e-CC360 N° 1 confitería del Molino

El Edificio del Molino es difícil de definir,
de describir y de catalogar
“Yo me animaría a decir que mayormente
es de un lúdico-pintoresquista”.
Ahí hay aun academicismo Italiano
con gestos distintivos y casi ajenos como
esos aleros curvados a dos aguas que
conforman la parte superior del molino
mismo incrustado en la ochava que se
repiten en ambas “mansardas”
originalmente color ladrillo y con los
mismos que remata la esquina en forma
de aleros del mismo color hoy felizmente
cubiertos por un blanco unificador.
Pero aquí en El Molino, Francesco
Terencio parece escuchar el mandato
de su maestro Melani y se siente más
libre a pesar de los dos edificios
existentes que no debía demoler y la
imposición de colocar un “molino andante”
tan icónico en la ochava. Este panóptico
que seguramente lo perturbó en un
comienzo y luego lo entendió como algo
lúdico que lo hizo sentir menos rígido
y estrictamente condicionado por los
cánones de la arquitectura académica.
Aquí ya se siente sin condicionamientos
y remata el edificio tan ecléctico y se
eleva con una “esbelta cúpula” tan
disruptiva como las de Palanti en el
Barolo y en el Roccatagliata de la
Av. Santa Fe y Callao.
En ella expresa el impacto de modernidad
del Art Nouveaux de Horta y aunque
utilizando nervaduras de Hormigón
Armado alivianado en sus secciones se
inspira en la bohemia vivida en Bruselas
y entre los nervios de la misma contrasta
todo con coloridos Vitraux que la
distinguen al igual que los magníficos
Leones de las cuatro esquinas en los
que se apoya esta aguja cupular.
Estos leones sentado y alados en cuya
expresión traspone el Art Nouveaux y
expresa una impronta expresiva a
ultranza del Art Decó como modernidad.
El mandato del maestro Melani
estaba cumplido.