Intimas de Dios Magazine - Edición # 36

Ese día para nosotros fue de
angustia, pues teníamos a mi abuela
de visita desde Venezuela, pasando
unos días con nosotros en Panamá,
además de mis niños pequeños,
quienes no sabían nada de la situación.
Mi esposo llegó de la oficina
con una mirada preocupante y me
dijo que no tenía cómo pagar la luz.
No se le hicieron efectivo unos cheques
y un cliente que debía pagar,
no lo hizo. Yo me quedé pensando
mil cosas y solo le dije: "Ve y ora".
Él entró a su habitación y yo me
quedé en la cocina. Ambos hicimos
lo mejor que pudimos en esos
momentos. Cuando ya dices: "Bueno,
Señor, ya que yo no puedo hacer
nada aquí, ahora tienes que ser tú",
es cuando soltamos y entregamos al
Señor esa carga, esa situación, ese
problema. Mi esposo se puso a orar, y
yo también, cada uno en un lugar.
Pasaron horas y él salió de la habitación
con los ojos como llorando,
diciéndome que no podía creer lo
que había pasado.
No pasó lo que imaginábamos,
ningún cheque se hizo efectivo, ni
ningún cliente pagó. Él escuchó al
Espíritu Santo decirle, en varias oportunidades,
que revisara el clóset,
aunque lo hizo no encontraba nada.
Después de dudar, encontró un
dinero que mi esposo había
guardado en una chaqueta, desde
hacía 3 años y que nunca habíamos
encontrado, incluso pensamos que
una persona que trabajó para nosotros
se lo había llevado, porque
justamente esa semana renunció y
no supimos más de ella. Nos dimos
cuenta de que era un plan de Dios
que esa persona se hubiera ido en
ese momento y que nosotros pensáramos
que se había llevado el dinero,
aunque pasé varios meses tratando
de encontrarlo. Este testimonio nos
enseñó que Dios cuida de nosotros
hasta en los detalles más mínimos,
como dice Su Palabra.
Amada mujer, hoy te invito a que
descanses en los brazos de tu Padre,
entregues esa carga que llevas encima y
dejes que Dios muestre Su poder y Su
gloria a través de ti. En medio de la
difilcutad recuerda Mateo 6:25.
Íntimas de Dios Magazine - Salud y Bienestar
1