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10 cm<br />
5 cm<br />
4 cm<br />
Lecturas de domingo<br />
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>27</strong> DE NOVIEMBRE DE <strong>2022</strong><br />
La República<br />
7<br />
3,5 cm<br />
Crónica: Patente de corso<br />
3 cm<br />
ARTURO-PÉREZ<br />
REVERTE<br />
MADRID, ESPAÑA<br />
TOMADO DE ZENDA LIBROS<br />
Seamos<br />
razonablemente<br />
humildes<br />
Europa:Algunas cabezas de monarcas que con el tiempo<br />
acabarían en un cesto real o simbólico iban a tener su justificación<br />
en aquella Inglaterra medieval del siglo XII.<br />
Hay que tirarse<br />
demasiados pegotes<br />
con Europa<br />
y sólo Europa.<br />
Seamos<br />
razonablemente humildes. Por<br />
aquí todo iba bien y aún iría mejor<br />
con el tiempo y los siglos,<br />
hasta convertirnos en referente<br />
cultural y moral del mundo;<br />
pero no era en absoluto el único<br />
lugar interesante, ni el más<br />
avanzado. La brillante Al-Andalus<br />
de entonces, la cultura de<br />
los monasterios y otros etcéteras<br />
ya estaban ahí, por supuesto;<br />
pero mientras en los castillos<br />
medievales norteños todavía<br />
se cantaban burdas gestas guerreras,<br />
a los constructores se les<br />
caían las primeras catedrales y<br />
señores feudales medio analfabetos<br />
se hacían picadillo entre<br />
sí, en otros lugares del mundo<br />
mayas y toltecas desarrollaban<br />
su arquitectura, los chinos usaban<br />
papel moneda, la civilización<br />
jemer levantaba Angkor<br />
Wat y Murasaki Shikibu (una japonesa<br />
elegante y refinada) escribía<br />
la Novela de Genji. Lo que<br />
pasa es que, como es Europa lo<br />
que nos interesa, pues aquí estamos.<br />
O estábamos. En Inglaterra,<br />
por ejemplo, después de<br />
la victoria contra los anglosajones,<br />
Guillermo el Conquistador<br />
había situado una familia de reyes<br />
normandos que, tras largas<br />
y sangrientas guerras civiles y de<br />
echarle el ojo a Escocia, Gales e<br />
Irlanda, acabaría convirtiéndose<br />
en esa dinastía Plantagenet<br />
que sale mucho en el teatro de<br />
Shakespeare y en las novelas de<br />
Walter Scott. Como detalle pintoresco<br />
señalaremos que ya por<br />
esa época hubo en Inglaterra un<br />
amago de monarca femenina<br />
(Matilde, se llamaba la criatura)<br />
que estuvo a punto de caramelo<br />
pero no llegó a cuajar, aunque<br />
sí anunció un estilo que luego,<br />
con Isabel I, Victoria I e Isabel II,<br />
consagraría el modelo tradicional,<br />
clásico, de grandes reinas<br />
británicas adecuadas para salir<br />
en el ¡Hola! Por lo demás, el sistema<br />
de dividir parte del poder<br />
real entre los nobles que participaban<br />
en la dirección del país<br />
(privilegio garantizado por la famosa<br />
Carta Magna a partir de<br />
1215) acabó haciendo más fuerte<br />
a Inglaterra que a otras potencias<br />
europeas, lo que iba a notarse<br />
mucho con el tiempo. Entra aquí<br />
en escena, por cierto, mi rey inglés<br />
favorito desde que siendo niño leí la<br />
novela El talismán: Ricardo I, más<br />
conocido como Ricardo Corazón de<br />
León; aunque, en realidad, el tal Ricardo<br />
era un cantamañanas peliculero<br />
que en vez de gobernar bien Inglaterra,<br />
como era su obligación,<br />
se pasó la vida haciendo posturitas<br />
en plan romántico, luchando en<br />
las Cruzadas (de las que hablaremos<br />
muy pronto) y contra la Fran-<br />
cia de la dinastía Capeto, que todavía<br />
no era un estado moderno<br />
y centralizado, sino un conjunto<br />
de condados, ducados y grandes<br />
señoríos feudales que se choteaban<br />
del poder real. El caso es<br />
que Ricardo de Inglaterra murió<br />
pronto, gracias a Dios, legando<br />
a su hermano Juan (el sufrido<br />
Juan Sin Tierra, malo habitual<br />
de las novelas y películas de Robin<br />
Hood) el marrón de resolver<br />
los problemas financieros que la<br />
frivolidad del difunto hermano le<br />
dejó como herencia, además de<br />
broncas continuas con los nobles<br />
de allí, dimes y diretes con los<br />
franceses, dificultad para cobrar<br />
impuestos (peripecias del sheriff<br />
de Nottingham y otros villanos<br />
novelescos) y problemas con el<br />
arzobispado de Canterbury que<br />
acabarían, incluso, con una excomunión<br />
por parte del papa Inocencio<br />
III, que de inocente tenía<br />
lo justo. Al final, para conseguir<br />
LO QUE PASA ES<br />
QUE, COMO ES<br />
EUROPA LO QUE<br />
NOS INTERESA,<br />
PUES AQUÍ<br />
ESTAMOS. O<br />
ESTÁBAMOS.<br />
apoyos y que dejaran de moverle<br />
la silla en aquel circo donde<br />
hasta le crecían los enanos,<br />
Juan el Pupas acabó otorgando<br />
a sus barones la antedicha Carta<br />
Magna, que garantizaba los derechos<br />
y privilegios de la nobleza<br />
inglesa (Nadie será arrestado<br />
o encarcelado excepto por el juicio<br />
de sus iguales y las leyes del<br />
país) y, sobre todo, aportaba un<br />
importantísimo detalle a la hora<br />
de atribuir responsabilidades<br />
a quienes ejercían el poder: también<br />
un rey (metan aquí sonido<br />
de trompetas, tambores y hacha<br />
de verdugo) podía ser considerado<br />
culpable de delitos. Y eso, que<br />
hasta aquel momento y circunstancias<br />
había sido inimaginable,<br />
fue una novedad revolucionaria<br />
en lo que a monarquías se refiere.<br />
Por primera vez en la historia<br />
de Occidente, un rey (emérito o<br />
sin emeritar) podía ser sometido<br />
al castigo de la ley. Eso era pura<br />
modernidad de la buena, y durante<br />
los siguientes siglos aquel<br />
invento inglés iba a estar en el cimiento<br />
y desarrollo de numerosas<br />
naciones de todo el mundo:<br />
Oliverio Cromwell, Thomas Jefferson,<br />
la Revolución Francesa,<br />
la Revolución Rusa, Mahatma<br />
Gandhi y una larga nómina de<br />
personajes y sistemas políticos<br />
del futuro lo tendrían presente.<br />
Aunque lleve corona, quien<br />
la hace la paga. Lo que no deja<br />
de tener su morbo. O sea. Su<br />
puntito.