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opinión Laura Tremosa Colaboradora de <strong>infoPLC++</strong> Todos hablan del low code Últimamente, me ha sorprendido que en los foros de software despierten cada vez más interés las soluciones llamadas low code, que vendría a significar “poco código”. Se trata, según lo que he leído, de programar con una interfaz gráfica de usuario que utiliza elementos visuales predefinidos, facilitándose así el desarrollo de software. ¿Sería algo parecido al lenguaje Scratch de programación que hace ya tiempo viene ofreciéndose especialmente para la introducción a la informática de los niños? Su objetivo, al menos, no difiere del del Scratch, que busca simplificar el desarrollo de software de forma que se requieran muy pocos conocimientos de programación. De ser así bien cabría preguntarse si realmente el desarrollo de software está enfrentándose a futuros tiempos de cambio. Y es que curiosamente, parece que la dichosa COVID-19, que se niega a dejarnos, ha jugado su papel en acelerar estos cambios. Según la analista Gartner, el aumento del desarrollo en remoto desde el inicio de la pandemia ha llevado a que el mercado de tecnologías de desarrollo low code aumente de forma notable a nivel mundial. La pregunta que cabe hacerse es si esta nueva forma de desarrollo bastará en el caso de muchas aplicaciones. Hay que suponer que si el software puede ser desarrollado por personas con poco o ningún conocimiento de programación, en muchas organizaciones se abre la posibilidad de simplificar sus desarrollos de forma que los realicen quienes sin saber programar sí saben mucho de sus procesos de negocio. De todos modos, me cuesta creer que dejen de ser necesarios los auténticos especialistas en el desarrollo de software. Una primera duda que se me ocurre es que cuando se trata de programación, en general no existe una solución única y se trata de buscar la óptima. No puedo dejar de pensar que para el desarrollo de muchas aplicaciones no se siga requiriendo atención, experiencia y tiempo. Me pregunto, también, si no pueden darse muchos casos en los que se necesiten funcionalidades que pueden no estar incluidas en los bloques prediseñados de las plataformas low code. De igual modo pienso que puede resultar muy problemático cuando se trate de conectar con sistemas ya existentes. En todo caso, hace años que los departamentos de informática de las empresas dejaron de estar aislados y los informáticos percibidos como sabios despistados con lenguajes poco o nada comprensibles como ocurría allá por los años 80 del siglo pasado. Ahora, con las plataformas low code parece que se abriría un futuro con equipos de trabajo multifuncionales en los que programadores convencionales y otros profesionales trabajen conjuntamente consiguiéndose realmente el deseado trabajo colaborativo del que venimos hablando desde hace ya muchos años. Comunicación entre equipos, estén o no el mismo departamento, cosa más necesaria si cabe ahora que el trabajo en remoto ha entrado para quedarse. Recuerdo que fue a principios de este siglo cuando apareció una metodología, denominada AGILE, para crear software con mayor rapidez y eficacia. El método permite tener respuestas rápidas a las valoraciones que van haciéndose en las diversas etapas del desarrollo. Ahora AGILE se aplica en una gran diversidad de proyectos o gestión de organizaciones. Recuerdo que uno de los cuatro puntos básicos de esta metodología era “las personas y sus interacciones son la prioridad”. Pues bien, en este sentido bien puede esperarse que el desarrollo de software low code pueda resultar una buena herramienta para cumplir este principio de la metodología AGILE aplicada cada vez más en muy diversos ámbitos. Parece que el signo de los tiempos es rapidez y simplicidad frente a cualquier desarrollo, proyecto o actividad. Permítanme, sin embargo, expresar mi inquietud respecto a si con tanta rapidez, facilidad y sin necesidad de grandes conocimientos, trabajo reflexivo y análisis crítico no estaremos dejando algo por el camino. No me refiero ya solo al desarrollo de software, aunque también. No hace mucho leí un artículo de dos profesores de la Universidad Jaume I titulado “La estafa de la nueva educación”. donde vienen a lamentares como cada vez más con supuestos razonamientos pedagógicos se están dejando de lado aspectos tan básicos como razonar, escuchar, pensar, memorizar, analizar o cuestionar, en resumen todo lo que requiere esfuerzo y dedicación, buscando la simplificación y huyendo de la complejidad. Sabemos que las herramientas condicionan la función y el objetivo. Las plataformas low code simplifican y reducen tiempo, pero quizás, en el proceso, perdamos la solución óptima. El matemático y filósofo Alfred North dijo “Busca la simplicidad y desconfía de ella”. • opinión julio-agosto 2021 21