deviene en

la unidad compleja /poder político/ bajo la forma de /Sujeto político/, que se actoraliza

en la figura de Evo Morales, quien cumple el rol temático de Presidente.

El programa narrativo central establece una relación de disyunción/conjunción con el

objeto /presidencia/, que también podría interpretarse como /Bolivia/.

En un primer momento, Evo Morales es cuestionado en su mandato por la oposición

(disjunto), lo que lleva al referéndum, que al ganarlo, le permite recuperar la conjunción

con el objeto deseado. Sin embargo, al ganar sus opositores en circunscripciones rebeldes

a su gobierno, el triunfo (conjunción) de Evo Morales se relativiza, ya que ambos

disputan el mismo objeto (poder).

• S 2

[(S 1

Λ O) (S 1

V O)]

• S 2

[(S 1

V O) (S 1

Λ O)]

S = Destinatario (pueblo boliviano)

S = Evo Morales

O = Presidencia Bolivia

El programa narrativo es leído sin embargo de manera contrapuesta por dos medios.

En el caso del diario La Primera, se trataría de un programa de apropiación del presidente

Evo Morales, al ganar el referéndum. Por el contrario, para el diario Correo, se

presenta el programa de desposesión del pueblo boliviano, frente al resultado que ellos

juzgan desfavorable para su futuro.

Este breve análisis, que no desarrolla todos los elementos y posibilidades del recorrido

generativo propuesto por Greimas, ni las propuestas de las nuevas corrientes de la semiótica

tensiva y de las pasiones, nos demuestra que el sentido no es unívoco ni directo,

z155z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

y que el objeto del análisis que propone la semiótica narrativa es identificar las manifestaciones

del sentido presentes en el relato. “Para que haya sentido es necesario que

haya recorte y un relato es solo eso: un recorte complejo que combina sintácticamente

las unidades elementales de significación revistiéndolas con ropajes de múltiples facetas

ligadas a la vida humana, que pueden atravesar infinitos recorridos narrativos pero que

en cada momento del texto solamente terminan siendo la representación de uno”. 88

88 Ibid. p. 163

z156z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Lectura 10

Algo más que buena vecindad

entre semiótica y comunicación de masas

Lorenzo Vìlchez *

En los años sesenta cuando la semiótica comienza en Europa su época de divulgación

y expansión más importante, la comunicación de masas ya está inventada.

La publicidad y la televisión irrumpen con gran fuerza en esos años para reinventar

los mass media convirtiéndolos en una gran industria y en polos privilegiados de

la estrategia comunicativa del poder. Parecía natural entonces que la semiótica

terminará o comenzara por ocuparse de los medios de comunicación. Si Mc Luhan

había introducido la publicidad dentro de la universidad, Barthes y Eco filtraban las

connotaciones y los códigos en las páginas de los semanarios y revistas del corazón.

Las relaciones entre la comunicación de masas y la semiótica han sido siempre las

de una pareja mal avenida, con encuentros fugaces y distanciamientos prolongados,

con fascinaciones recíprocas e intolerantes descalificaciones globales.

Tres son las etapas más importantes que se podrían distinguir en estos casi treinta

años de fronteras disciplinares. En un primer momento, sociólogos y comunicólogos

de origen o derivación cibernética o funcionalista atacaron fuertemente a la

semiótica cuando esta comenzó a ocuparse de algunos fenómenos de la cultura

massmediática.

Mientras en Italia un conservadurismo recalcitrante acusaba a U. Eco de papagallismo

cultural, en otros lares se la acusaba de excesivo verbalismo frente a

métodos más seguros y directamente constatables, de dedicarse a los juegos de

lenguaje mientras los sociólogos, ellos sí se ocupaban de la “realidad”. Y cómo

conoce un sociólogo la realidad, preguntaban ingenuamente los semióticos. Si la

realidad se podía cuantificar y exhibir en estadísticas, ¿no eran los diferenciales y

las campanas de Gaus también un lenguaje?,

En un segundo momento, con el fin de la década prodigiosa y del fervor estructuralista,

junto con el declive de Dios, de las ideologías, de los partidos comunistas,

se dice también que la semiótica ya no está de moda (lo que para algunos

sabios de la cultura en España quería decir –”Barthes ya no está de moda”. Pero

estarnos en los años del desencanto y Europa entera se prepara para entrar en

las pos–modernidad.

Entonces la semiótica ya ha entrado en un proceso menos ambicioso y maxi-

z157z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

malista más seccional, menos idealista incluso menos ingenuamente materialista,

pero apartándose de, su origen exclusivamente lingüístico y preocupándose por

una gramática de la cultura, es decir, por el estudio e oblictos y procesos concretos

que se dan en lo social, la etnonictodología, la filosofía del lenguaje y la pragmática

de origen anglosajón terminan por completar el panorama renovado de

una semiótica hasta ese momento muy dominada por la escuela semiolingüística

greimasiana.

Llegamos a los ochenta, tercer tiempo, y la recíproca indiferencia y distanciamiento

teórico institucional entre semióticos y comunicólogos ha comenzado a

prometer tiempos mejores. Se participa en seminarios conjuntos, se escribe en

las mismas revistas y hasta se investigan objetos comunes en forma interdisciplinaria.

En términos generales, podemos decir que la época actual es el fruto de una

respectiva toma de conciencia después de una honrosa autocrítica del pasado.

La sociología, consciente de sus propias limitaciones al circunscribirse al modelo

tradicional basado en la teoría de la información y en la pobreza e ineficacia de

los métodos exclusivamente cuantitativos. La semiótica, dispuesta a enfrentarse con

realidades sociales concretas y a no confundir epistemología con abstracción y, en

cierto modo obligada (si quiere ser una ciencia y no solo una filosofía) a medirse

con objetos concretos, Si bien se puede estar de acuerdo con cuando afirma que

la semiótica como la física nuclear, es indiferente a la utilización que se pudiera

hacer de ella (Greimas), tampoco un semiótico atento a los comienzos sociales y

culturales debería olvidar, como lo ha señalado hace ya tiempo R. Merton y Thomas

Kuhn, que la ciencia no es neutral porque su desarrollo no es autónomo. Si la

ciencia no es autónoma ni neutral, tampoco lo pueden ser sus usos y aplicaciones,

sus metodologías y sus técnicas y estrategias.

La crítica de paradigmas y modelos

La crítica de paradigmas y, modelos. Los modelos lingüísticos tradicionales de

la semiótica la otra gran semiótica no lingüística de S. Peirce, es prácticamente

desconocida en España) se revelan inadecuados para afrontar con productividad

el fenómeno de las comunicaciones de masa y pronto se percibe la necesidad

de readecuar los instrumentos de análisis pasando previamente, por un examen

crítico de los paradigmas establecidos. Pero otro tanto sucede en el campo de la

sociología en donde los métodos tradicionales de análisis de los medios se ponen

también en cuestión, A mi entender solo será posible el encuentro eficaz de ambos

campos cuando tanto uno como otro hayan llevado a cabo una profunda reflexión

epistemológica al mismo tiempo que se ponen en común las metodologías exitosas

y comprobadas.

z158z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Personalmente estoy convencido de que tanto la semiótica como la comunicación

de masas están destinadas a entenderse en el futuro, y que por ello la reflexión

interna ya ha comenzado hace un tiempo.

Comenzando por la sociología de la comunicación se puede decir que en estos

últimos años se han cuestionado con una cierta insistencia dos de los modelos más

importantes de análisis de la comunicación de masas, En primer lugar, la influencia

de los estudios sobre los efectos de la comunicación masiva es innegable. Pero esta

ha quedado aprisionada durante años sin que hubiera avanzado un milímetro. En

tercer lugar, cuando se habla de la enunciación entendida como “la estructura no

lingüística (referencial) sub–entendida por la comunicación lingüística (con lo que

se puede hablar de situación comunicativa, o de contexto psico–sociológico”) si

bien está más cerca de una preocupación por los aspectos sociales de la comunicación,

al distinguir en forma dogmática (como Casetti, refiriéndose a la estrategia

entre film y espectador) entre autor y lector teórico y entre autor y lector empírico,

se vuelven a encerrar los aspectos concretos de la comunicación en una pura

estrategia discursiva de comunicación.

Una posible vía de apertura frente a lo anterior involucra tres tipos de respuesta

respectivas a las tres cuestiones planteadas:

• Respecto al primer problema podemos afirmar que existen modalidades

de comunicación en el interior de las comunicaciones de masas que

permiten la participación del receptor empírico en el momento de la

producción de los textos massmediáticos (el video interactivo, la televisión

interactiva por cable, etc.),

• Respecto al segundo problema, que no se puede considerar la enunciación

solamente como una –instancia de mediación”, como lugar de

actualización de las estructuras semio–narrativas virtuales, sino como

lugar de una selección de marcas y huellas (indicios según la terminología

de Peirce específicas de textos y géneros posibles, es decir, de códigos y

reglas físicas y sociales de producción de objetos (rutinas de producción,

tecnología).

• Finalmente, frente a la tercera cuestión que existe una situación comunicativa

capaz de modificar la estructura de los textos de la comunicación de

masas como es el caso de programas de radio o televisión que dialogan

con el espectador. Esto significa que el sujeto empírico de la recepción

comunicativa no es solo un espectador modelo, sino que tanto el “cuerpo”

como el tiempo de ese espectador lo convierten en una instancia real y

efectiva bajo ciertas condiciones de producción, En general, la interactividad

producida por la introducción de las nuevas tecnologías en los

z159z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

ámbitos de la información y la comunicación puede llegar a relativizar

incluso nociones canónicas como autor, obra, texto, etc. Piénsese en los

productos actuales de la inteligencia artificial, los sistemas expertos, los

bancos interactivos de imágenes.

Una vía de síntesis crítica y de encuentro productivo

Si se desea superar el histórico desencuentro entre la semiótica y la comunicación

de masas no se debe intentar amalgamar en una sola disciplina algo que por

su propio objeto reclama la participación de diversas ciencias y técnicas. Pero en

relación con la colaboración entre los dos campos que nos ocupan, pensamos que

se deben tener en cuenta tres factores que condicionan tanto a las investigaciones

semióticas como a las sociológicas.

En primer lugar, la rigidez de las técnicas de análisis de uno y otro lado. En el

análisis de contenido, por ejemplo, cuando se trata de controlar la frecuencia de

términos o valoraciones respecto a ciertas categorías, los términos claves y las categorías

de valoración se establecen ya en la fase preparatoria de la investigación.

Estas técnicas, si producen investigaciones con resultados precisos, estandarizados

y controlables, no aportan grandes novedades. Incluso no aportan tampoco elementos

de juicio para criticar las categorías utilizadas. Pero algo semejante sucede

en ciertos campos de aplicación práctica de la metodología semiótica cuando

se utiliza de forma mecánica la teoría greimasiana sobre objetos publicitarios,

periodísticos, literarios, pictóricos, etc. Lo que menos importa allí es el objeto

concreto de análisis dado que el estudioso debe limitarse a usar aplicadamente

el cuadrado lógico o la relación entre estructuras. Y como pasa en estos casos,

todos los trabajos llegan a lo mismo, al reforzar un método dogmático y aplicarlo

sin imaginación produciendo resultados banales. Un segundo factor de esterilidad

es el atomismo de ciertos análisis. El de contenido tiende a trabajar sobre las unidades

que conforman los mensajes olvidando olímpicamente la relación de esas

micro–unidades con las estructuras discursivas. En el campo semiótico, ocurre lo

mismo cuando se aplican métodos taxonómicos o formalizaciones micro–analíticas

de dudosos resultados prácticos.

Un tercer factor que dificulta el diálogo entre ambas disciplinas es la contradicción

entre descripción y conceptualización. Aquí encontramos la profunda diferencia

entre el método semiótico y el análisis de contenido. Para el semiótico, y aquí

radica el concepto de investigación, la noción de signo, de sistema de signos, de

texto y de discurso le permite trabajar con los instrumentos y técnicas expresivas

y por otra parte con las estructuras conceptuales que comunican los objetos o

mensajes estudiados con grandes dicotomías culturales. Para ser más explícitos,

los partidos políticos deberían entender que no sirve de nada encargar estudios de

control del tiempo de los políticos en la pantalla de televisión cuando no pueden

z160z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

controlar cómo se manipula la información implícita, o cómo se tematizan las

noticias, o las reglas retórico–perceptivas que provocan el interés visual, y que a

la larga producen más efectos comunicativos que la simple cantidad de tiempo de

presencia. No sirve de gran cosa cuantificar cuando no se sabe controlar el modo

en que televisión organiza su discurso en relación con las instituciones políticas,

con los líderes de opinión, con los espectadores. El semiótico, por su parte, está

obligado a desconfiar de la evidencia de la descripción objetiva de los objetos o

fenómenos sociales y tiende a indagar el sistema implícito que da sentido, orden

y principio de legibilidad a un fenómeno comunicativo.

Los actuales estudios semióticos más productivos en el área de las comunicaciones

son precisamente los que se plantean la cuestión de las estrategias de

manipulación y de la desconstrucción ideológica de los sistemas sociales en clave

semántica como pragmática (desde los aspectos narrativos y míticos hasta los

persuasivos). Así como la lingüística ya no trabaja con frases sino con textos, la

semiótica se interesa por las estructuras textuales no exclusivamente lingüísticas.

Los textos (unidades de segmentación de lo social y lo cultural en el sentido de

Lotman) para la semiótica pueden ser los discursos políticos, los films, la fotonovela

y el videoclip. A partir del trabajo con aportes del análisis de contenido y del

análisis cuantitativo y automático de estos textos el semiótico puede dar cuenta

de lo social y de la forma en que el discurso del poder, por ejemplo, narrativiza

las formas, transforma en propuestas estéticas decisiones ideológicas o simula la

apropiación cultural a través de la multiplicación de las redes y stock de información.

El semiótico debería explicar cómo y de qué manera los medios de comunicación

actual tienen por función reducir el concepto de información y comunicación a la

seducción autoreferencial del sistema político sin caer necesariamente en apocaliptismos

genéricos. Los lenguajes cotidianos, las imágenes artificiales, los textos

audiovisuales interactivos, las estrategias de mercado cultural, las modalidades

de comunicación tecnológica, etc., representan también los aspectos simbólicos

del nuevo empuje cultural de las sociedades avanzadas.

En esta nueva revolución de tipo tecnológico, las propiedades semióticas

prevalecen sobre la materialidad de los mensajes en una sociedad que ya ha

sido bautizada como post–materialista. Un semiótico no puede aceptar sin más

la evidencia de que un mensaje (como creen muchos comunicólogos aún) tiene

por función comunicar (como tampoco un diario tiene por misión principal dar

noticias) porque esto significaría reducir la comunicación de masas a un paradigma

automático. Al contrario, el mensaje no se da en una situación estructurada y

predefinida de comunicación sino que es él mismo quien crea la situación comunicativa

poniendo en acto diversas estrategias. Es durante el proceso comunicativo

cuando se establecen las categorías de quién habla a quién, con qué autoridad

y con qué presupuestos; es en el acto pragmático de la comunicación cuando se

z161z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

realizan las estrategias y modalidades manipulatorias del hacer saber (discurso

informativo o pedagógico), hacer creer (discurso publicitario o propagandístico)

o del hacer hacer (discurso político o moral).

Una vía de encuentro para el futuro entre la semiótica y la comunicación de

masas dependerá de la medida en que ambos campos puedan definir con precisión

sus teorías en relación al objeto de conocimiento que constituye el fenómeno de

sus investigaciones e intereses. Pero también a la luz de las demandas sociales y

culturales que ya aparecen en el horizonte del 2000.

Publicado en Revista Diálogos Nº 22. FELAFACS.

Lima, Noviembre 1998.

EXPLORACIÓN ON LINE

Para mayor información ingresa a:

Análisis del Discurso

http://www.escritos.buap.mx/escri10/151–194.pdf

. http://gala.univ–perp.fr/~marty/preg33.htm

http://www.digital.unal.edu.co/dspace/bitstream/10245/857/6/05ANEX01.pdf

http://www.institucional.us.es/revistas/revistas/cauce/pdf/numeros/26/sanchez.pdf

http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res038/txt6.htm

http://www.upf.edu/materials/depeca/formats/impresion/pdf_espanol/aubia_cast.pdf

z162z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

AUTOEVALUACIÓN Nº 5

1. La semiótica narrativa:

a. No crea sentido sino que lo reformula

b. Toma el sentido ya dado, estudia su lógica y produce un nuevo discurso

c. Procura dotar al sentido de significación

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

2. Las dos operaciones básicas de la significación son:

a. Negación y aserción

b. Atribución y renuncia

c. Implicación y contrario

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

3. El destinador y destinatario son considerados a nivel narrativo:

a. Sujeto y predicado

b. Actantes

c. Elementos comunicativos

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

4. Los programas básicos de tipo conjuntivo son:

a. Renuncia y desposesión

b. Perfomance y competencia

c. Apropiación y atribución

d. Todas las anteriores

e. Ninguna de las anteriores

5. Los procedimientos de embrague y desembrague:

a. Transforman la función del actante en el relato

b. Modifica al sujeto de la enunciación

c. Establece roles temáticos para los actores

d. Todas las anteriores.

e. Ninguna de las anteriores

Respuestas de control

1 d, 2 a, 3 b, 4 c, 5 e

z163z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

EJERCICIO DE AUTOCONOCIMIENTO

Hacer un análisis de la información periodística sobre un mismo tema, en diferentes

medios, abordando el nivel superficial y profundo de la expresión, el componente

narrativo y la estructura discursiva, con las herramientas propuestas por

la semiótica generativa.

z164z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

BIBLIOGRAFÍA

Barthes, Roland

Barthes, Roland

Barthes, Roland

Barthes, Roland

Barthes, Roland

Benveniste, Emile

Blanco, Desiderio y

Raúl Bueno

Blanco, Desiderio

Blanco, Desiderio

Blanco, Desiderio

Casetti, Franceso

Cebrian Herreros, Mariano

Chatman

(1970) El mensaje fotográfico y la retórica de la imagen en la semiología. Buenos Aires,

Tiempo Contemporáneo.

(1974.) Investigaciones retórica. Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo.

(1990) La aventura semiológica. Barcelona, Paidós.

(1986) Lo obvio y lo obtuso. Barcelona, Paidós.

(1994) Mitología. México, Siglo XXI.

(1974) Problemas de lingüística general. Buenos Aires, Siglo XXI.

(1980) Metodología del análisis semiótico. Lima, Universidad de Lima.

(1989) Claves semióticas. Lima, Universidad de Lima.

(2003) Semiótica del texto fílmico. Lima, Universidad de Lima.

(2006). Vigencia de la semiótica. En revista Contratexto Nº 14. Lima, Universidad de

Lima.

(1993) Teorías del cine. Madrid, Editorial Cátedra.

(1978) Introducción al lenguaje de la televisión. Una perspectiva semiótica. Madrid, Editorial

Pirámide.

(1990) Historia y discurso. La estructura narrativa en la novela y el cine. Madrid, Taurus.

Chomsky, Noam (1977) Reflexiones sobre el lenguaje. Buenos Aires, Editorial Sudamericana.

Choza, César Eduardo

Cobley, Paul y Jansz, Litza

Courtes, Joseph

Davis, Flora

(2003) Semiótica. Lima, Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza.

(2002) Semiótica para principiantes. Buenos Aires, Era Naciente S.R.L.

(1985) Introducción a la semiótica narrativa y discursiva. Buenos Aires, Editorial Hachette.

(1978) La comunicación no verbal. Madrid, Alianza Editorial.

z165z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Deladalle, Gerard

Dijk, Teun Van

(1996) Leer a Pierce hoy. Barcelona, Editorial Gedisa.

(1980) Texto y Contexto: Semántica y pragmática del discurso. Madrid, Editorial Cátedra.

Dijk, Teun Van

Dorfles, Gillo

Durand, Jacques

Eco, Umberto

Eco, Umberto

Eco, Umberto

Eco, Umberto

Fabbri, Paolo

Fontanille, Jacques y

Zilberberg, C

Fontanille, Jacques

Garroni, Emilio

Gaudreault, André, y

Jost, François.

Genette, Gerard.

Gonzales Montes, Antonio.

Gonzalez Requena, Jesús

Gordon, Terrence

Greimas, A.J.

Greimas, Algirdas.

(1983). La ciencia del texto. Barcelona, Paidos.

(1967 ) Símbolo, comunicación y consumo. Barcelona, Seix Barral.

(1972 ) Retórica e imagen publicitaria. En análisis se la imágenes. Buenos Aires, Tiempo

Contemporáneo.

(1972) Semiología de los mensajes visuales. En análisis de la imágenes. Buenos Aires,

Tiempo Contemporáneo.

(1986) La estructura ausente. Introducción a la semiótica. Barcelona, Lumen.

(1986) La estrategia de la ilusión. Barcelona, Editorial Lumen.

(2000) Tratado de semiótica general. Barcelona, Editorial Lumen.

(2000) El giro semiótico. Las concepciones del signo a lo largo de su historia. Barcelona,

Gedisa.

(1998) Tensión y significación. Lima, Universidad de Lima.

(2001) Semiótica del discurso. Universidad de Lima. Lima/ Fondo de Cultura Económica.

(1973) Proyecto de semiótica. Barcelona, Ed. Gustavo Gilli.

(1995) El relato cinematográfico: cine y narratología. Barcelona, Paidos.

(1989) Figuras III. Barcelona, Editorial Lumen.

(1989) Semiótica. Lima, Editorial Wari.

(1995) El discurso televisivo: espectáculo de la posmodernidad. Madrid, Cátedra.

(2000) Saussure para principiantes. Buenos aires, Era naciente S.R.L.

(1971) Semántica estructural. Investigación metodológica. Madrid, Editorial Gredos.

(1972) En torno al sentido (ensayos semióticos). Madrid, Editorial Fragua.

z166z


CHRISTIAN WIENER FRESCOS

Greimas, A. J. y Courtés, J.

Grupo µ

Gubern, Román

Guiraud, Pierre

Hjelmslev, Louis

Halliday, Mak

Huamán, Miguel Angel

Jakobson, Roman

Kristeva, Julia

Lotman, Yuri y

la escuela de Tartu

Lotman, Yuri

Madrid Canovas, Sonia

Magariños de Morentin, Juan

Magariños de Morentin, Juan

Martin Serrano, Manuel

Metz, Christian

Metz, Christian

Metz, Christian

Moragas, Miguel de

Morris, Charles

Mounin, George

(1982) Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Tomo I. Madrid, Editorial

Gredos.

(1992) Tratado del signo visual. Madrid, Editorial Cátedra.

(1989) La mirada opulenta. Exploración de la iconosfera contemporánea. Barcelona,

Gustavo Gili.

(1979) La semiología. México, siglo XXI,

(1984) Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid, Editorial Gredos.

(1982) El lenguaje como semiótica social. México, Fondo de Cultura Económica.

(2003) Lecturas de teoría literaria II. Lima, Fondo editorial Universidad Nacional

Mayor de San Marcos.

(1975) Ensayos de lingüística general. Madrid, Seix Barral.

(1976) Semiótica. Madrid, Fundamentos.

(1979) Semiótica de la cultura. Madrid, Editorial Cátedra.

(1996) La semiosfera I. Madrid, Ediciones Cátedra.

(2006) Semiótica del discurso publicitario. Universidad de Murcia.

(1983) El signo. Las fuentes teóricas de la semiología: Saussure, Peirce, Morris. Buenos

Aires, Edicial.

(1991) El mensaje publicitario. Buenos Aires, Editorial Hachette.

(1977) La mediación social. Madrid, Akal editor.

(1972) Ensayos sobre la significación en el cine. Buenos aires, Editorial Tiempo Contemporáneo.

(1972) Más allá de la analogía, la imagen. En análisis de la imágenes. Buenos Aires,

Tiempo Contemporáneo.

(1973) Lenguaje y cine. Barcelona, Editorial Planeta.

(1980) Semiótica y comunicación de masas. Barcelona, Editorial Península.

(1985) Fundamento de la teoría de los signos. Barcelona, Paidós.

(1972) Introducción a la semiología. Barcelona, Anagrama.

z167z


INTRODUCCIÓN A LA SEMIÓTCA

Peninou, Georges

Pierce, Charles

(1972) “Física y metafísica de la imagen publicitaria”. En análisis de la imágenes. Buenos

Aires, Tiempo Contemporáneo.

(1974) La ciencia de la semiótica. Buenos Aires, Nueva Visión.

Poyatos, Fernando La comunicación no verbal. Madrid, Ediciones Istmo.

Propp, Vladimir

Quesada, Oscar

Quesada, Oscar

Quesada, Oscar

Rojas, Ibico

Saussure, Ferdinand

Sebeok, Thomas

Thody, Philip y Course, Ann

Veron, Eliseo

Victoroff, David

Vilchez, Lorenzo

Vilchez, Lorenzo

(1981) Morfología del cuento. Madrid, Editorial Fundamentos.

(1991) Semiótica generativa. Bases teóricas. Lima, Universidad de Lima.

(1996) Semiosis, conocimiento y comunicación. Lima, Universidad de Lima.

(1999) Fronteras de la semiótica: homenaje a Desiderio Blanco. Lima, Universidad de

Lima.

(1997) Teoría de la comunicación. Lima, Universidad Nacional Federico Villarreal.

(1974) Curso de lingüística general. Buenos Aires, Losada.

(1994) Signos: introducción a la semiótica. Barcelona, Paidos.

(1997) Barthes para principiantes. Buenos Aires, Era naciente S.R.L.

(1993) La publicidad y la imagen. Barcelona, Gustavo Gili.

(1978) La semiosis social. Barcelona, Editorial Gedisa.

(1983) La lectura de la imagen. Barcelona, Paidós.

(1983) “Algo más que buena vecindad entre semiótica y comunicación de masas”. En

Revista Diálogos Nº 22. Felafacs.

Zecchetto, Victorino

(2002) Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ediciones Ciccus la Crujía.

z168z

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!