26.10.2022 Views

Edicion 26 de octubre de 2022

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Diario Co Latino

MEMORIA

HISTORICA

Miércoles

26 de octubre de 2022 11

26 de octubre de 1960, una aurora que duró poco

Víctor Manuel Valle Monterrosa

El 26 de octubre de

1960, hace 62 años,

amaneció luminoso

y varios días con mucha lluvia

se habían ido. Radio Nacional,

ese día ya en nuevas

manos, daba la noticia de la

salida de José María Lemus

del gobierno, y eso llenó de

alegría a amplios sectores mayoritarios

del país.

Lemus, en menos de tres

meses, desde mediados de

agosto, había desatado y escalado

una represión contra los

sectores populares y los dirigentes

izquierdistas, principalmente

sindicales, universitarios

y sociales. El contexto

era, en lo internacional, la

efervescencia causada en el

continente por el comienzo

de la revolución cubana y, en

lo interno, una merma en la

economía y un creciente descontento

popular.

En paralelo a esas trayectorias

en el contexto, se fraguó

una conspiración en la que

concurrieron personas y sectores

diferentes y hasta disímiles.

Incluso, el ex presidente

Osorio estaba en los conspiradores

contra su ungido de

cuatro años antes.

Resultado. El 26 de octubre

se instaló una Junta de Gobierno

Cívico-Militar apoyada

por una variopinta coalición

ocasional. Eran 6 miembros,

tres civiles y tres militares.

Sus integrantes civiles

eran de raíces universitarias,

Fabio Castillo Figueroa

era profesor de medicina,

René Fortín Magaña era

un abogado joven que hacía

poco había sido presidente

de AGEUS, prestigiosa organización

gremial de estudiantes

universitarios de la entonces

única universidad en el país,

la Universidad de El Salvador.

Otro tanto podría decirse de Ricardo

Falla Cáceres, abogado ex

reciente dirigente universitario.

Todos los civiles tenían menos

de 40 años y mostraban en su

trayectoria acciones de rebeldía

estudiantil con ideas progresistas

y por la democracia.

Los militares eran los coroneles

Miguel Ángel Castillo y César

Yánez Urías con el Mayor

Rubén Rosales. A algunos de

ellos se les señalaba con tener

fuertes lazos con el ex presidente

Osorio.

Con ese perfil, la Junta permitió

que el nuevo gobierno

tuviera la participación de personas

con credenciales izquierdistas.

En dos semanas habría

elecciones en Estados Unidos

y la llegada de Kennedy se veía

inminente. Había esperanza –y

quizá ilusión- de que con Kennedy

el apoyo a un gobierno

como el de la Junta se facilitaría.

El pueblo se alegró. El mismo

día de la caída de Lemus

una multitud rodeó la Penitenciaría

Central, sita en la Calle

Rubén Darío enfrente del Parque

Bolívar, a gritar libertad

para los presos políticos, algunos

de ellos en condición de

desaparecidos. El júbilo llegó

a su clímax cuando, a través

de la puerta de hierro, fueron

saliendo sucios y barbados

Abel Salazar Rodezno, Ítalo

López Vallecillos, José Luis

Salcedo Gallegos, Roque Dalton

García y muchos otros.

Cada liberado causaba aplausos

y gritos de alegría, abrazos

y una que otra lágrima. Emblemática

es la fotografía de

Roque en hombros saludando

con abrazo a Eduardo Badía

Serra, entonces dirigente

estudiantil de Ciencias Químicas.

La Junta permitió el retorno

de los muchos exiliados de

Lemus. La derecha, entre militares

y empresarios y los principales

medios como el Diario

de Hoy y la Prensa Gráfica,

mostraban alarma por el

auge de la izquierda y les preocupaba

que hubiera izquierdistas

en el gobierno y no veía

bien las medidas de libertades

tomadas.

En enero de 1961, varios

universitarios fueron a Cuba

a celebrar el segundo aniversario

de la revolución. Desde

allá, Ivo Alvarenga, como dirigente

estudiantil, envió telegrama

a la Junta solicitando

que no se rompieran relaciones

con el gobierno revolucionario

cubano, como lo deseaba

el gobierno de Estados

Unidos.

A los pocos días, la Junta

convocó a una reunión de

consulta para organizar un

proyecto de nueva ley electoral

y elecciones libres. Todo

eso aceleró las conspiraciones

de derecha y al día siguiente

de ese evento electoral dirigido

por René Fortín Magaña,

los militares Aníbal Portillo

y Julio Rivera, el 25 de

enero de 1961, pocos días después

de la llegada de Kennedy

a la presidencia de EEUU, dirigieron

un golpe a la efímera

Junta que, desde entonces

y con mofa, fue llamada por

los adversarios “la dijunta”.

Se sumaron al Directorio Cívico

Militar los civiles abogados

Antonio Rodríguez Porth

y Feliciano Avelar y el médico

José Francisco Valiente.

La percibida aurora democrática

había llegado a su fin.

Los golpistas entraron a sangre

y fuego, encarcelaron y

exiliaron opositores y declararon

que deseaban salvar al

país del Osorio-comunismo.

Lo demás, ya es historia conocida.

La dictadura instalada

por Martínez se extendería

otros 30 años más. Se había

esfumado otra oportunidad

de democratizar y desarrollar

el país para la redención de

las mayorías populares.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!