tratamiento

TRATAMIENTO
ALGO QUE NOS DIFERENCIA
DE NUESTROS PREDECESORES
ES EL TIPO DE PACIENTES
QUE ATENDEMOS
Con todo esto, la pregunta que habría que responder
es:
¿Qué avances tecnológicos debemos incorporar
a nuestra práctica diaria y cuándo
para que su repercusión sea positiva?
La respuesta, no es fácil…
Algo que nos diferencia de nuestros predecesores
es el tipo de pacientes que atendemos.
Aunque los objetivos deontológicos sean similares
no hay que olvidar que los conocimientos, derechos
y exigencias de los pacientes actuales difieren
bastante de los de épocas pasadas. Hoy, es
fundamental la protección del paciente. Todo paciente
debe ser tratado de la mejor manera posible
y además debe ser convenientemente informado
de ello. Nuestros pacientes también son
clientes y están protegidos por las leyes del Derecho…
No podemos “poner en práctica” en ellos
nuevas tecnologías instrumentales o materiales
sin que previamente no hayan demostrado su eficacia
y seguridad. ¡Lógico!
Hace no muchos años la incorporación de nuevas
tecnologías o nuevos productos se hacía
de manera práctica. Se desarrollaba una curva de
aprendizaje más o menos afortunada y, si el avance
funcionaba, se aplicaba. Si no funcionaba, se
volvía a lo anterior, pero con un alto coste: inversión
frustrada y tratamientos fracasados…
Hoy en día esta filosofía no es ética, es ilegal
y además supone un riesgo profesional grave. No
podemos “experimentar” nuevos avances tecnológicos
o aplicar nuevas técnicas o materiales en
nuestros pacientes sin haber comprobado previamente
por otros medios que estos son eficaces
y seguros. La consulta odontológica no es
un medio adecuado (por muchas circunstancias)
para arriesgar.
Afortunadamente, en la actualidad los medios
formativos y de difusión son globales. El acceso
a la información y, por tanto, a la formación es
relativamente sencillo y universal. Además, la
metodología científica y los criterios metodológicos
hacen que la investigación, desarrollo e
innovación se basen en criterios de evidencia y
excelencia, y todo ello se plasme en avances tecnológicos
aplicables a la profesión dental de manera
segura. Por tanto, es “relativamente sencillo”
incorporar a la práctica odontológica los
avances tecnológicos y comprobar su eficacia
mediante análisis comparativos fiables tanto en
el ámbito clínico como universitario.
Por tanto, podríamos responder a la pregunta
diciendo que debemos incorporar las nuevas
tecnologías probadas y contrastadas, las
que ofrezcan avances en el diagnóstico y
mejoras en los tratamientos y repercutan positivamente
en la calidad terapéutica aplicada,
y, por tanto, en el prestigio profesional.
Y debemos incorporarlas cuanto antes.
¿Por qué? ¿Cuál es la repercusión en nuestra
profesión?
Porque mejora el diagnóstico
Desde hace más de 10 años, la tecnología digital
se utiliza en el diagnóstico radiológico. La radiovisiografía
(RVG) o la aplicación de ortopantomógrafos
digitales, o los primeros tomógrafos, han
hecho que las dosis de radiación sean cada vez
menores y que la calidad de la imagen se optimice
sustancialmente, con lo que el diagnóstico
se ve beneficiado. Además, la rapidez, capacidad
de almacenaje y ausencia de residuos tóxicos hacen
que sean técnicas deseables en Odontología
general.
Esta evolución ha desembocado en las actuales
técnicas tomográficas para el diagnóstico y
planificación de los tratamientos implantológicos
u ortodóncicos. Los tomógrafos de cono corto
permiten tener una visión tridimensional casi
real de las características anatómicas que
permiten realizar diagnósticos muy precisos, donde
las posibilidades de error se minimizan y la planificación
de los tratamientos se vuelve una tarea
mucho más predecible.
Porque mejora el tratamiento
odontológico
El láser se aplica en la profesión dental desde
hace dos lustros. Sus aplicaciones terapéuticas
son múltiples en casi todas las especialidades,
con una buena aceptación por parte de profesionales
y pacientes. La rapidez, precisión y,
en ocasiones, la ausencia de ruido (al contrario
que turbinas o contra-ángulos), hacen que
54 DENTAL PRACTICE REPORT www.dentalpractice.es GUÍA DE TECNOLOGÍA DENTAL 2011