01.11.2022 Views

sierra-simone-priest-1-pdf

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Traté de pensar en cosas poco sexy mientras abría los ojos. Pensé en

mi abuela, la alfombra raída del altar, el sabor del vino de caja de la

comunión.

—No te gusto mucho, ¿verdad? —preguntó, y eso me trajo de golpe al

presente. ¿Estaba loca? ¿Pensaba que mis incontrolables erecciones a su

alrededor eran un signo de disgusto?

—Fuiste tan agradable la primera vez que fui. Pero siento que te hice

enojar de alguna manera. —Bajó la mirada a sus pies, una medida que solo

destacó el largo y grosor de sus pestañas.

Sus pestañas me pusieron duro. Eso fue un nuevo punto de referencia

para mí, tuve que admitir.

—No me hiciste enojar —dije, aliviado al ver que mi voz sonó más

normal, en control y amable—. Estoy muy agradecido de que hayas

encontrado suficiente valor en tu experiencia como para regresar a la iglesia.

—Me hallaba a punto de continuar con mi petición de que debía encontrar

un nuevo lugar para confesarse, pero habló antes de que pudiera seguir.

—Encontré valor en ella, sorprendentemente. En realidad, me alegro

de habernos encontrado. Vi en el sitio web de la iglesia que tienes horario

de oficina solo para hablar, y me preguntaba si, ¿podría visitarte en algún

momento? No por una confesión necesariamente…

Gracias a Dios por eso.

—Pero, no sé, supongo que para hablar de otras cosas. Estoy tratando

de iniciar una nueva etapa en mi vida, sin embargo, sigo sintiendo como que

falta algo. Como si el mundo en el que estoy viviendo estuviera de alguna

forma plano, desocupado. Y después de las dos veces que hablé contigo, me

sentí... más ligera. Me pregunto si la religión es lo que necesito, pero,

sinceramente, no sé si es algo que quiero.

Su admisión despertó el instinto sacerdotal en mí. Tomé una

respiración profunda, diciéndole algo que le dije a muchas personas, pero

aún quería decir cada pedacito tanto como la primera vez que lo dije.

—Creo en Dios, Poppy, pero también creo que la espiritualidad no es

para todos. Puedes encontrar lo que estás buscando en una profesión que

te apasione, o en viajar, o en una familia, o en cualquier otra serie de cosas.

O podrías encontrar otra religión que te quede mejor. No quiero que te

sientas presionada a explorar la Iglesia Católica, por cualquier motivo que

no sea el interés o curiosidad genuina.

—¿Y qué hay de un sacerdote increíblemente caliente? ¿Es una buena

razón para visitar la Iglesia?

Me debía ver horrorizado, sobre todo porque sus palabras mordían mi

tenso autocontrol, y se echó a reír. El sonido era casi estúpidamente

22

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!