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Listín Diario 26-03-2023

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12<br />

2 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />

DOMINGO SÁBADO 25 <strong>26</strong> DE MARZO DE <strong>2023</strong><br />

EL MUNDO<br />

INTELIGENCIA/NAN LIN<br />

Una vida peligrosa y solitaria en Birmania<br />

RANGÚN, Birmania<br />

Cuando los militares tomaron<br />

el poder en un golpe de estado el 1<br />

de febrero del 2021, agarré algo de<br />

ropa y otros artículos esenciales y<br />

salí a las calles de Rangún. No he<br />

vuelto a casa desde entonces.<br />

Dirigía a un grupo de activistas<br />

en oposición al régimen militar de<br />

Birmania y entonces supe que los<br />

soldados pronto vendrían a buscarme.<br />

Desde el golpe, mis colegas<br />

y yo hemos jugado al gato y al ratón<br />

con las fuerzas de seguridad en<br />

Rangún, la ciudad más grande de<br />

Birmania. Organizamos protestas<br />

no violentas —manifestaciones<br />

pequeñas y rápidas para recordar<br />

a los militares que no tienen el control<br />

total y para dar esperanza a<br />

nuestros ciudadanos.<br />

Es una vida peligrosa y solitaria.<br />

Paso casi todo mi tiempo ocultándome<br />

en casas seguras —seis<br />

de ellas hasta ahora. Tengo 27<br />

años y he dejado mi departamento<br />

actual solo unas cuantas veces<br />

desde julio. Es como si se hubiera<br />

construido un muro impenetrable,<br />

separándome del mundo. Paso<br />

gran parte de mi tiempo en reuniones<br />

vía Zoom planeando protestas<br />

callejeras con colegas de mi organización,<br />

la Fuerza de Exalumnos<br />

de los Sindicatos de Estudiantes<br />

Universitarios, y otros activistas.<br />

Nan Lin es un activista<br />

de Birmania escondido en<br />

Rangún. Envíe sus comentarios a<br />

intelligence@nytimes.com.<br />

Para mantenerme cuerdo, he comenzado<br />

a tocar la guitarra y me<br />

obligo a caminar por mi pequeño<br />

departamento 20 minutos todos<br />

los días.<br />

Cada vez que siento la necesidad<br />

de salir y disfrutar de la vida, pienso<br />

cuánto tiempo pasaría antes de<br />

que me arresten, cómo afectaría<br />

mi arresto a los hombres y mujeres<br />

que luchan a mi lado y cómo ya no<br />

sería de utilidad para la resistencia.<br />

El departamento es a la vez<br />

santuario y prisión.<br />

Cuando arrestan a amigos y<br />

camaradas, lloro por ellos. Pero<br />

tengo que dirigir rápidamente mi<br />

atención a si su arresto me pone<br />

en riesgo. Cambio la tarjeta SIM<br />

de mi teléfono celular y reviso las<br />

interacciones con esos amigos en<br />

busca de información incriminatoria<br />

que los interrogadores militares<br />

puedan sacarles. Tenemos<br />

protocolos establecidos para esto,<br />

información inútil que se puede<br />

dar para desviar a las autoridades<br />

o ganar tiempo. Pero, ¿y si vencen<br />

a mi camarada?<br />

Los ojos de la inteligencia militar<br />

están en todas partes, a veces<br />

disfrazados de vendedores de<br />

frutas o conductores de bicitaxis.<br />

Así que solo cinco personas saben<br />

dónde me oculto, personas que se<br />

han escondido conmigo o que me<br />

proporcionan comestibles, cigarros<br />

y libros. Veo esto no como el<br />

destino, sino como mi propia elección<br />

—se siente menos deprimente<br />

así— y me consuela mi creencia<br />

en lo que estoy haciendo.<br />

El pueblo de Birmania ha estado<br />

cautivo durante demasiado<br />

tiempo, primero por los británicos<br />

y luego, después de un periodo de<br />

democracia tras la independencia<br />

del país en 1948, por una sucesión<br />

de regímenes militares desde<br />

1962.<br />

En 2015, un gobierno democrático<br />

ganó el poder en elecciones<br />

después de un proceso de reforma<br />

liderado por militares. Los militares,<br />

conocidos como Tatmadaw,<br />

mantuvieron una influencia significativa,<br />

pero parecía que había<br />

Oculto, un activista<br />

anti-régimen militar<br />

se separa del mundo.<br />

iniciado una nueva era.<br />

Hasta el golpe en 2021.<br />

Estoy decidido a luchar, pero aún<br />

extraño la vida normal que alguna<br />

vez disfruté en Rangún, mi ciudad<br />

natal. Estoy aquí y, sin embargo,<br />

no lo estoy.<br />

Después del golpe, mis padres<br />

también se escondieron por temor<br />

a que los militares los arrestaran<br />

para atacarme. Fue la decisión<br />

correcta; algunos padres de mis<br />

amigos han sido arrestados por<br />

la postura de sus hijos contra el<br />

golpe. Sé dónde están mis padres,<br />

pero no puedo visitarlos ni decirles<br />

dónde estoy.<br />

Resistir al régimen se vuelve<br />

más difícil cada semana. Inmediatamente<br />

después del golpe, cientos<br />

de miles de personas salieron a<br />

las calles a protestar. Pero la junta<br />

emprendió una represión brutal.<br />

Hasta ahora, el Ejército ha matado<br />

a casi tres mil personas, arrestado<br />

a más de 17 mil y cometido terribles<br />

abusos de derechos humanos.<br />

Los números reales son probablemente<br />

mucho más altos. Miles<br />

han tomado las armas contra los<br />

militares, que han respondido masacrando<br />

a civiles y perpetrando<br />

ataques aéreos que han matado a<br />

niños.<br />

Como resultado, lo que comenzó<br />

con cientos de personas uniéndose<br />

a nuestras protestas flash en los<br />

meses posteriores al golpe se ha<br />

reducido a solo unas docenas.<br />

Pero seguimos. Nuestra gente<br />

identifica buenas ubicaciones —<br />

lugares públicos bulliciosos con<br />

amplias rutas de escape a casas<br />

seguras. Llevamos pancartas y<br />

marchamos, coreando contra la<br />

junta. Muchos vendedores ambulantes<br />

y otros transeúntes expresan<br />

su apoyo, pero deben tener<br />

cuidado o correr el riesgo de que<br />

sus puestos del mercado sean destruidos<br />

o saqueados, o de que las<br />

fuerzas de seguridad los castiguen<br />

de otras formas. Todo termina en<br />

minutos y nuestros activistas se<br />

desvanecen.<br />

Los riesgos son enormes. Un colega<br />

fue arrestado camino a una de<br />

nuestras reuniones. Poco después,<br />

los militares lo obligaron a llamarnos,<br />

tratando de engañarnos a mí<br />

y a otros para que asistiéramos<br />

a una reunión falsa. A través de<br />

palabras clave, mi colega nos hizo<br />

saber que estaba en custodia.<br />

Fuimos inmediatamente a su<br />

casa segura y destruimos todo lo<br />

delicado: su computadora portátil,<br />

teléfono, cámara, tarjetas de memoria<br />

y documentos. Los militares<br />

allanaron el departamento poco<br />

después.<br />

El día del golpe hace dos años, vi<br />

ira, miedo, tristeza e incertidumbre<br />

en los rostros de las personas<br />

mientras luchaban por comprender<br />

lo que significaba para ellos y<br />

su país.<br />

Hoy, la gente apenas reconoce<br />

su vida: graves dificultades económicas,<br />

inflación altísima, aumento<br />

en la delincuencia y otros sufrimientos<br />

afectan a innumerables<br />

familias. Pero estamos decididos<br />

a escribir un final feliz para este<br />

oscuro episodio.<br />

No podemos perder la esperanza.<br />

No volveremos a la vieja<br />

Birmania. Crearemos una sociedad<br />

libre y equitativa para todos,<br />

incluyendo los rohinyá y otras<br />

minorías étnicas que han sufrido<br />

durante demasiado tiempo —una<br />

Birmania basada en una constitución<br />

federal, igualdad y compasión,<br />

y cuyos valores inspiran al<br />

mundo.<br />

Fiebre petrolera<br />

amenaza a la reserva<br />

Musinguzi Blanshe y Alawi<br />

Masare contribuyeron con<br />

información para este artículo.<br />

ALAN MATTINGLY Editor<br />

The New York Times International Weekly<br />

620 Eighth Avenue, New York, NY 10018<br />

Desplazan a las<br />

personas y destruyen<br />

hábitats en África.<br />

Por ABDI LATIF DAHIR<br />

PARQUE NACIONAL DE LAS<br />

CATAR ATAS MURCHISON,<br />

Uganda — Bajo el denso dosel del<br />

bosque que da cobijo a elefantes,<br />

pájaros raros y monos colobos, bulldozers<br />

y excavadoras rugientes<br />

destrozan el idilio, derribando árboles<br />

antiguos y abriendo caminos<br />

para llegar a la nueva fuente de riqueza<br />

de Uganda: el petróleo.<br />

“Este es un santuario”, dijo Ben<br />

Ntale, un guía ugandés en el Parque<br />

Nacional de las Cataratas<br />

Murchison. “Pero están resueltos a<br />

destruir uno de nuestros mayores<br />

patrimonios”.<br />

Una fiebre del petróleo está en<br />

marcha en Uganda, un país frondoso<br />

en el este de África que ha firmado<br />

una empresa conjunta multimillonaria<br />

con compañías petroleras<br />

francesas y chinas, argumentando<br />

que los ingresos financiarán escuelas,<br />

carreteras y otros desarrollos.<br />

Ha iniciado la perforación en los<br />

márgenes del Lago Albert, y trabajadores<br />

están limpiando áreas en el<br />

Parque Nacional de las Cataratas<br />

Murchison para colocar plataformas<br />

para pozos petroleros. Se están<br />

adquiriendo y desmontando terrenos<br />

para construir un oleoducto<br />

que transportará el petróleo desde<br />

el exuberante oeste de la Uganda<br />

sin salida al mar, a través de bosques<br />

y reservas animales en Tanzania,<br />

hasta un puerto en la costa<br />

del océano Índico.<br />

Residentes en ambos países han<br />

sido desplazados, generando demandas<br />

y críticas internacionales.<br />

A los ambientalistas les preocupa<br />

que los derrames de petróleo puedan<br />

amenazar el lago Victoria, una<br />

fuente vital de agua dulce para 40<br />

millones de personas, y devastar el<br />

parque que protege las cataratas<br />

Murchison, una de las cascadas<br />

INTERNATIONAL WEEKLY<br />

CONSULTAS EDITORIALES:<br />

nytweekly@nytimes.com<br />

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nytweeklysales@nytimes.com<br />

más potentes del mundo, donde el<br />

río Nilo ruge a través de un estrecho<br />

desfiladero.<br />

El proyecto ha afectado a pueblos<br />

y aldeas donde campesinos<br />

cuentan que la empresa conjunta, el<br />

East African Crude Oil Pipeline, les<br />

ha expropiado la totalidad o parte<br />

de sus tierras. Muchos hablaron de<br />

aún estar esperando su pago años<br />

después.<br />

“Solo están pensando en los<br />

forasteros que comprarán su petróleo,<br />

no en nosotros, que somos<br />

dueños de la tierra”, dijo Sarah Natukunda,<br />

de 39 años y una madre de<br />

cinco hijos en Kijumba, una aldea<br />

en el oeste de Uganda, que esperó<br />

años antes de que le pagaran su<br />

tierra. Para entonces, la suma era<br />

demasiado pequeña para comprar<br />

una propiedad similar cercana<br />

donde los precios de la tierra habían<br />

aumentado, y la compañía del<br />

oleoducto se negó a subir el precio.<br />

Las comunidades pesqueras<br />

también están siendo desplazadas.<br />

A orillas del Lago Albert, una plataforma<br />

petrolera recién instalada<br />

se erguía. La China National Offshore<br />

Oil Corporation comenzó la<br />

perforación inicial de petróleo allí<br />

en enero. A menos de 800 metros de<br />

distancia, barcos pesqueros estaban<br />

amarrados en la orilla.<br />

Babihemaiso Dismas, un líder de<br />

la aldea, dijo que China National les<br />

dice a los pescadores que se mantengan<br />

alejados del lago durante<br />

días debido a la perforación —privándolos<br />

de alimentos e ingresos.<br />

En Tanzania, algunos residentes<br />

por donde pasa el oleoducto protestaron,<br />

pero bajo la ley de Tanzania,<br />

todas las tierras son públicas, con el<br />

presidente como fideicomisario, lo<br />

que da al Gobierno una gran libertad<br />

para expropiarlas.<br />

Los gobiernos de Uganda y Tanzania,<br />

y las dos compañías petroleras<br />

—TotalEnergies de Francia<br />

y China National— califican las<br />

ARLETTE BASHIZI PARA THE NEW YORK TIMES<br />

Sarah<br />

Natukunda<br />

esperó años<br />

para que<br />

le pagaran<br />

su tierra en<br />

Uganda, y<br />

luego no pudo<br />

comprar otra<br />

parcela.<br />

preocupaciones de exageradas,<br />

incluso falsas. Insisten en que han<br />

salvaguardado a las personas y el<br />

medioambiente, y han respetado<br />

las leyes de los países y los principios<br />

de las Naciones Unidas sobre<br />

empresas y derechos humanos.<br />

Los ambientalistas dicen que el<br />

riesgo de un desastre ecológico es<br />

inaceptable. El oleoducto, el conducto<br />

calentado más largo del mundo,<br />

se extenderá por la cuenca del<br />

lago Victoria, que suministra agua<br />

dulce a Uganda, Tanzania y Kenia.<br />

Atravesará una región sísmicamente<br />

activa hasta una costa que tiene<br />

reservas marinas protegidas ricas<br />

en manglares y arrecifes de coral.<br />

A Ntale, el guía turístico, le preocupan<br />

los daños duraderos en lugares<br />

como el parque Murchison, donde<br />

TotalEnergies espera comenzar<br />

a perforar en la primavera.<br />

“Es una tragedia”, dijo Ntale, sacudiendo<br />

la cabeza. “Este parque<br />

nunca volverá a ser el mismo”.<br />

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