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6) Manual de Psiquiatria (Betta, Juan) recortado

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Dr. Juan C. Betta

Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica

Jefe de Trabajos Prácticos de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires Jefe de Servicio del

Hospital Neuropsiquiátrico.

Manual

de

Psiquiatría

9a.Edición

C.E.A.

Centro Editor Argentino

Buenos Aires 2002


PRIMERA PARTE

PSICOPATOLOGIA GENERAL SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA

PSIQUIATRÍA 8

Generalidades.

CAPÍTULO I

Resumen histórico de la Psiquiatría.

Conceptos de soma y psique.

Enfermo mental: enfermo mental alienado; enfermo mental no alienado.

Resumen.

9

CAPÍTULO II

INDICE GENERAL

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 21

Factores exógenos: 1) Causas tóxicas; 2) causas infecciosas; 3) caucas por

enfermedades generales; 4) causas traumáticas; 5) causas nutritivas; 6) causas

psíquicas; 7) causas ambientales.

Factores endógenos: 1) Edad; 2) sexo; 3) raza; 4) herencia.

Herencia en Psiquiatría: 1) herencia de la esquizofrenia; 2) herencia de la psicosis

distímica; 3) herencia de la epilepsia; 4) herencia de la oligofrenia.

Concausas.

Resumen.

CAPÍTULO III

EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL 36

Estudio de los antecedentes: 1) antecedentes hereditarios; 2) antecedentes personales;

3) antecedentes de la enfermedad actual. Estudio del enfermo mismo: 1) hábito

externo; 2) interrogatorio; 3) orientación autopsíquica; 4) orientación alopsíquica.

CAPÍTULO IV

ATENCIÓN 47

Definición y concepto.

Efectos de la atención. Intensidad de la atención. Concentración y dispersión de la

atención.

Formas o tipos de atención: 1) atención espontánea; 2) atención voluntaria.

Condiciones que estimulan la atención.

Psicopatología de la atención:

Aprosexia. Hipoprosexia. Hiperprosexia. Paraprosexia.


Estado de la atención en los diversos síndromes mentales; 1) síndrome de excitación

psicomotriz; 2) s. de depresión psicomotriz; 3) s. delirante; 4) s. esquizofrénico; 5) s.

confusional; 6) s. demencial; 7) . s. oligofrénico.

Exploración de la atención.

Resumen.

CAPÍTULO V

SENSOPERCEPCIÓN 63

Sentidos externos. Sentidos internos.

Imágenes sensoperceptivas normales: 1) imagen sensorial; 2) imagen consecutiva; 3)

imagen mnemónica; 4) imagen fantástica; 5) imagen eidética; 6) imagen onírica; 7)

imagen pareidólica.

Psicopatología de la sensopercepción:

Alteraciones cuantitativas: 1) aceleración de la percepción; 2) retardo de la percepción;

3) abolición de la percepción.

Alteraciones cualitativas: 1) ilusiones; 2) alucinaciones; 3) pseudoalucinaciones; 4)

alucinaciones psíquicas; 5) alucinosis; 6) alucinaciones verbomotoras; 7)

alucinaciones hipnagógicas; 8) alucinaciones extracampinas; 3) percepción delirante;

10) eco o sonorización del pensamiento; 11) alucinaciones auditivas de observación

de los propios actos.

Resumen.

CAPÍTULO VI

IDEACIÓN 80

Idea: concepto y definición.

Capital ideativo: ideas concretas; ideas símbolos; ideas mágicas; ideas abstractas; ideas

creencias; ideas intuitivas.

Psicopatología de la ideación:

Alteraciones cuantitativas: 1) ideación normal; 2) ideación retardada; 3)

ideación acelerada. Alteraciones cualitativas: 1) ideas normales; 2) ideas patológicas: a)

ideas delirantes; b) ideas obsesivas; c) ideas sobrevaloradas; d) ideas fijas.

Diagnóstico diferencial entre las distintas ideas patológicas.

Resumen.

CAPÍTULO VII

ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO 101

Asociación de las ideas: leyes asociativas.

Psicopatología de la asociación de las ideas:

Alteraciones del ritmo asociativo: 1) ritmo normal; 2) ritmo acelerado; 3) ritmo

retardado. Alteraciones de la coherencia.

Juicio: concepto y definición:

Psicopatología del juicio: 1) juicio insuficiente; 2) juicio debilitado; 3) juicio suspendido;

4) juicio desviado. Raciocinio: 1) razonamiento por deducción; 2) razonamiento por

inducción; 3) razonamiento por analogía.

Pensamiento: 1) pensamiento mágico o primitivo; 2) pensamiento lógico Psicopatología

del pensamiento:

Alteraciones del curso del pensamiento: 1) aceleración del pensamiento; 2) retardo del

pensamiento; 3) prolijidad o minuciosidad del pensamiento; 4) perseveración del

pensamiento; 5) interceptación del pensamiento; 6) rigidez del pensamiento; 7)

estereotipia del pensamiento; 8) verbigeración del pensamiento; 9) disgregación del

pensamiento.

Alteraciones del contenido del pensamiento: 1) pensamiento incoherente; 2)

pensamiento delirante; 3) pensamiento obsesivo.

Imaginación: concepto.

Imaginación reproductora; imaginación creadora.

Psicopatología de la imaginación:

Alteraciones cuantitativas: 1) imaginación aumentada; 2) imaginación disminuida.

Alteraciones cualitativas: 1) fantasía; 2) fabulación; 3) mentira.

Resumen

CAPÍTULO VIII

MEMORIA 132

Concepto y definición.

Fases del proceso de la memoria: 1) memoria de fijación; 2) memoria de conservación;

3) memoria de evocación; 4) memoria de reconocimiento y de localización. El olvido.

Psicopatología de la memoria:

Alteraciones cuantitativas: I) amnesia; 2) hipomnesia; 3) hipermnesia; 4) dismnesias.

Alteraciones cualitativas: 1) fenómeno de lo ya visto; 2) fenómeno de lo nunca visto; 3)

ilusiones de la memoria; 4) alucinaciones de la memoria; 5) criptomnesias; 6)

ecmnesia; 7) paramnesia reduplicadora. Estado de la memoria en los diversos

síndromes psiquiátricos. Exploración de la memoria.

Resumen.

CAPÍTULO IX

CONCIENCIA 151

Concepto y definición.

Campo de la conciencia: 1) zona consciente; 2) zona subconsciente; 3) zona inconsciente.

Psicopatología de la conciencia:

Obnubilación de la conciencia: 1) embotamiento o torpeza; 2) somnolencia; 3) coma.

Estrechamiento de la conciencia: 1) amencia; 2) estado crepuscular; 3) sonambulismo.

Orientación: tipos de orientación: 1) orientación autopsíquica; 2) orientación en el

tiempo; 3) orientación en el espacio.

Perturbaciones de la orientación.

Resumen.


CAPÍTULO X

AFECTIVIDAD 167

Contenido de los estados afectivos:

Emociones: 1) emociones primarias: miedo, cólera y afecto; 2) emociones secundarias o

complejas: angustia, ansiedad, pena, disgusto, etc.

Afectos. Tendencias. Inclinaciones: 1) inclinaciones egoístas; 2) inclinaciones altruistas;

3) inclinaciones impersonales. Sentimientos: 1) s. egoístas; 2) s. altruistas; 3) s.

impersonales. Pasiones: 1) p. egoístas; 2) p. altruistas; 3) p. impersonales.

Psicopatología de la afectividad:

Alteraciones cuantitativas: 1) hipertimia; 2) hipotimia; 3) atimia.

Alteraciones cualitativas: 1) tenacidad afectiva; 2) labilidad afectiva; 3) incontinencia

afectiva; 4) ambivalencia afectiva; 5) perplejidad; 6) neotimias. Catatimia.

Estado de la afectividad en los diversos síndromes psiquiátricos. Exploración de la

afectividad.

Resumen.

Defectos constitucionales de la personalidad: personalidades psicopáticas. 1)

personalidad instintiva; 2) personalidad paranoica; 3) personalidad ciclotímica; 4)

personalidad esquizotímica; 5) personalidad perversa; 6) personalidad hiperemotiva;

7) personalidad mitornaníaca; 8) personalidad hipofrénico-asténica.

Alteraciones patológicas de la personalidad: 1) pérdida de la personalidad; 2)

despersonalización; 3) transformación de la personalidad; 4) desdoblamiento de la

personalidad.

Resumen.

CAPÍTULO XI

ACTIVIDAD 188

Acto instintivo; Acto habitual; Acto voluntario.

Psicopatología de la actividad: Alteraciones del primer período del acto voluntario: alt.

cuantitativas: 1) abulia; 2) hipobulia; 3) hiperbulia. Alt. cualitativas: 1) impulsiones; 2)

compulsiones.

Alteraciones del segundo período del acto voluntario: 1) apraxias; 2) ecopraxia; 3)

amaneramiento; 4) extravagancias y estereotipias; 5) interceptación cinética; 6)

negativismo; 7) obediencia automática; 8) flexibilidad cérea; 9) cataplexia.

Lenguaje:

Trastornos del lenguaje oral: A) Por causas orgánicas: 1) disartria; 2) dislalia; 3) afasia; 4)

disfemias; 5) disfonías. B) Por causas psicogenas: 1) taquilalia; 2) bradilalia; 3)

verbigeración; 4) mutismo; 5) musitaciones y monólogos; 6) neologismos; 7)

jergafasia; 8) ecolafia; 9) estereotipia verbal.

Trastornos del lenguaje escrito: 1) disgrafia; 2) agrafía; 3) alexia.

Trastornos del lenguaje mímico: 1) hipermimia; 2) hipomimia; 3) amimia; 4) paramimia.

Estado de la actividad en los diversos síndromes mentales.

Resumen.

CAPÍTULO XII

PERSONALIDAD HUMANA 209

Instinto: 1) i. de nutrición; 2) i. sexual; 3) i. gregario o social.

Temperamento:

Tipos corporales: 1) t. leptosómico; 2) t. atlético; 3) t. pícnico; 4) t. displásico.

Disposiciones activo-afectivas.

Carácter.

Inteligencia. Personalidad: definición.

Psicopatología de la personalidad.


CAPÍTULO PRIMERO

PSIQUIATRÍA

PRIMERA PARTE

PSICOPATOLOGÍA GENERAL

Generalidades

Se denomina Psiquiatría, a la rama de la medicina que se ocupa del estudio de las

enfermedades de la psique, más a menudo llamadas: enfermedades mentales.

La Clínica Psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales mediante: 1º)

Una prolija anamnesis que nos informará acerca de numerosos factores hereditarios, congénitos

y adquiridos, capaces de aportar alguna luz respecto a las causas probables o verdaderas de las

perturbaciones que aquejan al enfermo. 2º) Un estudio semiológico completo que culminará con

el diagnóstico clínico, al que se llega a través de los siguientes exámenes: a) Estudio del hábito

externo, que se efectúa mediante la inspección, b) Un prolijo interrogatorio, de gran importancia

ya que por él es posible conocer el estado en que se hallan todas y cada una de las formas de la

actividad psíquica y las perturbaciones que presentan, acusadas por signos y manifestaciones

que la semiología se encarga de descubrir y consignar. 3º) Consideración de la evolución de la

enfermedad, a fin de conocer la continuidad, interrupciones y alternativas de la misma,

remisiones y exacerbaciones, periodicidad, etc. 4º) A continuación se podrá formular el

pronóstico, que surgirá a través del estudio semiológico y de la evolución del cuadro clínico. 5º)

Establecido el diagnóstico clínico se instituirá el tratamiento adecuado. Cuando, en algunas

oportunidades, las indicaciones terapéuticas surgen del diagnóstico semiológico se recurre a un

tratamiento sintomático.

Después de esta visión panorámica podemos afirmar que, en la actualidad, la psiquiatría ha

logrado desprenderse de las rémoras y ligaduras del pasado, jerarquizándose en su evolución a

través del tiempo. En nuestros días se ha convertido en una de las ramas más importantes de la

medicina, al extremo de que su conocimiento es necesario a todo médico para el ejercicio del

arte de curar, cualquiera sea la rama médica hacia la que dedique su actividad.


Resumen histórico de la psiquiatría

Entendemos que tiene mucha importancia hacer una reseña de la evolución histórica de la

psiquiatría.

Siguiendo a Régis se acostumbra abarcar la historia de la psiquiatría desde la aparición del

hombre hasta nuestros días, dividiéndola en cuatro épocas en correspondencia con las que debió

atravesar la humanidad en el recorrido de su evolución:

1) Época primitiva.

2) Época antigua.

3) Época de transición.

4) Época moderna.

1º) Época Primitiva:

Es la que podemos llamar época prehipocrática; se extiende desde la aparición del hombre hasta

el advenimiento de Hipócrates.

Es característica dominante de esta época la sujeción del hombre a las distintas divinidades

adoradas por las numerosas sectas religiosas, que absorbían las creencias de los pueblos primitivos

en plena era formativa. Todas las manifestaciones de la naturaleza y los hechos de la vida diaria,

normales y anormales, naturales y sobrenaturales, eran atribuidos a los dioses, a los que los

hombres hacían partícipes o responsabilizaban, según las circunstancias, de su felicidad o de sus

males. Por esa causa, en esa época se consideró a los alienados como influenciados o poseídos por

las deidades del bien o del mal, según fuera la conducta que la forma de alienación determinaba en

el enfermo.

Es fácil presumir que, de acuerdo con las concepciones etiológicas existentes, los tratamientos

para estas afecciones fueron creados perfectamente adecuados a esas creencias. Primitivamente

fueron los sacerdotes los depositarios de tales conocimientos terapéuticos y los únicos encargados

de su aplicación. Los templos eran los lugares de elección para la práctica de los medios de curación

que, desde las ceremonias religiosas y los exorcismos más extraños hasta los castigos corporales y

la muerte de víctimas expiatorias, incluían infinitos procedimientos y actos rituales destinados a

satisfacer a los dioses y a aplacar su ira.

2º) Época Antigua:

La época antigua se inicia con Hipócrates y termina con el derrumbe del Imperio Romano.

Comprende tres períodos:

a) Período Hipocrático: Con Hipócrates, que se opuso enérgicamente a las prácticas

terapéuticas de los sacerdotes, nace la rebelión contra la concepción religiosa y divina de la

alienación. Podemos decir que fue el padre de la medicina mental y demostró tener amplios

conocimientos en la materia. Con la denominación de frenitis individualizó a la alienación con

fiebre intensa y delirio; seguramente debía tratarse de las psicosis infecciosas y tóxicas que se

manifiestan por fiebre y delirio agudo. La manía fue considerada por Hipócrates como delirio

violento. Describió también a la melancolía, a la que relacionó y atribuyó a los humores y muy

especialmente a la bilis. Además habló de la locura del embarazo y de la locura por el alcohol y

consideró a la epilepsia.

b) Periodo Alejandrino: Es un período de escasa trascendencia en la evolución de la

psiquiatría; transcurre 300 años antes de la era cristiana. Parece marcar una etapa de transición,

notándose un estancamiento en el progreso científico, previo al gran impulso que habría de

recibir la psiquiatría durante el Imperio Romano. En el período Alejandrino deben destacarse los

nombres de Erasístrato y Herófilo.

c) Periodo Greco-Romano: Tiene gran trascendencia en la historia de la psiquiatría desde que

señala un notorio progreso científico, merced a la contribución de médicos ilustres de esa época.

Entre ellos se destacan los siguientes:

ASCLEPÍADES DE BITINIA: (80 años antes de Jesucristo). Establece una división neta de la

locura en dos grupos: 1) alienación aguda con fiebre, correspondiente a la frenitis de Hipócrates.

2) Alienación crónica sin fiebre, que involucra a la manía y a la melancolía. Se le debe además un

estudio sobre las ilusiones y las alucinaciones.

CELSO: (5 años antes de Jesucristo). Crea el vocablo "insania" para substituir al de alienación

y establece tres formas de esta afección: 1) Frenesía que es la forma de insania aguda,

correspondiente a la alienación aguda de Asclepíades y a la frenitis de Hipócrates. 2) La melancolía.

3) Un tercer tipo de alineación que subdividió en dos grupos: delirio alucinatorio alegre o

triste y el delirio general y parcial. Se debe a Celso la creación de métodos y reglas para el

tratamiento moral e higiénico de los alienados pero, a pesar de ello, fue partidario de las cadenas,

los castigos y los ayunos.

ARÉTÉE DE CAPADOCE: (80 años después de Jesucristo). Su mayor mérito reside en haber

efectuado prolijas descripciones de la manía y de la melancolía. Consideraba a la melancolía

como una tristeza del alma, como una idea fija en la que se concentraba el pensamiento a la

manera de un delirio circunscripto. Entre las perturbaciones somáticas agregadas señalaba:

constipación intestinal, disminución de la orina, alitosis, pulso pequeño y ausencia de fiebre. La

manía era considerada, por el mismo médico, como una perturbación intelectual, un delirio

general sin fiebre, lo que la diferenciaba de los delirios tóxicos. Sostenía que producía exaltación

de la memoria y de la imaginación, que inducían al enfermo a conversar sobre cualquier tema,

aun cuando no le fuera conocido. Estableció por primera vez la posibilidad del pasaje de la

melancolía a la manía.


CELIOS AURELIANUS: Establece diferencias netas entre alienación mental y delirio febril. Hace

una descripción de los trastornos somáticos de la melancolía; pero su mayor mérito consiste en

haber combatido el trato inhumano a los alienados, estableciendo valiosas reglas para el tratamiento

físico y moral.

GALENO: (150 años después de Jesucristo). Gran médico de esa época y autor de numerosos

libros; en realidad fue muy escasa su dedicación a este tipo de enfermos. Estableció una división

entre locura idiopática y locura simpática, deparando mayor importancia a las segundas.

3º) Época Tercera o de Transición:

Comprende dos períodos: la edad media y el renacimiento.

A) Edad Media:

Durante la edad media, período de obscurantismo para la humanidad, la psiquiatría no sólo sufre

una rémora sino un real retroceso en su evolución. En efecto, vuelve a caer en la superstición y en

la superchería, en manos de brujos y agoreros. Las ideas mágicas dominan a los hombres y con ellas

a la demonopatía y la licantropatía. Con esto surgen nuevamente las antiguas creencias, y los ritos

religiosos, los exorcismos y extrañas prácticas vuelven a asumir la responsabilidad de la terapéutica

de las afecciones mentales. Bajo el imperio de estas creencias llegaron a cometerse, con los

alienados, mayores atrocidades que en la época antigua; los mismos médicos no pudieron

sustraerse al influjo de estas corrientes; era creencia común que los insanos estaban poseídos por

entidades demoníacas y que para purificarlos debían ser lanzados a la hoguera.

B) Renacimiento:

Hacia fines del siglo XVI, con el renacimiento, vuelve la psiquiatría a jerarquizarse y retomar el

camino científico que ya no abandonaría en el futuro.

PAUL ZACCHIAS: en el año 1584, considera por primera vez los problemas de los alienados desde

el punto de vista médico-legal; así trata de la responsabilidad moral y legal de los alienados; la

capacidad civil y validez de sus actos; los intervalos lúcidos de los alienados.

WILLIS: (entre 1622 y 1675). Realizó un prolijo estudio y descripción de la manía y la melancolía.

Observó el paso de los estados maníacos a los melancólicos y viceversa, lo que llamó locura de doble

forma. Este mismo autor describió la demencia precoz bajo el nombre de estupidez o morosidad,

sin deslindarla netamente de la idiocia, de la imbecilidad y de las demencias restantes.

BONET: (desde 1620 a 1689). Sostiene que el origen de la alienación se halla en lesiones

somáticas viscerales y describe diversas lesiones halladas en las autopsias.

VIEUSSENS: (desde 1641 a 1689). Sostiene las teorías humorales de la alienación. Sin

embargo, con el progreso de la anatomía patológica, poco a poco pierden terreno las teorías

humorales y químicas, inclinándose la opinión hacia el somatismo.

SAUVAGES: (entre 1706 y 1767). Describe la melancolía ansiosa. Es el creador del vocablo

vesania, en el que engloba numerosos trastornos mentales, como ser: estados alucinatorios con

delirio, estados reactivos de excitación y de depresión y estados anormales diversos.

CULLEN: (entre 1712 y 1792). Piensa y sostiene que todas las formas de alienación tienen

origen en la manía y en la melancolía. Realiza tratamientos por balneación, duchas, ejercicios y

trabajos diversos. Los medios de internación de la época eran muy precarios, algunos enfermos

iban a las prisiones y en general los alienados estaban recluidos en lugares inhóspitos e indignos

del ser humano. No era rara su exhibición en público para esparcimiento del pueblo.

4º) Época Moderna:

A partir del año 1793 se produce un cambio fundamental respecto a los tratos dispensados a

los alienados hasta ese momento.

Corresponde a PINEL la gloria de ser el iniciador y propulsor de los nuevos rumbos. Luchó

enérgicamente contra los procederes inhumanos empleados con los enfermos mentales; señaló

reglas para la internación, además de otras morales y humanitarias. Pinel describió cuatro tipos

de locura: la manía, la melancolía, la demencia y la idiocia.

Por esa época se produce un brote regresivo en Alemania debido a la teoría espiritualista de

STAHL, que lleva a la creación de la Escuela Psicológica Alemana de LANGERMANN, según la cual

la locura era la consecuencia del pecado. Posteriormente, también en Alemania, se crea, en

oposición a la anterior, la Escuela, Somática, cuya dirección estuvo a cargo de NASSE, VERING,

JACOBI, FRIEDREICH, etc. Esta escuela se opuso a la concepción espiritualista, sosteniendo que

la alienación se debía a lesiones somáticas cerebrales o viscerales.

A continuación de Pinel hay que recordar a ESQUIROL, que creó y organizó numerosos asilos

para alienados. Aisló lo que llamó: monomanías, que corresponden a lo que hoy conocemos por

delirios sistematizados. Dejó muchos discípulos.

Más tarde BAYLE y sus colaboradores descubren la causa de la parálisis general progresiva,

de la que hacen una prolija descripción.

VOISIN: realiza un concienzudo estudio de la idiocia.

FALRET: actualizó los conocimientos de los estados maníacos y melancólicos y de la locura

circular.


Ya en una época más cercana, corresponde mencionar especialmente los nombres de CHARCOT,

LEGRAND, Du SAULLE, MOREAU DE TOURS, KRAFFT-EBING, entre otros que impulsaron la evolución

de la psiquiatría hasta la época presente.

Conceptos de soma y de psique

Cuando se estudia Semiología y Clínica Psiquiátrica se plantea al médico el problema del doble

aspecto que, desde el punto de vista de la Patología, presenta la unidad psicofísica que constituye

la personalidad humana.

En nuestros días se ha avanzado mucho en ese terreno, merced a la dedicación de los médicos

al estudio de lo que ha dado en llamarse: Medicina Psicosomática. Como una acotación al margen

diremos, según nuestra manera de pensar, que la medicina psicosomática ha sido practicada por los

médicos de todas las épocas que hayan tenido un concepto cabal de la medicina y de su función en

la sociedad. En efecto, a pesar de la preferente dedicación que la mayoría de los médicos prestan a

lo somático, no pueden menos que contemplar y comprobar la importancia que tienen los

desórdenes psíquicos desencadenados por perturbaciones somáticas. Otro tanto ocurre en el

sentido contrario, todo padecimiento psíquico tiene siempre repercusión en lo somático.

Estas observaciones, realizadas a través de generaciones de médicos, han creado la conciencia

de que, en la unidad psicofísica, las conexiones entre las partes son tan íntimas que los

padecimientos de una repercuten sobre la otra mediante una doble corriente: desde lo psíquico a

lo somático y, a la inversa, lo somático determina una repercusión psíquica; su estudio se ha

concretado en la medicina psicosomática. Pues bien, esta correspondencia de manifestaciones es

perfectamente conocida por la psiquiatría desde hace muchísimo tiempo.

Para ubicarnos exactamente en la cuestión, debemos recordar que desde el punto de vista de la

Patología General existen dos tipos de enfermedades: somáticas y psíquicas.

1º) Enfermedades somáticas:

Cuya etiología y evolución se efectúan en el terreno somático, y cuya sintomatología objetiva y

subjetiva es física. Estas enfermedades se clasifican a su vez en: a) orgánicas, cuando tienen una

localización real y objetiva en determinado órgano o aparato; b) funcionales, cuando la localización

orgánica es sólo aparente dependiendo de una disfunción del aparato regulador neuro-endocrinovegetativo.

2º) Enfermedades psíquicas:

Cuya etiología también es somática, pero su sintomatología, tanto objetiva como subjetiva es

psíquica. A su vez se clasifican en: a) orgánicas, cuando asientan en un substráete

anatomopatológico bien conocido, como ocurre en las demencias, las oligofrenias y la confusión

mental; b) funcionales, cuando no tienen su localización en lesiones a nivel del cerebro, lo que

escapa aun a nuestro dominio, pero que suponemos debidas a perturbaciones de los centros

reguladores neurovegetativos diencefálicos.

En cuanto nos detenemos a examinar atentamente esta clasificación caemos en la cuenta de

que ella es más convencional que sustancial. Comprobamos que la división en somáticas y

psíquicas es aceptable únicamente en cuanto a la sintomatología, por cuanto el somatismo es el

rasgo dominante y común en todas ellas, trátese tanto de las orgánicas como de las funcionales.

A su vez la clasificación de las enfermedades por su sintomatología, en somáticas y psíquicas,

también resulta un poco incierta debido a que las somáticas tienen por repercusión equivalentes

psíquicos y viceversa. Respecto a estas últimas hay que destacar que no es necesaria la existencia

de enfermedades psíquicas para provocar alteraciones orgánicas; bastan las dificultades y

ansiedades de la vida diaria y psicológica del individuo para que se perturbe la salud orgánica;

éstas serían las verdaderas perturbaciones de naturaleza psicógena.

Esos equivalentes, tanto de una como de otra naturaleza, son debidos al mismo mecanismo

en el que la afectividad, mediante las tensiones y descargas emocionales, desempeña un papel

primordial. La participación de la vida afectiva pone de relieve la importancia que asumen los

centros diencefálicos, que rigen la vida instintivo-afectiva y neurovegetativa. Las emociones se

convierten, en esa forma, en los estímulos desencadenantes de las más variadas reacciones

psicosomáticas.

Las emociones displacenteras, dependientes de los estados primarios de miedo y de cólera,

son las causantes del mayor número de las alteraciones patológicas. Todos los estados

emocionales derivados de la emoción primaria de miedo, especialmente la angustia y la

ansiedad, son los productores de alteraciones psíquicas, sobre todo neurosis originadas en las

más variadas manifestaciones y alteraciones somáticas. Uno de ellos es el miedo de padecer

enfermedades graves, incluyendo el temor a la muerte. Por otra parte, en padecimientos

somáticos reales con sus respectivas localizaciones orgánicas, el desplacer y la angustia que el

miedo entraña agrava el daño, por el agregado del factor psicológico que establece un círculo

vicioso psicosomático.

Más importante aún es que los estados emocionales desagradables derivados del miedo y de

la cólera son productores de lesiones somáticas orgánicas y funcionales. Desde este punto de

vista se deben tener en cuenta todas las situaciones penosas, las zozobras y las preocupaciones

a que continuamente se ve sometido el individuo en el transcurso de la vida y de su evolución en

el medio social. A esos factores ambientales se agregan otros muy importantes, que son


inherentes al individuo mismo. En primer término hay que considerar la constitución somática con

todos los elementos concurrentes para su integración, entre los cuales lo hereditario y lo congénito

constituyen lo fundamental; estos dos factores determinan la existencia de somas más o menos

resistentes, algunos de ellos de una franca pobreza constitucional característica, que los hace mucho

más sensibles a las descargas emocionales. En segundo lugar es necesario estudiar la constitución

psicológica del individuo, con todo lo temperamental y caracterológico, que proporciona a su vez

un determinado grado de sensibilidad para las reacciones emocionales y las psicosomáticas

concomitantes.

Existen personas que poseen una sensibilidad exquisita para reaccionar intensamente, con

tensos estados emocionales, aun en presencia de causas pequeñas; es el caso de los hiperemotivos,

en los cuales, en ambos tipos de constituciones, tanto somático como psíquico, son más fáciles las

repercusiones emocionales, de donde se puede deducir la gran fragilidad de aquellas

personalidades en las que se produce la coincidencia de ambos factores.

Grande es la importancia que tiene para el médico el conocimiento de esas nociones

psicosomáticas, desde el momento que ellas se aplican a todas las ramas de la medicina. Es

necesario que el médico tenga un conocimiento cabal de la persona que debe tratar; no basta que

sea un eximio somatista, que conozca a la perfección la semiología y la patología médica y

quirúrgica, que sea poseedor de todos los secretos y de los últimos adelantos de la terapéutica; es

también necesario que conozca al enfermo bajo el aspecto psíquico, que investigue su vida, sus

inquietudes, sus congojas y alegrías, en qué medio ambiental efectuó su evolución psicológica, sus

tropiezos en el mismo, sus luchas y sus ambiciones, sus triunfos y sus fracasos, sus tendencias y sus

inclinaciones, sus sentimientos y sus pasiones, su conducta y, finalmente, sus reacciones frente a

los embates de la vida. Sólo de esta manera, el médico podrá tener un concepto integral y acabado

del paciente que recurre a él. Este conocimiento lo capacita para una terapéutica efectiva y racional,

tanto desde el punto de vista somático como desde el aspecto psíquico. Desde este último punto

de vista, además de la medicación modificadora, estimulante y sedante a la que el médico recurre,

no debe dejar de lado los principios elementales de la "psicoterapia", que siempre deben ser

empleados.

No es necesario el conocimiento y el empleo de procedimientos o métodos más o menos

complicados para la aplicación de la psicoterapia; los médicos siempre la emplean, a menudo sin ser

su intención y sin percatarse de ello, cuando por su sola presencia tranquilizan al enfermo, o cuando,

salvo escasas excepciones, hablan a sus pacientes para desvanecer sus temores acerca de su salud

y de su vida.

El médico debe saber que en cada enfermo se agitan numerosas emociones desencadenadas por

el instinto de conservación, por el miedo a lo grave y a lo irreparable, con su secuela de desasosiego,

incertidumbre, desesperanza y angustia; estados emocionales displacenteros que únicamente se

mitigan cuando el médico conversa con él y cuando, de acuerdo con las conveniencias de cada caso,

le explica su estado.

Finalmente, ningún médico ignora que la mejor psicoterapia es la que llega al enfermo por la

senda de la comprensión; la "psicoterapia comprensiva". Estos principios tan sencillos y que

nadie desconoce, aunque a veces se olviden, constituyen las bases en que se sustenta la medicina

psicosomática.

Enfermo mental

Con riesgo de resultar insistentes repetimos que se entiende por enfermo mental o psíquico

al que presenta una sintomatología esencialmente psíquica.

Aclaramos que enfermo mental no es lo mismo que enfermo alienado. El enfermo mental

puede ser: no alienado y alienado.

1º) Enfermo mental no alienado:

Decimos que un enfermo mental no es alienado cuando en ningún momento de la evolución

de la enfermedad se altera la autocrítica, su autodeterminación o su autoconducción y que

conserva, por consiguiente, la autonomía de su personalidad porque el juicio no está perturbado.

En este grupo se incluyen las neurosis; los enfermos que la padecen no llegan a cometer actos

que los coloquen en el terreno médico-legal.

2º) Enfermos mentales alienados:

Son aquellos en los cuales una perturbación del juicio compromete seriamente la autocrítica

y la autonomía de la personalidad, al extremo que son irresponsables de sus actos. La

perturbación del juicio puede ser por déficit o por desviación.

El término alienado procede del latín alienus, que quiere decir ajeno. Luego cuando decimos

enfermo mental alienado equivale a decir enfermo ajeno de la mente, o sea que la personalidad

se encuentra fuera de su cauce normal porque ha perdido la lógica formal de sus elaboraciones

psíquicas por fallas en el juicio. El término alienación es sinónimo de locura y de psicosis.

Es oportuno establecer aquí las diferencias entre neurosis y psicosis. Clínicamente los

neuróticos conservan la auto y la heterocrítica por la integridad del juicio; los psicóticos en

cambio, como padecen una perturbación del juicio, pierden su autonomía psíquica. Estas

diferencias determinan, a su vez, las diferencias en el orden médico-legal, desde el momento

que los neuróticos, a la inversa de los psicóticos, conservan la responsabilidad de sus actos.

Dar una definición clara y cabal de la alienación mental es tarea harto difícil, pues todos

sabemos qué es un alienado pero no es fácil definirlo con exactitud y a la vez con concisión de


lenguaje. De las numerosas definiciones que se han dado transcribiremos la que pertenece al

Profesor Nerio Rojas, no sólo por la razón de que es argentina, sino porque la consideramos una de

de las más exactas y explícitas. Dice de esta manera:

"Alienación mental es el trastorno general y persistente de las funciones psíquicas, cuyo carácter

patológico es ignorado o mal comprendido por el enfermo, y que impide la adaptación lógica y activa

a las normas del ambiente, sin provecho para sí mismo ni para la sociedad."

Esta definición destaca cuatro postulados fundamentales: 1) un trastorno intelectual; 2) la falta

de autoconciencia; 3) la inadaptabilidad; 4) la ausencia de utilidad.

Decimos que un enfermo mental es alienado cuando presenta una perturbación del juicio. Sin

este requisito no existe alienación. Esta perturbación puede consistir: a) En un insuficiente desarrollo

del juicio, situación definitiva e irreparable que encontramos en el síndrome oligofrénico. b) En una

debilitación del juicio, también definitiva e irreparable, presente en el síndrome demencial y en

todos los procesos mentales dementizantes. c) En una desviación del juicio, trastorno que puede ser

temporario y más o menos prolongado en unos casos y definitivo en otros. Se manifiesta en los

síndromes de excitación psicomotriz, de depresión psicomotriz y delirante, d) En una suspensión del

juicio, como en el síndrome confusional.

Concretando: Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado aleja la función psíquica de

la lógica formal; como consecuencia la personalidad desadaptada desconoce su estado patológico

y permanece ajena a su situación real.

Generalidades

Resumen

PSIQUIATRÍA

La psiquiatría es la rama de la medicina que estudia las enfermedades de la psique

o enfermedades mentales.

La clínica psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales

mediante: 1) la anamnesis; 2) estudio semiológico por e] examen del hábito externo

y un prolijo interrogatorio; 3) estudio de la evolución con las alternativas de la

enfermedad; 4) pronóstico; 5) tratamiento.

Siguiendo a Regís se consideran cuatro épocas:

1) Primitiva

2) Antigua

3) Tercera o de transición

4) Moderna.

Época

primitiva

Época Prehipocrática. Desde la aparición del hombre hasta

Hipócrates. El hombre dominado por los dioses del bien y del mal; los

alienados influenciados o poseídos por ellos. Los tratamientos eran

adecuados a las creencias y practicados por los sacerdotes:

ceremonias religiosas, exorcismos, castigos corporales y muerte de

víctimas expiatorias.

Historia de la

Psiquiatría

Época

antigua

Comienza con Hipócrates y termina con la caída del Imperio

Romano. Comprende tres períodos.

1) Período Hipocrático: Hipócrates se opone a la concepción

religiosa. La medicina mental nace con él. Describió: la "frenitis" con

fiebre y delirio. La "manía" que llamó: "delirio violento". La "melancolía"

que atribuyó a los humores, especialmente a la bilis. La "locura

del embarazo" y de la "locura por el alcohol".

2) Período Alejandrino: 300 años antes de Jesucristo. Período de

escasa trascendencia; se estanca la evolución de la psiquiatría. Se

destacan Erasístrato y Herófilo.

3) Período Greco-Romano: Se extiende hasta Galeno, 150 años

después de Jesucristo. Esta época marca un gran impulso para la

psiquiatría. Propulsores: Esclépiades de Bitinia; habló de alienación

aguda y crónica. Celso creador del término insania. Arétée de

Capadoce, por primera vez estableció el pasaje de la manía a la

melancolía. Celius Aurelianus lucha contra el trato inhumano y

estableció reglas para el tratamiento físico y moral.


Historia de

la Psiquiatría

Época

tercera o

de

transición

Época

cuarta

1) Edad Media: Época de obscurantismo con remora y retroceso

para la psiquiatría. Vuelve la superstición y la superchería; dominan

las ideas mágicas, la "demonopatía" y la "licantropatía".

2) Renacimiento: A fines del siglo xvi la psiquiatría retoma el

camino científico que ya no abandonará. Paul Zacchias:

responsabilidad moral y legal de los alienados; intervalo lúcido y

validez de los actos.

Willis: "locura de doble forma". Consideró la demencia precoz con

el nombre de "estupidez" o "morosidad".

Bonet: origen somático de la alienación.

Vieussens: expuso teorías humorales y químicas. Sauvages:

describe la melancolía ansiosa.

Cullen: balneación, duchas, ejercicio y trabajo.

Desde 1793 se producen grandes cambios en el trato de los

alienados.

Pinel: fue gran propulsor e introdujo nuevos rumbos. Lucha contra

el trato despiadado dictando reglas más humanas.

Brote regresivo en Alemania por la aparición de la teoría

espiritualista de Stahl: la locura, consecuencia del pecado.

Esquirol: fue el fundador de numerosos asilos para internación.

Habló de ''monomanías" que equivalen a los delirios sistematizados.

Bayle y sus colaboradores estudiaron la parálisis general

progresiva.

Falret: estudió la "locura circular".

En épocas más próximas debemos recordar los nombres de

Charcof, Legrand, Moreau de Tours, L Du Saulles, Krafft-Ebing y

otros.

Enfermo

mental

Clasificación

Enfermos

mentales no

alienados

Enfermos

mentales

alienados

No alienados

Alienados

Conservan la autocrítica y la heterocrítica, la autoconducción y la autonomía

de la personalidad, el juicio no está perturbado. Este grupo comprende las

"neurosis": los enfermos son responsables de sus actos.

Pierden la autocrítica y la autonomía de su personalidad por alteración del

juicio, debida:

a) "A insuficiente desarrollo". Situación irreparable. Síndrome

oligofrénico.

b) "A debilitación": situación definitiva e irreparable. "Síndrome

demencial".

c) "A desviación": situación temporaria o definitiva. Síndromes de

excitación psicomotriz; de depresión psicomotriz y delirante.

d) "A suspensión": situación transitoria o definitiva. Síndrome

confusional.

Concepto

"Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado

aleja la función psíquica de la lógica formal; la personalidad

desadaptada desconoce su estado patológico y permanece

ajena a su situación real".

La Psicopatología y la Clínica Psiquiátrica plantean el problema del doble aspecto de

la unidad psicofísica que constituye la personalidad humana.

En patología general se consideran:

Conceptos

de Soma y

de Psique

1) Enfermedades somáticas: cuya etiología y evolución se hacen en el terreno

somático y cuya sintomatología objetiva y subjetiva es física; orgánicas y funcionales.

2) Enfermedades psíquicas: la etiología y la evolución también son somáticas, pero la

sintomatología, objetiva y subjetiva, es psíquica; orgánicas y funcionales.

La clasificación es sólo aceptable en cuanto a la sintomatología, por ser el somatismo

el carácter dominante y común de todas ellas. Según la sintomatología, la clasificación

también es incierta: equivalentes psíquicos y somáticos respectivamente. En ambos

casos la afectividad, mediante las descargas emocionales, es el mecanismo productor.


CAPÍTULO II

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

El estudio de la etiología de las enfermedades mentales fue tarea harto difícil a través de la

evolución histórica de la Psiquiatría, que recién a partir de mediados del siglo XIX abandona la

demonología y la taumaturgia para adentrarse en una era de franca evolución científica. En el siglo

pasado se encaró el estudio prolijo y detenido de numerosos factores que, directa o indirectamente,

pueden desencadenar o preparar el terreno para una psicopatía.

Esos numerosos factores etiológicos de orden general se han reunido en dos grandes grupos:

exógenos y endógenos.

Otro tóxico peligroso es el plomo, que produce la intoxicación saturnina. El saturnismo obra

en forma directa provocando numerosas alteraciones somáticas, inclusive en el sistema nervioso

con repercusión psíquica; no permanecen ajenas tampoco las glándulas genitales y el plasma

germinal por lo que, en forma indirecta, determina distrofias y predisposiciones.

El mercurio, el fósforo, el arsénico y los alcaloides en general, son otros tantos tóxicos que

pueden actuar directa o indirectamente.

La frecuencia de las intoxicaciones por el óxido de carbono y sus peligrosas consecuencias, lo

señalan como uno de los tóxicos más temibles. Este tóxico se fija a la hemoglobina formando una

combinación difícil de disociar, la carboxihemoglobina, que reduce el aporte de oxígeno a los

tejidos. La anoxia hiere de muerte a la célula nerviosa, tal es la gravedad de esta intoxicación.

Después del estado confusional, si el enfermo no muere, puede quedar psíquicamente debilitado

por destrucción de determinadas neuronas. Cuando el óxido de carbono afecta al recién nacido

la destrucción neuronal produce, según su intensidad, diferentes grados de insuficiencia del

desarrollo, y más grave aún es cuando el tóxico obra sobre la madre en el período de la gestación.

Factores exógenos

Se consideran factores exógenos todas aquellas causas procedentes desde el exterior y que,

actuando en forma directa o indirecta, pueden determinar el estado de enfermedad psíquica.

Obran en forma indirecta por modificaciones en el plasma germinal transmitiendo a la

descendencia malformaciones, distrofias y predisposiciones diversas, y en forma directa sobre el

individuo mismo, provocando modificaciones y alteraciones somáticas más o menos graves.

1º) Causas tóxicas:

El alcohol ocupa, entre los tóxicos externos, el puesto de vanguardia, porque provoca una notoria

disminución de las resistencias a nivel de las glándulas genitales, recayendo sobre los genes y

alterando el plasma germinal. Para algunos autores estas alteraciones son mucho más marcadas

cuando la intoxicación alcohólica obra en el momento de la concepción; otros, que no admiten esta

opinión, responsabilizan a la intoxicación alcohólica crónica con todas las alteraciones y

estigmatologías físicas, entre las que se contarían las germinales. De una u otra manera, estas

alteraciones de los genes convierten al alcohol en responsable de numerosas oligofrenias y de gran

cantidad de epilepsias.

En forma directa, produce en el individuo alteraciones que lo predisponen a las más diversas

psicosis, desde los estados distímicos hasta la demencia pasando por los delirios y los estados

confusionales. También el alcohol puede obrar desfavorablemente sobre el individuo durante la

gestación, debido a los excesos alcohólicos cometidos por la madre; la acción en este caso sería

directa pues el tóxico pasa a través de la corriente circulatoria.

2º) Causas infecciosas:

De una manera general, las enfermedades infecciosas constituyen importantes factores

etiológicos de las enfermedades mentales. Obran tanto en forma directa como indirecta, a través

de las modificaciones que determinan en el plasma germinal. Consideraremos algunas de las más

importantes desde el punto de vista de la etiología psiquiátrica.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que parece obrar por intermedio de sus toxinas

sobre los genes, con predilección en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional

en la descendencia y favoreciendo las distrofias cerebrales. La consecuencia de la defectuosa

organización cerebral es la oligofrenia. Las toxinas tuberculosas pueden obrar también en forma

directa, provocando estados de confusión oniroide especialmente en períodos avanzados de la

enfermedad.

La sífilis, que actúa en forma directa e indirecta, es factor etiológico importante de las

enfermedades mentales. Directamente es la causa de la parálisis general progresiva.

Indirectamente, dadas las alteraciones que condiciona en el plasma germinal, es causante de

numerosas oligofrenias y predisposiciones diversas en la descendencia.

La rubéola de la madre, por alteraciones germinales, puede causar oligofrenias en los hijos.

Ciertas enfermedades infecciosas que, por su localización y por su naturaleza, ejercen una

acción directa sobre el cerebro, dejan graves secuelas. Así ocurre con las meningitis, encefalitis

y meningoencefalitis; sus consecuencias son los estados psicóticos post-encefalíticos y las


destrucciones neuronales que determinan el déficit psíquico expresado, en el adulto, por la

debilitación psíquica y, en el niño, por una detención del desarrollo.

Finalmente hay que recordar que, entre los factores etiológicos de la confusión mental, figuran

las enfermedades infecciosas acompañadas de fiebres altas y prolongadas; entre ellas el paludismo,

la neumonía, la fiebre tifoidea, las infecciones urinarias, etc., suman además la acción nociva de las

toxinas microbianas.

3º) Causas por enfermedades generales:

No sólo las enfermedades infecciosas son capaces de alterar e introducir modificaciones en el

plasma germinal; también tienen especial importancia las llamadas enfermedades metabólicas o de

la nutrición: gota, diabetes y las avitaminosis en general, sobre todo la carencia de vitamina B 1;

asimismo son de importancia las enfermedades endocrinas, especialmente las que conciernen a las

glándulas tiroides, hipófisis y ovario.

Las disfunciones de las glándulas de secreción interna repercuten sobre la psique. En efecto, son

notorios: 1- gran inestabilidad psíquica que acarrea el hipertiroidismo, el infantilismo mental

hipofisario y genital, los trastornos psíquicos por afecciones suprarrenales como ocurre en la

enfermedad de Addison y, con mayor frecuencia, las disendocrinias provocan la disfunción

neurovegetativa predisponiendo o creando el clima propicio a las neurosis.

Algo semejante es lo que ocurre con las circulares de cordón. Además en las distocias de parto

hay que tener en cuenta los traumatismos producidos por los fórceps cuando es aplicado por

poco hábiles.

En la etiología de los trastornos mentales es importante tener en cuenta todas las formas de

traumatismos craneales, especialmente las producidas en la infancia; caídas y golpes en el cráneo

que causan lesiones más o menos graves con consecuencias inmediatas: conmoción cerebral con

confusión, mental; y consecuencias mediatas: epilepsia debida a espinas irritativas por fractura

de la tabla ósea.

Otros traumatismos y accidentes somáticos no craneales, cuyas secuelas son impotencias

funcionales diversas o desfiguraciones del rostro, pueden desencadenar trastornos psíquicos

graves, estados depresivos, neurosis, modificaciones del carácter, etc.

5º) Causas nutritivas:

Las deficiencias nutritivas también repercuten sobre la psique, pues al alterar el metabolismo

general provocan sufrimiento del tejido nervioso: las avitaminosis y en especial la carencia de

vitamina B 1 tienen gran importancia en la infancia, edad de la vida en que no es raro que determinen

deficiencias en el desarrollo cerebral.

4°) Causas traumáticas:

Los traumatismos como causa determinante de enfermedades mentales pueden incidir sobre el

individuo en diferentes épocas de la vida, desde la gestación hasta la edad adulta. Los accidentes

que pueda sufrir la madre, tales como caídas o golpes en el vientre y ciertos medios terapéuticos,

como la radioterapia abdominal por ejemplo, recaen directamente sobre el feto y perturban su

evolución.

Las anomalías del parto provocan numerosos accidentes capaces de producir traumas en el

cerebro del niño. La mayoría de los partos laboriosos y prolongados suelen repercutir más o menos

intensamente sobre el feto, cuya cabeza se encuentra sometida a presiones considerables en la

cavidad pelviana y el cerebro expuesto a ser lesionado en forma directa y a sufrir las consecuencias

de los trastornos circulatorios, que producen fenómenos de asfixia del tejido nervioso, el cual, por

otra parte, es susceptible de ser destruido por pequeñas hemorragias capilares debidas a los

aumentos de la tensión intracraneal.

6º) Causas psíquicas:

En este grupo deben incluirse todos los traumas psíquicos y morales a que se hallan expuestos

los individuos en el transcurso de la existencia. Los traumas psíquicos obran en múltiples formas

que dependen de las circunstancias y de las personas. El grado de repercusión que el trauma

moral produce está en directa dependencia de la sensibilidad de cada uno, por lo tanto es

variable de un individuo a otro; algunos sufren intensamente por causas de escasa trascendencia,

otros sólo claudican ante circunstancias graves, y otros caen vencidos cuando coinciden diversos

y sucesivos traumas morales, como si se tratase de un estado de fatiga y de sobresaturación

psíquica. La mayor parte de las veces estos factores de orden psíquico determinan estados

neuróticos, aunque en algunas circunstancias, tratándose de personalidades psicopáticas,

predispuestas, pueden producirse estados psicóticos reactivos.

7º) Causas ambientales:

No se puede restar importancia a los factores ambientales que, en unas personas más que en

otras pueden tener una repercusión desfavorable sobre todo en aquellas psiques con cierta


predisposición enfermiza. Interesa, por lo tanto, conocer en qué ambiente vive y actúa el individuo,

se investigarán todas las situaciones derivadas de su actuación en el medio social que puedan influir

desfavorablemente en su psique.

Factores endógenos

Deben ser considerados como endógenos todos aquellos factores preexistentes en el individuo

y que nacen con él; unos de carácter general como ser la edad, el sexo y la raza y otros de carácter

netamente específico y transmitidos por la herencia.

1º) Edad:

La edad es un factor de orden general que debe ser considerado como predisponente y no como

determinante de enfermedades mentales, puesto que las diferentes edades de la vida traen

aparejadas profundas modificaciones somáticas en el orden metabólico, endocrino y orgánico con

intensa repercusión psíquica. Cuando estas diferentes repercusiones psíquicas, que normalmente

pertenecen al campo de lo fisiológico, son más intensas que lo común pueden llevar a la psique

fuera de las fronteras que mantienen su equilibrio, adentrándola al terreno que es de dominio de la

patología mental.

1) En los primeros años de la vida se asiste al desarrollo de la personalidad, que hará la evolución

somática y psíquica correspondiente hasta la llegada de la pubertad. Es durante este período cuando

se ponen de manifiesto los diversos grados de insuficiencia mental, en relación con la evolución

psíquica que alcanza los límites que permita el caudal intelectual.

2) Con la llegada de la pubertad se producen cambios fundamentales, tanto en el orden somático

como en el psíquico, condicionados por la entrada en función de las glándulas sexuales. Tales

modificaciones son fisiológicas y perfectamente normales. Desde el punto de vista psíquico la

personalidad experimenta una sensación de cambio y de transformación más o menos acentuada y

de carácter transitorio. En el campo afectivo las manifestaciones son más notorias, modificándose

las relaciones con el sexo opuesto y con el propio. Durante esta época de la vida y en la juventud

hasta la edad adulta la enfermedad mental más frecuente es la esquizofrenia. En la juventud

también suelen hacerse ostensibles las manifestaciones distímicas.

3) La edad adulta, cuando es mayor la actividad psíquica del hombre y cuando son mayores las

luchas y razonamientos en el medio social, señala la época en que es más frecuente la aparición de

los delirios.

4) Durante el climaterio, cuando se inicia la curva de descenso y el comienzo de la involución

de la personalidad, la decadencia física hace incidencia en la psique siendo frecuentes los estados

depresivos y las llamadas psicosis con involución.

5) En la última etapa de la existencia que es la senilidad comienzan las perturbaciones

circulatorias por el avance de la arterioesclerosis; es el período de la demencia senil y

arteriosclerótica.

2º) Sexo:

Ambos sexos presentan diferencias respecto de la predisposición de las diferentes afecciones

mentales.

El hombre, por razones de vida y de trabajo, se halla más expuesto a las enfermedades de

origen traumático, tóxico y a ciertas infecciones como la sífilis que, como sabemos, es causa de

la parálisis general progresiva. El hombre es también más propenso a la epilepsia y a las

perturbaciones derivadas de la arterioesclerosis.

En cuanto al sexo femenino se halla mucho más predispuesto que el masculino a sufrir crisis

emocionales, cuya repercusión es mucho mayor en la mujer. Esta última, además, sufre con

mayor intensidad todos los estados de excitación, siendo más frecuente en ella la psicosis

maníaco-depresiva.

3º) Raza:

Se ha comprobado que existen predisposiciones especiales en las diferentes razas para

contraer determinadas afecciones mentales. Esto es debido en gran parte y en cada uno de los

grupos etnográficos a las normas de vida y preceptos morales y religiosos, algunos de los cuales

incluyen severas reglas higiénicas; los musulmanes, cuya religión prohíbe beber alcohol,

constituyen un pueblo que no padece mayormente las perturbaciones psíquicas del alcohol.

4º) Herencia:

La definición más sencilla y a la vez más completa es la siguiente: "La herencia es la condición

biológica por la cual se efectúa la transmisión de los caracteres de los ascendientes a los

descendientes".

A continuación haremos algunas consideraciones de orden biológico.


Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidumbre de que los cromosomas

son los encargados de transportar y transmitir los caracteres propios de la herencia. En los

cromosomas de las células germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones,

somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo. Se ha comprobado que

el número de cromosomas es invariable para cada especie; en el género humano las células

germinales poseen originariamente cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales

han sufrido el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas de la

especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas células, el huevo resultante

contiene nuevamente la cantidad normal de cromosomas.

Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos vocablos que a menudo crean

confusión; ellos son: congénito y hereditario. Cuando decimos que una persona presenta

alteraciones congénitas significa que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que

obran sobre la madre o sobre el embrión. En la etimología de la palabra se halla la explicación, cura

igual a con y genitus igual a engendrado, es decir: dos cosas que se engendran conjunta y

simultáneamente. A su vez, se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los

ascendientes a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de familia. Estos

caracteres se hallan implícitos en el plasma germinal, constituyendo condiciones biológicas

indelebles y no modificaciones circunstanciales como ocurre con lo congénito.

Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente:

1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los padres es herencia directa.

2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los antecesores es herencia atávica.

3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a ascendientes de ramas

colaterales es herencia colateral.

4) Cuando los descendientes presentan caracteres que se hallan simultáneamente en el padre y

en la madre es herencia convergente. Por este motivo en los descendientes de consanguíneos se

observa un refuerzo de los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como peyorativo.

5) La disociación de los caracteres, demostrada claramente por el experimento de Correns que se

realiza con una planta de jardín llamada el dondiego de noche de la que hay dos variedades, una con

flores rojas y otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descendientes tienen

flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se cruzan entre sí, la nueva generación

presenta: 50% de flores rosadas; 25% de flores rojas y 25% de flores blancas. El experimento

conduce a las siguientes conclusiones: la variedad de flores rojas contiene en sus gametas factores

determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas los tiene de su correspondiente color;

cuando ambas se cruzan estos factores determinantes se fusionan y la planta hija da flores rosadas.

La planta hija no posee factor determinante rosado en sus gametas, sino que el 50% de las mismas

posee el factor determinante rojo y el 50% el factor determinante blanco. Cuando las flores rosadas

se fusionan entre sí pueden ocurrir tres casos: a) que las dos gametas que se fusionan sean

blancas, resultando blanca la planta nieta; b) que se fusionen dos gametas rojas resultando roja

la planta nieta; c) que se fusione un gameta roja con una blanca, dando una planta nieta rosada.

En cuanto a la proporción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas impuras, 25% "ley

de las probabilidades", según la cual existe un 25% de probabilidades de que las gametas que se

fusionan sean rojas, 25 % de que sean blancas y 50% de que se fusione una roja con una blanca.

Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas rosadas vuelven a disociarse

nuevamente en sus gametas. Las plantas nietas rojas y blancas son tan puras como las abuelas.

Caracteres dominantes

En el año 1865 un fraile agustino llamado Gregorio Mendel publicó el resultado de sus

experiencias sobre la herencia.

Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas verdes. Las plantas amarillas

produjeron arvejas amarillas. Cruzando las híbridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas

amarillas por una verde. A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la

experiencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es semejante. Las

plantas de arvejas híbridas amarillas (hijas de amarillas y verdes) aunque sólo presentan el

carácter amarillo visible también tienen el verde, pero el primero domina carácter dominante

mientras que el verde permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de las plantas híbridas

la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al verde y la otra mitad al amarillo.

Al mezclarse entre sí se producen las mismas relaciones que en el dondiego de noche.

1º) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una amarilla pura.

2º) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una amarilla impura.

3º) De la fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura.

Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a las puras, puesto que el

carácter verde permanece oculto y siendo la proporción igual que la del dondiego de noche, 50%

amarillas impuras, 25% amarillas puras y 25% verdes puras, se explica por qué de cada tres arvejas

amarillas hay una verde en la descendencia de los híbridos.

De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus conocidas reglas o leyes de

la herencia.

1º) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los híbridos de la primera generación

son todos semejantes, predominando los caracteres de una de las variedades (carácter

dominante).


2º) En la segunda generación (nietos) el 75% presenta el carácter dominante, mientras que el

25% restante presenta los caracteres de la variedad hasta ese momento oculta y latente en los

híbridos de la primera generación (carácter recesivo puro).

3º) El 75% de dominantes de la segunda generación comprende: 25%de dominantes puros y 50%

impuros por contener por mitades el carácter recesivo oculto y latente.

4º) En la tercera generación (bisnietos), los caracteres dominantes puros y los recesivos puros

continúan dando los mismos caracteres y así indefinidamente. En cambio el 50% de dominantes

impuros de la segunda generación dará 75% de dominantes (25 % de dominantes puros y 50 %

impuros) y 25% de recesivos puros; en esa forma indefinidamente.

Leyes de Galton

Las leyes enunciadas por Mendel fueron complementadas por las enunciadas por Galton.

1º) Ley de la regresión: Cuando las parejas por alguna particularidad se apartan de lo general, los

descendientes también se apartan pero en menor grado. Cuando por ejemplo, la estatura de los

padres es muy elevada, los hijos, aunque más altos que el promedio general, no lo son tanto como

los padres. Esto significa que se halla en regresión esa particularidad de los padres con respecto al

valor medio de la estatura de los hombres.

2º) Ley de la herencia atávica: El conjunto de las propiedades hereditarias no sólo se debe a los

padres, sino también a los abuelos, bisabuelos y a toda la ascendencia en progresión decreciente,

con razón 2. De los caracteres del hijo, la mitad corresponde a los padres, 1 / 4 a los abuelos, 1 / 8 a los

bisabuelos, 1 / 16 a los tatarabuelos y así sucesivamente.

Influencias externas

Los agentes exteriores pueden producir alteraciones del plasma germinal capaces de imprimir

en los descendientes una determinada huella; debido a estas alteraciones en la descendencia varía

en diversas formas.

1º) Por idiovariación: En cada acto fecundativo hay posibilidades de distintas combinaciones, con

las consiguientes diferencias entre los hermanos.

2º) Por inducción paralela: Se admite que hay factores capaces de modificar al mismo tiempo

paralelamente y en igual sentido, el plasma germinal y el somático; como consecuencia en los

descendientes aparecen alteraciones iguales a las provocadas en los ascendientes.

3º) Por inducción somática: Un agente externo modifica el plasma somático del organismo

que, a su vez, secundariamente interesa a las células germinales. El ambiente modifica

constantemente a la substancia viva y en esa forma el organismo se va lentamente

transformando y adaptando debido a las numerosas impresiones que recibe.

Por falsa herencia (Haeckel) o paraforia (Siemens) se entiende la existencia de caracteres que

parecen hereditarios por hallarse presentes en muchas generaciones; en realidad se deben a

influencias del ambiente, repitiéndose siempre igual en individuos sucesivos. En cambio, los caracteres

transmisibles por la herencia están contenidos en los cromosomas; esto es un hecho

comprobado. Las últimas investigaciones de Morgan, en 1937, realizadas en los cromosomas

gigantes de las células de las glándulas salivares de la mosca drosofila melanogaster (mosca del

vinagre), han permitido a este investigador llegar a establecer los caracteres que corresponden

a determinadas zonas del cromosoma.

Herencia en psiquiatría

El primero que habló en psiquiatría de locuras hereditarias fue Morel, en el año 1875. Desde

entonces prevalece el concepto de que la alienación transmite, por herencia, la predisposición a

sufrir trastornos mentales.

Con Morel se creyó que en la descendencia de un alienado podían aparecer toda clase de

psicosis, es decir, que existía un terreno favorable para el desarrollo de las psicopatías. Pero los

estudios modernos, especialmente los de Rudin en Munich, tienden a precisar la modalidad

hereditaria específica para cada enfermedad mental, sin que hasta la actualidad se haya podido

llegar todavía a conclusiones definitivas. Las leyes de Mendel se complican en tal forma al querer

aplicarlas a las especies superiores que resulta poco menos que imposible, tomándolas como

base, establecer un pronóstico. Ocurre con frecuencia que los caracteres recesivos son cubiertos

sólo parcialmente por los dominantes; es lo que se llama la dominancia incompleta, de manera

que pueden aparecer cuadros frustrados. Otras veces los caracteres se transmiten en una forma

incompleta o parcial. Así es como entre las enfermedades mentales se observan casos de

esquizofrenia con tintes ciclotímicos, o psicosis sintomáticas o parálisis general con tintes

esquizofrénicos o ciclotímicos.

Además, en lo que a la herencia se refiere no hay que desestimar la influencia del ambiente.

De lo expuesto concluimos que hereditario propiamente dicho es aquello que el hijo recibe

contenido ya en los cromosomas paternos; las demás influencias que pueda sufrir

posteriormente, incluso aquellas que actúan sobre el huevo en los primeros períodos de la vida

intrauterina, son ambientales.


Generalmente factores hereditarios y ambientales coexisten en la génesis de una enfermedad, y

según predominen unos u otros se le llamará hereditaria o adquirida. En una psicosis podrá haber

un 80 % o más de influencia del ambiente, como ocurre en las psicosis tóxicas, pero siempre junto

al factor ambiental estará la herencia, que da un carácter individual al cuadro clínico.

Las enfermedades mentales específicamente hereditarias, de acuerdo con las determinaciones

estadísticas de la escuela de Rudin, son: la esquizofrenia, la ciclotimia y la epilepsia.

1º) Herencia de la esquizofrenia: De acuerdo con las recientes investigaciones, en el 16,4% de los

casos de descendientes de esquizofrénicos se manifiesta la enfermedad; sumando esto al factor

ambiental de no manifestación en otros casos, es decir cuando permanece en estado latente, da un

22,2% (Luxemburger).

La frecuencia de la esquizofrenia en el término medio de la población es de 0,85 %, lo que

demuestra una evidente influencia hereditaria. Estas cifras no pueden ser ; consideradas como

definitivas, ni siquiera como muy aproximadas, en razón de no haber aún suficiente material

estadístico.

2º) Herencia de la psicosis distímica: La proporción de distímicos en el promedio de la población

se considera que es de 0,44%; en cambio, entre los descendientes de psicópatas distímicos es

alrededor de 35%.

El porcentaje desciende a medida que transcurren las generaciones, si bien no en forma rápida

como en la esquizofrenia; los índices revelan una favorable recesividad. En cambio, es sensible la

poca diferencia entre la anormalidad de los padres y la de los hijos o, en otras palabras, es frecuente

ver que la enfermedad presenta la misma intensidad en los descendientes que en los progenitores.

Concausas

Para terminar con el amplio capítulo de la etiología de las enfermedades mentales

corresponde hacer un enfoque de la concausalidad.

Se entiende por concausas a la constelación de factores y causas que convergen y actúan

sobre el individuo desencadenando una enfermedad mental. Ante todo se debe asentar

firmemente el concepto de que el organismo humano que se halla expuesto a sufrir una

enfermedad, requiere un terreno previamente preparado por la concurrencia de varias causas.

La preparación del terreno puede tener lugar antes o después del nacimiento. En el primer caso,

cuando el individuo nace con la predisposición, se dice que es un constitucional; tiene una

constitución o un terreno fértil para la acción de factores diversos.

En el estudio de una enfermedad mental debemos hablar de concurrencia de causas o de

concausalidad y no de una causa. Además se da el caso de que, en presencia de un factor real y

suficiente para desencadenar una psicopatía, la enfermedad sólo hace eclosión cuando, sobre

esa causa principal, convergen un determinado número de concausas. Este criterio es el que

sustenta el Prof. Bonhour, especialmente con respecto a la demencia precoz, para la que admite

la existencia de una disposición hereditaria, a veces tan marcada que no necesita otra

contribución; las concausas participan cuando las taras hereditarias son más atenuadas.

Por estas razones se insiste en la gran importancia que tiene la prolija búsqueda de los

antecedentes hereditarios y personales cuando se pretende investigar a fondo la etiología de las

enfermedades de la mente.

3º) Herencia de la epilepsia: La frecuencia en el término medio de la población es de 0,30%. Las

estadísticas referentes a los descendientes de epilépticos dan resultados muy variables y no es

posible aún sacar conclusiones aproximadas, pero es común que entre ellos se presenten diversas

manifestaciones psicopáticas: convulsiones infantiles, enuresis, jaquecas, oligofrenias y frecuentes

malformaciones. Es indudable que se observan en proporciones mayores que en la descendencia

de personas normales. La herencia es de carácter recesivo.

4º) Herencia de la oligofrenia: Parece ser, de acuerdo con las investigaciones realizadas en

gemelos, que existe una oligofrenia hereditaria Los datos estadísticos permiten concluir que existen

familias oligofrénicas; la descendencia muestra: gran cantidad de débiles mentales, amorales y

delincuentes. Es de tendencia recesiva.


Resumen

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

Numerosos factores etiológicos reunidos en los grandes grupos: "endógenos" y “exógenos”.

Son las causas que procedentes del exterior obran directa o indirectamente.

En forma "indirecta" por el plasma germinal, determinando distrofias, malformaciones

predisposiciones diversas.

En forma "directa" sobre el individuo mismo, provocando alteraciones y modificaciones somáticas.

Factores

Exógenos

Causas

Traumáticas

Causas

Nutritivas

Causas

Psíquicas

3) Traumatismos craneales del niño y del adulto: consecuencias

inmediatas: conmociones y confusión; consecuencias

mediatas: epilepsias traumáticas.

4) Los traumas no craneales: que pueden dejar impotencias

funcionales y desfiguraciones del rostro, pueden

desencadenar trastornos psíquicos graves.

Deficiencias nutritivas con alteraciones metabólicas y sufrimiento

del tejido nervioso. Avitaminosis.

Los traumatismos psíquicos y morales dependen del grado de

sensibilidad de cada individuo:

1) Grandes perturbaciones por escasos motivos.

2) Algunos sólo claudican ante grandes traumas morales.

3) Cuando coinciden diversos y sucesivos traumas: fatiga y

sobresaturación psíquica; neurosis.

Factores

Exógenos

Causas Tóxicas

Causas

Infecciosas

Otras

Enfermedades

Causas

Traumáticas

1) Alcohol: disminuye las resistencias de las glándulas genitales y altera

plasma germinal; es responsable de numerosas oligofrenias y epilepsias.

2) En forma directa predispone a diversas psicosis: desde estados distinti

hasta la demencia, pasando por los delirios y estados confusionales.

3) Plomo: intoxicación saturnina, cuyas alteraciones somáticas alcanzan a

glándulas genitales; indirectamente: distrofias y predisposiciones.

4) Otros tóxicos de acción directa o indirecta: mercurio, fósforo, arsénico

alcaloides.

5) Óxido de carbono: produce anoxia; la carboxihemoglobina impide el apo

de oxígeno.

1) Tuberculosis: las toxinas sobre los genes, especialmente en la mad

producen indirectamente oligofrenias.

2) Sífilis: en forma directa: parálisis general progresiva. En forma indirecta p

el plasma germinal: oligofrenias y predisposiciones diversas.

3) Rubéola: de la madre durante la gestación; oligofrenias.

4) Infecciones que obran directamente sobre el cerebro: meningitis, encefali

destrucción neuronal y detención del desarrollo.

5) Enfermedades infecciosas con fiebre intensa y prolongada: tifoid

paludismo, neumonías, infecciones urinarias, causa de confusión mental.

Enfermedades metabólicas o de la nutrición, diabetes, gota, las avitaminosis;

endocrinas, especialmente tiroides, hipófisis, genitales, pueden modificar el plas

germinal.

Los traumatismos pueden obrar en distintas épocas de la vida.

1) Durante la gestación: por caídas y golpes en el vientre materno.

2) Durante el parto: compresiones prolongadas de la cabeza. Circulares

cordón; fenómenos de asfixia. Acción del fórceps.

Factores

Endógenos

Causas

Ambientales

Los factores ambientales pueden, en unas personas más que en

otras, predisponer a enfermedades mentales.

Preexistentes en el individuo y que nacen con él.

De carácter

general

De carácter

específico

Edad

Sexo

Raza

Edad

Sexo

Raza

Herencia

Factor predisponente y no determinante. Las modificaciones

somáticas: metabólicas, endocrinas y orgánicas de cada edad y sus

correspondientes repercusiones psíquicas:

1) Infancia: desarrollo de la personalidad: diferentes grados de

insuficiencia mental.

2) Pubertad: cambios somáticos y psíquicos por la nueva

actividad de las glándulas sexuales. Sensación de cambio y

transformación de la personalidad. Se modifican las

relaciones entre los sexos. Aparece la esquizofrenia. En la

juventud: las manifestaciones distímicas.

3) Edad adulta: la de mayor actividad psíquica y la de mayor

rozamiento en el medio social. Se observan los delirios,

4) Climaterio: comienza la involución física y psíquica. Aparecen

los estados depresivos y las psicosis involutivas.

5) Senectud: trastornos circulatorios, demencia senil y

arteriosclerótica.

El hombre por razones de vida y de trabajo, más expuesto a los

traumatismos, a las intoxicaciones, a la sífilis, afecciones

circulatorias, arteriosclerosis, parálisis general progresiva, delirios.

La mujer más expuesta a las crisis emocionales, a las excitaciones

y a los estados maníaco-depresivos.

La predisposición a las enfermedades mentales depende de las

normas de vida, de las costumbres, de los preceptos morales y

religiosos propios de cada pueblo.


Factores

Endógenos

Concausas

Herencia

"Es la condición biológica por la que se efectúa la transmisión de los

caracteres de los ascendientes a los descendientes".

Morel, en el año 1875 habló por primera vez de "locuras

hereditarias".

Antiguamente se sostenía que la descendencia de un alienado era

terreno favorable para las psicopatías en general.

Época moderna con Rudin: se tiende a la especificidad de la

herencia para cada enfermedad mental. No se ha llegado a nada

definitivo.

1) Herencia de la esquizofrenia: según Luxemburger: en los

descendientes de esquizofrénicos se manifiesta en el 16,4% de los

casos.

Herencias esquizofrénicas en el término medio de la población: 0,85

%. Evidente influencia hereditaria; carácter recesivo.

2) Herencia de la psicosis distímica: Proporción de distímicos, en el

promedio de la población: 0,44 %. En los descendientes de distímicos.

35%. Carácter recesivo.

3) Herencias en la epilepsia: En el término medio de la población:

0,30%. En la descendencia diversas manifestaciones psicopáticas:

oligofrenias, malformaciones, convulsiones infantiles. Es de carácter

recesivo.

4) Herencia de la oligofrenia: Herencia oligofrénica comprobada;

familias oligofrénicas. La descendencia muestra: débiles mentales,

amorales y delincuentes. Es de carácter recesivo.

Constelación de factores y causas que convergen y actúan desencadenando la

enfermedad mental: "concurrencia de causas" o "concausalidad"; nunca "una causa".

A veces ante una causa real capaz de desencadenar una psicopatía, ésta sólo aparece

si convergen otras concausas.

CAPÍTULO III

EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL

Cuando se inicia el estudio de clínica psiquiátrica se presenta el planteo de un nuevo problema

que no se halla en ninguna de las otras materias clínicas. Dicho problema se debe a que, en este

caso, el enfermo es un alienus (ajeno) y, como tal, la mayor parte de las veces no se considera

enfermo. En ello estriba la diferencia con el enfermo de clínica general que se constituye en un

voluntario colaborador del médico, sometiéndose al interrogatorio y a todos los exámenes

necesarios para suministrar el mayor número de detalles que aclaren el camino a seguir en sus

investigaciones. En psiquiatría el enfermo no colabora, muy por el contrario la generalidad de las

veces no concurre al médico de una manera espontánea sino que es llevado de grado o por

fuerza por terceros, obstaculizando o negándose, en ocasiones activamente, a todo

interrogatorio o a cualquier intento de examen clínico.

Hecha esta aclaración previa, debemos agregar que dentro del plan general a seguir para el

examen del enfermo es de gran importancia estudiar con detención los siguientes puntos: 1°)

Prolijo examen de los antecedentes que puedan arrojar alguna luz respecto de la enfermedad

que el sujeto padece. 2 9 ) Recoger y aprovechar todos los datos que nos suministre la inspección,

aun aquellos que aparenten ser detalles insignificantes, pues muchas veces son suficientes para

orientar nuestra investigación en determinado sentido, y para guiarnos respecto a la forma de

encarar el interrogatorio.

Pasando directamente a considerar la forma de efectuar la investigación de la enfermedad

recordamos que el examen debe dividirse en dos partes:

1º Estudio de los antecedentes.

2º Estudio del enfermo mismo.

ESTUDIO DE LOS ANTECEDENTES

Ya hemos comentado la importancia que reviste en psiquiatría un buen estudio de la

anamnesis del enfermo; por lo tanto se deberá aplicar todo el esfuerzo necesario para obtener

mayor número de informes, al mismo tiempo que se procurará comprobar su exactitud y

fidelidad. Cuando debido al estado mental del sujeto que examinamos, no nos sea posible la

obtención directa de los datos será necesario recurrir a personas de la familia o, en su defecto,

a quienes puedan proporcionarlos con la mayor exactitud. En este último caso, el más indicado

para hacerlo es el médico de familia que haya asistido al enfermo.

El estudio de la anamnesis comprende tres tópicos:


1°) Antecedentes hereditarios y familiares.

2°) Antecedentes personales y ambientales.

3 9 ) Antecedentes de la enfermedad actual.

1º) ANTECEDENTES HEREDITARIOS Y FAMILIARES:

Como medida previa debe estudiarse el árbol genealógico del enfermo.

1) En primer término tiene mucha importancia investigar la posible existencia de taras mórbidas

en los antecesores, especialmente las afecciones mentales y neurológicas transmisibles de acuerdo

con las leyes de la herencia.

2) En segundo lugar conviene investigar la posible existencia, en los ascendientes, de ciertas

infecciones que, como la sífilis y la tuberculosis, se transmiten a la descendencia bajo la forma de

distrofias más o menos graves y predisposiciones diversas.

3) En tercera instancia deben considerarse las diversas intoxicaciones, entre las que ocupa un

lugar preponderante la producida por el alcohol, responsable directo de muchas frenastenias y

epilepsias.

4) Por último interesa la nacionalidad y la raza de los antecesores, dada la importancia que estos

factores tienen en la constitución del genotipo; se completa el estudio con el grado de instrucción,

la profesión y ocupaciones diversas que, junto a factores de orden ambiental, nos orientan acerca

de la formación del fenotipo.

Se complementa esta primera parte de la investigación con el estudio de los colaterales:

hermanos, tíos, primos y otros parientes.

2) Espacio físico:

Es importante considerar todas las malformaciones, desfiguraciones e impotencias más o

menos graves y su consiguiente repercusión psíquica.

3) Aspecto psíquico:

Debe hacerse un resumen de los episodios más importantes vividos por el sujeto, los traumas

psíquicos y emociones violentas que haya sufrido; su humor habitual, sus costumbres, el grado

de sociabilidad, el carácter y como corolario su conducta dentro y fuera del hogar.

4) Aspecto ambiental:

Desde que el ambiente obra modelando a las personas conviene conocer las características

de aquellos en que se ha criado y vivido el enfermo. Los ambientes cultos o incultos, tranquilos

o de violencia, económicamente precarios u holgados, tiene mayor o menor repercusión según

sea la constitución psíquica de cada uno. Si a esto agregamos todas las luchas y los continuos

choques diarios a que se hallan expuestas las psiques nos formaremos una idea de la importancia

de los factores ambientales.

5) Aspecto sexual:

El despertar de la sexualidad en la época de la pubertad, la masturbación, las primeras

relaciones sexuales, la atracción del sexo opuesto, luego el matrimonio, la vida matrimonial, y

los hijos son los puntos que deben investigarse en el aspecto sexual.

2º) ANTECEDENTES PERSONALES:

Su estudio abarca toda la vida del enfermo, desde el nacimiento hasta la iniciación de la

enfermedad que se investiga. La búsqueda de estos antecedentes en psiquiatría requiere suma

prolijidad, debe indagar el mayor número de detalles que contribuyan a proporcionarnos un

conocimiento cabal del sujeto que tenemos en estudio, de cuyos antecedentes personales deben

considerarse diversos aspectos:

1) Aspecto mórbido:

Conviene conocer todas las enfermedades que el sujeto haya padecido desde su infancia,

prestando especial interés a aquellas que por su etiología o localización tengan una marcada

repercusión psíquica, tal como la meningitis y sus secuelas.

6) Aspecto cultural:

Es conveniente conocer el grado de instrucción del sujeto: primaria, secundaria o

universitaria. Si la escolaridad es precaria deberá investigarse por qué causa no ha podido ser

mejor. Cuáles son sus preferencias en lectura si es que se manifiesta inclinado a ella. De esta

manera no sólo nos informaremos acerca del nivel cultural, sino que nos formaremos un

concepto sobre la capacidad intelectual del sujeto.

Para terminar es .necesario recordar que todos estos aspectos deben ser investigados en las

diferentes etapas de la vida del individuo: la primera desde el nacimiento hasta los trece años,

que abarca la primera y la segunda infancia y la niñez hasta la pubertad; la segunda desde los

trece hasta los veinticuatro años que comprende la pubertad y la juventud; y la tercera después

de los veinticuatro años.


3º) ANTECEDENTES DE LA ENFERMEDAD ACTUAL:

Con respecto a la enfermedad que aqueja actualmente al individuo interesa conocer:

1) Cuándo comenzó; fecha lo más aproximada posible2) Cómo comenzó, cuáles fueron los

primeros síntomas; cuáles llamaron más la atención de los allegados.

3) Cómo evolucionó la enfermedad desde su comienzo hasta el momento actual; aparición de

nuevos síntomas o modificaciones y desaparición de los ya existentes.

4) Alternativas; las remisiones y recrudecimientos de la enfermedad.

5) Qué tratamientos han sido indicados y realizados hasta la fecha de la investigación que se

inicia.

6) Qué repercusión general ha tenido el proceso y especialmente sobre la conducta del enfermo.

ESTUDIO DEL ENFERMO MISMO

El estudio del enfermo para ser completo debe abarcar los siguientes exámenes,

1) Examen psíquico.

2) Examen clínico general.

3) Examen neurológico.

4) Exámenes complementarios: radiología, laboratorio, electroencefalografía,

neumoencefalografía.

Dedicaremos preferente atención al examen psíquico, que comprende el estudio del hábito

externo y el interrogatorio.

Hábito externo

Este estudio se efectúa por medio de la "inspección", que debe ser minuciosa pues es capaz de

revelar datos de interés diagnóstico o, por lo menos, de orientación para el interrogatorio posterior.

1º) Indumentaria y porte del enfermo:

Interesa observar detenidamente la presentación del enfermo. En efecto; si el estudio de los

antecedentes personales nos ha puesto de manifiesto una personalidad con una determinada

constitución psicológica, en la actualidad la vestimenta y la presentación pueden demostrarnos una

modificación o una exacerbación de todas las tendencias naturales. En muchas ocasiones tales

modificaciones o exacerbaciones son tan notorias que bastan por sí solas para insinuar un

diagnóstico. Aún dentro de la uniformidad de la ropa que es de uso corriente en los

establecimientos hospitalarios se destacan ciertos pacientes por lo extraño o extravagante de su

indumentaria o de sus accesorios.

1) Algunos enfermos se distinguen fácilmente porque ostentan sobre su ropa, en forma bien

visible y a manera de condecoraciones, distintos accesorios a los que adjudican el valor de

medallas. Esto nos permite, en primera instancia, una apreciación del estado del juicio, el que

evidencia graves trastornos y traduce la existencia de un "delirio megalómano".

2) Otros enfermos llaman la atención por la extravagancia en el vestir, el empleo de género

de colores vivos y bruscos contrastes, el aditamento de adornos extraños cuya finalidad es

ponerlos en evidencia y atraer las miradas de los demás. Estos enfermos son los extrovertidos,

los que rápidamente toman contacto con el medio; son los hipomaníacos y maníacos.

3) Ciertos enfermos revelan un esmero exagerado en el vestir, cuidan celosamente los

menores detalles de su indumentaria temerosos de que cualquier descuido sea en desmedro de

su persona. Paralelamente adoptan aires de suficiencia que traducen un sentimiento de

sobrevaloración; se sobrestiman, se consideran muy superiores a sus semejantes; así está configurada

la personalidad paranoica.

4) No son raros los enfermos sucios, cuyas ropas en pésimas condiciones de higiene y en

desorden revelan total despreocupación por el aseo y cuidado personales; es dado observar este

abandono aun en sujetos cuyos antecedentes los presentan como pulcros. Todos aquellos casos

en que hay un déficit de la autocrítica, como ocurre con los frenasténicos, der mentes y confusos,

presentan esta característica.

2º) Aspecto psíquico del enfermo:

Teniendo siempre en cuenta la importancia de la inspección, nos detendremos

cuidadosamente en la observación del aspecto psíquico del 'individuo sometido a examen. Es

esta observación la que nos permitirá captar el estado del psiquismo y el tono afectivo y los

sentimientos prevalecientes en ese momento.

1) Enfermo excitado: La excitación debe ser considerada desde un doble punto de vista: el

psíquico y el motriz.

Desde el punto de vista psíquico, es en la expresión del rostro donde mejor se verá reflejado

el estado espiritual del enfermo. En efecto, la facie traduce, por intermedio de la mímica, los

estados de ánimo que el sujeto experimenta. La expresión más frecuente del excitado es la de

alegría, que revela estados placenteros y de franco optimismo tal como ocurre con los

hipomaníacos y maníacos. Estos mismos enfermos, cuando su excitación crece bajo el influjo de

vivencias displacenteras, reflejan en su rostro la cólera o la ira; la facie traduce agresividad o

expresa una mueca de desprecio.

Considerado el aspecto excitado desde el punto de vista motriz se verán, en concomitancia

con lo que el rostro refleja, enfermos inquietos, en continua actividad motriz, logorréicos,

impelidos a descargar su energía psíquica transformada en actividad motriz. Cuando la excitación


crece la inquietud aumenta; todos los músculos del cuerpo se ponen en tensión, la facie enrojecida

responde a la cólera y el aspecto general del sujeto revela agresividad.

2) Enfermo deprimido: Siempre teniendo en cuenta el doble punto de vista, observaremos que

psíquicamente la expresión del rostro refleja tristeza y ensimismamiento, pues el enfermo vive

intensamente su vida interior; su entrecejo fruncido denota preocupación, meditación, reflexión y

tristeza. Son propensos al llanto; hacen gestos de disgusto cuando se los turba en sus pensamientos

o cuando perciben alegría a su alrededor; sólo viven sus penas.

La faz motriz está en coincidencia perfecta con el estado psíquico. La actividad motriz es nula o

muy escasa; frecuentemente se los encuentra inmóviles, con el cuerpo encorvado y la mirada fija;

no reaccionan a los estímulos exteriores debido a la gran preocupación que los absorbe.

3) Enfermo indiferente: Psíquicamente el sujeto revela, por su expresión, la más profunda

indiferencia y desinterés por todo lo que le rodea, como si estuviera viviendo en un mundo distinto

al del resto de los humanos. Su facie permanece impasible ante cualquier estímulo o requerimiento

pues su vida afectiva ha sufrido una caída vertical; aparecen como seres vacíos, sin alma, a quienes

nada puede sacar de su estado de hipoafectividad y abulia.

En cuanto a la actividad motriz es muy variable; desde el enfermo casi inmóvil y que adopta

actitudes catatónicas hasta el que llega a la excitación motriz existe una gran variedad de matices.

4) Enfermo obnubilado: La obnubilación es propia de ciertas enfermedades febriles agudas, de

intoxicaciones endógenas y exógenas y de traumatismo craneanos, por lesiones de las células de la

corteza cerebral que provocan una suspensión de la actividad psíquica y dejan al enfermo

desorientado y obnubilado. Llama la atención el precario estado físico y el color terroso de la piel;

la expresión de su facie revela extrañeza, perplejidad, asombro y, en casos graves, estupor. Todo

indica que el sujeto ignora lo que le sucede, pues su psique se halla en un profundo estado de

confusión. No es raro ver reflejado en el rostro de algunos enfermos la expresión de miedo; ocurre

en los casos en que padecen delirio onírico con alucinaciones terroríficas.

Desde el punto de vista motriz se presentan diversas variantes. Se observan gestos y

movimientos disarmónicos en algunos; otros permanecen más o menos inmóviles cuando llegan al

estupor; los que padecen alucinaciones se agitan y realizan movimientos defensivos; y otros

pacientes hacen movimientos afínes con las tareas que desempeñaban en su vida normal.

3º) Actitud psíquica del enfermo:

La actitud psíquica depende exclusivamente del grado de vigor psíquico del paciente, de lo cual

resulta que sea: activa o pasiva.

La actitud activa, que revela la existencia de un buen potencial de energías psíquicas, deja

traslucir la existencia de un trabajo mental más o menos intenso. De un modo general la observamos

en los delirantes y en los maníacos.

La actitud pasiva, propia de los dementes y de los oligofrénicos, caracteriza a una psique pobre,

en la que el trabajo mental es muy precario.

Interrogatorio

En psiquiatría, el interrogatorio es la parte fundamental del examen del enfermo y es el que

ha de llevarnos al diagnóstico.

En un esquema general, salvo las variantes a que obligue cada caso, indicaremos la forma de

efectuarlo. En efecto, con ciertos enfermos el interrogatorio se hace fácilmente siguiendo el

cuestionario corriente; con otros, a los que este examen ofende porque su extremada

susceptibilidad los induce a sentirse menoscabados en su dignidad, hay que encarar el

interrogatorio de otra manera para no correr el riesgo de que el paciente se niegue a responder

encerrándose en un obstinado mutismo. Por consiguiente, de la sagacidad del médico depende,

en cada caso, conducir hábilmente la conversación de manera tal de poder indagar, en cualquier

momento, los datos contenidos en el cuestionario.

El cuestionario del interrogatorio comprende cuatro partes.

1 a PARTE: ORIENTACIÓN AUTOPSÍQUICA:

En primer término debe indagarse si el enfermo se orienta en el sentido autopsíquico; o sea

si está orientado con respecto a sí mismo. Simultáneamente se recogerán una serie de datos que

informarán sobre el estado de todo el psiquismo.

A continuación enumeraremos las principales preguntas que se harán al enfermo.

1) Nombre y apellido: En el caso de que el paciente sepa decirnos su nombre pero que

desconozca su apellido ya sabremos que será imposible continuar con el interrogatorio, pues

solamente un frenasténico profundo ignora su apelativo. En el caso de que el enfermo se hubiera

olvidado se trataría de un sujeto profundamente dementizado, pues lo último que una persona

olvida es el propio nombre. Cuando el enfermo no contesta porque no entiende nuestra

pregunta nos hallaremos en presencia de un caso de perturbación de la sensopercepción, como

ocurre en los confusos.

En estos tres casos el estudio de los antecedentes y la inspección del enfermo nos ayudarán

eficazmente para aclararnos el panorama.

2) Edad: Fecha de nacimiento: Es importante, a continuación, interrogar al enfermo acerca de

su edad. En primer lugar, si el sujeto la ignora puede tratarse de un frenasténico, un demente o

un confuso; pero no hay que olvidar que existen personas incultas que nunca se preocuparon

mayormente por conocer su edad exacta. En segundo lugar, la edad constituye un factor

importante en la afección que el sujeto padece; sabemos que ciertas enfermedades mentales

aparecen en una época determinada de la vida. La esquizofrenia, por ejemplo, es una

enfermedad de la juventud que generalmente se inicia entre los 15 y 20 años; los delirios en

general entre los 30 y 50 años y la demencia senil después de los 65 años.


Si el enfermo ha contestado satisfactoriamente a esta pregunta debemos inquirir la fecha de

nacimiento, lo que nos informará acerca: 'a) de la exactitud del primer dato; b) del estado de la

memoria del sujeto; c) de su grado de instrucción, pues no saberla puede ser un índice de su escasa

escasa preparación dada la cual ha restado importancia a ese dato de identidad.

3) Estado civil; fecha de matrimonio: Siguiendo con el examen autopsíquico indagaremos sobre

el estado civil. De formular la pregunta con esas palabras nos sorprenderán algunos enfermos que

por su insuficiente instrucción ignoran el significado de estado civil; se interrogará, en ese caso,

diciendo: casado, soltero o viudo.

Cuando el sujeto es casado investigaremos la fecha, de matrimonio. Este dato tiene importancia

porque nos revela el estado de la memoria puesto que, en condiciones normales, es muy difícil que

una persona olvide hechos que marcaron acontecimientos trascendentales de su vida; en caso

contrario debe pensarse en un déficit de esa función.

4) Familia: cónyuge, hijos, padres, hermanos: En un paso más adelantado del interrogatorio

trataremos de obtener informes sobre la familia. Si el sujeto es casado, se presentará acerca del

cónyuge, de los hijos y de sus respectivas edades y fecha de nacimiento o de defunción; si es soltero,

se hará la misma investigación acerca de los padres y de los hermanos.

5) Profesión, salarios, escolaridad: Asume importancia el conocimiento de la profesión u

ocupación del enfermo, desde que algunas actividades producen intoxicaciones de diversa índole y

ciertas profesiones favorecen el hábito de drogas heroicas, como ocurre con los médicos y los farmacéuticos.

Además, el trabajo que el individuo realiza nos informará sobre el grado de capacidad

que posee; algunos sólo están capacitados para efectuar los trabajos más rudimentarios. Asimismo

interesa conocer los medios de subsistencia, los salarios o la situación económica para formarnos

una idea de la manera de vivir y las posibilidades ambientales en que actúa la persona que

investigamos; sus sinsabores y preocupaciones de orden material, los desvelos relacionados con la

responsabilidad que significa la carga de la familia, etc.

Para completar este conocimiento será necesario saber el grado de escolaridad que posee:

instrucción primaria, secundaria o universitaria. Cuando la escolaridad es precaria se impone

indagar qué circunstancias impidieron que fuera más vasta, lo que interesa no sólo para poder aquilatar

la capacidad intelectual, sino porque en muchas oportunidades nos permitirá apreciar una

debilitación del nivel intelectual debida a un trastorno deficitario, como ocurre en la demencia.

Cuando manifiesta dudas debemos ayudarlo con el interrogatorio comenzando por lo más

fácil; se le preguntará cuál es el año, luego el mes, el día de la semana, la fecha y la hora. Importa

también interrogar sobre la estación del año, ya que algunos individuos, cuya sensibilidad se halla

más o menos embotada, no experimentan ni frío ni calor, como ocurre con los frenasténicos y

con algunos dementes.

Si deseamos asegurar aún más acerca de la orientación en el tiempo, podemos preguntar al

enfermo que está internado en qué fecha ingresó y cuándo desea egresar del hospital.

2º) Orientación en el espacio: Ante todo es necesario establecer la diferencia entre

orientación en el espacio propiamente dicha y orientación en el lugar.

a) La orientación en el espacio propiamente dicha es la noción de distancia, de altura, de

espesor, de anchura, de magnitud, de capacidad, que nos permite ubicar con exactitud los

objetos en el mundo exterior y vincularlos con nuestro mundo interno. La orientación espacial

se altera en los estados tóxicos y en algunos esquizofrénicos.

b) La orientación en el lugar, consiste en el reconocimiento del lugar en que el enfermo se

encuentra o haya estado, mediante el auxilio de la memoria de evocación y de reconocimiento.

Con este fin comenzaremos por averiguar cuál es su procedencia, de dónde viene, cuál es su

domicilio exacto, ciudad, calle, barrio; cuál es el lugar en que se encuentra en ese momento,

calle, número y barrio.

Terminadas estas dos primeras partes del interrogatorio arribaremos a las siguientes

conclusiones: 1º) Cuando el enfermo está orientado auto y alopsíquicamente está globalmente

orientado; por consiguiente es un enfermo lúcido. 2º) Cuando está desorientado auto y

alopsíquicamente está globalmente desorientado; es por consiguiente un enfermo no lúcido. 3º)

Cuando está orientado en un sentido y desorientado en el otro está parcialmente orientado y,

por ende, parcialmente lúcido. En este último caso debemos especificar cuál es la desorientación

que el enfermo padece: desorientado en el tiempo e desorientado en el espacio.

De lo dicho inferimos que un enfermo está lúcido cuando conserva normal su atención, su

sensopercepción y su memoria.

2 a PARTE: ORIENTACIÓN ALOPSÍQUICA

La segunda parte del interrogatorio trata de establecer si el enfermo se orienta en el ambiente.

Comprende la orientación en el tiempo y la orientación en el espacio.

1º) Orientación en el tiempo: Como primer paso debemos averiguar si conoce la fecha del día. Si

contesta correctamente no hay por qué insistir; en ocasiones algunos llegan a indicar hasta la hora

aproximada. Cuando se trata de enfermos que hace mucho tiempo que están internados, y no

tienen oportunidad de tener diarios y almanaques, puede suceder que no sepan exactamente la

fecha pero que tengan una idea aproximada, con lo que demuestran que se orientan en el tiempo.

3 a PARTE: CONCIENCIA DE SITUACIÓN

Para saber si el enfermo tiene conciencia de situación hay que hacerle preguntas referentes

al momento en que se está actuando. Así por ejemplo: ¿qué hace usted aquí?, ¿quiénes son las

personas que se hallan a su alrededor?, ¿qué hacen?

4 a PARTE: CONCIENCIA DE ENFERMEDAD:

También llamada: conciencia de situación específica o especializada. Para saber si el sujeto se

considera o no enfermo la pregunta adecuada será: ¿está Ud. enfermo? Si contesta


afirmativamente interesa saber si tiene conciencia de la enfermedad mental, puesto que puede

considerarse enfermo de cualquier otra cosa; corresponde entonces preguntar: ¿de qué se

encuentra Ud. enfermo? En el caso de que el paciente no se considere enfermo, si se trata de un

individuo lúcido con conocimiento de que está internado en un hospital de alienados, se le dirá ¿si

Ud. no está enfermo, en calidad de qué se halla aquí? A partir de este momento iniciará algún relato

que debemos limitarnos a escuchar atentamente, haciendo las preguntas ulteriores de acuerdo con

lo que el sujeto manifieste; es importante preguntarle si sabe qué enfermos se asisten en el hospital.

Terminado el interrogatorio tendremos en nuestro poder datos concretos relativos al

funcionamiento de la psique proporcionados por el mismo enfermo, que nos informará respecto al

estado en que se hallan las tres esferas que la integran: intelectual, afectiva y activa.

1 a Parte:

Estudio de los

antecedentes

Antecedentes

hereditarios

Antecedentes

personales

Antecedentes

enfermedad

actual

RESUMEN

EXAMEN DE ENFERMO MENTAL

En los antecesores:

1) Taras mórbidas

2) Infecciones: sífilis y tuberculosis

3) Intoxicaciones: (alcohol); oligofrenias y

epilepsias.

4) Nacionalidad y raza (genotipo)

Aspectos:

mórbido

psíquico

físico

ambiental

sexual

cultural

Cuándo comenzó

Cómo comenzó

Cómo evolucionó

Alternativas (remisiones y recrudecimientos)

Tratamientos realizados

Repercusión en la conducta

2 a Parte:

Estudio

del

enfermo

mismo

Exámenes:

1) psíquico

2) clínico general

3) neurológico

4) complementarios (radiología, laboratorio, electroencefalografía,

neumoencefalografía)

Examen

Psíquico

Hábito

Externo

Interrogatorio

Indumentaria,

porte

Aspecto

psíquico

Actitud

psíquica

Orientación

autopsíquica

Orientación

alopsíquica

Conciencia de

situación

Conciencia

enfermedad

1) Condecorados

2) Extravagantes (maníacos)

3) Pulcros y sobrevalorados

4) Sucios, desordenados

1) Excitado

2) Deprimido

3) Indiferente

4) Obnubilado

1) Activa

2) Pasiva

1) Nombre y apellido

2) Edad; fecha de nacimiento

3) Estado civil

4) Familia

5) Profesión; salarios; escolaridad

1) En el tiempo (fechas)

2) En el espacio

3) En el lugar (domicilio)

Del momento en que está

actuando:

¿Qué hace usted aquí?

¿Quiénes son estas personas?

Si está enfermo:

¿de qué?

Si no está enfermo:

¿qué hace en este lugar?


CAPÍTULO IV

PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN

ATENCIÓN

Definición y concepto

"La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica

sobre un objetivo, que pasa, en esa forma, a ocupar en la conciencia el punto de mayor

concentración."

Antes de continuar debemos detenernos en un punto de capital importancia y sobre el que

conviene insistir. Cuando nos abocamos al estudio de la psique es necesario hacerlo con el concepto

firme y bien madurado de su indivisibilidad. La psique debe considerarse como una totalidad; pero

sus múltiples y variadas manifestaciones nos obligan a establecer diferencias, las que a su vez

permiten mantener un orden didáctico en nuestras observaciones y exposiciones. Estas diferencias

entre las manifestaciones de la elaboración mental han llevado a crear la noción de funciones

psíquicas, al extremo que hoy resulta difícil sustraerse a esa denominación. Sin embargo, no bien

sometemos estas diferencias a un severo análisis dicha noción de funciones se desvanece, para dejar

paso a la de formas de expresión de la actividad psíquica.

En efecto, tales funciones no son otra cosa que las distintas modalidades de la actividad mental,

vehículos para la formación de vivencias que impresionan a la conciencia, con la cual se identifican,

transmitiendo al individuo la noción más perfecta de su propia personalidad y de su vida espiritual.

Luego, sólo podemos hablar de la función psíquica en forma global, con sus diferentes

manifestaciones: atención, sensopercepción, asociación de ideas, juicio, etc.

Aclarada esta cuestión previa, la atención es, de acuerdo con nuestra definición, una actividad

psíquica puesta en juego por el influjo de la elaboración mental y por los múltiples estímulos que,

procedentes de los mundos externo e interno, impresionan el amplio campo sensorial.

Cuando se logra que un objetivo ocupe el campo de la conciencia y se mantenga en el punto de

máxima concentración, se tendrá lo que se denomina poner atención o prestar atención. Una vez

más, la atención no es una función sino una actitud, a la vez que se advierte que no es un fenómeno

estático sino esencialmente dinámico, desde el momento que prestar atención implica una actitud

en un sentido o dirección determinada.

Ahora bien; tan difícil es hablar de funciones psíquicas en el sentido estricto del vocablo como

establecer los límites precisos entre ellas, Todas estas manifestaciones constituyen actos complejos,

íntimamente ligados entre sí, al punto que es completamente imposible que una actividad psíquica

se manifieste prescindiendo de las otras. Así por ejemplo: atender es al mismo tiempo percibir,

percibir es asimismo comprender, para comprender es necesario evocar y asociar conocimientos,

relacionar, comparar y valorar; entra en juego, como vemos, todo el mecanismo de la acción de

pensar. Esto corrobora una vez más la unidad de la psique. Tampoco se puede separar la atención

de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud todo aquello que interesa en el terreno de las

inclinaciones naturales; con lo que- se confunden en la atención el campo intelectual y el afectivo.

Además la atención supone y requiere voluntad, la que participa en gran escala cuando la acción

lleva a prestar atención. Esta participación de la voluntad pone, asimismo, claramente de manifiesto

que la atención no es una función sino un acto. Al considerar pues este aspecto de la atención nos

es dado observar cómo con ella se pone en juego todo el mecanismo del accionar psíquico,

fusionándose todos los planos hasta disipar la noción de las tres grandes esferas de la psique. Otro

tanto ocurre con cualquier otra manifestación psíquica que consideremos, prueba irrefutable de la

íntima conexión que existe entre ellas y de la totalidad indivisible de la psique.

Por medio de la atención podemos aislar un objeto determinado entre varios otros, el que

ocupando el punto de mayor concentración adquiere más claridad en la conciencia; los restantes

objetivos quedan fuera de foco, por lo que sólo se tiene vaga conciencia de ellos. Con otras palabras,

merced a la atención se realiza la selección del objetivo que, al impresionar intensamente la

conciencia, es vivenciado por el espíritu. Es así como la atención transforma la sensopercepción de

orden general de oír en el acto de escuchar y la de ver en el acto de mirar. Es decir que, cuando se

ordena escuchar o mirar, se ordena atender.

La atención constituye una actitud psíquica principalísima. Muestra pequeñas variantes en cada

persona, las que deben ser consideradas como características personales; se identifica así con la

personalidad misma a la manera de un rasgo que le confiere individualidad.

La atención mantiene siempre a la personalidad en estado de alerta para su adaptación al mundo

exterior y a su mundo interior, movida por los estímulos que constantemente hacen impacto en el

plano sensoperceptivo. Es indispensable a la personalidad: 1º) para su desplazamiento en el mundo

externo, pues le permite informarse sobre su posición témporo-espacial; 2º) para informarse acerca

de las manifestaciones fisiológicas y modificaciones patológicas de su medio interno; 3º) para sus

elaboraciones psíquicas, ya que merced a la atención el intelecto establece orden y organización en

su trabajo; sin ella no es posible la elaboración intelectual; su debilitación o carencia produce

confusión en la conciencia que cae en el caos y la incomprensión.

Efectos de la atención

Cuando estudiamos los efectos de la atención, o sean los resultados obtenidos por el acto de

atender, ampliamos y aclaramos también los conceptos que acabamos de considerar.

1º) La atención, al concentrarse sobre un objetivo aumenta la claridad y exactitud de su noción,

desde el momento que, al reducir el campo de la conciencia, los restantes objetivos se esfuman. La

concentración permite una mejor percepción de los diversos aspectos y detalles, por lo que la

atención se convierte en una actitud indispensable para el análisis.

2º) Desde el momento que la atención reduce el campo de la conciencia sobre el objetivo, limita

la actividad intelectual a la vez que la intensifica en el sentido hacia el cual va dirigida.

3º) La atención favorece la fijación por la memoria. La concentración sobre el objetivo determina

la formación de una imagen más nítida e intensa; hay, por lo tanto, una mayor fuerza en la fijación,


de donde resulta más fácil, posteriormente, vencer las resistencias para su evocación. Luego, una

buena atención favorece y fortalece la memoria.

4º) Como ya lo hemos dicho, es requisito indispensable para las elaboraciones psíquicas, que no

podrían llevarse a cabo sin su concurso por falta de orden en los procesos. Una vez más se pone de

manifiesto la importancia de la concentración atentiva, como requisito previo para que la psique

pueda realizar su cometido.

Intensidad de la atención

La intensidad o agudeza de la atención consiste en el vigor desplegado en el acto de atender,

vigor que depende del caudal de energías psíquicas que se aplica para lograrlo.

De la agudeza de la atención depende el grado de nitidez y de diferenciación de los diversos

contenidos mentales.

La intensidad de la atención se halla supeditada a diversas circunstancias de orden fisiológico y

patológico, a la acción de estimulantes como el café, el alcohol, etc. Depende asimismo del estado

de fatiga física, tanto nerviosa como muscular.

corporal; también se producen cuando la atención se concentra en la realización de un objetivo

puramente intelectual, cualquiera sea la elaboración psíquica que ocupe la mente. En este caso, la

musculatura de la cabeza y del cuello se pone tensa manteniendo fijas esas partes del cuerpo, a la

vez que el rostro adquiere una expresión característica, arrugas en la frente, fijeza de la mirada,

gestos particulares, etc.

Esta concentración de la energía en un sentido determinado, provoca su disminución en

cualquier otro. Es el caso de una persona cuya conciencia, en el trance de leer, es atraída por otro

asunto de mayor interés o trascendencia; su atención se desvía hacia el nuevo objetivo y aunque

continúa leyendo, lo hace de manera automática sin compenetrarse del sentido de la lectura. Esta

forma de inatención se conoce con el nombre de desviación de la atención.

Otra forma es la que se denomina distracción de la atención. Se caracteriza por el estado de

relajación o laxitud; las ideas y las percepciones transcurren indefinida e indiferentemente, sin que

la mente se detenga sobre ninguna de ellas; en otras palabras, sin prestar atención a cosa alguna.

Estos dos estados de inatención se nos muestran completamente diferentes desde el punto de

vista psicológico; en la desviación la atención, atraída por un estímulo de mayor interés, se aleja de

aquel por el que fue primitivamente requerida, tomando un sentido diferente; en la distracción la

atención llega a un grado de total dispersión, la conciencia permanece inactiva y las ideas sin

ordenación.

Fatigabilidad de la atención

La atención es muy variable de una persona a otra; la mayor o menor fatigabilidad depende, en

gran parte, del vigor psíquico que cada una posea. Además, se observa, en una misma persona, que

el grado de cansancio depende de numerosos factores fisiológicos y patológicos. En condiciones

normales, la atención es mucho más difícil de sostener por la noche, al final de todo un día de

actividad, que por la mañana después del reposo nocturno. La atención se fatiga también, por la

persistencia del mismo estímulo, lo que no significa su agotamiento puesto que se renueva en

cuanto la solicita un nuevo objetivo.

En condiciones patológicas es más fatigable en los estados deficitarios

Concentración y dispersión de la atención

El grado de concentración de la atención, consiste en la energía y dedicación que la psique

dispensa a un objetivo determinado. Esa energía, de que dispone la atención, provoca un

determinado grado de tensión, que no es sólo psíquica sino también física. En efecto, las distintas

partes del cuerpo adoptan diversas actitudes de tensión según sea la dirección en que la atención

se concentra. Si observamos la tarea que realiza un artesano veremos como, al concentrarse la

atención, se manifiesta la correspondiente tensión psíquica y la de los grupos musculares y partes

del cuerpo que han de intervenir en la realización de la acción específica. Otro tanto se observa en

los deportistas o en cualquier actividad humana que se considere. Estas tensiones físicas no son

exclusivas de los actos de atención relacionados con la actividad corriente y con la dinámica

Formas o tipos de atención

Siguiendo a Ribot distinguiremos dos formas fundamentales de atención: 1) La atención

espontánea, también llamada natural, fisiológica, automática, refleja o reactiva; 2) La atención

voluntaria o atención dirigida o psicológica.

Aclaramos que ambas no son más que dos aspectos diferentes de la atención, distintas

modalidades de un mismo proceso determinadas por las circunstancias imperantes.

La atención espontánea es la forma natural y más simple. Depende esencialmente de todos los

estímulos que, procedentes del exterior y del interior, impresionan al sensorio. Por esta razón se la

llama también: atención refleja o sensorial. La atención espontánea informa a la conciencia de los

hechos que ocurren en el mundo exterior y de las modificaciones y reacciones fisiopatológicas que

acontecen en el organismo.

También ha sido llamada atención pasiva, teniendo en cuenta la forma más simple y primitiva de

la atención sensorial, es decir cuando ésta es requerida por un estímulo externo brusco e intenso.

Consideramos inadecuada esta denominación pues entendemos que la atención es siempre activa,

aún en esta última circunstancia. En efecto, un estímulo sensorial intenso, luminoso o sonoro, atrae

de inmediato la atención debido al impacto que produce en el sensorio, lo que supone la aplicación

de una determinada cantidad de energía que la aparte del objetivo que hasta ese momento la

reclamaba. Luego, aún en este caso la atención es activa ya que, a pesar de la espontaneidad del

acto, a través del mismo se traduce el deseo del espíritu de informarse sobre lo acontecido.


Cualquiera que sea pues la forma de atención es imposible desprenderse completamente de la

participación voluntaria. La diferencia fundamental entre ambas modalidades, consiste en que la

espontánea es breve y transitoria, mientras que la voluntaria se dilata en el tiempo por obra de una

mayor concentración sobre el objetivo; además esta última vuelve sobre el mismo, por imperio de

la voluntad, cada vez que es interrumpida por un episodio espontáneo y breve.

La atención voluntaria constituye un grado más intenso y más avanzado de la atención, en que

la voluntad conduce a la concentración psíquica sobre un objetivo en forma sostenida y por un

tiempo más o menos prolongado.

La atención voluntaria, propia de todas las personas, es mucho más notoria en aquellas que

tienen un adiestramiento especial, tal como los que estudian, los investigadores y todos los que, por

la índole de su ocupación, deben permanecer concentrados y atentamente vigilantes. La atención

voluntaria muy activa y predominante revela a la persona poseedora de una vigorosa organización

psíquica.

Condiciones que estimulan la atención

La enumeración y el estudio de las causas que activan la atención contribuyen también a

establecer las diferencias entre las dos formas de la misma.

Consideraremos a continuación los factores capaces de atraer la atención espontánea por la

estimulación sensorial.

1º) El estímulo debe tener una intensidad suficiente, para llegar a impresionar a los centros

sensoriales correspondientes.

2º) El estímulo debe tener determinada magnitud. Cuanto más aumente la magnitud del

estímulo tanto más atraerá la atención; pero sólo dentro de ciertos límites, pues en el caso por

ejemplo, de un dibujo que alcanza dimensiones muy grandes se produce la dispersión de la atención

al ampliarse exageradamente su campo.

3º) La repetición del estímulo mantiene activa la atención, siempre que la repetición no se haga

en forma arbitraria sino ateniéndose a un ritmo determinado, lo que significa una variante que

excita la curiosidad.

4º) La desaparición del estímulo, también activa la atención. Cuando se retira de una pared un

cuadro que estábamos habituados a ver, lo que excita la atención no es la desaparición en sí, sino

el cambio que experimenta nuestro contenido mental preexistente.

5º) Otras condiciones importantes son: la novedad, la variedad y la rareza de los estímulos; en

todos estos casos se trata de impresiones nuevas, repentinas e inesperadas que estimulan el

sensorio. En el comercio, los anunciadores y propagandistas, tienen muy en cuenta estas

condiciones que estimulan la atención.

Otras consideraciones

La atención es puesta siempre en juego por el mecanismo afectivo que se manifiesta bajo la

forma de interés. Dicho interés no es más que la expresión de los deseos, inclinaciones y tendencias

naturales de la personalidad.

La atención es pues espontáneamente atraída por todo aquello que interesa y agrada a cada

uno. Dice Ribot: "la atención tiene siempre por causa estados afectivos"; "las grandes atenciones

son siempre provocadas y sostenida por grandes pasiones".

Mediante la atención voluntaria, o dirigida, la persona repara tanto en las cosas agradables como

en las desagradables, siendo posible esto último mediante un adiestramiento especial que según

Ribot consiste: "en hacer agradable por artificio, lo que no lo es por naturaleza".

La atención, sobre todo en la forma voluntaria, se acompaña de una serie de manifestaciones

somáticas que, al mismo tiempo que la exteriorizan, determinan características particulares en cada

persona.

Estas manifestaciones somáticas consisten en las manifestaciones vasomotoras, respiratorias,

expresivas, musculares y motoras, que ya hemos mencionado.

Uno de los aspectos más importantes de la atención es su introversión, o sea cuando,

abstrayéndose de los sentidos, enfoca hacia las ideas, pensamientos, sentimientos, y a toda la vida

psíquica superior que culmina con la meditación espiritual. En este caso, la atención recibe también

la denominación de reflexión. La reflexión interviene en las diversas actividades humanas, arte,

ciencia, moral, religión o política. Las modificado nes somáticas, especialmente las mímicas, se

hacen más evidentes. La mímica facial revela que el individuo se halla ausente del medio, absorto

en sus meditaciones. Esta expresión suele complementarse con la inmovilidad del cuerpo y con

actitudes diversas de las manos, ya sea tomando la cabeza o apoyando en ellas la frente o la barbilla.

También en estos casos, en los que la atención es firmemente dirigida hacia la meditación, se pone

de relieve la inclinación afectiva por el tema sobre el cual se medita.

En cuanto al tiempo que puede ser mantenida la concentración aten-tiva está en relación con el

vigor psíquico de cada persona, el que es revelado por el grado de fatigabilidad de la atención. Por

otra parte, en una misma persona varía en los diferentes momentos del día; en efecto, la

concentración es tanto más corta cuanto más nos acercamos a la finalización del día en que la

fatigabilidad es mucho mayor.

Finalmente, se entiende por extensión de la atención a la amplitud que abarca el campo de la

atención; esta amplitud se mide por el número de unidades de percepción que el individuo puede

captar por nitidez en la unidad de tiempo, o sea, por segundo. Corrientemente ese número oscila

entre 4 y 5 unidades. Además, en condiciones normales, la atención debe ser simultánea e

igualmente eficaz en sus dos formas: espontánea y voluntaria; es lo que se conoce por atención

conjugada.


PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN

Las perturbaciones de la atención son esencialmente de orden cuantitativo, desde el momento

que no es más que una actitud cuya capacidad se encuentra supeditada a la cantidad de energía

psíquica que se le dispense. Son precisamente las variaciones de esa cantidad de energía, las que

dan lugar a las distintas manifestaciones patológicas de la atención.

Las citadas perturbaciones son:

Aprosexia

Hipoprosexia

Hiperprosexia

Paraprosexia

1º) Aprosexia:

Se entiende por aprosexia a la falta absoluta de atención. Este trastorno sólo se puede encontrar

en los casos de agenesia mental y en los estados de coma, en estados estuporosos profundos, en

las demencias muy avanzadas, con gran destrucción de la personalidad, si bien en este último caso

siempre es posible observar la forma más simple y rudimentaria de la atención como respuesta a

los estímulos externos.

2º) Hipoprosexia:

Consiste en la disminución de la capacidad atentiva. De una manera general decimos que

encontramos atención pobre en todos los casos en que existe escaso vigor psíquico.

La hipoprosexia se puede presentar en grados muy variables, desde los más leves o los más

profundos. Es bien conocida la hipoprosexia de los oligofrénicos, de los dementes y de los confusos.

3º) Hiperprosexia:

La hiperprosexia consiste en una hiperactividad de la atención. Puede no significar un estado

patológico cuando se observa en personas con un adiestramiento metódicamente adquirido, como

ocurre en los que realizan tareas manuales difíciles y riesgosas, lo mismo que en los que estudian y

en todos los que desempeñan tareas intelectuales.

En estados patológicos, es frecuente en algunos delirantes que tienen especial cuidado por

atender y descubrir cuanto detalle puede serles útil como testimonio de sus concepciones.

4º) Paraprosexia:

Esta alteración especial de la atención determina un apreciable aumento en su forma

espontánea, pero a expensas de una notoria disminución de la forma voluntaria.

La paraprosexia es considerada por algunos autores como de orden cualitativo; nosotros no

compartimos este criterio, pues pensamos que se trata de un trastorno de cantidad, aumentada en

un sentido y disminuida en el otro. Es característica de los estados de excitación psicomotriz,

especialmente de la manía.

ESTADO DE LA ATENCIÓN EN LOS DIVERSOS SÍNDROMES MENTALES

1º) Síndrome de excitación psicomotriz:

La excitación psíquica trae como consecuencia una gran inestabilidad de la atención, la que pasa,

sin detenerse, sobre los más variados estímulos. Su movilidad es constante, no se fija nunca sobre

ningún objetivo.

En el maníaco se presenta, bien manifiesta, la alteración que llamamos paraprosexia; es decir,

que en él la atención espontánea prevalece sobre la forma voluntaria. De una manera general, la

atención del maníaco es casi exclusivamente espontánea. Totalmente móvil y fugaz, captando en la

unidad de tiempo, un número de unidades de percepción mayor que el normal.

Esa captación tan superficial, como consecuencia está sujeta a numerosos errores dado el rápido

tránsito de la atención que, requerida por múltiples estímulos, parece interesarse por todo sin

detenerse sobre ninguno. La atención del maníaco no obedece a la voluntad porque la gran

exaltación afectiva, que acelera el ritmo psíquico, dificulta la autoconducción supeditando en gran

parte la actividad psíquica a los impulsos de la vida instintivo-afectiva. Por eso sólo se observa la

forma simple de la atención, la refleja o automática, debido a que el enfermo tiene evidente

dificultad para canalizarla, dirigirla o administrarla voluntariamente. La atención voluntaria se

consigue difícilmente en los maníacos, pues atienden con superficialidad, la atención conjugada es

de muy rara observación, y es imposible la forma reflexiva porque la taquipsiquia los incapacita para

meditar.

En definitiva, la paraprosexia determina siempre un perjuicio para la actividad psíquica superior

que se encuentra cuantitativamente en déficit, porque el proceso atentivo, si bien tiende a lo

sensorial por el predominio de la forma espontánea, es débil por su inestabilidad, dificultando la

nitidez de las percepciones y la firmeza de., las elaboraciones psíquicas que, por otra parte, carecen

de la contribución del psiquismo superior. Luego, diremos una vez más, que la paraprosexia

constituye un trastorno cuantitativo de la atención que se traduce por una merma de su capacidad.

2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

Los enfermos deprimidos y melancólicos padecen de hipoprosexia aparente. Esta denominación

nos remite a las conexiones del enfermo con el mundo exterior, así como a todo lo que signifique

estimulación exógena. Bajo este aspecto hay que reconocer una marcada hipoprosexia; no así

cuando consideramos su profunda introversión. El melancólico, con su gran exaltación afectiva

desplacentera, tiene una intensa vida interior alimentada por sus penas y sus angustias. La atención

de un melancólico, en relación con su mundo interior, se manifiesta muy activa en la captación de

toda la estimulación endógena, exaltada por los estados cenestopáticos frecuentes y por la

contemplación constante de su vida.

A la inversa de lo que ocurre con el maníaco, que no puede concentrarse, el melancólico

concentra su atención bajo la forma reflexiva para meditar sobre sus actos y hacer el examen de su


propia vida, de donde emanan sus ideas de impotencia, de ruina y de autoculpabilidad. En resumen,

la atención del melancólico es, introspectivamente, muy activa y persistente, fija en su propio

mundo interior se desentiende de lo externo que pasa poco menos que inadvertido.

3º) Síndrome delirante:

La atención en los enfermos delirantes presenta alternativas; a menudo es normal, pero, en

determinados momentos, puede observarse una franca hiperprosexia patológica, sobre todo en

algunos tipos de delirios.

Consideremos, en primer término, lo que ocurre en el delirio sistematizado interpretativo. El

enfermo presta especial atención a cuanto acontece en torno suyo, tratando de descubrir y fijar

hasta los hechos de más pequeña significación, a los que le suele dar un valor inusitado e interpretar

siguiendo la corriente ideoafectiva que domina su psique. En estos enfermos es frecuente también

la atención introvertida, ocupada en la búsqueda de recuerdos que, al ser actualizados, son

sometidos a una nueva interpretación, y a las que les asignan una significación que pasó inadvertida

en el momento de su fijación. Asimismo, la atención introvertida puede concentrarse

reflexivamente para la elaboración de sus concepciones, las que los conducen a prolongados actos

de meditación. Esto es particularmente frecuente en los comienzos de la enfermedad cuando el

delirio no se ha manifestado aún, es decir cuando se halla en la etapa de elaboración.

También es muy activa la atención de los que padecen delirios alucinatorios. En estos casos los

enfermos adoptan actitudes características en concordancia con el órgano sensorial que percibe la

alucinación. Si se trata del oído, se verá al enfermo inclinado hacia el lado de donde procede el

estímulo y, en ocasiones, haciendo pantalla con la mano en busca de una percepción más nítida.

Cuando la alucinación visual es la que atrae la atención, como se observa en algunos delirios tóxicos

agudos, el enfermo adopta distintas actitudes, de asombro, de miedo, de terror y de defensa.

Hay que tener presente, además, que los delirantes interpretadores y los alucinados son

extremadamente desconfiados, viven en constante intranquilidad, preocupados por lo que pueda

tramarse contra ellos, lo que los obliga a extremar los recursos de vigilancia y mantener su atención

en estado de alerta.

Puede ocurrir que, en los momentos de gran concentración reflexiva de los delirantes, se

perturbe y disminuya la capacidad para la atención espontánea de los estímulos físicos, como si

existiera un entorpecimiento del sensorio que dificulta la atención conjugada.

4º) Síndrome esquizofrénico:

Un examen superficial de los esquizofrénicos arroja un saldo desfavorable para la atención, que

parece acusar una disminución de carácter global. Sin embargo un examen más detenido revela que

esto es una apreciación más aparente que real, desde el momento que es posible sacar a los

enfermos de su inercia y lograr que presten atención al interlocutor; por otra parte, sorprenden, a

veces, comprobando que han fijado hechos que no se suponía que hubieran registrado.

Para el estudio de la atención de los esquizofrénicos deben tenerse en cuenta dos aspectos y dos

épocas diferentes de la evolución de la enfermedad: el comienzo y los estadios avanzados.

Al comienzo de la esquizofrenia son muy aparentes la indiferencia y la desatención para todo lo

que concierne a la vida de relación y al trato con los semejantes. La atención es requerida por la

intensa preocupación producida por las vivencias extrañas, que transmiten, por una parte, la

sensación de cambió y de transformación de la personalidad y, por otra, el cambio del mundo

externo; esto insume toda la actividad psíquica de los esquizofrénicos. Un prolijo y paciente

interrogatorio proporciona la prueba de que la atención está activa en esa dirección; en efecto,

revela la intranquilidad del enfermo que ha fijado numerosos detalles respecto a esas sensaciones

de cambios internos y externos, cambios que, poco a poco, lo transforman y lo desadaptan del

ambiente. Al buscar la explicación de todos estos hechos cae en interpretaciones que, aunque

erróneas y que lo llevan al delirio de influencia, están indicando que la atención se manifiesta a

través de ellas con un buen grado de concentración reflexiva.

En los comienzos de la enfermedad, por lo tanto, se produce una franca disociación de la

atención que, al introvertirse para estas reflexiones, disminuye su capacidad en la forma conjugada.

En los estadios evolutivos más avanzados, cuando el enfermo se desconecta totalmente del

ambiente realizando una nueva adaptación al mundo de introversión, la atención se va

empobreciendo paulatinamente, aparejada al descenso general que culmina con el disloque de la

función psíquica. Cuando el defecto esquizofrénico se hace profundo surge la incapacidad de

concentración atentiva, que acarrea la imposibilidad de conducción y coordinación de las

elaboraciones psíquicas. En estas condiciones la vida del enfermo transcurre sumida en una

profunda indiferencia; al acontecer del mundo externo se desliza ante él sin ser vivenciado por la

conciencia porque la incapacidad atentiva imposibilita todo registro. Luego, en las esquizofrenias de

evolución avanzada, la atención se apaga simultánea y paralelamente con la extinción de la vida

psíquica.

5º) Síndrome confusional:

En el síndrome de confusión mental se produce una suspensión más o menos acentuada de la

función psíquica, de acuerdo con el grado de obnubilación que padezca la conciencia. Es notoria la

dificultad que tienen los confusos para atender. En muchos casos realizan extraordinarios esfuerzos

por prestar atención y comprender, sin resultado, cuál es su situación; al esforzarse por saber lo que

les ha sucedido y dónde se encuentran, la psique es rápida presa de la fatiga y la atención se apaga.

El trastorno de la atención en el confuso se debe al embotamiento en que se encuentra sumido

el sensorio, lo que dificulta la percepción de los estímulos. Según sea el mayor o menor grado de

dificultad, la disminución de la atención oscilará entre los grados leves de hipoprosexia hasta la

aprosexia, en los casos más graves y extremos de obnubilación que llevan al estupor confusional.

Para que el enfermo pueda percibir es necesario sacarlo de su estado de torpeza sensorial

recurriendo a la estimulación intensa y repetida y valiéndose a veces de la aplicación de agua fría.

En esa forma es posible apreciar el intenso esfuerzo que realiza para percibir lo que ocurre a su

alrededor y orientarse en el espacio.

6º) Síndrome demencial:

Puesto que el síndrome demencial se caracteriza por una debilitación global de la psique, la

atención presenta variados grados de hipoprosexia en relación directa con el grado de intensidad

de la demencia.


La hipoprosexia es leve en los comienzos del proceso demencial, pero, en todos los casos, la

concentración es trabajosa y la fatiga psíquica es de pronta aparición.

En los casos avanzados, en demencias con gran destrucción de la personalidad, el trastorno se

hace muy evidente; la atención muy debilitada, se torna completamente inestable y superficial, hay

una gran dificultad de concentración, la cual es imposible de lograr finalmente. En condiciones

extremas, cuando la demencia sume al individuo en una vida sólo vegetativa y cuya actividad

psíquica se reduce a cero, se produce una real aprosexia. En estos estados se observan únicamente

reacciones automáticas y reflejas como respuesta a los estímulos intensos, pero sin que se haga

ningún registro en la conciencia.

7º) Síndrome frenasténico:

En este síndrome, de detención del desarrollo psíquico, encontramos diferentes matices de la

capacidad atentiva según cual sea el grado de la insuficiencia mental.

En el campo de la idiocia se observa, en primer lugar, la aprosexia en las graves agenesias

mentales. En segundo término, la gran hipoprosexia de los idiotas mayores o profundos, que sólo

muestran una forma de atención sensorial muy superficial respondiendo a la estimulación procedente

desde el medio externo. En ellos, la atención es atraída como respuesta a los intereses y

necesidades materiales inmediatos de la personalidad. En los idiotas menores esa misma atención

sensorial se insinúa en mayor escala. Es atraída más fácilmente, pero tiene muy escasa fijeza; el

mundo físico se desliza ante ellos sin detenerse en ningún momento, aunque se observa un mayor

interés por las cosas y las personas encargadas de satisfacer sus necesidades primarias.

La atención es más notoria en los imbéciles, que muestran un esbozo de vida psíquica

rudimentaria. Si bien es siempre muy superficial y predominando la forma espontánea y sensorial,

ya es posible advertir en ellos la aparición de la atención voluntaria que, aunque insuficiente, denota

una mayor complejidad en la estructuración psíquica.

En los débiles mentales aumenta paulatinamente la capacidad atentiva a medida que se acercan

al límite que separa la normalidad de la insuficiencia psíquica. Es muy inestable, superficial y

fatigable la atención de los débiles mentales profundos, en los que predomina la forma espontánea

y sensorial; y se observa que va aumentando la capacidad de concentración voluntaria, a medida

que se aproximan a la capacidad intelectual de los fronterizos. Estos últimos son capaces de

atenciones sostenidas, que les permiten una buena fijación mnemónica y la adquisición de

conocimientos de regular jerarquía.

EXPLORACIÓN DE LA ATENCIÓN

El mejor procedimiento para la exploración de la atención es el que se realiza mediante el

examen directo del enfermo, durante el transcurso del interrogatorio. Desde el mismo momento

que nos colocamos frente al enfermo nos convertimos en un estímulo para él. Nuestras preguntas

atraerán su atención, y sus respuestas nos informarán si las atendió y las comprendió;

comprobaremos, además, hasta qué punto nos será posible establecer contacto con el enfermo y

el grado de atención que nos presta. Esto se confirma también por la observación de numerosos

detalles que nos proporciona la inspección; es muy importante, por ejemplo, la expresión del rostro,

la mímica y la actitud general que acompaña al acto de atender. Además de lo que clínicamente

pueda obtenerse, puede recurrirse a diversos tests; he aquí algunos:

1º) Test de Bourdon:

Es el más antiguo de los tests sobre la concentración de la atención. Consiste en tachar

determinadas letras de un texto escrito en un idioma extranjero.

2º) Test de Toulouse:

Como el anterior, del cual es una variedad, se usa para estudiar la concentración. En una hoja de

papel se hallan representados numerosos cuadraditos provistos, cada uno, de una colilla dirigida en

tres direcciones diferentes. El examinado debe tachar todos los cuadraditos con la colilla dirigida en

el mismo sentido. Es el test que se emplea para las personas analfabetas.

Estas dos pruebas deben durar 10 minutos cada una; al cabo de cada minuto se ordena al sujeto

marcar con una señal el lugar del texto o del papel en que se halla y de inmediato se le hace

continuar con el ejercicio.

La valoración de estas pruebas se hace generalmente en forma cuantitativa; pero también se

puede interpretar cualitativamente.

VALORACIÓN CUANTITATIVA:

1º) El número de letras o de cuadraditos debe estar comprendido entre 80 y 160. 2º) El número

de fallas (omisiones más errores) no debe exceder al 10 % de los aciertos. 3º) Los errores no deben

exceder a las 2 / 5 partes de las omisiones.

Si el sujeto responde bien a las tres exigencias su distracción no se puede atribuir a causas

orgánicas o funcionales; debe interpretarse que tiene alguna preocupación pasajera, algún conflicto

por resolver. En caso de que no responda a las tres exigencias debe efectuarse la:

VALORACIÓN CUALITATIVA:

1º) El número de aciertos por debajo de 80, indica una inhibición psíquica. 2º) Cuando hay más

errores que omisiones, debe interpretarse como resultado de un déficit o insuficiencia intelectual.

3º) Si las omisiones exceden del 20 % señalan una falta muy grande de concentración.

Estas pruebas pueden servir también para entrenamiento de la concentración; para lograrlo se

repiten diariamente los ejercicios, pero sólo con la mitad de la hoja, registrando cada día el tiempo

y el número de errores y omisiones.

3º) Test de las adiciones sucesivas de Kraepelin:


Se escriben varias columnas de números dígitos. El sujeto debe sumar aisladamente el primero

con el segundo; el segundo con el tercero; el tercero con el cuarto, escribiendo a la derecha sólo las

unidades de la suma. Cada minuto, a una indicación del examinador, hará una señal en el punto en

que se encuentra. Mediante el test se establece una curva que muestra las oscilaciones de la fatiga

como elemento perturbador de la atención.

De acuerdo con Kraepelin se tienen tres fases:

1 a ) Inicial: de escasa duración, cuando la curva se eleva, el número de sumas en la unidad de

tiempo es mayor y menor el número de errores.

2 a ) De rendimiento máximo: en que la media se mantiene al mismo nivel aunque con

oscilaciones.

3 a ) De decrecimiento: en la que, poco a poco, la fatiga aumenta el número de errores y de

omisiones.

Psicología de la

atención

Definición concepto

naturaleza

Resumen

ATENCIÓN

"La atención es una actitud mental mediante la cual es posible

concentrar la actividad psíquica sobre un objetivo, que pasa a ocupar

el punto de mayor concentración en la conciencia".

1º) Debe tenerse el concepto de unidad e indivisibilidad de la

psique. Totalidad cuyo funcionalismo se evidencia por variadas formas

de expresión de la actividad psíquica.

2º) La atención es una modalidad de dicha actividad, que entra en

juego por toda suerte de elaboraciones mentales y la estimulación

externa e interna.

3º) Poner o prestar atención, cuando se coloca el objetivo en e

punto de mayor concentración de la conciencia. Prueba de que la

atención no es una función sino una actitud.

4º) Todas las manifestaciones psíquicas están íntimamente

ligadas; atender es percibir, percibir es comprender; para esto es

necesaria la actividad de todo el mecanismo de pensar.

5º) La atención es inseparable de lo afectivo; se atiende con mayor

solicitud lo que más interesa.

6º) La voluntad participa en gran escala en el acto de atender. La

atención aumenta la claridad del objetivo sobre el que se fija

voluntariamente.

7º) La atención mantiene a la personalidad en estado de alerta

para su perfecta adaptación a los mundos externo e interno.

Psicología

de la

atención

Efectos de la

atención

Intensidad de

la atención

Fatigabilidad

de la atención

Concentración

y dispersión

Formas o tipos

de atención

Factores

estimulantes

atención

1º) Aumenta la claridad del objetivo. Es un instrumento de análisis.

2º) Limita la actividad intelectual al reducir el campo de la

conciencia.

3º) Favorece la memoria estimulando la fijación.

4º) La concentración atentiva es el primer paso hacia las

elaboraciones psíquicas.

También llamada agudeza de la atención. Cantidad de energías que

se vuelcan en el acto de atender. Depende de circunstancias

fisiológicas: fatiga nerviosa y muscular; acción de estimulantes: café,

alcohol; de circunstancias patológicas: debilitación L o insuficiencia

psíquica.

Según el vigor psíquico: unas personas son más fatigables que otras.

En condiciones normales, es más fatigable por la noche y por la

persistencia del mismo estímulo. En condiciones patológicas:

fatigable en todos los estados deficitarios.

El grado de concentración, depende de la energía y dedicación que

la psique le dispensa. La concentración atentativa produce la tensión

de diversos grupos musculares y la adopción de actitudes determinadas.

Desviación de la atención: cuando es atraída por otro estímulo que

acapara la conciencia, continuando en forma automática la ejecución

del acto que primero la requirió.

Distracción de la atención: cuando en estado de laxitud extrema el

individuo no ordena el curso de sus ideas y no repara en los estímulos,

la atención se dispersa.

Siguiendo a Ribot: 1º) Atención espontánea (fisiológica, automática,

refleja o reactiva); 2º) Atención voluntaria (dirigida o psicológica). Son

dos aspectos diferentes de la atención.

La espontánea es la forma más natural y simple; llamada refleja o

sensorial, pues es requerida por toda la estimulación externa e

interna.

La voluntaria constituye un grado más intenso y avanzado; la

voluntad lleva a la concentración psíquica sostenida sobre un

objetivo.

1º) El estímulo debe tener: una intensidad suficiente, que

impresione los centros sensoriales.

2º) Una magnitud determinada.

3º) La repetición del estímulo atrae la atención.

4º) Su desaparición la activa.

5º) La novedad, la variedad y la rareza de los estímulos atrae la

atención.


Psicología de

la atención

Otras

consideraciones

La atención es movida por el mecanismo afectivo bajo la

forma de interés.

La atención espontánea es atraída por lo que interesa y

agrada a cada uno.

La voluntaria obliga a reparar tanto en las cosas agradables

como en las desagradables.

La reflexión es la atención voluntaria introvertida hacia, las

ideas, pensamientos y sentimientos; hacia la vida psíquica

superior hasta llegar a la meditación.

Se entiende por "extensión de la atención" a la amplitud

del campo de atención, medido por el número de unidades

de percepción en la unidad de tiempo (de 4 a 5).

Psicopatología

de la atención

Estado de la

atención en

los

síndromes

mentales

5º) Síndrome confusional:

Marcada hipoprosexia por la suspensión más o menos intensa de

la actividad psíquica. Se debe al embotamiento del sensorio, que no

capta los estímulos. La hipoprosexia varía con el grado de la

obnubilación.

6º) Síndrome demencial:

Se observan diversos grados de hipoprosexia en relación con el

grado de la debilitación. En los estados avanzados hay gran

fatigabilidad y en grados extremos se llega a la aprosexia.

7º) Síndrome frenasténico:

Diferentes grados de hipoprosexia de acuerdo al grado de la

insuficiencia. En los débiles mentales suele haber buena atención,

sobre todo en los fronterizos.

Las perturbaciones son esencialmente de orden cuantitativo; la capacidad de

atención se halla supeditada a la cantidad de energía psíquica que se le dispense.

Dichas perturbaciones son:

1º) Aprosexia

Consiste en la falta total de atención. Se en la agenesia

mental; en estados de coma; en los v estados estuporosos

profundos y graves.

2º) Hipoprosexia

Disminución de la capacidad atentiva. En todos los casos

en que hay escaso vigor psíquico: oligofrénicos, dementes y

confusos.

3º) Hiperprosexia

Hiperactividad de la atención. En los delirantes, con el

deseo de almacenar el mayor número de pruebas que

corroboren sus afirmaciones.

4º) Paraprosexia

Aumento de la atención espontánea, con disminución de

la forma voluntaria. Es característica de los estados de

excitación: manía.

Psicopatología

de la atención

Estado de la

atención en los

síndromes

mentales

1º) Síndrome de excitación psicomotriz:

Atención muy inestable, constantemente móvil. Existe

paraprosexia; la atención del maníaco es casi exclusivamente

espontánea. Capta mayor número de unidades en la unidad

de tiempo. Superficial y con muchos errores. Atención

voluntaria difícil.

2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

3º) Síndrome delirante:

Existe aparente hipoprosexia con respecto a sus

conexiones con el mundo externo. Desde el punto de vista de

su introversión hay intensa vida interior; captación de

estímulos endógenos y estados reflexivos.

Atención variable. Generalmente normal. En los delirios

interpretativos hay marcada hiperprosexia, que llega a los

estados reflexivos y de meditación. Atención activa en los

alucinados.

4º) Síndrome esquizofrénico:

En general hipoprosexia; es posible activarla por la

estimulación. Al comienzo la atención está introvertida,

atraída por los trastornos cenestésicos graves, sentimiento

de transformación de la personalidad y despersonalización.


CAPÍTULO V

SENSOPERCEPCIÓN

PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN

SENSOPERCEPCIÓN

La sensopercepción constituye un complejo mecanismo psíquico que permite al hombre la

adquisición de todo el material del conocimiento, proceda éste desde el mundo exterior como del

propio mundo interior físico y mental, en el último de los cuales se efectúan las complicadas elaboraciones

del pensamiento y las más sutiles y trascendentes de la gnosis.

Así considerada la sensopercepción tiene una amplitud extraordinaria ya que, gracias a ella, la

conciencia conoce y se informa de lo que ocurre dentro y fuera de los confines de la personalidad.

Esta realidad se hace posible mediante la participación de todas las formas de la actividad sensorial:

1) La externa por los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto; 2) la interna por los sentidos:

cenestésico, kinestésico o cinético y de orientación; 3) la percepción de nuestro mundo mental y de

nuestra vida psicológica, para la que no conocemos hasta hoy, ningún aparato receptor

determinado, pero que nuestra concepción nos lleva a localizar en el cerebro mismo o más allá de

lo estrictamente físico, en ese algo inasible que llamamos conciencia que nos conduce a los límites

que separan lo físico de lo psíquico, para alcanzar las regiones d¡;l mundo espiritual perteneciente

a los dominios del yo esencial.

La sensación, por lo tanto, constituye el elemento primario, fundamental y básico de la

sensopercepción y entendemos por sensación: el registro en la conciencia de la estimulación

producida en cualquiera de los aparatos sensoriales, que de inmediato es conducida por las vías

centrípetas correspondientes hasta la corteza cerebral.

Aún no hay acuerdo entre las diversas escuelas psicológicas respecto de que la sensación pura,

aislada, sea el elemento primario que recibe el niño. Mientras la psicología atomista o asociacionista

así lo sostiene, otras escuelas, especialmente la psicología de la forma, admiten que el niño lo mismo

que el adulto percibe totalidades, o sea que la conciencia recoge una sensación de conjunto. Pero

no es nuestro propósito profundizar estas cuestiones.

La sensopercepción, para ser tal, no termina con el registro sensorial en los centros corticales; la

sensación registrada es sometida a una serie de elaboraciones psíquicas por las cuales se convierte

en una percepción, es decir que la impresión sensorial recibida en los sentidos es comprendida y

reconocida. Esa elaboración perceptiva pasa inadvertida y la mayor parte de las personas la

desconocen, pues se confunden las sensaciones con las percepciones al plasmarse ambas en un

mismo momento. Generalmente se cree que todo se reduce a oír, mirar, oler, gustar o tocar para

que la conciencia tenga una información definitiva. Sin embargo por los sentidos sólo penetran

sensaciones de conjunto o totalidades que las elaboraciones psíquicas convierten en percepciones.

Las elaboraciones sensoperceptivas tienen importancia primordial durante los primeros años de

la vida, cuando el niño va adquiriendo paso a paso el conocimiento y la comprensión del mundo

externo y de su propio mundo, reconociéndose a sí mismo como unidad autónoma perteneciente a

dicho mundo exterior y al mismo tiempo independiente de él.

La percepción es una actividad determinada por la atención, es decir que se produce cuando la

psique se concentra. Es en realidad una resultante de aquélla, desde el momento que, como lo

hemos dicho, atender e$ percibir. Al ponerse en actividad el funcionalismo psíquico, cualquiera sea

la índole de su elaboración, se pone también en actividad la percepción cuya persistencia se

mantiene mientras dure esa elaboración.

La percepción es un fenómeno muy complejo en el que se hallan implícitos, además de las

sensaciones, la evocación mnemónica, la asociación de las ideas e inclusive diversos juicios; su

finalidad es la comprensión de lo que se capta, captación que será imposible si la comprensión no

se produce. Por esta razón ha sido dicho: ''percibir es comprender".

Existen dos formas fundamentales de percibir. 1º) Cuando la psique presta atención pone en

estado de alerta a los diferentes aparatos sensoriales, favoreciendo la captación de los estímulos

pertenecientes a los mundos externo e interno y que son luego sometidos a la elaboración perceptiva.

Es ésta la percepción sensorial que proporciona todo el bagaje concreto del conocimiento

humano. 2º) Es fundamental la diferencia que existe entre la percepción sensorial que pertenece al

plano físico y la que percibe nuestras propias elaboraciones psíquicas; tal como ocurre con el manejo

de las ideas y representaciones para la construcción del pensamiento, de cuya marcha tenemos

perfecta conciencia. Ésta es la percepción intrapsíquica, que permite la percepción de las cosas

abstractas.

La primera percibe una imagen sensorial originada ya en un estímulo que impresiona a los

órganos de los sentidos externos, los cuales relacionan a la conciencia con el mundo exterior, ya en

un estímulo de los sentidos internos por los que la conciencia establece contacto con el mundo

interior; esta percepción sensorial pertenece al plano físico. La segunda o sea la percepción

intrapsíquica no percibe imágenes sino complejas vivencias intelectuales que resultan de la

elaboración del pensamiento, y vivencias de la vida psíquica superior que conciernen al plano

espiritual.

En psicopatología tiene mucha importancia el estudio de la primera de las formas de percibir, es

decir de la sensopercepción, que actúa en el plano físico.

Los aparatos sensoriales comprenden dos grupos: los pertenecientes a los sentidos externos en

relación con el mundo exterior y el de los sentidos internos en relación con el mundo interior, según

ya consideramos anteriormente.

1º) SENTIDOS EXTERNOS:

Son los que recogen los estímulos que parten del mundo ambiental que rodea al individuo.

Gracias a ellos la conciencia es constantemente informada de cuanta variación se produce dentro

del radio que la sensibilidad de los aparatos receptores alcancen a captar. Los sentidos externos por

orden de importancia son:


Vista: Cuyo órgano receptor es el ojo. Nos proporciona las sensaciones de forma, color, tamaño,

volumen, luminosidad; es el que transmite la noción geométrica por excelencia.

Oído: Cuyo órgano receptor lo constituye el aparato auditivo que recibe estímulos por las

vibraciones de los cuerpos que son transmitidas por un medio elástico como el aire o el agua. Estas

vibraciones según su naturaleza, intensidad o frecuencia se traducen en ruidos y sonidos.

Tacto: Es un sentido complejo que recoge numerosos estímulos: de contacto, de presión, de peso

y térmicos. El órgano receptor es la piel.

Gusto: Las sensaciones que se originan por la estimulación del sentido del gusto se hallan muy

ligadas a las sensaciones táctiles y olfativas. Es un sentido muy importante por cuanto nos facilita la

elección de los alimentos según nuestras preferencias, así como el reconocimiento del estado en

que se encuentran los mismos, lo que nos permite apartar aquellos que puedan ser nocivos. Los

órganos receptores son la lengua y el paladar.

Olfato: Es un sentido imperfectamente desarrollado en el hombre por falta de excitación. Nos

informa sobre los olores de los cuerpos y la calidad del aire que respiramos y nos advierte acerca de

las substancias nocivas que pueda contener.

2º) SENTIDOS INTERNOS:

Son los que recogen la estimulación que tiene su punto de origen dentro del individuo mismo,

es decir en su mundo interior físico, de cuyas variaciones, normales o patológicas, es

permanentemente informada la conciencia. Los sentidos internos son:

Sentido cenesitésico: Es el encargado de suministrarnos cuantas sensaciones se originan a nivel

de cada uno y del conjunto de los órganos y aparatos del organismo. Son sensaciones de orden

general: el estado de fatiga, el de depresión o el de excitación, que tienen origen en el aparato

muscular.

En el aparato digestivo tienen lugar otras sensaciones de orden general que informan sobre el

apetito, el hambre, la sed, náuseas, malestar, etc. En el aparato respiratorio las sensaciones que se

relacionan con el acto de la respiración: sofocaciones, disnea, etc. En el aparato circulatorio, las

sensaciones son de palpitaciones, angustia, etc.

La conciencia recoge así un conjunto de sensaciones de origen orgánico, que los fisiólogos han

reunido bajo la denominación general de cenestesia y que etimológicamente significa: sensibilidad

general orgánica.

Sentido kinestésico: A través de las sensaciones que recibe nos informa acerca de la posición en

que se encuentra nuestro cuerpo con relación al espacio, aun a ojos cerrados, sin valemos del

sentido de la vista. Estas sensaciones no sólo impresionan al cuerpo en su totalidad, sino que se

hacen perceptibles en cada una de las partes que lo constituyen; de tal manera cuando estamos

sentados experimentamos, además de la sensación general propia de esa actitud, las sensaciones

que nos informan acerca de la posición en que se encuentran cada uno de nuestros miembros y las

otras partes del cuerpo.

Estas sensaciones son el resultado de la estimulación simultánea de distintas regiones del

cuerpo, estímulos que se originan en el estado de tensión q relajación muscular o en las diversas

posiciones de las articulaciones según el estado de tensión o relajación de las cápsulas y ligamentos

articulares.

Es muy importante el grado de desarrollo que pueda adquirir el sentido kinestésico, ya que según

la riqueza, prolijidad y nitidez de las sensaciones que pueda recoger, será la habilidad que el

individuo adquiera para el desempeño de los diversos oficios manuales. La persona dotada de una

pobre sensibilidad kinestésica es torpe en los trabajos manuales y se halla imposibilitada para el

desempeño de tareas delicadas y que requieren gran precisión.

Sentido de la orientación: El aparato receptor de los estímulos se encuentra en la parte del oído

interno formada por el caracol, los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo, hasta donde

llegan las terminaciones del nervio vestibular, rama sensitiva que se une al nervio auditivo. Los

estímulos que impresionan a estos órganos originan las sensaciones que permiten al individuo

percibir los cambios de posición de la cabeza y del cuerpo en general y el reconocimiento de su

ubicación en el espacio. Las perturbaciones de estos órganos producen trastornos graves, como el

miedo de caer y la pérdida del equilibrio.

De todos los aparatos sensoriales a que nos hemos referido, sólo se conocen con certeza las

localizaciones cerebrales de algunos. 1) El centro visual; localizado en la parte interna del lóbulo

occipital, en ambas márgenes de la cisura calcarina. 2) El centro auditivo; en la tercera circunvolución

del lóbulo temporal. 3) El centro olfatorio, en la cara interna del hemisferio cerebral, en la

circunvolución del hipocampo. 4) El tacto y la sensibilidad general, a lo largo de la circunvolución

ascendente o post-rolándica del lóbulo parietal. La localización del centro del gusto permanece aún

desconocida.

En esos centros corticales no se efectúa la percepción; ellos tienen la función específica y bien

limitada de recibir el estímulo sensorial, o sea, la sensación. La percepción se hace de inmediato en

zonas vecinas y próximas a estos centros receptivos, donde se escalonan una serie de centros

secundarios, llamados centros perceptivos. La ablación de esas zonas en animales de

experimentación, respetando a los centros sensoriales de recepción, comprueba la imposibilidad de

percibir y por ende de comprender los estímulos o sensaciones.

Los centros perceptivos, contiguos al centro sensorial correspondiente, son centros mnemónicos

en los que se realiza la fijación del material cognoscitivo recibido por el sensorio; la evocación y el

mecanismo asociativo facilitan el reconocimiento de los nuevos estímulos.

El niño, cuyo sentido de la vista se abre al mundo exterior, aprende a reconocer en cada cosa,

merced a las percepciones que con antelación fueron registradas por la conciencia y grabadas por

la memoria, ciertas propiedades que son esenciales e inmutables y que les confieren individualidad:

forma, tamaño, color, etc. Esta individualización es favorecida, además, por el aporte que la

memoria hace de otros conocimientos tales como los conceptos de arriba, abajo, derecha,

izquierda, movilidad e inmovilidad, que son relaciones apreciables solamente cuando el niño es ya

capaz de reconocer su propia posición en el espacio. Progresivamente estas nociones se

complementan con las informaciones suministradas por los otros aparatos sensoriales que aportan

sensaciones de sabor, de olor, de tersura o aspereza, de blandura o dureza, todas las cuales enriquecen

la percepción hasta llegar a la total y perfecta individualización de las cosas. Así es como

el niño adquiere, paulatinamente, la representación mental del mundo exterior.


La conjunción de los diversos campos perceptivos que proporcionan los cinco sentidos externos

y los sentidos internos constituye una amplia plataforma perceptiva, que hace las veces de una

pantalla sensible sensorial-cenestésica, capaz de captar cuanto procede desde el medio exterior a

la vez que las variaciones que sobrevienen en el mundo inferior.

Esta pantalla sensible se concentra en una "central informativa" que es la conciencia misma, que

de este modo es ininterrumpidamente informada de cuanto acontece dentro y fuera del ámbito

personal. En ella tiene lugar, como resultado final, la formación de los estados de conciencia que se

caracterizan por su gran inestabilidad y movilidad; estados continuamente cambiantes de acuerdo

con la multiplicidad y la variedad de los estímulos que impresionan a la pantalla sensible. Es por esta

razón que consideramos y designamos a la conciencia como la trastienda del sensorio.

En la conciencia se efectúan las elaboraciones que a continuación realiza el espíritu, para alcanzar

finalmente la percepción y perfecta comprensión de todo lo que se ha captado por el sensorio. El

resultado final de la información sensoperceptiva, en su sentido más amplio, es la adquisición de

todo el material cognoscitivo de naturaleza concreta que constituye la base sobre la que se sustenta

todo el conocimiento del individuo. La perfección y la jerarquía de esos conocimientos está

supeditada al grado de comprensión, dependiente de la magnitud del caudal intelectual de cada

individuo.

Por lo tanto, para cada una de las cosas que forman el mundo exterior existe una apreciación de

orden general, común para la mayoría de las mentes capaces; y hay también una apreciación

personal, que se revela por la infinidad de pequeñas y a veces marcadas variantes que cada uno

imprime a la elaboración perceptiva-comprensiva, que lleva a la formación del conocimiento

personal del mundo en que vive. Esta apreciación personal depende de la capacidad intelectual y

de las tendencias y corrientes afectivas dominantes en cada individuo, es decir que a lo puramente

intelectual se suman diversos matices afectivos que dan a la percepción de las cosas el matiz

personal.

Luego, dentro de una norma conceptual general del mundo externo cada persona tiene su

cuadro perceptivo individual, dependiente de sus propias dotes y de las condiciones imperantes de

su mundo interior, que es el que preside, en gran parte, la "percepción-comprensión" de lo que

penetra por los sentidos externos.

1º) Imagen sensorial:

Es la imagen real objetiva que se obtiene y elabora por la observación directa del estímulo que

impresiona a los aparatos sensoriales receptores. La imagen sensorial presenta a considerar ciertos

caracteres fundamentales que la individualizan: 1) Nitidez, es decir, claridad y perfecta delimitación.

2) Corporeidad, propiedad que nace de la observación directa del objetivo de existencia real. 3)

Fijeza, es decir que posee estabilidad. 4) Extrayección, pues procede de un objetivo situado fuera

de los límites del yo. 5) No es influenciable por la voluntad del individuo.

2º) Imagen consecutiva:

También llamada post-imagen sensorial, determinada por la persistencia de la imagen sensorial

después de desaparecido el estímulo, cuando éste ha sido muy intenso. Es continuación de la

imagen real, pero muy pronto pierde los caracteres de nitidez, corporeidad y extrayección. Además

es influenciable por la voluntad la cual puede reavivarla.

3º) Imagen mnemónica:

Es la imagen del recuerdo, evocada por la memoria. Se diferencia de la imagen sensorial real por

su falta de nitidez y de corporeidad, desde el momento que el objeto ya no existe o no está presente.

Carece de fijeza es muy inestable, es influenciable por la voluntad, ya que puede ser evocada e

inhibida por el sujeto.

4º) Imagen fantástica:

También llamada confabulatoria. Se trata de una imagen que en ningún momento obedece a la

existencia de algo real; es una creación producto de la imaginación del individuo; sin nitidez, ni

corporeidad ni fijeza. No existe como estímulo ni ha tenido nunca extrayección, siendo además muy

influenciable por la voluntad.

Imágenes sensoperceptivas normales

Antes de iniciar el estudio de la psicopatología de la sensopercepción, realizaremos una revisión

somera de las diferentes imágenes que elaboran las personas normales.

Comenzaremos por recordar en qué consiste una imagen: "la imagen es la representación

psíquica de un objetivo registrado por la conciencia a través del mecanismo sensoperceptivo".

Los diferentes tipos de imágenes normales son:

5º) Imagen eidética:

También se la llama imagen intuitiva por corresponder a la etapa intuitiva del desarrollo mental,

razón por la que se observa preferentemente en los niños y en los salvajes. Esta imagen tiene

algunas semejanzas con la imagen mnemónica y con la imagen consecutiva, gozando en realidad de

las propiedades de ambas. Tiene mayor nitidez y corporeidad que la imagen mnemónica y algo

menos que la imagen consecutiva. Como caracteres propios posee una extrayección condicionada,

desde que el sujeto la puede proyectar mentalmente sobre cualquier parte, en especial sobre

fondos lisos y grises. Además la imagen eidética posee una doble influenciabilidad exógena y

endógena, lo que le permite cambiar su contenido y su tonalidad según la tonalidad del fondo en

que la proyecta, proyección que puede ser inmediata o muy posterior a su captación. El sujeto


dotado de capacidad eidética tiene conciencia de que esta imagen es de formación intrapsíquica;

continúa viendo claramente los objetos que han desaparecido del campo visual pese a que tiene

conocimiento de que esta imagen no es real,

6º) Imagen onírica:

Es la imagen que forma el contenido del ensueño. Su origen puede hallarse en la evocación

mnemónica, o bien en la fantasía. En ambos casos, como el sueño trae un embotamiento de la

actividad psíquica, el juicio la acepta momentáneamente como real. Sus caracteres más salientes

son: escasa nitidez, falta de fijeza, gran movilidad, sumamente inestable, sin extrayección, ilógica;

carece de relación temporal, constituye un fenómeno aislado sin duración determinada. Las

imágenes oníricas no se producen en orden cronológico, razón por la que en el ensueño se

confunden acontecimientos pertenecientes a épocas diferentes.

7º) Imagen pareidólica:

La imagen pareidólica, producto de la fantasía, tiene su origen en imágenes reales que agrupadas

de diversas maneras configuran la nueva imagen. Es inestable y muy influenciable; el sujeto tiene

conciencia de que no es real, y por lo tanto la reconoce como producto de su fantasía.

a perder su nitidez en los estados de fatiga intensa cuando se entorpecen todas las actividades

psíquicas por una leve obnubilación de la conciencia.

2º) La percepción es más activa y clara cuando, en relación con las actividades del individuo, se

ejercitan especialmente algunos órganos sensoriales, así como ocurre con el gusto en los catadores

de vino.

3º) El interés que se dispensa a un objetivo produce una mayor concentración de la atención y

aumenta la nitidez del acto perceptivo.

Las variantes sensoperceptivas patológicas de orden cuantitativo son las siguientes:

1º) Aceleración de la percepción:

Consideramos que la percepción está acelerada cuando se produce un aumento del número de

unidades de percepción por segundo. Esto se observa en todos los casos en que se produce una

aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia es siempre resultante de la excitación psicomotriz la

que, si bien determina la captación de un mayor número de estímulos, redunda, secundariamente,

en un déficit perceptivo, por cuanto la inestabilidad de la atención que no se posa sobre ningún

objetivo debilita la nitidez del acto y dificulta la fijación mnemónica.

PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN

Las alteraciones de la sensopercepción son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

En condiciones normales, en un mismo acto de atención comprendido en la unidad de tiempo, o

sea en un segundo, se perciben con claridad únicamente cuatro unidades de percepción, siempre

que se hallen comprendidas dentro del campo exterior o interior en el cual se concentra la atención.

Más aún, cuando la atención se enfoca con intensidad hacia un sector sensorial determinado, como

puede ser el oído en el caso de escuchar detenidamente una música el resto de las funciones

sensoriales pasan a un segundo plano, al punto de no percibir claramente con nuestra vista lo que

ocurre a cierta distancia.

En personas normales se pueden observar oscilaciones en más o en menos, determinadas por

diversas circunstancias de orden fisiológico. Se trata, por lo tanto, de variaciones normales.

2º) Retardo de la percepción:

Consiste en la disminución del número de percepciones por segundo. Esta alteración se observa

en todos los casos en que se produce una disminución del ritmo psíquico, como ocurre por lo general

en la depresión psicomotriz. Asimismo se retarda y obstaculiza la percepción en todos los estados

patológicos que determinan una disminución de la lucidez de la conciencia, como los estados de

confusión mental que producen una torpeza general en todos los aparatos sensoriales y los estados

crepusculares de los epilépticos.

3º) Abolición de la percepción;

Exceptuando la abolición de la percepción natural en el sueño, los restantes casos coinciden con

lesiones del sistema nervioso central. Esta falta de percepción afecta una zona sensorial localizada

(vista, oído, etc.); se trata de una "apercepción psíquica".

Cuando las lesiones radican en alguna región periférica de los aparatos perceptivos la falta de

percepción recibe la denominación de "agnosia" o falta de conocimiento.

1º) El grado de fatigabilidad de la atención en los diversos momentos del día puede afectar a la

sensopercepción, ya que sabemos que una buena atención significa una mayor nitidez perceptiva.

Se percibe con mucha mayor claridad por la mañana después del descanso reparador del sueño y a

medida que transcurren las actividades de la vigilia la percepción se hace más dificultosa, llegando


Alteraciones cualitativas

Las alteraciones cualitativas de la sensopercepción son, desde todo punto de vista, más

importantes que las cuantitativas.

1º) ILUSIONES:

La ilusión se define como: "la percepción falseada o deformada de un objeto real". En efecto, la

imagen ilusoria tiene un fundamento real y objetivo, pero, es una imagen deformada por imperio

de diversas circunstancias.

1º) La percepción se deforma y da lugar a la ilusión en todos los casos en que se produce una

debilitación de la atención. Es una alteración corriente en cualquier persona normal, cuando una

fatiga marcada menoscaba la lucidez' de la conciencia debilitando la atención, lo que dificulta la

captación nítida de las cosas y favorece el error perceptivo. Lo mismo ocurre durante la transición

entre el sueño y la vigilia.

Esta captación superficial se observa también en algunos casos patológicos:

a) En el síndrome de excitación psicomotriz, especialmente, la manía, en la que la exaltación

afectiva acelera el ritmo psíquico determinando una gran inestabilidad de la atención, la cual atraída

por múltiples estímulos no se concentra sobre ninguno, captación superficial que provoca los errores

ilusorios de la percepción.

b) En el síndrome de depresión psicomotriz. Es el caso de los melancólicos en los que la atención,

profundamente requerida por sus problemas y sombrías meditaciones, se desvincula de todo lo

concerniente al mundo exterior el cual pasa casi inadvertido; como consecuencia las percepciones

son insuficientes o deficientes por lo que, a menudo, caen en el error.

c) En la confusión mental, en la que se produce una suspensión más o menos marcada de la

actividad psíquica, la gran torpeza de la senso-percepción, por la obnubilación de la conciencia,

determina que la captación se haga con mucha dificultad, poco y mal, favoreciendo la ilusión.

d) En los estados demencíales en los que hay una debilitación global de la psique, la fácil

fatigabilidad impide una atención sostenida, que poco a poco se hace más inestable y superficial

predisponiendo al error de percepción.

Con mayor frecuencia aún, la ilusión perceptiva es desencadenada por estados de exaltación

emocional que perturban la conciencia, cuya claridad se empaña. En estas condiciones se produce

una alteración de la elaboración perceptiva normal pese a que la sensación captada por el sensorio

no es imperfecta. El juicio interferido por la intensa carga emocional, queda predispuesto para la

falsa percepción mediante el agregado de particularidades y atributos que no pertenecen a la

sensación real. Es una elaboración realizada in situ, dentro de la misma psique, con la participación

de los centros perceptivos que, por asociación de representaciones mnemónicas, crean las

deformaciones de la realidad.

Cuando la ilusión es provocada por un estado emocional se la denomina ilusión catatímica. Es el

tipo de ilusión más frecuentemente observado en personas normales sujetas al imperio de estados

emocionales intensos.

Las ilusiones, cualquiera sea su origen, pueden producirse en todos los aparatos sensoriales.

En los alienados se producen por el mismo mecanismo catatímico, pero, a diferencia de lo que

ocurre en las personas normales, el error es sostenido como real, sin posibilidad de rectificación.

Como el estado afectivo del enfermo no es de carácter transitorio sino permanente, es de todo

punto imposible la rectificación del error que, en los sujetos normales se hace factible tan pronto

como la exaltación afectiva, pasajera y circunstancial, se atempera.

a) La emoción de miedo, que experimenta todo enfermo que se cree perjudicado o perseguido,

puede inducir a los siguientes errores ilusorios: 1) Ilusión Visual: el enfermo confunde formas y

objetos con personas en acecho dispuestas a atacarlo; 2) Ilusión Auditiva: oye voces donde sólo

hubo ruidos o percibe palabras inaudibles para los sujetos normales; 3) Ilusiones del Gusto y del

Olfato: que trastruecan el sabor y el olor normal de los alimentos en sensaciones desagradables que

despiertan en el enfermo el temor de ser envenenado.

b) La emoción de amor produce en los sujetos alienados místicos, ilusiones diversas: 1) Durante

el éxtasis contemplativo ante las imágenes religiosas creen ver que éstas les sonríen o hacen gestos.

2) Los ruidos próximos se toman por palabras de la imagen. 3) Una brisa o una corriente de aire es

un efluvio emanado de la imagen que el sujeto venera.

c) Iguales errores perceptivos padecen los enfermos que son presa de la emoción de cólera. El

Quijote nos ofrece un ejemplo típico: ante la vista de los molinos de viento, en los que cree ver

gigantes, arremetiendo contra ellos en el paroxismo de su exaltación delirante.

2º) ALUCINACIONES:

La alucinación es un trastorno cualitativo de la percepción que consiste en la captación de algo

inexistente. Por esta razón Ball definió a la alucinación de la manera más simple al llamarla

percepción sin objeto.

Mucho se ha discutido sin llegar a ningún acuerdo, respecto al mecanismo íntimo que interviene

en la génesis de la alucinación. Para unos, se trata de un mecanismo puramente psicológico; para

otros, la exclusividad pertenece a lo neurológico y orgánico. A nuestro parecer, ambas tendencias

pueden ser conciliadas, ya que, siguiendo un criterio contemporizador a la vez que lógico, se puede

admitir la confluencia de ambos factores en el mecanismo alucinatorio.

En efecto; considerando a la alucinación sea como una representación surgida de una imagen

del recuerdo sea como creada por la fantasía del enfermo: a) en el primer caso, no puede menos

que tenerse en cuenta el mecanismo orgánico o neurológico que por excitación (tóxica, traumática

o exaltación afectiva) pone en juego el automatismo de los centros perceptivos; b) en el segundo

caso, la alucinación es creada por la exaltación del mecanismo psicológico imaginativo que cae en

la fantasía; con la participación de todo lo conservado por la memoria en los centros perceptivos y

de las imágenes de evocación toma forma la imagen alucinatoria fantástica. En ambos casos el

mecanismo psicológico no puede desligarse totalmente de lo orgánico, que tiene su objetivación en

la parte mnemónica.


Esta representación es creada por la mente del enfermo, es decir que se produce dentro del

espacio intrapsíquico. Inmediatamente después, bajo el imperio de intensos estados emocionales,

el juicio la acepta como una imagen real que, procedente del exterior, es captada por el sensorio;

por lo tanto, al proyectarla fuera del espacio intrapsíquico, le da la característica de extrayección.

Toda esta elaboración se realiza por un mecanismo puramente psicológico, por el que el juicio

desviado llega a la convicción de que se trata de una imagen construida por la percepción de un

estímulo exterior, cuando lo real es su génesis intrapsíquica. El enfermo experimenta la sensación

clara y nítida de captación sensorial no admitiendo dudas al respecto.

Teniendo en cuenta las consideraciones que preceden podríamos definir a la alucinación de la

siguiente manera: "La alucinación es una alteración perceptiva producto de la elaboración de un

juicio interferido y desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del recuerdo

o de la fantasía, la que de inmediato es proyectada al exterior y aceptada como la captación

sensorial de un fenómeno real". Luego la alucinación es resultado de la perturbación del juicio; el

mecanismo psicológico que la produce es semejante al que da lugar a la creación de la idea delirante,

también resultado de la perturbación judicativa; ambos casos siempre consecuencia y no causa de

la perturbación.

Las alucinaciones se han reunido en tres grandes grupos teniendo en cuenta sus características:

sensoriales, cenestésicas y cinéticas.

1º) Alucinaciones sensoriales:

Son las que se refieren a los cinco aparatos sensoriales externos: vista, oído, gusto, olfato y tacto.

a) Alucinaciones auditivas: Entre las sensoriales, las alucinaciones auditivas son las más

importantes porque acompañan a un estado patológico de mayor gravedad que las visuales, desde

que se observan, contrariamente a lo que ocurre en estos últimos, en enfermos con lucidez de

conciencia.

Pueden presentar diversos matices; en sus formas más elementales son alucinaciones

indiferenciadas: ruidos, zumbidos, cuchicheos, silbidos, etc. En un segundo grado hay mayor nitidez

y diferenciación, la alucinación ya tiene la forma verbal; el enfermo oye voces, una o varias palabras

que se repiten invariablemente. En un grado más avanzado la diferenciación es perfecta; las voces

que oye con gran nitidez se expresan en idiomas hablados y conocidos por el enfermo.

Generalmente entrañan amenazas o insultos, rara vez son palabras amables y parecen proceder de

una misma o distintas personas ubicadas, cerca o lejos, en los más extraños lugares.

b) Alucinaciones visuales: Las alucinaciones visuales se observan tanto en los estados tóxicos e

infecciosos, que producen alteraciones más o menos intensas de la conciencia, como en los estados

crepusculares de los epilépticos.

Tienen distintos grados de intensidad y diferenciación; las alucinaciones visuales elementales

aparecen bajo forma de llamas, colores y formas definidas: en los epilépticos son frecuentes las

alucinaciones coloreadas primando el color rojo (fuego, relámpagos). En un grado más avanzado de

individualización traducen imágenes nítidas de animales, objetos o personas.

La mayor parte de las veces las alucinaciones visuales son de carácter desagradable y muy a

menudo terroríficas; agitan y llegan a asustar al enfermo, como ocurre especialmente en las psicosis

tóxicas. En el delirium tremens, las alucinaciones reproducen imágenes variadas de objetos,

personas y, con frecuencia, animales y visiones fantásticas. Son más nítidas en la oscuridad, por lo

que el enfermo empeora al llegar al crepúsculo y se agita durante toda la noche, presa de temores

que lo obligan a encender la luz tratando de ahuyentarlas. Estas imágenes son además movibles,

cambiantes, en sucesión rápida, razón por la que Regís las llamó: alucinaciones cinematográficas.

En los intoxicados por cocaína se observa un tipo especial de alucinaciones, de tamaño muy

reducido, que se han llamado liliputienses. Las alucinaciones visuales de los místicos son placenteras

o displacenteras según representen a las entidades del bien o a los genios del mal. Estas imágenes

alucinatorias traducen el estado de ánimo y la exaltación imaginativa del enfermo, a través de la luz,

el color y el fulgor que irradian. Existe un número más reducido dé alucinaciones visuales que no

obedecen al mecanismo tóxico o infeccioso; se observan en algunos enfermos que padecen lesiones

orgánicas del cerebro. Son las alucinaciones que pueden manifestarse en algunas demencias

arterioescleróticas y en enfermos que padecen tumores del encéfalo.

c) Alucinaciones olfativas y gustativas: Por lo común se las encuentra asociadas. Son mucho

menos frecuentes y diferenciadas que las auditivas y las visuales. Generalmente hacen su aparición

en enfermos que vienen evolucionando desde largo tiempo y ya alucinados del oído. Son síntomas

de una agravación del proceso, que ensombrece el pronóstico pues revelan que el enfermo se aferra

firmemente a sus concepciones, cada vez más convencido de su certeza. Ambas alucinaciones

revisten, generalmente, un carácter desagradable' y como por lo común se vinculan con los

alimentos del enfermo sé niega a comer por temor a ser envenenados. En algunas ocasiones, como

suele acontecer con algunos místicos, estas alucinaciones son placenteras (perfumes y emanaciones

agradables). Estos olores y sabores son percibidos como procedentes ya desde el exterior ya del

interior del propio organismo, por lo que se atribuyen ya a malévolas intenciones de terceros, ya a

enfermedades graves que infectan y minan a aquél; es el caso de los melancólicos.

d) Alucinaciones táctiles: En este grupo se reúnen las alucinaciones de contacto, térmicas y

dolorosas sobre la superficie de la piel.

Las más diferenciadas son las de contacto; las restantes son indiferenciadas, poco nítidas,

confundiéndose a menudo con la cenestesia general. Entre ellas las sensaciones alucinatorias más

frecuentes son de contacto eléctrico, quemaduras, pinchazos y tacto. Cuando el enfermo experimenta

la sensación de que toca algo la alucinación se denomina de tacto activo; cuando tiene la

sensación de que es tocado de tacto pasivo. Las primeras son raras y propias de los delirios tóxicos,

místicos y eróticos; el paciente cree tocar animales, cosas repugnantes u órganos genitales. Más

frecuentes son las alucinaciones de tacto pasivo; en estos casos, son poco nítidas, confundiéndose

a menudo con la cenestesia general. Se observan en los delirios tóxicos, místicos, eróticos y

persecutorios.

2º) Alucinaciones cenestésicas:

Son las que conciernen a la cenestesia general, es decir, a los llamados sentidos internos, de

observación frecuente en los hipocondríacos, neuróticos y melancólicos. La atención introvertida de

estos enfermos se encauza hacia la observación minuciosa de cuantas manifestaciones orgánicas

puedan presuponer un estado patológico; paulatinamente el temor de padecer enfermedades


graves carga la tensión emocional hasta llegar al grado de exaltación afectiva que perturba el juicio

y desencadena el estado alucinatorio.

Las alucinaciones cenestésicas se vinculan a los diversos aparatos y órganos de la economía; los

hipocondríacos y neuróticos se quejan de sofocación, disnea, palpitaciones, dolores viscerales

vagos, imprecisos en sus caracteres y localizaciones. Los melancólicos suelen presentar trastornos

cenestésicos más graves; desde la absurda manifestación de que sus órganos son de piedra por

ejemplo, o desde la afirmación de la inexistencia de algunos de ellos en sus organismos, llegan

paulatinamente hasta a negar la propia existencia (delirio nihilista).

Las alucinaciones cenestésicas son más groseras aún en los esquizofrénicos de cuyos profundos

trastornos de la personalidad son prueba evidente. Estos enfermos experimentan las más extrañas

sensaciones; ya un animal raro se instala en alguno de sus órganos, ya son cuchillos los que

atraviesan el corazón o los pulmones, ya se realizan en lo íntimo de su ser movimientos y bailotees

extravagantes.

3º) Alucinaciones cinéticas:

Los enfermos así alucinados experimentan la sensación de que se imprime los más variados

movimientos a sus miembros o, parcial o totalmente, a su cuerpo; no es raro que manifiesten que

reciben golpes y empellones o que se los mantiene suspendidos en el aire. La mayor parte de las

veces este tipo de alucinaciones se observa en los delirios oníricos tóxicos e infecciosos; muy a

menudo en el delirium tremens. Las alucinaciones cinéticas también suelen manifestarse en los

delirios crónicos, especialmente en los de tipo persecutorio, y en algunas personalidades

psicopáticas como los histéricos y los neuróticos.

3º) PSEUDOALUCINACIONES:

La pseudoalucinación es, por sobre todo, la representación psíquica de imágenes intuitivas o

eidéticas que surgen en forma súbita en el campo de la conciencia. El sujeto tiene perfecta noción

de su origen y formación intrapsíquica, pero un estado de ánimo especial, desencadenado por poderosas

corrientes afectivas, hace que a continuación le dé extrayección y la proyecte al campo

sensoperceptivo.

La pseudoalucinación, por su origen intuitivo, está sujeta a la influencia de la voluntad, de

acuerdo con lo que sugiera el contenido del pensamiento. Por esta razón tiene mayor vivacidad

como representación, identificada en su formación, desde el primer momento, con el pensamiento;

sólo secundariamente y en menor escala es relacionada con la sensopercepción. Esto la diferencia

con la alucinación verdadera, cuya elaboración intrapsíquica pasa inadvertida para el sujeto; éste

tiene la certeza de su procedencia exterior pues el sensorio es el primero en ser impresionado; en

segundo término se informa la conciencia.

4º) ALUCINACIONES PSÍQUICAS:

Tampoco son verdaderas alucinaciones por cuanto, para serlo, les falta la exteriorización; se

limitan a una intensa representación de la cual el enfermo tiene clara conciencia de que carece de

realidad objetiva y de que se produce de su cerebro, bajo la forma de palabras o de pensamientos

que le imparten órdenes y lo dirigen. Estas alucinaciones psíquicas dan margen a los delirios de

influencias en los esquizofrénicos, que perciben directamente en el interior de su cerebro que éste

y su pensamiento son dirigidos desde el exterior por extrañas influencias de terceros. La alucinación

psíquica difiere de la alucinación y de la pseudoalucinación por la falta absoluta de participación

sensorial.

5º) ALUCINOSIS:

Consiste en un estado persistente, con la característica de que no despierta ninguna

interpretación delirante. En efecto, el individuo reconoce el carácter patológico del fenómeno,

aceptando a las alucinaciones como lo que son y 'no como realidades, es decir que las reconoce

como consecuencia de una determinada perturbación. La alucinosis se debe, en última instancia, al

automatismo cerebral desencadenado por diversas circunstancias, tóxicas, infecciosas, febriles,

traumáticas, etc., a nivel de los centros perceptivos (mnemónicos), que rodean a los centros

sensoriales correspondientes.

6º) ALUCINACIONES VERBOMOTORAS:

Séglas dio esta denominación a una forma particular de alucinación, por la que el enfermo

experimenta la sensación de que por su intermedio están hablando otras personas que harían uso

de sus cuerdas vocales, labios y lengua; estos órganos serían impulsados a articular las palabras y su

discurso sería dirigido por extraños. Más que una verdadera alucinación, que muchos incluyen en el

grupo de las cinéticas, es una perturbación del pensamiento, propia de los estados patológicos con

graves trastornos de la personalidad como ocurre en la esquizofrenia.

7º) alucinación hipnagógica:

Es un tipo especial de alucinación que se observa en aquellos estados en que se produce un

enturbamiento de la lucidez de la conciencia. Se registra en las personas normales al conciliar el

sueño o en el momento de despertar. En condiciones patológicas puede manifestarse en el

surmenage, agotamiento físico y psíquico, en los neurópatas y, en ocasiones, en el comienzo de la

esquizofrenia.

La pseudoalucinación recibe también el nombre de alucinación psíquica, esta segunda

denominación no es admitida por algunos autores por considerar que es un trastorno perceptivo

que debe tratarse aisladamente.


8º) ALUCINACIONES EXTRACAMPINAS:

Trastorno perceptivo visual, consistente en la captación de estímulos que se hallan fuera de los

límites que circunscriben el campo sensorial. Es el caso del enfermo que asegura estar viendo algo

que se halla situado a sus espaldas. Se observa en algunos esquizofrénicos y en neuróticos,

especialmente histéricos.

9º) PERCEPCIÓN DELIRANTE:

La percepción delirante consiste en la falsa interpretación del significado de una percepción real;

por lo general se refiere a la propia personalidad. Es precedida siempre por una desviación del juicio,

que dificulta la interpretación y comprensión correcta de las cosas e induce a la falsa interpretación

de los hechos reales.

En los delirantes esas falsas interpretaciones son motivadas por vivencias subsiguientes a

problemas de índole ideoafectivo cuya gran exaltación (angustia, desconfianza, recelo) propicia el

error perceptivo. En los esquizofrénicos la percepción delirante es, por el contrario, una vivencia

primaria carente de explicación, lo que hace suponer que la causa reside en el ultraje inferido a la

integridad de la psique por la enfermedad.

10º) ECO O SONORIZACIÓN DEL PENSAMIENTO:

La sonorización o eco es, sin dudas, un trastorno del pensamiento, cuya resultante es un anormal

fenómeno perceptivo del mismo. Se observa en algunos esquizofrénicos, siendo a veces difícil

deslindar si se trata de una perturbación sensoperceptiva o del pensamiento. El enfermo cree oír

sus propios pensamientos; tal como si pensara en voz alta. Es un índice de profundas alteraciones

del núcleo de la personalidad.

11º) ALUCINACIONES AUDITIVAS DE OBSERVACIÓN DE LOS PROPIOS ACTOS:

Es un trastorno propio de los esquizofrénicos; los enfermos oyen voces que comentan los actos

que realizan u ordenan los que deben ejecutar, razón por la que se sienten influidos desde el

exterior. Este tipo de alucinación auditiva cuyo resultado es la aparición de vivencias desagradables,

inquietud e inseguridad del yo, es una prueba más del trastorno de despersonalización.

Conceptos

Generales

RESUMEN

SENSOPERCEPCIÓN

La sensopercepción permite adquirir todo el material del conocimiento procedente del

mundo exterior y del mundo interior físico y mental.

Se requiere la participación activa: 1) De los cinco sentidos externos: vista, oído, gusto,

olfato y tacto. 2) De los sentidos internos: cenestésico, cinético o kinestésico y el de

orientación. 3) De la percepción del mundo mental por la conciencia.

Sensación

Percepción

Imágenes

sensoperceptivas

normales

Constituye el elemento primario, básico de la

sensopercepción.

La sensación es el registro en la conciencia, de la estimulación

producida en cualquiera de los aparatos sensoriales que, por las

vías centrípetas, es conducida a la corteza".

La percepción es la sensación registrada y elaborada en los

"centros perceptivos" en los que se efectúa su interpretación y

comprensión.

"Es la representación psíquica de un

Imagen objetivo registrado por la conciencia a través de

un mecanismo sensoperceptivo".

Imagen

sensorial

Imagen

consecutiva

Imagen

mnemónica

Imagen

fantástica

Imagen

eidética

Imagen

onírica

Es la imagen obtenida por la observación

directa del objetivo. Caracteres: nitidez,

corporeidad, fijeza, extrayección, no

influenciable.

También llamada "post-imagen sensorial".

Es la persistencia de la imagen sensorial

después de desaparecido el estímulo, cuando

éste es muy intenso.

Es la imagen del recuerdo evocada por la

memoria. Muy inestable e influenciable por la

voluntad.

También llamada "confabulatoria". Es una

creación producto de la imaginación.

También llamada "intuitiva". Corresponde a

la etapa intuitiva del desarrollo mental.

Extrayección condicionada. Doble

influenciabilidad: endógena y exógena.

Forma el contenido del ensueño de origen

mnemónico o imaginativo.


Conceptos

generales

Psicopatología

Imágenes

sensoperceptivas

normales

Alteraciones

cuantitativas

Alteraciones

cualitativas

Imagen

pareidólica

Creada por la fantasía y originada en

imágenes reales que agrupadas de diversas

maneras constituyen una nueva imagen.

Normalmente: en un acto de atención y en la unidad de tiempo

(por segundo) se perciben claramente cuatro unidades de

percepción.

Variaciones normales:

1) Disminuye por la fatiga de la atención. Varía en los diversos

momentos del día.

2) Percepción más activa y clara por entrenamiento especial.

3) Mayor interés produce mayor concentración atentiva y

mayor claridad.

Variaciones patológicas:

1) "Aceleración de la percepción": aumento de las unidades

de percepción por segundo; en los casos de aceleración del

ritmo psíquico (excitación psicomotriz.

2) "Retardo de la percepción": disminución del número de

percepciones por segundo; en los casos de retardo del

ritmo psíquico (depresión psicomotriz, confusión mental).

3) "Abolición de la percepción", normalmente en el sueño y

en casos de lesiones del sistema nervioso central: en zona

sensorial determinada (oído, vista, etc.). "Apercepción

psíquica"; lesiones periféricas de los aparatos perceptivos,

"agnosia" o falta de conocimiento.

Ilusiones

Alucinaciones

"Ilusión es la percepción falseada o

deformada de un objeto real".

Causas:

1) Debilitación de la atención por fatiga o

en la transición entre el sueño y la

vigilia. En la excitación psicomotriz por

inestabilidad de la atención. En la

depresión psicomotriz por introversión

de la atención. En la confusión mental

por la torpeza del sensorio. En las

demencias por Ja debilitación de la

psique.

2) Exaltación emocional. Más frecuente

que la anterior.

"La alucinación es una alteración perceptiva

producto de la elaboración de un juicio

interferido y desviado, que crea una viva

representación originada en una imagen del

recuerdo o de la fantasía; proyectada al

exterior y es aceptada como real, como

producto de una captación sensorial Ball:

"percepción sin objeto".

Psicopatología

Alteraciones

cualitativas

Alucinaciones

Otras

alteraciones

perceptivas

Clasificación:

1) "Alucinaciones sensoriales": Se producen

en los cinco aparatos sensoriales externos.

a) Alucinaciones auditivas: elementales,

indiferenciadas: ruidos, zumbidos,

silbidos. En un grado más diferenciado:

forma verbal, repetición invariable de

una o más palabras. En un grado de

diferenciación perfecto, se distinguen

diferentes voces con gran nitidez.

b) Alucinaciones visuales: Generalmente

en estados tóxicos e infecciosos.

Elementales: llamas, colores y sombras

indefinidas. Más individualizadas:

animales, objetos o personas.

c) Alucinaciones olfatorias y gustativas:

Generalmente asociadas y

desagradables; en relación con los

alimentos. En algunos casos agradables.

d) Alucinaciones tácticas y de la

sensibilidad general: de contacto,

térmicas y dolorosas; "de tacto activo"

sensación de tocar; "de tacto pasivo"

sensación de ser tocado.

2) "Alucinaciones cenestésicas": Se refieren a

los sentidos internos: hipocondríacos

melancólicos y neuróticos.

3) "Alucinaciones cinéticas o kinestésicas":

sensación de movimiento parcial o total del

cuerpo; esquizofrénicos.

Pseudoalucinaciones:

Originadas en imágenes intuitivas o eidéticas;

conciencia de la formación intrapsíquica;

secundariamente se proyecta y se refiere al

campo sensoperceptivo.

Alucinación psíquica:

Intensa representación sin exteriorización;

conciencia de que se produce en el cerebro

(palabras o pensamientos que imparten

órdenes).


Alucinosis:

Estado alucinatorío persistente, que no

despierta ninguna interpretación delirante:

conciencia de que se produce a consecuencia de

una perturbación determinada.

CAPÍTULO VI

IDEACIÓN

Psicopatología

Alteraciones

cualitativas

Otras

alteraciones

perceptivas

Alucinaciones verbomotoras:

Más que alucinaciones es un trastorno del

pensamiento: sensación de que otras personas

hablan por intermedio del sujeto.

Alucinaciones hipnagógicas:

Cuando disminuye la lucidez de la conciencia:

paso de la vigilia al sueño, fatiga, surmenage, etc.

Alucinaciones extracampinas:

Cuando se captan estímulos que escapan al

campo sensorial. Son visuales.

Percepción delirante:

Falsa interpretación de una percepción real;

siempre precedida por una alteración del juicio.

Eco o sonorización del: pensamiento:

Trastorno del pensamiento, anormal

fenómeno perceptivo del mismo. Sensación de

oír los propios pensamientos.

PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN

IDEACIÓN

Llamamos ideación al mecanismo y trabajo mental mediante el cual se realiza el aporte de las

ideas al campo de la conciencia, para la elaboración del pensamiento.

Esta actividad pone en juego a toda la psique; participa, en primer término, la atención

introvertida que auxilia a la memoria en la búsqueda de las ideas, reclamadas por el pensamiento

mediante el mecanismo asociativo. Una vez más, es evidente la unidad funcional de la psique, manifiesta

en cualquier aspecto de su actividad que se considere. En efecto, las ideas constituyen los

elementos que el juicio y el raciocinio utilizan para cristalizar y dar curso al pensamiento. Estas ideas

no aparecen en la conciencia de una manera arbitraria, sino de acuerdo con un orden y una finalidad

determinados por el tema que forma el contenido del pensamiento. Por lo tanto, las ideas son

requeridas de acuerdo con la relación o afinidad que tengan con dicho tema, encargándose la

memoria de evocarlas por el mecanismo asociativo. Esto prueba que la ideación es una actividad

consciente y voluntaria.

Idea: Concepto y definición:

Es previo al estudio de la ideación el análisis del concepto de idea.

Idea, en el sentido más amplio del vocablo, significa: conocimiento. Se trata del conocimiento

puro y razonado que permite la comprensión de las cosas, de los seres y de los hechos. Cuando se

dice: conocimiento razonado equivale a decir que toda idea lleva implícita la elaboración mental

mediante la cual se realiza la adaptación de la misma, de acuerdo con la capacidad intelectual de

cada uno. En efecto, es indudable que un mismo conocimiento es asimilado en formas diversas por

las distintas personas, las cuales le asignarán valores diferentes de acuerdo con la adaptación que

les permita la comprensión de cada una.

Toda idea, pues, involucra una compleja elaboración mental; se lleva a cabo mediante la relación,

cotejo y valoración con otras ideas afines antes adquiridas y que integran el caudal del

conocimiento. Esta comparación da lugar a determinados juicios y razonamientos que conducen a

una conclusión, tras la cual la nueva idea es incorporada al acervo del conocimiento personal.

Por lo tanto, toda idea, antes de ser aceptada, debe ser sometida, mediante la comparación, a

un proceso de análisis de cada uno de los términos; seguidamente, mediante la valoración que

permite darle el caudal ideativo de cada uno, se la recompone por un proceso de síntesis. Es debido


a esto que las ideas presentan características personales, a la manera de un sello impreso por la

capacidad mental del individuo.

La idea es pues la esencia misma del conocimiento, porque expresa el mayor o menor grado de

pureza y perfección del mismo. Este grado de pureza está en relación con la calidad de los juicios y

razonamientos previos a su comprensión y adaptación. Sintetizando el concepto de idea diremos:

"La idea es el conocimiento que se tiene de los seres, de las cosas y de los fenómenos del mundo

objetivo y del mundo de valores".

Capital ideativo:

El capital ideativo está representado por el conjunto de ideas o conceptos adquiridos en el

transcurso de la existencia. La cantidad y la calidad de las ideas que lo forman se halla en directa

dependencia de la capacidad intelectual. El cumuló de ideas que constituyen el capital ideativo de

una persona normal, teniendo en cuenta un orden jerárquico, se halla colocado entre los polos

extremos: el de las ideas concretas y el de las ideas abstractas. Entre ambos extremos tiene lugar

toda la actividad del pensamiento humano.

Consideraremos, a continuación, las diversas formas por las que se integra el conocimiento

humano partiendo de diferentes orígenes.

1º) Ideas concretas: Las ideas concretas tienen su frente de origen en el sensorio. Se refieren al

conocimiento, captado por los sentidos, de todo lo que pertenece al mundo exterior objetivo,

animado é inanimado, raciona) e irracional.

El conocimiento concreto, que es el primero que adquiere el hombre en el transcurso de su

existencia, nace de la relación y contacto directo con el mundo de los objetos y de los seres. Esa

relación, observación y contacto directo entre sujeto y objeto, fuente del primer conocimiento,

constituye el paso inicial en la evolución ontogenética del pensamiento.

Todo aquello que el sensorio capta por la observación del mundo exterior objetivo es registrado

en la conciencia, dando lugar a la formación de ideas que determinan la individualización de las

cosas y de los seres; en la misma forma se adquiere el conocimiento de lo que ocurre en el propio

mundo interior y que la cenestesia se encarga de informar a la conciencia.

Estas ideas concretas se elaboran mediante la formación de una imagen, anímica del objetivo

percibido. Dicha imagen, en lo sucesivo, favorece la representación mental del objeto en la

conciencia, cuando las circunstancias del acontecer psíquico así lo requieran; y también hace posible

su rápido reconocimiento en el caso de captarse el mismo objetivo en un nuevo acto perceptivo,

desde el momento que la memoria ya ha fijado la primitiva imagen sensoperceptiva.

Mediante el acopio del conocimiento concreto se realiza el reconocimiento del mundo exterior

y del mundo interno, lo que permite la noción de unidad individual, perteneciente al mundo externo

pero diferente de él y de las cosas que en él existen.

El pensamiento que se construye con las ideas imágenes, se conoce con el nombre de

pensamiento por imágenes o pensamiento sensoperceptivo. El pensamiento concreto es propio de

todos los seres en las primeras etapas de su evolución, de los pueblos primitivos y salvajes y de las

personas de precario desarrollo mental por carencia de capacidad.

Debemos tener en cuenta que, si bien lo concreto pertenece a la forma primitiva del

conocimiento, no quiere esto decir que el hombre evolucionado no posea un bagaje considerable

de ideas concretas, puesto que son las que constituyen la base para la concepción del mundo

exterior.

2º) Ideas símbolos: La evolución de las ideas se logra mediante el paso de la individualización de

la imagen anímica a la generalización por la formación de una imagen genérica.

Consideremos varias cosas u objetos pertenecientes al mismo género pero desiguales entre sí;

por ejemplo sillas de diferentes formas, tamaños y materiales de construcción. En presencia de los

caracteres genéricos comunes, el individuo recurre, para su individualización, al análisis de las

cualidades y propiedades de cada una, de donde surge la noción de silla con asiento cuadrado, silla

con asiento redondo, silla de madera, silla de hierro, silla alta, silla baja, etc. Posteriormente y por

síntesis se hace la abstracción de las cualidades que son comunes a todas las sillas, formándose una

nueva imagen, la genérica, que las involucra a todas sin determinar a ninguna en particular.

La imagen genérica nos aleja de la representación tangible del objeto; ya no se trata de la imagen

anímica inmediata a su percepción, sino de una imagen mediata resultante de una elaboración

mental, y que, en parte, nos aleja de la objetivación directa.

Las imágenes genéricas se hacen cada vez más generales, es decir más abstractas, con lo que

aumentan paulatinamente las distancias entre el sujeto y el objeto. Por lo tanto, a medida que las

ideas se jerarquizan se alejan de lo concreto y sensoperceptivo, aun cuando en su génesis la

participación del sensorio es activa e indispensable. Es en esta etapa evolutiva del conocimiento

humano, cuando se hace necesaria la creación de símbolos, que favorecen en gran manera la

transición' de la imagen anímica a la imagen genérica.

El símbolo constituye un signo o señal por medio del cual se hace posible la representación de

las ideas. Es resultado del convencionalismo humano, que nace de la vida de relación y de la

convivencia de los hombres en sociedades. El símbolo representa algo así como la cristalización o

materialización de una idea que se plasma en él, quedando convertido en su soporte y en su figura.

Los símbolos pueden ser: 1º) Visuales: son los símbolos del lenguaje escrito, los gestos que

traducen el lenguaje mímico, así como todo tipo de señales de carácter convencional que hacen

posibles las comunicaciones entre los hombres. 2°) Auditivos: son las palabras del lenguaje hablado,

los ruidos, silbidos y sonidos convencionales que se han establecido con el mismo fin.

Mediante la imagen genérica o simbólica, no se forma en la mente la representación de un objeto

determinado, la silla por ejemplo, sino una imagen sin límites precisos que comprende a todos los

tipos de sillas. La imagen real del objeto resulta indefinida, borrosa, aún más, alejada, fuera de

nuestro alcance, intangible.

Las ideas símbolos marcan una etapa decisiva en el tránsito de los conocimientos, desde lo

concreto a lo prelógico y lo abstracto. Los símbolos constituyen los elementos indispensables e

insustituibles para toda psique evolucionada. Cuanto mayor sea el caudal psíquico mayor será la


riqueza de los signos del lenguaje que, bajo la forma de ideas símbolos, proporcionan mayor vigor y

fluidez de expresión y riqueza cognoscitiva.

3º) Ideas mágicas: La aparición de las ideas mágicas señala, en la evolución del conocimiento, el

período de tránsito desde el mundo de lo concreto al de lo abstracto.

Las ideas mágicas se sustentan sobre una base incierta, en relación, con hechos que pueden, o

no, ser reales y que se adaptan a los siguientes principios: 1º) "Cuando dos cosas son parecidas o

presentan caracteres similares se las considera como dotadas de las mismas propiedades". 2º) "La

proximidad de dos objetos, aun cuando sean totalmente diferentes, determina que se los considere

recíprocamente influenciados, adquiriendo uno las propiedades del otro y viceversa".

Los conocimientos que así se originan son defectuosos pues no son el producto de un

razonamiento analítico sino global. Son, por lo tanto, resultado de un razonamiento insuficiente, sin

una formalidad lógica, lo que generalmente induce al error. En algunas ocasiones el razonamineto

por analogías puede ser verdadero; así, dos cosas que presentan analogías de forma pueden ser

realmente de la misma naturaleza; pero, también pueden ser totalmente diferentes en su esencia.

Es lo que ocurre asimismo con respecto a la influencia por proximidad, como en el caso de dos

metales uno de los cuales está imantado. Pero, estos ejemplos son excepciones; la generalidad de

las veces los hechos prueban lo contrario y evidencian el error del razonamiento.

De cualquier modo, las ideas mágicas siempre indican el acercamiento hacia los mecanismos

del conocimiento abstracto, en los cuales las sustracciones se hacen teniendo en cuenta el criterio

de las analogías y lo que denota un razonamiento que tiende a dar mayor amplitud a las elaboraciones

psíquicas.

El razonamiento por analogías se basa en el llamado: principio de finalidad. Según este principio

la reunión y coincidencia de factores iguales o parecidos favorecen el arribo a un fin propuesto.

Supongamos dos cuerpos semejantes A y B; A es conocido por nosotros en su más íntima esencia y

comprende los factores 1, 2, 3, y 4. Del cuerpo semejante B, sabemos que tiene de común con A los

factores 1, 2 y 3. De acuerdo con el principio de finalidad sostenemos que B también posee el factor

4, el que se presume, aunque no se perciba, porque las otras similitudes llevan a esa conclusión.

Con este razonamiento se efectúa una abstracción en la que, en realidad, se prescinde del objeto

que, en nuestro ejemplo, sería B. Así se fundamenta un conocimiento que puede ser verdadero o

no, pero que contribuye en gran parte a desmaterializar el capital ideativo. Los juicios con que opera

el razonamiento por analogías son insuficientes o inmaduros, se limitan a considerar las semejanzas

externas, es decir que son juicios que se fundamentan en apariencias. En definitiva, la idea mágica

es producto de juicios y razonamientos inmaduros; por lo tanto, es propio de los niños y de los

pueblos primitivos, incultos y salvajes. Los pueblos primitivos atribuyen poderes e influencias

extrañas a los objetos, por simples razones de vecindad o de similitud. De allí los poderes atribuidos

a los amuletos, el tabú y todo lo concerniente a la magia y a su mundo.

Por otra parte, las ideas mágicas integran el capital ideativo de toda persona; se manifiestan aun

en los seres evolucionados junto a las ideas concretas y a las abstractas.

4º) Ideas abstractas: Las ideas abstractas son las de mayor jerarquía, trascienden el plano

concreto y tienen su origen en las fuentes del conocimiento universal y en las relaciones

interhumanas. En la idea abstracta falta la representación mental objetiva que determina la

construcción de la idea imagen.

En este caso el conocimiento es elaborado merced a un razonamiento deductivo. Se basa en el

principio de no contradicción o principio de identidad, según el cual un conocimiento no puede

contradecirse en su esencia; es decir que "una idea no puede ser otra cosa que ella misma, bajo el

imperio de las mismas condiciones y en un mismo momento".

Luego, la afirmación que lleva implícita un conocimiento no es otra cosa que la afirmación de

una verdad, que no podrá ser simultáneamente, pues el principio de no contradicción excluye la

afirmación y la negación simultánea de una idea, en un mismo estado de conciencia. A este criterio

se ajusta el razonamiento matemático. Si A es igual a B y B es igual a C, debe admitirse de acuerdo

con la no contradicción, que A es también igual a C.

Mediante este razonamiento deductivo es posible realizar una importante abstracción

sustrayendo uno de los términos. Es un razonamiento analítico por excelencia; descompone las

partes del todo para buscar y separar las propiedades y atributos comunes, llegando en esa forma,

al conocimiento o idea abstracta. Este razonamiento trabaja con ideas desmaterializadas que

proceden de las fuentes del conocimiento personal.

En esa forma es posible hallar similitudes alejadas de lo concreto, pudiendo realizarse

substituciones de términos que permiten llegar a la creación de nuevas ideas o conocimientos,

carentes de toda realidad objetiva. Para representar las ideas abstractas en la conciencia deben

emplearse las palabras que, en el pensar humano, constituyen los símbolos que reemplazan a las

imágenes objetivas. Con las ideas abstractas se desvanece el mundo de lo concreto, al aumentar

gradualmente las distancias que lo separan del individuo. Ésta es la zona del conocimiento puro,

donde germina y se acrisola la evolución psíquica en todos los aspectos de la personalidad humana,

científico, literario, artístico, moral y ético.

5º) Ideas creencias: Las creencias contribuyen a integrar, en parte, el conocimiento humano.

La creencia es el conocimiento que se acepta como verdadero o probable, sin haber realizado la

elaboración mental previa requerida para su perfecta comprensión. Por lo tanto, la creencia es la

confianza que se dispensa a un conocimiento sin juicio previo, ya sea porque la inteligencia no

alcanza a abarcarlo o porque ha sido impuesto en la vida del individuo por razones afectivas o

morales, o a través del tiempo en la evolución de la humanidad. En consecuencia, se trata de un

conocimiento que puede ser verdadero, pero que, con mayor frecuencia, encierra un error.

La creencia integra el capital de una persona a la manera de una idea cuya veracidad se sospecha

o se tiene por probable; vale decir, que se encuentra en suspenso y sujeta, en cualquier momento,

a una revisión mediante la intervención de un razonamiento lógico. Desde el momento que es

sometida a una crítica lógica, se convierte en creencia reflexiva pudiendo o no ser aceptada. Se

convierte en un conocimiento verdadero cuando, merced al razonamiento lógico, deja de ser una

presunción para convertirse en una convicción. En calidad de tal es definitivamente incorporada al

cúmulo del conocimiento personal.

Cuando la creencia es aceptada sin una perfecta comprensión, o porque voluntariamente se

omite la crítica, se denomina: creencia irreflexiva. Pierre Janet, considera que la creencia es la fe. La

fe es, en realidad, una virtud teológica por la que se admite sin revisión los postulados religiosos.


6º) Ideas intuitivas: La intuición es una idea o conocimiento que aparece en la conciencia de una

manera súbita, instantánea, con toda la apariencia y nitidez de una verdad pura.

Nace en forma espontánea de lo más profundo de la psique, probablemente como consecuencia

de una elaboración subconsciente de los materiales de nuestro propio saber que, en un

determinado momento bajo el influjo de circunstancias especiales y al abrigo de corrientes

afectivas, hacen su irrupción en el campo de la conciencia.

La idea intuitiva es, como la creencia, un conocimiento sujeto a una revisión ulterior; puede, por

lo tanto, ser verdadera o errónea.

Generalmente la intuición asoma a la conciencia como una verdad incontrovertible; verdad que,

para otra persona, puede no tener ni la más remota apariencia de tal. La explicación debemos

buscarla en la génesis de la intuición que, como dijimos, es producto de la elaboración del propio

material cognoscitivo. De la jerarquía de ese material dependerá la mayor o menor cantidad de

verdades o errores de la intuición. Pero, de cualquier manera, se requiere el raciocinio y la

elaboración crítica final para ser o no admitida como conocimiento real, de acuerdo con los valores

individuales.

Éstas son las principales fuentes encargadas de proveer e integrar el capital ideativo de las

personas.

PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN

Las alternativas propias de la ideación son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

ALTERACIONES CUANTITATIVAS

Cuantitativamente la ideación puede ser: normal, acelerada o retardada.

1º) Ideación normal:

Decimos que la ideación es normal cuando las elaboraciones mentales se hacen dentro del marco

corriente de lo natural y con el ritmo que es propio del psiquismo del sujeto. Es decir, que la

aparición de las ideas se hace siguiendo un orden determinado, que permite establecer su claridad

y perfecta encadenación.

2º) Ideación retardada:

El retardo ideativo se produce como consecuencia de todos los factores capaces de disminuir el

ritmo general de las elaboraciones psíquicas.

a) En la confusión mental, que produce diversos grados de entorpecimiento psíquico, desde la

más leve obnubilación y retardo de las elaboraciones hasta la suspensión total de la actividad.

b) En las demencias, en las que las lesiones atróficas de la corteza producen el debilitamiento de

la función psíquica, con el consiguiente entorpecimiento y notorio retardo del ritmo de la ideación.

c) En las oligofrenias, donde la insuficiencia determina dificultad y lentitud ideativas.

d) En los epilépticos, en los que la bradipsiquia suele ser, algunas veces, muy marcada y cuyo

pronunciado retardo del mecanismo ideativo hace viscoso el curso del pensamiento.

e) En los estados depresivos como la melancolía, en la que la gran carga afectiva displacentera

provoca el apagamiento y disminución de las elaboraciones mentales.

3º) Ideación acelerada:

La ideación se encuentra acelerada en todos los casos en que se produce excitación psíquica pues

la taquipsiquia reinante apresura el trámite de las elaboraciones.

En los maníacos es donde el trastorno se hace mucho más evidente, llegando la aceleración

ideativa al extremo de provocar la perturbación que se denomina: fuga de ideas.

ALTERACIONES CUALITATIVAS

El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas normales y las

patológicas.

Ideas normales

El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas concretas, ideas

mágicas e ideas abstractas. El predominio de unas u otras permitirá, en cada caso, aquilatar la

evolución alcanzada y el valor intelectual del individuo. Recordamos que por muy avanzada que sea

la evolución, nunca le es posible a la personalidad humana substraerse totalmente al mundo de lo

concreto o de lo mágico. Siempre se conserva un reducto de ideas mágicas a las que se recurre, por

imperio de determinadas circunstancias, durante el transcurso de la vida psíquica.

Con las elaboraciones abstractas el pensamiento se aleja cada vez más del plano concreto,

perdiendo, por así decir, los puntos de apoyo que el mismo le proporciona. Por eso, en las grandes

abstracciones, la mente puede hallarse enfrentada a situaciones de difícil solución a pesar de la

lógica razonante superior que, a veces, la conduce a posiciones inseguras e inestables. En esos

momentos es cuando surgen las ideas mágicas, que ofrecen los perdidos puntos de contacto con el

mundo concreto y permiten una solución inmediata y más o menos transitoria para zanjar las


dificultades. De donde, las ideas concretas, mágicas y abstractas son igualmente necesarias para las

elaboraciones de la mente humana.

Ideas patológicas

Ese mismo capital ideativo que integra la mente humana pasa a constituir, en un determinado

momento y bajo el imperio de ciertas circunstancias, el conjunto de las ideas patológicas. Aquí

surgen dos interrogantes: en qué instante dichas ideas abandonan la normalidad para penetrar en

el campo de la patología y cuál es la causa determinante de esa anormalidad.

Cuando, por determinadas circunstancias de la vida espiritual, se producen fuertes tensiones

emocionales la carga afectiva que impregna a las ideas, relacionadas con el acontecimiento, es

particularmente intensa. Como consecuencia, en algunas oportunidades, se produce la persistencia

de esos estados afectivos por tiempo indefinido, provocando trastornos más o menos graves de la

psique. Desde ese momento las ideas, de tal modo vigorizadas por la carga afectiva, se convierten

en patológicas pues, por su tensión y dominio, perturban en mayor o menor grado el

desenvolvimiento normal de la psique.

Las ideas patológicas son: delirantes, obsesivas, sobrevaloradas y fijas.

1º) Ideas delirantes

La idea delirante no puede ser estudiada como un hecho aislado y primitivo, desde el momento

que es secundaria a una serie de alteraciones que afectan a la psique en forma integral, debiendo

ser considerada, en última instancia, como producto de la elaboración de un juicio perturbado. La

falla judicativa es condición indispensable, sin la cual la idea delirante no podrá existir. Su naturaleza

mórbida surge del error patológico que encierra, error que es condicionado por el juicio alterado.

Todo error, patológico o no, depende siempre de una falla judicativa, que consiste en

apreciaciones equivocadas originadas en una comparación y una valoración defectuosa.

El error simple, por falta de capacidad intelectual, por ignorancia o por fallas de educación, puede

ser rectificado cuando se logra la comprensión, que permite apreciar y reconocer la falla del juicio

debida a conocimientos incompletos o imperfectos. Un error simple puede no ser rectificado a causa

de la falta de comprensión de una inteligencia pobre; en tal caso, no puede considerarse patológico,

ya que no es expresión de una desviación del juicio sino de una insuficiencia del mismo.

El error patológico, en cambio, originado en un juicio perturbado, no es rectificado, aun cuando

la personalidad esté ricamente dotada en inteligencia y cultura. Ésta es la diferencia fundamental

que separa el error simple del patológico; es decir, la falta de rectificación a pesar de una buena

capacidad de comprensión.

1º) Un grupo de personas afirma que "existe el movimiento continuo". De acuerdo con cada uno

de los individuos que sustenten este concepto pueden presentarse las siguientes situaciones: a) Que

mediante una aclaración se comprenda la verdad y el error sea rectificado, b) Que la verdad no sea

comprendida pero que el sujeto admita como posible su error, por cuanto tiene conciencia de que

su cultura es precaria, c) Que la ignorancia no pueda ser superada por insuficiencia de inteligencia,

luego la verdad queda incomprendida y el error irreductible; en este caso el sujeto está convencido

de que los equivocados son los demás. En ninguna de estas tres situaciones se puede hablar de error

patológico, ya que el juicio únicamente se muestra insuficiente por ignorancia, por pobreza

intelectual, sin vicios de función, d) El error es irreductible, cualquiera sea el grado de cultura e

inteligencia; en este caso el error se fundamenta en apreciaciones y falsos cálculos personales,

referidos a las nociones de física vinculadas con el tema, frotamiento de los cuerpos, resistencia del

aire, etc. Aquí el juicio, insuficiente o capaz, se muestra viciado en su función; realiza falsas

interpretaciones de hechos reales, que conducen al error patológico.

2º) Dos hombres de inteligencia y cultura semejantes tienen, como problema común, la

"infidelidad conyugal". Cada uno de ellos reacciona de manera diferente; uno mantendrá la

normalidad de su función psíquica a pesar de la violenta emoción sufrida que, sin embargo, no interfiere

la función judicativa; el otro, en cambio, pierde el dominio de su psique, se altera el juicio y

aparecen las ideas delirantes de celos. Se deduce, por lo tanto, que cada persona reaccionará

diferentemente ante los impactos emocionales que acarrea la convivencia social; cada individuo, en

sus relaciones con el medio, reaccionará con lo que psíquicamente posea en el orden constitucional.

El enfermo, dominado por una idea delirante, no reconoce ni admite su error y, como

consecuencia, no entabla lucha para apartarla de la conciencia. Por el contrario, se empecina

aplicando toda su energía en reforzar la idea, y la lucha se establece procurando sostenerla e

imponerla.

Resumiendo, tres son las condiciones que deben ser consideradas como requisitos

indispensables para afirmar que una idea es delirante: 1) Su significado erróneo. 2) La

irreductibilidad del error. 3) El carácter morboso del error. La primera condición a pesar de su

importancia, carece de valor mientras no se acompañe de las dos restantes. Ni aún la primera y

segunda condición son suficientes para configurar una idea delirante; ésta sólo se confirma cuando

se comprueba el origen morboso del error.

La idea delirante y la catatimia tienen un punto de contacto por su origen común en la

afectividad. Pero, la interferencia de la catatimia no llega nunca a viciar el juicio, el que, tras una

revisión, rectifica el error simple que ha elaborado. El juicio delirante, por el contrario, se perturba

por una vivencia afectiva morbosa que lo hace irreductible.

Resumiendo en una definición: "La idea delirante es un error patológico elaborado por un juicio

perturbado que la hace irreductible; esta idea condiciona la conducta del enfermo que, convencido

de su realidad, lucha por defenderla e imponerla".

Por otra parte, para que un error sea considerado patológico deben tenerse en cuenta las dotes

intelectuales y culturales, de la persona que lo sostiene así como sus disposiciones temperamentales

y caracterológicas. Veamos algunos ejemplos.


CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS DELIRANTES:

En primer lugar, teniendo en cuenta su "significación", las ideas delirantes se clasifican en

verosímiles e inverosímiles.

1º) Las ideas delirantes verosímiles son las que encierran un significado natural, evidente y

probable y cuyo tema se halla comprendido, por lo tanto, entre las cosas que pueden ser o suceder

y que pueden probarse. Un enfermo afirma que es perseguido por ciertas personas; otro asegura

que es objeto de infidelidad conyugal: ambos están dentro del orden de las cosas que pueden

acontecer y que pueden estar sujetas a comprobación.

2º) Las ideas delirantes inverosímiles en cambio, encierran un significado absurdo, imposible de

observarse o producirse dentro de la normalidad. Un enfermo dice ser "el rey de la República

Argentina"; otro manifiesta que "no tiene corazón".

Teniendo en cuenta la carga afectiva y el humor que despiertan y mantienen en el individuo, las

ideas delirantes son placenteras o displacenteras.

1º) Las ideas delirantes placenteras son las que determinan un humor agradable, satisfacción,

euforia y optimismo.

Son de esta naturaleza: las ideas megalómanas; el sujeto que se tiene por poderoso o adinerado

se siente eufórico y satisfecho, b) Las ideas místicas; despiertan el mismo humor cuando, por sus

concepciones, el enfermo se cree un elegido, ungido de poderes sobrenaturales, o un enviado para

el cumplimiento de una misión celeste, cuando no es la encarnación de un santo o un ser divino.

Algunas veces las ideas místicas pueden provocar desplacer, especialmente cuando están vinculadas

con el infierno y con las entidades demoníacas, c) Las ideas eróticas; producen humor placentero

cuando el enfermo se complace en pensar y tiene el íntimo convencimiento de que es amado

irresistiblemente; humor que se torna displacentero ante las dificultades que se oponen a la

culminación de amores imposibles, d) Las ideas palignósticas; cuyas concepciones de vida eterna,

muertes y reencarnaciones sucesivas halagan el humor y la vanidad pues la generalidad de las veces

los enfermos sostienen que, en las vidas pasadas, encarnaron a personajes importantes de la

historia de la humanidad.

Tanto las ideas místicas como las eróticas y las palignósticas tienen una raíz megalómana, que se

traduce por el firme convencimiento del paciente de ser irresistible en el amor, de estar investido

de poderes divinos j de sentirse la encarnación de destacadas figuras históricas.

2º) Las idas delirantes displacenteras son las que dan lugar a un humor desagradable, a estados

depresivos o de disgusto y hasta exaltación colérica.

Son las: a) Ideas hipocondríacas, que hallamos en los delirios hipocondríacos y que originan

sensaciones de malestares y afecciones inexistentes referidas a los más variados órganos y aparatos

de la economía. b i Ideas melancólicas, propias de los estados de gran depresión y tristeza que

embargan a los melancólicos; son ideas de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad, de indignidad

y de suicidio, c) Ideas de perjuicio; el enfermo que se cree afectado, pospuesto o perjudicado tiene

un humor displacentero y un marcado disgusto, d) Ideas <de persecución, de igual naturaleza que

las anteriores, e) Ideas reivindicatorias; el enfermo injustamente perjudicado sufre y se afana por

ser reivindicado del abuso o arbitrariedad de que fue objeto, f) Ideas de celos; todo celoso vive en

un permanente desplacer, temeroso de la infidelidad y del engaño que lo conducen a ideas de

perjuicio y persecución.

2º) Ideas obsesivas

La idea obsesiva es una idea errónea, cuyo error, a diferencia de lo que ocurre con la idea

delirante, es reconocido por el enfermo, quien comprende su carácter netamente patológico. Vale

decir que, la idea obsesiva, si bien entorpece la marcha normal de las elaboraciones psíquicas, no

es el producto de un juicio desviado desde el momento que éste reconoce el error; por esta razón

la conducta no es condicionada por la idea, o sólo lo es en forma parcial.

El enfermo percibe y conoce el origen de la idea obsesiva, que refiere a lo más íntimo de su ser,

desde donde surge para imponerse a la conciencia, adquiriendo en ella un carácter de firme

persistencia. Se ha dicho que: "las obsesiones como trastorno intelectual constituyen estados

secundarios a las alteraciones de las esferas afectiva y activa".

La idea obsesiva tiene su origen en el núcleo instintivo-afectivo de la personalidad, en el que se

gestan las tendencias, deseos y temores que determinan las reacciones emocionales primarias.

La formación de ideas de esta naturaleza requiere la existencia de una predisposición

constitucional que determina una personalidad psicopática, inmadura en su evolución, frágil,

insegura, plagada de dudas y temores y de gran inestabilidad del equilibrio activo-afectivo.

Son siempre los temores y, por ende, la .emoción de miedo, los que embargan la psique de estos

enfermos. De allí emana el intenso potencial afectivo que carga la idea y que al mismo tiempo obra

selectivamente sobre la voluntad, a la que inhibe en forma parcial. Como consecuencia se establece

una lucha estéril; en efecto, reconociendo el enfermo lo patológico de sus concepciones trata de

rechazarlas, pero, debido a la poderosa carga afectiva y a la precaria voluntad para resistirlas, las

ideas arraigan firme y persistentemente. Nacen entonces los estados compulsivos, que determinan

la ansiedad y la angustia que hacen presa del enfermo. Esa lucha es estéril por lo despareja, puesto

que hay una relación inversa entre la intensidad de la carga afectiva de la idea y la capacidad de 1

voluntad para rechazarla cuanto mayor sea el potencial afectivo menor será la voluntad disponible

para oponerse a la idea. Por lo tanto, ésta no desaparece de la conciencia, a pesar de que el juicio

reconozca su carácter patológico.

El saldo es un estado displacentero, en el cual se mezclan desasosiego, incertidumbre,

perplejidad, preocupación, hasta culminar en la angustia y la ansiedad. La angustia agrava la

situación, pues se trata de una nueva emoción que determina una sobrecarga afectiva, por lo que

la idea es intensamente reforzada a medida que aumenta la impotencia para rechazarla.

Concluyendo con una definición diremos: "La idea obsesiva es una idea patológica que perturba

el pensamiento pero que no desvía el juicio; nace del núcleo afectivo-instintivo y sobrecargando su

potencial con la angustia arraiga en forma persistente en la conciencia".


CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS OBSESIVAS:

Se han establecido tres grupos:

1) Ideas obsesivas impulsivas.

2) Ideas obsesivas fóbicas.

3) Ideas obsesivas puras.

La clasificación es útil para establecer un poco de orden en el extenso campo de las obsesiones,

permitiendo una esquematización didáctica de las mismas que aclara y fija los conceptos. Hacemos

esta acotación dado que, de acuerdo con lo que la experiencia demuestra, es muy difícil la

separación neta entre los diversos grupos.

1º) Ideas obsesivas impulsivas:

El enfermo dominado por estas ideas se siente impulsado, en determinadas circunstancias o en

presencia de ciertos objetos, a la ejecución de actos que, sin ser por lo general incorrectos, no

condicen con el comportamiento normal y corriente de la mayoría de las personas y que están, en

no pocas oportunidades, en franca oposición con las buenas costumbres y con las normas que

impone la convivencia social.

2º) Ideas obsesivas fóbicas:

Bajo su influjo el enfermo vive dominado por un permanente estado emocional de miedo. Es un

miedo carente de motivación externa real y notoria, nada hay que lo justifique, no se le conocen

factores desencadenantes. El paciente que no halla explicación a su estado, es presa de un miedo

invencible, que lo cohíbe a la vez que entorpece su desempeño psíquico normal.

Entre las más comunes ideas de carácter fóbico figuran las siguientes:

Referente a enfermedades:

Nosofobia: miedo a las enfermedades.

Bacilojobia: miedo a los microbios.

Sifilofobia: miedo a la sífilis.

Misofobia: miedo a la suciedad.

Referente a la muerte:

Tanatafobia: miedo a la muerte.

Necrofobia: miedo a los muertos.

Referente a los seres vivos:

Zoofobia: miedo a los animales.

Ginecofobia: miedo a las mujeres.

Antropofobia: miedo a los hombres.

Miofobia: miedo a los ratones.

Canofobia: miedo a los perros.

Referente a los elementos:

Anemofobia: miedo al viento.

Talasofobia: miedo al mar.

Nictofobia: miedo a la noche.

Referente a los lugares:

Claustrofobia: miedo a los lugares cerrados.

Agrofobia: miedo a los lugares abiertos.

Oicofobia: miedo a la casa.

3º) Ideas obsesivas puras: Son aquellas ideas obsesivas que se caracterizan por no engendrar

estados secundarios, impulsivos o fóbicos.

Las ideas obsesivas puras no sobrepasan el marco de las elaboraciones intelectuales ideativas;

por esta razón se las llama también: obsesiones ideativas. Su carga afectiva no llega a producir

grandes tensiones emocionales.

a) Escrúpulos obsesivos: Son ideas que producen estados de duda permanentes. Enfermos

inseguros de sí mismos, temerosos de causar daño, de proceder mal, llenos de escrúpulos

exagerados que, a diferencia de los escrupulosos normales quienes acallan sus temores cuando

comprueban que no hay motivos para ellos, persisten en sus inquietudes pese a toda prueba que

tienda a desvanecerlas.

b) Recuerdos obsesivos: Ideas obsesivas que tienen origen en representaciones mnemónicas, que

se repiten automáticamente, imponiéndose en forma persistente a la conciencia. Supongamos el

recuerdo obsesivo de un accidente: las consecuencias del mismo ya han sido superadas, pero el

intenso shock emocional sufrido transmite a la imagen mnemónica una gran carga afectiva que

determina su persistencia e imposición en la conciencia. De este modo el recuerdo se transforma

en idea obsesiva; lo que obsesiona y angustia es el recuerdo de la intensa emoción sufrida, o probablemente,

el temor angustioso por los riesgos mayores que pudieron correrse.

c) Obsesión especulativa o interrogativa: Determinada por la necesidad morbosa de formularse

preguntas interminables con respecto a los más variados temas. El enfermo vive obsesionado por

los interrogantes; siempre está en la conciencia el "¿cómo?" y el "¿por qué?" encadenados en una

sucesión inacabable, tanto para cosas intrascendentes como para los problemas científicos o las

especulaciones metafísicas. Pero, en ningún momento, esta obsesión obedece al deseo de conocer

la verdad; ningún deseo ni interés especulativo mueven al enfermo cuya actitud es completamente


pasiva. Los interrogantes sólo trasuntan la inseguridad y la indecisión que embargan a la

personalidad.

La obsesión especulativa de orden teológico o moral determina, con frecuencia, el tipo llamado

de obsesión antagónica; sentimientos en pugna con los principios morales o religiosos sustentados

por el enfermo dan margen a numerosos interrogantes, que evidencian escrúpulos y temores ante

el riesgo que supone cualquier claudicación en el sentido ético o religioso.

3º) Ideas sobrevaloradas

La denominación de idea sobrevalorada pertenece a Wernicke; se trata de una entidad bien

definida en el campo de la patología de las ideas.

La idea sobrevalorada tiene su origen en creencias y concepciones filosóficas, religiosas, políticas,

sociales, éticas o científicas y, en general, en todas las actividades del espíritu que dan lugar a los

sentimientos impersonales. Estos sentimientos son normales y propios de cualquier persona, pero

cuando se exacerban, por alguna circunstancia que determine una sobrecarga afectiva, se produce

la interferencia del juicio que ocasiona, entonces, la idea sobrevalorada. Este proceso se observa

cuando el individuo cae en estados afectivos particularmente intensos y sostenidos, que a veces

llegan a ser permanentes. Además, el sujeto ordena y canaliza su actividad y su vida en el sentido

de los sentimientos que lo embargan. Se trata, como vemos, de verdaderos estados pasionales.

La idea sobrevalorada es francamente patológica, aun cuando se origina en una creencia o en un

conocimiento que puede ser patrimonio normal de numerosas personas. Puede pasar inadvertida

en determinados lugares y circunstancias: es el caso de la idea sobrevalorada religiosa que puede

ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso, resaltando a todas luces como

patológica en un ambiente corriente y más aún en uno libertino.

La idea sobrevalorada se halla colocada en los lindes de la idea delirante y puede, por otra parte,

transformarse en tal.

Podemos definirla como "la idea creada por un juicio parcialmente interferido por los estados

afectivos pasionales, surgidos de las creencias y de los conceptos científico, religioso, político,

social", etc.

"La idea fija persiste en la conciencia sin perturbar el pensamiento ya que no participa de sus

elaboraciones y, por lo tanto, no condiciona la conducta".

Esta idea aflora a la mente bajo la forma de la representación persistente de un hecho que

provocó intensa repercusión afectiva, que es lo que le transmite el carácter de persistencia. En los

primeros momentos acarrea serias perturbaciones a la psique, pero, a medida que el tiempo pone

distancias, disminuye la intensidad de la reacción emocional, entra en acción el juicio sereno que

hace la exacta valoración de los hechos y el individuo alcanza a comprender la causa de la

persistencia de la idea. Esta comprensión permite que la psique se aquiete; la idea fija queda

convertida en una verdadera idea parásita que vive a sus expensas y a la cual sobrelleva sin

perturbarse. Se encuentra como enquistada en la conciencia en la que se repite persistentemente;

no es más que la representación mnemónica automática, recuerda en mucho al fenómeno de la

alucinosis, que es la alucinación con la crítica sana.

1º) Entre idea delirante e idea obsesiva:

Diagnósticos diferenciales entre las ideas patológicas

a) La idea delirante se origina en los choques y reacciones del individuo frente al medio; la idea

obsesiva se origina en el núcleo instinthro-afectivo.

b) El error que encierra la idea delirante no es reconocido por el individuo; el error de la idea

obsesiva es criticado y reconocido.

c) La primera es aceptada como una verdad y el sujeto se desvive por imponerla; la segunda se

acepta como errónea y el enfermo lucha por apartarla.

d) La idea delirante es producto de un juicio desviado; el control del juicio se mantiene pese a la

idea obsesiva.

e) La idea delirante es sostenida por una voluntad vigorosa; contrariamente la voluntad es

incapaz de rechazar a la idea obsesiva.

f) La primera se observa en los delirios; la segunda en las neurosis obsesivas y en las neurosis de

angustia.

4º) Ideas fijas

Hasta el momento actual no se han unificado los criterios con respecto a la idea fija. Algunos

autores la asimilan a la idea delirante, otros, en cambio, la consideran idea sobrevalorada.

Nosotros pensamos que debe considerarse definitivamente aparte de cualquier otra idea

patológica porque constituye una entidad de menor gravedad que las restantes, de las que se

distingue netamente.

2º) Entre idea delirante e idea sobrevalorada:

a) La idea delirante se origina en choques ambientales: la sobrevalorada en creencias que llevan

a estados pasionales.

b) La idea delirante es irreductible y no admite réplicas; la idea sobrevalorada permite que se la

discuta y contradiga.


c) La idea delirante es producto de un juicio desviado; la sobrevalorada no nace de un juicio

alterado; se pueden tener ideas sobrevalora-das sin ser alienado.

d) Ambas ideas repercuten sobre la conducta, pero, mientras la primera coloca al sujeto en una

posición activa, buscando pruebas y tratando de convencer, la segunda lo coloca en una actitud más

pasiva al no importársele al enfermo que los demás piensen de manera diferente.

a) La idea sobrevalorada nace de las creencias y sentimientos impersonales; la idea fija de un

shock emocional.

b) La carga afectiva es intensa y creciente en la primera y decrece en la segunda.

c) La sobrevalorada perturba la psique; la fija no la afecta.

d) La voluntad está al servicio de aquélla; no así con respecto a la última.

3º) Entre la idea delirante y la idea fija:

a) Ambas tienen origen en un shock emocional frente a la vida: la idea delirante por una

perturbación del juicio que se desvía; la idea fi ja por la reproducción de una representación

mnemónica con juicio normal.

b) La delirante es un error patológico, mientras que la fija es verdadera y está bien controlada

por el juicio.

c) En la primera la carga afectiva se acrecienta o permanece estable; en la segunda se atenúa con

el tiempo.

4º) Entre idea obsesiva e idea sobrevalorada:

a) La obsesiva surge de los temores originados en el núcleo instintivo-afectivo; la idea

sobrevalorada en las creencias y sentimientos impersonales.

b) En los paroxismos afectivos la idea obsesiva conduce a la angustia, a la ansiedad y a la neurosis;

la idea sobrevalorada lleva de los estados pasionales a los delirios.

c) La primera inhibe la voluntad; la otra, la supedita a ella y, en parte, condiciona la conducta.

5º) Entre idea obsesiva e idea fija:

a) Tienen diferente origen: la idea obsesiva, repetimos, en los temores instintivos; la idea fija es

originada por la reacción emocional frente a un hecho determinado.

b) En la idea obsesiva la carga afectiva crece hasta la angustia; en la idea fija decrece con el

tiempo.

c) La obsesiva perturba la psique; la fija no produce alteración.

d) La una inhibe la voluntad; la otra no incide sobre ella.

6º) Entre idea sobrevalorada e idea fija:


RESUMEN

IDEACIÓN

Capital

ideativo

Ideas intuitivas: Conocimientos de aparición súbita, instantánea, con

apariencia de verdades. Elaboración subconsciente de los materiales del

propio conocimiento. Sujetos también a una revisión ulterior.

Las alteraciones de la ideación: cuantitativas y cualitativas.

Ideación

Mecanismo y trabajo mental mediante el cual se hace el aporte de las ideas al

campo de la conciencia para la elaboración del pensamiento.

Las ideas acuden a la conciencia de acuerdo con un orden y con una finalidad

determinados por el tema o contenido del pensamiento.

Idea

Capital

ideativo

Idea significa conocimiento.

Conocimiento razonado que permite la comprensión de todas las

cosas.

Un conocimiento es siempre resultado de determinados juicios,

los que intervienen en su elaboración y comprensión.

"Idea es el conocimiento que se tiene de las cosas y de los seres

del mundo objetivo y del mundo de valores".

El capital ideativo está formado por el conjunto de los

conocimientos o ideas adquiridos en la vida. La cantidad y la calidad

de las ideas depende de la capacidad intelectual.

Ideas concretas: Las que se originan en la fuente sensorial por

observación y contacto directo con el mundo objetivo. Se elaboran

mediante la formación de imágenes anímicas de los objetos.

Ideas símbolos: Evolución de las ideas por el paso de la

individualización de la imagen anímica a la "generalización" de la

imagen genérica, que aumenta las distancias entre sujeto y objeto.

El símbolo es creado para facilitar la transición entre una y otra

imagen.

1º) Símbolos visuales: lenguaje escrito o mímico, señales

convencionales.

2º) Símbolos auditivos: palabra, ruidos, silbidos, sonidos también

convencionales.

Ideas mágicas: Marcan el paso de lo concreto a lo abstracto. Se

basan en los principios que sustentan al pensamiento global. Los

conocimientos pueden o no ser exactos.

Ideas abstractas: Son las de mayor jerarquía. Falta en ellas la

representación mental objetiva. Se elaboran por un razonamiento

analítico que permite realizar importantes substracciones que

conducen a mayores abstracciones.

Ideas creencias: Conocimientos aceptados como verdaderos o

probables; es la confianza que se dispensa a los conocimientos que

no han sido criticados. Se hallan en suspenso y sujetos a revisión

crítica en cualquier momento. Cuando caen bajo el control crítico

se transforman en creencias reflexivas; si son aceptados dejan de

ser presunciones para convertirse en convicciones. Cuando la

creencia se admite sin crítica es una creencia irreflexiva.

Ideación

Psicopatología

Alteraciones

cualitativas

Alteraciones

cuantitativas

1º) Ideación normal: Sigue el ritmo propio de cada

psique y de acuerdo con una ordenación determinada.

2º) Ideación retardada: En todos los casos en que

disminuye el ritmo de las elaboraciones psíquicas:

confusión mental, demencias, oligofrenias, epilepsias,

estados depresivos.

3º) Ideación acelerada: En todos los casos en que se

produce excitación psíquica; en los maníacos que llegan

a la fuga de ideas.

Ideas

patológicas

Formadas por el mismo capital de las

ideas normales; éstas vigorizadas por una

sobrecarga emocional que produce

estados afectivos capaces de perturbar la

psique, se convierten en patológicas.

Ideas: delirantes, obsesivas,

sobrevaloradas y fijas.

Idea delirante: Es un error patológico elaborado por

un juicio perturbado; es irreductible; condiciona la

conducta; es defendida por el enfermo convencido de

su realidad.

Clasificación:

1º) Por su significado: delirantes verosímiles y

delirantes inverosímiles o absurdas.

2º) Por el humor que provocan:

a) Placenteras: megalómanas, místicas, eróticas

y palignósticas.

b) Desplacenteras: hipocondríacas,

melancólicas, de perjuicio, de persecusión, de

reinvidicación y de celos.


Ideación

Psicopatolo

gía

Alteraciones

cualitativas

Idea obsesiva: Idea errónea. Error reconocido por el

enfermo. No condiciona la conducta o sólo lo hace en

parte. Tiene origen en el núcleo instintivo-afectivo donde

se gestan tendencias, deseos y temores que determinan

las reacciones emocionales primarias. Personalidad

psicopática inmadura, fragilidad constitucional. Inhibe la

voluntad, de allí su persistencia.

"La idea obsesiva nace del núcleo instintivo-afectivo;

arraiga en forma persistente en la conciencia; sobrecarga

su potencial con la angustia; perturba el pensamiento

pero no desvía el juicio".

Clasificación:

1º) Ideas obsesivas impulsivas.

2º) Ideas obsesivas fóbicas:

a) Referente a enfermedades:

Nosofobia: miedo a enfermedades.

Bacilofobia: a microbios.

Sifilofobia: a la sífilis.

Misafobia: a la suciedad.

b) Referente a la muerte:

Tanatofobia: miedo a la muerte.

Necrofobia: a los muertos.

c) Referente a los seres vivos.

Zoofobia: miedo a los animales.

Ginecofobia: a las mujeres.

Antropofobia: a los hombres.

Miofobia: a los ratones.

Canofobia: a los perros.

d) Referente a los elementos:

Anemofobia: miedo al viento.

Talasofobia: al mar.

Nictofobia: a la noche.

e) Referente a los lugares:

Oicofobia: miedo a la casa.

Claustrofobia: a lugares cerrados.

Agrofobia: a lugares abiertos.

3º) Ideas obsesivas puras:

a) Escrúpulos obsesivos.

b) Recuerdos obsesivos.

c) Obsesión especulativa.

Idea sobrevalorada: Originada en sentimientos

impersonales: la sobrecarga afectiva origina estados

pasionales e ideas sobrevaloradas. Está en los lindes de

la idea delirante. "La idea sobrevalorada es creada por un

juicio parcialmente interferido por estados emocionales,

surgidos de las creencias y conceptos religiosos,

filosóficos, científicos, sociales", etc.

Ideas fijas: Es una idea que persiste en la conciencia.

No perturba el pensamiento. No condiciona la conducta.

Aparece como representación persistente. Al comienzo

es de gran repercusión. Con el tiempo se mitiga la carga

afectiva y queda como idea parásita. Representación

mnemónica de un hecho ocurrido.

CAPÍTULO VII

ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO — ASOCIACIÓN DE IDEAS — JUICIO —

RACIOCINIO — PENSAMIENTO — IMAGINACIÓN — PSICOPATOLOGIA DE LA

ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO

ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO

ASOCIACIÓN DE LAS IDEAS

La asociación de las ideas se efectúa por el mecanismo psíquico mediante el cual se hace la

relación, conexión y encadenamiento de las ideas, o la relación entre las ideas y las representaciones

que se hallan en la conciencia como resultado de la captación sensoperceptiva o bien de dichas

representaciones entre sí.

La asociación de ideas es una actividad importantísima de la mente humana, puesto que

interviene en la elaboración del pensamiento. En efecto, la vida psicológica no puede ser explicada

como un simple adosamiento y superposición de elementos como creyó la escuela atomista. A su

vez, la escuela asociacionista la explica mediante numerosas teorías: anatómicas, fisiológicas y

psicológicas. Las teorías anatómicas consideran que el mecanismo asociativo depende de los

elementos del sistema nervioso, es decir, de las células y de las fibrillas. Las fisiológicas atribuyen

este mecanismo a las relaciones y mutuas influencias de los distintos centros cerebrales. Las teorías

psicológicas admiten que el mecanismo asociativo depende de las relaciones conceptuales entre las

ideas y de las relaciones objetivas entre los fenómenos.

En algunos casos, la asociación de las ideas se efectúa por un mecanismo puramente pasivo entre

dos o más datos del conocimiento, cuando éstos hubieran coincidido en una misma vivencia. Se

trataría de un fenómeno inconsciente y automático que, por lo general, se hace entre las representaciones

que llegan a la conciencia en un mismo acto perceptivo. Pero no es ésta la forma

más importante de asociación puesto que, dada su jerarquía, este mecanismo no puede estar

supeditado a un simple automatismo. Una segunda forma de asociación está basada en la presencia

de algún elemento común o semejante entre las ideas. En este caso se trata de un fenómeno

consciente y supeditado a la elaboración mental, que puede ser o no voluntaria, y que se lleva a

cabo obedeciendo a determinadas leyes que establecen una ordenación lógica de las ideas. Estas

leyes son las siguientes:

1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: Cuando dos o más estímulos, hechos o

fenómenos, han sido registrados por la conciencia en forma simultánea o sucesiva en un mismo acto

perceptivo, son, por lo general, evocados y asociados juntos. Así, por ejemplo, cuando pensamos en

un piano determinado inmediatamente y en forma simultánea se asocian las ideas de forma,

tamaño, color, sonido, etc., fenómenos que han sido captados todos al mismo tiempo.


2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: Las cosas que han sido captadas y registradas en

la conciencia unas junto a otras, en un mismo lugar del espacio, son evocadas y asociadas

simultáneamente. Así, cuando pensamos en un mueble de nuestra habitación lo asociamos de

inmediato con los objetos que se hallan dentro, sobre o en la proximidad del mismo.

Mediante estas dos leyes por contigüidad témporo-espacial es posible la asociación de cosas o

hechos completamente dispares, lo que determina que, muchas veces por obra del olvido, no se los

reconozca como formando parte de un conjunto. Como consecuencia llaman la atención y sorprenden

por su aparición brusca y extemporánea.

A continuación consideraremos las leyes asociativas por semejanza.

3º) Ley de asociación por semejanza externa: Se asocian hechos y objetivos que en su aspecto

exterior presentan algunos caracteres semejantes de forma, tamaño, color, etc. A esta ley obedece

la tendencia a asociar con un incendio una puesta de sol.

4º) Ley de asociación por semejanza interna: La asociación entre dos objetivos se efectúa porque

tienen en común los significados de sus cualidades o propiedades. Es el caso de asociar una balanza

con un metro, por el significado común de sus propiedades de "medidas" aunque sean de distinta

especie.

5º) Ley de asociación por contraste: Las asociaciones entre los fenómenos o los hechos se realizan

cuando las cualidades de unos son opuestas a las de los otros. Así, por ejemplo, lo bello asocia con

lo feo, el enano con el gigante, el día con la noche, el invierno con el verano.

Mediante el concurso de estas leyes o mecanismos asociativos se hace posible la evocación y

enlace de los conocimientos que la experiencia permite acumular en el transcurso de la vida. Por la

asociación de las ideas es factible la elección consciente de tales conocimientos en un momento

determinado, aun cuando la afluencia a la conciencia del material que la asociación evoca se realice

aparentemente de manera involuntaria y automática.

Psicopatología de la asociación de las ideas

De acuerdo con lo que antecede, la asociación de las ideas se lleva a cabo siguiendo un ritmo

determinado, dependiente del ritmo general de trabajo de la psique en estudio. Por otra parte, las

asociaciones se efectúan de una manera ordenada y siguiendo las leyes lógicas que favorecen un

determinado grado de coherencia.

Las alteraciones que podemos encontrar en la asociación de las ideas recaen precisamente sobre

estos dos elementos, ritmo y coherencia.

ALTERACIONES DEL RITMO ASOCIATIVO:

1º) Ritmo asociativo normal: En primer lugar debemos considerar el ritmo asociativo normal, que

es el punto de referencia para poder apreciar los estados patológicos derivados de la desviación de

dicha anormalidad.

El ritmo asociativo normal permite seguir, sin entorpecimientos, el curso de un pensamiento

elaborado dentro del marco de una lógica formal. Existen, naturalmente, numerosas variantes de

una persona a otra según cual sea el lempo psíquico de cada una, es decir, el ritmo propio con que

se realizan las elaboraciones mentales en cada una de ellas. Se trata, lógicamente, de pequeñas

variantes individuales que en ningún momento llegan a perturbar el curso del pensamiento.

2º) Ritmo asociativo acelerado: El ritmo asociativo se acelera toda vez que se produce excitación

psíquica. Como se manifiesta, en estos casos, una aceleración general del lempo psíquico o

taquipsiquia se producen asociaciones sumamente rápidas y fugaces. Las ideas se encadenan con

una celeridad extraordinaria, las asociaciones son inestables y, generalmente, determinadas por

estímulos exteriores y del momento. Entran en juego todos los mecanismos asociativos, por

contigüidad espacial y temporal, por semejanza interna y externa, por contraste y hasta por asonancia

cuando hay similitud de sonidos en los vocablos, sin que se tenga en cuenta el aspecto

conceptual de los mismos.

Como consecuencia de esta aceleración de los procesos asociativos se perturba el curso normal

del pensamiento debido al pasaje rápido de un tema a otro; este trastorno se conoce bajo la

denominación de fuga de las ideas. La fuga de ideas más característica es la que se observa en la

excitación maníaca, pero recordamos que en todos los casos de excitación psíquica podemos

encontrar esta perturbación.

3º) Ritmo asociativo retardado: La lentitud del ritmo asociativo coincide con el retardo general

del ritmo psíquico o bradipsiquia, en que se produce una notable disminución del número de

asociaciones en la unidad de tiempo, es decir, por segundo.

En todos los casos de bradipsiquia el enfermo padece un entorpecimiento evidente del

mecanismo asociativo; existe dificultad en hallar las representaciones y términos que han de

enlazarse en la cadena asociativa; la evocación de los mismos es muy lenta.

El paciente experimenta y tiene conciencia del esfuerzo grande, y a menudo penoso, que realiza

para lograr estas elaboraciones que, en condiciones normales, se lleva a cabo con gran

espontaneidad y facilidad, casi automáticamente y sin fatiga mental. El retardo del ritmo asociativo

se encuentra en primer término en la depresión melancólica, pero es, además propio de todos los

casos de bradipsiquia, razón por la que lo hallamos en la confusión mental y en las demencias.

ALTERACIONES DE LA COHERENCIA:

La elaboración del pensamiento normal se hace siguiendo las leyes lógicas que rigen la asociación

de las ideas, las cuales permiten un prolijo enlace entre los términos que elaboran y dan forma al

pensamiento que, de esa manera, resulta completamente comprensible.


Esa coherencia normal del mecanismo asociativo se perturba en todos los casos en .que, por

ciertas circunstancias, se produce una debilitación más o menos pasajera o permanente de la

concentración psíquica y, por ende, de la atención. En efecto, ya hemos dicho que la asociación de

las ideas, pese a su aparente automatismo, es un mecanismo psíquico controlado y sometido a la

elaboración del juicio y del raciocinio, los cuales efectúan el encadenamiento ordenado y lógico de

las ideas que son asociadas para dar curso y finalidad al pensamiento.

Es natural que estas elaboraciones sólo son compatibles con una perfecta lucidez de conciencia,

la que es producto de la buena concentración atentiva de una psique de vigor normal. En todas las

circunstancias en que la lucidez de conciencia se enturbia, la coherencia asociativa se perturba

también. Es lo que ocurre en los estados de fatiga intensa o cuando se pasa de la vigilia al sueño en

personas normales, y en los estados patológicos que debilitan el vigor y la atención, como la

confusión mental, la demencia y la esquizofrenia.

En los casos anormales se produce una franca laxitud o aflojamiento de los mecanismos

psíquicos, por lo que la asociación de las ideas escapa al ordenamiento lógico del juicio y del

raciocinio y no se atienen a las normas que establecen las leyes asociativas. Las asociaciones del

material ideativo que llega a la conciencia se efectúan de una manera arbitraria, de donde resulta

una alteración muy grave que hace totalmente incomprensible el contenido del pensamiento. Este

trastorno se conoce con el nombre de "incoherencia asociativa".

JUICIO

En la escala jerárquica de las actividades psíquicas el juicio ocupa una de las posiciones nías

elevadas. Son numerosas las concepciones que, con ligeras variantes, resumen el concepto de juicio,

las cuales pueden reducirse a una más simple que lo expresa con toda claridad:

"El juicio es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una síntesis mental que

permite llegar a una conclusión extraída de la relación y comparación de las ideas o conocimientos".

En efecto, el juicio es, en la elaboración del pensamiento, el filtro que confronta y depura los

conocimientos paira que éste sea la expresión fiel del deseo, de la intención y del saber de la

personalidad. De la relación y cotejo de los conocimientos surge la afirmación de una verdad. ¿Cómo

el juicio cumple su cometido? De la siguiente manera: cuando se somete a la consideración del

espíritu determinado conocimiento, el juicio efectúa su reconocimiento y tras la consiguiente

elaboración surge o no la afirmación de una verdad; en el caso de la no afirmación el conocimiento

no es aceptado. Luego, el cometido del juicio es la comprobación de la verdad que permite la

aceptación y la adquisición de un conocimiento.

Al mismo tiempo el juicio efectúa la "identificación" de estos conocimientos entre sí, la que tiene

lugar mediante la investigación de los elementos comunes de los mismos. Estas otras elaboraciones

se denominan juicios de identificación.

2º) Una vez que todo ese material ha sido asociado, relacionado e identificado sobreviene la

segunda etapa de la labor del juicio, que se denomina: etapa crítica y que comprende dos tiempos.

Un primer tiempo en el que se realizan las comparaciones entre todos los conocimientos aportados

por la conciencia. El resultado es una selección de los materiales del conocimiento. Éstos son los

llamados juicios de comparación que realizan un prolijo análisis de todas las ideas.

En el segundo tiempo de la etapa crítica el juicio realiza una valoración de las ideas que analizó

y seleccionó, valoración que le permitirá en última instancia arribar a una conclusión definitiva. Así

se efectúan los llamados: juicios de valor.

El juicio pues, realiza un análisis minucioso que termina con una síntesis definitiva del

conocimiento; es decir que el juicio establece la conformidad o disconformidad con respecto a todos

y a cada uno de los conocimientos adquiridos llegando así a una afirmación.

El juicio es una manifestación psíquica de valores variables en condiciones normales, aun en un

mismo sujeto. Algunas personas manifiestan paralelamente a juicios vigorosos otros de menor

cuantía y, en ocasiones, hasta pueriles. El valor de los juicios depende, en gran parte, de la capacidad

intelectual y del grado de cultura general o parcial que posean los individuos. Así, a mayores

inteligencias y grados de cultura corresponderán juicios de mayor valor; inteligencias y grados de

cultura menguados producirán juicios más pobres y concretos y disparidad entre inteligencia y cultura,

darán por resultado juicios mediocres. Por lo tanto, el juicio constituye una manifestación de

la actividad psíquica en la elaboración del pensamiento a través de cuya jerarquía se vislumbra el

caudal intelectual y cultural de cada individuo.

Cuando analizamos los juicios de una persona recogemos de inmediato un informe sobre su

capacidad, de allí que se considere al juicio como una capacidad, y se hable de capacidad de juicio.

En definitiva el juicio trasunta Ja noción de cantidad que es señalada por el quantum de inteligencia

y por el quantum de cultura.

Psicopatología del juicio

Las perturbaciones del juicio presentan características particulares para cada uno de los

síndromes psiquiátricos. De un modo general estas alteraciones del juicio son de dos órdenes:

cuantitativas y cualitativas.

En el proceso de la elaboración del juicio debemos considerar dos etapas.

1º) Etapa de elaboración en la que se realiza, .en primer término, el aporte del material

cognoscitivo personal que tenga alguna similitud con lo que ha de reconocerse. Así se establecen

las relaciones entre lo nuevo y lo que ya se conoce. Suele llamarse a estas elaboraciones: juicios de

relación.

1º) Juicio insuficiente:

El juicio insuficiente es una alteración cuantitativa que se observa en todos los casos en que

existe un incompleto desarrollo de la psique. Lo hallaremos, por lo tanto, en el síndrome

frenasténico.


El grado de insuficiencia es muy variable y en directa dependencia de la época del desarrollo

físico en que se ha detenido la evolución psíquica. En los idiotas la insuficiencia es completa; el juicio

reducido a cero los hace ineducables, ya que la falta total de comprensión los imposibilita para efectuar

adquisiciones. El juicio es profundamente insuficiente en los imbéciles; su precaria

manifestación los hace susceptibles de una educación muy rudimentaria.

El grupo más numeroso de los frenasténicos es el de los débiles mentales en los que la

insuficiencia del juicio es muy variable; marcada en los débiles mentales profundos, es menos

acentuada en los leves, haciéndose casi imperceptible en los fronterizos. En general la insuficiencia

se pone de manifiesto por la dificultad para realizar síntesis mentales y la escasa comprensión para

los conocimientos abstractos. Estas diferencias son tanto más notorias cuanto mayor sea la

debilidad mental; así en las formas profundas sólo se observa capacidad de comprensión para las

cosas concretas y evidente capacidad para hacer abstracciones; en los débiles mentales leves la

capacidad de abstraer se acentúa, manifestándose netamente en los fronterizos.

2º) Juicio debilitado:

Es una alteración de orden cuantitativo por la que el juicio pierde paulatinamente la capacidad

de que estaba dotado. Esta debilitación está determinada por causas diversas que producen

alteraciones orgánicas del cerebro, las que dan lugar al déficit; hallamos el juicio debilitado en el

síndrome demencial o de debilitación psíquica.

El primer juicio que llama la atención y acusa la debilitación del juicio es la disminuición de la

capacidad de comprensión. Al mismo tiempo sobreviene una pérdida paulatina de la capacidad de

abstracción y de síntesis. Esta alteración no es más que la consecuencia de la debilitación que afecta

a la totalidad de la psique. Es probable que la perturbación del juicio se deba a la conjunción de

varios factores, pero indudablemente la causa más importante es la disminución de la capacidad de

concentración de la psique, consecuencia de la fácil fatigabilidad de la atención. Esta disminución

de la atención resiente la capacidad de fijación de la memoria, lo que dificulta aún más la

aprehensión de las nociones abstractas. La atención, muy superficial, va dirigida a los hechos

concretos y de fácil comprensión. Como en el andar del tiempo también falla la memoria de

evocación se dificulta la actualización de los conocimientos antes adquiridos, con lo que la función

del juicio se reduce a los estímulos del momento, superficiales, fáciles y pueriles.

3º) Juicio suspendido:

Se trata del juicio que por obra de la obnubilación de la conciencia, muestra distintos grados de

impedimento que lo disminuyen cuantitativamente. Se observan así juicios dificultados,

obstaculizados más o menos intensamente, hasta alcanzar la "suspensión total" de la actividad. Éste

es el trastorno del juicio que hallamos en la confusión mental.

4º) Juicio desviado:

Es una alteración cualitativa del juicio el cual, la mayor parte de las veces, sólo se halla afectado

en forma parcial.

La desviación es debida a la interferencia de una carga afectiva siempre de gran intensidad; es el

mismo mecanismo que produce la catatimia con la diferencia que, en ésta, el juicio que mantiene

su control reconoce el error y la causa del mismo. En el juicio desviado la carga afectiva incide más

profundamente inhibiéndolo para una exacta y lógica valoración lo cual le impide el reconocimiento

del error; como consecuencia el sujeto cae en la alienación, es decir, permanece ajeno a la realidad.

La desviación del juicio es propia de los delirantes, los melancólicos y maníacos.

a) En los delirantes es muy marcada debido a la existencia de un problema ideo-afectivo de gran

intensidad, que condiciona el humor originando concepciones erróneas e irreductibles, las cuales

terminan a su vez por condicionar la conducta del enfermo. La desviación del juicio en los delirantes,

es sólo parcial y limitada a todo lo que concierne al problema mencionado. Fuera de éste el juicio

es correcto y sin desmedro alguno, al extremo que la perturbación puede pasar desapercibida

siempre que no se aborde el tema del delirio.

b) En los melancólicos también se produce una intensa exaltación afectiva desplacentera a la que

el individuo no puede sustraerse; la completa depresión llega hasta la anulación de las fuerzas

instintivas que gobiernan y preservan la conservación del individuo; el juicio perturbado se desvía

de su lógica formal originando concepciones erróneas e irreductibles como las de impotencia, de

ruina, de autoculpabilidad y de suicidio. Sin embargo esta desviación del juicio no implica una falla

global del mismo, ya que el enfermo es capaz de valorar acertadamente acontecimientos o

circunstancias ajenos a su vida y a su intensa preocupación. Prueba de ello es cuando se recupera

de este estado el juicio se muestra capaz y sin mermas.

e) En los maníacos el juicio es desviado por la gran exaltación afectiva. La excitación acelera en

ellos extraordinariamente el ritmo de las elaboraciones psíquicas al extremo que caen en la fuga de

las ideas. Como consecuencia el juicio es constantemente atraído por las corrientes afectivas del

momento, por obra de los estímulos cambiantes que en rápida sucesión impresionan la conciencia

del enfermo. Los juicios superficiales, fáciles y frecuentemente erróneos evidencian la desviación.

Vale decir que, en el caso particular de los maníacos, el juicio es afectado de una manera global y

no en forma unilateral como en los delirantes y en los melancólicos debido a que, en aquéllos, no

existe ningún problema ideo-afectivo dominante como en estos últimos.

RACIOCINIO

Prosiguiendo con el estudio de la elaboración del pensamiento llegamos, en progresión

ascendente, al razonamiento que es el más alto exponente de la actividad psíquica. El razonamiento

efectúa el encadenamiento de los juicios, que guardan entre sí una directa dependencia, en procura

del objetivo final que es la comprobación y demostración de una verdad. En efecto, la afirmación de

la verdad que cada juicio encierra es demostrada y confirmada mediante la actividad del raciocinio

que, al establecer la relación y la interdependencia de tales juicios, realiza comparaciones que permiten

hallar similitudes entre las mismas, facilitando en esa forma la sustracción de algunos méritos.

Uno de los ejemplos más sencillos que facilitan la comprensión del mecanismo del razonamiento es

el que nos proporcionan las igualdades matemáticas: A = B; B = C; C = Z); si esto es verdad podemos

hacer abstracción de B y C afirmando que A — D. El razonamiento matemático nos permite

demostrar que, si la igualdad existe entre todos los términos, la comparación entre ellos conduce a

la conclusión de que dicha igualdad existe también entre los extremos A y D.


Toda vez que la mente razona realiza comparaciones entre los términos o juicios contenidos en

las premisas, con el objeto de llegar a la conclusión y demostrar que lo que es verdad en uno de los

términos también lo es en los otros.

Ahora bien, las comparaciones que efectúa el razonamiento pueden hacerse de dos maneras: en

forma global o en forma analítica.

Cuando el razonamiento se lleva a cabo en forma global no se descomponen las premisas, no se

separan las partes del todo para tener en cuenta las cualidades de cada una de esas partes. Este tipo

de comparación no conduce a un razonamiento útil desde el momento que expone a numerosos

errores, lo cual no significa que el producto de un razonamiento global sea siempre falso. En efecto

muchos son los casos en que las premisas son real y exactamente iguales y en que es exacta la

conclusión de que una posee los mismos elementos y caracteres que se observaron en la otra.

Pero para que un razonamiento sea lógico debe sustentarse en una comparación de forma

analítica; el análisis descompone cada uno de los términos e investiga los caracteres y atributos de

las partes constituyentes. De esta manera se tiene la posibilidad de efectuar delicadas sustituciones

entre los términos que comparados en forma global resultan completamente insustituibles. Un

ejemplo muy ilustrativo es el que emplea Roustan en su libro "Lecciones de Psicología". Consiste en

hacer las comparaciones entre la función respiratoria y el fenómeno químico de la combustión.

Considerada en forma global la respiración consiste en una serie de movimientos rítmicos del tórax,

con lo que se verifica la ventilación pulmonar, y la commbus-tión un fenómeno que produce calor,

llamas, humo, etc., y que no aparenta tener ningún punto de contacto con la respiración. Pero se ha

demostrado que el fenómeno fundamental de la respiración consiste en una oxidación y que otro

tanto ocurre con la combustión. Haciendo la comparación analítica verificamos: respiración significa

oxidación; oxidación significa combustión; de donde: respiración significa combustión. Luego el

razonamiento lógico requiere un trabajo analítico que permite hallar un término auxiliar, llamado

término medio, gracias al cual se hace posible una sustitución que de otro modo no es factible. En

el ejemplo citado el término medio sería oxidación.

En el estudio del razonamiento debemos distinguir tres tipos, razonamiento por deducción, por

inducción y por analogía.

1º) Razonamiento por deducción:

Es el razonamiento que acepta como verdadera a una proposición llamada consecuencia, cuando

varias otras proposiciones llamadas principios o premisas también lo son. Son razonamientos por

deducción los razonamientos matemáticos y los silogismos.

2º) Razonamiento por inducción:

Es el razonamiento que afirma una verdad basándose en la observación de un determinado

número de hechos. Se trata de una afirmación de orden general o sea que pasa de los hechos a la

ley. Es el razonamiento empleado en las ciencias experimentales.

3º) Razonamiento por analogía:

Cuando la verdad que se afirma es resultado de observar en uno de los términos caracteres

semejantes a los observados en el otro.

Los dos primeros tipos de razonamiento son analíticos, mientras que el tercero es global.

PENSAMIENTO

El pensamiento es el resultado final de todo el funcionalismo psíquico; es su exponente de mayor

jerarquía; es la expresión de la capacidad y del vigor intelectual de cada individuo.

En esta elevada actividad culminan la selección y el ordenamiento de los conocimientos, que se

orientan de acuerdo con un tema y según una finalidad que da curso a aquélla. El pensamiento

comprueba la adaptación consciente de todos los conocimientos que integran el saber del individuo

al tema que ocupa su conciencia.

Cuando hablamos de un tema queremos significar que en todo pensamiento existe un contenido

que está representado por una idea o conocimiento, el cual ha de ser elaborado para llegar a un fin

determinado. O sea que, además de un contenido, el pensamiento tiene una finalidad que es

alcanzada a través de una serie de juicios y razonamientos en conexión con otros conocimientos

vinculados con el tema o conocimiento central. Por lo tanto para alcanzar su finalidad debe recorrer

las etapas de esas elaboraciones psíquicas de donde, además de un contenido y una finalidad, el

pensamiento tiene un curso. Contenido, finalidad y curso presuponen la existencia de un deseo o de

una intención; con otras palabras, para que el pensamiento culmine es necesario que haya calor

afectivo que ponga en juego una determinada cantidad de energía psíquica voluntaria capaz de regir

la elaboración.

En resumen el pensamiento coherente normal es producto de un trabajo conscientemente

dirigido, durante el cual la atención está concentrada en la actividad de todos los mecanismos

psíquicos.

Ahora bien, el tema que marca la finalidad y el curso del pensamiento es lo que se conoce bajo

la denominación de idea directriz. La idea directriz se destaca del conglomerado de ideas afines por

la carga afectiva determinada por el deseo o intención, que la jerarquiza sobre las restantes que

pasan a ocupar un plano secundario. Debido a ese interés que impregna a la idea directriz se pone

en juego el mecanismo del juicio, que permite .relacionar, comparar y valorar a las diversas

constelaciones asociativas, eliminando unas y utilizando otras mediante una minuciosa selección.

Es así como la idea directriz se convierte en la causa que facilita la elaboración del pensamiento que,

movido por ella, se encauza y progresa hacia su fin. Pero para que esta progresión sea posible se

requiere la participación imprescindible de las constelaciones asociativas, aun cuando éstas se

encuentren supeditadas a la idea principal.

Las constelaciones asociativas están constituidas por un complejo conjunto de ideas vinculadas

generalmente por lazos afectivos y que, por eso mismo, surgen a la conciencia interviniendo en la

progresión del pensamiento. Intervienen también en la integración del pensamiento todos los

acontecimientos del mismo tenor afectivo de la idea directriz, aún los debidos a las causas más


diversas pero que proveen constelaciones asociativas que pueden influir en el curso y en el

contenido de aquél.

En definitiva: "El pensamiento es la más noble, la más profunda y la más jerarquizada de las

manifestaciones de la mente humana; exponente de la capacidad intelectual de cada persona que

expresa a través de ella la sabiduría universal; su finalidad es, primordialmente, la comprensión, el

entendimiento y la facilitación de las relaciones interhumanas".

Como todas las manifestaciones psíquicas el pensamiento evoluciona paso a paso, desde el

pensamiento primitivo o mágico de los niños hasta el pensamiento lógico que corresponde a la

época de la madurez psíquica. El factor más importante que propulsa dicha evolución es la

inteligencia. Por lo tanto de ella dependerán los distintos y muy variados niveles a que puede llegar

el pensamiento de los hombres que, en algunos casos, alcanza alturas realmente prodigiosas.

Pensamiento mágico o primitivo

El pensamiento mágico es patrimonio de los niños y del hombre inferior; de una manera general

pertenece a los seres de escasa evolución, salvajes y semisalvajes, es decir, es propio de los pueblos

primitivos. Si bien el hombre en su evolución hacia el pensamiento lógico se aleja cada vez más del

mundo mágico, en ningún momento logra desprenderse totalmente de él, al que se halla sujeto por

lazos establecidos durante sus primeros años de vida y por aquellos lazos, expresión de lo

filogenético, que nacen con él.

Para explicarnos el origen del pensamiento mágico debemos recordar, en primer lugar, que está

íntimamente relacionado con el mundo mágico, el cual considera que todo cuanto acontece se halla

sometido al influjo de las fuerzas de la naturaleza. En la infancia y en los individuos pertenecientes

a pueblos y razas que aún no han superado la etapa primitiva el pensamiento se desenvuelve en

forma insuficiente y precaria, manteniendo muy reducidas las distancias entre sujeto y objeto, es

decir que se mantiene muy próximo y ligado al mundo de las cosas concretas, como consecuencia

del desconocimiento y falta de real comprensión del mundo exterior y de los fenómenos que en él

se producen. Los hechos y los fenómenos al entrar en relación, directa o indirecta, con el individuo

despiertan en él vivencias y estados afectivos que lo predisponen al error, por la inclinación innata

del hombre a identificarse con la naturaleza y a plasmar a su imagen y semejanza todo cuanto en

ella existe.

Niños y seres primitivos viven sin la exacta noción de su individualidad y autonomía; no han

aprendido aún a vivir en el mundo externo del que forman parte; no comprenden la realidad

objetiva de todas las cosas y no las individualizan a pesar de las múltiples relaciones témporoespaciales

que existen entre ellas; no viven en el mundo real sino en el mundo de las apariencias.

Sobre esta base se elabora el pensamiento mágico que constituye en realidad el puente de unión

entre el pensamiento concreto y el abstracto. Es decir que el mundo mágico permite desconcretar

el pensamiento mediante el análisis minucioso de las cosas y los hechos, propiciando las

abstracciones. En esa forma se amplían poco a poco las distancias de sujeto a objeto, para alcanzar,

en los grados avanzados de evolución, hasta lo universal y lo inconmensurable multiplicándose las

distancias hasta el infinito, en el tiempo y en el espacio. Ésa es la ruta seguida para culminar en el

pensamiento lógico.

El pensamiento mágico atribuye a los objetos cualidades extrañas y les asigna poderes e

influencias diversas que relaciona, por razones y similitud o de proximidad en el tiempo y en el

espacio, con acontecimientos ocurridos en torno a ellos.

El pensamiento mágico es elaborado sobre las siguientes bases:

1º) "Cuando dos objetos son parecidos o presentan algún punto de semejanza se los considera

dotados de las mismas propiedades".

2º) "Cuando dos objetos, aunque sean totalmente diferentes, se hallan en contacto o próximos

se influencian mutuamente, adquiriendo uno las propiedades del otro".

De acuerdo con estos principios se establecen entre los objetos y los hechos relaciones en las

que prima el razonamiento global; por lo tanto el pensamiento mágico carece de una base sólida,

formal y lógica, lo que lo expone a numerosos errores.

En este tipo de pensamiento primitivo enraízan todas las supersticiones imaginables que,

transmitidas a través del tiempo, perduran aún en nuestros días. Tales supersticiones son el

producto de los temores, de las ansias y de las dudas del hombre inerme frente a las fuerzas y a las

inclemencias de la naturaleza y ante las situaciones en que peligran su vida y sus bienes. Esos

temores supersticiosos se manifiestan también ante las prohibiciones y mandatos de ciertos ritos,

como ocurre con el tabú en algunas religiones de la Polinesia y frente a supuestas influencias maléficas

atribuidas a la sola presencia o mención de determinados objetos o personas. Para

contrarrestar los maleficios y los peligros el pensamiento mágico ha creado los amuletos y los

talismanes.

Los pueblos han creado también a través de su existencia diferentes formas de expresión de!

pensamiento primitivo, las que fueron y son empleadas siempre en el mismo sentido y bajo el

imperio de circunstancias semejantes desencadenantes de estados emocionales que responden a

las fuerzas instintivas, siempre alertas para salvaguardar los intereses de la personalidad. El

individuo trata así de precaverse y alejar todo riesgo o influencia maléfica a la vez que procura

invocar y atraer fuerzas que le sean propicias.

Estas formas de pensamiento, ya lo dijimos, no abandonan jamás al hombre; después de los

primeros años de vida pasan a un plano secundario cediendo al avance de la evolución, pero ante

la inminencia de algún riesgo imprevisto vuelven del plano subconsciente al consciente, proporcionando

si no una solución un alivio inmediato y transitorio capaz de tranquilizar en mucho la

exaltación emocional desencadenada.

Pensamiento lógico

El pensamiento lógico es el resultado de la actividad de las diversas formas del razonamiento

analítico, sustentado por tres principios básicos.

1º) Principio de la no contradicción: que sustenta el razonamiento por deducción. Según este

principio "una cosa no puede ser más que ella misma, en un mismo momento y bajo las mismas

condiciones"; es decir que "no es posible la afirmación y la negación de una misma cosa al mismo


tiempo". Recurramos al ejemplo matemático: A = B; B — C; luego A = C. Esto es exacto y está de

acuerdo con el principio de la no contradicción. Si por el contrario llegáramos a la conclusión de que

A es diferente de C, sería necesario admitir simultáneamente que A no es igual a B, ya que a jB lo

admitimos igual a C. En este caso habría contradicción del pensamiento j sabemos que el

pensamiento lógico, formal, no debe contradecirse.

2º) Principio del determinismo o principio de legalidad: que propicia el razonamiento por

inducción. Se lo puede enunciar diciendo: "toda modificación experimentada se halla sujeta a

condiciones bien determinadas", o sea que "toda modificación se halla regida por una o más leyes".

Por medio de esta forma lógica de razonar el razonamiento humano fue descubriendo y enunciando

todas las leyes de la naturaleza. La mayor parte de estas leyes son causales, es decir que relacionan

a todo fenómeno con determinadas condiciones generadoras. Luego la inducción se funda en el

principio de la causalidad, según el cual "todo fenómeno obedece a una causa"; de donde "las

mismas causas producen los mismos efectos"; o bien "no hay causa sin efecto". No siempre la

inducción se concreta en una ley causal, en algunos casos se funda en un principio de orden más

general que es el "principio de la legalidad", según el cual "la regularidad con que se producen

ciertos fenómenos obliga a formular una ley".

3º) Principio de finalidad que sustenta el razonamiento por analogías. Este principio sostiene que

la "convergencia y la reunión de determinadas condiciones favorecen la consecución de un fin, ya

sea consciente o inconscientemente perseguido". Recurrimos a otro ejemplo tomado de la

Psicología de Roustan: "El planeta Marte tiene semejanza con la Tierra por su temperatura y por la

atmósfera que lo rodea, de donde se concluye que Marte debe estar habitado". Quiere decir que

en Marte se reúnen ciertas condiciones que, a semejanza de las que existen en la Tierra, se

agruparían con el fin determinado de permitir la existencia de habitantes. Ahora bien; esas

condiciones no son suficientes para hacer aparecer la vida sino simplemente necesarias para que

pueda haberla, y ante la existencia de las condiciones necesarias suponemos la existencia de las

condiciones suficientes, aun sin percibirlas.

Todos estos razonamientos elaboran el pensamiento lógico en el que observamos un verdadero

sistema de operaciones mentales regidas por conductas especiales que nacen del medio social y de

la cooperación con los semejantes. Efectivamente, el pensamiento lógico es el resultado de las

operaciones que realiza el razonamiento analítico, el cual se afirma en los principios fundamentales

que hemos enunciado: 1°) principio de la no contradicción; 2°) principio del determinismo; 3°)

principio de finalidad.

Los dos primeros son esenciales para el pensamiento lógico; no así el tercero. Una mente

desprovista del principio de no contradicción y del determinismo se hallaría imposibilitada de

coordinar un pensamiento lógico y aparecería completamente dislocada. En el caso de carecer del

principio del determinismo habría absoluta incomprensión del mundo circundante, al que el sujeto

no podría adaptarse y chocaría con el medio ambiental. En cambio, la carencia del principio de

finalidad no impide la elaboración del pensamiento lógico que puede alcanzar, aun sin él, altas

cimas.

PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO

El pensamiento puede perturbarse tanto en su curso como en su contenido.

ALTERACIONES DEL CURSO DEL PENSAMIENTO:

1º) Aceleración del pensamiento: La aceleración es la consecuencia inmediata de la aceleración

del ritmo asociativo en todos los casos en que se produce taquipsiquia. Este trastorno es propio de

los enfermos que padecen excitación psíquica, muy especialmente de excitación maníaca.

La aceleración del pensamiento se evidencia objetivamente a través de la verborragia, que

traduce la celeridad, muy superior a la normal, con que fluyen las ideas a la conciencia. La

perturbación es apreciable subjetivamente por la necesidad que experimenta el individuo de

expresar en forma verbal todas las ideas que acuden con gran precipitación a su mente.

Cuando la aceleración alcanza grados extremos determina la aparición de un fenómeno conocido

bajo el nombre de fuga de las ideas. El sujeto que padece este trastorno va pasando de un tema a

otro rápidamente y sin detenerse, durante el curso del pensamiento. Como consecuencia éste

pierde su ilación lógica de conjunto sin perder la ilación entre los eslabones de la cadena asociativa,

lo que descarta la incoherencia que, por otra parte, es un trastorno del contenido y no del curso del

pensamiento. La gran aceleración del ritmo sorprende y provoca alguna confusión en quien escucha

al enfermo, al punto de suponer cierta incoherencia, pero si observa atentamente al paciente notará

que su conversación que se ha iniciado con un tema determinado, dada la rapidez con que se

encadenan las asociaciones, ha cambiado totalmente el asunto inicial y los otros que,

vertiginosamente, le suceden en el curso del pensamiento, sin perder la ilación de cada tema pero

sí la del conjunto.

La fuga de las ideas es un trastorno complejo que resulta de la conjunción de diversos factores;

en primer término, la gran exaltación afectiva y la excitación son factores determinantes de la

aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia perturba la atención que se torna muy inestable, con

predominio de la forma espontánea y atraída simultáneamente por múltiples estímulos. En

consecuencia, es mayor que lo normal el número de representaciones que acuden a la conciencia

en la unidad de tiempo las que, procedentes del exterior, excitan y aceleran el mecanismo asociativo

por evocación mnemónica. En efecto, la taquipsiquia facilita la evocación puesto que hay una real

hipermnesia por la disminución del umbral de evocación.

La exaltación mnemónica favorece grandemente las asociaciones por asonancia, en las que no

intervienen los contenidos o significaciones de los vocablos sino las semejanzas entre los sonidos.

Estas alteraciones provocadas por la excitación psíquica producen la afluencia de ideas a la

conciencia en forma de un torbellino incontenible. Por lo tanto, el enfermo que padece de fuga de

ideas cambia o desvía constantemente el tema de su conversación porque la gran inestabilidad que

ocasiona la excitación se hace extensiva a la idea directriz, que se torna incapaz de regir el curso del

pensamiento.

Este trastorno difiere de la disgregación porque en esta última anormalidad la idea directriz

pierde su jerarquía y el pensamiento no se concluye. En la fuga de las ideas, en cambio, se efectúan

asociaciones de constelaciones ideativas que no corresponden al tema y que lo desvían pero que no

lo anulan, y después de muchas desviaciones el enfermo retoma el tema inicial de su discurso.


Esta forma de fuga de ideas, que es la de más frecuente observación, se denomina fuga de ideas

hablada. Existe otra forma que no se exterioriza pues su manifestación es puramente subjetiva; el

enfermo tiene conciencia del pasaje rápido e ininterrumpido de las ideas pero como se da cuenta

no las expresa: es la forma conocida como: fuga de ideas pensada.

2º) Retardo del pensamiento: El retardo del curso del pensamiento se observa en todos los casos

de bradipsiquia, es decir, cuando se produce la lentitud del ritmo psíquico en que, todo el proceso

mental se encuentra dificultado, especialmente la asociación de las ideas que es muy pausada. El

trastorno se aprecia objetivamente a través del interrogatorio del enfermo quien, por otra parte, lo

percibe subjetivamente al experimentar una seria dificultad para pensar.

El mecanismo psicopatológico del retardo del pensamiento varía según los casos.

a) En los enfermos deprimidos, tristes, melancólicos, cuya psique está embargada por un

problema afectivo displacentero de gran potencial, que determina el predominio intenso y

persistente de una sola idea, se inhibe en mayor o menor grado la actividad del pensamiento pues

la sobrecarga afectiva de esa idea principal o directriz rechaza e imposibilita las asociaciones con

otras constelaciones ideativas. El mayor o menor grado de inhibición del pensamiento dependerá

de la intensidad de la carga afectiva. En los grados medianos el enfermo procura realizar esfuerzos

para vencer la resistencia de la idea directriz que, concentrando la actividad psíquica sobre sí misma,

repele la afluencia normal de otro tipo de representaciones. En los grados más intensos, las

inhibiciones son cada vez mayores hasta llegar a la imposibilidad de vencer esa resistencia, como

sucede en la melancolía estuporosa en la que la inhibición del pensamiento es completa.

b) En los confusos mentales existe una alteración orgánica que disminuye cuantitativamente la

actividad psíquica. El grado de entorpecimiento del curso del pensamiento es variable. Hay gran

fatigabilidad psíquica, y como consecuencia la idea directriz carece del vigor necesario para mantener

el curso del pensamiento. En efecto éste se inhibe porque al enfermo le es imposible hallar

las constelaciones asociativas; esta inhibición es tanto mayor cuanto mayor es el grado de la

obnubilación, que llega a ser completa en los casos de confusión mental estuporosa.

c) En los dementes también se observa retardo del curso del pensamiento, tanto más notable

cuanto más avanzado esté el proceso demencial.

En estos enfermos la debilitación y la fatigabilidad de la psique dificultan las asociaciones,

trastorno agravado por las fallas de evocación que determinan la pérdida del capital ideativo. Así se

retarda el ritmo y el curso del pensamiento en los dementes. El grado de inhibición está en directa

dependencia de la intensidad de la demencia.

d) En los oligofrénicos el pensamiento es de curso retardado. La causa debe buscarse en la

insuficiencia de desarrollo psíquico, que provoca dificultad asociativa por carencia de material

ideativo.

3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: La prolijidad es un trastorno del curso del

pensamiento consistente en una incapacidad para extraer, de los contenidos mentales

correspondientes a un tema, el material indispensable y esencial para llegar a la conclusión y al fin

deseado.

Las personas afectadas, sin perder la idea directriz y manteniendo el hilo de su pensamiento,

desarrollan extraordinariamente ciertos contenidos mentales que, si bien se relacionan con el tema,

están muy lejos de facilitar la solución del mismo. Por eso el proceso mental se diluye en una

infinidad de detalles carentes de importancia que les impiden concretar el objetivo final de su

pensamiento. Vale decir que, el sujeto que padece prolijidad del pensamiento encuentra mucha

dificultad para establecer los límites precisos entre lo fundamental y esencial y lo superfluo.

Esta perturbación es propia de los débiles mentales, de los epilépticos y de los dementes.

a) La minuciosidad del pensamiento en los débiles mentales se debe a su precaria capacidad de

abstracción y de síntesis, lo que los coloca en la incapacidad de apartar los contenidos ideativos

accesorios y sintetizar el pensamiento concretándose a lo esencial del tema.

b) En los epilépticos esta anomalía adopta rasgos característicos. Son minuciosos e insistentes

en sus relatos, cuidadosos y escrupulosos en la referencia de detalles y continúan con su exposición

meticulosa después que se les interrumpe. La causa de esta minuciosidad reside en la dificultad que

tienen para establecer las conexiones de la cadena asociativa y para hallar el vocablo adecuado y

preciso para la expresión de su pensamiento, lo que los obliga a recurrir a un sinnúmero de términos

y rodeos verbales para lograrlo. Así es como adoptan formas invariables de expresión del

pensamiento que utilizan en toda oportunidad; si se agrega a esto la tendencia particular de estos

enfermos a ser ceremoniosos y melosos empleando insistentemente determinados vocablos, se

tiene una idea clara de la prolijidad del pensamiento epiléptico.

c) En los dementes la debilitación global de la psique los lleva a las fallas graves en la evocación

mnemónica y al empobrecimiento paulatino del capital ideativo. Al disminuir en ellos la capacidad

de crítica se concreta su pensamiento por pérdida del capital abstracto, debiendo recurrir a

constelaciones accesorias que disminuyen la aptitud para la síntesis.

4º) Perseverarían del pensamiento: La perseveración consiste esencialmente en la repetición más

o menos periódica y automática de ideas o palabras que se intercalan en el curso del pensamiento.

Algo así como relleno, a menudo intempestivo y fuera de lugar, de un persamiento perturbado por

diversas causas.

Esta manifestación puede observarse en personas normales que ostentan una tendencia

particular a perseverar y en ciertos enfermos mentales, propiciada por factores diversos y en

variadas circunstancias.

a) En las personas normales en todos los casos de fatiga psíquica, por agotamiento o por sueño,

que provocan una ligera obnubilación de la conciencia, lo que hace difícil hallar las constelaciones

asociativas que han de encargarse de la prosecución del curso del pensamiento. En los estados

tóxicos producidos por el alcohol, alcaloides e hipnóticos, la perseveración se debe a la falta de

representaciones e ideas en la conciencia oscurecida por la fatiga o el tóxico. Algunas personas

normales y hasta de cierto grado de cultura intercalan repetidamente en su plática, a manera de

estribillo, una misma representación verbal, con lo que su discurrir resulta desagradable y vulgar. Es

probablemente un hábito creado a fin de tomarse el tiempo necesario para hallar las asociaciones

ideativas.

b) La perseveración es frecuente en los débiles mentales, en los que constituye un índice de su

pobreza ideativa. Como la agilidad mental es escasa, muy precario el cúmulo de los conocimientos


y pobre el vocabulario, se ven precisados a emplear siempre los mismos términos y giros para

expresar sus pensamientos. El trastorno se hace tanto más notorio cuanto mayores son las

dificultades para resolver las situaciones o temas que se encaran. La falta de conocimientos

abstractos les hace difícil hallar los materiales necesarios para la continuidad del curso del

pensamiento.

c) La perseveración se observa también en los dementes. El proceso de debilitación psíquica

afecta la evocación mnemónica que, al entorpecer y retardar la evocación de las ideas, determina

una rémora en el curso del pensamiento, la que es subsanada por la perseveración. Esta última

permite a los enfermos tomarse el tiempo necesario para que la evocación se realice; es algo así

como rellenar un espacio que, de otra manera, aparecería en blanco en el curso de un pensamiento

interrumpido.

d) La perseveración en el epiléptico es una consecuencia del gran retardo en la progresión del

curso de su pensamiento viscoso; es difícil para su conciencia abandonar una idea para seguir el

encadenamiento lógico con otras, y esa idea que persiste interfiere en el recorrido normal del

pensamiento, de donde resulta una superposición y una repetición de su contenido mental.

e) La perseveración que se observa en los esquizofrénicos constituye un fenómeno grosero,

consecuencia del disloque psíquico general. El trastorno puede producirse en cualquier tramo del

curso del pensamiento; a menudo es como un estribillo que determina un discurso disparatado y

sin ilación lógica. Es muy probable que esta perturbación señale en los esquizofrénicos el comienzo

de la disgregación del pensamiento.

5º) Interceptación del pensamiento: La interceptación es un trastorno que consiste en una

interrupción brusca del curso del pensamiento en cualquiera de sus tramos. La perturbación

produce en la conciencia la ausencia total de ideas y después de esta interrupción, de duración

variable, se reanuda el mecanismo asociativo. Unas veces se retoma el hilo del pensamiento

anterior, y, muy a menudo, se reinicia en términos completamente diferentes. En casos menos

frecuentes el curso del pensamiento queda definitivamente detenido.

El enfermo tiene plena conciencia de lo que le sucede; la interceptación le produce una sensación

en extremo desagradable de extrañeza y angustia, con la impresión de pérdida del dominio de su

pensamiento y de su personalidad. Estas manifestaciones se revelan objetivamente en la expresión

de perplejidad y de suspenso reflejadas en el rostro, que traducen el asombro y la inquietud que lo

embargan.

Tratando de hallar una explicación a lo que le ocurre y basado en las sensaciones que

experimenta, el enfermo le atribuye un origen procedente del mundo exterior. La interpretación

contribuye así a que se crea sometido a influencias externas que emanan de otras personas o del

medio o lugar en que vive; por esta razón la considera como un robo del pensamiento. Por otra

parte, como al reanudarse la actividad surgen contenidos mentales inadecuados al curso anterior,

el enfermo cree que se le "impone o dirige el pensamiento desde el exterior".

La interceptación es un trastorno frecuentemente observado en el curso del pensamiento

esquizofrénico. Probablemente se halla ligado a los trastornos profundos y graves de la personalidad

que determinan el disloque de la psique.

6 9 ) Rigidez del pensamiento: La rigidez es un trastorno motivado por la persistencia de una idea

a la que el paciente dispensa una preferencia enfermiza; no sólo perturba el curso del pensamiento

sino que llega a condicionar sus actos debido a la tenaz oposición a abandonarla.

El pensamiento pierde su elasticidad y su actividad normales para sujetarse a un planteo fijo

determinado por la idea de preferencia. Con esa .limitación, ajustándose siempre a una misma

forma se manifiesta la rigidez del pensamiento.

Esta anormalidad se observa en los esquizofrénicos y su causa debe relacionarse con los

trastornos de la personalidad.

Tratando de hallar una explicación psicopatológica del fenómeno, dentro de un marco lógico, se

llega a la conclusión de que el enfermo, ante la angustia que le ocasionan sus manifestaciones

subjetivas y la sensación de pérdida del autodominio, se aferra tenazmente a una idea como deseando

mantener con ella la directiva de su pensamiento debilitado y tambaleante. La inminencia

del derrumbe de la personalidad, anunciado por las impresiones de graves amenazas al yo que

surgen de las sensaciones de robo e imposición del pensamiento e influencia exterior, contribuye a

ensombrecer el cuadro.

7º) Estereotipia del pensamiento: El pensamiento estereotipado se caracteriza por la repetición

continuada de palabras o frases, que se intercalan en cualquier tramo del curso del pensamiento,

con la particularidad de que no participan ni tienen relación alguna con el terna, por lo que no

interfieren ni desvían el pensamiento. Esta característica es fundamental para diferenciar la

estereotipia de la perseveración; en este último trastorno se emplean palabras o frases que se

repiten como estribillo, con el fin de obtener tiempo para enlazar los conceptos en un pensamiento

de curso lento y progresión torpe. En la estereotipia el pensamiento puede conservar su fluidez

habitual y como no se relaciona ni participa del tema no podemos considerarla como formando

parte del pensamiento en curso; la perseveración en cambio interviene en el curso del pensamiento,

cuya progresión dificultada trata de favorecer.

8º) Verbigeración del pensamiento: Para algunos autores la verbigeración no es más que una

variedad de estereotipia, sin embargo corresponde diferenciarla de esta última por presentar

características particulares.

Consiste en la repetición de las mismas palabras o frases durante un período de tiempo más o

menos prolongado, días, semanas y hasta meses. Es una repetición inútil que no obedece a ninguna

exigencia de la elaboración del pensamiento del cual no participa. Se caracteriza por la falta de

sentido y carencia de toda lógica y se presenta intempestivamente como determinada por un

impulso o automatismo.

La verbigeración es un trastorno que se observa en caso de graves perturbaciones a nivel de la

corteza cerebral, tal como ocurre en estados demenciales o confusiones mentales graves. Asimismo

se la observa en psicosis esquizofrénicas de avanzada evolución. Este síntoma traduce la pérdida del

control cortical y la liberación de un verdadero automatismo cerebral.

9º) Disgregación del pensamiento: La disgregación constituye una perturbación grave que se

produce cuando la idea directriz es incapaz de condicionar y mantener la progresión del

pensamiento, el cual pierde su finalidad lógica. En condiciones patológicas la idea directriz o tema

carece del vigor necesario para mantener el interés, o la atención que se dispensa a dicha idea es


insuficiente debido a la pobreza de la energía voluntaria; como consecuencia de esta pérdida de

vigor desaparece su jerarquía como conductora del pensamiento, quedando relegada a un plano

secundario en el que se confunde con el conglomerado de constelaciones asociativas o conceptos

afines. El pensamiento, que detiene entonces su progresión por debilitamiento de la idea directriz,

es conducido en forma alternada, caprichosa y arbitraria por las diversas constelaciones asociativas.

Al perder su conducción y su vigor continúa una progresión irregular debida a los restos del impulso

inicial, cual si se tratase de un "vis a tergo"; de este modo se canaliza en diversas direcciones, según

cuales sean las constelaciones asociativas que asuman, en forma sucesiva, la conducción del

pensamiento hasta su agotamiento completo.

El pensamiento disgregado es fragmentariamente comprensible, puesto que las ideas asociadas

por el tema que lo inició son afines y surgidas mediante los mecanismos y leyes asociativas lógicas.

Pero como estos fragmentos, debido a la falta de idea directriz, no se conectan entre sí para

hilvanarse de una manera lógica el pensamiento, tomado en totalidad, resulta ilógico e

incomprensible.

La disgregación del pensamiento expresa graves trastornos de la psique, con alteraciones que

comprometen su autonomía por la debilitación del juicio hasta llegar a la destrucción de la

personalidad. Tal lo que ocurre en las demencias y en las esquizofrenias.

ALTERACIONES DEL CONTENIDO DEL PENSAMIENTO

La patología del pensamiento, desde el punto de vista de su contenido, presenta a considerar los

siguientes tipos patológicos: pensamiento incoherente, delirante y obsesivo.

1º) PENSAMIENTO INCOHERENTE: Aclaramos, en primer término, que colocamos a la

incoherencia entre las perturbaciones del contenido del pensamiento a pesar de que se la suele

presentar como un trastorno del curso. En efecto, la perturbación tiene su punto de partida en una

alteración de la conciencia, que pierde su lucidez normal a la vez que pierde su ingerencia en el

mecanismo asociativo, primera etapa consciente en la elaboración del pensamiento normal. El

estado patológico de la conciencia determina que la asociación de las ideas no se encuadre dentro

de las leyes asociativas normales, y que en cambio sean aportadas las constelaciones asociativas'

más dispares que se acoplan arbitrariamente al tema o idea directriz, esencia misma del contenido

del pensamiento. Éste se construye así en forma totalmente incoherente e incomprensible.

Luego: "un pensamiento es incoherente cuando su contenido está formado por constelaciones

ideativas resultantes de asociaciones ilógicas de conceptos de muy diferente significación".

Este pensamiento patológico revela no sólo el automatismo inconsciente del mecanismo

asociativo que escapa al control del juicio, sino también la obnubilación de la conciencia y la torpeza

y la suspensión más o menos intensa de la actividad psíquica.

cuando el sueño invade la conciencia. En esos momentos deja de manifestarse la actividad consciente

y el sujeto cae en el automatismo subconsciente, por el que las ideas se asocian sin ningún control

e incoherentemente. La coherencia del pensamiento, pues, sólo es posible mientras se mantiene la

concentración psíquica y la atención alerta sobre la elaboración del pensamiento; la incoherencia

se encuentra latente en todas las personas bastando la más leve obnubilación de la conciencia para

que se insinúe, debido a que las elaboraciones caen en el plano subconsciente donde las ideas se

suceden en forma desordenada. Las ideas se ordenan únicamente cuando son llevadas por un acto

de la voluntad al plano consciente donde son sometidas a la concentración atentiva y al control del

juicio.

Conviene establecer debidamente las diferencias que existen entre el pensamiento incoherente

y el disgregado, dado que la confusión es fácil puesto que ambos pensamientos son

incomprensibles.

1º) La incoherencia es un trastorno del contenido del pensamiento, mientras que la disgregación

es un trastorno de su curso.

2º) La incoherencia es debida a la asociación de ideas dispares al margen de las leyes asociativas

lógicas; la disgregación se debe a la debilitación de la idea directriz, a la vez que las asociaciones que

esta idea determina son correctas.

3º) En la expresión del pensamiento incoherente hay falta absoluta de sintaxis porque se

construye con asociaciones carentes de relación; el pensamiento disgregado se expresa respetando

la sintaxis desde que las asociaciones efectuadas siguen las leyes lógicas y se relacionan con el tema.

De aquí que el pensamiento disgregado sea fragmentariamente comprensible, aunque en la

totalidad de su curso sea tan incomprensible como el incoherente.

4º) El pensamiento incoherente es el resultado de una conciencia obnubilada, en la que el juicio

deja de controlar las elaboraciones psíquicas por carencia de concentración atentiva. El

pensamiento disgregado es producto de una psique debilitada en la que el juicio pierde su capacidad

normal a la vez que la idea directriz carece de vigor por falta de atención y de interés ambas fallas

determinan que el curso y la continuidad del pensamiento se agoten fácilmente.

2º) PENSAMIENTO DELIRANTE: El contenido patológico del pensamiento delirante, integrado por

concepciones delirantes, es producto de la elaboración de un juicio afectado de una falla grave.

Como la actividad judicativa está desviada de su actividad normal está incapacitada para comprender

los errores que involucran sus conceptos, los que son aceptados como reales y defendidos

enérgicamente.

3º) PENSAMIENTO OBSESIVO: El contenido patológico de este pensamiento está formado por las

más variadas obsesiones. Si bien el juicio no está desviado y mantiene un perfecto control

reconociendo el error que encierra el pensamiento, el sujeto no puede sobreponerse a la imposición

de este contenido morboso que lo perturba y lo angustia.

El pensamiento incoherente es totalmente incomprensible; es imposible mantener una

conversación con el enfermo porque las asociaciones absurdas determinan un lenguaje carente de

sintaxis. Es propio de la confusión mental, caracterizada por el oscurecimiento de la conciencia. Las

personas normales pueden expresar un pensamiento incoherente cuando se produce una

disminución de la lucidez mental, como ocurre en los casos de fatiga psíquica intensa y en especial


IMAGINACIÓN

Concepto

La imaginación es una importante actividad psíquica que participa activamente en la elaboración

del pensamiento. Se halla en directa dependencia de la memoria que, mediante el aporte de la

evocación, le permite realizar la más extraordinaria variación de combinaciones entre imágenes,

representaciones y situaciones vividas por el individuo. Además la imaginación permite al hombre

la creación de imágenes o situaciones nuevas. De donde surgen dos modalidades de esta importante

actividad, que se han denominador imaginación reproductora e imaginación creadora.

1°) Imaginación reproductora:

La forma reproductora, que es la más común, es la capacidad de evocar imágenes,

representaciones y cuanto ha sido registrado y vivencia-do por la conciencia y de someter estos

elementos a múltiples y variadas elaboraciones, cuya finalidad ulterior es la construcción de

conceptos de mayor complejidad y perfección. La imaginación reproductora, mediante la cual se

elabora el material cognoscitivo individual que alcanza paulatinamente mayor nitidez y jerarquía,

tiene gran similitud con la memoria de evocación, con la que suele confundirse, razón por la que se

ha dicho que imaginar es pensar con imágenes. Para evitar precisamente esas confusiones es que

se hace necesario establecer las diferencias entre ambas.

La diferencia fundamental se aprecia conociendo la exacta ubicación y finalidad que ambas

actividades tienen en el proceso psíquico. La evocación es una actividad exclusivamente mnemónica

cuya finalidad específica es la reproducción fiel de imágenes, conocimientos, hechos o situaciones

vividos por el individuo, los que deben ser actualizados en un determinado momento por el imperio

de ciertas circunstancias. Por consiguiente debemos considerarla y ubicarla como un proceso de la

memoria que tras la evocación realiza una perfecta identificación mediante el reconocimiento de

algo que realmente ocupó la conciencia en un momento dado.

La imaginación reproductora por su parte, si bien se vale de la evocación mnemónica, es una

actividad que se halla bajo la fiscalización del pensamiento; es, en realidad, una forma particular de

elaboración del pensamiento. Difiere de la evocación mnemónica porque prescinde del proceso de

reconocimiento, desde el momento que, para el objetivo actual, no se requiere una prolija

identificación de detalles. En efecto, los elementos evocados se enlazan y coordinan siguiendo los

mecanismos asociativos lógicos, para ser sometidos a la actividad razonante. Así es como los

materiales de la evocación adquieren mayor claridad y configuran concepciones de más jerarquía y

complejidad.

2°) Imaginación creadora:

La imaginación creadora es la actividad psíquica capaz de encauzar el pensamiento hacia nuevos

enfoques y originales combinaciones de los elementos preexistentes del capital cognoscitivo

personal; combinaciones de imágenes, representaciones e ideas de las que surgen creaciones insospechadas,

a veces geniales, y nuevas nociones para el conocimiento, que si no han sido previstas en

su esencia misma fueron, a menudo buscadas.

La nueva creación es sólo aparente, en realidad no es otra cosa que una variante desde que los

elementos que la forman preexisten en el individuo. Todo se elabora con material que forma parte

integrante del conocimiento personal, material de aprehensión procedente del mundo exterior

captado a través del sensorio. Estos elementos son elaborados repetidas veces en el curso de la

existencia y en múltiples formas y combinaciones merced a la imaginación reproductora, encargada,

como dijimos, de mejorarlos y jerarquizarlos.

Como estos materiales producto de mayores abstracciones, que surgen a través de numerosas

disociaciones analíticas y de otras tantas síntesis asociativas, se hace posible la creación de

conceptos y representaciones completamente nuevos por sus variantes, pero en los que el análisis

minucioso permite descubrir los elementos primarios que permitieron su elaboración, elementos

básicos que constituyen, en última instancia, las fuentes del conocimiento universal donde el

hombre lo halla todo ya creado. Para alcanzar el plano de estas elaboraciones se requiere la

imprescindible participación de la inteligencia, de cuyo grado de capacidad depende la magnitud y

la jerarquía de lo creado. En efecto, la capacidad creadora desde las creaciones pueriles que los

niños idean en sus juegos hasta las creaciones geniales de los seres superdotados.

Por otra parte, también se requiere la participación de estados afectivos especiales, en los que

se manifiestan las inclinaciones, tendencias, deseos y pasiones de la personalidad, los que impulsan

y descargan la actividad voluntaria que se precisa para alcanzar esa finalidad.

La imaginación, actividad mental con distintos grados de intensidad, reviste pues dos formas, la

reproductora y la creadora; a esta última, la de mayor jerarquía, le está reservado alcanzar las más

altas cumbres del conocimiento, aquellas que jalonan los progresos de la humanidad a lo largo del

tiempo. Las personalidades dotadas de una inteligencia superior, los seres geniales que impulsan el

avance de la civilización, expresan las más elevadas realizaciones de la imaginación a través de la

invención y de la inspiración.

La invención es la creación o el hallazgo de algo nuevo mediante una labor persistente,

continuada y perfectamente consciente; por la elaboración pensante el espíritu, a fuerza de ingenio

y de meditación, con tenacidad y con el máximo de concentración atentiva, llega a concebir y a crear

o inventar una cosa nueva o desconocida. Así surgen a la luz los inventos destinados a facilitar la

vida y la labor del hombre en todos los órdenes de su actividad. Tanto en las ciencias como en el

arte, en las industrias como en otras esferas de su desenvolvimiento, la invención de los más

diversos y complejos instrumentos, aparatos, sistemas, principios y reglas le sirven para

complementar sus observaciones, facilitar sus experiencias, ampliar sus conocimientos, ahorrar

esfuerzos en la ejecución de sus tareas y, en general, para avanzar en el trabajoso y lento camino

del progreso.

La inspiración, a la que se deben las más hermosas y las más sublimes creaciones de los poetas,

de los artistas, de los literatos y de los oradores, es otra modalidad de la imaginación creadora.

Aunque las creaciones de la inspiración aparentemente se realizan en forma espontánea y sin

esfuerzo evidente, son en realidad producto de la labor mental consciente, de la concentración

atentiva y de la dedicación voluntaria entusiasta. Pero no surgen, como cuando se trata de la

invención, inmediatamente a continuación de esas elaboraciones sino que, en un momento


inesperado y cuando la mente se halla en reposo, cristalizan en forma súbita como a raíz de un

estímulo insospechado, cual si se tratase de algo que sobrepasa las leyes naturales conocidas y

entrara en el plano de lo sobrenatural. Después de haber sido larga y asiduamente buscadas, las

creaciones de la inspiración surgen como resultado mediato e imprevisto de un trabajo que se

comenzó con plena lucidez pero que fue trasladado al subconsciente, el cual prolonga más allá de

lo consciente estas elaboraciones, de donde afloran en forma inesperada y, a veces, deslumbrante.

Definición

"La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento mediante la cual se unen,

ordenan, enlazan y coordinan en múltiples combinaciones los materiales de evocación

proporcionados por la memoria, con .a finalidad de concebir y de dar forma a cosas nuevas y a

conceptos originales y cada vez más perfectos, hasta culminar en las creaciones geniales de la

inspiración que señalan las altas cumbres del conocimiento y jalonan el progreso de la humanidad".

PSICOPÁTOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN

La psicopatología de la imaginación gira esencialmente en torno a los tipos de alteraciones:

cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

2º) Imaginación disminuida:

La imaginación se empobrece en todos los casos en que se producen inhibiciones psíquicas. Así

sucede en la depresión psicomotriz, en la demencia, en la oligofrenia y siempre que ocurre una

merma en la actividad psíquica.

Alteraciones cualitativas

La imaginación en los casos de trastornos cuantitativos, está bajo el control de un juicio lógico,

pero cuando la acción de éste se debilita, liberada de su freno normal, se descontrola efectuando

elaboraciones fantásticas.

La fantasía conduce a la creación de un mito o de una fábula, es decir a una elaboración mental

privada de fundamento, es una ficción inverosímil sin visos de realidad. Esta elaboración falsa debe

distinguirse de la mentira común, que también es una elaboración irreal producto de la imaginación.

a) La fabulación es patológica porque es el resultado de la actividad imaginativa anormal de una

personalidad psicopática o de un enfermo mental que no puede substraerse a ese mecanismo

psíquico, que escapa al control del juicio aun cuando, en gran parte, tenga conciencia del mismo. La

mentira no es patológica, es producto de la elaboración de mentes sanas que mantienen un control

perfecto de su función intelectual.

b) Si bien la fábula es una creación falsa, obedece a la tendencia innata de una personalidad

psicopática determinada por una desviación constitucional o a la tendencia de un enfermo con el

juicio desviado o más o menos inhibido. La mentira, por el contrario, es elaborada con un fin

utilitario; es una creación circunstancial para inducir a error, engañar o eludir en forma más o menos

hábil, situaciones de apremio.

Desde el punto de vista cuantitativo, Ta imaginación puede estar aumentada o disminuida. -

MENTIRA :

1º) Imaginación aumentada:

La exaltación de la imaginación se produce en todos los casos en que hay excitación psicomotriz.

a) En la manía hallamos especialmente exaltada la forma reproductora de la imaginación debido

a la hipermnesia causada por la disminución del umbral de evocación; las imágenes que se suceden

en la conciencia ininterrumpida y precipitadamente son combinadas y elaboradas por la

imaginación que se exalta al ritmo de esa precipitación.

b) En algunos delirios, especialmente cuando la imaginación forma el mecanismo productor de

esta enfermedad.

c) En algunas intoxicaciones y especialmente en las intoxicaciones por alcaloides, morfina y

cocaína. El estado onírico con alucinaciones placenteras lleva a la exaltación imaginativa.

La mentira, que es una elaboración normal a pesar de ser censurable en el orden moral, es

recurso también de ciertos enfermos mentales que mienten por las mismas o parecidas razones que

las personas normales.

1) Los hiperemotivos, en los que se exageran los mecanismos normales, mienten por

conveniencia y por temor al castigo.

2) Mienten los alcoholistas tratando de ocultar su hábito, por vergüenza o por temor de verse

privados del alcohol.

3) Los delirantes cuando temen comprometer su situación o para ocultar sus planes y sus

verdaderas intenciones.

4) Los perversos deliberadamente con el deseo de molestar y perjudicar a los demás. La calumnia

suele ser su arma.


FABULACIÓN :

1) La fabulación que es patológica en los adultos ha sido considerada normal en los niños.

Nosotros no compartimos esa opinión, adoptando al respecto una actitud de reserva. Consideramos

a los niños y a los adolescentes como a seres en evolución, en camino de alcanzar la madurez

psíquica, época en que el juicio y la razón se convierten en los cancerberos de la imaginación; por

consiguiente en las diversas etapas del desarrollo, en los distintos grados de evolución del juicio y

de la razón, la intensidad de la actividad fabulatoria varía. Unos fabulan más que oíros y algunos no

fabulan nada, lo que induce a pensar que la intensidad de esa actividad depende del grado de

madurez psíquica.

Además se observa que algunos niños no fabulan aun siendo inmaduros, mientras que otros de

evolución normal lo hacen, evidenciando predisposiciones o estados constitucionales más o menos

manifiestos. Estas observaciones apoyan nuestro criterio de que si la fabulación del niño no es

patológica, tampoco es absolutamente normal.

6) Fabulan los confusos en estado de onirismo y algunas personas jóvenes durante la

convalescencia de ciertas enfermedades infecciosas. La fabulación tiende en estos casos a satisfacer

los deseos que dominan a la personalidad según las corrientes afectivas imperantes.

7) Los dementes seniles a causa de la debilitación psíquica. Para suplir las lagunas de la memoria,

en especial la de fijación, cuya merma impide el nexo entre los hechos recientes, el enfermo recurre

a la fabulación.

8) Finalmente, también suelen fabular los débiles mentales con acompañamiento de gran

excitación, alucinaciones y delirio.

RESUMEN

ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO

2) La fabulación de los histéricos es un síntoma muy importante y característico de estas

personalidades. La riqueza de sus manifestaciones dio lugar a que Dupré creara la constitución

"mitomaníaca".

La fabulación del adulto es como en los niños un síntoma de inmadurez psíquica; caracteriza a

personalidades frágiles, inmaduras, carentes de inhibiciones vigorosas, siendo la insuficiencia

inhibitoria la causa de la fantasía. Dupré reconoció esta incompleta madurez como elemento

primordial en las personalidades a través de las cuales llegó a concebir la constitución mitomaníaca,

de la que son tributarios los histéricos. Entre los caracteres sobresalientes de la personalidad

histérica figuran: a) pobreza intelectual, siempre evidente; b) sugestibilidad, todo débil es fácilmente

sugestionable y predispuesto a la imitación hasta llegar a la autosugestión; c) patomimia, imitación

de las más diversas enfermedades; d) deseo de destacarse, atrayendo la atención con sus

elaboraciones fantásticas que expresan con gran realismo; e) conflictos íntimos y ambientales, las

situaciones desfavorables los llevan a la fabulación; f) la vanidad, que procura satisfacerse

recurriendo a la fantasía.

3) En los maníacos la fabulación es muy frecuente. La exaltación afectiva debilita las inhibiciones

y da libre curso a la imaginación, que se exagera hasta la fantasía por falta de control del juicio que

está desviado. La fabulación consecuencia, en este caso, de la megalomanía, satisface la vanidad del

enfermo que dominado por la euforia se siente poderoso y triunfador.

4) La fabulación de los melancólicos reviste la forma de "autoacusación calumniosa". El juicio,

desviado por ideas delirantes de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad y de suicidio, al no

ejercer su control normal permite a la imaginación urdir verdaderas fábulas en las que el paciente

se ubica como protagonista y se acusa de ser el causante de todos los perjuicios y de todas las

situaciones catastróficas que elabora su mente enferma.

5) Algunos delirantes también fabulan, especialmente los que deliran debido al mecanismo

imaginativo. El más característico es el delirio imaginativo de Dupré y Logre que se instala en la

personalidad mitomaníaca.

Asociación

de las

Ideas

La asociación de las ideas es el mecanismo que relaciona, conecta y encadena las ideas y

representaciones mentales. Es el primer paso importante hacia la elaboración del

pensamiento.

Leyes

asociativas

Psicopatolo

gía de la

asociación

de las ideas

1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: hechos o estímulos

registrados en un mismo momento o acto perceptivo.

2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: hechos o estímulos captados

en un mismo lugar.

3º) Ley de asociación por semejanza externa: cuando tienen entre sí alguna

semejanza relacionada con sus caracteres externos.

4º) Ley de asociación por semejanza interna: cuando tienen en común los

significados de sus cualidades o propiedades.

5º) Ley de asociación por contraste: la asociación se hace cuando un hecho

o fenómeno es lo opuesto a otro.

La asociación de las ideas se hace de acuerdo con un ritmo y en forma

ordenada siguiendo las leyes asociativas, es decir, que son coherentes.

Alteraciones

del ritmo

Alteraciones

de la

coherencia

a) Ritmo normal: debe tenerse en cuenta como punto

de referencia. Es el que permite seguir el curso de un

pensamiento elaborado en forma lógica formal. Las

variantes dependen del tempo psíquico de cada uno.

b) Ritmo acelerado: Por aceleración del lempo psíquico.

Asociaciones rápidas y fugaces. Fuga de las ideas.

c) Ritmo retardado: Por retardo del tempo psíquico.

Disminuyen las asociaciones en la unidad de tiempo.

Hay entorpecimiento y dificultad para hallar los

términos que han de formar la cadena asociativa.

La coherencia normal se perturba cuando se debilitan la

concentración psíquica y la atención. Se enturbia la

lucidez de la conciencia y se descontrola la actividad

psíquica, no se asocia de acuerdo con las leyes lógicas

normales y se cae en la incoherencia asociativa.


Definición

concepto

y

"Es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una

síntesis mental que permite llegar a una conclusión entre las ideas o

conocimientos".

Un juicio es siempre la afirmación de una verdad y hace posible la

aceptación y adquisición de un conocimiento.

1) Etapa de elaboración: Se hace la relación e identificación de los

conocimientos.

2) Etapa crítica: Se hacen las comparaciones y la selección de los

conocimientos aportados a la conciencia. Posteriormente se hace la

valoración de todo lo seleccionado, para llegar a una conclusión

definitiva.

El juicio realiza un análisis minucioso antes de » resumir sus

conclusiones en una síntesis.

Raciocinio

Tipos de

razonamientos

El razonamiento encadena los juicios entre sí en una relación de directa

dependencia; su finalidad es comprobar y demostrar una verdad.

Establece comparaciones entre los juicios cuyas similitudes permiten efectuar

substracciones de término: lo que es verdad en uno de los términos lo es también en

los otros.

Comparaciones globales: El razonamiento no descompone los términos para hallar

los caracteres y cualidades de cada una de las partes. Expone a numerosos errores.

Comparaciones analíticas: Pertenecen a un razonamiento lógico: se hace el análisis

de las partes investigando sus caracteres y atributos; se facilitan delicadas

substituciones.

Acepta como verdadera una

Razonamiento

por

proposición llamada "consecuencia",

cuando otras proposiciones llamadas

deducción

premisas también lo son.

Razonamiento

por

inducción

Razonamiento

por

analogías

Afirma una verdad basándose en la

observación de determinado número de

hechos.

Afirma una verdad cuando uno de los

términos presenta caracteres semejantes

a los de los otros.

Juicio

Psicopatalogía

del juicio

Las perturbaciones son de orden cuantitativo y cualitativo.

Juicio

insuficiente

Juicio

debilitado

Juicio

suspendido

Juicio

desviado

Alteración cuantitativa que se observa en los

casos de incompleto desarrollo psíquico:

síndrome frenasténico.

Disminuido o deficiente con respecto a su

capacidad anterior; es una alteración

cuantitativa: síndrome demencial.

En los casos de obnubilación de la conciencia, que

se encuentra dificultada o impedida en su

función. Alteración cuantitativa, confusión

mental.

Alteración cualitativa; debida a la interferencia de

una intensa carga afectiva: delirios, manía,

melancolía. Juicio afectado en forma parcial.

Pensamiento

Definición y

concepto

Pensamiento

mágico o

primitivo

"El pensamiento es la más jerarquizada manifestación de la

mente; su finalidad es la comprensión, entendimiento y

facilitación de las relaciones interhumanas y la expresión, a

través de la capacidad intelectual de cada individuo, de la

sabiduría secular y universal".

Tiene un contenido formado por la idea directriz, que es el

conocimiento que ha de elaborarse. Esta es la finalidad que ha

de alcanzarse a través de una serie de juicios y razonamientos

entre ideas afines; así se establece el curso.

El pensamiento es resultado de una elaboración consciente.

Propio del niño, del hombre de escasa evolución y de los

pueblos primitivos.

Se relaciona con el mundo mágico: todo lo que acontece se

halla en relación y dependencia de las fuerzas de la naturaleza.

Sus bases son:

1) Dos objetos parecidos o que presentan algún punto de

semejanza se consideran dotados de iguales propiedades.

2) Dos objetos aunque sean totalmente diferentes, si se

hallan en contacto o próximos se consideran influenciados

mutuamente, adquiriendo cada uno las propiedades del otro.


Pensamiento

Pensamiento

lógico

Psicopatología

del

pensamiento

Es el que se elabora mediante el razonamiento analítico que se

basa en tres principios.

1) Principio de la no contradicción: sustentado por el razonamiento

por deducción; "una cosa no puede ser más que ella misma, en un

mismo momento y bajo las mismas condiciones".

2) Principio del deterninismo o de legalidad; propiciado por el

razonamiento por inducción: ''toda modificación que una cosa

experimenta se halla sujeta a condiciones bien determinadas, o sea

que está regida por una o más leyes".

3) Principio de finalidad; sostenido por el razonamiento por

analogía: "La convergencia y reunión de determinadas condiciones

favorece un fin consciente o inconscientemente perseguido''.

Se registran perturbaciones del curso y del contenido.

Alteraciones

del curso

1º) Aceleración del pensamiento: En los casos

de aceleración del ritmo psíquico: excitación

psicomotriz; especialmente manías.

Verborragia, fuga de ideas, atención inestable,

hipermnesia por disminución del umbral de

evocación.

2º) Re lar do del pensamiento: En los casos de

retardo del ritmo psíquico. Inhibición de los

procesos psíquicos: deprimidos, tristes,

melancólicos, confusos mentales, dementes y

oligofrénicos.

3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento:

Incapacidad de extraer los contenidos mentales

esenciales para alcanzar la finalidad: débiles

mentales, epilépticos-y dementes.

4º) Perseverancia del pensamiento: Repetición

periódica y automática de palabras que se intercalan

en su curso: personas normales por fatiga

psíquica o por intoxicación por el alcohol, alcaloides,

hipnóticos; débiles mentales por su

pobreza ideativa; dementes por el

empobrecimiento ideativo y fallas de evocación;

epilépticos por retardo del ritmo psíquico y

esquizofrénicos por disloque psíquico.

5º) Interceptación del pensamiento:

Interrupción brusca del curso que se reinicia

instantes después retomando el curso anterior

o a menudo un curso diferente: esquizofrénicos.

Pensamiento

Psicopatología

del

pensamiento

Alteraciones

del curso

Alteraciones

del

contenido

6º) Rigidez del pensamiento: Perturbación

del curso por la persistencia de una idea a la que

se dispensa preferencia, hay resistencia para

abandonarla y llega a condicionar los actos del

pensamiento, pierde su elasticidad normal:

esquizofrénicos por los trastornos de la

personalidad.

7º) Estereotipia del pensamiento: Repetición

continuada de palabras o frases que se

intercalan en el curso del pensamiento y no

participan del tema del mismo. Esto la distingue

de la perseveración.

8º) Verbigeración del pensamiento:

Repetición de las mismas palabras o frases en

períodos de tiempo más o menos prolongados.

No participa del pensamiento, sin sentido ni

lógica: en caso de trastornos graves de la

corteza de los dementes y confusos.

9º) Disgregación del pensamiento: Éste

pierde su finalidad lógica porque la idea

directriz carece de capacidad para mantener y

condicionar el curso del pensamiento. Expresa

trastornos graves de la psique: esquizofrenias y

demencias.

1º) Pensamiento incoherente: En los casos en

que se produce pérdida de lucidez de la

conciencia, la cual no controla el mecanismo

asociativo que escapa a las leyes lógicas

normales. El contenido del pensamiento

incoherente resulta de asociaciones ilógicas

que encadenan conceptos de significaciones

diferentes.

2º) Pensamiento delirante: El contenido del

pensamiento está integrado por concepciones

delirantes.

3º) Pensamiento obsesivo: El contenido está

integrado por las más variadas obsesiones.


Imaginación

Concepto

Definición

Psicopatología

de

la

imaginación

Actividad psíquica que participa en la elaboración del pensamiento.

Tiene íntima relación con la memoria de evocación.

1) Imaginación reproductora: Es la evocación de imágenes,

representaciones y elementos del propio conocimiento que se someten a

múltiples elaboraciones para reproducirse con un mayor grado de

perfección y configurar concepciones de mayor jerarquía: es la forma más

frecuente.

2) Imaginación creadora: Encauza el pensamiento hacia nuevos

enfoques y combinaciones originales del material del propio

conocimiento de donde surgen creaciones que a veces llegan hasta lo

genial. Depende de la inteligencia.

"La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento que

ordena, enlaza y coordina en múltiples combinaciones los elementos

preexistentes del capital cognoscitivo personal evocados por la memoria,

para dar forma a cosas nuevas y a concepciones originales y cada vez más

perfectas, hasta culminar en las creaciones geniales de la invención y de

la inspiración".

Se registran alteraciones cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones

cuantitativas

Alteraciones

Cualitativas

1º) Imaginación aumentada: En la excitación

psicomotriz, especialmente en la manía; en algunos

delirios; en intoxicaciones por alcaloides, morfina y

cocaína.

2º) Imaginación disminuida: En todos los casos de

inhibición psíquica: melancólicos, dementes y

oligofrénicos.

Cuando el juicio no controla eficazmente la

imaginación se desborda y cae en la fantasía y en la

fabulación.

Fabulación: elaboración falsa de carácter

patológico.

Mentira: elaboración imaginativa falsa, no

patológica.

1) Mentira: En personas normales y en enfermos

mentales.

a) Hiperemotivos: por conveniencia y temor al

castigo.

b) Alcoholistas: por vergüenza o temor de verse

privados del tóxico.

c) Delirantes: porque temen comprometer su

situación y para ocultar sus intenciones.

d) Perversos: deliberadamente para perjudicar y

hacer daño.

2) Fabulación: a) En niños y en personas inmaduras.

b) Histéricos: constitución mito-maníaca.

c) Maníacos: megalomanía que satisface su

vanidad.

d) Melancólicos: autoacusación calumniosa.

e) Algunos delirantes (mecanismo imaginativo).

f) Confusión mental onírica.

g) Demencia senil, por fallas de la memoria.

h) Débiles mentales; con excitación, alucinaciones y

delirio.

CAPÍTULO VIII

MEMORIA

PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA

MEMORIA

Concepto

La memoria es otra de las manifestaciones de la actividad psíquica, cuya contribución es

imprescindible para la continuidad de la vida psicológica por ser el nexo entre el pasado y el

presente. Cuando la memoria se extingue la vida psicológica se torna precaria, se borran los

recuerdos y se desvanecen los acontecimientos de trascendencia que jalonan la existencia del

individuo. Al debilitarse la integridad de la personalidad ésta pierde su equilibrio y comienza a

desintegrarse. En efecto, gracias a la memoria el hombre evoca, en cualquier momento, los

acontecimientos de su vida en una visión de conjunto que le permite tener una noción acabada de

su existencia física o psíquica como unidad independiente. Le es posible identificar su personalidad

en el tiempo, siempre igual a sí misma pese a las mutaciones impresas por el progreso en el orden

psicológico y a las huellas que señalan el paso de los años en el orden físico.

La memoria contribuye a darle la noción del tiempo transcurrido desde el momento que la

sucesión de los recuerdos, que marcan el recorrido de una existencia, se hace en forma cronológica,

lo que le permite establecer las diferentes etapas de la vida. Entre los hechos de trascendencia

siempre existen espacios o claros debidos a la desaparición u olvido gradual de las vivencias menos

trascendentes, que no han llegado a formar engramas firmes e indelebles.

Ésta es la importancia que tiene la actividad mnemónica en lo que se refiere al aporte de todo el

material de los recuerdos que establecen el enlace entre él pasado y el presente. En el presente la

memoria interviene en las nuevas elaboraciones mentales estableciendo, mediante la fijación,

nuevas huellas y fortaleciendo las antiguas. La actuación de la memoria no se limita sólo al pasado

y al presente; también permite al hombre su proyección hacia el porvenir. En efecto, cuando el

pensamiento encara las posibilidades del mañana le es imprescindible el aporte del material del

conocimiento mediante la evocación, es decir el aporte de la experiencia que es la base sobre la que

descansa la vida de cada individuo. Sin e auxilio es imposible que el hombre pueda tender puentes

hacia el futuro; le es pues indispensable la experiencia. El futuro se halla en potencia en cada uno

de nosotros, lo vamos forjando de acuerdo con nuestras, posibilidades y salimos a su encuentro

movidos por las circunstancias, pero como la experiencia nunca es completa ni suficiente la marcha

hacia el porvenir se hace con la adquisición de nuevas experiencias que complementarán a las

antiguas, con lo que se va jalonando y condicionando nuestro perfeccionamiento. Sólo así es posible

comprender la continuidad de la vida psicológica y la indivisibilidad de la psique y sus

manifestaciones.

Por la actividad de la psique se registra en la conciencia, bajo la forma de imágenes, el material

captado por el sensorio; así también son registradas las elaboraciones de nuestro pensamiento,

todo bajo la forma de: engramas o huellas mnemónicas. Estos engramas se graban a continuación


de la impresión de los estímulos en la conciencia constituyendo modificaciones persistentes de la

psique, de carácter más o menos indeleble según la intensidad de las vivencias que los determinan.

Los engramas o huellas mnemónicas pueden ser intensamente reavivadas en el transcurso de la

vida, ya sea por sucesivas evocaciones ya por la reproducción de vivencias iguales o semejantes.

Algunos autores llaman memoria orgánica a los engramas formados por la estimulación

sensorial, reservando la denominación de memoria psíquica para la que corresponde a nuestros

pensamientos y a las elaboraciones de la imaginación.

La actividad mnemónica se manifiesta bajo dos formas diferentes:

1º) Memoria voluntaria y consciente. — Por ella la atención introvertida se concentra en la

búsqueda minuciosa de las vivencias que se desean evocar, porque son necesarias para la

elaboración de nuestro pensamiento o porque determinadas circunstancias de nuestra vida psíquica

así lo requieren. Es la forma más importante.

2º) Memoria automática e inconsciente. — En actividad durante nuestras elaboraciones

mentales merced al mecanismo asociativo. El automatismo de los centros mnemónicos perceptivos,

por ejemplo, se manifiesta cuando se efectúa el reconocimiento del material recién captado que

debe ser percibido y comprendido. Todos hemos sido sorprendidos alguna vez por la aparición

inesperada de un recuerdo, por la evocación involuntaria de un hecho que nada permitía presumir,

alejado en ese instante de nuestra memoria pues la psique estaba ocupada por otras elaboraciones.

Es, posiblemente, una elaboración subconsciente que en determinado momento se hace consciente

respondiendo a un frustrado esfuerzo evocativo anterior. En efecto, cuando, a pesar de una

profunda concentración, existe alguna inhibición que impide evocar un acontecimiento y no

podemos vencer la dificultad, abandonamos la búsqueda y la psique se sume en otros problemas,

pero la energía desarrollada despierta la actividad subconsciente la cual, en un momento

inesperado nos aporta la solución ansiada.

La memoria sólo retiene y aporta aquello que ha sido percibido y vivido atentamente; luego, para

que los engramas mnemónicos sean indelebles se requiere como condición previa, un estado de

perfecta lucidez de con ciencia y el máximo de concentración atentiva. Sin una buena atención la

captación es imperfecta, imprecisa; los engramas no arraigan y se borran fácilmente. Por eso la

memoria sólo retiene los hechos que son importantes para el individuo; de los múltiples

acontecimientos trascendentes e intrascendentes de una existencia sólo quedan grabados los

detalles que han interesado o impresionado vivamente. Tal es la importancia y la influencia de lo

afectivo en lo mnemónico, como lo es, por otra parte, para toda la vida psíquica.

Definición

"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar y conservar en la conciencia las vivencias

que la han impresionado y que posteriormente pueden ser revividos por la evocación, a la vez que

son reconocidos por aquélla como elementos o acontecimientos que ha registrado en un tiempo

más menos lejano."

Fases que constituyen el proceso de la memoria

El proceso de la memoria, sumamente complejo, comprende cuatro etapas o fases

fundamentales. Primero debe hacerse la aprehensión y fijación del objetivo. En segundo lugar se

realiza la conservación del material adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento

individual. En una tercera fase los elementos conservados pueden ser revividos por medio de la

evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvimiento psíquico así lo requieran. Como

fase final y para que el proceso mnemónico sea realmente útil, es necesario comprobar que el

recuerdo que aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una vivencia registrada

por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiento y, al mismo tiempo, de la localización

cronológica que ubica el hecho exactamente en el tiempo de adquisición.

Presentadas esquemáticamente, éstas son las cuatro etapas del proceso mnemónico,

denominadas:

1º) Memoria de fijación.

2º) Memoria de conservación

3º) Memoria de evocación.

4º) Memoria de reconocimiento y de localización.

1º) Memoria de fijación:

Es la fase de la captación de los materiales, de su elaboración perceptiva y de su fijación en los

centros nerviosos mnemónicos correspondientes.

Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas posible de ser captadas y

fijadas en un solo acto de atención. Esta capacidad varía de una persona a otra, es condicionada por

interés y la correspondiente concentración de la atención, dependiendo también de la intensidad y

de la frecuencia del estímulo que impresiona a la conciencia. En lo que respecta a la edad del

individuo, la capacidad de fijación tiene su mayor rendimiento en los primeros años, alcanzando el

máximo en la pubertad, época de la vida en que el hombre acopia la mayoría de los elementos que

han de constituir el manantial de su conocimiento. A partir de la pubertad la capacidad de fijación

ya no aumenta, por el contrario comienza a disminuir; imperceptible al comienzo, esta declinación

se hace bien evidente en etapas más avanzadas de la vida; pero, mientras disminuye la capacidad

de fijación la evocación se mantiene perfecta hasta una edad muy avanzada. La disminución de la

fijación debe considerarse con algunas reservas pues, si bien es real, sólo lo es en el orden general,

manteniéndose una buena fijación unilateral por el ejercicio constante o la práctica de una actividad

o disciplina determinada a la que el individuo dedica toda su atención y su interés.

Además con el transcurso de los años el hombre pierde el interés por las cosas ambientales que

lo rodean, dedicando preferente atención a sus propias elaboraciones y reflexiones lo que dificulta

la fijación de los estímulos externos; esta dificultad se acentúa en la senectud cuando se producen

modificaciones de orden fisiológico en el tejido nervioso de los centros mnemónicos perceptivos.

2º) Memoria de conservación:


Fijados en la conciencia los hechos que la impresionaron vivamente deben ser conservados, para

poderlos revivir en su oportunidad. Esto plantea el problema, aún no resuelto, de la forma cómo se

realiza la conservación.

Fundamentalmente existen dos teorías que tratan de solucionarlo y que por igual se atribuyen

ser las depositarías de la verdad: la teoría materialista y la teoría psicológica. Si bien ambas cuentan

con decididos partidarios, unos y otros se hallan aún en el terreno de la polémica.

1º) La teoría materialista sostiene que todo estado mental que la conciencia ha registrado

persiste almacenado en el cerebro, en el que produce una modificación fisiológica indeleble. De

acuerdo con esa teoría supeditada a la vida cerebral, de la que no sería más que un epifenómeno;

cada representación y cada idea para poder ser conservada debe tener un sostén material, un

subtractum anatómico, cada una debe disponer de una porción de tejido nervioso donde se ubicará

y persistirá mientras perdure el individuo.

2º) La teoría psicológica sostiene que todo estado de conciencia fijado, contrariamente a lo que

supone la teoría materialista, continúa sien-do psicológico y formando parte de la vida

subconsciente del individuo, sin que esto presuponga que debe necesariamente plasmarse en el

tejido nervioso.

En cuanto a la intensidad y facilidad con que se efectúan la fijación y la conservación dependen

del grado de fatiga de la psique en ese momento. Prueba de ello es que estas actividades son mucho

más efectivas por la mañana después del reposo nocturno y después del descanso subsiguiente a

las horas de estudio o de labor.

3º) Memoria de evocación:

Durante la fase de evocación la memoria actualiza los hechos pasados mediante su reproducción

en la conciencia, bajo la forma de imágenes mnemónicas. Es la fase realmente útil de la memoria

porque establece la continuidad de nuestra vida y hace posible la elaboración del pensamiento,

pues la evocación o recordación de los hechos establece el enlace entre el pasado y el presente.

La evocación obedece a diferentes mecanismos según sea la actividad psíquica que la requiera.

a) Consideremos en primer término, la forma más importante de evocar que es la evocación

consciente y voluntaria, que se acompaña con la sensación de trabajo y esfuerzo mental y en la que

la atención se halla introvertida en la búsqueda del recuerdo. Es la memoria que se pone en

actividad a requerimiento de nuestras elaboraciones- mentales las que, para su progresión y para

enlace con nuevas concepciones, utilizan los recuerdos almacenados. Estas ideas e imágenes, al

surgir al plano consciente, transmiten la certeza y seguridad de que han sido vividos anteriormente

y de que forman parte de la vida psicológica del individuo. En efecto, son vivencias registradas por

la conciencia, interpretadas y adaptadas por el juicio de acuerdo con su capacidad, son, por lo tanto,

recuerdos que forman parte integrante de la personalidad.

b) En la forma llamada de evocación consciente y espontánea los recuerdos afloran y se hacen

conscientes de una manera completamente involuntaria, no son buscados por el individuo que no

realiza el menor esfuerzo evocativo. Está en relación con el constante fluir del cúmulo de ideas que

acuden a la conciencia durante la vigilia, las que únicamente se organizan y construyen

pensamientos cuando interviene la voluntad y el razonamiento. En condiciones fisiológicas

normales la mente humana no permanece nunca estática, nunca puede producirse la vacuidad de

la conciencia. El continuo trajinar psíquico, aunque involuntario, es consciente. Esa corriente de

ideas móviles, de tránsito por la conciencia, es favorecida en gran escala por la evocación

espontánea y esas ideas sólo se organizan cuando la psique pasa de ese aparente estado de reposo

al de actividad.

Si bien estas actividades del pensamiento y de la memoria son involuntarias están siempre

regidas por las corrientes afectivas que, en distintos momentos, predominan en la psique del

individuo. En consecuencia esas ideas y sus evocaciones correspondientes, no obstante estar al

margen de la voluntad, son estimuladas y provocadas por las tendencias e inclinaciones dominantes,

como también por las intensas preocupaciones personales de todo orden, las comunes de la vida

diaria o las preocupaciones de mayor gravedad y responsabilidad que emanan del ejercicio del

gobierno, del estudio de la ciencia o de las prácticas del arte.

En definitiva, la evocación consciente en sus dos formas constituye la fase más importante de la

memoria desde que, voluntaria o involuntariamente, el individuo tiene participación activa en ella

e información consciente de su labor.

c) De acuerdo con las dos formas de memoria establecidas por Bergson, los dos tipos de

evocación consciente, voluntaria e involuntaria, que hemos descripto corresponden a la memoria

de los recuerdos psicológicos. A la memoria de los mecanismos motores corresponde un tercer tipo

de evocación llamada evocación automática e inconsciente. Ésta es la que responde, por un lado, a

la memoria hábito que permite actualizar los movimientos coordinados para la ejecución de un acto

aprendido por el individuo y, por otro, a la evocación de las imágenes que intervienen en el

mecanismo de la percepción.

En el primer caso se produce la evocación de los mecanismos aprendidos para establecer la

coordinación motriz de los diferentes músculos que intervienen en la ejecución de un acto, es por

esa evocación automática que las diferentes partes del cuerpo adoptan actitudes diversas a fin de

prepararse para su realización. Todo ese mecanismo automático, consciente en la época de su

aprendizaje, se convierte en hábito merced a la repetición constante que conduce a su perfección.

Ante una herramienta de trabajo la evocación automática del obrero pone en juego todo el mecanismo

ejercitado y conservado por el aprendizaje y el acto relacionado con aquélla se cumple con

toda precisión y seguridad.

El mismo automatismo se manifiesta en la evocación que interviene en la elaboración perceptiva,

mediante la actualización de las imágenes sensoriales anteriormente registradas, evocación que es

producida por la estimulación y captación sensoriales. Por medio del mecanismo asociativo se

excitan los centros mnemónicos perceptivos correspondientes al aparato sensorial estimulado

oportunamente, los que responden con imágenes iguales o semejantes a las ya registradas que son

actualizadas para su confrontación, percepción y comprensión.

En condiciones normales la evocación no es igualmente activa y eficaz en los diferentes

momentos del día, a la vez que varía según las circunstancias y las diversas épocas de la vida.

Es un hecho probado que la fatiga psíquica entorpece tanto la evocación de los recuerdos como

el resto de las elaboraciones psíquicas; como en las fases de fijación y conservación aquéllos surgen

mucho más fácilmente después del reposo.


Los estados emocionales pueden actuar en ambos sentidos; facilitan la evocación, mediante el

mecanismo asociativo, cuando el estado actual coincide con el existente en el momento de la

fijación del estímulo o pueden inhibir la evocación que se normaliza tan pronto como se mitiga la

tensión afectiva.

También puede ser inhibida por el estado emocional en casos apremiantes en que urge la

necesidad de recordar y actualizar una situación determinada.

En cuanto a las diferencias normales de la evocación en las distintas épocas de la vida, el niño

evoca especialmente por la memoria de los mecanismos motores y de los perceptivos porque fija y

conserva con preferencia, aquello que le facilita el reconocimiento del mundo exterior y la ejecución

de los actos que le permiten su adaptación y desempeño en el mismo, es decir la adquisición y

conservación del conocimiento del plano concreto; el adulto, en épocas avanzadas de la vida, se

aparta de las concepciones y de las cosas concretas, internándose en el mundo de lo abstracto; sus

elaboraciones se fijan, se conservan y, por consiguiente, se evocan mediante la memoria de los

recuerdos psicológicos. Esta forma de evocación es la que prima en el hombre adulto evolucionado.

Tanto estas variantes normales como las patológicas son las mismas y responden a idénticos

mecanismos, aunque cambien las causas.

4º) Memoria de reconocimiento y localización:

En esta última parte del proceso de la memoria se realiza la identificación del hecho evocado. En

efecto, la conciencia debe reconocerlo como un elemento perteneciente al pasado, próximo o

remoto, en que se sumó a la integración de la vida psicológica. Una evocación requiere pues para

ser real, el reconocimiento de que es algo ya vivido con anterioridad, algo que ya ha sido

experimentado, criticado y comprendido.

El reconocimiento se hace agregando a la imagen mnemónica todos los atributos, aportados por

el mecanismo asociativo que corresponden a la imagen real que la conciencia registró. Son los

elementos que se hallan ligados por lazos indelebles al recuerdo y que hacen posible su localización

en el tiempo y el espacio. En esto radica la gran importancia de la memoria, pues al efectuar la

localización cronológica y espacial de un hecho, que permite decir: en tal época y en tal lugar, le es

posible a la persona tener una noción exacta del tiempo transcurrido. La evocación escalonada de

los acontecimientos más importantes, en una breve fracción de tiempo, nos da una noción perfecta

de la vida transcurrida, a través de los registros efectuados por la conciencia, fijados y conservados

por la memoria.

El olvido:

El estudio de la memoria implica necesariamente el estudio del olvido, que debe ser considerado

como una de las tantas manifestaciones de esa actividad psíquica.

El olvido es la atenuación gradual de un recuerdo cuya nitidez disminuye hasta llegar al

borramiento total. Así considerado, es una manifestación normal y fisiológica de la memoria; desde

otros aspectos constituye un fenómeno patológico.

El olvido sume en un segundo plano a los engramas formados después del registro en la

conciencia de aquello que se ha percibido .por el sensorio y de lo que se ha elaborado in situ. Todos

estos elementos deben abandonar la conciencia; su persistencia en un primer plano es incompatible

con la normalidad psíquica puesto que conformarían un presente permanente. De ser así, de ser

permanentes e inmutables los estados de la conciencia, la mente no podría captar ni elaborar

nuevos elementos por que le acarrearían gran confusión. La mutación de aquéllos se hace gracias al

pasaje de lo ya registrado a un plano no consciente, donde se conservan los recuerdos de esas

vivencias.

La diferencia entre una imagen real y una imagen del recuerdo es, precisamente, consecuencia

del olvido, que determina la pérdida de nitidez y objetividad de esa última. Aunque el olvido aparece

como un aspecto negativo de la memoria, en realidad constituye un proceso positivo y útil desde

que, además de permitir, como dijimos anteriormente, la captación y la elaboración de nuevos

elementos, es un estímulo para la evocación. Si un recuerdo se muestra infiel, la voluntad se

concentra activamente en la búsqueda de los detalles y atributos del engrama olvidado; cuando

logran ser evocados se efectúa el reconocimiento y localización del engrama al que iluminan y

transmiten la nitidez necesaria para su exacta recordación.

La evocación es tanto más difícil cuanto mayor es la acción del olvido, que varía según diversas

circunstancias.

a) Un engrama antiguo se fortalece al ser evocado múltiples veces a través de! tiempo

transcurrido, y por este motivo resiste mejor a los efectos del olvido al hacerse más segura su

conservación.

b) Los engramas antiguos que en ninguna o en contadas oportunidades han sido evocados se van

debilitando y su recordación sufre las consecuencias del olvido.

c) Por lo tanto, los recuerdos más antiguos que han sido .evocados repetidas veces están mejor

conservados y menos expuestos a los efectos del olvido que los recientes menos evocados. En

efecto, ya lo hemos dicho, cada evocación refuerza la fijación y la conservación de los engramas.

d) Todo engrama intensamente fijado por la voluntad movida por el interés que el individuo tiene

en retener una noción o conocimiento determinado, está menos expuesto al olvido que otros fijados

superficialmente.

e) Cuando un engrama es provocado por una fuerte vivencia afectiva que determina una fijación

enérgica, se hace muy difícil su desaparición.

f) La fatiga física y psíquica provoca una insuficiencia orgánica, para la fijación, la que resulta débil

y el estímulo expuesto a la atenuación y gradual desaparición.

La ley de Ribot que se refiere a la conservación y al olvido de los engramas "mnemónicos se funda

en todos estos hechos y enuncia: "los engramas se van borrando desde los más recientes a los más

antiguos". Esta ley de amplia significación fisiológica, adquiere especial importancia en algunos

casos patológicos, como en la demencia senil.

Todo lo que perturba y dificulta la fijación y' la conservación, tanto en el orden fisiológico como

en el patológico, favorece el olvido; éste con sus altos y bajos ya que unos engramas se debilitan

más que otros, facilita la ordenación cronológica de los hechos más importantes de la vida,

contribuyendo así a formar la noción del tiempo transcurrido.


PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA

Las alteraciones patológicas de la memoria son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

Se presentan bajo cuatro formas: amnesias, hipomnesias, hipermnesias y dismnesias.

1º) Amnesias:

Se llama amnesia a la ausencia de recuerdos pertenecientes a un determinado período de la vida,

falta de la que el individuo tiene conciencia junto con la certeza de que son recuerdos que existieron

y que se han perdido.

Las amnesias pueden ser totales o parciales.

Amnesias parciales: Son las que afectan solamente a los recuerdos en un campo reducido, como

ser los referidos a la memoria visual, auditiva, verbal, etc. Estas amnesias responden, por lo general,

a trastornos orgánicos del cerebro, a lesiones circunscriptas de la corteza cerebral provocadas por

traumatismos, deficiencias circulatorias, intoxicaciones con destrucción celular, etcétera.

La amnesia parcial no siempre se origina en una destrucción orgánica del cerebro; en algunas

ocasiones, no muy frecuentes, reconoce un origen psicogenético, por lo que se la denomina:

amnesia psicógena. Su particularidad, que la diferencia de las demás formas de amnesia, consiste

en que la pérdida de los recuerdos se hace de una manera selectiva y arbitraria; el enfermo, por

ejemplo, no puede evocar la fisonomía de un familiar o imágenes de objetos muy conocidos y que

son de su pertenencia. En estos casos sólo se borra una etapa muy reducida del pasado debido a

que, voluntariamente, es eludida a fin de evitar la actualización de vivencias afectivas displacenteras

ligadas al recuerdo. En realidad no hay borramiento ni desaparición de los engramas puesto que la

vivencia es evocada correctamente tan pronto como desparece o cambia favorablemente la

situación desencadenante de la amnesia parcial psicógena. En cambio, cuando la causa es orgánica

la amnesia es definitiva.

Amnesias totales: La amnesia es total cuando se hace extensiva a todos los elementos y formas

del conocimiento que corresponden a un lapso determinado de la vida del enfermo. Como estas

amnesias abarcan épocas distintas y bien determinadas, se las ha agrupado en tres tipos que

responden a una ordenación cronológica.

a) Amnesia anterógrada o de fijación: es el resultado de una incapacidad para fijar los estímulos,

que son mal percibidos. Los enfermos afectados de amnesia anterógrada se encuentran

imposibilitados para evocar los hechos recientes, conservando su capacidad para los recuerdos antiguos.

Se observa en algunos estados patológicos transitorios y en otros definitivos, en los que se

produce la concurrencia de los factores que dificultan la captación y la fijación. Asimismo es propia

de las afecciones que provocan obnubilación de la conciencia, sobre todo de la confusión mental.

Cuando la confusión no es muy intensa el enfermo puede fijar algunas cosas con suma dificultad y

en forma imperfecta, de lo que resulta una evocación penosa e insegura. Cuando la percepción, por

momentos, se entorpece en mayor grado la fijación no se produce, debido a la falta de registro en

una conciencia completamente obnubilada. Es lo que ocurre también en la confusión mental grave

con suspensión total de la actividad psíquica. En cualquiera de los casos, 1 desde el momento en que

se produce el oscurecimiento total de la conciencia hasta la recuperación de su lucidez, no es posible

registro alguno; una laguna aparece en la vida psicológica del individuo como si hubiera dejado de

existir durante ese período, concretándose el momento psicológico o estado de conciencia existente

cuando se produjo la suspensión psíquica, con el momento psicológico que vive cuando se reanuda

la actividad de la psique. Esto es lo que se ha llamado: amnesia lacunar, denominación que ha sido

consagrada por el uso pero en cierto modo inexacta porque la ausencia de fijación es debida a la

falta de registro; por lo tanto, no se trata del olvido de recuerdos como debe entenderse a través

del término amnesia. Se observa también en los casos de estrechamiento de la conciencia como

ocurre en los estados crepusculares de los equivalentes epilépticos, que siempre dejan una amnesia

más o menos marcada. En los síndromes de excitación y de depresión psicomotriz existen fallas de

la memoria debidas a la amnesia de fijación o anterógrada. En la primera, porque la gran

inestabilidad de la atención, que se torna muy superficial, impide una nítida percepción. En la

segunda, porque la atención está introvertida y concentrada sobre los problemas afectivos que

embargan la psique, lo que dificulta la fijación de los estímulos. Todas estas amnesias de fijación

que hemos considerado son de carácter transitorio, subsisten mientras actúen los factores

determinantes del estado patológico. Pero pueden convertirse en definitivas, como ocurre en las

demencias en que se-producen trastornos orgánicos del cerebro de carácter difuso; en estos casos

la perturbación se agrava a medida que avanza el tiempo y las lesiones se extienden. En los seniles

es frecuente y característica que el enfermo trate de suplir la falta de recuerdos recientes

recurriendo a presunciones más o menos lógicas o a elaboraciones de su fantasía, de donde derivan

las fabulaciones.

b) Amnesia retrógrada o de evocación: La amnesia es retrógrada o de evocación cuando el

enfermo tiene dificultad en actualizar el recuerdo de las vivencias experimentadas, fijadas y

conservadas anteriormente y que en otras oportunidades han podido ser evocadas. De un modo

general, la amnesia retrógrada puede constituir un trastorno transitorio, o que puede ser definitivo

y progresivo; en el primer caso se trata de una alteración psicogenética y en el segundo orgánica.

Toda persona ha sufrido, en alguna época de su vida, trastornos evocativos consistentes en la

dificultad o la lentitud para actualizar algunos nombres o términos comunes y perfectamente

conocidos; estas inhibiciones suelen ser frecuentes en los estados emocionales, especialmente

cuando existe cierta premura y necesidad de evocar algún hecho. Un shock psíquico de orden moral

puede ocasionar la pérdida completa de todos los recuerdos, hasta de aquellos que proporcionan

la noción de la personalidad y de toda la vida pasada; no es más que una amnesia de evocación

pasajera; la reaparición de los recuerdos es tanto más segura y firme cuanto más antiguos son, es

decir cuanto más alejados están, cronológicamente, del shock. En los casos de alteraciones

orgánicas el trastorno es definitivo, la regresión de la amnesia de evocación o retrógrada es

imposible porque median lesiones diversas del cerebro, como ocurre en algunos traumatismos e

infecciones craneales graves; su irreversibilidad es más notable aún en los estados demenciales en

los que añade, además, el carácter de progresivo. En las demencias les recuerdos se van esfumando

según la ley de Ribot, es decir siguiendo un orden cronológico desde los más recientes a los más

antiguos; y a medida que el proceso destructivo avanza el enfermo pierde sus conexiones con el

pasado y reduce cada vez más el círculo de sus elaboraciones mentales.

c) Amnesia retroanterógrada o global: Se reserva la denominación de retroanterógrada para la

amnesia que afecta simultáneamente a la fijación y a la evocación. Cuando la alteración mnemónica

llega a esta etapa los procesos orgánicos demenciales han alcanzado su período final; los enfermos

se hallan privados de toda probabilidad de comprensión y orientación en el tiempo y en el espacio.


2º) Hipomnesias:

Se llama hipomnesia a la disminución de la capacidad mnemónica debido a una dificultad tanto

para la fijación como para la evocación. Este trastorno es, la mayor parte de las veces, de naturaleza

psicogenética; es propio de enfermos neuróticos cuya atención se concentra sobre sus ideas

obsesivas descuidando otros problemas y aspectos de la vida psíquica que pasan a un plano

secundario. La insuficiencia de atención en lo que respecta a estos últimos determina una mala

fijación y peor conservación de los engramas. En personas normales, las preocupaciones profundas

y graves de cualquier orden que reclaman el máximo de atención restan capacidad mnemónica

como en el caso anterior, pero la disminución de la memoria determinada por esta causa

desaparece tan pronto como deja de actuar el motivo que la provocó.

La hipomnesia que reconoce un origen orgánico, como sucede en los casos de insuficiencia por

detención del desarrollo cerebral, constituye un trastorno permanente; la memoria no alcanza

nunca estos niveles, luego, no se trata de una hipomnesia por disminución sino por insuficiencia.

Cuando la hipomnesia se instala con carácter progresivo indica el trastornó orgánico de las

demencias; por consiguiente debemos pensar en la amnesia subsiguiente.

3º) Hipermnesia:

La hipermnesia consiste en un aumento o hiperactividad de la memoria; pero no debe

interpretarse como un aumento de la capacidad mnemónica sino como una mayor facilidad en el

proceso de evocación de los hechos. Cada persona posee un umbral de evocación en relación con

su ritmo psíquico y capacidad para seleccionar los recuerdos de acuerdo con las necesidades y

requerimientos de la psique en un momento dado. La fijación y la conservación de las vivencias

están sujetas también al ritmo personal; se fija y se conserva solamente aquello que es importante

y de interés para cada uno. La hipermnesia o mayor actividad mnemónica es común en muchas

personas y bien manifiesta en aquellas que por sus actividades en la vida hacen un entrenamiento

especial de la memoria: estudiantes, intelectuales, matemáticos, etc.

Esta actividad adquiere carácter patológico cuando, por su causa, se perturba el curso normal

del pensamiento; así ocurre con los maníacos cuyos recuerdos surgen en forma tan precipitada que

entorpecen el libre fluir del pensamiento hasta derivar en la fuga de ideas.

Debe tomarse muy en cuenta la hipermnesia de algunos delirantes, especialmente de los

interpretadores, que fijan y conservan gran cantidad de detalles que consideran importantes para

sus concepciones y que actualizan recuerdos a los que asignan un valor diferente al que le dieron

en el momento de su captación.

4º) Dismnesias:

La dismnesia constituye una alteración cuantitativa que traduce siempre una disminución de la

memoria. Esta falla de la evocación imposibilita al enfermo para actualizar un recuerdo en un

momento dado, mientras evoca otros en forma borrosa o poco nítida. Este trastorno se limita a un

solo recuerdo y se hace en forma arbitraria, por cuanto la misma vivencia puede ser evocada con

toda facilidad en otro momento, a la vez que la amnesia recae sobre un elemento diferente; es una

amnesia de evocación que pareciera hacerse con sacabocados.

Alteraciones cualitativas

Los trastornos cualitativos de la memoria, si bien son de índole diversa, se han agrupado bajo la

denominación común de paramnesias. Cuando nos referimos a las paramnesias queremos significar

falsos reconocimientos; en efecto, de esta falla derivan recuerdos inexactos, no ajustados a la

realidad. El falso reconocimiento constituye el común denominador de los trastornos cualitativos

de la memoria.

Los principales trastornos paramnésicos son:

1º) Fenómeno de lo ya visto:

El trastorno consiste esencialmente en la extraña impresión de que una vivencia actual ha sido

experimentada con anterioridad y en la misma forma. Se observa con relativa frecuencia en

personas normales sujetas a estados de intensa fatiga física y psíquica; el fenómeno se acompaña

de una lógica sensación de extrañeza ante una situación que parece haber sido vivida en el pasado

y de la que se tiene, sin embargo, la certeza de que jamás fue; con carácter patológico se la observa

a menudo en los neuróticos quienes como los sujetos normales, experimentan también extrañeza.

Es frecuente en los esquizofrénicos; algunos de estos enfermos afirman que todas sus vivencias

actuales ya las han vivido en otra época; llama la atención en ellos la falta del sentimiento de

extrañeza que acompaña al trastorno en otros casos.

2º) Fenómeno de lo nunca visto:

Este trastorno provoca en el sujeto la sensación de no haber visto o experimentado nunca algo

que en realidad ya conoce; cuando se refiere a los pensamientos o conocimientos que han sido

adquiridos a través de los libros o de conversaciones, los que lo impresionan como si fueran completamente

nuevos y hasta originales.

3º) Ilusión de la memoria:

Es la evocación deformada de una vivencia, que presenta los caracteres de un falso recuerdo por

el agregado de detalles inexactos creados por la fantasía. Lo que en su origen fue un recuerdo

verdadero, un registro de la realidad, se convierte en una falsa creación cuando a su alrededor se

elaboran y adicionan elementos o detalles que no responden con fidelidad al engrama. La ilusión de

la memoria no es rara en personas normales bajo ios efectos de una intensa fatiga, o cuando un

recuerdo muy antiguo ha sido muy pocas veces evocado, o cuando se desencadenan determinados

estados emocionales que propician el error.

En condiciones patológicas se observan ilusiones de la memoria en delirantes y en algunos

esquizofrénicos.

4º) Alucinaciones de la memoria:

La alucinación de la" memoria puede definirse como una evocación sin recuerdo, homologando

la definición de Ball respecto a la alucinación sensorial: percepción sin objeto. Es la evocación de un

estímulo que nunca fue fijado ni registrado por la conciencia; es una falsa imagen de un recuerdo

inexistente.


Las alucinaciones de la memoria se observan en delirantes y en esquizofrénicos. Los enfermos

que padecen delirios con concepciones palignósticas aseguran tener una existencia imperecedera y

haber vivido en distintas épocas y en países extraños; apoyan sus afirmaciones en extensos relatos

que refieren con gran convicción y que trasuntan gran realismo y verosimilitud.

5º) Criptomnesia:

La criptomnesia es una alteración cuya característica es que el recuerdo deja de ser tal desde el

momento de su actualización, o sea que se impone a la conciencia como algo totalmente nuevo y

de reciente formación, una vivencia que aparece desprovista de su naturaleza pretérita. Es un fenómeno

paradójico; el recuerdo no se ha perdido puesto que la evocación lo actualiza, pero se

produce el olvido de su registro anterior, por lo tanto, pasa inadvertida su procedencia mnemónica

adquiriendo los caracteres de una situación nueva, recién captada o elaborada. El sujeto afectado

de criptomnesia considera, honestamente, como propios una idea o un conocimiento de

procedencia exterior y ajena cuya fijación no recuerda.

6º) Ecinnesia:

La ecmnesia determina la actualización de los recuerdos de una época de la vida con tal

intensidad y realismo que el enfermo se retrotrae en el tiempo y cree vivir ese período, es decir que

transforma el pasado en presente y pierde la noción del tiempo transcurrido.

7º) Paramnesia reduplicación:

Trastorno poco común, señalado por Pick, duplica las vivencias actuales debido a un

desdoblamiento en el tiempo; algo así como una proyección de los hechos presentes hacia el pasado

por desorientación o falta de noción del tiempo transcurrido. Pongamos por caso a un enfermo

internado por primera vez en una clínica. Debido a su desorientación en el tiempo ignora los días

transcurridos en ella y como pierde la noción del pasado inmediato establece el nexo con el pasado

mediato, ubicando en una época pasada su situación actual en la clínica con todas las personas que

lo rodean y asisten.

La paramnesia reduplicadora es, por consiguiente, la proyección del presente hacia el pasado; el

enfermo que experimenta la sensación de un doble estado de conciencia se ubica simultáneamente

en dos épocas. Se observa en personas en las que un gran deterioro psíquico conduce a una grave

desorientación, como sucede con los dementes y enfermos muy confusos.

Estado de la memoria en los diversos síndromes psiquiátricos

1°) Síndrome de excitación psicomotriz:

En el síndrome de excitación psicomotriz se observa generalmente hipermnesia, debido a una

disminución del umbral de evocación motivada por la aceleración del ritmo asociativo. Este

aumento de las evocaciones estimula y se convierte en parte del mecanismo generador de la fuga

de las ideas. A causa de la excitación, en los maníacos se debilitan las fases de fijación y conservación

de la memoria. La atención del enfermo atraída constantemente por numerosos estímulos es

superficial e inestable. Como sabemos, para que la fijación y la conservación mnemónica sean

provechosas se requiere, como condición previa, una buena concentración atentiva. Por lo tanto la

rápida captación del- enfermo excitado determina una mala fijación, que hace difícil la evocación

de los hechos recientes que han pasado en forma vertiginosa por su conciencia.

Los estados de excitación psicomotriz, especialmente la manía, presentan pues hipermnesia de

evocación e hipomnesia de fijación.

2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

El estudio de la memoria en los enfermos deprimidos muestra, de primera intención, dos

aspectos distintos. La hipomnesia se manifiesta, por lo general, en todo lo que concierne al mundo

externo y a la vida de relación con el ambiente; la bradipsiquia en que se desenvuelven las elaboraciones

determina una evocación lenta. Por otra parte, el enfermo no manifiesta ningún interés por

las cosas que escapan a la órbita de sus sombríos pensamientos, su atención introvertida enfoca tan

sólo los motivos de sus grandes preocupaciones y al no detenerse en los estímulos exteriores son

fijados en forma deficiente.

En lo que-respecta a la vida interior y a sus problemas la evocación, aunque siguiendo el ritmo

lento, se hace con una nitidez extraordinadia aportando detalles que, intrascendentes en otras

épocas, actualizados adquieren inusitado valor.

3º) Síndrome delirante:

Es corriente que los delirantes posean una memoria normal, sin embargo, en no pocas

oportunidades, se observa en ellos una marcada hipermnesia. Esto sucede, sobre todo, en los

delirantes interpretadores que suelen evocar con extraordinaria nitidez gran cantidad de hechos

que, actualizados, se convierten en elementos de juicio que intervienen en la elaboración de sus

concepciones delirantes, y cuya atención concentrada suele captar y fijar numerosos detalles que

consideran vinculados a sus problemas.

Algunos delirantes padecen paramnesias: fenómeno de lo ya visto, de lo nunca visto, ilusiones y

alucinaciones; criptomnesias y ecmnesias; sin olvidar los delirios ecmnésicos.

4º) Síndrome esquizofrénico:

Las perturbaciones de la memoria en el síndrome esquizofrénico son especialmente de orden

cualitativo. Dadas las características de este síndrome, que lleva a la destrucción de la personalidad

con déficit de todas las manifestaciones psíquicas, la memoria aparenta hallarse conservada pues

su deterioro es siempre menor y más lento que el del resto de la psique. En algunos casos, cuando

el descenso de las actividades psíquicas es muy profundo produce la impresión de una hipermnesia;

en realidad sólo lo es por contraposición con las restantes manifestaciones.

Mucho más evidentes son los trastornos paramnésicos, entre los que se dan: fenómeno de lo ya

visto, de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones de la memoria. Lo cierto es que esta actividad no

permanece indemne ante el derrumbe que produce la esquizofrenia.


5º) Síndrome confusional:

Cuando la obnubilación, propia del síndrome confusional, es profunda y se produce la suspensión

total de la actividad, la memoria también suspende sus manifestaciones. El sensorio entorpecido no

percibe, la conciencia nada percibe, la conciencia nada registra y se produce' lo que denominamos

"amnesia lacunar".

Guando la obnubilación es menor y, por momentos, aclara la conciencia se hacen algunas

captaciones de difícil y superficial fijación. En pleno estado confusional onírico algunos pacientes

fijan y conservan relativamente bien; las vivencias prolijamente evocadas son relatadas a veces

hasta con lujo de detalles, debido a la exaltación afectiva y a los estados emocionales violentamente

desencadenados por las alucinaciones. En consecuencia, en el orden cuantitativo, la confusión

mental provoca hipomnesia; en el cualitativo se observan paramnesias, especialmente ilusiones y

alucinaciones de la memoria.

6º) Síndrome oligofrénico:

Sabemos ya que los oligofrénicos padecen de hipomnesia. En los insuficientes profundos la

pobreza del desarrollo hace muy difícil el entendimiento y la comprensión; la actividad de la

memoria es muy precaria, sólo fija y conserva rudimentariamente elementos concretos en directa

de^ pendencia con sus necesidades vitales inmediatas'.

Cuando la insuficiencia es menor la capacidad mnemónica -es más amplia, lo que permite una

conservación relativamente buena de material concreto. Los insuficientes leves suelen tener muy

buena memoria, tanto de fijación y conservación como de evocación.

7º) Síndrome demencial:

También llamado síndrome, de la memoria porque las perturbaciones mnemónicas que provoca

dan lugar a un cuadro semiológico característico, cuyo déficit va desde la hipomnesia leve hasta la

más grave amnesia, con el agregado, en el aspecto cualitativo, de todos los tipos de paramnesias:

ilusiones, alucinaciones, paramnesia reduplicadora y ecmnesia.

En los comienzos de la demencia senil se produce hipomnesia por debilitación de la fijación y de

la conservación, debido a una atención superficial e inestable. La captación es mala y el enfermo

tiene gran dificultad para la evocación de los hechos recientes. A poco andar en el avance de la

senilidad se produce una franca amnesia de fijación; el paciente ya no puede retener casi nada,

aunque la evocación de los hechos antiguos se hace correctamente aún.

EXPLORACIÓN DE LA MEMORIA

La exploración de la memoria debe hacerse tanto para el proceso de fijación y conservación,

como para el de evocación.

1º) Exploración de la memoria de evocación:

Mediante el interrogatorio indagamos los acontecimientos más importantes de la vida del

individuo, episodios cruciales unos y menos trascendentes otros, que nos informarán sobre el déficit

evocativo.

La exploración puede hacerse también investigando los recuerdos de los conocimientos

escolares cuando sabemos o presumimos que el enfermo los ha recibido. (Alfabeto, números,

nombres de los meses, días de la semana, etc.).

2º) Exploración de la memoria de fijación:

El estudio de la fijación debe efectuarse durante el transcurso del interrogatorio al que es

sometido el enfermo, por ser el procedimiento más práctico y efectivo; mediante hábiles preguntas

relacionadas con la conversación sostenida momentos antes se comprueba si efectúa o no la fijación

de los acontecimientos recientes.

a) Dar un dato cualquiera, las señas de un domicilio por ejemplo; inmediatamente se distrae su

atención continuando con otros temas del interrogatorio para volver a poco sobre lo mismo y

comprobar si es capaz de repetir la dirección.

b) Indicar un número de varias cifras; se le hace repetir dos veces con intervalo de un minuto, si

se comprueba que no lo ha olvidado, se distrae su atención y al minuto se le pide que lo repita

nuevamente.

c) Para observar la memoria de fijación de los colores se muestran al enfermo 5 ó 6 discos de

diferentes colores; se mezclan con otros y se le pide que los reconozca.

d) Para comprobar la memoria de fijación de las formas se presentan nueve cartones que afectan

distintos contornos geométricos, los cuales' deben ser reconocidos después de mezclados con otros.

Las dificultades en el curso del pensamiento, debidas a las fallas de fijación, son subsanadas

mediante las elaboraciones de la imaginación que dan margen a las fabulaciones. Con el progreso

del proceso demencial comienza a instalarse paulatinamente la amnesia retrógrada o de evocación

la que, poco a poco despoja al sujeto de sus recuerdos antiguos que se van perdiendo, como dijimos

con anterioridad, según 3a ley de Ribot, desde los más recientes a los más antiguos.

La amnesia parcial, por destrucción de pequeñas zonas circunscriptas del cerebro, se observa en

la demencia arteriosclerótica.


Fases del

proceso de la

memoria

Olvido

Psicopatología

de la memoria

Memoria de

evocación

Memoria

reconocimiento

e Idealización

c) Evocación automática e inconsciente: es la "memoria hábito"

para los mecanismos motores, necesarios para la ejecución de

actos y para la elaboración perceptiva.

La fatiga y los actos emocionales dificultan o inhiben la

evocación. Las emociones la favorecen, en ocasiones, por el

mecanismo asociativo.

Se efectúa la identificación del hecho evocado agregando a la

imagen mnemónica todos los atributos que pertenecen a la

imagen real que ha sido registrada. Interviene el mecanismo

asociativo. Se localiza el recuerdo en el tiempo y en el espacio.

Es la desaparición o disminución de la nitidez de un recuerdo. Fenómeno normal, en

determinadas circunstancias adquiere carácter patológico. El olvido establece la

diferencia entre la imagen real y la mnemónica por la pérdida de nitidez de la primera.

Aspecto aparentemente negativo de la memoria es positivo y útil porque estimula el

esfuerzo para la evocación.

Alteraciones

cuantitativas

Amnesias

Pérdida de los recuerdos de una época de la vida;

certeza de que existieron y se han perdido.

Amnesias

parciales

Amnesias

totales

Afecta aspectos muy limitados

(visual, auditivo, verbal, etc.). Amnesia

parcial orgánica por destrucción de

tejido nervioso. Amnesia parcial

psicógena (neuróticos).

Extensivas a todos los elementos y

formas del conocimiento.

Amnesia anterógrada o de fijación:

Incapacidad para fijar los estímulos,

imposibilidad de evocar hechos

recientes. Se conservan los antiguos.

Amnesia retrógrada o de evocación:

Dificultad para actualizar un viejo

recuerdo, que fue evocado fácilmente

en oportunidades anteriores.

Amnesia retroanterógrada o global.

Afecta a la fijación y a la evocación.

Produce desorientación y fallas de

comprensión.

Concepto

Definición

Fases del

proceso de

la memoria

RESUMEN

MEMORIA

La memoria es indispensable para la continuidad de la vida psicológica.

Su debilitación incide sobre la integridad de la personalidad.

Por la ordenación cronológica transmite al hombre la noción del tiempo transcurrido y

le permite proyectarse hacia el porvenir.

"La memoria es la actividad psíquica que permite fijar, conservar y evocar las vivencias

que han impresionado a la conciencia, que las L reconoce como elementos registrados

con anterioridad".

Las fases del proceso mnemónico son cuatro: fijación, conservación, evocación y

reconocimiento y localización.

Memoria de

fijación

Efectúa la captación de los materiales, la elaboración perceptiva y

la fijación en los centros mnemónicos correspondientes.

Capacidad de fijación es el número de imágenes o ideas posibles

de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Varía según

las personas, la intensidad del estímulo, el interés atentivo, la edad,

etcétera.

Memoria de

conservación

Efectúa el almacenamiento y conservación de los elementos

fijados.

Teoría materialista: todo estado mental registrado por la

conciencia es almacenado y persiste en el cerebro, en el que

produce una modificación indeleble.

Teoría psicológica: todo estado psicológico, persiste como tal y

pasa a formar parte de la vida subconsciente.

Memoria de

evocación

Actualiza los recuerdos reproduciéndolos en la conciencia bajo la

forma de "imágenes mnemónicas". La evocación se hace por

distintos mecanismos:

a) Evocación consciente y voluntaria: acompañada de sensación de

trabajo y esfuerzo mental, con la atención introvertida en la

búsqueda del recuerdo.

b) Evocación consciente y espontánea: los recuerdos no son

buscados, surgen sin intervención de la voluntad.


Psicopatología

de la memoria

Alteraciones

cuantitativas

Alteraciones

cualitativas

Hipomnesias

Hipermnesias

Dismnesias

Disminución de la capacidad mnemónica por

dificultad de fijación y de evocación.

Generalmente de origen psicogenético

(neuróticos); congénita (insuficiencia). Presente

en el comienzo de la debilitación.

Aumento o hiperactividad de la memoria por

una mayor facilidad en la fase de evocación.

Normal por un entrenamiento especial

(estudiantes, intelectuales).

Patológica cuando perturba el curso del

pensamiento (maníacos y algunos delirantes).

Disminución característica de la memoria; es

una falla evocativa; las vivencias se evocan en

forma caprichosa y alternante.

Reciben la denominación general de "paramnesias". Son "falsos

reconocimientos": recuerdos inexactos, no ajustados a' la realidad.

Fenómeno de

lo ya visto

Fenómeno de

lo nunca visto

Ilusión de la

memoria

Alucinación

de la

memoria

Sensación de que una vivencia nueva ya ha sido

experimentada con anterioridad. Normalmente

por la fatiga psíquica; se acompaña de sensación

de extrañeza. En estados patológicos, neuróticos

y esquizofrénicos; estos últimos no

experimentan extrañeza.

Impresión de no haber visto nunca algo que en

realidad es bien conocido (esquizofrénicos y

algunos delirantes).

Deformación de un recuerdo por el agregado

de detalles inexactos creados por la fantasía.

En personas normales por efecto de la fatiga.

En estados patológicos: (delirantes, y

esquizofrénicos).

Evocación sin recuerdo. Actualización de

vivencias que nunca fueron experimentadas ni

registradas por la conciencia (delirantes y

esquizofrénicos).

Psicopatología

de la memoria

Estados de la

memoria en

los síndromes

mentales

Síndrome de

excitación

psicomotriz

Síndrome de

depresión

psicomotriz

Síndrome

delirante

Síndrome

esquizofrénico

Síndrome

confusional

Síndrome

oligofrénico

Síndrome

demencial

Hipermnesia por aceleración de la

evocación. Debilitamiento de la fijación por

inestabilidad de la atención. Hipermnesia de

evocación e hipomnesia de fijación.

Hipomnesia respecto al mundo exterior que

pasa inadvertido.

Evocación perfecta y minuciosa de los

problemas que lo entristecen.

Memoria normal. A veces hipermnesia:

fijación de numerosos detalles y evocación de

hechos con extraordinaria nitidez.

Paramnesias: ilusiones y alucinaciones de la

memoria

Aparentemente conservada: su déterioro es

siempre menor y más lento que el resto de la

psique. Paramnesias: fenómeno de lo ya visto

y nunca visto; ilusiones y alucinaciones de la

memoria

Intensa suspensión psíquica: amnesia

lacunar.

Menos intensa: fijación superficial; amnesia

de fijación.

Paramnesias: ilusiones y alucinaciones

Hipomnesia: difícil entendimiento y

comprensión en los idiotas.

Memoria buena en los débiles mentales

Síndrome de la memoria: Desde hipomnesias

hasta amnesias más o menos intensas según la

gravedad de las lesiones.

Paramnesias: ilusiones, alucinaciones,

paramnesia reduplicadora y ecmnesia

Criptomnesia

Recuerdo que pierde el carácter de J tal en el

momento de su evocación; no se pierde porque

se puede actualizar, pero se olvida su registro

anterior.

Ecmnesia

Paramnesia

reduplicadora

Intensa y vívida actualización de los recuerdos

de una época; el enfermo se transporta y cree

vivir en ella.

Proyección del presente hacia el pasado;

sensación de un doble estado de conciencia

que se ubica simultáneamente en dos épocas.


CAPÍTULO IX

CONCIENCIA

PSICOPATOLOGIA DE LA CONCIENCIA

CONCIENCIA

Concepto

A través de un enfoque global y con un criterio amplio, consideramos a la conciencia como la

resultante del funcionamiento armónico de la totalidad de la psique. Por consiguiente, ella se

manifiesta cuando entran en juego los mecanismos psicológicos y somáticos cuyas actividades

determinan la realización del proceso psíquico.

Por la conciencia y a través de estas elaboraciones, el espíritu se informa o adquiere el

conocimiento de cuanto acontece: a) en el mundo exterior, captado por los aparatos sensoriales

externos, oído, vista, olfato, gusto y tacto: b) en el mundo interior, captado por los aparatos

sensoriales internos, cenestésico, cinético y del equilibrio; c) en el mundo psíquico, al que

pertenecen las actividades superiores, raciocinio e imaginación que intervienen en la elaboración

del pensamiento cuya captación se efectúa por la conciencia misma.

La conciencia no puede considerarse como algo estático e inamovible; por el contrario, es notoria

su continua movilidad y constante mutabilidad. Constituye una continuidad ininterrumpida de

registros mediante los cuales es posible el conocimiento de nuestra propia personalidad y del

mundo que nos rodea. Cada uno de esos instantes, que se suceden con grandes o pequeñas

variantes pero siempre diferentes unos de otros, permitiendo una apreciación individual muy

personal e íntima, ha sido llamado estado de conciencia. Gracias a los estados de conciencia

tenemos conocimiento de nuestra personalidad en todos sus aspectos, externo, interior, y espiritual

y de sus relaciones con el mundo, en cada instante del acontecer psíquico.

La constante movilidad de los estados de conciencia se debe a las sucesivas estimulaciones

llegadas, por una parte, por vías de la sensopercepción que con sus múltiples y variadas captaciones

externas e internas informa permanentemente a la conciencia, convertida en algo así como la

trastienda del sensorio, y por otra parte, por vías del aporte realizado por la memoria y la

imaginación. El conjunto de estas imágenes sensoriales, mnemónicas e imaginativas es sometido a

la elaboración razonante, cuyos juicios son conocidos y registrados por la conciencia. Pero aún hay

más, no sólo se registran y se hacen conscientes nuestros conocimientos sino que también

concurren a ella los estados afectivos, bajo la forma de emociones, sentimientos y pasiones, y todos

los actos que condicionan la conducta.

Es, así como podemos afirmar que a la conciencia llega la totalidad de los fenómenos vitales,

somáticos y psíquicos, es decir que se constituye en el registro permanente de la existencia del

individuo.

Cuando enfrentamos el estudio y la explicación de una actividad psíquica tan compleja como es

la conciencia nos vemos obligados a profundizar cada vez más en el mundo de las nociones

abstractas, hasta alcanzar las zonas más intangibles de la vida psíquica superior. Las concepciones

de nuestro mundo concreto nos llevan a experimentar la necesidad de dar una ubicación o asiento

definido a cada uno de los elementos o factores determinantes de los fenómenos vitales orgánicos

y psíquicos. Si bien la conciencia escapa a los dominios de lo concreto, impulsados por esa

necesidad, la ubicamos en la corteza cerebral, junto a la inteligencia y al conjunto de las actividades

psíquicas que con ellas se identifican; es la corteza cerebral la que, en última instancia, tiene

conocimiento de las vidas vegetativas y de relación, a la vez que rige los destinos más elevados de

la personalidad.

La conciencia, que hace posible un triple conocimiento, el del mundo externo, del interno y del

psicológico, permite al hombre una perfecta noción del yo y de su orientación témporo-espacial;

ella adquiere el conocimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio y

en el tiempo de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos.

La conciencia está íntimamente fusionada y consustanciada con todo el proceso psíquico y con

el mismo yo; en ella se resume la esencia del ser, al punto que cuando se nubla o extingue se anula,

parcial o totalmente, la personalidad como entidad individual y autónoma. Ausente la conciencia se

pierde la noción del yo, porque queda imposibilitado el registro permanente de todos los aspectos

de la existencia. La conciencia, identificada con el yo y con la esencia misma del ser, es indispensable

para la vida psicológica del individuo- y para su manifestación como ente pensante y perfectible.

Definición

"La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones

psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que % por su

conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto acontece fuera de él".

Campo de la conciencia

Debe entenderse por campo de la conciencia a todo el ámbito posible de ser abarcado por la

misma. Dentro del marco normal de la conciencia deben considerarse distintas zonas, según la

nitidez y precisión de los registros.

1º) Zona consciente:

Es una zona de primordial importancia, en la que se obtiene el máximo de precisión y perfecta

nitidez. Se la conoce también por el nombre de centro o foco de la conciencia, porque allí es donde

se obtiene la mayor intensidad de la atención y de concentración psíquica. En este punto inciden

todas las manifestaciones de la actividad psíquica para su posterior elaboración; las percepciones

sensoriales, los reconocimientos mnemónicos, la estructuración del pensamiento, los estados


afectivos, las reflexiones y las meditaciones, son el resultado de tales elaboraciones que se efectúan

a plena luz de la conciencia.

La zona consciente es la más reducida del campo de la conciencia. La perfecta nitidez sólo puede

abarcar a un limitado número de objetivos; tres, cuatro o cinco es el número de elementos que se

involucran en un acto de percepción sensorial. Pero, cuando la atención se concentra al máximo

sobre un objetivo determinado, la zona consciente se reduce más y más sobre éste, con que las

imágenes de los restantes se atenúan y palidecen como si el foco de la conciencia fuera dirigido y

diafragmado por dicha concentración, promovida por el interés y la atención dispensada al objetivo

primordial. Otro tanto ocurre con las reflexiones y con las elaboraciones del pensamiento, para las

cuales surgen al campo de la conciencia numerosas constelaciones de ideas, pero el foco de la

misma se concentra sobre la idea directriz del pensamiento cuya estructura y progresión interesan.

Grande es, pues, la importancia de la zona consciente, porque en ella culminan las elaboraciones

psíquicas cuya finalidad útil y práctica es la información definitiva que suministran al espíritu.

2º) Zona subconsciente:

La zona del subconsciente bordea la zona consciente, pero se halla siempre comprendida dentro

del campo o ámbito de la conciencia. En ella coexisten un mayor número de elementos, escalonados

en forma tal que su nitidez va decreciendo y sus imágenes se hacen tanto más borrosas cuanto más

se alejan del foco de la conciencia.

La extensión de esta zona sobrepasa en mucho a la anterior y los objetivos que ella abarca, si

bien son conocidos por el espíritu, carecen de la nitidez necesaria para constituir una vivencia de

conciencia plena. Por consiguiente, refirmamos que sólo se tiene conocimiento de las cosas que son

registradas a plena luz de la conciencia, aunque no se puede menos que reconocer el gran valor que

tienen las elaboraciones subconscientes, ya que muchas de las creaciones del hombre son producto

de las mismas. Sin embargo estas creaciones para ser registradas y conocidas por el espíritu deben

abandonar el plano subconsciente y pasar al consciente, para ser sometidas al análisis previo del

razonamiento antes de ser aceptadas.

También proceden del subconsciente los elementos requeridos para la elaboración consciente

del pensamiento, así como aquellos que aportan su contribución al juego y desenvolvimiento de la

imaginación reproductora.

En efecto, cuando se mantiene la concentración psíquica sobre la idea directriz de un

pensamiento el subconsciente se va poblando de constelaciones ideativas afines al tema. El paso de

estas ideas al plano consciente se hace de acuerdo con -la marcha de la elaboración psíquica, a cuyo

requerimiento y planteo se establece un orden que permite la selección de aquéllas. Sabemos que

el plano consciente es de una movilidad y mutabilidad rapidísima y que en fracciones reducidas de

tiempo se suceden los estados de conciencia resultantes de esas elaboraciones. Éstas terminan

plasmando definitivamente la finalidad del pensamiento, que ha sido impulsado y cursado por la

idea directriz.

Lo mismo acontece con la elaboración perceptiva y con los reconocimientos mnemónicos, para

los que la actividad subconsciente se encarga del aporte del material necesario. Si continuamos

revistando todos los procesos de las elaboraciones psíquicas, llegamos a la conclusión de que la

actividad subconsciente tiene como principal finalidad la provisión de los elementos del

conocimiento que aquellas requieren, los que se ordenan de acuerdo con una planificación previa a

la elaboración consciente.

Resumiendo, el subconsciente hace las veces de un campo de operaciones preparatorias, donde

se ordena el material para la elaboración consciente y asimismo es el campo de las operaciones

definitivas que dan por resultado muchas de las creaciones del individuo.

Todo lo expuesto sobre el subconsciente en las manifestaciones de la esfera intelectual,

corresponde también para los estados afectivos y las manifestaciones de la actividad general.

3º) Zona inconsciente:

Más allá del campo de la conciencia, o sea fuera de la zona subconsciente, o con más exactitud,

en una región donde la conciencia no puede alcanzar ningún objetivo, ni aún en forma borrosa, se

extiende lo que se conoce bajo la denominación de zona inconsciente.

Mucho es lo que se ha dicho con respecto al inconsciente, así como son numerosas las

especulaciones médico-psicológicas efectuadas en torno a esta zona marginal del campo de la

conciencia.

Mucha es la importancia que se debe acreditar a la zona del inconsciente. La actividad que en

ella tiene lugar escapa a toda posibilidad de percepción por el yo, hasta tanto el material que le

pertenece no sea llevado a la zona consciente. Sin embargo, determinados hechos y

manifestaciones que a menudo tienen lugar en esta zona revelan, en su oportunidad, la existencia

y el valor del inconsciente. Son manifestaciones que llegan a la conciencia en forma imprevista,

sorpresiva, automáticamente y fuera de todo control. La generalidad de las veces se trata de algo

así como un exabrupto en el curso del pensamiento y cuya aparición resulta inexplicable para quien

la experimenta. Es lo que ocurre cuando, en el transcurso de una conversación con alguien que está

enemistado con una tercera persona, al pretender llamar a nuestro interlocutor por su nombre, en

forma insospechada, sin saber por qué, mencionamos el nombre de la persona con quien está

enemistado.

Este fenómeno tendría la siguiente explicación: conocemos la enemistad entre ambas personas;

en el transcurso de la conversación, al conjuro de determinadas corrientes y estados afectivos que

tienen algunas similitudes, surgen mecanismos asociativos que realizan la evocación del hecho.

Pero, esta evocación responde a la forma involuntaria y automática; no aparece en el primer plano

de la conciencia el hecho en sí sino, y en la forma expresada, el nombre de la persona ausente. El

exabrupto determina que, secundariamente, los interlocutores evoquen el hecho en su totalidad.

Experiencias de esta índole son relativamente frecuentes pero, en todos los casos, se trata de

algo que ha sido vivenciado en alguna época de la vida del individuo. El inconsciente es una zona de

gran magnitud que abarca cuanto ha sido registrado por la conciencia y que pasa a formar parte

integrante de la vida psicológica inconsciente del individuo. Por lo tanto, el inconsciente representa

el reservorio de conservación de todo lo registrado por la conciencia, tenga o no importancia; lo

mismo pertenezca al campo de lo consciente como al campo de la subconsciencia. Todo lo que ha


sido vivenciado a través de la sensopercepción, que informa sobre el mundo exterior y el mundo

interior con todas las manifestaciones neuro-vegetativas del organismo; las vivencias intelectuales,

pensamientos completos y fragmentarios, conocimientos concretos y abstractos; las vivencias

afectivas, estados de ánimo, emociones intensas, grandes alegrías y grandes desplaceres; las

vivencias motoras, actos, etc., todo pasa a integrar la vida inconsciente una vez que abandona el

campo de la conciencia. Esa zona adquiere así una importancia extraordinaria, al punto que el

inconsciente se identifica con la memoria misma, centro y fuente de conservación y evocación de

las vivencias.

El capital del inconsciente está integrado: 1) por todo lo que ha sido nítidamente vivenciado en

la zona consciente; 2) por cuanto ha pertenecido a la zona subconsciente, vivencias más o menos

borrosas y algunas de ellas, casi imperceptibles; 3) por el importante y fundamental aporte de

numerosas vivencias que se originan en el núcleo instintivo-afectivo, en íntima conexión con la vida

orgánica y de los instintos. En estos últimos, que reúnen la experiencia atávica de la especie, tienen

origen las tendencias, inclinaciones, deseos y apetencias de la personalidad, cuyas vivencias no

sobrepasan por lo general el plano de lo subconsciente.

El inconsciente está pues constituido, en su mayor parte, por imágenes y representaciones que

no han pasado de ser manifestaciones de percepción subconsciente. En efecto, la zona de lo

consciente, a pesar de la rápida movilidad de los estados de conciencia, presenta un ámbito muy

reducido para la correcta captación de cuanto se ofrece al campo de la conciencia. De tal manera,

el inconsciente se encarga de almacenar no sólo el material que pasa por la zona consciente sino

también por la zona subconsciente, convirtiéndose en el reservorio de cuanto pueda ser percibido

y que pasa a integrar la fuente del conocimiento personal y la vida misma del individuo.

Así es posible comprender cómo el inconsciente es el proveedor de los materiales requeridos

para la integración de la vida psíquica superior que cristaliza en las elaboraciones que tienen lugar

a plena luz de la conciencia. Asimismo se explica cómo el inconsciente puede, hasta cierto punto,

influir en dichas elaboraciones y, en no pocas oportunidades, determinar y hasta presidir la

ejecución de algunos actos. Por eso, desde este punto de vista, no podemos establecer límites

precisos entre las tres formas de actividad, consciente, subconsciente e inconsciente, que

constituyen en realidad distintos grados de nitidez de una misma cosa: la actividad psíquica.

Vistos los fenómenos de la manera expuesta, el inconsciente absoluto, en el sentido estricto del

vocablo, no puede ser concebido en condiciones normales. Todo lo que en él existe ha sido

registrado, más o menos nítidamente, en algún momento de la vida, ya sea en la zona consciente

con perfecta brillantez, como en la zona subconsciente sin brillo y en forma borrosa.

En cuanto a las manifestaciones de los instintos que tanta trascendencia adquieren en la

conducción de la vida psicológica, a pesar de la forma súbita como irrumpen, tampoco constituyen

vivencias extrañas ni nuevas. En realidad ellas pertenecen a la especie, siendo su registro ignorado

por el individuo pues asciende a la filogenia. Por lo tanto, ni aun en este caso puede hablarse de

inconsciencia completa, ya que la vivencia actual, ignorada por el individuo, no es otra cosa que una

vivencia renovada de algo inherente a la génesis de la especie. Así acontece con todas las manifestaciones

instintivas, caracterizadas por su espontaneidad, naturalidad y ejecución de actos perfectos

sin necesidad de un aprendizaje previo.

Cuando se habla del inconsciente no se puede dejar de recordar a Freud, creador de la escuela

psicoanalítica, que considera la actividad inconsciente de una importancia tan trascendental que

llega a admitir la existencia de una vida anímica inconsciente. Freud tiene muy en cuenta las

tendencias, inclinaciones, apetencias e impulsiones que nacen de los instintos, parte del

inconsciente que el autor destaca como primordial y propulsora de dicha actividad anímica, a la que

considera rectora de toda la vida psíquica superior de la personalidad.

Dada la finalidad de este libro, nos limitaremos a efectuar una cita de la concepción psicoanalítica

sobre el inconsciente sin abrir juicios al respecto.

PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA

En condiciones normales la conciencia entraña lucidez y claridad, pero, bajo el imperio de

diversas circunstancias, esa claridad puede perturbarse y experimentar diferentes grados de

debilitamiento, desde la más leve turbiedad hasta la falta absoluta de conciencia.

Antes de entrar de lleno a considerar la patología de la conciencia es necesario recordar que, en

condiciones fisiológicas, la lucidez no es siempre constante ni tiene la misma intensidad según sea

el momento en que se la considere. En efecto, durante la vigilia, cuando la actividad desplegada por

el individuo obliga a una mayor concentración psíquica, se observa el máximo de lucidez; en cambio,

en otros momentos, se comprueba que esa nitidez disminuye correlativamente con el grado de

fatiga física y psíquica que la misma actividad determina.

Por norma general la nitidez de la conciencia es siempre mayor después del reposo mental.

1º) OBNUBILACIÓN DE LA CONCIENCIA:

La obnubilación consiste en un empañamiento de la lucidez de la conciencia; en este caso se

produce un enturbamiento global que, de acuerdo con la gravedad de los factores

desencadenantes, puede llegar hasta la suspensión total de la actividad psíquica.

El vocablo obnubilación procede de nube, por lo tanto, decir que la conciencia está obnubilada

equivale a decir que está nublada, o que está sumergida en una nube que empaña su claridad. La

consecuencia inmediata de la obnubilación de la conciencia es la disminución o retardo en el ritmo

de las elaboraciones psíquicas, retardo que es tanto más marcado cuanto mayor es el

entorpecimiento de la conciencia. La atención, muy fatigable, no puede ser sostenida; debido a su

superficialidad e inestabilidad la captación de los estímulos se hace muy trabajosa, pues se entorpece

enormemente la percepción que es lenta, imperfecta, imprecisa y sin ninguna nitidez.

A las anteriores alteraciones deben agregarse las que sufre la memoria, ya que la mala

percepción dificulta la fijación de los estímulos; cuando algo se fija, se hace en forma muy superficial

y borrosa, por lo que la evocación es casi imposible y expuesta a numerosos errores.

La concurrencia de estos trastornos perturba el curso normal del pensamiento, que se fragmenta

debido a interrupciones más o menos prolongadas. En efecto, la asociación de las ideas se aparta

de su mecanismo lógico normal; las imágenes y representaciones que afloran a la conciencia son


incapaces de suscitar asociaciones correctas. Éstas, cuando se producen, no corresponden

exactamente, se hacen en forma muy irregular y laxa hasta caer en la incoherencia.

Todo se empobrece y se torna confuso en la conciencia obnubilada y, cuando el trastorno es muy

acentuado, se pierde hasta la noción del yo y de las relaciones entre la personalidad y el mundo

exterior.

La obnubilación de la conciencia puede presentar diversos grados de intensidad.

a) Embotamiento o torpeza: Constituye la forma más leve, propia de los estados de fatiga física

o psíquica muy intensos, en que se produce un marcado entorpecimiento de toda la actividad

psíquica.

b) Somnolencia: Constituye un grado más intenso que el simple embotamiento. Se asiste a una

perturbación mayor; la percepción así como toda la actividad psíquica se hallan más dificultadas

debido a una gran propensión al sueño, que apaga la conciencia normal de la vigilia. Este fenómeno

se observa en condiciones fisiológicas normales, en los estados de transición entre el sueño y la

vigilia. En condiciones patológicas se observa en los comienzos de la confusión mental debida a

procesos tóxicos e infecciosos, que sumen al individuo en una profunda torpeza y somnolencia.

Tanto en el sueño como en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia puede existir una

forma particular de registro de la conciencia, cuyos diversos aspectos son conocidos bajo la

denominación de estados de conciencia onírica. En esas condiciones se sucede en la conciencia una

serie de representaciones que obedecen a situaciones o hechos vivenciados en la vigilia,, o a

corrientes afectivas y tendencias dominantes en la personalidad. Pero tales representaciones se

suceden sin un orden lógico, porque falta la orientación de una idea directriz que, en el pensamiento

formal de la vigilia, establece orden y jerarquía entre las mismas. De tal modo tienen lugar los sueños

más fantásticos, desordenados y carentes del ensamble cronológico de los hechos aparecidos en la

conciencia.

c) Coma: Constituye un grado extremo de obnubilación; siempre patológico. En este caso se

produce la pérdida completa de la conciencia, la cual deja dé registrar debido a su extinción total.

Se observa entre otras afecciones, en los casos de traumatismos craneales graves, en la uremia y en

la diabetes.

2º) ESTRECHAMIENTO DE LA CONCIENCIA:

Como su nombre lo indica, consiste en una verdadera retracción del campo de la conciencia, con

lo que una parte de la personalidad y sus manifestaciones psíquicas quedan inactivas, a la vez que

la conciencia del mundo exterior queda reducida a un campo sumamente estrecho. En estos casos

la personalidad conserva algunas actividades en el orden motor, pero la memoria no fija

absolutamente nada.

Los estrechamientos de la conciencia se pueden encontrar en casos patológicos de naturaleza

orgánica, como acontece en la epilepsia, en los que se produce la ausencia de los mecanismos

inhibidores que posee la personalidad normal y que residen a nivel de la corteza que, en tales casos,

se halla inoperante. Debido a eso, los enfermos así afectados pueden cometer actos anormales,

antisociales, tales como agresiones, incendios, exhibicionismo, etc. El paciente conserva la actividad

automática de los centros cerebrales inferiores, pero esa actividad no puede ser registrada debido

a la desconexión cortical que determina el estrechamiento de la conciencia. Por lo tanto, anda,

actúa, ve, oye, pero su memoria es incapaz de fijar por la falta de registro de la conciencia.

3º) AMENCIA:

La amencia constituye un estado patológico de la conciencia propio de los estados confusionales

oniroides. Pese a que la conciencia está obnubilada el enfermo realiza esfuerzos para percibir y

comprender lo que ocurre en torno suyo, cosa que le resulta harto difícil sino imposible dada la

incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas alucinaciones oníricas y

representaciones mnemónicas de naturaleza paramnésica; como consecuencia se desorienta y se

sume en la perplejidad, la intranquilidad y la angustia.

4º) ESTADO CREPUSCULAR:

El estado crepuscular de la conciencia es otra forma de obnubilación. La sensopercepción

entorpecida en forma incompleta permite al enfermo percibir y comprender situaciones poco

complejas. Las situaciones más complicadas que requieren la intervención de los mecanismos

mentales pertinentes determinan la incoherencia, que imposibilita toda comprensión perceptiva.

En algunos momentos de mayor claridad el enfermo puede responder adecuadamente a un

interrogatorio simple, pero bien pronto se fatiga y aparecen la incoherencia y la incomprensión.

Hallamos, por consiguiente, un umbral de conciencia muy reducido; la actividad psíquica

consciente sólo parece esbozarse. El estado crepuscular se observa principalmente en algunos

momentos de la confusión mental, y en la epilepsia donde aparece en forma súbita constituyendo

en realidad un equivalente psíquico de dicha afección.

5º) SONAMBULISMO:

El sonambulismo es un estado de conciencia parcial y muy reducida, semejante al estado

crepuscular. Son sonámbulas las personas que durante el sueño se levantan, caminan, realizan

diversos actos y después vuelven a la cama continuando con el sueño normal. Estos estados

sonambúlicos revelan que el sujeto mantiene una percepción parcial y limitada del mundo exterior

por cuanto evita sin reconocerlos, los obstáculos y las personas que puedan interponerse en su

camino. Estos episodios generalmente no son recordados por el enfermo.

Orientación

Cuando se efectúa el estudio de la conciencia y de los estados de conciencia surge, como un

complemento necesario y lógico el estudio de la orientación. En realidad ambos son inseparables,

desde el momento que el individuo sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene en

perfecta lucidez. Una conciencia de amplitud y claridad normales capacita para el desempeño de la


totalidad de la función psíquica que, por otra parte, permite al individuo comprender cada uno de

los instantes de su vida, así como su ubicación con relación a sus semejantes y al medio ambiental

en que vive.

Esto requiere no sólo la integridad de la psique sino también de toda la organización somática

que, mediante los mecanismos sensoriales y nerviosos, facilita el permanente contacto del "yo" con

los mundos externo e interno, favoreciendo la formación de los estados de conciencia que

transmiten y facilitan la orientación témporo-espacial. En conclusión, mediante la conciencia, sus

elaboraciones psíquicas y el caudal de sus conocimientos el hombre logra una correcta orientación.

TlPOS DE ORIENTACIÓN:

De un modo general se establecen dos tipos fundamentales de orientación: 1) orientación

autopsíquica, referente a la persona con respecto a sí misma; 2) orientación alopsiquica, referente

a la noción de su ubicación témporo espacial; ésta comprende por consiguiente la orientación, en el

tiempo y la orientación en el espacio.

1º) Orientación autopsíquica: La orientación autopsíquica, como lo hemos dicho, concierne al

conocimiento de la propia personalidad y a su evolución a través del tiempo.

El hombre aprende desde su infancia a verse y a reconocerse a sí mismo como una entidad

individual, distinta de todas las demás personas que con él conviven en el ambiente social. En los

comienzos de la vida, esa noción de individualidad es muy precaria y confusa, pero a medida que la

evolución avanza se acentúa y adquiere nitidez. Este reconocimiento se manifiesta primero en el

orden somático; los caracteres físicos, y en especial los rasgos fisonómicos y la expresión, motora

de los diversos actos condicionados por la voluntad que traducen la elaboración mental del individuo,

son los que contribuyen primordialmente a la adquisición de la noción mencionada. Esa

individualización, que culmina con el conocimiento definitivo de la propia personalidad, se afianza

aún más cuando el hombre alcanza a comprender el transcurrir de su vida psicológica con todas sus

manifestaciones. Desde que empieza a conocer su intimidad comprende que su vida es

completamente independiente de la vida de sus semejantes, comprende que constituye una

persona con identidad propia y que no puede ser otra cosa más que él mismo, a través del transcurso

de toda su existencia. Conoce el caudal de sus propios conocimientos, elaborados por su psique;

sabe de todos los tropiezos de su vida, de sus sinsabores, de sus angustias y de sus alegrías; se

conoce a sí mismo en sus deseos, en sus inclinaciones, en sus tendencias y en sus ambiciones; sabe

cuáles son sus creencias y conoce sus errores y sus temores; por último conoce sus actos y su

conducta. La totalidad de la personalidad se integra así en su doble aspecto, somático y psíquico, y

de ella tiene clara conciencia el individuo merced a la memoria que, en condiciones normales,

puede, en cualquier momento, actualizar los hechos más importantes que jalonan su vida.

2º) Orientación en el tiempo: El hombre para orientarse fácilmente en el tiempo ha recurrido a

su medición por fracciones o períodos, mediante aparatos y cálculos que permiten considerar desde

años hasta segundos y fracciones de segundo. De esta manera ha podido establecer períodos de

tiempo determinados entre dos acontecimientos o fenómenos naturales, dentro de los cuales se

suceden los hechos del devenir diario. Si bien no existen limitaciones para el tiempo, puesto que

éste transcurre ininterrumpidamente, el hombre lo mide por fracciones para su conveniencia y para

poder orientarse en su vida y en todas sus actividades.

La noción del tiempo y su medición revisten un carácter muy personal; cada uno tiene una

conciencia muy particular y propia de cada fracción o lapso, al punto que el registro de un mismo

instante presenta divergencias de duración entre las diversas personas que lo captaron.

Pero lo más importante es que el hombre también tiene la noción del tiempo que transcurre sin

necesidad de recurrir a los mecanismos de relojería por él creados. En efecto, existe una noción del

tiempo de origen puramente psíquico, como resultado de nuestras propias elaboraciones y a través

de nuestras vivencias, de nuestros pensamientos, de todo nuestro acontecer espiritual y de las

relaciones con los mundos externo e interno, hechos que la memoria se encarga de escalonar con

exactitud^ Por los efectos de la acción del tiempo sobre los recuerdos, que palidecen tanto más

cuanto más antiguos son, es posible ubicar en el pasado el acontecimiento o circunstancia que se

evoca. Sin embargo, no basta esto para la ubicación de los hechos pretéritos, se requiere además la

confrontación con el presente. Sabemos que los estados de conciencia son constantemente

movibles y cambiantes, que cada uno de ellos integra al que precede y al que prosigue,

encadenándose así la vida psicológica del individuo. Merced a ese encadenamiento es posible, a

partir del presente, ubicar los hechos en el pasado inmediato y, en esa forma, tener noción de la

duración del tiempo transcurrido. Esto mismo acontece con la ubicación de los hechos en el pasado

remoto, mediante la asociación mnemónica que relaciona las vivencias que preceden y suceden al

episodio que se evoca.

El transcurso del tiempo es apreciado por el hombre por el lapso o duración del período entre

un hecho y otro, con lo que se establece su medición por fracciones. Es decir, que el tiempo del

transcurrir psíquico se calcula o se mide por los períodos o fracciones o lapsos que integran cada

uno de los estados de conciencia en su rápida sucesión. Las relaciones que luego establece entre

estas fracciones de tiempo psicológico y el fraccionamiento convencionalmente aceptado del

tiempo solar le permiten la ubicación de los acontecimientos de su vida en determinadas épocas y

momentos de ese devenir.

Asimismo la sucesión de una ordenada ilación de estados de conciencia permite la noción del

tiempo futuro, desde el momento que según hemos dicho, un estado de conciencia está integrado,

en parte, por el que le precede proyectándose a su vez en el que le continúa. Además el encadenamiento

de la vida psicológica, mediante el auxilio de la memoria, hace que el tiempo presente

más el tiempo pasado, se proyecten hacia el futuro.

3º) Orientación en el espacio: El hombre, en su evolución 'ontogénica, adquiere poco a poco la

orientación en el espacio en que actúa y desenvuelve su vida. Esto se consigue mediante la

participación de todos los aparatos sensoriales, especialmente la vista, el oído y el tacto, que

permiten obtener la noción de diversas magnitudes a través de las impresiones de distancia,

longitud, espesor, altura y anchura, o sea que se produce una noción de orden global o de conjunto

que es la del volumen de las cosas y del lugar que ocupan en el espacio.

Estas nociones se adquieren debido a las limitaciones y fraccionamientos que cada uno hace del

espacio, que en realidad es infinito e inconmensurable. Es decir que por medio de nuestros sentidos

concebimos un espacio finito y establecemos magnitudes y distancias. Para eso, el hombre ha

creado las distintas medidas, de longitud, de peso, de capacidad, mediante las cuales es posible la

apreciación de magnitudes convencionales y, siempre dentro de las limitaciones que impone el

alcance de sus aparatos sensoriales, cada uno construye su propio espacio o ámbito personal, así

como efectúa su proyección y desplazamiento en el medio en que actúa.


PERTURBACIONES DE LA ORIENTACIÓN:

De acuerdo con las consideraciones anteriores, la orientación es el resultado de una compleja

contribución de las actividades psíquicas, especialmente de la sensopercepción, de la memoria, de

la asociación de las ideas y del juicio, que inciden sobre una conciencia dotada de perfecta nitidez.

De la misma manera, son múltiples y complejos los mecanismos psicopatológicos que determinan

las alteraciones de la orientación en el hombre, por lo que preferimos presentarlos en cada uno de

los síndromes psiquiátricos.

1º) Síndrome oligofrénico: Los oligofrénicos tienen diferentes grados de orientación, en relación

con la magnitud de la insuficiencia. Recordamos en primer término que, por lo general, el débil

mental se encuentra perfectamente orientado, auto y alopsíquicamente.

En el imbécil la orientación sufre graves trastornos, porque la insuficiencia de los juicios y la

incapacidad de comprensión hacen difícil y confuso el reconocimiento de la propia identidad

personal. Es muy precaria la noción de individualización e independencia del medio, pues no se

insinúa en estos seres la autoconducción y la autodeterminación. Más difícil resulta la orientación

en el tiempo y en el espacio, pues depende de relaciones abstractas que no llegan a ser

comprendidas.

Estas deficiencias presentan mayor gravedad aún en los "idiotas". En consecuencia, los

oligofrénicos se orientan mal, auto y alopsíquicamente, en ningún momento de su vida llegan a

tener lucidez de conciencia, debido a su escaso alcance intelectual, a su dificultad para la

comprensión por insuficiencia de los juicios y del mecanismo asociativo como corolario del precario

caudal de conocimientos.

2º) Síndrome demencial: En los dementes la desorientación depende del grado de debilitación

psíquica llegando, en los casos extremos, al desconocimiento de su propia identidad.

La debilitación psíquica de la demencia se evidencia desde el comienzo, a causa de la amnesia

que de inmediato afecta a la memoria. Estos enfermos acusan, en primer término, desorientación

en el tiempo. Al principio falla la ubicación en el presente y en el pasado inmediato por el déficit de

la fijación mnemónica, pues se producen engramas de escaso arraigo. Queda de ese modo

dificultada la asociación de las imágenes, lo que interrumpe el nexo entre los acontecimientos de la

vida psicológica. El tiempo deja entonces de transcurrir para el enfermo, por falta de la

fragmentación necesaria que es posible registrar como estados de conciencia.

Se conserva, en cambio, la evocación, razón por la que, cuando estos enfermos intentan ubicarse

en el tiempo, se remiten siempre a una época pasada. Pero si bien se orientan en el pasado remoto,

con el avance de la debilitación, que lleva también a la amnesia de evocación, la desorientación en

el tiempo se hace completa y se pierde la continuidad de la vida psicológica.

En cuanto a la desorientación en el espacio, sobreviene a continuación del trastorno anterior. Se

produce cuando aparece la amnesia de evocación, que impide la actualización de antiguos

conocimientos requeridos para el reconocimiento del momento presente; por otra parte, la

debilitación de la atención y la gran fatigabilidad psíquica dificultan la sensopercepción que conduce

a la incomprensión, lo que desorienta al paciente con respecto al espacio. Cuando las condiciones

del enfermo llegan a esta altura, el demente circunscribe cada vez más su vida psicológica al mundo

concreto debido a la pérdida de los conceptos y relaciones abstractas; se anula entonces su

independencia psíquica, su autoconducción y su autodeterminación, lo que equivale a decir, que

pierde su personalidad y por ende, se desorienta también autopsíquicamente.

3º) Síndrome confusional: En el síndrome confusional la desorientación del enfermo constituye

una característica importante, consecuencia directa de una conciencia obnubilada. La intensidad de

la obnubilación proporcionado el grado de la desorientación del enfermo, quien experimenta en

primer término este trastorno con respecto al tiempo y al espacio. La confusión debilita la atención;

la gran fatigabilidad psíquica con marcada somnolencia determina una gran torpeza

sensoperceptiva; la percepción del mundo exterior se hace en forma muy deficiente y poco nítida;

la fijación mnemónica es muy superficial y de engramas tenues e incapaces de estimular el

mecanismo asociativo de las imágenes y representaciones; como consecuencia la elaboración

mental cae en la incoherencia y se manifiesta una imposibilidad absoluta de ordenar y encadenar

los acontecimientos y los estados de conciencia en una continuidad lógica, como ocurre en la vida

psicológica normal. Prueba de ello es que, cuando el episodio confusional termina, la conciencia

recupera su lucidez estableciendo contacto con el mundo real, pero en la vida psíquica queda un

claro o un espacio en blanco porque se encadena el momento presente de recuperación con aquel

anterior a la pérdida de la lucidez normal.

En los casos de confusión mental onírica se suman, como elemento perturbador que contribuye

a desorientar al enfermo, numerosas alucinaciones que lo ubican en tiempo y lugares totalmente

falsos y absurdos, en los que actúa su actividad onírica.

Cuando la confusión mental es muy intensa la obnubilación de la conciencia es mayor, la

incoherencia es completa y el enfermo se encuentra imposibilitado hasta para su orientación

autopsíquica.

4º) Síndrome esquizofrénico: El esquizofrénico se encuentra, la generalidad de las veces,

desorientado en el tiempo, lo que se debe a la falta de interés que el enfermo tiene por el mundo

exterior pues, presa de una profunda indiferencia y apatía, vive su mundo de introversión. Le es

completamente indiferente saber cuál es el momento o el día que transcurre; sin embargo, el mismo

paciente puede ubicarse muy bien en el pasado remoto, sobre todo en el principio de la enfermedad

cuando la memoria dé evocación se mantenía todavía indemne. Lo mismo ocurre en cuanto a la

orientación en el espacio, que subsiste normal por mucho tiempo aunque esté muy avanzado el

proceso esquizofrénico.

En estos enfermos se observa a menudo una forma particular de desorientación, que afecta a la

identificación de la parte somática de su personalidad, hecho que traduce bien claramente el grave

disloque que aqueja a la psique. En efecto, cuando se los investiga acerca de su nombre y demás

datos de identidad personal se comprueba que están bien orientados autopsíquicamente. Pero, a

causa de las alteraciones graves en el núcleo profundo de la personalidad, se origina un sentimiento

de cambio de ésta, al punto que tienen la impresión de no ser ya ellos mismos. Se desconocen y se

desorientan, necesitando recurrir al espejo para cerciorarse y salir de dudas, si bien la información

que les suministra es falseada y deformada por ese mismo sentimiento de cambio proyectado hacia

el exterior, con lo que obtienen una imagen de su persona física diferente de la que conocen.

5º) Síndrome delirante: Los delirantes, salvo escasas excepciones, son enfermos lúcidos y

orientados auto y alopsíquicamente. Algunos llaman la atención por su extraordinaria lucidez, como

sucede con los que padecen delirios de interpretación, en los que sólo existe el error interpretativo


que deforma la realidad de los conceptos y desorienta con respecto a la veracidad de sus

aseveraciones, que consideran exactas.

Otros tipos de delirantes, con menos vigor psíquico y a los que la intuición y la imaginación les

hacen vivir raras fantasías, pierden la noción del tiempo presente ubicándose en distintas épocas y

lugares de la historia o en extraños medios donde encarnan absurdos personajes. En estos casos,

además de conducir al error de las concepciones, el delirio desorienta al enfermo en el tiempo y en

el espacio. Pero esto no impide que, una vez sustraído el enfermo del tema de su delirio, se nos

muestre correctamente orientado en forma global.

6º) Síndrome de depresión psicomotriz: Los enfermos deprimidos suelen estar mal orientados en

el tiempo, que pasa inadvertido porque la introversión en que los sume la tristeza los desconecta

del mundo exterior y del ambiente en que viven. Algunos melancólicos experimentan un sentimiento

de extrañeza, una sensación de cambio y de transformación de su personalidad somática,

que los desorienta en ese aspecto. Esta alteración es debida a graves alteraciones cenestopáticas,

por las que sienten sus cuerpos transformados en piedra, madera u otros materiales extraños. Asimismo

niegan la existencia de determinados órganos y hasta de su propia existencia a causa de las

ideas nihilistas.

7º) Síndrome de excitación psicomotriz: Los enfermos excitados, siempre que no sean confusos,

son lúcidos y están bien orientados auto y alopsíquicamente. La exaltación afectiva que padecen los

maníacos los hace concebir ideas fantásticas y megalómanas, de poder y de dominación, las que los

desorientan parcialmente en cuanto a su verdadera personalidad.

Concepto

Definición

Campo de

consciencia

RESUMEN

CONCIENCIA

La conciencia informa al hombre:

a) De lo que ocurre en el mundo externo, captado por los aparatos sensoriales externos.

b) En el mundo interior, captado por los aparatos sensoriales internos.

c) En el mundo psíquico; elaboración del pensamiento, captado por la conciencia

misma.

La conciencia es constantemente móvil y mutable; los persistentes registros de las

innumerables captaciones se llaman "estados de conciencia". A ella llegan la totalidad de

los fenómenos vitales, somáticos y psíquicos; es el registro permanente de la existencia

del individuo. Hace posible el triple conocimiento del mundo exterior, del interior y del

psicológico, permitiendo la noción del "yo" y de su orientación temporo-espacial.

La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones

psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que,

por su conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto

acontece fuera de él.

Comprende todo el ámbito capaz de ser abarcado por la misma.

Zona

consciente

La de mayor precisión y nitidez: centro o foco de la conciencia.

Es la más reducida; sólo abarca limitados objetivos; de tres a

cinco. Las elaboraciones psíquicas alcanzan en ella su mayor

nitidez.

Zona

subconsciente

Zona

inconsciente

Se encuentra por fuera del foco de la conciencia, la nitidez de los

objetivos y de sus imágenes decrece a medida que se alejan de su

centro.

Los elementos del subconsciente son requeridos para la

elaboración consciente del pensamiento.

Algunas creaciones son producto de elaboraciones

subconscientes, pero deben pasar a lo consciente para ser

aceptadas y registradas previo razonamiento.

En esta zona se hace también la elaboración sensoperceptiva,

por el reconocimiento mnemónico.

Se halla por fuera de la zona subconsciente. Su actividad no es

percibida por el yo.

Existen manifestaciones imprevistas y sorpresivas que revelan su

existencia.

Todo lo que la conciencia registra pasa a formar parte de la vida

psicológica inconsciente.

El material del inconsciente está formado:

a) Por todo lo que ha sido vivenciado en la zona consciente.

b) Por cuanto ha pertenecido al subconsciente.

c) Por las vivencias originadas en el núcleo ins-tintivo-afectivo,

en relación con los instintos y con la vida orgánica.


Diversas circunstancias patológicas pueden empañar con mayor o menor

intensidad la lucidez de la conciencia.

Enturbiamiento que alcanza diferentes grados de

intensidad: desde un retardo de las elaboraciones hasta la

suspensión completa de la actividad psíquica. Marcada

debilitación de la atención por la gran fatigabilidad.

Obnubilación de

la conciencia

Los diversos grados de obnubilación son:

a) Embotamiento o torpeza: es la forma más leve; se

observa en casos de fatiga muy intensa; se entorpece la

actividad psíquica.

Síndrome oligofrénico: Depende del grado

de la insuficiencia: a) El débil mental, por lo

general, bien orientado auto y

alopsíquicamente. b) El imbécil se desorienta

por la insuficiencia de los juicios e incapacidad

de comprender. Es difícil la noción de

individualización e independencia del medio,

c) El idiota, no se orienta en absoluto por la

agravación de los factores anteriores.

Psicopatología

de la

conciencia

Estrechamiento

de la conciencia

Estado

crepuscular

b) Somnolencia: dificultad perceptiva, con gran propensión

al sueño; se observa en los comienzos de la confusión mental.

c) Coma: grado extremo de obnubilación: pérdida completa

de la conciencia. En los traumatismos craneanos; uremia;

diabetes y otras afecciones.

Retracción del campo de la conciencia.

Las manifestaciones psíquicas quedan inactivas y la

conciencia del mundo exterior muy reducida, conservando la

personalidad algunas actividades de orden motor.

La memoria no fija nada

Percepción entorpecida incompletamente; se perciben y

comprenden situaciones simples

La complejidad lleva a la incoherencia e incomprensión

Se observa en la confusión mental y en la epilepsia.

Depende directamente de la lucidez de la conciencia, que

permite la ubicación en cada uno de los instantes de la vida.

Psicopatología

de la

conciencia

Orientación

Perturbaciones

de la

orientación

Síndrome demencial: La desorientación de

los dementes depende del grado de

debilitación psíquica. La amnesia es causa

principal. Primero desorientación en el

tiempo, luego en el espacio y finalmente la

autopsíquica.

Síndrome confusional: La desorientación,

consecuencia de la obnubilación, es una de las

características más importantes; en el tiempo

y en el espacio. La fatiga psíquica debilita la

atención y la fijación; pérdida del

encadenamiento normal de las ideas;

incoherencia y desorientación autopsíquica.

Síndrome esquizofrénico: Desorientación

en el tiempo por el desinterés del enfermo

hacia el mundo exterior. Se orienta bien en el

pasado remoto y en el espacio.

Orientación autopsíquica: Concierne al conocimiento de la

propia personalidad y de su evolución a través del tiempo.

Síndrome delirante: Salvo excepciones, los

delirantes son lúcidos y están bien orientados.

Orientación

Orientación en el tiempo: Mediante la medición

convencional por períodos o lapsos establecidos por cálculos y

por los diferentes estados de conciencia, que permiten la

noción del presente, del pasado y del futuro.

Orientación en el espacio: Es la noción de las magnitudes y

del ámbito o espacio en que el hombre actúa y desenvuelve

su vida.

Síndrome de excitación psicomotriz: Los

excitados, siempre que no sean confusos, son

lúcidos y están bien orientados.

Síndrome de depresión psicomotriz: Mala

orientación en el tiempo, que pasa

insensiblemente porque la introversión los

desconecta del mundo externo.


CAPÍTULO X

AFECTIVIDAD

PSICOPATOLOG1A DE LA AFECTIVIDAD

AFECTIVIDAD

Con la denominación general de afectividad se comprende todo lo que concierne a la esfera

afectiva, que constituye el principal engranaje que impulsa toda la vida psicológica de la

personalidad.

Por la afectividad cobra interés y se matiza la existencia humana; en efecto, el hombre está

conformado psíquicamente para experimentar estados afectivos que pueden ser agradables b

desagradables y que se hallan condicionados por la forma de reaccionar de cada uno frente a los

estímulos que proceden de variados estados de ánimo los cuales oscilan entre los polos opuestos:

placer y desplacer alrededor de los que se manifiesta toda la afectividad.

Las oscilaciones entre lo agradable y lo desagradable constituyen los diversos matices que

señalan altos y bajos en la vida espiritual; lo que place estimula, lo que desagrada deprime, y ambos

estados complementan en gran escala la evolución psíquica del ser. En efecto, sin esos altibajos el

transcurrir psíquico del hombre sería completamente inoperante y carente de interés y finalidad.

El hombre se muestra a los ojos del mundo tal como su afectividad lo condiciona, puesto que ella

nace de lo más íntimo y profundo del individuo, del núcleo mismo de la personalidad.

La afectividad se confunde en su origen con el instinto, siendo éste el que, en última instancia,

condiciona toda la vida afectiva, desde que la satisfacción o no satisfacción de los impulsos

instintivos determinan respectivamente estados afectivos placenteros o displacenteros. Cuando las

fuerzas instintivas son satisfechas se produce la sedación de los impulsos, relajación y aparición de

estados afectivos placenteros. Cuando, por el contrario, las tendencias instintivas no son satisfechas

aumenta la tensión impulsiva y la excitación, provocando la aparición de malestar y estados

afectivos displacenteros.

A partir de ese núcleo instintivo-afectivo primario, las corrientes afectivas en él originadas

invaden e impregnan a toda la personalidad. Tales corrientes afectivas, por medio de sus numerosas

reacciones que se exteriorizan a través de las emociones, afectos, sentimientos y pasiones, con

particularidades propias en cada individuo, imprimen a la afectividad y a la personalidad todo un

sello determinado y bien definido, que también contribuye a la individualización personal.

Esas múltiples y variadas reacciones de la afectividad participan vivamente en todas las

manifestaciones y en todos los aspectos de la vida del hombre. Pajea fijar conceptos veremos

algunos aspectos de esas manifestaciones afectivas. Consideremos en primer lugar, aquellas que

están en relación con la actividad somática.

El funcionalismo general órgano-vegetativo se expresa en una resultante psíquica final mediante

un estado afectivo que ha sido denominado: sentimiento vital. Éste tiene su origen en los

sentimientos de placer o desplacer, procedentes del libre funcionamiento o de los obstáculos y dificultades

con que se llevan a cabo las funciones vegetativas y las actividades orgánicas. Constituye

un estado afectivo de carácter general o global, no bien definido, resultado de la suma de

sensaciones nacidas de la actividad vital del organismo, a las que se agregan las sensaciones que

determinan los impulsos surgidos del núcleo instintivo que preside y preserva la vida misma. Todas

esas sensaciones son vivenciadas por la conciencia de una manera vaga e indefinida, pero que

siempre trasunta el deseo de vivir y-.la tendencia a la progresión y a la evolución.

Mediante el registro consciente de estas vivencias es como lo somático, con todo su fisiologismo

y por intermedio de la cenestesia general, trasciende el plano físico y se funde con el plano

psicológico con el que se compenetra íntimamente. De esta manera, el normal funcionamiento del

organismo, sin dificultades ni impedimentos, transmite a la conciencia vivencias placenteras que

revelan el estado de salud física; lo contrario, o sea la presencia de inconvenientes y dificultades en

las manifestaciones vitales, se refleja en la conciencia por intermedio de vivencias displacenteras

que revelan el estado de enfermedad. Las oscilaciones entre esas dos posiciones extremas dan una

resultante psíquica de orden general, que ha sido llamada temple general. Éste representa un

trasfondo afectivo individual y estable, en cuya integración participan todas las fuerzas vitales del

instinto, sumadas a lo orgánico y funcional, con especial intervención de los mecanismos de

regulación neurovegetativos. El temple general hace así las veces de una plataforma o estado

afectivo básico de origen somático, con una carga o potencial permanente hacia lo placentero o lo

des-placentero de acuerdo con las condiciones remantes en el medio interno.

Ahora bien, esa carga o potencial afectivo que, como acabamos de ver, tiene origen en la fuente

instintiva-afectiva, representa la capacidad reactiva que cada persona posee ante los innumerables

factores físicos, ambientales y psíquicos posibles de incidir sobre esta tónica afectiva general. Dicha

capacidad reactiva es la que encauza a toda la afectividad hacia el placer o el desplacer de acuerdo

con las circunstancias que prevalecen, dando por resultado lo que se conoce como humor o estado

de ánimo. Ésta es una reacción afectiva de orden general supeditada a lo somático, a lo psíquico y a

lo ambiental.

Las modificaciones que se producen en el humor, ya sea por las numerosas y variadas

representaciones mentales como por las diversas percepciones, dan lugar a las emociones, afectos,

sentimientos y pasiones.

La diferencia entre temple general y humor o estado de ánimo consiste en que el primero

representa el potencial o carga afectiva que posee el individuo, con su correspondiente capacidad

reactiva, mientras que el humor representa el matiz, placentero o displacentero, que desplaza dicha

carga afectiva .de acuerdo con las circunstancias actuantes.

La afectividad que, repetimos, impregna todos los ámbitos de la personalidad alcanza hasta lo

más recóndito de la psique; todas las elaboraciones mentales, los pensamientos, las reflexiones y

cuanto concierne a nuestra intimidad se halla estimulado y condicionado por los estados afectivos.

De esta suerte, todo nuestro acontecer psíquico se halla bajo la influencia de la afectividad que le

transmite el calor y el matiz necesarios para movilizar el humor hacia lo placentero o lo

displacentero. El registro por la conciencia y la fijación por la memoria son tanto más fáciles cuanto

mayor sea el interés despertado por la afectividad.


Las elaboraciones intelectuales resultarían sumamente áridas si la afectividad no interviniera,

proporcionándoles el calor necesario para mantener el interés que las hace progresar hasta su

finalidad.

También interviene para condicionar la actividad general del individuo, al extremo que entre el

pensamiento y la acción se interpone siempre lo afectivo moderando o estimulando los actos, es

decir que, en última instancia, la afectividad condiciona la conducta de la personalidad.

De un modo general, el hombre, por sus deseos y sus tendencias naturales, orienta su vida

psíquica en el tono agradable o placentero. Cuando, por vivencias circunstanciales, se produce

desplacer, esa inclinación innata determina, en lo posible, un viraje hacia las situaciones placenteras.

1º) EMOCIONES PRIMARIAS O SIMPLES:

Constituyen la forma más firme y primitiva de reaccionar el individuo en el campo de la

afectividad; están íntimamente ligadas y en directa dependencia del núcleo instintivo-afectivo de la

personalidad. En efecto, responden siempre al instinto de conservación en sus diversas

manifestaciones, siempre alerta para asegurar la perduración del individuo -y de la especie.

Podemos decir que en estas emociones primarias hallamos la respuesta directa del instinto. Ésta es

la razón de la gran brusquedad que las caracteriza y de su intensa repercusión física, ya que el

organismo responde a cada una de ellas con las más variadas manifestaciones en el orden

fisiológico. Por otra parte, en cada una se observa una actitud determinada que caracteriza y motiva

la conducta que asumirá el individuo.

Las emociones simples o primarias son tres: el miedo, la cólera y el amor.

Contenido de los estados afectivos

Los estados afectivos están integrados por las emociones, afectos, sentimientos y pasiones.

Los distintos estados afectivos son modificaciones, de diferente índole e intensidad, en el humor

habitual de una persona; son manifestaciones reactivas del humor provocadas por los más diversos

estímulos externos e internos, físicos y psíquicos.

Emociones

La emoción consiste en un cambio más o menos súbito que se produce en el humor o estado de

ánimo habitual".

Las emociones son motivadas por las más diversas sensaciones que la sensopercepción lleva al

campo de la conciencia, o por las representaciones, imágenes e ideas que surgen a ella en un

momento determinado.

La característica más importante de la emoción es la brusquedad de la reacción que provoca en

el humor, con el agregado de una gran repercusión física y psíquica. De intensidad muy variable

llega, en ocasiones, a motivar y dirigir la conducta que el individuo observará consecutivamente.

En la emoción debemos considerar entonces los siguientes factores:

1) La causa determinante, percepción, representación mnemónica o idea.

2) La repercusión psíquica, que es la emoción misma, que produce la modificación en el estado

de ánimo. 3) La repercusión física u orgánica, que es la que traduce o expresa, en diferentes formas,

esa emoción.

De lo más simple a lo más complejo las emociones se han clasificado en dos grupos: emociones

primarias o simples y emociones secundarias o complejas.

Miedo: Es la respuesta del instinto de conservación del individuo ante los peligros que amenazan

su integridad, tanto sean las agresiones desde el exterior como las perturbaciones somáticas que

producen malestar o dolor. El miedo provoca, en el terreno psíquico, una vivencia muy

característica; el individuo experimenta subjetivamente como un achicamiento, reducción o

contracción de toda su personalidad. Cuando este fenómeno es de gran intensidad puede llegar

hasta el eclipse de la conciencia y la pérdida del conocimiento. Esto último es lo que se conoce bajo

la denominación de reacción catastrófica.

En el orden somático las manifestaciones de la emoción de miedo son muy intensas. Se

comprueba, entre los trastornos mayormente observados, aceleración cardíaca, palpitaciones;

detención o aceleración de los movimientos respiratorios; trastornos vasomotores que se traducen

por palidez en el rostro y sequedad de las mucosas; trastornos gastrointestinales, diarreas;

temblores generalizados. La "huida" es la actitud que corresponde al miedo y que caracteriza la

conducta del individuo dominado por esta emoción, siempre que la intensidad de la misma no

produzca la reacción catastrófica que la inmoviliza.

Cólera: Las manifestaciones de la emoción colérica muestran la reacción del instinto de

conservación ante los peligros que amenazan a los intereses y a la integridad del individuo, que

ataca para defenderse. La cólera produce, en el terreno psíquico, una vivencia completamente

opuesta a la de la emoción de miedo. El individuo experimenta, psíquicamente, una sensación de

expansión, como si se produjera realmente un aumento de volumen de la personalidad.

En el terreno somático la repercusión de la emoción es intensa; se produce aceleración de los

ritmos cardíaco y respiratorio; fenómenos vasomotores, bien manifiestos por una marcada

rubicundez del rostro, en el que se imprime la característica expresión de la ira. Consecutivamente

a la emoción de cólera el individuo asume la actitud del ataque y destrucción.

Amor: Es la emoción sexual que se manifiesta psíquicamente por una vivencia que produce la

sensación de expansión y proyección hacia el exterior o, más exactamente, en pos del objetivo

determinante de la emoción.

Las manifestaciones somáticas son, en general, más atenuadas que en las otras emociones

primarias, pero se tornan particularmente violentas cuando se producen obstáculos a la descarga

motora con que se satisfac-cc el instinto. El instinto de conservación, bregando por la conservación


de la especie, busca el acercamiento o inclina al individuo hacia el objeto que desencadena la

emoción, siendo ésta la actitud característica del amor.

2º) EMOCIONES SECUNDARIAS O COMPLEJAS:

Es obvio que las emociones primarias de miedo, de cólera y de amor producen, por su

repercusión en la psique estados displacenteros o placenteros; placer y desplacer que son

emociones de mayor complejidad que las anteriores y secundarias a ellas. Estos estados

emocionales inclinan respectivamente el humor hacia la alegría y la excitación, o hacia la tristeza y

la depresión. .La complejidad de las emociones secundarias como la del campo de la afectividad en

general, surge de las múltiples variaciones y combinaciones que se producen entre ellas.

Consideremos algunas de las emociones complejas más importantes.

Angustia y ansiedad: Debemos estudiar simultáneamente estos dos estados emotivos porque

presentan múltiples puntos de contacto y porque son de suma importancia, dado que juntos

integran, entre otros, cuadros psiquiátricos como el de la melancolía y el de las neurosis.

La angustia y la ansiedad constituyen emociones complejas que traducen en su forma más

amplia, el humor displacentero predominante. Se producen en todas aquellas situaciones anímicas

en las que las vivencias afectivas son alimentadas por los estados displacenteros primarios de miedo

y de cólera.

Se puede aseverar que no existe persona de vida normal que no haya experimentado alguna vez

el desplacer de estas emociones, que son desencadenadas por temores diversos: miedo a las

enfermedades, que se ciernen sobre el individuo como una amenaza constante a su salud; miedo a

los quebrantos económicos o al fracaso en las empresas; miedo a las propías debilidades morales,

vivenciado bajo la forma de remordimientos, miedo a las situaciones que puedan afectar a la

responsabilidad inherente a un cargo o una tarea.

La angustia es también resultado del desplacer provocado por el disgusto y la cólera. Así sucede

en todos los casos de incumplimiento e insatisfacción de los deseos, o en todas las situaciones

enojosas derivadas de los rozamientos en el ambiente social o familiar.

En cuanto a las diferencias entre ansiedad y angustia no existe un criterio concluyeme y bien

establecido; para muchos se trata de la misma cosa pero, si bien entre ellas existe una gran similitud,

se considera a la ansiedad como un grado más avanzado de la angustia. En lo que a nosotros

respecta, si bien no pensamos que se trata de diferencias de intensidades, creemos que tales

diferencias deben buscarse en el contenido de esos estados afectivos. De acuerdo con este criterie

expondremos nuestro punto de vista sobre ambas.

A) La angustia es una emoción compleja y desplacentera, con un manifiesto contenido somático

consistente en una causa real, orgánica o funcional, que la determina. Así por ejemplo: puede

tratarse de un enfermo orgánico con una esclerosis cardiovascular, o bien de un enfermo funcional

del mismo Aparato por una gran labilidad neurovegetativa; en ambos casos se producen frecuentes

espasmos vasculares que provocan la consiguiente angustia generada por el temor de perder la

vida. De la misma naturaleza es la angustia derivada de los trastornos orgánicos o funcionales del

aparato respiratorio, o de cualquier otro aparato.

B) La ansiedad es una emoción compleja de características similares a la angustia, pero que en,

su origen no reconoce un factor somático generador de los temores. Éstos surgen de factores

psíquicos; preocupaciones, fracasos y quebrantos económicos; factores morales, remordimientos,

responsabilidad, etc. Los enfermos suelen manifestar que sienten angustia sin saber a qué atribuirla;

es una angustia sine materia, de origen puramente psíquico.

La angustia y la ansiedad presentan a considerar un doble aspecto semiológico, objetivo uno y

subjetivo el otro.

El aspecto objetivo está representado por los concomitantes somáticos que acompañan a las

emociones. Éstos son: 1) cambio de la expresión facial debida a la fijeza y a la inmovilidad, que en

algunos ocasiones quiere ser disimulada con una sonrisa forzada; 2) intensa palidez; 3) sudación; 4)

temblores generalizados a todos los músculos; 5) castañeteos de dientes; 6) aceleración de los

movimientos respiratorios y cardíacos; 7) aumento de la tensión arterial; 8) midriasis.

En los casos en que la emoción estalla bruscamente hay inmovilidad completa, erección de vello,

frialdad de las extremidades, sequedad de las mucosas.

El aspecto subjetivo se revela por las quejas del enfermo. Los síntomas son: 1) gran opresión

torácica, especialmente precordial; 2) palpitaciones; 3) sensación de paro cardíaco; 4) sensación de

constricción" y nudo en la garganta, por aumento del tono muscular que llega hasta dificultar la

deglución de los líquidos; 5) dolores de vientre; 6) escalofríos; 7) vértigos.

La gran tensión psíquica que determinan estos grados afectivos culmina, en la angustia, en un

llanto copioso; en la ansiedad, en una descarga motora. Esta última se exterioriza por una gr.an

inquietud y agitación, un caminar desasosegado de un lado a otro, un restregarse las manos, tirarse

de los cabellos y otras manifestaciones más o menos violentas según las circunstancias.

Reseñando lo expuesto: "La angustia y la ansiedad son emociones complejas que expresan un

intenso desplacer, al que va unida una desagradable sensación de constricción precordial y de

ahogo. Tienen su origen en alguna situación de duda, incertidumbre o temor por los peligros que

puedan cernirse sobre el individuo, ya sean de orden físico, económico o moral, y a los que se opone

la esperanza de conjurar de alguna manera el trance difícil o penoso que se atraviesa. La angustia

frecuentemente descarga por un llanto copioso; la ansiedad por una descarga motora; en ambos

casos se trata de mecanismos psicológicos encargados de dar escape a la intensa tensión psíquica

consiguiente a estos estados emocionales".

Pena: Es una emoción compleja desplacentera, de motivación psíquica o moral. Se trata de una

congoja, de una aflicción, cuya mayor repercusión es de orden psíquico; su escasa manifestación

somática generalmente queda limitada a la expresión de tristeza en el rostro; en algunas

oportunidades llega hasta el llanto.

Disgusto: Emoción compleja desplacentera cuya causa provoca en el individuo, al mismo tiempo

que una pena o aflicción, un poco de enojo de inquietud o de -fastidio. Este estado afectivo se debe

en realidad a una emoción de pena, con el agregado de algunos destellos de emoción de cólera que

le transmite ese matiz especial por el que hallamos mezcladas, en el disgusto, la aflicción y el enfado.


Entre otras emociones complejas desplacenteras figuran: el susto, el horror, la vergüenza, la

repugnancia, etc.

Entre las emociones complejas placenteras: la alegría, la felicidad, el optimismo, la satisfacción,

etc.

Hemos mencionado las principales emociones complejas, pero es indudable que son

numerosísimas las combinaciones que pueden existir entre las emociones, de lo que resulta una

gran cantidad de variantes imposibles de enumerar en este apartado.

de relieve cierta despreocupación por los intereses del sujeto en sí, puesto que vela por algo de una

significación más amplia que la conservación del yo al prodigar toda su energía para la perduración

de la especie. Estas emociones placenteras, cuando son elevadas al plano superior e

intelectualizadas, dan margen a la aparición de inclinaciones altruistas, las que a su vez son fuente

de producción de los pensamientos más nobles y elevados de la personalidad humana.

Acabamos de destacar en primer término, las inclinaciones egoístas que giran en torno al yo; en

segundo término, las inclinaciones altruistas en las que el yo pasa a un plano secundario al

prodigarse a los demás. Finalmente debemos mencionar las llamadas inclinaciones impersonales,

que dan origen a los sentimientos morales, sociales, artísticos, poéticos, culturales y científicos.

Afectos

Remontándonos nuevamente a la fuente de todas las vivencias afectivas, más allá de las

emociones, nos encontramos con las "tendencias". La tendencia es también una forma primaria de

la afectividad, que inclina a la psique hacia el placer o el desplacer y por la cual, por esa disposición

natural, la personalidad se verá colocada en uno u otro extremo, lo que da el tono afectivo.

Dicho tono afectivo es señalado por los afectos, que expresan la inclinación natural y que,

mediante la contribución emocional primaria, colocan a la personalidad en una determinada

corriente afectiva. Es decir que, por los afectos, se produce una inclinación natural que lleva el humor

hacia el polo placentero o hacia el displacentero. Aquí nos es dado apreciar la íntima relación

entre afectos y emociones; la diferencia entre ambas radica en que es mayor la estabilidad y más

prolongada la duración de los afectos, mientras que las emociones sólo producen cambios bruscos

y fugaces en el humor.

A continuación procuraremos explicar el mecanismo de los afectos.

A) En el polo del desplacer, las tendencias encauzan la afectividad en tal forma que las vivencias

que prevalecen surgen de las emociones primarías de miedo y de cólera. En un plano emocional

más elevado se manifiestan la pena, la angustia, la ansiedad, el disgusto, el malestar, la preocupación,

el pesimismo, vivencias relacionadas todas con los intereses del individuo. En efecto todo

ese cúmulo de emociones es de naturaleza des-placentera; su origen real se encuentra en el instinto

de conservación que bajo sus múltiples formas de manifestación, nos revela su vigilancia permanente

sobre la integridad y supervivencia del individuo y de sus intereses. Ésa es la causa de todos

los desvelos y preocupaciones para procurarse las situaciones y los medios que aseguren la

integridad del yo. Cuando todas esas vivencias se transportan al plano superior para ser

intelectualizadas, se expresan bajo la forma de inclinaciones egoístas. Ellas deben buscar el origen

de todos los estados displacenteros que hallamos en el tono bajo de la afectividad, puesto que el

egoísmo empaña todos los sentimientos elevados de la personalidad, la que, en su intensa

preocupación por el yo y en su deseo de subsistir, se coloca en un terreno de constante

disconformidad y pesimismo, es decir, en un permanente desplacer.

B) En el polo del placer, las tendencias encauzan la afectividad hacia la emoción primaria del

amor. Cuando se complica el terreno emocional se llega a las emociones complejas de felicidad,

alegría, satisfacción, bienestar, optimismo, despreocupación de sí mismo, extrayección del yo, de lo

que surgen el amor a los semejantes. El conjunto de estas emociones es de carácter placentero,

debiéndose buscar su origen real en el instinto sexual. Este instinto, en sus manifestaciones, pone

Sentimientos

Los sentimientos constituyen las vivencias afectivas de mayor jerarquía, si bien tienen su

raigambre en el mismo plano de las emociones a las que, algunos autores consideran como

"sentimientos elementales". A pesar del origen común la diferencia entre emoción y sentimiento es

muy grande, lo que se destaca claramente cuando se estudian sus caracteres más notables. Ya

dijimos que la emoción es un cambio súbito en el humor, determinado por algún estímulo que hace

intervenir a los mecanismos instintivos que alimentan el campo emocional. De breve duración y

gran repercusión somática, determina la conducta en forma casi automática, impulsiva. La emoción

corresponde con preferencia al plano somático; el sentimiento, en cambio, corresponde a un plano

más elevado, donde interviene el intelecto que inhibe y mitiga las reacciones somáticas hasta su

desaparición, quedando limitado exclusivamente a las manifestaciones psíquicas. Parecería como si

las emociones fueran intelectualiza-das y sometidas así a un proceso psíquico de maduración.

A medida que las personas evolucionan intelectualmente enriquecen sus vivencias afectivas, es

decir, sus sentimientos, a la vez que adquieren un marcado dominio sobre las reacciones

emocionales. Éstas se hacen más suaves, se enriquecen con matices, perdiendo su primitiva

violencia reaccional condicionada por el instinto. Por otra parte, los sentimientos se alejan

definitivamente de las simples reacciones emocionales desde el momento que constituyen estados

afectivos estables, como una de las tantas características inherentes a la personalidad con la cual se

asimilan. No se trata de una simple estimulación del humor, tal como ocurre con las emociones que

son bruscas, de intensidad variable y finitas, de una duración más o menos breve; los sentimientos

perduran indefinidamente, y más que la intensidad cobra importancia la pureza y el arraigo que

tengan en la personalidad.

La estabilidad de los sentimientos se debe a que se mantienen ligados a determinadas ideas y

conceptos que nuestro intelecto ha elaborado mediante sus juicios y razonamientos, y adaptado a

la medida de la capacidad de cada individuo. Son conceptos abstractos, de orden moral, social,

filosófico, comunes a todos los hombres, de cuya capacidad comprensiva dependerá el grado de

pureza de los sentimientos. Estos últimos adquieren en esta forma, caracteres individuales, al

extremo de poder asegurar que sólo tenemos un conocimiento perfecto de las personas cuando

conocemos sus sentimientos.

Por consiguiente, a medida que el individuo evoluciona se realiza simultáneamente la evolución

de sus sentimientos, de acuerdo con su capacidad intelectual que le permite instruirse, educarse,

ubicarse en el medio social, conocer sus derechos y sus deberes y adecuar su vida a normas de moral


y de conducta. Los sentimientos constituyen estados afectivos muy complejos que oscilan entre lo

placentero y lo displacentero igual que las emociones, pero colocados en un plano jerárquico mucho

más elevado. En efecto, mientras que la emoción no es más que un impacto que provoca una

reacción fugaz en el humor, el sentimiento es un estado de formación gradual en el que interviene

la elaboración intelectual con la participación de juicios y razonamientos que lo elevan a la categoría

de un verdadero estado de conciencia.

La participación de la esfera intelectiva en la formación de los sentimientos confirma una vez

más la reciprocidad de los procesos psíquicos y la unidad funcional de la psique, desde el momento

que, a su vez, los sentimientos contribuyen intensamente a la elaboración intelectual, al extremo

que, como ya lo hemos visto, el pensamiento únicamente puede integrarse y llegar a su fin cuando

existe una idea directriz provista de una vigorosa carga afectiva. Por otra parte, todo pensamiento

y todo juicio, son siempre interferidos por los sentimientos que prevalecen en la personalidad de

acuerdo con las circunstancias imperantes.

Los sentimientos se nos presentan, pues predominando en la psique y coronando en forma

panorámica a toda la personalidad.

Desde el momento que ellos constituyen estados de conciencia su manifestación es sobre todo

subjetiva; el yo tiene conocimiento y experimenta sus propios sentimientos, que pertenecen a su

intimidad y que, como manifestación superior de la psique, no producen reacciones orgánicas y

fisiológicas concomitantes. La única manifestación objetiva de los sentimientos se observa a través

del comportamiento del individuo, de sus actos y de su desempeño en el ambiente social durante

el transcurso de su vida.

Siendo los sentimientos placenteros o displacenteros, la preponderancia de unos u otros

depende directamente de las tendencias e inclinaciones innatas de la personalidad. Por lo tanto,

siempre que esta última sea colocada por sus inclinaciones en el terreno placentero, dominan los

sentimienios altruistas; en el caso contrario dominarán los sentimientos egoístas: junto a éstos

pueden existir en mayor o menor escala los sentimientos impersonales.

El conjunto de estos sentimientos anima simultáneamente a la mayoría de los hombres, en los

que predominan unos u otros con mayor o menor intensidad multiplicándose hasta el infinito las

escalas de los valores afectivos. De acuerdo con esos valores afectivos individuales, cada cual hará

apreciaciones personales de las cosas y de los hechos, tanto de lo objetivo procedente del mundo

externo, como de lo subjetivo procedente del mundo interior somático y psíquico, incluyendo los

pensamientos que no pueden substraerse al influjo de los sentimientos imperantes en la personalidad.

Concretando en forma más sintética nuestro concepto del sentimiento diremos:

"El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia mediante el aporte del juicio y

del razonamiento, que le confieren los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad

individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad comprensiva de cada intelecto y la

tonalidad depende de las inclinaciones naturales de la personalidad".

Pasiones

La pasión es un estado afectivo caracterizado por su gran persistencia que, en ocasiones, llega a

hacerse permanente. Esto es suficiente para desvirtuar el concepto de la pasión como una emoción

sostenida, desde el momento que, repetimos una vez más, la emoción es un cambio brusco y fugaz

en el humor, nunca un estado sostenido y persistente. La pasión supera el plano emocional; es un

estado afectivo intelectualizado, de gran impregnación sentimental. Pero los sentimientos que

intervienen en la constitución del estado pasional y que predominan en la psique del individuo

derivan de determinados afectos e inclinaciones naturales. Debido a esas corrientes dominantes se

canaliza la existencia de la persona en forma unilateral, quedando de lado toda cuestión ajena a las

mismas. Como consecuencia del intenso potencial afectivo que entrañan los sentimientos se

produce un ligero eclipse que reduce la amplitud de la conciencia, cuyo único enfoque limita la

actividad del individuo y condiciona la conducta acorde con dicho estado pasional.

Desde el momento que hablamos de estado afectivo intelectualizado admitimos que la pasión

es un estado de conciencia, y, como tal, involucra juicios y razonamientos que le confieren su

carácter de permanencia en la psique. Si bien los sentimientos que intervienen matizando las elaboraciones

intelectuales, nunca lo hacen en forma tan intensa como las pasiones que tienden a

inclinarlas definitivamente a favor de esas tendencias e inclinaciones.

Aclaramos que los estados pasionales no pertenecen al campo de la patología afectiva, pero

incursionan en sus proximidades. Las pasiones pueden arraigar en cualquier persona e impregnan

la psique con su intensa carga afectiva; esto es normal y de observación más o menos frecuente.

Únicamente podemos hablar de estado patológico cuando las pasiones llevan a la formación de

ideas sobrevaloradas, de significación francamente anormal. Son ideas de gran firmeza y difícil

reductibilidad, que si bien no desvían ampliamente- el juicio inclinan la conducta en pos de las

tendencias de profundo arraigo en el individuo. De esta manera la vida se circunscribe a un solo

enfoque, lo que reduce las posibilidades de la evolución psíquica ya que todas las elaboraciones

mentales llevan el mismo matiz catatímico característico de la pasión dominante.

Las pasiones son de índole diversa, de acuerdo con la categoría de sentimientos promovidos por

los afectos, tendencias e inclinaciones.

1º) El predominio de las inclinaciones egoístas indica que las mayores preocupaciones de la

personalidad son las que tienden a la satisfacción de los deseos e intereses del yo. Los sentimientos

subyacentes en los estados pasionales de estas personas son, por lo tanto, de naturaleza egoísta: el

odio, la venganza, el orgullo, la avaricia, la avidez y dominación, la vanidad, los sentimientos sexuales

bajos y sórdidos deseos, no citando más que los principales. El conjunto de estos estados pasionales

es englobado corrientemente, bajo la denominación común de bajas pasiones. En ellas están

reflejadas las emociones de miedo y de cólera, por la tendencia egoísta de posesión y de conquista

y la tendencia agresiva respectivamente.

2º) Cuando dominan las "tendencias altruistas" la personalidad muestra la propensión a

prodigarse al prójimo, con despreocupación de sus propios intereses, desencadenándose estados

pasionales tales como la filantropía, la pasión religiosa, la caridad, la piedad, entre los más frecuentes.


Las inclinaciones altruistas, causantes de estos estados pasionales, manifiestan la emoción de

amor que, al abandonar el plano emocional somático y sexual, se intelectualiza y adquiere un matiz

más amplio y generalizado bajo la forma de amor al prójimo.

3º) Finalmente, en concordancia con las inclinaciones y los sentimientos impersonales se

producen también las pasiones impersonales; que son las más desinteresadas. Entre ellas figuran la

pasión por las ciencias, por la música, por la pintura y por las artes en general.

PSICOPATOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD

La afectividad, en sus oscilaciones entre lo placentero y lo desplacen-tero, da como resultado el

tono afectivo peculiar de cada individuo. En condiciones normales, el tono se mantiene en un

perfecto estado de equilibrio entre ambos polos de la afectividad; esto se denomina: eutimia que

representa el equilibrio en todos los aspectos, cuantitativo y cualitativo. Bajo la influencia de

numerosas circunstancias patológicas ese equilibrio puede romperse, dando lugar a diversas

perturbaciones tanto en el orden cuantitativo como en el orden cualitativo.

2) Moria: la moria es una forma especial de alegría carente de todo contenido afectivo. Es una

alegría sin razón de ser, sin motivo alguno que la fundamente ni vivencia que la substancie, por lo

que se la llamó: alegría estúpida. Hay tendencia al chiste insulso y la conducta del sujeto es

completamente pueril, índice de un déficit psíquico que tiene su origen en una causa de naturaleza

orgánica. Se observa en los casos de tumores del lóbulo frontal.

3) Hipomanía: La hipomanía es un estado de alegría incontenible, cuyo substracto lo constituye

una cenestopatía placentera con sensación de perfección y plenitud de la vida orgánica, que

despierta en el individuo sentimientos de optimismo, de capacidad, de insuficiencia y de triunfo.

4) Manía: Es un grado más intenso de exaltación afectiva en la que, además de la alegría que

caracteriza a la hipomanía, se produce el paso fácil, a veces intempestivo, hacia la cólera y el furor,

topes extremos de la hipertimia patológica. En !a manía, junto al intenso desplazamiento de la carga

afectiva que lleva a la alegría patológica imposible de ser reprimida, se produce una debilitación de

las inhibiciones normales lo que conduce a la exaltación de la actividad general. Así observarnos una

marcada aceleración de todo el proceso psíquico llegándose, por la extraordinaria rapidez del ritmo

asociativo, hasta la fuga de las ideas; además se produce una exaltación de toda la vida instintiva y

gran excitación psicomotriz.

B) Hipertimia desplacentera:

Alteraciones cuantitativas de Ja afectividad

La afectividad puede hallarse cuantitativamente exaltada y ese aumento del tono afectivo se

llama: hipertimia; puede estar disminuida, lo que se denomina: hipotimia; reservándose la

denominación de la atimia para los casos en que se encuentre anulada.

HIPERTIMIA:

La exaltación afectiva debe ser considerada desde un doble punto de vista, ya que el tono

afectivo puede oscilar desde la euforia y excitación hasta la tristeza y depresión, en otras palabras,

entre el placer y el desplacer patológicos; por consiguiente hablaremos de una hipertimia placentera

y una hipertimia displacentera.

A) Hipertimia placentera:

En el placer patológico encontramos diversos grados de alteración.

1) Euforia simple: Se manifiesta por gran locuacidad, optimismo, satisfacción; el individuo irradia

felicidad y ríe con facilidad; todo indica un estado placentero del humor. Las situaciones

desagradables, si bien llegan a tener una evidente repercusión, sólo inciden en su ánimo de una

manera pasajera, pues trata de hallar todos los atenuantes posibles que mitiguen los motivos

displacenteros y que, rápidamente, hagan virar su humor hacia la alegría y los estados placenteros.

Hallarnos euforia simple en las personas constitucionalmente predispuestas, en las que cualquier

factor desencadenante las coloca en ese terreno patológico. Es el caso de algunos sujetos a los que

la acción del alcohol lleva a la euforia; también se puede observar en la parálisis general progresiva

y en algunos epilépticos.

El desplacer patológico también conduce a diversos grados de alteración del humor.

1) Depresión simple: En estos casos el individuo es presa de una gran tristeza de la que le es

imposible desembarazarse. La melancolía es de naturaleza endógena, constitucional, lo que significa

que es una tristeza sin motivo aparente, no es posible encontrar las causas de la misma. Todos los

acontecimientos de la vida presentes y pasados se hallan impregnados de este marcado humor

triste, que repercute en la psique bajo la forma de un gran dolor moral, origen de vivencias

desplacenteras; es lo que se ha denominado psiquialgia. La depresión simple o psiquialgia

determina una inhibición de los procesos psíquicos que se pone de manifiesto por una marcada

bradipsiquia; disminuye la actividad general y se produce introversión.

En estos casos también hay alteraciones cenestopáticas que provocan en el enfermo graves

preocupaciones por la salud física; aparecen ideas hipocondríacas referentes a las más diversas

enfermedades vinculadas a distintos órganos.

C) Hipertimia Mixta:

Dentro de la hipertimia es necesairo tener en cuenta otros estados afectivos que, por sus

características, son considerados como estados mixtos, ya que contienen elementos que

pertenecen a ambas tonalidades afectivas. Así observaremos:

1) Melancolía agitada: En la que, al cuadro de la melancolía simple, se agrega la ansiedad. En

estos estados, junto a la tristeza de fondo se destaca una excitación psíquica y motriz, con la

aparición de movimientos descontrolados y sin objetivo aparente que descargan la gran tensión

afectiva desplacentera.

2) Melancolía con fuga de ideas: En la que junto a la tristeza y a la depresión motriz, existe

taquipsiquia que llega hasta la fuga de ideas.


3) Furor maníaco: con gran excitación psicomotriz y un humor francamente displacentero dado

el predominio de la emoción de cólera.

4) Beatitud: constituye también un estado mixto. Es una intensa manifestación placentera, con

sensación íntima de gozo, satisfacción e intensa felicidad; pero, en lugar de acompañarse de

excitación motriz hay suspensión de toda la actividad física. La beatitud es un estado afectivo que

se puede encontrar en condiciones normales y en circunstancias patológicas tales como la parálisis

general progresiva, la esquizofrenia, la epilepsia y la histeria.

5) Éxtasis: estado afectivo mixto caracterizado por una exaltación placentera de mayor

intensidad que la beatitud. Parece ser la consecuencia de ciertos estados pasionales por los cuales,

dado el enfoque único que condiciona la conducta del individuo, éste penetra y se sume fácilmente

en la órbita de sus inclinaciones afectivas. Es tal la carga afectiva movilizada al servicio de esas

inclinaciones naturales, en estos casos, que el sujeto se aleja cada vez más del resto de los problemas

que ocupan normalmente la conciencia de las personas en el transcurso de la vida diaria. El éxtasis,

conduce a un verdadero estrechamiento de la conciencia, como ocurre en los estados crepusculares

en que se pierde contacto con el mundo real; en estas condiciones el individuo actúa de una manera

semiconsciente, pareciendo pertenecer a un mundo metafísico. Esto se observa en los místicos y en

algunos artistas y filósofos.

HIPOTIMIA:

La hipotimia es un estado caracterizado por el descenso del potencial o tono afectivo. Son muy

escasas y de muy poca intensidad las reacciones afectivas; los estímulos no hallan repercusión o

ésta es poco intensa. Por estas razones los enfermos afectados de hipotimia no dan respuestas adecuadas

a la magnitud del estímulo; se dice entonces que hay indiferencia afectiva. Hallamos

hipotimia en la esquizofrenia, en la demencia y en la oligofrenia.

ATIMIA:

Bajo esta denominación se entiende la falta absoluta de afectividad. Es una alteración

cuantitativa sólo compatible con los estados oligofrénicos profundos y demencias muy avanzadas.

Alteraciones cualitativas de la afectividad

Las alteraciones cualitativas de la afectividad reciben la denominación general de paratimias. A

continuación consideraremos las más importantes.

1º) Tenacidad afectiva: Debe entenderse por tenacidad afectiva la persistencia y fijación

patológica de determinados estados afectivos, en forma más o menos prolongada o permanente.

No tenemos duda de que esta particularidad afectiva se presenta en determinadas personalidades

y estados temperamentales. Sabemos que existen personas que, en condiciones normales, son fácil

presa del odio y del rencor ante los choques y adversas situaciones ambientales. Con carácter

patológico hallamos muy frecuentemente la tenacidad afectiva en los epilépticos (odio, venganza).

2º) Labilidad afectiva: La labilidad afectiva consiste en bruscos y repentinos cambios en el tono

afectivo sin que exista un motivo aparente que los justifique. Estos cambios se caracterizan por su

gran intensidad y su escasa duración. Es de frecuente observación cuando median las siguientes

causas: a) Insuficiente madurez psíquica, como ocurre normalmente en el niño y, en condiciones

patológicas, en los oligofrénicos. b) Por debilitación psíquica, como sucede con los dementes, c) Por

la existencia de determinados estados constitucionales propios de ciertas personalidades

inestables: histéricos y distímicos. d) Por alteraciones graves en la estructuración de la personalidad

y en la unidad de la psique como acontece con los esquizofrénicos y con los confusos mentales.

3º) Incontinencia afectiva: La incontinencia afectiva es consecuencia de la falta de freno

inhibitorio cortical, por insuficiencia o debilitación. Consiste, por consiguiente, en una manifiesta

incapacidad para contener los estados emocionales desencadenados por cualquier estímulo, aun

los de pequeña magnitud. La inhibición cortical libera y reaviva la vida instintiva, determinando

reacciones emocionales intensas e irrefrenables. Se observa en los insuficientes mentales y en los

dementes.

4 º ) Ambivalencia afectiva: La ambivalencia constituye un estado afectivo especial, por el cual el

enfermo experimenta, en un mismo instante, sentimientos opuestos o, para expresarlo con mayor

claridad sentimientos de carga contraria como son el amor y el odio, el amor y el rencor, dispensados

simultáneamente a la misma persona. La afectividad del enfermo se encuentra en una actitud de

franca indecisión entre los sentimientos placenteros y displacenteros, sin que lleguen a prevalecer

unos u otros pue~ hay incapacidad para adoptar una posición definitiva. La ambivalencia de-,

termina una inestabilidad constante de la afectividad que oscila entre ambos polos, con una

evidente repercusión sobre la conducta del sujeto que es impulsado en sus actos en uno y otro

sentido, porque al mismo tiempo desea y rechaza o desea y teme su ejecución. En casos extremos

puede llegar a cometer actos punibles contra personas queridas y a continuación llorar y

desesperarse con sincero arrepentimiento.

5º) Perplejidad: La perplejidad es un estado afectivo muy particular que se puede observar en

diversos estados patológicos. Está presente en ia confusión mental, cuando la obnubilación de la

conciencia no permite al enfermo percatarse de su situación y de cuanto acontece a su alrededor.

Asimismo se observa en los esquizofrénicos, en los melancólicos y en todos aquellos casos que dan

lugar al síndrome de despersonalización. En todos ellos surge la perplejidad como un sentimiento

complejo para cuya integración concurren varios estados afectivos como el sentimiento de

extrañeza, de desconcierto, de asombro, de duda y de desconfianza, que revelan que el enfermo no

sabe o no acierta a comprender cuál es su situación.

6º) Neotimias: Recibe la denominación de neotimia una alteración de la afectividad caracterizada

por la creación de sentimientos nuevos. Cuando decimos sentimientos nuevos no queremos

referirnos a cambios recientes en el campo afectivo de una persona, debidos a la aparición de sentimientos

no habidos en ella hasta ese momento pero comunes en los demás individuos. Nos

referimos a sentimientos realmente nuevos por su significación extraña, fuera de lo común, nunca

observados en el enfermo ni el resto de las personas con afectividad normal.

La génesis de los mismos debe buscarse en perturbaciones aún no bien conocidas de la

cenestesia general. Como consecuencia, el enfermo experimenta una sensación de cambio o de

transformación en lo más íntimo de su ser; se siente totalmente extraño a su ser anterior, como si

una profunda modificación se hubiera operado en su personalidad (sentimiento de cambio y de


transformación). En la misma forma se producen los sentimientos de muerte y- de resurrección y de

transformación del mundo circundante. Las neotimias constituyen sentimientos totalmente

extraños, que escapan a la órbita de la afectividad normal y señalan graves alteraciones en la

estructuración íntima de la personalidad.

CATATIMIA:

Se llama catatimia a un estado de intenso colorido afectivo que, en determinados momentos,

impregna a la personalidad y embarga la psique con marcado predominio sobre el campo de la

esfera intelectual. La corriente afectiva interfiere las elaboraciones intelectuales, a la que comunica

un matiz particular de acuerdo con las vivencias del momento.

Debido a dicha interferencia afectiva el individuo efectúa una apreciación subjetiva deformada

de la realidad objetiva, que la percepción aporta a la conciencia, así como de todas las elaboraciones

mentales. Esto se debe a que la afectividad falsea los juicios que participan de todas las

elaboraciones psíquicas; la catatimia provoca una verdadera desviación del juicio a favor de esa

corriente afectiva, que lo inhibe para una correcta comparación y ponderación de las cosas. Luego,

toda determinación surgida de un juicio catatímico adolece de falta de solidez y veracidad,

conduciendo a graves errores. Por la interferencia catatímica las madres ven a sus niños corno los

mejores entre otros muchos; en este caso el amor maternal provoca una franca obtusión del juicio.

2º) Síndrome de depresión psicomotriz:

El enfermo deprimido está sumido en un humor triste; una inmensa tristeza, que a menudo no

sabe a qué atribuir, embarga su ser. Este estado de ánimo es inconmovible, ni aun los estímulos y

las situaciones que antes constituían un motivo de alegría "pueden modificarlo. Como consecuencia

aparece toda la gama de pensamientos de tonalidad triste y desplacen-tera: sentimientos de

impotencia, de cambio y de transformación de la personalidad (neotimias), de angustia y de

ansiedad.

3º) Síndrome delirante:

En el síndrome delirante existe notoria hipertimia provocada por los acontecimientos que, en

una u otra forma, tienen relación con el tema de la concepción delirante, que siempre es defendido

con gran vigor. En el caso de los delirios paranoicos predominan los sentimientos de orgullo y de

sobrevaloración, que son inherentes a la personalidad; también es notorio el sentimiento de

desconfianza desde que estos enfermos siempre se creen perjudicados y perseguidos; asimismo

revelan una gran susceptibilidad en todas aquellas circunstancias en que se suponen aludidos o

creen percibir referencias a sus personas. La exaltación afectiva de los delirantes se exagera en

forma extraordinaria cada vez que se contradicen sus ideas y aseveraciones pudiendo, en los

paroxismos, llegar hasta la agresión.

Estado de la afectividad en los diferentes síndromes

4º) Síndrome esquizofrénico:

1º) Síndrome de excitación psicomotriz:

En el síndrome de excitación psicomotriz existe, desde el punto de vista cuantitativo, una

marcada hipertimia, llamando especialmente la atención una gran labilidad afectiva que hace oscilar

el humor desde el estado placentero con alegría y euforia hasta un estado displacentero con cólera

y furor.

Generalmente estos enfermos son optimistas, emprendedores, eufóricos; pero dada la gran

inestabilidad del humor la euforia, al influjo de causas a menudo insignificantes, es fácilmente

sustituida por el enojo y la cólera. La gran exaltación afectiva provoca una ligera inhibición cortical,

que determina la liberación de la vida" afectiva primaria próxima al plano instintivo de donde surge

en forma predominante la emoción sexual. Por esta razón vemos a estos enfermos actuar, gesticular

y hablar de manera vehemente, aludiendo en una u otra forma al sexo opuesto. También es

frecuente observar en los excitados, en un terreno displacentero la ironía, la burla y el desprecio

que subiendo de tono pueden culminar en la agresividad.

Es frecuente oír decir que la esquizofrenia se caracteriza por la hipoafectividad. Esto es evidente

y constituye una de las manifestaciones que contribuyen a dar formas nítidas y definitivas a este

cuadro; sin embargo es necesario efectuar algunas consideraciones al respecto. Dicha hipoafectividad

es real para todo cuanto se relacione con el mundo exterior y con el ambiente social,

pero no lo es en lo que se refiere a las alternativas- de la vida interior del esquizofrénico. En efecto,

las vivencias afectivas desplacenteras son intensas y numerosas, especialmente aquellas que se

originan en las graves perturbaciones de la cenestesia o en los trastornos del pensamiento, de

donde surgen los sentimientos de cambio de la personalidad (despersonalización), los sentimientos

de la pérdida del autodominio, de la individualidad y de la independencia, con la impresión de ser

dirigidos en sus pensamientos y en sus actos (neotimias), y los sentimientos de extrañeza y de

perplejidad consiguientes, que convierten a estos enfermos en asociales y antisociales, hoscos,

retraídos, irritables, desconfiados, desconectados y aislados del medio en que viven.

5º) Síndrome confusional:

En los estados de confusión mental existe un grado más o menos pronunciado de actividad

psíquica de donde, en ocasiones, resulta difícil la investigación de la afectividad. La hipotimia es muy

marcada en el estado confusional estuporoso. Cuando la confusión mental es leve el enfermo,

desorientado, experimenta sentimientos de extrañeza, perplejidad y asombro, que se reflejan en la

expresión del rostro.


La inhibición cortical, que produce la enfermedad, determina la liberación de la vida instintivaafectiva

y la reactivación de la fuente emocional primaria. Esto se pone en evidencia en los casos de

confusión mental onírica, en la que el estado alucinatorio despierta el miedo y la agresividad del

enfermo, que trata de huir y defenderse de las alucinaciones desagradables que lo mortifican y

atemorizan.

6º) Síndrome demencial:

En las demencias se observa hipotimia como resultado de la debilitación global de la psique. La

disminución de las inhibiciones produce en estos enfermos, una reactivación general de la vida

instintiva-afectiva, determinando la reaparición de reacciones emocionales primarias y pérdida de

los sentimientos elevados y altruistas, que son reemplazados por un pronunciado egoísmo,

descenso del sentido moral y alteraciones de la conducta. Debido a la debilitación psíquica, se

observa una gran inestabilidad del humor, gran labilidad e incontinencia afectivas, con fácil irritabilidad.

En demencias muy avanzadas la hipotima se intensifica hasta la pérdida completa de todo

interés; el individuo vive una vida puramente vegetativa en la que las manifestaciones psíquicas

quedan reducidas a una mínima expresión.

7º) Síndrome aligo frénico:

Conviene tener en cuenta, en primer término, las características individuales de la personalidad

en estudio, lo que facilitará la apreciación del humor habitual del sujeto: humor triste o alegre,

afecto a la sociabilidad o, por el contrario, si es asocial o antisocial, inclinado a las diversiones y

amistades o si prefiere la soledad y el aislamiento.

El médico deberá conducir hábilmente el interrogatorio a fin de investigar qué reacciones

emocionales predominan en la personalidad enferma; sus inclinaciones y sus tendencias, sus

afectos, sus sentimientos y sus pasiones. Finalmente deberá investigar sobre sus dotes morales, sus

sentimientos religiosos o artísticos.

De esta manera se consigue tener una visión panorámica de toda la vida afectiva de la

personalidad en estudio; se apreciará, además, los cambios que la misma haya podido experimentar

a lo largo de su existencia, así como- las alteraciones patológicas del estado actual.

RESUMEN

AFECTIVIDAD

La oligofrenia presenta una hipotimia variable según los diferentes grados de insuficiencia

mental. En los "idiotas profundos" casi no se observan reacciones afectivas; sólo es posible percibir

en ellos las tendencias instintivas básicas, incompletamente diferenciadas ya que el mismo instinto

de conservación es defectuoso y en ocasiones ni se insinúa, al extremo que es necesario llevarles el

alimento a la boca para que puedan subsistir. En los idiotas de menor grado, en cambio, se

diferencian netamente las tendencias instintivas básicas; toda su vida psicológica gira en torno a las

mismas. Son susceptibles de experimentar alegría o tristeza, manifestaciones que están sujetas a

una gran inestabilidad e incontinencia afectiva, por lo que caen fácilmente en estados de violencia

y gran irascibilidad.

En los imbéciles la afectividad se insinúa de una manera mucho más firme, aunque siempre

girando en torno a lo instintivo. Son más sociables y expresan algún cariño por los familiares,

especialmente por las personas que los cuidan.

En los débiles mentales, la afectividad es tanto más manifiesta cuanto menor es el grado de la

insuficiencia y la capacidad intelectual se aproxime más al límite subnormal. Es frecuente observar

en ellos fuertes reacciones emocionales, así como labilidad e incontinencia afectivas.

Exploración de la afectividad

Cuando se desea explorar la afectividad no es posible ajustarse a ningún método o regla

determinada y preestablecida. La atención del médico debe permanecer alerta en el transcurso del

interrogatorio, que permitirá descubrir y entresacar los signos que informan sobre el estado de la

afectividad del enfermo, con lo que se formará un juicio respecto a su valor cuantitativo y a las

perturbaciones cualitativas que pueda presentar.

Generalidades

Contenido de

los estados

afectivos

La afectividad es el engranaje que impulsa toda la vida psicológica.

Los estados afectivos son agradables o desagradables; oscilan entre dos extremos:

el placer y el desplacer.

La afectividad, tiene un origen común con el instinto (núcleo instintivo-afectivo).

Impregna toda la vida de la personalidad pues participa de todas sus elaboraciones

intelectuales y de la actividad general. Condiciona, la conducta.

Constituido por las emociones, los afectos, los sentimientos y las pasiones.

"La emoción es un cambio brusco y más o menos súbito del humor o estado de

ánimo".

Se clasifican en: "emociones primarias o simples" y "emociones secundarias o

complejas".

Emociones

Emociones

primarias o

simples

Tienen gran repercusión somática y psíquica;

responden al imperativo del instinto.

Son tres: miedo, cólera y amor.

Miedo: Sensación subjetiva de achicamiento o

reducción del ámbito personal, que puede llegar a

la anulación completa y pérdida del conocimiento

(reacción catastrófica). Actitud correspondiente: la

huida.


Contenido

de los

estados

afectivos

Emociones

Afectos

Emociones

Primarias o

simples

Emociones

secundarias

o complejas

Cólera: Sensación subjetiva de aumento del ámbito

personal. Actitud correspondiente: ataque y

destrucción.

Amor: También llamada emoción sexual. Sensación

subjetiva de expansión y proyección hacia el exterior.

Reacciones somáticas más atenuadas que en los casos

anteriores. Actitud correspondiente: acercamiento al

objetivo desencadenante de la emoción.

Angustia y Ansiedad: Emociones complejas

desplacenteras. La angustia tiene un contenido

somático originado en los temores con respecto a la

salud física. La ansiedad se origina en temores de orden

psíquico: preocupaciones morales, económicas,

familiares, etc. Ambas presentan un cuadro

semiológico: objetivo y subjetivo. Subjetivamente:

constricción de garganta y torácica, especialmente precordial.

Objetivamente: la angustia culmina

generalmente con el llanto y la ansiedad con una descarga

motora.

Pena: Emoción compleja desplacentera; congoja,

aflicción, tristeza.

Disgusto: Pena o aflicción con el agregado de algo de

enojo, inquietud o fastidio.

Otras emociones complejas desplacenteras: susto,

horror, vergüenza, repugnancia.

Emociones complejas placenteras: alegría, felicidad,

optimismo, satisfacción.

El afecto es la inclinación natural que mediante el aporte emocional

primario conduce el humor hacia el polo placentero o displacentero.

a) En el desplacer priman las emociones primarias de miedo y cólera.

En un plano más elevado: pena, angustia, ansiedad, pesimismo, todo

relacionado con los intereses del individuo, sujeto al instinto de

conservación. Estas manifestaciones intelectualizadas dan lugar a las

inclinaciones egoístas.

b) En el placer domina la emoción primaria de amor; en un plano más

elevado, alegría, satisfacción, optimismo. Al intelectualizarse dan lugar a

las inclinaciones altruistas.

Contenido de

los estados

afectivos

Psicopatología

de la

afectividad

Sentimientos

Pasiones

El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia

mediante el aporte del juicio y del razonamiento, que le confieren

los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad

individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad

comprensiva de cada intelecto y la tonalidad depende de las

inclinaciones naturales de la personalidad. Hay sentimientos:

egoístas, altruistas e impersonales.

La pasiones un estado afectivo intelectualizado, dé gran

persistencia, que en ocasiones puede hacerse permanente. Tiene

gran impregnación sentimental, condicionando la vida y en parte la

conducta del individuo. Hay pasiones: egoístas, altruistas e

impersonales.

La afectividad puede presentar alteraciones patológicas de orden cuantitativo y de

orden cualitativo.

Son: hipertimia, hipotimia y atimia.

HIPERTIMIA: Exaltación de la afectividad: placentera o

desplacentera.

Hipertimia placentera: Euforia simple; moría; hipomanía; manía.

Alteraciones

cuantitativas

Hipertimia desplacentera: Depresión simple.

Hipertimia mixta: Melancolía agitada, melancolía con fuga de

ideas; furor maníaco; beatitud; éxtasis.

HIPOTIMIA: Disminución del potencial afectivo. Hay escasas y poco

marcadas reacciones afectivas.

ATIMIA: Falta absoluta de reacción afectiva.

Alteraciones

cualitativas

TENACIDAD: .Persistencia y fijación patológica de determinados

estados afectivos (epilépticos).

LABILIDAD: Cambios bruscos y repentinos en el bu-' mor sin causa

justificable. Se observa en los niños, en oligofrénicos, dementes, en

histéricos y distímicos.

INCONTINENCIA: Incapacidad de contener las reacciones

emocionales, aun las desencadenadas por estímulos pequeños

(oligofrénicos y dementes).

AMBIVALENCIA: Sentimientos opuestos dispensados

simultáneamente a la misma persona (esquizofrénicos ).

PERPLEJIDAD: Sentimiento complejo en el que intervienen: la

extrañeza, el desconcierto, el asombro y la desconfianza (confusos,

esquizofrénicos, melancólicos).

NEOTIMIAS: Sentimientos nuevos, extraños y fuera de lo común

(cambio y transformación de la personalidad), (esquizofrénicos,

melancólicos).

CATATIMIA: Estado de intenso colorido afectivo que embarga la

psique provocando la interferencia de los juicios.


CAPÍTULO XI

ACTIVIDAD

PSICOPATOLOG1A DE LA ACTIVIDAD

Psicopatologia

de la afectividad

SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ: Gran hjpertimia, con labilidad afectiva

oscilando desde la alegría y la euforia hasta la cólera y el furor.

Optimistas, emprendedores, eufóricos. Liberación de la vida instintivo-afectiva.

SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ: Humor triste con franca hipotimia.

Sentimientos de impotencia, de ruina, de cambios y transformación de la

personalidad (neotimias), angustia y ansiedad.

SÍNDROME DELIRANTE: Hipertimia en relación con las concepciones delirantes.

En las paranoias: sentimientos de orgullo, sobrevaloración, desconfianza y

susceptibilidad.

SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO: Hipoafectividad en relación con el mundo

exterior. Vivencias afectivas intensas referidas a la vida interior; desplacenteras

(despersonalización, pérdida del autodominio, neotimias).

SÍNDROME CONFUSIONAL: .Confusión mental leve: sentimientos de extrañeza y

perplejidad. Estado confusional estuporoso: hipotimia. Confusión mental onírica:

miedo y agresividad.

SÍNDROME DEMENCIAL: Hipotimia; reactivación de la vida instintivo-afectiva;

pérdida de sentimientos elevados; inestabilidad del humor. Estados avanzados:

mínima expresión de vida psíquica.

SÍNDROME OLIGOFRÉNICO: Idiotas profundos: casi no se observan reacciones

afectivas. Idiotas de menor grado: experimentan alegría o tristeza; inestabilidad e

incontinencia afectivas. Imbéciles: la afectividad se insinúa con más firmeza. Débiles

mentales: reacciones emocionales; labilidad e incontinencia afectiva.

EXPLORACION DE LA AFECTIVIDAD: Impotencia y habilidad del interrogatorio

ACTIVIDAD

El estudio de la esfera activa abarca el de todas las manifestaciones de la actividad psíquica que

es capaz de desarrollar la personalidad humana. Comprende, por consiguiente, el estudio de los

actos del individuo, de su lenguaje, de la escritura, de todas las manifestaciones de la voluntad, a

través del cual llegaremos a obtener una noción general sobre su conducta.

Todas estas manifestaciones de la actividad son posibles merced al pensamiento, que constituye

una forma de energía psíquica capaz de engendrar la acción cuyas expresiones motoras parecen ser

dirigidas por aquél.

Antes de continuar conviene aclarar debidamente algunos puntos: 1º) No todo pensamiento

conduce siempre a la producción de un movimiento o se manifiesta en un acto. En efecto, existe

una forma de pensamiento que no se concreta en nada aparente, permanece invisible mientras no

se lo exteriorice por medio de la palabra o de la escritura. Sin embargo nadie puede negar que

constituye también, sin exteriorización, una forma de actividad psíquica en la que intervienen todos

los mecanismos de su elaboración. Es el acto de pensar, que pertenece a la vida interior de los seres

y que no es visible porque no se transforma en acción. 2º) No todos los movimientos del individuo

tienen origen en una actividad de naturaleza psíquica. Tales son los movimientos reflejos que

responden a los más variados estímulos y en cuya producción no participa la psique, pues escapan

a la supervisión de la conciencia que sólo es informada después que se han realizado.

ACTOS SUPEDITADOS A LA ACTIVIDAD PSÍQUICA:

Tres tipos de actos surgen de la actividad psíquica del hombre, los que se objetivan mediante la

ejecución de variados movimientos: el acto instintivo, el acto habitual y el acto voluntario.

1º) Acto instintivo:

El acto instintivo se caracteriza por la perfección de su ejecución sin necesidad de aprendizaje

previo; es el resultado de una disposición hereditaria perteneciente a la filogenia, por consiguiente

es específico, común a todos los individuos. Este acto es invariable, se repite siempre igual en todos

los seres; se desencadena en forma automática pero, aun así, no escapa nunca al control de la

conciencia que lo registra y lo valora. Prueba de ello es el hecho de que a medida que el individuo

evoluciona y acrecienta su dominio sobre la corteza cerebral es más fácil lograr la inhibición del^seto


instintivo, por medio de los mecanismos voluntarios capaces de reprimirlo. En eso estriba la

diferencia con el acto reflejo que nunca puede ser inhibido.

2º) Acto habitual:

El acto habitual es el resultado de un largo aprendizaje a través de la repetición de los mismos

movimientos, lo que permite alcanzar gradualmente un alto grado de perfeccionamiento. El hábito

no pertenece al dominio de la filogenia, sino que pertenece al individuo que lo ha adquirido en el

transcurso de la existencia.

El acto habitual puede ser activo o pasivo. El hábito activo es resultado del aprendizaje, que lleva

a la ejecución cada vez más fácil y perfecta de un acto que en su comienzo fue difícil de realizar. El

hábito pasivo consiste en una adaptación del organismo, que se acostumbra a soportar siempre las

mismas circunstancias o las mismas influencias, es decir que se trata de un acostumbramiento o

adaptación.

Desde nuestro punto de vista interesa el hábito activo cuya característica fundamental es que,

poco a poco, a medida que se adquiere perfección disminuye la concentración de la conciencia que

tan atenta estaba al comienzo, llegando en algunos momentos a ejecutarse el acto casi en forma

inconsciente. Como consecuencia el hábito activo lleva, con el tiempo, al automatismo; por esta

razón, cuando se hace el primer movimiento correspondiente a un acto entra en juego el mecanismo

completo ya fijado por el individuo, y aquél se ejecuta en su totalidad casi sin intervención de la

conciencia.

3º) Acto voluntario:

El acto voluntario es condicionado y dirigido por la voluntad y se halla bajo la estricta vigilancia

de la conciencia. Su ejecución requiere la participación activa de la inteligencia que elige

convenientemente los movimientos necesarios para realizarlo. Para este fin el hombre dispone de

múltiples reacciones y movimientos ya ejecutados que están a su servicio pues sus mecanismos le

son ya conocidos, por lo tanto pueden pertenecer al grupo de los habituales; o puede verse obligado

a crear y componer nuevas formas de movimientos para concretar un acto recién creado.

El acto voluntario es el de mayor jerarquía; para su ejecución la voluntad se halla al servicio de

la inteligencia que la dirige, ya sea para repetir o renovar movimientos o para crear nuevos

combinando los ya conocidos lo que permite en definitiva ¡a ejecución voluntaria de un acto

conocido o de uno recién creado.

En un intento por definir la voluntad diremos: "es la energía psíquica con modalidad estática o

energía potencial psíquica que, en determinado momento y a requerimiento de las necesidades

imperantes se transforma en múltiples formas de energía cinética".

La voluntad, que sólo se hace perceptible a la conciencia cuando pasa de su forma estática a la

cinética, impregna toda la psique sin una localización determinada. Efectivamente, se halla implícita

en todos los estados psicológicos ya que éstos constituyen una fuerza en potencia que en cualquier

momento puede manifestarse en una acción o en un movimiento. Esto es lo que se conoce bajo la

denominación de acción ideomotriz. Luego, la voluntad se halla al servicio de los estados

psicológicos intelectuales y afectivos; considerada la psique como una unidad funcional, se

comprueba que al mismo tiempo que se generan las emociones y sentimientos o se elabora el

pensamiento, se movilizan los resortes que canalizan la voluntad y engendran la acción.

Toda manifestación afectiva tiene su respuesta voluntaria: a) las tendencias e inclinaciones

naturales que determinan la acción y la conducta de la persona; b) las emociones primarias que

determinan las distintas reacciones somáticas y actitudes que adopta el individuo en forma casi

automática (huida, agresión, etc.); c) los estados emocionales complejos, con los sentimientos y las

pasiones, que condicionan reflexivamente la voluntad y la conducta a través de una elaboración

pensante. Por otra parte, todo pensamiento requiere para su elaboración la participación de la

voluntad, que aplica la concentración atentiva necesaria sin la cual no puede cumplir su finalidad.

Luego, es obvia la participación indispensable de la voluntad en todas las manifestaciones psíquicas

del hombre, pero debe insistirse en que ella no es el punto de partida de esas manifestaciones sino

la energía que necesitan y que disponen para entrar en acción cuando pasa del estado potencial al

cinético. Estas consideraciones no equivalen a sentar preeminencias en las manifestaciones

psíquicas, todas son igualmente importantes, ninguna está pospuesta, todas surgen en forma simultánea

como exponentes del-funcionalismo psíquico.

El proceso que lleva a la ejecución de una acto voluntario se origina siempre en un deseo o en

una tendencia surgidos de las vivencias que el individuo experimenta; cuando ese deseo o intención

no es detenido por ninguna inhibición procedente de la corteza cerebral es sometido al proceso de

elaboración de la conciencia, donde se jerarquiza y determina la participación voluntaria que decide

y lleva a la ejecución del acto propuesto, con participación de las vías motoras que son solicitadas

mediante las fibras de asociación.

El acto voluntario en su complejidad comprende entonces dos partes fundamentales: a) La

primera es el período de elaboración consciente del acto, desde la iniciación del deseo hasta la

decisión voluntaria. Se llama también: acción implícita o conocían, b) La segunda corresponde a la

ejecución del acto o acción explícita.

PSICOPATOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD

Alteraciones de la actividad voluntaria

Teniendo en cuenta las dos fases del proceso del acto voluntario el estudio de sus alteraciones

comprenderá a aquellas que puedan recaer sobre cada una de esas dos partes respectivamente.

1º) Cuando las alteraciones recaen sobre la conación o período de elaboración se perturban los

deseos y las decisiones.

2º) Cuando los factores patológicos obran sobre la acción explrcita o período de ejecución se

perturban los mecanismos de ejecución.


1°) ALTERACIONES DEL PRIMER PERÍODO DEL ACTO VOLUNTARIO: (deseos y decisiones. Conación)

Pueden ser de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

A) Alteraciones cuantitativas:

1) Abulia: Consiste en la falta absoluta de voluntad; en la carencia de deseos y de decisiones; la

afectividad deja de ser fuente de deseos, el pensamiento se apaga y la voluntad se inhibe.

La psicopatología estudia diversos tipos de abulia, en todos los cuales se manifiesta un trastorno

global y marcado de la psique. Al margen de esta abulia patológica debe considerarse la que se

llamó: abulia constitucional, propia de personas que llegan al mundo insuficientemente dotadas de

deseos y reacciones volitivas.

Entre las abulias patológicas más frecuentes figuran:

La abulia neurasténica, que no se origina en la falta de deseos sino en la imposibilidad de llegar

a las decisiones. Tras una serie de titubeos y dudas, la decisión no se concreta porque una resistencia

invencible que angustia al enfermo impide la ejecución del acto.

La abulia de los esquizofrénicos: la gran indiferencia afectiva en que se encuentran sumidos estos

enfermos produce carencia de deseos e intenciones. En las ocasiones en que el deseo surge y tiene

suficiente intensidad la acción llega a realizarse, por cuanto no existe ningún impedimento a nivel

de los mecanismos motores ejecutivos.

La abulia de los melancólicos presenta una característica muy peculiar. Estos enfermos, cuya

exaltación afectiva desplacentera es muy grande, sienten los deseos y las tendencias que impulsan

a la ejecución de determinados actos. A veces, los estímulos suelen ser numerosos y a menudo

requeridos por necesidades indispensables para la vida y el mantenimiento de la estabilidad del

individuo y del hogar; sin embargo, ese impulso muere a poco de nacer porque se le opone un

intenso sentimiento de impotencia e incapacidad que impide llegar a la decisión y a la ejecución La

abulia de los catátanicos: En estos enfermos los mecanismos motores se hallan requeridos por

tendencias opuestas que se neutralizan, como ocurre en los casos de negativismo. Toda tentativa

de acción, tanto espontánea como sugerida, engendra automáticamente la tendencia al acto contrario;

vale decir que la abulia catatónica implica una manifestación de ambivalencia (quiero y no

quiero).

2) Hipobulia: Consiste en una disminución de la actividad voluntaria; en realidad es un grado

menor que la abulia, por lo que corrientemente se la incluye en esta última. Se manifiesta en los

mismos enfermos que hemos considerado en la abulia.

3) Hiperbulia: Es el aumento de la actividad voluntaria y su consecuencia es una mayor eficacia y

rendimiento en las acciones. Así considerada, la hiperbulia es perfectamente normal y de ella

resultan individuos emprendedores, luchadores, capaces de lograr más fácilmente que otros los

objetivos que se proponen; se dice que son de voluntad inquebrantable, decididos, o de carácter

fuerte.

La hiperbulia sólo se adentra en el terreno de lo patológico cuando engendra actos que son

inadecuados a las normas de la convivencia social Se observa corrientemente en la excitación

maníaca y en todas las formas de excitación psicomotriz, en las que se manifiesta sin dirección por

falta de atención voluntaria. La hallamos en muchos delirantes, que acusados por sus ideas de

justicia y de reivindicaciones llegan a la ejecución de actos antisociales y a veces francamente

delictuosos.

B) Alteraciones cualitativas:

"Alteraciones de la primera etapa: de Elaboración".

1) Impulsos: Ya hemos dicho que en el núcleo instintivo-afectivo es donde se originan los deseos,

tendencias y emociones que constituyen los elementos básicos que generan los actos voluntarios.

En condiciones normales y en personas bien evolucionadas todos estos elementos primarios que

concurren a integrar, un acto son sometidos a una serie de elaboraciones por parte de la

inteligencia, cuyas inhibiciones suavizan las primitivas reacciones y conduce a una decisión la cual

permite la ejecución del acto voluntario y perfectamente controlado.

Pero fuera de este mecanismo normal, respondiendo a diversas circunstancias de orden

patológico, se produce una intensa reactivación de las fuerzas instintivas que llevan a la ejecución

irrefrenable de algunos actos en forma violenta y que escapan a todo control cortical. Estos actos

descontrolados son los que se conocen bajo la denominación de impulsos.

En consecuencia el impulso es la manera de responder del instinto, obedeciendo a los deseos y

tendencias que en él tienen origen. El impulso anula la posibilidad de llegar a una decisión por

cuanto la inteligencia no participa para determinarla; todo queda reducido a la primera parte del

acto voluntario pues se produce una respuesta súbita y descontrolada del deseo instintivo. Es por

esto que el impulso se ha comparado a un acto en cortocircuito, porque se efectúa sin participación

de la fase consciente y voluntaria. Los actos impulsivos están al servicio de los resortes instintivos

para asegurar la conservación del individuo y de la especie; estos impulsos que responden al instinto

son perfectamente normales.

Independientemente de los impulsos normales deben considerarse los impulsos patológicos,

cuyas respuestas llevan el sello que señala el carácter mórbido y desviado de la normalidad, desde

el momento que no condicen con las apetencias naturales y con las tendencias con que

normalmente el instinto satisface sus objetivos. Esas desviaciones o impulsos mórbidos se observan

en todas y cada una de las formas de manifestación del instinto: a) en el instinto de nutrición: la

pica, la coprofagia, etc.; b) en el instinto sexual: el masoquismo, la homosexualidad, el fetichismo,

etc.; c) en el instinto gregario: el homicidio, la cleptomanía, la piromanía, etc.

2) Compulsiones: La compulsión es un estado patológico que resulta de la oposición de dos

fuerzas contrarias. Por un lado el deseo o tendencia que origina un impulso morboso que pugna por

desencadenarse; por otro lado, el control que el individuo ejerce sobre el acto, oponiéndose y resistiéndose

tenazmente a su ejecución mediante enérgicas inhibiciones. Esta lucha de fuerzas en pugna

genera un estado de angustia intensa, tal como es dado observar en las neurosis obsesivas.

Los actos obsesivos se desencadenan en forma automática, impulsiva, a pesar de la oposición

enérgica del enfermo. Esta resistencia y la imposibilidad de inhibir el acto, por su imposición

obsesiva a la conciencia, angustian al paciente temeroso de llegar a su ejecución. Para eludir esta

posibilidad, descarga la tensión psíquica y aminora la angustia recurriendo a la ejecución de- actos


distintos a los señalados por el imperativo de la obsesión. Estos actos de descarga han sido

denominados "ceremoniales", (empleo de determinados signos y palabras; gestos cabalísticos y

actos de superstición, tocar madera, etc.).

Alteraciones de la segunda etapa: de ejecución

1) Apraxias: La apraxia consiste en la imposibilidad de ejecutar un acto que se ordena con

perfecta adecuación a su objetivo, sin que exista parálisis, ni ataxia, ni agnosia. El enfermo realiza

movimientos que son correctos, de perfecta coordinación motriz pero que, aunque forman parte

del acto ordenado, no corresponden exactamente a sus distintas fases. Ante todo es necesario

cerciorarse si no padece de "agnosia", es decir, falta de reconocimiento de los objetos que deben

intervenir en el acto a realizar. Al dar la orden de encender un cigarrillo, por ejemplo, lo veremos

llevarse el fósforo a la boca, o para encender el fósforo frotar la caja contra la pared.

Dos son las formas de apraxia: A) Apraxia ideatoria de Pick: Es un trastorno de la esfera

intelectual que se manifiesta por la incapacidad de emplear de una manera ordenada los

movimientos que se adaptan a la ejecución de un acto. Falta en el momento necesario, la

representación mental de ese acto en forma global y en sus etapas sucesivas. Como consecuencia

se saltean etapas, se suprimen movimientos o sólo se ejecutan en forma fragmentaria, de lo que

resultan actos absurdos. El trastorno es tanto más marcado cuanto más complejo es el acto que se

debe ejecutar; los actos simples a menudo se realizan sin fallas.

Prueba de que se trata de un trastorno intelectual ideatorio es que los actos reflejos se ejecutan

normalmente sin denotar errores. La apraxia ideatoria se observa en los enfermos que sufren

trastornos graves de la atención, como en los casos de debilitación psíquica con gran fatigabilidad

(demencias). También se manifiesta en el surmenage de personas psíquicamente normales, lo

mismo que en los momentos de distracciones muy grandes; en estos casos normales la apraxia no

es persistente, tan sólo es transitoria. Las fallas mnemónicas no son ajenas al trastorno, pues

impiden la evocación de determinadas representaciones ópticas o acústicas y dificultan la correcta

asociación entre las mismas.

B) Apraxia motriz de Liepmann: En este caso el enfermo posee una perfecta representación

mental del acto a realizar, o sea que domina el mecanismo ideatorio, pero está dificultada la

ejecución motriz pues tropieza con la imposibilidad de canalizar los impulsos, que nacen de ese

mecanismo ideatorio, de una manera ordenada y correcta hacia los grupos musculares

correspondientes. Esta dificultad genera movimientos equivocados, incondicionados, que no

corresponden a ningún plan preconcebido y que conducen a la ejecución de actos distintos a los

planeados o la descarga motora se efectúa sobre un grupo muscular que no corresponde. Este

cuadro se observa en las demencias y es especialmente notable en las formas preseniles.

2) Ecopraxias: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas,

los que se ejecutan en una forma más o menos automática. La ecopraxia se suele manifestar en los

oligofrénicos que no han superado la etapa imitativa de la evolución ontogenética del hombre,

cuando éste aprende determinados actos por imitación de los que ejecutan las personas que lo

rodean. La ecopraxia tiene, por lo tanto, una significación normal en los primeros estadios de la

evolución del individuo.

Esta afección se manifiesta también en los esquizofrénicos. Cuando aparece en períodos

avanzados de la enfermedad debe considerarse como una manifestación imitativa automática,

derivada de la supresión de las inhibiciones psicológicas superiores que libera los automatismos de

las etapas evolutivas primarias. Cuando aparece en períodos de comienzo de la enfermedad, cuando

se producen las extrañas vivencias de cambio y transformación de la personalidad, el enfermo

recurre voluntaria y conscientemente a la ecopraxia para cerciorarse si puede accionar en la misma

forma que los demás, de lo que duda debido a las oscuras y tumultuosas manifestaciones de su

cenestesia que rompen el equilibrio entre los mundos externo e interno.

3) Amaneramiento: El amaneramiento, también llamado "manierismo", empleando un

galicismo, es un trastorno por el cual los actos pierden su normal simplicidad y espontaneidad

debido al agregado de movimientos innecesarios que complican su ejecución corriente. Ese

agregado superfluo determina actos amanerados y un tanto ridículos que llaman la atención por

apartarse de lo común. El amaneramiento es de observación frecuente en los esquizofrénicos; en

menor proporción se da en los epilépticos y más raramente aún en algunas formas delirantes.

4) Extravagancias y estereotipias: Se conoce por extravagancia a la exageración del

amaneramiento el cual culmina en gestos y actitudes forzadas, carentes totalmente de soltura y de

naturalidad. Cuando estas extravagancias o amaneramientos exagerados se repiten

constantemente reciben la denominación de estereotipias que se expresan por una sucesión innecesaria

de movimientos y actitudes que no tienen ninguna significación, ni reportan ninguna

utilidad.

Entre ellas debemos distinguir: a) La estereotipia de actitud, característica de la forma catatónica

de la esquizofrenia, que se manifiesta por una actitud determinada que adopta el enfermo y en la

que persiste en forma prolongada y repetida, b) La estereotipia cinética o de movimiento,

consistente en la repetición automática y casi impulsiva de algunos movimientos.

5) Interceptación cinética: La interpretación cinética consiste en la interrupción brusca de un acto

o movimiento que se encuentra en plena ejecución. El enfermo queda momentáneamente en la

actitud en que lo sorprende esa interceptación; en algunos casos la acción no se reanuda, otras

veces, tras un breve lapso, el movimiento se reinicia en el mismo sentido o en otro diferente. Se

observa en los esquizofrénicos, debiendo considerarse como una de las manifestaciones de la

disgregación de la psique.

6) Negativismo: El negativismo es la resistencia opuesta por el enfermo a toda sugerencia en el

sentido de que cambie de actitud o ejecute un acto o movimiento determinado. Es un trastorno en

el que intervienen mecanismos psíquicos complejos, diversamente interpretados en su significación;

actualmente prevalece la idea de considerarlo como una forma de exteriorización de la

interceptación de la voluntad.

El negativismo es una manifestación catatónica muy frecuente en la esquizofrenia. Toda

insinuación o toda orden imperativa y aun toda sugerencia persuasiva y hasta suplicante determina

en estos enfermos la aparición automática de una tendencia contraria, parece que se estimulara

una enérgica resistencia y la ejecución de un acto opuesto al requerido. La resistencia del enfermo

negativista es sistemática, se opone a todo, se resiste aún contra sus intereses personales.

Fuera de la esquizofrenia el negativismo puede observarse en los siguientes casos: en la

melancolía, en la que, debido al sentimiento de impotencia, el enfermo rechaza y se resiste a la


ejecución de cualquier acto. En la histeria, en algunos imbéciles, en seniles que creen no ser

suficientemente respetados; en niños caprichosos, en algunos perversos y personas malignas con

espíritu de contradicción.

En algunos casos graves de negativismo los músculos adquieren tal grado de contracción que es

posible mover al enfermo como si se tratara de una tabla. Esto es lo que se conoce por estupor

negativista.

Se denomina negativismo pasivo a aquel por el cual el paciente manifiesta una oposición

permanente a ejecutar cualquier acto o movimiento que se le ordene. Se dice que hay negativismo

activo cuando el enfermo realiza un acto o un movimiento completamente opuesto a aquel que se

le indica.

7) Obediencia automática: Se incluye entre los estados de aumento de sugestibilidad; es más

bien una obediencia pasiva.

El enfermo obedece y ejecuta pasivamente todos los actos y movimientos que se le sugieran,

exactamente lo contrario de lo que ocurre en el negativismo por el que se resiste a su ejecución. La

caída completa de la voluntad convierte al sujeto en un verdadero autómata librado a la voluntad

de quien lo dirija.

La obediencia automática difiere de la sugestión porque, en este último caso, la idea es aceptada

a través de una crítica que si bien es insuficiente y superficial revela una participación intelectual,

afectiva y volitiva, desde que el sujeto posee una predisposición constitucional a la sugestibilidad,

en la que siempre existe el deseo y voluntad de cumplir. No ocurre lo mismo en el caso de la

obediencia automática y pasiva.

8) Flexibilidad cérea: También llamada catalepsia, es de observación muy frecuente en la

esquizofrenia. Consiste en un estado especial del aparato muscular caracterizado por una blandura

particular que le da una amplia plasticidad, la cual hace posible una marcada exageración del tono

postural. El paciente puede adoptar actitudes por demás exageradas de sus miembros y aun de todo

su cuerpo, persistiendo en ellas durante un tiempo más o menos largo hasta que lo vence la fatiga

muscular, o cuando deja de ser observado según opinión de Fierre Janet.

9) Cataplexia: Es un síntoma muy poco frecuente, posible de ser observado en algunos

psicópatas. Consiste en la pérdida total y súbita del tino muscular normal. Es un episodio de corta

duración durante el cual el sujeto aparece en una completa relajación muscular.

LENGUAJE

De un modo general debemos entender por lenguaje a la forma de actividad psíquica que se

manifiesta por el conjunto- de sonidos articulados o inarticulados y de trazos y signos

convencionales, por intermedio de los cuales se hace posible la vida de relación y el entendimiento

entre los hombres, pues son el vehículo de expresión del pensamiento y de exteriorización de los

deseos y afectos.

Cuando el hombre, para manifestar lo que piensa o siente, se vale de un conjunto de sonidos

glóticos articulados el vehículo de expresión es el lenguaje oral o hablado.

Cuando representa sus ideas o sus sentimientos valiéndose de signos gráficos convencionales, el

medio de expresión es el lenguaje escrito o escritura y cuando logra entenderse con sus semejantes

exteriorizando sus intenciones y estados de ánimo mediante ademanes y gestos, emplea la mímica

o lenguaje mímico. A éste último pertenece el lenguaje de los sordomudos, los- cuales, por otra

parte, son capaces de llegar a emitir sonidos articulados imitando a las personas normales en los

movimientos de los labios y de la lengua y en los movimientos respiratorios que se requieren para

pronunciar las palabras. Este lenguaje hablado de los sordomudos carece de modulación pues están

imposibilitados para oírse. En los diferentes cuadros de patología psíquica donde hallamos trastornos

de la esfera activa, se observa la repercusión más o menos marcada de esas alteraciones en

las tres formas del lenguaje humano: oral, escrito y mímico.

Trastornos del lenguaje oral

Las alteraciones que recaen sobre el lenguaje oral deben ser consideradas desde un doble punto

de vista: 1º) Cuando se producen perturbaciones de origen orgánico que afectan a la elaboración y

emisión de los sonidos de cuya articulación resulta la palabra hablada. 29) Cuando las alteraciones

son condicionadas por trastornos puramente psicológicos sin ninguna alteración orgánica aparente.

ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS ORGÁNICAS:

1º) Disartria: Es una perturbación de naturaleza orgánica de los centros nerviosos o de los nervios

periféricos que se traduce por una alteración de la articulación de las palabras.

El trastorno consiste esencialmente en una dificultad para la articulación silábica, en especial

cuando se trata de la pronunciación de las consonantes linguales y labiales, que se hacen unas veces

arrastrando las sílabas, y otras veces por enganche de las mismas, de acuerdo con las expresiones

consagradas por el uso.

La disartria es en ocasiones muy poco perceptible; para evidenciarla se obliga al enfermo a

concentrar su atención en la lectura, a poco de leer algunos renglones la alteración se revela por

efecto de la fatiga o se le hacen pronunciar algunas palabras en las que abundan las consonantes

linguales y labiales: artillero de artillería, ministro plenipotenciario, anticonstitucionalmente,

desjerarquización y otras semejantes.

En períodos avanzados es en cambio bien notoria; el enfermo habla lentamente y con mucha

dificultad, pronuncia palabras incompletas por omisión de sílabas, la- conversación se hace confusa

y se convierte en un balbuceo incomprensible.

La disartria se observa siguiendo el orden de importancia del trastorno, en las siguientes

afecciones: parálisis general progresiva, parálisis pseudobulbar, oligofrenias, lesiones de algunos

nervios craneales (trigémino, facial, glosofaríngeo, neumogástrico e hipogloso mayor); y en las intoxicaciones

por el alcohol o por los barbitúricos.


2º) Dislalia: Trastorno de origen orgánico, provocado por malformaciones de la lengua, del velo

del paladar o de otras partes del aparato fonador o bien por insuficiente inervación de esos órganos,

que impide la perfecta pronunciación de las palabras.

Los defectos de pronunciación más frecuentes son: el "rotacismo" o dificultad para pronunciar

las erres; el labdacismo o incorrecta pronunciación de las eles y el sigmacismo de las eses.

3º) Afasia: El enfermo que padece de afasia se encuentra imposibilitado para comunicarse por

el lenguaje hablado o escrito, a pesar de estar intactos los aparatos sensoriales y sin que existan

impotencias musculares que impidan las formas de expresión oral o gráfica. Con respecto a este

trastorno las opiniones son encontradas y de él se han descrito diversas formas. Nosotros nos

limitamos a considerar las dos formas bien conocidas desde el punto de vista anátomo-clínico: la

afasia de Wernicke y la afasia de Broca.

A) Afasia de Wernicke: También se la llama afasia sensorial o afasia de comprensión. Se produce

en el caso de lesiones de la zona cerebral que comprende la primera circunvolución temporal y parte

de la segunda, el pliegue curvo y el girus supramarginalis y consiste en la pérdida de la comprensión

del lenguaje hablado o escrito. El enfermo habla pero no coordina las palabras o los sonidos, oye

pero no comprende las palabras que se le dirigen, ve las letras y signos escritos pero es incapaz de

leer (alexia) e incapaz de escribir (agrafía). Las lesiones mencionadas producen pues la pérdida del

lenguaje por incomprensión de las palabras habladas o escritas las cuales pierden su significación

simbólica.

El cuadro de la afasia de Wernicke está determinado por la concurrencia de tres tipos de

trastornos: amnésicos, agnósicos y disfásicos.

Los trastornos amnésicos son los que producen el olvido del vocabulario; el enfermo tiene

dificultad y a veces imposibilidad de hallar los vocablos. Es frecuente el olvido del nombre común

de las cosas (afasia nominal); al mostrarle un objeto lo reconoce y mediante signos y gesticulaciones

o empleando perífrasis procura dar a entender que lo ha reconocido aunque no lo puede nombrar.

En grados más avanzados de la afección hay amnesia de los verbos y preposiciones, lo que se

reconoce por "agramatismo".

Otro de los trastornos mnésicos de la afasia es lo que se conoce con el nombre de intoxicación

por la palabra. En este caso el enfermo, olvidado del vocabulario, cuando encuentra el nombre

correspondiente al objeto que se le muestra lo sigue repitiendo aunque se trate de otros diferentes.

En presencia de un anillo, pongamos por caso, continuará diciendo: "anillo... anillo... anillo..."

aunque sean otros objetos los que se le muestren.

El trastorno agnósico se manifiesta a través de la sordera verbal, de la ceguera verbal y de la

agrafía. La sordera verbal es la incomprensión de la palabra; el enfermo oye hablar pero no

comprende lo que se le dice, tal como si se le hablase en un idioma desconocido. Cuando la sordera

verbal es total es incapaz de comprender las" órdenes simples, que son com prendidas cuando la

sordera es mediana. Cuando es leve sólo es incapaz de comprender órdenes muy complejas.

La ceguera verbal o alexia es la incomprensión de la lectura. El enferme ve las palabras escritas

pero no las comprende. Lo mismo que en el caso anterior puede ser: total, mediana o leve.

La agrafía es la incapacidad para escribir aunque se conozcan los signos gráficos. También puede

ser total, mediana o leve.

Cuando la lesión causante de la afasia de Wernicke alcanza hasta la región del pliegue curvo se

produce también la estereoagnosia, que consiste en una alteración del tacto por la que el sujeto

está incapacitado para reconocer los objetos que toca con la mano derecha que es el único órgano

afectado.

En cuanto al trastorno disfásico, se manifiesta bajo dos aspectos: la parafasia y la jergafasia.

La parafasia consiste en la deformación y defectuosa pronunciación de las palabras y en el

empleo de unas en lugar de otras. Podrido por padre, por ejemplo.

La jergafasia es una exageración del defecto anterior; la conversación del enfermo resulta

completamente incomprensible; es la llamada afasia sintáctica de Head que no respeta ninguna

regla ni sintaxis.

El paciente es totalmente incapaz de corregir estos errores porque no reconoce las palabras que

pronuncia y por lo tanto ignora que habla en forma incorrecta.

B) Afasia de Broca: También llamada afasia motora o afasia de expresión, debida a lesiones que

recaen sobre el pie de la tercera circunvolución frontal del lado izquierdo.

Siguiendo a Fierre Marie, la afasia de Broca no es otra cosa que la afasia de Wernicke más el

agregado de la anartria o afasia motriz pura, por lo tanto los trastornos fundamentales de la primera

consisten en la imposibilidad de articular palabras unidas a las alteraciones que consideramos en la

afasia de Wernicke.

En realidad, la anartria o falta total de articulación de las palabras nunca se observa. El enfermo

generalmente conserva un vocabulario precario y, en ocasiones, reducido sólo a algunas

exclamaciones. La lectura en alta voz es imposible dada la dificultad para articular y la escritura es

muy dificultosa.

4º) Disfemias: Son alteraciones que se producen en la emisión de las palabras pese a que se

mantiene la integridad de los órganos de su expresión. Los más frecuentemente observados son el

tartamudeo y el balbuceo, en los neuróticos y en las personalidades psicopáticas propensas a los

estados espasmofílicos y explosivos.

5º) Disfonías: Son alteraciones del tono y del timbre de la voz, cuya causa reside en el aparato

fonador. Las más frecuentes son la afonía común en los alcoholistas; voz apagada en los deprimidos;

voz feminoide en los homosexuales; voz infantil; voz monótona y otras variantes más cuya enumeración

omitimos.

ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS PSICOLÓGICAS:

1º) Taquilalia: Es la aceleración de la emisión de las palabras coincidente con los casos de

aceleración del ritmo psíquico, por lo- tanto se encuentra en los enfermos excitados. También se

denomina "verborrea".


2º) Bradilatia: Trastorno que coincide con la bradipsiquia o disminución del ritmo psíquico y que

consiste en una notoria lentitud en la emisión de las palabras debida al marcado retardo del ritmo

asociativo. Se observa corrientemente en la confusión mental y en las depresiones.

3º) Verbigeración: Consiste en la repetición constante de algunas frases o fragmentos de frases

sin ningún sentido y carentes de toda lógica. Es la consecuencia de trastornos profundos a nivel de

la corteza cerebral propios de los estados demenciales y de las confusiones mentales graves;

también se observa en la esquizofrenia. El síntoma traduce la liberación del automatismo cerebral

por debilitación cortical.

4º) Mutismo: El mutismo o silencio generalmente transitorio, tiene múltiples causas de origen y

en ocasiones escapa a nuestro control; a veces resulta difícil realizar su interpretación o es

completamente inexplicable en sus mecanismos, aunque se presume que sean los inhibitorios.

El mutismo se manifiesta en la esquizofrenia en la que, la mayor parte de las veces, el enfermo

que se halla en negativismo enmudece y se opone en forma sistemática a toda tentativa de

conversación o a toda sugestión para que conteste a las preguntas qué se le formulan. En ese estado

suele permanecer durante días y meses, acompañado o no de todo el séquito de las restantes

manifestaciones catatónicas, hasta que de pronto y sin mediar razones aparentes el enfermo sale

de ese estado por otro lapso más o menos prolongado. El mutismo de los esquizofrénicos no es

susceptible de una amplia y exacta explicación pues no se conoce su verdadero motivo, aunque es

lógico pensar que debe existir una razón de orden interior coincidente con el pensamiento

esquizofrénico, tal como ocurre con otros trastornos propios de esta enfermedad. Estos enfermos

oyen y comprenden totalmente lo que se les dice pero, encerrados en su negativismo y en su

mutismo, es imposible hacerles decir un solo vocablo o expresar mediante la mímica que han

comprendido lo que se les dice; esto es prueba evidente de que el silencio constituye un elemento

más en todo el cortejo sintomático del estado catatónico, trastorno de la voluntad que perturba

entre otros actos el de la palabra hablada.

El mutismo de los melancólicos tiene su origen en el permanente estado de desplacer en que

viven; su dolor y sus problemas los apartan del mundo en el que no encuentran sino motivos de

molestia, disgusto e incomprensión; para aislarse rehuyen toda conversación, procuran no escuchar

y si se ven forzados a contestar lo hacen brevemente o por monosílabos.

Algunos delirantes, por temor a comprometerse y tras cierta reticencia en la que tratan de

ocultar sus ideas, adoptan la decisión de no hablar.

En los oligofrénicos profundos el mutismo, consecuencia de la insuficiencia, se debe a la carencia

o gran pobreza de capital ideativo. En los idiotas se debe a la falta de desarrollo del lenguaje.

E1 mutismo no es siempre resultado de un estado psicopático; no pocas veces es un recurso de

individuos simuladores.

5º) Musitaciones y monólogos: Se dice que un enfermo padece musitaciones cuando murmura

constantemente en voz baja como si hablara quedamente consigo mismo. Es frecuente en los

esquizofrénicos. Cuando lo hace en voz alta, añadiendo gestos y ademanes como si se dirigiese a un

auditorio imaginario, el trastorno se denomina monólogo.

6º) Neologismos: El neologismo consiste en la creación o deformación de una palabra, que sólo

es comprensible para el enfermo pues resulta un absurdo para nuestro lenguaje normal. La creación

del neologismo es, a veces, una necesidad para el enfermo, que explica por su intermedio sus

diversas concepciones delirantes; en otros casos son absurdos y caprichosos, creados en el

momento por asociaciones extrañas de acuerdo con las vivencias que aporta la sensopercepción.

Estos neologismos no tienen arraigo ni reportan ninguna utilidad.

7º) Jergafasia: Trastorno que se manifiesta por la pronunciación continua de palabras que se

suceden sin guardar ninguna ilación lógica, lo que da como consecuencia un lenguaje

completamente incoherente y dislocado. La jergafasia es lo que corrientemente se denomina:

"ensalada de palabras".

8º) Ecolalia: Perturbación que consiste en la repetición involuntaria de una palabra o un

fragmento de una frase dirigida al enfermo en demanda de una respuesta, el cual ante la

imposibilidad de contestar capta uno o varios vocablos y los repite como un eco. Puede no ser

patológica, constituyendo un defecto que se observa en muchas personas normales, que recurren

a esta repetición cuando deben afrontar una situación más o menos delicada y necesitan un lapso

de reflexión previa para la elaboración de la respuesta ajustada.

En condiciones patológicas es frecuente en algunos delirantes, especialmente reticentes, que

por temor de comprometerse se toman el tiempo prudencial para la elaboración de la respuesta.

El médico argentino Dr. Resúa, ha llamado "ecolalia de apoyo" en la confusión mental, a la

repetición que se debe a la falta de comprensión por la obtusión del sensorio.

9º) Estereotipia verbal: Repetición frecuente y anormal de un vocablo que se intercala en la

conversación. Es común en los esquizofrénicos y en los débiles mentales.

Trastornos del lenguaje escrito

Como complemento del examen del enfermo es importante, en psiquiatría detenerse en el

estudio de su escritura. Las perturbaciones de la escritura recaen ya sobre los mecanismos motores

dando lugar a la disgrafia, ya sobre los centros mnemónicos, lo que motiva la amnesia de las

imágenes gráficas de la cual derivan la agrafía y la alexia.

1º) La disgrafia se observa en los casos de parálisis por lesiones de los centros y fibras nerviosas

motoras del miembro superior derecho. Cuan? do esta insuficiencia es incompleta, la disminución

de la capacidad funcional que se produce transmite graves irregularidades en los trazos de la escritura.

Otro tanto ocurre en todos los casos en que se producen temblores, como en el alcoholismo, en

la parálisis general progresiva, en la edad senil, en el bocio exoftálmico.

Asimismo repercuten sobre los caracteres caligráficos los diversos estados afectivos y muy

especialmente las reacciones emocionales; las personas hiperemotivas manifiestan fenómenos de

disgrafia cuando deben realizar un esfuerzo de atención, poner su firma en algún documento de

más o menos trascendencia, por ejemplo.


En los histéricos no es extraño observar al mismo tiempo que un cambio de personalidad, un

cambio de caligrafía.

2º) La agrafía y la alexia se asocian siempre a los trastornos afásicos; ambas fueron consideradas

al ocuparnos de la afasia.

El lenguaje escrito, que evidencia siempre el pensamiento y el estado mental del individuo,

frecuentemente presenta las mismas alteraciones del lenguaje oral, siendo común que las primeras

precedan a las segundas. Por lo tanto, es dable observar en el lenguaje gráfico la estereotipia, la

incoherencia, los neologismos, el pensamiento delirante, la megalomanía, la perseveración y en

general todas las perturbaciones psíquicas que revela el lenguaje oral.

En la excitación psicomotriz, especialmente en la manía, la escritura se caracteriza por su

copiosidad y el trastorno ideativo que llamamos fuga de ideas se manifiesta en la velocidad con que

el enfermo escribe. Los caracteres caligráficos son grandes, desiguales y con tendencia a dirigirse

hacia arriba y no es raro que los escritos contengan ideas megalómanas.

Escasa es la inclinación de los melancólicos a la escritura; la tendencia a la introversión debida a

la depresión psicomotriz los inhibe para expresar sus ideas por escrito y cuando lo hacen revelan

sus vivencias tristes y sus pensamientos de ruina y de autoculpabilidad. Los rasgos caligráficos son

débiles, mal conformados y con tendencia a inclinarse hacia abajo; no son raras las omisiones de

letras y de palabras, motivadas por distracción de la atención, que hacen un tanto confusas las ideas.

Los caracteres caligráficos grandes y alterados por gruesos rasgos temblorosos son propios de la

parálisis general progresiva. La magnitud de las letras constituye un signo característico; el enfermo

pierde la capacidad de adaptarlas al espacio que dispone para escribir, cuando lo advierte reduce

bruscamente su tamaño. Son frecuentes las omisiones o repeticiones de sílabas o palabras; el

trastorno se origina en la debilitación de la atención.

Los caracteres caligráficos de los delirantes no presentan mayores alteraciones; llaman la

atención los frecuentes subrayados y signos con que el enfermo destaca la importancia que asigna

a algunos datos. En algunos casos acompañan sus escritos con dibujos vinculados a -sus concepciones

delirantes que, por otra parte, son ampliamente expresados a través de la palabra escrita.

Los esquizofrénicos revelan, en lo que escriben, además de los trastornos de su pensamiento las

mismas alteraciones que hallamos en el lenguaje oral: estereotipias, neologismos, etc. Estos

enfermos tienen una facilidad especial para la escritura en espejo, que consiste en una escritura

automática realizada con la mano izquierda, capaz de efectuar los mismos movimientos que hace la

derecha pero en sentido inverso, de tal modo que el escrito sólo resulta legible cuando se lo coloca

frente a un espejo. Esta disposición parece hallarse latente en todas las personas pues la escritura

en espejo se hace factible por la práctica y por el hábito. Cuando el hemisferio cerebral izquierdo

transmite sus estímulos a la mano derecha, el otro hemisferio cerebral no permanece insensible a

tales estímulos y sólo las inhibiciones normales del juicio y de la razón sobre el lado derecho impiden

la ejecución simétrica de los trazos con la mano izquierda. Basta que algún factor patológico debilite

estas inhibiciones, como ocurre en la esquizofrenia, para que se desate el automatismo cerebral. En

general, los individuos de insuficiente desarrollo mental, ejecutan con facilidad la escritura en

espejo porque en ellos las inhibiciones son débiles y los automatismos afloran fácilmente.

Para terminar debemos hacer mención de la grafología, disciplina científica que estudia e

interpreta a través de los caracteres caligráficos los rasgos temperamentales y las distintas

disposiciones de la personalidad.

Trastornos del lenguaje mímico

El estudio del lenguaje mímico permite recoger una serie de datos que confirman otros

elementos de juicio extraídos del examen del enfermo.

La mímica traduce, por lo general, el estado de ánimo dominante en una persona; asimismo

expresa todas las variantes que las reacciones emocionales producen en el humor.

La psicopatología de la mímica considera los trastornos cuantitativos: hipermimia, hipomimia y

amimia; y los otros cualitativos: paramimias.

1º) Hipermimia: Determina siempre la exageración de los rasgos fisonómicos, cualquiera sea la

tonalidad afectiva dominante en el enfermo.

a) En la depresión psicomotriz, el rostro expresa siempre la tristeza y el dolor moral que aquejan

al sujeto. Profundas arrugas horizontales en la frente y verticales en el entrecejo configuran un

cuadrilátero o M conocido con el nombre de omega melancólico o "signo de Schüle". Las comisuras

labiales dirigidas hacia abajo, la cabeza inclinada, la vista fija en el suelo o en un punto indefinido. El

llanto fácil y frecuente.

b) En la excitación psicomotriz, maníacos e hipomaníacos, la expresión del rostro trasunta

siempre alegría, satisfacción y euforia a través de sus manifestaciones directas que son la sonrisa y

la risa; la expresión estática del humor alegre se exterioriza por una facie semi-sonriente.

En un examen de conjunto, los rasgos característicos de la alegría se descubren en el rostro que

se ensancha, las comisuras labiales que se elevan, los ángulos externos de los ojos que se fruncen y

en la gesticulación vehemente, abundante y rápida. Cuando el enfermo reprime la sonrisa su humor

alegre se descubre a través de una mirada muy vivaz y de una abertura palpebral más amplia.

Los diversos estados emocionales, amor, cólera y miedo, producen también una marcada

hipermimia, tanto en personas normales como, con mayor frecuencia, en enfermos mentales. El

primero acentúa normalmente los rasgos en los estados eróticos; patológicamente, en los maníacos

la facie asume una expresión maliciosa característica; en los histéricos la expresión es más lánguida,

los párpados superiores a medio bajar e inmóviles cubren parte del iris velando una mirada que se

esfuma, a la vez que esbozan una sonrisa insinuante.

La emoción de cólera que se observa con mucha frecuencia en los maníacos, delirantes y

epilépticos, provoca la acentuación de los rasgos característicos de ese estado emocional; los ojos

se abren en forma desacostumbrada por una enérgica contracción de los músculos elevadores de

los párpados que dejan al descubierto la esclerótica marginal de la parte superior del iris. La

consiguiente fijeza y dureza de la mirada y toda la mímica alterada por la tensión de los músculos y

el enrojecimiento del rostro, dan la sensación de violencia, de tormenta psicológica y de agresividad.


La emoción de miedo, produce muy semejante exageración de los rasgos fisonómicos; una gran

abertura palpebral dilata los ojos, la mirada refleja, en este caso, espanto e inhibición; la palidez del

rostro que se suma transmite la sensación de anulación de la personalidad.

Es característica de los estados esquizofrénicos y de confusión mental la expresión que

corresponde a la perplejidad. Los párpados generalmente muy abiertos, la mirada entre inquisidora

y temerosa ponen de manifiesto el asombro y la extrañeza que embargan al enfermo ansioso de

comprender su verdadero estado.

2º) Hipomimia: Este trastorno consiste en una disminución general de la mímica.

Presenta rasgos típicos la hipomimia que suele observarse en los paralíticos generales, causada

por la hipotonía muscular en los estados avanzados de la enfermedad. La falta del tono normal de

los músculos faciales acarrea una caída de las facciones y la desaparición de las arrugas y surcos,

especialmente a nivel del surco nasogeniano y nasolabial, cuyo aplanamiento produce una facie

inexpresiva que se conoce como cara planchada. En las formas catatónicas y en la esquizofrenia,

sobre todo cuando existe gran indiferencia afectiva, suele observarse hipomimia.

3º) Amimia: Esta alteración produce la inmovilidad de los rasgos fisonómicos que no denotan la

existencia de vida afectiva alguna. La amimia es propia de los estados estuporosos: melancólicos,

esquizofrénico y confusional.

4º) Paramimias: Deben considerarse como trastornos cualitativos, ya que son expresiones de la

fisonomía que no traducen realmente el verdadero estado de ánimo del individuo. Al considerar las

paramimias deben tenerse muy en cuenta las simulaciones y disimulaciones, especialmente de los

delincuentes y de los delirantes.-

ESTADO DE LA ACTIVIDAD EN LOS SÍNDROMES MENTALES

1º) Síndrome frenasténico: La actividad de los oligofrénicos se manifiesta de una manera

caprichosa y desordenada, sin una finalidad bien definida y, por lo general, como respuesta a los

impulsos con que se exterioriza la vida instintiva. Son frecuentes los movimientos estereotipados,

como el balanceo de los idiotas. En las formas profundas de oligofrenia menudean las grandes

impotencias motoras y a veces la debilidad motriz; la conducta está generalmente condicionada por

la impulsividad que alimentan sus manifestaciones instintivas. En las formas leves de oligofrenia,

donde es posible apreciar una vida afectiva bien manifiesta, no sucede lo mismo.

El lenguaje oral no se desarrolla en los idiotas; a veces queda reducido a pocas palabras. Los

imbéciles hablan y logran hacerse entender. Presentan disartria y dislalia.

reactivación de la-vida instintiva. Asimismo se modifica la conducta que se caracteriza por la

ejecución de actos agresivos, exhibicionistas y perturbaciones de orden sexual.

El lenguaje oral se resiente debido al empobrecimiento ideativo; es frecuente la disartria,

especialmente en las formas arterioscleróticas, alteración de gran constancia en las demencias

paralíticas.

La escritura se caracteriza, en la demencia senil por rasgos temblorosos finos y en la demencia

paralítica por caracteres temblorosos gruesos a los que se agrega falta de sílabas y palabras.

En general hay hipomimia, que se hace bien manifiesta en la parálisis general progresiva.

3°) Síndrome confusional: La actividad es muy variable según la intensidad de la confusión.

Cuando el caso es leve aquélla disminuye, los movimientos son lentos e imprecisos; cuando se llega

al estupor confusional la actividad desaparece completamente. En la confusión mental onírica la

actividad es mucho más pronunciada, pero desordenada y totalmente improductiva j son frecuentes

los movimientos defensivos que se deben a las alucinaciones.

4º) Síndrome esquizofrénico: La actividad se muestra exaltada o disminuida en las formas

hebefrénicas y abolida en los estados catatónicos. Son muy frecuentes los impulsos; y se observa:

flexibilidad cérea, interceptación cinética, estereotipias de actitud y de movimiento,

amaneramientos, extravagancias. La escritura refleja muy a menudo los mismos trastornos; la

escritura en espejo se manifiesta en algunos casos.

5º) Síndrome delirante: Por lo general la actividad es normal; en ocasiones se observan acciones

y actitudes extrañas condicionadas por el delirio, o mutismo voluntario porque los enfermos temen

comprometer su situación. En sus escritos suelen expresar ampliamente sus concepciones delirantes;

abundan los signos y subrayados con que destacan los hechos que consideran de

importancia.

6º) Síndrome de excitación psicomotriz: Se produce una exaltación general de toda la actividad

del enfermo, manifestada en la tensión de la mayor parte de los músculos, movilidad general de

todo el cuerpo, gesticulaciones y actitudes exageradas, risas frecuentes, verborrea y graforrea.

7º) Síndrome de depresión psicomotriz: En este síndrome hay grave inhibición de la actividad

general del enfermo y propensión a la supresión de los movimientos. Los melancólicos

experimentan una peligrosa tendencia suicida o a la automutilación, a veces imposible de evitar. Al

respecto dice el Prof. Bonhour en un trabajo titulado: Automutilación del labio por mordedura en

un demente precoz: "Entre los alienados, son los melancólicos los que dan el mayor número de casos

de automutilación, ya como consecuencia de una idea, fuertemente trabajada, de indignidad, de

culpabilidad, etc., o debido a un rapto ansioso".

El lenguaje escrito sólo es posible en los débiles mentales, y está incompletamente desarrollado

en algunas formas leves de imbecilidad.

Es característica la hipomimia que generalmente afecta a estos enfermos.

2º) Síndrome demencial: La actividad general disminuye por debilitación psíquica en los casos de

demencia. La misma causa origina una mayor impulsividad pues la falta de inhibiciones provoca una


Concepto

Actos

supeditados

a la actividad

psíquica

Patología de

la actividad

RESUMEN

ACTIVIDAD

La esfera activa comprende todas las manifestaciones de la actividad psíquica de la

personalidad humana: actos; lenguaje: oral, escrito y mímico; voluntad y conducta.

Acto

instintivo

Acto

habitual

Acto

voluntario

Voluntad

definición

Perfecto, sin necesidad de aprendizaje previo; resultado de una

disposición hereditaria filogenética; específico y común a la especie.

Resultado de un largo aprendizaje por repetición de los mismos

movimientos que permite alcanzar un alto grado de perfección. No

pertenece a la filogenia sino al individuo.

Condicionado y dirigido por la voluntad y bajo estricta vigilancia de

la conciencia. En su ejecución: movimientos ya conocidos o creados en

el momento.

"Es la energía psíquica con modalidad estática o energía potencial

psíquica que, de acuerdo con las necesidades imperantes, se

transforma en múltiples formas de energía cinética".

Impregna toda la psique sin localización.

1º) Alteraciones que se manifiestan en el período de elaboración.

2º) Alteraciones que se manifiestan en el período ejecutivo.

Falta de deseos y de

Abulia

decisiones.

Abulia: neurasténica,

esquizofrénica, melancólica y

catatónica.

Disminución de la actividad

Alteraciones

Hipobulia voluntaria. Es un grado menor

del periodo de Cuantitativas

que la abulia.

elaboración

Aumento de la actividad

voluntaria. Normalmente:

Hiperbulia

mayor rendimiento en las

acciones.

Patológica: maníacos,

excitados, delirantes.

Patología

de la

actividad

Alteraciones

del

período de

elaboración

Alteraciones

del periodo

ejecutivo

Cualitativas

Apraxia

Ecopraxia

Amaneramiento

Extravagancias

Estereotipias

Intercepción

cinética

Negativismo

Impulsos

Actos descontrolados que

escapan a la decisión.

Respuesta instintiva.

Impulsos patológicos: Pica,

coprofagia (instinto de

nutrición). Masoquismo,

fetichismo, homosexualidad

(instinto sexual). Homicidio,

cleptomanía, piromanía

(instinto gregario.

Estados patológicos

originados en dos fuerzas

opuestas: el deseo o

Compulsiones

tendencia que produce un

impulso morboso y la

resistencia del individuo en

su ejecución (neurosis

obsesivas).

Imposibilidad de ejecutar actos adecuados al

objetivo, sin que haya parálisis, ni ataxia, ni

agnosia.

Apraxia ideatoria de Pick.

Apraxia motriz de Liepmann.

Imitación de actos que realizan otras personas.

(Oligofrénicos y esquizofrénicos).

Falta de simplicidad y espontaneidad en los

actos, por el agregado de movimientos

innecesarios que complican su ejecución

corriente. (Esquizofrénicos, epilépticos y algunos

delirantes).

Extravagancia: exageración del amaneramiento.

Estereotipia: extravagancia repetida

persistentemente.

Interrupción brusca de un acto o movimiento en

ejecución. (Esquizofrénicos).

Resistencia a cambiar de actitud o a ejecutar

cualquier acto o movimiento: manifestación

catatónica. (Esquizofrénicos, melancólicos,

histeria).

Obediencia

automática

Obediencia y ejecución automática y pasiva de

todos los actos y movimientos sugeridos.

Flexibilidad

cérea

También llamada catalepsia. Blandura y

plasticidad muscular que permite la exageración y

persistencia de la actividad postural.

Cataplexia

Poco frecuente. Pérdida total del tono muscular.

Aparición súbita y de corta duración.


Patología

de la

actividad

Alteraciones

del lenguaje

oral

Por causas

orgánicas

Por causas

psicológicas

Disartria

Dislalia

Afasia

Disfemia

Disfonía

Taquilalia

Bradilalia

Verbigeración

Mutismo

Musitaciones

Monólogos

Alteración en la articulación de las

palabras. En la P.G.P., oligofrenia,

intoxicación alcohólica, etc.

Trastornos de pronunciación por

malformación de la lengua, velo del

paladar, etc.

Pérdida del lenguaje hablado o

escrito con conservación del

sensorio y sin impotencias

musculares.

Afasia de Wernicke: "sensorial o

de comprensión".

Afasia de Broca: "motriz".

Alteración en la emisión de la

palabra; integridad de los órganos

de expresión. (Tartamudeo,

balbuceo).

Alteraciones del tono y timbre de

la voz, por causas que radican en el

aparato fonador (afonía, voz

feminoide, voz infantil, voz

monótona).

Verborrea. Aceleración del ritmo

de emisión de las palabras.

(Excitación psicomotriz).

Disminución del ritmo de emisión

de las palabras. (Depresión

psicomotriz, confusión mental).

Repetición de frases sin sentido y

carentes lógica.

Silencio motivado por causas

múltiples. Esquizofrénicos: por

negativismo. Melancólicos: por

tristeza. Algunos delirantes: por

miedo de comprometerse.

Simuladores.

Musitación:

murmurar

constantemente.

Monólogo: en voz alta y

gesticulando

Patología

de la

actividad

Alteraciones

del

lenguaje

oral

Alteraciones

del

lenguaje

escrito

Por causas

psicológicas

Disgrafia

Agrafía

alsxia

"Maníacos"

"Melancólicos"

"Paralíticos

generales"

"Delirantes

Repetición anormal y

continua de un vocablo

intercalado en la conversación.

"Esquizofrénicos":

Neologismos

Jergafasia

Ecolalia

Estereotipia

verbal

Creación o deformación

de palabras sólo

comprensibles para el

enfermo; absurdo para el

lenguaje corriente.

Emisión continua de

palabras sin ilación lógica;

lenguaje incoherente:

"ensalada de palabras".

Repetición a manera de

eco de palabras dirigidas al

paciente. "Ecolalia de

apoyo".

Por: trastornos de los mecanismos

motores, parálisis por lesiones de centros o

de fibras nerviosas, por temblores" como

en el alcoholismo, P.G.P., seniles, estados

emocionales.

Trastornos de los centros mnemónicos

que provocan amnesia de los caracteres

gráficos, lectura y escritura, generalmente

asociadas.

Escritos copiosos; reflejan la fuga de

ideas y contienen ideas megalómanas.

Caracteres caligráficos grandes, desiguales

y dirigidos hacia arriba.

Escasa tendencia a la escritura:

"expresan vivencias tristes e ideas de ruina

y autoculpabilidad. Caracteres caligráficos

débiles, mal conformados; omisión de

letras o de sílabas.

Caracteres grandes, gruesos rasgos

temblorosos. No adaptan el tamaño de las

letras al espacio que disponen para

escribir. Omisión de letras, sílabas o

palabras.

Trazos sin mayores alteraciones.

Subrayados, signos y dibujos.

Se repiten estereotipias, interceptaciones,

neologismos.


Patología

de la

actividad

Alteraciones

del

lenguaje

Cuantitativos

Cualitativos

Síndrome

frenasténico

Síndrome

demencial

Hipermimia

Hipomimia

Amimia

Paramimias

Exageración de los rasgos

fisonómicos. Depresión

psicomotriz.

Excitación

psicomotriz. Estados emocionales

(miedo, amor, cólera).

Disminución general de la

mímica. Parálisis general

progresiva (cara planchada);

esquizofrenia.

Rasgos fisonómicos inmóviles.

Estados

estuporosos:

melancólico, esquizofrénico y

confusional.

Expresiones que no traducen el

verdadero estado de ánimo.

(Simulaciones y disimulaciones).

Actividad caprichosa y desordenada sin finalidad

bien definida. Impulsos; movimientos estereotipados;

impotencias motoras. Lenguaje no desarrollado

o imperfecto.

Actividad disminuida por debilitación psíquica.

Mayor impulsividad. Trastornos de conducta:

exhibicionismo.

CAPÍTULO XII

PERSONALIDAD

PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD

LA PERSONALIDAD HUMANA

Estudiar la personalidad humana es afrontar uno de los problemas más complejos y de mayor

extensión, al extremo que sus límites trascienden a lo infinito. En efecto, partiendo de la biología,

con lo anatómico y lo fisiológico, se eleva a los campos de la psicología y de la psicopatología, e

internándose en la teología culmina en los ámbitos inconmensurables de la filosofía y de la

metafísica. La magnitud de los confines de la personalidad se debe a su dualidad psicofísica.

No es objeto de este libro entrar a considerar y exponer los diferentes problemas y posiciones

filosóficas surgidos entre los estudiosos, en su afán por desentrañar los enigmas sobre el origen,

evolución y futuro, así como sobré el papel reservado a la personalidad humana en el orden

universal. A nosotros nos corresponde considerarla desde un punto de vista puramente médico.

Respetando este criterio, partimos del instinto que consideramos como la piedra fundamental

sobre la que se edifica la personalidad. El instinto forma el núcleo central y fundamental que cada

persona posee como patrimonio legado por la filogenia.

La actividad

en los

síndromes

mentales

Síndrome

confusional

Síndrome

esquizofrénico

Síndrome

delirante

Síndrome

excitante

Síndrome

depresión

Rasgos fisonómicos inmóviles. Estados

estuporosos: melancólico, esquizofrénico y

confusional.

Exaltada en las formas hebefrénicas. Abolida en las

formas catatónicas. Impulsos frecuentes. Flexibilidad

cérea. Interceptación cinética, estereotipias de

actitud, amaneramientos.

Generalmente normal. A veces mutismo

voluntario o actividad condicionada por el delirio.

Exaltación general de la actividad. Gesticulaciones

y actitudes exageradas. Verborrea y graforrea.

Inhibición de la actividad general. Tendencia al

suicidio y a la automutilación.

Previamente analizaremos una definición que permita una perfecta comprensión del importante

papel que le está encomendado al instinto en la constitución de la personalidad. De las numerosas

definiciones expresadas resumimos la esencia de las mismas, en los términos siguientes: "El instinto

comprende el conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias innatas que permiten la

ejecución de actos específicos, comunes a la especie, que desde el comienzo se realizan con suma

perfección sin requerir experiencia o aprendizaje previo".

Profundizando en esta definición extraemos de ella que el instinto con sus múltiples

manifestaciones responde al poderoso mandato que lo impele a velar por la integridad del

individuo, primer paso hacia la conservación de la especie. Efectivamente, transmitido a cada

individuo por la herencia ancestral, el instinto proyecta en cada 1 uno la suma del aprendizaje

efectuado por la especie en su evolución filogenética, con el propósito de subsistir ante todas las

inclemencias y los embates de la vida.

Como esas adquisiciones sólo son posibles mediante la comprensión y adaptación a cuanta

situación'adversa"se presenta al individuo, es evidente que en toda manifestación instintiva se

revela la inteligencia de la especie que, gracias a ella, aprendió activamente a perdurar a través del

tiempo.

No nos referimos aquí a una inteligencia superior y bien individualizada como la cortical; la

inteligencia que exterioriza y moviliza a las fuerzas instintivas se manifiesta bajo la forma de una

"conducción biológica de adaptación a las necesidades vitales y de supervivencia". En esa forma

resume la totalidad de la inteligencia filogenética que alimenta las vivencias órgano-vegetativas;

activo-afectivas, fuente inagotable para la vida de la personalidad.


El instinto tiene bajo su dependencia todo lo concerniente a la conducción de la personalidad

dentro de los cauces biológicos normales. En forma inconsciente para el individuo, vigila el

funcionalismo orgánico al margen de todo control psíquico superior; se encuentra siempre alerta

para satisfacer las necesidades somáticas de la personalidad determinando, a tal fin, el impulso para

la ejecución de los movimientos que se traducen en el acto que satisface su mandato, eludiendo la

supervisión psíquica de la personalidad.

A través de sus numerosas manifestaciones el instinto se muestra siempre vigilante, atento al

cumplimiento de su única finalidad, preservación y conservación del individuo y de la especie.

Considerado bajo un aspecto estrictamente psicológico y filosófico, debe admitirse que

constituye un todo indivisible, a pesar de las múltiples formas con que se revela. Si el instinto tiene

como única finalidad la conservación de la especie, se convierte en el encargado/de atizar y

mantener activa la llama de-la vida en el individuo, debiendo reconocerse que se ensambla y se

identifica con la vida misma. Con otras palabras, hablar de instinto es hablar de vida.

Ésta es la razón que nos obliga a discrepar y rebatir la opinión de Freud cuando habla de: instinto

de la vida e instinto de la muerte. La sola enunciación de "instinto de la muerte" se halla en

contradicción con la esencia misma del instinto, que siempre representa la impulsión hacia la vida,

de donde, hablar de instinto de la vida resulta una redundancia. Además, cuando Freud considera

al instinto de la muerte como una modalidad agresiva dirigida hacia el exterior, nos parece tratarse

simplemente de una perturbación del instinto gregario. Éste es inhibido por intensos estados

emocionales, generalmente coléricos, que conducen a la agresión y al homicidio. La resultante no

es consecuencia de un impulso instintivo de muerte, sino una respuesta al verdadero instinto de

conservación del que agrede, que así se comporta para prevalecer y sobrevivir.

Cuando el autor hace referencia a este instinto dirigido contra el individuo mismo, y que culmina

con la destrucción de la misma vida, nos parece que corresponde a lo que Fierre Janet llamó:

sentimiento catastrófico. Este sentimiento frecuente en los melancólicos, es resultado de una

perturbación instintiva por exaltación emocional displacentera, que anula a tal punto el deseo de

vivir que llega a la desaparición del instinto de conservación del individuo. Así culminan las vivencias

intensamente des-placenteras que embargan a la personalidad, la cual termina por verse convertida

en una ruina y en una carga para los demás; con esto germina la idea de suicidio que obedece a un

fin altruista y a favor del instinto gregario o social.

Después de estas consideraciones sólo podemos afirmar que el instinto es indivisible y que no

cabe otra denominación que la de instinto de conservación. Sin embargo, con un criterio práctico,

conviene efectuar una clasificación del instinto, teniendo en cuenta para ello los caracteres más

salientes que diferencian a sus diversas manifestaciones.

En las numerosas clasificaciones efectuadas se consideraron infinidad de detalles que han

contribuido a multiplicar grandemente las subdivisiones del instinto. Pero, como se trata en realidad

de aclarar conceptos y simplificar, nos atendremos a una clasificación que sólo tenga en cuenta las

tres formas principales de sus manifestaciones. Tales son:

1º) Instinto de Nutrición.

2º) Instinto Sexual o de Reproducción.

3º) Instinto Gregario o Social.

1º) Instinto de nutrición: Constituye una de las manifestaciones más palmarias del instinto de

conservación relacionado con la imperiosa necesidad de ingerir alimentos. Necesidad que se halla

condicionada por estímulos fisiológicos como el apetito, el hambre y la sed, así como por todos

aquellos mecanismos que intervienen en la adquisición e ingestión de los alimentos.

En el estado actual de la sociedad, dada la facilidad con que se obtienen los alimentos, es muy

difícil que se pongan en evidencia las manifestaciones intensas y ruidosas del instinto de nutrición.

Únicamente se ha visto surgir este instinto con toda su crudeza en las épocas de penurias y de

hambre que han debido soportar algunos pueblos, provocando en los hombres la necesidad de

luchar para obtener su sustento.

Consecuencia de la facilidad señalada es que, cuando en una persona se manifiesta

intensamente, el instinto de nutrición aparezca modificado en su forma. Esta modificación da lugar

a la aparición del llamado instinto de propiedad, con la tendencia a atesorar y guardar para sí; manifestación

evidente del deseo de bienestar y previsión para el futuro con que se revela el instinto de

conservación del individuo.

2º) Instinto sexual o de reproducción: La forma sexual del instinto es la más vigorosa de cuantas

se conocen. Consiste en la imperiosa necesidad de buscar al sexo opuesto, obedeciendo al mandato

ancestral de perpetuarse por medio de la procreación. Nuevamente se manifiesta el instinto de

conservación bajo la forma de "conservación de la especie". Esto último constituye la razón del gran

vigor e intensidad de sus reacciones.

3º) Instinto gregario o social: La forma gregaria o social del instinto se manifiesta por la tendencia

que mueve a los hombres a constituir agrupaciones, conviviendo en sociedad.

Desde tiempo inmemorial los hombres se han reunido en familias, tribus, pueblos y naciones

mancomunando, en esa forma, sus esfuerzos para defenderse de las inclemencias de la naturaleza

y de los ataques de otros hombres. Se trata pues de una nueva manifestación del instinto de

conservación, desde que la convivencia en sociedad asegura la defensa individual y colectiva.

Por estas manifestaciones el instinto busca satisfacer las necesidades que aseguran la

supervivencia y conservación de la personalidad somática: por intermedio de la sed reclama la

necesidad de líquidos; la necesidad de ingerir alimentos está .asegurada por estímulos vigorosos

comp el apetito y el hambre; la necesidad de reparar los estados de fatiga, mediante los mecanismos

que estimulan el sueño. De la misma manera, hallaremos numerosos estímulos fisiológicos que, en

una u otra forma, tratan de preservar o reparar las energías necesarias para fortalecer y conservar

la vitalidad física del individuo. El instinto de conservación es siempre el que prima.

Pero no termina aquí la misión del instinto; esos numerosos estímulos que nacen a nivel de las

más variadas regiones de la economía humana originan, además de las reacciones naturales que

provocan las respuestas a las necesidades de la máquina humana, una serie de vivencias afines con

dichas reacciones. Estas vivencias tendrán un contenido agradable o desagradable según el grado

de satisfacción o insatisfacción de las necesidades vitales, como también según la facilidad con que

se las asegure o los impedimentos que puedan oponerse a tales fines.


Teniendo en cuenta una resultante final de todas las reacciones orgánicas se obtendrá un matiz

general agradable o desagradable, placentero o displacentero, que representará el panorama

afectivo general en que deba actuar la personalidad en diferentes momentos de su existencia. De

acuerdo con ese trasfondo afectivo serán también las resultantes que determinarán la actividad

general de la personalidad, en más o en menos, según que el estado tímico sea placentero o

displacentero. En el instinto bien diferenciado, con su función regente sobre la vida órganovegetativa

y activo-afectiva, se vislumbra la individualización del yo, pero bajo la forma de un yo

genérico que trasunta la idea de generalización; es el yo común a la especie, al que por tal razón se

le ha llamado: yo filogenético. Vale decir que el yo filogenético es el yo instintivo, o sea, el yo

heredado, el núcleo primitivo, con el que se nace y sobre el que se asienta y se edifica la personalidad

futura.

Cuando, al nacer, el individuo abandona el claustro materno, el organismo comienza su vida

independiente por la rotura de los lazos inmediatos que durante la gestación han mantenido y

supeditado su vida orgánica al somatismo materno. Se produce el despliegue de los campos

pulmonares y con el comienzo de la función respiratoria se sincroniza todo el funcionalismo orgánica

del nuevo ser. En ese momento despierta el yo filogenético, para impulsar toda la vida del individuo

mediante la actuación de todos los mecanismos y resortes que le aseguran la evolución y

supervivencia en el medio ambiente. Esto significa que todos estos estímulos, que obran sobre el yo

filogenético para movilizar a las fuerzas instintivas, nacen de las reacciones biológicas que se

suscitan como corolario de la entrada en función de todo lo somático.

Dichas influencias son múltiples y de variado orden, físicas, mecánicas, eléctricas, especialmente

bioquímicas, con extraordinaria importancia y predominio de las de naturaleza hormonal, que

gobiernan el sutil y complejo mecanismo regulador neuroendocrino, el cual desempeña un papel

muy importante y ocupa una posición preeminente en la marcha normal de la vida somática.

Por consiguiente, todos los procesos de la vida orgánica ejercen una marcada influencia sobre el

yo instintivo. En primer lugar debe tenerse en cuenta la repercusión psíquica de todo ese mecanismo

fisiológico, que ya mencionamos, y que se expresa por el sentimiento de placer o desplacer

dependiente de la normalidad o anormalidad de esas funciones; es lo que se denomina: sentimiento

vital.

Con la participación de estos nuevos elementos, el yo filogenético deja de ser aquel primitivo

núcleo instintivo, se presenta modificado por lo fisiológico y adquiere nuevas modalidades que lo

alejan un tanto de la noción de especie, a la vez que le asignan una mayor individualidad,

transformándose en lo que se ha llamado el yo fisiológico o temperamento.

En consecuencia y frente a la necesidad de definir el temperamento diremos: "El temperamento

es la resultante del instinto modificado por la acción de lo fisiológico, que imprime a sus

manifestaciones determinadas modalidades en directa dependencia del sentimiento vital".

El sentimiento vital proporciona el terreno o panorama afectivo general, que será placentero o

displacentero, con las diversas variantes que resultan de las numerosas modificaciones biológicas

impuestas a cada individuo por las reacciones fisicoquímicas que el fisiologismo determina.

Concretando y simplificando: "El temperamento expresa la forma de ser del individuo según la

manera como reacciona el instinto de acuerdo con las disposiciones somáticas del mismo".

En resumen llegamos a la conclusión de que el instinto o yo filogenético pertenece a la especie,

mientras que el temperamento o yo fisiológico pertenece exclusivamente al individuo.

Al ocuparnos del temperamento es muy importante tener en cuenta Ja constitución morfológica.

Importancia que no se debe solamente a las características somáticas en sí, con todas las

particularidades individuales que contribuyen a delinear la personalidad en su aspecto somático,

sino también a todo aquello de carácter familiar que la herencia se encarga de transmitir, es decir

todo lo que, para la integración de la personalidad, concierne al genotipo.

Recordamos que, en los últimos años, las escuelas alemanas han hecho especial hincapié sobre

la relación estrecha que existe entre la constitución somática y las diversas predisposiciones y

reacciones psicológicas de las personas. Asimismo han destacado la importancia de la constitución

somática en lo que respecta a la predisposición a padecer determinadas psicosis.

Entre los investigadores alemanes fue Kretschmer el que más se ocupó de este asunto. Estableció

una clasificación tipológica, con el concurso de medidas antropométricas precisas más un minucioso

estudio somático y psíquico, que le permitieron individualizar los cuatro tipos corporales siguientes:

1º) Tipo Leptosómico: Este tipo corporal coincide morfológicamente con el microesplácnico de

Viola, el longilíneo de Pende, el tísico de Lan-douzy y el asténico de Stiller.

El vocablo leptosomo etimológicamente significa: lepto, delgado; soma, cuerpo; cuerpo delgado.

La característica fundamental del tipo leptosómico es el predominio del diámetro longitudinal sobre

los restantes diámetros; característica que vemos repetida en cada una de las partes del cuerpo.

Describiremos el tipo leptosómico en concordancia con lo que dice Kretschmer: 1) Personas

delgadas que, por el predominio del diámetro vertical, aparentan ser más altas de lo que realmente

son. 2) Piel pálida, delgada y de muy escaso panículo adiposo. 3) Cintura escapular estrecha,

suspendiendo a los miembros superiores delgados, de musculatura pobre, con manos alargadas y

de huesos delgados. 4) Tórax alargado y aplanado por la exigüidad del diámetro ánteroposterior con

ángulo epigástrico agudo.

5) Vientre sin panículo adiposo, delgado y plano, en ocasiones deprimido.

6) Miembros inferiores alargados y de huesos delgados, con las mismas características que los

superiores. Debemos recordar la tendencia a la cianosis de las partes distales de ambas

extremidades. 7) Cráneo de perímetro reducido. 8) Cara alargada, estrecha, pálida, con la frente

inclinada hacia atrás, nariz grande, proporcionando al conjunto un perfil angular que se ha dado en

llamar perfil de pájaro.

2º) Tipo Atlético: De acuerdo con Kretschmer el tipo atlético se caracteriza por el predominio del

diámetro transverso sobre los restantes. Sus caracteres más notorios son: 1) Gran desarrollo del

esqueleto y del aparato muscular. Tegumentos gruesos abundantemente desarrollados. 2) Su talla

oscila entre mediana y alta. 3) Cintura escapular muy ancha, con hombros salientes. 4) Tórax amplio

y abombado. 5) Abdomen tenso. 6) El conjunto del tronco tiene la forma de un trozo de cono

invertido, debido a que la cintura pelviana es relativamente estrecha comparada con el gran

desarrollo de la cintura escapular. 7) Miembros largos, robustos y en los que el aparato muscular

presenta un marcado desarrollo. 8) Cuello largo y grueso, dibujándose los relieves musculares.


3º) Tipo Pícnico: Caracterizado por el predominio del diámetro ánteroposterior sobre los

restantes, de lo que resulta un marcado desarrollo de los permímetros cefálico, torácico y

abdominal. 1) Talla mediana. 2) Cara ancha, propensa al enrojecimiento y con tendencia a la

acumulación de tejido adiposo debajo del mentón. 3) Cráneo amplio, de tipo braquicéfalo, con

calvicie precoz. 4) Cuello corto y grueso. 5) Tórax amplio y abombado, ensanchando grandemente

su perímetro hacia la base. 6) Abdomen voluminoso con gran acumulación de tejido adiposo. La

curva de la prominencia abdominal se pronuncia desde temprana edad. 7) Extremidades más bien

cortas.

4º) Tipo Displásico: Displásico significa etimológicamente mal conformado.

Este grupo engloba a todos los tipos morfológicos cuya característica es la falta de armonía entre

las partes, por lo que resultan desproporcionados, toscos, groseros en sus líneas y fuera de lo

común; difieren notoriamente de los tipos medios antes señalados.

En el grupo de los displásicos Kretschmer considera a tres subtipos, cada uno de los cuales

presenta a su vez diversas variantes.

A) Gigantes Eunucoídes: cuyos caracteres más salientes son: 1) Miembros muy largos en

desarmonía con la estructura del individuo. 2) Conformación femenina de la pelvis. 3) Frecuentes

hipoplasias genitales.

B) Adiposos Pluriglandulares y Eunucoides: en los que se observa una marcada adiposidad

hipofisaria con hipoplasia genital.

C) Hipoplásicos e Infantiles: la hipoplasia puede ser generalizada, o bien localizada en algunos

sectores del cuerpo.

Los cuatro tipos morfológicos fundamentales expuestos por Kretschmer y que acabamos de

considerar, constituyen los tipos puros; pero son numerosos los individuos en los que se pueden

observar, entremezclados con los caracteres de su constitución básica, caracteres pertenecientes a

otros tipos constitucionales; esto origina una gran variedad de subtipos.

Kretschmer, después de pacientes investigaciones, llegó a las siguientes conclusiones:

1º) Entre los tipos leptosómicos y los atléticos se encuentra el mayor número de los

esquizofrénicos, en un porcentaje aproximado del 66 %; en cambio entre los pícnicos sólo se observa

esquizofrenia en un 23 %.

2º) Entre los pícnicos se halla el mayor número de psicosis maníaco-depresivas, en una

proporción de 67 %; en los leptosómicos y atléticos sólo en un 12 %.

3º) En los displásicos es muy raro hallar psicosis maníacodepresiva; dándose la esquizofrenia en

una proporción del 11 %.

4º) Como consecuencia existe una gran afinidad biológica entre la constitución pícnica y la

predisposición a enfermar de psicosis maníaco-depresiva. Por otra parte existe afinidad entre las

constituciones leptosómica, atlética y displásica y la predisposición a enfermar de esquizofrenia.

Finalmente es muy pobre la afinidad entre picnicismo y esquizofrenia; así como entre leptosomía y

psicosis maníacodepresiva.

El mismo autor, con un criterio estrictamente constitucionalista, considera a las psicosis como

derivadas de las constituciones somatocaracterológicas normales. Siguiendo esta concepción

emprendió el estudio minucioso de familias, tanto desde el punto de vista somático como

psicológico, llegando a establecer dos tipos temperamentales que oscilan entre lo normal y lo

patológico, y en los que se hallan en potencia los síntomas psíquicos característicos de las dos

psicosis: maníacodepresiva y esquizofrénica, denominándolos respectivamente: tipo cicloide y tipo

esquizoide.

Avanzando en el estudio de la personalidad observamos cómo se escalonan una serie de

importantes factores que, al sumarse y complementarse, establecen modificaciones en el yofilogenético

y en el yo fisiológico. De esa manera es como se elaboran y se plasman los diversos tipos

temperamentales, dos de los cuales, el cicloide y el esquizoide, acabamos de mencionar.

Los tipos temperamentales, cuya clasificación es el resultado de pacientes estudios sobre

numerosos individuos, constituyen en realidad tipos patrones; a uno u otro se pueden asimilar, con

mayor o menor aproximación, las personas sometidas al examen psíquico. En efecto, nuestra experiencia

nos asevera y confirma que existen tantas variantes temperamentales como individuos sean

examinados. Esto impide clasificar a cada persona exactamente en un tipo temperamental

preestablecido, desde que cada una forja y posee el propio.

Repetimos que son incontables los factores individuales, tanto de orden fisiológico como

constitucional, que concurren para la formación del temperamento. Interviene, además, un

determinado número de factores, también individuales, secundarios a la repercusión psíquica de las

reacciones que los factores fisiológicos y constitucionales determinan sobre las fuentes instintivas

activo-afectivas. Estos factores psicológicos también dan lugar a variantes temperamentales.

Entre los factores psicológicos conviene tener en cuenta a aquellos que los autores franceses

Delmás y Boíl llamaron disposiciones activo-afectivas. Estas disposiciones naturales son las que, por

su mayor o menor predominio o por ausencia, pueden dar lugar a determinadas características y

tipos temperamentales.

1º) Consideraremos en primer término a la disposición actividad. Según que la misma se halle en

más o en menos se tendrán temperamentos vivaces y con tendencia a la excitación, o, por el

contrario, temperamentos apagados y con tendencia a la depresión. Con esta disposición coincide

el tipo cicloide.

2º) Otra disposición importante es la bondad; los seres humanos en infinita graduación, se hallan

más o menos bien dotados. Los individuos carentes de bondad conforman el tipo perverso.

3º) La disposición avidez. El exceso de avidez da lugar a temperamentos en los cuales se destaca

la sobrevaloración e hipertrofia del yo; es el tipo paranoico.

4º) En algunas personas existe un marcado predominio de la disposición emotividad. Se trata de

temperamentos frágiles y fácilmente emocionables; responden al tipo hiper emotivo.


5º) Delmás y Boíl señalan, además, la disposición que denominan sociabilidad. Estos autores

afirman que el exceso de sociabilidad coloca al individuo en el terreno de la ficción, surgiendo poco

a poco la tendencia al engaño, al embuste, a lo imaginativo y a la fabulación. Estos temperamentos

responden al tipo mitómano.

No discutimos la exactitud de lo que aseveran Delmás y Boíl; pero si admitimos que es verdad en

ciertos casos, también creemos que en otros, aun cuando exista exceso de sociabilidad, se requiere,

junto a esa disposición, determinado grado de fragilidad y pobreza mental, y juicios poco vigorosos

que permitan a la imaginación fraguar hechos y situaciones falsas. Prueba de ello es que existen

mitómanos en los que la sociabilidad es escasa.

El profesor argentino Gonzalo Bosch agrega dos disposiciones más a las establecidas por los

autores franceses; son la fatigabilidad y la cohesión.

6º) El exceso de la disposición fatigabilidad determina temperamentos fácilmente fatigables,

tanto psíquica como físicamente. Estos temperamentos responden al que Bosch denominó tipo

Hipofrénico-asténico.

7º) Cuando se halla en merma la disposición cohesión se tienen temperamentos que muestran

gran laxitud en los mecanismos normales de contención de la psique, con marcada» tendencia a la

escisión. Estos caracteres se observan en el tipo esquizoide que ya mencionamos.

Insistimos una vez más en que estos tipos temperamentales, la generalidad de las veces, no son

absolutamente puros. En efecto, en la formación del temperamento intervienen múltiples factores,

a los que se agregan caracteres propios de diferentes tipos temperamentales, lo que convierte en

ardua y compleja la tarea de ordenar en un casillero la gran variedad de temperamentos.

Ahora bien; a medida que el hombre realiza su evolución en el medio social, se multiplican

extraordinariamente las variantes individuales. Es decir que cada individuo con su base

temperamental debe ser considerado actuando dentro de la matriz, social. Es en el seno de la

sociedad donde se ve obligado a ajustarse a ciertas normas de conducta, reglas y leyes, que la

convivencia social impone y cuya transgresión significa severas sanciones y represiones. El hombre

con su temperamento, tal cual ha sido integrado por lo filogénico y lo constitucional, será sometido

a la obra de amasamiento y modelación mediante las inhibiciones sociales que, poco a poco,

suavizan la brusquedad de sus reacciones, con lo que se va transformando a medida que adquiere

nuevos matices.

Dicha transformación se opera gracias a la indispensable colaboración de la inteligencia, que se

convierte en el artífice de la evolución y progreso de la personalidad humana. A' la inteligencia le

debe el hombre su avance, allanando y superando paulatinamente todas las dificultades. Ella le

permite alejarse de lo material y concreto, hasta alcanzar planos psicológicos tanto más elevados

cuanto más se lo permite el caudal intelectual que posea. De esta manera el temperamento, por

obra de lo social y bajo el acicate de la inteligencia, se transforma en carácter o yo psicológico.

El carácter representa la manera de ser y reaccionar del individuo en el ambiente social donde la

vida lo haya llevado a actuar.

Desde que las definiciones son siempre engorrosas y difíciles, para fijar bien y aclarar los

conceptos consideraremos las diferencias entre instinto, temperamento y carácter, a la vez que

tendremos una visión de conjunto sobre la forma cómo se integra la personalidad.

Ya dijimos que el instinto o yo filogenético pertenece a la filogenia y es común a la especie, es

decir carente de individualización. Con el nacimiento y la iniciación del funcionalismo somático surge

el temperamento o lo fisiológico, con lo que se .origina Ja individualización; el temperamento

representa la manera de ser del individuo según la forma como reacciona el instinto de acuerdo con

las características somáticas. A su vez el carácter representa la forma de ser y reaccionar del

individuo dentro de la matriz social y de acuerdo con su capacidad intelectual; es decir que, el

carácter es la resultante de todo lo temperamental amoldado y sujeto a la nueva situación que la

sociedad le impone.

Por lo tanto, el temperamento es, por así decir, más rígido, toda su energía se manifiesta bajo la

forma impulsiva, que es la típica expresión del instinto. El carácter, en cambio, es mucho más sutil

en sus manifestaciones, de reacciones más suaves, desde que se hallan sujetas a la supervisión de

la inteligencia que las reprime enérgicamente. Por esta razón es que, cuanto más caudalosa sea la

inteligencia de la persona tanto más numerosos serán sus matices caracterológicos, que se

multiplican en el campo espiritual.

Paso a paso hemos seguido la forma como se integra la vida psicológica hasta adquirir el más

alto grado de individualización, que culmina con la noción de personalidad. La personalidad humana

constituye una totalidad, que resulta de la integración de diversos factores de diferente procedencia

que, por la conjunción de sus características, contribuyen a que la misma adquiera el más alto grado

de diferenciación. Cada uno de esos factores que integran a la personalidad, se suman, se

complementan y se compenetran entre sí, resultando de ello una unión indisoluble. Su separación

sólo se concibe con la desintegración y la muerte de la personalidad.

Gracias al extraordinario grado de individualización, cada persona es consciente de que

constituye una entidad inconfundible en el mundo en que vive y del que forma parte, pero, según

se lo transmite la noción de individuo, gozando de completa autonomía, con lo que se coloca frente

al mundo y no como involucrado en un todo común con él. Esta misma noción da, a cada persona,

conciencia de que es diferente de las demás, como asimismo de que las restantes personalidades

son diferentes entre sí, a pesar de las numerosas similitudes que existen entre ellas.

Los factores que confieren las características individuales son de dos órdenes: físicos y psíquicos.

En el orden físico hay que tener en cuenta a todos aquellos caracteres que permiten y facilitan la

identificación física de una persona, entre los que los rasgos fisonómicos se adjudican el papel de

mayor importancia. También los defectos físicos se deben tener en cuenta para establecer

características personales, ya sean defectos congénitos o adquiridos en el transcurso de la vida por

alteraciones patológicas o traumáticas que dejan rastros indelebles.

Los caracteres de orden psíquico son los que presentan mayor interés, desde que son los que

dan la expresión más acabada de la personalidad. Deben ser considerados, en este orden, todos los

elementos y rasgos de naturaleza psicológica que conocemos; todo lo instintivo que se amalgama

con lo temperamental para formar el núcleo primitivo sobre el que se afirma la personalidad

definitiva. Ésta se moldea en el ambiente social, adquiriendo la múltiple facetación caracterológica,

con tantas más variantes psicológicas cuanto' lo permita la capacidad intelectual. La inteligencia


facilita la evolución del individuo, mediante los impulsos procedentes del núcleo instintivo activoafectivo,

gestor de todos los deseos, inclinaciones y tendencias de la personalidad.

Del análisis de lo expuesto surge nítidamente un doble aspecto de la personalidad: 1) El primer

aspecto está dado por todo aquello que el sujeto posee en potencia cuando nace, es decir lo

instintivo y temperamental exento de toda elaboración que lo modifique. Es lo que se conoce por

personalidad estática. 2) El segundo aspecto se evidencia cuando la misma personalidad inicia su

evolución dentro de la matriz social. Es lo que se ha llamado personalidad dinámica.

La trayectoria que el individuo efectúa en el medio social, es lo que el Prof. Gonzalo Bosch llamó

arco biológico evolutivo e involutivo de la personalidad humana. El recorrido de ese arco biológico

comienza con el nacimiento cuando el individuo, abandonando la matriz humana, pasa a la matriz

social; en su transcurso se suceden diversas etapas.

1º) La primera etapa abarca el período que corresponde a la primera y segunda infancia. Durante

ese tiempo el niño crece realizando el acopio de conocimientos, hasta donde se lo permita el grado

de desarrollo alcanzado y el caudal de su inteligencia.

2º) La segunda etapa corresponde a la pubertad y la juventud. Durante la misma continúa la

adquisición de conocimientos en gran escala, ya sea en el campo del estudio, como en el aprendizaje

de los oficios y tareas a que el hombre se dedique. No debemos olvidar que durante esta etapa

acontece un hecho de gran trascendencia y proyección en la vida de la personalidad: la iniciación de

la vida sexual por impulso de una nueva actividad de las glándulas genitales, con intensa repercusión

en la afectividad y la actividad general del ser. Durante las dos primeras etapas de la vida, la memoria

es la función intelectual que se muestra más activa. Esto se explica por la copiosa captación y fijación

del bagaje de conocimientos, de orden general primero y especializados después, según sean las

actividades hacia las que el individuo se incline.

3º) La tercera etapa corresponde a la edad adulta, cuya importancia reside en la reproducción y

perpetuación de la especie. Es, además, la época de la madurez psíquica que se traduce en una

fecunda producción intelectual y material y en el máximo rendimiento útil del individuo. En este

período la función intelectual de mayor actividad es la imaginación que participa de todas las

elaboraciones, ya sea en el campo intelectual puro como en todos los órdenes de la actividad

humana.

4º) La etapa del climaterio que a semejanza de la pubertad, constituye un período de transición.

Con él se inicia la curva descendente; al comienzo casi imperceptible va jalonando invariablemente

la marcha involutiva de la personalidad. Físicamente se inicia el apagamiento de la sexualidad que

se extinguirá en un plazo muy variable de una persona a otra. Simultáneamente, en el orden

psíquico se inicia el período del reposo espiritual y de la reflexión serena, sin que en ningún

momento se perciba déficit mental. A esta altura de la vida se alcanza la más completa madurez

psíquica par la suma de los conocimientos adquiridos y las experiencias pasadas en el transcurso de

la vida. El juicio es la función más activa.

5°) La última etapa del recorrido es la vejez. Decir vejez equivale a involución psíquica y física de

la personalidad, que progresa irremediablemente hasta la mue r *e del hombre el cual abandona la

"matriz social" para pasar a la matriz cósmica.

Además, debemos tener presente que, durante el transcurso de toda la existencia, la

personalidad se mantiene invariable, siempre igual a sí misma, a pesar de los cambios

caracterológicos que imprima la evolución y del deterioro físico que el andar del tiempo pueda

acarrear. La memoria es la que permite conservar esta integridad de la personalidad al establecer

el nexo entre el pasado y el presente. Es gracias a ella que el hombre mantiene la unidad y

continuidad de su pequeño mundo, sintiéndose siempre el mismo en cualquier momento de su

existencia.

Avanzando en nuestro estudio en busca de una acertada definición de la personalidad, repetimos

que somos conscientes de las dificultades con que se tropieza, pero confiamos en que, concretando

en una definición los conceptos vertidos, se podrá tener una noción más acabada de la esencia

misma del hombre.

Ante todo consideramos a la personalidad como la resultante de la conjunción de diversos

factores, que configuran distintos aspectos de la misma.

1º) El aspecto físico, en el que se involucran las características fisonómicas que la herencia

transmite al individuo más lo adquirido, en el orden somático, durante el transcurso de la existencia.

Estos caracteres permiten la individualización física de cada persona por rasgos particulares, que las

hacen inconfundibles entre sí. Como prueba de esta afirmación recordamos la identificación

personal por las impresiones digitales, cuya repetición aún no se ha dado.

2º) El aspecto -psíquico-anímico de la personalidad, proporcionado por el núcleo instintivo,

común a todos los hombres y trasmitido por la herencia filogenética.

De allí surge la primitiva fuente de la afectividad del individuo, fuente donde se vierten las

tendencias, inclinaciones, deseos y emociones que alimentan la vida afectiva y la conducta del

hombre. En ese punto se hace bien notorio el ensamble de lo físico con lo psíquico, debido a la activa

participación del fisiologismo somático que actuando sobre la fuente instintiva activo-afectiva le

imprime características particulares. Esto determina la creación de un estado afectivo de orden

general, a la manera de una pantalla panorámica receptora de los estímulos e impactos de la vida

de cada ser, y que al mismo tiempo, da el grado y carácter de la reacción que aquéllos provocan.

Esta influencia es recíproca; es factible comprobar la extraordinaria importancia que todo lo

psíquico tiene sobre lo somático, reciprocidad que obliga a admitir la correlación entre lo psíquico

y lo somático, asegurado por una doble corriente: la psicosomática y la somatopsíquica. En esta

correlación desempeña, indiscutiblemente, un papel de importancia el sistema vegetativo

neuroendocrino, que domina en este campo de la personalidad humana.

Como consecuencia de la compenetración psicofísica con todas sus correlaciones se establece el

humor o estado de ánimo habitual del individuo, lo que representa en última instancia el

temperamento, que no es otra cosa que el aspecto psíquico-anímico de la personalidad. Esta vida

anímica es regida por los centros nerviosos hipotalámicos que tienen bajo su dependencia la vida

de los órganos que aparece como una actividad subconsciente, pero que, en cualquier momento y

por diversas circunstancias, puede hacerse súbitamente consciente ocupando el campo de la

actividad psíquica superior.

3º) El tercer aspecto de la personalidad, el de mayor jerarquía, es el que llamaremos: psíquicoespiritual

y que concierne al plano espiritual.


En este nuevo aspecto surgen en primer plano la inteligencia, verdadera esencia del hombre,

única capaz de jerarquizar a las funciones psíquicas superiores: conciencia, juicio, razón y creación,

que hacen del hombre el ser superior de la tierra.

No existe nada más abstracto que la inteligencia en el conglomerado de factores que concurren

a integrar la personalidad y que gravite en forma más destacada para dar un sello definitivo a la

misma. En efecto, cuando nos referimos a la inteligencia de un individuo determinado no nos es

posible desligarnos del concepto de personalidad. Nunca tendremos un concepto acabado de aquél

mientras no podamos aquilatar su caudal intelectual, de lo que deducimos que, si bien todo es de

un valor incalculable en la psique, la inteligencia es soberana sobre todos los factores que la

integran.

Por estas razones nuestro criterio nos inclina a pensar que la definición de la inteligencia engloba,

en parte, a la definición de la personalidad. Siguiendo a Stern podemos decir: "la inteligencia

permite la solución de cuanto problema o situación nueva se plantean al individuo". Agregaremos

que la inteligencia constituye un núcleo que se incrusta en la personalidad, con la que forma un todo

único y a la que modela con características particulares que le confieren individualidad. La

inteligencia impregna toda la psique, estimula la evolución del individuo que, poco a poco, supera

todos los planos hasta alcanzar los más elevados, a medida que se aleja de lo concreto y adquiere

mayor autonomía cuanto más aumenta su radio de acción. Merced a esa evolución es como la

personalidad humana llega a la conquista de la autoconducción y de la autodeterminación, porque

la inteligencia le confiere una comprensión y una crítica lógica, rectoras de una moral y una conducta

que facilitan su libre desplazamiento en el ámbito social.

La inteligencia interviene activamente en todas las manifestaciones de la vida superior o

espiritual del hombre, compenetrándose tan íntimamente que resulta imposible deslindar lo que es

la personalidad de lo que es la inteligencia, al extremo que pensamos que al decir: esta inteligencia,

decimos: "esta personalidad". Dicho con otras palabras, la inteligencia es la que nos facilita la vida

psíquica superior, porque involucra las tres capacidades que generan y rigen toda la vida psíquicoespiritual

del hombre: capacidad de comprensión, de crítica y de creación.

a) La comprensión nos permite la adquisición de los conocimientos, ya que antes de ser

asimilados deberán ser comprendidos, primer paso hacia la correcta elaboración intelectual. La

inteligencia hace entrar en actividad y se vale de funciones psíquicas como la atención, la

sensopercepción y la memoria para comprender. En realidad percibir es comprender. Merced a la

elaboración intelectual de la comprensión un objeto captado por la sensopercepción en su forma

adquiere, con los datos que por asociación aporta la memoria, los atributos o cualidades que sirven

para su individualización, con lo que se tendrá una idea o concepto definitivo del mismo. Así se va

integrando el capital cognoscitivo, tanto para las cosas concretas como para las abstractas.

La comprensión es un fenómeno intelectual complejo que sólo se lleva a cabo con la participación

y contribución de toda la psique. En efecto, la comprensión de un hecho o situación nueva sólo se

logra mediante la comparación con los elementos de nuestro conocimiento almacenado, proceso

que nos permite valorar lo nuevo al relacionarlo e identificarlo con el material anteriormente

asimilado.

b) Para lograr la correcta comprensión es necesaria la participación de otra de las

manifestaciones de la inteligencia: la capacidad de crítica.

El juicio o crítica actúa relacionando, identificando, comparando y valorando, lo que le permite

aceptar o rechazar cada uno de los conocimientos que son sometidos a su revisión y llegar a una

conclusión cabal entre los diversos conceptos. Como el juicio ordena y adapta los conocimientos

según la capacidad del individuo, el valor de los juicios se convierte también en una característica o

sello de la personalidad. Ésta es la razón por la que un conocimiento se nos muestra bajo distintos

aspectos, de acuerdo con los diversos juicios a que ha sido sometido; en efecto, es imposible

encontrar a dos personas con coincidencia total de juicios y pensamientos, de lo que resulta la

dificultad para obtener acuerdo entre los hombres.

En definitiva, todo el material del conocimiento, para ser asimilado, debe ser previamente

supervisado por el juicio que, al elaborarlo, conduce a su comprensión.

c) Finalmente, la inteligencia culmina por la capacidad de creación. La imaginación creadora es

una función psíquica superior; ella puede crear nuevos conceptos mediante el manejo de los

conocimientos que forman el acervo intelectual personal.

La creación interviene en todos los órdenes de la actividad humana, desde el juego de los niños

hasta las obras más grandiosas y los pensamientos más elevados del ingenio humano.

Como la comprensión, la creación tampoco trabaja independientemente, su íntima colaboradora

es la crítica que, al arribar a una conclusión, acepta o rechaza lo creado. La crítica se convierte por

ello en un elemento de primordial valor para la psique, puesto que controla no sólo aquello que

debe adquirirse desde el exterior, sino también lo que elabora la imaginación creadora.

A poco que nos detengamos a cotejar valores entre ambas formas de elaboraciones,

intelectuales: comprensión-crítica y creación Critica, se comprenderá la mayor importancia de la

segunda. La creación evidencia el vigor intelectual, patrimonio de cada individuo. Según sea ese

vigor, es decir, condicionada por los respectivos caudales intelectuales, la evolución de las personas

se detiene a distintos niveles. Esa variedad de valores se extiende desde las personalidades que sólo

están capacitadas para desempeñarse en los niveles más bajos, no pasando del plano de lo concreto,

hasta las capacidades para las creaciones geniales. La suma de todas estas capacidades nos

permitirá aquilatar el potencial intelectual del individuo.

Tras este breve estudio llegamos a la conclusión de que, en el aspecto psíquico-espiritual,

corresponde a la inteligencia dar caracteres definitivos a la personalidad. Mediante su actividad,

que rige todo el funcionalismo psíquico superior, el hombre penetra en el campo de la conciencia y

en el mundo de lo consciente.

La conciencia es la resultante de la actividad psíquica en cada instante de la vida; hace posible el

conocimiento de nuestra propia personalidad y del mundo que nos rodea. Gracias a ella tenemos

noción de una situación especialísima y muy personal que ha sido llamada: estado de conciencia.

Por ese estado somos conscientes de nuestra personalidad y de nuestra posición frente al mundo

en cada instante del acontecer psíquico.

El estado de conciencia es de extraordinaria y constante movilidad, jamás permanece estático,

debido, sobre todo, a las continuas modificaciones que produce la sensopercepción con sus

múltiples y variables captaciones durante la vigilia. Podríamos decir, para aclarar el concepto, que

la conciencia hace las veces de gabinete de trabajo de la psique; a ella llega para ser sometido a las

elaboraciones psíquicas pertinentes, todo el material recogido por la sensopercepción así como el


aportado por la memoria y la imaginación. En ella se hacen conscientes todos nuestros conocimientos,

todos nuestros estados afectivos bajo la forma de sentimientos y pasiones, y todos los

actos que condicionan nuestra conducta. Por lo tanto, la conciencia no es otra cosa que el registro

permanente de toda la existencia de la persona.

Si recordamos que el mundo de la actividad subconsciente, regido por los centros de la vida

vegetativa puede, en determinadas circunstancias, caer en el campo de lo consciente,

comprenderemos que en la conciencia no sólo se hace consciente la vida psicológica sino también

la vida orgánica. Estas experiencias son las que transmiten al hombre una perfecta noción del yo y

de su orientación tempero-espacial, por lo que, gracias a la conciencia, el hombre sabe que existe,

quién es, dónde está, qué momento vive, qué piensa, qué desea y qué hace.

Para terminar y antes de definir a la personalidad, corresponde destacar que el hombre no es

simplemente instinto y soma; constituye una entidad mucho más compleja. En efecto, por sobre lo

físico e instintivo existe algo mucho más elevado, de gran jerarquía y sutileza, que se revé- la en su

conciencia, en su razón y en su inteligencia; el hombre es, en definitiva, cuerpo, mente y espíritu.

Nuestro concepto definitivo de la personalidad lo expondremos en la siguiente definición:

"La personalidad humana es la resultante de una compleja conjunción de factores y disposiciones

que la herencia ancestral transmite a la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos

constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que la impulsa a la evolución

psíquicoespiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón, el ámbito de lo consciente, la

autoconducción y la autodeterminación".

PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD

Considerar a la personalidad humana desde el punto de vista de la psicopatología, presupone

tener en cuenta dos aspectos diferentes.

1º) En primer término consideramos todos los factores y disposiciones que, con sus variantes,

concurren a la integración de la personalidad, o sea todo lo concerniente a lo instintivo, lo

temperamental, lo caracterológico y ambiental, con el agregado de lo que atañe a la inteligencia.

No interesan, bajo este aspecto, las pequeñas variantes que individualizan y distinguen entre sí a las

personas, sino las grandes variantes que dan lugar a la formación de tipos patrones bien definidos,

que, sin llegar a ser netamente patológicos, tampoco encajan dentro de los límites de la normalidad.

A estos tipos debemos abarcarlos con la denominación general de: defectos constitucionales de la

personalidad; a ellos pertenecen las personalidades psicopáticas.

2º) En el segundo aspecto se consideran las alteraciones patológicas propiamente dichas de la

personalidad, las que pueden ser transitorias o producir modificaciones indelebles, pero que, en

todos los casos aparecen con caracteres inexistentes hasta el momento de su manifestación. Estas

modificaciones patológicas pueden darse en cualquier persona, tenga o no una característica

psicopática, es decir, que se trata de procesos patológicos de los que nadie se encuentra exento.

Reservamos para estos casos la denominación de "alteraciones patológicas de la personalidad".

Defectos constitucionales de la personalidad: personalidades psicopáticas

Corresponde aclarar, en primera instancia, que no existe, hasta ahora, ninguna clasificación

definitiva sobre las personalidades psicopáticas, al extremo de que cada autor tiene la suya propia.

En consecuencia, nosotros presentaremos sucesivamente, y por orden de importancia, las principales

personalidades psicopáticas por todos conocidas, nítidamente diferenciables e

inconfundibles en la gama infinita de las mismas. Por otra parte, aclaramos que estos tipos patrones

tampoco se encuentran en ab- soluto grado de pureza. Lo corriente es comprobar que, junto a un

determinado tipo patrón, interfieren y se superponen rasgos o caracteres que pertenecen a otros

tipos. De esta manera, las variantes se multiplican en forma exuberante haciendo imposible la

clasificación de todas ellas, tanto más si recordamos la gran importancia del caudal intelectual en el

sentido de imprimir innumerables matices a la personalidad.

A continuación estudiaremos las diversas personalidades psicopáticas, con especificación de los

rasgos que denuncian a cada una.

1º) PERSONALIDAD INSTINTIVA:

Las manifestaciones instintivas son, normalmente, propias de todas las personas, cualquiera sea

su grado de evolución. Pero, corrientemente, los actos instintivos predominan en los primeros años

de la vida, cuando recién se inicia la evolución del individuo, y en las personas que padecen una

detención del desarrollo psíquico. En estas últimas, la pobreza intelectual dificulta las inhibiciones

corticales, que en condiciones normales, someten a su elaboración y control a los actos instintivos.

Por obra de dichas inhibiciones, las manifestaciones del instinto son frenadas en sus reacciones

violentas; se suavizan, se moderan o transforman.

Sabemos que el instinto, con sus numerosas expresiones, tiene bajo su égida a todos los

mecanismos que rigen la vida subcortical o vegetativa, que vela por la integridad y conservación del

individuo y de la especie. Su forma de reaccionar es siempre automática, lo cual se explica porque

los mecanismos psicológicos y motores ya están perfectamente diferenciados desde el nacimiento.

Cuando el instinto desencadena su mecanismo con toda su violencia, sin la intervención psíquica

superior, su acción es conocida con el nombre de impulso o acto impulsivo.

Las personalidades en las que los actos impulsivos son irrefrenables e incontrolados son las que

llamamos: personalidades instintivas. Pertenecen a este grupo todas aquellas personas que tienen

cierto grado de insuficiencia en su evolución, y que, por su escaso vigor mental, se descontrolan con

suma facilidad. Descartamos de este grupo a los oligofrénicos profundos, que pertenecen al campo

de la patología. Los impulsos que padecen estas personalidades responden siempre a la

especificación del instinto; por esa razón son siempre iguales a sí mismos, lo que implica los mismos

movimientos, con el empleo de los mismos grupos musculares y, por ende, participando siempre

las mismas vías motoras.

Muchas veces ocurre, en estas personalidades, que el impulso no responde con exactitud a lo

que imponen las necesidades instintivas. El instinto se presenta, entonces, modificado en su esencia,

cambiado en sus actos específicos, empleando movimientos y vías motoras que no son las usuales,

por lo que los actos impulsivos resultan totalmente anómalos. Estas perturbaciones son las que se

conocen con el nombre de perversiones instintivas.


Las perversiones instintivas se pueden observar en todas las manifestaciones del instinto. Entre

las más frecuentes del instinto de nutrición figuran:

1) MALACIA: es el impulso de comer alimentos de una manera anormal, realizando mezclas

extrañas, con el agregado del empleo excesivo de condimentos raros. Se ha pensado que, en algunos

casos, pueda deberse a una carencia de vitaminas, respondiendo el instinto de nutrición con una

reacción anormal. Salvo estos casos, la malacia se halla en personalidades normales, como ocurre

con algunos histéricos.

2) PICA: perversión del instinto de nutrición, cuyo impulso lleva a la ingestión de substancias no

alimenticias, cuerpos extraños, tierra, tinta, papel, etc. Esta perturbación la hallamos en los

frenasténicos y dementes; en estos últimos por la debilitación psíquica.

3) COPROFAGIA: es una variedad de la anterior; el cuerpo extraño que se ingiere es el

excremento. Tanto la pica como la coprofagia pueden observarse en los niños pequeños no

oligofrénicos.

4) BULIMIA: el individuo se ve impulsado a ingerir alimentos con extraordinaria glotonería, en

forma desenfrenada, sin reparar en lo que ingiere, aunque se trate de alimentos en mal estado de

conservación. Es frecuente en los oligofrénicos y dementes.

5) DIPSOMANÍA: perversión que se manifiesta por el impulso irrefrenable de beber gran cantidad

de alcohol, ya sea puro, en distintas bebidas o en cualquier substancia que lo contenga.

Nos ocuparemos a continuación de las numerosas y frecuentes perversiones del instinto sexual:

1) SADISMO: la perversión instintiva se manifiesta por la impulsión irrefrenable a infligir

sufrimiento a la pareja, condición indispensable para obtener satisfacción sexual. En ocasiones, el

sufrimiento físico es reemplazado por actos que significan el avasallamiento, humillación y sumisión

de la pareja en el acto sexual, tal como orinar y excrementar sobre quien ha de ser instrumento de

goce sexual.

2) MASOQUISMO: caso inverso al anterior; la condición previa para obtener satisfacción sexual,

es la autolesión y el autosufrimiento.

3) EXHIBICIONISMO: aberración del instinto sexual que consiste en el impulso a descubrir y

exhibir los órganos genitales y zonas erógenas. Suele observarse en las personalidades instintivas y

en las psíquicamente debilitadas por el comienzo de un proceso demencial. Evidencia incapacidad,

timidez o temor de acercarse al sexo opuesto; esta dificultad, al desviar la acción instintiva normal,

induce a buscar, mediante la exhibición, la atención del sexo opuesto, lo que suele bastar para

obtener goce sexual, con frecuencia estimulado con la masturbación.

4) FETICHISMO : el instinto se satisface mediante el impulso que conduce a apoderarse de

prendas, objetos y pertenencias de la persona deseada. Esta perturbación es casi exclusiva del sexo

masculino. Entre los objetos que más frecuentemente desencadenan el orgasmo y satisfacción

sexual figuran los cabellos y prendas de vestir.

5) BESTIALISMO : La aberración consiste en el impulso al coito con animales. Es de observación

frecuente en los oligofrénicos a los que la insuficiencia los incapacita en su acercamiento y en sus

relaciones sexuales normales.

6) NECROFILIA: perversión que impulsa a la obtención de satisfacción sexual con cadáveres. No

sólo se refiere a la violación sexual de los mismos, sino también a diversas maniobras realizadas con

tal fin.

7) HOMOSEXUALIDAD: Es la perversión que impulsa a efectuar maniobras erotizantes y al coito

homosexual. Recordamos que el homosexual puede ser activo, pasivo, o con frecuencia, ambas

cosas a la vez.

Las perversiones del instinto gregario o social se manifiestan bajo las siguientes formas:

1) CLEPTOMANÍA: es la impulsión al robo, que se efectúa sin necesidad alguna y en forma

descontrolada.

2) IMPULSIÓN HOMICIDA: que puede observarse en algunos casos de psicosis epilépticas. Esta

agresión se produce en los estados crepusculares por estrechamiento de la conciencia.

3) IMPULSIÓN SUICIDA: que se observa en los melancólicos. En estos casos la perversión

instintiva se debe al sentimiento catastrófico que embarga a estos enfermos y que llega hasta la

anulación del deseo de vivir, que es el instinto mismo.

4) PIROMANÍA: es la impulsión incendiaria. Frecuente en los epilépticos, en cuyos estados

crepusculares se producen las agresiones gregarias descontroladas.

5) DROMOMANÍA: impulsión a la fuga; propia también de los epilépticos.

Para terminar recalcamos que, en las personalidades instintivas se pueden observar todas las

manifestaciones impulsivas del instinto y sus perversiones.

2º) PERSONALIDAD PARANOICA:

La personalidad paranoica tiene su raíz en la disposición activo-afectiva que Delmás y Boíl

denominaron avidez. Esta personalidad psicopática reviste gran importancia, no sólo por su

frecuencia sino por la gran difusión e interferencia de sus rasgos en otras personalidades, a las que

imprime caracteres especiales. Estudiaremos a continuación los caracteres que configuran a la

personalidad paranoica.

1) En primer término, es digna de mención la sobrevaloración. El paranoico manifiesta siempre

una gran propensión a la sobreestimación de sí mismo, revelando en esa forma la hipertrofia del

"yo", que lo lleva a sentirse superior a los demás en todos los órdenes de cosas y de ideas. Poseedor

exclusivo de la razón y de la verdad, sus razones son las únicas valederas; lucha por ellas y trata de

imponer sus ideas con denodado empeño. El sentimiento de sobrevaloración, que lo hace sentirse

el único ser capaz, indispensable e insustituible, se exalta a medida que desestima el valer y los


méritos de sus semejantes, que actúan en su mismo medio social. Esta sobreestimación desmedida

del "yo" es la expresión más acabada de la avidez enfermiza que embarga a la personalidad.

2) Se destaca también por un intenso sentimiento de amor propio, que se halla en directa

dependencia o, mejor aún, íntimamente ligado a la sobrevaloración. En efecto, toda persona que se

sobreestima es necesariamente orgullosa.

3) El paranoico es muy susceptible. Muestra marcada tendencia a relacionar con su persona

cuanto acontece en su derredor- es excesivamente quisquilloso.

4) Dada su manera de ser y de actuar provoca continuos conflictos. Su idiosincrasia le acarrea

dificultades en el medio en que se desenvuelve, y como se trata de un inadaptado social se procura

eludirlo y evitar su contacto, para alejar las molestias que ocasiona; al final se le excluye y se le aísla.

5) Como corolario, arraiga en el paranoico un "sentimiento de disconformidad" nacido de la

insatisfacción que le produce la disparidad entre lo que íntimamente apetece y lo que la realidad

ambiental le brinda.

6) Marcado sentimiento de desconfianza. Como resultado de la comprobación de que se le evita

y ante la evidencia de que las circunstancias y las personas no le son favorables desconfía de todos

y atribuye a sus semejantes sus desazones e inconvenientes.

7) En definitiva, la personalidad paranoica se caracteriza por su tendencia dominante y

batalladora, por un intenso deseo de luchar por la imposición de sus razones y de dominar en todas

las situaciones de la vida.

Estas personalidades presentan un rico panorama afectivo de predominio displacentero, debido

a que se destacan en ellas los sentimientos egoístas. La sobrevaloración y la gran egolatría son una

prueba de ello y, en su afán de prevalecer, acarrean para sí mismos y para los demás inconvenientes

y situaciones desagradables que culminan en la disconformidad y el temor, convirtiéndose en

permanentes insatisfechos y displacenteros.

3º) PERSONALIDAD CICLOTÍMICA:

La personalidad ciclotímica tiene también como las anteriores, gran difusión en el género

humano; su característica fundamental son las fáciles oscilaciones del tono afectivo y de la actividad.

De acuerdo con los estudios y conclusiones de Kretschmer, a los que ya nos hemos referido, la

personalidad ciclotímica responde, desde el punto de vista somático, a la constitución pícnica,

denominándose a la constitución psicológica tipo cicloide. Estas conclusiones pueden ser aceptadas

de una manera general, pero de ningún modo en forma absoluta. La coincidencia entre la

constitución morfológica y la psicológica no se puede admitir como una regla fija, pues, si bien es

dado observarla en. algunos casos en muchísimos otros tal coincidencia no se produce.

Según Delmás y Boíl las características psicológicas de los ciclotími-cos tienen su origen en la

preponderancia de la disposición actividad.

La personalidad ciclotímica presenta a considerar dos aspectos fundamentales •-de su

constitución: el de la afectividad .y el de la actividad. Ambas sufren alternativas afines con uno y

otro polo del humor, dando lugar a dos posiciones psicológicas opuestas.

Cuando domina el polo alto del humor, el ciclotímico se presenta alegre y optimista;

acostumbramos a decir entonces que está en más. Cuando, por el contrario, domina el polo bajo

del humor, el ciclotímico se manifiesta triste y pesimista, por lo que decimos que está en menos.

Describiremos por separado estos dos tipos opuestos de ciclotímicos.

1º) Ciclotímicos en más: En este polo del humor, la personalidad se presenta eufórica, satisfecha

y optimista. Es comunicativa y de fácil adaptación al ambiente, rápidamente entra en contacto y se

relaciona con las personas que la rodean; el más insignificante motivo da lugar para entablar

conversación y para franquearse con quien sea y en cualquier circunstancia.

Estos ciclotímicos se caracterizan por ser generalmente de buen carácter y bondadosos, siempre

que en la integración de la personalidad no intervengan elementos perversos. Se vuelcan

totalmente hacia el exterior, son extrovertidos, atrayendo siempre la atención de la concurrencia en

fiestas y puntos de reunión, favorecido todo por la franca ecotimia, que es patrimonio de esta

personalidad. Además son receptores de los estados afectivos de las personas que los rodean,

alegrándose o condoliéndose rápida y sinceramente-; por esta causa, también, infunden su estado

de ánimo a los demás, a quienes parece que: contagian su humor.

Considerada la personalidad ciclotímica desde el punto de vista de su actividad, muestra una

marcada hiper actividad e hiperbulia, que se revela en todas sus manifestaciones. El optimismo,

acoplado a la hiperbulia, convierte al ciclotímico en un sujeto emprendedor, afecto a empresas que,

aún difíciles, nunca lo amilanan; no existe para él el fantasma del fracaso. En efecto, frente a

problemas o situaciones serias adopta una actitud práctica y realista, denotando gran vivacidad y

tomando rápidas decisiones, con clara y exacta visión del rumbo a seguir. Todo converge para crear

un sentimiento que prevalece y domina en el ciclotímico, es el sentimiento de triunfo de que habla

Fierre Janet en el maníaco, pero que, en realidad, es un componente de la personalidad psicopática

cuando está en más.

2º) Ciclotímico en menos: Cuando el ciclotímico está en el polo de la depresión y la tristeza, se

muestra con un aspecto completamente opuesto al anterior. Triste, callado y pesimista. Difícilmente

manifiesta alegría; malhumorado, todo se le torna adverso y todo lo contraría.

La personalidad se muestra apagada, deprimida, embargada por el pesimismo, que es

alimentado por vivencias displacenteras, por temores y presentimientos desagradables. Retraído e

introvertido, siempre ensimismado en sus pensamientos, la vida le presenta su faz menos amable.

Todo este cuadro psíquico se complementa con hipoactividad e hipobulia, que se hace bien

manifiesta por la bradipsiquia con que se realizan las elaboraciones mentales. Personalidad poco

emprendedora y temerosa, vive obsesionada con el fracaso porque prevalece el sentimiento catastrófico

que Janet describe en los melancólicos, pero que, en realidad, no es otra cosa que la

exacerbación de lo que ya preexiste en la personalidad, la mayor parte de las veces.

Comprobamos pues, que en la personalidad ciclotímica se encuentran los elementos de dos

estados activo-afectivos opuestos, que oscilan entre la euforia, excitación y optimismo por un lado


y la depresión, tristeza y pesimismo por otro. Estos elementos constituyen los gérmenes

hipomaníacos y melancólicos que se hallan contenidos en la personalidad ciclotímica.

4º) PERSONALIDAD ESQUIZOTÍMICA:

Entre las personalidades humanas, la esquizotímica es de relativa frecuencia, por lo que se le

asigna un lugar preponderante en el estudio de las mismas. Corresponde al tipo constitucional que

Kretschmer aisló bajo la denominación de tipo esquizoide. Este mismo autor habla de la

preponderancia entre. dicha constitución psicológica y la constitución somática que llamó:

leptosómica-asténica. Ateniéndonos al mismo criterio que guía nuestro parecer respecto de la

personalidad ciclotímica, pensamos que, si bien esa coincidencia se observa y debe admitirse, nunca

podrá ser considerada como una regla fija.

Llama preferentemente la atención, en el estudio del esquizotímico, el doble aspecto que

muestran la afectividad y la conducta. Esta doble faz es la que proporciona la noción de división

(esquizo), así como la falta de unidad e integridad, el todo dando la impresión de discordancia, lo

que constituye la característica fundamental de esas personalidades.

La primera faz, la que aflora en el esquizotímico, la más aparente, más superficial y exterior,

traduce el estado de ánimo que despiertan las vivencias nacidas de la posición del individuo frente

al mundo-y al medio social. La segunda faz, presenta el panorama afectivo profundo, supeditado a

las vivencias que despierta su vida interior.

1º) Faz superficial: En sus reacciones afectivas frente al ambiente social, el esquizotímico se

muestra discordante. La generalidad de las veces revela una afectividad obtusa o torpe, de escasa

repercusión emocional, a la que el humor mantiene en permanente oscilación en otras personalidades.

Esto no significa que el esquizotímico no pueda experimentar alegría o tristeza, sino que

su capacidad reactiva frente a los estímulos es lenta, torpe e inadecuada a la intensidad de los

mismos, es decir, que no experimenta conmociones bruscas en el humor. De aquí una personalidad

afectivamente inexpresiva y fría.

Otras veces, con menor frecuencia, el esquizotímico manifiesta hipersensibilidad y extraordinaria

riqueza afectiva, con honda repercusión frente a la estimación ambiental. Pero aún así en casos de

intensa tensión emocional, suelen ser incapaces de descargar esa tensión por el llanto o por la risa,

cuya explosión aminora rápidamente la sobrecarga emocional.

Estas características determinan que el esquizotímico se muestre a la sociedad como una

persona de apariencia entre seria y tímida, hosca o reservada; es una personalidad de difícil

adaptación o desadaptada al medio social, no sintoniza con él, es poco sociable y a veces insociable,

huidiza y amiga de la soledad. Quien ostenta la personalidad esquizotímica no participa activamente

en el ambiente social; su tendencia a la introversión y el autismo no condicen con los imperativos

gregarios del instinto.

2º) Faz interior: El aspecto interior u oculto de la afectividad en la personalidad esquizotímica

presenta la misma discordancia que la faz exterior.

Por un lado observamos una riquísima afectividad con notable hiper-sensibilidad, que es

alimentada, la mayor parte de los casos, por sentimientos impersonales. Por esa razón, cuando los

esquizotímicos están dotados de buen caudal intelectual son inclinados al arte, a la filosofía, a los

libros, a la naturaleza y al estudio en general. Estos sentimientos impersonales están en perfecta

concordancia con la tendencia de la personalidad a la introversión y al automatismo, desde que, el

aislamiento predispone al individuo para el intenso desarrollo de su vida interior. Rica vida interior

que no se revela debido a la natural reserva del individuo con respecto a sus sentimientos, los que

sólo pueden ser adivinados a través de la exquisitez de sus producciones.

Desde otro punto de vista la faz interior muestra una franca insensibilidad o anestesia afectiva.

Esta pobreza se hace manifiesta en la exteriorización de sentimientos en el aspecto gregario, es

decir, hacia el prójimo, para quien son fríos e insensibles.

Para terminar con las características de la personalidad esquizotímica, señalamos que sus

manifestaciones afectivas revelan una conducta extraña y muy particular, que contrasta con la

manera de ser y actuar de la mayor parte de las personas. Son frecuentes en ella las extravagancias,

oscilando entre el simple rechazo del ambiente y de los semejantes, hasta la franca hostilidad y las

reacciones exabruptas.

5º) PERSONALIDAD PERVERSA:

La personalidad perversa se caracteriza fundamentalmente por el déficit de la bondad. Es ésta

una de las disposiciones más importantes de que se halla dotada la personalidad humana; su

carencia la hace desaprensiva, malvada y antisocial.

No coincidimos con quienes sostienen que esta personalidad es afectivamente pobre, o bien,

que tiene anestesia afectiva. Según nuestro parecer, cometen el grave error de creer que el perverso

es incapaz de experimentar vivencias afectivas, desde que pueden ser frecuentes en él las

reacciones emocionales de miedo y de cólera. Ambas emociones responden a inclinaciones egoístas

de la personalidad, al egocentrismo surgido del instinto de conservación del individuo. En

condiciones normales, ese egocentrismo instintivo se equilibra gracias al contrapeso que opone la

emoción de afecto o amor, determinada por las inclinaciones altruistas de la personalidad. Éstas

también responden a imperativos del instinto, pero las guía una finalidad más noble y de mayor

alcance, que trasciende los límites -del yo para prodigarse, proteger y sacrificarse por los semejantes,

con lo que se asegura la conservación de la especie. Junto a esas inclinaciones altruistas y a la

emoción de amor germina la bondad, que constituye una disposición de inmenso valor que

jerarquiza a la personalidad cuando ésta se halla bien dotada. La bondad representa, en el plano

espiritual, la suma de todas las tendencias altruistas, de todos los sentimientos más acrisolados del

hombre, de aquellos que conciernen a la nobleza del espíritu, a los conceptos éticos, a las normas

de belleza y de convivencia que mantienen la armonía en las relaciones interhumanas.

La personalidad perversa es la resultante de la falta de bondad; se debe a que el ámbito afectivo

de la emoción de amor o sexual queda circunscripto al terreno emocional primario, donde se

descargan las fuerzas instintivas que satisfacen al mandato de la especie. Estas emociones no

trascienden el campo personal psicofísico, desde el momento que sólo son estimuladas por los

apetitos somáticos que el intruso se encarga de avivar. Vale decir que, en estos casos, la emoción

sexual no supera la etapa primaria, no se eleva al plano espiritual, no surgen las inclinaciones


altruistas, faltan los afectos y la bondad cuyo florecimiento tiene lugar, precisamente, cuando la

emoción se intelectualiza para pasar al campo espiritual.

Llegamos así a la conclusión de que la personalidad perversa tiene su panorama afectivo,

pudiendo aceptarse la anestesia únicamente en lo que respecta a la bondad, a los afectos y a la

ética. De un modo general, el perverso sé caracteriza por su tendencia al daño, al mal y a la crueldad.

Esta personalidad debe ser considerada bajo dos aspectos diferentes, según haya o no caudal

intelectual.

Lo más frecuente es observar que la personalidad perversa se encuentra asociada a la oligofrenia.

Se insinúa desde muy temprana edad, mostrando los niños una particular tendencia a molestar y

hacer sufrir a los animales y a otros niños de su misma edad. El niño perverso se muestra

completamente insensible a las súplicas y muestras de dolor, lo que se explica por la carencia de

afectos y de bondad. Jamás experimenta afectos, aun cuando el medio familiar o ambiental pueda

ser pródigo en ellos; asimismo, su comportamiento lo hace incapaz de despertar afectos en otras

personas.

Hay que tener en cuenta que, en los casos en que se asocian perversidad y oligofrenia, los

individuos se hallan incapacitados para discernir entre el bien y el mal, de manera que se convierten

en verdaderos inadaptados sociales. Su actitud es siempre de hostilidad y agresión a la sociedad, no

encontrándose en ellos la más mínima manifestación del instinto gregario, cuya negación

constituyen. Efectivamente, está latente en ellos la agresión a la sociedad, el latrocinio, el crimen y

su inclinación a todas las formas de la delincuencia. No muestran ningún indicio de bondad, de

compasión o condolencia por los sufrimientos que ocasionan a otros seres, tanto a animales como

a semejantes; en cambio nos es dado observar que en todas sus manifestaciones se revela la

crueldad.

Distinto es el panorama cuando se trata de la personalidad perversa dotada de una capacidad

intelectual normal. En este caso, el comportamiento del perverso difiere del anterior porque la

inteligencia le permite la comprensión perfecta de lo que son las normas y leyes sociales, así como

de las buenas costumbres y la sana moral. Sabe que sus actos son censurables y punibles, por lo que

trata de ocultar y disimular sus impulsos hasta que, cuando la oportunidad se torna propicia, el mal

y la crueldad se desatan sin ninguna represión. Sin embargo, a pesar de su disimulo, estos perversos

traslucen su impasibilidad ante el sufrimiento de sus semejantes, su inmutabilidad ante las penas y

las alegrías de los demás, quienes no hallan nunca correspondencia; no se vislumbra en ellos ningún

afecto. No se perturban ante las críticas adversas determinadas por su comportamiento, todo

transcurre ante la mayor indiferencia y despreocupación; únicamente procuran la satisfacción de

sus deseos y la obtención del fin propuesto sin reparar en los medios. La ética, las buenas costumbres,

el honor y cuanto pueda significar sentimientos elevados y de superación espiritual, no hallan

eco en su alma. No existiendo bondad, no es posible hallar compasión, caridad ni amor al prójimo;

hay una total carencia de afectos, aún en el orden familiar. Los perversos son personas estériles y

perjudiciales en el sentido social; son enemigos de la sociedad, sobre la que hacen recaer su

crueldad y los oscuros designios de su personalidad fría y malvada en la que no germinó el amor.

Estas personalidades han sido denominadas por Schneider: fríos de alma, mientras que Kraepelin

los llamó: desalmados. Su actitud indiferente ante las situaciones humanas de mayor dramaticidad

los convierte en seres repudiables y repulsivos. (Locos morales de Ferri.)

6º) PERSONALIDAD HIPEREMOTIVA:

En la personalidad hiperemotiva, que responde a la "constitución emotiva" de Dupré, existe un

marcado predominio de la disposición emotividad, que es la capacidad reactiva emocional de cada

persona frente a las más variadas circunstancias que la vida le depara. Esa capacidad reactiva es

exquisita, más aún, extremadamente exagerada en la "constitución emotiva".

La característica fundamental de la personalidad hiperemotiva es su gran sensibilidad frente a

los estímulos, que le producen siempre una reacción emocional intensa. La reacción es exagerada y

desmedida con relación a la intensidad de la causa que desencadena la emoción, muy a menudo de

una apreciación insignificante. La personalidad hiperemotiva pues, tiene mayor receptividad que las

personas corrientes; en ellas, las emociones surgen con mayor facilidad, presentando

simultáneamente una intensa carga afectiva que les confiere mayor duración y repercusión general.

Parece existir un desequilibrio en los mecanismos psíquicos inhibidores que los incapacita para

frenar las descargas emocionales, provocan do algo así como un descenso del límite normal donde

se producen dichas descargas. Es una forma de inmadurez psíquica de la personalidad hiperemotiva,

debida a una particular fragilidad constitucional que le impide reaccionar adecuadamente ante los

estímulos determinantes de violentos estados emocionales.

Se descuenta por lo tanto que, en estas personas, se presentan con gran intensidad los

concomitantes orgánicos que acompañan siempre a las emociones. Entre las principales

manifestaciones se observan: 1) Una exaltación general de todos los reflejos, por una excitabilidad

particular del sistema nervioso. 2) Una frecuente hipersensibilidad cutánea, con una marcada

hiperestesia. 3) Numerosas manifestaciones somáticas en el orden neurovegetativo. Desde este

punto de vista son muy apreciables los espasmos a nivel de la musculatura lisa. Pagan tributo, en

primer término, los músculos lisos encargados de la motricidad de los órganos del aparato digestivo;

así se observan espasmos a nivel del esófago, del estómago y de los intestinos. Son de gran

importancia también, entre los trastornos neurovegetativos, los de orden vasomotor, como el

enrojecimiento y palidez faciales de acuerdo con el estado emocional imperante.

La observación permite afirmar que la personalidad hiperemotiva, en sus exacerbaciones, no

pasa de provocar estados neuróticos y de organoneurosis; en ocasiones pueden observarse cuadros

delirantes agudos de carácter reactivo.

El hiperemotivo presenta una gran predisposición a la angustia y a la ansiedad, que constituyen

emociones complejas que presentan un doble aspecto a considerar: el físico y el psíquico. En el

plano físico: a partir de un estímulo determinado se desencadena un intenso estado emocional; la

repercusión somática origina espasmos a nivel del tracto digestivo y trastornos vasomotores con

marcados espasmos vasculares, cuyo conjunto son las manifestaciones que subjetivamente

experimenta el individuo, culminando con la sensación de ahogo y constricción precordial hasta

finalizar con el llanto y la descarga ansiosa. Desde el punto de vista psíquico, las características

fundamentales de la angustia y la ansiedad son: temores inciertos e indefinidos, sensación de

amenaza oculta y numerosos presentimientos que conducen al desasosiego, a la intranquilidad e

inseguridad. Como consecuencia el hiperemotivo evita roces y huye de situaciones que puedan

significar una perturbación para su extremada sensibilidad.


7º) PERSONALIDAD MITOMANÍACA:

La personalidad mitomaníaca se caracteriza por su tendencia al engaño, al embuste, a la

alteración de la verdad, culminando con la tabulación y con todo lo que es producto de la

imaginación exaltada.

Los autores franceses Delmas y Boíl han sostenido que en la personalidad mitomaníaca tiene una

exagerada preponderancia la disposición sociabilidad. Según ellos, el exceso de sociabilidad

determina la tendencia a la ficción, al embuste y al menosprecio de la verdad. Sin subestimar esta

opinión, ya que encierra parte de verdad, nosotros pensamos que no se la puede considerar como

única causante de la mitomanía. Una prue ba ya constituyen las numerosas personas con manifiesta

tendencia gregaria, dotadas de un exquisito don de sociabilidad, que no revelan, por eso,

inclinaciones imlomaníacas. Para que esto ocurra se requiere, además de un exceso de sociabilidad,

la presencia de una personalidad de frágil envergadura, evidencia de una particular debilidad

constitucional.

A la personalidad mitomaníaca se ajusta la constitución histérica, en la que el falseamiento de la

verdad y fantasía constituyen hechos frecuentes. La mitomanía, en este caso, facilita al individuo el

encubrimiento de sus faltas y de sus errores, a la manera de la mitomanía de los niños cuando tratan

de disimular u ocultar alguna travesura. Concurre a ello la "gran afinidad que el histérico tiene con

todo lo infantil, con esa etapa de la vida en que el pensamiento, aún no jerarquizado, se encauza

hacia la fantasía y a lo mágico con prescindencia de la realidad. En efecto, llama la atención la gran

facilidad con que estas personalidades truecan y confunden el plano objetivo con el subjetivo, lo

que explica la frecuencia con que reemplazan, mediante representaciones imaginarias, la realidad

apetecida y se entregan al ensueño y la fabulación.

En términos generales, la personalidad mitomaníaca aparece y se desarrolla junto a una marcada

fragilidad constitucional de la psique. Son personas que, dadas sus precarias condiciones y recursos

naturales, pasan más o menos inadvertidas en el medio social; la mayor parte de ellas se conforma

con su mediocridad, pero algunas, especialmente cuando la autocrítica es menos vigorosa, recurren

a la fantasía y al mito para obtener cierta notoriedad y dar realce a su pobre personalidad. Se alejan,

así, del plano objetivo y buscan auxilio en el subjetivo; dando rienda suelta a la imaginación y a la

fábula viven complacidos, aunque sólo sea en forma transitoria y fugaz, sus apetencias e íntimos

deseos insatisfechos. En procura de estas satisfacciones baladíes urden episodios y situaciones

emocionales que protagonizan con gran teatralidad, llegando a representar algunas farsas con tal

realismo, que hasta ellos mismos se sugestionan y las viven como si fuera realidad. En esa forma

consiguen atraer la atención y convertirse, circunstancialmente, en motivo de interés para el mundo

que los rodea; con esto su vanidad se ve, en parte, satisfecha.

El mitómano llega al falseamiento de la verdad por caminos diversos. La mayor parte de las veces,

busca, en el engaño y en el embuste, una finalidad útil. Esta finalidad puede ser: 1) el deseo de

destacarse en el ambiente en que actúa, es decir, en su medio familiar y social; 2) la necesidad de

ocultar una falta o un error que mediante la fantasía y la fabulación, pasan inadvertidos a un plano

secundario; 3) el deseo de atraer la atención de determinadas personas, exteriorizando y revelando

sentimientos ignorados; 4) realzar y dar notoriedad a su persona creando una fábula que viven con

intenso realismo.

En todos los casos, las vivencias creadas en el plano subjetivo escapan a la crítica lógica debido a

que el juicio se desvía de su elaboración normal. Dicha desviación es condicionada por la exaltación

afectiva que favorece las tendencias e inclinaciones de la personalidad, las cuales dificultan la

discriminación entre lo real y lo fantástico. Esta falla crítica, en el mitómano, hace posible la

diferenciación entre la fábula y la mentira simple y común, perfectamente controlada. Es decir, que

la mito-mania escapa en parte al severo control del juicio, por lo que se asemeja mucho a los delirios

imaginativos y de los que se diferencia por la mayor desviación judicativa y la total imposibilidad de

rectificación. (Delirio de imaginación; mitomanía delirante) Dupré y Logre.

8º) PERSONALIDAD HIPOFRÉNICA-ASTÉNICA:

Ha sido descripta por el Prof. Gonzalo Bosch, quien la atribuye a un marcado predominio de una

disposición natural que él denomina: fatigabilidad.

La característica fundamental de esta personalidad psicopática es su fácil agotamiento desde el

doble punto de vista físico y psíquico. Se trata de personas que nacen con una franca meiopragia

constitucional que determina una marcada tendencia a la fatiga y a la astenia. Se debería a una

labilidad especial en el equilibrio del funcionalismo biopsíquico que, frente a determinados

estímulos, rompería ese equilibrio produciendo una debilitación global.

Esta personalidad es la que predispone, en presencia de los estímulos mencionados, a los estados

demenciales simples.

Alteraciones patológicas de la personalidad

Se incluyen en el epígrafe todas aquellas perturbaciones que comprometen la estructura e

integridad de la personalidad, dando como resultado la aparición de caracteres nuevos, de índole

patológica, que modifican en mayor o menor grado la personalidad conocida hasta ese momento.

Consideramos a continuación los principales trastornos que pueden afectar a la personalidad.

1º) Pérdida de la personalidad: La pérdida de la personalidad, también conocida por destrucción

o ruina de la personalidad, es una alteración bien ostensible por su objetivación y por lo grosero de

sus síntomas.

Consiste en el derrumbe y total disgregación del psiquismo por debilitación de los mecanismos

encargados normalmente de mantener su unidad, con lo que rompen su equilibrio y armonía

funcional. Asistimos, frente a este cuadro, a la debilitación y pérdida gradual del vigor intelectual,

con pobreza judicativa cada vez más acentuada, así como la desvalorización de los sentimientos más

elevados y de los conceptos éticos de la personalidad. Cuando hablamos pues de la pérdida de la

personalidad no hacemos otra cosa que enunciar a la demencia.

La pérdida completa de la personalidad sólo se verá en los estados demenciales muy avanzados.

En efecto, mientras exista el más pequeño rastro de memoria, que establezca el nexo entre el

pasado y el presente del individuo la disgregación no será completa y parte de la personalidad se

salvará del derrumbe.

La pérdida de la personalidad es un trastorno que se objetiviza de una manera global es decir

que lo observamos tanto en el aspecto introspectivo o vivencial corno en el extraspectivo o práxico.


En el plano vivencial, cuando el derrumbe no es completo sino parcial, el individuo sufre la falta de

auxilio de la memoria cuando la requieren sus elaboraciones psíquicas, lo que se traduce por fallas

en el transcurso de su acontecer psíquico. Cuando estas fallas son graves los trastornos son más

serios; tal es el caso de la fabulación a la que recurre para subsanar sus lagunas mnésicas,

reemplazando la falta de recuerdos con una fábula que elabora en ese momento.

Desde el punto de vista extrospectivo es posible comprobar objetivamente la decadencia de la

personalidad por los trastornos más o menos serios de la conducta del individuo, que se deben a la

debilitación de las inhibiciones de la corteza sobre los centros subcorticales de la vida instintivoafectiva.

Se produce entonces una exacerbación de los rasgos temperamentales y una reminiscencia

de los instintos, que condicionan los trastornos de conducta. Se comprueban, por ejemplo, el

egoísmo exagerado, la avaricia y el exhibicionismo entre otras anormalidades.

Cuando se llega a la pérdida completa del nexo entre el presente y el pasado, por extinción total

de la memoria, la pérdida de la personalidad será profunda y el sujeto sólo vivirá de una manera

puramente vegetativa.

2º) Despersonalización: La despersonalización constituye un trastorno de naturaleza subjetiva,

es decir que, el médico advierte su existencia recién cuando el enfermo lo exterioriza revelándolo

como expresión de un fenómeno vivencial. Este trastorno se traduce por un sentimiento de

extrañeza, consecutivo a la sensación de una alteración profunda de la persona; el enfermo se siente

íntimamente diferente de lo que era antes, quejándose al médico de sentirse otro. Las nuevas y

extrañas vivencias lo llevan a la certidumbre de que algo ha cambiado en él; no reconoce su propio

yo. Esa extrañeza y esa falta de reconocimiento se extienden por igual al aspecto físico y al psíquico

de la personalidad; posteriormente, el enfermo proyecta esas sensaciones y vivencias hacia el

mundo exterior, al que también encuentra extraño para él. Son característicos la extrañeza y

desconocimiento de su propia personalidad física que expresa diciendo: yo no soy quien está aquí;

ésta no es mi mano; yo no soy el que habla, ésta no es mi voz; a tal punto que cuando el enfermo

recurre al espejo, desconoce su propia imagen por encontrarla totalmente modificada.

La despersonalización es un trastorno que se puede hallar en numerosas afecciones mentales;

consideraremos aquellas en que se da con mayor frecuencia:

1) En la melancolía; la despersonalización se hace manifiesta mediante un cambio de carácter

del individuo, que, si bien es notorio objetivamente puesto que todas las personas allegadas lo

reciben, es sobre todo subjetivo, ya que el enfermo experimenta el sentimiento íntimo del cambio

de su personalidad.

Varios son los factores que concurren para provocar la sensación de extrañeza del yo: a) los

trastornos cenestopáticos, siempre de intensa re percusión en los melancólicos, especialmente en

las formas de involución, al extremo que se ha dicho que la melancolía es esencialmente una cenestopatía.

En realidad, esto constituye el trastorno fundamental, en pos del cual se escalonan los

restantes signos que configuran el cuadro de la despersonalización en la melancolía, b) El

apagamiento del sentimiento vital, responsable de las ideas de incapacidad e impotencia que

transmiten al enfermo la sensación que ha dejado de ser la persona útil y activa que fue. c) Una

disminución de la sensibilidad general, con una anestesia cutánea más o menos intensa, que

provoca también extrañeza y no reconocimiento del yo; frecuentemente aparecen sentimientos e

ideas nihilistas, llegando a la negación del propio cuerpo, de la vida y hasta del mundo exterior. Estas

manifestaciones de despersonalización derivadas de, los estados cenestopáticos de los melancólicos

pueden, en situaciones extremas, conducir hasta la automutilación. d) Las manifestaciones de

impotencia psíquica, con gran retardo del ritmo y fatiga para las elaboraciones del pensamiento.

2) La despersonalización en los comienzos de la esquizofrenia; se observa con suma frecuencia

al punto que llega a constituir uno de los trastornos que dan fisonomía propia a la enfermedad. Es

de gran constancia y presenta características particulares, el enfermo experimenta, en este caso,

especialmente la sensación -de cambio en el mundo exterior. El sentimiento de extrañeza es

generado por las vivencias anormales que se producen a partir de la ruptura del equilibrio entre el

mundo interno y el externo. Ese desequilibrio nace de las perturbaciones cenestésicas, siempre

presentes, y que aparecen como consecuencia de las alteraciones profundas en el núcleo mismo de

la personalidad. Vale decir que el mundo exterior aparece extraño, como resultado de la proyección

hacia afuera de los cambios que, en realidad, se han producido originariamente en el mundo

interno. Aparecen en segundo término y se suman a lo anterior las perturbaciones del pensamiento,

el que no parece pertenecerle ya íntegramente. Las vivencias desagradables y la consiguiente

extrañeza que le producen las perturbaciones del pensamiento, que el enfermo en su desconcierto

atribuye a influencias exteriores, se conjuran para producir el desconocimiento del propio yo

psíquico y físico pues la sensación de cambio es proyectada, posteriormente, al plano somático. El

mundo exterior, extraño y cambiado, también es desconocido. El enfermo cae, por este mecanismo,

en las interpretaciones delirantes de influencia, al mismo tiempo que, por un mecanismo defensivo,

se refugia en el autismo y la introversión que son las barreras que encierran el mundo

esquizofrénico.

En la época de transición entre la pubertad y la juventud, que es precisamente la edad que

coincide con la del comienzo frecuente de la esquizofrenia, es común observar un esbozo de

despersonalización, que sólo es transitoria y que no traspone nunca los límites de lo normal. Este

fenómeno se explica porque a esa altura de la vida hay una tendencia natural del pensamiento hacia

lo abstracto; abandonando el mundo de lo concreto la actividad psíquica es dirigida hacia temas y

problemas nuevos que hasta entonces no habían requerido la atención del individuo. Si a esto se

agrega la falta de experiencia propia de k edad, se comprende que el adolescente tenga un falso

concepto de superioridad, que lo induce a colocarse en un plano intelectual muy superior a los

demás. Esa tendencia exacerbada en las personas que estudian, las hace caer, algunas veces en

situaciones ridículas o impertinentes que llegan hasta la falta de respeto por los padres y las

personas mayores.

3) Con mucha frecuencia se observa la despersonalización en la psicastenia; afección por la que

los enfermos viven toda una existencia de autocrítica. Constantes críticos de sí mismos, analizan

minuciosamente todos sus actos, hasta los más insignificantes, lo que los conduce al entorpecimiento

de la vida natural y fisiológica, cayendo, poco a poco, en la sensación íntima de que sus

actuaciones son puramente automáticas. Existe, en algunos casos, una verdadera extinción o

empañamiento de la personalidad; en ocasiones tienen el convencimiento de llevar dentro de ellos

a una segunda persona que observa todos sus actos.

La despersonalización, pues, se relaciona íntimamente con los trastornos de la cenestesia; en

efecto, la vemos aparecer en todas las afecciones mentales que ostentan, como panorama principal,

una cenestopatía. Debido a tales perturbaciones cenestopáticas, que constituyen el punto de

arranque del sentimiento de extrañeza, los enfermos se sienten ajenos a su propio yo. Dadas las

vivencias desacostumbradas y totalmente nuevas perciben su actuación como completamente

automática y experimentan la impresión de ser simples espectadores de sus propios actos.


3º) Transformación de la personalidad: Trastorno de naturaleza puramente subjetiva, sólo es

conocido por el médico cuando el enfermo se lo revela. Suele encontrarse en el período de estado

de algunas enfermedades mentales y por su causa el individuo tiene la impresión de una total

transformación de su personalidad. Como en los trastornos anteriores también debe reconocerse

entre los factores desencadenantes de estos sentimientos extraños a las perturbaciones de la

cenestesia general, determinantes de vivencias nuevas, extrañas y extravagantes, elaboradas por

un juicio perturbado.

Algunos melancólicos y delirantes crónicos experimentan, a veces, la sensación de que su cuerpo

se ha transformado en piedra, en un metal o en madera. En ocasiones se sienten convertidos en

animales y entonces se comportan a la manera del animal que creen ser. En los delirios de posesión,

el individuo experimenta la extraña impresión de que su cuerpo se halla cohabitado

simultáneamente por dos o tres seres diferentes que lo suplantan. A veces crea insensiblemente

una nueva personalización y se siente transformado en algún personaje conocido.

4º) Desdoblamiento de la personalidad: El desdoblamiento de la personalidad es una

perturbación que consiste en la existencia de dos estados psíquicos diferentes, como si realmente

se tratase de dos personalidades distintas en el mismo sujeto. Esta alteración es de observación

frecuente en la histeria.

Los histéricos caen a menudo en una especie de sueño que dura breves instantes y cuando

despiertan presentan un nuevo estado psíquico muy diferente al precedente. De tristes que eran,

pongamos el caso, se manifiestan alegres y vivaces, muy sensibles y de una imaginación exaltada.

Esto es lo que se llama desdoblamiento o estado segundo, que siempre se instala a continuación de

situaciones desagradables o aquellas en que al individuo le conviene distraer o atraer la atención de

las personas que lo rodean. Se producen así estados de conciencia correspondientes a dos

personalidades diferentes. La personalidad del segundo estado se exterioriza con mucha mayor

vivacidad y riqueza interior que la primera, al mismo tiempo que recuerda todo lo que concierne a

ésta. A continuación se produce un nuevo entorpecimiento, algo así como un sueño pasajero, y el

sujeto vuelve a su condición primitiva con amnesia de todo lo ocurrido en el período de exaltación.

Es una sucesión de fenómenos psíquicos que muestran un desdoblamiento con modificaciones

profundas en el carácter, acompañadas de amnesia; pero siempre persiste un lazo de unión entre

las dos personalidades, ya que, si bien la primera ignora a la segunda, ésta última conoce a la

primera.

Concepto

Instinto

RESUMEN

LA PERSONALIDAD HUMANA

Temperamento

Carácter

Núcleo básico de la personalidad. Heredado por la

filogenia.

Definición: Conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones

y tendencias innatas que permiten la ejecución

de actos específicos, comunes a la especie, que

desde el comienzo se realizan con suma perfección sin

requerir experiencia o aprendizaje previo.

Vela por la integridad del individuo y. de la especie.

Constituye el "yo filogenético" o "yo instintivo",

que es heredado.

Clasificación: Instinto de nutrición. Instinto sexual.

Instinto gregario.

"Yo fisiológico".

El temperamento pertenece al individuo; el in tinto

es común a la especie.

Definición: Es el instinto modificado por acción de

lo fisiológico que imprime a sus manifestaciones

determinadas modalidades en directa dependencia del

"sentimiento vital".

Constituciones morfológicas:

Tipo Leptosómico

Tipo Atlético

Tipo Pícnico

Tipo Displásico.

o Gigantes eunucoides. Adiposos

pluriglandulares y eunucoides.

Hipoplásicos e infantiles.

Disposiciones activo-afectivas:

Fatigabilidad

Actividad

Bondad

Emotividad

Sociabilidad

Cohesión

Avidez

"Yo psicológico".

Resultante de lo temperamental, amoldado y sujeto

al orden social.

Se multiplican los matices y facetas psicológicas

que conducen a la individualización de la personalidad.


PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD

Aspectos

1º) Defectos constitucionales de la personalidad. "Personalidades

psicopáticas".

2º) Alteraciones patológicas de la personalidad.

Concepto

Personalidad

Personalidad estática: Todo lo que se tiene en potencia al

nacer: lo instintivo y lo temperamental.

Personalidad dinámica: Es la personalidad en su evolución

dentro de la matriz social. El recorrido en el arco biológico

evolutivo e involutivo de la personalidad comprende las

siguientes etapas:

1a. primera y segunda infancia.

2a. pubertad y juventud.

3a. edad adulta.

4a. climaterio.

5a. vejez.

Aspectos de la personalidad:

1º) "Físico". Caracteres fisonómicos. Identificación

personal.

2º) "Psíquico-anímico": Núcleo instintivo común a todas las

personas. Fuente de la afectividad. Ensamble de lo físico con

lo psíquico.

3º) "Psíquico-espiritual": Plano espiritual. Inteligencia:

factor da individualización dando caracteres definitivos a la

personalidad.

Definición: Es la resultante de una compleja conjunción de

factores y disposiciones que la herencia ancestral transmite a

la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos

constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la

inteligencia, que impulsa a la personalidad a la evolución

psíquico-espiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón,

el ámbito de lo consciente, la autoconducción y la

autodeterminación.

Defectos

constitucionales o

personalidades

psicopáticas

1º)

Personalidad

instintiva

2º)

Personalidad

paranóica

3º)

Personalidad

ciclotímica

4º)

Personalidad

esquizotímica

Impulsos instintivos Perversiones instintivas.

"Instinto nutrición": Malacia Pica

Coprofagia Bulimia Dipsomanía

Instinto sexual:

Sadismo.

Masoquismo.

Exhibicionismo.

Fetichismo.

Bestialismo.

Necrofilia.

Homosexualidad.

Instinto gregario:

Cleptomanía.

Impulsión suicida.

Impulsión homicida.

Piromanía.

Dromomanía.

a) Sobrevaloración.

b) Sentimiento exagerado de amor propio. Orgullo.

c) Gran susceptibilidad.

d) Crea conflictos al querer imponer sus razones.

e) Sentimiento de disconformidad.

f) Sentimiento de desconfianza.

g) Dominantes y batalladores. Preponderancia de la

disposición avidez.

Preponderancia de la disposición actividad.

Ciclotímico en más: Euforia. Satisfacción, optimismo.

Comunicativos, extrovertidos. Ecotimia; hiperactividad.

Hiperbólicos. Sentimiento de triunfo.

Ciclotímicos en menos: Tristeza, pesimismo, ensimismamiento,

falta de vigor, depresión. Retraídos.

Introvertidos.

Tipo esquizoide de Kretschmer. Constitución somática

leptosómica-asténica. Déficit de la disposición cohesión.

Faz exterior: superficial: Representa el estado anímico

frente al mundo y a la sociedad. Afectividad torpe de escasa

reacción emocional. Personalidad inexpresiva y fría

afectivamente.

Faz interior: profunda: Representa el mundo interior y

supeditada a sus vivencias.

Por un lado afectividad riquísima. Inclinación al arte,

filosofía, a los libros y a la naturaleza. Por otro: insensibilidad

y anestesia afectiva.


Defectos

constitucionales o

personalidades

psicopáticas

5º) Personalidad

perversa

6º) Personalidad

hiperemotiva

7º) Personalidad

mitomaniaca

8º) Personalidad

hipofrénicaasténica

Déficit de la "bondad". Desaprensiva, mala, antisocial.

Tendencia al daño, al mal, a la crueldad. Desconoce la

bondad, los afectos y la ética.

Responde a la constitución "emotiva" de Dupré.

Predominio de la disposición "emotividad". Grandes

reacciones emocionales con estímulos débiles. Intensa

repercusión somática. Angustia y ansiedad.

Tendencia al engaño, al embuste, a la fabulación, a lo

imaginativo. Delmás y Boíl: exceso de "sociabilidad".

Constitución histérica. Fragilidad constitucional de la

psique.

Predominio de la disposición: "fatigabilidad". Fácil

agotamiento físico y psíquico. Constitución con marcada

tendencia a la fatiga y a la astenia. Labilidad en el

equilibrio biopsíquico. Predispone a los estados

demenciales simples. Es negada por muchos

psiquiatras.

Aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que modifican la

personalidad.

1º) Pérdida de la

personalidad

"Destrucción" o "ruina" de la personalidad. Derrumbe

y disgregación de la psique. Debilitación global.

Demencia. Se evidencia en el aspecto introspectivo y

vivencial y en el extrospectivo o práxico.

Alteraciones

patológicas de la

personalidad

2º)

Despersonalización

3º) Transformación

de la personalidad

4º)

Desdoblamiento de

la personalidad

Trastorno subjetivo. Sentimiento de extrañeza por

sensación de alteración profunda de la persona. No

reconocimiento y extrañeza del propio yo.

Se observa en los.

Melancólicos: Debido a trastornos cenestopáticos.

Apagamiento del sentimiento vital. Disminución de la

sensibilidad general. Impotencia psíquica.

Esquizofrénicos: Por ruptura del equilibrio entre el

mundo interior y el exterior.

Pubertad: Por la transición entre el pensamiento

concreto y el abstracto.

Psicastenia: Por la constante autocrítica.

Trastorno subjetivo. Sentimiento de total transformación

de la persona. Debido a perturbaciones de la

cenestesia general. Sensación de extrañas modificaciones

físicas; el cuerpo cohabitado por varios seres.

Coexistencia de dos estados diferentes; como si se

tratara de dos personalidades distintas. Histéricos:

desdoblamiento o personalidad segunda.

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