Intimas de Dios Magazine - Edición # 31

Lamentablemente, mi vida íntima ya no era igual, no
me sentía bien, además que pensaba que podía
contagiar de algo a mi esposo. Entonces hubo
mucho conflicto, culpa, rabia y frustración porque mi
esposo no me comprendía y solo pensaba que yo ya
no lo quería o no lo deseaba.
El procedimiento en sí fue muy doloroso, me apoyé
mucho en la oración y la alabanza. Las partes que
iban a quitar de mi cuello uterino era con algo
parecido a un cauterizador que cortaba y quemaba
la carne. Los días de recuperación fueron el mayor
reto, por el ardor interior que sentía y la presión de
las cosas en casa y casi el rechazo de mi pareja,
aunque siempre estuvo allí acompañando y orando
yo me sentía rechazada.
Mi madre y hermano siempre estuvieron muy
esperanzados y pendientes de cada detalle. Mi
madre había quedado atrapada en un pueblo, ya que
toda movilidad fue suspendida. Sin embargo, logró
llegar pocos días después del procedimiento y me
apoyó en casa con la niña y sus valiosos cuidados
para mí.
Durante la recuperación escuché una prédica, con la
que sentí que cobró vida en mi Daniel 6:26-28. El
Dios vivo permanece para siempre, su dominio jamás
tendrá fin, en todo el diagnóstico y tratamiento vi Su
diligencia, cuidado, protección y consuelo. Él rescata
y salva, Él me fue cubriendo con sus palabras de
amor, fueron tiempos de quietud en donde solo me
encontraba con Él en los devocionales y predicas allí
sentía consuelo y confianza. Me aferré a su palabra,
mi LEÓN en el foso, fue el diagnóstico, pero al igual
que Daniel elegí buscarlo, alabarlo, darle muchas
gracias por todo lo que permitía, en medio de una
pandemia mundial, y ver que yo estaba siendo
atendida y guardada me parecía un gran acto de
amor y misericordia.
Hice una oración luego de esa predicación en la que
sentí mucha paz, le dije: “Señor yo hice y haré mi
parte y tú te vas a glorificar en esta batalla”. En enero
2023 hicieron el 4to examen y los resultados muy
favorables me indicaron que ya los chequeos se iban
a mantener anualmente y tengo desde aquel
momento tengo toda la seguridad de que Jesús ya se
llevó esa enfermedad y está clavada en la cruz.
Creo que cada temporada que vivimos y que
permitimos que Dios esté allí, no volvemos a ser los
mismos. Particularmente aprendí a ser más sensible,
a ver el mover del Señor, a discernir muy fácil como
está Su mano en los eventos del día a día. Ser más
intencionales en el compartir con la familia, hijos,
pareja. Llenar la vida de momentos y emociones. Y
depender más y más de Dios.
Luego de este proceso, físicamente, procuro una
alimentación más sana y más casera. Emocionalmente
busco hablar, ser sincera y no guardar
ninguna semilla de rencor, no permitimos ir a la cama
sin hablar de algo que nos incomode. Y espiritualmente,
busco crecer en el conocimiento de la
Palabra y mi relación con Él. La relación del matrimonio
mejoró y en enero 2023 celebramos nuestra boda
en la iglesia y damos gracias al Señor por un largo,
pero bendecido proceso de
restauración y sanidad en el
matrimonio.
A las mujeres que hoy pueden
estar en medio del proceso, les
diría BUSQUEN A DIOS y Él se
va a revelar en toda su
majestuosidad, porque nos
ama. Él deja a las 99 y puede ir
a rescatarte a ti porque Su
amor traspasa todo y todo lo
puede. Buscándole a Él
primero todo lo demás vendrá
por añadidura.
Octubre 2023 - Especial Prevención del Cáncer
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