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4 Jueves 11 de noviembre de 2021 Nacionales
Diario Co Latino
“Estar en la cooperativa nos ha servido para salir adelante”
ACOPARO, una alternativa comunitaria
frente al Cambio Climático
Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Miembros de ACOPARO de R.L, en faenas de campo. Foto Diario Co Latino/aCoParo
Hilda Lidia Márquez,
de 57 años, reside
en el cantón Jardín,
municipio de Nuevo Edén de
San Juan, San Miguel. Cada lunes
temprano, recorre en 60
minutos, caminos y veredas escarpadas
para llegar a la plaza
pública al “tiangue” (mercado),
y vender sus verduras
agroecológicas, el pan de torta
a base de leche y canela y sus
huacales de morro.
Junto a ella, un grupo de
pobladores que integran ACO-
PARO de RL, una cooperativa
de producción y venta de
productos alimenticios para el
ganado y aprovisionamiento
para el hogar, también hacen
su ventas. Y no solo exponen
sus productos naturales directos
de sus huertos caseros sin
rastros de agroquímicos, sino
también comparten la alternativas
de supervivencia frente a
los embates del Cambio Climático.
“Unas compañeras me invitaron
aquí a la plaza hace
como siete años atrás, poco a
poco fui conociendo todo y
recibí capacitaciones de huertos
caseros. Yo siembro tomate,
chile y rábanos. Y tengo un
encierro de pollos y ellos (los
de RACDES), nos supervisan,
van donde vivimos y aprendimos
la técnica agroecológica”,
expresó Hilda.
El municipio Nuevo Edén
de San Juan es uno de los 52
municipios del Corredor Seco
en el país, y es por esto que la
Red de Ambientalistas Comunitarios
de El Salvador (RAC-
DES) entraron con una “Escuela
Ambiental”, buscando
fortalecer el conocimiento de
la población sobre cómo sobrellevar
los desafíos que presenta
el Cambio Climático en
la zona.
Las principales características
que definen al Corredor
Seco es su variabilidad climática,
que puede derivar en largos
períodos sin lluvias, a las que
siguen a posterior intensas precipitaciones
que siempre afectan
los medios de vida de los pobladores
de la zona y debilita la
seguridad alimentaria en varios
meses del año.
Hilda Lidia, que pertenece a
ACOPARO de R.L., expresa su
satisfacción de ser productiva y
tener un estímulo económico,
que junto a su hermana y otros
familiares preparan torta de pan,
cultivan su huerto casero y sus
huacales de morro.
“Antes pasábamos en los oficios
en la casa, ahora esto nos
ayuda a la economía familiar,
porque ando vendiendo de casa
en casa y en el mercado, vendemos
porciones o pan de torta
completas. Claro, no deja mucho
dinero, porque la harina, la azúcar
y la leche va subiendo, pero
para no estar de balde, es entretenido”,
agregó.
“Mi experiencia ha sido buena,
nos han ayudado mucho
para saber de agroecología. Esto
me ha ayudado también a conocerme
más con la gente, y no solo
estar en casa en los oficios, sino
que salimos y conocimos más
gente y eso es divertido”, señaló
Hilda Márquez.
En el marco del Festival Raíces,
que por segundo año no
pudo celebrarse en un evento general
por las medidas de prevención
del COVID-19, la Red de
Ambientalistas Comunitarios de
El Salvador (RACDES), ACOPA-
RO de R.L., y la Mesa por la Soberanía
Alimentaria conmemoraron
el “Día Internacional de la
Soberanía Alimentaria”, celebrado
cada 16 de octubre de cada
año, con el fin de fortalecer las
acciones en la recuperación del
medio ambiente y ratificar el
compromiso de la sociedad civil
organizada.
El aprendizaje de preparar
abonos, plaguicidas y repelentes
no químicos, ha sido el mayor
aprendizaje para Gilma Edelmira
de Quinteros, del caserío Masatapeque,
cantón Quesera, Nuevo
Edén de San Juan, quien llegó
a la cooperativa junto a su esposo
buscando “salir adelante”, tratando
de superar retos que a diario
se presentan para la subsistencia
diaria.
“Estar en la cooperativa nos
ha servido para salir adelante,
porque todo es una lucha en la
vida, y aprendimos de varias organizaciones
que nos vinieron a
enseñar y ahora hemos aprendido
a hacer abono orgánico bokachi;
también hacemos un caldo
de chile y jengibre como repelente
natural de plagas, y es así, que
todas las frutas y verduras que se
venden es bueno para la salud,
sin nada de químicos”, agregó.
“Antes vendía pescado, -mi esposo
y mis cipotes- pescaban y
venía todos los lunes a venderlo,
al principio lo hice por libras
después, lo traía directo un paquete
y lo dejaba a un vendedor,
llegamos a cargar hasta 40 libras
de pescado para entregar la venta.
Ahora la pandemia cambió
todo, cambió lo que hacíamos
para subsistir, mermó la venta
por el temor al contagio, entonces
llegó la cooperativa y cambio
todo”, afirmó Gilma de Quinteros.
La búsqueda de poblaciones
dispuestas a aprender sobre la
“recuperación ambiental” es la
principal tarea de RACDES en
diversos territorios, al que suman,
el rescate de medios de
vida que les pertenecen como:
ríos, semillas nativas, y suelos,
explicó, Zulma Larín, de la Red
de Ambientalistas Comunitarios
de El Salvador.
“Desde nuestra perspectiva
trabajamos por las alternativas
de subsistencia como la agroecología,
pero también hacemos
esfuerzos para que los pueblos
se organicen y decidan de
qué forma lo hacen, como pasó
en Nuevo Edén de San Juan,
que optó por una cooperativa
ACOPARO de R.L.”, agregó Larín.
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