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Edicion 15 de octubre 2020

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4 Jueves 15 de octubre de 2020 Nacionales

Diario Co Latino

La FAES no debe jugar un rol que permita

romper el orden democrático: Saúl Baños

Tras 41 años del último

Golpe de Estado

perpetrado en El

Salvador, diferentes

sectores consideran

que actualmente hay

señales en la que la

institucionalidad militar

y policial puedan incurrir

en comportamientos del

pasado.

Ezequiel Linares

Joaquín Salazar

@DiarioCoLatino

El 15 de octubre de

1979, un golpe de Estado

encabezado por

el autodenominado movimiento

de la Juventud Militar

derrocó al presidente salvadoreño,

al general Carlos Humberto

Romero (1977-1979),

bierno

del conservador Partido

de Conciliación Nacional

(PCN) y a 50 años de dictadura

militar. Este hecho marcó

la historia, como antesala al

que derivó en miles de muertes

e históricas violaciones a

los derechos humanos.

El capitán Francisco Mena,

quien se incorporó a la guerrilla,

donde fue conocido como

el comandante Manolo, en un

artículo publicado en Diario

Co Latino recordó que el golpe

de Estado de 1979 es un claro

ejemplo de la utilización de la

en la actualidad hay señales que

muestran comportamientos del

pasado, en la que destacó que las

fuerzas militares fueron usadas

como miembros de un partido

político para que “en nombre de

la democracia fuimos parte de la

creación en nuestro país de un

caos político, económico y social

que llevó a una sangrienta

guerra” civil.

Saúl Baños -director Ejecutivo

de FESPAD- asegura que

inicialmente fue un intento de

cambiar por parte de los militares

jóvenes el rol que venía teniendo

el ejército en cuanto a

la violación de los derechos humanos,

fomento y tolerancia a la

corrupción, desprestigio del país

y fraudes electorales.

Y en el actualidad “La FAES

no debe jugar un rol diferente

que permita romper el orden democrático

del país”, dijo Baños

al recordar sobre el papel constitucional

otorgado a la FAES en

Para Baños, las consecuencias

del golpe no fue solo el derrocamiento

del general Romero,

sino también la disolución de

la Asamblea Legislativa y la Corte

Suprema de Justicia, y si bien

es cierto el golpe rompió con

los regímenes militares, también

El capitán Emilio Mena Sandoval, quien formó parte de la Juventud Militar que participó

en el golpe de Estado contra el gobierno del general Carlos Humberto Romero.

Luego se incorporó a la guerrilla, debido a la desnaturalización del golpe, donde fue

conocido como el comandante Manolo.

mado

que se mantuvo por doce

años, ya que altos mandos usurparon

el poder ganado por la juventud,

agregó Baños.

“La intervención del Ejército

en el golpe de 1979 parece como

positiva, pero la historia determinó

que fue aparentemente

positiva, comparándolo con

la actualidad, mucha gente cree

que el rol que tiene el ejército actualmente

es positivo... Pero podría

tener un efecto negativo, tal

cual lo tuvo en 1979”, explicó.

El sociólogo Henry García

sostiene que el golpe de Estado

dio la impresión que buscaba

atender las demandas de los

sectores populares, sin embargo,

los intereses contrapuestos

de militares y oligarquía salvadoreña

del momento, nunca lograron

consolidar el proyecto, pasaron

tres años sustituyendo una

junta por otra.

“El papel de los militares fue

tratar de siempre defender los

intereses de la oligarquía, tratando

de bajar su discurso. Pero en

esencia nunca dejaron de defender

los intereses oligárquicos...

El aprendizaje que queda es que

se trató de cambiar la imagen

del ejército, más humana, pero

en esencia es represión, doctrina

verticalista y una mística de querer

hacer cumplir las cosas de la

García.

Gustavo Acosta -diputado

del FMLN- recordó sobre el

papel predominante que tenía

la Fuerza Armada de El Salva-

política y social del país, in-

características en la actualidad.

“Básicamente ellos eran los

que le daban el respaldo al régimen

de turno para que pudiera

o no perpetuarse en el

poder”, explicó.

Acosta agregó que todo

esto pone en riesgo realmente

el proceso democratización

del país, pone en riesgo la vida

política y social de El Salvador

y es un riesgo para la democracia,

el que la fuerza armada

esté siendo instrumentalizada

por parte de un sector de

la política que en este momento

está en la presidencia de la

República.

“Es que nuevamente hay

un interés de usar a las fuerzas

armadas como un soporte

para la política y ya estamos

viendo las señales del irrespeto

de la fuerza armada al poder

político como lo manda la

Constitución. Un ministro de

Defensa que se vuelve cómplice

de una toma militar de la

Asamblea Legislativa por orden

del presidente de la República

en una lógica de coaccionar

a la Asamblea Legislativa

para que apruebe una propuesta

de préstamo que el presidente

de la República estaba

impulsando y de una manera

totalmente arbitraria”, manifestó.

Integrantes de la primera Junta Revolucionaria de Gobierno. Foto Diario Co Latino/

Archivo

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