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Edición No. 4 Revista Oopart: Terror

Editorial redactada el 17 de enero de 2021 El año 2020 estuvo repleto de eventos escalofriantes que nos lanzaron casi a la extinción de la humanidad. Fue terrorífico, especialmente en sus últimos dos meses y, aún hoy nos sigue sorprendiendo. Con esto me refiero a uno de los hechos más inverosímiles a los que nos enfrentamos: la tragedia de los lectores. Si bien tras el mes de octubre del año pasado, específicamente tras la publicación de la edición Terror de una revista digital, Oopart o algo así, conocimos historias de personas que experimentaron la presencia de voces extrañas en su habitación durante la lectura y que con el pasar de las páginas se acompañaba de una extraña incomodidad, sentirse observados y ser testigos de apariciones inexplicables en sus pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara a lo que vino las noches siguientes y nadie habría imaginado cómo esto transformaría sus vidas. Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir conociendo más detalles de este extraño fenómeno, solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.

Editorial redactada el 17 de enero de 2021

El año 2020 estuvo repleto de eventos escalofriantes que nos lanzaron casi a la extinción de la humanidad. Fue terrorífico, especialmente en sus últimos dos meses y, aún hoy nos sigue sorprendiendo. Con esto me refiero a uno de los hechos más inverosímiles a los que nos enfrentamos: la tragedia de los lectores.
Si bien tras el mes de octubre del año pasado, específicamente tras la publicación de la edición Terror de una revista digital, Oopart o algo así, conocimos historias de personas que experimentaron la presencia de voces extrañas en su habitación durante la lectura y que con el pasar de las páginas se acompañaba de una extraña incomodidad, sentirse observados y ser testigos de apariciones inexplicables en sus pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara a lo que vino las noches siguientes y nadie habría imaginado cómo esto transformaría sus vidas.
Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir conociendo más detalles de este extraño fenómeno, solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.

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Editorial redactada el 17 de enero de 2021.<br />

El año 2020 estuvo repleto de eventos<br />

escalofriantes que nos lanzaron casi<br />

a la extinción de la humanidad. Fue<br />

terrorífico, especialmente en sus<br />

últimos dos meses y, aún hoy nos sigue<br />

sorprendiendo. Con esto me refiero a<br />

uno de los hechos más inverosímiles a los<br />

que nos enfrentamos: la tragedia de los<br />

lectores.<br />

Si bien tras el mes de octubre del año<br />

pasado, específicamente después de la<br />

publicación de la edición <strong>Terror</strong> de una<br />

revista digital, <strong>Oopart</strong> o algo así, conocimos<br />

historias de personas que experimentaron la<br />

presencia de voces extrañas en su habitación<br />

durante la lectura y que con el pasar de las<br />

páginas esto se acompañaba de una extraña<br />

incomodidad, sentirse observados y ser<br />

testigos de apariciones inexplicables en sus<br />

pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara<br />

a lo que vino las noches siguientes y nadie<br />

habría imaginado cómo esto transformaría sus<br />

vidas.<br />

Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir<br />

conociendo más detalles de este extraño fenómeno,<br />

solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera<br />

advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.<br />

Juan David Jiménez


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“Lo único que le pide a la vida es no pensar. Por<br />

alguna razón, pensar es espantoso para él, y huye<br />

como una plaga de todo lo que pueda estimular<br />

su imaginación. (..). El miedo ha clavado en él sus<br />

truculentas garras, y cualquier sonido le hace dar<br />

un respingo, con los ojos muy abiertos y la frente<br />

cubierta de sudor”.<br />

H. P. Lovecraft<br />

Con sus ojos clavados en sus manos, Sebastián<br />

comprobaba si el sudor tenía la misma espesura que<br />

la sangre. Frio y pálido, se sostenía en las puntas<br />

de sus pies tensionando sus gemelos, su cuerpo se<br />

preparaba inconsciente para la inminente huida.<br />

Haciendo lo posible para no ceder al vacío que<br />

lo devoraba de adentro hacia afuera, palpaba con<br />

su dedo índice derecho en el centro de su mano<br />

izquierda de donde emanaba el líquido caliente y<br />

con el dedo meñique de la misma mano se frotaba<br />

la frente, esto para no mancharse la cara y también<br />

sentir el sudor que a su parecer brotaba a la<br />

misma velocidad, la misma temperatura y la misma<br />

viscosidad que el líquido rojo de su mano. El vacío<br />

se apoderó de su psiquis y lo hizo tambalear. Para<br />

no caer, decidió posar sus glúteos contra la pared y<br />

deslizarse hasta quedar en posición de cuclillas, no<br />

dejaba de mirarse las manos.<br />

Ese 18 de noviembre de 2006, Sebastián había<br />

entregado su último trabajo de recuperación.<br />

Sacrificó casi un mes de salidas con sus amigos para<br />

lograr ponerse al día con sus estudios. Había perdido<br />

8 materias, algo completamente raro en el récord de<br />

notas de uno de los mejores estudiantes del Colegio<br />

Cooperativo Carimagua. Él no se distinguía por<br />

meterse en problemas, su único mal era que tenía por<br />

costumbre recorrer las calles del barrio sin rumbo, lo<br />

hacía todas las tardes como si buscara algo. Departía<br />

con sus amigos del colegio, con sus amigos de toda<br />

la vida y con ocasionales que compartieran algún<br />

hobby con él. Los videojuegos que se afincaban en las<br />

múltiples droguerías del barrio eran su único vicio, que<br />

de vicio solo tenía la capacidad de vaciarle los bolsillos,<br />

los cuales no cargaban con más de mil pesos que le<br />

regalaba doña Ana, su abuela, después de acompañarla<br />

no más de una hora hasta encontrar las palabras para<br />

poder pedir de regalo esa moneda brillante que<br />

representaba 10 intentos en la máquina cubierta por un<br />

gran mueble de madera.<br />

“Esa tarde estaba muy feliz, me recibió sopa, de la<br />

que no le gusta y por eso no me dio ni un poco de rabia<br />

soltar mi moneda” me dijo doña Ana. “Quién se iba<br />

a imaginar a ese muchacho en esos enredos. Todo es<br />

culpa de esos guaimarones que ligerito venían después<br />

de mediodía a sonsacarlo de la casa, no lo podían ver<br />

llegar si quiera, y viera usted que hizo un sol cansón,<br />

de esos que dan malgenio por el dolor de cabeza y el<br />

pelón ese tenía la cara roja, mínimo estaba insolado”.<br />

Los muchachos de los que hablaba doña Ana, eran los<br />

amigos de Sebastián con los que competía para saber<br />

quién era mejor dando golpes virtuales.<br />

“Al parecer se venían presentando una serie de<br />

peleas clandestinas, sé que como rector debía haber<br />

tenido conocimiento sobre esto, pero era final de año<br />

y el trabajo me superaba. Esa tarde el calor estaba<br />

insoportable y cuando llegaron las cinco de la tarde<br />

decidí irme temprano, si no fuera por una madre de<br />

familia que se me acercó para pedirme una firma<br />

para un certificado yo me hubiera ido y no tendría<br />

que haber presenciado tal acto de violencia. Sonaré<br />

desconsiderado y hasta falto de responsabilidad, pero<br />

usted no se imagina la angustia que me oprimía el<br />

pecho, ya estoy muy viejo para aguantar esas emociones.<br />

Esos jóvenes eran animales persiguiéndose unos a otros,<br />

atacando con sevicia como si lo que tuvieran al frente no<br />

fueran humanos. Créame que si mi jubilación no hubiera<br />

estado tan cerca ese mismo día hubiera renunciado<br />

para no volver a ver la cara de esos posibles monstruos,


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porque no los voy a meter a todos entre los vándalos.<br />

Pero no me haga recordar más eso, no quiero volver a<br />

ese momento igual solo vi al joven Diego envuelto en<br />

camisas que le detenían el sangrado antes de que se lo<br />

llevaran”.<br />

Tratando de alejarse de la realidad, Sebastián<br />

seguía tocándose con fuerza, como queriéndose<br />

borrar de este mundo. Repetía una y otra vez, la<br />

mano derecha sobre la herida luego sobre la<br />

frente, que no se manche la cara. El índice<br />

sobre la sangre, el meñique sobre el<br />

sudor, que no se manche la cara. La<br />

sangre inundando el meñique, el<br />

índice limpiando el sudor, que no se<br />

manche la cara. Duro, que salga todo<br />

el sudor, con fuerza, que limpie la<br />

sangre, que no se manche la cara.<br />

De pronto un invitado inesperado<br />

se unió al ritual que hacía Sebastián.<br />

Un perro famélico, con el costillar<br />

superponiendo la piel se le acerco y<br />

dejando de lado sus miedos empezó a<br />

lamer la infusión de sudor y sangre. La<br />

intensidad con que se movía la lengua<br />

del perro apaciguaba los nervios de<br />

Sebastián. El perro tenía hambre y Sebastián se<br />

quería dejar comer, el perro le dio ritmo a su callado<br />

corazón y Sebastián dejo de comparar los fluidos para<br />

entregarse al animal como alimento, se embadurno los<br />

brazos, la ropa y el cuello pero que no se manche la<br />

cara.<br />

El Lobo, como me autorizó a nombrarlo para proteger<br />

su identidad, relataba cómo esa tarde se encontró con<br />

Sebastián y su hermano el Zombi, otro seudónimo para<br />

no hacer públicos sus actos. “El chino llegó lamparazo<br />

(orgulloso o confiado) como siempre, que nos iba a<br />

atender (ganar) jugando, pero yo no me iba a dejar<br />

ganar. <strong>No</strong> piense que por tratarlo así no lo quería, de<br />

hecho, pasó un rato largo sin vernos, cosas de pasar<br />

el año y volverse ñoño para mejorar, algo que tengo<br />

que admirar. Entonces lo extrañábamos mucho por<br />

estos lares. Yo me gradué por palanca, nuestro papá<br />

es policía y así nos llevamos la vida más fácil. Como<br />

le decía, llega Sebastián diciendo que venga que hoy<br />

lo voy a atender y yo no me iba a dejar. Le echamos<br />

monedas a ese trasto y empezamos a<br />

jugar. <strong>No</strong>s dimos duro y parejo, jugando,<br />

no le vaya entender de gay (sin albur).<br />

Vea que el chino se veía cansado, con<br />

la cara roja y para más piedra yo se<br />

la hice para poderle ganar (hacer<br />

trampa). El sol estaba re fastidioso y de<br />

una me mandé al número uno (mando<br />

del primer jugador) cosa que yo quedara<br />

adentro del local y él por fuera, con la<br />

cara pegándole el sol. Como el señor de<br />

la droguería había acomodado la máquina<br />

en la puerta, esa era la mejor forma para<br />

que le diera la luz en los ojos a Sebastián,<br />

así lo mareé y pum el chino perdió”. El lobo<br />

siguió hablado de forma cortada, ocultando<br />

intencionalmente hechos y groserías,<br />

todo con una cohesión rara, se notaba<br />

que estaba preparado para enfrentarme.<br />

Solo pude acceder a hablar con él gracias a un<br />

permiso que me dio su papá. “Vea parce, como el chino<br />

se veía paila (enfermo) le dije, no se gaste todas las<br />

monedas y tomamos algo. Ahí fue cuando adelantamos<br />

cuaderno como dicen las viejas, y es que nosotros nos<br />

levantamos unas hembras (conquistaron mujeres),<br />

en el Darío Pardo (colegio público de la zona) usted<br />

viera cómo nos veían las gonorreas (otros muchachos<br />

que hacían parte del colegio) cuando llegábamos,<br />

perdón, digo los manes esos. Pero normal, nada que<br />

nos asustara. <strong>No</strong>sotros le queríamos guardar una nena<br />

al Sebas, pero ese man no aparecía por la máquina,<br />

bueno, el caso es que mi hembra tenía un ex novio que<br />

seguía tragado (enamorado) de ella y nos dimos en


11<br />

la jeta (pelearon), duro, a mí no me gana nadie a los<br />

bailados (golpes) pero qué man para pegar y se volvió<br />

mi amigo. Yo sabía que ese hijueputa me quería bajar a<br />

la nena, pero respeto a los que saben pelear. La vaina<br />

es que seguimos peleando y empezó luego a meterse<br />

a pelar el zombi y después un enano que venía con el<br />

ex de mi nena y dijo que apostáramos. <strong>No</strong>s consiguió<br />

una terraza en el salón comunal para no dar visaje (ser<br />

imprudentes) y poder pelear sin maricadas (a gusto).<br />

Usted viera la cara de la cucha (señora) que maneja la<br />

junta de acción comunal cuando nos pilló (descubrió)<br />

que nos metíamos ahí para pelear” El lobo se reía con<br />

mucha tranquilidad al contarme esta parte de la historia<br />

y a mí solo me quedaba sonreír incómodamente para<br />

no perder la oportunidad de hablar con él.<br />

“Sebastián, se le mide. Vea que somos muchos y así<br />

le metemos el susto a esos manes y ya nos devolvemos,<br />

solo era meterles el susto a esos manes, no era más.<br />

Solo el susto, no más. Somos muchos, el susto y no más”.<br />

Diego salió de su casa feliz, Ingrid lo había besado<br />

la noche anterior. Entre abrazos y caricias Ingrid lo<br />

apartaba ocasionalmente para arrepentirse de lo que<br />

estaba haciendo y pensar que si el Lobo los veía no<br />

dudaría en pegarle a los dos. Diego estaba tocando<br />

el cielo con sus manos y trayendo de vuelta al ángel<br />

que se le había escapado. Su relación terminó por<br />

los caprichos de la prima de Diego. Catalina estaba<br />

enamorada de él desde pequeños y aun sabiendo<br />

que era imposible una relación entre ellos, nunca<br />

desaprovechó una oportunidad para acosarlo. Ella<br />

aprovechaba cualquier momento que la soledad<br />

les regalaba, pasaba desde un tierno beso hasta un<br />

disimulado manoseo en sus genitales. Diego, cegado<br />

por su hombría siempre fue incapaz de aceptar que<br />

eso le incomodaba, se obligaba a sentirse excitado<br />

y todo un macho. Esta combinación de pensamientos<br />

propiciaba un sinfín de encuentro incestuosos que<br />

ilusionaban a Catalina, que juraba que Diego la amaba<br />

solo que la sangre de su familia no les permitía estar<br />

juntos. Catalina, decidida a entablar una relación con<br />

Diego resolvió entregarle su virginidad como regalo en<br />

la fiesta de 15 años que sus padres le iban a organizar<br />

en una finca no muy alejada de Bogotá. Con lo que no<br />

contaba Catalina era que Diego había invitado a Ingrid.<br />

Desesperada, Catalina se llevó por la fuerza a Diego a<br />

una caseta en parte de atrás de la casa grande que era<br />

el centro de la finca. Catalina aquejaba que en su fiesta<br />

él la despreciaba por estar con su dichosa novia y Diego<br />

amedrentado por estas palabras accedió a acompañarla<br />

y llevarle el regalo a ese sitio para sentirse como un<br />

primo bueno, de hecho, el mejor. Entre apretujones<br />

y forcejeos Diego luchaba para poder salir de esa<br />

situación. Catalina llena de odio le enterró las uñas en<br />

la cara y la espalda y salió diciendo en voz alta: “no me<br />

lo metió, pero la pasamos muy rico” Catalina continuó<br />

vociferando su sentencia para llamar la atención de los<br />

invitados. Esta imagen fue suficiente para que Ingrid se<br />

fuera humillada y diera por terminada la relación, no<br />

esperó una explicación ni estuvo para ver que al final<br />

los papás de Catalina la golpearon sin creer que Diego,<br />

el buen sobrino de toda la vida, fuera capaz de hacer tal<br />

cosa.<br />

Ingrid, dolida por lo ocurrido no tardó sino una<br />

semana para encontrar un reemplazo, alguien con<br />

quien poder destruir los sentimientos de su ex pareja.<br />

Diego se sentía libre de culpa y pensó en darle tiempo<br />

a Ingrid para que se calmara. <strong>No</strong> sabía que el Lobo<br />

estaba hablando con las amigas de Ingrid en busca<br />

de una mujer para una relación y al ver lo vulnerable<br />

que estaba ella, su instinto reaccionó como lo hace un<br />

depredador hacia una presa fácil, o eso creía él. Así<br />

empezó el calvario de Diego. Ver todos los días a la<br />

mujer que amaba al lado de otro. Ese otro hombre a<br />

quién desafió a una pelea la cual perdió y después<br />

de tantos golpes, lo que encontró detrás de esa cara<br />

inmaculada que no pudo golpear fue a un amigo, lo<br />

que lo lastimaba todavía más, la mujer que ama está en<br />

los brazos de su amigo. Así Diego continuó peleando a<br />

mano limpia por ella. En su inocente cabeza se dibujaba<br />

la historia de él ganándole al Lobo y recuperando a<br />

su amada y así hubiera seguido sin importar cuanto


12<br />

perdiera porque profesaba una especie de honor<br />

estúpido que le aseguraba que si el Lobo perdía iba a<br />

aceptar sus condiciones. Pero todo cambió esa noche<br />

que Ingrid llegó a la puerta de su casa, cuando él<br />

abrió no pudo pronunciar ninguna palabra, el trofeo<br />

de sus esfuerzos se le presentaba por iniciativa propia<br />

sin hacer nada, como si la lotería de la vida lo hubiera<br />

elegido a él. Ingrid al verlo lo besó, lo acercó a su<br />

pecho, tomo las manos de Diego para recorrer su<br />

figura y le dio la bienvenida a su vida y lamentaba<br />

haberlo dejado salir de ella, Diego es el amor de la<br />

vida de Ingrid.<br />

Sebastián ya no sentía las manos y decidió que<br />

con lo poco que le quedaba de brazos no iba a<br />

soltar a aquél ser que tomó la responsabilidad de<br />

desaparecerlo dentro de su estómago. Cubierto<br />

de suciedad, Sebastián representaba el bocadillo<br />

más sabroso para aquella bestia que despertó su<br />

lado salvaje por culpa del hambre. Lengüetazo a<br />

lengüetazo se fueron uniendo, pero que la cara no se<br />

manche. Perdido en esa nueva dimensión, donde él<br />

se disolvía en la saliva del perro, Sebastián se sentía<br />

puro y libre de pecados. Lentamente salía del limbo<br />

que lo mantenía apretando las piernas para huir, hasta<br />

que decidió bajar la mirada. En la cara del animal él<br />

podía divisar que degustaba uno a uno los diferentes<br />

sabores que había en su cuerpo y entendió que el<br />

can estaba feliz porque no estaba comiendo solo<br />

de él, que no solo bebía de su sangre y que ese era<br />

su castigo, ser devorado por un hocico que conocía<br />

la verdad. <strong>No</strong> te como solo a ti, los dos saben bien<br />

y el sudor es el miedo que adereza todo. Sebastián<br />

apretó fuertemente al perro por el cuello, aumentando<br />

la fuerza gradualmente. El perro empezó a hacer<br />

movimientos desesperados se defendió mordiéndole<br />

la cara, chillando de dolor, ahogando su ladrido en<br />

sonido guturales, hundiendo la mirada en su atacante<br />

pidiendo piedad. La bulla fue tal que los vecinos<br />

salieron a ver y tratar de separarlos, pero Sebastián no<br />

se rindió y las fuerzas abandonaron al perro que con<br />

los ojos en blanco se seguía alimentando de la sangre<br />

de Sebastián la cual ahora llegaba desde su cara.<br />

Lobo te lo juro que lo intenté, pero no podemos<br />

ser nada, la pasamos bueno que es lo importante y sé<br />

que le gustas a todas mis amigas y también sé que te<br />

gustan ellas, puedes elegir a la que quieras.<br />

Entre la tropa que reunió el Lobo estaba Sebastián<br />

envalentonado y ebrio. Nunca se había sentido tan<br />

seguro de algo. Ser parte de un grupo tan grande,<br />

fuerte e intimidante llena de valor a cualquiera, más<br />

aún cuando la sangre circulaba hirviendo por su<br />

sistema. Diego al ver esa turba entendió que esa tarde<br />

Ingrid no iba a ser de él. La gente del colegio que<br />

salía de sus clases solo tenía dos opciones: pelear o<br />

huir. Sebastián solo pensaba que tenía que resaltar,<br />

recuperar el tiempo que perdió estudiando, que tenía<br />

que asustarlos tanto que lo reconocerían en el barrio.<br />

Si había una pelea, se escudaría en el Lobo, a él no le<br />

gana nadie.<br />

Son diez testigos que vieron que usted lo apuñaló<br />

y huyó con Sebastián. Diego quedó en estado de<br />

coma, perdió un ojo y no se sabe si va a respirar bien.<br />

Después de todo lo que me contó solo me queda la<br />

duda de qué le pasó a Sebastián. “Vea es fácil, ese<br />

chino no tenía estomago para eso, sencillo. Yo solo le<br />

dije cojámoslo y él pensó que yo solo le iba a pegar.<br />

<strong>No</strong> eso no se arreglaba así no más. Porque ya me voy<br />

de este hueco le voy a contar como fue: el huevón de<br />

Sebastián para quedar bien se le botó encima y lo hizo<br />

caer y Diego quedo pagando, se puso a llorar y eso<br />

lo estábamos disfrutando los dos. Puede creer que<br />

escuché a Sebastián botar caja (reírse). Yo me las quise<br />

dar de malo y le acerqué el cuchillo a la cara como en<br />

las películas, pero ese tonto del Diego se asustó e hizo<br />

fuerza y se me fue el cuchillo en el ojo y Sebastián se<br />

puso a chillar y a quitarme el cuchillo y yo le dije no<br />

sea huevón ese man ya está muerto toca rematarlo si<br />

no se pone a sufrir.


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14<br />

There is a fitting dismay<br />

An appropriate despair<br />

Tis harder knowing that fear is due than<br />

Knowing it is here<br />

Fragmento de Fear – The amygdaloids<br />

Durante la historia de la humanidad el miedo ha<br />

sido una de las más valiosas emociones que le han<br />

acompañado y le han permitido sobrevivir. Desde<br />

la oscuridad, que es un miedo natural en muchos<br />

de nosotros hasta miedos específicos como las<br />

fobias a las alturas o algún animal en particular. <strong>No</strong><br />

obstante, desde que podemos racionalizar dicha<br />

emoción, el miedo da un paso hacia adelante y se<br />

convierte en algo más que una herramienta<br />

de supervivencia. De esta manera<br />

no resulta extraño someternos<br />

a actividades que nos<br />

producen miedo, tales<br />

como castillos del terror o<br />

películas de suspenso, lo<br />

cual demanda la cuestión<br />

más básica: ¿por qué?<br />

Joseph LeDoux en Anxious, una<br />

de sus obras sobre neurociencia, desarrolla<br />

detalladamente su trabajo investigativo sobre la<br />

concepción de Ansiedad, su función, su naturaleza y<br />

los mecanismos cerebrales para hacer que ocurra.<br />

Entre sus hallazgos destaca el concepto de miedo<br />

como el mecanismo cerebral que hace que las ratas<br />

se paralicen ante el peligro, así como la sensación<br />

consciente que los seres humanos experimentan<br />

cuando consideran que están delante de una<br />

amenaza física o psicológica potencial; de igual<br />

manera hace hincapié en el rol de la amígdala, la cual<br />

es una de las partes del sistema límbico, situado en<br />

el área interna del lóbulo temporal del cerebro. De<br />

esta forma, al percibir un estímulo que representa<br />

una amenaza para la persona, se activa un circuito<br />

neuronal que produce una respuesta para reaccionar<br />

ante el miedo producido. Al respecto se puede<br />

escuchar más del propio LeDoux en su canción Fear<br />

de su grupo llamado The Amygdaloids. Y sí, además<br />

de un reconocido neurocientífico Joseph LeDoux<br />

es guitarrista y cantante junto con cuatro colegas<br />

científicos que conformaron su agrupación en el año<br />

2006; algunos de sus trabajos pueden hallarse en la<br />

red.<br />

El miedo es una emoción primitiva que<br />

ha moldeado no solo las estructuras<br />

cerebrales a lo largo del desarrollo<br />

evolutivo del ser humano,<br />

sino también la forma de<br />

expresarnos e identificarnos,<br />

generando así códigos que<br />

determinan qué es bueno y qué<br />

no. Sin embargo, el hecho de<br />

tener un mes que gira en torno a<br />

un día en particular una vez al año se<br />

representa como un evento cultural en el<br />

cual las cosas que se asocian al miedo tienen un<br />

valor más relevante. La historia de Halloween puede<br />

ser indagada desde numerosas fuentes en internet y<br />

otros medios.<br />

Lo extraño, por tanto, resulta ser la razón por la<br />

cual disfrutamos de la sensación del miedo; es decir,<br />

vernos delante de una amenaza de forma indirecta


15<br />

que puede generar la producción de adrenalina.<br />

Así los zombis, los asesinos enmascarados y otras<br />

criaturas sobrenaturales o nocturnas se convierten<br />

en componentes dignos de aprobación para la<br />

celebración de Halloween. Pero no siempre ha sido<br />

así, y probablemente no lo será más en algún tiempo.<br />

En tiempos de una temprana modernidad la<br />

literatura de terror era un género que empezaba<br />

a hacerse macizo y abriría el camino para nuevos<br />

trabajos de terror en otros medios artísticos.<br />

Particularmente de considerar está El Cuervo de<br />

Edgar Allan Poe, tan popular y casi imprescindible<br />

todos los octubres posteriores de cada año. Entre<br />

sus obras se abordaban eventos sobrenaturales<br />

como en La Caída de la Casa Usher, o Corazón<br />

Delator; eventos peculiares que raramente podrían<br />

concebirse en la realidad, como El Entierro<br />

Prematuro, El Gato Negro y La Verdad Sobre el Caso<br />

Valdemar; eventos pensados desde la experiencia<br />

directa del narrador de la historia, tales como El<br />

Pozo y el Péndulo, Barril de Amontillado y William<br />

Wilson; y eventos trágicos, narrados de la manera<br />

más poética como Lenore. De estas obras se<br />

puede imaginar lo que era diferente, fenómenos<br />

sobrenaturales que cabían en la imaginación de las<br />

personas de su tiempo.<br />

Actualmente un cuervo invasor e indecoroso, una<br />

persona con el mismo nombre y mismas cualidades,<br />

o un corazón que late fuera del cuerpo para notar la<br />

culpa del asesino son hechos más románticos que<br />

terroríficos y aludidos a gente pseudointelectual<br />

o a góticos. Probablemente en el futuro vuelvan a<br />

ser motivo de miedo para el que se aproxime a las<br />

historias, o el miedo tenga refugio en eventos que<br />

ahora para nosotros parece algo normal o que no<br />

nos imaginamos. Me imagino una próxima literatura<br />

sobre computadoras conscientes, universos alternos<br />

en interacción o sabiendo qué pasa después de morir,<br />

pero seguramente ya se han pensado historias con<br />

esas temáticas, y seguramente algo nuevo llegará<br />

para asustarnos.<br />

Finalmente, se podría decir que el miedo sirve<br />

según a quién se le pregunte. A estas alturas el<br />

miedo se para con más fuerza en algunos lugares<br />

que en otros. En algunas partes se viste de payasos<br />

maniáticos y aparecen de noche, en otras se visten de<br />

policías, y en otras aparecen en la forma del hambre.<br />

El miedo sirve para sobrevivir, sí, pero también sirve<br />

para manipular.<br />

Joseph LeDoux. Neurocientífico y<br />

cantante estadounidense.


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17<br />

“Cuando tenía doce años me decía: algún día<br />

seré grande, fumaré y me pasaré las noches<br />

en un escritorio, escribiendo. Ahora soy ya un<br />

hombre, estoy fumando, sentado en mi escritorio,<br />

escribiendo, y me digo: cuando tenía doce años era<br />

un perfecto imbécil.”<br />

Julio Ramón Ribeyro<br />

Todos “los acontecimientos que aquí se narran son<br />

reales.” Algunos “personajes son imaginarios.”<br />

Jorge Ibargüengoitia<br />

Un arquitecto arqueólogo, cuenta Miguel de<br />

Unamuno, pretendía derribar una basílica del siglo<br />

X y no restaurarla, sino que, en realidad, buscaba<br />

hacerla de nuevo como, según él, debió haber sido<br />

hecha y no como se hizo teniendo en cuenta un<br />

plano que pretendía haber encontrado. “¿Plano?”,<br />

se pregunta Unamuno y añade: el arquitecto<br />

“desconocía que las basílicas se han hecho a sí<br />

mismas saltando por encima de los planos, llevando<br />

las manos de los edificadores” 1 porque, para el<br />

escritor y pensador español, así como sucede con<br />

la novela, la epopeya o el drama, aunque exista un<br />

plano para desarrollar -esa basílica, esa novela,<br />

esa epopeya y ese drama- las creaciones siempre<br />

se imponen al que, se supone, es su autor. Así se<br />

impuso Augusto Pérez a su Miguel de Unamuno, así<br />

tanto Luzbel como Satanás se revelaron a su creador,<br />

así Adán y Eva desobedecieron a su padre y así,<br />

tan edípico y freudiano como se ha hecho el tema,<br />

termina cualquiera, en la línea natural de las cosas,<br />

buscando la forma de acabar con su padre. Tema<br />

de odio constante, de insultos, de desprecio carnal,<br />

de alcohol, de abandono, de pobreza, de soledad;<br />

acabar con el padre resulta no solo una metáfora de<br />

la aparición de la madurez o el abandono de la casa<br />

1 Unas palabras más –además del prólogo y el otro prólogo, de Unamuno para celebrar su<br />

Niebla.<br />

paterna sino, en plena virtud, de venganza en donde,<br />

en la noche previa a la consumación, no deberían<br />

sobrar los cuchillos ni las balas para saldar, al fin, la<br />

deuda.<br />

Sin embargo, en este mito (en la declarada<br />

violencia que le conocemos desde la fuerza del<br />

destino de la tragedia griega en donde, aun cuando<br />

se conocen los malos presagios y se actúa conforme<br />

a la evasión de la desgracia, la vida no hace otra cosa<br />

que no sea seguir su camino original) la vuelta de<br />

tuerca no se encuentra únicamente en el golpe final<br />

–en el puñal hendido- sino en la comprensión y, en<br />

plena razón, en la comprensiva violencia que debe<br />

permitir que el hijo emprenda su propia búsqueda,<br />

que debe y tiene que obligarlo -vástago perdidoa<br />

implantarse agallas, a sacar de las lágrimas un<br />

desprecio en la mirada y, fundamentalmente, a<br />

armarse de fortaleza para hacer de sí mismo alguien<br />

mejor, alguien en plenitud valioso y superior al hijo<br />

de perra que nos toca por padre y se empeña, por<br />

todos los caminos, en hacer que seamos su viva<br />

voluntad o no seamos nada.<br />

Así, en una presentación en un penal de San<br />

Quintín, The man in black, Johnny Cash, interpretó<br />

con genuina audacia este tema tan infravalorado<br />

y, en esencia, tergiversado en nuestros tiempos: el<br />

necesario desdén del padre:<br />

Mi padre se fue cuando yo tenía tres años / y no nos<br />

dejó casi nada a mamá y a mí.<br />

Apenas esta vieja guitarra y una botella vacía / pero en<br />

verdad, no lo culpo por largarse y no aparecer jamás.<br />

Lo peor que hizo, en realidad / fue que, antes de<br />

irse, agarró y me llamó ‘Sue’. <strong>No</strong> sé, debió de pensar


18<br />

“menuda broma tan buena” / y la verdad es que un<br />

montón de tíos se rieron bastante.<br />

Por lo visto iba a tener que pelearme toda mi vida.<br />

/ Una chica sonreiría a mi costa<br />

y yo me pondría rojo, / otro se reiría y yo tendría que<br />

arrancarle la cabeza. Les juro: la vida no es fácil si te<br />

llamas ‘Sue’.<br />

Y bien, crecí y me hice rápido con el revólver, / y<br />

me hice malo. También mis puños se endurecieron,<br />

mi ingenio se afiló. / Rodé de ciudad en ciudad,<br />

ocultando mi vergüenza pero le hice un juramento a<br />

la luna y a las estrellas: / que iba a recorrer todos los<br />

garitos y bares hasta acabar con el tipo que me había<br />

puesto / ese horrible nombre.<br />

Y bueno, fue en Gatlinburg, a mediados de julio,<br />

/ llegué a la ciudad y tenía la garganta seca así que<br />

pensé en pararme y tomar algo / en un viejo saloon,<br />

en una calle embarrada y ahí, sentado a la mesa<br />

repartiendo cartas, / estaba el perro miserable que<br />

me llamó ‘Sue’.<br />

Supe que aquella sabandija era mi dulce papá /<br />

por una foto vieja que guardaba mi madre y reconocí<br />

la cicatriz en la mejilla y su mirada cruel. / Era<br />

grande, estaba encorvado, canoso y viejo. Lo miré, se<br />

me heló la sangre y le dije: / “¡Me llamo Sue! ¿Cómo<br />

está usted, señor?… / ¡Y ahora… va a morir!<br />

Le pegué bien fuerte entre los ojos, / se fue al suelo<br />

pero, para mi sorpresa, se levantó blandiendo un<br />

cuchillo / y me cortó un trozo de oreja. Así que le metí<br />

una silla en la cabeza. / Atravesamos la pared hasta la<br />

calle enganchados, pateándonos y estrangulándonos,<br />

/ mezclados en el barro, la sangre y la cerveza.<br />

Les digo una cosa: me he peleado con tipos más<br />

duros / pero no puedo recordar a uno solo. Este<br />

animal pateaba como una mula / y mordía igual que<br />

un cocodrilo. Lo oí reírse, lo oí maldecir. / Tiró de su<br />

revolver… y yo saqué antes el mío. Se quedó parado,<br />

mirándome, / y vi cómo sonreía.<br />

Y dijo: “Hijo, este es un mundo muy desagradable / y<br />

si un hombre quiere salir adelante, tiene que ser duro.<br />

Sabía que yo no estaría junto a ti para ayudarte, / así<br />

que te puse ese nombre y me largué, / y fue el nombre<br />

lo que te hizo fuerte.”<br />

Y añadió: “Has peleado como Dios manda. / Sé que<br />

me odias y tienes todo el derecho de acabar conmigo<br />

pero deberías darme las gracias, / antes de que muera,<br />

por haberte dado esas agallas y ese desprecio en la<br />

mirada. / Porque yo soy el hijo de perra que te llamó<br />

‘Sue’.<br />

Me vine abajo y tiré mi arma al suelo. / Lo llamé<br />

padre y el me llamó hijo y acabé viéndolo todo desde<br />

otro punto de vista. /Ahora, de vez en cuando, pienso<br />

en él: cada vez que intento algo, cada vez que lo<br />

consigo. / Y, si alguna vez tengo un hijo, creo que lo<br />

llamaré… Bill o George. ¡Cualquier cosa menos Sue! /<br />

¡Aún odio ese maldito nombre! 2<br />

Y, aunque tras huir de Corinto por culpa de<br />

las acusaciones de un borracho que asegura que<br />

acabaremos con la vida de nuestro padre, terminemos<br />

destazándolo como a un cerdo, sin saberlo, en<br />

el próximo camino; la violencia, el desprecio, la<br />

humillación intrínsecas –ineludibles- del padre para<br />

2 A boy named “Sue”, traducida abusiva y vulgarmente por el autor de este artículo.


19<br />

con su hijo, no responden más que a la necesaria<br />

vocación de sembrar en los hijos valentía y, en<br />

especial, gallardía tan obligatorias para cualquiera<br />

que quiera sobrevivir o vivir en condiciones<br />

medianamente dignas en este mundo. Pelear como<br />

Dios manda, como el padre exige para dejarlo a él –<br />

esa figura resplandeciente de la sala- atrás y, en esa<br />

medida, hacer de nosotros mismos el nuevo ejemplo<br />

a seguir y legar, en esa descendencia -que se pasará<br />

muchos años pensando en el inconveniente de<br />

haber nacido- la misma condena de matar y enterrar<br />

para perpetuar una interminable lucha de padre<br />

contra hijo que no debería terminar nunca y que<br />

asegura, en los que vienen, una vida mejor. Hacer<br />

de nosotros, de cada uno de nosotros, un Moderno<br />

Prometeo que, tras robar el fuego de los dioses y<br />

ridiculizar al mayor de los dioses, se convierta en<br />

el mayor benefactor de la humanidad aunque ello<br />

nos cueste un hígado que crece todos los días y nos<br />

devora -por la eternidad- la misma águila… Heredar<br />

una marca, tener un propósito, hacerse de un estilo<br />

de vida, poseer un horizonte que haga que la vida<br />

tenga un sentido o signifique algo porque, como<br />

demuestra el Roquentin de Sartre en La Nausée: la<br />

libertad no es más que una condena dado que no<br />

existe ningún propósito, ni destino, ni poder divino<br />

dada nuestra naturaleza humana –volátil, pasajera,<br />

efímera- que permita, siquiera, guiar en algo la<br />

existencia.<br />

La figura del padre maldito como la necesaria<br />

redención de nuestras vidas, la figura de un<br />

patriarca injusto al que hay que descabezar –Slay<br />

the King! 3 - para procurarnos una honesta justicia<br />

social: el feminismo, el derecho a libertad de culto,<br />

la libre expresión, el discernimiento… porque<br />

“bienaventurados los perseguidos por causa de la<br />

justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos” 4 y<br />

“bienaventurados los que tienen hambre y sed de la<br />

justicia, porque ellos quedarán saciados” 5 ya que,<br />

cuando no eres frío ni caliente, apenas tibio, de la<br />

misma boca te habrán de vomitar, les digo yo: hijo<br />

tranquilo, hijo solitario, hijo condenado a ser libre,<br />

hijo lanzado a una libertad inherente no solo por mi<br />

condición humana sino por mi invisibilidad a los ojos<br />

de mi padre, para quien no existo ni como amigo y,<br />

mucho menos, como enemigo:<br />

Una vez, después de haber roto el candado de<br />

la cerca de un terreno abandonado, una señora nos<br />

advirtió, a mí y a un par de amigos, que nos acusaría<br />

con nuestros padres. Arrepentido y, principalmente,<br />

perdido; entre mis amigos y yo terminamos a los<br />

golpes tratando de averiguar de quién era la culpa,<br />

hasta que uno de ellos, el más tonto –como siempre-,<br />

terminó con la nariz rota y lo único que supimos hacer<br />

fue correr como locos hasta nuestras respectivas<br />

casas.<br />

Asustado y con el corazón en tumbos, entré pero,<br />

al ver la cara amable de mi mamá y su tranquilidad<br />

para decirme y ofrecerme cada cosa, supe de<br />

inmediato que no era con ella con quien debía hablar.<br />

Rechazándola de cualquier manera, subí por las<br />

3 Seth Rollins y WWE: The Messiah.<br />

4 Mateo 5:10<br />

5Mateo 5:6


20<br />

escaleras y, desde el rellano, vi cerrada la puerta del<br />

cuarto de mi papá –el reino del padre, como dice<br />

Hesse-. Inquieto y confundido, di varias vueltas en la<br />

sala tratando de hacer algún ruido, mirando la forma<br />

de sacar a mi papá de sus aposentos y contarle<br />

lo sucedido. Sin embargo, y aunque zapateaba<br />

y golpeaba las ventanas como estaba prohibido<br />

hacerlo cuando él se encontraba en casa, mi papá<br />

jamás apareció. Entonces y sin saber por qué, toqué<br />

la puerta de su cuarto con suavidad y, como en aquel<br />

maldito cuento de Hesse –Alma de niño 6 - que vuelvo<br />

a leer, hoy, en la soledad de este lugar malamente<br />

atestado de libros, entré al verlo vacío. Todo estaba<br />

en silencio y, como en el cuento, cada una de sus<br />

cosas callaba en las paredes y, sin poder entenderlo<br />

todavía y mucho menos explicarlo, el sentimiento de<br />

estar haciendo algo indebido -de ser un delincuente-<br />

me obligaba a lanzarme, a hacer algo malo: “En una<br />

bandeja había toda clase de objetos, mondadientes,<br />

plumas, alfileres,” escribe Hesse –el lobo estepario-<br />

y continúa: “Cogí dos plumas y me las metí en el<br />

bolsillo, Dios sabe por qué, ni las necesitaba ni<br />

carecía de plumas. Sólo lo hice para seguir la presión<br />

que me estaba sofocando, que me empujaba a<br />

hacer el mal, a perjudicarme a mí mismo, a cargar<br />

con la culpa”. Inexplicable como sigue siendo hoy,<br />

también revolqué en sus papeles y, ante sus retratos<br />

imponentes y bien cuidados, sentí, por un instante,<br />

esa lucha entre “el respeto profundo y la rebeldía”,<br />

entre la obediencia y la obligación de faltarle, de<br />

insultarlo, de levantarme y encarar su inmenso<br />

poder. En consecuencia, muerto del terror pero<br />

decidido, abrí el cajón donde, había visto, guardaba<br />

su dinero y tomé varias monedas y billetes que<br />

6 Aparece en El último verano de Klingsor: compendio de tres narraciones<br />

breves del <strong>No</strong>bel: Alma de niño, Klein y Wagner y El último verano<br />

de Klingsor que le da su nombre.<br />

embutí en mis bolsillos y, en mi caso, como si la mano<br />

del diablo –no la de Dios- hubiese dirigido la mía, fui<br />

por sus preciados chocolates y, al salir del cuarto con<br />

varios de ellos y de un momento a otro, corrí hasta la<br />

terraza y los arrojé junto con el dinero a los tejados<br />

vecinos: -sí, de esa forma, sin hacer ni disfrutar nada,<br />

ni un poquito de lo robado: simple y sencilla maldad.<br />

En la noche y seguro de lo que vendría, dormí con<br />

mi mamá esperando los gritos y el juicio que, uno a<br />

uno, siempre nos hacía mi papá a mis hermanas y a<br />

mí cuando nos metíamos con sus cosas pero, contrario<br />

a lo que esperaba, ni ese día ni los que siguieron<br />

escuché queja alguna. Desconcertado y, después,<br />

aliviado, le pedí llevarme a la peluquería para que<br />

me cortaran el cabello y, aunque no podía evitar<br />

mirar a sus cajones mientras se arreglaba, no me dijo<br />

una sola palabra, lo que me permitió comprender<br />

que o no lo había descubierto o, simplemente, no le<br />

importaba.<br />

El mes anterior -ya de adulto yo y él de hurañofuimos<br />

–mi mamá, mis hermanas, mis sobrinas y yoa<br />

su casa el día de su cumpleaños. Asando carne<br />

y compartiendo un par de cervezas, bajé al cuarto<br />

de chécheres en busca de tablas y desperdicios<br />

para avivar más el fuego cuando descubrí -ya no<br />

con miedo sino con alegría- un arrume de varias<br />

colecciones completas de libros de El tiempo. Avaro,<br />

los ojeé todos y luego, inventado cualquier cosa,<br />

bajé nuevamente y, en un solo arranque, metí en mi<br />

mochila un ejemplar de La divina comedia y otro del<br />

Fausto. Alegre - completamente alegre, les digo-, me<br />

hice de esos libros sin poder evitarlo como aquel día<br />

del dinero y los dulces, empero, no con el deseo de<br />

faltarle al respeto a mi papá como en ataño sino con


21<br />

el gozo de al fin robarle por gusto: feliz porque al fin<br />

podría decirle que su ausencia –y solo ella- era la<br />

responsable de mi comportamiento: <strong>No</strong> tengo padre,<br />

tengo libros y mira en lo que me he convertido, viejo.<br />

Eso iba a decirle pero,<br />

entre las maldiciones, el veneno y las mujeresen<br />

su sangre abundaba la total, la completa<br />

mariconería.<br />

a hoy día,<br />

no me ha dicho nada.<br />

Increíble me resulta todo esto: quien si no él<br />

para notar que le falta algo y quien si no yo para<br />

robarle esos libros: <strong>Terror</strong>íficamente libre.<br />

Hoy, 18 de octubre de 2020, escribo este poema –<br />

en donde quiera que se encuentre- para mi abuelo,<br />

único responsable de lo que vivo:<br />

Así,<br />

-pensativocon<br />

mis manos suaves y tersas<br />

-con la fortuna de poder estudiar,<br />

de poder leer a cambio de los dedos cabezones y sin<br />

uñas de mi viejo-,<br />

<br />

-entre el fuete, la pistola y el guarapo,<br />

Hace un par de meses recibí mi título universitario


22<br />

por correo y, aunque no esperaba ni una llamada ni<br />

un abrazo, pensé que mi papá querría ver “el fruto de<br />

sus esfuerzos”.<br />

Ojalá los únicos hijos que vean la luz de parte mía<br />

sean solo de papel, no obstante.<br />

<strong>No</strong> lo hizo.<br />

La semana pasada supe que había cambiado de<br />

trabajo por una de mis hermanas y, cuando le dije<br />

que quería irme del país a hacer un posgrado, lo<br />

único que me encargó fue no olvidarme nunca de mi<br />

mamá.<br />

Dice Piglia en Prisión Perpetua: “Un narrador debe<br />

ser capaz de crear un héroe cuya experiencia supere<br />

la de todos sus lectores (…) Ningún novelista que<br />

yo sepa, en este siglo o en ningún otro, ha asesinado<br />

a nadie en la vida real.” Por eso, si quisiera contar<br />

una historia de terror, de muerte o de violencia, lo<br />

único que yo podría hacer sería inventarla, condición<br />

natural -intrínseca- de quien escribe ficciones porque<br />

“inventamos las ficciones para poder vivir de alguna<br />

manera las muchas vidas que quisiéramos tener<br />

cuando apenas disponemos de una sola” 7 .<br />

Como consuelo se encuentran el prefecto perfil –el<br />

tener que inventar por no haber vivido, por no haber<br />

sufrido nunca nada- y la seguridad de que, aunque<br />

no lo sepan, aunque lo ignoren tanto mi papá como<br />

el demonio, a ellos debo lo que soy o lo que, aunque<br />

no lo quisiese, estoy inclinado a ser: un escritor:<br />

“Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin<br />

necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la<br />

vida tal como es no nos basta (…) y que debería ser<br />

mejor” 8<br />

7 Fragmento Discurso de recepción del Premio <strong>No</strong>bel por parte de Mario<br />

Vargas Llosa: Elogio de la lectura y la ficción.<br />

8 Fragmento Discurso de recepción del Premio <strong>No</strong>bel por parte de Mario Vargas Llosa: Elogio de la<br />

lectura y la ficción.


23


24<br />

¿Qué es mi sonrisa? ¿Qué es mi sonrisa? Si es lo<br />

que más odio, lo más aberrante de mi ser. ¿Acaso<br />

no está suficientemente claro lo repugnante que son<br />

los pliegues sobre la cara; las arrugas en torno a la<br />

frente y a las comisuras de los labios? Esa expresión<br />

condescendiente y ansiosa que permite el acceso<br />

a los dientes del peligroso simio, además de una<br />

excitación poco confiable. Me siento tan expuesto<br />

en presencia de los demás, tan vulnerable. Odio<br />

sonrojarme, sentir el sudor emanando de los poros,<br />

la frente resbalosa y la espalda empapada de<br />

vergüenza.<br />

“Hay asuntos más importantes que la imagen que<br />

proyectamos o su correspondiente recepción” decía<br />

un idiota en el transporte público mientras hablaba<br />

con una hermosa joven; podía ver su erección a través<br />

del pantalón, pero lo que más me molestaba era<br />

que la joven y dulce mujer asentía sonrojada, cual si<br />

estuviera ebria. ¡Maldita sea! Todos son tan idiotas,<br />

todos. Sentía unas ganas incontenibles de dirigirme<br />

hacía la pareja y gritar y lanzar puños e increpar y<br />

ante todo quería que mi ira fuera creciendo, sentir las<br />

venas a punto de estallar y quería sentir los músculos<br />

tensos, la quijada dura y apretada y…<br />

¡Absolutamente nada! Sólo oscuridad. Mis manos<br />

temblaban y mi corazón estaba exaltado. ¿Por qué?<br />

¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Quién está ahí?!<br />

Nada ocurrió aquel día, todos los nervios y dudas<br />

fueron disipados porque nunca pasó nada, no sé qué<br />

estaba anticipando, pero todo continuaba su ritmo<br />

habitual. <strong>No</strong> obstante, el entrar a mi casa me resultaba<br />

incomodo cuando estaba absorto en lo solitario que<br />

me encontraba allí, sin nadie ni nada, salvo mi cama y<br />

otras tantas posesiones insignificantes e inertes.<br />

El trabajo es tan extenuante: moderar tus formas<br />

para mantener la fachada, escuchar y asentir con<br />

desidia, sentirte un bicho raro por las miradas que<br />

te lanzan grupos de gentes cuyas estupideces y<br />

risotadas escuchas a la distancia. A veces, me sentía<br />

tan agobiado que sin darme cuenta estaba hablando<br />

solo; aquellas personas que se toman la molestia de<br />

entablar conversaciones conmigo me lo hicieron<br />

saber: “¿Estás bien? Te vi refutar y gesticular solo”<br />

“¿Don bipolar, cómo se encuentra el día de hoy?”.<br />

Ante semejantes increpaciones, de la manera más<br />

prudente que pude, hasta donde la incomodidad y las<br />

ganas de llorar de la pena me dejaron, sólo me quedé<br />

en silencio.<br />

Llegué a la casa, un poco más tranquilo, pero debo<br />

admitir que tenía un terrible dolor de espalda, me<br />

recosté y sin advertirlo me dormí. Al despertar la<br />

habitación estaba tan oscura que sentí mi corazón<br />

agitado, puesto que me supe una presa fácil por<br />

alguna extraña razón. Me puse de pie, encendí la luz<br />

y no hubo nada, absolutamente nada, tanto silencio<br />

me pareció aún más amenazante. Abrí la puerta<br />

con cuidado ya que presentía que iba a encontrar<br />

a un desconocido en el umbral. Empero, ¡Nada!<br />

Comencé a leer, me cuesta admitir o explicar por<br />

qué, me llena de vergüenza exponer la razón de esta<br />

actividad, basta con decir que mi ira se ha salido de<br />

las manos. La lectura es muy entretenida cuando hay<br />

ruido y deseo apartarme, en cambio es una completa<br />

tortura en plena soledad y silencio. Siento que he<br />

ampliado mi vocabulario, pero también siento que<br />

no he mejorado y por el contrario, las gentes y las<br />

costumbres me parecen abusivas y excesivamente<br />

violentas. Un día en el metro cruzamos mirada


25<br />

con un anciano, por una extraña razón le sonreí<br />

casi con miedo, el hombre al principio pareció<br />

desconcertado y luego me devolvió el gesto.<br />

Entonces yo comencé a sudar, con la manga de mi<br />

traje me limpié, recordé que tenía un pañuelo, pero<br />

fui tan idiota y torpe que se me cayó, una mujer a<br />

mi lado se agachó a recogerlo. Era tan hermosa,<br />

aun recuerdo ver su escote, sus senos blancos, sus<br />

ojos claros, tenía una piel un poco manchada, pero<br />

su aroma, sus labios, su mirada me hizo excitarme.<br />

Para mi pesar recibí el pañuelo aún con más torpeza,<br />

aun así quise entablar conversación, quise sonreírle,<br />

quise decirle: “Hay asuntos más importantes que<br />

la imagen que proyectamos o su correspondiente<br />

recepción”, pero sentí como una gota gruesa de<br />

sudor se resbalaba por mi nariz, entrando por la fosa<br />

nasal y luego otra llegando a mi boca entreabierta.<br />

Ella abrió un poco más sus ojos, vi atentamente cómo<br />

su pupila se dilataba, incluso, juro que sentía que<br />

estábamos cada segundo más cerca el uno del otro,<br />

imaginaba que su ritmo cardiaco estuviera tan agitado<br />

como el mío. Sin dudarlo, la apreté de la cintura y<br />

me acerqué a besarla. Mis manos aprensaban con<br />

vehemencia parte de su ropa por encima de su<br />

cintura. Entonces, sentí una fuerza que ejercía presión<br />

contra mí, también sentí un jaloneo en mi espalda por<br />

parte de otra persona, tal fue la violencia de ese jalón<br />

que caí al piso. El reflejo de la ventana me hizo fácil mi<br />

propia imagen; estaba un poco despeinado y vestía<br />

mi traje desorganizadamente. Me levanté y todos me<br />

miraban, ¡Todos! Por alguna extraña razón me sentí<br />

exaltado, esas miradas inquisidoras me provocaron<br />

miedo, comencé a sentirme sofocado y de repente<br />

sentí la orina caliente recorrer por mis piernas


26<br />

nada. Sin embargo, algún tonto empecinamiento me<br />

hizo buscar por última vez en todos los bolsillos y<br />

el frío de esa bendita pieza de metal me causó gran<br />

felicidad.<br />

quemándome de espanto y asco. Al volver la mirada<br />

sobre la mujer, la vi retrocediendo con prisa, con una<br />

expresión preocupada y alterada. Un hombre me<br />

lanzó una patada que me hizo gritar histéricamente.<br />

Por fortuna abrieron las puertas, al salir con ansiedad,<br />

sin saber por qué, comencé a correr y escuchaba<br />

abucheos del interior de aquel maldito vehículo.<br />

Errante, con las piernas fatigadas y fastidiado<br />

de mí mismo llegué a mi casa. Allí tuve un susto<br />

terrible al esculcar en todos mis bolsillos y no<br />

hallar mis llaves. Eso desató aún más mi malestar<br />

y como desahogo le pegué a puerta tantas veces<br />

que los vecinos alrededor gritaban y se mofaban<br />

de mí suponiendo que estaba borracho, de repente<br />

al atestar el último golpe sentí un corrientazo<br />

recorriendo desde mi nudillo hasta mi codo, caí<br />

de rodillas, estuve un momento ahí, de mi cabello<br />

y mi rostro emanaba mucho sudor y pensaba en<br />

lo vergonzoso que sería que algún idiota quisiera<br />

ayudarme, pensaba en mi aspecto, en mi olor y en mi<br />

dolor. Recordé que usualmente tenía un bolsillo por<br />

el revés de la camisa, al intentar buscar con mi mano<br />

derecha, el dolor hizo que cambiara a la izquierda;<br />

incómodamente revisé por doquier pero no hallé<br />

Al abrir la puerta, encendí la luz de la sala, me<br />

senté allí, cerré los ojos y comencé a morderme los<br />

labios hasta que el dolor me lo permitiera, me percaté<br />

por el viento que sopló a través de la puerta abierta,<br />

que nunca la había cerrado, la empujé con el pie y<br />

me dirigí hacía la cama. Mientras caminaba, escuché<br />

algo en la habitación contigua a la mía, toda clase<br />

de pensamientos vinieron a mi cabeza, pero la única<br />

certeza que tenía era que no podía defenderme dado<br />

el malestar de mi brazo. La curiosidad me llevó a<br />

arrojar un zapato en medio de la oscuridad, en caso<br />

tal de escuchar algo saldría corriendo. Agucé mi odio<br />

y efectivamente sentía el leve movimiento de algo o<br />

alguien. Contrario a lo que me indicaba la prudencia,<br />

me aproximé poco a poco al lugar donde sentía<br />

aquella presencia y en cada paso me persuadía de<br />

que no podía estar equivocado. Mi corazón exaltado<br />

me conducía entre el tenebroso corredor. Caminaba a<br />

tientas para no producir ningún sonido y así percibir<br />

cualquier otro. Escuché la respiración entrecortada<br />

del ser que estaba a punto de descubrir y<br />

abruptamente percibí un sonido desconocido, parecía<br />

el sigilo de un gato enfermo o una bestia que tiritaba<br />

expectante. Entonces encendí la luz del corredor que<br />

me llevaba a aquella habitación. Sin aviso alguno, de<br />

las tinieblas emergió una extremidad que atestó un<br />

golpe sobre mi rostro, el cual me provocó la misma<br />

sensación que cuando iba con mi padre al bosque,<br />

ya que apenas podía respirar en esa atmosfera tibia<br />

y húmeda. Me sentía fatigado, ligero y en medio de


27<br />

mi divagación recibí otro golpe sobre mi hombro derecho, éste me hizo padecer una punzada insoportable,<br />

ahora sentía como si hubiera saboreado una bocanada de vinagre que me hacía irrespirable el aire. Me<br />

sentía hirviendo, dentro de mi cuerpo tembloroso crecía una fiebre infernal a causa de la sangre a punto de<br />

rebosar por cada poro.<br />

Al despertar, sólo pude ver una luz que encandilaba mi vista, entrecerrando los ojos y con lágrimas<br />

rodando por los lados de mis mejillas, ya que me encontraba bocarriba, pude darme cuenta de que estaba<br />

en una habitación blanca e irresistiblemente iluminada. Al intentar moverme, mi cuerpo se veía privado,<br />

al principio me causó mucha histeria, no sabía qué me aprisionaba, con el tiempo descubrí que era una<br />

maldita camisa de fuerza. Ha pasado tanto tiempo desde entonces, no sé dónde estoy y sólo sé que se me<br />

mantiene con vida. Desde entonces, he abandonado toda esperanza de salir de aquí, porque y entre otras<br />

cosas, me siento mucho mejor, pese que al despertar me siento exaltado como la primera vez y sin darme<br />

cuenta tengo los músculos tensos y la mandíbula adolorida. Luego de perder la noción del tiempo y de<br />

marearme por el enceguecedor cuarto en el que duermo y despierto, me he planteado que no me queda<br />

otro remedio para no perder la cordura que contar una y otra vez la misma historia en mi mente: “¿Qué<br />

es mi sonrisa?” “¿Qué es mi sonrisa?” “Hay asuntos más importantes que la imagen que proyectamos o su<br />

correspondiente recepción”.


28


29<br />

La época de disfraces no todo es color de rosa, hay<br />

muchos elementos vivos e inertes del mundo que le<br />

ponen los pelos de punta a las personas.<br />

acordamos con previo aviso, el virus nos ha cambiado<br />

y yo no quiero que otros se me acerquen al menos<br />

que guarden su distancia, mínimo dos metros”<br />

El agua, las aglomeraciones, o la misma pandemia<br />

tienen a mucha gente con pánico, muchos han<br />

conversado con la <strong>Revista</strong> <strong>Oopart</strong> y contaron el<br />

porqué de sus miedos.<br />

Sustos y anécdotas<br />

“Mi miedo al mar me impidió ganar un concurso,<br />

pero pudo más ese pavor que le tengo a las olas,<br />

a veces duermo y sueño con una ola monstruo de<br />

esas que son peores que las de los tsunamis, me he<br />

despertado porque en un sueño casi me muero, el<br />

corazón casi se me sale, fue terrible. Dijo Juan 1<br />

A este miedo se le conoce como talasofobia (pavor<br />

al océano) que impide a la persona bañarse en el<br />

mar o en la playa pues las olas así sean pequeñas<br />

generan pánico en la persona.<br />

Otro tipo de miedo es a<br />

salir en pandemia, la<br />

proxémica es cosa<br />

peligrosa en los<br />

individuos, ya que,<br />

si no se maneja<br />

cuidadosamente,<br />

puede generar<br />

conflictos verbales y<br />

físicos.<br />

Un gran susto le propinaron a Xenia cuando era<br />

niña, hoy a sus 70 años habla y dice:<br />

“Mis hermanos me metían miedo, se ponían a mis<br />

espaldas y gritaban, eso me asustó, a veces se me<br />

acelera el corazón, tiemblo y salto. Esas cosas así me<br />

han marcado la vida, creo que nadie debe asustar a<br />

otros, pero sé que a veces es por jugar y me calmo”.<br />

“Yo viví en casas grandes y con muchas<br />

habitaciones, daba una sensación de casa embrujada,<br />

las olas del mar crujían, el viento silbaba y se oían<br />

como ecos de unas voces espectrales, ¡Ay Dios! Esas<br />

son cosas horribles que experimenté.<br />

Hay muchos tipos de horrores son las masacres,<br />

los asesinatos, eso es terrible, pero el misterio del<br />

comportamiento del ser humano es tal que hay<br />

diversas patologías psicológicas<br />

extrañas que pueden conducir<br />

a la cárcel o al manicomio.<br />

Existe la zoofilia,<br />

tanatofilia y son<br />

obsesiones de<br />

ciertos individuos<br />

por practicar el<br />

sexo con animales o<br />

muertos.<br />

La siguiente historia nos la contó<br />

Yesika así sin tapujos expresó estás palabras:<br />

“<strong>No</strong> puedo salir ahora, me vuelvo loca, me da<br />

miedo, de cosa estoy hablándole a usted porque lo<br />

1 Los nombres fueron cambiados por petición de los entrevistados.<br />

Las obsesiones no son buenas<br />

consejeras, pero son patologías que se den tratar con<br />

cuidado y ser precavidos al tratar con estas personas,<br />

sin relegarlas de la sociedad.<br />

Los médicos dicen que a las personas con filias


30<br />

y fobias hay que tratarlas bien, hacerlas sentir<br />

seguras, además su doctor de confianza debe verlos<br />

periódicamente.<br />

garras de Kruger, Robert Englund fue el actor que le<br />

dio vida al hombre del sombrero y dientes feroces y<br />

voz horrorosa.<br />

Sectas y otros grupos<br />

Las sectas satánicas en octubre buscan el modo<br />

de hacer sacrificios para su amo Satanás, el diablo o<br />

como le quieran llamar y utilizan niños, personas o<br />

animales según sus normas.<br />

Lo que diré a continuación lo diré a título personal<br />

porque tuve miedo a ciertas películas de terror como<br />

el payaso It, Freddy Kruger, entre otras, pero ahora me<br />

rio y recuerdo lo feliz de la época, las películas hoy día<br />

no asustan tanto.<br />

Octubre es un mes que evoca muchos miedos en<br />

las personas, pero también nos muestra una faceta<br />

oculta de quienes desearon ser un personaje y no<br />

pudieron, pero de forma artística lo imitan con arte,<br />

pintura corporal y otros elementos fantásticos.<br />

Los nervios afloran en este mes lleno de brujas,<br />

arañas y otras cosas que nos recuerdan ese mundo<br />

oculto y quizás oscuro que pueda generar esa<br />

curiosidad, la que dicen mató al gato.<br />

La sociedad ahora en sus disfraces tendrá que<br />

adicionar el tapabocas porque la pandemia no<br />

perdona, y es posible celebrar, pero con las medidas<br />

sanitarias exigidas por los médicos.<br />

Octubre es un mes en el que las personas sacan a la<br />

luz otra faceta de su personalidad, los vestuarios, los<br />

maquillajes son tradicionales en este mes y sin dejar<br />

de cuidarse, seguro los fanáticos del Halloween y de<br />

octubre lo disfrutarán.<br />

Supersticiones y agüeros<br />

Ya que se menciona al gato negro o creencias en<br />

hechizos y brujería, y otros las toman como lo que<br />

son, supersticiones, esas que asustan a más de<br />

uno.<br />

Los gatos negros son de mala suerte muestran<br />

muchas películas de terror, ojo que las brujas<br />

chupan el ombligo, cosas que escuchaba cuando<br />

era muy niño, son simples anécdotas, en<br />

mi vida personal he escuchado voces de<br />

brujas, aunque les resto importancia, como<br />

dicen por ahí de que las hay, las hay.<br />

Freddy Kruger a muchos nos puso a<br />

trasnochar y no poder conciliar el sueño<br />

porque si te duermes terminas magullado por las


31


32<br />

Las luces de neón de un microbús surcan el océano negro de la noche. De día, el sol deja<br />

ver un barrio de casas grises desmoronándose desde toda la vida. Dentro del microbús, los<br />

pasajeros cabecean. Por fin, la estruendosa salsa cansa hasta al chofer. Ni un salsero de hueso<br />

colorado como él puede cantar “paloma palomita. Vuela. Vuela paloma palomita” más de media<br />

hora seguida. Como no trae otro disco, la música se calla y las lucecitas rosa mexicano pasan de<br />

ambiente de antro a ambiente de burdel. La morra en uniforme de secundaria para de chatear:<br />

es media noche y su amiga ya no responde. Seguro ya descansa. Su padre va sentado al lado<br />

con los ojos cerrados hasta que lo despartiera el ronquido osuno del cuate de adelante; duerme<br />

como piedra: trae la boca abierta hacia al techo. Por el cemento en su ropa, parece que le tocó<br />

hacer la mezcla en la obra.<br />

Ya falta poco para la última parada, por eso todos vamos sentados. Hasta el chavo del fondo,<br />

que le cedió el lugar a una mamá con su bebé de brazos, puede descansar las piernas. Quién<br />

sabe si se lo ofreció porque es joven y guapa, porque le dio pena imaginarla cargando a un<br />

bodoque todo el santo día o por buena educación. Alcanzó asiento cuando se bajó la mayoría en<br />

Rojo Gómez.<br />

Solo faltaban cinco cuadras cuando los frenos desgarraron la noche con un chillido horrible.<br />

El autobús se detuvo en seco. El enyesado despertó con los dientes incrustados en el asiento de<br />

adelante. —Pérate, güey—alcanza a decir el gordito bigotón de hasta delante antes de estrellarse<br />

con la puerta. Por suerte no sirve. Está abierta, paralela a la escalera. Si hubiera estado cerrada,<br />

sus bigotes habrían terminado estrellados contra el parabrisas.


33<br />

Miradas intranquilas van de un lado al otro. Algunos se levantan. Todos se preguntan por qué<br />

la súbita parada. Parece que hay alguien afuera, quizás un atropellado. Una voz le grita desde<br />

abajo al chofer. Éste suelta el volante, asustado, y levanta las manos. Aborda una pistola. Luego<br />

el brazo que la detiene. Cuando se acerca a la luz rosa, se ve un sujeto calvo, con un paliacate de<br />

calavera cubriéndole la boca. Grita que más les vale que se callen y no lo miren a los ojos; que<br />

le den carteras, celulares y todo lo que traigan. De atrás del autobús se oye otro grito. El chavo se<br />

levanta de nuevo; también está armado. El embozado vocifera que los de atrás se mueren o que<br />

le pasan sus pertenencias al chavo. Él estuvo todo el viaje esperando a su amigo para empezar<br />

a apuntar y a maldecir. Uno a uno, con las cabezas gachas, muy callados, sacamos los pesos que<br />

tanto nos costó ganar y los celulares.<br />

—<strong>No</strong> mames. Son muy poquitos. <strong>No</strong> vamos a sacar ni madres —dice el chavo.<br />

—Ahorita vas a ver que sí vale la pena. —contesta el de la calavera mientras levanta la pistola<br />

amenazante. Ojos desorbitados son los de una bestia. Coge a la niña del pelo.<br />

—Voy yo primero en lo que les echas un ojo a estos cabrones.<br />

El padre se aferra al uniforme de su hija tratando de protegerla. Sólo se gana un culatazo en la<br />

cara. Se lleva las manos a la frente que comienza a brillar por la sangre mientras cae al asiento,<br />

desmayado. El de la calavera baja con la niña. Los frenos del camión no son tan horribles estos.<br />

Pasan de horribles a insoportables. Poco a poco apagan resignados y exhaustos.<br />

Tras el tintineo de un cinturón el calvo sube de nuevo.<br />

—Vas tú, wey.<br />

El chavo lo mira confundido. Sus ojos son los de una presa. El niño llora desde quién sabe<br />

cuándo. Mira entre avergonzado y temeroso a la madre quien también llora pero en silencio<br />

rezando porque no la vean.<br />

— ¿Te gusta esa?<br />

Le apunta. También la coge del pelo. Con mucho cuidado el chavo toma entre sus brazos<br />

al bebé. Se lo va a pasar al albañil cuando el padre salta de su asiento. Aprieta la mano en la<br />

que el malandro lleva la escuadra. El bebé cae al suelo. El albañil reacciona; aprovecha que el<br />

calvo apunta en la dirección del padre para encajarle un puñetazo. La calavera golpea el suelo<br />

antes de que el albañil se trepe sobre el ratero. El padre está encaramado en la espalda del<br />

joven maleante. Le muerde la oreja: nueva sangre corre por su rostro. El dolor lo hace aflojar el<br />

arma. El padre la toma. El gordo de adelante cae sobre el joven para que no se fugue. Suena un<br />

disparo. El albañil deja escapar una bala del arma que le logró arrebatar al calvo. Se asusta y la<br />

rata aprovecha para pelarse. El padre baja del microbús corriendo.


34<br />

—¡Agarren a ese hijo de la chingada! —les pide a las balas porque en este infierno nadie<br />

más lo escucha. La justicia es ciega y no le estorba la oscuridad. Dejan quieta a la calavera en el<br />

pavimento helado.<br />

Suben el padre y su hija. Su llanto se une al del niño que está de nuevo en los brazos de su<br />

madre. A apuntada al ladrón.<br />

—Don, el joven no le hizo nada a la muchacha. Que se vaya. —interviene el chofer.<br />

——Si nos ve, él también se va a querer cobrar. Yo sé cómo son a estas alimañas. —contesta<br />

tembloroso.<br />

—Ya sé que hacer —propone el albañil mientras saca de su mochila una navaja.<br />

Los gritos vuelven. Después de unos minutos sólo se escucha el motor que ruge y tose. En la<br />

banqueta, quedan los despojos de un muchacho de unos diecisiete años. Ya no tiene ojos para<br />

que no encuentre a los que lo abandonaron ahí, ni lengua para que lo cuente.


35<br />

Era de madrugada cuando llegué a mi casa después de una larga noche de trabajo, mi esposa<br />

estaba dormida. Luego de darme un baño, la acompañé en el sueño.<br />

Las luces estaban apagadas y no pasó mucho tiempo hasta que pude sentir que comenzó a<br />

acariciar mi piel y besar mi cuello.<br />

- Tienes un extraño olor a muerto -dijo ella mientras seguía besando mi cuello-. ¿Acaso<br />

estuviste coqueteando con cadáveres de chicas lindas?<br />

El comentario me incomodó un poco ya que soy un médico forense, se rompió la inspiración y<br />

perdí la excitación que había comenzado a sentir, así que le di la espalda.<br />

- ¿Es en serio? -preguntó ella mientras seguía acariciando mi cuerpo y susurrando en mi<br />

oído-. Anda, sé que me deseas.<br />

Después de unos instantes correspondí sus caricias, mis manos recorrieron su cuerpo<br />

desnudo. Jamás la había visto tan excitada, lo hicimos “y no sólo una vez” todo era tan distinto y<br />

tan pasional... pero lo disfrute.<br />

Sonó mi teléfono celular, pensé que podía ser de la clínica así que respondí, mi piel se erizó<br />

por completo cuando escuché la voz de mi esposa al otro lado de la línea; ¿quién era entonces


36<br />

la chica que compartía mi cama?<br />

Yo seguía abrazándola, podía sentir como ella acariciaba mis brazos. El frío y el miedo se<br />

apoderaron de mí cuando sentí que me besaba en el cuello. Por la posición en la que nos<br />

encontrábamos era imposible que pudiera hacerlo, para conseguirlo tendría que haber girado<br />

el cuello 180 grados.<br />

Me levanté tan rápido como pude y encendí la luz... ¡<strong>No</strong> podía creer lo que estaba mirando!<br />

Sobre mi cama estaba el cadáver de una chica cuyo rostro me era familiar...<br />

Horas atrás la había recibido en la morgue. Era hermosa y su cuerpo aún era cálido. La toqué<br />

un par de veces, sus pechos, su entrepierna... pero un compañero casi me descubre y antes<br />

de cerrar aquella bolsa gris que guardaba su cuerpo le dije cínicamente al cadáver: “ojalá<br />

tuviéramos un poco más de privacidad”.


37<br />

El fétido aliento de aquel ser inmundo impregna, con su hedor nauseabundo, toda la estancia.<br />

Sabía de su presencia sin verlo, solo por su pútrida pestilencia. A mis pies estaba el cadáver<br />

de una mujer sobre un charco de sangre y un revoltijo de sesos. Era mi novia, con horribles<br />

mutilaciones en su rostro y desfigurada; su visión no me dejaba resquicio para el consuelo.<br />

En aquellos instantes confundía la realidad con mi peor pesadilla. Sabía que a mi novia no la<br />

maté, todo fue un mal sueño motivado por la rabia de una sórdida traición por su parte, cuando<br />

ella, sin atisbo de vergüenza, se folló a mi padre. A él sí que lo maté, pero lo hice de un disparo<br />

en el rostro, sin ensañarme. Pero a ella..., no, no fui yo quien le destrozó el rostro, fue ese ser<br />

ignominioso que habita mi mente y que usurpa mis sueños. Nadie me creyó en el juicio, además<br />

en el martillo que destrozó el rostro de mi novia estaban mis huellas dactilares, muy nítidas,<br />

según la policía, pero no la maté, ¡juro que no la maté!<br />

Ahora, dictada mi sentencia, encerrado en esta sórdida celda me toca convivir en perpetua<br />

condena con esa criatura maligna que corrompe mí mente.<br />

________________________________________________________________________________________<br />

<strong>No</strong>ta de Prensa:<br />

En la ciudad siguen cometiéndose atroces crímenes, con horrendas mutilaciones, que siguen<br />

las pautas utilizadas por el asesino, convicto y encarcelado, de su padre y novia. La policía está


38<br />

desconcertada, barajan la hipótesis de que pueda tratarse de un imitador.<br />

Mientras, el reo se empeña en afirmar desde su celda, al que le escucha, que el maligno<br />

morador de sus sueños, cada noche escapa de su mente y al amanecer, cuando vuelve, le mira<br />

con ojos teñidos de sangre por tanta ira y se ríe de él. ¡Cómo se ríe!, con carcajadas estruendosas<br />

que producen escalofríos de terror. Los demoniacos chillidos que cada madrugada se oyen en la<br />

celda del recluso hacen pensar al director de la prisión que el convicto se está volviendo todavía<br />

más demente.<br />

Las autoridades penitenciarias se plantean internarlo en el ala siquiátrica.


39<br />

Entre los recuerdos vagos de mi juventud, cerca de los 18 años, hubo unos acontecimientos<br />

insólitos en la finca de mi tía; que me marcarían por el resto de lo que sería mi vida.<br />

Me encontraba culminando la cena de aquella tarde, me quedé en el comedor considerando<br />

bajo una luz sombría que emanaba de una bombilla mísera lo que haría cuando fuese rico y<br />

poderoso. La casa se encontraba en una soledad enceguecedora, los únicos seres en ese lugar<br />

de muerte éramos el perro sombra y yo puesto que la carraca de mi tía estaba ahogando sus<br />

penas entre botellas de alcohol en el pueblo. Sabía que no debía esperarle ya que el pueblo se<br />

encontraba ubicado a hora y media de la finca, y ella no dejaría sus botellas para llegar donde<br />

yo estaba.<br />

Me fui a la cama sin dejar mis pensamientos de lado. Sombra me hizo compañía hasta que<br />

me hallé bajo las cobijas soñoliento en un mar de fatiga. Creo haber estado dormido, pero los<br />

ladridos despavoridos de sombra frente al espejo me levantaron confundido. Sin embargo, no<br />

encontré nada; solo sombra actuando como un demente. Me dispuse a llevarlo fuera, pero unos<br />

rasguños rebotaron en las paredes de la desgastada casa; mi corazón se detuvo mientras mi piel<br />

se helaba del pavor que dominaba mi ser, en ese instante no solo yo me encontraba paralizado<br />

si no que el perro comenzó a revolcarse por el suelo con agudos chillidos.


40<br />

Los rasguños provenían de la puerta así que tome el control de mis nervios y me encamine<br />

a ella, tomé la perilla de la puerta y bañado en sudor frio la abrí… Mi acompañante salió<br />

corriendo a los cafetales como si algo o alguien le robara la voluntad y lo obligase a dejarme<br />

allí solo.<br />

Caminé hacia los cafetales ¿por qué? Aun no sabría decir, algo me invitaba a navegar por<br />

la absoluta oscuridad, pero eso no es lo más extraño, lo peor es lo que les voy a relatar a<br />

continuación…<br />

El olor de azufre tan penetrante que llegó al punto de marearme, no halle la forma de<br />

ubicarme entre tanta oscuridad, pero algo impulsó a mi respiración a desequilibrarse. Entre<br />

más estaba allí menos podía respirar, sentí un peso enorme en mi pecho que me obligó a<br />

hincarme en medio del césped húmedo. Poco a poco mi vista se volvió desdibujada, el peso<br />

en dolor y el aire en ácido y allí lo vi … una silueta poco humana cubierta por una lona, sin<br />

embargo, esta solo tapaba su tronco. Poco o nada recuerdo verle forma a su cabeza, en cambio<br />

veía a la perfección la sangre que brotaba de lo que sería una parte rasgada de su cuello,<br />

este líquido lo cubría casi por completo. Estaba frente a mí, parada como si esperase a que<br />

corriera, pero mi cuerpo no tenía la capacidad para huir. En ese instante la silueta extendió su<br />

mano, en ella sostenía un machete cubierto de óxido y sangre, por encima de mi cabeza y lo<br />

dejó caer con una fuerza descomunal.<br />

<strong>No</strong> tuve tiempo para reaccionar, cuando desperté me encontraba en una casa de otra finca,<br />

ubicada a 20 minutos de la original. Lo primero que veo, es la expresión de desosiego de<br />

una cuarentona desalineada con un potente hedor a cerveza, que me aturdía. Al recobrar mi<br />

salud decidí narrar lo sucedido, mi tía estalló en una estruendosa carcajada. Desconcertado<br />

le pregunté que ¿qué había sucedido? Ella afirmó con una fuerte seguridad que yo me había<br />

embriagado con el alcohol que ella escondía en la cocina y en ese estado salí de la casa y el<br />

vecino me había encontrado en el cafetal inconsciente. Pregunté por el perro a mi tía, solo<br />

contestó: “<strong>No</strong>sotros no tenemos perro”.


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42<br />

Para este mes donde nuestro tema es el<br />

terror, he decidido hacer unas reseñas cortas<br />

de las obras del maestro del terror japonés, el<br />

señor Junji Ito. Así espero poder recomendar<br />

a este autor para que nuestros lectores se<br />

fascinen, aterroricen e incomoden que este<br />

derroche de originalidad y miedo.<br />

Primero voy a hablar de una obra de ciencia<br />

ficción y horror llamada<br />

GYO, este manga fue<br />

serializado en la revista<br />

Big Comic Spirits de 2001<br />

a 2002. La historia nos<br />

ubica en Japón a mediados<br />

de los años 2000. Una<br />

tripulación de un barco<br />

de arrastre captura unos<br />

peces con características<br />

extrañas, la tripulación al<br />

examinarlos se da cuenta<br />

que estos peces cuentan<br />

con patas muy extrañas.<br />

Estos peces se escabullen<br />

y empiezan a volver al<br />

océano. Pasado el tiempo<br />

los peces llegan a tierra<br />

por las playas de Japón en<br />

grupos grandes, iniciando<br />

así una invasión en Japón<br />

y todo el mundo. Tadashi y Kaori son los<br />

protagonistas de esta historia que notan como<br />

un olor nauseabundo se esparce por los lugares<br />

donde pasan estos extraños peces. A lo largo<br />

de la historia nuestros protagonistas tratan de<br />

encontrar la razón de este extraño fenómeno y<br />

además tienen que lidiar con los traumas y las<br />

peligrosas criaturas.<br />

En este Manga, Junji Ito, maneja el misterio y<br />

lo grotesco de los hechos de muy buena forma<br />

que es lo que realmente mantiene al lector<br />

pegado a las páginas para terminar la historia<br />

ya que los personajes son muy flojos y no salen<br />

del cliché del protagonista tonto, la damisela en<br />

peligro y un necesario científico loco. ¿Cómo<br />

unos peces adquieren pies y<br />

porque expulsan gas oloroso<br />

que afectan a los humanos?<br />

es una primicia original de<br />

la cual el autor se aprovecha<br />

para deformar la concepción<br />

de normalidad y jugar con<br />

las emociones humanas y<br />

sus reacciones frente a tales<br />

hechos. Esto complementado<br />

con imágenes grotescas y<br />

acciones deplorables que<br />

desnudan a los humanos por<br />

su miedo son el fuerte de esta<br />

historia.<br />

El manga consta de 2 tomos y<br />

tiene una adaptación al cine<br />

que cambia unas cuantas<br />

cosas, pero la idea central se<br />

mantiene. Es una muy buena<br />

recomendación en sus dos<br />

formatos, para pasar un muy buen rato con una<br />

historia interesante con tintes de terror. Es de<br />

esas historias siempre nos van a hacer preguntar<br />

¿Qué pasaría si …?<br />

La segunda recomendación que voy a hacer en<br />

esta edición es UZUMAKI, Un Manga publicado<br />

también en la revista Big Comic Spirits de 1998 a


43<br />

1999. La historia de este manga se desarrolla en<br />

un pueblo cerca a la costa llamado Kurouzo que<br />

se ve afectado por una maldición relacionada<br />

con las espirales. Pero ¿En qué consiste una<br />

maldición relacionada con espirales o cosas<br />

que tengan forma espiral? Todo empieza con<br />

la obsesión que tienen los habitantes de este<br />

pueblo con todas las cosas que tienen forma<br />

en espiral. La obsesión es tan fuerte que las<br />

personas, de laguna forma, hacen lo posible<br />

para deformarse hasta volverse espirales<br />

ellos mismos, empiezan a adorar las formas<br />

de los caracoles, después las cosas en general<br />

empiezan a tomar forma de espiral y poco a<br />

poco el pueblo se ve superado por esto y llega<br />

al apocalipsis de espiral. Kiere, la protagonista<br />

es quien se da cuenta de esto en un principio y<br />

junto a su novio tratan de escapar del pueblo no<br />

sin antes tratar de entender y solucionar lo que<br />

esta pasando. Aquí podemos degustarnos de<br />

una narrativa de misterio estilo policiaca con las<br />

mas espectaculares escenas de terror. Me atrevo<br />

a decir que este manga es el mejor trabajo<br />

grafico del maestro Junji Ito, con imágenes<br />

magistralmente grotescas y expresivas logra<br />

transmitir la sensación de miedo y desespero<br />

que acoge a los protagonistas. El escenario y su<br />

atmosfera están muy bien trabajados tanto en<br />

narrativa cono gráficamente y esta vez aunque<br />

un poco aburridos, los personajes cumplen<br />

mejor su función que en GYO.<br />

Uzumaki es un manga que cuenta con 3 tomos<br />

y en la actualidad se puede conseguir en la<br />

editorial panini y viz media.<br />

La siguiente recomendación es el manga<br />

TOMIE, el que es mi manga favorito de Junji ito,<br />

fue publicado y serializado en la revista Monthly<br />

Halloween de 1987 a 2000. Aquí encontraremos<br />

una serie de historias auto conclusivas donde<br />

Tomie una chica sensual, atractiva y malvada<br />

tiene el poder de seducir y manipular a los<br />

hombres, este poder, aunque suene llamativo<br />

se convierte en su maldición ya que las mujeres<br />

la odian, los hombres que salen de su control<br />

por momentos la odian y en general el odio<br />

se vuelve colectivo lo que lleva a desenlaces<br />

con mucho gore y sangre. Esto anudado a<br />

situaciones paranormales generan unas historias<br />

magníficamente contadas que desnudan los mas<br />

bajos instintos de los seres humanos.<br />

Tomie como una chica hermosa genera una<br />

influencia increíble en las personas que la<br />

rodean al punto que puede incitar al asesinato,<br />

canibalismo y terror, ya sea por celos o por odio.<br />

Pero ¿Qué es o quién es Tomie? Para no arruinar<br />

la lectura contando spoilers solo dire que la<br />

primera historia comienza con el funeral de<br />

Tomie donde se cuenta que ella, una estudiante


44<br />

de bachillerato, fue brutalmente descuartizada,<br />

pero al día siguiente llega sana y salva al salón<br />

de la clase como si nada, igual de coqueta y<br />

desafínate como lo ha sido siempre. De esta<br />

situación se desenlaza más odio hacia ella, celos<br />

y una serie de confesiones sobre la posible<br />

muerte de Tomie.<br />

Tomie como ente protagonista de cada historia<br />

va a ser el desencadénate moral de el resto de<br />

los personajes, haciendo que cada uno de ellos<br />

muestre sus inseguridades y malos hábitos,<br />

como infidelidades, celos obsesivos, asesinatos<br />

etc. Gráficamente es muy básico ya que es<br />

el primer trabajo del autor pero se pueden<br />

destacar las expresiones de los personajes tanto<br />

como las deformidades y entes paranormales<br />

que son plasmados en la obra, Tomie cuenta<br />

con 2 ovas en un recopilatorio animado que se<br />

hizo sobre varias de sus historias cortas llamado<br />

Junji Ito Collection y también cuenta con nueva<br />

adaptaciones live action para el cine, las cuales<br />

no son tan impactantes como el manga pero<br />

siguen siendo muy recomendables.<br />

Por último, voy a mencionar dos historias cortas<br />

que personalmente las encontré como extras<br />

en los tomo del manga GYO y que por si solo<br />

debido a su corta duración no pudieron ser<br />

publicadas por aparte. Me refiero a: La triste<br />

historia del pilar central y El Enigma de la falla<br />

de Amigara. La primera es una historia contada<br />

en cuatro páginas, en pocas palabras es un<br />

micro cuento que es muy difícil de recomendar<br />

sin revelar ningún hecho central de la trama,<br />

quédense con que hay una muerte muy extraña<br />

que nadie se puede explicar y en el Enigma<br />

de la falla de Amigara nos encontraremos<br />

que después de un terremoto queda una falla<br />

geológica muy extraña donde aparecen huecos<br />

muy profundos con forma de siluetas humanas,<br />

la gente empieza a visitar esta maravilla natural<br />

y creen que esas siluetas les pertenecen a ellos<br />

y en una histeria colectiva la gente empieza a<br />

entrar por los huecos que son sus siluetas. ¿Qué<br />

hay más allá de los huecos? ¿Por qué tienen forma<br />

de siluetas humanas? ¿Por qué la gente se siente<br />

llamada por su silueta? Son preguntas que solo se<br />

verán resueltas si hacemos estas lecturas que son<br />

muy cortas pero intrigantes.<br />

En estas pequeñas obras se ve el trazo<br />

característico del autor como su narrativa<br />

inquietante, completamente recomendadas, tiene<br />

los mismos problemas en los personajes, pero<br />

al ser más unas historias donde el entorno es el<br />

protagonista no se ven muy afectadas por la falta<br />

de personalidad de los mismos. Así doy fin a las<br />

recomendaciones de este octubre y espero sean<br />

de su agrado.


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46<br />

Directo al grano: Drácula sobrevive a la<br />

injusta suerte de su creador por el embate<br />

irreverente, improbable e imprudente que<br />

le imprime Stoker a su novela en pleno<br />

siglo XIX. Sí, ese mismo siglo XIX que -en<br />

palabras del médico Seward- es “un siglo<br />

escéptico y positivista, en el que el espíritu<br />

científico lo es todo”. Y es de esta manera<br />

como la época Victoriana resulta marcada<br />

por escritores tipo H. G. Wells o, en<br />

Francia, por hombres como Julio<br />

Verne, quienes encontraron su<br />

inspiración y “clarividencia” en<br />

este fecundo siglo de procesos<br />

de transformación social, de<br />

revolución económica y, sobre<br />

todo, revolución tecnológica.<br />

Con esto, muchas y a la vez<br />

curiosas son las “anticipaciones” y<br />

divulgaciones científicas que con los<br />

años se extrajeron de la obra literaria de<br />

estos dos escritores, de las que se destacan<br />

-por ejemplo- la descripción de lo que<br />

décadas adelante sería llamado helicóptero, o<br />

la invención de una ciudad flotante que sería<br />

interpretada como un gran crucero provisto<br />

de incalculables lujos, o, simplemente, el<br />

ferviente deseo de viajar en el tiempo que<br />

-aun en nuestros días- sigue obsesionándonos<br />

tanto.<br />

Así pues, cuando Drácula ve la luz en 1897,<br />

la crítica literaria no sabe cómo encasillar<br />

esta novela, ni valorarla o señalarla ya que,<br />

mientras la literatura occidental se encuentra<br />

extasiada en las probabilidades científicas de<br />

Verne y de Wells, así como en las pericias del<br />

entrañable señor Holmes que en la mansión<br />

de los Baskerville entierra mitos salidos del<br />

infierno -sin despreciar la estética realista<br />

y el naturalismo documental que estudian<br />

la sociedad con precisión y crecen<br />

vertiginosamente-, para la novela<br />

de Stoker no hay referencia y<br />

resulta más sencillo atacarla por<br />

grotesca o callarla y evadirla<br />

por realista, gótica, policial,<br />

epistolar, polifónica… Todo<br />

lo anterior, completamente<br />

racional porque Drácula<br />

era para su tiempo -en cierto<br />

modo- una cómica “solución” en<br />

la que la religión y el positivismo<br />

interactuaban sin inconvenientes, así<br />

como un curioso experimento entre fonógrafos<br />

y máquinas de escribir de la Revolución<br />

Industrial junto con enormes castillos y<br />

costumbres medievales que en su interior<br />

exponían -¡sin vergüenza!- una férrea fe<br />

cristiana que no tambaleaba ni siquiera ante<br />

la crueldad o el sentido común (tan extraño<br />

como aquel filósofo cristiano francés), y que no<br />

se sonrojaba ante la presunción del viejo Van<br />

Helsing en contra de la ciencia, quien, ¡en pleno<br />

siglo XIX!, sugería al conocimiento científico<br />

como intransigente dado que ”cuando no


47<br />

consigue explicar algo, declara que no hay<br />

nada que explicar”. Entonces, acto seguido,<br />

es por detalles como estos que se entiende,<br />

sin dificultad, por qué la novela del <strong>No</strong>sferatu<br />

-sin escrúpulos- expone los celos de un feroz<br />

conde ante unas vampiresas hambrientas,<br />

sugiriendo una postura homosexual y erótica<br />

rayana en lo voyerista… Y, de igual forma,<br />

se entiende la eterna obsesión del conde<br />

por las mujeres y su sangre (sangre de vida,<br />

como en la biblia), o el empoderamiento de<br />

la mujer en numerosas líneas y los constantes<br />

retrocesos de la misma postura en -por<br />

ejemplo- uno de los diarios de Lucy, donde<br />

ella declara indignas a las mujeres por falta<br />

de grandeza… Y, sí, aunque resulte increíble<br />

y hasta extraño, esta novela es una mezcla<br />

senil y trepidante y, verdaderamente, sucede<br />

en el siglo de la Revolución Industrial, lo cual<br />

me lleva a concluir que esta novela no solo<br />

desea servirse de la realidad y la ciencia<br />

con el ánimo de deformarlas y denunciar lo<br />

vacuas e insípidas que resultan tal y como las<br />

conocemos porque -como había anticipado<br />

Shelley décadas atrás en derredor de la<br />

ciencia- esta novela “cambia quimeras de<br />

ilimitada grandeza por realidades de escaso<br />

valor”…. Por ello, sí, Drácula vive en nuestra<br />

cultura popular por irreverente, atrevida,<br />

anacrónica, descarada, improbable, grotesca,<br />

obstinada, imprudente… bien porque quiso<br />

mezclarlo todo y resucitar las quimeras en<br />

tiempos de estéticas positivistas sino porque<br />

también lo hizo sin hipocresía y al mejor estilo<br />

del Dirty Writer Charles Bukowski, quien<br />

aparece aquí abusivamente con el ánimo de<br />

ejemplificar a Stoker como hombre de carácter<br />

auténtico y estremecedor, ajeno a su mundo y,<br />

sobre todo, a las demandas del público de su<br />

tiempo. Stoker, con Drácula, emprende lo que<br />

parece una cruzada -esta vez- de oriente contra<br />

occidente llevaba a cabo por un demonio similar<br />

al empotrado a los árabes en su momento,<br />

porque su Vampyr no es una mera bestia ventral<br />

y visceral como dictamina la creencia popular,<br />

sino una víctima del averno y su único pecado<br />

radica en su tendencia creciente a pensar como<br />

hombre, a su interés por asuntos humanos e<br />

inquisitivos… Por lo cual, esta novela resulta<br />

escandalosa y es de todos los tiempos. Así,<br />

esta obra entierra a Stoker -nadie sabe quién<br />

es el dueño de Drácula en nuestros tiempos-,<br />

inmacula al Conde y se salva a sí misma entre<br />

grandes clásicos y movimientos literarios ajenos<br />

a su clase -que no olvidaré jamás- y que me ha<br />

permitido, al fin, recomendarles algo en esta<br />

revista divulgativa y, en mi caso, esteparia.


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49<br />

Llega el mes del terror y aunque así se le<br />

conoce de manera mundial, en Colombia<br />

toca especificar que es octubre, porque si lo<br />

dejamos como el “mes del terror” así sin más,<br />

se confundiría con todos los demás.<br />

Los colombianos ya sabemos que no<br />

podemos esperar algo bueno de este<br />

gobierno, ya hemos perdido el asombro<br />

a la injusticia, y aunque nos hemos vuelto<br />

más resilientes, la indignación no deja de<br />

ser el sentimiento predilecto en todos los<br />

ciudadanos de este sangriento y sonriente<br />

país. <strong>No</strong>s han intentado anestesiar con noticias<br />

falsas, pero, así como el sol no se puede<br />

ocultar con un dedo, los problemas del país<br />

tampoco.<br />

En este mes se hizo realidad la pesadilla<br />

que muchos no queríamos que ocurriera.<br />

Uribe quedó libre gracias a la jueza Clara<br />

Ximena Salcedo, y con esto podemos entender<br />

que la Venezuela que tanto quisieron no vivir<br />

con Petro la estamos empezando a vivir con<br />

este gobierno de derecha, hambriento de<br />

dictadura. Así como el Ministro de Defensa<br />

(Carlos Holmes Trujillo) desacató los fallos, se<br />

coartó la libertad de los jueces y se irrespetó<br />

el estado de derecho, debilitando de esta<br />

manera la independencia de los jueces tal<br />

como pasó hace un tiempo en el país vecino.<br />

Porque la corte es mafiosa y guerrillera<br />

cuando no le conviene al centro democrático,<br />

pero ahora que emitieron el nuevo fallo para<br />

dejar en libertad a su mesías, la corte sirve y ya<br />

no está aliada al terrorismo, como lo expresó en<br />

algún momento el ex presidario anteriormente<br />

mencionado.<br />

Pero así haya quedado en libertad es<br />

importante aclarar que no ha sido notificado<br />

como inocente y el proceso penal seguirá,<br />

quedando así en la historia como el único<br />

expresidente detenido que quedó sin curul y<br />

sin credibilidad alguna en el país.<br />

Pero no todo es tan malo, si queremos<br />

ser positivos podríamos ver esto como el<br />

acercamiento al fin del uribismo, porque<br />

además de que ha perdido apoyo en Colombia,<br />

ha perdido apoyo en Miami, ciudad en la que<br />

decidieron aprobar nombrar a una de sus calles<br />

como ‘Álvaro Uribe Way’ en honor a su mandato<br />

(2002-2010), y en la que el 16 de Octubre<br />

fue decorada con 30 carteles en español e<br />

inglés con el mensaje «Esta calle lleva el<br />

nombre de Álvaro Uribe, expresidente con<br />

280 investigaciones por homicidio, genocidio<br />

y fraude.» gracias al activista colombiano Beto<br />

Coral y otras personas quiénes ayudaron a<br />

que los transeúntes se enteraran de quién es<br />

realmente ese tal Álvaro Uribe, porque no es<br />

justo que le pongan a una calle extranjera el<br />

nombre de un hombre que le ha traído tanto<br />

mal a su país.<br />

Pero el tema con este ex presidente no<br />

queda ahí, hace unos días se dio a conocer los


50<br />

supuestos responsables del asesinato del ex<br />

candidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado<br />

y así se reabrió el polémico magnicidio en el<br />

que Uribe tendría mucho qué ver.<br />

Las FARC se atribuyeron la responsabilidad<br />

de este asesinato, pero en este tema hay mucho<br />

más detrás de lo que parece evidente. Según<br />

parece, Álvaro Uribe intentó manipular esta<br />

investigación para así lograr que su hermano<br />

Santiago Uribe saliera bien librado del caso<br />

de «Los 12 apóstoles». Pero ¿cómo podría<br />

lograr esto mediante dicha manipulación?<br />

Pues Uribe, en compañía del abogado Diego<br />

Cadena estaban recaudando desde febrero<br />

del 2017 testimonios de tres narcotraficantes y<br />

paramilitares (quienes están presos en Estados<br />

Unidos), diciendo que ellos saben quién<br />

asesinó a Álvaro Gómez Hurtado y con esto<br />

lograr una rebaja de pena para ellos por esa<br />

información que darían, y si esto se daba, ellos<br />

dirían que el proceso contra Santiago Uribe fue<br />

un complot contra el ex presidente Uribe por<br />

la extradición de unos paramilitares en el 2008.<br />

Siendo todo una pantalla, una mentira, una<br />

cortina de humo.<br />

Y así podemos ver que hay verdades que<br />

se alcanzan a saber gracias a periodistas que<br />

se han tomado el trabajo de investigar con<br />

la seriedad que el caso amerita, porque los<br />

periodistas sinceros, críticos, que siempre<br />

buscan la verdad son los que nos ayudan a<br />

entender todo el panorama de una manera más<br />

real y contundente, no como los periodistas<br />

que trabajan en función de los que son dueños<br />

del poder. Como el caso de Vicky Dávila,<br />

quien sabiendo temas importantes y delicados<br />

prefiere callar y así seguir sirviendo a los<br />

dueños y amos de este país, prefiere vivir<br />

encubriendo al uribismo y narcotraficantes<br />

como el embajador San Clemente, en vez<br />

de dejar de estigmatizar luchas importantes<br />

como la Minga, prefiere hacer una labor sucia<br />

buscando lavar la cara de los criminales.<br />

Pocos han sido los que han dicho algo sobre<br />

esta movilización que se ha venido dando este<br />

mes. El Movimiento Alternativo Indígena con la<br />

Minga quiere mostrar el rechazo a las múltiples<br />

masacres que se han presentado durante el<br />

2020, es hermoso ver cómo los indígenas,<br />

quienes son tan injustamente ignorados, son<br />

quienes nos están dando una gran lección,<br />

dando a entender que el trabajo compartido


51<br />

es el bien común para así construir un buen<br />

vivir. Con esto podemos ver que nos falta<br />

mucho por aprender como ciudadanos y<br />

crecer como seres humanos, en Colombia<br />

merecemos paz, pero es incoherente decir<br />

que queremos vivir en tranquilidad cuando<br />

el irrespeto se ve hasta en redes sociales,<br />

es absurdo pedir algo que no se da desde<br />

nuestros hogares, colegios, universidades<br />

y cualquier lugar en donde tengamos que<br />

hacer uso de la tolerancia, respeto y amor.<br />

Valores de los cuales carece el hombre que<br />

atacó a su esposa con un hacha en la cabeza<br />

el pasado 16 de octubre en el barrio El Redil<br />

en Usaquén. Quien fue ayudado y protegido<br />

por amigos y familiares igual de insensibles<br />

que él, pero aunque alcanzó a esconderse y<br />

a cambiar su apariencia física, fue capturado<br />

en la noche del pasado 27 de Octubre en el<br />

municipio de Fusagasugá.<br />

por sí mismo, no veríamos a tanta persona del<br />

común agrediendo ni a tanto fanático político<br />

asesinando.<br />

Llega el mes del terror y como lo pueden ver,<br />

los representantes predilectos en Colombia<br />

para esta fecha son: Un político mentiroso,<br />

corrupto, tramposo, asesino y paramilitar.<br />

Miguel Camilo Parra, un hombre violento con<br />

cara de mártir y un abogado cómplice quién<br />

lo encubre con argumentos absurdos que llena<br />

de indignación a todos los ciudadanos, porque<br />

es sorprendente que aquí se quiera naturalizar<br />

todo tipo de violencia, al parecer en Colombia<br />

estamos agónicos de sensibilidad, leyes y<br />

empatía.<br />

Seamos críticos con nuestras acciones,<br />

porque si cada uno pensara en ser mejor


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53<br />

En esta edición <strong>Terror</strong> de <strong>Revista</strong> <strong>Oopart</strong><br />

repasaremos algunas historias de fantasmas que<br />

se han visto en estadios de fútbol en el mundo.<br />

El deporte no ha sido ajeno a historias de<br />

fantasmas, ya que hay lugares en los que se han<br />

visto cosas que solo los lentes de cámaras han<br />

podido captar y energías que se sienten sin<br />

alguna explicación<br />

Halloween y sus historias de terror llegan<br />

a este artículo de <strong>Revista</strong> <strong>Oopart</strong>, para que<br />

disfruten de un fútbol que da miedo y no por<br />

un planteamiento perfecto en cancha o por<br />

jugadas terroríficas, está vez sabremos qué ha<br />

pasado con algunos espíritus que de momento<br />

aparecieron misteriosamente.<br />

Desde 1948 los ‘diablos rojos’, tuvieron que<br />

sobrellevar la famosa “maldición del garabato”<br />

que fue hecha al club por Benjamín Urrea, ex<br />

jugador del equipo rojo.<br />

“Que lo vuelvan profesional, que hagan del<br />

América lo que quieran, pero juro por mi Dios<br />

que nunca serán campeones”<br />

Aquella “maldición” dejó sin títulos al América<br />

por 31 años hasta que llegó en 1979 el técnico<br />

Gabriel Ochoa Uribe le daría la primera estrella<br />

al conjunto vallecaucano.<br />

También se sabe que un año después, 1980<br />

los directivos del América mandaron a hacer<br />

un exorcismo en el club. En este encuentro<br />

participó Urrea siendo testigo de que allí<br />

terminaría la maldición que impuso al América<br />

de Cali.<br />

En el fútbol profesional colombiano tenemos<br />

dos casos que son misteriosos, aunque no son<br />

de fantasmas, pueden causar curiosidad y por<br />

qué no, miedo en algunas personas.<br />

Viajamos a la ciudad de Cali y nos situamos<br />

en el América, allí en el club rojo ganar un<br />

campeonato no era nada fácil y menos un<br />

torneo internacional, era algo sin explicación,<br />

pues ni siquiera una nómina de lujo podía<br />

levantar el trofeo de campeón.<br />

Ahora, saltamos hasta México y nos ubicamos<br />

en el estadio Universitario, el partido entre<br />

Pumas y América no solo fue noticia por ser uno<br />

de los clásicos del fútbol ‘manito’ en aquella<br />

final de 1985 sino que además los guardas de<br />

seguridad son testigos en las noches dónde<br />

se escuchan y sienten fantasmas, luego de la<br />

avalancha provocada en el momento en el que<br />

entraron más aficionados de lo permitido, lo que<br />

dejó cientos de muertos y heridos.<br />

Es el momento de saber qué pasó en el<br />

estadio ‘Dragón” donde juega el Oporto de<br />

Portugal, equipo en el que jugaron Falcao,<br />

Guarín y James Rodríguez, este último no solo<br />

siendo protagonista por sus goles, además sus<br />

celebraciones quedarán en el recuerdo de los<br />

hinchas. Uno de los tantos goles marcados por<br />

James fue presenciado por alguien que ya no<br />

estaba en este mundo, así lo pudieron apreciar<br />

los lentes de las cámaras en las se muestra cómo<br />

el jugador al estar cerca de la tribuna tiene a su


lado izquierdo a un espíritu en una silla vacía.<br />

hinchas asistentes lograron ver la imagen<br />

de una persona que recorría el campo de<br />

juego, cuenta la leyenda que es uno de los<br />

jugadores que jugó en el amateurismo con la<br />

camisa del equipo local.<br />

54<br />

Así podríamos contar un sin fin de historias<br />

que en esta época de “terror” generan algo<br />

de zozobra en un mundo en el que hay vivos<br />

y muertos rondando por cada esquina de los<br />

lugares en los que vivimos.<br />

Otro de los casos de fantasmas más conocidos<br />

es el del estadio Azul en el que juega Cruz Azul<br />

de México, allí antes de que se levantaran las<br />

graderías, existía una fábrica de ladrillos en la<br />

que muchos accidentes provocaron las muertes<br />

de varios trabajadores, los rumores de muchas<br />

personas que han pisado el túnel del estadio,<br />

dicen que han visto la imagen de un hombre de<br />

aproximadamente 50 años que parece ser uno<br />

de aquellos trabajadores.<br />

En México las historias no paran, en aquel país<br />

no solo se celebra el día de los muertos y se<br />

festeja la muerte, además es una de las partes<br />

que provee más historias sobre el tema que<br />

estamos tratando en esta edición.<br />

Allí uno de los estadios más importantes por<br />

su historia futbolística es el Estadio Azteca,<br />

antes de su construcción se presentaron muchas<br />

dificultades y al igual que en el Estadio Azul,<br />

muchos trabajadores murieron y ahora en las<br />

noches se escuchan lamentos en muchas partes<br />

de este lugar.<br />

Y finalmente volvemos al continente<br />

sudamericano y llegamos al Cilindro de<br />

Avellaneda, el estadio de Racing fue testigo<br />

de un hecho inusual, mientras se jugaba el<br />

partido Racing vs River Plate algunos de los

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