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Listín Diario 02-10-2022

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16<br />

6 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />

DOMINGO SÁBADO 1 2 DE DE OCTUBRE DE 2<strong>02</strong>2<br />

E L M U N D O<br />

Desenterrando vestigios de una dinastía maya olvidada<br />

Por FRANZ LIDZ<br />

CHIAPAS, México — En una brillante<br />

mañana llena de insectos a<br />

principios del verano, Charles Golden,<br />

antropólogo de la Universidad<br />

de Brandeis, en Massachusetts,<br />

se abría camino a<br />

machetazos por<br />

la hierba hasta la<br />

rodilla en un rancho<br />

ganadero en<br />

lo profundo del<br />

Valle de Santo Domingo,<br />

una región<br />

escasamente poblada de maleza<br />

espesa y selva casi impenetrable.<br />

“Estamos llegando a lo que queda<br />

de la dinastía Sak Tz’i’”, dijo Golden.<br />

Esparcidos en 40 hectáreas de<br />

enredaderas y tierra grumosa<br />

se encontraban recordatorios de<br />

una grandeza perdida: montones<br />

gigantes de roca y escombros que<br />

alguna vez fueron templos, plazas,<br />

salones de recepción y un imponente<br />

palacio con terrazas en Sak Tz’i’,<br />

un asentamiento maya de al menos<br />

dos mil 500 años.<br />

Justo enfrente tenía Golden los<br />

restos de un complejo de plataformas<br />

que había formado la acrópolis.<br />

En su apogeo, estaba dominada<br />

por una pirámide de 14 metros de<br />

altura en la que podrían haber sido<br />

sepultados miembros de la familia<br />

real. Golden señaló que la entrada<br />

a la pirámide probablemente había<br />

tenido una fila de esculturas<br />

monolíticas en relieve llamadas<br />

estelas, la mayoría de las cuales<br />

ahora estaban enterradas entre los<br />

escombros o se las habían llevado<br />

los ladrones.<br />

Al sureste, notó un callejón lleno<br />

de piedrita —era una cancha de pelota<br />

desgastada por el tiempo, de<br />

<strong>10</strong>5 metros de largo y cinco metros<br />

de ancho con lados inclinados. El<br />

juego, un evento religioso que simbolizaba<br />

la regeneración, requería<br />

que los jugadores mantuvieran una<br />

pelota de goma en alto usando solo<br />

sus caderas y hombros. Cerca había<br />

un revoltijo de piedras donde los<br />

plebeyos se habrían reunido para<br />

las celebraciones públicas y los reyes<br />

habrían celebrado la corte.<br />

Sak Tz’i’ —Perro Blanco, en el<br />

idioma de las antiguas inscripciones<br />

mayas— fue a veces aliado, a<br />

veces vasallo, a veces enemigo de<br />

varios de los jugadores regionales<br />

más grandes y poderosos, incluidos<br />

Piedras Negras en lo que ahora es<br />

Guatemala, y Bonampak, Palenque,<br />

Toniná y Yaxchilán en lo que<br />

hoy es Chiapas. La dinastía floreció<br />

durante el período Clásico de la<br />

cultura maya, del 250 al 900 d. C.,<br />

cuando la civilización tuvo sus mayores<br />

logros en arquitectura, ingeniería,<br />

astronomía y matemáticas.<br />

Por razones que aún no están<br />

claras, Sak Tz’i’ y cientos de otros<br />

asentamientos fueron abandonados<br />

y regiones enteras quedaron<br />

desiertas durante el siglo IX. Aunque<br />

sus descendientes viven en la<br />

región, los caprichos de la naturaleza<br />

torcieron las paredes de los<br />

templos, los ladrones de tumbas<br />

desarmaron las pirámides y una<br />

jungla cada vez más espesa ocultó<br />

plazas y calzadas. Sak Tz’i’ fue efectivamente<br />

borrado de la memoria.<br />

No fue hasta 1994 que los investigadores<br />

comenzaron a buscar evidencia<br />

física del reino, después de<br />

que los epigrafistas que leían una<br />

estela —encontrada un siglo antes<br />

en una excavación en Guatemala—<br />

se dieron cuenta de que un glifo describía<br />

la captura de un rey Sak Tz’i’<br />

en el año 628 d.C.<br />

Hace tres veranos, un equipo de<br />

investigadores y equipos de trabajo<br />

locales encabezados por Golden y<br />

Andrew Scherer, un bioarqueólogo<br />

de la Universidad de Brown, en<br />

Rhode Island, exploraron la pradera<br />

y descubrieron los restos de<br />

docenas de estelas de piedra, utensilios<br />

de cocina y el cuerpo de una<br />

mujer que había muerto al menos<br />

dos mil 500 años antes. La datación<br />

por radiocarbono arrojó que el sitio,<br />

que los investigadores llamaron<br />

Lacanjá Tzeltal en honor a la comunidad<br />

moderna cercana, probablemente<br />

fue colonizado alrededor del<br />

750 a.C. y estuvo ocupado hasta el<br />

final del periodo Clásico.<br />

Golden y Scherer establecieron<br />

que el rancho ganadero había sido<br />

una —si no es que la— capital de la<br />

dinastía Sak Tz’i’.<br />

Simon Martin, curador del museo<br />

Penn de la Universidad de Pensilvania<br />

y quien no participó en el<br />

proyecto, dijo que la evidencia proporcionada<br />

por los investigadores<br />

argumentaba muy a favor de que<br />

Lacanjá Tzeltal era el verdadero<br />

Sak Tz’i’ o al menos una sede de la<br />

dinastía durante parte de su historia.<br />

Los escombros<br />

que antes fueron<br />

templos y plazas.<br />

Scherer y Golden obtuvieron una<br />

pista sobre las ruinas de Lacanjá<br />

Tzeltal de uno de sus antiguos asistentes<br />

de investigación. En 2014,<br />

Whittaker Schroder conversó con<br />

un vendedor de carnitas en el pueblo<br />

de Nuevo Taniperla, en la selva<br />

tropical. “El vendedor dijo que tenía<br />

un amigo con una piedra que quería<br />

que fuera vista por un arqueólogo”,<br />

recordó Schroder. “Le pedí que me<br />

dijera más al respecto y me explicó<br />

que la piedra tenía un grabado con<br />

el calendario maya y otros glifos”.<br />

El amigo del vendedor le mostró<br />

a Schroder, ahora un asociado posdoctoral<br />

en la Universidad de Florida,<br />

una foto en un teléfono celular<br />

que mostraba claramente un pequeño<br />

panel de pared ilustrado con<br />

jeroglíficos. En una esquina inferior<br />

había una figura danzante con<br />

un tocado ceremonial, empuñando<br />

un hacha y una cachiporra. Jacinto<br />

Gómez Sánchez, un ganadero que<br />

vivía a 40 kilómetros de distancia,<br />

había desenterrado la losa de piedra<br />

caliza en su propiedad muchos<br />

años antes.<br />

Schroder contactó a Golden y<br />

a Scherer. Para gran sorpresa de<br />

ambos expertos en la cultura maya,<br />

la foto mostraba un monumento<br />

de tamaño completo con glifos de la<br />

dinastía Sak Tz’i’. Les tomó cuatro<br />

años negociar el permiso para excavar<br />

en la propiedad. En el 2019, el<br />

equipo de investigación sobrevoló<br />

el sitio con drones y aviones equipados<br />

con una herramienta de detección<br />

llamada LIDAR, que podía ver<br />

a través del dosel del bosque para<br />

visualizar la tierra y la arqueología<br />

debajo. Los investigadores estimaron<br />

que en su apogeo, alrededor del<br />

año 750 d. C., el asentamiento tuvo<br />

hasta mil habitantes.<br />

FOTOGRAFÍAS POR MEGHAN DHALIWAL PARA THE NEW YORK TIMES<br />

Los investigadores han<br />

descubierto reliquias de la<br />

dinastía Sak Tz’i’ en Chiapas,<br />

México. Área colapsada de una<br />

pirámide (izquierda). Un panel<br />

antiguo desenterrado en un<br />

terreno que hoy es un rancho<br />

ganadero (arriba).<br />

En junio pasado, después de un<br />

receso de dos años debido al coronavirus,<br />

Golden, Scherer y su equipo<br />

regresaron al sitio para continuar<br />

con la excavación. Con los<br />

muros de piedra de la acrópolis en<br />

peligro de derrumbarse, se reclutó<br />

al antropólogo mexicano Fernando<br />

Godos y un equipo local para reforzar<br />

y estabilizar la construcción.<br />

Restos de muros bajos rodean<br />

partes del sitio de excavación, particularmente<br />

cerca del palacio, lo<br />

cual es inusual para los reinos antiguos<br />

de la región; por lo general,<br />

estos baluartes se construían en<br />

las afueras. Uno de los objetivos de<br />

la próxima temporada de investigación<br />

es determinar si los muros<br />

se construyeron apresuradamente<br />

en los últimos días de la dinastía,<br />

como cree Scherer, o si fueron parte<br />

de la construcción original, o al<br />

menos una modificación, del centro<br />

del sitio del periodo Clásico. La defensa<br />

parece haber sido la principal<br />

preocupación en Lacanjá Tzeltal,<br />

un bastión densamente poblado<br />

cercado por arroyos y riberas empinadas.<br />

Las barricadas de piedra<br />

presuntamente reforzaron empalizadas<br />

de madera.<br />

Martin calificó los hallazgos de<br />

Golden y Scherer como un gran<br />

avance en nuestra comprensión de<br />

la política y la cultura maya del periodo<br />

Clásico. “Descubrimientos<br />

así restauran la historia a las ruinas<br />

ahora inanimadas y, al menos<br />

metafóricamente, las repueblan<br />

con gobernantes, nobles, guerreros,<br />

artesanos, comerciantes, agricultores<br />

y toda la matriz social de<br />

la antigua sociedad maya desaparecidos<br />

hace mucho tiempo”, dijo.

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