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12 Miércoles 22 de julio de 2020
Opinión
Diario Co Latino
Editorial
La verdad jurídica en el
Caso Jesuitas se aproxima
La semana pasada se desarrolló, en
España, una jornada más en el
juicio contra el coronel retirado
Inocente Montano. Ni la cobertura periodística
ni la población estuvo atenta al
juicio, salvo quienes independiente de las
coyunturas nacionales, como la pandemia
del COVID-19, estarán siempre pendientes
y enarbolando las banderas de justicia.
Para quienes están implicados en el caso
ocurrido hace ya 31 años, o quienes salieron
salpicados por su vinculación indirecta
de los hechos, habrá dado gracias que,
dado que la gente en general está ensimismada
en el tema de la pandemia, y otros
temas de gran interés nacional, no le está
prestando la atención debida al caso.
Pero hay que decir que las revelaciones
de los testigos, sobre todo del exteniente
del ejército Yusshy René Mendoza Vallecillos,
fueron reveladoras, a pesar de que muchas
cosas eran de todos conocidos, pero
como suposiciones, no en la voz de un testigo
ocular, y porque estuvo “en primera línea”,
como se ha acuñado en esta pandemia.
El teniente Mendoza reveló, entre otras
situaciones, que el expresidente de la República,
Alfredo Cristiani, pudo haber evitado
la matanza en la UCA, mejor conocida
como la masacre de los Jesuitas. El expresidente
de la República Alfredo Cristiani,
Presidente:
Nelson López
Director General:
Francisco Elías Valencia
Jefa de Información:
Gabriela Castellón Fajardo
Coordinadora de Prensa: Patricia Meza
Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822
128 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
en tanto comandante general de la Fuerza
Armada, por Constitución, fue alojado
la noche del 15 de septiembre en el Estado
Mayor Conjunto de la Fuerza Armada para
darle protección, debido a que la guerrilla
del Frente Farabundo Martí (FMLN) desarrollaba
su más grande ofensiva militar que
abarcó diversos puntos de la capital.
Los altos mandos militares, que durante
toda la guerra civil manejaron en su propaganda
que la guerrilla estaba casi aniquilada,
se vio sorprendida de la cantidad de
hombres alzados en armas y las tácticas de
guerra, pero, sobre todo, que fueran capaces
de mover batallones de combatientes
en diversas direcciones de la capital y de
otras cabeceras departamentales importantes.
La respuesta de la Fuerza Armada fue
provocar el terror y, con ello, bajar la moral
de los combatientes, primero, y de la población
para que no se insurreccionaran.
Por la tarde del 15 de noviembre de
1989 corrió la voz entre líderes de oposición
y del movimiento social y sindical
que el Ejército, mediante escuadrones de la
muerte, iban a ejecutar la operación “la noche
de los cuchillos largos”, haciendo alusión
a la purga que hiciera Adolf Hitler en
Alemania en 1934.
En El Salvador iban a purgar a los opositores
más conocidos, por eso, muchos
dirigentes sociales pidieron alojamiento en
algunas embajadas del país. Y, otros, buscaron
lugares desconocidos por las fuerzas
de seguridad. Los sacerdotes de la UCA no
buscaron refugios en otros lugares, pensando,
quizá, que el recinto universitario
era el mejor lugar para proteger sus vidas,
pero, días antes de que los asesinaran, el
ejército desarrolló cateos en la UCA. Hoy
se sabe que esos cateos eran para conocer
bien el campus universitario, pero, sobre
todo, para conocer el lugar donde dormían
los sacerdotes jesuitas.
La madrugada del 16 de noviembre entraron
los soldados al mando del coronel
Alfredo Benavides, a los dormitorios de
los jesuitas, con instrucciones del alto mando,
de no dejar ningún testigo. Esa madrugada
oscura para el país perdieron la vida
Ignacio Ellacuría, rector de la UCA, Ignacio
Martín-Baró, Segundo Montes, Juan
Ramón Moreno, Amando López y Joaquín
López, todos jesuitas, y verdaderos tanques
de pensamiento en El Salvador. Pero, como
no querían testigos, los soldados también
mataron a la empleada doméstica de los jesuitas
y a la hija de esta, Elba y Celina Ramos.
A la pregunta de quiénes más estaban en
la reunión con el coronel Benavides, la noche
que se decidió la muerte de los Jesuitas,
Mendoza respondió que estaban el general
Emilio Ponce (fallecido en 2011), el general
Juan Orlando Zepeda, el general Inocente
Orlando Montano, el coronel Dionisio Ismael
Machuca, el coronel Óscar Alberto
León Linares, coronel Juan Emilio Velasco
Alfaro y el coronel Joaquín Arnoldo Cerna
Flores.
Pero también, Mendoza agregó: “El coronel
Benavides dijo que todo el contenido
de la reunión lo iban a informar al expresidente
Alfredo Cristiani, quien se encontraba
en camino hacia el Estado Mayor en
ese momento y, si el presidente Cristiani se
oponía o daba una contraorden, me lo iban
a comunicar”, expresó el teniente Mendoza
en la Audiencia Nacional de España.
“Fue una operación autorizada, todo el
mundo lo supo; los que estábamos en la Escuela
Militar, todos sabíamos, nadie puede
decir que al coronel Benavides se le ocurrió
en ese momento hacer ese tipo de desplazamientos
y procedimientos; por orden del
coronel Benavides, esto fue ordenado por
alguien más arriba que él, y dadas las circunstancias
en las que nos encontrábamos,
era el Alto Mando quien dio la orden”, rea-
Estos hechos, como hemos expresado
antes, eran del conocimiento público, pero
hacía falta que ésta se convirtiera en verdad
jurídico, y esto es lo más valioso del juicio
que aún no termina en España.