12.01.2013 Views

Alumbramiento barroco - Diverdi

Alumbramiento barroco - Diverdi

Alumbramiento barroco - Diverdi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El Monteverdi Monteverdi sacro de Balestracci Balestracci<br />

Integral de las Trio Sonatas, op. 1,<br />

de Albinoni por Parnassi Musici<br />

BOLETÍN BOLETÍN DE INFORMACIÓN INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA<br />

DISCOGRÁFICA<br />

AÑO X - Nº 92 - ABRIL 2001<br />

c/ELOY GONZALO, 27 • 28010 MADRID • TFNO.: 914 47 77 24 • FAX: 914 47 85 79<br />

e-mail: diverdi@diverdi.com<br />

El disco del mes<br />

VERSO, el nuevo sello español, presenta su colección PORTUS MUSICE<br />

Der geliebte geliebte Adonis, Adonis, ópera ópera barroca barroca de<br />

Reinhard Reinhard Keiser, Keiser, en primicia primicia CPO<br />

CPO<br />

<strong>Alumbramiento</strong> <strong>barroco</strong><br />

Meyerbeer Meyerbeer francés francés por partida partida doble: doble: Robert Robert le diable diable y L’africaine L’africaine<br />

César Franck en los órganos vascos de Cavaillé-Coll<br />

Cavaillé-Coll<br />

Un Scarlatti agitanado en WINTER & WINTER<br />

En contraportada, contraportada, lo más reciente de Berganza<br />

COL LEGNO LEGNO publica Santi, un Concierto Concierto para<br />

piano de Jan Beran en versión electrónica electrónica<br />

Sarka a dos voces: Janácek<br />

(en primicia mundial) y Fibich


Sellos en Distribución<br />

exclusiva<br />

(Abril 2001)<br />

Los sellos indicados con un ✺<br />

disponen de catálogo gratuito a<br />

disposición de nuestros lectores<br />

ACCENT<br />

AGORA✺<br />

ALIA VOX✺<br />

ALMAVIVA✺<br />

AMBROISIE✺<br />

ARCANA<br />

ARKADIA<br />

ARTS✺<br />

BBC LEGENDS✺<br />

BIS✺<br />

BONGIOVANNI✺<br />

COL LEGNO<br />

CPO✺<br />

DURIAN<br />

DYNAMIC✺<br />

ENCHIRIADIS<br />

ENSAYO✺<br />

EUFODA<br />

GLISSANDO✺<br />

GLOSSA✺<br />

GOLDEN MELODRAM✺<br />

KOCH✺<br />

LINDORO<br />

MUSIC & ARTS<br />

MYTO✺<br />

NUOVA ERA✺<br />

OLYMPIA<br />

ONDINE<br />

ON STAGE<br />

OPERA RARA✺<br />

OPERA TRES✺<br />

ORFEO✺<br />

PANTON✺<br />

PEARL✺<br />

PREISER✺<br />

RICERCAR<br />

RICORDI<br />

ROMOPHONE✺<br />

STRADIVARIUS<br />

SUPRAPHON✺<br />

SYMPHONIA✺<br />

SYMPOSIUM<br />

TESTAMENT✺<br />

TIMPANI✺<br />

WERGO✺<br />

WINTER & WINTER✺<br />

DIVERDI anuncia<br />

la incorporación<br />

a<br />

su catálogo del sello<br />

belga EUFODA. Entre los numerosos títulos<br />

de su colección destacan con luz propia<br />

los dedicados a la polifonía flamenca de los<br />

siglos XV y XVI, interpretados por la Capella<br />

Sancti Michaelis y el Currende Consort bajo la<br />

dirección de Erik van Nevel.<br />

Los seis primeros títulos, dedicados a los autores<br />

que figuran en las respectivas portadas, se<br />

encuentran ya disponibles y serán debidamente<br />

reseñados en nuestro próximo número.<br />

ADRIAAN WILLAERT EN ITALIA / Ref.: EUF 1160 (1 CD) D2<br />

PHILIPPE ROGIER EN ESPAÑA / Ref.: EUF 1161 (1 CD) D2<br />

ORLANDUS LASSUS / Ref.: EUF 1162 (1 CD) D2<br />

CANCIONES Y DANZAS DE FLANDES / Ref.: EUF 1163 (1 CD) D2<br />

PHILIPPUS DE MONTE Y LOS HABSBURGO / Ref.: EUF 1164 (1 CD) D2<br />

NICOLAAS GOMBERT Y LA CORTE DE CARLOS V / Ref.: EUF 1165 (1 CD) D2<br />

relhkñuwerhjafbdfgneyerrk,gbbasngkjmn<br />

scmncbDhnfnaldiverdimsldlsnw,q.cckdhd<br />

fvdbsgwfdwefaghfdhjgnbxasto.kanakssfj<br />

.yuiukouthdtqwertrtyiuliñ.lçlldfrjkkj<br />

Entre los nuevos volúmenes de la colección El Richard Strauss desconocido, de la que<br />

DIVERDI ya ha distribuido los diez primeros, aparecerán próximamente en nuestro país los<br />

números 11 (Conciertos de piano para la mano izquierda), 12 (oberturas e intermedios de<br />

distintas óperas y músicas incidentales), 13 (los ballets Josephslegende y Schlagobers) y 14 (coros a<br />

cappella). A todo ello debe añadirse una nueva edición en estudio de la aún poco conocida La mujer<br />

silenciosa, con Kurt Moll, Iris Vermillion y la Orquesta de la Radio de Múnich dirigida por Pinchas<br />

Steinberg.<br />

De aquí al verano ONDINE anuncia, entre otros lanzamientos, un disco dedicado al<br />

Clasicismo en Finlandia, a la vez que prosigue en su exhaustivo recorrido por la obra de<br />

autores de aquellas latitudes, incluido el lituano Bronius Kutavicius (Los últimos ritos<br />

paganos, para coro, órgano y trompas) y los finlandeses Olli Mustonen (Concierto para<br />

tres violines, Suite para cello y orquesta de cámara, Nonetos...), Väinö Raitio (obras orquestales) y Pehr<br />

Henrik Nordgren (Las luces del cielo, para instrumentos populares, solistas, coro mixto y orquesta).<br />

ORFEO presenta interesantes novedades en sus dos series. En la histórica ORFEO D’OR,<br />

la serie Grandes cantantes de nuestro siglo ofrece recitales de Arleen Auger, Nicolai<br />

Gedda y Margaret Price, así como la ópera Columbus de Werner Egk, bajo la dirección<br />

del autor y con la participación de Wunderlich. Entre lo más destacado de la serie «azul», consagrada<br />

a grabaciones de estudio, se encuentran el Te Deum y la Misa en re mayor de Jommelli y un nuevo<br />

recital monográfico de Julia Varady dedicado en esta ocasión a arias de ópera de Tchaikovsky.<br />

GLOSSA, el noble e infatigable sello escurialense, anticipa más novedades de las que<br />

aquí habría espacio para anunciar. Baste mencionar un Dido y Eneas purcelliano por<br />

Le Concert Spirituel de Hervé Niquet y un monográfico dedicado a piezas para órgano<br />

de François d’Agincourt por el mismo intérprete. Tiempo habrá de anunciar y comentar debidamente<br />

otras propuestas programadas para finales de abril y comienzos de mayo (Bach por Pandolfo,<br />

motetes franceses del siglo XIII, la Misa de la Asunción de Morales, suites orquestales de Rameau...<br />

etcétera).<br />

BIS tampoco para. Amén de un nuevo volumen (¡el décimo!) de los conciertos<br />

para teclado de Carl Philipp Emanuel Bach por Miklós Spányi, un disco de cantatas<br />

sacras de Haendel por Emma Kirkby y sendas grabaciones dedicadas al<br />

piano de Debussy y Scriabin, las propuestas más llamativas de Robert von Bahr son la reciente grabación<br />

integral del Kullervo sibeliano en un disco de más de ochenta minutos de duración, con solistas,<br />

coro y las huestes de la Orquesta Sinfónica de Lahti dirigida por Osmo Vänskä, a lo que hay que añadir<br />

la última de las ambiciosas empresas a que nos tiene habituados el Bach Collegium Japan de<br />

Masaaki Suzuki: el Vespro della Beata Vergine de Monteverdi. Ahí es nada.<br />

( 2 )<br />

EL TELETIPO


VERSO estrena su catálogo con las 12 Sinfonie a quattro de Antonio Caldara en primicia historicista<br />

<strong>Alumbramiento</strong> <strong>barroco</strong><br />

L<br />

as orquestas barrocas no son precisamente los conjuntos más<br />

abundantes en el panorama musical español. Por ello, y subrayando<br />

la especial dificultad que entraña la creación de una<br />

formación de este tipo, hay que saludar con el mayor de los<br />

alborozos la existencia de toda una orquesta de instrumentos<br />

<strong>barroco</strong>s firmemente establecida desde hace ya una<br />

larga década. Nos referimos a la Orquesta Barroca de la<br />

Universidad de Salamanca, fundada en 1990 al calor<br />

de la Academia de Música Antigua de la Universidad<br />

salmantina, institución que viene desarrollanado un<br />

magnífico trabajo pedagógico en la formación de<br />

músicos con criterios interpretativos historicistas y en<br />

la recuperación de las distintas familias de los pretéritos<br />

instrumentos del Barroco. La orquesta, fundamentada<br />

en una amplia plantilla de instrumentistas de<br />

cuerda de tripa, está dirigida por Ángel Sampedro,<br />

experimentado violinista <strong>barroco</strong>, colaborador habitual<br />

en formaciones historicistas europeas de primer nivel. La<br />

labor concertística de la Orquesta Barroca de la<br />

Universidad de Salamanca, jalonada en la última década con<br />

exitosas actuaciones dentro y fuera de España, por fin ha dado<br />

paso a la grabación de su primer<br />

y muy esperado disco.<br />

Para ello se ha contado con la<br />

participación de un nuevo<br />

sello discográfico español,<br />

VERSO, de muy reciente creación,<br />

al que desde aquí deseamos<br />

toda suerte de éxitos.<br />

Desde luego, el primer registro<br />

de VERSO, que inaugura la<br />

colección de su catálogo<br />

Portus Musice, dedicada a la<br />

música antigua, no puede ser<br />

más interesante: el ya aludido<br />

debut discográfico de la<br />

Orquesta Barroca de la<br />

Universidad de Salamanca se<br />

produce con la intepretación<br />

de un repertorio excelso<br />

donde los haya, como es la<br />

música del compositor veneciano Antonio Caldara (1671-1736). En<br />

primicia mundial, con instrumentos originales, se nos ofrecen 12<br />

Sinfonias a cuatro partes; 11 de ellas se conservan en un manuscrito<br />

en Viena, y las 11 son coincidentes con otras tantas sinfonías o<br />

introduzioni de oratorios caldarianos, cuyos títulos aparecen escritos<br />

en las sinfonías correspondientes del manuscrito vienés, que<br />

además incorpora por lo general dos movimientos finales respecto a<br />

Colecc<br />

Academia de Música<br />

Antigua<br />

VERSO presenta ya la segunda referencia de su prometedor<br />

catálogo: un disco dedicado por entero a obras españolas para<br />

órgano de los siglos XV al XVIII, con páginas de Correa de<br />

Arauxo, Cabezón, Del Encina, De Nebra, Oxinaga, etc.<br />

LLAA MMÚÚSSIICCAA EEXXTTRREEMMAADDAA<br />

Música española para tecla de los ss. XV al XVIII<br />

Órgano de la Real Capilla de San Jerónimo de la Universidad de Salamanca<br />

Carlos García-Bernalt<br />

VRS 2002 (1CD) D2<br />

(-15% de descuento)<br />

[Oferta especial de lanzamiento]<br />

( 3 )<br />

EL DISCO<br />

las sinfonías originales de los oratorios. Muy<br />

pertinentemente los intérpretes del registro han<br />

añadido una sinfonía más -procedente del ora-<br />

DEL MES<br />

torio Gerusalemme convertita- ante la<br />

constancia de la pérdida de uno de los<br />

fascículos de la colección manuscrita, para completar el<br />

número de 12, sin duda originario.<br />

Como bien prueban estas 12 sinfonías a cuatro,<br />

Caldara es uno de los compositores más completos del<br />

último Barroco, habiendo legado una obra extraordinaria<br />

en todos los campos que cultivó: música de<br />

cámara y orquestal, música sacra, oratorios y óperas.<br />

Modelo del docto compositor <strong>barroco</strong>, el veneciano<br />

trabajó profusamente en su ciudad natal, en Roma, en<br />

Bolonia y, posteriormente, en la Viena imperial, donde<br />

fue nombrado Vizekapellmeister del emperador Carlos<br />

VI. Su escritura atesora siempre un magistral dominio<br />

del contrapunto y una inventiva melódica excepcional.<br />

Las 12 sinfonías grabadas ofrecen toda la riqueza de su<br />

genio creador: hallamos en ellas una escritura de concepción<br />

muy contrapuntística, explotando las formas y emociones<br />

del lenguaje corelliano, pero<br />

incorporando muy particulares<br />

soluciones melódicas y<br />

armónicas, con encendidos<br />

episodios virtuosísticos que se<br />

intercalan entre las severas<br />

secciones fugadas que capitalizan<br />

los movimientos rápidos.<br />

Música magistralmente<br />

comprendida e interpretada<br />

por la Orquesta Barroca de<br />

Ángel Sampedro, que exhibe<br />

unas cualidades técnicas de<br />

primer orden: afinación impecable,<br />

pulido empaste, articulación<br />

expresiva del fraseo,<br />

gran claridad de líneas y<br />

exquisitez estilística. Una producción<br />

admirable, feliz inauguración<br />

del sello VERSO,<br />

que ya prepara nuevos registros de música antigua dentro de su<br />

colección Portus Musice.<br />

Pablo Queipo de Llano Ocaña<br />

A. CALDARA: 12 Sinfonie a quattro / Orquesta Barroca de la Universidad de<br />

Salamanca. Dir.: Ángel Sampedro / VERSO / Ref.: VRS 2001 (1 CD) D2 (-15% de descuento)<br />

[Oferta especial de lanzamiento]


Cantatas para soprano e instrumentos de<br />

Alessandro Melani (1639-1703), en DYNAMIC<br />

El hijo del<br />

campanero<br />

Ver cómo siete hijos, todos varones, llegan a adultos<br />

no ha sido nunca frecuente. En nuestros tiempos,<br />

por descontado, sería insólito. Pero también<br />

cuando imperaba el antiguo régimen demográfico. Entre<br />

otras razones, por las mil trampas mortales que salpicaban<br />

la infancia y que no<br />

cesaban de enviar angelitos<br />

al cielo. Pero fue lo<br />

que sucedió en la familia<br />

de Domenico di<br />

Sante Melani (1588-<br />

1649), campanero de la<br />

catedral de Pistoia desde<br />

1624 hasta su muerte. Y,<br />

otro rasgo no excesivamente<br />

habitual, todos se<br />

dedicaron a la música,<br />

salvo el sucesor del<br />

padre en el campanario<br />

-¿o debemos incluir también<br />

éste entre los oficios musicales?-. Fueron, a veces<br />

simultáneamente, cantantes, instrumentistas y compositores<br />

(hubo quien, además, formuló votos religiosos o<br />

desempeñó misiones diplomáticas y se implicó en intrigas<br />

políticas). Aunque no todos descollaron en la misma<br />

medida. Hoy se reconocen como superiores los méritos<br />

de los dos mayores, Jacopo (1623-1676) y Atto (1626-<br />

1714), y del benjamín, Alessandro, que ahora nos<br />

ocupa. Comenzó éste su carrera cantando, para centrarse<br />

pronto en la composición y desempeñar cargos de<br />

algún relieve en su ciudad natal y otros lugares, recalando<br />

finalmente en Roma, donde fue maestro di cappella<br />

de Santa María la Mayor, del Oratorio del<br />

Crocifisso y de San Luis de los Franceses (desde 1672<br />

hasta su muerte), además de atender diversos encargos<br />

privados. Precursor en ciertos aspectos de Alessandro<br />

Scarlatti, en su producción sobresalen una docena de<br />

óperas (entre ellas, L’Empio punito, la primera que, en<br />

1669, trató el mito de Don Juan), diez oratorios y, como<br />

era de esperar en un compositor de iglesia y romano,<br />

una considerable cantidad de música religiosa y cantatas<br />

de cámara.<br />

Cantatas han sido, precisamente, las que de vez en<br />

cuando han llevado su nombre al disco (recordamos,<br />

por ejemplo, uno de Judith Nelson y el trompetista<br />

Dennis Ferry con obras suyas y de A. Scarlatti). Y son<br />

también las que, en número de seis, integran el que creemos<br />

primer registro monográfico dedicado al compositor.<br />

Son páginas de temática amorosa (a veces se comparan<br />

las lides del amor con la guerra, lo que permite<br />

recurrir a un instrumento marcial) o histórica, estructuradas<br />

en la clásica sucesión de recitativos y arias y destinadas<br />

a una voz de soprano sostenida por una trompeta<br />

concertante (en un caso), dos violines (en tres) o<br />

trompeta y dos violines (uno más) y, naturalmente, bajo<br />

continuo. La bella voz de Rosita Frisani, con el siempre<br />

competente y por momentos brillante acompañamiento<br />

del Alessandro Stradella Consort que dirige Esteban<br />

Velardi y en el que figuran nombres de la talla de<br />

Gabriele Cassone (trompeta natural) y Fabrizio Cipriani<br />

(violín), consigue trasladarnos, a poco que dejemos<br />

volar la imaginación, a aquellas aristocráticas y cultas<br />

conversazioni en que vieron la luz por primera vez. Y<br />

un pedazo de historia revive en nuestra mente.<br />

Mariano Acero Ruilópez<br />

A. MELANI: 6 Cantatas para soprano, instrumentos y bajo continuo /<br />

Rosita Frisani (soprano) / Alessandro Stradella Consort. Dir.: Estevan<br />

Velardi / DYNAMIC / Ref.: CDS 274 (1 CD) D2<br />

Primicia mundial de los Concerti Ecclesiastici, Opus VIII<br />

(Venecia, 1604) de Giacomo Moro da Viadana, en STRADIVARIUS<br />

El moro de Venecia<br />

Aunque nacido a mediados del siglo XVI en la ciudad de Viadana, uno<br />

de los centros musicales más importantes de la Italia renacentista, la<br />

vida y la obra del desconocido compositor Giacomo Moro da<br />

Viadana se desarrolló, fundamentalmente, en algunas de las ciudades más<br />

cosmopolitas y activas desde el punto de vista musical de principios del<br />

período <strong>barroco</strong>, como Carrara, Bolonia y, sobre todo, Venecia, donde posiblemente<br />

trabajaría como cantor o maestro de capilla (las lagunas documentales<br />

impiden afirmar con precisión qué puestos ocupó), y donde también<br />

publicaría entre los años 1595 y 1604 sus excelentes Psalmi ad vepertinas<br />

omnium solemnitatum oras, el espectacular Officium et Missa defunctorum<br />

a 8, los Cento concerti ecclesiastici, y los Concerti ecclesiastici, Opus<br />

VIII, que ahora comentamos, obra que alcanzó en vida del autor un reconocido<br />

y merecido éxito editorial con varias ediciones sucesivas no sólo en<br />

la ciudad de los canales, sino también en Amberes.<br />

Sin embargo, y a pesar de su copiosa y<br />

celebrada producción musical, y de la alta<br />

estima que este enigmático personaje llegó a<br />

alcanzar por parte de algunas de las personalidades<br />

más destacadas e influyentes de la<br />

vida política y cultural italiana de comienzos<br />

del Seiscientos -entre las que sobresalen<br />

Julio César Gonzaga, Bárbara Sanseverina<br />

de Aragón, condesa de Sala y marquesa de<br />

Colomo, o Ambrogio Magnanino, rector de<br />

la iglesia de Fivizzano- la biografía de Moro<br />

da Viadana, y por añadidura su música, no<br />

cuentan todavía en la actualidad con el<br />

puesto de honor que la historia de la música<br />

debería haberles reservado. Por ello, esta<br />

grabación se nos antoja proverbial, pues nos descubre a un maestro pleno<br />

de ideas musicales renovadoras, con aportaciones fundamentales en la transición<br />

de la Prima a la Seconda prattica y para el desarrollo del Novus Stylus<br />

o Stilo Concertato que por aquellas fechas comenzaba a imponerse en la<br />

música litúrgica de la Iglesia católica. Las piezas aquí grabadas, excelentísimas<br />

todas ellas, y entre las que se incluye una breve misa completa, contienen<br />

desde pasajes de inspirada factura madrigalesca a otros de sobrecogedora<br />

belleza (atentos al In columbae para tenor y bajo continuo), sin pasar<br />

por alto la acertada elección de incluir una grave Toccata de Claudio<br />

Merulo, obras que nos ponen sobre aviso, una vez más, de la importancia<br />

fundamental de las producciones discográficas para rescatar del olvido<br />

muchas composiciones todavía dormidas en el silencio de los archivos.<br />

Así parece entenderlo Giovanni Acciai quien, dirigiendo una vez más a<br />

su conjunto Nova Ars Cantandi, nos ofrece un CD que merece nuestro más<br />

sincero aplauso. Desde luego, el esfuerzo de edición y grabación de las<br />

obras de un maestro tan desconocido y olvidado (no sólo ya para los aficionados<br />

a la música antigua, sino incluso para los musicólogos especializados<br />

en la música italiana del primer <strong>barroco</strong>) supone un riesgo comercial,<br />

pero también revela, sin duda, la curiosidad y el talento de un director y<br />

unos intérpretes volcados en la difusión de un pasado musical histórico<br />

soberbio. La interpretación discurre por los cauces a los que Acciai nos tiene<br />

acostumbrados en sus anteriores grabaciones para STRADIVARIUS; alternando<br />

la belleza intrínseca de la música, cargada de audacias armónicas y<br />

colorido veneciano, con una ejecución plena de vitalidad, de luz y de buen<br />

gusto. Todo un acierto.<br />

( 4 )<br />

Francisco de Paula Cañas Gálvez<br />

G.M. DA VIADANA: Concerti ecclesiastici a una, dos, tres, cuatro y ocho voces / Nova Ars<br />

Cantandi. Dir.: Giovanni Acciai / STRADIVARIUS / Ref.: STR 33582 (1 CD) D2<br />

ensayo<br />

M. RAVEL: Prélude; Sonatine; Jeux<br />

d’eau; Pavane pour une infante défunte;<br />

Valses nobles et sentimentales; Gaspard<br />

de la nuit / Joaquín Achúcarro (piano) /<br />

ENSAYO / Ref.: ENY 9808 (1 CD) D3


Balestracci regresa al catálogo SYMPHONIA de la mano de Monteverdi y La Stagione Armonica<br />

Mariano Monteverdi<br />

El preponderante interés que la producción<br />

sacra de Monteverdi dedica a la<br />

Virgen no es casual. A lo largo del siglo<br />

XVI, la Contrarreforma había relanzado el<br />

culto mariano en polémica contraposición<br />

con la doctrina de los reformistas luteranos,<br />

que habían puesto su figura en segundo<br />

plano. Por otro lado, el culto mariano daba<br />

pie para una representación de la religión<br />

en clave sentimental (el amor de la madre<br />

por el hijo), lo que casaba perfectamente<br />

con el talante afectivo del naciente Barroco.<br />

El Magnificat II, que Monteverdi incluyó en<br />

las Vísperas de la Virgen (1610), conjuga el<br />

fausto de la escritura concertada con el despliegue<br />

de efectos emocionales y el rigor de<br />

la escritura a más voces. El resultado, como<br />

casi siempre ocurre en Monteverdi, es<br />

esplendoroso. La Misa a 4 voces hurga en el<br />

terreno de la polifonía a capilla, poniendo<br />

en evidencia la maestría del compositor en<br />

el ámbito del contrapunto riguroso y «antiguo».<br />

Plenamente monteverdiana es la<br />

capacidad de animación que se consigue a<br />

través de la variación sutil de los ritmos de<br />

la palabra, incluso en la óptica abstracta del<br />

estilo antiguo. Como va siendo costumbre<br />

desde hace tiempo, la misa se completa con<br />

otras piezas con el objetivo de integrarla en<br />

un contexto litúrgico más orgánico. Introducida<br />

por una tocata de Claudio Merulo, el<br />

momento de la comunión es acompañado<br />

por un ricercare de Andrea Gabrieli, mientras<br />

que un motete de Monteverdi (Jubilet) y<br />

una canzona de Andrea Gabrieli finalizan la<br />

liturgia. Los momentos del proprium de la<br />

misa son intercalados por antífonas y salmos<br />

gregorianos.<br />

Tras su éxito como solista de viola de<br />

gamba, Sergio Balestracci se presenta aquí<br />

como director del coro italiano La Stagione<br />

RICERCAR añade un nuevo título a la serie English Consort Music de Philippe Pierlot<br />

Ayer Byrd, hoy Ferrabosco<br />

La carrera de Alfonso Ferrabosco II (ca.1578-1628) muestra caras todavía oscuras. El número dos que<br />

sigue a su apellido sirve para distinguirlo del padre, de quien recibió sus primeras clases de música.<br />

Desde 1560, Ferrabosco padre había entrado al servicio de Isabel I. La reina inglesa se proponía reunir<br />

a su alrededor a los músicos más ilustres de la época. Esto motivó el traslado de Ferrabosco I a Londres,<br />

como reconocimiento de su reputación europea (Ronsard le había dedicado un poema). Pese a su procedencia<br />

italiana, los Ferrabosco lograron adaptarse de manera extraordinaria a las exigencias y al lenguaje<br />

de la corte inglesa.<br />

Las piezas para consort de violas de Ferrabosco II que recoge el compacto RICERCAR no resultan nada<br />

inferiores a las de los más destacados autores ingleses de la época. Sus fantasías polifónicas brillan por la<br />

intensidad melódica de todas las voces y el trabajo contrapuntístico<br />

revela un consumado oficio. Las fantasías, las pavanas y el In Nomine<br />

(en donde se utiliza un cantus firmus de origen gregoriano) están escritos<br />

para 4, 5 y 6 voces, aportando quizá un matiz de dulzura dentro de<br />

la tradición inglesa del consort, siempre un tanto impregnada de melancolía.<br />

Las piezas se componen de secciones diversas, en donde suele<br />

abrirse brecha el juego de la variación. El tono es por lo general meditativo,<br />

aunque el autor consigue alcanzar ocasionalmente acentos más<br />

amenos (Fantasía a 6 en do). Entre las piezas grabadas destaca la<br />

Fantasía Exacordo, una verdadera obra maestra en la inventiva y la<br />

construcción armónica capaz de unir tonalidades lejanas. Dos cortes<br />

del disco están dedicados a la producción de Ferrabosco para lira-viola<br />

(a la que el compositor dedicó una colección de piezas en 1609). Con<br />

este nombre se indicaba una técnica de tocar la viola de gamba<br />

mediante scordatura, con el objeto de alcanzar una mayor resonancia<br />

de las cuerdas al aire y permitir un más suelto juego polifónico en el instrumento. Completan el programa<br />

obras de autores anónimos de la época. En algunas se aprecia una fresca vena naturalista y descriptiva de<br />

Cuckoo de Richard Nicholson y This merry pleasant Spring. La interpretación del Ricercar Consort, aquí<br />

encabezado por Philippe Pierlot, manifiesta un profundo entendimiento de la poética de Ferrabosco,<br />

explorando tanto su vertiente inglesa como buscando dónde resulta posible un tinte más airoso. La soprano<br />

Susan Hamilton interpreta las piezas vocales con timbre fresco y algo acerbo, cercano al estilo vocal<br />

que fue de Emma Kirkby.<br />

S.R.<br />

ENGLISH CONSORT MUSIC (Vol. II) - A. FERRABOSCO: 17 Canciones / Susan Hamilton (soprano) / Ricercar Consort. Dir.: Philippe<br />

Pierlot / RICERCAR / Ref.: 233372 (1 CD) D2<br />

También disponible:<br />

ENGLISH CONSORT MUSIC (Vol. I) - W. BYRD: 17 Canciones / James Bowman (contratenor) / Ricercar Consort. Dir.: Philippe Pierlot<br />

/ RICERCAR / Ref.: 206442 (1 CD) D2<br />

( 5 )<br />

Armonica. Esta primera prueba suya ofrece<br />

resultados alentadores. Si tuviéramos que<br />

elegir, acordaríamos cierta superioridad a la<br />

interpretación del Magnificat. Aquí se aprecian<br />

las voces mórbidas de los solistas Lia<br />

Serafini, Alessandra Gargiulo y Alberto<br />

Mazzocco. El clima de cada episodio es realizado<br />

con acierto. No se exageran los acentos<br />

jubilosos sino que se escoge un tono afable<br />

e íntimo. Las sonoridades del coro son<br />

calurosas y tiernas, alejadas de aquellas a<br />

las que nos acostumbran los coros ingleses.<br />

En el Magnificat, que es música más centrada<br />

en la pintura de los affetti deducibles del<br />

texto, el resultado es altamente positivo. En<br />

la Misa a 4 voces, los intérpretes escogen el<br />

mismo enfoque. Las sonoridades acariciadoras<br />

de las líneas vocales consiguen logros<br />

notables (Agnus Dei) pero en las secciones<br />

más largas (Gloria, Credo) la intensidad se<br />

ablanda un poco. Buena la calidad de grabación.<br />

Stefano Russomanno<br />

C. MONTEVERDI: Salve Sancta Parens - Messa a 4 da<br />

cappella; Magnificat II a 6 voci / La Stagione Armonica.<br />

Dir.: Sergio Balestracci / SYMPHONIA / Ref.: SY 00181<br />

(1 CD) D2 [-20% de descuento (precio especial de lanzamiento)]<br />

GLOSSA presenta en promoción<br />

especial las grabaciones<br />

madrigalísticas de La Venexiana<br />

con un 20% de descuento<br />

sobre su precio habitual.<br />

SIGISMONDO D’INDIA<br />

Libro Primo de Madrigali [1606]<br />

Coladonato, Ragni,<br />

Sciannimanico, Cavina,<br />

Maletto, Naglia, Carnovich<br />

La Venexiana. Dir.: Claudio Cavina<br />

GLOSSA / Ref.: GCD 920908 (1 CD) D2<br />

[-20% precio especial]<br />

Otras grabaciones de La Venexiana<br />

también disponibles en iguales condiciones<br />

S. D’INDIA: 3er Libro de Madrigales<br />

GCD 920903<br />

C. MONTEVERDI: 7º Libro de Madrigales<br />

GCD 920904<br />

L. LUZZASCHI: 5º Libro de Madrigales<br />

GCD 920905<br />

L. MARENZIO: 9º Libro de Madrigales<br />

GCD 920906<br />

G. DA VENOSA: 4º Libro de Madrigales<br />

GCD 920907


Tras la publicación de sus Conciertos para violoncello, llega ahora<br />

la Diana amante, de Leonardo Leo (1694-1744)<br />

El oro de Nápoles<br />

Sucede a veces, sin causa aparente posible, como en el caso<br />

que ahora nos ocupa, que un compositor más o menos olvidado<br />

recupera repentinamente el interés para algunas casas<br />

discográficas. Este es el caso del napolitano Leonardo Leo, maestro<br />

de indudable calidad creativa y compositiva que hasta fechas muy<br />

recientes no ha comenzado a recibir el apoyo, tímido de momento,<br />

del mundo de la fonografía; desde estas mismas<br />

páginas (Boletín de enero de 2001) nuestro<br />

buen amigo Mariano Acero Ruilópez se deshacía<br />

en merecidos elogios sobre la reciente grabación<br />

de una colección de conciertos para violonchelo<br />

de este gran músico.<br />

Presentamos ahora una composición vocal de<br />

cierta envergadura, la Serenata a cuatro voces<br />

Diana amante, con texto atribuido al abate<br />

Giuseppe Papis y estrenada por los miembros de<br />

la Real Capilla en el Palacio Real de Nápoles el<br />

4 de diciembre de 1717 para festejar el cumpleaños<br />

de María Bárbara von Herbstein, esposa del<br />

virrey austríaco Wirich Philipp Lorenz.<br />

La partitura, a pesar de tratarse de una obra de<br />

juventud del genio napolitano, presenta ya muchas de las características<br />

que harían célebre a Leo durante sus años de madurez.<br />

Arias brillantes, cargadas de una sensualidad y emotividad que sólo<br />

los maestros italianos consiguieron plasmar a la perfección, una<br />

fina acción dramática en los elaborados recitativos, complejos<br />

números a cuatro voces con los que culminan cada una de las dos<br />

partes en las que se solían dividir estas composiciones alegóricas.<br />

Podemos calificar esta serenata como una obra de transición entre<br />

el munod musical <strong>barroco</strong> que llegaba a su fin (escúchense con<br />

atención las arias Sol chi ben ama y E’ un bel piacer) y las primeras<br />

y frescas manifestaciones del gusto galante y rococó que<br />

comenzaba a imponerse en toda la Europa occidental (Prato<br />

La serie roja de ORFEO publica las 6 Partitas de J.S. Bach por Carl Seeman, en piano<br />

Las maravillas de Bach<br />

en el teclado<br />

El alemán Carl Seeman (Bremen, 1910-Friburgo, 1983) fue sin duda un pianista notable, aunque<br />

su nombre no se encuentre entre los más grandes del siglo que acaba de terminar.<br />

Formado en el Conservatorio de Leipzig, y posteriormente con Carl Adolf Martienssen, uno<br />

de los nietos de Liszt, Seeman se convirtió tras su graduación en organista de la Iglesia de San<br />

Nicolás en Flensburg y en la Catedral de Verden. Todo ello explica sin duda su devoción hacia el<br />

autor que protagoniza esta grabación de ORFEO, J.S. Bach. Seeman se acerca a su hermosísima<br />

colección de Partitas con una técnica y mecanismo impecables. Caben pocas dudas sobre la claridad<br />

de su articulación, y su entendimiento de la polifonía es<br />

irreprochable (como puede apreciarse en el pasaje fugado de<br />

la Sinfonia de la Segunda Partita o en el Capriccio de esa<br />

misma obra, uno de los momentos más felices del álbum). No<br />

pretende, ni podía pedírsele en 1965, cuando el movimiento<br />

historicista andaba sus primeros pasos, especial rigor en cuanto<br />

al estilo (algo bastante visible en su a menudo peculiar realización<br />

de los adornos). Su manejo dinámico y agógico se<br />

aleja de criterios excesivamente románticos, lo que es elogiable,<br />

aunque su manera de decir esta música, al menos para<br />

quien esto firma, adolece en ocasiones de cierta rigidez en el<br />

fraseo, ultrapreciso y exactísimo en la medida y el dibujo rítmico,<br />

pero que no permite la mínima inflexión (como las que<br />

hace en nuestros días un Leonhardt), lo que limita el vuelo expresivo de algunas danzas, especialmente<br />

las sarabandes y las allemandes. Los tempi aplicados tienden a lo vivo, especialmente<br />

en éstas últimas, que resultan así algo deslucidas. A cambio, la vitalidad y absoluta nitidez de<br />

momentos como el antes mencionado Capriccio o las Gigues de las Partitas 3 y 4, presentan lo<br />

mejor del arte bachiano del alemán. Álbum, en todo caso, interesante, entre otras razones porque<br />

uno nunca se cansa de bucear en esta maravillosa colección, quizá no tratada por los pianistas<br />

-más inclinados a la brillantez de las Goldberg- con toda la justicia que merece.<br />

J.S. BACH: 6 Partitas, BWV 825-830 / Carl Seeman (piano) / ORFEO / Ref.: C014002I (2 CD) D4 x 2<br />

( 6 )<br />

ameno, Sieguo l’orme y Di quel labbro, o la bellísima Amoretti<br />

vezzosetti, entre otros muchos y destacados ejemplos).<br />

Los solistas encargados de animar a los mitológicos protagonistas<br />

de la serenata revelan un buen gusto y una gracia exquisita en<br />

la interpretación de sus respectivos papeles. La soprano Rossella<br />

Ragatzu tiene, en el papel principal de Amore, pasajes verdaderamente<br />

memorables en los que se dan cita la<br />

sensualidad y el lirismo más napolitanos. El<br />

resto del elenco vocal discurre por los cauces<br />

habituales de la casa italiana BONGIOVANNI,<br />

que van desde el buen hacer y las bellas voces<br />

de la mezzo Monica Bacelli y el bajo Danilo<br />

Serraiocco en los papeles de Diana y Proteo<br />

respectivamente, hasta la más discreta actuación<br />

del tenor Filippo Piccolo en el de<br />

Endimione. Por su parte, la Orquesta Leonardo<br />

Leo y su director, Vito Paternoster, correctos<br />

aunque no deslumbrantes, y superados en todo<br />

momento por la calidad de la música que<br />

recrean, realizan sin embargo un verdadero y<br />

saludable esfuerzo al rescatar esta joya napolitana<br />

del olvido de los siglos. Quizá lo menos atractivo de toda la<br />

grabación sea la toma de sonido, un tanto lejana, efectuada en<br />

concierto a principios de diciembre de 1998 en la iglesia de San<br />

Juan de Brindisi.<br />

Una magnífica ocasión para acercarse a uno de los compositores<br />

más sobresalientes y desconocidos de la primera mitad del siglo<br />

XVIII.<br />

Rafael Ortega Basagoiti<br />

F.P.C.G.<br />

L. LEO: Diana amante / Ragatzu, Bacelli, Piccolo, Serraiocco / Orquesta Leonardo Leo.<br />

Dir.: Vito Paternoster / BONGIOVANNI / Ref.: GB 10019/20-2 (2 CD) D2 x 2<br />

CANTOS DE ESPAÑA<br />

Obras originales y transcritas para violoncello<br />

y piano de Granados, Albéniz,<br />

Turina, Cassadó, Castillo y Falla<br />

Luiza Nancu (cello)<br />

Tatiana Postnikova (piano)<br />

LINDORO<br />

Ref.: MPC 0706 (1 CD) D2


CPO presenta Der geliebte Adonis, una nueva<br />

y bella ópera de Reinhard Keiser (1674- 1739)<br />

Temprana madurez<br />

De repente, la celebrada grabación de Croesus por René<br />

Jacobs nos ha puesto ante los ojos a Reinhard Keiser, el primer<br />

patrón musical (y más tarde, fecundo inspirador y<br />

«prestamista») de Haendel en Hamburgo. Y hemos comprendido<br />

los porqués de la sólida reputación que le acompañó en su tiempo<br />

y de su consideración por los musicólogos como la primera gran<br />

figura de la historia operística alemana. Pero, recordémoslo, Keiser<br />

no es un recién llegado a la discografía. Sin pretensión de exhaustividad,<br />

andaban por ahí, en algún caso desde hace más de diez<br />

años, además de otro Croesus dirigido por René Clemencic, nada<br />

menos que tres versiones de una Pasión según San Marcos demostrativa<br />

de que las grandes Pasiones de Hamburgo precedieron y<br />

hasta inspiraron a las de Leipzig, un disco de cantatas de su<br />

Gemüths-Ergötzung y un par de<br />

óperas más, Tomyris (o Die<br />

Grossmütige Tomyris) y Massaniello<br />

furioso, esta última con<br />

la rebelión antiespañola de<br />

Nápoles de 1647 como fondo,<br />

en CPO.<br />

Es también CPO quien edita<br />

ahora una de sus primeras óperas<br />

para el Teatro del Mercado<br />

de los Gansos de la próspera<br />

ciudad hanseática, Der geliebte<br />

Adonis (El amado Adonis, 1697).<br />

Con libreto del distinguido poeta<br />

C.H. Postel enteramente escrito en alemán -todavía no había llegado<br />

el tiempo en que intercalaba arias en italiano-, desarrolla la<br />

historia mitológica de los amores entre la diosa Venus y el pastor<br />

Adonis, trágicamente rotos por los celos de Marte. Y presenta ya<br />

muchos de los que serán rasgos distintivos del compositor. En primer<br />

lugar, la feliz síntesis estilística de elementos italianos (arias da<br />

capo), franceses (ritornelos e intervenciones orquestales, estructura<br />

de ciertas escenas), germánicos (arias estróficas, melodías de<br />

origen popular; más propio de Hamburgo, el personaje gracioso,<br />

aquí sagazmente empleado para humanizar la acción). Añadamos<br />

la destreza en la caracterización de los personajes y la expresión<br />

musical de los sentimientos; no menos importante, la poderosa<br />

inventiva melódica y el admirable dominio del color orquestal; y,<br />

por último, la habilísima utilización del recitativo y la solidez dramática<br />

del conjunto. Lo que, unido a una sorprendente madurez -<br />

fue compuesta a los veintitrés años-, hace de Adonis un digno fruto<br />

de quien para J. Mattheson era «el mayor compositor de óperas del<br />

mundo» y para J. Scheibe, «quizá el más original genio musical<br />

que haya producido Alemania».<br />

En este registro, realizado en directo en abril de 1999, Thomas<br />

Ihlenfeld asume la dirección con buen pulso y sentido teatral. La<br />

Capella Orlandi Bremen, grupo especializado en la interpretación<br />

historicista relativamente joven y de muy elevada calidad, responde<br />

magníficamente, tanto en bloque como en las intervenciones<br />

solistas. Es, además, muy de agradecer el imaginativo y rico bajo<br />

continuo desplegado (clave, órgano, arpa, guitarra y chitarrone en<br />

combinaciones diversas con viola de gamba, violoncelo y fagot). Y<br />

el equipo vocal, en el que figuran las sopranos Marietta Zumbült y<br />

Mona Spägele y el contratenor Ralf Popken, raya en general a<br />

notable altura. El directo no influye en el sonido, tan limpio, claro<br />

y próximo como es habitual en la casa. En consecuencia, las tres<br />

horas y media de audición transcurren casi en un suspiro, como<br />

suele ocurrir en circunstancias placenteras. Terminamos expresando<br />

un deseo que es una petición: más Keiser, por favor. Porque hay<br />

donde elegir, ya que fue, por ejemplo, uno de los primeros en<br />

poner música al famoso texto pasional de Brockes y, dejando al<br />

margen otros géneros en los que también fue prolífico, se conservan<br />

íntegras cerca de veinte óperas de las casi setenta que compuso.<br />

M.A.R.<br />

R. KEISER: Der geliebte Adonis / Zumbült, Popken, Rydén, Spägele, Kobow / Capella<br />

Orlandi Bremen. Dir.: Thomas Ihlenfeldt / CPO / Ref.: 999636-2 (3 CD) D2 x 2 [3 CDs<br />

al precio de 2]<br />

( 7 )<br />

CPO publica la integral de las 12 Trio Sonatas<br />

del genio veneciano por Parnassi Musici<br />

Albinoni:<br />

felices aniversarios<br />

Si las divisiones historiográficas de la música atendieran a la<br />

dimensión universal de los repertorios, la sonata en trío del<br />

Barroco tendría que ser tenida como el género clásico por<br />

excelencia de todos los tiempos. Este género de la música de cámara,<br />

glorificado por las cuatro colecciones de Arcangelo Corelli<br />

-publicadas en Roma entre 1681 y<br />

1684- supuso el modelo irrenunciable<br />

y el medio musical predilecto<br />

para innumerables compositores a<br />

lo largo de decenios durante el período<br />

Barroco. Repertorio que explora<br />

las posibilidades contrapuntísticas<br />

de tres voces -dos superiores y el<br />

bajo continuo-, resultaba perfecto<br />

para la experimentación musical del<br />

Barroco, piedra de toque para<br />

demostrar el genio compositor. La<br />

edad de oro de la triosonata la podemos<br />

cifrar en los años comprendidos<br />

entre 1675 y 1710, lustros en los<br />

que vieron la luz un sinfín de colecciones consagradas a la legendaria<br />

formación. La ciudad de Venecia, siempre en vanguardia, fue<br />

escenario señero del desarrollo del género. Allí, y al calor de los<br />

ejemplos boloñeses y romanos, surgió toda una generación de instrumentistas<br />

que recogieron la influencia corelliana pero sin<br />

renunciar a la sabrosa tradición veneciana. Pirro Albergati,<br />

Giovanni Maria Ruggiero, Giorgio Gentili, Francesco Bonporti,<br />

Benedetto Vinacessi, Giulio Taglietti, Antonio Caldara o Antonio<br />

Vivaldi son sólo algunos compositores que publicaron tríos en la<br />

Venecia de circa 1700.<br />

En medio de este universo debutó el veneciano Tomaso Albinoni<br />

(1671-1751), legando su inevitable colección de 12 Triosonatas<br />

(para dos violines y bajo continuo, como mandan los cánones),<br />

aparecida como su Op. 1, publicada en Venecia en 1694, y grabada<br />

ahora integramente en primicia mundial por Parnassi Musici.<br />

Todo un epítome de una estética y de una cultura, estos tríos albinonianos<br />

son un monumento a la recién nacida sensibildad iluminista,<br />

son la cristalización de la ilustración y de la edad de la razón.<br />

Siguiendo los pasos de Corelli, de quien toman al pie de la letra su<br />

severa construcción formal, Albinoni compone una colección que<br />

es un modelo de su clase, la sonata de iglesia: una sucesión invariable<br />

de cuatro movimientos abstractos que siguen el esquema<br />

lento-rápido-lento-rápido, cincelados todos con una gravedad conceptual<br />

y un magisterio contrapuntístico exquisito. Los movimientos<br />

rápidos, de una plasticidad y vitalidad memorable, son todos<br />

fugados -siendo especialmente jugosos los segundos de cada sonata-<br />

y los lentos son maravillosas suertes contemplativas: suspensiones<br />

armónicas y pausadas secuencias imitativas de los violines<br />

sobriamente cimentadas por el bajo continuo. El musicólogo<br />

Michael Talbot, máxima autoridad albinoniana, no deja lugar a<br />

dudas cuando afirma que la Op. 1 de Albinoni «es una obra muy<br />

meritoria para ser primeriza, demostrando una firme aprehensión<br />

de la forma, una verdadera intuición contrapuntística y los comienzos<br />

de un estilo personal». El conjunto Parnassi Musici, especializado<br />

en la música camerística barroca, nos brinda una grabación<br />

excelente de estas joyas barrocas, demostrando una vez más su<br />

pleno dominio estilístico del Barroco. Ofrecen los dos violinistas<br />

un técnica historicista impoluta, muy nórdica, desgranando las<br />

líneas con una tersura oceánica y completamente limpia, pero no<br />

por ello plana o inexpresiva: el fraseo resulta articulado, y la claridad<br />

polifónica del discurso es palmaria, exponiendo todo el conjunto<br />

la trama de las tres voces con una transparencia que nos permite<br />

gozar sin pausa del apolíneo contrapunto albinoniano. El bajo<br />

continuo está realizado con una solvencia incontestable, aportando<br />

la profunda gravedad que exigen la obras. Una grabación, en<br />

suma, inexcusable para las discotecas barrocas, que además viene<br />

a celebrar de la mejor manera los aniversarios de nacimiento y<br />

muerte del gran compositor veneciano que depara el presente año<br />

2001.<br />

P.Q.O.<br />

T. ALBINONI: 12 Trio Sonatas, Op. 1 / Parnassi musici / CPO / Ref.: 999770-2 (1 CD)<br />

D5


DYNAMIC presenta el 8º volumen<br />

de los Conciertos para violín<br />

de G.B. Viotti (1755- 1824)<br />

El singular<br />

encanto<br />

de Viotti<br />

El inquieto sello genovés DYNAMIC ha<br />

llegado ya al volumen octavo de su<br />

integral de los Conciertos para violín<br />

(29, nada menos) compuestos por<br />

Giovanni Battista Viotti (1755-1824),<br />

músico esencial en la historia del instrumento,<br />

que enlaza a Corelli y Gaetano<br />

Pugnani con Paganini por un lado, y con<br />

Kreutzer, Rode y Baillot por otro, sin olvidar<br />

a Wieniawski e Isaÿe, que escribieron<br />

cadencias para dichos conciertos. La agitada<br />

vida de Viotti transcurrió entre su Italia<br />

natal, Alemania, el París de la revolución y<br />

Londres, donde fue empresario teatral y<br />

comerciante de vinos. Allí falleció en<br />

1824, prácticamente en la miseria. Entre<br />

sus conciertos destaca el número 22 en la<br />

menor, una obra deliciosa y bien conocida<br />

de los estudiantes avanzados de violín,<br />

que ha merecido la atención de Perlman,<br />

Grumiaux, Uto Ughi, Stern y -por encima<br />

de todos- Oistraj. Fue muy apreciada por<br />

Brahms, como recuerda en sus documentadas<br />

notas de carpeta Danilo Prefumo.<br />

De los tres Conciertos que ofrece este<br />

CD destaca el número 25, en el tono de la<br />

menor/mayor, que recuerda a su hermano<br />

más conocido. En los otros dos, numerados<br />

10 y 26, Viotti usa la tonalidad de si<br />

bemol mayor y, aun siendo menos originales<br />

y creativos, merecen la escucha, particularmente<br />

en sus tiempos lentos centrales.<br />

Viotti tiene siempre encanto y chispa,<br />

aunque nadie debe buscar en estas obras<br />

el genio que Mozart derrochó en sus conciertos<br />

KV 216, 218 y 219. Mezzena toca<br />

con vigor, elegancia y alegría, supera las<br />

abundantes dificultades técnicas que Viotti<br />

prodiga y canta con lirismo y efusión.<br />

Además, dirige con acierto la Symphonia<br />

Perusina y da una versión plenamente<br />

satisfactoria de estas obras.<br />

Roberto Andrade<br />

G.B. VIOTTI: Integral de los Conciertos para violín<br />

(Vol. 8) - Conciertos núms. 10, 25 y 26 / Franco<br />

Mezzena (violín y dirección) / Symphonia Perusina /<br />

DYNAMIC / Ref.: CDS 364 (1 CD) D2<br />

Volúmenes anteriores también disponibles.<br />

Solicite catálogo sin compromiso.<br />

Romeo y Julieta, desde el Met, con Corelli y Boky<br />

La voz varonil<br />

Se puede considerar a Charles Gounod uno de los máximos representantes de la<br />

música francesa, con su particular concepción del romanticismo, distinto de otros<br />

lugares pero igualmente válido, a partir de un lirismo delicado y de gran sutileza,<br />

que es el reflejo del perfume galo. Romeo et Juliette es,<br />

después de Faust, su ópera más conocida; parte del<br />

drama de Shakespeare, con libreto de Jules Barbier y<br />

Michel Carré. Tuvo gran éxito en su estreno y su fama<br />

se extendió por todo el mundo, llegando a Nueva York<br />

el mismo año. Se trata de una obra de una rara entidad<br />

armónica y ambiental, con un cierto contenido dramático,<br />

donde se produce un interesante desarrollo musical<br />

de los personajes, con elegancia. Se la ha definido<br />

como «un largo dúo de amor con interrupciones».<br />

Desde su pronto estreno en la ciudad de los rascacielos,<br />

la obra ha ido subiendo a los escenarios neoyorquinos<br />

con una cierta asiduidad, con artistas de la<br />

talla de De Reszke, Gigli, Thill, Gedda y, como no<br />

podía ser menos, Franco Corelli, cantante que se convirtió en participe habitual de las<br />

temporadas americanas. Corelli debutó el rol en Filadelfia, en una única representación<br />

en 1964, y no volvió a ella hasta 1968, en el Met, cantándola continuamente hasta 1975.<br />

En 1973 hizo una única representación que ahora se nos ofrece, donde el tenor surge con<br />

su gran belleza de timbre, refulgente, lleno, varonil, que se expande con una fuerza<br />

extraordinaria, sin buscar formas que no son la suya y reflejando todas las evoluciones<br />

del personaje con momentos sutiles, apasionados, sin olvidar las notas contenidas ni la<br />

composición lírica. A su lado la canadiense Colette Boky es la clásica soprano ligera de<br />

la época, musical, con facilidad en el registro agudo y para las agilidades. Dentro del<br />

amplio reparto cabe destacar la nobleza de John Macurdy, la línea de Judith Forst y la<br />

veteranía de Charles Anthony, todos ellos dirigidos con eficacia por Martin Rich, muy<br />

pendiente de los cantantes...<br />

( 8 )<br />

Albert Vilardell<br />

C. GOUNOD: Romeo y Julieta / Corelli, Boky, Macurdy, Harvuot, Anthony, Forst / Orquesta y Coro del<br />

Metropolitan Opera House de Nueva York. Dir.: Martin Rich (31.3.73) / MYTO / Ref.: 2MCD 011.236 (2 CD) D10<br />

x 2<br />

La soprano dramática, en un nuevo disco de «Arias sin voz» de BONGIOVANNI<br />

Ejercicios sopraniles<br />

Después de otros varios registros dedicados a las diferentes cuerdas vocales operísticas,<br />

masculinas o femeninas, Silvano Frontalini,<br />

antes con la Sinfónica Moldava, ahora con la<br />

Filarmónica de Ucrania, regala varias interpretaciones<br />

de «Arias sin voz» para sopranos dramáticas. Tomada<br />

esta palabra en una doble vertiente: tanto la de las cantantes<br />

que necesitan, precisamente, ese material instrumental<br />

«dramático» para sacar con holgura el papel<br />

(Turandot, Abigaille), como la de aquellas otras heroínas<br />

que, siendo de origen lírico o lírico-spinto, en ese<br />

instante de la acción de encuentran en situaciones más<br />

bien «dramáticas» (la Butterfly que está a punto de<br />

harakiriarse). Al lado de este tipo de sopranismo verdiano<br />

y pucciniano, Frontalini propone otras «donne»<br />

de los mismos compositores que, precisando un material<br />

suficientemente denso y sólido, están viviendo<br />

situaciones no tan dramáticas como quisiera indicar el<br />

registro: las dos Leonoras hispanas (de Guzmán o de Vargas) en plan contemplantivo o<br />

plañidero, la nostálgica Aida, la Amelia más maternal y la Tosca del remanso del Vissi<br />

d’arte. De cualquier manera este disco puede servir, una vez superada la ausencia del<br />

solista vocal, de goce auditivo o, como sus previos hermanos gemelos, de ejercicio casero<br />

para los alevines cantantes, máxime cuando los tiempos marcados por Frontalini son<br />

los lógicamente correctos y cómodos.<br />

Fernando Fraga<br />

ARIAS SIN VOZ - La soprano dramática / Acompañamiento orquestal de «Anch’io dischiuso un giorno» y «Salgo<br />

già» (Nabucco); «Tacea la notte placida» y «D’amor sull’ali rosee» (Il trovatore); «Morrò, ma prima in grazia» (Un<br />

ballo in maschera); «Ritorna vincitor»y «O cieli azzurri» (Aida); «Pace, mio dio» (La forza del destino); «Vissi d’arte»<br />

(Tosca); «Tu, tu piccolo Iddio» (Madama Butterfly); «In questa reggia» (Turandot) / Orquesta Filarmónica de<br />

Ucrania. Dir.: Silvano Frontalini / BONGIOVANNI / Ref.: GB 8005-2 (1 CD) D2


Carlos Kleiber y un reparto de excepción componen una Bohème milanesa memorable<br />

¡Arde La Scala!<br />

¡<br />

Arde la Scala!... El foso, el escenario, el patio de butacas, su escandaloso<br />

gallinero, coro, profesores... Aquel inflamado 22 de marzo<br />

de 1979 la temperatura del legendario teatro milanés alcanzó uno<br />

de sus puntos más cruciales e incandescentes. Todo fue obra de un<br />

único y prodigioso pirómano musical. El inflamado suceso escalígero<br />

fue felizmente documentado por una grabación que permite revivir -<br />

más bien «vivir en presente»- la noche memorable en que Carlos Kleiber<br />

-el prodigioso pirómano- cargó de novedosas tintas y acentos la mil<br />

veces escuchada Bohème de Puccini.<br />

Casi todo suena a nuevo en esta lectura abrasadora y tierna, de pronunciadas<br />

dinámicas y llamativos detalles. Lo grande es grandísimo y lo<br />

sutil, sutilísimo, siempre dentro de un increíble discurso narrativo en el<br />

que ese afán natural por llevar los extremos más allá de sus últimas consecuencias<br />

no hace sino -paradójicamente- cargar de contenido y razón<br />

la normalidad verista de una ópera en la que la protagonista es una lánguida<br />

y sencilla costurera que «non va sempre a messa» y que vive<br />

«sola, soletta».<br />

Cada nota, cada célula melódica, cada frase, es mostrada por la<br />

genial batuta kleiberiana con un esmero, pulcritud y vitalidad expresiva<br />

tan desbordantes como contagiosos. Pocas ocasiones -quizá nunca- la<br />

partitura pucciniana se escuchó con tan absoluta transparencia y vitalidad.<br />

La claridad de las texturas orquestales, el impulso rítmico, las cuidadísimas<br />

gradaciones dinámicas... ¡una orquesta que frasea y canta<br />

con la misma belleza melódica con la que lo hacen los ilustres solistas<br />

vocales!<br />

La Mimì de Ileana Cotrubas se implica y entrega con fervor al dictado<br />

de la genial batuta. La desaparecida gran soprano rumana se inflama<br />

de efusividad y sirve, con sus proverbiales facultades expresivas, una<br />

encarnación tierna y sensual, de infinito y conmovedor dramatismo. A<br />

su lado, el paradigmático Rodolfo de un Luciano Pavarotti en estado<br />

pletórico vibra y se contagia de todo para poner su entonces aún bellísima<br />

voz al servicio de un personaje emblemático en su repertorio.<br />

Cálido y comunicativo hasta lo indecible, su racconto del primer acto<br />

es un modelo del mejor canto verista. El teatro, al final, se vuelve loco<br />

ante el orondo divo modenés. Sensual y maravillosamente delineada la<br />

Musetta de Lucia Popp, y de antología el Marcello del gran Piero<br />

El 17 de febrero de 1859 se estrenaba<br />

en el Teatro Apollo de Roma una de la<br />

óperas más completas y geniales de<br />

Verdi, Un ballo in maschera, que había<br />

tenido un parto más que difícil debido,<br />

como es bien sabido, a los múltiples problemas<br />

de censura que estuvieron a punto<br />

de dar al traste con este proyecto extraordinario.<br />

A pesar de todo, un nuevo triunfo<br />

pudo añadirse a la carrera de éxitos del<br />

maestro, pero parece ser que el mérito no<br />

se debió en mayor medida a los intérpretes,<br />

como el propio compositor dejó escrito en<br />

una carta al empresario del teatro romano:<br />

«Ponte la mano en el corazón y confiesa<br />

que fui un modelo de abnegación al no<br />

coger mi partitura y marcharme a otro<br />

lugar, porque hasta el ladrido de los perros<br />

habría sido preferible a las voces de los<br />

intérpretes que me ofreciste». (J. Budden, Le<br />

opere di Verdi II y F. Abbiati, Giuseppe<br />

Verdi. Le vite). ¿Qué hubiera dicho el maestro<br />

de Busseto de haber podido escuchar, al<br />

menos, a dos protagonistas de la categoría<br />

de Bergonzi y Gencer para aquel estreno?<br />

Pues éstos son los que asumen los roles de<br />

Riccardo y Amelia respectivamente en esta<br />

grabación del sello MYTO que era ya conocida<br />

desde hace bastantes años y había<br />

desaparecido de catálogos y distribuidores,<br />

pero que ahora se nos devuelve con un<br />

buen sonido, procedente de una representación<br />

del Teatro Comunale de Bolonia del<br />

28 de noviembre de 1961.<br />

Carlo Bergonzi no sólo es el Riccardo de la<br />

década de los sesenta sino posiblemente el<br />

de la segunda mitad del siglo que acaba de<br />

pasar, y parece que todavía tardaremos<br />

mucho en escuchar a otro de similar categoría.<br />

Esta es probablemente su primera<br />

grabación del Ballo, y ya aparece como el<br />

Riccardo por excelencia, con una línea verdiana<br />

rigurosa, con un fraseo elegantísimo<br />

y de una claridad meridiana, una línea de<br />

canto y una atención a las indicaciones<br />

absolutamente modélica además de un sentido<br />

musical sobresaliente que permiten<br />

olvidar algunos de sus defectos tímbricos.<br />

Magistral: como muestra, el recitativo y aria<br />

«Ma se m´è forza perderti» y la escena de la<br />

muerte. Estas cualidades se irían resaltando<br />

en las grabaciones posteriores de los años<br />

sesenta con otras partenaires como Rysanek<br />

dirigiendo Santi, Nilsson y Solti, y Price con<br />

Leinsdorf. A su lado la soprano turca Leyla<br />

Gencer muestra una vez más sus capacidades<br />

camaleónicas asumiendo con maestría<br />

( 9 )<br />

Cappuccilli. Las bondades vocales<br />

del prodigio se completan con el<br />

fornido Colline de Evgueni<br />

Nesterenko y el Schaunard de<br />

Giorgio Giorgetti.<br />

Desde la pareja protagonista<br />

hasta el último instrumentista del<br />

foso o corista, todo contribuye a<br />

configurar una versión absolutamente<br />

redonda que hay que emplazar como una de las máximas referencias<br />

disponibles. Karajan (Freni, Pavarotti), Beecham (Victoria,<br />

Bjoerling) y, quizá, Chailly (Gheorghiu, Alagna), son las únicas lecturas<br />

que pueden equiparse a este vivísimo y palpitante registro. El entusiasmo<br />

del público ante el prodigio obrado aquel 22 de marzo de 1979 por<br />

Kleiber y sus entregadísimos e implicados colaboradores provocó que<br />

aquel día La Scala fuera una gozosa fiesta animada por el embeleso, la<br />

pasión y el gozo que genera una gran función de ópera. Las ovaciones<br />

al principio de cada acto fueron siempre clamorosas y eran el mejor testimonio<br />

del lírico fervor del público milanés ante el milagro obrado por<br />

el maestro.<br />

Coda freniana. Este completísimo álbum de dos discos no se ha olvidado<br />

de los fieles devotos de la maravillosa Mimì de Mirella Freni, quienes<br />

encontrarán a su fascinante diosa en el lujoso bonus que contiene<br />

el cofre. Se trata de una extensa selección de fragmentos procedentes de<br />

una excitante y casi juvenil Bohème cantada por la Freni en Roma el 17<br />

de julio de 1969 bajo la dirección de Thomas Schippers. Su Rodolfo es,<br />

naturalmente, su paisano Luciano Pavarotti. Una y otro se implican con<br />

esa unicidad que ha hecho de la pareja de modeneses uno de los pilares<br />

interpretativos más emblemáticos de la maravillosa e infinita «storia<br />

de la vicina che la vien fuori d’ora a importunare».<br />

Justo Romero<br />

<br />

G. PUCCINI: La Bohème / Cotrubas, Pavarotti, Cappuccilli, Popp, Nesterenko,<br />

Giorgetti / Orquesta y Coro del Teatro alla Scala. Dir.: Carlos Kleiber / MYTO / Ref.:<br />

2MCD 011.240 (2 CD) D10 x 2<br />

Gencer y Bergonzi en un Ballo boloñés del 61<br />

Una pareja imprescindible<br />

este sutil y difícil personaje de Amelia. No<br />

es, quizá, el papel que mejor conviene a<br />

sus cualidades canoras, pero tiene esta cantante<br />

la habilidad de transformarse en escena<br />

y entregarse al personaje que interpreta<br />

de tal forma que llega a convertir sus defectos<br />

en cualidades. No olvidemos que es una<br />

artista que ha dejado su legado en grabaciones<br />

recogidas en directo por aficionados,<br />

lo que le ha valido el sobrenombre de<br />

«la reina de la grabación pirata». Su aria<br />

«Ecco l´orrido campo», seguida del maravilloso<br />

dúo con Riccardo, así como su segunda<br />

aria «Morrò, ma prima in grazia», si no<br />

son estrictamente modélicas del canto verdiano,<br />

sí son una muestra y ejemplo de una<br />

forma de entregarse al canto única y lamentablemente<br />

ya inexistente.<br />

Completan el reparto Mario Zanasi y<br />

Adriana Lazzarini, que canta una Ulrica<br />

con bastante holgura y suficiencia; pero en<br />

esa época triunfaban en el rol Simionato y<br />

Verrett. Correcto el Oscar de Dora Gatta.<br />

Oliviero de Fabritiis dirige con brío y maestría<br />

a la orquesta y coro del Comunale de<br />

Bolonia. Imprescindible por la pareja protagonista.<br />

Francisco García-Rosado<br />

G. VERDI: Un ballo in maschera / Gencer, Bergonzi,<br />

Zanasi, Lazzarini, Gatta / Coro y Orquesta del Teatro<br />

Comunale de Bolonia. Dir.: Oliviero de Fabritiis<br />

(28.11.61) / MYTO / Ref.: 2MCD 011.238 (2 CD) D10 x 2


El florentino Luigi Cherubini (1760-1842), tan apreciado en<br />

Francia que llegó a ser director del Conservatorio de París, fue<br />

compositor de gran oficio y preparación. Sus obras líricas<br />

tuvieron gran predicamento en su tiempo. El triunfo le llegó al<br />

músico con Lodoiska, estrenada en 1791. Más de doscientas representaciones<br />

lanzaron a la fama de aquellos días<br />

esta obra caballeresca, auténtico anticipo de la<br />

ópera netamente romántica. Medée, que es indudablemente<br />

su composición lírica más lograda,<br />

no tuvo, sin embargo, en 1797, un éxito similar.<br />

Éste retornó en 1800 con Les deux journées,<br />

conocida también como Le porteur d’eau, presentada,<br />

como aquéllas, en el Teatro Feydeau y<br />

seguida ávidamente por el público llano. El tema,<br />

expuesto en el libreto de Bouilly, de trazado algo<br />

complicado por las muchas idas y venidas y los<br />

muchos enredos y confusiones, era el propio de<br />

la la ópera conocida con el apelativo «de rescate».<br />

Beethoven, que admiraba enormemente al<br />

florentino y aplicó bastantes de sus procedimientos musicales,<br />

siguió esa línea en su Fidelio, inspirado por cierto en un texto del<br />

mismo Bouilly.<br />

Les deux journées o Le porteur d’eau pasó rápidamente a otros<br />

países, en especial a Inglaterra, donde se conoció como The<br />

Watercarrier, y Alemania, donde se hizo popular con el título Der<br />

Wasserträger. Su estructura sencilla, que denotaba que el otras<br />

veces alambicado Cherubini había prescindido de sus habituales<br />

retóricas y academicismos, su línea melódica tersa y clara, el colorido<br />

de su orquesta, la variedad de sus números -solos, dúos, tríos,<br />

cuartetos, conjuntos diversos, coros- y su impronta aparentemente<br />

llana contribuyeron al éxito; aunque después, y durante mucho<br />

tiempo a lo largo de los siglos XIX y XX, quedara prácticamente<br />

sepultada en el olvido. Beecham la rescató -nunca mejor empleado<br />

el término- en 1947 y la llevó a Londres. Precisamente la única<br />

grabación existente hasta ahora, en francés, era la que con tal motivo<br />

realizó la BBC y editó Cetra. La que hoy se nos presenta, asimismo<br />

tomada de una interpretación radiofónica, procede de<br />

Stuttgart, de los días 6 y 7 de noviembre de 1962.<br />

Los anticipos que nos ofrece la música son indudables. Aquí<br />

C<br />

Wunderlich protagoniza Der Wasserträger o Les deux journées, de Luigi Cherubini, en MYTO<br />

Rescate de una ópera «de rescate»<br />

ontinúa CPO con su integral de lieder<br />

y baladas de Carl Loewe, uno de los<br />

secundarios más prolíficos de la historia<br />

de la canción. Ha sido tenido con<br />

razón como un músico de relativo interés, a<br />

pesar de opiniones como la del musicólogo<br />

Walther Wossidlo, autor del libro Carl<br />

Loewe compositor de baladas, que estimaba<br />

que si uno «aprendía a conocerlo, aprendía<br />

a amarlo». La verdad es que -y este disco es<br />

buen ejemplo- el arte del músico nos parece<br />

limitado; porque además tuvo la mala suerte<br />

de vivir en una época en la que existían<br />

otros creadores de más enjundia; incluso un<br />

artista menor y algo posterior como Robert<br />

Franz parece a veces más sustancial. No<br />

hablemos de Schubert; aunque haya que<br />

reconocer que algunos lieder de Loewe<br />

poseen entidad cierta, su Erlkönig, sin ir más<br />

lejos, sobre el mismo poema de Goethe<br />

empleado por el vienés y que aparece en<br />

otro de los CDs de esta serie.<br />

Las canciones incluidas en éste son sobre<br />

temas variados y adoptan estructuras con<br />

frecuencia dispares, aun cuando predomine<br />

la estrófica; pero no podemos evitar una<br />

cierta sensación de monotonía. La escritura<br />

es sólida, los acontecimientos están narrados<br />

con propiedad, las modulaciones son<br />

empleadas con inteligencia, la línea melódica<br />

es clara y armoniosa, el uso de los temas<br />

populares está realizado con soltura. Pero<br />

las canciones están demasiado emparentadas<br />

entre sí y siguen pautas bastante previsi-<br />

bles para que pueda producirse ese pinzamiento<br />

emotivo, ese toque misterioso que<br />

nos conmueve; aunque lo contado no posea<br />

real valor. Observamos esta sensación de<br />

cosa plana escuchando dos piezas como<br />

Friedericus Rex, con texto de Alexis, y Das<br />

Erkennen (Reconocimiento), sobre poema<br />

( 10 )<br />

tenemos, sin duda, elementos que luego aparecerían en el Fidelio<br />

beethoveniano -el nº 3, un aria de Micheli, el aguador, preconiza<br />

el canto agradecido de Florestán a Rocco y Leonora y el nº 9,<br />

«Marsch fort!», nos trae a la memoria el dúo Pizarro-Rocco-, rasgos<br />

fuertemente rossinianos, heredados de la ópera cómica francesa<br />

anterior -el nº 4 tiene un dibujo fino y una ritmica<br />

que nos acercan a ciertas cosas del de<br />

Pesaro- o temas y tratamientos muy de la ópera<br />

alemana posterior, la de los Nicolai, Marschner o<br />

Lortzing. Hay también, qué duda cabe, estilemas<br />

-ciertos procedimientos métricos, uso del ostinato<br />

entre ellos- hijos del Gluck de Alcestes o las<br />

Ifigenias.<br />

Podemos comprobar todo ello mediante la escucha<br />

de esta digna versión de la Radio del Suroeste<br />

alemán, que gobierna con discreto pulso y relativa<br />

limpieza de ejecución la batuta de Hans<br />

Müller Kray y que está dominada, como cabía<br />

esperar, por la presencia de uno de nuestros tenores<br />

preferidos, Fritz Wunderlich, que aquí encarna al noble conde<br />

Armand, perseguido por la justicia del Cardenal Mazarino. El temple<br />

habitual del cantante, su rico timbre plateado, tantas veces alabados<br />

en estas páginas, se hacen igualmente presentes en este<br />

caso, bien que su parte no sea excesivamente protagonista ni sus<br />

posibilidades de lucimiento sean excesivas. Flaquea bastante su<br />

compañera Constanze, la soprano Hildegard Hillebrecht -en otras<br />

ocasiones esta parte ha sido servida por una mezzo-, que posee un<br />

instrumento de buen metal y proyección adecuada, pero que desafina<br />

ostensiblemente. En el dúo nº 5. Mich trennen soll ich von dem<br />

Gatten tenemos un buen ejemplo. Los demás, incluido Marcel<br />

Cordes en el aguador, cumplen con discreción y nos permiten, a<br />

través de una pasable toma sonora, degustar las sencillas bellezas<br />

de una obra a considerar. Después de todo parece ser la única posibilidad<br />

actual de hacerlo, aunque no en el idioma original.<br />

Papageno<br />

L. CHERUBINI: Der Wasserträger / Wunderlich, Hillebrecht, Cordes, Hoyem,<br />

Lippmann / Orquesta de la Radio de Stuttgart. Dir.: Hans Müller Kray (6/7.11.62) /<br />

MYTO / Ref.: 1MCD 011.237 (1 CD) D10<br />

CPO publica el volumen ¡14º! de su ambiciosa integral liederística de Loewe<br />

Un discreto encanto<br />

de Vogl. Ambas en mi mayor, ambas en 4/4,<br />

ambas con el mismo dibujo e idéntico<br />

impulso rítmico. Piezas muy semejantes que<br />

cuentan asuntos diversos pero que a la postre<br />

suenan muy parecido.<br />

Los aires saludables y directos, la fluidez<br />

de la escritura, los ocasionales rasgos de<br />

humor nos pueden compensar en cierto<br />

modo. Como la medida interpretación del<br />

bajo Kurt Moll. En 1996, cuando se grabó el<br />

disco, contaba 58 años. Su voz, siempre<br />

sólida, compacta, rocosa, oscura, estaba<br />

aún de buen oír. Quizá su acercamiento sea<br />

demasiado monolítico, escasamente colorista,<br />

y por ello las piezas nos suenan poco<br />

diferenciadas. Pero la intención expresiva es<br />

adecuada y las notas graves tienen especial<br />

empaque. Hay un hermoso mi bemol 1 al<br />

final de Landgrave Philip der Grossmütige<br />

que nos muestra una de las mejores señas de<br />

identidad del cantante. Cord Garben es el<br />

pianista serio y flexible de siempre.<br />

Papageno<br />

C. LOEWE: Lieder y Baladas (Vol. 14) / Kurt Moll (bajo);<br />

Cord Garben (piano) / CPO / Ref.: 999414-2 (1 CD) D5<br />

Volúmenes 1-13 también disponibles.<br />

Solicite catálogo gratuito.


Martina Arroyo es La africana bajo<br />

la batuta muniquesa de Gerd Albrecht<br />

Meyerbeer<br />

en Múnich<br />

L’Africaine, ópera póstuma de Meyerbeer estrenada en<br />

1865, facilitó al repertorio de tenor una de sus arias más<br />

queridas, «O Paradis» (u «O Paradiso», en la versión italiana<br />

mejor difundida). La obra al completo, sin embargo, no<br />

goza de tamaña consideración, una vez agotados los estusiasmos<br />

decimonónicos. Resurgió esporádicamente en el<br />

siglo pasado, como demuestran las ejecuciones casi contemporáneas<br />

de los años treinta en Verona (Bruna Rasa,<br />

Gigli, Borgioli, Righetti)<br />

o Nueva York (Ponselle,<br />

Martinelli, Borgioli,<br />

Lazzari), reapareciendo<br />

con algo de asidudidad<br />

en los años setenta,<br />

gracias al interés<br />

que por ella demostró<br />

Domingo, quien ya en<br />

1971 grababa el aria<br />

incluyendo la siempre<br />

olvidada cabaletta<br />

«Deh, ch’io ritorni alla<br />

mia nave». Después de<br />

dos celebres ejecuciones italianas, una en el San Carlo de<br />

Nápoles en 1963 con Nikola Nikolov y otra para el Maggio<br />

Musicale Fiorentino de Muti en 1971 con Veriano Luchetti,<br />

el tenor hispanomexicano la cantó en San Francisco en 1972<br />

(con una reprise en 1988, representación pasada a vídeo), en<br />

el Gran Teatro del Liceo en 1977 y en Covent Garden en<br />

1978. Precisamente del año 1977 nos llega, veinticuatro<br />

años después, el eco de una ejecución en la Radio Bávara,<br />

dirigida por el incansable Gerd Albrecht y a la que MYTO,<br />

para ofrecer en su más completa totalidad, no duda en añadir<br />

como bonus el ballet del acto IV y el recitativo y el aria<br />

de Inés «Fleurs nouvelles», a cargo de la soprano filipina<br />

Evelyn Mandac, tomados de la representación de San<br />

Francisco por haber sido ignorados en la ejecución muniquesa.<br />

Para más abundar en esta generosa oferta, se incluye<br />

finalmente una de las lecturas más electrizantes del aria de<br />

Vasco de Gama, la de Jussi Bjoerling de 1951.<br />

La lectura francesa de Albrecht en Múnich, de inmejorable<br />

sonido, reúne de relleno a un equipo activo entonces en<br />

teatros alemanes, donde encontramos al solidísimo bajobarítono<br />

Roland Hermann (Gran Sacerdote de Brahma), al<br />

camaleónico tenor Donald Grobe (Don Álvaro) y a los bajos<br />

Alexander Malta (Don Pedro) y Kurt Rydl (Don Diego). El<br />

cuarteto vocal es de enorme eficacia: el tenor Giorgio<br />

Casellato-Lamberti, un todo terreno, es un Vasco de Gama<br />

de precioso y brillante colorido lírico; Sherrill Milnes, un<br />

agresivo (como corresponde) Nelusko, capaz también de<br />

enternecerse cuando nos descubre su amor por la protagonista;<br />

y la dulce Inés, la soprano, otra Evelyn, Evelyn<br />

Brunner, que luego realizaría una meritoria carrera afecta<br />

principalmente a la Opera del Rhin en Estrasburgo. Es curioso<br />

que en todas estas reposiciones modernas de L’Africana o<br />

de L’Africaine, el papel de la protagonista titular, Selika, esté<br />

encomendado a una cantante, soprano o mezzosoprano, de<br />

origen norteamericano y de raza negra. Porque en aquellas<br />

más cercanas representaciones citadas renglones antes,<br />

salvo Monserrat Caballé que fue una tiznada protagonista en<br />

el Liceo, Selika era o Shirley Verrett o Grace Bumbry o Jessye<br />

Norman. Y aquí, en Múnich, lo es ¡Martina Arroyo! Las cuatro<br />

intérpretes, magníficas cada una a su aire, dan un perfil<br />

vocalmente espléndido a esta mujer de cuerpo entero, princesa<br />

en su tierra, esclava en Portugal, apasionada y heroica,<br />

capaz de sacrificar su vida por salvar la del amado, como<br />

corresponde a una auténtica protagonista de vicisitudes operísticas,<br />

ocurran donde ocurran.<br />

F.F.<br />

G. MEYERBEER: La africana / Arroyo, Casellato-Lamberti, Milnes, Brunner<br />

/ Coro y Orquesta de la Radio de Baviera. Dir.: Gerd Albrecht (Múnich,<br />

noviembre de 1977) / MYTO / Ref.: 3MCD 011.235 (3 CD) D10 x 3<br />

Robert le diable, una sorpresa de DYNAMIC desde Martina Franca<br />

Diabluras meyerbeerianas<br />

E<br />

n 1831 dio Meyerbeer a conocer,<br />

en la Academia Real de<br />

Música (Salle Le Peletier), Robert<br />

le diable, sobre un texto de Eugène<br />

Scribe. El éxito fue clamoroso: la<br />

«Grand- Opéra» se instaló así, definitivamente,<br />

en el<br />

gusto parisino, y<br />

sus tentáculos se<br />

mantendrían<br />

hasta bien entrado<br />

el siglo XX. El<br />

tiempo ha sido<br />

injusto -no, injustísimo-<br />

con la<br />

obra y la figura de<br />

Meyerbeer. En<br />

parte por la propia<br />

obra en sí,<br />

exigente de costosos<br />

montajes y necesitada de unos<br />

elementos vocales de excepción.<br />

Entre nuestros abuelos canoros aún<br />

persistía el interés por la producción<br />

meyerbeeriana y, en el caso de<br />

Robert, lo demostraron acudiendo a<br />

los primitivos estudios de grabación<br />

para dejar constancia de algunas<br />

popularísimas páginas solistas. Así,<br />

Leon Escalais, en 1905, ofrecía una<br />

Siciliana de escalofriantes agudos, y<br />

Giovanni Gravina (1902), Adamo<br />

Didur (1905), Paul Plançon en francés<br />

(1908), Feodor Chaliapin (1912) y<br />

Ezio Pinza (1927), entre otros, hacían<br />

lo mismo con la invocación a las<br />

monjas libidinosas, que tras esa convocatoria<br />

diablesca inmediatamente<br />

se lanzaban a una frenética y procaz<br />

danza ante la tumba de Santa Rosalía,<br />

patrona de Palermo, donde transcurre<br />

la acción de la obra. Por su parte, la<br />

impresionante Lilli Lehman, «il soprano<br />

assoluto» pre-Callas, registraba en<br />

1907 una impecable Gnadenarie de<br />

Isabelle, en alemán, compitiendo con<br />

la lectura anterior de otro monstruo<br />

del canto, Emmy Destinn.<br />

En 1968, el Maggio Musicale<br />

Fiorentino resucitó en italiano esta<br />

ópera. Contó con un equipo vocal en<br />

el que sobresalían Renata Scotto en<br />

Isabella y Boris Christoff en Bertram.<br />

En 1985, la Ópera de París, en una<br />

divertida y un tanto irreverente concepción<br />

de Petrika Ionesco, recordaba<br />

Robert le diable, con un lujoso<br />

reparto: June Anderson (Isabelle),<br />

Samuel Ramey (Bertram), Rockwell<br />

Blake o Alain Vanzo (Robert), Michèle<br />

Lagrange (Alice) y Walter Donati<br />

(Raimbaut), con el malogrado Thomas<br />

Fulton en el foso. El «pirateo» ha conservado<br />

la transmisión vídeo (con<br />

Blake) y la de radio (con Vanzo). En el<br />

2000 Robert se representó en Praga,<br />

Berlín (dirigida por Marc Minkowski)<br />

y Martina Franca. Esta última es objeto<br />

de un preciosísimo registro discográfico,<br />

el que motiva estas líneas.<br />

Las representaciones del Festival se<br />

desarrollaron en un clima de auténtico<br />

delirio, y no es para menos: los<br />

cuatro cantantes principales están a la<br />

altura de las endiabladas circunstancias<br />

vocales, y valga el adjetivo utili-<br />

( 11 )<br />

zado, muy propio en estas circunstancias.<br />

El chino Warren Mok, en un<br />

papel escrito para Adolphe Nourrit, es<br />

capaz de cantar con la valentía que<br />

supone ascender a los do y re sobreagudos<br />

(dos veces casi seguidas, por<br />

ejemplo, en el<br />

espléndido dúo<br />

con Bertram del<br />

acto III), respetando<br />

el estilo y con<br />

unos medios bastante<br />

agradables<br />

de timbre y<br />

potencia. El Bertram<br />

de Surjan<br />

sólo admite comparaciones<br />

con el<br />

de Samuel Ramey,<br />

una confrontación<br />

en la que sin duda el bajo<br />

europeo tiene las de perder ante el<br />

americano; pero, olvidando esta fastidiosa<br />

e improcedente equiparación,<br />

Surjan perfila un Bertram de enorme<br />

estatura musical y dramática. En un<br />

artículo recientemente aparecido en<br />

el último número de «Ópera Actual»,<br />

Giancarlo Landini cita entre las cantantes<br />

italianas más destacadas de la<br />

nueva generación los nombres de<br />

Annalisa Raspagliosi y Patrizia Ciofi.<br />

Le dan la razón electiva aquí las destacadas<br />

cantantes citadas, porque la<br />

primera es una magnífica Alice y la<br />

segunda una ostentosa Isabella, papeles<br />

escritos a la mayor gloria de dos<br />

intérpretes francesas que entraron en<br />

la mitología lírica Julie Dorus-Gras y<br />

Laure Cinti-Damoreau. Renato<br />

Palumbo redondea la faena desde el<br />

foso con una dirección musical tan<br />

cuidada como expresiva.<br />

Finalmente, un añadido. A caballo<br />

entre la década de los ochenta y los<br />

noventa se sitúa el momento de<br />

mayor esplendor vocal de Chris<br />

Merritt como cantante rossiniano y,<br />

por derivación, meyerbeeriano. Hasta<br />

el punto de que llegó de hablarse del<br />

proyecto de realizar una grabación<br />

completa de Robert le diable, que<br />

contaría asimismo con el impagable<br />

Bertram de Ramey. Todo quedó en<br />

agua de borrajas, pero Merritt en<br />

1988 cantó en el Carnegie Hall de<br />

Nueva York, bajo la dirección de Eve<br />

Queler, un recitativo (Où me<br />

cacher?), una aria (Oh! Ma mère,<br />

ombre si tendre) y una cabaletta (Ah!<br />

venez vous), añadidas a la partitura<br />

por el compositor en el inicio del acto<br />

II para lucimiento del célebre tenor<br />

Mario de Candia, marido de la no<br />

menos famosa Giulia Grisi, con motivo<br />

de su debut parisino de 1838.<br />

Felizmente, el disco pirata también ha<br />

conservado esta desprendida interpretación<br />

de Merritt.<br />

F.F.<br />

G. MEYERBEER: Robert le diable / Mok, Surian,<br />

Codeluppi, Ciofi, Raspagliosi / Orquesta<br />

Internacional de Italia. Dir.: Renato Palumbo /<br />

DYNAMIC / Ref.: CDS 368/1-3 (3 CD) D2 x 3


Sarka, en primicia discográfica de Janácek y nueva versión de Fibich, en SUPRAPHON y ORFEO<br />

eñalaba Borges rasgos de ironía en Decline and Fall, la monumental<br />

historia romana de Edward Gibbon. Por ejemplo, al<br />

lamentar la escasa atención de los contemporáneos de la muerte<br />

de Cristo, ninguno de los cuales se molesta en reseñar los terribles<br />

fenómenos naturales que se dieron en ese momento. Por nuestra parte,<br />

podemos añadir al menos otro, cuando Gibbon se refiere a Ossian,<br />

supuesto poeta del siglo III, y a la gesta que escribió sobre Fingal. En<br />

ella, Ossian habla del «hijo del rey del mundo, Caracul [hijo de<br />

Severo]», vencido por Fingal. En una nota a pie de página se extraña<br />

Gibbon de esa referencia al futuro emperador Caracalla: «En la guerra<br />

de Caledonia, el hijo de Severo era conocido sólo con el nombre<br />

de Antonino. ¿No es notable que un poeta escocés le haya<br />

dado a ese príncipe un sobrenombre inventado cuatro años<br />

después de aquella expedición, que los romanos apenas<br />

utilizaron durante su vida y que los antiguos historiadores<br />

emplean muy raras veces?» (Gibbon, VI).<br />

La crítica y la filogogía llegaron en su tiempo a la conclusión<br />

de que las traducciones del bardo Ossian, que<br />

habría vivido hacia el siglo III y escrito en gaélico, son<br />

una de las falsificaciones más ingeniosas de toda la historia<br />

de la literatura, y que los Fragmentos de poesía<br />

escocesa antigua recopilados en las montañas de Escocia<br />

(1760), Fingal (1762) y Temora (1763) son obras decididamente<br />

apócrifas. El escritor escocés James Macpherson<br />

(1736-1796) pretendió ser su descubridor y traductor, pero<br />

fue nada menos que su autor. Los escoceses nunca perdonaron<br />

a los ingleses que se descubriera la superchería,<br />

que había conseguido engañar a<br />

Carlyle, a Goethe, a Mendelssohn y a muchos<br />

otros. No vamos a negar aquí el encanto y el<br />

valor de esta poesía, pero tampoco debemos<br />

negarle su carácter aprócrifo.<br />

Algunos escoceses quisieron hacer con<br />

Escocia lo que los ingleses habían hecho con<br />

Portugal, pero el imperio no estaba dispuesto<br />

a sufrir el debilitamiento que se intentaba<br />

imponer a cualquier otra potencia, a veces<br />

con éxito. Pero el ejemplo fue seguido más<br />

adelante. Sólo faltaba el nacimiento del<br />

nacionalismo, con orígenes en la Revolución<br />

francesa, y la generalización del dudoso principio<br />

de las nacionalidades para que aquello<br />

actuara de manera a menudo letal. Y ahí están<br />

los checos y su historia para demostrarlo. Hay<br />

una línea directa entre el surgimiento en 1817-1818 de manuscritos<br />

checos apócrifos, como el de Dvur Králové (1) y el de Zelena Hora, (2) S<br />

y<br />

las intrigas de Masaryk y Benes ante los aliados durante la gran guerra<br />

para conseguir el desmantelamiento del Imperio Austro-Húngaro y la<br />

independencia de checos y eslovacos en un solo estado-nación, a<br />

pesar de la mezcla que se daba en aquellos territorios de poblaciones<br />

no checas y no eslovacas. Checoslovaquia, por su pequeñez y la de<br />

sus vecinos, estaba destinada a ser absorbida por otros (primero el<br />

Tercer Reich, más tarde la URSS); pero esa es otra historia, una secuela<br />

lamentable y tardía.<br />

Renacimiento<br />

Gracias a las aportaciones de los apócrifos y también a las leyendas<br />

que permanecían vivas en la tradición oral desde los tiempos de<br />

Cosmas de Praga (siglos XI-XII), el autor de la Chronica Boemorum,<br />

pasando por los escritos de Hajek de Libocan (siglo XVI) se animó en<br />

aquella época de renacimiento nacional todo un corpus legendario<br />

que pasó de la literatura y el teatro a la ópera desde el momento<br />

mismo en que Smetana creó la escuela nacional. A partir de este compositor,<br />

los músicos checos empiezan a ser real y verdaderamente checos,<br />

no sólo emigrantes cuyos nombres se adaptan al país que los<br />

acoge. Como es sabido, Smetana, que militaba en el grupo de los<br />

Jóvenes Checos, creó al regreso de su emigración sueca esa escuela<br />

nacional, y lo hizo con una estética novedosa, aportadora y de gran<br />

ambición, frente a las más modestas y conservadoras pretensiones de<br />

los nacionalistas agrupados en torno a los Viejos Checos. No le importó<br />

inspirarse eventualmente en Wagner; nada más natural, por otra<br />

parte, como lo había sido que el fundador de la escuela rusa, Glinka,<br />

se inspirara en la ópera italiana. Pero tanto Glinka como Smetana estudiaron<br />

y utilizaron toda la música popular que cayó en sus manos o<br />

que ellos mismos supieron inventar como si fueran bardos campesinos.<br />

Para el nacionalismo, la ópera es vehículo de gran importancia.<br />

Estamos en los años sesenta del siglo XIX, y los intentos checos por ser<br />

Simulacros<br />

( 12 )<br />

reconocidos como nación diferenciada dentro del Imperio no logran<br />

sus objetivos. Están pasando ya los amargos años de la represión posterior<br />

a 1848, pero la torpeza de Viena y la presión húngara excluyen<br />

a los checos. Se llega en 1867 al sabio compromiso que desemboca<br />

en la Doble Monarquía, que muy bien podría hacer sido triple, y con<br />

ello más sabio; Francisco José se habría coronado no sólo en<br />

Budapest, sino también en Praga, y quién sabe si las consecuencias no<br />

hubieran sido beneficiosas para todos.<br />

En esos momentos, Smetana es autor de dos óperas, una histórica y<br />

otra comedia de costumbres populares (Los brandemburgueses en<br />

Bohemia y La novia vendida). Se plantea entonces el gran proyecto<br />

sobre los orígenes legendarios del pueblo checo, lo que le<br />

llevará a escribir Libuse, cuyo estrenó postergó el propio<br />

autor hasta que se inaugurara el Teatro Nacional, el<br />

Národní Divadlo (de momento sólo contaban los checos<br />

con el llamado Teatro Provisional), en 1881; y aunque el<br />

teatro se quemó inmediatamente después, se levantó un<br />

nuevo edificio (el que conocemos hoy), para cuya inauguración<br />

en 1883 también se montó Libuse. (3)<br />

Lucha de sexos en Vysehrad<br />

Libuse, que se basa en apócrifos y en leyendas, es una de<br />

las realidades más bellas del teatro lírico checo, hijo de<br />

esa nación que pugnaba por vivir y que nunca lo ha conseguido<br />

de manera duradera. Como tantas. Libuse apenas<br />

cuenta nada, pero nos sitúa en el origen de una monarquía<br />

unificadora del país. El escenario es el legendario<br />

castillo de Vysehard, pero también<br />

Stadice, donde reside Premysl. El idilio entre<br />

Libuse y Premysl es la parte bella, prometedora,<br />

de la leyenda, como lo es la gran profecía<br />

final de la protagonista, que convierte esta<br />

ópera en un ceremonial más que en una obra<br />

lírico-dramática. La parte negativa vendrá con<br />

la Sarka del propio Smetana. Y con las Sarka<br />

de Janácek y de Fibich, y con Vlasty skon (La<br />

muerte de Vlasta), de Otakar Otrcil (1879-<br />

1935), discípulo de Fibich, estrenada en el<br />

Teatro Nacional en 1904 y compuesta entre<br />

1900 y 1903. En seguida veremos por qué<br />

hablamos de «parte negativa».<br />

En los seis poemas sinfónicos del ciclo Ma<br />

Vlást (Mi patria), Smetana hace referencia programática<br />

a tres dimensiones del imaginario<br />

de su patria en construcción: el paisaje (Vltáva, Los campos y prados<br />

de Bohemia), la derrota de la Montaña Blanca (Tábor, Blaník) y la<br />

leyenda alrededor de Libuse (Vysehrad, Sarka). Sarka es una amazona<br />

implacable que forma parte del contingente de mujeres guerreras que<br />

tras la muerte de Libuse se han visto preteridas en la corte de Premysl,<br />

que impone una sucesión patrilineal y termina con la igualdad o preponderancia<br />

de las mujeres en el gobierno (los reyes posteriores serán<br />

llamados premyslidas. Capitanea a estas mujeres la aguerrida Vlasta<br />

(atención, Vlast significa patria; Vlasta es patricia, pero también es tierra<br />

paterna), protagonista de la ópera de Ostrcil, que cumple un importante<br />

papel en la Sarka de Fibich y ninguno en el poema sinfónico de<br />

Smetana ni en la ópera de Janácek. Sarka no sólo es valiente, violenta<br />

y consciente del peligro que corren las de su sexo con la contrarrevolución<br />

de Premysl. Sarka también es bella.<br />

Frente a ella, siempre (en Smetana, en Fibich, en Janácek) encontramos<br />

a Ctirad. Es una de las leyendas que todo checo conoce, como<br />

conoce el valle que le está dedicado en las cercanías de Praga. Ctirad<br />

es el equivalente a Sarka en la corte de Premysl. Esto es, defensor de<br />

la revolución masculina del rey que un día fue consorte. En consecuencia,<br />

Ctirad es un enemigo a abatir para Vlasta, Sarka y sus partidarias.<br />

Smetana pone en marcha la historia de Sarka, que emplea unas<br />

armas de mujer que complementan las de guerrera: Citrad cae víctima<br />

de la trampa que le tiende la amazona. Janácek, siguiendo el libreto<br />

de Julius Zeyer que éste había destinado a Dvorák (Dvorák nunca<br />

compuso su Sarka) y que formaba parte de una tetralogía alrededor de<br />

Vysehrad, crea ya la historia de amor posterior a la trampa. En cambio,<br />

Fibich, que compone su Sarka poco antes de su muerte, sitúa la historia<br />

de amor en el centro mismo de la ópera, hasta el punto de que el<br />

bellísimo dúo de amor del segundo es lo que da sentido a todo lo<br />

demás, tanto a la furia de las amazonas del comienzo como a la culpabilidad<br />

que Sarka expía mediante el suicidio en su terrible final.<br />

Expliquemos un poco en qué consiste esa trampa. Para atraer a<br />

Ctirad y que se confíe, Sarka se hace atar a un árbol del bosque que<br />

refugia a las amazonas. Sus propias compañeras habrían castigado


alguna falta de esta rebelde. Ctirad, solo o con su séquito (depende de<br />

las versiones), llega hasta Sarka, se apiada de ella y la libera. En ese<br />

momento, Sarka tendría que llamar con su cuerno de caza a sus acechantes<br />

compañeras, que caerían sobre el desprevenido Ctirad (y<br />

eventualmente, también, sobre su séquito), dándole muerte, tormento<br />

o ambas cosas. El amor de Ctirad nace al ver aquella bella y desvalida<br />

mujer atada a un árbol para que sea pasto de fieras. El amor de<br />

Sarka surge apenas, o bien brota frondoso. Hay, en el menor de los<br />

casos, piedad y cierto remordimiento ante el destino de aquel espléndido<br />

ejemplar masculino.<br />

Renunciamos a imaginar cómo reacciona ante todo esto el imaginario<br />

feminista, especialmente el de raíz protestante, cuyos furiosos y<br />

puritanos ideales tienen que llevar a sus partidarios a ponerse de los<br />

nervios con historias eróticas como ésta. En cualquier caso, hay que<br />

destacar ciertos tópicos: el carácter astuto de la mujer, como complemento<br />

ante la fuerza masculina; la caballerosidad e ingenuidad<br />

del hombre frente a esa astucia. Cosas así. Y no siempre<br />

es un hombre el que escribe cada libreto; el de la ópera de<br />

Fibich, que opta por el amor entre Sarka y Ctirad, está<br />

escrito por Anna Schulz (Anezka Schulzová), la joven<br />

amada y amante del maduro profesor Fibich, una de<br />

esas historias románticas hasta la médula que informa<br />

por completo el contenido literario, lírico, sonoro y<br />

hasta síquico de este bello título.<br />

También vemos en las cambiantes relaciones de<br />

estos dos míticos y excelsos seres a Eros venciendo a<br />

Tánatos, aunque sólo sea moralmente. Por mucho que,<br />

incluso en la más optimista de las versiones, Tánatos se<br />

tome finalmente su venganza: atención a la escena de la<br />

culpabilidad de Sarka, muy a lo Macbeth, en la obra de<br />

Fibich. No sería un amor centroeuropeo y<br />

romántico si no hubiera muerte y catástrofe tras<br />

haber amado. En cualquier caso, lo que interesa<br />

ahora no es sólo la relación hombre-mujer,<br />

por mucho que cada uno de estos artistas la<br />

desarrolle con inevitable proyección personal.<br />

Lo que importa es que con tratamientos operísticos<br />

de temas así los checos construyen una<br />

mitología lírico-dramática propia y tratan textos<br />

mediante una prosodia cada vez más perfecta<br />

de su idioma (de muy peculiar acentuación),<br />

hasta poco antes marginado de la lírica. Es<br />

decir, hacen nacionalismo. Porque en su caso<br />

sí hay una invasión, sí hay una persecución del<br />

idioma, sí hay una disminución de los checos<br />

como individuos, como pueblo y como nación.<br />

Janácek antes de Janácek<br />

Los aficionados conocen los siete títulos operísticos de Janácek,<br />

desde Jenufa hasta De la casa de los muertos, todos ellos estrenos del<br />

siglo XX, aunque el primero compuesto en buena parte a finales del<br />

XIX. Pero, además, esos aficionados saben también que el compositor<br />

escribió dos óperas de juventud (la tardía madurez de Janácek se ve en<br />

que están compuestas a unas edades que en cualquier otro serían de<br />

plenitud creativa) que casi nadie ha escuchado; una de ellas es, precisamente,<br />

Sarka, compuesta en 1887. La otra es Comienzo de un<br />

romance (1891). En ambas, el buceador de melodías populares moravas,<br />

el transcriptor y autor de coros sigue sobre todo la estela de<br />

Smetana. Janácek todavía no era Janácek. El mayor compositor checo<br />

tardó mucho en ser él mismo. Para ello, tuvo que pasar por ejercicios<br />

escolares como esta Sarka. Que tiene interés por sí misma, pero que<br />

desmerece si la comparamos con una obra del auténtico Janácek. La<br />

estética de éste en ópera fue una negación del romanticismo y una<br />

afirmación del realismo (en un sentido amplio). En Sarka todavía estamos<br />

en la inauguración de la escuela nacional. Como probablemente<br />

en Comienzo de un romance. En la primera, Janácek es el Smetana de<br />

Libuse, de Dalibor, de Mi patria. En la segunda es el Smetana de La<br />

novia vendida y El beso. Estamos en pleno romanticismo tardío y en la<br />

primera generación nacionalista. El Janácek de Katia Kabanová, en<br />

cambio, es de la generación de Béla Bartók, a pesar de tener casi treinta<br />

años más que el húngaro. Ahora bien, los aficionados se apresurarán<br />

a conocer este Janácek anterior a Janácek, y no se sentirán defraudados,<br />

porque no buscan una Jenufa ni una Bystrouska; porque saben<br />

lo que van a encontrarse, puesto que hace mucho tiempo que lo esperaban,<br />

y casi desesperaban de ello.<br />

Janácek, el muy inocente, había puesto música al poema dramático<br />

de Zeyer sin contar con éste. Zeyer se enfadó muchísimo cuando<br />

le pidieron permiso para usar un texto suyo para una ópera que ya<br />

estaba compuesta, y no dio su consentimiento. De manera que la<br />

obra, a la que le faltaban algunas orquestaciones, no se pudo estrenar<br />

en su momento. Pero Zeyer murió y la Academia Checa, heredera de<br />

los derechos, dio permiso por fin (hay que señalar que Janácek le tenía<br />

( 13 )<br />

especial cariño a esta partitura, y no paró hasta obtener ese permiso).<br />

Estamos casi en los años veinte, y para entonces Janácek ya ha estrenado<br />

Katia. Sarka se estrena por fin en Brno, en 1925, con revisión de<br />

Janácek y orquestaciones de su discípulo Osvald Chlubna para el primer<br />

acto. Se ha revisado en algunos años señalados: a los diez años<br />

de la muerte del compositor (Olomouc, 1938), a los treinta (Brno,<br />

1958), a los cincuenta (Ostrava, 1978). También la vieron en<br />

Edimburgo en 1993. Es decir, que no ha sido un título por completo<br />

desconocido, pero sí bastante marginal, una curiosidad que no parecía<br />

digna de llegar a los grandes teatros, incluidos los checos. Ahora,<br />

la versión de Janácek y Chlubna ha sido editada cuidadosamente por<br />

Jirí Zahrádka, bajo supervisión de Charles Mackerras, y editada por<br />

Universal. Mackerras rinde así un nuevo servicio a la causa de<br />

Janácek. Él mismo dirige esta espléndida versión que por fin tenemos<br />

en disco para escucharla una y otra vez, después de tanto tiempo.<br />

Atención: Sarka es Urbanová, que también es Sarka con<br />

Cambreling, que ha sido Libuse y que parece dispuesta a<br />

devorar todo el repertorio nacional con esa voz poderosa,<br />

rotunda, bella y de amplia tesitura, con ese timbre algo<br />

infantil y sin embargo de tendencia dramática y buenos<br />

graves, con ese centro redondo y ese agudo penetrante.<br />

Fibich: romanticismo encendido<br />

Zdenek Fibich (1850-1900), como hemos visto, acudió<br />

a una instancia muy distinta para su libreto. En Fibich se<br />

advierte un romanticismo wagneriano de muy buena ley.<br />

Es el Wagner de Tannhäuser y también el de Lohengrin,<br />

con mucho del espíritu de Tristán, pero sin su letra: Fibich<br />

es eventualmente cromático, pero su Sarka no va por ahí.<br />

Sarka, estrenada en 1897, es su obra de gran madurez, su<br />

título más conocido, pero en el haber de este<br />

compositor que murió demasiado pronto cuando<br />

estaba a punto de empezar un siglo nuevo<br />

hay que destacar el intento de un tipo novísimo<br />

y sin continuidad de recitado dramático, el<br />

puro melodrama, esto es, palabra hablada<br />

sobre trama de acompañamiento orquestal;<br />

Fibich hizo tres óperas con tal intento, las de la<br />

Trilogía de Hipodamia. Pero también se acercó<br />

a Schiller y compuso la muy bella Novia de<br />

Mesina. No hay términos medios con Fibich:<br />

sus campos favoritos fueron la gran forma de la<br />

ópera y la miniatura pianística, aunque no descuidara<br />

lo sinfónico ni lo camerístico. Sarka,<br />

que contiene uno de los más bellos y completos<br />

dúos de amor de la historia de la ópera (porque<br />

los protagonistas no quieren que aquello<br />

sea amor, en especial «ella», y esa lucha es lo<br />

que traduce con sabiduría una música sublime) es su título más conseguido<br />

dentro de la tradición.<br />

En tiempos se le reprochaba a Fibich su carácter conservador, aunque<br />

su experimento con Hipodamia sugiera lo contrario. Hoy, cuando<br />

el tiempo ha puesto en su sitio algunas originalidades fingidas, la Sarka<br />

de Fibich se alza como una belleza sonora superior. No sabemos su<br />

viabilidad escénica; no debe de ser fácil. Pero con discos tan hermosos<br />

como este intento de Cambreling con la misma Urbanová podemos<br />

hacernos nuestra propia puesta en escena, que no tiene por qué<br />

ser tan ajena a cualquiera que imaginemos de, por ejemplo, La valkiria.<br />

Jenis, Lotric, Kirilová y Kubovcík completan un reparto de espléndido<br />

nivel, que secunda las prestaciones insuperables de Urbanová. Es<br />

cierto, sin embargo, que esta excelente lectura de Cambreling cuenta<br />

con un serio rival que ya tiene bastantes años, la de Jan Stych con<br />

Depoltová, Randová, Pribyl y Zítek (Supraphon, 1978).<br />

Santiago Martín Bermúdez<br />

Notas:<br />

(1) Localidad de Bohemia cercana a Polonia, a unos cien kilómetros al nordeste<br />

de Praga, cuyo nombre significa La corte de la reina.<br />

(2) Otra localidad, en este caso en Moravia, a unos cuarenta kilómetros al<br />

nordeste de Brno; significa La montaña verde.<br />

(3) De todas maneras, hubo muchas Libuse desde el siglo XVII, desde La<br />

comedia de Libussa, que no era checa, sino alemana, muy popular en todo<br />

el área y sin autor individual (al parecer, Albinoni conoció el texto y se planteó<br />

la posibilidad de hacer una ópera a partir de él, pero no hay noticia de<br />

que lo llevara a cabo) hasta los dramas de Brentano y Grillparzer y unas<br />

cuantas óperas prenacionalistas.<br />

L. JANÁCEK: Sarka / Urbanová, Straka, Kusnjer, Brezina / Orquesta Filarmónica Checa.<br />

Dir.: Sir Charles Mackerras / SUPRAPHON / Ref.: SU 3485-2 (1 CD) D1<br />

Z. FIBICH: Sarka / Jenis, Lotric, Kubovcík, Kirilová, Urbanová / Orquesta Sinfónica de<br />

la Radio de Viena. Dir.: Sylvain Cambreling / ORFEO / Ref.: C541002H (2 CD) D2 x 2


C<br />

MYTO y PREISER presentan dos interesantes Tristanes separados por más de veinte años<br />

De Mehta a Konwitschny<br />

on la insignificante diferencia de diez<br />

días, los «Huérfanos de Lucas» me<br />

hacen llegar dos registros de Tristán e<br />

Isolda, uno nuevo para mí, el dirigido por<br />

Mehta, y otro, oído alguna vez en los tiempos<br />

de Maricastaña, el de Franz Kontwitschny<br />

(1) . Realizaré el comentario según el<br />

orden de llegada.<br />

El documento romano de MYTO reúne<br />

estas singularidades: es el primer Tristán que<br />

dirigió Zubin Mehta y el único que, hasta<br />

ahora, ha aparecido en CD con su firma;<br />

Birgit Nilsson, quien cantó poco en Italia, se<br />

despidió aquí del país que tiene forma geofísica<br />

de bota apuntada contra el balón pinchado<br />

de Sicilia; Siegmund Nimsgern<br />

(Kurwenal) empezaba a hacerse un nombre<br />

en el mercado internacional; y Peter Meven,<br />

Fafner en Bayreuth en 1971, tocó aquí techo<br />

con Marke. Sobre Helge Brilioth me extenderé<br />

después algo más.<br />

El preludio, con la Orquesta de la RAI bastante<br />

mejorada respecto a la que tocó El<br />

Anillo con Furtwängler en 1953, hace concebir<br />

algunas esperanzas, aunque al final sorprende<br />

que la frase de enlace con el primer<br />

acto se oiga demasiado fuerte. Después,<br />

Mehta muestra su vitalidad característica y<br />

también ese quedarse en la superficie de la<br />

música que asimismo suele darse en él. Hay<br />

un ejemplo muy claro: el interludio para la<br />

entrada de Tristán en el camarote de Isolda.<br />

Este intenso y dramático pasaje -el caballero<br />

acude al encuentro con su fatal destino- no<br />

puede ser tocado con mayor vigor y vehemencia<br />

que aquí; sin embargo, en seguida se<br />

evidencia que falta la fuerza interior, justamente<br />

el presentimiento del destino que<br />

pronto va a materializarse en el falso filtro de<br />

amor. Así, la dirección de tan aclamado divo<br />

de la batuta no es plana ni monótona; sencillamente,<br />

no es metafísica ni, al contrario,<br />

telúrica: fue válida en Roma mientras se producía,<br />

al igual que lo es ahora mientras se<br />

escucha el registro. Una vez concluida la<br />

audición, poca cosa queda en el recuerdo.<br />

A Birgit Nilsson le escuchamos otra Isolda<br />

más en su línea de asombrosa pureza instrumental,<br />

pero quizá por causa de la dirección<br />

o por la falta de espacio escénico -se trata de<br />

una versión radiofónica concertante- se percibe<br />

a veces un punto de sonido levemente<br />

metálico. Su Brangania, la para mí desconocida<br />

Beverly Wolff, se muestra eficiente aunque<br />

sin personalidad, algo que también<br />

puede decirse de Nimsgern y de Meven. En<br />

cuanto al hijo del antiguo arzobispo de<br />

Upsala, a cuya errónea carrera de tenor<br />

heroico «en las tarjetas de visita» dedica<br />

amplio e interesante comentario la carpetilla,<br />

sí es cierto que aquí no aparece tan arruinado<br />

o, dicho con mayor precisión, tan desbor-<br />

dado como dos años después en Bayreuth (2) .<br />

Pero dicho esto, no puedo compartir estas<br />

otras lucubraciones: «Como muchos otros<br />

tenores heroicos procedentes de la cuerda de<br />

barítono, Brilioth fue también víctima de la<br />

afinación más alta de la orquesta de ópera<br />

moderna (...) La grabación de Tristán de<br />

Roma es sin duda el más convincente de<br />

todos sus registros wagnerianos, porque bajo<br />

la sensible dirección de Zubin Mehta puede<br />

desenvolverse mejor que bajo el inflexible<br />

dictado de Herbert von Karajan» (3) .<br />

En resumen, he aquí un documento que<br />

refleja la gravedad de la crisis wagneriana -<br />

directores, tenores heroicos, sopranos dramáticas<br />

(Birgit Nilsson era ya la última de la<br />

especie)- en el comienzo de los años setenta.<br />

***<br />

Un salto veintidós años atrás nos lleva a la<br />

recién fundada DDR y a la legendaria grabación<br />

del sello URANIA, la primera de Tristán<br />

e Isolda realizada «completa» en estudio.<br />

PREISER acaba de recuperar, con su dignidad<br />

habitual, el en principio vetusto testimonio<br />

de unas condiciones técnicas y ambientales<br />

aún precarias. Y digo esto porque, según leo<br />

en la carpetilla, la grabación se realizó en<br />

seis días: ensayo de un acto durante una jornada,<br />

grabación de un tirón veinticuatro<br />

horas después, y así sucesivamente; esto<br />

explica la existencia de algunos fallos y el<br />

cansancio que Ludwig Suthaus y varios instrumentistas<br />

acusan a medida que avanza el<br />

tercer acto.<br />

¿Y bien? Para empezar, Franz<br />

Kontwitschny «sí» fue un director wagneriano<br />

conocedor, experto y no poco distinguido,<br />

cosa que se sabe por su muy buen<br />

Tannhäuser para EMI. Con él nos movemos<br />

en terrenos más elevados que los transitados<br />

por los Rother, Heger, Rodzinsky, etc.<br />

Kontwitschny no era Furtwängler,<br />

Knappertsbusch o Reiner; pero hoy sería un<br />

«kapellmeister» al menos de la talla de<br />

Sawallisch. La partitura suena realmente a<br />

Wagner, la música respira con holgura. Hay,<br />

además, permanente atención a las notas<br />

cortas de la madera o del metal, que están<br />

escritas como acentuaciones rítmicas o<br />

pequeñas pinceladas de color. Y claro, aunque<br />

Suthaus procedía también de la cuerda<br />

de barítono y tenía un timbre relativamente<br />

oscuro, no tiene que luchar contra la «afinación<br />

más alta», por supuesto, pero sobre todo<br />

contra «el exceso de cantidad sonora» -<br />

vulgo, el exceso de decibelios- de las orquestas<br />

actuales, que parecen tocar un Wagner<br />

para sordos (4) (a lo peor, lo estamos). El cantante<br />

favorito de Furtwängler tiene sus fallos,<br />

ya lo he dicho, pero jamás podía aparecer<br />

«desbordado».<br />

Margarete Bäumer llevaba aquí ya treinta<br />

años de carrera como soprano dramática. En<br />

consecuencia, la voz suena «gastada», sin<br />

frescura: es quizá en la Liebestod donde, a<br />

pesar del cuidadoso acompañamiento, más<br />

se advierte la circunstancia (en paráfrasis de<br />

Ortega, el cantante es siempre «él y su circunstancia»).<br />

Mas la soprano de Wuppertal -<br />

la patria chica de Kna- poseía el calibre<br />

(potencia, extensión) de las verdaderas dramáticas<br />

y, además, su experiencia le permitía<br />

aguardar la oportunidad para hacer oír algunas<br />

frases realmente expresivas y memorables:<br />

por ejemplo, «me miró a los ojos». Las<br />

( 14 )<br />

partes de Brangania y Kurwenal aparecen<br />

servidas por «cantantes de compañía» hoy<br />

poco conocidos, pero de plena solvencia:<br />

ella, Erna Westenberger, canta mejor que<br />

otras «mezzos» más renombradas la bella<br />

intervención desde la atalaya, y él, Karl<br />

Wolfram, que llegó a ser profesor de canto en<br />

el Japón una vez retirado en 1967, parece a<br />

veces -sólo a veces- por el timbre y la forma<br />

de decir un ancestro remoto del Fischer-<br />

Dieskau que iba a grabar en seguida<br />

Kurwenal para Furtwängler.<br />

Ahora bien, el gran atractivo canoro de<br />

este registro es el Marke -el único existentedel<br />

gran Gottlob Frick, en magnífica forma<br />

vocal. Conocemos las glorias ciertas de<br />

Kipnis, de Weber, de Hotter, de Talvela, de<br />

Salminen y las previsibles de Pape; desde<br />

ahora tenemos también la evidencia de las<br />

del soberbio Kaspar -Frick era hijo de un<br />

guardabosque-, Hunding y Hagen, aquí un<br />

Marke a la vez majestuoso y humano.<br />

En fin, estos veintidós años de distancia<br />

temporal parecen -excluyo del cómputo, por<br />

supuesto, a la Nilsson-veintidós siglos no de<br />

evolución y progreso, sino de decadencia.<br />

Obviamente, pienso ahora en el orden cronológico<br />

natural: «De Kontwitschny a<br />

Mehta». ¡Ah! Ambos registros padecen el<br />

mismo corte «tradicional» en el dúo del<br />

segundo acto.<br />

Ángel-Fernando Mayo<br />

Notas:<br />

(1) Un viejo y querido amigo adquirió la edición<br />

de URANIA en LP en la liquidación que, veinte<br />

años atrás, hizo alguien pasado con armas y<br />

bagajes al CD triunfante. Así tuve la oportunidad<br />

de oírla.<br />

(2) Recientemente comenté estos extremos en la<br />

Hoja parroquial.<br />

(3) ¡Qué cosas! ¿«Sensible» el estruendoso<br />

Mehta? En cuanto a Karajan, su grabación con<br />

Vickers es un ejemplo de tiranía, sí, pero con la<br />

intención de hacerlo todo instrumental, apianado,<br />

refinado.<br />

(4) No puedo resistirme a la tentación de contar<br />

aquí esta anécdota, relatada por un aficionado<br />

que hace poco estuvo en Italia. En cierto teatro -<br />

no sé ahora cuál es- el gallinero armó un considerable<br />

escándalo a cierto cantante. Desde el<br />

patio de butacas, uno de esos mafiosos de la<br />

Italia profunda que se dejan ver en la ópera, se<br />

volvió hacia lo alto y gritó: «¡Comunistas!».<br />

Entonces, una joven que participaba en la repulsa<br />

contestó: «¡Sordo!».<br />

R. WAGNER: Tristán e Isolda / Nilsson, Brilioth, Wolff,<br />

Meven, Nimsgern, Strudthoff / Coro y Orquesta de la<br />

RAI de Roma. Dir.: Zubin Mehta (Roma, 1.2.72) / MYTO<br />

/ Ref.: 3MCD 011.239 (3 CD) D10 x 3<br />

R. WAGNER: Tristán e Isolda / Suthaus, Frick, Bäumer,<br />

Wolfram, Horand / Orquesta de la Gewandhaus de<br />

Leipzig. Dir.: Fran Konwitschny (Octubre, 1950) / PREI-<br />

SER / Ref.: 90453 (3 CD) D2 x 3


L’art de varier, de Anton Reicha, una colosal colección<br />

de variaciones pianísticas del autor de Lenore<br />

Un tratado sobre<br />

pentagrama<br />

Traemos de nuevo a estas páginas a Antonin Rejcha, de quien hablábamos<br />

el pasado mes a propósito de su Lenore. Es curioso que este<br />

músico sea tan escasamente conocido y que lo sea por haber escrito<br />

24 Quintetos para vientos, cuando, aparte de ello, tiene en su haber<br />

otras muchas obras de los más variados tipos y, sobre todo, porque fue un<br />

radical innovador, privado quizá luego de la divina inspiración que abre<br />

vías para que esos conocimientos y descubrimientos tengan la salida y el<br />

ropaje adecuados; para que posean luego un auténtico impacto. En este<br />

sentido podríamos, salvando distancias de todo tipo, emparejarlo con<br />

Paul Hindemith; aunque el checo-francés sea en realidad -en su día lo<br />

fue- de talante más claramente rompedor.<br />

Es lo que cabe decir de las novedades que con cierta frecuencia planteaba<br />

en los órdenes rítmico y<br />

armónico y que él mismo se encargó<br />

de explicar en sus diferentes tratados<br />

y que puso en papel pautado<br />

en obras como las 36 Fugas para<br />

piano según un nuevo sistema,<br />

dedicadas a Haydn, o en el Doble<br />

cuarteto para vientos y cuerdas, el<br />

primero en modo mayor y el<br />

segundo en menor. Dos composiciones<br />

distintas que se pueden<br />

tocar independientemente o juntas.<br />

En este último caso lo que resulta<br />

es un octeto en dos tonalidades.<br />

Reicha -que es como se conoce su<br />

apellido tras decidir instalarse en<br />

París y adoptar más tarde, en 1829, la nacionalidad francesa- dictó prácticamente<br />

la abolición entre los modos mayor y menor y abjuró de la<br />

separación entre ritmos binarios y ternarios. Auténticas herejías para<br />

Cherubini, totalmente burocratizado desde que accedió a la dirección del<br />

Conservatorio parisino en 1822, y de quien hablamos elogiosamente en<br />

este mismo número por otros motivos. Pero no para futuros compositores<br />

tan importantes como Gounod, Berlioz, Franck o Liszt , todos ellos discípulos<br />

de Reicha.<br />

El arte de variar, op. 57 es otra de las obras que contribuyen a reforzar<br />

el carácter experimental y en ocasiones revolucionario de la obra de este<br />

músico nacido en Praga en 1770 y muerto en París en 1836. Nada menos<br />

que 57 variaciones siguen a un tema propio en el que Edward Neill ve un<br />

anticipo schumanniano. Nos encontramos con un auténtico tour de<br />

force, un monumento al contrapunto pianístico en donde el tema base es<br />

transformado de raíz, en procedimiento muy del gusto del Beethoven de<br />

las Variaciones Diabelli, op. 120, 19 años posteriores (lo que va de 1804<br />

a 1823). Como sucede en la composición del alemán, la melodía inicial<br />

se desdibuja con frecuencia, con contrapuntos de hasta cuatro voces, y<br />

aparece esporádicamente en su apariencia primigenia. Hay algunas<br />

variaciones que nos soprenden por su modernidad, como la nº 31, una<br />

suerte de Marcha fúnebre -así llamada por el mismo autor-, Un poco piú<br />

lento, cuajada de disonancias y en donde el tema está muy disimulado.<br />

La nº 4 sigue en los tres primeros compases tres compases distintos.<br />

Evidentemente, no estamos ante la genialidad beethoveniana pese a todo.<br />

Esos descensos a zonas en las que el misterio es protagonista, esa extraña<br />

poesía, ese arrebato, ese rasgo apasionado, ese detalle sorprendente,<br />

esa milagrosa construcción de las Diabelli no se dan aquí. Por algo<br />

Beethoven es uno de los más grandes y, después de todo, Reicha, aun con<br />

toda su sabiduría y originalidad de planteamientos, no pasa las más de las<br />

veces de ser un músico sólido y amable.<br />

Hay que echarle ganas y contar con medios pianísticos importantes<br />

para atreverse con una composición como este Arte de variar, un auténtico<br />

tratado sobre el pentagrama de más de 75 minutos; al menos en las<br />

manos pulcras y seguras de Mauro Masala, el teclista italiano autor de<br />

esta proeza discográfica, que se constituye por el momento en la única y<br />

autorizada alternativa del mercado. En esta interpretación, que se adivina<br />

solvente, podemos seguir sin pestañear las abundantes evoluciones<br />

del tema propuesto.<br />

Papageno<br />

A. REICHA: L’art de varier, op. 57 / Mauro Masala (piano) / DYNAMIC / Ref.: CDS 363 (1 CD)<br />

D2<br />

( 15 )<br />

Nuevos y variados registros orquestales<br />

de Rudolf Kempe en GOLDEN MELODRAM<br />

Añorando la cárcel<br />

de papel<br />

En el número 91 de este Boletín comenté un CD que la<br />

BBC dedicaba al arte del gran director alemán Rudolf<br />

Kempe (1910-1976); ahora, GOLDEN MELODRAM<br />

recupera grabaciones de sus conciertos en Alemania en un<br />

doble CD y anuncia otro más. El que motiva estas líneas<br />

tiene particular interés porque propone obras que Kempe no<br />

registró comercialmente;<br />

la bella orquestación que<br />

Max Reger realizó de la<br />

Serenata italiana de Hugo<br />

Wolf, El Salón México de<br />

Copland y la Séptima<br />

Sinfonía de Prokofiev.<br />

Que Kempe acierte en la<br />

primera, a nadie puede<br />

admirar; la sorpresa surge<br />

en las otras dos, particularmente<br />

en la partitura<br />

de Prokofiev, que la<br />

Orquesta de la Radio<br />

Bávara toca primorosamente,<br />

resaltando su lirismo<br />

(el segundo tema del primer tiempo, 1’55’’), sin olvidar<br />

la elegancia de este Prokofiev «sereno» que al fin de su vida<br />

parece volver la vista hacia Chaikovsky. La buena grabación<br />

mono de 1960 hace honor a la proverbial claridad de este<br />

extraordinario músico que fue Rudolf Kempe. Un año anterior<br />

es la Primera Sinfonía de Schumann que dirigió en<br />

Bamberg a la Sinfónica de esa ciudad: notable versión aunque<br />

algo limitada por la orquesta, inferior a sus vecinas de<br />

Múnich.<br />

La obra más extensa inlcuida en este doble CD es la suite<br />

de El burgués gentilhombre de Richard Strauss, especialidad<br />

de la casa, que Kempe grabó oficialmente con la<br />

Staatskapelle de Dresde, publicada en un álbum EMI justamente<br />

célebre. En concierto confirma su categoría de straussiano<br />

pro excelencia sirviendo primorosamente a una partitura<br />

cuyos «retornos» pueden, en otras manos, resultar<br />

empalagosos, mientras que en esta ocasión tienen verdadero<br />

encanto, desnudo de todo énfasis. Excelente trabajo de la<br />

Filarmónica de Munich. Tanto esta obra como las de Wolf y<br />

Copland gozan de excelente sonido estéreo.<br />

En suma, un estupendo complemento a la discografía oficial<br />

de Kempe, que nos permite disfrutar con su acierto en<br />

repertorios «distintos y distantes» de los que le asociamos.<br />

Único defecto: ni una línea dedicada al gran maestro. En<br />

otros tiempos, MELODRAM se hubiera ganado una larga<br />

estancia en la Cárcel de papel de La Codorniz.<br />

R.A.<br />

R. SCHUMANN: Sinfonía nº 1, op. 38, Primavera - S. PROKOFIEV: Sinfonía<br />

nº 7, op. 131 - H. WOLF: Serenata italiana - A. COPLAND: El Salón México<br />

- R. STRAUSS: El burgués gentilhombre / Orquestas Sinfónica de Bamberg,<br />

Sinfónica de la Radio de Baviera y Filarmónica de Múnich. Dir.: Rudolf<br />

Kempe (Grabaciones de 1959-1973) / GOLDEN MELODRAM / Ref.: GM<br />

4.0049 (2 CD) D10 x 2<br />

G. ROSSINI<br />

Otello<br />

(Primera grabación de la versión<br />

Malibrán-Martina Franca 2000)<br />

Ratiani, Ciofi, Edwards, Bonfatti<br />

Orquesta Internacional de Italia.<br />

Dir.: Paolo Arrivabeni<br />

DYNAMIC<br />

Ref.: CDS 369/1-3 (3 CD) D2 x 3


CPO completa su integral de<br />

Cuartetos para cuerda de Cherubini<br />

Nunca es tarde<br />

para ser clásico ...por no poder dirigirme a ti con más<br />

sistema de comunicación que las pala-<br />

Con estos dos compactos CPO concluye<br />

una esperada integral que dio a conocer<br />

presentándonos los cuartetos para cuerda<br />

1 y 6 de il maestro Luigi Cherubini; ahora,<br />

nos dulcifica la existencia con las piezas intermedias<br />

de un músico dominante a lo largo de<br />

medio siglo en la vida musical francesa.<br />

Organizador en París del Théâtre de Monsieur<br />

creado por el conde de Provenza y director<br />

del Conservatorio (1822) serían dos de los cargos<br />

de responsabilidad a los que se vería sujeto<br />

el «enemigo de Napoleón».<br />

El compositor florentino escribió el<br />

Cuarteto para cuerda nº 2 cuatro años después<br />

de haber interpretado una misa para la coronación<br />

de Carlos X. La obra consta de unos<br />

momentos cargados de color y dinamismo<br />

que alcanzan la cúspide en el último movimiento,<br />

en donde un vigoroso finale consuma<br />

con un marcado acercamiento orquestal la<br />

partitura.<br />

De su etapa dedicada casi exclusivamente<br />

a la docencia, y entre cuyos alumnos pueden<br />

señalarse<br />

Auber y Halévy<br />

datan<br />

los siguientes.<br />

El tercer<br />

cuarteto es<br />

apasionado<br />

y en él se<br />

vislumbra<br />

un ligero<br />

moderantismo<br />

en relación<br />

con el<br />

anterior,<br />

con un larghetto<br />

sostenuto de sutileza impresa, aunque<br />

esa aparente seriedad se vea discretamente<br />

solapada por el uso del pizzicato. De 1835<br />

datan los cuartetos nº 4 y 5, un año antes de<br />

ultimar su Réquiem en re menor.<br />

Sentimentalismo, pasión y agonía acompasan<br />

unas entradas instrumentales que nos presentan<br />

a un anciano e infravalorado compositor.<br />

Estructura clásica y aromas románticos vienen<br />

servidos de la mano del conjunto HAUS-<br />

MUSIK London, con una encandiladora<br />

Monica Hugget vinculada a orquestas como la<br />

Barroca de Portland o la del Siglo de las<br />

Luces.<br />

La utilización de instrumentación original o<br />

de época siempre ha sido un debate abierto<br />

entre especialistas, que con teorías de experimentación<br />

filosófica justifican su postura.<br />

Aquí, sin embargo, unirá a partidarios y<br />

detractores.<br />

Jaime Arroyo Moya<br />

L. CHERUBINI: Cuartetos para cuerda núms. 2 en do<br />

mayor, y 5 en fa mayor / Hausmusik London / CPO / Ref.:<br />

999464-2 (1 CD) D5<br />

L. CHERUBINI: Cuartetos para cuerda núms. 3 en re menor,<br />

y 4 en mi mayor / Hausmusik London / CPO / Ref.: 999465-<br />

2 (1 CD) D5<br />

También disponible:<br />

L. CHERUBINI: Cuartetos para cuerda núms. 1 en mi bemol<br />

mayor, y 6 en la menor / Hausmusik London / CPO / Ref.:<br />

999463-2 (1 CD) D5<br />

Amplio recorrido por la obra organística de César Franck<br />

en instrumentos vascos y normandos de Cavaillé-Coll<br />

Discúlpame, Fede,...<br />

bras que utilizamos quienes imaginamos<br />

que vivimos. Me refiero a que yo<br />

estoy atado al tiempo -por eso tengo que<br />

decirte: «te acuerdas de» o «recuerdas<br />

cuando»- mientras que tú te mueves, ya<br />

desde hace casi siete años, en el espacio.<br />

Seguro que sabes lo que quiero<br />

decir: «Tú lo ves, hijo mío, en espacio se<br />

convierte aquí el tiempo». Nuestro<br />

amado Wilhelm Richard Wagner, quien<br />

en realidad fue uno de los ángeles caídos<br />

con Lucifer y por eso anhelaba que<br />

también le alcanzase a él la obra de la<br />

Redención, poseía consustancialmente<br />

el conocimiento del tiempo-espacio, lo<br />

que otros llamaron la música de las esferas.<br />

Por cierto, te comunico que acaba de<br />

reponerse al fin Parsifal en el Real. Hace<br />

unos cuatro años se habló de inaugurarlo<br />

con el «festival escénico sacro»; pero<br />

casi todo el seto musical madrileño se<br />

rasgó entonces las vestiduras y se mesó<br />

los cabellos. En la prensa más conservadora<br />

se llegó a hablar de «orgullo wagneriano»<br />

y de «obra extranjera», sin<br />

consideración alguna de que el hispanófilo<br />

Wagner eligió como escenario de<br />

su obra ideal, entre todos los posibles<br />

según Wolfram von Eschenbach, las<br />

montañas de la España gótica. Por el<br />

contrario, ahora todo han sido mieles,<br />

apenas ha habido disonancias críticas<br />

en el concierto de elogios, e incluso un<br />

profesor de Historia de las Ideas<br />

Políticas ha dispuesto de la codiciada<br />

tercera página de la prensa que antes te<br />

dije para publicar, con el título de<br />

Wagner: arte y política, una inanidad<br />

tan vacía como mi cartera a fin de mes.<br />

Mas no quiero dejar pasar esta ocasión<br />

sin contarte algunas de las cosas disfrutadas.<br />

Por ejemplo, apenas se oían las campanas,<br />

en realidad no llegaban a esquilas;<br />

y así los inmisericordes timbalazos -<br />

la partitura pide dos efes, no cincodurante<br />

la música de la transformación<br />

atronaban hasta a quienes habían llegado<br />

tarde y seguían la cosa en los televisores<br />

de los salones: a mí no me extraña<br />

que el pobre Parsifal enmudezca después,<br />

aturdido, durante la escena de la<br />

consagración. Tampoco se oyó el coro<br />

en las alturas, (1) y el de caballeros cantó<br />

ora en el proscenio (primer acto), ora en<br />

el foro y detrás de un enjambre de armaduras<br />

traídas sobre ruedas (tercer acto),<br />

con lo que nos quedamos in albis en<br />

cuanto a la perspectiva sonora -distancia,<br />

intensidad, polifonía- tan bellamente<br />

dibujada por Wagner y que, como<br />

bien sabes, fascinaba a Manuel de Falla.<br />

Puestos a no dar, también se ahorraron<br />

la coreografía -seguramente para biende<br />

las muchachas-flor, ya que éstas permanecieron<br />

tendidas en el suelo durante<br />

toda su escena y luego se marcharon<br />

sin hacer ruido allí donde el autor indi-<br />

( 16 )<br />

ca: «Con las últimas palabras las<br />

muchachas se pierden, riendo, en el<br />

interior del alcázar». Éste es, según la<br />

dramaturga (¡?) Ellen Hammer, «un castillo<br />

sumergido, únicamente imaginable<br />

en el mundo de la poesía mágica», cuyo<br />

techo está formado por «una tabla de<br />

cedro ovalada de la que pende, encadenado,<br />

un tiburón descomunal». El pobre<br />

Amfortas deambula con el brazo derecho<br />

introducido en una funda rígida vertical<br />

«cuyo extremo conforma una rueda<br />

hexagonal» -¿cómo puede ser hexagonal<br />

una rueda?- dispuesta así para que<br />

realmente no ruede, pues se corría el<br />

riesgo de que el renqueante rey -para<br />

que sepamos su condición lleva en la<br />

cocorota una corona como las que se<br />

ven en los Burger King- resbale y se dé<br />

de bruces contra el suelo (2) . El Grial,<br />

presunta obsidiana que simboliza -dice<br />

Frau Hammer- la Pasión de Cristo «al<br />

igual que el pan y el vino son analogías<br />

del sufrimiento cristiano», no reaparece<br />

en la conclusión, aunque la partitura sí<br />

concluye con la expansión de su motivo<br />

(el Amén de la catedral de Dresde). Pero<br />

lo más gracioso es la presencia de<br />

Titurel difunto: una armadura de tamaño<br />

natural, ensartado horizontalmente,<br />

como si el chef presentara avestruz<br />

entero en espetón a la papillote, con el<br />

resultado no querido de fortalecer a los<br />

caballeros, de puro asco, en su vocación<br />

vegetariana. (3)<br />

Mas no es esto de lo que quiero<br />

hablarte aquí. En octubre pasado fui a<br />

verte donde oficialmente reposas, en tu<br />

Bilbao. Desde abril de 1992, cuando me<br />

reuní allí contigo para viajar juntos a<br />

Nantes con tu mujer y Santi Salaverri,<br />

para ver El oro del Rin del inefable<br />

Philippe Godefroid, no había vuelto yo<br />

a poner los pies en el País Vasco porque,<br />

más que el cuerpo, no me lo pide el<br />

alma. Y mira que me entusiasma San<br />

Sebastián y recuerdo nuestras andanzas<br />

por el Duranguesado y otros lugares. Tú<br />

me guiaste por el Museo de Bellas Artes<br />

de Bilbao, donde yo quería ver la estupenda<br />

colección de pintura vasca.<br />

Ahora había en él una bella exposición<br />

dedicada a Zurbarán; pero el recinto<br />

viejo está en reparación y se exhibe sólo<br />

una reducida muestra de sus tesoros.<br />

Por otra parte, el Guggenheim no me<br />

interesa. Tambien fui al nuevo auditorio.<br />

La ABAO programa allí ahora a<br />

Mussorgsky, a Wagner, a Janácek o a<br />

Weber. La acústica es buena, pero el<br />

espacio resulta frío, desangelado: la<br />

orquesta parece hallarse metida en una<br />

caja de zapatos destapada; la altura del<br />

escenario está limitada forzosamente<br />

por el primer puente de luces, colgado<br />

delante a la vista del público; la pantalla<br />

para los «supertítulos» resulta perturbadora,<br />

por lo grande; pero lo más curioso<br />

es que el acceso a las localidades forma<br />

un laberinto, pues uno sube, luego baja,<br />

torna a subir y a lo mejor aún tiene que


irse al otro lado. ¿Será esto deliberado o<br />

una traición del subconsciente, vulgo<br />

«empanada mental»? A ti no te interesaban<br />

las actividades de la vieja ABAO, ni tampoco<br />

los toros, aunque tu amigo Germán<br />

Yanke creía haberte visto alguna vez en el<br />

tendido de Vista Alegre, fumándote un<br />

puro.<br />

Si yo insistía, sin éxito, en dos cosas: aficionarte<br />

a los toros y conseguir que escribieras<br />

para la melomanía, tú lo hacías, con<br />

mejores resultados, para descubrirme la<br />

música francesa y belga de finales del siglo<br />

XIX -Duparc, Chausson, Magnard, Lekeu y<br />

otros-, que conocías como nadie en<br />

España. Sobre César Franck coincidíamos<br />

ya sin necesidad de recomendaciones; pero<br />

tú me animaste a comentar en RITMO,<br />

junio de 1979, la obra para órgano del titular<br />

de Santa Clotilde, grabada para Erato<br />

por Marie Claire Alain. La verdad es que la<br />

ejecución me atrajo poco. Pero allí, entre<br />

otras consideraciones un tanto prolijas,<br />

escribí:<br />

«Aparte las improvisaciones, algunas<br />

obras menores no publicadas y numerosas<br />

composiciones para armonio, la obra orga-<br />

nística de Franck está integrada por las Seis<br />

piezas (1862), las Tres piezas (1878) y los<br />

Tres corales (1890). En la primera colección<br />

predomina la escritura tripartita -lento, rápido,<br />

lento-, y es frecuente la dialéctica entre<br />

los modos menor y mayor, mostrándose,<br />

por lo general, Franck mucho más sugerente<br />

e inspirado en el tratamiento del primero.<br />

De estas composiciones, la obra más ambiciosa<br />

es la Gran pieza sinfónica, considerada<br />

cronológicamente la primera sinfonía<br />

francesa para órgano. Estéticamente contiene<br />

todo un tratado sobre la forma cíclica<br />

mediante la recurrencia a un tema característico,<br />

expuesto inicialmente en el segundo<br />

movimiento de la obra, que aparece en<br />

desarrollos y recapitulaciones para dar a la<br />

estructura unidad de material. Más equilibrada<br />

y proporcionada, la Fantasía es una<br />

obra notable por la precisión de su esquema<br />

tripartito y la feliz utilización del color<br />

orquestal de los registros. Para mi gusto, la<br />

composición más redonda, con una melodía<br />

inolvidable confiada al oboe, es el<br />

Preludio, fuga y variación. La Pastoral, también<br />

tripartita, incluye un fugato muy atractivo,<br />

y la Plegaria, netamente franckiana,<br />

reincide en la tensión menor-mayor. La<br />

pieza más convencional y académica es el<br />

Final, con su obligada demostración de las<br />

cualidades más estruendosas del instrumento.<br />

Las Tres Piezas no fueron escritas para<br />

Santa Clotilde, sino para el órgano, también<br />

construido por Cavaillé-Coll, de la gran sala<br />

del Palacio del Trocadero. La Fantasía en La<br />

inicial posee el arte inquieto que diez años<br />

más tarde animaría la Sinfonía en Re<br />

menor, e incluso es evidente que parte de<br />

su material temático volvió a ser utilizado<br />

en esta composición. El Cantable y la Pieza<br />

Heroica completan un tríptico de fuerte<br />

sabor cromático y gran riqueza dinámica.<br />

El tratamiento del regulador no oculta su<br />

vocación sinfónica y revela el parentesco<br />

semántico con Berlioz, Wagner e incluso<br />

Bruckner.<br />

Por último, los Tres corales, concluidos<br />

en 1890, meses antes del fallecimiento de<br />

Franck, resumen su estética y constituyen, a<br />

la vez que ejemplo acabado de la mejor<br />

literatura organística, la última lección del<br />

«viejo profesor». La arquitectura cíclica<br />

consigue aquí que los materiales resulten<br />

casi inidentificables y que la estructura<br />

musical del coral no aparezca en su totalidad<br />

hasta la culminación de la pieza.<br />

Podría hablarse de pre-variación o de variación<br />

finalista, ya que el tema es el resultado<br />

de la variación, no su causa o referencia.<br />

Obras sólidas, complejas, de contrapunto<br />

muy trabajado, modernas en cuanto a lo<br />

que tienen de renovación del coral, se sitúan<br />

en ese punto justo del formalismo -<br />

Séptima Sinfonia de Sibelius, por ejemplotras<br />

el que sólo cabe la repetición o la decadencia».<br />

Hoy no escribiría yo esto así, aun retocándolo<br />

un poco, como he hecho. Hay un<br />

par de ideas válidas, pero el «formalista»<br />

era yo. Me desasosiega leer ahora lo del<br />

«viejo profesor», un latiguillo de época. El<br />

órgano de Franck me entusiasma, y la<br />

Sonata para piano y violín me parece un<br />

summum artis. La Gran pieza sinfónica no<br />

es sólo monotemática y cíclica, sino bitemática,<br />

y adopta la forma Sonata con libertad.<br />

Lo relativo a las «cualidades más<br />

estruendosas del instrumento» abunda en el<br />

tópico. Además, me deleitan los órganos<br />

Cavaillé-Coll, para mí los instrumentos de<br />

esta clase de más rica y bella sonoridad<br />

jamás construidos. Imagínate pues mi<br />

asombro, Fede, cuando vi en DIVERDI esta<br />

preciosa edición franckiana del sello<br />

RICERCAR y leí que la grabación -septiembre<br />

de 1998- ha sido realizada en los órganos<br />

Cavaillé-Coll de la iglesia de Santa<br />

María del Coro de San Sebastián (las cinco<br />

primeras Piezas de 1862), de Santa María<br />

de Azcoitia (la sexta Pieza y los Corales<br />

segundo y tercero) y de la abacial de St-<br />

Ouen en Ruán (el resto). ¡Dos órganos<br />

Cavaillé-Coll vascos! De repente recordé<br />

que alguna vez me hablaste del de San<br />

Sebastián, instalado en 1863 en la citada<br />

iglesia barroca del casco viejo, casi apoyada<br />

en el monte Urgull, que presenta la<br />

curiosa fachada, como de obra de encaje,<br />

al paseante que va al puerto o viene de él.<br />

Pero olvidé el dato y como, además, no<br />

suelo asistir a conciertos de órgano salvo en<br />

los veranos, cuando estoy en Menorca,<br />

nunca he seguido las posibles convocatorias<br />

concertísticas en el País Vasco. ¿Serán<br />

numerosas y atractivas? Hace al menos diez<br />

años que no me acerco a la Bella Easo. Ya<br />

te dije antes la causa. Mas estos dos CDs<br />

son tan jugosos y están tan bien hechos, es<br />

tan dulce y a la vez plena la sonoridad de<br />

ambas joyas, que me gustaría oírlas alguna<br />

vez in situ.<br />

( 17 )<br />

El organista, Joris Verdin, de quien no se<br />

da información biográfica, no sólo toca primorosamente<br />

y con personalidad, sino que<br />

también firma un trabajo estupendo sobre<br />

Cavaillé-Coll, sus instrumentos (dice que de<br />

este taller salieron unos 600) y la moderna<br />

escuela de órgano francesa. La lectura hace<br />

meditar. Aristide Cavaillé-Coll nació en<br />

Montpellier, su madre era barcelonesa, trabajó<br />

pronto en Puigcerdá, en Lérida y en la<br />

capital de Cataluña, recibió encargos desde<br />

Sudamérica, se presentaba a concursos y<br />

los ganaba, estuvo asociado con organeros<br />

alemanes, también parece que llegó a tener<br />

mando en plaza en la vida organística francesa<br />

e inevitablemente ejerció como cacique<br />

de la cosa. César Franck era belga de la<br />

parte valona, pero tenía orígenes austriacos<br />

y su música procede de la armonía cromática<br />

de Tristán. Los técnicos constructores<br />

de los órganos de San Sebastián y de<br />

Azcoitia serían franceses; pero Cavaillé-<br />

Coll contaría también seguramente con<br />

expertos nativos de los países que le encargaban<br />

y le pagaban trabajos y, por supuesto,<br />

con artesanos y mano de obra locales.<br />

Luego vienen la conservación, las restauraciones,<br />

los organistas de aquí y de allá y los<br />

oyentes que en todo el ancho mundo -qué<br />

simplificador y petulante es decir «en la<br />

aldea global»- amamos a esta música y sus<br />

maravillosos vehículos.<br />

¿Hay en tu tierra, Fede, gentes conscientes<br />

del valor universal de estos prodigios?<br />

Como te digo, nada me complacería más<br />

que el alma pudiera pedirme un día que yo<br />

volviera con normalidad al País Vasco, porque<br />

entonces intentaría escuchar allí sus<br />

órganos Cavaillé-Coll y estaría más cerca<br />

de tu espacio. Mientras tanto, a partir de<br />

ahora oiré las obras corales de Cesar<br />

Franck, en mi casa, siempre en esta grabación;<br />

y discúlpame, por favor, si se me saltan<br />

las lágrimas durante el andantino cantabile<br />

del Preludio, Fuga y Variación op. 18,<br />

pues será porque, atado por el tiempo, pensaré<br />

en ti y en todas aquellas cosas -tantasen<br />

las que coincidíamos o en las que,<br />

hablando, llegábamos casi siempre al<br />

mutuo acuerdo.<br />

Á.-F.M.<br />

A Federico Eguillor (Bilbao, 1938-1994)<br />

Notas:<br />

(1) Al parecer estaban pregrabados o al menos<br />

amplificados. Los micrófonos -dicen- habían sido<br />

disimulados en la gran araña que cuelga sobre el<br />

patio de butacas. ¡La órdiga!<br />

(2) Ofrezco gratis a la dramaturga este hallazgo:<br />

en vez del tiburón puede colgarse de la tabla de<br />

cedro otra rueda -¡qué maravillosa analogía con<br />

la prótesis de Amfortas!-, esto es, un ejemplar del<br />

«pez marino del orden de los plectognatos, de<br />

forma casi circular, que llega a tener metro y<br />

medio de diámetro; una aleta dorsal y otra anal,<br />

ambas iguales, puntiagudas y juntas con la caudal;<br />

boca pequeña y de mandíbulas unidas, piel<br />

lisa, fosforescente (!), verde negruzca por encima<br />

y plateada en los costados». (R.A.E.)<br />

(3) Recordemos que, cuando se anunció en<br />

Nueva York el estreno de Palestrina, Rudolf Bing<br />

contestó así a la pregunta de cómo era: «Como<br />

Parsifal, pero menos divertido».<br />

C. FRANCK: Obras para órgano - Fantasía, op. 16; Gran<br />

Pieza Sinfónica, op. 17; Preludio, Fuga y Variación, op.<br />

18; Pastoral, op. 19; Oración, op. 20; Final, op. 21; Tres<br />

Piezas; Tres Corales / Joris Verdin (órganos de Santa<br />

María del Coro de San Sebastián, Santa María de<br />

Azkoitia y St.-Ouen de Ruán / RICERCAR / Ref.: 207402<br />

(2 CD) D2 x 2


Dieter Klöcker protagoniza diversas grabaciones<br />

en los sellos ORFEO y CPO<br />

Die Zauberklarinette<br />

Ya sea estando al frente -desde el clarinete- de su conjunto Consortium<br />

Classicum o como solista con otras agrupaciones, el instrumentista alemán<br />

Dieter Klöcker no deja impasible al oyente. Sirvan como prueba los compactos<br />

reseñados a continuación de las discográficas ORFEO y CPO.<br />

Bajo el sugerente título Kontrafakturen für klarinette se esconden cuatro piezas de<br />

autores prácticamente desconocidos que están basadas en composiciones del indiscutiblemente<br />

afamado «sordo genial» Ludwig van<br />

Beethoven. Así, el primero de los discos ORFEO<br />

comienza con la Meditación sobre el Adagio de la<br />

sonata op.27/2, escrita por el vienés Adolf Wallnöfer.<br />

En esta obra, el piano del maestro de Bonn se halla justificada<br />

y elegantemente reemplazado por la orquesta<br />

de cuerda y el instrumento de tubo cilíndrico y lengüeta<br />

simple. Obra para escuchar en una noche de<br />

«luna clara». Usando la más popular de las canciones<br />

del niño prodigio, es decir, Adelaide op.46, Ivan Müller<br />

asigna al instrumento preferido por Woody Allen un<br />

lirismo y brillantez superlativos, rondando lo idílico.<br />

Christian Rummel prefiere indagar en la Escena y aria<br />

«Ah perfido», op.65, para configurar la Fantasía op.77,<br />

creando entre la cuerda y el clarinete un estado de tensión<br />

que queda demostrado a lo largo de la partitura.<br />

Como colofón, la versión de concierto sobre el incompleto<br />

WoO 5 para violín y orquesta de Johann Sobeck,<br />

en el que las posibilidades técnicas se ven destacadas<br />

en la cadenza. La Orquesta de Cámara de Praga con<br />

Milan Lajcík conduciendo a sus treinta y cinco integrantes,<br />

exhibe equilibrio y distinción.<br />

El siguiente CD es una recopilación de distintos extractos<br />

pertenecientes a obras camerísticas u orquestales<br />

que abarcan música de Meyerbeer, Rossini, Haydn o<br />

Weber -entre los ya familiares- y de otros más por descubrir,<br />

como Pedro Étienne Solère o Heinrich Joseph<br />

Bärmann. Aunque sea en pequeñas dosis, la versatilidad viene servida en bandeja de<br />

plata.<br />

Los «amigos de Beethoven» acuden a la reunión del anfitrión CPO con regalos de<br />

la más selecta cosecha: Ferdinand Ries fue alumno de piano con nuestro «heroico»<br />

compositor durante tres años en Viena, y escribió Notas biográficas sobre Ludwig van<br />

Beethoven. El Octeto op.128 no rehuye las influencias de Mendelssohn ni el carácter<br />

del romanticismo naciente, con unas gotas de elixir weberiano.<br />

En una posición privilegiada entre los pianistas del XIX podemos ubicar a Karl<br />

Czerny. El Notturno brilliant es una mezcla de seriedad vienesa y alegría bohemia en<br />

modo menor agradable al oído.<br />

Las Siete variaciones para piano sobre un tema de Paisiello (Nel cor più non mi<br />

sento) del noble mecenas Reichsgraf Moritz von Lichnowsky, descubren a un músico<br />

aficionado y con clase, y el Octeto op.12 de Louis Ferdinand von Preussen ejemplifica<br />

los distintos juegos combinatorios entre las secciones, con una finura propia<br />

de la monarquía imperante. El sonido global del Consortium Classicum es notable,<br />

pero algunas entradas de trompa resultan levemente desajustadas.<br />

Franz Schubert aparece venerado en el último de los discos a comentar, y lo hace<br />

con el celebérrimo Octeto D 803 y el Noneto D 79 («para su propio funeral»).<br />

Mostrar la habilidad compositiva siguiendo esquemas mozartianos y beethovenianos<br />

indicaba una debilidad y una pasión perceptible desde los pasajes iniciales que irá<br />

in crescendo a medida que evolucionan estas piezas. El Consortium Classicum<br />

puede competir sin ningún pudor con las versiones del Octeto de Viena o del<br />

Hausmusik, alcanzando las puntuaciones más altas. Dieter Klöcker sí que es un fenómeno<br />

socio-cultural y no… pero mejor será no entrar en polémicas. Disfrútenlos.<br />

( 18 )<br />

J.A.M.<br />

F. SCHUBERT: Octeto en fa mayor, D 803; Noneto en mi bemol mayor, D 79 / Consortium Classicum. Dir.:<br />

Dieter Klöcker / CPO / Ref.: 999744-2 (1 CD) D5<br />

F. RIES: Octeto en fa menor, op. 128 - K. CZERNY: Nocturno brillante en mi bemol mayor - R.M. VON LICH-<br />

NOWSKY: 7 Variaciones para piano sobre un Tema de Paisiello - L.F. PRINZ VON PREUSSEN: Octeto en fa<br />

mayor, op. 12 / Consortium Classicum. Dir.: Dieter Klöcker / CPO / Ref.: 999745-2 (1 CD) D5<br />

DIETER KLÖCKER EN CONCIERTO - Obras de Solère, Meyerbeer, Bärmann, Von Schacht, Rossini, Spohr,<br />

Haydn, Kreutzer y Weber / Orquesta de Cámara de Praga; Orquesta Sinfónica de Bamberg; Consortium<br />

Classicum, y otras agrupaciones sinfónicas y camerísticas / ORFEO / Ref.: C542001Z (1 CD) D2<br />

BEETHOVEN KONTRAFAKTUREN - Páginas inspiradas en obras de Beethoven - A. WALLNÖFER:<br />

Meditation, sobre el Adagio de la Sonata Claro de luna - I. MÜLLER: Pieza de concierto sobre Adelaide, op.<br />

46 - C. RUMMEL: Fantasía, op. 77 sobre Ah perfido, op. 65 - J. SOBECK: Concierto en si bemol mayor / Dieter<br />

Klöcker (clarinete) / Orquesta de Cámara de Praga. Dir.: Milan Lajcik / ORFEO / Ref.: C064001A (1 CD) D2<br />

Ferdinand Ries y Antonio Bazzini,<br />

en integrales camerísticas de DYNAMIC<br />

La belleza<br />

del cantabile<br />

Es acostumbrado en el sello DYNAMIC<br />

ofrecernos obras que son llevadas al<br />

disco por vez primera. Obras, por otra<br />

parte, de autores poco promocionados o poco<br />

atendidos, cuando en muchas ocasiones son<br />

merecedores de una mayor consideración. Es<br />

el caso de los dos músicos a los que haremos<br />

referencia.<br />

Catorce años más joven que Beethoven fue<br />

su alumno Ferdinand Ries (1784-1838), al<br />

que ya hemos presentado alguna vez en estas<br />

páginas. Difícil le ha sido evadirse de la sombra<br />

de su genial maestro, y ello ha sido causa<br />

de su poco sobresalir. Sin embargo, una vez<br />

escuchadas muchas de sus obras, podemos<br />

proclamar que Ries tiene una gran identidad<br />

personal a pesar de estar siempre bajo la aureola<br />

de su paisano de Bonn.<br />

Tres Sonatas para violoncello y piano son<br />

las obras elegidas para la ocasión, escritas dos<br />

de ellas en 1807, en los años en los que<br />

empieza a conocerse como compositor<br />

abriéndose camino en Francia. Atienden<br />

ambas a los opus 20 y 21 en do mayor y la<br />

mayor, respectivamente, y compuesta en dos<br />

movimientos la primera y la segunda en cuatro.<br />

Su tercera sonata, la más madura, la escribiría<br />

cinco años antes de su muerte, en 1833,<br />

ya trasladado a Alemania y fijada su residencia<br />

en Frankfurt. Será la Op. 125, en la tonalidad<br />

de sol menor. Estos pentagramas tienen<br />

verdadera calidad musical, y pueden ser apreciados<br />

tanto por su riqueza de ideas como por<br />

su excelente escritura instrumental. Siempre<br />

bajo la influencia de un Beethoven bien<br />

aprendido. Resaltemos la donosura en la<br />

expresión de sus intérpretes, Bonucci y<br />

Orvieto, para estas tres piezas merecedoras<br />

de su escucha simplemente por su conjunción<br />

entre lo clásico y lo romántico.<br />

Tampoco ha sido dignamente apreciado<br />

Antonio Bazzini (1818-1897), quien, nacido<br />

en Brescia y fallecido en Milán, no puede<br />

disimular su origen italiano. Itinerante como<br />

virtuoso del violín por los principales centros<br />

musicales, fue excelente músico de cámara y<br />

poseyó un extraordinario conocimiento de la<br />

música austro-alemana. Se retiró de los escenarios<br />

al asentarse definitivamente en su<br />

patria, en 1864, y dedicarse a la composición.<br />

Sus piezas musicales, sin ser del todo homogéneas,<br />

constituyen un importante tratado de


unión entre la tradición instrumental<br />

italiana autóctona, en<br />

vías de desaparición, y las nuevas<br />

experiencias del romanticismo<br />

alemán. En los dos volúmenes<br />

grabados se incluyen deliciosas<br />

piezas, fundamentalmente<br />

de salón. Son obras escritas entre<br />

los años 1863 y 1867. Destaca<br />

entre ellas la soberbia Sonata en<br />

mi menor, op. 55, de estructura<br />

clásica, en tres movimientos,<br />

digna del más grande repertorio<br />

romántico europeo. Le seguirán<br />

numerosas piezas , para violín y<br />

piano, agrupadas por títulos y<br />

reunidas en colecciones en<br />

series de numerosas piezas a las<br />

que denomina: Piezas fantásticas,<br />

Piezas líricas y Piezas características<br />

destinadas a los dilettanti<br />

y a los aficionados de buen<br />

nivel. Oiremos cómo las melodías<br />

se despliegan, calmas e íntimas,<br />

sin ninguna concesión al<br />

vocalismo de la ópera. Presentes<br />

estarán las características de<br />

Robert Schumann, autor, por<br />

cierto, que en el Neue Zeitschrift<br />

für Musik, con ocasión de un<br />

concierto interpretado en Leipzig<br />

por Bazzini, le alabaría en 1843<br />

como músico que llevara «un<br />

canto eternamente sereno».<br />

Tampoco faltan asomos a<br />

Mendelssohn y acentos populares<br />

que parecen anunciar algunas<br />

páginas de Sarasate.<br />

Nos hallamos, pues, ante<br />

páginas donde domina la melodía<br />

interior y expresiva del violín,<br />

en este caso un Meggini de<br />

1620 de nítido sonido en la digitación<br />

de Luigi Alberto Bianchi y<br />

un preciso y dúctil acompañamiento<br />

de Aldo Orvieto.<br />

Manuel García Franco<br />

F. RIES: Las Sonatas para violoncello y<br />

piano - Gran Sonata, op. 215; Gran<br />

Sonata, op. 21; Gran Sonata, op. 20 /<br />

Arturo Bonucci (cello); Aldo Orvieto<br />

(piano) / DYNAMIC / Ref.: CDS 246 (1<br />

CD) D2<br />

A. BAZZINI: La obra para violín y piano<br />

(Vol. 1) - Sonata en mi menor, op. 55; 2<br />

Novellette, op. 54; 3 Piezas, op. 53; 3<br />

Piezas, op. 46 / Luigi Alberto Bianchi (violín);<br />

Aldo Orvieto (piano) / DYNAMIC /<br />

Ref.: CDS 258 (1 CD) D2<br />

A. BAZZINI: La obra para violín y piano<br />

(Vol. 2) - 3 Piezas en forma de Sonata, op.<br />

44; 3 Piezas características, op. 45; 3<br />

Piezas líricas, op. 41, etc. / Luigi Alberto<br />

Bianchi (violín); Aldo Orvieto (piano) /<br />

DYNAMIC / Ref.: CDS 264 (1 CD) D2<br />

Obras de cámara de A. Rubinstein, Tcherepnin,<br />

Ippólitov-Ivánov y Tansman, en DYNAMIC<br />

Al hálito del estro<br />

Considerado por la agrupación eslavista<br />

Poderoso montoncito como cuasi fundador<br />

de las querencias occidentalizantes<br />

en el enfaldo de la música rusa, Antón G.<br />

Rubinstein (1829-1894), fecundo compositor de<br />

más de un centenar de obras, aplaudido pianista<br />

de estupefaciente virtuosismo,<br />

celebrado director orquestal e<br />

incansable impulsor de la vida<br />

filarmónica de San Petersburgo -<br />

fue fundador y primer director<br />

del Conservatorio capitalino en<br />

dos períodos de su existencia-,<br />

era en verdad deudor de una formación<br />

germana y depositario de<br />

influencias francesas. Quedaba<br />

patente la ausencia de aspiraciones<br />

nacionalistas en su música<br />

escorada hacia el cosmopolitismo;<br />

por lo que al círculo musical<br />

petersburgués a él aledaño -en el<br />

cual participaba su congenial<br />

pupilo Chaikovski- se dio en llamar<br />

con tonillo displicente «los<br />

Teutónicos».<br />

Bien que en calidad de divo<br />

caprichoso del piano -cuya<br />

carrera se vio propulsada por su<br />

amante, la gran duquesa Elena<br />

Pávlovna- concibió para su propio lucimiento<br />

cinco conciertos para piano y orquesta, en su<br />

copioso catálogo aparecen numerosas composiciones<br />

destinadas a otros instrumentos solistas.<br />

Al violonchelo le consagró dos relevantes conciertos<br />

y, en el género de cámara, Tres piezas<br />

(1854) y dos Sonatas con acompañamiento pianístico.<br />

Aunque fue escrita en 1852, a continuación<br />

del Segundo concierto para piano y orquesta<br />

y de la primera versión de su Segunda sinfonía<br />

(Océano), la Sonata núm. 1 para violonchelo<br />

y piano en re mayor no se publicó hasta<br />

1855. Inspirada por el prestigioso violonchelista<br />

belga Adrien François Servais (1807-1866), aclamado<br />

en sus dos giras rusas y reputado por<br />

Berlioz cual «el Paganini del chelo», la Sonata<br />

dedicada a él y a su enorme Stradivarius está<br />

articulada en tres amplios movimientos de gran<br />

empeño instrumental y abundantes recursos<br />

expresivos. La posterior (1857) Sonata núm. 2 en<br />

sol mayor tiene por dedicatario al conde Albert<br />

de Flemming, y data de una temporada invernal<br />

pasada en Niza entre los brazos de la imperial<br />

viuda Lena, en una época en la que su renombre<br />

de concertista ya había alcanzado eco internacional.<br />

Se despliega en libertad la fantasía a lo<br />

largo de sus cuatro movimientos, luciendo el<br />

desfogue de la imaginación y el dominio formal<br />

de su autor. Concienzudas lecturas de ambas<br />

obras nos ofrecen el sensible y ecléctico chelista<br />

francés Alain Meunier y el véneto pianista<br />

Gabriele Gorog, especialista en compositores<br />

rusos.<br />

Notorio influjo de Brahms refleja la escritura<br />

del Quinteto para piano, flauta, clarinete, trompa<br />

y fagot en fa mayor, originario de 1855 y<br />

luego revisado por Rubinstein en 1860. Ora<br />

cantable, ora sentimental, y decididamente rapsódico<br />

en la relación establecida entre el piano<br />

y los vientos en el curso de sus cuatro tiempos,<br />

es fiel exponente del cuño musical del compositor:<br />

densidad no tupida mas tramada con desen-<br />

y el euro eslavos<br />

( 19 )<br />

vuelta habilidad técnica, hermosura estética y<br />

complacencia en la fluidez melódica.<br />

Una vidente de Petrogrado auguró en 1918 a<br />

Aleksandr N. Cherepnin -en vez del galicismo<br />

Tcherepnin- (1899-1977) múltiples y largos viajes.<br />

Desde la emigración familiar a París, ocurrida<br />

en 1921, se convirtió en un<br />

exiliado errabundo, buscador<br />

tanto de mundanas atmósferas<br />

europeas como del orientalismo<br />

asiático, para más tarde arribar a<br />

americanas orillas. Pianista en<br />

continuo peregrinaje y compositor<br />

expatriado ni desconcertantemente<br />

original ni inconfundiblemente<br />

personal, de pulcro<br />

exotismo tamizado de occidentalismo,<br />

escribió en 1976 el<br />

serondo Quinteto para viento:<br />

siete minutos de natura contrapuntística<br />

divididos en tres breves<br />

movimientos, tan fugaces<br />

como si el autor hubiera sido<br />

consciente de la inminencia de<br />

su muerte.<br />

Inmutable en su concepción<br />

estética permaneció durante<br />

cincuenta años el compositor,<br />

profesor y director orquestal<br />

Mijaíl M. Ippólitov-Ivánov (1859-1935), aunque<br />

tras la revolución de 1917 se volteó hacia las<br />

músicas turco-arábigas, uzbekias y kazajias,<br />

obteniendo gran popularidad con sus Escenas<br />

caucasianas. Completó en 1931 El casamiento,<br />

la ópera cómica inconclusa de Músorgski, y<br />

cuatro años después ofreció el gustoso divertimento<br />

Un atardecer en Georgia para flauta,<br />

oboe, clarinete, fagot y piano, fértil en aciertos<br />

melodiosos, exóticos timbres, sinuosidades<br />

melismáticas y vigorosos ritmos.<br />

Aunque naciera en Lódz, al pianista, director<br />

de orquesta y compositor polaco Aleksander<br />

Tansman (1897-1986) se le considera francés<br />

por anclar en París a la edad de veintidós años,<br />

pese a recalar en los Estados Unidos durante la<br />

Segunda guerra mundial. A sus primordios profesionales<br />

parisienses se remonta la Danse de la<br />

sorcière (1923) para piano y quinteto de vientos,<br />

que en sus menos de cinco minutos de duración<br />

prefigura con lirismo lúdrico su ulterior estilo<br />

cinematográfico.<br />

El Quinteto de vientos del Teatro Nacional de<br />

Praga, con el concurso del pianista praguense<br />

afincado en Suiza Giorgio Koukl, avalan la ejecución<br />

del segundo de los comentados compactos<br />

de DYNAMIC, insuflados del irresistible<br />

soplo inspirativo del euro y el oriente eslavos.<br />

José Luis Gómez Lozano<br />

A. RUBINSTEIN: Integral de Sonatas para violoncello y piano<br />

- Sonata nº 1 en re mayor, op. 18; Sonata nº 2 en sol mayor,<br />

op. 39 / Gabriele Gorog (piano); Alain Meunier (cello) /<br />

DYNAMIC / Ref.: CDS 249 (1 CD) D2<br />

A. RUBINSTEIN: Quinteto en fa mayor para piano e instrumentos<br />

de viento, op. 55 - A. TCHEREPNIN: Quinteto para<br />

instrumentos de viento, op. 107 - M. IPPOLITOV-IVANOV:<br />

Una velada en Georgia, para piano e instrumentos de viento,<br />

op. 71 - A. TANSMAN: Danza de la hechicera, para piano y<br />

quinteto de viento / Giorgio Koukl (piano) / Quinteto de viento<br />

del Teatro Nacional de Praga / DYNAMIC / Ref.: CDS 296<br />

(1 CD) D2


DYNAMIC presenta una grabación de los cuartetos de Ottorino Respighi<br />

Respighi íntimo<br />

El Respighi canónico, exuberante de colorido instrumental, fresquista generoso de la orquesta, afecto a<br />

las rumbosas puestas en escena, no es el único. Su obra camarística así lo prueba y fue una constante<br />

de su producción, como se advierte confrontando las fechas (1909 y 1924) de las obras incluidas en<br />

este compacto. Así como su labor orquestal debe mucho a las habilidades de la escuela francesa, estos cuartetos<br />

señalan la huella que dejaron en el compositor sus años de estudiante en Alemania.<br />

Lo más destacable, junto a la cumplida redacción puesta en juego, es la diferencia de formas que exhiben<br />

estas obras. El cuarteto en re menor tiene una estructura clásica de cuatro partes, con las correspondencias<br />

internas pertinentes. El Cuarteto Dórico, en cambio, es una suerte de rapsodia de cámara en un solo<br />

movimiento de oscilante velocidad, con exposiciones, variantes y retomas de motivos que se enfrentan, se contestan y desaparecen para<br />

reaparecer. La apelación al modo antiguo dórico es un gesto de italianismo, un enésimo intento de hacer música a la italiana, sin desdeñar<br />

las enseñanzas de los maestros extranjeros y sustrayéndose al poderoso imperialismo de la ópera, emblema nacional si los hay.<br />

Estrictez, limpidez, transparencia, pueden ser rasgos de cierto espíritu latino que recuerda la rica tradición peninsular de los siglos clásico<br />

y <strong>barroco</strong>.<br />

O. RESPIGHI: Cuarteto Dórico; Cuarteto en re menor / Cuarteto de cuerdas de Venecia / DYNAMIC / Ref.: CDS 276 (1 CD) D2<br />

En el ojo de la tormenta reúne, en CPO,<br />

obras para percusión de diversos autores<br />

Cabazazos<br />

Después de oír los numerosos compactos protagonizados por grupos de percusión<br />

o solistas del género, podemos dividirlos en dos grupos: aquellos que pretenden<br />

simplemente dejarnos sordos y aquellos que pretenden conseguir un<br />

clima tranquilo y suave, a pesar de que dichos instrumentos no sean precisamente los<br />

más indicados para ello.<br />

El Cuarteto Cabaza (la explicación del porqué de esta denominación figura en el<br />

loco libreto pero, sinceramente, no la comprendo) se autodefine como «de percusión<br />

creativa», y su lema es: «No exactamente jazz, no<br />

exactamente clásico, no exactamente ritmo, no<br />

exactamente melodía pero todo esto exactamente:<br />

nueva música». Sus integrantes son Herr Hans<br />

Günter-Brodmann (culpable de un disco llamado<br />

Musica Sacra que ha motivado que yo recibiera<br />

varias amenazas de bomba por haber hablado de<br />

él en un boletín anterior), Herr Axel Dinkelmayer,<br />

Herr Roland Schmidt y Herr Herrmann Schwander.<br />

El concierto que nos interpretan en este CD reúne<br />

los postulados surrealistas anunciados anteriormente.<br />

Al contrario que en otros discos, no se<br />

comienza con una pieza descacharrante: «En el ojo<br />

de la tormenta» es una meditación casi religiosa e<br />

introspectiva, bautizada al son de campanas eclesiásticas.<br />

Si viven ustedes cerca de una iglesia e intentan dormir un domingo por la<br />

mañana sentirán la misma sensación que escuchando esta pieza. Tras esta corta introducción<br />

de Kiesewetter (1945), Hundert Wirbel zum Ende des Jahrtausends fue compuesta<br />

por Werner Heider (1930) y es un efluvio a medio camino entre el New Age<br />

y el homenaje a los supervivientes de Stalingrado (lo digo por las fanfarrias militares<br />

que surgen espontáneamente). SiO 2 es una pieza de sonido cristalino y cortante<br />

compuesta por el mismo Brodmann (1955) e inspirada por un pisapapeles con forma<br />

de montaña de vidrio que está sobre la mesa de su despacho. El Divertimento de Herr<br />

Schmidt (1959) es la primera gran pieza para cuarteto de percusión que estábamos<br />

esperando, y los Cabaza desempeñan su labor (por fin podemos apreciarla en su totalidad)<br />

de una manera espectacular en una composición que el autor define como<br />

puro entretenimiento visual y sonoro (recomiendo que ustedes acudan alguna vez a<br />

un concierto de cuarteto de percusión: las carreras, los gestos y la coreografía de los<br />

intérpretes suele ser algo muy impactante).<br />

Del finlandés Sven Tüür (1959) se nos ofrece otra pieza explosiva (en el buen sentido<br />

de la palabra, no en el que se viene utilizando últimamente), en la que en tres<br />

partes y durante doce minutos se exprimen al máximo las posibilidades del cuarteto.<br />

Se llama Motus II y en ella se alude a la idea de la percusión como algo flotante y en<br />

constante fluir.<br />

Nos encontramos pues ante un concierto in crescendo, no tan salvaje ni tan suave<br />

como los otros discos de boxeadores musicales que han aparecido últimamente y,<br />

por lo tanto, una buena opción para introducirse en el mundo de los golpes.<br />

Mel Smith Window<br />

EN EL OJO DE LA TORMENTA - Obras para percusión de Kiesewetter, Heider, Brodmann, Schmidt y Tüür /<br />

Cuarteto de Percusión Cabaza / CPO / Ref.: 999777-2 (1 CD) D5<br />

( 20 )<br />

ALFONSO V EL MAGNÁNIMO (1396-1458)<br />

El Cancionero de Montecassino<br />

Música religiosa y profana<br />

La Capella Reial de Catalunya<br />

Dir.: Jordi Savall<br />

ALIA VOX / Ref.: AV 9816 (2 CD) D10 x 2<br />

(-10% de descuento)<br />

[Oferta especial de lanzamiento]<br />

HARMONIE UNIVERSELLE<br />

Obras de Des Prés, Holborne, Marín, Bach,<br />

Cabanilles, Lully, Marais, Fontei, etc.<br />

Montserrat Figueras (canto)<br />

Hespèrion XXI ~ Le Concert des Nations<br />

La Capella Reial de Catalunya<br />

Jordi Savall<br />

ALIA VOX / Ref.: AV 9810 (1 CD)<br />

P.V.P. 1.295 ptas.-<br />

Blas Matamoro


Lieder, cánones y coros de Paul Hindemith,<br />

en un registro berlinés de WERGO<br />

Varios Hindemith,<br />

todos a cappella<br />

Hay en este CD varios Hindemith. Está el Hindemith que trabaja<br />

con poetas de su tiempo, en ocasiones de posturas políticas tan<br />

distintas como las de Bertolt Brecht y Gottfried Benn, con quienes<br />

compuso obras vocales operísticas o casi operísticas (El vuelo de<br />

Lindberg, con el primero; El incesante, con el segundo). Pero también<br />

aparece el Hindemith que se siente atraído por el pasado prerromántico,<br />

con textos de Klopstock y G. Keller. Y el<br />

que está fascinado ante el alemán antiguo<br />

de la baja Edad Media y el período<br />

de la Reforma (de los Minnesänger a<br />

Lutero). No se limita este Hindemith a la<br />

poesía compuesta originalmente en alemán,<br />

porque también escuchamos aquí<br />

poemas de Walt Whitman o Fitz-James<br />

O’Brien, en este último caso en traducción<br />

alemana del propio Hindemith.<br />

Destaca también el Hindemith especialmente<br />

propicio a los desafíos contrapuntísticos<br />

con pocos elementos y mucho<br />

desarrollo.<br />

Pero está presente, sobre todo, el que<br />

busca alternativas a la vanguardia mediante la construcción de una vanguardia<br />

propia (tratamiento de la voz, prosodia, recitado, declamación<br />

libre o sometida a anotación) y el Hindemith de vocación pedagógica,<br />

convencido de que «hacer música juntos» es una de las mayores bazas<br />

de la preponderancia musical alemana, y de que los coros a cappella<br />

suministran el material bruto esencial para las agrupaciones vocales de<br />

base.<br />

Es, en general, el Hindemith más austero, el que se ha liberado de<br />

determinados pesos orquestales en exceso coloristas y ha desnudado su<br />

inspiración de los oropeles de la instrumentación y de los excesivos<br />

cambios (o sorpresas) de carácter dinámico. El Coro de la Radio de<br />

Berlín demuestra ser un excelente instrumento para esta estética despojada.<br />

Curiosamente, es el británico Robin Gritton el que da vida y sentido<br />

a este repertorio de vocación y espíritu tan alemanes. Un disco de<br />

mucho interés que junto a tantos otros demuestra que en el siglo XX<br />

hubo muchos caminos.<br />

«<br />

Balcanización» se ha convertido con el<br />

tiempo, con el sangriento tiempo estriado<br />

de bombardeos y gritos de víctimas, en sinónimo<br />

de dispersión y querella sin fin. Pero su<br />

gente ha sido y es tan devota de la armonía<br />

como cualquiera de nosotros. Este compacto<br />

nos ayuda a aceptarlo. El autor croata Jakov<br />

Gotovac (1895-1982) y el serbio Marko<br />

Tajcevic (1900-1984) se reúnen felizmente en<br />

un mismo espacio gracias a los buenos oficios<br />

de la suprema diplomacia, la música.<br />

Ambos provienen de ese intenso movimiento<br />

de exploración folclórica que inicia en la<br />

Europa central la figura señera del húngaro<br />

Franz Liszt. Sus dos máximos relevos pueden<br />

ser Bartók y Enescu. Sin duda, nuestros balcánicos<br />

se encuentran más cerca del segundo. Tienen una formación<br />

académica de evidente solidez, de compostura tradicional y de querencia<br />

romántica tardía. También, cierto pudor en el tratamiento del<br />

color local. No hay en ellos el estallido fauve de la paleta orquestal<br />

rusa, ni la menor debilidad pintoresquista. Se diría que se aproxi-<br />

S.M.B.<br />

P. HINDEMITH: 26 Lieder, cánones y coros / Coro de la Radio de Berlín. Dir.: Robin Gritton<br />

/ WERGO / Ref.: WER 6642-2 (1 CD) D2<br />

( 21 )<br />

El Quinteto de Viena presenta dos importantes<br />

obras camerísticas de Max von Schillings<br />

Los arcos de<br />

Herr Von Schillings<br />

Max von Schillings (1868-1933) pertenece a esa<br />

zona conservadora y académica de la música alemana<br />

(Orff, Suder,<br />

Reinecke, Pfitzner) que rescató<br />

la monumental herencia<br />

del siglo XIX y la actualizó<br />

en lo mínimo, con tal<br />

de evitar la desazón y la dispersa<br />

variedad de las vanguardias.<br />

Fue también sutilmente<br />

nacionalista, no en el<br />

sentido folclórico de la<br />

palabra, sino por la intención<br />

de sustraerse a los<br />

vientos del este y a las<br />

modas de París.<br />

Schillings tuvo vigencia<br />

en su tiempo y desarrolló una obra variada de géneros que<br />

puede examinarse en otros compactos del sello CPO que<br />

contienen sus fantasías orquestales (999 404-2), su melodrama<br />

La canción de la bruja (999 233-2), su ópera Mona<br />

Lisa (999 303-2) y piezas para pequeña orquesta (999 233-<br />

2). Tuvo la tentación de hacer música alemana racial pero,<br />

por fortuna, la música no tiene raza, y sus compromisos,<br />

ciertamente antipáticos, con el naciente gobierno nazi<br />

(Schillings muere al llegar Hitler al gobierno) no intervienen<br />

a la hora de escuchar sus composiciones.<br />

En su música de cámara se delinea la poderosa sombra<br />

brahmsiana, por la extensión de sus arcos melódicos, sus<br />

soluciones de armonía y su arquitectura estructural. No es<br />

mala referencia y permite que lo percibamos como un<br />

músico aplicado y prudente, que pisa sobre seguro, no se<br />

arriesga y prefiere la solidez conocida a la aventura de<br />

rumbo incierto que escogieron, con distintos resultados,<br />

tantos de sus colegas en aquellos tiempos revueltos, sangrientos<br />

y fecundos del arte sonoro y de la civilización en<br />

general.<br />

B.M.<br />

M. VON SCHILLINGS: Cuarteto para cuerda en mi menor; Quinteto para<br />

cuerda en mi bemol mayor, op. 32 / Quinteto de cuerdas de Viena / CPO /<br />

Ref.: 999608-2 (1 CD) D5<br />

CPO publica un disco de poemas sinfónicos y danzas de un croata y un serbio de nuestro tiempo<br />

Ecos balcánicos<br />

man a las fuentes anónimas con una sobriedad<br />

española que recuerda a don Manuel de Falla.<br />

Cuentan asimismo con el gusto por los desarrollos<br />

breves y la insistencia rítmica del compositor<br />

gaditano.<br />

El folclorismo de estos músicos no es arqueológico<br />

sino imaginario. Si citan aires anónimos lo<br />

hacen por excepción. En general, inventan a la<br />

manera popular, a partir de lo que conocen<br />

como arte tradicional, pero se valen de sus<br />

sugestiones con libertad y personalidad.<br />

Ciertamente, el auge de las vanguardias y el<br />

experimentalismo los ha traspuesto, pero estos<br />

años posmodernos, eclécticos y proclives a los<br />

balances, los consideran nuevamente con interés.<br />

B.M.<br />

J. GOTOVAC: Poemas sinfónicos - Kolo, op. 12; Los labradores, op. 18; Guslar el violinista,<br />

op. 22; Ero; Balcanes, op. 16 - M. TAJCEVIC: 7 Danzas de los Balcanes / Radio-<br />

Filarmonía de la NDR de Hannover. Dir.: Moshe Atzmon / CPO / Ref.: 999724-2 (1 CD)<br />

D2


COL LEGNO publica Santi, segundo Concierto para piano de Jan Beran (n. 1959), en versión electrónica<br />

En fa mayor<br />

E<br />

l reciente fallecimiento de Iannis Xenakis, amén de significar una<br />

de las más dolorosas pérdidas sufridas por la música de nuestro<br />

tiempo, ha vuelto a poner de moda en los medios masivos de<br />

comunicación la cercanía entre música y matemáticas. Relación que es<br />

uno de los maridajes históricos tradicionales entre arte y ciencia desde<br />

los tiempos de Pitágoras y que, de no ser por el modo absolutamente<br />

inédito en que fue abordado por el admirable creador grecofrancés, no<br />

merecería la singularidad de lo novedoso. Uno, que ya peina canas (permítaseme<br />

hablar en primera persona), recuerda los lejanos tiempos en<br />

que don Pedro Puig Adam impartía matemáticas en un instituto madrileño<br />

de enseñanza media (el de San Isidro, en la calle de Toledo). Puig<br />

había sido discípulo (y colaborador) nada menos que de don Julio Rey<br />

Pastor, pero el franquismo le vetó la Universidad, injusticia de la que<br />

nos beneficiamos muchos bachilleres de la época (corrían tiempos en<br />

que existía el bachillerato y se aprendían en él cosas básicas e importantes:<br />

en las cuestiones de la enseñanza estamos infinitamente peor<br />

hoy que entonces, pero esa es otra historia). Cuando don Pedro murió,<br />

y no sin sorpresa para muchos, se celebró un pequeño concierto coral<br />

de piezas por el compuestas que, si no eran geniales ni innovadoras, sí<br />

acreditaban un conocimiento y un buen gusto musical incuestionables.<br />

Toda esta evocación viene a cuento de Jan Beran, checo nacido en<br />

1959, residente en Zurich desde los años ochenta (donde fue también<br />

campeón de tenis juvenil) y doctorado allí en matemáticas: como en el<br />

caso de Puig Adam, estamos frente a un matemático cuya afición dominante<br />

se articula en un dominio artístico sólo en apariencia ajeno a la<br />

actividad profesional por la que es públicamente conocido. Beran es<br />

una autoridad en sistemas de alta complejidad y métodos estocásticos,<br />

y ha publicado notable cantidad de artículos y un libro de referencia<br />

sobre la materia, pero su pasión por la música, a la que ha aplicado<br />

algunos de los principios teóricos de su trabajo, le está dando a conocer<br />

en otros ámbitos. Obras suyas como Aniseikonia, Cirri, Immaculate<br />

Concept o Hexagon han aparecido ya en conciertos y en grabaciones<br />

comerciales (Cirri, en concreto, está en Centaur Records). Aparece<br />

ahora su Segundo Concierto para piano y orquesta, titulado mediante la<br />

voz indostánic Santi, escrito en 1998 y cuya segunda versión, realizada<br />

exclusivamente por procedimientos electroacústicos, está editada por<br />

COL LEGNO.<br />

De atenernos a su apariencia inmediata, Santi sería un cruce entre el<br />

nuevo minimalismo y el retorno a la música meditativa de finales de los<br />

sesenta. La realidad es que estamos ante un curioso trabajo en que la<br />

improvisación se cimenta sobre un riguroso estudio del material que,<br />

como en otras obras del autor, explora ocasionalmente dominios atemperados<br />

y enharmonías (Cirri se basa en una división de la octava en 36<br />

microtonos iguales). Santi dilata una suerte de éxtasis sobre la pura<br />

materia sonora: la versión electrónica aquí presentada apura la exacerbada<br />

irrealidad de la obra, su distanciamiento, su estatismo. Hay un fino<br />

trabajo sobre el timbre y la densidad, de modo que las casi interminables<br />

pedales que constituyen el cuerpo de la composición presentan una<br />

rugosidad interior que evacúa todo efecto de saturación: sobre esas<br />

inmensas superficies casi enteramente inmóviles el piano planea ofre-<br />

n el tercer volumen dedicado a Kurt Atterberg, el músico y lampista,<br />

tenemos la Sinfonía nº 7, escrita en un año tan especialmente<br />

propenso al amor como el de 1941, y a ello se debe su<br />

sobrenombre de Romántica. Y qué vamos a decir de nuevo: aislada en<br />

su contexto histórico, la Séptima es una obra maestra en la que la idea<br />

de furia y rebelión contra los acontecimientos circundantes se manifiesta<br />

a través de una remotas danzas teñidas de trágico onirismo. Pero<br />

esa angustia vital, esa batalla interior, sólo se manifiesta sutilmente.<br />

Atterberg utiliza elementos de su expansiva Sexta, la mejor, pero su<br />

reflexión sobre la guerra tiene como conclusión que lo mejor es desprenderse<br />

de todo compromismo musical o ideológico y aislarse en la<br />

bolita de cristal que era la Suecia de la Segunda Gran Guerra.<br />

En la Octava el aislamiento ya es total: es la sinfonía más conservadora<br />

del electricista millonario. Compuesta en 1945, parece reflejar<br />

muy lejanamente los ecos de que algo está sucediendo por ahí fuera,<br />

pero la intensidad de esas ideas musicales desgarradoras y solemnes<br />

parece decirnos: «vamos a aguantar fieles a nuestro mundo». En el<br />

segundo movimiento ya se escuchan algunos zambombazos por ahí<br />

afuera, y huele un poco a quemado. Los jabones utilizados en las casas<br />

( 22 )<br />

ciendo aquí y allá retazos y reflejos<br />

de armonías lejanas o ensoñadas.<br />

Pese a su deliberado (y un tanto<br />

esquemático) «tibetanismo», Santi<br />

se aproxima a la concepción pictórica<br />

de un Rothko: la simplicidad<br />

es más aparente que real, y el colorido<br />

interno de su materia descubre<br />

irisaciones y sonoridades inesperadas.<br />

Dividido en tres movimientos<br />

de dilatadas proporciones<br />

(Prarthana, Sunrise in Tiger Hill,<br />

Santi, que oscilan entre los once minutos del central y los casi treinta de<br />

cada uno de los extremos), la composición se sitúa en los límites de<br />

aquéllo que razonablemente cabe definir como música: pero eso no la<br />

hace menos atractiva, si el oyente es capaz de arrojarse a su abismo<br />

interior. Toda la obra se inscribe en el ámbito acústico correspondiente<br />

a una cadencia perfecta (el inicio del movimiento central) y las pedales<br />

fa/do (que abren y cierran el texto) y si bemol/sol natural son la materia<br />

básica y, en cierto sentido (en el de la arquitectura, concretamente), casi<br />

única. A lo largo de un interminable proceso de sístole y diástole, el<br />

texto evoluciona hacia (y regresa desde) unas texturas uniformes que de<br />

modo paulatino avanzan hacia nuevas alturas y registros más acres e<br />

hirientes, dando paso a una relativa movilidad discursiva en la que la<br />

esporádica presencia del solista cataliza un despliegue y entrecruzamiento<br />

de material que tanto ofrece referencias consonantes y retazos<br />

cadenciales como parafrasea la apariencia quebrada y aperiódica del<br />

serialismo. El movimiento final implica una síntesis del material ofrecido<br />

en el primero y esa especie de impromptu (una elaboración de consonancias<br />

simples que desemboca en un larguísimo «re» que le pone<br />

fin) que sustancia el segundo, dilatando un fondo «orquestal» cuya inicial<br />

tersura evoluciona hacia una ondulación temporal en que se definen<br />

pulsos ocasionales más claramente isócronos. La presencia del<br />

piano, por su parte, asume un papel que, según se recorre el espacio<br />

sonoro (permítasenos esta metáfora de una experiencia que sólo de<br />

modo relativo puede definirse como «escucha») se sitúa en un ámbito<br />

de heterogeneidad que reclama, casi, el terreno del collage: lo que de<br />

él importa no es tanto la música que propone como el hecho de su disparidad<br />

con la textura en que se inserta. Con todo, ese movimiento de<br />

cierre (que en modo alguno es un desarrollo, sino otra cosa, en parte<br />

acumulativa y en parte difractada) carece, tal vez, de la monumentalidad<br />

del primero y del provocativo ingenuismo del segundo. Obra irregular,<br />

si se quiere, desesperante, pero también mórbida y fascinadora,<br />

Santi es, también, una radical interpelación sobre las ideas de tiempo,<br />

azar e improvisación.<br />

José Luis Téllez<br />

J. BERAN: Santi - Concierto para piano nº 2 (versión electrónica) / COL LEGNO / Ref.:<br />

WWE 20062 (1 CD) D1<br />

Prosiguen en CPO las integrales sinfónicas de Wilhelm Peterson-Berger (1867-1942) y Kurt Atterberg (1887-1974)<br />

Infierno o paraíso<br />

E<br />

suecas de clase alta comienzan a<br />

tener un curioso tacto y olor... ¿de<br />

qué estarán fabricados? Más vale<br />

no preguntarlo: vivamos caminando<br />

por nuestros bosques y dando<br />

de comer a nuestros cervatillos.<br />

Las danzas entran en el tercer<br />

movimiento, qué mejor manera de<br />

permanecer ajeno a todo lo que<br />

pasa en el mundo que bailar hasta<br />

desfallecer. En el cuarto movimiento,<br />

un tema solemne y brioso nos<br />

induce a pensar en la supervivencia<br />

de las tradiciones y el talante suecos frente a las adversidades mundiales<br />

(parece ser que ellos también dicen tener esto del «seny»). Si<br />

ambas sinfonías son magníficas, sobre todo la Séptima, lo que pretendo<br />

decir con todo esto es que cierto compromiso, cierta denuncia o,<br />

como mínimo, cierta comunicación -por no decir que cierta innovación<br />

tras ocho sinfonías e inspirado por el horror de la guerra- no le


WINTER & WINTER presenta Vivi felice!,<br />

una peculiar aproximación de Anzellotti al rococó<br />

Scarlatti agitanado<br />

Teodoro Anzellotti ya sorprendió en 1998 con un disco dedicado a la música de<br />

Satie, y ahora vuelve a asombrar con una obra consagrada a ciertos movimientos<br />

de algunas de las sonatas más célebres de Scarlatti. Puede que la propuesta<br />

escandalice a los acostumbrados a las versiones canónicas, pero el acordeonista italiano<br />

no da un paso sin justificar. En esta ocasión,<br />

su tesis descansa sobre la idea de que la música de<br />

los gitanos andaluces y, en particular, los melismas<br />

típicos del cante jondo influyeron en Scarlatti<br />

incluso más de lo que suele admitirse.<br />

Al amparo de esta teoría, el influjo de su segunda<br />

esposa, una gaditana con quien se casó en alguna<br />

fecha indeterminada entre 1740 y 1742, provocó<br />

que el compositor diversificara sus intereses y, sin<br />

perder de vista los avances técnicos y estéticos<br />

producidos en su país, empezara a beber de fuentes<br />

gitanas (no debe olvidarse que Cádiz es la<br />

patria chica del fandango) para experimentar con<br />

nuevas formas híbridas.<br />

Este es el escenario que Anzellotti elige para situar la acción. El atrevimiento del<br />

acordeonista se entiende una vez comprobado que su carrera se cimenta, precisamente,<br />

en la experimentación rigurosa y en la aceptación de retos estimulantes.<br />

Compositores de la talla de Berio, Kurtág, Rihm, Sciarrino y Kagel (cuya música para<br />

acordeón y teclado también ha grabado para WINTER & WINTER) han alimentado su<br />

curiosidad dedicándole obras que, además, han puesto a prueba su resistencia y calidad<br />

interpretativa. También en este nuevo disco los resultados demuestran que<br />

Anzellotti es el hombre adecuado para empresas de alto riesgo. En Vivi Felice!, su virtuosismo<br />

técnico le permite seguir sin problema la escritura scarlattiana más intrincada<br />

y su expresividad a flor de piel consigue insuflarles un delicioso aliento popular. El<br />

Scarlatti que canta a través del fuelle de Anzellotti tiene la virtud de sonar familiar y<br />

rupturista al mismo tiempo.<br />

Federico González<br />

VIVI FELICE! - Selección de obras de Domenico Scarlatti transcritas para acordeón / Teodoro Anzellotti (acordeón)<br />

/ WINTER & WINTER / Ref.: 910062-2 (1 CD) P.V.P. 2.995 ptas.-<br />

vendrían mal a nuestro adinerado compositor.<br />

Así, en esta ocasión, preferimos el CD<br />

dedicado a la Cuarta de Peterson-Berger,<br />

compuesta en 1929. Ya de antemano el<br />

severo crítico wagneriano nos señala que<br />

se trata de una ampulosa descripción programática<br />

de la historia de la ciudad de<br />

Estocolmo (el sobrenombre Holmia se<br />

refiere al origen latino de la ciudad), así<br />

que descartamos desde un primer momento<br />

cualquier vanguardismo, y eso nos pone<br />

tranquilos.<br />

Peterson-Berger, a pesar de su mala<br />

reputación de persona desagradable, antipática<br />

y wagneriana, escribe unas sinfonías<br />

que, contando y todo con una imponente<br />

masa orquestal, resultan encantadoras<br />

por lo naïf de sus motivos, el casi infantil<br />

empaste orquestal y cierto orientalismo<br />

que no sabemos a qué responde (siempre<br />

representado por unos arpegios combinados<br />

de arpa y piano). De manera metafórica,<br />

Atterberg es el profesor que hace callar<br />

y que expone la lección solemnemente.<br />

Peterson-Berger es la profesora sueca y<br />

pizpireta de la que algunos se ríen pero<br />

con la que aprendes mucho.<br />

Como complemento, una encantadora<br />

suite de su «Obra de teatro cantada» (ah,<br />

pero eso ¿no es una ópera?), La historia de<br />

la Bella Durmiente, una música algo<br />

decimnónica pero la verdad es que hermosísima;<br />

y la algo decadente -y por ello<br />

encantadora- suite de Las flores de Fröso,<br />

piezas pianísticas en miniatura compuestas<br />

en 1896 y que nuestro ogro orquestó<br />

en 1934.<br />

Por supuesto, orquestas, directores e<br />

interpretaciones magistrales en ambos<br />

Cds. Sinfonismo apartado del mundo real,<br />

pero que cuando se agita en su bolita deja<br />

caer preciosos copos de nieve artificial.<br />

( 23 )<br />

M.S.W.<br />

W. PETERSON-BERGER: Sinfonía nº 4 en la mayor;<br />

Suite nº 1, Las flores de Frösö; Suite orquestal,<br />

Historia de la Bella Durmiente / Orquesta Sinfónica<br />

de Norrköping. Dir.: Michail Jurowski / CPO / Ref.:<br />

999669-2 (1 CD) D2<br />

K. ATTERBERG: Sinfonía nº 7, op. 45, Romantica;<br />

Sinfonía nº 8, op. 48 / Orquesta Sinfónica de la<br />

Radio de la SWR de Stuttgart. Dir.: Ari Rasilainen /<br />

CPO / Ref.: 999641-2 (1 CD) D2<br />

También disponibles volúmenes anteriores<br />

de Atterberg y Peterson-Berger.<br />

Solicite catálogo gratuito.<br />

Le saxophone et le jazz: un inusitado<br />

disco en el catálogo RICERCAR<br />

La voz solitaria<br />

del saxofón<br />

El saxofón, y más concretamente el tenor, es el<br />

único instrumento capaz de disputar a la<br />

trompeta la supremacía en el jazz. Su perfil<br />

sinuoso, cargado de llaves, muelles y varillas que<br />

parecen formar el sistema nervioso de una criatura<br />

fantástica, ha sido utilizado hasta la saciedad no<br />

sólo por sus originales cualidades sonoras sino<br />

también por su rutilante atractivo visual. Sin<br />

embargo, los saxofones todavía eran todavía objetos<br />

extraños en la Nueva Orleans de principios del<br />

XX: la polifonía típica de la ciudad se basaba en<br />

un endiablado diálogo a tres voces entre cornetas,<br />

trombones y clarinetes. El saxo todavía no contaba<br />

entonces<br />

para nadie pero,<br />

pese a salir<br />

rezagado, su<br />

carrera ha sido<br />

tan meteórica<br />

que lleva<br />

años gozando<br />

del privilegio<br />

de ser el instrumento<br />

ideal para desarrollar<br />

una<br />

sonoridad<br />

personal y reconocible<br />

al instante.<br />

Y ese es justamente el valor más apreciado por<br />

los jazzmen que empezaron a utilizarlo, primero<br />

como instrumento de apoyo al colectivo y luego<br />

como ente autónomo de pleno derecho. Sidney<br />

Bechet fue sin duda su primer representante de<br />

importancia y Coleman Hawkins su mejor valedor<br />

en el salto hacia la modernidad. A este último se<br />

debe precisamente una de las grabaciones clásicas<br />

sin acompañamiento rítmico (Picasso, 1948).<br />

Después, las innovaciones de Anthony Braxton<br />

con su determinante For Alto (1969), y la de otros<br />

vanguardistas contribuirían a crear la idílica situación<br />

actual. Con toda seguridad, hoy no existe una<br />

familia instrumental más numerosa, diversificada,<br />

próspera y respetada en el jazz.<br />

Lo que Steve Houben propone en este disco<br />

supone un compendio actualizado del saxo a partir<br />

de Charlie Parker (creador principal del bebop<br />

y uno de los genios reconocidos del jazz). El texto<br />

de la carpetilla del disco, perteneciente a la serie<br />

que RICERCAR está dedicando a ciertos instrumentos,<br />

incluye una larga y bien documentada<br />

historia del saxofón, pero no informa acerca del<br />

intérprete. No hace falta tener delante el currículo<br />

de Houben para darse cuenta de que es un saxofonista<br />

experto, respetuoso con las melodías y fluido<br />

en los desarrollos improvisados. La calidad del<br />

repertorio está garantizada por clásicos como Out<br />

Of Nowhere, You Must Believe In Spring y All The<br />

things You Are, de modo que para recomendar el<br />

disco a especialistas y curiosos en general sólo<br />

resta advertir que la resonante toma de sonido,<br />

efectuada en una iglesia del siglo XIII, Notre-<br />

Dame de Centeilles, no es para todos los gustos y<br />

que Houben opta en algunas piezas por la técnica<br />

de grabación en multipista para duplicar o triplicar<br />

la voz de su saxo alto.<br />

F.G.<br />

LE SAXOPHONE ET LE JAZZ - Obras de Maschwitz, Kern,<br />

Wilder, Mandel, Rosolino, Noble, Fain, Loesser, etc. / Steve<br />

Houben (saxofón alto) / RICERCAR / Ref.: 531012 (1 CD) D2


AMBROISIE presenta lo más nuevo de Teresa Berganza: integral de Tonadillas de Granados y Canciones de Guridi<br />

Fue en 1962, pero yo lo supe bastante después. Ella ya era objeto preciado<br />

del exilio interior pero también de los gerifaltes del poder. Y en<br />

medio de aquellos besamanos de Francos, de zarzuelazos maravillosos,<br />

de felicidad y facilidad, se la lleva el vasco. Opta por la izquierda.<br />

Prevalece el padre, Guillermo, republicano, preso del régimen, sobre<br />

el ji ji ja ja de los cincuenta madrileños. Ella se esfuma de España y<br />

recorre el mundo bajo custodia euskalduna. Callas le dice Adalgisa,<br />

Italia le dice Violetta, Viena le dice Octavian. Ella mira hacia el piano.<br />

El pelotari mueve la cabeza en señal de negativa. En cuatro años es la<br />

mejor rossiniana y la mejor mozartiana del universo. Ella canta en euskera<br />

y canta una canción de Lavilla en la fiesta del Murciélago de Karajan.<br />

Graba disco tras disco y la crítica y el público mundiales se rinden ante el<br />

milagro.<br />

Y llega 1962. La Decca considera suficientemente garantizada a la estrella<br />

con sus bombazos de Berganza Sings Rossini, Berganza Sings Mozart Arias<br />

y Berganza Sings Eighteenth Century Arias y da el paso. Es verdad que ella<br />

había grabado ya para la Columbia tres LP de canciones españolas, dos de<br />

los cuales con el vasco. Pero se trata del lanzamiento internacional de<br />

Teresa Berganza cantando repertorio español acompañada de Félix Lavilla.<br />

El producto ha de ser aderezado para el paladar cosmopolita con la inimitable<br />

cara A, de Cesti, Cherubini, de Scarlatti. Pero el milago está en la cara<br />

B: Berganza canta Granados y canta Guridi (y canta Turina y canta Lavilla).<br />

La lista de discos a llevar a una isla desierta incorpora una gema a su colección,<br />

una festividad sacra a su hagiografía, una cadena áulica de espasmos<br />

físico emocionales a la historia de la erótica musical.<br />

Esa placa de vinilo, casi reducida al estado de polvo negro de tanto<br />

escuchar y escuchar, está aún en mi anaquel. Berganza, ligeramente bizca,<br />

me mira con mantilla y peineta. No puede ser más goyesca. (Era la maja<br />

de Goya soñada por Menotti: para ella y el majo Plácido escribió la ópera;<br />

Teresa, para variar, le dejó esperando). Yo pensé entonces, escuchándola<br />

ser madrileña por dictado de un catalán y castellana por dictado de un<br />

vasco, que era imposible cantar mejor. Y escuchando a Lavilla (que por<br />

entonces acompañó a Bergonzi), que era imposible acompañar mejor, con<br />

perdón de Gerald Moore y otros ilustres menos levanta-piedras y menos<br />

come-bacalao.<br />

Catorce años después la Deutsche Grammophone los reunió por última<br />

vez. Berganza cantó, si todavía fuese posible, mejor a Granados, mas<br />

mujer, más dramática, más sufriente; se echaba de menos la sensualidad<br />

joven del portamento sobre la frase «ni en la Florida», pero el «Oh, muerte<br />

cruel» era desgarrador y hasta cierto punto terrorífico.<br />

Y luego transcurrieron otros 24 años. Berganza cantó, dejó los escenarios,<br />

se limitó al concierto, fue reina de los bises (y emperatriz de las secciones<br />

principales), y entre tanto Haydn, Moussorgsky, Massenet, Bizet,<br />

Haendel, Monteverdi, Offenbach, habló cada vez más. La voz nasal, velada,<br />

inimitable, que sólo puede escucharse a diario si se desea llamar a su<br />

teléfono de El Escorial (hay quienes lo hacen nada más que para dialogar<br />

con ese contestador anónimo). Pero el disco comercial no ha guardado<br />

más que palabras francesas (Carmen, La Perichole). No habla en castellano<br />

en LP ni CDs, Teresa Berganza, nacida en Madrid un 16 de marzo de la<br />

gloriosa República. Y hete aquí que a 24 años del DGG y a 38 del Decca,<br />

Berganza canta, como nunca, a Granados, pero también lo habla.<br />

¿Y a quién o quiénes le debemos esta nueva revelación de Santa Teresa?<br />

En primer lugar creo yo al Cello Octet Conjunto Ibérico, que dirige Elías<br />

Arizcuren, y luego al sello AMBROISIE. Tal vez el orden sea inverso. La<br />

agrupación de marras es un prodigioso ensemble de violonchelos que<br />

envuelve, sostiene, da muelle, colchón, a la Grande. A veces es sutilísimo<br />

y emocionante como en El mirar de la Maja, otras es introducción tremendista<br />

como en «Oh, muerte cruel», casi supliendo<br />

-lo cual es muchísimo decir- los acordes admonitorios<br />

de Lavilla en el 76, y permitiendo que el drama<br />

cansado de la mujer ya mil veces destrozada se deslice<br />

hasta recostarse sobre los acordes tenidos que son<br />

RECITAL TERESA BERGANZA - Alma de España - E. GRA-<br />

NADOS: 12 Tonadillas - J. GURIDI: 6 Canciones castellanas<br />

- M. DE FALLA: El amor brujo (versión instrumental) / Teresa<br />

Berganza (mezzo) / Octeto de violoncellos Conjunto<br />

Ibérico. Dir.: Elías Arizcuren / AMBROISIE / Ref.: AMB 9908<br />

(1 CD) D2<br />

La maja eterna<br />

(o Berganza Talks)<br />

por Gustavo Tambascio<br />

a un tiempo balaustrada y diván para su pena. O esperarla hasta que<br />

en «De aquel...», su voz salga como un instrumento más (ya sé que<br />

suena a lugar común, pero si se ha escrito durante 45 años sobre la<br />

calidad instrumental de la voz de Berganza y usando palabras como<br />

viola o como cello para qué vamos a querer inventar lo ininventable)<br />

del seno del conjunto para evocar el «majo amante que fue mi gloria».<br />

La voz está asombrosamente intacta y la inteligencia de su uso<br />

debiera sentar cátedra; el tiempo la ha sombreado, la ha ahumado,<br />

añejado. Berganza es ahora amontillado, una vez que ha sido para<br />

gloria del canto oporto ruby y tawny, oloroso Canasta y Alfonso,<br />

Pedro Ximénez y a veces Pale Cream. De allí que todo es ganancia<br />

del tiempo. En «Dos horas ha que callejeo» es la veterana del trote<br />

que mira de reojo al chullillo, como una Dietrich de media sonrisa,<br />

con una ironía cansina y demoledora. Y en «De aquel majo amante»<br />

es la memoria, es la nostalgia de todos los hombres que han pasado,<br />

golpeando o sin golpear. Pero lo más grande de esta versión en tantos<br />

sentidos única, son las adiciones. (Recuérdese que Berganza<br />

nunca había grabado la serie completa de tonadillas.) El majo olvidado<br />

no es sólo lo mejor de todo el registro, es una de las cosas más<br />

extraordinarias que Berganza ha cantado jamás, convirtiendo su voz<br />

de nebulosa en nube que se disipa sobre los cellos, que aletea, que<br />

trabaja como nadie en el mundo el pianissimo dramático, la media<br />

voz y el canto a fior di labbra cargados de sentido y emoción, la voz<br />

inmaculada surge para la segunda estrofa casi imperceptible y los<br />

cellos tocan quedísimo. Cuando Berganza dice «piensa en mí», está<br />

todo: desde Tennessee Williams hasta Almodóvar. Un siglo de emociones.<br />

Los suspiros de Berganza remiten acaso a Muzio en los años<br />

30. No existe nadie capaz de transfigurar el sonido en el juego de las<br />

sutilezas, de reinventar la palabra sufrir, de sufrir sufriendo y de cantar<br />

cantando, para cantar sufriendo. Hay ecos de despedida mahleriana<br />

y straussiana, pero no en Granados, sino en la gran sombra que<br />

habita hoy la antesala del Monasterio, la penitente de El Escorial.<br />

¡Berganza, sombra de nuestras sombras! ¿Dónde estás, Teresa!<br />

¿Dentro de Granados, o en los huesos de Guridi? ¿Cómo te fundes<br />

con aquellos muros y dices y cantas por primera vez para nosotros<br />

en el disco El mirar de la maja, con la sapiencia, con la voluptuosa<br />

tristeza, pero con el orgullo de haber sido y de ser? Como dijo una<br />

vez Callas en París: ¿Sola yo, en medio de tantos recuerdos?.<br />

Viaje emocional único, acompañado por ocho músicos excepcionales,<br />

vuelta a los orígenes. Vuelta de tuerca berganziana: Las<br />

currutucas modestas se canta a dúo con Cecilia Lavilla, esa especie<br />

de espejo físico de Berganza jovenzuela. Cecilia es la hija del vasco.<br />

Y el apellido Arizcuren, ¿no será por casualidad vasco? El que no<br />

compre este CD es un insensato o un enemigo jurado de Teresa.<br />

¿Y qué del romanticismo con que Teresina canta Guridi, en todo<br />

lujo de portamentos y apoyaturas, regalándonos Allá arriba en aquella<br />

montaña y Sereno, dos castellanas que no estaban en sus anteriores<br />

homenajes al autor de El Caserío? Los cellos son magníficos en la<br />

apertura de Sereno, mareantes y desconcertantes hasta que Teresa<br />

grita «¡Sereno!» y de pronto nos trasporta a su juventud y a nosotros<br />

a las nubes. Canta con una extraordinaria serenidad No quiero tus<br />

avellanas; está amortiguada, subdued en «hermosa paloma», y aún<br />

puede acunar a un par de amantes, como de hecho lo hizo desde el<br />

atalaya branganiano de su vinilo hace años, en Mañanita de San<br />

Juan. Al llamar con el pañuelo al toro es ahora, sin embargo más<br />

duquesa madura en lidia que chica enamorada de maletilla.<br />

¿Y cómo habla Berganza en la historia de la<br />

duquesa?: habla como siempre, con la misma<br />

naturalidad con que dice Garbo sus primeras<br />

palabras en el cine. La Metro había publicitado<br />

Anna Christie con el eslogan Garbo talks y<br />

todos con el corazón en la boca esperaron a<br />

la esfinge. No pronunció palabras divinas,<br />

dijo: «Dame un whisky, ginger ale al lado, y<br />

no seas rácano». Palabras de la vida, y aunque<br />

Teresa discurre por los enfatismos de<br />

Periquet, es la misma Teresa que un día<br />

puede decirte: «¿Qué tal, chati?» Pequeña, y<br />

a la vez gigante.<br />

Aconsejo llegar a su ventana y palpitar tras la<br />

piedra cuando ella diga: «Coge niña la enramada,<br />

que la noche está serena y la música<br />

resuena en lo profundo del mar».<br />

Edita y realiza: DIVERDI, S.L. - Imprime: ESTUDIO - Dep. legal: M-10066-94

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!