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Microbiologia Medica

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CAPÍTULO 1 La ciencia de la microbiología 7

conclusión explica en parte el origen evolutivo de las eucariotas,

pero no tiene en cuenta por completo la opinión generalizada

de que la célula eucariótica se derivó de la fusión evolutiva

de distintas líneas celulares procarióticas.

Bacterias y arqueobacterias: subdivisiones

principales dentro de las procariotas

Un logro importante en la filogenia molecular ha sido demostrar

que las procariotas pertenecen a uno de dos grupos principales.

La mayor parte de las investigaciones se ha orientado

hacia un grupo, las bacterias. El otro grupo, las arqueobacterias,

ha recibido menos atención hasta hace poco, en parte

a causa de que muchos de sus representantes son difíciles de

estudiar en el laboratorio. Por ejemplo, algunas arqueobacterias

mueren al contacto con el oxígeno y otras crecen a una temperatura

que excede la del agua en ebullición. Antes de contar

con datos moleculares, los principales subgrupos de ar queo -

bacterias parecían diferentes. Las metanógenas llevan a cabo

una respiración anaerobia que genera metano; las halófilas

necesitan una concentración muy alta de sal para crecer; y las

termoacidófilas necesitan una temperatura alta y gran acidez.

Ahora se sabe que estas procariotas comparten rasgos bioquímicos

como la pared celular o los componentes de la membrana

que las colocan en un grupo completamente aparte del de los

demás microorganismos vivos. Un rasgo intrigante que comparten

las arqueobacterias y eucariotas es la presencia de intrones

en el interior de los genes. No se ha establecido la función

de los intrones (segmentos de DNA que interrumpen al DNA

codificante dentro de los genes). Lo que se sabe es que los intrones

representan una característica fundamental que comparte

el DNA de las arqueobacterias y eucariotas. Este rasgo común

ha originado la hipótesis de que, al igual que las mitocondrias

y cloroplastos parecen ser derivados evolutivos de las bacterias,

el núcleo eucariótico se originó a partir de una arqueobacteria

antecesora.

PROTISTAS

El “núcleo verdadero” de las eucariotas (del griego karyon,

“núcleo”) constituye sólo una de sus características distintivas.

Los organelos adheridos a la membrana, los microtúbulos y

los microfilamentos de las eucariotas forman una estructura

intracelular compleja distinta a la observada en las procariotas.

Los elementos para la movilidad de las células eucarióticas son

flagelos o cilios (estructuras complejas formadas por múltiples

filamentos que difieren de los flagelos de las procariotas). La

expresión génica en las eucariotas se lleva a cabo a través de

una serie de eventos que logran la integración fisiológica del

núcleo con el retículo endoplásmico, estructura que carece de

contraparte en las procariotas. Las eucariotas forman un grupo

aparte por la organización de su DNA celular en forma de cromosomas

separados por un aparato mitótico distinto durante

la división celular.

En general, la transferencia genética entre las eucariotas

depende de la fusión de los gametos haploides para formar

una célula diploide que contiene un conjunto completo de

genes derivados de cada gameto. El ciclo de vida de muchas

eucariotas se lleva a cabo casi por completo en estado diploide,

cualidad de la que carecen las procariotas. La fusión de los

gametos para formar su progenie reproductiva constituye una

función altamente específica y establece la base de la especie

eucariótica. Este término se puede aplicar solo en forma metafórica

para las procariotas, que intercambian fragmentos de

DNA a través de recombinación. Los grupos taxonómicos de las

eucariotas a menudo se basan en una serie de propiedades morfológicas

compartidas y es importante señalar que muchos de

los factores taxonómicos tienen que ver con la reproducción.

Casi todas las especies eucarióticas exitosas son aquellas en las

que las células afines, miembros de la misma especie, se pueden

recombinar para formar descendencia viable. Las estructuras

que contribuyen de manera directa o indirecta al proceso de

la reproducción tienden a ser muy avanzadas y están ampliamente

conservadas, con modificaciones mínimas entre las

especies afines.

Las eucariotas microbianas (protistas) son miembros

de cuatro grupos principales: algas, protozoarios, hongos y

mohos. Es importante señalar que estos grupos no son necesariamente

filogenéticos: algunos microorganismos afines se han

clasificado por separado porque aún no se encuentran similitudes

bioquímicas y genéticas de fondo.

Algas

El término alga se utiliza desde hace tiempo para referirse a los

microorganismos que producen O 2

como producto de la fotosíntesis.

Un subgrupo importante de estos microorganismos,

las bacterias verde-azules o cianobacterias, son procariotas y

ya no se llaman algas. Esta clasificación se reserva de manera

exclusiva para los microorganismos eucariotas fotosintéticos.

Todas las algas contienen clorofila en la membrana fotosintética

de su cloroplasto intracelular. Muchas especies de algas

son unicelulares. Otras algas forman estructuras multicelulares

muy grandes. Los sargazos de algas cafés miden en ocasiones

varios cientos de metros de longitud. Otras algas producen

toxinas que son venenosas para el ser humano y otros animales.

Los dinoflagelados, algas unicelulares, generan las mareas

rojas en el océano (figura 1-5). La marea roja producida por

el dinoflagelado de la especie Gonyaulax es importante porque

este microorganismo produce neurotoxinas como saxitoxina

y gonyautoxinas, que se acumulan en los mariscos (p. ej.,

almejas, mejillones, callo de hacha y ostiones) que se alimentan

con este microorganismo. El consumo de estos mariscos produce

intoxicación paralítica por mariscos que puede causar

la muerte.

Protozoarios

Los protozoarios son organismos protistas unicelulares no

fotosintéticos. Los protozoarios más primitivos son flagelados

y se asemejan en muchos aspectos a algunos representantes

de las algas. Es probable que los antecesores de estos protozoarios

fueran algas que se tornaron heterótrofas; las necesidades

alimentarias de estos microorganismos se satisfacen con

compuestos orgánicos. La adaptación a un modo de vida heterótrofo

en ocasiones se acompañó de pérdida de los cloroplastos

y, por eso, las algas dieron origen a los protozoarios afines.

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