Intimas de Dios Magazine - Edición # 31

RELACIONES
Eliana Carmona
Íntima de Dios Colombia
Asistente Lic. en Administración de empresas
Asesora en Decoración de interiores
Diagnóstico: Cáncer de cuello uterino
Edad: 37 años
@enca86
A finales de febrero del 2020 me hice los chequeos
anuales de rutina, sangre y citología, por la situación
del COVID los resultados demoraron más de lo que
usualmente los entregaban. Finalmente, en marzo
me convocan a cita presencial y me dan el diagnóstico
de células irregulares cancerígenas por lo que
debían profundizar el estudio para validar si eran o
no benignas. El documento decía NIC 1 con posible
desarrollo a NIC 2.
Antes de esto, mi vida era relativamente normal en
mi rol de hija, madre, servidora y trabajadora. Sin
embargo, en mi relación de pareja si había fracturas
emocionales y relacionales por temas de infidelidad y
adicción a la pornografía por parte de mi esposo.
Esto evidentemente me iba cargando de dolor,
resentimientos y amargura.
Al confirmarse el diagnóstico, mi reacción inmediata
fue, esto es una maldición generacional, ya que pase
por eso con mi abuela materna y luego con mi
madre. Esto causó en mi mucho quebranto a solas,
ya que decidí no comentarle a nadie.
Una vez pasan los días, ratificaron que debían retirar
una parte afectada en mi cuello uterino, para evitar la
propagación y que el procedimiento sería ambulatorio
con ciertas preparaciones previas y posteriores.
En ese punto tuve que contarle a mi madre y familia
cercana. Para el momento ya habían declarado el
toque de queda total en Colombia, por el COVID, y
solo podía circular en la calle casos de atención
médica y otros con sus restricciones. Todo esto sumó
algo más de incertidumbre y temor en mí.
En algún momento me quisieron atacar pensamientos
de que, si esto avanzaba, que podía pasar con mi
hija que apenas tenía 3 años. Sin embargo, recordaba
que Dios no pone pruebas que uno no pueda
superar. Así que leí mucho sobre el diagnóstico y los
siguientes procedimientos, entendí que las cosas
podían estar controladas. Además, desde lo sucedido
con mis antepasados siempre hubo una cultura en
casa de atender la salud.
Durante esta etapa estuve afligida, algunas veces
muy sensible y llorando, otras veces muy retraída y
pensativa, sin embargo, en todo creo que pude ver y
reconocer la gloria del Señor. Era pandemia y en ese
tiempo de quietud no nos apartamos de todas las
predicas, charlas y conferencias que preparó la
iglesia de forma virtual. Me inactivaron del trabajo,
pero la empresa se hacía cargo de mantener todos
los pagos relacionados a la seguridad social, lo que
me facilitó cubrir todos los estudios y demás procedimientos
y no tuve que pagar absolutamente nada, ni
antes, ni durante, ni en los cuidados posteriores.
Quería aprovechar cada momento con mi hija y me
comprometí mucho con su educación en casa,
animar la oración antes de ir a dormir y al despertar,
quise que mi esposo también se involucrará en su
aprendizaje, lo cual hoy día gracias a Dios lo
seguimos practicando.
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Octubre 2023 - Especial Prevención del Cáncer