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“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y
paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de
esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Romanos
15:13
Después de haber vivido un año en el que de la noche
a la mañana nuestro ritmo de vida, las rutinas
cotidianas y la libertad , se vieron afectados por un
confinamiento obligatorio; no solo nosotros vivimos
ese aislamiento físico y social, sino también nuestra
casa común, es decir, el planeta tierra a causa de un
mortal “coronavirus” que nos alejó de nuestra familia,
amigos, compañeros; otros ya no están con nosotros
su partida se adelantó hacia el más allá, dejando a su
paso tristeza y desolación. Pasamos por una extraño
sensación de no saber qué hacer, de incertidumbre, de
creer que esto iba a ser muy pasajero, de pensar que
teníamos el control de todo y de nada a la vez, de
haber sido un año devastador para la economía, las
oportunidades de empleo, las condiciones de las
familias, la capacidad de respuesta de los gobiernos,
el personal de la salud, la educación, entre otros.
El enfrentarnos a lo desconocido, también nos permitió como seres humanos, entender lo frágiles que
somos y cuán importante, es comprender que no podemos solos, que estamos obligados a valorar y a
entender que, en familia se dan los grandes pasos para la convivencia, el respeto, los límites en la
relación consigo mismo y con los otros, y sobre todo, a entender que DIOS está siempre a nuestro
lado, que como un gran Padre nunca nos desampara, solo tenemos que seguir creyendo y
fortaleciéndonos en la fe.
Desde el ámbito escolar, sí que vivimos grandes retos, que fueron asumidos por los padres de familia,
maestros, directivos y estudiantes. Tuvimos que indagar, formarnos en el manejo de diferentes
herramientas tecnológicas y enfrentar situaciones completamente diferentes. Nos retó lo
desconocido, exploramos y experimentamos miedos, angustias, desesperanza. Pero también
descubrimos, potenciales, oportunidades y nuevas formas de hacer, aprender, descubrir y hasta de
pensar.
Tal como le manifestamos a nuestros estudiantes en la celebración de la Niña María a través de la
canción que les dedicamos “solo una pantalla fue el camino para estar un poco más unidos, hoy
volvemos a encontrarnos, volvemos a estudiar con la esperanza de que el sol siempre brillará “y
después de pasar la cuarentena unidos volvemos a empezar. ¡Gracias queridos estudiantes por estar
ahí, por permanecer, por resistir y no claudicar¡.
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