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Edicion 14 de Septiembre 2021

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8 Martes 14 de septiembre de 2021

Opinión

Diario Co Latino

Ética y Política

Ejecuciones extrajudiciales

José M. Tojeira

La semana pasada el Observatorio

de Derechos

Humanos de la UCA

(OUDH) presentó un informe

sobre ejecuciones extrajudiciales.

Y aquí conviene aclarar el

término. Llamamos ejecuciones

extrajudiciales exclusivamente

a aquellos homicidios cometidos

por agentes de autoridad policial o

por personas protegidas, amparadas

e impulsadas por agentes de autoridad.

Este tipo de crímenes no está tipificado

adecuadamente en el código

penal salvadoreño, a pesar de ser

un delito con características muy especiales,

en los que las armas y el poder

dados a la policía para proteger a

la ciudadanía se utilizan para matar,

atemorizar, encubrir delitos y mantener

impunidad.

El informe del OUDH tiene en

este sentido no solo la intención de

visibilizar un problema grave sino,

sobre todo, insistir en la tipificación

del delito para poder erradicarlo y,

en su defecto, sancionarlo adecuadamente.

Y es especialmente importante

porque da seguimiento a la visita

e informe de la Relatora especial de

Presidente:

Nelson López

Director General:

Francisco Elías Valencia

Jefa de Información:

Gabriela Castellón Fajardo

Coordinadora de Prensa: Patricia Meza

Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822

130 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD

la ONU sobre Ejecuciones Extrajudiciales

que en 2018 visitó el país y encontró

“un patrón de comportamiento

en el personal de seguridad,

que podría considerarse

como ejecuciones extrajudiciales

y uso excesivo de la fuerza”.

Informe, por cierto, que se

puede decir que ha tenido nulo

o mínimo impacto en el país.

Los hechos que expone el informe

dejan claridad respecto a la importancia

del tema. A lo largo de seis años

(2015-2020) 1820 personas han muerto

víctimas de la violencia policial.

Aunque en general la PNC suele decir

que las muertes se producen en defensa

propia, los índices de letalidad indican

abuso de la fuerza por parte de

la policía.

Aunque es cierto que estos índices

de letalidad han descendido en los 3

últimos años, todavía siguen indicando

abuso de la fuerza en el último año

del estudio. La existencia de grupos de

exterminio en los que se mezclan policías

y civiles es otro dato. En el mismo

período estudiado han sido desarticulados

15 grupos acusados de dicho

modo de actuar. Y varios crímenes

con todos los rasgos de haber sido

cometidos por grupos de exterminio,

como por ejemplo el asesinato del P.

Walter Vázquez, continúan en la impunidad.

El OUDH hizo además un estudio

cualitativo de 13 casos, 5 brindados

por la Procuraduría de Derechos

Humanos, PDDH, y 8 registrados

en el IDHUCA. En todos ellos se

demuestra abuso de fuerza y tendencia

a manipular la escena del crimen

para encubrir el delito y hacerlo aparecer

como un enfrentamiento en el

que la policía actuó en defensa propia.

A todo ello se une la actuación judicial.

En los seis años que abarca el

informe, 1365 policías junto con algunos

soldados fueron procesados bajo

acusación de homicidio. Un poco más

del 90% de los procesados lograron el

sobreseimiento. Y solamente el 2% de

los acusados llegaron a sentencia condenatoria.

Evidentemente no se quiere

afirmar que todos sean culpables. Pero

los altos índices de letalidad en los enfrentamientos,

la existencia de grupos

de exterminio y los estudios cualitativos

muestran el fracaso de los sistemas

de control interno y de investigación

de la PNC y la Fiscalía, así como

la fácil tendencia de los jueces a dar

sobreseimientos.

Dada la cultura de violencia tradicional

en el país, hoy exacerbada en

las redes sociales, no es fácil solucionar

este problema. Pero las propuestas

del OUDH son claras y necesarias.

Tipificar adecuadamente el delito de

ejecución extrajudicial es necesario y

además educativo. Mejorar los mecanismos

de control interno tanto en la

PNC como en la Fiscalía resulta también

indispensable. Así mismo es urgente

atender a los miembros de la policía

de base, a veces con turnos muy

exigentes, mal pagados y sometidos a

las tensiones de una sociedad y cultura

violenta.

La mejora salarial, la formación en

Derechos Humanos y un mayor y sistemático

apoyo psicológico son formas

también de atacar el problema de

las ejecuciones extrajudiciales. Si el Estado

además ratifica el Protocolo Facultativo

de la Convención contra la

Tortura y otros instrumentos internacionales

que ofrecen mecanismos de

control frente a la violencia, podríamos

decir que se empieza a tomar en

serio el grave problema de las Ejecuciones

Extrajudiciales.

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