18 8 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY DOMINGO SÁBADO 25 <strong>26</strong> DE MARZO DE <strong>2023</strong> ARTE Y DISEÑO ‘Fantasma’ llega a su fin y los músicos se lamentan TODD HEISLER PARA THE NEW YORK TIMES El fantasma de la ópera cerrará en abril después de 35 años, convirtiéndose en el musical de mayor duración en la historia de Broadway. Por MARIA CLARA COBO El otoño pasado, cuando llegó a su fin la función número 13 mil 781 de El fantasma de la ópera, el aplauso fue estruendoso. Los miembros de la orquesta, apiñados en el foso debajo del escenario, no podían ver a la multitud, pero podían oírla y sentirla. La ovación de pie hizo llorar a Kristen Blodgette, la directora de orquesta asociada de la obra. El gran éxito de Andrew Lloyd Webber —el musical de mayor duración en la historia de Broadway— está programado para dar su última función en el Teatro Majestic el próximo mes. Estos días, desde el anuncio en septiembre de la clausura, el musical “se siente más como un concierto de rock”, dijo Kurt Coble, un violinista del musical. Coble es parte de la orquesta de foso más grande de Broadway, que también desaparecerá. Está compuesta de 27 músicos de tiempo completo, 11 de los cuales han estado con El fantasma desde que se estrenó en 1988. El trabajo consistente ha permitido que muchos de los miembros lleven vidas cómodas, incluso lucrativas. Y eso no es poca cosa para cualquier artista que busque estabilidad en la ciudad de Nueva York. A diferencia de los actores principales que tienen contratos a corto plazo con la obra, los miembros de tiempo completo de la orquesta y el ensamble reciben un acuerdo de “duración en escena”, que garantiza sus trabajos hasta que cierre el musical. Cuando se estrenó El fantasma, “había algunos optimistas que pensaban que el musical podría durar hasta cinco o seis años”, recordó Lowell Hershey, un trompetista que ha estado con la obra desde el principio. “Recuerdo que pensé: ‘Wow, eso realmente sería bueno’”. El fantasma, por supuesto, superó esa predicción. Durante sus 35 años en escena, el musical ha creado más puestos de trabajo y generado más ingresos que cualquier otro espectáculo en la historia de Broadway, comparte Michael Borowski, su representante de prensa. La seguridad laboral ha ayudado a muchos de los músicos a formar familias, enviar a sus hijos a la universidad, comprar propiedades y ahorrar para la jubilación. “Nunca fue la intención que Broadway fuera un trabajo estable, pero para nosotros fue un trabajo estable”, dijo la concertino Joyce Hammann, quien ha estado con El fantasma desde 1990. “No puedo dejar de enfatizar lo increíblemente afortunados que hemos sido todos”. Aunque la música en vivo sigue siendo un elemento esencial de un musical de Broadway, muchos productores han sacrificado los fosos para construir escenarios más grandes o aumentar el número de asientos. Hoy en día es común ver a músicos en el escenario con los artistas, o no verlos en absoluto, ya que muchos trabajan en salas distantes que transmiten su música a los teatros. Es posible que los músicos del foso no puedan ver el musical a medida que se desarrolla, pero tienen su oficio al dedillo. El fantasma funciona como relojito. El candelabro siempre se balancea sobre el foso, marcando el inicio de la obra, y luego se derrumba en el clímax del primer acto. Los pasos arriba marcan la Fiesta de Año Nuevo en el segundo acto, que les dice a los músicos que abran paso a un actor que se cuela por el foso y se sienta debajo del director de orquesta, esperando a disparar un tiro al auditorio. Luego, cuando suena el disparo, se tapan los oídos y esperan el olor a pólvora, que les indica que es hora de volver a tomar sus instrumentos. Ed Matthew, un clarinetista, dijo que cuando comenzó a tocar en Broadway en 1994, ganaba alrededor de US$140 por noche. A este mes, el salario base de un músico en El fantasma es de aproximadamente US$291 por función. “La mayor parte del sustento para mi familia se basó en lo que yo podía ganar, y eso me quitó mucha presión”, dijo Hershey. Quienes tienen un contrato de tiempo completo pueden tocar hasta ocho funciones por semana y se les requiere asistir a por lo menos 50 por ciento de las funciones por trimestre. Esto permite a algunos músicos tener tocadas paralelas por dinero extra y perseguir proyectos que les apasionan. Con el cierre del musical, muchos de sus músicos están pensando en sus próximos capítulos. Algunos, incluyendo a Hershey, se jubilarán. Blodgette dirigirá la orquesta en Bad Cinderella, el nuevo musical de Lloyd Webber. Los músicos no extrañarán algunos aspectos del musical, como el foso claustrofóbico, donde están sentados tan cerca unos de otros que si uno abre un chocolate los demás pueden olerlo. “Tenemos que llevarnos bien porque estamos metidos como sardinas en una lata”, dijo Matthew. “¿Qué más podemos pedir que haber tenido esta producción durante 35 años?”, dijo Blodgette. “A través de todo el caos de la vida, esto estuvo aquí”. Escritor comparte su vida y su tormento Por SADIE STEIN Kazuo Ishiguro lo llamó “lindo”. Andrew Solomon dijo que “eleva el nivel del discurso en todo el país”. Salman Rushdie lo llamó “un ser humano cálido y profundamente emotivo” cuya “envergadura cultural es amplia y profunda”. Agregó, “Lo quiero mucho”. El hombre en cuestión, Luiz Schwarcz, fundó Companhia das Letras, la editorial más grande de Brasil. Es conocido en el mundo literario como un creador de tendencias con el poder de dar éxito a un autor. Con su esposa, la antropóloga Lilia Moritz, Schwarcz es una figura central de la intelectualidad brasileña. Negocia acuerdos a escala global: “una criatura de Frankfurt”, dijo su viejo amigo Jonathan Galassi, editor ejecutivo de la editorial Farrar, Straus & Giroux. Sin embargo, no encontrará nada de eso en El aire que me falta, las memorias de Schwarcz publicadas en Brasil como O ar que me falta en 2021 y lanzada recientemente en Estados Unidos. En cambio, lo que encontrará es un hombre lidiando con el trastorno bipolar. “Tengo muchos amigos, escritores; saben que soy callado, pero Un brasileño con alcance global y un lado oscuro doloroso. nunca supieron lo que tenía, lo que tengo”, dijo Schwarcz en Nueva York recientemente. Para quienes solo han conocido al hombre de letras cortés y controlado con un conocimiento enciclopédico de la música clásica, el relato puede resultar impactante. VICTOR MORIYAMA / THE NEW YORK TIMES Schwarcz reconoce con franqueza la violencia y los arrebatos ocasionados por su trastorno bipolar, las profundidades suicidas de su depresión, la batalla de toda la vida por encontrar el medicamento adecuado y sortear sus efectos secundarios y el efecto devastador de todo ello en sus seres queridos. Sus memorias han sido un éxito de ventas en Brasil, donde hay renuencia a hablar públicamente de la salud mental. Parte del poder del libro proviene del hecho de que Schwarcz es, bajo cualquier métrica, un éxito. El padre de Schwarcz, un judío húngaro, tenía 19 años en 1944 cuando su propio padre lo empujó desde un vagón de ganado con destino al campo de concentración de Bergen-Belsen en Alemania con una palabra — “¡Corre!”. El padre de Schwarcz sobrevivió; su abuelo no. La culpa de sobreviviente que su padre se llevó a Brasil —combinada con problemas subyacentes de salud mental— y su matrimonio infeliz y abusivo afectaron profundamente a su hijo. “Mi herencia principal siempre ha sido la culpa”, escribe Schwarcz. Como niño solitario, comenzó a experimentar ansiedad y depresión a una edad temprana; lo angustiaron aún más las citas con En sus memorias, El aire que me falta, Luiz Schwarcz revela su trastorno bipolar. En su casa. sexoservidoras que su padre le organizó desde los 13 años. Luego vinieron la hospitalización, las autolesiones, los periodos de manía y desolación. Aún así, mantuvo una reputación como digno e introspectivo, recibió el Premio a la Trayectoria de la Feria del Libro de Londres, asistió a la ceremonia del Nobel con Ishiguro, representó las letras brasileñas en el escenario mundial y tradujo gran literatura. Schwarcz no necesitaba compartir este lado personal de su historia; podría haber permanecido tras puertas profundamente cerradas y haber permitido que la imagen pública se mantuviera sin discusión. Cuando describió el proyecto a su madre, esta le exigió una explicación: “¿Por qué? ¿Qué estás pensando? ¿Por qué quieres hacer esto?”. Él respondió: “Creo que ayudaré a otros”.
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>26</strong> DE MARZO DE <strong>2023</strong> 19 Tzu Chi celebra aniversario y reunión anual de graduados